AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Una nueva luz nació en el corazón de la soledad (Libre)
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Una nueva luz nació en el corazón de la soledad (Libre)
Dime que vas buscando humano inmundo. Hacía muchos años que había aprendido que es preciso soportar algunos insultos, y también sabía que en este mundo siempre llega el momento en que el más humilde de los hombres, si mantiene los ojos bien abiertos, puede vengarse de los más poderosos. Era esto lo que evitaba que el Don perdiera la humildad que siempre le había caracterizado y que tanto admiraban sus amigos.
La gente solitaria suele serlo porque no quieren soportar los costes psíquicos de estar entre otros seres humanos. Son alérgicos a la gente. La gente les afecta demasiado. La gente piensa demasiado, la gente guerrea demasiado en contra o a favor de causas que luego no tienen sentido o se quedan en un pensamiento en vano.
-Los años que vivimos van tatuados, va tatuada la pena... - Dijo una pequeña que pasaba cerca de Orinya, una licantropa que observaba las caras apenadas de las personas mientras estaba apoyada sobre la pared, a la espera de que algo fuera de la rutina le sacara un sobresalto, pero que razón tenía la pequeña de cinco años que solamente jugaba con una muñeca de trapo aunque más poderoso quiso la naturaleza que fuesen los males para dar pena, que los placeres para dar alegría.
Orinya seguía mirando a la niña que cada vez se alejaba de un grupo de niños, se iba alejando más y más. Esta estaba temiendo de que verdad se perdiera hasta que finalmente, mientras la pequeña jugaba sin darse cuenta esta se metió en el interior de los callejones de Paris, distraídamente y en ese momento fue cuando Orinya se dio cuenta de que lo rutinario había cambiado por una alteración en su rutina.
Siguió a la pequeña, de lejos para que no se asustara y entonces esta entonces saliera corriendo y se pudiera perder aún más. No, venga, la niña pareció darse cuenta, la niña se dio cuenta de que se había perdido, pero Orinya gracias a Dios la había seguido y entonces con una afable sonrisa, esta sonrió a la niña, demostrándole que no tenía nada que temer – Yo te llevaré de vuelta a tu hogar, pequeña –dijo poniéndose al lado de la niña que comenzó a llorar, que enseguida Orinya secó las lágrimas – No llores pequeña, ya estoy aquí para ayudarte ¿Dónde vives?
- E-en el orfanato señorita – Dijo una dulce voz de piñón a la que enseguida Orinya respondió con una sonrisa afable.
-Pues tranquila, creo que sé de qué orfanato te has perdido– Dijo la loba con interés – ahora, no te sueltes de mi mano…- Dijo Orinya, pero en cuanto caminaban, Orinya la cogió en brazos para la comodidad de ambas hasta que por fin llegaron al orfanato.
La gente solitaria suele serlo porque no quieren soportar los costes psíquicos de estar entre otros seres humanos. Son alérgicos a la gente. La gente les afecta demasiado. La gente piensa demasiado, la gente guerrea demasiado en contra o a favor de causas que luego no tienen sentido o se quedan en un pensamiento en vano.
-Los años que vivimos van tatuados, va tatuada la pena... - Dijo una pequeña que pasaba cerca de Orinya, una licantropa que observaba las caras apenadas de las personas mientras estaba apoyada sobre la pared, a la espera de que algo fuera de la rutina le sacara un sobresalto, pero que razón tenía la pequeña de cinco años que solamente jugaba con una muñeca de trapo aunque más poderoso quiso la naturaleza que fuesen los males para dar pena, que los placeres para dar alegría.
Orinya seguía mirando a la niña que cada vez se alejaba de un grupo de niños, se iba alejando más y más. Esta estaba temiendo de que verdad se perdiera hasta que finalmente, mientras la pequeña jugaba sin darse cuenta esta se metió en el interior de los callejones de Paris, distraídamente y en ese momento fue cuando Orinya se dio cuenta de que lo rutinario había cambiado por una alteración en su rutina.
Siguió a la pequeña, de lejos para que no se asustara y entonces esta entonces saliera corriendo y se pudiera perder aún más. No, venga, la niña pareció darse cuenta, la niña se dio cuenta de que se había perdido, pero Orinya gracias a Dios la había seguido y entonces con una afable sonrisa, esta sonrió a la niña, demostrándole que no tenía nada que temer – Yo te llevaré de vuelta a tu hogar, pequeña –dijo poniéndose al lado de la niña que comenzó a llorar, que enseguida Orinya secó las lágrimas – No llores pequeña, ya estoy aquí para ayudarte ¿Dónde vives?
- E-en el orfanato señorita – Dijo una dulce voz de piñón a la que enseguida Orinya respondió con una sonrisa afable.
-Pues tranquila, creo que sé de qué orfanato te has perdido– Dijo la loba con interés – ahora, no te sueltes de mi mano…- Dijo Orinya, pero en cuanto caminaban, Orinya la cogió en brazos para la comodidad de ambas hasta que por fin llegaron al orfanato.
Kyra- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/09/2015
Re: Una nueva luz nació en el corazón de la soledad (Libre)
Lukyan había pasado varios días rondando el orfanato, a la espera de que sus contactos en Moscú, le confirmaran, o desmintieran, la desagradable noticia, de que los hijos de un noble ruso, asesinado en la ciudad, habían sido secuestrados y los mantenían en el hospicio, con el fin de venderlos a alguna de las familias adineradas de la ciudad. Dos niños de apenas tres años el mayor y seis meses el menor. Terminó de dar la última calada al cigarrillo, dejó caer la colilla al suelo y la aplastó con la punta de su bota, mientras murmuraba una maldición en ruso. Se acomodó las ropas, destensó los músculos del cuello y buscó en su interior el aplomo que necesitaría para presentarse ante la persona que le mostraría la nueva adquisición, un par de hermanitos que necesitaban con urgencia una familia.
Cruzó la calle en dirección a la puerta principal, haciendo un repaso mental de lo que diría, - Casado con una hermosa mujer, hemos perdido en una tragedia a nuestro hijo y necesito que ella piense en otra cosa, volcar su cariño en otros hijos, aunque no sean propios - hizo una mueca de disgusto, pues no estaba seguro que el delincuente se creyera esa trampa, - si tan solo pudiera encontrar una mujer que me ayudara, haciéndose pasar por amiga de mi esposa - gruño por lo bajo mientras se lamentaba el no poder mantener amistad con mujeres, le costaba olvidar lo traicioneras que podían ser, según su opinión.
Lo atendieron sin demora, le condujeron al despacho y le propusieron volver con la esposa para que pudieran ver al pequeño. La mirada del ruso se clavó en la del encargado, necesitaba convencerlo que debía verlos primero, - bueno, eso me llevará unos días, pues su medico le ha pedido que pase una temporada en... el valle de Loira y como comprenderá, no es tan facil traerla - suspiró, algo desilusionado, - en verdad pensé que podría tomar la decisión e ir con el niño al valle - la mirada se intensificó, - por supuesto que estaría dispuesto a pagar lo que fuera necesario para que el pequeño se encuentre en buenas condiciones... aunque me es indispensable verle - sentenció mientras cruzaba las piernas y los brazos, mostrando que esa era su última palabra.
Luego de una hora, se encontraba despidiéndose del encargado, siendo acompañado por una de las niñas mayores del orfanato. No podía dejar de mostrar una leve sonrisa, había descubierto donde los tenían, les reconoció, por las características que le habían dado, los familiares del matrimonio asesinado. Solo tenía que encontrar a la supuesta esposa, si tan solo tuviera entre sus empleados a una mujer para realizar la misión. Un rictus se apoderó de su rostro, cuando al abrir la puerta, se encontró con una mujer, que llevaba en los brazos una niña de unos cinco años, se quedó parado en el umbral de la puerta, sin dejar de mirarle, con cierta desconfianza, como hacía con todas las mujeres que por alguna razón se cruzaban en su camino.
Cruzó la calle en dirección a la puerta principal, haciendo un repaso mental de lo que diría, - Casado con una hermosa mujer, hemos perdido en una tragedia a nuestro hijo y necesito que ella piense en otra cosa, volcar su cariño en otros hijos, aunque no sean propios - hizo una mueca de disgusto, pues no estaba seguro que el delincuente se creyera esa trampa, - si tan solo pudiera encontrar una mujer que me ayudara, haciéndose pasar por amiga de mi esposa - gruño por lo bajo mientras se lamentaba el no poder mantener amistad con mujeres, le costaba olvidar lo traicioneras que podían ser, según su opinión.
