Lucha y gana (Priv) (Esthia) +18

por **Amadeus Oberlin** Jue Mayo 25, 2017 3:00 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Amadeus iba a ir a una pelea, una pelea de las que lucha la gente por dinero, se hacen apuestas, bebes alcohol y podrías llegar a tomar drogas, aunque ese estilo no era el que le iba a Amadeus, el nunca había hecho algo que hiciera peligrar tanto su posición social. Pero había sido invitado por alguien, un comerciante que podría ayudar al negoció, y pese a no gustarle pelearse, le podría gustar ver a hombres sin camiseta luchando, eso podría ser excitante incluso.

Amadeus llegó con las ropas más comunes que encontró en su armario, no quería llamar la atención, aunque aún así las ropas eran de calidad y se podría notar que era al menos un clase media casi alta.

Pico a la puerta y una ama de llaves joven, de cabello negro y ojos verdes le abrió la puerta y le llevo hasta un sótano, allí había poco jaleo, la gente parecía ser algo más respetuosa de lo normal, aunque aún así había murmullos y ánimos. Después de un rato sentado y aburrido la ama de llaves amablemente llevo a Amadeus una copa de bourbon, la cual se bebió rápidamente y sin enterarse. En ese sótano hacia calor y aunque no fuera lo más conveniente cogió un cigarrillo y empezó a fumar mientras observaba pelear a los hombres.

Más tarde el joven barón salió un rato fuera, le había entrado un poco de mareos por estar dentro con esa calor, al salir sintió algo de frío y se cayó de rodillas al suelo, cerró los ojos y inhalo aire, después se volvió a poner de pie tambaleándose y a duras penas como si estuviera borracho y entro dentro de nuevo, allí vio a alguien unos diez años más mayor que él, era bastante apuesto así que no dudo en saludarle amigablemente.

— ¡Hola!— Dijo fingiendo encontrarse bien.— ¡Luchas muy bien!— Dijo con una sonrisa y después se sentó penosamente en un sofá que había.

por **Amadeus Oberlin** Miér Jul 19, 2017 3:57 pm

Amadeus se levantó se la cama y se paseo por la casa, aburrido y sin saber que hacer, no se dormía y Esthia debía estar dándose un baño, que aburrido era estar solo, se sentía como cuando era niño y estaba tan solo que iba a jugar solo, nunca había tenido muchos amigos así que bueno... tal vez encontrará algo en la sala de estar para divertirse.

Amadeus abrió la puerta y se puso a mirar la estantería, después paseo su mirada hasta la pared, allí estaba dibujado su padre en un retrato, aquel hombre de cabellos pelirrojos y ojos marrones, después su madre de pelo rubio platino y ojos azules, lo más parecida a Amadeus que había... y en medio Amadeus de niño, con un traje muy extraño y un sonajero en la mano... ese sonajero de plata que su padre guardaba como una pieza de arte que podría valer millones... Amadeus se sentó en un sillón y contemplo el retrato de su madrastra, cabello marrón y ojos marrones, pero más joven que su marido. Ambos murieron por la culpa de Amadeus, cosa por la que a veces se sentía culpable y solo... era aburrido estar en esa casa enorme y sentirse solo.

Amadeus fue hasta la chimenea y la encendió, no por frío, más bien por estar aburrido y sentir la necesidad de luz allí. Después de eso contemplo el fuego... era algo hermoso, además ver quemarse el leño... entonces el fuego cambió de color a color azul, Amadeus se sorprendió y miro detrás suyo, era su ama de llaves que sonreía mientras lo hacia.

—Me has asustado...— Dijo Amadeus levantándose.

—No le haría daño mi señor, ya lo sabe usted...— La ama de llaves se retiro dejando el precioso fuego azul allí, era tan bonito con la decoración blanca.

