AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Sins and Secrets [privado] [+18]
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Sins and Secrets [privado] [+18]
Recuerdo del primer mensaje :
Me encontraba sentada frente a la barra de la cantina, rememorando esta mañana, recordando los sucesos de la noche anterior mientras mantenía en mis manos la jarra de madera y mis ojos esmeralda observaban distraídos a mi alrededor sin ver nada en realidad. No sé cuántas veces me había despertado la noche anterior, lo que si sabía era que cada vez que lo hice encontré a Hakon a mi lado, durmiendo plácidamente. Lo había envuelto con mis brazos mientras el hacía lo mismo y su respiración tranquila contrastaba con la mía, que subía y bajaba con rapidez. Mi mirada inquieta lo inspeccionaba, se aseguraba de que estuviera allí, se arrimaba más para escuchar sus latidos y eran estos los que se llevaban mi inquietud susurrándome sin necesidad de palabras que ese corazón ahora era mío, que de acuerdo con sus palabras siempre lo fue.
Sonreí agitando la jarra con mis dedos, siempre había sido demasiado independiente, con tres hombres en la familia y una madre fuerte, en un principio me quise hacer valer por mí misma y con el tiempo llegué a manejarme físicamente y en las armas tan bien como cualquiera de ellos. Me preguntaba ahora si esa misma independencia no interferiría de alguna forma en mi relación con Hakon, deseaba con todas mis fuerzas no echarlo a perder, que lo nuestro funcionara a pesar de la locura que suponía, a pesar del pecado tan grave que era y del secreto que involucraria.
Cuando desperté él aún dormía, no quise despertarle, tan solo me incliné, paseé mis manos por su oscuro pelo, apreciando su suavidad y al detener mi mirada sobre sus labios me acerqué para presionarlos con los míos suspirando al sentir la manera en que tibios me recibían aún sin que él se percatara. Me relamí con una sonrisa de medio lado, lucía tan apetecible que estaba tentada de hacer más que tan solo rozar su boca pero lo cierto es que debía apresurarme a salir así que garabateé a prisa una corta nota que dejé sobre la pequeña mesa de noche a un lado de la cama.
Hakon,
He salido a buscar a Ubbe, debo dar con él antes de que se meta en un lio lo cual con toda seguridad sucederá tarde o temprano. Ya sé, pensarás que no soy la apropiada para hablar de líos, porque siempre me veo envuelta en uno, pero alguien tiene que cuidar de ustedes, tontos vikingos. Te espero en la cantina al anochecer, ya sabes, la misma que solemos visitar en nuestra realidad con frecuencia. Y Hakon, recuerdo todo lo que sucedió anoche con demasiada claridad, no me arrepiento de nada. Te repetiría cada palabra pronunciada… con tal de que creas en mí, y en la promesa que encierra todo lo que nos aguarda vivir juntos. Así que no faltes o te la verás conmigo.
Te quiere siempre,
Synnove.
Finalmente recordé que había hidromiel en mi jarra y tomé un trago. Mi búsqueda de Ubbe por la ciudad había resultado bastante infructuosa por lo que no me sentía muy animada en ese respecto, aunque sabía que era capaz y podía cuidarse bien. Quizás se le ocurriría visitar esta cantina y le vería entrar repentinamente. Quizás…
Sin embargo no fue a mi mellizo a quien percibí cuando un par de botas se detuvieron a la entrada, pero si a alguien a quien reconocería en cualquier lugar, entre las más tumultuosa multitud, aún apenas distinguiendo su silueta. En cuanto salió de la penumbra para adentrarse en la luz del recinto me levanté del pequeño banco con rapidez y me apresuré a reunirme con él. Mi mirada refulgía cargada de fuego, no le di tiempo de hablar. Lo tomé de la mano y tiré de él para que me acompañara más allá de las mesas, hacia un pasillo adonde dejábamos cualquier mirada indiscreta a un lado y prácticamente lo arrastré para que entrara conmigo en el baño de hombres.
-Hakon…- Apenas usé unos segundos para cerciorarme de que no hubiera nadie en el baño y colisioné contra su boca, necesitada de él, sintiendo como su lengua salía al encuentro de la mía, ahogando un gemido mientras nuestros alientos se fundían en uno. Mis manos ansiosas se movieron sobre su camisa, desesperada por sentir cada espacio, tironeé del extremo de ella para palpar su piel por debajo, ansiosa del calor que me había irradiado la noche anterior y que me hacía demasiada falta desde el amanecer. -¿Me extrañaste?- Apenas abandoné sus labios para emitir esas palabras antes de regresar a ellos y atraparlos en un beso voraz, jadeé mientras mi lengua se hundía más en su boca con desesperación. Lo necesitaba, lo extrañaba, lo quería. -Dime que recuerdas todo… y que aún deseas una vida conmigo…-
Sonreí agitando la jarra con mis dedos, siempre había sido demasiado independiente, con tres hombres en la familia y una madre fuerte, en un principio me quise hacer valer por mí misma y con el tiempo llegué a manejarme físicamente y en las armas tan bien como cualquiera de ellos. Me preguntaba ahora si esa misma independencia no interferiría de alguna forma en mi relación con Hakon, deseaba con todas mis fuerzas no echarlo a perder, que lo nuestro funcionara a pesar de la locura que suponía, a pesar del pecado tan grave que era y del secreto que involucraria.
