AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Caso 23 archivo 2 : El espionaje (Maelle)
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Caso 23 archivo 2 : El espionaje (Maelle)
Recuerdo del primer mensaje :
Viernes 4:30 PM.
Según los registros recolectados para la investigación del caso, el asesino en serie, atacaba a sus victimas los viernes por la noche, en la estación habían pensado en enviar varios agentes al orfanato para vigilarlo, pero Aifric había convencido a su superior que enviar agentes era alertar a la población y demostrarle también al asesino que habían descubierto su modo-operandi. El factor sorpresa era algo que debían mantener de lado de ellos, puesto que aún no se determinaba la naturaleza del culpable.
Salió vestido como siempre, con su largo gabán gris y por debajo el elegante traje que solían llevar los agentes. Se había guardado un frasquito de agua bendita, bendecida por el mismísimo papa del vaticano, dos estacas de madera, una cadena de plata y su revolver Colt Dragoon del 44.
Cuando arribó al Orfanato, buscó inmediatamente la oficina de la profesora Maelle , no le importaba que todos le vieran llegar, planeaba transformarse en gato luego y pedirle a la profesora que dijera que se había ido al cabo de un rato si alguien preguntaba, quedándose como gato, nadie sospecharía que era la misma persona y de esa manera podría dejar sus armas y sus ropas en la oficina de la mujer, así en caso de necesitarlas, podría usarlas rápidamente.
Aifric tenía varias cartas bajo la manga, no sólo como detective capacitado y entrenado para el trabajo, sino como cambia formas, si bien se convertía en simple gato, también tenía otras dos transformaciones que podrían coger desprevenido a cualquiera. Uno no se enfrentaba a un tigre alvino de 100 kilos todos los días...
Viernes 4:30 PM.
Según los registros recolectados para la investigación del caso, el asesino en serie, atacaba a sus victimas los viernes por la noche, en la estación habían pensado en enviar varios agentes al orfanato para vigilarlo, pero Aifric había convencido a su superior que enviar agentes era alertar a la población y demostrarle también al asesino que habían descubierto su modo-operandi. El factor sorpresa era algo que debían mantener de lado de ellos, puesto que aún no se determinaba la naturaleza del culpable.
Salió vestido como siempre, con su largo gabán gris y por debajo el elegante traje que solían llevar los agentes. Se había guardado un frasquito de agua bendita, bendecida por el mismísimo papa del vaticano, dos estacas de madera, una cadena de plata y su revolver Colt Dragoon del 44.
Cuando arribó al Orfanato, buscó inmediatamente la oficina de la profesora Maelle , no le importaba que todos le vieran llegar, planeaba transformarse en gato luego y pedirle a la profesora que dijera que se había ido al cabo de un rato si alguien preguntaba, quedándose como gato, nadie sospecharía que era la misma persona y de esa manera podría dejar sus armas y sus ropas en la oficina de la mujer, así en caso de necesitarlas, podría usarlas rápidamente.
Aifric tenía varias cartas bajo la manga, no sólo como detective capacitado y entrenado para el trabajo, sino como cambia formas, si bien se convertía en simple gato, también tenía otras dos transformaciones que podrían coger desprevenido a cualquiera. Uno no se enfrentaba a un tigre alvino de 100 kilos todos los días...
Re: Caso 23 archivo 2 : El espionaje (Maelle)
Nunca tenía algún tipo de contacto con hombres, en realidad tenía poco contacto con personas adultas, los únicos que generalmente me abrazaban eran los niños que cuidaba o mi familia, y ahora Aifric apenas había puesto sus manos en mis hombros y yo pensé que las piernas se me habían convertido en dos hebras de lana. Débil, así es como me sentía y así habría continuado de no ser porque él notó algo en el zapato del hombre.
Por un lado agradecí que rompiera la cercanía entre nosotros y por otro maldije, aunque era algo que rara vez hacía, pero ahora tenía aún más intenso el olor de él en mi memoria. Y lamentablemente para mi, estaba unido al recuerdo de su cuerpo desnudo. Tenía que calmarme y el hacer como que me concentraba en la muestra de polvo me daría el tiempo para respirar profundo y evitar su mirada.
-Did you know what kind of pownder is? - no alcancé a intentar pensarlo un poco más cuando él reveló la respuesta, fue como si todo se encajara a la perfección en una especie de puzzle. -I think... - en realidad no estaba segura quién se encargaba de eso en la iglesia, ¿qué pasaba si daba un nombre e inculpaba a alguien inocente? No podría hacerlo, necesitaba estar segura primero. Había visto a un par de hombres pintando pero ni siquiera recordaba sus rostros.
Abrí los ojos y casi no terminé de escuchar sus palabras al salir corriendo de ahí, sabía que nadie andaba cerca así que no sospecharían de mi agilidad, llegué donde los niños dormían y antes de entrar divisé por el rabillo de mi ojo unas sombras no muy lejos de donde estaba, desvié mi camino hacia ellos y noté que era un hombre, desconocido, que tenía en sus brazos a uno de los pequeños. El grito que salió de mi garganta fue tan intenso que dude que alguien pudiera quedar despierto después de eso - AIFRIC!! AIFRIC!! AIFRIIIIIIIIC!!- comencé a llamarlo insistentemente, sin importarme etiquetas o algo parecido, sólo esperaba que pudiera llegar a tiempo.
Por un lado agradecí que rompiera la cercanía entre nosotros y por otro maldije, aunque era algo que rara vez hacía, pero ahora tenía aún más intenso el olor de él en mi memoria. Y lamentablemente para mi, estaba unido al recuerdo de su cuerpo desnudo. Tenía que calmarme y el hacer como que me concentraba en la muestra de polvo me daría el tiempo para respirar profundo y evitar su mirada.
-Did you know what kind of pownder is? - no alcancé a intentar pensarlo un poco más cuando él reveló la respuesta, fue como si todo se encajara a la perfección en una especie de puzzle. -I think... - en realidad no estaba segura quién se encargaba de eso en la iglesia, ¿qué pasaba si daba un nombre e inculpaba a alguien inocente? No podría hacerlo, necesitaba estar segura primero. Había visto a un par de hombres pintando pero ni siquiera recordaba sus rostros.
Abrí los ojos y casi no terminé de escuchar sus palabras al salir corriendo de ahí, sabía que nadie andaba cerca así que no sospecharían de mi agilidad, llegué donde los niños dormían y antes de entrar divisé por el rabillo de mi ojo unas sombras no muy lejos de donde estaba, desvié mi camino hacia ellos y noté que era un hombre, desconocido, que tenía en sus brazos a uno de los pequeños. El grito que salió de mi garganta fue tan intenso que dude que alguien pudiera quedar despierto después de eso - AIFRIC!! AIFRIC!! AIFRIIIIIIIIC!!- comencé a llamarlo insistentemente, sin importarme etiquetas o algo parecido, sólo esperaba que pudiera llegar a tiempo.
