AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Risposte [Soren]
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Risposte [Soren]
Recuerdo del primer mensaje :
Aquella decisión era una completa locura. ¿Para qué quería buscarle si ya había pasado un tiempo considerable después de lo de la fiesta? ¿De qué me servía buscar explicaciones? Las necesitaba, por mucho que quisiera negarlo. Necesitaba una razón por la cual me había atacado, necesitaba comprenderlo. No me bastaba el miedo... ¿a qué loco se le podía pasar por la cabeza que yo quisiera hacerle daño a Anuar? ¡Y él había logrado que le dañara! Aquello no iba a olvidarlo así por así, no. No iba a dejarlo pasar como si nada cuando me culpaba una y otra vez por haberle daño a aquel chico que se había vuelto tan importante para mí en tan poco tiempo.
Tenía que encontrarle, estaba decidido. Soren, creía recordar que se llamaba. Su apellido ya era más complicado, sonaba a ruso para mí. ¿De donde sería aquel dichoso bastardo?
Caminé por las calles de París lentamente, guardando las manos en los bolsillos, observando como mi aliento se convertía en vaho cada vez que respiraba, o al menos fingía hacerlo.
Intentaba recopilar toda la información posible sobre aquel tipo. Recordaba su nombre, su aspecto y algo que había nombrado sobre la Universidad. Entendía pues, que debía trabajar allí, así que fue a la Universidad a donde me dirigí.
Entrar allí fue algo un tanto extraño, donde todos parecían mirarme como si fuera alguna clase de monstruo. Me reí ante aquella suposición antes de que mi mente hiciera aparición para recordarme que verdaderamente era un monstruo.
Recorrí los pasillos hasta encontrar lo que parecía una sala de profesores, donde tras dar unos leves golpes en la puerta, logré llamar la atención de uno de los presentes. Al principio me miró un tanto extraño, haciéndome sentir incómodo y obligándome a cubrir la cicatriz de mi cuello con una mano de forma disimulada. Me costó conseguir que se percatara de quién hablaba, pero finalmente entendí que se trataba del profesor Kaarkarogf. ¿Profesor? Evité darle vueltas al tema y conseguir mi propósito: saber donde podía encontrarle.
Me indicó que ya no se hallaba en la Universidad, pues sus clases terminaban a las 10, y que a esa hora se dirigía a una tiendita cercana cuyo nombre me fue difícil entender y memorizar.
Agradecí la amabilidad a aquel hombre de mediana edad y salí del lugar con paso tan lento como el que había usado al entrar. Suspiré frotándome los ojos por el cansancio, los días sin dormir, la falta de alimento y los recuerdos dolorosos hacían que mi cuerpo entrara en una espiral de decadencia de la que parecía no querer salir.
Oculté de nuevo mis manos en los bolsillos del chaquetón y caminé por las calles casi perdido, hasta encontrar una tienda con extraño nombre que parecía similar al que había oído momentos antes, ¿sería aquella?
Entré sin pensarlo dos veces y observé la estancia con detenimiento, examinando el lugar concienzudamente. Entrecerré los ojos molesto por el brillo de algunos objetos y busqué con la mirada al dueño del lugar. Solo me faltaba que no estuviera, sería el colmo.
-Soren, mi eternidad no está a tu merced, así que si estás por ahí... sal.- murmuré dando una vuelta sobre mi mismo aún observando el lugar.
Esperaba que realmente fuera el dueño del lugar. Necesitaba hablar con él, necesitaba saber hasta donde podía llegar, porque a fin de cuentas, también me preocupaba el hecho de que fuera importante para Anuar. ¿Y si le hacía daño? Negué con la cabeza rápidamente, no iba a comportarme como aquel tipo, no iba a atacarle sin motivos.
[Lo siento, es un tanto soso, pero no sabía bien cómo comenzar x__x]
Aquella decisión era una completa locura. ¿Para qué quería buscarle si ya había pasado un tiempo considerable después de lo de la fiesta? ¿De qué me servía buscar explicaciones? Las necesitaba, por mucho que quisiera negarlo. Necesitaba una razón por la cual me había atacado, necesitaba comprenderlo. No me bastaba el miedo... ¿a qué loco se le podía pasar por la cabeza que yo quisiera hacerle daño a Anuar? ¡Y él había logrado que le dañara! Aquello no iba a olvidarlo así por así, no. No iba a dejarlo pasar como si nada cuando me culpaba una y otra vez por haberle daño a aquel chico que se había vuelto tan importante para mí en tan poco tiempo.
Tenía que encontrarle, estaba decidido. Soren, creía recordar que se llamaba. Su apellido ya era más complicado, sonaba a ruso para mí. ¿De donde sería aquel dichoso bastardo?
Caminé por las calles de París lentamente, guardando las manos en los bolsillos, observando como mi aliento se convertía en vaho cada vez que respiraba, o al menos fingía hacerlo.
Intentaba recopilar toda la información posible sobre aquel tipo. Recordaba su nombre, su aspecto y algo que había nombrado sobre la Universidad. Entendía pues, que debía trabajar allí, así que fue a la Universidad a donde me dirigí.
Entrar allí fue algo un tanto extraño, donde todos parecían mirarme como si fuera alguna clase de monstruo. Me reí ante aquella suposición antes de que mi mente hiciera aparición para recordarme que verdaderamente era un monstruo.
Recorrí los pasillos hasta encontrar lo que parecía una sala de profesores, donde tras dar unos leves golpes en la puerta, logré llamar la atención de uno de los presentes. Al principio me miró un tanto extraño, haciéndome sentir incómodo y obligándome a cubrir la cicatriz de mi cuello con una mano de forma disimulada. Me costó conseguir que se percatara de quién hablaba, pero finalmente entendí que se trataba del profesor Kaarkarogf. ¿Profesor? Evité darle vueltas al tema y conseguir mi propósito: saber donde podía encontrarle.
Me indicó que ya no se hallaba en la Universidad, pues sus clases terminaban a las 10, y que a esa hora se dirigía a una tiendita cercana cuyo nombre me fue difícil entender y memorizar.
Agradecí la amabilidad a aquel hombre de mediana edad y salí del lugar con paso tan lento como el que había usado al entrar. Suspiré frotándome los ojos por el cansancio, los días sin dormir, la falta de alimento y los recuerdos dolorosos hacían que mi cuerpo entrara en una espiral de decadencia de la que parecía no querer salir.
Oculté de nuevo mis manos en los bolsillos del chaquetón y caminé por las calles casi perdido, hasta encontrar una tienda con extraño nombre que parecía similar al que había oído momentos antes, ¿sería aquella?
Entré sin pensarlo dos veces y observé la estancia con detenimiento, examinando el lugar concienzudamente. Entrecerré los ojos molesto por el brillo de algunos objetos y busqué con la mirada al dueño del lugar. Solo me faltaba que no estuviera, sería el colmo.
-Soren, mi eternidad no está a tu merced, así que si estás por ahí... sal.- murmuré dando una vuelta sobre mi mismo aún observando el lugar.
Esperaba que realmente fuera el dueño del lugar. Necesitaba hablar con él, necesitaba saber hasta donde podía llegar, porque a fin de cuentas, también me preocupaba el hecho de que fuera importante para Anuar. ¿Y si le hacía daño? Negué con la cabeza rápidamente, no iba a comportarme como aquel tipo, no iba a atacarle sin motivos.
[Lo siento, es un tanto soso, pero no sabía bien cómo comenzar x__x]
Última edición por Eric el Sáb Dic 25, 2010 6:11 pm, editado 2 veces
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Re: Risposte [Soren]
Las preguntas llegaron rápidamente y lo desarmaron por completo en cuestión de segundos, la fuerza física y la determinación del monstruo dictaba mucho de la inseguridad de Soren, las preguntas del joven vampiro habían acertado certeramente en su pecho, como una buena estaca de madera. Todo rasgo de seguridad que había estado fingiendo tener en esos últimos momentos, se disolvió para manifestarse como un temblor en las manos, dejando escapar de ellas algunas cosas que intentaba organizar.
Sabes la palabra que lo solucionará todo ¿Verdad Soren? Pero eres demasiado orgulloso para reconocerlo. ¿Es acaso miedo a reconocer tus propios errores? Idiota, nunca vas a poder cambiar y vivirás el resto de tus días con este karma.
Arrugó un papel cuyo contenido ignoraba con una de sus manos temblorosas, no podía girar y mostrarle su rostro a Eric ¿Que tipo de vampiro vería? ¿Que tipo de imagen tenía Eric de él? Seguramente la de un bastardo malnacido que sólo se aprovechaba de la situación para su propio beneficio. Bastardo egoísta eso es lo que eres. Ese hombre, ese vampiro, es alguien valioso para Anuar. Tanto como para no mencionarlo y cambiar siempre el tema de conversación, tanto como para dejarle entrar en su piso. ¿Que esperaba? ¿Que Anuar no tuviera relaciones con otras personas más que con él?
Pero no era una persona normal, era un vampiro y eso cambiaba las cosas.
-Yo...actué apresuradamente – Logró decir y entonces se giró lentamente, la mascara hipócrita de momentos atrás desmoronándose frente a Eric cual porcelana y revelándose el verdadero rostro de una persona que no sabía como controlar sus propios sentimientos – Eres... el primer vampiro que conozco, a parte de Erkki que es mi familia claro – Continuó diciendo – Los vampiros somos depredadores, somos traicioneros y oportunistas... ¿no es cierto?... tuve mucho...miedo de perderlo...-
Sabes la palabra que lo solucionará todo ¿Verdad Soren? Pero eres demasiado orgulloso para reconocerlo. ¿Es acaso miedo a reconocer tus propios errores? Idiota, nunca vas a poder cambiar y vivirás el resto de tus días con este karma.
Arrugó un papel cuyo contenido ignoraba con una de sus manos temblorosas, no podía girar y mostrarle su rostro a Eric ¿Que tipo de vampiro vería? ¿Que tipo de imagen tenía Eric de él? Seguramente la de un bastardo malnacido que sólo se aprovechaba de la situación para su propio beneficio. Bastardo egoísta eso es lo que eres. Ese hombre, ese vampiro, es alguien valioso para Anuar. Tanto como para no mencionarlo y cambiar siempre el tema de conversación, tanto como para dejarle entrar en su piso. ¿Que esperaba? ¿Que Anuar no tuviera relaciones con otras personas más que con él?
Pero no era una persona normal, era un vampiro y eso cambiaba las cosas.
-Yo...actué apresuradamente – Logró decir y entonces se giró lentamente, la mascara hipócrita de momentos atrás desmoronándose frente a Eric cual porcelana y revelándose el verdadero rostro de una persona que no sabía como controlar sus propios sentimientos – Eres... el primer vampiro que conozco, a parte de Erkki que es mi familia claro – Continuó diciendo – Los vampiros somos depredadores, somos traicioneros y oportunistas... ¿no es cierto?... tuve mucho...miedo de perderlo...-
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Risposte [Soren]
El silencio comenzó a tornarse demasiado incómodo.
Soren seguía allí, de espaldas, haciendo quién podía saber qué. ¿Y si estaba preparando un nuevo ataque? ¿Y si en cuanto se girase acababa conmigo? Maldita falta de sangre, que aumentaba más si era posible el poder de aquel miedo sobre mí...
Abrí los ojos de repente cuando oí un golpe sobre el escritorio donde Soren se encontraba, sintiendo como mi cuerpo reaccionaba ante tal sonido con un leve respingo, casi un escalofrío. ¿Realmente tenía miedo? ¿Realmente esperaba que volviera a atacarme?
El sonido de un papel arrugándose fue lo siguiente que invadió el silencio de la sala, y él seguía aún allí, sin girarse. Bufé perdiendo la paciencia y masajeé mi cuello dolorido para comprobar si la sangre aún seguía emanando: pero por suerte, parecía haber cesado ya.
-Yo...actué apresuradamente– comenzó finalmente, girándose muy lentamente. Su rostro ya no transmitía calma, y mucho menos serenidad o seguridad. – Eres... el primer vampiro que conozco, a parte de Erkki que es mi familia claro– continuó mientras intentaba incorporarme para acercarme a él. –Los vampiros somos depredadores, somos traicioneros y oportunistas... ¿no es cierto?... tuve mucho...miedo de perderlo....
Cuando sus palabras cesaron y el silencio volvió a invadir el lugar, solo alcancé a mirarle un momento. Caminé lentamente hasta él, como pude, y me quedé frente a él cuando hube llegado a su lado. Volví a mirarle, directamente a los ojos, y mi ceño se frunció de forma exagerada. Intenté contener aquella rabia que empezaba a invadirme, intenté contener el impulso que tenía de soltarle un maldito puñetazo en la cara. Respiré, lenta y pausadamente. No, no iba a pegarle, no podía, ¿y si atacaba de nuevo? No, pegarle era lo último que debía hacer. Otra vez respiré, sintiendo el frío aire entrar en mis pulmones.