Amadeus fue hasta el piano y se puso a tocarlo, era muy divertido tocar el piano, y más si sabías y lo hacías bien como Amadeus. Le había enseñado su madrastra a tocar el piano, está lo quería mucho y disfrutaba enseñando a Amadeus a tocar el piano, leer, dibujar... era una mujer culta y llena de ingenio, aunque algo aprovechada, siempre quería lo mejor y lo más caro y como su padre le consentía a su mujercita... bueno el caso es que Amadeus se puso a tocar con los ojos cerrado y concentrándose en la letra más bueno que jamás se habría imaginado, pero unos pasos a su espalda le desconcentraron.

por **Esthia Vikorida** Sáb Jul 22, 2017 10:50 am

Esthia disfrutó de un largo y relajante baño, hasta que el agua se enfrió demasiado. Salió de la bañera y se secó con la toalla que le habían dejado los criados de Amadeus al alcance. Aunque no se esmeró demasiado, no le importaba quedarse con la piel a medio mojar, así podría acabar de secarse al aire y estaría más fresco. El único inconveniente era que la tela se le pegaba a la piel si se vestía en seguida.

Pensó en esperar, deambulando por la habitación en cueros, pero la dulce melodía del piano atrajo su atención. Se puso los pantalones y la camisa, a pesar de que estaban sucios, no había tenido tiempo de lavarlos ni tenía otras ropas. Y, desde luego, no iba a ponerse las del chiquillo. No quería que al salir le tomaran por un ladrón que le había robado prendas a un nombre, que ni siquiera eran de su tamaño. Se calzó y siguió el sonido de la música hasta su origen. Entró despacio en la habitación, para no importunar a su anfitrión, quien tocaba con deleite.

Pero entoces, el fuego azul de la chimenea llamó su atención. Fuego azul. Eso sólo podía conseguirse con magia. Así que había un mago en la casa. Amadeus no le había olido a hechicero, pero claro, los magos podían alterar sus cuerpos y engañar a los sentidos. ¿Se había metido acaso en problemas por intentar ayudar?
Tsk. Y él que pensaba que se había topado con el muchacho por su buena suerte.

-Vaya... Habías olvidado comentarme que en tu casa el fuero era azul. ¡Hace juego con mis ojos!

por **Amadeus Oberlin** Dom Jul 23, 2017 1:54 pm

Amadeus echo unas carcajadas a lo que dijo Esthia, aunque ahora tal vez pensaría que lo había hecho él, cosa que no era así. Amadeus continuo tocando el piano mientras movía la cabeza de un lado a otro y cerraba los ojos para disfrutar de tal exquisita melodía que estaba tocando. Amadeus tocaba el piano genial, muchos pensaron que sería un gran compositor, pero él nunca había querido.

—Mi ama de llaves hace este tipo de hechizos muy bien señor Vikorida...— Amadeus seguía con los ojos cerrados tocando.—Y debo admitir que sus ojos son bellos y hacen juego con este azul...— Amadeus sonrió.

Amadeus se levantó del piano dejando de tocar. Después se acercó a Esthia cayó sobre él apoyándose en él. Había vuelto a bajarle la fiebre y estaba fatal, sería mejor ir a dormir, pero no tenía mucha fuerza para ir hasta la habitación.

Amadeus necesitaba ayuda, así que se levantó con la poca fuerza que tenía de nuevo, el hechizo no le había servido de mucho, tal vez alguien como dl vampiro ese le había pedido a su ama de llaves con sus dones de persuasión que lo debilitará.

—Creo... creo que hay otro vampiro aquí.— Dijo señalando la puerta, pero solo veía una sombra oscura.

por **Esthia Vikorida** Vie Jul 28, 2017 3:41 am

Al lobo no dejó de resultarle curioso que el muchacho, tan asustado que parecía cuando salieron de cenar y acabó con el vampiro que les había asaltado, se mostrara ahora tan calmado. O que tuviera un hechicero a su servicio. Demasiados detalles extraños.
¿Qué clase de persona se quedaba tranquilamente tocando el piano cuando el peligro acechaba? ¿Qué clase de persona se llevaba a un desconocido a su casa para que le protegiera cuando tenía ya protección más que suficiente?
Aquello tenía todos los ingredientes de ser una trampa. Su hermano mayor se lo habría gritado en los morros. Y seguramente Slang también. Pero Esthia era Esthia y no pensaba en esas cosas.