Maëlle A. Sloan- Cambiante Clase Media
- Mensajes : 110
Fecha de inscripción : 21/10/2010
Edad : 51
Re: Caso 23 archivo 2 : El espionaje (Maelle)
El asesino era un profesional. Todos se empeñaban en llamarle psicópata, pero él era un profesional. Desde siempre fue criticado por todos, inclusive su madre a quien odiaba por no amarle de igual manera a como él la amaba. La puta siempre prefería estar con ese hombre que decía ser su padre y por eso un buen día, había tenido que mandarlo a dar un paseo al infierno. Pero aún así su madre no le amo más, como el esperaba, si no que le había denunciado con la policía ¡Desagradecida! El la amaba como ningún otro hombre alguna vez podría haberla amado y ella no entendía aquello, no lo entendía. Por eso había tenido que desaparecer.
Oh madre, desapareciste de este mundo, pero estás aquí conmigo, te traigo siempre guardada.
Violar niñas era una de sus actividades favoritas. Entre más jóvenes mejor, cuando robaba su pureza se sentía más poderoso, era la pureza que madre había perdido con ese maldito imbécil. Hacía años que una mujer le había mordido en el cuello y le había dado el don oscuro, un don que merecía por supuesto, él era inteligente, hermoso y ahora poderoso, nada ni nadie podría detenerlo en Paris, ciudad a la que hacía poco había arribado. Cuando se sintiera satisfecho, se movería a otra ciudad, así era como funcionaba siempre.
Había enviado a un conejillo de indias. Para que los idiotas de la policía siguieran el rastro falso, siempre lo hacían y él siempre lograba escapar, porque era poderoso y el mejor, pero nunca se esperó que la profesora fuera a aparecerse en el lugar y mucho menos a gritar de esa manera tan desesperante. ¿A quien llamaba? ¿Era ese el nombre de algún policía? Debía ser el mismo que estaba merodeando desde hacía días por los lugares en los que él solía estar, le había divisado desde lejos y le había olfateado. Al igual que la profesora olían como los pulgosos.
- ¡Calla! - Gritó él, corriendo hacía ella y tomándola fuertemente por los brazos, soltando a la niña que planeaba raptar, la niña cayó al suelo y gateó llorando intentando escapar - ¡Calla tu también! - Agregó fulminando a la pequeña con sus pequeños ojos inyectados en sangre. La calva en su cabeza, brilló tenuemente con la luz de la luna y sus dientes amarillosos desfilaron en su boca formando una sonrisa demente – Cambiaré el menú está noche -
(( manejaré a ambos pjs al asesino y a Aifric esta es la apariencia del asesino:
http://www.comixconnection.com/uploaded_images/ManWhoLaughs-726961.jpg ))
Oh madre, desapareciste de este mundo, pero estás aquí conmigo, te traigo siempre guardada.
Violar niñas era una de sus actividades favoritas. Entre más jóvenes mejor, cuando robaba su pureza se sentía más poderoso, era la pureza que madre había perdido con ese maldito imbécil. Hacía años que una mujer le había mordido en el cuello y le había dado el don oscuro, un don que merecía por supuesto, él era inteligente, hermoso y ahora poderoso, nada ni nadie podría detenerlo en Paris, ciudad a la que hacía poco había arribado. Cuando se sintiera satisfecho, se movería a otra ciudad, así era como funcionaba siempre.
Había enviado a un conejillo de indias. Para que los idiotas de la policía siguieran el rastro falso, siempre lo hacían y él siempre lograba escapar, porque era poderoso y el mejor, pero nunca se esperó que la profesora fuera a aparecerse en el lugar y mucho menos a gritar de esa manera tan desesperante. ¿A quien llamaba? ¿Era ese el nombre de algún policía? Debía ser el mismo que estaba merodeando desde hacía días por los lugares en los que él solía estar, le había divisado desde lejos y le había olfateado. Al igual que la profesora olían como los pulgosos.
- ¡Calla! - Gritó él, corriendo hacía ella y tomándola fuertemente por los brazos, soltando a la niña que planeaba raptar, la niña cayó al suelo y gateó llorando intentando escapar - ¡Calla tu también! - Agregó fulminando a la pequeña con sus pequeños ojos inyectados en sangre. La calva en su cabeza, brilló tenuemente con la luz de la luna y sus dientes amarillosos desfilaron en su boca formando una sonrisa demente – Cambiaré el menú está noche -
(( manejaré a ambos pjs al asesino y a Aifric esta es la apariencia del asesino:
http://www.comixconnection.com/uploaded_images/ManWhoLaughs-726961.jpg ))
Re: Caso 23 archivo 2 : El espionaje (Maelle)
Ahora, después de ni siquiera un minuto, eran sus gélidas manos lo que sentía en mis brazos. El frío era intenso, tanto, que traspasaba las capas de ropa hasta llegar a mi piel. Pero no fue aquello lo que me hizo temblar, fueron sus ojos, era como si su mirada me atravesara, como si pudiera recorrerme completa, arrancarme las uñas y dejarme hecha pedazos, inservible. Mi garganta se silenció como si fuera su grito el que obedeciera. Comencé a rezar pese a que rara vez lo hacía, no supe a quien pero esperaba que me escuchara.
Que llegue Aifric, por favor que llegue... ¿dónde estás?
Seguía paralizada como si mis pies se hubiesen pegado al suelo, pude apenas divisar con el rabillo de mi ojo que la niña se alejaba, tenía que desviar la atención de ella para que no quisiera atraparla otra vez. Grité, grité con tanta fuerza que pensé que mis tímpanos se reventarían, pero estaba arriesgándome, aquel hombre podría perfectamente atacarme y yo no tenía como defenderme. Los ojos de la pequeña estaban aún muy cerca como para transformarme, no podía ni siquiera pensar en esa posibilidad.
Escuché pasos y cerré los ojos mientras las manos del hombre, que ahora sin duda comprobaba que era vampiro, se cerraban sobre mi, eran como garras y yo simplemente intentaba encontrar en mi cabeza alguna forma de salir de ahí con vida... o al menos no muy herida, -¡Suélteme! ¡Suélteme le digo! - comencé a gritar, la niña ya había desaparecido y sólo esperaba que alguien la hubiese auxiliado o al menos que pudiera esconderse por un rato.
Error, nunca debí volver a abrir los ojos, especialmente porque los suyos me miraban fijamente y ahora una de sus manos parecía querer alcanzar mi garganta, seguí gritando porque pensé que era lo único que podía hacer para tener más tiempo. Jamás olvidaría esos ojos, tan llenos de odio, de ira y esa sonrisa burlona llena de dientes. Podía casi sentir que se instalarían en mi cuello, realmente esperaba que no, pero tal vez esos eran mis últimos minutos con vida.
Que llegue Aifric, por favor que llegue... ¿dónde estás?