Cuando desperté él aún dormía, no quise despertarle, tan solo me incliné, paseé mis manos por su oscuro pelo, apreciando su suavidad y al detener mi mirada sobre sus labios me acerqué para presionarlos con los míos suspirando al sentir la manera en que tibios me recibían aún sin que él se percatara. Me relamí con una sonrisa de medio lado, lucía tan apetecible que estaba tentada de hacer más que tan solo rozar su boca pero lo cierto es que debía apresurarme a salir así que garabateé a prisa una corta nota que dejé sobre la pequeña mesa de noche a un lado de la cama.
Hakon,
He salido a buscar a Ubbe, debo dar con él antes de que se meta en un lio lo cual con toda seguridad sucederá tarde o temprano. Ya sé, pensarás que no soy la apropiada para hablar de líos, porque siempre me veo envuelta en uno, pero alguien tiene que cuidar de ustedes, tontos vikingos. Te espero en la cantina al anochecer, ya sabes, la misma que solemos visitar en nuestra realidad con frecuencia. Y Hakon, recuerdo todo lo que sucedió anoche con demasiada claridad, no me arrepiento de nada. Te repetiría cada palabra pronunciada… con tal de que creas en mí, y en la promesa que encierra todo lo que nos aguarda vivir juntos. Así que no faltes o te la verás conmigo.
Te quiere siempre,
Synnove.
Finalmente recordé que había hidromiel en mi jarra y tomé un trago. Mi búsqueda de Ubbe por la ciudad había resultado bastante infructuosa por lo que no me sentía muy animada en ese respecto, aunque sabía que era capaz y podía cuidarse bien. Quizás se le ocurriría visitar esta cantina y le vería entrar repentinamente. Quizás…
Sin embargo no fue a mi mellizo a quien percibí cuando un par de botas se detuvieron a la entrada, pero si a alguien a quien reconocería en cualquier lugar, entre las más tumultuosa multitud, aún apenas distinguiendo su silueta. En cuanto salió de la penumbra para adentrarse en la luz del recinto me levanté del pequeño banco con rapidez y me apresuré a reunirme con él. Mi mirada refulgía cargada de fuego, no le di tiempo de hablar. Lo tomé de la mano y tiré de él para que me acompañara más allá de las mesas, hacia un pasillo adonde dejábamos cualquier mirada indiscreta a un lado y prácticamente lo arrastré para que entrara conmigo en el baño de hombres.
-Hakon…- Apenas usé unos segundos para cerciorarme de que no hubiera nadie en el baño y colisioné contra su boca, necesitada de él, sintiendo como su lengua salía al encuentro de la mía, ahogando un gemido mientras nuestros alientos se fundían en uno. Mis manos ansiosas se movieron sobre su camisa, desesperada por sentir cada espacio, tironeé del extremo de ella para palpar su piel por debajo, ansiosa del calor que me había irradiado la noche anterior y que me hacía demasiada falta desde el amanecer. -¿Me extrañaste?- Apenas abandoné sus labios para emitir esas palabras antes de regresar a ellos y atraparlos en un beso voraz, jadeé mientras mi lengua se hundía más en su boca con desesperación. Lo necesitaba, lo extrañaba, lo quería. -Dime que recuerdas todo… y que aún deseas una vida conmigo…-
Última edición por Synnove Cannif el Mar Mayo 23, 2017 2:59 pm, editado 1 vez
Synnove Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/03/2017
Re: Sins and Secrets [privado] [+18]
Un jadeo brotó de mis labios antes de volver a buscar los suyos para besarlo, vertiendo mis gemidos en su boca. Él me quemaba con sus embestidas profundas y salvajes, nuestros movimientos se habían vuelto desenfrenados, ardientes. Nuestra familia quedaba a un lado, los temores y los tapujos los enterrábamos con nuestra mutua entrega. Solo existíamos nosotros, la pasión que compartíamos y un amor más fuerte que cualquier restricción o convicción que buscara separarnos. Creo que por eso me aferraba tanto a él al chocar sus caderas con fuerza con las mías, completamente necesitada de fundirme con él, como si de esa forma pudiera asegurarme de que nada nos arrebataría la posibilidad de estar juntos.