Lo atendieron sin demora, le condujeron al despacho y le propusieron volver con la esposa para que pudieran ver al pequeño. La mirada del ruso se clavó en la del encargado, necesitaba convencerlo que debía verlos primero, - bueno, eso me llevará unos días, pues su medico le ha pedido que pase una temporada en... el valle de Loira y como comprenderá, no es tan facil traerla - suspiró, algo desilusionado, - en verdad pensé que podría tomar la decisión e ir con el niño al valle - la mirada se intensificó, - por supuesto que estaría dispuesto a pagar lo que fuera necesario para que el pequeño se encuentre en buenas condiciones... aunque me es indispensable verle - sentenció mientras cruzaba las piernas y los brazos, mostrando que esa era su última palabra.
Luego de una hora, se encontraba despidiéndose del encargado, siendo acompañado por una de las niñas mayores del orfanato. No podía dejar de mostrar una leve sonrisa, había descubierto donde los tenían, les reconoció, por las características que le habían dado, los familiares del matrimonio asesinado. Solo tenía que encontrar a la supuesta esposa, si tan solo tuviera entre sus empleados a una mujer para realizar la misión. Un rictus se apoderó de su rostro, cuando al abrir la puerta, se encontró con una mujer, que llevaba en los brazos una niña de unos cinco años, se quedó parado en el umbral de la puerta, sin dejar de mirarle, con cierta desconfianza, como hacía con todas las mujeres que por alguna razón se cruzaban en su camino.
Mitya Dorosh- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/04/2017
Re: Una nueva luz nació en el corazón de la soledad (Libre)
Entrando en el interior del orfanato la niña que ayudo antes ahora se bajaba de sus brazos y queria que la siguiera, pero Orinya queria buscar a la encargada para darle la sorpresa a la niña que ayudo, pero en cuanto la perdio de vista, sintio que alguien tenia su mirada en ella. Orinya miro a los lados y diviso un hombre a lo lejos. No dijo nads, mejor preferia que no fuera a ella pero Orinya tan solo suspiro. Queria encontrar a la encargada para llevarse consigo a la niña, empezar una nueva vida.
- Eh - detuvo a una ayudante del orfanato - mmm ¿sabes donde esta la encargada? - pregunto con curiosidad pero nadie le decia absolutamente nada de nads, era desesperante. Se miro las ropas y todo estaba bien, olia bien después de un buen baño. Orinya acabo por sentarse en uno de los bancos de aquel lugar maldeciendo interiormente con los brazos cruzados sobre su pecho - Que casualidad....- murmuro en alto, como para si misma, pero conforme observaba en el patio todo estaba bien...ahi veia a la niña jugar....sola. No pudo evitar sentir cierta empatia con la niña cuando ella misma fue asi hasta donde consigue recordar.
Cuanto menos se lo esperó, la niña a la que ayudo se le acerco con una sonriss pillina. Orinya jugo con ella y la niña se reia de algo que dijo Orinya, algo de lo que de repente hizo que la niña huyera hacia otra sala de la que no conocia del orfanato - Nooo! - decidio salir para buscarla, pero cuando termino su ronda no la encontro -Crios.... -suspiro profundamente con gran pesar en su subsconsciente.
- Eh - detuvo a una ayudante del orfanato - mmm ¿sabes donde esta la encargada? - pregunto con curiosidad pero nadie le decia absolutamente nada de nads, era desesperante. Se miro las ropas y todo estaba bien, olia bien después de un buen baño. Orinya acabo por sentarse en uno de los bancos de aquel lugar maldeciendo interiormente con los brazos cruzados sobre su pecho - Que casualidad....- murmuro en alto, como para si misma, pero conforme observaba en el patio todo estaba bien...ahi veia a la niña jugar....sola. No pudo evitar sentir cierta empatia con la niña cuando ella misma fue asi hasta donde consigue recordar.
Cuanto menos se lo esperó, la niña a la que ayudo se le acerco con una sonriss pillina. Orinya jugo con ella y la niña se reia de algo que dijo Orinya, algo de lo que de repente hizo que la niña huyera hacia otra sala de la que no conocia del orfanato - Nooo! - decidio salir para buscarla, pero cuando termino su ronda no la encontro -Crios.... -suspiro profundamente con gran pesar en su subsconsciente.
Kyra- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/09/2015
Re: Una nueva luz nació en el corazón de la soledad (Libre)
No, se había equivocado, aquella mujer no era la encargada, solo alguien que como él, estaba de paso por el orfanato, por algun tema en especial. Chasqueó la lengua, mientras se frotaba suavemente el puente de la nariz. Estaría cansado, puesto que sus instintos fallaban, ¿como había podido creer que esa mujer tenía alguna relación con el hospicio? Inspiró profundamente, sacó pecho y levantó el mentón. Lo mejor sería acercarse y preguntar si conocía a los encargados del edificio. Un tanto incomodo, se fue acercando a la joven, la que sentada en una banca en el patio del orfanato, observaba los juegos de la pequeña que poco antes había visto que la traía en brazos.
Sus pasos se volvieron a detener, cuando observó como la niña y la mujer, comenzaban a interactuar, parecía que la joven lo disfrutaba, ¿acaso sería algún pariente de la pequeña? ¿la habría encontrado y venía a reclamarla? de eso no podía estar seguro, pero el semblante de la joven se veía apacible y sereno, cada vez que contemplaba a la criatura.
Fue allí donde vio como la niña salía corriendo en dirección del edificio, dejando a la mujer sola, algo desconcertada. A pesar de que desconfiara de las mujeres, no dejaba de ser un caballero y se acercó a ella, con intención de ayudar. - Creo que ha entrado por la puerta principal, ¿desea que la acompañe a buscarla? - intentó mostrar una sonrisa en sus labios, para que eso proyectara seguridad en la mujer, pero estaba seguro que de los dos, quien poseía mas desconfianza, era él, -¿Porque no puedes simplemente marcharte y volver con un plan bien definido? - se reprochó mentalmente. Sus ojos, volvieron a mirar intensamente a la joven, para luego llevar su mirada a la puerta entreabierta.
Sus pasos se volvieron a detener, cuando observó como la niña y la mujer, comenzaban a interactuar, parecía que la joven lo disfrutaba, ¿acaso sería algún pariente de la pequeña? ¿la habría encontrado y venía a reclamarla? de eso no podía estar seguro, pero el semblante de la joven se veía apacible y sereno, cada vez que contemplaba a la criatura.
Fue allí donde vio como la niña salía corriendo en dirección del edificio, dejando a la mujer sola, algo desconcertada. A pesar de que desconfiara de las mujeres, no dejaba de ser un caballero y se acercó a ella, con intención de ayudar. - Creo que ha entrado por la puerta principal, ¿desea que la acompañe a buscarla? - intentó mostrar una sonrisa en sus labios, para que eso proyectara seguridad en la mujer, pero estaba seguro que de los dos, quien poseía mas desconfianza, era él, -¿Porque no puedes simplemente marcharte y volver con un plan bien definido? - se reprochó mentalmente. Sus ojos, volvieron a mirar intensamente a la joven, para luego llevar su mirada a la puerta entreabierta.
Mitya Dorosh- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/04/2017
Re: Una nueva luz nació en el corazón de la soledad (Libre)
Observando lo que le decía aquel hombre en los pasillos del orfanato, Orinya sonrió de lado con suma dulzura, estaba en un lugar que la estaba ablandando y le estaba dando una personalidad que no tenía muy a menudo, pero a pesar de ello sonrió completamente y puso las manos en jarras como si quisiera estar jugando al escondite con la pequeña y el hombre.
- me pregunto dónde se habrá metido – Dijo en voz alta, por supuesto como yendo dirigido hacia la niña que escuchaba perfectamente su risita detrás de la puerta entreabierta, pero Orinya solo sonrió mientras negaba con tranquilidad – Creo que quiere jugar al escondite – susurro un poco cuando se acercó al oído de aquel hombre al que no sabía su nombre ni nada de él, ni lo que hacía en el orfanato – Perdón, me encantan los niños –dijo cuando ya se había puesto de nuevo en su sitio, a unos centímetros del hombre con una sonrisa tranquila – hay que tener…paciencia y me estaba bueno, como no hay hombre que desee mi compañ… -Orinya se dio cuenta que estaba siendo un poco indecorosa pero ¿desde cuándo le había importado eso? – Lo siento caballero, no le conozco y seguro que tiene mejores cosas que hacer que escucharme –terminó riendo un poco y se dirigió hacia la puerta entreabierta, mostrando los cabellos de la niña y en cuanto la abrió, la niña salió corriendo por donde entraron hace unos momentos.