Seguía paralizada como si mis pies se hubiesen pegado al suelo, pude apenas divisar con el rabillo de mi ojo que la niña se alejaba, tenía que desviar la atención de ella para que no quisiera atraparla otra vez. Grité, grité con tanta fuerza que pensé que mis tímpanos se reventarían, pero estaba arriesgándome, aquel hombre podría perfectamente atacarme y yo no tenía como defenderme. Los ojos de la pequeña estaban aún muy cerca como para transformarme, no podía ni siquiera pensar en esa posibilidad.
Escuché pasos y cerré los ojos mientras las manos del hombre, que ahora sin duda comprobaba que era vampiro, se cerraban sobre mi, eran como garras y yo simplemente intentaba encontrar en mi cabeza alguna forma de salir de ahí con vida... o al menos no muy herida, -¡Suélteme! ¡Suélteme le digo! - comencé a gritar, la niña ya había desaparecido y sólo esperaba que alguien la hubiese auxiliado o al menos que pudiera esconderse por un rato.
Error, nunca debí volver a abrir los ojos, especialmente porque los suyos me miraban fijamente y ahora una de sus manos parecía querer alcanzar mi garganta, seguí gritando porque pensé que era lo único que podía hacer para tener más tiempo. Jamás olvidaría esos ojos, tan llenos de odio, de ira y esa sonrisa burlona llena de dientes. Podía casi sentir que se instalarían en mi cuello, realmente esperaba que no, pero tal vez esos eran mis últimos minutos con vida.
Maëlle A. Sloan- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/10/2010
Edad : 51
Re: Caso 23 archivo 2 : El espionaje (Maelle)
Aifric corrio tan rápido como pudo de regreso al patio trasero, donde días antes había ido a investigar y la profesora le había enseñado el lugar. En momentos como ese deseaba poder convertirse libremente en gato, estaba claro que podía correr como gato era mucho más cómodo y efectivo. Pero no podía trasformarse en ese momento, perdería tiempo volviendo a vestirse y tiempo era algo de lo cual no gozaba, corrió entonces tan rápido como pudo y cuando llegó al lugar se arrodilló al lado de la pared tocando la pintura con sus guantes, para arrancar un poco. Se la llevó a la nariz y olfateó. Tal y como esperaba, era la misma sustancia, esa pintura se había encontrado en todos las escenas del crimen, lo que implicaba que el acecino debía trabajar o frecuentar algún lugar que tuviera ese mismo tipo de pintura.
Pero el orfanato era pintado por la iglesia con los fondos y donados por los feligreses que ayudaban a la caridad. Maelle lo había dicho, la pintura estaba vieja porque no llegaban muchos recursos al lugar, lo que le llevaba a concluir que, la persona en cuestión...
¿Trabajaba en la iglesia? ¿En Nodre-Dame? ¿Y era vampiro?.
Volvió corriéndo con cientos de ideas revolviéndole en la cabeza.
+++
La mujer gritaba y el asesino odiaba los gritos de mujer, de mujer adulta, por lo menos, porque los gritos de niñas le deleitaban, sus agudas gargantas y sus llantos le resultaban altamente estimulántes, recordaba que una vez se había corrido de nada más escuchar llorar a una mientras la torturaba. La niña había escapado finalmente horrisada con la escena, el vampiro maldijo por lo bajo, pero ya podría volver a por ella. Por ahora debía tomar a la mujer como rehén. Era lo más sensato.
-Bien querida, tu vienes conmigo – Comentó con sus manos gélidas acariciando el cuello de la mujer – Y si te atreves a resistirte, no dudaré en volver y matar a todos esos pequeños tuyos ¿entendido petite amie? -
El asesino era fuerte como ninguno, él era como un nuevo dios o mejor aún un demonio que había llegado a revocar a Dios, nada podría detenerlo, ¡nada! Mucho menos una mujerzuela como ella. Rió con sorna dejando caer su cuerpo hacía atrás por la ventana, cayéndo al vacío y arrastrándola a ella con él. En algún punto en el aire, dio un giro y salió volando por encima de los techos en enormes saltos, dirigiéndose a su morada, más bien a su santuario, donde nada ni nadie podría derrotarlo.
Pero el orfanato era pintado por la iglesia con los fondos y donados por los feligreses que ayudaban a la caridad. Maelle lo había dicho, la pintura estaba vieja porque no llegaban muchos recursos al lugar, lo que le llevaba a concluir que, la persona en cuestión...
¿Trabajaba en la iglesia? ¿En Nodre-Dame? ¿Y era vampiro?.
Volvió corriéndo con cientos de ideas revolviéndole en la cabeza.
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La mujer gritaba y el asesino odiaba los gritos de mujer, de mujer adulta, por lo menos, porque los gritos de niñas le deleitaban, sus agudas gargantas y sus llantos le resultaban altamente estimulántes, recordaba que una vez se había corrido de nada más escuchar llorar a una mientras la torturaba. La niña había escapado finalmente horrisada con la escena, el vampiro maldijo por lo bajo, pero ya podría volver a por ella. Por ahora debía tomar a la mujer como rehén. Era lo más sensato.
-Bien querida, tu vienes conmigo – Comentó con sus manos gélidas acariciando el cuello de la mujer – Y si te atreves a resistirte, no dudaré en volver y matar a todos esos pequeños tuyos ¿entendido petite amie? -
El asesino era fuerte como ninguno, él era como un nuevo dios o mejor aún un demonio que había llegado a revocar a Dios, nada podría detenerlo, ¡nada! Mucho menos una mujerzuela como ella. Rió con sorna dejando caer su cuerpo hacía atrás por la ventana, cayéndo al vacío y arrastrándola a ella con él. En algún punto en el aire, dio un giro y salió volando por encima de los techos en enormes saltos, dirigiéndose a su morada, más bien a su santuario, donde nada ni nadie podría derrotarlo.
Re: Caso 23 archivo 2 : El espionaje (Maelle)
La piel de mi cuello se convertiría en una plantación de cardenales, estaba segura que si lograba sobrevivir a esto, tendría marcas violetas que no sólo serían difíciles de ocultar, si no que también me recordarían constantemente mi falla, porque era por mi ineptitud que muchos niños habían caído en las manos de este... ¿hombre? Y estaba claro, yo iba a entregarme, especialmente porque sabía que él era capaz de cumplir con su promesa y mi vida no era nada comparada a la de todos esos pequeños, ellos aún tenían mucho por hacer y muchos sueños por cumplir.
Pero si pensaba que iba a entregarme fácilmente, estaba muy equivocado, volví a gritar mientras sentía que me sacaba del lugar como si yo fuera apenas una pluma, quizás para su fuerza mi ligero cuerpo no era nada, pero aún con la dificultad de su mano apretando mi garganta intenté seguir gritando para guiar a Aifric con mi voz. No esperaba que fuera a rescatarme, pero si esperaba que esto le diera una pista para encontrar a este asesino y lograr finalmente hacer justicia. -¡¡Aifriiiiiiiiiiiiiiic!!- grité tan fuerte y tantas veces, con los ojos cerrados porque sabía que en cualquier minuto el vampiro podría darme un golpe y dejarme inconsciente.