Su falo era como el martillo de Thor, como poderosos truenos sus embestidas me llenaban de sensaciones que recogían los ecos de su respiración acelerada en mi oído, logrando excitarme aún más. Sus sonidos disparaban mi sangre, se mezclaban con los truenos que recorrían mi cuerpo, logrando que me abandonara al mismo placer que sentía estremecerle. Enredé mis dedos en su pelo adueñándome de sus labios, cerrando mis ojos, perdida en ese sabor único, en la inigualable tibieza de su lengua. Mi centro se contrajo alrededor de su falo que caliente se desbordó en mi interior a la vez que una impetuosa marejada me sacudía con violencia cuando ambos alcanzamos las estrellas.
Me recliné contra la pared, un te quiero suyo me hizo sonreír mientras nuestros latidos desbocados se convertían en la única interrupción en ese callejón oscuro, testigo de la intensidad de nuestros sentimientos prohibidos. Mis esmeraldas oscurecidas brillaban y mi cuerpo temblaba contra él. Ráfagas me recorrían aún, alcanzaban mi intimidad que apretaba su miembro aún en mi interior mientras sus labios alcanzando mi oído y acariciando mi oscuro cabello me solicitaban una promesa.
Presioné mis palmas contra la pared y sus palabras me llevaron directo a un abismo profundo al sugerir que podía llegar a cambiar de opinión, que podía percatarme en algún momento de que lo que pasaba entre los dos era un error. Antes de que pudiera responderle me volteó hacia él y calló mi respuesta con un arrasador beso.
Mis manos se hundieron en su pelo y sentí sus brazos envolverme con fuerza, mis labios le correspondieron con urgencia en un beso profundo que no se podía comparar con los de ningún otro, para mi solo existía él. Negué contra su frente recuperando la respiración, antes de alzar la mirada y encontrarme con sus expresivas profundidades. -No puedo prometértelo.- Sus dedos se deslizaban por mi pelo envolviéndome en la caricia de su presencia a la vez que los míos dibujaban su rostro temiendo que de alguna forma pudiese perderlo.
-No puedo porque te he querido siempre, desde que tuve uso de razón. La otra noche me preguntaste por qué no había un hombre en mi vida y no pude responderte. La razón eres tú Hakon. Hasta ahora nunca tuve el valor para aceptar que toda mi vida he estado enamorada de ti. Me lo negué a mi misma, me autoengañé convenciéndome de que no era así, porque ¿cómo podía amarte si no me estaba permitido hacerlo? ¿Cómo aceptar que podía estar hipnotizada por ti si ante los ojos de todos somos hermanos?-
Por primera vez en mi vida me sinceraba del todo con él. El miedo ante lo que podría suceder al enterarse otros y la alegría de saber que me quería se enfrentaban en mi interior, me dividían, pero la suerte estaba echada desde el momento en que caímos en los brazos del otro en la bañera, desde el primer momento en el que supe lo que era beber de sus labios. Ya no podía negármelo ni negárselo. -Ubbe siempre será mi hermano, mis padres siempre serán mis padres. Los quiero, son mi familia pero si tengo que elegir entre ellos y tú…- Mis esmeraldas vibraron emotivas al capturar el brillo de sus ojos, necesitaba que me creyera lo que ahora le decía. -Si tengo que escoger te escogeré a ti, aunque me repudien, aunque no lo entiendan, para mi no habrá otro más que tú.-
Le eché los brazos al cuello y bebí nuevamente de su boca, ansiosa de sentirle, de amarlo, no como hermana si no como una mujer ama a un hombre. Nos separamos con nuestras respiraciones agitadas y los latidos de nuestros corazones latiendo a un mismo ritmo, las llamaradas volvían a mis esmeraldas al tomarlo de la mano para regresar al interior de la posada.
-Ahora procura portarte bien cuando entremos si es que Niels aún anda por allí, aunque algo me dice que no le encontraremos ni a él ni a su chica.- Me eché a reír tirando de él mientras nos vestíamos a la carrera. Nuestros labios volvieron a colisionar con vehemencia una y otra vez hasta llegar a la puerta de la entrada. Le di un golpe en el pecho con severidad para que se separara de mi y se comportara pero al llegar a las escaleras lo tomé de la mano y subí corriendo con él, ávida de llegar a la habitación y volver a amarnos hasta que amaneciera.
Última edición por Synnove Cannif el Lun Jul 03, 2017 6:35 am, editado 1 vez
Synnove Cannif- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/03/2017
Re: Sins and Secrets [privado] [+18]
Ladeé la sonrisa sintiendo como su boca me calcinaba por completo, se apoderaba de cada resquicio de mi boca, la surcaba con su drakkar y mi mar se embraveció nuevamente acunándola entre las devastadoras olas.