-Miedo... tuviste miedo. ¿De perderlo, dices?.- le cuestioné mirando sus ojos, tensando la mandíbula. -Tuviste miedo de perderlo... ¿¡y no pensaste por un momento que atacarme de aquella manera era la solución más estúpida?! ¡¿No pensaste que manipulándome de tal manera acabaría atacándole?!.- volví a respirar, apretando los puños y tensando aún más la mandíbula. -Ni siquiera sopesaste la posibilidad de que para mi también fuera importante, ¿verdad? No te preguntaste que pasaría....- bufé posando los dedos sobre el puente de mi nariz y clavando una fría mirada en sus azulados ojos. -Deberías ser tú quién cargue con la culpa de haberle mordido... ¿o tal vez lo que te pasa es que tú si quieres morderle? Porque créeme que su sangre es demasiado dulce para mí y lo que me une a él es bastante más importante que unas míseras gotas de sangre... ¿acaso el traicionero y oportunista eres tú?.- aquellas palabras fueron dichas con una maldad fuera de lo normal en mí, arrastraba cada sílaba restregándole cada palabra. -Quizá de quién debería tener cuidado Anuar no es de mí, sino de ti.- añadí con una fría sonrisa en los labios.
No olvidaba las palabras de Anuar en la fiesta, aquel "te quiero", y mucho menos aquel beso, pero un instinto sobreprotector nacía en mí cada vez que pensaba en qué pudiera pasarle algo a Anuar. Amistad, justo aquello era, amistad. Una amistad en la que yo le debía mucho a aquel chico, más de lo que podría agradecerle en palabras.
Soren seguía allí, de espaldas, haciendo quién podía saber qué. ¿Y si estaba preparando un nuevo ataque? ¿Y si en cuanto se girase acababa conmigo? Maldita falta de sangre, que aumentaba más si era posible el poder de aquel miedo sobre mí...
Abrí los ojos de repente cuando oí un golpe sobre el escritorio donde Soren se encontraba, sintiendo como mi cuerpo reaccionaba ante tal sonido con un leve respingo, casi un escalofrío. ¿Realmente tenía miedo? ¿Realmente esperaba que volviera a atacarme?
El sonido de un papel arrugándose fue lo siguiente que invadió el silencio de la sala, y él seguía aún allí, sin girarse. Bufé perdiendo la paciencia y masajeé mi cuello dolorido para comprobar si la sangre aún seguía emanando: pero por suerte, parecía haber cesado ya.
-Yo...actué apresuradamente– comenzó finalmente, girándose muy lentamente. Su rostro ya no transmitía calma, y mucho menos serenidad o seguridad. – Eres... el primer vampiro que conozco, a parte de Erkki que es mi familia claro– continuó mientras intentaba incorporarme para acercarme a él. –Los vampiros somos depredadores, somos traicioneros y oportunistas... ¿no es cierto?... tuve mucho...miedo de perderlo....
Cuando sus palabras cesaron y el silencio volvió a invadir el lugar, solo alcancé a mirarle un momento. Caminé lentamente hasta él, como pude, y me quedé frente a él cuando hube llegado a su lado. Volví a mirarle, directamente a los ojos, y mi ceño se frunció de forma exagerada. Intenté contener aquella rabia que empezaba a invadirme, intenté contener el impulso que tenía de soltarle un maldito puñetazo en la cara. Respiré, lenta y pausadamente. No, no iba a pegarle, no podía, ¿y si atacaba de nuevo? No, pegarle era lo último que debía hacer. Otra vez respiré, sintiendo el frío aire entrar en mis pulmones.
-Miedo... tuviste miedo. ¿De perderlo, dices?.- le cuestioné mirando sus ojos, tensando la mandíbula. -Tuviste miedo de perderlo... ¿¡y no pensaste por un momento que atacarme de aquella manera era la solución más estúpida?! ¡¿No pensaste que manipulándome de tal manera acabaría atacándole?!.- volví a respirar, apretando los puños y tensando aún más la mandíbula. -Ni siquiera sopesaste la posibilidad de que para mi también fuera importante, ¿verdad? No te preguntaste que pasaría....- bufé posando los dedos sobre el puente de mi nariz y clavando una fría mirada en sus azulados ojos. -Deberías ser tú quién cargue con la culpa de haberle mordido... ¿o tal vez lo que te pasa es que tú si quieres morderle? Porque créeme que su sangre es demasiado dulce para mí y lo que me une a él es bastante más importante que unas míseras gotas de sangre... ¿acaso el traicionero y oportunista eres tú?.- aquellas palabras fueron dichas con una maldad fuera de lo normal en mí, arrastraba cada sílaba restregándole cada palabra. -Quizá de quién debería tener cuidado Anuar no es de mí, sino de ti.- añadí con una fría sonrisa en los labios.
No olvidaba las palabras de Anuar en la fiesta, aquel "te quiero", y mucho menos aquel beso, pero un instinto sobreprotector nacía en mí cada vez que pensaba en qué pudiera pasarle algo a Anuar. Amistad, justo aquello era, amistad. Una amistad en la que yo le debía mucho a aquel chico, más de lo que podría agradecerle en palabras.
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Re: Risposte [Soren]
-¿C-o-como hubiera podido saberlo? - Se defendió tartamudeándo ante el repentino ataque verbal del vampiro más joven - ¿Porque habrías de reaccionar mordiéndolo a él? - Agregó azorado, para ser francos Soren esperó que como resultado de la intimidación mental, Eric huyera o en su defecto lo atacara a él, pero no a Anuar.
-Yo no te manipulé para que lo mordieras – Aclaró, pero ya no se atrevía a mirarlo a los ojos – No... se usar esa técnica de manipulación de acciones... pero en el pasado había usado mis poderes para ahuyentar a los enemigos, a través de ilusiones... - Se mordió le labio inferior con nerviosismo – Pensé que... - Se quedó en silencio. ¿Pensó que? ¿Que con eso Eric escaparía dejando a Anuar sólo?
Oh dios mio. ¡Estoy celoso!.
La inesperada comprensión de algo que era ridículamente obvio lo golpeó tomándolo por sorpresa, se llevó una mano al pecho como si, con esa nueva sensación el corazón se le fuera a salir de allí y fuera a escapar como debía haber hecho Eric en su momento. De repente ninguna excusa que pudiera darle, resultó coherente y logica en su propia mente, nada de lo que le dijera a Eric ahora iba a cambiar lo sucedido y nada podría justificar cuando todo se limitaba a unos infantiles, inmaduros y ridículos celos, que nunca creyó que llegaría a sentir.
¿Es que acaso Anuar le pertenecía como para querer evitar que se relacionara con otras personas?
-No... no querías morderle – Murmuró como si fuera imposible de creer, porque no había contemplado la posibilidad de que Eric pudiera ser distinto a los demás vampiros. - Le quieres... - Logró entonces decir y su rostro se inclinó hacía el suelo, hacía sus zapatos no pudiendo sostenerle la mirada al más joven, sólo el cariño podría enlazar dos tipos de creaturas tan distintas, un lazo poderoso como ese era el único que evitaría que un depredador no viera a una presa sólo como su cena.
-Yo no te manipulé para que lo mordieras – Aclaró, pero ya no se atrevía a mirarlo a los ojos – No... se usar esa técnica de manipulación de acciones... pero en el pasado había usado mis poderes para ahuyentar a los enemigos, a través de ilusiones... - Se mordió le labio inferior con nerviosismo – Pensé que... - Se quedó en silencio. ¿Pensó que? ¿Que con eso Eric escaparía dejando a Anuar sólo?
Oh dios mio. ¡Estoy celoso!.
La inesperada comprensión de algo que era ridículamente obvio lo golpeó tomándolo por sorpresa, se llevó una mano al pecho como si, con esa nueva sensación el corazón se le fuera a salir de allí y fuera a escapar como debía haber hecho Eric en su momento. De repente ninguna excusa que pudiera darle, resultó coherente y logica en su propia mente, nada de lo que le dijera a Eric ahora iba a cambiar lo sucedido y nada podría justificar cuando todo se limitaba a unos infantiles, inmaduros y ridículos celos, que nunca creyó que llegaría a sentir.
¿Es que acaso Anuar le pertenecía como para querer evitar que se relacionara con otras personas?
-No... no querías morderle – Murmuró como si fuera imposible de creer, porque no había contemplado la posibilidad de que Eric pudiera ser distinto a los demás vampiros. - Le quieres... - Logró entonces decir y su rostro se inclinó hacía el suelo, hacía sus zapatos no pudiendo sostenerle la mirada al más joven, sólo el cariño podría enlazar dos tipos de creaturas tan distintas, un lazo poderoso como ese era el único que evitaría que un depredador no viera a una presa sólo como su cena.
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Re: Risposte [Soren]
Observé su cara con ira, casi furioso y con absolutas ganas de arremeter contra él, contra su absurda expresión atónita. Volvía a tomar aire, llenando mis pulmones de aquel aire frío y cerrando los ojos buscando la calma que comenzaba a fallarme aún en mi debilidad.
Y todo esto por ese chico, ¿aún no has aprendido que cada vez que reavivas tus sentimientos acabas mal? Mira a lo que he llevado todo esto... lo peor es que eres un débil estúpido, susurró mi mente con completa maldad aumentando si aún podía ser posible aquella rabia que me había inundado.
Soren entreabrió sus labios para comenzar a responder mis palabras, más bien aquellas dagas dolorosas que mi boca se había atrevido a lanzar sin ningún pudor.
-Yo no te manipulé para que lo mordieras.– comenzó sin mirarme a los ojos. - No... sé usar esa técnica de manipulación de acciones... pero en el pasado había usado mis poderes para ahuyentar a los enemigos, a través de ilusiones... - de pronto se detuvo mordiéndose el labio inferior. –Pensé que....- sus palabras cesaron irritándome aún más, y cerré los ojos tensando más la mandíbula.
El silencio se tornó cada vez más incómodo, hasta el punto de que no pude evitar que mis dientes chirriasen. ¿Qué demonios le pasaba?
-No... no querías morderle.- murmuró de pronto, con total incredulidad. -Le quieres....- continuó para luego inclinar el rostro hacia el suelo.
Aquello acabó por completo con mi paciencia. Le empujé, dejándome finalmente llevar por aquella ira sin pensar en las consecuencias que aquello podía traerme.
-¡¿Y te importó a ti acaso cuando me atacaste?! Ni siquiera pensaste en que podría hacerle daño... ¡ni siquiera pensaste en eso! ¿Y tú eras el que tenía miedo a perderle?.- tomé su rostro con una mano y le obligué a que me mirase a los ojos. -Fue culpa tuya que tuviera aquella horrible visión, fue culpa tuya que perdiera el control y atacase Anuar....- acerqué mi rostro al suyo para clavar aún más fríamente mi mirada en la suya. -No te atrevas a repetir de nuevo que hice daño a alguien que quería... porque la culpa, fue tuya.- murmuré apretando los dientes a la par que ejercía presión sobre sus mejillas. -Tú no sabes qué ha hecho Anuar por mí... solo te preocupaste en tus propias conclusiones...
Solté su rostro empujándole ligeramente y posé mi mano sobre mi cuello. Dolía, ardía de pronto, demasiado.
Y todo esto por ese chico, ¿aún no has aprendido que cada vez que reavivas tus sentimientos acabas mal? Mira a lo que he llevado todo esto... lo peor es que eres un débil estúpido, susurró mi mente con completa maldad aumentando si aún podía ser posible aquella rabia que me había inundado.
Soren entreabrió sus labios para comenzar a responder mis palabras, más bien aquellas dagas dolorosas que mi boca se había atrevido a lanzar sin ningún pudor.
-Yo no te manipulé para que lo mordieras.– comenzó sin mirarme a los ojos. - No... sé usar esa técnica de manipulación de acciones... pero en el pasado había usado mis poderes para ahuyentar a los enemigos, a través de ilusiones... - de pronto se detuvo mordiéndose el labio inferior. –Pensé que....- sus palabras cesaron irritándome aún más, y cerré los ojos tensando más la mandíbula.
El silencio se tornó cada vez más incómodo, hasta el punto de que no pude evitar que mis dientes chirriasen. ¿Qué demonios le pasaba?
-No... no querías morderle.- murmuró de pronto, con total incredulidad. -Le quieres....- continuó para luego inclinar el rostro hacia el suelo.
Aquello acabó por completo con mi paciencia. Le empujé, dejándome finalmente llevar por aquella ira sin pensar en las consecuencias que aquello podía traerme.