Me sentía más débil mientras sólo el oído me indicaba que estabamos cada vez más lejos del orfanato, si tan sólo pudiese transformarme... pero eso sería una desventaja en este momento. Él conocería mi otro lado y de seguro podría fácilmente cazarme, además no creo que llegaría muy lejos, quizás podría esconderme, pero eso no ayudaría para nada a intentar capturarlo. Tenía que lograr que me mantuviera con vida y así Aifric podría rastrear mi olor y quizás hasta conseguiría refuerzos que lo ayudarían. ¿Pero cómo explicarle a los humanos lo que este hombre era? A veces odiaba que ellos tuvieran que vivir en el desconocimiento.
Si tan sólo todos pudieramos vivir en armonía, lograr que nos aceptaramos como somos y no seguir dudando de los demás.
El cambio de ambiente hizo que abriera los ojos y agradecí poder tener una visión nocturna mejor que el resto, sin duda esto me ayudaba. Sentí como mi espalda golpeaba contra una pared y un olor familiar llegó a mi, ¿velas? o algo que recordaba, pero no sabía de donde, ¿quizás de la iglesia? Imposible, este tipo de seres no pueden entrar, no pueden siquiera mirar objetos religiosos ¿verdad? Entonces como es posible que él tuviese acceso al orfanato si estaba patrocinado por la misma Iglesia. Por favor, que alguien aparezca, necesito clarificar dudas, pero más que nada, necesito seguir viva.
Pero si pensaba que iba a entregarme fácilmente, estaba muy equivocado, volví a gritar mientras sentía que me sacaba del lugar como si yo fuera apenas una pluma, quizás para su fuerza mi ligero cuerpo no era nada, pero aún con la dificultad de su mano apretando mi garganta intenté seguir gritando para guiar a Aifric con mi voz. No esperaba que fuera a rescatarme, pero si esperaba que esto le diera una pista para encontrar a este asesino y lograr finalmente hacer justicia. -¡¡Aifriiiiiiiiiiiiiiic!!- grité tan fuerte y tantas veces, con los ojos cerrados porque sabía que en cualquier minuto el vampiro podría darme un golpe y dejarme inconsciente.
Me sentía más débil mientras sólo el oído me indicaba que estabamos cada vez más lejos del orfanato, si tan sólo pudiese transformarme... pero eso sería una desventaja en este momento. Él conocería mi otro lado y de seguro podría fácilmente cazarme, además no creo que llegaría muy lejos, quizás podría esconderme, pero eso no ayudaría para nada a intentar capturarlo. Tenía que lograr que me mantuviera con vida y así Aifric podría rastrear mi olor y quizás hasta conseguiría refuerzos que lo ayudarían. ¿Pero cómo explicarle a los humanos lo que este hombre era? A veces odiaba que ellos tuvieran que vivir en el desconocimiento.
Si tan sólo todos pudieramos vivir en armonía, lograr que nos aceptaramos como somos y no seguir dudando de los demás.
El cambio de ambiente hizo que abriera los ojos y agradecí poder tener una visión nocturna mejor que el resto, sin duda esto me ayudaba. Sentí como mi espalda golpeaba contra una pared y un olor familiar llegó a mi, ¿velas? o algo que recordaba, pero no sabía de donde, ¿quizás de la iglesia? Imposible, este tipo de seres no pueden entrar, no pueden siquiera mirar objetos religiosos ¿verdad? Entonces como es posible que él tuviese acceso al orfanato si estaba patrocinado por la misma Iglesia. Por favor, que alguien aparezca, necesito clarificar dudas, pero más que nada, necesito seguir viva.
Maëlle A. Sloan- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/10/2010
Edad : 51
Re: Caso 23 archivo 2 : El espionaje (Maelle)
Corría como loco por los vacíos corredores oscuros del orfanato en la penumbra que la noche otorgaba, debía contarle a la profesora lo que había descubierto, era de suma importancia y entonces, escuchó sus gritos. Su voz era inconfundible, sus finos oídos felinos captaron su pedido de auxilio sin problemas y la angustia lo embargó como nunca antes en el pasado. Aceleró el paso tanto como pudo, pero cuando llegó a la habitación donde los asustados niños se habían escondido bajo sus camas, apenas si pudo ver como una vaga sombra oscura desaparecía por la ventana.
-¡MAELLE! - Gritó a todo pulmón asomándose por la ventana y agarrándose con fuerza al borde, tanto que sus nudillos se volvieron blanco. Por primera vez le llamaba así y no 'teacher', pero aquello no le importó, su corazón latía tan fuerte en su pecho que tenía la impresión de que acallaría sus propios gritos.
La había perdido.
Dios... no había pensado lo suficientemente rápido.
¡Maldita sea!
//
El asesino corrió y casi pareció volar por los tejados, llevando con sigo a la ruidosa mujer, acortando la distancia hacía su escondite. La impresionante catedral se alzo frente a ambos como un oscuro monstruo silencioso borroso en medio de la neblina de la noche. Aterrizó en el tejado de madera, agarrándose de uno de los picos de concreto y luego se deslizó cual lagarto por una de las ventanas.
El silencio de la catedral era sepulcral aunque unas cuantas ancianas se encontraban rezando en el primer piso – Si te atreves a gritar otra vez y alertas a alguien más, juro que mataré al pequeño que tengo secuestrado en las catatumbas... apuesto que lo quieres conocer ¿Eh profesora? Te parecerá encantador -
Arrastró a la mujer por corredores oscuros y vacíos de la catedral, el ambiente olía fuertemente a cera fresca y a lirios, como casi todas las iglesias. Comenzaron a bajar unas escaleras hacía las cámaras inferiores de la Catedral, el asesino sonreía complacido con su poder - ¿Y como es que una dama como tu no tiene un príncipe que la proteja? - Se burló con voz ladina.
Pronto llegaron un sótano construido en piedra quizás tan antiguo como la ciudad misma, el vampiro la condujo halándole de la muñeca, ignorando la verdadera apariencia de la mujer, pensando que era una simple humana con la cual se daría un festín esa noche. - Por aquí querida profesora – Agregó revelándole una jaula de pájaro de hierro de un metro de alto en la que se encontraba una pequeña figura tiritante, el rostro aterrado y pálido de un niño de unos 10 años se vislumbró cuando el calendabro alumbró el lugar – Es un bocadillo de alta alcurnia – Comentó refiriéndose al famoso niño hijo del burgués que había salido en el periódico. El vampiro tomó una soga y amarró fuertemente las manos de la mujer sin delicadeza alguna y luego se acercó a la puerta – Prepararé la mesa – Finalizó con cevicia antes de cerrar la puerta con candado.
-¡MAELLE! - Gritó a todo pulmón asomándose por la ventana y agarrándose con fuerza al borde, tanto que sus nudillos se volvieron blanco. Por primera vez le llamaba así y no 'teacher', pero aquello no le importó, su corazón latía tan fuerte en su pecho que tenía la impresión de que acallaría sus propios gritos.