Agarró al muchacho cuando se desmayó y lo dejó suavemente en el suelo, porque si había realmente un vampiro, iba a necesitar las manos libres.
-Oye, si vas a indisponerte como una damisela en apuros, mal negocio. ¡Eres un hombre! ¡Compórtate como tal!

Pero realmente no estaba seguro de que le oyera o sintiera las palmaditas que le daba en la mejilla.
-Venga. Arriba, gandul.

Nada. Lo dejó allí acostado y se levantó, estirándose despreocupadamente.
-Está feo asustar así a los niños, ¿no crees?

por **Amadeus Oberlin** Miér Sep 13, 2017 1:49 pm

Amadeus podía escuchar lo que Esthia le decía, pero no se despertaba, estaba demasiado débil y simplemente se limito a intentar balbucear algo, para indicarle que estaba enfermo, pero simplemente no dijo nada y continuo con los ojos cerrados, aunque un poco abiertos para poder observar que hacían y como peleaban el vampiro y el licántropo.

—No... no soy un niño.— Amadeus se puso de pie apoyándose en un sillón y miró con mala cara a Esthia.—Le fiebre me ha vuelto a bajar, eso es todo.— Dijo Amadeus arrastrándose hasta la sombra y descubriendo que era un vampiro clase alta, un vecino de Amadeus, provenía de Orleans y su piel pálida y belleza hacían notar que era un vampiro, pero lo peor era que detrás suyo tenía a tres vampiras vestidas con ropas de criadas y dos guardaespaldas que parecían ser vampiros también.—Esthia, debería ir a llamar al servicio, la bruja puede sernos de ayuda y yo iré a por la espada familiar, algo podré hacer...— Dijo antes de esquivar a duras penas al vampiro jefe y salir arrastrándose mientras un gritó salía de su garganta.

Amadeus salió corriendo torpemente por el pasillo buscando a su criada, y hasta no encontrarla tejiendo sentada en una mesa de la cocina, rápidamente Amadeus cerró la puerta tras él y se tiró al suelo, y entonces fue cuando empezó a escuchar la pelea, por suerte en la cocina cogió un cuchillo y lo agarró con fuerza.

—Vamos a matar a unos vampiros y necesito tu ayuda, eres una bruja poderosa y un solo licántropo está luchando con seis vampiros, soy un humano y tú una bruja, por favor ayúdale para lograr más posibilidades de ganar mientras aviso a los demás.— Amadeus abrió la puerta con pocas fuerzas y dejo el cuchillo en la mesa para que su ama de llaves tuviera algo con lo que defenderse.

por **Esthia Vikorida** Dom Oct 08, 2017 10:09 am

El licántropo blanco flipó en colorines, literalmente. ¿Pues no se estaba muriendo? ¿Cómo narices lo hacía para moverse de repente con esa agilidad que le permitía no sólo levantarse y correr hacia la puerta, sino esquivar a un vampiro?

Cualquier persona normal habría... no sabía, ¿tratabillado? ¿Caminado con dificultad? ¿Se habría apoyado en otra persona? Demasiadas preguntas sin respuesta.

El caso es que le había dejado solo, en una sala, con... los buscó con la mirada para contarlos... Uno, el de la puerta. Que psé, sin más. Dos, tres, cuatro, las chicas de detrás. Tsk. No le gustaba pegarle a las mujeres. Pero con los sobranaturales siempre podía hacer excepciones. Porque esas mujeres podían acabar con él sin pestañerar.

Estaba jodido. Muy jodido. Y no de la forma en que le gustaba. No supo de donde le salieron los otros dos vampiros que completaban la media docena. Pero eso sólo empeoraba su situación. Se lo iban a comer vivo y lo sabía. Diría unas últimas palabras antes de morir, pero su gato no se lo permitía, así que tenía que buscar una salida de aquella situación.

Y la salida que podía coger era la única factible. A través de la ventana y rezando para que la caída no fuera demasiado aparatosa. Rompió los cristales y saltó, agarrándose a una de las cortinas para intentar deslizarse hasta el suelo. Pero finalmente vio que era más práctico saltar al vacío y encomendarse a algún dios. O a todos a la vez.