-¡¿Y te importó a ti acaso cuando me atacaste?! Ni siquiera pensaste en que podría hacerle daño... ¡ni siquiera pensaste en eso! ¿Y tú eras el que tenía miedo a perderle?.- tomé su rostro con una mano y le obligué a que me mirase a los ojos. -Fue culpa tuya que tuviera aquella horrible visión, fue culpa tuya que perdiera el control y atacase Anuar....- acerqué mi rostro al suyo para clavar aún más fríamente mi mirada en la suya. -No te atrevas a repetir de nuevo que hice daño a alguien que quería... porque la culpa, fue tuya.- murmuré apretando los dientes a la par que ejercía presión sobre sus mejillas. -Tú no sabes qué ha hecho Anuar por mí... solo te preocupaste en tus propias conclusiones...
Solté su rostro empujándole ligeramente y posé mi mano sobre mi cuello. Dolía, ardía de pronto, demasiado.
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Re: Risposte [Soren]
-Yo... yo – Tartamudeó escuchando las palabras de Eric que resultaban tan dolorosas como puñaladas, el dolor era muy parecido a aquella vez que ese psicopata enloquecido le había enterrado un par de estacas en los hombros, el agudo dolor de la dura madera atravesando la carne hasta clavarse en la pared y la angustia que sintió al saber que no podía hacer nada para cambiar la situación. En aquella vez no había podido rescatar a Gerard, había ido allí con la intención de salvarle y había terminado estacado, poniendo en peligro la vida de su alumno.
La situación no era la misma obviamente, pero en el fondo seguían ambas un mismo principio: Soren intentando proteger a alguien que le importaba y sólo logrando empeorar las cosas.
La mano de Eric le hizo levantar el rostro obligándole a mirarle a la cara, sus ojos claros, llenos de inseguridad y miedo, no tuvieron más remedio que observar el rostro del vampiro más joven, ahora cargado de rabia y era comprensible, ¿Que más podía sentir sino rabia y odio? Comenzaba a darse cuenta de lo importante que era Anuar para Eric y lo traumático que había sido morderle. Anuar no era cualquier humano para Eric, de lo contrario no estaría tan molesto con él.
Una sensación nauseabunda comenzó a generarse en su estomago, transformándose en una rata que lentamente corroía sus intestinos, devorando todo a su paso, era la repugnancia que sentía por si mismo y sus fallidos intentos de demostrar algo que no tenía sentido. ¿Demostrarse así mismo que podía cuidar de la persona que quería? Valla iluso había resultado ser. Estaba claro que Eric tenía razón y él había obrado como uno de esos vampiros descerebrados que tanto criticaba.
-He dicho una estupidez y me he dejado llevar por... los...celos – Declaró y la palabra celos le supo amarga en la boca, como una esponja humedecida en vinagre – Por lo cual me retracto – Agregó no hallando las palabras para mostrar su arrepentimiento - Lamento haber llegado a estos extremos con usted... eh aprendido la lección – Finalizó.
La situación no era la misma obviamente, pero en el fondo seguían ambas un mismo principio: Soren intentando proteger a alguien que le importaba y sólo logrando empeorar las cosas.
La mano de Eric le hizo levantar el rostro obligándole a mirarle a la cara, sus ojos claros, llenos de inseguridad y miedo, no tuvieron más remedio que observar el rostro del vampiro más joven, ahora cargado de rabia y era comprensible, ¿Que más podía sentir sino rabia y odio? Comenzaba a darse cuenta de lo importante que era Anuar para Eric y lo traumático que había sido morderle. Anuar no era cualquier humano para Eric, de lo contrario no estaría tan molesto con él.
Una sensación nauseabunda comenzó a generarse en su estomago, transformándose en una rata que lentamente corroía sus intestinos, devorando todo a su paso, era la repugnancia que sentía por si mismo y sus fallidos intentos de demostrar algo que no tenía sentido. ¿Demostrarse así mismo que podía cuidar de la persona que quería? Valla iluso había resultado ser. Estaba claro que Eric tenía razón y él había obrado como uno de esos vampiros descerebrados que tanto criticaba.
-He dicho una estupidez y me he dejado llevar por... los...celos – Declaró y la palabra celos le supo amarga en la boca, como una esponja humedecida en vinagre – Por lo cual me retracto – Agregó no hallando las palabras para mostrar su arrepentimiento - Lamento haber llegado a estos extremos con usted... eh aprendido la lección – Finalizó.
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Re: Risposte [Soren]
Sus burdos tartamudeos no lograron más que aumentaron mi enfado, frustrándome la sola idea de que ni siquiera era capaz de dar una buena respuesta a aquel ataque directo. ¿De que había servido entonces el enfrentarme a él si no iba a recibir ninguna buena respuesta? ¿De qué servía el esfuerzo de mantenerse en pie cuando las propias fuerzas faltaban?
Apreté con rabia el trozo de tela que descansaba sobre mi cuello para taponar de algún modo la herida de éste, tensando la mandíbula al notar como la piel aún tardaba en regenerarse y por consiguiente, la herida en curarse. Ni siquiera parecía querer dignarse a alzar la mirada para dirigirla hacia mí, cosa que me hacía perder aún más, la poca paciencia que podía tener.
-He dicho una estupidez y me he dejado llevar por... los...celos– ¿celos? repetí mentalmente frunciendo el ceño. ¿Basaba toda su acción en aquello? –Por lo cual me retracto– agregó. -Lamento haber llegado a estos extremos con usted... he aprendido la lección.
-¿Y crees que con eso es suficiente?.- murmuré clavando de nuevo mi mirada en la suya sin ningún pudor. -Ni siquiera necesito tus disculpas, esas, déjalas para quién verdaderamente las merece, y ese es Anuar.- continué tensando la mandíbula. -No puedo creer que por un sentimiento tan absurdo hicieras todo eso... no puedo creer que te metieras en mis recuerdos y los revivieras de forma tan dolorosa hasta el punto de quererme morir... solo por eso.
Me resultaba incomprensible. Por muchas vueltas que intentaba darle, por mucha empatía que intentara usar... no podía entenderlo. No era lógico. No podía negarle el hecho de que los vampiros nunca serían de fiar, pero los celos no eran una razón de peso. ¿De qué podía sentirlos? ¿De que fuera amigo de Anuar? ¿Acaso él no lo era también? Mil preguntas más se me ocurrían, pero lo único que logré hacer fue echarme a reír desquiciado.
-¿De qué demonios podías tener celos? ¿Es por eso que hemos llegado a esto?.- le reproché tirando de la tela de mi cuello para mostrarle la herida que él mismo me había producido. -Ninguna de tus razones me sirve, y empiezo a cansarme de sentir que voy a irme de aquí tal y como había llegado... sin nada.
Suspiré masajeando el puente de mi nariz para sisear luego un momento por la regeneración de la piel de mi cuello. Que estúpido me sentía. Todo aquello no me había llevado a nada, o quizá, simplemente a entender que Anuar era una persona bastante especial, y no solo para mí. Quizá, también me había servido para entender que la amistad era un vínculo importante... pero para poco más. Era incapaz de comprender aquello que Soren llamaba "celos", igual que era incapaz de entender la saña y malicia con la que había actuado en la fiesta por aquel sentimiento ajeno a mí.
Apreté con rabia el trozo de tela que descansaba sobre mi cuello para taponar de algún modo la herida de éste, tensando la mandíbula al notar como la piel aún tardaba en regenerarse y por consiguiente, la herida en curarse. Ni siquiera parecía querer dignarse a alzar la mirada para dirigirla hacia mí, cosa que me hacía perder aún más, la poca paciencia que podía tener.
-He dicho una estupidez y me he dejado llevar por... los...celos– ¿celos? repetí mentalmente frunciendo el ceño. ¿Basaba toda su acción en aquello? –Por lo cual me retracto– agregó. -Lamento haber llegado a estos extremos con usted... he aprendido la lección.
-¿Y crees que con eso es suficiente?.- murmuré clavando de nuevo mi mirada en la suya sin ningún pudor. -Ni siquiera necesito tus disculpas, esas, déjalas para quién verdaderamente las merece, y ese es Anuar.- continué tensando la mandíbula. -No puedo creer que por un sentimiento tan absurdo hicieras todo eso... no puedo creer que te metieras en mis recuerdos y los revivieras de forma tan dolorosa hasta el punto de quererme morir... solo por eso.
Me resultaba incomprensible. Por muchas vueltas que intentaba darle, por mucha empatía que intentara usar... no podía entenderlo. No era lógico. No podía negarle el hecho de que los vampiros nunca serían de fiar, pero los celos no eran una razón de peso. ¿De qué podía sentirlos? ¿De que fuera amigo de Anuar? ¿Acaso él no lo era también? Mil preguntas más se me ocurrían, pero lo único que logré hacer fue echarme a reír desquiciado.
-¿De qué demonios podías tener celos? ¿Es por eso que hemos llegado a esto?.- le reproché tirando de la tela de mi cuello para mostrarle la herida que él mismo me había producido. -Ninguna de tus razones me sirve, y empiezo a cansarme de sentir que voy a irme de aquí tal y como había llegado... sin nada.
Suspiré masajeando el puente de mi nariz para sisear luego un momento por la regeneración de la piel de mi cuello. Que estúpido me sentía. Todo aquello no me había llevado a nada, o quizá, simplemente a entender que Anuar era una persona bastante especial, y no solo para mí. Quizá, también me había servido para entender que la amistad era un vínculo importante... pero para poco más. Era incapaz de comprender aquello que Soren llamaba "celos", igual que era incapaz de entender la saña y malicia con la que había actuado en la fiesta por aquel sentimiento ajeno a mí.
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Re: Risposte [Soren]
- No creo que sea suficiente - Respondió inmediatamente, acorralado como un conejo que había cavado su propio agujero y ahora no podía escapar de él - Yo... ya hablé con Anuar sobre esto... ya lo discutimos y... estamos bien - Explicó, porque recordaba haber hablado con él en el muelle, recordaba inclusive que Anuar había llorado por primera y única vez, Soren se había lanzado al mar y estar allí bajo el agua por esos interminables minutos, le sirvió para comprender mucho mejor los sentimientos de él.
- Lo se, fue una gran estupidez de mi parte... antes había usado este poder en otras personas y vampiros, pero en ninguno había despertado visiones tan... profundas - Explicó azorado, sentía que había tocado fondo y que no tenía otra salida que justificarse ante Eric.
- No lo se... realmente...nunca me había sentido así antes - Confesó observándo la herida que había causado en Eric, le sorprendía bastante que no se hubiera curado ya, debía ser que el vampiro no había bebido sangre en un buen tiempo para estar tan débil, ignoraba las razones, pero comenzaba a creer que todo tenía una conexión con lo que había visto en su mente aquella vez - Anuar es... mi primer amigo humano... ese tipo de amigo tan cercano - Agregó sin saber como definir la cosa sin que sus mejillas se pusieran coloradas y quedara como un idiota (aún más) delante de Eric - Así que... me dejé llevar por lo que sentí al verlo contigo, pensar que eras un vampiro y pudieras hacerle daño, por que no sabía que erais amigos, él no me había hablado de ti, así que simplemente actué sin pensar - Explicó, volviéndo su mirada a la de Eric una vez más.
- Cuando llegaste a la tienda... me sentí provocado, no sabía como actuar, tu atacaste primero...simplemente me dejé llevar - Finalizó encogiéndose de hombros, no porque le restara importancia al asunto, sino porque, no había más razones que dar, esa era la verdad. De haber sido otro Vampiro, Eric estaría muerto si hubiese aprovechado las ventajas de estar en su propio territorio y por supuesto sus facultades mentales. Eran vampiros ¿no? por lo menos de donde venía Soren, los vampiros no se detenían a hablar y hacer preguntas, los vampiros peleaban a mordiscos y garrasos, los vampiros usaban cualquier arma improvisada y atacaban sin importarle el dolor del otro. Ese era el mundo en donde él había crecido.
- Lo se, fue una gran estupidez de mi parte... antes había usado este poder en otras personas y vampiros, pero en ninguno había despertado visiones tan... profundas - Explicó azorado, sentía que había tocado fondo y que no tenía otra salida que justificarse ante Eric.
- No lo se... realmente...nunca me había sentido así antes - Confesó observándo la herida que había causado en Eric, le sorprendía bastante que no se hubiera curado ya, debía ser que el vampiro no había bebido sangre en un buen tiempo para estar tan débil, ignoraba las razones, pero comenzaba a creer que todo tenía una conexión con lo que había visto en su mente aquella vez - Anuar es... mi primer amigo humano... ese tipo de amigo tan cercano - Agregó sin saber como definir la cosa sin que sus mejillas se pusieran coloradas y quedara como un idiota (aún más) delante de Eric - Así que... me dejé llevar por lo que sentí al verlo contigo, pensar que eras un vampiro y pudieras hacerle daño, por que no sabía que erais amigos, él no me había hablado de ti, así que simplemente actué sin pensar - Explicó, volviéndo su mirada a la de Eric una vez más.