- Agh…- Orinya estaba cansada del juego, pero se quedó en el sitio ya que una de las ayudantes del orfanato atrapó a la niña a tiempo para llevársela a comer junto con los otros niños.
Silencio había en aquel pasillo. Orinya sabía que mientras estuvieran los niños caminando hacia el comedor se había quedado atrapada con aquel caballero con el que le había contado tonterías. Rodo los ojos recordando el momento bochornoso y se rasco un poco la nuca para recolocarse el pelo hacia delante, la cola parecía no acabarse. Dio una rápida mirada hacia el caballero y antes de que notara que lo miraba, retiro sus ojos marrones del caballero. Estaba nerviosa y sinceramente no entendía porque estaba así. Era solamente un hombre. Aún recordaba como aquel brujo de su pasado la había tratado con tanto desdén. No volvió a saber nada de él.
- ¿Qué hace aquí? –Pregunto finalmente para poder romper el hielo tan fuerte que se estaba formando en aquel momento entre ella y el caballero. Estar tensa no es lo suyo tampoco ni lo que quería en aquel momento.
- me pregunto dónde se habrá metido – Dijo en voz alta, por supuesto como yendo dirigido hacia la niña que escuchaba perfectamente su risita detrás de la puerta entreabierta, pero Orinya solo sonrió mientras negaba con tranquilidad – Creo que quiere jugar al escondite – susurro un poco cuando se acercó al oído de aquel hombre al que no sabía su nombre ni nada de él, ni lo que hacía en el orfanato – Perdón, me encantan los niños –dijo cuando ya se había puesto de nuevo en su sitio, a unos centímetros del hombre con una sonrisa tranquila – hay que tener…paciencia y me estaba bueno, como no hay hombre que desee mi compañ… -Orinya se dio cuenta que estaba siendo un poco indecorosa pero ¿desde cuándo le había importado eso? – Lo siento caballero, no le conozco y seguro que tiene mejores cosas que hacer que escucharme –terminó riendo un poco y se dirigió hacia la puerta entreabierta, mostrando los cabellos de la niña y en cuanto la abrió, la niña salió corriendo por donde entraron hace unos momentos.
- Agh…- Orinya estaba cansada del juego, pero se quedó en el sitio ya que una de las ayudantes del orfanato atrapó a la niña a tiempo para llevársela a comer junto con los otros niños.
Silencio había en aquel pasillo. Orinya sabía que mientras estuvieran los niños caminando hacia el comedor se había quedado atrapada con aquel caballero con el que le había contado tonterías. Rodo los ojos recordando el momento bochornoso y se rasco un poco la nuca para recolocarse el pelo hacia delante, la cola parecía no acabarse. Dio una rápida mirada hacia el caballero y antes de que notara que lo miraba, retiro sus ojos marrones del caballero. Estaba nerviosa y sinceramente no entendía porque estaba así. Era solamente un hombre. Aún recordaba como aquel brujo de su pasado la había tratado con tanto desdén. No volvió a saber nada de él.
- ¿Qué hace aquí? –Pregunto finalmente para poder romper el hielo tan fuerte que se estaba formando en aquel momento entre ella y el caballero. Estar tensa no es lo suyo tampoco ni lo que quería en aquel momento.
Kyra- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/09/2015
Re: Una nueva luz nació en el corazón de la soledad (Libre)
La acompaño al interior del orfanato, en silencio, con sus anos unidas a su espalda, la barbilla levemente elevada y sus ojos fijos en el cabello abundante de la joven. No pudo dejar de pensar, en lo traicioneras que podían ser las mujeres, seguramente estaba siendo injusto, ¿porque ésta mujer debía ser igual de peligrosa que aquella otra mujer que había participado del asesinato de sus padres? no, no podía ser así, él era consiente de eso, pero por más que lo intentaba, desconfiaba de las mujeres, sin excepción. Apretó su mandíbula, intentando dejar salir la frustración que aquel sentimiento le causaba.
Caminando pensativo, tras la joven, tuvo que ser rápido en sus movimientos, para no chocar con la mujer, cuando ella se detuvo en seco, al aparecer de repente la niña. Su mirada se posó en las reacciones de aquella muchacha llamada Orinya, y no pudo dejar de sonreír de lado, cuando ésta hizo un leve berrinche por la manera en que la niña jugaba con ella. Aquella sonrisa se esfumó, cuando fue consiente, ¿porqué se había sonreído? era la primera vez en años y él lo sabía bien, ¿acaso estaba bajando la guardia? ¿pero que pasaría si aquella joven era uno de los secuaces que habían secuestrado a los niños? volvió a endurecer su mirada y su mandíbula, clavando sus ojos en la nuca de la mujer, en el momento en que ésta se masajeaba el cuello, como si le hiciera mal. Ante esa reacción, el carraspeó y miró hacia otro lado, - Vaya que es una mujer muy particular - caviló, mientras volvía a sonreír, escondiendo su rostro de ella, hasta que logró volver a mostrarse imperterrito como hacía un instante.
Inspiró profundo pero en silencio y llevó su mirada a la mujer que había aparecido y que hablaba con Orinya, se pegó a la pared, para dejar pasar a los niños que se dirigían al comedor. Pudo ver a los dos hermanitos, a pesar de sus temores, pudo ver que se encontraban en buen estado, solo tenía que encontrar la forma de llevárselos lo antes posible. Pensando en ello, no se percató que habían quedado solos nuevamente, en mitad del pasillo, ni que la joven, se había volteado a verle, para preguntarle que estaba haciendo allí. Ante aquella pregunta, él se quedó congelado, porque en verdad, ya no sabía que decirle, aunque de una cosa estaba seguro, no podía decir la verdad, por un lado, porque no la conocía y aun dudaba de confiar en las mujeres, o mejor dicho, de ella. Por otro ¿lado, que se suponía que debía decir? su mirada se clavó en los orbes de la joven, pero no era una mirada dura, por el contrario, era dulce, cosa que a él mismo lo sorprendió, - Pues, estaba esperando a un amigo y su esposa que deseaban adoptar a un par de niños - dijo, casi sin pensarlo mucho, pues en verdad, ese había sido la escusa desde el principio.
Caminando pensativo, tras la joven, tuvo que ser rápido en sus movimientos, para no chocar con la mujer, cuando ella se detuvo en seco, al aparecer de repente la niña. Su mirada se posó en las reacciones de aquella muchacha llamada Orinya, y no pudo dejar de sonreír de lado, cuando ésta hizo un leve berrinche por la manera en que la niña jugaba con ella. Aquella sonrisa se esfumó, cuando fue consiente, ¿porqué se había sonreído? era la primera vez en años y él lo sabía bien, ¿acaso estaba bajando la guardia? ¿pero que pasaría si aquella joven era uno de los secuaces que habían secuestrado a los niños? volvió a endurecer su mirada y su mandíbula, clavando sus ojos en la nuca de la mujer, en el momento en que ésta se masajeaba el cuello, como si le hiciera mal. Ante esa reacción, el carraspeó y miró hacia otro lado, - Vaya que es una mujer muy particular - caviló, mientras volvía a sonreír, escondiendo su rostro de ella, hasta que logró volver a mostrarse imperterrito como hacía un instante.
Inspiró profundo pero en silencio y llevó su mirada a la mujer que había aparecido y que hablaba con Orinya, se pegó a la pared, para dejar pasar a los niños que se dirigían al comedor. Pudo ver a los dos hermanitos, a pesar de sus temores, pudo ver que se encontraban en buen estado, solo tenía que encontrar la forma de llevárselos lo antes posible. Pensando en ello, no se percató que habían quedado solos nuevamente, en mitad del pasillo, ni que la joven, se había volteado a verle, para preguntarle que estaba haciendo allí. Ante aquella pregunta, él se quedó congelado, porque en verdad, ya no sabía que decirle, aunque de una cosa estaba seguro, no podía decir la verdad, por un lado, porque no la conocía y aun dudaba de confiar en las mujeres, o mejor dicho, de ella. Por otro ¿lado, que se suponía que debía decir? su mirada se clavó en los orbes de la joven, pero no era una mirada dura, por el contrario, era dulce, cosa que a él mismo lo sorprendió, - Pues, estaba esperando a un amigo y su esposa que deseaban adoptar a un par de niños - dijo, casi sin pensarlo mucho, pues en verdad, ese había sido la escusa desde el principio.