Eso no era como Lesbos, que saltaba de un acantilado y tenía quien lo cogiera antes de despeñarse. Allí estaba solo, no tenía manada y tenía que sobrevivir como pudiera.

Los cortes que le produjo el vidrio roto sagraban, por lo que atraerían la atención de los vampiros con más intensidad. Rodó por el suelo para amortiguar el golpe, clavándose al menos tres fragmentos de la ventana en el proceso. Se levantó y trató de alejarse todo lo posible de la casa, aunque dejaba un rastro de sangre tras él. Miró al cielo. Todavía faltaban al menos tres horas para amanecer.

Bien, sólo tenía que aguantar tres horas y el sol haría el resto. ¿Qué eran tres horas? Una eternidad, dadas sus circunstancias, pero Esthia era demasiado optimista para no ver al menos un poquito de esperanza en que le saldría bien la jugada. Era un lobo blanco y eso era símbolo de buena suerte.

por **Amadeus Oberlin** Lun Oct 09, 2017 11:36 am

Amadeus logró conseguir salir de la cocina por la puerta trasera y ponerse en el sitio del conductor en su carruaje, además de que su ama de llaves bruja ya había matado a una vampira quemándola viva con un hechizo y a otro lo había atravesado con el cuchillo que era de plata y eso había hecho mucho daño al vampiro dejándolo algo acabado, Amadeus logró dedicarle una mirada de agradecimiento a su ama de llaves mientras este salía corriendo en su carruaje en busca de ayuda, no quería dejar a su ama de llaves sola con Esthia, podrían morir. Amadeus continuo yendo a toda prisa con el carruaje saliendo de la mansión y con los caballos nervioso por la situación.

Mientras galopaban los caballos a toda prisa, Amadeus pudo ver que un rastro de sangre proveniente de su casa empezaba a manchar la calle, tal vez era alguno de sus mayordomos o amas de llaves, o incluso podría ser Esthia así que decidió seguir el rastro de sangre haciendo correr a los caballos lo más rápido posible mientras su cabeza no dejaba de darle vueltas por la jaqueca que llevaba encima.

Amadeus terminó viendo a un lobo blanco sangrando mientras huía de su casa y eso hizo que Amadeus sintiera más curiosidad todavía así que se acerco galopando hasta este y lo miró, no sabía que hacía un lobo allí, pero tal vez era Esthia convertido en lobo, lo que hacía que Esthia fuera un licántropo. Amadeus le miró con los ojos como platos y decidió seguir a Esthia, o el lobo misterioso en el carruaje.

—¡Tú!— Dijo Amadeus galopando.—Lobo blanco, ¿Eres un animal o un licántropo?— Preguntó Amadeus mientras galopaba cada vez más rápido.—Si eres Esthia para y te ayudo.— Amadeus no dejo de fijarse en el lobo mientras galopaba.

por **Esthia Vikorida** Sáb Oct 14, 2017 4:11 pm

Esthia no se había transformado. Por varios motivos. Primero, porque no quería revelar ante los habitantes de la casa lo que era. Segundo, porque su forma animal le dejaría más vulnerable ante los vampiros. Tercero, el crinos sólo atraería la atención de los vecinos. Porque su pelaje no era algo que pudiera ocultarse en las sombras. Ser blanco como la nieve tenía algunas desventajas y no poder mimetizarse en ciertas latitudes era una de ellas.

Así que allí estaba, con su apariencia perfectamente humana, corriendo, con varios trozos de cristal clavados en el hombro y el brazo izquierdos, sobre el que había rodado al tirarse por la ventana. La sangre manaba constantemente y el vidrio incrustado en su piel impedía que la herida comenzara a sanar.

De los seis vampiros, consiguió librarse de la mitad, porque no le siguieron en su alocada huída por los jardines. Pero aún quedaban tres. Corrió todo lo que le daban las piernas, que, por suerte, era bastante. Los vampiros eran rápidos, pero no podían ir todos al mismo ritmo, así que correr le ayudaría a que no pudieran atacarle todos a la vez. O eso esperaba.