La había perdido.
Dios... no había pensado lo suficientemente rápido.
¡Maldita sea!
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El asesino corrió y casi pareció volar por los tejados, llevando con sigo a la ruidosa mujer, acortando la distancia hacía su escondite. La impresionante catedral se alzo frente a ambos como un oscuro monstruo silencioso borroso en medio de la neblina de la noche. Aterrizó en el tejado de madera, agarrándose de uno de los picos de concreto y luego se deslizó cual lagarto por una de las ventanas.
El silencio de la catedral era sepulcral aunque unas cuantas ancianas se encontraban rezando en el primer piso – Si te atreves a gritar otra vez y alertas a alguien más, juro que mataré al pequeño que tengo secuestrado en las catatumbas... apuesto que lo quieres conocer ¿Eh profesora? Te parecerá encantador -
Arrastró a la mujer por corredores oscuros y vacíos de la catedral, el ambiente olía fuertemente a cera fresca y a lirios, como casi todas las iglesias. Comenzaron a bajar unas escaleras hacía las cámaras inferiores de la Catedral, el asesino sonreía complacido con su poder - ¿Y como es que una dama como tu no tiene un príncipe que la proteja? - Se burló con voz ladina.
Pronto llegaron un sótano construido en piedra quizás tan antiguo como la ciudad misma, el vampiro la condujo halándole de la muñeca, ignorando la verdadera apariencia de la mujer, pensando que era una simple humana con la cual se daría un festín esa noche. - Por aquí querida profesora – Agregó revelándole una jaula de pájaro de hierro de un metro de alto en la que se encontraba una pequeña figura tiritante, el rostro aterrado y pálido de un niño de unos 10 años se vislumbró cuando el calendabro alumbró el lugar – Es un bocadillo de alta alcurnia – Comentó refiriéndose al famoso niño hijo del burgués que había salido en el periódico. El vampiro tomó una soga y amarró fuertemente las manos de la mujer sin delicadeza alguna y luego se acercó a la puerta – Prepararé la mesa – Finalizó con cevicia antes de cerrar la puerta con candado.
Re: Caso 23 archivo 2 : El espionaje (Maelle)
El contacto de su piel en la mía me daba asco, sentía náuseas y como si en cualquier momento pudiera vomitar todo lo poco que había comido en el día. Una mezcla de nerviosismo y miedo se asentaba en el fondo de mi estómago mientras me conducía por lugar que jamás en mi vida pensé que iba a visitar. ¿Qué tan lejos estaríamos de la parte principal de la iglesia? Si tan sólo pudiera llegar a ella podría conseguir ayuda, ese sector lo había conocido mientras buscaba trabajo en el orfanato. El sacerdote me conocía, pero, quizás también conocía al hombre que ahora me llevaba entre sus brazos, ¿serían cómplices? Espero que no.
No quise responder a ninguna de sus provocaciones, temía que la voz me temblara y él notara cuan asustada estaba. Algo en mí quería infundirme esperanzas y me decía que Aifric podría dar con el lugar, que podría quizás encontrarme, ojala antes de que fuera demasiado tarde. Nunca había dejado estipulado que quería que hicieran con mi cuerpo en caso de morir, ¿le avisarían a mis padres en Irlanda? Él mounstro me llevó hasta una catacumba donde la luz casi no llegaba, sólo por mi visión mejorada pude estudiar el camino y aprenderlo para luego volver por él. Un niño apareció colgado frente a mí y tuve que ahogar un grito de horror al verlo, por sus palabras descubrí que se trataba del niño desaparecido del que Aifric me había hablado.
Tiempo, sólo necesitaba un poco de tiempo a solas y él me lo estaba dando, se había ido incluso antes de que yo pudiera comenzar a gritar por ayuda. Que los nervios no me traicionen, fue todo lo que pude repetir mientras una idea se formaba en mi cabeza. Necesitaba liberarme, pero ¿cómo hacerlo sin que el muchacho me viera transformarme? Esa parecía ser la única opción, y la más segura para ambos. Hace mucho no hacía eso, quizás esta sería la primera vez desde que llegué a París. Pero es necesario, es algo, ahora literalmente, de vida o muerte, y no sólo la mía, que sería algo que podría aceptar, pero mirar de reojo al pequeño cerca de mí me tenía con el corazón destrozado, - Debo salvarlo…- susurré.
Tiré de la soga que me amarraba y sólo conseguí hacerme heridas en las muñecas. Ya estaba más que claro que aquella era la única opción. Respiré profundo varias veces, necesitaba que el miedo se fuera, transformarme siempre había sido algo sencillo, pero quería hacer la menor cantidad de ruido para que el vampiro no me sintiera, - Voy a sacarte de aquí pequeño, sólo cierra tus ojitos hasta que yo te lo diga ¿sí? – intenté hablar suavemente infundiendo en mis palabras la confianza para que el niño me hiciera caso, al parecer ya no lloraba y lo siguiente que vi fue a él con los ojos cerrados, bien, vamos bien. Aprovechando esos segundos se privacidad, me transformé en suricata y volví a aparecer sin entre mi propia ropa, la cuerda que me amarraba estaba a un lado.
[Lo corté ahí porque me estaba quedando muy largo u_u]
No quise responder a ninguna de sus provocaciones, temía que la voz me temblara y él notara cuan asustada estaba. Algo en mí quería infundirme esperanzas y me decía que Aifric podría dar con el lugar, que podría quizás encontrarme, ojala antes de que fuera demasiado tarde. Nunca había dejado estipulado que quería que hicieran con mi cuerpo en caso de morir, ¿le avisarían a mis padres en Irlanda? Él mounstro me llevó hasta una catacumba donde la luz casi no llegaba, sólo por mi visión mejorada pude estudiar el camino y aprenderlo para luego volver por él. Un niño apareció colgado frente a mí y tuve que ahogar un grito de horror al verlo, por sus palabras descubrí que se trataba del niño desaparecido del que Aifric me había hablado.
Tiempo, sólo necesitaba un poco de tiempo a solas y él me lo estaba dando, se había ido incluso antes de que yo pudiera comenzar a gritar por ayuda. Que los nervios no me traicionen, fue todo lo que pude repetir mientras una idea se formaba en mi cabeza. Necesitaba liberarme, pero ¿cómo hacerlo sin que el muchacho me viera transformarme? Esa parecía ser la única opción, y la más segura para ambos. Hace mucho no hacía eso, quizás esta sería la primera vez desde que llegué a París. Pero es necesario, es algo, ahora literalmente, de vida o muerte, y no sólo la mía, que sería algo que podría aceptar, pero mirar de reojo al pequeño cerca de mí me tenía con el corazón destrozado, - Debo salvarlo…- susurré.