Mitya Dorosh- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/04/2017
Re: Una nueva luz nació en el corazón de la soledad (Libre)
Escucho atentamente las palabras del hombre con el que estaba en aquel pasillo – Deben de estar ansiosos por querer a un niño o niña –suspira- Yo pensaba en adoptar a Cryselle, la niña con la que estaba antes jugando –se calló de repente dándose cuenta de que posiblemente sus motivos no le importaran al hombre – pero estaría probablemente mal visto que una madre soltera esté sola con su niña además de ser adoptada – se puso a pensar y no se dio cuenta de que lo hacía en alto.
– Es una locura, primero tendría que obtener una relación con alguien que quisiera o compartiera los mismos sentimientos pero eso nunca se sabe al momento –rápidamente se calló tapándose la boca con la mano, observo al hombre y al parecer no estaba muy sonriente. Lo mismo sería una persona dura y fría que la misma loba no pudiera derretir aquel firme temperamento, pero una cosa era que tampoco es que la hubiera ignorado – Seguro que están ansiosos de formar una familia – miro al hombre – sus amigos me refiero – Orinya estaba sonriente al lado de aquel hombre, cómoda si se atrevía a decirlo.
En cuanto Orinya iba a irse del orfanato ya que en esas horas los niños estarían comiendo, sabía que Cryselle no iba a poder adoptarla ya que la mujer que vino antes a hablar con ella, era para decirle que no habían aceptado su solicitud para poder adoptar a la pequeña, por lo que cuando estaba a punto de dirigir sus pasos hacia la puerta, la pequeña vino corriendo manchada de salsa de tomate en los morros y con una servilleta en la mano, Orinya vio como la niña se limpiaba y acto seguido, tras dejar caer la servilleta Orinya vio como la pequeña Cryselle le rodeaba los muslos de las piernas entre lágrimas.
- ¡Noo! ¡NOO! ¡No quero ig con ezaz personaag – La niña Cryselle estaba llorando con tal fuerza que su rostro estaba enrojecido, Orinya no decía nada, tan solo aguantaba la congoja de las lágrimas – No quero! No quero!
- Cryselle – Orinya ya la miraba con el entrecejo fruncido, hizo que la niña se separase y entonces se agacho para ponerse a la altura de la pequeña – Te he dicho siempre que una niña fuerte no llora nunca – Orinya esperaba que Cryselle dejase de llorar pero fue inútil, la iban a separar de su lado y probablemente no sabía a qué tipo de familia la llevarían – Cryselle, ¡Deja de llorar! – y entonces la pequeña niña dejó el llanto, Orinya limpio esas lágrimas del rostro de la pequeña de cinco años – Vas a ir a una buena familia, en donde te querrán mucho y te harán ser una bella señorita – dijo con una sonrisa forzada – Y además, sabrán cuidar de ti y ya sabes de qué manera tienen que cuidarte una vez al mes – Acabo por decir en bajito a la niña en el oído y ya Cryselle la abrazo por el cuello, Orinya la tomo entre sus brazos y cuando se levantó y puso de pie, lo hizo sujetando a la niña entre sus brazos, alargando el abrazo lo más que pudo.
Orinya fue dejando en el suelo a la pequeña para que ambos corazones se despidieran por última vez.
– Es una locura, primero tendría que obtener una relación con alguien que quisiera o compartiera los mismos sentimientos pero eso nunca se sabe al momento –rápidamente se calló tapándose la boca con la mano, observo al hombre y al parecer no estaba muy sonriente. Lo mismo sería una persona dura y fría que la misma loba no pudiera derretir aquel firme temperamento, pero una cosa era que tampoco es que la hubiera ignorado – Seguro que están ansiosos de formar una familia – miro al hombre – sus amigos me refiero – Orinya estaba sonriente al lado de aquel hombre, cómoda si se atrevía a decirlo.
En cuanto Orinya iba a irse del orfanato ya que en esas horas los niños estarían comiendo, sabía que Cryselle no iba a poder adoptarla ya que la mujer que vino antes a hablar con ella, era para decirle que no habían aceptado su solicitud para poder adoptar a la pequeña, por lo que cuando estaba a punto de dirigir sus pasos hacia la puerta, la pequeña vino corriendo manchada de salsa de tomate en los morros y con una servilleta en la mano, Orinya vio como la niña se limpiaba y acto seguido, tras dejar caer la servilleta Orinya vio como la pequeña Cryselle le rodeaba los muslos de las piernas entre lágrimas.
- ¡Noo! ¡NOO! ¡No quero ig con ezaz personaag – La niña Cryselle estaba llorando con tal fuerza que su rostro estaba enrojecido, Orinya no decía nada, tan solo aguantaba la congoja de las lágrimas – No quero! No quero!
- Cryselle – Orinya ya la miraba con el entrecejo fruncido, hizo que la niña se separase y entonces se agacho para ponerse a la altura de la pequeña – Te he dicho siempre que una niña fuerte no llora nunca – Orinya esperaba que Cryselle dejase de llorar pero fue inútil, la iban a separar de su lado y probablemente no sabía a qué tipo de familia la llevarían – Cryselle, ¡Deja de llorar! – y entonces la pequeña niña dejó el llanto, Orinya limpio esas lágrimas del rostro de la pequeña de cinco años – Vas a ir a una buena familia, en donde te querrán mucho y te harán ser una bella señorita – dijo con una sonrisa forzada – Y además, sabrán cuidar de ti y ya sabes de qué manera tienen que cuidarte una vez al mes – Acabo por decir en bajito a la niña en el oído y ya Cryselle la abrazo por el cuello, Orinya la tomo entre sus brazos y cuando se levantó y puso de pie, lo hizo sujetando a la niña entre sus brazos, alargando el abrazo lo más que pudo.
Orinya fue dejando en el suelo a la pequeña para que ambos corazones se despidieran por última vez.
Kyra- Licántropo Clase Alta
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Re: Una nueva luz nació en el corazón de la soledad (Libre)
Aquella mujer, provocaba en el ruso, diferentes reacciones, pero ninguna amorosa o de piedad. No era culpa de la joven, quien parecía ser sumamente dulce y un tanto ingenua, sino que Lukyan, detestaba a las mujeres, aunque pudiera parecer irracional, puesto que hacía pagar a justas por pecadoras, pero en su mente un tanto retorcida, siempre cabía la posibilidad de ser nuevamente burlado por alguna fémina, en la que pusiera el corazón en sus manos. Él, se había jurado, jamás volver a caer en la misma trampa, y por esa razón, se mantuvo frío y un tanto distante, ante las palabras de la joven, o el comentario certero, de que jamás el orfanato, permitiría que una mujer soltera, adoptara a una chiquilla.
Con un seco movimiento de cabeza, dio a entender, de forma afirmativa, que los supuestos amigos que el militara esperaban, estaba deseosos de llevarse a los pequeños. Mas se mantuvo como estatua, cuando la joven resibió la triste noticia de que su solicitud de adopción había sido denegada. En cambio, la de los supuestos padres, había sido aceptada, sin ningún problema, aún sin siquiera estar presentes la pareja, solo con el pedido verbal, de un simple desconocido, - puta vida - pensó, mientras observaba como la empleada del orfanato se alejaba de ellos, por ese horrible pasillo, del tétrico y húmedo edificio. Observó el andar de aquella muchacha, se notaba a la legua, que se trataba de alguna huérfana, que tras cumplir la mayoría de edad, había sido acogida, como empleada o doncella del lugar, recibiendo apenas un sueldo misero, casa y comida - si a ésto, se puede llamar casa - caviló, mientras continuaba pensando en cuanto más podría llegar a vivir, puesto que por sus facciones, una tos insistente, se notaba que aquella empleada portaba tuberculosis, siendo un potencial peligro para todas las criaturas que allí se alojaban.