- Cuando llegaste a la tienda... me sentí provocado, no sabía como actuar, tu atacaste primero...simplemente me dejé llevar - Finalizó encogiéndose de hombros, no porque le restara importancia al asunto, sino porque, no había más razones que dar, esa era la verdad. De haber sido otro Vampiro, Eric estaría muerto si hubiese aprovechado las ventajas de estar en su propio territorio y por supuesto sus facultades mentales. Eran vampiros ¿no? por lo menos de donde venía Soren, los vampiros no se detenían a hablar y hacer preguntas, los vampiros peleaban a mordiscos y garrasos, los vampiros usaban cualquier arma improvisada y atacaban sin importarle el dolor del otro. Ese era el mundo en donde él había crecido.
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Re: Risposte [Soren]
Palabras, todo se resumía en aquello, palabras que no me servían. Quizá esperaba demasiado, quizá, ninguna razón fuera suficiente. Quizá atacaba a Soren porque le culpaba a él de lo ocurrido en mi visión, le culpaba a él a falta de culpar a mi creadora.
-No creo que sea suficiente.- respondió Soren de pronto. -Yo... ya hablé con Anuar sobre esto... ya lo discutimos y... estamos bien- continuó explicando, logrando que simplemente asintiese ante sus palabras. ¿Estaban bien? Aquello sí podía servirme, pues me importaba lo que Anuar pensase de todo aquello. No por mí, sino por él mismo, porque él había sido el peor parado.
-Lo sé, fue una gran estupidez de mi parte... antes había usado este poder en otras personas y vampiros, pero en ninguno había despertado visiones tan... profundas- ¿profundas? Dolorosas era la palabra correcta. Suspiré, apartando la mirada irritado. Me frustraba su actuación, pero más me frustraba saber que mi mente era tan... especial. ¿Especial, Eric? Por favor, simplemente a tu mente le encanta jugar contigo, ¿aún no te has dado cuenta?.
Apreté los dientes logrando que chirriasen, e intenté no prestar atención a mi mente. ¿Por qué siempre tenía que llegar mi mente para dar la última estocada?
-No lo sé... realmente...nunca me había sentido así antes- continuó observando la herida de mi cuello. -Anuar es... mi primer amigo humano... ese tipo de amigo tan cercano- agregó de forma que parecía intentar evitar hablar demasiado del tema por alguna razón. -Así que... me dejé llevar por lo que sentí al verlo contigo, pensar que eras un vampiro y pudieras hacerle daño, por que no sabía que erais amigos, él no me había hablado de ti, así que simplemente actué sin pensar- continuó explicando, dirigiendo su mirada a la mía de nuevo, la cual devolví con frialdad. -Cuando llegaste a la tienda... me sentí provocado, no sabía como actuar, tu atacaste primero...simplemente me dejé llevar- añadió finalmente, dando por terminado su discurso.
Una leve y fría risa escapó de mis labios, y negué con la cabeza antes de decir nada. ¿Qué demonios hacía aún allí? ¿No había tenido suficiente? ¿De qué me servía continuar allí si nada de lo que dijera iba a cambiar demasiado las cosas?
-Solo... solo procura no volver a entrar, deja a mi mente en paz. Tengo suficiente con lo que tengo como para que tú te pasees por ella con total tranquilidad.- supe al momento que no debía haber dicho aquello. Me estaba mostrando débil, incluso asustado ante él. -Y no le hagas daño a Anuar..- añadí clavando mi mirada en la suya.
-No creo que sea suficiente.- respondió Soren de pronto. -Yo... ya hablé con Anuar sobre esto... ya lo discutimos y... estamos bien- continuó explicando, logrando que simplemente asintiese ante sus palabras. ¿Estaban bien? Aquello sí podía servirme, pues me importaba lo que Anuar pensase de todo aquello. No por mí, sino por él mismo, porque él había sido el peor parado.
-Lo sé, fue una gran estupidez de mi parte... antes había usado este poder en otras personas y vampiros, pero en ninguno había despertado visiones tan... profundas- ¿profundas? Dolorosas era la palabra correcta. Suspiré, apartando la mirada irritado. Me frustraba su actuación, pero más me frustraba saber que mi mente era tan... especial. ¿Especial, Eric? Por favor, simplemente a tu mente le encanta jugar contigo, ¿aún no te has dado cuenta?.
Apreté los dientes logrando que chirriasen, e intenté no prestar atención a mi mente. ¿Por qué siempre tenía que llegar mi mente para dar la última estocada?
-No lo sé... realmente...nunca me había sentido así antes- continuó observando la herida de mi cuello. -Anuar es... mi primer amigo humano... ese tipo de amigo tan cercano- agregó de forma que parecía intentar evitar hablar demasiado del tema por alguna razón. -Así que... me dejé llevar por lo que sentí al verlo contigo, pensar que eras un vampiro y pudieras hacerle daño, por que no sabía que erais amigos, él no me había hablado de ti, así que simplemente actué sin pensar- continuó explicando, dirigiendo su mirada a la mía de nuevo, la cual devolví con frialdad. -Cuando llegaste a la tienda... me sentí provocado, no sabía como actuar, tu atacaste primero...simplemente me dejé llevar- añadió finalmente, dando por terminado su discurso.
Una leve y fría risa escapó de mis labios, y negué con la cabeza antes de decir nada. ¿Qué demonios hacía aún allí? ¿No había tenido suficiente? ¿De qué me servía continuar allí si nada de lo que dijera iba a cambiar demasiado las cosas?
-Solo... solo procura no volver a entrar, deja a mi mente en paz. Tengo suficiente con lo que tengo como para que tú te pasees por ella con total tranquilidad.- supe al momento que no debía haber dicho aquello. Me estaba mostrando débil, incluso asustado ante él. -Y no le hagas daño a Anuar..- añadí clavando mi mirada en la suya.
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Re: Risposte [Soren]
A pesar de todas sus disculpas y de la manera en como se estaba exponiendo ante Eric mostrando su lado más débil y vulnerable, el vampiro más joven no mostró ni un ápice de cambio en su semblante, parecía por el contrario cada vez más enojado. Soren entendía que lo que había hecho no era algo fácil de olvidar o pasar por alto, pero sinceramente ya no encontraba una manera de justificarse o hacer que Eric cambiara su actitud.
Se sentía culpable, diminuto y miserable. Valla sensación más horrible. Luego de ese episodio con Eric, tendría que hablar con Anuar de nuevo. Quizás Anuar era más feliz al lado de Eric, después de todo, el vampiro más joven parecía mucho más sensato y preocuparse más de los intereses del pintor ¿En donde estaba fallando él? Se preguntaba mientras escuchaba las quejas de su interlocutor. Debía descubrirlo o podría... perder a Anuar.
-No volveré a hacerlo – Le prometió, porque sabía lo incómodo que era, en el pasado otros se habían metido en su mente durante enfrentaciones que tuvo en su trabajo, no era divertido que alguien se enterara de tus más íntimos secretos, esas cosas realmente molestaban, pero en una batalla poco importaba la moral o la dignidad al tratar a un enemigo – No me interesa hacerle daño a una persona que es importante para Anuar – Dijo al fin. Porque quería creerse sus propias palabras. Quería convertirse en alguien perfecto para ese pintor, alguien del cual estuviese orgulloso.
Si había podido entablar una relación normal de cordialidad con Sophia, la gata que vivía con Anuar ¿Porque no podría con Eric?. Sólo era cuestión de proponérselo, saber afrontar los errores que había cometido para generar resultados, no podía defraudarlo. Anuar merecía mucho más que un vampiro débil de carácter como él. Eso tenía que cambiar.
-Juro por mi existencia, que intentaré no hacerlo – Agregó con solemnidad - Quiero enmendar mis errores... se que todo ha sido por mi culpa – Finalizó volviendo a bajar la mirada hasta sus pies.
Se sentía culpable, diminuto y miserable. Valla sensación más horrible. Luego de ese episodio con Eric, tendría que hablar con Anuar de nuevo. Quizás Anuar era más feliz al lado de Eric, después de todo, el vampiro más joven parecía mucho más sensato y preocuparse más de los intereses del pintor ¿En donde estaba fallando él? Se preguntaba mientras escuchaba las quejas de su interlocutor. Debía descubrirlo o podría... perder a Anuar.
-No volveré a hacerlo – Le prometió, porque sabía lo incómodo que era, en el pasado otros se habían metido en su mente durante enfrentaciones que tuvo en su trabajo, no era divertido que alguien se enterara de tus más íntimos secretos, esas cosas realmente molestaban, pero en una batalla poco importaba la moral o la dignidad al tratar a un enemigo – No me interesa hacerle daño a una persona que es importante para Anuar – Dijo al fin. Porque quería creerse sus propias palabras. Quería convertirse en alguien perfecto para ese pintor, alguien del cual estuviese orgulloso.
Si había podido entablar una relación normal de cordialidad con Sophia, la gata que vivía con Anuar ¿Porque no podría con Eric?. Sólo era cuestión de proponérselo, saber afrontar los errores que había cometido para generar resultados, no podía defraudarlo. Anuar merecía mucho más que un vampiro débil de carácter como él. Eso tenía que cambiar.
-Juro por mi existencia, que intentaré no hacerlo – Agregó con solemnidad - Quiero enmendar mis errores... se que todo ha sido por mi culpa – Finalizó volviendo a bajar la mirada hasta sus pies.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Risposte [Soren]
Y a pesar de mis palabras, seguía allí, sin moverme. ¿Por qué? ¿Acaso esperaba algo por su parte? Tal vez necesitaba oír de su boca algo que indicase que no volvería a entrar en mi mente. ¿Tan grande es el miedo que necesitas eso?
La mandíbula se tensó, aquella era mi respuesta afirmativa. Sí, el miedo era así de grande.
-No volveré a hacerlo– dijo de pronto, de forma tal forma que podía ser claramente una promesa. –No me interesa hacerle daño a una persona que es importante para Anuar– aquellas palabras resultaron difíciles de encajar. Si eran reales, y dudaba que aquel chico estuviera mintiendo -pues no tenía razón para ello-, ¿demostraban el verdadero aprecio de Soren hacia Anuar? ¿Realmente era tan importante Anuar para él? Si era así... ¿qué razón podía tener para odiarle? Olvidando los problemas que pudieran existir entre nosotros.
¿Pero qué demonios estás pensando ahora, Eric? ¿En llevarte bien con él? ¿Qué demonios tienes en la cabeza?
Agité la cabeza molesto ante tales palabras, no necesitaba tener que enfrentarme a otro enemigo, y menos a uno tan poderoso que vivía dentro de mí.
-Juro por mi existencia, que intentaré no hacerlo– me sorprendieron sus palabras de pronto, resonando con solemnidad -Quiero enmendar mis errores... se que todo ha sido por mi culpa – finalizó clavando su mirada en el suelo.
Suspiré en medio de aquella confusión. ¿Realmente podía pasar tan rápido de un sentimiento a otro? De puro enfado, de la rabia, a preguntarme si podría llevarme bien con él, ¿desde cuando tenía aquel tipo de sentimientos contradictorios?
Ladeé la cabeza mirándole un momento, para luego dar un par de pasos a su alrededor posando la mano en la herida de mi cuello.
-¿De verdad te importa tanto Anuar? ¿Hasta qué punto es importante para ti?.- comencé a cuestionarle con un deje de confusión en la voz. -Pareces dispuesto a cambiar solo por él... tal vez me equivoque por la falta de sangre.- reí irónico encogiéndome de hombros.
¿Pero y si la respuesta a todo aquello me demostraba que Anuar le importaba de verdad? ¿Debía seguir con aquella actitud sobreprotectora? ¿O debía plantearme un cambio de actitud? Maldita necesidad del ser humano por relacionarse con los demás, ¿no sería todo más fácil en soledad?
Aquella pregunta no formulada resultó rápidamente estúpida, ¿qué habría sido yo sin Flavio? ¿No demostraba el vínculo que sentía hacia él para demostrar que necesitaba a otros humanos por mucho que aquella idea me desagradase? Silencio. Única respuesta a miles de preguntas jamás realizadas.
[PD: Perdona el retraso, entre la vuelta del viaje y la vuelta a las clases he estado muy ocupado...]
La mandíbula se tensó, aquella era mi respuesta afirmativa. Sí, el miedo era así de grande.
-No volveré a hacerlo– dijo de pronto, de forma tal forma que podía ser claramente una promesa. –No me interesa hacerle daño a una persona que es importante para Anuar– aquellas palabras resultaron difíciles de encajar. Si eran reales, y dudaba que aquel chico estuviera mintiendo -pues no tenía razón para ello-, ¿demostraban el verdadero aprecio de Soren hacia Anuar? ¿Realmente era tan importante Anuar para él? Si era así... ¿qué razón podía tener para odiarle? Olvidando los problemas que pudieran existir entre nosotros.