Cuando hubo tomado algo de distancia, se giró para enfrentarse al primero que le alcanazara. En el jardín, el lobo tenía la ventaja. Tierra y ramas eran su terreno favorable, así que el primer vampiro acabó estacado contra un tronco, desde donde vería el amanecer con un puesto privilegiado.

Volvió a huir, hasta el camino. El sonido de cascos de caballos atrajo su atención. Amadeus había conseguido coger un carruaje y lo conducía a toda velocidad. Aunque se paró a gritarle cosas a un perro que pasaba por allí.

Se acercó hacia él y el animal huyó.
-¿Qué haces, Amadeus? ¿Te parece buen momento para adoptar una mascota? ¡Salgamos de aquí!
Se subió al coche y se sentó junto al noble, aprovechando el momento de tranquilidad para intentar arrancarse el pedazo de cristal del hombro. Dolía horrores.

por **Amadeus Oberlin** Dom Oct 15, 2017 12:14 pm

Amadeus se sorprendió al ver que el lobo no era más que un perro y que Esthia no era un licántropo como había pensado, las mejillas de Amadeus se pusieron rojas y no por la fiebre, más bien por la vergüenza que estaba pasando en ese momento. Amadeus miró de reojo al licántropo que estaba herido y vio como este se intentaba arrancaba los cristales del cuerpo. Amadeus paró el carruaje en y se puso a mirarlo con lástima.

—Espera, yo te ayudo.— Dijo Amadeus cogiendo delicadamente el cristal con temor a hacerle daño y arrancarlo de un tirón lo antes posible para que no sufriera más el dolor de tener ese cristal clavado.—Siento si te hago daño, pero piensa que es sufrir un poco para después estar mejor.— Dijo Amadeus tirando el cristal al suelo.—¿Sabes qué te he confundido con el perro ese? Supongo que los dos tenéis una sonrisa y ojos bonitos...— Dijo Amadeus intentando hacer reír a Esthia mientras iba arrancando los cristales intentando no hacerle daño.

Amadeus se volvió a dejar caer en su sitio cuando terminó de quitarle los cristales a Esthia y entonces respiró hondo pensando en que cuando volviera a su mansión estaría todo destruido y seguramente todo el personal de su mansión también, y mucha suerte seria que los malditos vampiros no incendiarán su casa como castigo.

—Será mejor esperar aquí hasta el amanecer...— Dijo Amadeus mirando a Esthia apenado.—Siento mucho todo lo que esta pasando... yo...— Amadeus no dijo nada más pues su voz sonaba demasiado apenada en ese momento.

por **Esthia Vikorida** Miér Oct 18, 2017 12:55 pm

-¡Ah! -exclamó cuando le arrancó el trozo de cristal.
La sangre brotó de la herida profusamente. Pero como bien decía el muchacho, era mejor que doliera un momento y que luego su cuerpo se curara. Tampoco es que Esthia tuviera grandes problemas con el dolor, estaba acostumbrado a sentirlo, por las circunstancias de su vida.

-Será mejor que nos alejemos y busquemos un sitio seguro para pasar las horas que faltan hasta que se haga de día. ¿Me puedes explicar cómo se han metido seis vampiros en tu casa? ¡Se supone que no pueden entrar si no los dejas!

Entrecerró los ojos, azules, intensos, como el mar profundo embravecido. Todo se estaba volviendo muy extraño desde que Amadeus se había cruzado en su camino horas antes, en las peleas. Pero, de algún modo, no le importaba, prefería una noche movida a estar metido en la pensión en la que vivía, mirando las grietas del techo e imaginando las aventuras de seres diminutos para cruzarlas.

-No te preocupes, mañana, cuando haya luz, podrás volver a casa. Asegúrate de abrir absolutamente todas las ventanas y que el sol llegue a cada rincón. Y si tienes sótano... pues entra con antorchas, para que puedas prenderle fuego a su cabeza si te atacan. Y yo debería encontrar algo de agua para lavarme las heridas.