Aún sacaba conclusiones, cuando el sonido inconfundible de pisadas infantiles, le trajo de vuelta de sus pensamientos. Su mirada se dirigió nuevamente a la mujer que le hacía compañía, aunque no había estado entre sus planes, ni esperaba que siguiera dándole lata, pues ya tenía lo que había venido a buscar y por fín se podría ir, por donde había llegado. Mas aquella escena cargada de sentimentalismos, logró llamar su atención, obviamente no lo conmovía, pero de pronto, pensó que no sería mala idea, poder tener alguna que otra empleada en su compañía, - lamentablemente, las mujeres son un mal necesario y mi empresa lo merece, con tal de conseguir buenos resultados y que las misiones sigan siendo todo un éxito - caviló, mientras una sonrisa de lado, se creaba en su pétreo rostro. pronto, volvió a su impertérrita apariencia y esperó paciente que la conmovedora escena terminara. Cuando la niña fue conducida nuevamente a la zona de los comedores, Lukyan, se dirigió con paso lento hacia la puerta principal, pudo comprobar que la joven no lo seguía, parecía estar atrapada en su mundo interior, negándose a la triste realidad de perder la única posibilidad de adoptar a esa criatura.
El ruso, giró su torso, lo suficiente para poder mirarla, - No creo que pueda volver a escaparse de sus celadores... no por lo menos en ésta noche - afirmó, para luego hacer un silencio teatral y así obtener la atención de la fémina - pero, si aún no ha perdido la fe en conseguir su tan ansiado sueño, tal vez pueda ayudarle - dijo, clavando la mirada en la ajena, intentando escudriñar en el interior de la mente femenina, para tener la certeza de haber logrado el objetivo de dominar su interés.
Sin decir una palabra mas, se giró nuevamente, en dirección de la puerta principal y tras abrirla, descendió los escalones, llegando así a la acera, aún no estaba seguro de si podría conseguir manipular a la joven, pero no dejaría de intentarlo, solo necesitaba encontrar los hilos adecuados para convertirla en una útil y delicada marioneta.
Con un seco movimiento de cabeza, dio a entender, de forma afirmativa, que los supuestos amigos que el militara esperaban, estaba deseosos de llevarse a los pequeños. Mas se mantuvo como estatua, cuando la joven resibió la triste noticia de que su solicitud de adopción había sido denegada. En cambio, la de los supuestos padres, había sido aceptada, sin ningún problema, aún sin siquiera estar presentes la pareja, solo con el pedido verbal, de un simple desconocido, - puta vida - pensó, mientras observaba como la empleada del orfanato se alejaba de ellos, por ese horrible pasillo, del tétrico y húmedo edificio. Observó el andar de aquella muchacha, se notaba a la legua, que se trataba de alguna huérfana, que tras cumplir la mayoría de edad, había sido acogida, como empleada o doncella del lugar, recibiendo apenas un sueldo misero, casa y comida - si a ésto, se puede llamar casa - caviló, mientras continuaba pensando en cuanto más podría llegar a vivir, puesto que por sus facciones, una tos insistente, se notaba que aquella empleada portaba tuberculosis, siendo un potencial peligro para todas las criaturas que allí se alojaban.
Aún sacaba conclusiones, cuando el sonido inconfundible de pisadas infantiles, le trajo de vuelta de sus pensamientos. Su mirada se dirigió nuevamente a la mujer que le hacía compañía, aunque no había estado entre sus planes, ni esperaba que siguiera dándole lata, pues ya tenía lo que había venido a buscar y por fín se podría ir, por donde había llegado. Mas aquella escena cargada de sentimentalismos, logró llamar su atención, obviamente no lo conmovía, pero de pronto, pensó que no sería mala idea, poder tener alguna que otra empleada en su compañía, - lamentablemente, las mujeres son un mal necesario y mi empresa lo merece, con tal de conseguir buenos resultados y que las misiones sigan siendo todo un éxito - caviló, mientras una sonrisa de lado, se creaba en su pétreo rostro. pronto, volvió a su impertérrita apariencia y esperó paciente que la conmovedora escena terminara. Cuando la niña fue conducida nuevamente a la zona de los comedores, Lukyan, se dirigió con paso lento hacia la puerta principal, pudo comprobar que la joven no lo seguía, parecía estar atrapada en su mundo interior, negándose a la triste realidad de perder la única posibilidad de adoptar a esa criatura.
El ruso, giró su torso, lo suficiente para poder mirarla, - No creo que pueda volver a escaparse de sus celadores... no por lo menos en ésta noche - afirmó, para luego hacer un silencio teatral y así obtener la atención de la fémina - pero, si aún no ha perdido la fe en conseguir su tan ansiado sueño, tal vez pueda ayudarle - dijo, clavando la mirada en la ajena, intentando escudriñar en el interior de la mente femenina, para tener la certeza de haber logrado el objetivo de dominar su interés.
Sin decir una palabra mas, se giró nuevamente, en dirección de la puerta principal y tras abrirla, descendió los escalones, llegando así a la acera, aún no estaba seguro de si podría conseguir manipular a la joven, pero no dejaría de intentarlo, solo necesitaba encontrar los hilos adecuados para convertirla en una útil y delicada marioneta.
Mitya Dorosh- Licántropo Clase Alta
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Re: Una nueva luz nació en el corazón de la soledad (Libre)
Su mirada solo iba hacia la pequeña mientras que las palabras del hombre le hacían mella en el interior de su mente y alma. Las palabras de aquel hombre hacían que ella quisiera estar en una posibilidad próxima a tener a la niña entre sus brazos y así poder ser una madre…soltera.
¿Pero cómo?
- ¡Espere! –Saliendo corriendo pero con cuidado de no tropezarse, aquel hombre estaba todavía cerca del orfanato, estaba harta de ir de dulce e inocentona cuando la trataban de tonta - ¿Qué me está proponiendo? ¿Qué saquemos a la niña como una pareja? Para eso se necesitan unos papeles, ¡Papeles y certificados de matrimonio y hacienda! – Cruzo sus brazos sobre su pecho, ladeo su cabeza hacia un lado, pretendiendo de parecer enfadada pero más bien estaba pendiente de las palabras que aquel hombre tuviera para ella, pero nada. Parecía querer estudiarse las palabras, pero Orinya descruzo los brazos, cansada estaba de que algo no fuese bien en su vida.
Tener a la niña cada día en sus brazos, sería como renacer, como volver a sentirse necesitada como que alguien la necesitaba. Sentirse de esa manera le haría dar un posible sentido a su vida. Nada importa si tienes algo por lo que defender, pero tampoco nada importa cuando estas mustia ya que nada te sale bien o nadie quiere pasar una eternidad a tu lado o esperar si quiera a que mueras de ancianito, los dos al lado de cada uno.
- Mire, no puedo hacer nada. Esos papeles son muy difíciles de conseguir y si por alguna locura, accedemos a hacer eso, yo me quedo sin la niña. Los padres vienen en la tarde, para entonces no habría manera de que esa niña estuviera entre mis brazos. Usted sin embargo, intuyo un plan un poco más oscuro o que se yo… -Orinya giro su rostro hacia un lado con los ojos cerrados, aguantándose las lágrimas de la derrota frente a un hombre que no demuestra ningún tipo de sentimientos – Siento haberle hecho presenciar todo lo que ha visto en el orfanato….Espero que sus amigos se reúnan con esos niños y sean una familia feliz.
Con esas palabras, Orinya se atavió mejor el abrigo sobre el vestido que llevaba ese día. Los pasos que comenzaron a dar fueron firmes y con determinación y con el pensamiento de ir solamente a su hogar en los bosques.
¿Pero cómo?
- ¡Espere! –Saliendo corriendo pero con cuidado de no tropezarse, aquel hombre estaba todavía cerca del orfanato, estaba harta de ir de dulce e inocentona cuando la trataban de tonta - ¿Qué me está proponiendo? ¿Qué saquemos a la niña como una pareja? Para eso se necesitan unos papeles, ¡Papeles y certificados de matrimonio y hacienda! – Cruzo sus brazos sobre su pecho, ladeo su cabeza hacia un lado, pretendiendo de parecer enfadada pero más bien estaba pendiente de las palabras que aquel hombre tuviera para ella, pero nada. Parecía querer estudiarse las palabras, pero Orinya descruzo los brazos, cansada estaba de que algo no fuese bien en su vida.