¿Pero qué demonios estás pensando ahora, Eric? ¿En llevarte bien con él? ¿Qué demonios tienes en la cabeza?
Agité la cabeza molesto ante tales palabras, no necesitaba tener que enfrentarme a otro enemigo, y menos a uno tan poderoso que vivía dentro de mí.
-Juro por mi existencia, que intentaré no hacerlo– me sorprendieron sus palabras de pronto, resonando con solemnidad -Quiero enmendar mis errores... se que todo ha sido por mi culpa – finalizó clavando su mirada en el suelo.
Suspiré en medio de aquella confusión. ¿Realmente podía pasar tan rápido de un sentimiento a otro? De puro enfado, de la rabia, a preguntarme si podría llevarme bien con él, ¿desde cuando tenía aquel tipo de sentimientos contradictorios?
Ladeé la cabeza mirándole un momento, para luego dar un par de pasos a su alrededor posando la mano en la herida de mi cuello.
-¿De verdad te importa tanto Anuar? ¿Hasta qué punto es importante para ti?.- comencé a cuestionarle con un deje de confusión en la voz. -Pareces dispuesto a cambiar solo por él... tal vez me equivoque por la falta de sangre.- reí irónico encogiéndome de hombros.
¿Pero y si la respuesta a todo aquello me demostraba que Anuar le importaba de verdad? ¿Debía seguir con aquella actitud sobreprotectora? ¿O debía plantearme un cambio de actitud? Maldita necesidad del ser humano por relacionarse con los demás, ¿no sería todo más fácil en soledad?
Aquella pregunta no formulada resultó rápidamente estúpida, ¿qué habría sido yo sin Flavio? ¿No demostraba el vínculo que sentía hacia él para demostrar que necesitaba a otros humanos por mucho que aquella idea me desagradase? Silencio. Única respuesta a miles de preguntas jamás realizadas.
[PD: Perdona el retraso, entre la vuelta del viaje y la vuelta a las clases he estado muy ocupado...]
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Re: Risposte [Soren]
La pregunta de Eric, retumbó en sus oídos como un eco en una habitación vacía. Unos meses atrás esa misma pregunta no habría podido ser respondida, tan sólo unos meses atrás no habría sabido como responder a algo así, porque preocuparse por alguien más era algo de lo cual nunca creyó que llegaría a ser capaz. Soren había sido un maldito insensible en vida y una vez vampiro no había cambiado mucho, aunque tenía que reconocer que con los años el corazón se le había hecho más blando, si es que podía expresarse de esa manera.
Era irónico pensar que cuando humano era más odioso e insensible, que como humano no le importaba nada ni nadie a su alrededor, que había hecho cosas que habían enfurecido a su hermano hasta tal punto de golpearlo y romperle más de un hueso de la cara. Porque un hombre que no ama ni valora a su propia familia, es casi un monstruo ¿verdad?. Ahora luego de cientos de años de existencia, aparecía un pintor con el que no estaba relacionado en lo absoluto y de repente se había convertido en parte de su vida, tan importante que, se encontraba peleando con otro vampiro...
Tu peleando con otro vampiro por un humano. Dios ¿Que demonios me está pasando?
- Si... me importa - Dijo al fin, carraspeándo un poco, aunque su rostro pareciera dudoso, su voz era segura - Hasta el punto de... arriesgar lo que más amo por él... - Agregó recordando todo lo que había estado en juego - Mi trabajo como profesor, lo que soy como persona... o lo que creo ser - Agregó, porque muchas veces no estaba seguro de ser quien creía, especialmente ahora, cuando tantos cambios se manifestaban sin que pudiera entenderlos o controlarlos.
- ¿Que hay de ti? - Agregó curioso frente a lo que pudiera sentir Eric - ¿Que es Anuar para ti? ¿Porque... estás tan enojado ahora? Es por que te he mordido y te he atacado... o es por lo que Anuar pueda pensar de ti y tu falta de control... porque aceptémoslo Joven Eric, tanto tu como yo, estamos fuera de control hace mucho tiempo, la mayoría de los de nuestra especie lo está... -
Era irónico pensar que cuando humano era más odioso e insensible, que como humano no le importaba nada ni nadie a su alrededor, que había hecho cosas que habían enfurecido a su hermano hasta tal punto de golpearlo y romperle más de un hueso de la cara. Porque un hombre que no ama ni valora a su propia familia, es casi un monstruo ¿verdad?. Ahora luego de cientos de años de existencia, aparecía un pintor con el que no estaba relacionado en lo absoluto y de repente se había convertido en parte de su vida, tan importante que, se encontraba peleando con otro vampiro...
Tu peleando con otro vampiro por un humano. Dios ¿Que demonios me está pasando?
- Si... me importa - Dijo al fin, carraspeándo un poco, aunque su rostro pareciera dudoso, su voz era segura - Hasta el punto de... arriesgar lo que más amo por él... - Agregó recordando todo lo que había estado en juego - Mi trabajo como profesor, lo que soy como persona... o lo que creo ser - Agregó, porque muchas veces no estaba seguro de ser quien creía, especialmente ahora, cuando tantos cambios se manifestaban sin que pudiera entenderlos o controlarlos.
- ¿Que hay de ti? - Agregó curioso frente a lo que pudiera sentir Eric - ¿Que es Anuar para ti? ¿Porque... estás tan enojado ahora? Es por que te he mordido y te he atacado... o es por lo que Anuar pueda pensar de ti y tu falta de control... porque aceptémoslo Joven Eric, tanto tu como yo, estamos fuera de control hace mucho tiempo, la mayoría de los de nuestra especie lo está... -
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Re: Risposte [Soren]
Pronunciadas las palabras, el silencio reinó en aquel campo de batalla. Como si todo hubiera terminado, aunque sabía bien que no siempre el silencio era sinónimo de calma. Tal vez comenzaba allí la verdadera batalla, entre aquellos pensamientos no pronunciados, en aquellas palabras aún no dichas.
Casi cerré los ojos invadido por el cansancio, que unido al silencio daba una falsa sensación de calma. Mentira, otra mentira más el creer que podría tener calma.
Cuando comenzó a hablar, reaccioné casi por sorpresa, no esperando su respuesta. Ni sus palabras.
Le importaba. Lo había dicho, logrando que me sintiera aún más confuso. ¿Que debía hacer entonces? Lo peor fue escuchar lo siguiente que debía decir. ¿Capaz de arriesgarlo todo por él? ¿Qué locura era aquella? A simple vista lo parecía, era la primera reacción... pero por mucho que intentase rehuir de aquel pensamiento, entendía bien lo que decía. Sabía bien que yo también podría arriesgar cualquier cosa por Anuar, aunque yo no tenía tanto que perder... y empezaba a creer que los sentimientos que ambos teníamos hacia Anuar eran diferentes. Claro que yo arriesgaría cualquier cosa por él, pero aunque a mi mente le doliese, aunque incluso a mi me costase aceptarlo... aquellas palabras me habían hecho pensar en alguien bien distinto. Aquel sentimiento en sus palabras, aquel deje en su voz... no, sentía decir que no había pensado, primeramente, en Anuar. Flavio. Él había sido el primero en acudir a mi mente... pues yo pronunciaría aquellas mismas palabras con el mismo sentimiento que Soren. Tal vez con más dolor, pero sí, del mismo modo. Con amor. Aquel sentimiento universal que tiempo atrás parecía incomprensible para mí, tomaba ahora forma de manera involuntaria a través de aquel nombre: Flavio.
Déjate ya de sentimentalismos estúpidos, Eric. Te vas por las ramas... y me aburres, me aburre ver como te repites una y otra vez.
Ladeé la cabeza levemente, molesto por aquellas palabras, por aquella interrupción cuyo significado residía en la necesidad por aquel ser, por aquel al que había perdido injustamente y cuya sonrisa se grababa en mí como una huella imborrable.
Parpadeé agotado, alzando la vista hasta Soren, clavando mi mirada en sus azulados ojos. ¿Por qué de repente creía entenderle?
-¿Que hay de ti?- dijo de pronto él, con curiosidad en su voz frente a mí. -¿Que es Anuar para ti? ¿Porque... estás tan enojado ahora? Es por que te he mordido y te he atacado... o es por lo que Anuar pueda pensar de ti y tu falta de control... porque aceptémoslo Joven Eric, tanto tu como yo, estamos fuera de control hace mucho tiempo, la mayoría de los de nuestra especie lo está...
Aquellas palabras intimidaron. Me sentí acorralado de pronto, como pudo sentirse Damocles con la espada sobre su cabeza, como podían sentirse tal vez los soldados en la guerra al enfrentarse a la muerte en persona sabiendo que no podrían escapar.
Sentía como si el agua estuviera en mi cuello, dispuesta a ahogarme en cualquier momento. Aquellas palabras creaban inseguridad. Temor, miedo tal vez, una agobiante sensación al saber que Soren, quizá sin darse cuenta, había llegado a un punto delicado. Agobio, tanto que necesitaba tragar saliva. ¿Tan fácil era llegar a mis dudas más ocultas? ¿Tan fácil podía ser crear aquel acongoje en mí? Basta, debía pensar con claridad.
-¿Por qué tanta curiosidad?.- murmuré, totalmente a la defensiva. -¿Como quieres que está después de tal mordisco? ¿Pretendes que me ponga a bailar o a agradecértelo? Sí, estoy enfadado por eso....- aparté la mirada al suelo, sintiendo aquel cosquilleo en el estómago, aquel que aparecía solamente cuando mentía e intentaba mentirme a mi mismo también. Suspiré con fuerza. -Me da miedo lo que vaya a pensar de mí después de todo esto....- ¡Cállate! ¡Cállate! ¡Deja de mostrarte como un maldito débil!, gritó mi mente, logrando que apretase los dientes. -Anuar me importa... y mucho. Tal vez no del mismo modo que a ti....- alcancé a decir con dificultad, dirigiendo la mirada hasta la suya. -Fue la primera persona que se atrevió a mirar debajo del hielo de mi corazón... fue el primero en ayudarme, en quedarse ahí aún cuando las cosas no eran agradables....- de pronto, una carcajada resonó en mi mente. Se reía, se estaba riendo de mí. ¡Admítelo! ¡Vamos! ¡Dilo! ¡Grita que Anuar te hace sentir menos solo porque piensas en Flavio! ¡Admite que intentas cubrir su vacío con él si eres tan valiente!. Me tambaleé ante aquellas palabras, temblando como un niño. -Anuar... Anuar hace que yo... me... me sienta menos solo....- murmuré con la voz rota.
Otra vez aquella sensación de culpa ante aquellas palabras. ¡Admite que intentas cubrir su vacío con él si eres tan valiente!. No, yo no estaba usando a Anuar, él era mi amigo... era alguien distinto, especial... él no es Flavio, murmuré de forma dolorosa, llevándome una mano al pelo con desesperación.
[Oh Dios, te he escrito la Biblia aquí ^^U Por cierto! Que llegas a los 100 de reputación! xDDDD]
Casi cerré los ojos invadido por el cansancio, que unido al silencio daba una falsa sensación de calma. Mentira, otra mentira más el creer que podría tener calma.
Cuando comenzó a hablar, reaccioné casi por sorpresa, no esperando su respuesta. Ni sus palabras.
Le importaba. Lo había dicho, logrando que me sintiera aún más confuso. ¿Que debía hacer entonces? Lo peor fue escuchar lo siguiente que debía decir. ¿Capaz de arriesgarlo todo por él? ¿Qué locura era aquella? A simple vista lo parecía, era la primera reacción... pero por mucho que intentase rehuir de aquel pensamiento, entendía bien lo que decía. Sabía bien que yo también podría arriesgar cualquier cosa por Anuar, aunque yo no tenía tanto que perder... y empezaba a creer que los sentimientos que ambos teníamos hacia Anuar eran diferentes. Claro que yo arriesgaría cualquier cosa por él, pero aunque a mi mente le doliese, aunque incluso a mi me costase aceptarlo... aquellas palabras me habían hecho pensar en alguien bien distinto. Aquel sentimiento en sus palabras, aquel deje en su voz... no, sentía decir que no había pensado, primeramente, en Anuar. Flavio. Él había sido el primero en acudir a mi mente... pues yo pronunciaría aquellas mismas palabras con el mismo sentimiento que Soren. Tal vez con más dolor, pero sí, del mismo modo. Con amor. Aquel sentimiento universal que tiempo atrás parecía incomprensible para mí, tomaba ahora forma de manera involuntaria a través de aquel nombre: Flavio.
Déjate ya de sentimentalismos estúpidos, Eric. Te vas por las ramas... y me aburres, me aburre ver como te repites una y otra vez.