Tiré de la soga que me amarraba y sólo conseguí hacerme heridas en las muñecas. Ya estaba más que claro que aquella era la única opción. Respiré profundo varias veces, necesitaba que el miedo se fuera, transformarme siempre había sido algo sencillo, pero quería hacer la menor cantidad de ruido para que el vampiro no me sintiera, - Voy a sacarte de aquí pequeño, sólo cierra tus ojitos hasta que yo te lo diga ¿sí? – intenté hablar suavemente infundiendo en mis palabras la confianza para que el niño me hiciera caso, al parecer ya no lloraba y lo siguiente que vi fue a él con los ojos cerrados, bien, vamos bien. Aprovechando esos segundos se privacidad, me transformé en suricata y volví a aparecer sin entre mi propia ropa, la cuerda que me amarraba estaba a un lado.
[Lo corté ahí porque me estaba quedando muy largo u_u]
Maëlle A. Sloan- Cambiante Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/10/2010
Edad : 51
Re: Caso 23 archivo 2 : El espionaje (Maelle)
Las pistas comenzaban a encajar una por una en el rompecabezas que se había estado formando en su cabeza desde días anteriores, luego del shock que duró una eternidad, Aifric cerró los ojos y recordó lo que era. El agente que había pasado por cientos de situaciones así, el agente de sangre fría que sabría como reaccionar.
Así que sin desperdiciar más preciosos segundos, corrió como tan rápido como pudo hacía la salida más próxima del orfanato, dejando el caos que se había desatado tras de si. Debía llegar cuanto antes a la catedral, ya no cabía la menor duda, el polvo que había encontrado en la tierra que había examinado meses atrás, pertenecía a la pintura de las fachadas de Notre Dame. Si se convertía en un animal, podría correr la distancia en menos tiempo por supuesto, pero transformarse significaba dejar su ropa y armas atrás y ya de por si enfrentarse a un vampiro era una completa locura, hacerlo desarmado y desnudo era un suicidio.
Mientras corría por las calles de Paris, jadeándo literalmente como un perro, se preguntaba porque sentía esa espantosa urgencia de llegar allí. Nunca se había sentido tan comprometido sentimentalmente con un caso, el corazón le latía demasiado rápido, le sudaban las manos y único nombre se repetía en su cabeza. Un hombre que no quería aceptar ni pronunciar.
No involucrarse con los sujetos de investigación y mucho menos con las víctimas.
Era una regla de oro de su trabajo. Debía mantenerlo en mente.
Xxx
El niño cerró sus ojos sollozando, había aprendido a obedecer todo lo que le pedían pues ya le habían castigado por no hacerlo, así que cerró los ojos tan pronto la mujer amarrada se lo había pedido. Ella no le parecía aterradora como el otro monstruo que rondaba por allí, pero aún asó estaba demasiado asustado como para arriesgarse. Cuando abrió los ojos se le exclamó una exhalación de sorpresa al no verla.
- ¿Madame? - Murmuró el niño – Por favor... no me deje solo – Le suplicó agarrándose de los barrotes de su jaula de hierro.
Así que sin desperdiciar más preciosos segundos, corrió como tan rápido como pudo hacía la salida más próxima del orfanato, dejando el caos que se había desatado tras de si. Debía llegar cuanto antes a la catedral, ya no cabía la menor duda, el polvo que había encontrado en la tierra que había examinado meses atrás, pertenecía a la pintura de las fachadas de Notre Dame. Si se convertía en un animal, podría correr la distancia en menos tiempo por supuesto, pero transformarse significaba dejar su ropa y armas atrás y ya de por si enfrentarse a un vampiro era una completa locura, hacerlo desarmado y desnudo era un suicidio.
Mientras corría por las calles de Paris, jadeándo literalmente como un perro, se preguntaba porque sentía esa espantosa urgencia de llegar allí. Nunca se había sentido tan comprometido sentimentalmente con un caso, el corazón le latía demasiado rápido, le sudaban las manos y único nombre se repetía en su cabeza. Un hombre que no quería aceptar ni pronunciar.
No involucrarse con los sujetos de investigación y mucho menos con las víctimas.
Era una regla de oro de su trabajo. Debía mantenerlo en mente.
Xxx
El niño cerró sus ojos sollozando, había aprendido a obedecer todo lo que le pedían pues ya le habían castigado por no hacerlo, así que cerró los ojos tan pronto la mujer amarrada se lo había pedido. Ella no le parecía aterradora como el otro monstruo que rondaba por allí, pero aún asó estaba demasiado asustado como para arriesgarse. Cuando abrió los ojos se le exclamó una exhalación de sorpresa al no verla.
- ¿Madame? - Murmuró el niño – Por favor... no me deje solo – Le suplicó agarrándose de los barrotes de su jaula de hierro.
Re: Caso 23 archivo 2 : El espionaje (Maelle)
Algo se retorció en mi pecho cuando escuché la voz de ese niño, ¿habrían perdido ya sus padres la esperanza de encontrarlo? Realmente espero que no, debía concentrarme, ya había llegado muy lejos como para arruinarlo todo ahora por un simple error que podría alertar al mounstro de mi escape. Hace mucho no me transformaba y pese a que el ambiente era desconocido para mí, pude mirarlo desde otra perspectiva. La opción de escapar por la ventana no era viable, yo podría hacerlo sola, pero aquel pequeño no se transformaba en un animal capaz de trepar. Miré a todas partes mientras una sola idea parecía tomar más fuerza.
Caminé hasta mi ropa y volví rápidamente a mi forma humana, no había tiempo que perder, tuve que respirar profundamente varios minutos y eso me indicó cuan mal estaba, definitivamente iba a tener que volver a cambiar más seguido. Me vestí antes de que el niño pudiera abrir sus ojos y encontrarme desnuda, mis mejillas se sonrojaron al recordar cómo había visto al detective minutos antes, ¿estaría en mi búsqueda o se habría quedado en el orfanato buscando más pistas? Una sonrisa quiso escaparse al pensar en él, pero el ruido de metal me hizo volver a la realidad, me recriminé por ser capaz de pensar en cosas triviales mientras alguien necesitaba de mi ayuda.
-Abre tus ojitos pequeño…- susurré cerca de su jaula, - voy a sacarte de ahí ¿sí? No hagas ruido… no queremos que el hombre malvado vuelva…- le sonreí pese al revoltijo de sensaciones que se acumulaba en mi interior, él no tendría que haber pasado por esto jamás, él tenía que ser un niño tranquilo, que jugara en su casa, que no quisiera estudiar cuando lo mandaran, que se negara a comer verduras. Volví a darle otra sonrisa, pero supe que ni todas las sonrisas del mundo podrían hacerle olvidar las cosas terribles que aquel ser bestial pudo haberle hecho. - ¿Sabes dónde puede haber guardado las llaves? – le pregunté mientras rebuscaba en un silencio que de haber sido humana no habría podido conseguir. Asentí en agradecimiento cuando el muchacho apuntó un manojo colgado bastante cerca de la puerta.