Tener a la niña cada día en sus brazos, sería como renacer, como volver a sentirse necesitada como que alguien la necesitaba. Sentirse de esa manera le haría dar un posible sentido a su vida. Nada importa si tienes algo por lo que defender, pero tampoco nada importa cuando estas mustia ya que nada te sale bien o nadie quiere pasar una eternidad a tu lado o esperar si quiera a que mueras de ancianito, los dos al lado de cada uno.
- Mire, no puedo hacer nada. Esos papeles son muy difíciles de conseguir y si por alguna locura, accedemos a hacer eso, yo me quedo sin la niña. Los padres vienen en la tarde, para entonces no habría manera de que esa niña estuviera entre mis brazos. Usted sin embargo, intuyo un plan un poco más oscuro o que se yo… -Orinya giro su rostro hacia un lado con los ojos cerrados, aguantándose las lágrimas de la derrota frente a un hombre que no demuestra ningún tipo de sentimientos – Siento haberle hecho presenciar todo lo que ha visto en el orfanato….Espero que sus amigos se reúnan con esos niños y sean una familia feliz.
Con esas palabras, Orinya se atavió mejor el abrigo sobre el vestido que llevaba ese día. Los pasos que comenzaron a dar fueron firmes y con determinación y con el pensamiento de ir solamente a su hogar en los bosques.
Kyra- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/09/2015
Re: Una nueva luz nació en el corazón de la soledad (Libre)
- Espere, no puede dejar que los deseos y la urgencia le derroten - dijo el ruso, al verla irse del lugar derrotada. Había querido presionarla, pero se daba cuenta que la joven ya estaba en el limite de sus posibilidades. No se trataba de que se condoliera de ella, sino, que sus planes se podrían frustrar también. Debía encontrar la forma de conseguir mas tiempo, no solo para con sus objetivos, los dos pequeños del matrimonio ruso, sino que también para aquella niña, ya que así, podría conseguir la participación de la joven en sus negocios.
Se apresuró en llegar a donde la joven se encontraba, alargando su mano y tomando un tanto brusco el brazo de la mujer, - [color=#f5ec44]he dicho que espere[/color] - le repitió - creo que puedo ayudarle, pero... deberá confiar ciegamente en mi... - sus ojos buscaron los ajenos - le prometo que haré hasta lo imposible para que esa niña esté a su lado... pero necesito que me ayude... hay vidas que dependen de mi... - se detuvo, pensando si le convenía desvelar sus intenciones, pero había comprendido que no podría manejarla como él creía, debería exponer su plan, pero no podría hacerlo delante del orfanato o en mitad de la calle.
suspiró mientras soltaba el brazo de la fémina, al momento en que sus miradas se encontraron, - deme unos minutos para explicarle... si ambos cooperamos, le aseguro que esa niña no necesitará a otra familia, mas que a usted -, sus palabras sonaron firmes, con el peso de quien sabe que unos hilos bien manejados, podían hacer que los obstáculos que impedían que las dos mujeres pudieran por fin estar juntas.
Señaló un café que se encontraba cruzando la calle, - ¿que dice? ¿accederá a escuchar lo que he pensado en como ayudarnos mutuamente? - su mirada, se clavó en la ajena, esperando haber logrado campar su interés, de no ser así, debería apresurarse a volver a su oficina y mover sus influencias, antes que os niños fueran transferido a otro lugar.
Se apresuró en llegar a donde la joven se encontraba, alargando su mano y tomando un tanto brusco el brazo de la mujer, - [color=#f5ec44]he dicho que espere[/color] - le repitió - creo que puedo ayudarle, pero... deberá confiar ciegamente en mi... - sus ojos buscaron los ajenos - le prometo que haré hasta lo imposible para que esa niña esté a su lado... pero necesito que me ayude... hay vidas que dependen de mi... - se detuvo, pensando si le convenía desvelar sus intenciones, pero había comprendido que no podría manejarla como él creía, debería exponer su plan, pero no podría hacerlo delante del orfanato o en mitad de la calle.
suspiró mientras soltaba el brazo de la fémina, al momento en que sus miradas se encontraron, - deme unos minutos para explicarle... si ambos cooperamos, le aseguro que esa niña no necesitará a otra familia, mas que a usted -, sus palabras sonaron firmes, con el peso de quien sabe que unos hilos bien manejados, podían hacer que los obstáculos que impedían que las dos mujeres pudieran por fin estar juntas.
Señaló un café que se encontraba cruzando la calle, - ¿que dice? ¿accederá a escuchar lo que he pensado en como ayudarnos mutuamente? - su mirada, se clavó en la ajena, esperando haber logrado campar su interés, de no ser así, debería apresurarse a volver a su oficina y mover sus influencias, antes que os niños fueran transferido a otro lugar.
Mitya Dorosh- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 08/04/2017
Re: Una nueva luz nació en el corazón de la soledad (Libre)
Orinya jadeo en cuanto el caballero le tomo del brazo, haciendo que ella se chocara y apoyase sobre el pecho de este quedando muy cerca del rostro ajeno. Se alejó lo suficiente para no levantar pensamientos raros entre ambos y mientras intentaba recomponerse, noto como le soltó del brazo y le escuchaba atentamente. Aquel hombre decía que le daría a ella la oportunidad de estar con Chryselle, pero ¿de verdad la podría tener a su lado? ¿Qué era lo que quería el hombre?
Una vez que se separó ya estando cara a cara frente aquel caballero, este le propuso ir a una cafetería que se encontraba cerca de donde estaban. Ella asintió tomando ella la iniciativa, no había más cafeterías alrededor por lo que se fue hacia la única que había en la zona. Su vestido le bailaba conforme el viento se levantaba y removía el polvo de los adoquines de Paris. Vio que enseguida, una pareja se fue de una mesa que estaba bien escondida y si el hombre quería darle información de algún plan, mejor estar escondidos que a la vista por si alguien pudiera sospechar o de si alguien la veía. Ya se había dado cuenta que pocas personas la querían en París, Georgina la que menos.
Para cuando se había sentado en el asiento que hacia esquina, se quitó el abrigo poco a poco, dejando ver su sencillo vestido que no era tan sencillo. Su vestido era marrón ocre de manga larga fina y un hermoso escote que dejaba vista a la imaginación. De cualquier manera estaba acostumbrada de si alguien le miraba. Sabría que alguien estaría atento a ella por el escote que llevaba. Cuando veía aproximarse al caballero del orfanato, hizo una señal para que el camarero se les acercara.
-Dame mientras tanto un vaso de agua por favor – Pidió con completa educación.
-Si señorita, enseguida le traigo el agua.
No quería el agua, pero si lo quería por si tenía que calmar los nervios de alguien.
Una vez que se separó ya estando cara a cara frente aquel caballero, este le propuso ir a una cafetería que se encontraba cerca de donde estaban. Ella asintió tomando ella la iniciativa, no había más cafeterías alrededor por lo que se fue hacia la única que había en la zona. Su vestido le bailaba conforme el viento se levantaba y removía el polvo de los adoquines de Paris. Vio que enseguida, una pareja se fue de una mesa que estaba bien escondida y si el hombre quería darle información de algún plan, mejor estar escondidos que a la vista por si alguien pudiera sospechar o de si alguien la veía. Ya se había dado cuenta que pocas personas la querían en París, Georgina la que menos.
Para cuando se había sentado en el asiento que hacia esquina, se quitó el abrigo poco a poco, dejando ver su sencillo vestido que no era tan sencillo. Su vestido era marrón ocre de manga larga fina y un hermoso escote que dejaba vista a la imaginación. De cualquier manera estaba acostumbrada de si alguien le miraba. Sabría que alguien estaría atento a ella por el escote que llevaba. Cuando veía aproximarse al caballero del orfanato, hizo una señal para que el camarero se les acercara.
-Dame mientras tanto un vaso de agua por favor – Pidió con completa educación.
-Si señorita, enseguida le traigo el agua.
No quería el agua, pero si lo quería por si tenía que calmar los nervios de alguien.
Kyra- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/09/2015
Re: Una nueva luz nació en el corazón de la soledad (Libre)
Era una mujer extraña, vaya que si lo era. puesto que apenas decir su discurso misterioso, Lukyan, observó como la joven se daba media vuelta y tomaba la iniciativa de dirigirse al único café que existía en el lugar. Sonrió de costado, con esa sonrisa de picardía y descaro que tanto lo caracterizaba. Aquella mujer, le gustaba cada vez mas, pero de algo estaba seguro, jamás volvería a confiar en una mujer, bastante daño le habían hecho en el pasado, tanto, que estaba seguro que jamás permitiría que ninguna mujer lograra traspasar la barrera que protegía su destruido corazón.