Ladeé la cabeza levemente, molesto por aquellas palabras, por aquella interrupción cuyo significado residía en la necesidad por aquel ser, por aquel al que había perdido injustamente y cuya sonrisa se grababa en mí como una huella imborrable.
Parpadeé agotado, alzando la vista hasta Soren, clavando mi mirada en sus azulados ojos. ¿Por qué de repente creía entenderle?
-¿Que hay de ti?- dijo de pronto él, con curiosidad en su voz frente a mí. -¿Que es Anuar para ti? ¿Porque... estás tan enojado ahora? Es por que te he mordido y te he atacado... o es por lo que Anuar pueda pensar de ti y tu falta de control... porque aceptémoslo Joven Eric, tanto tu como yo, estamos fuera de control hace mucho tiempo, la mayoría de los de nuestra especie lo está...
Aquellas palabras intimidaron. Me sentí acorralado de pronto, como pudo sentirse Damocles con la espada sobre su cabeza, como podían sentirse tal vez los soldados en la guerra al enfrentarse a la muerte en persona sabiendo que no podrían escapar.
Sentía como si el agua estuviera en mi cuello, dispuesta a ahogarme en cualquier momento. Aquellas palabras creaban inseguridad. Temor, miedo tal vez, una agobiante sensación al saber que Soren, quizá sin darse cuenta, había llegado a un punto delicado. Agobio, tanto que necesitaba tragar saliva. ¿Tan fácil era llegar a mis dudas más ocultas? ¿Tan fácil podía ser crear aquel acongoje en mí? Basta, debía pensar con claridad.
-¿Por qué tanta curiosidad?.- murmuré, totalmente a la defensiva. -¿Como quieres que está después de tal mordisco? ¿Pretendes que me ponga a bailar o a agradecértelo? Sí, estoy enfadado por eso....- aparté la mirada al suelo, sintiendo aquel cosquilleo en el estómago, aquel que aparecía solamente cuando mentía e intentaba mentirme a mi mismo también. Suspiré con fuerza. -Me da miedo lo que vaya a pensar de mí después de todo esto....- ¡Cállate! ¡Cállate! ¡Deja de mostrarte como un maldito débil!, gritó mi mente, logrando que apretase los dientes. -Anuar me importa... y mucho. Tal vez no del mismo modo que a ti....- alcancé a decir con dificultad, dirigiendo la mirada hasta la suya. -Fue la primera persona que se atrevió a mirar debajo del hielo de mi corazón... fue el primero en ayudarme, en quedarse ahí aún cuando las cosas no eran agradables....- de pronto, una carcajada resonó en mi mente. Se reía, se estaba riendo de mí. ¡Admítelo! ¡Vamos! ¡Dilo! ¡Grita que Anuar te hace sentir menos solo porque piensas en Flavio! ¡Admite que intentas cubrir su vacío con él si eres tan valiente!. Me tambaleé ante aquellas palabras, temblando como un niño. -Anuar... Anuar hace que yo... me... me sienta menos solo....- murmuré con la voz rota.
Otra vez aquella sensación de culpa ante aquellas palabras. ¡Admite que intentas cubrir su vacío con él si eres tan valiente!. No, yo no estaba usando a Anuar, él era mi amigo... era alguien distinto, especial... él no es Flavio, murmuré de forma dolorosa, llevándome una mano al pelo con desesperación.
[Oh Dios, te he escrito la Biblia aquí ^^U Por cierto! Que llegas a los 100 de reputación! xDDDD]
Última edición por Eric el Mar Dic 14, 2010 2:06 pm, editado 1 vez
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Re: Risposte [Soren]
-Entonces... si es así... ¿Cómo debería estar yo? - Respondió con la misma tónica, aunque no se sentía a la defensiva precisamente, pues ya no sentía que estuviese siendo atacado - ¿Sabes cuantos miles acabo de perder con todo el desorden que has causado? - Agregó con un tono demasiado inapropiado para la situación, cualquier otro estaría histérico por la perdida de valiosos objetos en la tienda, ahora rotos por doquier con las estanterías en el suelo.
- Pero ya vez Joven Eric... de un modo u otro, terminamos pagando por nuestros errores – Explicó observando de soslayo la semi-drestrucción del local, muchos de esos objetos no podrían recuperarse y la perdida era incalculable, pero sus propios actos habían desencadenado la ira de Eric, así que ¿Tenía realmente derecho a quejarse?.
Tenía que aceptar que de nuevo una sensación inexplicable que sólo podía ser catalogada como burdos celos, volvía a manifestarse en su pecho conforme Eric hablaba de sus sentimientos por Anuar, pero debía controlarse, o aquello volvería a repetirse y se volvería un circulo absurdo e infinito.
-Anuar... tiene esa facultad – Dijo al fin cuando Eric terminó de hablar – También ha logrado llegar muy profundo – Agregó llevándose la mano al pecho – Donde ninguna otra persona ha podido... quizás sea su habilidad mágica – Comentó y una extraña sonrisa se dibujó levemente en su rostro – Todos tenemos una, aunque no lo sepamos -
Dejó escapar un largo suspiro meneando la cabeza suavemente, de repente todo le parecía tan absurdo, su pelea con Eric, haberse escondido bajo tierra, el incidente en la fiesta. Todo era ilógico y al mismo tiempo tan necesario para darse cuenta de sus errores y de lo que debía cambiar en si mismo.
- No podemos permitirnos lastimarlo ¿verdad Eric? - Dijo al fin, alzando el rostro y perdiéndose en la mirada del más joven – Nosotros los inmortales... deberíamos más que nada saber la fragilidad del hilo del que cuelga su vida... no podemos... no debemos permitirnos perderlo -
(( ame tu post Eric, estuvo muy bien escrito y muy concreto :3 ))
- Pero ya vez Joven Eric... de un modo u otro, terminamos pagando por nuestros errores – Explicó observando de soslayo la semi-drestrucción del local, muchos de esos objetos no podrían recuperarse y la perdida era incalculable, pero sus propios actos habían desencadenado la ira de Eric, así que ¿Tenía realmente derecho a quejarse?.
Tenía que aceptar que de nuevo una sensación inexplicable que sólo podía ser catalogada como burdos celos, volvía a manifestarse en su pecho conforme Eric hablaba de sus sentimientos por Anuar, pero debía controlarse, o aquello volvería a repetirse y se volvería un circulo absurdo e infinito.
-Anuar... tiene esa facultad – Dijo al fin cuando Eric terminó de hablar – También ha logrado llegar muy profundo – Agregó llevándose la mano al pecho – Donde ninguna otra persona ha podido... quizás sea su habilidad mágica – Comentó y una extraña sonrisa se dibujó levemente en su rostro – Todos tenemos una, aunque no lo sepamos -
Dejó escapar un largo suspiro meneando la cabeza suavemente, de repente todo le parecía tan absurdo, su pelea con Eric, haberse escondido bajo tierra, el incidente en la fiesta. Todo era ilógico y al mismo tiempo tan necesario para darse cuenta de sus errores y de lo que debía cambiar en si mismo.
- No podemos permitirnos lastimarlo ¿verdad Eric? - Dijo al fin, alzando el rostro y perdiéndose en la mirada del más joven – Nosotros los inmortales... deberíamos más que nada saber la fragilidad del hilo del que cuelga su vida... no podemos... no debemos permitirnos perderlo -
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Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Re: Risposte [Soren]
Aquella agonía no cesó, ni siquiera me dio una tregua. Intenté tomar aire, pedir ayuda a mi mente para acallar aquella voz que me repetía una y otra vez que Flavio no era Anuar. Y que Anuar no era ni iba a ser nunca Flavio, su presencia no supliría la de mi hermano...
Basta, alcancé a pronunciar en mi mente, pasándome las manos por el pelo, casi arrastrándolas de forma pesada y lenta. Debía aplacar aquella voz de alguna manera, y rápido. Decidí llevarme la mano a la herida del cuello, que aún tardaba excesivamente en curarse, y apreté con fuerza logrando que la sangre emanase un momento. Apreté los dientes con molestia, notando un leve pinchazo que recorrió mi espalda velozmente. Dolor, que agradable aquel que era corporal, que insufrible el mental.
Traté de centrarme en las palabras que Soren comenzaba a pronunciar, siendo tal el esfuerzo que puse los ojos en blanco al notar cuánto me costaba aquello. Reproches, las palabras de Soren eran reproches. ¿Pretendía echarme en cara lo sucedido? Me reí casi a desgana, cerrando los ojos ignorándole descaradamente. Tan solo volví a prestarle atención cuando pronunció el nombre de Anuar.
Abrí los ojos para escuchar lentamente sus palabras, repasándolas mentalmente. ¿Podía llamarse facultad al hecho de que Anuar lograse profundizar tanto en las personas? Sonaba a que aquello era un don, una especie de bendición que deseaba, no le trajera ninguna desgracia.
Cuando Soren se llevó la mano al pelo para luego continuar con sus palabras, me detuve a pensar en cual era la verdadera relación entre aquel vampiro y Anuar. "Donde ninguna otra persona ha podido... quizás sea su habilidad mágica", ¿no sonaba todo aquello a amor? ¿No eran las mismas palabras que pronunciaría yo ante alguna habilidad de Flavio?
Un pinchazo rompió la calma de forma dolorosa con aquel pensamiento. No sabía cual era la habilidad, el don con el que Anuar había sido bendecido. No sabía de qué podía ser capaz mi hermano... ¿por qué? Porque era incapaz de recordarle. No hizo falta que mi mente apareciese para que todo aquello doliera.
El largo suspiro de Soren me sacó de aquel abismo oscuro, y alcé la mirada lentamente hacia sus ojos. Los suyos, para mi sorpresa, ya estaban clavados en los míos, y parecía estar a punto de pronunciar algo trascendental, unas palabras que producirían un antes y un después en todo aquello.
Y así fue. "No podemos permitirnos lastimarlo ¿verdad Eric?", para luego añadir un par de oraciones más a las que no presté atención. ¿Era aquel el modo de Soren firmar una tregua? ¿Era Anuar la razón que daba el vampiro para aquella tregua? No podía evitar estar de acuerdo con sus palabras. Debíamos cuidar de él... ¿pero ambos? ¿Acaso podríamos? ¿No sería siempre una lucha como lo había sido hasta aquel momento? Suspiré, posando una mano en mi nuca para frotarla levemente.
-¿Me propones con esto una tregua? ¿Pretendes que nos unamos para cuidar de Anuar...?.- musité, sin poder evitar emitir una leve risa por lo dicho. Sonaba un tanto... ¿absurdo? -¿Crees acaso que Anuar querrá que le protejamos...? O simplemente, que necesite protección.- me mordí el labio inferior al decir aquello. ¿Como no iba a necesitarla? ¿Olvidaba acaso lo del asesinato y el carruaje misterioso? Anuar lo temía, y temía que pudiera pasar algo. -¿Crees que podremos olvidar nuestras diferencias por él...?.- me atreví a cuestionarle, mirándole mientras frotaba de nuevo mi nuca.
[Gracias por tus palabras! Y por esos MPs, nunca me cansaré de agradecértelo ^^]
Basta, alcancé a pronunciar en mi mente, pasándome las manos por el pelo, casi arrastrándolas de forma pesada y lenta. Debía aplacar aquella voz de alguna manera, y rápido. Decidí llevarme la mano a la herida del cuello, que aún tardaba excesivamente en curarse, y apreté con fuerza logrando que la sangre emanase un momento. Apreté los dientes con molestia, notando un leve pinchazo que recorrió mi espalda velozmente. Dolor, que agradable aquel que era corporal, que insufrible el mental.
Traté de centrarme en las palabras que Soren comenzaba a pronunciar, siendo tal el esfuerzo que puse los ojos en blanco al notar cuánto me costaba aquello. Reproches, las palabras de Soren eran reproches. ¿Pretendía echarme en cara lo sucedido? Me reí casi a desgana, cerrando los ojos ignorándole descaradamente. Tan solo volví a prestarle atención cuando pronunció el nombre de Anuar.
Abrí los ojos para escuchar lentamente sus palabras, repasándolas mentalmente. ¿Podía llamarse facultad al hecho de que Anuar lograse profundizar tanto en las personas? Sonaba a que aquello era un don, una especie de bendición que deseaba, no le trajera ninguna desgracia.
Cuando Soren se llevó la mano al pelo para luego continuar con sus palabras, me detuve a pensar en cual era la verdadera relación entre aquel vampiro y Anuar. "Donde ninguna otra persona ha podido... quizás sea su habilidad mágica", ¿no sonaba todo aquello a amor? ¿No eran las mismas palabras que pronunciaría yo ante alguna habilidad de Flavio?
Un pinchazo rompió la calma de forma dolorosa con aquel pensamiento. No sabía cual era la habilidad, el don con el que Anuar había sido bendecido. No sabía de qué podía ser capaz mi hermano... ¿por qué? Porque era incapaz de recordarle. No hizo falta que mi mente apareciese para que todo aquello doliera.