Mis manos temblaban mientras intentaba dar con la correcta. Era un cerrojo grande y antiguo, por lo que la llave debía ser de las mismas. Probé una y nada, sólo conseguí hacer ruido. Me detuve agudizando mi oído para intentar captar alguna señal si el vampiro se acercaba, nada, respiré aliviada mientras volvía a la tarea. Otra llave, tampoco, mentalmente las conté, eran treinta y siete, de esas sólo 8 tenían las características que buscaba. Probé una cuyo extremo estaba algo más brillante, entró con facilidad. Clic. ¡Lo había conseguido! Abrí con cuidado la reja y el niño me miró desconfiado, estiré mis brazos para ayudarlo a bajar, - ven, vamos a salir de aquí… debes confiar en mí pequeño… - mis palabras quedaron interrumpidas por un ruido al otro lado de la puerta, me paralicé. Que sea Aifric, que sea Aifric…
Caminé hasta mi ropa y volví rápidamente a mi forma humana, no había tiempo que perder, tuve que respirar profundamente varios minutos y eso me indicó cuan mal estaba, definitivamente iba a tener que volver a cambiar más seguido. Me vestí antes de que el niño pudiera abrir sus ojos y encontrarme desnuda, mis mejillas se sonrojaron al recordar cómo había visto al detective minutos antes, ¿estaría en mi búsqueda o se habría quedado en el orfanato buscando más pistas? Una sonrisa quiso escaparse al pensar en él, pero el ruido de metal me hizo volver a la realidad, me recriminé por ser capaz de pensar en cosas triviales mientras alguien necesitaba de mi ayuda.
-Abre tus ojitos pequeño…- susurré cerca de su jaula, - voy a sacarte de ahí ¿sí? No hagas ruido… no queremos que el hombre malvado vuelva…- le sonreí pese al revoltijo de sensaciones que se acumulaba en mi interior, él no tendría que haber pasado por esto jamás, él tenía que ser un niño tranquilo, que jugara en su casa, que no quisiera estudiar cuando lo mandaran, que se negara a comer verduras. Volví a darle otra sonrisa, pero supe que ni todas las sonrisas del mundo podrían hacerle olvidar las cosas terribles que aquel ser bestial pudo haberle hecho. - ¿Sabes dónde puede haber guardado las llaves? – le pregunté mientras rebuscaba en un silencio que de haber sido humana no habría podido conseguir. Asentí en agradecimiento cuando el muchacho apuntó un manojo colgado bastante cerca de la puerta.
Mis manos temblaban mientras intentaba dar con la correcta. Era un cerrojo grande y antiguo, por lo que la llave debía ser de las mismas. Probé una y nada, sólo conseguí hacer ruido. Me detuve agudizando mi oído para intentar captar alguna señal si el vampiro se acercaba, nada, respiré aliviada mientras volvía a la tarea. Otra llave, tampoco, mentalmente las conté, eran treinta y siete, de esas sólo 8 tenían las características que buscaba. Probé una cuyo extremo estaba algo más brillante, entró con facilidad. Clic. ¡Lo había conseguido! Abrí con cuidado la reja y el niño me miró desconfiado, estiré mis brazos para ayudarlo a bajar, - ven, vamos a salir de aquí… debes confiar en mí pequeño… - mis palabras quedaron interrumpidas por un ruido al otro lado de la puerta, me paralicé. Que sea Aifric, que sea Aifric…
Maëlle A. Sloan- Cambiante Clase Media
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Re: Caso 23 archivo 2 : El espionaje (Maelle)
Corrió y corrió como nunca antes en su vida. Su corazón latía tan rápido que le daba la impresión de que moriría infartado. No sabía porque se sentía tan angustiado mientras atravesaba las calles de Paris, empujando gente a su paso sin pedir disculpas, sintiendo el peso de su consciencia martilleándole dolorosamente el entrecejo. ¿Y si algo le pasaba a la profesora Maelle? Dios. Sería su culpa. No había tomado las sediciones correctas, moriría de angustia.
Pronto la catedral se alzó majestuosa frente a él. Jadeando como un perro se apresuró a la entrada, tal y como esperó estaba siendo cerrada por el sacerdote que había terminado la última eucaristía de la noche, la poca gente que quedaba se alejaba a paso lento hablando en voz baja mientras bajaban por las escaleras a la calle. El vampiro debía haberla llevado a un lugar escondido, no podría realizar un asesinato con tantos testigos. ¡Piensa Aifric piensa!. Y entonces como una ráfaga de luz la idea llegó a su mente ¡En los sótanos! No podía existir otro lugar más perfecto para esconderse en una iglesia. El padre y sus ayudantes se irían a dormir y nadie se enteraría de lo sucedido.
Aifric, experto en camuflaje y espionaje, se escondió entre las sombras proyectadas por la misma catedral y se coló sin que el sacerdote lo viera y atravesó corriendo los corredores. A pesar del fuerte olor a lirios y cera, su olfato felino le permitió seguir la dulce esencia de Maelle. Conforme se acercaba al lugar, su corazón latía más fuerte, bajó escaleras, atravesó pasillos y entonces arribó a una puerta de madera. La olfateó para estar seguro y metiéndose la mano en el gabán sacó su arma, una Ethan Allen Americana de calibre 36, con 6 tiros disponibles.
Quitó el cerrojo de la puerta y la abrió apenas un poco con el arma en alto y entonces vio a Maelle con un niño. ¡Fue como si el alma le volviera al cuerpo!.
- ¡My Teacher! - Exclamó y entró en la habitación olvidándose en su felicidad y alivio de todos los protocolos de seguridad. - Are you ok? Does he hurt you? Oh dear lord... I was so worried! I came running as soon as I could! - Finalmente reparó en el infante – Eh? It's the kid we're looking for! How fortunate!- Se acercó a ambos y deseó abrazar a la mujer, estrecharla contra él, pero se contuvo, debía recordar que estaba en una misión de trabajo pero sus ojos reflejaron toda la alegría que en esos momentos sentía – We, have to go now, I don't know where is this damn vampire, but I'm sure he's going to comeback anytime -
(( el arma que lleva Aifric: http://en.wikipedia.org/wiki/Ethan_Allen_%28armsmaker%29 ))
Pronto la catedral se alzó majestuosa frente a él. Jadeando como un perro se apresuró a la entrada, tal y como esperó estaba siendo cerrada por el sacerdote que había terminado la última eucaristía de la noche, la poca gente que quedaba se alejaba a paso lento hablando en voz baja mientras bajaban por las escaleras a la calle. El vampiro debía haberla llevado a un lugar escondido, no podría realizar un asesinato con tantos testigos. ¡Piensa Aifric piensa!. Y entonces como una ráfaga de luz la idea llegó a su mente ¡En los sótanos! No podía existir otro lugar más perfecto para esconderse en una iglesia. El padre y sus ayudantes se irían a dormir y nadie se enteraría de lo sucedido.