Beso húmedo, sentido y necesitado solo acallado por unas palabras que prometían que siempre había sido yo, ese y no otro era el motivo que nos condenaba y a su vez nos elevaba al Valhalla.
Cometería los peores pecados en su nombre, lucharía la peor gesta de mi vida si al final de esgrimir la espada era ella lo que me esperaba.
Este camino iba a ser difícil, padre no lo aceptaría, Ubbe me odiaría pero ¿tenia mas opción que seguir a mi corazón?
Nos vestimos mirándonos, le daba algún manotazo en el culo mientras reíamos, ella me picaba como de costumbre, alegaba que tenia que portarme bien ¿cuando un vikingo se porta bien?
De la mano fuimos hacia la taberna, allí me dio un manotazo en el pecho, para que quitara la mano de sus posaderas, no era cuestión que Niels nos viera de esa guisa a los dos.
-Niels estará ya montándose a su mujer en la habitación, parece que no lo conozcas -alegué en mi defensa devolviendo la mano a su lugar natural, su culo.
Ella reía, hundiendo sus esmeraldas en mis oscuros, aquella noche había empezado mal, pero la habíamos terminado muy bien, ahora era hora de subir a nuestro lecho, no estaba saciado de ella, creo que nunca podría estar saciado.
Subimos entre risas las escaleras, corriendo uno tras otro, quebrandonos, hasta que la lacé como si fuera un saco, mi botín, mi mano en su trasero, ella pataleaba riendo y yo le daba pequeños cachetes que prometían una noche caliente entre ambos.
-¿que me dices? Repetimos -bromeé bajándola una vez estuvimos dentro de la cámara.
Cerré la puerta tras entrar, de nuevo nuestros cuerpos colisionaron, hambrientos, necesitados, aquella mujer era todo cuanto había amado, quizás ella no lo supiera pero también era el motivo de no haber echo propuestas de matrimonio a ninguna otra vikinga.
-Voy a tomarte hasta que salga el sol Synnove -gruñí alzándola de las nalgas con violencia.
Ella se enredaba en mi pelo, sus dedos recorrían mi cuerpo, despojándome de la camisa...
Así nos enredamos de nuevo en una violenta gesta, peligrosa, devastadora que fundió nuestros cuerpos hasta que agotados caímos sobre el lecho.
Fin
Beso húmedo, sentido y necesitado solo acallado por unas palabras que prometían que siempre había sido yo, ese y no otro era el motivo que nos condenaba y a su vez nos elevaba al Valhalla.
Cometería los peores pecados en su nombre, lucharía la peor gesta de mi vida si al final de esgrimir la espada era ella lo que me esperaba.
Este camino iba a ser difícil, padre no lo aceptaría, Ubbe me odiaría pero ¿tenia mas opción que seguir a mi corazón?
Nos vestimos mirándonos, le daba algún manotazo en el culo mientras reíamos, ella me picaba como de costumbre, alegaba que tenia que portarme bien ¿cuando un vikingo se porta bien?
De la mano fuimos hacia la taberna, allí me dio un manotazo en el pecho, para que quitara la mano de sus posaderas, no era cuestión que Niels nos viera de esa guisa a los dos.
-Niels estará ya montándose a su mujer en la habitación, parece que no lo conozcas -alegué en mi defensa devolviendo la mano a su lugar natural, su culo.
Ella reía, hundiendo sus esmeraldas en mis oscuros, aquella noche había empezado mal, pero la habíamos terminado muy bien, ahora era hora de subir a nuestro lecho, no estaba saciado de ella, creo que nunca podría estar saciado.
Subimos entre risas las escaleras, corriendo uno tras otro, quebrandonos, hasta que la lacé como si fuera un saco, mi botín, mi mano en su trasero, ella pataleaba riendo y yo le daba pequeños cachetes que prometían una noche caliente entre ambos.
-¿que me dices? Repetimos -bromeé bajándola una vez estuvimos dentro de la cámara.
Cerré la puerta tras entrar, de nuevo nuestros cuerpos colisionaron, hambrientos, necesitados, aquella mujer era todo cuanto había amado, quizás ella no lo supiera pero también era el motivo de no haber echo propuestas de matrimonio a ninguna otra vikinga.
-Voy a tomarte hasta que salga el sol Synnove -gruñí alzándola de las nalgas con violencia.
Ella se enredaba en mi pelo, sus dedos recorrían mi cuerpo, despojándome de la camisa...
Así nos enredamos de nuevo en una violenta gesta, peligrosa, devastadora que fundió nuestros cuerpos hasta que agotados caímos sobre el lecho.
Fin
Hakon Cannif- Gitano
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