El largo suspiro de Soren me sacó de aquel abismo oscuro, y alcé la mirada lentamente hacia sus ojos. Los suyos, para mi sorpresa, ya estaban clavados en los míos, y parecía estar a punto de pronunciar algo trascendental, unas palabras que producirían un antes y un después en todo aquello.
Y así fue. "No podemos permitirnos lastimarlo ¿verdad Eric?", para luego añadir un par de oraciones más a las que no presté atención. ¿Era aquel el modo de Soren firmar una tregua? ¿Era Anuar la razón que daba el vampiro para aquella tregua? No podía evitar estar de acuerdo con sus palabras. Debíamos cuidar de él... ¿pero ambos? ¿Acaso podríamos? ¿No sería siempre una lucha como lo había sido hasta aquel momento? Suspiré, posando una mano en mi nuca para frotarla levemente.
-¿Me propones con esto una tregua? ¿Pretendes que nos unamos para cuidar de Anuar...?.- musité, sin poder evitar emitir una leve risa por lo dicho. Sonaba un tanto... ¿absurdo? -¿Crees acaso que Anuar querrá que le protejamos...? O simplemente, que necesite protección.- me mordí el labio inferior al decir aquello. ¿Como no iba a necesitarla? ¿Olvidaba acaso lo del asesinato y el carruaje misterioso? Anuar lo temía, y temía que pudiera pasar algo. -¿Crees que podremos olvidar nuestras diferencias por él...?.- me atreví a cuestionarle, mirándole mientras frotaba de nuevo mi nuca.
[Gracias por tus palabras! Y por esos MPs, nunca me cansaré de agradecértelo ^^]
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Re: Risposte [Soren]
Escuchó las preguntas de Eric y tuvo la impresión de que el vampiro más joven lo había entendido todo mal, no era cuestión de que Anuar los uniera o de que Anuar necesitara ser protegido, era el hecho de darse cuenta que como inmortales tenían una responsabilidad más grandes con el mundo y las personas que les rodeaban. Ellos tenían el poder de cambiar el rumbo de sus vidas, eran poderosos, podían correr a velocidades vertiginosas y sobrevivir a las peores golpisas ¿Como era que no podían tan siquiera enfrentar sus propios sentimientos?.
Anuar simplemente no merecía a dos amigos tan inconscientes, el humano había hecho suficiente por los corazones marchitos de ambos y ¿Que tenían ellos para ofrecerle a cambio? ¿Protección?. No, no podía limitarse sólo a eso.
-No hay diferencias que olvidar Eric – Dijo al fin, esbozando una expresión cansada – No es sólo porque Anuar este en peligro – Agregó, llevándose el dorso de la mano para limpiar la sangre que aún resbalaba por su cabeza debido al golpe con la estantería de minutos antes – Los cambios deben nacer de uno mismo y aunque estemos impulsados por lo que nos une a Anuar... no puede limitarse sólo a eso -
Se limpió la sangre y luego se llevó el dorso de su mano a sus labios para lamer la sangre con taimada delicadeza, limpiándola por completo. Cuando hubo terminado, comenzó a caminar esquivando los objetos caídos en la tienda, paseando una de sus manos por los bordes de la estantería.
- He actuado exactamente igual a todos esos vampiros descerebrados que tanto he criticado – Dijo al fin – Me he traicionado a mi mismo, esto no soy yo... y Anuar no puede ser una excusa en la cual me refugie para justificar lo que hago, tampoco lo debe ser para ti – Se giró entonces y esta vez logró que una sonrisa sincera adornara su rostro - ¿Si algún día Anuar decide dejarnos entonces tu y yo no tendríamos motivos para hacer las cosas correctamente? - Le preguntó mirándole a los ojos una vez más con esa misma intensidad, como cuando hipnotizaba a una presa – No Eric... no, no puede limitarse sólo a eso -
Anuar simplemente no merecía a dos amigos tan inconscientes, el humano había hecho suficiente por los corazones marchitos de ambos y ¿Que tenían ellos para ofrecerle a cambio? ¿Protección?. No, no podía limitarse sólo a eso.
-No hay diferencias que olvidar Eric – Dijo al fin, esbozando una expresión cansada – No es sólo porque Anuar este en peligro – Agregó, llevándose el dorso de la mano para limpiar la sangre que aún resbalaba por su cabeza debido al golpe con la estantería de minutos antes – Los cambios deben nacer de uno mismo y aunque estemos impulsados por lo que nos une a Anuar... no puede limitarse sólo a eso -
Se limpió la sangre y luego se llevó el dorso de su mano a sus labios para lamer la sangre con taimada delicadeza, limpiándola por completo. Cuando hubo terminado, comenzó a caminar esquivando los objetos caídos en la tienda, paseando una de sus manos por los bordes de la estantería.
- He actuado exactamente igual a todos esos vampiros descerebrados que tanto he criticado – Dijo al fin – Me he traicionado a mi mismo, esto no soy yo... y Anuar no puede ser una excusa en la cual me refugie para justificar lo que hago, tampoco lo debe ser para ti – Se giró entonces y esta vez logró que una sonrisa sincera adornara su rostro - ¿Si algún día Anuar decide dejarnos entonces tu y yo no tendríamos motivos para hacer las cosas correctamente? - Le preguntó mirándole a los ojos una vez más con esa misma intensidad, como cuando hipnotizaba a una presa – No Eric... no, no puede limitarse sólo a eso -
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Re: Risposte [Soren]
Sus palabras parecieron ir por un camino contrario al que habían tomado las mías. Muy posiblemente, yo habría malentendido las suyas, pero lo que dijo como respuesta solo logró que me riera levemente.
-Esto empieza a sonar a una clase de ética moral... ¿estás llevando esto a un punto que sea aplicable al resto de la humanidad? Puede que me equivoque pero... ¿estoy entendiendo por tus palabras que quieres que "seamos" más responsables con los humanos? Perdona que me ría....- musité haciendo una pausa en la que busqué sus ojos y reí con debilidad. -Creo haber entendido eso....- añadí encogiéndome de hombros.
Me dejé caer hacia atrás, dejando que mi espalda golpease con la pared y así poder apoyarme en ésta. Suspiré, bajando la mirada al suelo de forma distraída.
-¿Qué pretendes cambiar con tus palabras...? ¿El comportamiento de hoy? No dejo de pensar que intentas convertirnos en seres menos crueles de los que somos, ocultando nuestra naturaleza bajo una capa de preocupación y bondad hacia los demás....- me detuve antes de continuar hablando, alzando levemente la mirada para clavarla en sus ojos. -Tengo curiosidad por saber a qué te refieres realmente...
Tal vez mis palabras sonaran egoístas, tal vez demostraban lo poco que me importaban los demás, tanto humanos como resto de vampiros, pero era aquella la política que tenía. ¿De qué servía portarse bien con los humanos si mientras lo hacía con unos, estaba matando a otros? Era una burda mentira, una patética farsa que no entraba en mi cabeza. Sonaba a hipocresía, a moneda con dos caras. Ya tenía suficientes normas morales con las de no atacar a infantes, jóvenes ni vírgenes... ¿qué más esperaba el mundo de un depredador? ¿Una carta de disculpa a las víctimas por haberme alimentado de ellas? Cuantas debía haber escrito entonces a familiares de clérigos...
-Solo me importa Anuar.-dije después de una pausa. -Es al único al que pretendo proteger... como no pude hacer con otro.- añadí en voz alta, culpándome rápidamente por haber pronunciado aquello que había actuado en mi pecho como la herida que deja un puñal tras clavarse.
-Esto empieza a sonar a una clase de ética moral... ¿estás llevando esto a un punto que sea aplicable al resto de la humanidad? Puede que me equivoque pero... ¿estoy entendiendo por tus palabras que quieres que "seamos" más responsables con los humanos? Perdona que me ría....- musité haciendo una pausa en la que busqué sus ojos y reí con debilidad. -Creo haber entendido eso....- añadí encogiéndome de hombros.
Me dejé caer hacia atrás, dejando que mi espalda golpease con la pared y así poder apoyarme en ésta. Suspiré, bajando la mirada al suelo de forma distraída.
-¿Qué pretendes cambiar con tus palabras...? ¿El comportamiento de hoy? No dejo de pensar que intentas convertirnos en seres menos crueles de los que somos, ocultando nuestra naturaleza bajo una capa de preocupación y bondad hacia los demás....- me detuve antes de continuar hablando, alzando levemente la mirada para clavarla en sus ojos. -Tengo curiosidad por saber a qué te refieres realmente...
Tal vez mis palabras sonaran egoístas, tal vez demostraban lo poco que me importaban los demás, tanto humanos como resto de vampiros, pero era aquella la política que tenía. ¿De qué servía portarse bien con los humanos si mientras lo hacía con unos, estaba matando a otros? Era una burda mentira, una patética farsa que no entraba en mi cabeza. Sonaba a hipocresía, a moneda con dos caras. Ya tenía suficientes normas morales con las de no atacar a infantes, jóvenes ni vírgenes... ¿qué más esperaba el mundo de un depredador? ¿Una carta de disculpa a las víctimas por haberme alimentado de ellas? Cuantas debía haber escrito entonces a familiares de clérigos...
-Solo me importa Anuar.-dije después de una pausa. -Es al único al que pretendo proteger... como no pude hacer con otro.- añadí en voz alta, culpándome rápidamente por haber pronunciado aquello que había actuado en mi pecho como la herida que deja un puñal tras clavarse.
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Re: Risposte [Soren]
Soren dejó escapar un largo suspiro al escuchar las palabras de Eric, claramente ambos tenían formas diferentes de ver el mundo y no le correspondía él convencer a Eric de él poseía la verdad absoluta, porque aunque tuviera 100 años más de viejo, eso no lo convertía en una persona más sabia, había aprendido observando como la gente se mataba entre si por decadas, que la verdad era algo subjetivo.
- Sólo... - Comenzó ahora dándole la espalda - Quiero ser consciente y responsable de mis actos - Dijo al fin. Eric quizás no lo podría entender, no se conocían lo suficiente como para que él pudiese adivinarlo, pero aquel era un paso gigante para Soren. Se había pasado su existencia huyendo como un cobarde, escapando de las propias desiciones que tomaba. Nunca entendiendo que tenía el poder para cambiar las cosas que odiaba, inclusive así mismo.
- Se que soy un monstruo - Continuó rascándose la barbilla - Todos lo somos, es algo que no puedo negar, nunca podré controlar ciertos impulsos y siempre estaré controlado por mi sed...pero con Anuar he descubierto que hay muchas cosas de mi mismo que desconocía y que puedo cambiar - Esta vez se encogió de hombros - No quiero pelear contigo de nuevo... es así de simple, no pretendo que creas en lo que yo creo o que entiendas mi moral -
Si Eric quería a Anuar de esa manera como decía, si lo quería proteger, eso debía bastar ¿verdad?. Si, cuando uno quería a una persona no se trataba ya de uno mismo, sino del bienestar del otro, si Eric podía cuidarle y protegerle mejor que él ¿Con que derecho Soren podría separarlos o interferir? Era absurdo y habia tenido que destruir media tienda y pelear con Eric para darse cuenta de eso.
- Sólo... - Comenzó ahora dándole la espalda - Quiero ser consciente y responsable de mis actos - Dijo al fin. Eric quizás no lo podría entender, no se conocían lo suficiente como para que él pudiese adivinarlo, pero aquel era un paso gigante para Soren. Se había pasado su existencia huyendo como un cobarde, escapando de las propias desiciones que tomaba. Nunca entendiendo que tenía el poder para cambiar las cosas que odiaba, inclusive así mismo.
- Se que soy un monstruo - Continuó rascándose la barbilla - Todos lo somos, es algo que no puedo negar, nunca podré controlar ciertos impulsos y siempre estaré controlado por mi sed...pero con Anuar he descubierto que hay muchas cosas de mi mismo que desconocía y que puedo cambiar - Esta vez se encogió de hombros - No quiero pelear contigo de nuevo... es así de simple, no pretendo que creas en lo que yo creo o que entiendas mi moral -
Si Eric quería a Anuar de esa manera como decía, si lo quería proteger, eso debía bastar ¿verdad?. Si, cuando uno quería a una persona no se trataba ya de uno mismo, sino del bienestar del otro, si Eric podía cuidarle y protegerle mejor que él ¿Con que derecho Soren podría separarlos o interferir? Era absurdo y habia tenido que destruir media tienda y pelear con Eric para darse cuenta de eso.
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Re: Risposte [Soren]
Suspiré llevándome una mano al pecho, frotando la zona donde se suponía estaba el corazón. Órgano ya inservible, muerto, pero que aún era capaz de sentir.