Aifric, experto en camuflaje y espionaje, se escondió entre las sombras proyectadas por la misma catedral y se coló sin que el sacerdote lo viera y atravesó corriendo los corredores. A pesar del fuerte olor a lirios y cera, su olfato felino le permitió seguir la dulce esencia de Maelle. Conforme se acercaba al lugar, su corazón latía más fuerte, bajó escaleras, atravesó pasillos y entonces arribó a una puerta de madera. La olfateó para estar seguro y metiéndose la mano en el gabán sacó su arma, una Ethan Allen Americana de calibre 36, con 6 tiros disponibles.
Quitó el cerrojo de la puerta y la abrió apenas un poco con el arma en alto y entonces vio a Maelle con un niño. ¡Fue como si el alma le volviera al cuerpo!.
- ¡My Teacher! - Exclamó y entró en la habitación olvidándose en su felicidad y alivio de todos los protocolos de seguridad. - Are you ok? Does he hurt you? Oh dear lord... I was so worried! I came running as soon as I could! - Finalmente reparó en el infante – Eh? It's the kid we're looking for! How fortunate!- Se acercó a ambos y deseó abrazar a la mujer, estrecharla contra él, pero se contuvo, debía recordar que estaba en una misión de trabajo pero sus ojos reflejaron toda la alegría que en esos momentos sentía – We, have to go now, I don't know where is this damn vampire, but I'm sure he's going to comeback anytime -
(( el arma que lleva Aifric: http://en.wikipedia.org/wiki/Ethan_Allen_%28armsmaker%29 ))
Re: Caso 23 archivo 2 : El espionaje (Maelle)
El pequeño estaba en mis brazos. Había confiado en mí pese a lo que otro adulto le había hecho, quizás no todo estaba perdido para él. Pero esto no serviría de nada si esa puerta se habría y fuera el vampiro quien entrara. Cerré los ojos abrazándolo firmemente, quizás intentaría atacarnos, pero esta vez me defendería, intentaría al menos darle tiempo para que él pudiera escapar, gritar lo más posible hasta que alguien nos escuchara y viniera a socorrernos. Una voz conocida hizo que mi corazón se detuviera por un segundo y luego comenzara a latir tan rápido que hasta llegué a pensar que el otro hombre lo notaría donde fuera que estuviese.
-¡Aifric! – dije incluso antes de abrir los ojos, mis mejillas ardieron por la enorme sonrisa que le entregué y al ver que estaba armado otra llama de esperanza se encendió en el centro de mi pecho. Nunca había estado de acuerdo con la violencia pero creo que jamás un arma me había hecho tan feliz como en ese minuto. – I’m fine, I don’t know if he’s totally fine or not, but we need to get out of here right now…- mi voz temblaba mientras continuaba con el niño entre mis brazos, quizás en algún otro momento un pequeño de su tamaño me habría pesado demasiado, pero ahora no podía dejarlo al cuidado de alguien más. Tuve que relajar mis brazos o podría lastimarlo, y eso era lo último que quería en ese momento.
-Él nos ayudará, no temas, él está de nuestro lado, nos va a sacar de aquí y volverás a ver a tu familia, sólo tenemos que no meter ruido… - sonreí al pequeño mientras miraba a Aifric de reojo, él de seguro notaría la preocupación y la urgencia en mí, - He put me on a cage… and I had to… change, - dije la última palabra en voz más baja, - to open it… I just open the kid cage too when you came in… - volví a mirar la puerta y caminé hasta ella, - I think I could remember the way to the church, but perhaps, you have to go first, just in case that man decide to come back for us.- no se cómo ni por qué estaba calmada, quizás debía estarlo para que el niño no se asustara y gritara o algo así, una de mis manos acariciaba su espalda mientras lograba que escondiera su carita en mi cuello.
Esperé a que Aifric comenzara a caminar para seguirlo por el túnel, tuve que apretar mis dientes para que no castañetearan, en otras condiciones me habría aferrado al detective, tenerlo a mi lado me tranquilizaba de una forma en la que prefería no pensar. Momentos antes estaba imaginando no salir, creyendo que él simplemente se había quedado en el orfanato consiguiendo pistas y ahora mi sonrisa volvía a ensancharse al verlo con el ceño fruncido como lo hacía, al parecer, cada vez que se concentraba en algo. ¿Se molestaría si lo abrazaba? Eso no era algo en lo que pudiera pensar, pero mi mente quería traicionarme y al parecer mis brazos también. El pequeño comenzó a sollozar cuando el túnel se hizo más oscuro. – Hurry up, please… please…- dije soportando el peso y calculando que quizás no podría hacerlo por mucho tiempo más.
-¡Aifric! – dije incluso antes de abrir los ojos, mis mejillas ardieron por la enorme sonrisa que le entregué y al ver que estaba armado otra llama de esperanza se encendió en el centro de mi pecho. Nunca había estado de acuerdo con la violencia pero creo que jamás un arma me había hecho tan feliz como en ese minuto. – I’m fine, I don’t know if he’s totally fine or not, but we need to get out of here right now…- mi voz temblaba mientras continuaba con el niño entre mis brazos, quizás en algún otro momento un pequeño de su tamaño me habría pesado demasiado, pero ahora no podía dejarlo al cuidado de alguien más. Tuve que relajar mis brazos o podría lastimarlo, y eso era lo último que quería en ese momento.
-Él nos ayudará, no temas, él está de nuestro lado, nos va a sacar de aquí y volverás a ver a tu familia, sólo tenemos que no meter ruido… - sonreí al pequeño mientras miraba a Aifric de reojo, él de seguro notaría la preocupación y la urgencia en mí, - He put me on a cage… and I had to… change, - dije la última palabra en voz más baja, - to open it… I just open the kid cage too when you came in… - volví a mirar la puerta y caminé hasta ella, - I think I could remember the way to the church, but perhaps, you have to go first, just in case that man decide to come back for us.- no se cómo ni por qué estaba calmada, quizás debía estarlo para que el niño no se asustara y gritara o algo así, una de mis manos acariciaba su espalda mientras lograba que escondiera su carita en mi cuello.
Esperé a que Aifric comenzara a caminar para seguirlo por el túnel, tuve que apretar mis dientes para que no castañetearan, en otras condiciones me habría aferrado al detective, tenerlo a mi lado me tranquilizaba de una forma en la que prefería no pensar. Momentos antes estaba imaginando no salir, creyendo que él simplemente se había quedado en el orfanato consiguiendo pistas y ahora mi sonrisa volvía a ensancharse al verlo con el ceño fruncido como lo hacía, al parecer, cada vez que se concentraba en algo. ¿Se molestaría si lo abrazaba? Eso no era algo en lo que pudiera pensar, pero mi mente quería traicionarme y al parecer mis brazos también. El pequeño comenzó a sollozar cuando el túnel se hizo más oscuro. – Hurry up, please… please…- dije soportando el peso y calculando que quizás no podría hacerlo por mucho tiempo más.
Maëlle A. Sloan- Cambiante Clase Media
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