Y debería hacerlo pronto, porque para cuando el sol saliera, unas horas más tarde, se habrían cerrado y, de quedar restos de cristal, quedarían bajo su piel.

por **Amadeus Oberlin** Miér Oct 18, 2017 1:10 pm

Amadeus les había dejado entrar antes de saber que eran vampiros... pues pensaba que eran invitados que no le atacarían al ser humanos, pero cuando les invito a su fiesta no esperaba que estos terminaran siendo vampiros, seres de la noche, por lo tanto eso explicaba que hubieran podido entrar antes en su mansión, pero lo peor ahora que ellos eran seres de la noche, seguramente le atacarían mientras dormía, y lo mejor en ese momento sería mudarse a vivir a otro lugar en el que no pudieran entrar.

—No sabía que eran vampiros y les invite a una fiesta, creo que voy a tener que mudarme.— Dijo Amadeus mordiéndose el labio.—Estoy muy asustado...— Dijo mientras su corazón agitaba su pecho con fuerza.

Amadeus escucho lo del agua y pensó en un río no muy lejano al que podrían ir, allí el agua era cristalina y estaba bastante bien para beber, Amadeus había bebido de allí y no se había muerto ni enfermado, por lo tanto seguramente estaría limpia. Amadeus le dedico una sonrisa a Esthia antes de ponerse al galope para llegar al río.

Cuando llegaron al río Amadeus se bajo de un salto y se acercó al río para tocar la superficie del río con su dedo índice y después sentarse en el suelo mientras sonreía como un bobo al ver el río. Pese a que Esthia no estaba bien para nada, a Amadeus le apetecía mucho poder nadar en el río, siempre nadaba solo, y tal vez si las heridas cicatrizaban pronto, Esthia querría nadar con él.

—Esthia, cuando te eche agua en las heridas y te sientas mejor... ¿Podemos bañarnos? Siempre vengo a nadar nado solo... por una vez que vengo con alguien me gustaría poder nadar acompañado.— Dijo Amadeus cogiendo agua poniendo sus manos en forma de cuchara y echándole el agua en la herida del hombro de Esthia con una mirada concentrada.

por **Esthia Vikorida** Vie Oct 27, 2017 11:59 am

Al llegar al río, Esthia se despojó de la camisa y se sentó en el suelo para que Amadeus pudiera limpiarle las heridas. Cuando estuvieran limpias sanarían mucho más rápidamente.
-En un par de horas saldrá el sol y estaremos a salvo. Deberíamos aprovechar y descansar un poco, ha sido una noche muy larga. Durmamos un rato y luego podremos darnos un baño.

Porque era mucho mejor meterse en el agua cuando hubiera luz que a oscuras, cuando podrían resbalar y abrirse la cabeza contra una roca. Aunque él en eso tenia ventaja, veía bien en la oscuridad.
Dejó que el joven noble atendiera sus heridas y buscó una postura cómoda para echar una cabezadita contra la corteza de un árbol. No tardó mucho en dormirse, porque realmente estaba muy cansado y la pérdida de sangre le debilitaba. Su cuerpo necesitaba dormir para poder sanar, porque la curación acelerada consumía mucha más energía.

El sol le despertó unas horas más tarde. Ya no había peligro de que los vampiros les atacasen, porque a esas horas estarían escondidos en sus agujeros más oscuros.

Lucha y gana (Priv) (Esthia) +18 - Página 2 Beefcake-Greyston-Holt

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Abrió lentamente los ojos, algo desorientado, porque no estaba en su cama. Aunque no era más que un montón de mantas y pieles en una cabaña en el bosque, nada que ver con el mullido colchón al que Amadeus estaría acostumbrado. Pero también tenía sus ventajas, porque estaba acostumbrado a dormir en cualquier parte y no le dolería todo el cuerpo por dormir en el suelo.
-Buenos días.

por **Amadeus Oberlin** Sáb Nov 04, 2017 1:43 pm

Amadeus asintió a lo que decía Esthia, por la noche sería mejor no bañarse. Cuando Esthia se quitó la camisa, Amadeus se sonrojo, se le notaba mucho en su pálida piel, por lo tanto miró al suelo mientras seguía curándole las heridas nervioso, pese a ser un hombre, no solían desnudárseles hombres así, por lo tanto eso puso nervioso a Amadeus, más cuando se tumbo para que le limpiara mejor las heridas, eso ya fue demasiado para él.