Con paso lento, su mirada puesta en todo momento en el cuerpo de la joven, que parecía una delgada y flexible planta de junco, hermosa, llena de energía, pero en extremo peligrosa. el ruso enarcó una ceja y se detuvo un instante, dejando que la joven prosiguiera, no deseaba que los vieran llegar juntos, debía ser muy cuidadoso, puesto que estaban muy cerca del orfanato. Inspiró profundamente, mientras liaba un cigarro, lo encendía y realizaba la primer calada. Hacía casi un día que no fumaba, pero, aquella situación lo estaba tensionando demasiado. Tras varias secas, dejó caer el cigarrillo y lo pisó con la punta de la bota, asegurándose de haberlo apagado, - debes tener cuidado de las mujeres, puesto que suelen tratar de la misma manera a los incautos como el que alguna vez fuiste - caviló, mientras, comenzaba a acercarse al café.
Abrió la puerta, entró y buscó con insistencia a la joven, quien ya se había ubicado en una de las mesas mas apartadas, - vaya que es inteligente o mas bien... astuta - se dijo, sonriendo de lado, y bajando la cabeza, para que ella no se diera cuenta de ese gesto demasiado descarado. Caminó con seguridad, hacia la mesa, cuando quedaba poca distancia para llegar, puso atención en el vestido que la joven llevaba, ¿como no había prestado atención en aquella vestimenta? ¿o es que se estaba volviendo tan descuidado? negó mentalmente, - no, hasta hace poco, ella ocultaba con su abrigo tan provocativo vestido - se dijo, mientras fruncía el ceño y se acomodaba en la silla que se encontraba enfrentada a la que ocupaba la joven.
Inspiró intentando calmar sus pensamientos y frustraciones, observó como el joven encargado se apresuraba a traerle un vaso de agua y como éste dejaba vagar sus ojos por el escote provocativo de la joven. Algo molesto, el ruso carraspeó, para que el joven dejara de comportarse tan torpemente, - ¿que pasa, no piensas tomar mi pedido? - dijo con un dejo de fastidio, para luego pedir un café negro, dio por sentado que la joven ya había hecho su pedido y nuevamente le exigió al encargado que se apresurara a traer lo pedido. Cuando al fin quedaron solos, él, llevo sus ojos a los orbes ajenos, la mirada masculina, mostraba a las clara que estaba fastidiado, - le seré sincero... necesito sacar de aquel lugar a dos pequeños que pertenecen a familias rusas... y por lo que usted mencionó, desea poder cuidar de la pequeña con la que la vi hablar en el orfanato -, hizo un silencio bastante teatral, para luego proseguir, -creo que podríamos ayudarnos mutuamente, pero para eso, deberemos dar la apariencia de ser una pareja bien constituida, pero para eso, no debe comportarse de otra manera, que la de una mujer casada, vistiéndose de cierta forma, menos llamativa - dijo, enarcando la ceja y haciendo un movimiento con su mano, tocando su propio cuello, como explicando que el vestido que llevaba la joven era de por mas inapropiado para la tarea que tenían enfrente.
Con paso lento, su mirada puesta en todo momento en el cuerpo de la joven, que parecía una delgada y flexible planta de junco, hermosa, llena de energía, pero en extremo peligrosa. el ruso enarcó una ceja y se detuvo un instante, dejando que la joven prosiguiera, no deseaba que los vieran llegar juntos, debía ser muy cuidadoso, puesto que estaban muy cerca del orfanato. Inspiró profundamente, mientras liaba un cigarro, lo encendía y realizaba la primer calada. Hacía casi un día que no fumaba, pero, aquella situación lo estaba tensionando demasiado. Tras varias secas, dejó caer el cigarrillo y lo pisó con la punta de la bota, asegurándose de haberlo apagado, - debes tener cuidado de las mujeres, puesto que suelen tratar de la misma manera a los incautos como el que alguna vez fuiste - caviló, mientras, comenzaba a acercarse al café.
Abrió la puerta, entró y buscó con insistencia a la joven, quien ya se había ubicado en una de las mesas mas apartadas, - vaya que es inteligente o mas bien... astuta - se dijo, sonriendo de lado, y bajando la cabeza, para que ella no se diera cuenta de ese gesto demasiado descarado. Caminó con seguridad, hacia la mesa, cuando quedaba poca distancia para llegar, puso atención en el vestido que la joven llevaba, ¿como no había prestado atención en aquella vestimenta? ¿o es que se estaba volviendo tan descuidado? negó mentalmente, - no, hasta hace poco, ella ocultaba con su abrigo tan provocativo vestido - se dijo, mientras fruncía el ceño y se acomodaba en la silla que se encontraba enfrentada a la que ocupaba la joven.
Inspiró intentando calmar sus pensamientos y frustraciones, observó como el joven encargado se apresuraba a traerle un vaso de agua y como éste dejaba vagar sus ojos por el escote provocativo de la joven. Algo molesto, el ruso carraspeó, para que el joven dejara de comportarse tan torpemente, - ¿que pasa, no piensas tomar mi pedido? - dijo con un dejo de fastidio, para luego pedir un café negro, dio por sentado que la joven ya había hecho su pedido y nuevamente le exigió al encargado que se apresurara a traer lo pedido. Cuando al fin quedaron solos, él, llevo sus ojos a los orbes ajenos, la mirada masculina, mostraba a las clara que estaba fastidiado, - le seré sincero... necesito sacar de aquel lugar a dos pequeños que pertenecen a familias rusas... y por lo que usted mencionó, desea poder cuidar de la pequeña con la que la vi hablar en el orfanato -, hizo un silencio bastante teatral, para luego proseguir, -creo que podríamos ayudarnos mutuamente, pero para eso, deberemos dar la apariencia de ser una pareja bien constituida, pero para eso, no debe comportarse de otra manera, que la de una mujer casada, vistiéndose de cierta forma, menos llamativa - dijo, enarcando la ceja y haciendo un movimiento con su mano, tocando su propio cuello, como explicando que el vestido que llevaba la joven era de por mas inapropiado para la tarea que tenían enfrente.
Mitya Dorosh- Licántropo Clase Alta
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Re: Una nueva luz nació en el corazón de la soledad (Libre)
Orinya no pudo más que sacar una sonrisa en su rostro.
-Bueno en realidad solamente estaba probándole – Pero en cuanto escucho la otra parte de la propuesta no pudo evitar sonrojarse por la evidencia de querer sacar a Chryselle consigo y llevársela a los bosques para que nadie se la quitara, pero ¿ayudarlo a sacar a dos niños importantes? Necesitaba más datos – Creo que son tiempos desesperados, pero también tengo que sacar a Chryselle de aquel sitio y alejarla de la familia a la que va a ir…. –suspira cogiendo su abrigo para ponérselo sobre los hombros – Dicha familia tiene contactos con personas que trafican con adolescentes, las cuidan hasta que cumplen 18 años y entonces las subastan…- niega furiosa – y Chryselle es hija de una buena amiga mía…
Se quedó pensando aunque no hubiera mucho que pensar - ¿Cuáles son las consecuencias? Me gustaría saber o que tengamos al menos una base creíble para que puedan creérselo en el orfanato y por cierto ¿Cuánto tiempo tienes para recoger a dichos niños? – Vio como el mesero traía el pedido del hombre con el que hablaba, se calló durante el tiempo que estuvo el mesero y para cuando se fue, continuo con las preguntas – y ¿Ha pensado que puede haber sido arriesgado en presentarse ahí? Alguien podría haberle reconocido….-suspiro – Entonces ahora eso puede que tengamos menos tiempo del que pensábamos que teníamos – bebió un poco de su agua.
Orinya se levantó de repente y con una sonrisa dijo “Ahora vuelvo!” para desaparecer e irse hacia una tienda de ropa que pudieran ofrecerle un vestido capacitado para que pareciera una madre dulce y cándida que no tiene oportunidad de tener hijos debido a fallos en los genes o por algún accidente. Estuvo una media hora decidiendo entre pelucas y vestidos, hasta que por fin se decidió por una peluca de cabellera oscura que daba el pego y un vestido de corte turquesa azulado, volantes y con nada de escote dejando ver una pieza de gasa o tul obstaculizando la vista del escondido escote y mientras sostenía entre sus manos unos guantes de color blanco roto, Orinya pensaba en si le gustaría.