Aún estaba capacitado para sentir dolor, dolor por la pérdida de un ser querido, por el miedo a perder a otra, dolor, tal vez, por saberse uno tan impotente a veces.
Suspiré cuando las palabras de Soren resonaron en la tienda, casi cansado por haber llegado a aquella conclusión tan tarde. ¿Qué no quería pelear? Estaba claro que yo tampoco, y menos en aquel estado.
Cerré los ojos asintiendo, sin necesidad de decir nada ni añadir algo a sus palabras.
-Si algo me ha quedado claro hoy... aparte de que odio que me muerdan.- reí entre dientes. -Es que quieres a Anuar.- musité alzando la vista hacia él. -No sé de qué modo, ni qué tan profundo pueda llegar a ser ese amor... ni quiero saberlo, ni creo que deba importarme. Sé, al menos, que no quieres hacerle daño a Anuar
Bajé la mirada hasta una de mis manos, limpiándola contra mi pantalón de las manchas de sangre que la cubrían, para extenderla hacia él en un gesto del que seguramente más adelante me arrepentiría.
-Tal vez no pensemos igual... ni tengamos intención de hacerlo, pero Anuar nos importa....- me encogí de hombros y aparté la mirada incómodo. -No quiero que le pase nada.- susurré, casi avergonzado por decir aquello en voz alta.
¿¡Pero qué haces!?, gritó de pronto mi mente con furia incontrolable, ¡¿Te has peleado con él para esto?! ¡¿Todo por tus malditas preocupaciones por otro ser?!
Fruncí el ceño molesto ante aquellos gritos. Sus palabras sonaban directas, casi hirientes. Parecía querer abrirme los ojos en cuanto lo de preocuparme por los demás, parecía querer convencerme de lo caro que me salían tener vínculos con los humanos... pero todos sus intentos quedaban inutilizados por los sentimientos, aquellos que había descubierto poco tiempo atrás.
Agité la cabeza débilmente, alzando la mirada hacia Soren, aguardando su respuesta a todo aquello.
-No hablo de ser amigos... simplemente nos importa Anuar, a los dos. Solo quiero que esté bien... y sé que tú podrás cuidar de él por mucho que la idea me desagrade.- murmuré con hiriente sinceridad y una fría media sonrisa en los labios, aún aguardando que se decidiera a estrechar o no mi mano.
Aún estaba capacitado para sentir dolor, dolor por la pérdida de un ser querido, por el miedo a perder a otra, dolor, tal vez, por saberse uno tan impotente a veces.
Suspiré cuando las palabras de Soren resonaron en la tienda, casi cansado por haber llegado a aquella conclusión tan tarde. ¿Qué no quería pelear? Estaba claro que yo tampoco, y menos en aquel estado.
Cerré los ojos asintiendo, sin necesidad de decir nada ni añadir algo a sus palabras.
-Si algo me ha quedado claro hoy... aparte de que odio que me muerdan.- reí entre dientes. -Es que quieres a Anuar.- musité alzando la vista hacia él. -No sé de qué modo, ni qué tan profundo pueda llegar a ser ese amor... ni quiero saberlo, ni creo que deba importarme. Sé, al menos, que no quieres hacerle daño a Anuar
Bajé la mirada hasta una de mis manos, limpiándola contra mi pantalón de las manchas de sangre que la cubrían, para extenderla hacia él en un gesto del que seguramente más adelante me arrepentiría.
-Tal vez no pensemos igual... ni tengamos intención de hacerlo, pero Anuar nos importa....- me encogí de hombros y aparté la mirada incómodo. -No quiero que le pase nada.- susurré, casi avergonzado por decir aquello en voz alta.
¿¡Pero qué haces!?, gritó de pronto mi mente con furia incontrolable, ¡¿Te has peleado con él para esto?! ¡¿Todo por tus malditas preocupaciones por otro ser?!
Fruncí el ceño molesto ante aquellos gritos. Sus palabras sonaban directas, casi hirientes. Parecía querer abrirme los ojos en cuanto lo de preocuparme por los demás, parecía querer convencerme de lo caro que me salían tener vínculos con los humanos... pero todos sus intentos quedaban inutilizados por los sentimientos, aquellos que había descubierto poco tiempo atrás.
Agité la cabeza débilmente, alzando la mirada hacia Soren, aguardando su respuesta a todo aquello.
-No hablo de ser amigos... simplemente nos importa Anuar, a los dos. Solo quiero que esté bien... y sé que tú podrás cuidar de él por mucho que la idea me desagrade.- murmuré con hiriente sinceridad y una fría media sonrisa en los labios, aún aguardando que se decidiera a estrechar o no mi mano.
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Re: Risposte [Soren]
Se dio media vuelta para encontrarse con el vampiro más joven y sus palabras. Le parecía mentira que minutos antes hubiesen peleado como un par de bárbaros de la edad media y destruido media tienda sin pensar en usar primero las palabras. Pero bueno, aquello era también un logro, muchos vampiros nisiquiera usaban las palabras al final y se limitaban a hacer trizas todo a su paso.
- Pues...a mi me ha gustado morderte... sabes bien - Comentó con una sonrisa ladina, medio en broma medio en serio. Eric parecía tener algo de sentido del humor, aunque una broma cualquiera resultaba inapropiada en un momento así, era mejor callarse para no empeorar las cosas - De cualquier modo... no quiero que esto se repita... quiero decir, no es que no me guste luchar, te seré sincero, me encanta - Le confesó - Antes de ser profesor fui ayudante del Cherif vampirico de Estocolmo y aprendí a manejar armas y algo de artes marciales, pelear me desestreza... pero me resulta más agradable y refrescante cuando no hay ningún sentimiento de por medio -
Aquello era cierto, no iba a negar que no disfrutaba de la adrenalina que recorría su cuerpo cuando se enfrentaba a un enemigo, la misma adrenalina de la caza. Pero una cosa era luchar por diversión y otra muy distinta era luchar cegado por los celos deseando la cabeza del otra a toda costa.
- Si en algún futuro quieres luchar conmigo para prácticar, me parece bien - Dijo al fin estirándo su mano para agarrar la de Eric. No le gustaba mucho el contacto físico y solía usar guantes, pero esta vez no importó, luego de todo lo vivido con Eric aquello era ya un detalle sin importancia. - En realidad... pienso que tu eres más apropiado para eso que yo - Aceptó con expresion abatida, retirando su mano para meterla en uno de sus bolsillos.
- Pues...a mi me ha gustado morderte... sabes bien - Comentó con una sonrisa ladina, medio en broma medio en serio. Eric parecía tener algo de sentido del humor, aunque una broma cualquiera resultaba inapropiada en un momento así, era mejor callarse para no empeorar las cosas - De cualquier modo... no quiero que esto se repita... quiero decir, no es que no me guste luchar, te seré sincero, me encanta - Le confesó - Antes de ser profesor fui ayudante del Cherif vampirico de Estocolmo y aprendí a manejar armas y algo de artes marciales, pelear me desestreza... pero me resulta más agradable y refrescante cuando no hay ningún sentimiento de por medio -
Aquello era cierto, no iba a negar que no disfrutaba de la adrenalina que recorría su cuerpo cuando se enfrentaba a un enemigo, la misma adrenalina de la caza. Pero una cosa era luchar por diversión y otra muy distinta era luchar cegado por los celos deseando la cabeza del otra a toda costa.
- Si en algún futuro quieres luchar conmigo para prácticar, me parece bien - Dijo al fin estirándo su mano para agarrar la de Eric. No le gustaba mucho el contacto físico y solía usar guantes, pero esta vez no importó, luego de todo lo vivido con Eric aquello era ya un detalle sin importancia. - En realidad... pienso que tu eres más apropiado para eso que yo - Aceptó con expresion abatida, retirando su mano para meterla en uno de sus bolsillos.
Soren Kaarkarogf- Vampiro Clase Baja
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Fecha de inscripción : 05/06/2010
Localización : Entre libros de historia y lienzos manchados.
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Re: Risposte [Soren]
Cuando finalmente se giró y sus ojos chocaron con los míos, una pregunta recorrió mi mente: ¿de verdad podría "confiar" en él cuando aún le temía? Porque por mucho que intentase evitarlo, lo hacía. Absurdo, sí, tal vez. Pero si había ahondado en mis recuerdos de forma tan intensa la primera vez, ¿qué pasaría si lo hacía ahora? Basta, me dije agotado del miedo. Por una vez, quería pensar en alguien más que en mí, y ese era Anuar. Quería pensar en su seguridad, en que estuviera bien y en que no le pasara nada... ¿no era pues, lo justo después de lo que había hecho por mí?
Suspiré aguardando su respuesta, y cuando por fin sonaron sus palabras, me estremecí apretando los dientes con rencor.
-A mi no me hace gracia....- farfullé frotándome el cuello. No había sido agradable, al contrario, había sido doloroso y había despertado de nuevo, las visiones del pasado. Pero aún así, no pude evitar sonreír de medio lado.
Sus palabras acerca de su vida me llevaron a otro leve pero intenso debate mental, ¿qué había hecho yo a lo largo de mi vida? Había estado buscando mis recuerdos, arrastrándome, arañándole a la vida instantes que jamás volvería a vivir... miradas que jamás volvería a sentir. Momentos perdidos, olvidados y que parecían negarse a volver.
Intenté olvidar aquello si no quería caer ya en mi habitual masoquismo, necesitaba no hundirme mal en aquel abismo. Por suerte, las palabras de Soren me sacaron, aunque fuera solo un momento, de él.
-Créeme, no practicaré contigo ahora que sé que te gusta mi sangre....- reí sarcástico, sin dejar de mirarle. Finalmente su mano estrechó la mía, y aguantando aún la vista en sus iris azulados, me detuve un momento a buscar motivos para rebatir sus palabras. -¿Por qué debería ser yo más apropiado para protegerle...? A los dos, aunque sea de modo diferente, nos mueven los sentimientos... queramos o no, nos cegaremos por ellos... ¿qué diferencia hay entonces entre nosotros? Soy torpe en la lucha... apenas puedo ofrecerle nada a Anuar... ¿palabras desde el lado más oscuro de la vida? ¿Un abrazo, tal vez, en un mal momento? No... no tengo nada para darle.- me encogí de hombros ante aquellas palabras y oculté las manos en los bolsillos, dejando escapar un largo suspiro.
Sincerarme tanto me saldría caro tarde o temprano, ¿y si Soren aprovechaba lo dicho para atacarme? Empezaba a estar desquiciado por la idea de volver a sufrir aquel infernal dolor cuando se apoderaba de mi mente, y no necesitaba darle más razones para atacarme. Me estaba volviendo paranoico, posiblemente por la falta de sangre y los mareos que ésto conllevaba...
Suspiré aguardando su respuesta, y cuando por fin sonaron sus palabras, me estremecí apretando los dientes con rencor.
-A mi no me hace gracia....- farfullé frotándome el cuello. No había sido agradable, al contrario, había sido doloroso y había despertado de nuevo, las visiones del pasado. Pero aún así, no pude evitar sonreír de medio lado.
Sus palabras acerca de su vida me llevaron a otro leve pero intenso debate mental, ¿qué había hecho yo a lo largo de mi vida? Había estado buscando mis recuerdos, arrastrándome, arañándole a la vida instantes que jamás volvería a vivir... miradas que jamás volvería a sentir. Momentos perdidos, olvidados y que parecían negarse a volver.
Intenté olvidar aquello si no quería caer ya en mi habitual masoquismo, necesitaba no hundirme mal en aquel abismo. Por suerte, las palabras de Soren me sacaron, aunque fuera solo un momento, de él.
-Créeme, no practicaré contigo ahora que sé que te gusta mi sangre....- reí sarcástico, sin dejar de mirarle. Finalmente su mano estrechó la mía, y aguantando aún la vista en sus iris azulados, me detuve un momento a buscar motivos para rebatir sus palabras. -¿Por qué debería ser yo más apropiado para protegerle...? A los dos, aunque sea de modo diferente, nos mueven los sentimientos... queramos o no, nos cegaremos por ellos... ¿qué diferencia hay entonces entre nosotros? Soy torpe en la lucha... apenas puedo ofrecerle nada a Anuar... ¿palabras desde el lado más oscuro de la vida? ¿Un abrazo, tal vez, en un mal momento? No... no tengo nada para darle.- me encogí de hombros ante aquellas palabras y oculté las manos en los bolsillos, dejando escapar un largo suspiro.
Sincerarme tanto me saldría caro tarde o temprano, ¿y si Soren aprovechaba lo dicho para atacarme? Empezaba a estar desquiciado por la idea de volver a sufrir aquel infernal dolor cuando se apoderaba de mi mente, y no necesitaba darle más razones para atacarme. Me estaba volviendo paranoico, posiblemente por la falta de sangre y los mareos que ésto conllevaba...
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