Amadeus decidió que también dormiría allí, pese a que podían dormir en el carruaje, pero Amadeus prefería hacerlo con Esthia delante, por si pasaba algo. Amadeus cerro los ojos, pero tenía frío, así que se puso a tiritar, no entendía como Esthia podía aguantar tanto el frío.

—Que frío...— Amadeus tirito.—Buenas noches.— Dijo antes de comenzar a dormirse.

Amadeus se despertó antes que Esthia por el frío, así que decidió ir a recoger manzanas silvestres para desayunar, se puso a caminar por el bosque mientras buscaba por allí, seguramente encontraría, normalmente veía a mucha gente comer frutos del bosque, pero para estar seguro de que eran comestibles iba a coger manzanas silvestres. Cuando por fin encontró un buen árbol de manzanas silvestres comenzó a recogerlas y se sentó frente a Esthia, cuando por fin despertó y le dio los buenos días, Amadeus le sonrió.

—Si no hubiera pasado nada en mi mansión, comerías un banquete, siento que se haya reducido a un par de manzanas silvestres.— Dijo Amadeus dándole dos manzanas de las tres que había recogido a Esthia.—Come, necesitas fuerzas.— Amadeus le sonrió.—¿Te apetece que nos bañemos ahora antes de volver a la mansión?— Preguntó con cara de corderito degollado.

por **Esthia Vikorida** Sáb Nov 11, 2017 6:46 am

-Buenos días.
Se desperezó, estirándose contra el suelo. Arqueó la espalda y se frotó los ojos para tratar de alejar los restos de sueño. Agarró una manzana y se la comió a bocados, sin preocuparse por detalles como el pudor. Después de todo, estaban entre hombres.

-No te preocupes, lo que importa es que ya ha salido el sol y estamos a salvo.
Las heridas habían cerrado bien, pero tenía sangre reseca pegada a la piel y le tiraba. Era incómodo. Soportable, pero incómodo. Así que la idea del baño se le antojó más que apetecible, aunque el agua estuviera helada.

-Tú podrías esperar a volver a tu mansión y bañarte con agua caliente. Yo, en cambio, estoy más que acostumbrado a bañarme en el río.
Tiró el corazón de la manzana y se levantó del suelo. Volvió a estirarse, levantando los brazos y echando la espalda hacia atrás. Oh, qué bien sentaba cuando las vértebras se colocaban en su sitio.

Avanzó hacia la orilla del río y se despojó del resto de prendas que le quedaban, olvidándolas tal y como cayeron en el suelo, para cuando estuviera seco. Se metió hasta por encima de las rodillas.
-Vamos, que no está tan fría -apremió al noble, llamándole con la mano.

Volvió a darle la espalda para encarar la corriente. Se inclinó hacia adelante para meter las manos en el agua y pasarlas por sus brazos, hasta sus hombros, dejando un rastro de gotitas por donde iba pasando. Después por las piernas, levemente separadas para tener un mayor equilibrio. Se frotó la parte interior de los muslos, las nalgas y los riñones. El irse mojando poco a poco reducía la impresión del agua fría.

Cuando se hubo mojado los brazos y las piernas, frotando con la mano contraria sobre su piel para eliminar los restos de sangre, sudor y tierra por dormir al raso, se metió un poco más en el agua, hasta la cintura, momento que aprovechó para frotarse con ambas manos el pecho, los hombros y la espalda.

Finalmente, cuando sintió que ya no podría arrancarse más restos de sangre y tierra así, se sumergió por completo, hasta la cabeza, dejando que el pelo se le pegase al cráneo, hasta separarlo con los dedos.
-Venga, cobardica. Deja de mirarme y báñate de una vez.

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