Quería salvar a Chryselle y de paso quedársela tal y como prometió a su mejor amiga. Si tenía que pasar por un paripé lo haría y en cuanto pago todo y salió de la tienda vestida, se dirigió hacia la mesa de la cafetería, quedándose quieta frente al hombre con el que planeo o planearon al menos acordar lo que harían a continuación.
-Bueno en realidad solamente estaba probándole – Pero en cuanto escucho la otra parte de la propuesta no pudo evitar sonrojarse por la evidencia de querer sacar a Chryselle consigo y llevársela a los bosques para que nadie se la quitara, pero ¿ayudarlo a sacar a dos niños importantes? Necesitaba más datos – Creo que son tiempos desesperados, pero también tengo que sacar a Chryselle de aquel sitio y alejarla de la familia a la que va a ir…. –suspira cogiendo su abrigo para ponérselo sobre los hombros – Dicha familia tiene contactos con personas que trafican con adolescentes, las cuidan hasta que cumplen 18 años y entonces las subastan…- niega furiosa – y Chryselle es hija de una buena amiga mía…
Se quedó pensando aunque no hubiera mucho que pensar - ¿Cuáles son las consecuencias? Me gustaría saber o que tengamos al menos una base creíble para que puedan creérselo en el orfanato y por cierto ¿Cuánto tiempo tienes para recoger a dichos niños? – Vio como el mesero traía el pedido del hombre con el que hablaba, se calló durante el tiempo que estuvo el mesero y para cuando se fue, continuo con las preguntas – y ¿Ha pensado que puede haber sido arriesgado en presentarse ahí? Alguien podría haberle reconocido….-suspiro – Entonces ahora eso puede que tengamos menos tiempo del que pensábamos que teníamos – bebió un poco de su agua.
Orinya se levantó de repente y con una sonrisa dijo “Ahora vuelvo!” para desaparecer e irse hacia una tienda de ropa que pudieran ofrecerle un vestido capacitado para que pareciera una madre dulce y cándida que no tiene oportunidad de tener hijos debido a fallos en los genes o por algún accidente. Estuvo una media hora decidiendo entre pelucas y vestidos, hasta que por fin se decidió por una peluca de cabellera oscura que daba el pego y un vestido de corte turquesa azulado, volantes y con nada de escote dejando ver una pieza de gasa o tul obstaculizando la vista del escondido escote y mientras sostenía entre sus manos unos guantes de color blanco roto, Orinya pensaba en si le gustaría.
Quería salvar a Chryselle y de paso quedársela tal y como prometió a su mejor amiga. Si tenía que pasar por un paripé lo haría y en cuanto pago todo y salió de la tienda vestida, se dirigió hacia la mesa de la cafetería, quedándose quieta frente al hombre con el que planeo o planearon al menos acordar lo que harían a continuación.
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Re: Una nueva luz nació en el corazón de la soledad (Libre)
Aquella mujer era un torbellino, un huracán que se movía de una forma que podría destrizar todo a su paso, y entre otras cosas, los planes que el ruso tenía con respecto a salvar a esos niños. Debía hacerle entender que las cosas no se podían hacer de la noche a la mañana, ni en un abrir y cerrar de ojos, que se tenía que armar de paciencia y así llegar a buen puerto, si lo que pretendía era salvar a esa pequeña de los padres adoptivos que se suponían ya estaban seleccionados. No solo debería ser cautelosa en sus movimientos, sino que sería necesario ensuciar las manos de varios empleados del orfanato para que los tres niños salieran de aquel lugar sin mancha alguna, ni pedido de búsqueda.
Así que cuando Lukyan comprobó que la joven era impulsiva y poco juiciosa, enarcó una ceja y negó con la cabeza, - así no iremos a ninguna parte -, sin perder el tiempo, salió del café y se dirigió a su coche, donde le esperaba el chófer, al que mandó ha buscar a su secretario y mano derecha, quien haría los entuertos necesarios para que pudieran ellos dos. volver al orfanato y reclamar a los niños.
Tras ver partir al chófer, en rauda marcha, se dispuso a volver al café y esperar paciente a que llegara su secretario, o la joven que había desaparecido sin siquiera decir a donde se había esfumado, lo que fuera primero, le valía. Pues aquí lo realmente necesario era hacerse con las criaturas. Mientras esperaba, redactó una carta, en la que un supuesto padre, dejaba el cuidado de los dos niños a su tío y albacea, el señor Lukyan Komarov. Sabía que nadie se opondría ya que sus contactos tocaban tanto los lugares de la sociedad mas encumbrados, como los mas turbios y peligrosos seres del submundo delictivo del París oculto. ¿Quien se opondría a los deseos de un ser tan peligroso? solo un imbécil, y hasta ahora no se había topado con ninguno.
Pasada una hora, o menos, el secretario del señor Komarov, se acercó con la noticia de que pronto podría retirar a los niños, que solo necesitaba la carta que había escrito y firmado, como el supuesto padre de los niños. Fue el mismo secretario quien terminó de fraguar la falsa misiva y el encargado de llegarse al orfanato para acelerar los tramites. Lo que dejó al ruso, la única tarea de esperar a la que se suponía sería su esposa y con la que irían a buscar, tanto a los pequeños rusos, como a la niña, que tras haber ensuciado con una buena cantidad de francos, aparecieron con rapidez, papeles que demostraban que la niña sería entregada al matrimonio Komarov. Ojeó algo hastiado de esperar, la supuesta libreta de casamiento, solo faltaba que la joven firmara en la linea punteada para que se convirtiera, por unos pocos momentos en la esposas del acaudalado empresario. Suspiró, negando con la cabeza, - Cuanto mas debo esperar, señorita Oryana -, dijo en voz alta y con un dejo de fastidio en el tono de su voz, el frufrú de una falda hizo que levantara la mirada y quedara en total silencio contemplando a esa joven, que en nada o muy poco se parecía a la señorita que conociera en el orfanato.
Así que cuando Lukyan comprobó que la joven era impulsiva y poco juiciosa, enarcó una ceja y negó con la cabeza, - así no iremos a ninguna parte -, sin perder el tiempo, salió del café y se dirigió a su coche, donde le esperaba el chófer, al que mandó ha buscar a su secretario y mano derecha, quien haría los entuertos necesarios para que pudieran ellos dos. volver al orfanato y reclamar a los niños.
Tras ver partir al chófer, en rauda marcha, se dispuso a volver al café y esperar paciente a que llegara su secretario, o la joven que había desaparecido sin siquiera decir a donde se había esfumado, lo que fuera primero, le valía. Pues aquí lo realmente necesario era hacerse con las criaturas. Mientras esperaba, redactó una carta, en la que un supuesto padre, dejaba el cuidado de los dos niños a su tío y albacea, el señor Lukyan Komarov. Sabía que nadie se opondría ya que sus contactos tocaban tanto los lugares de la sociedad mas encumbrados, como los mas turbios y peligrosos seres del submundo delictivo del París oculto. ¿Quien se opondría a los deseos de un ser tan peligroso? solo un imbécil, y hasta ahora no se había topado con ninguno.
Pasada una hora, o menos, el secretario del señor Komarov, se acercó con la noticia de que pronto podría retirar a los niños, que solo necesitaba la carta que había escrito y firmado, como el supuesto padre de los niños. Fue el mismo secretario quien terminó de fraguar la falsa misiva y el encargado de llegarse al orfanato para acelerar los tramites. Lo que dejó al ruso, la única tarea de esperar a la que se suponía sería su esposa y con la que irían a buscar, tanto a los pequeños rusos, como a la niña, que tras haber ensuciado con una buena cantidad de francos, aparecieron con rapidez, papeles que demostraban que la niña sería entregada al matrimonio Komarov. Ojeó algo hastiado de esperar, la supuesta libreta de casamiento, solo faltaba que la joven firmara en la linea punteada para que se convirtiera, por unos pocos momentos en la esposas del acaudalado empresario. Suspiró, negando con la cabeza, - Cuanto mas debo esperar, señorita Oryana -, dijo en voz alta y con un dejo de fastidio en el tono de su voz, el frufrú de una falda hizo que levantara la mirada y quedara en total silencio contemplando a esa joven, que en nada o muy poco se parecía a la señorita que conociera en el orfanato.
Mitya Dorosh- Licántropo Clase Alta
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