AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Tormentosa || Libre
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Tormentosa || Libre
Claro de sol que anuncia un nuevo día. El tiempo ha pasado para mejor y peor ya que mi esposa murió y no estaba más a mi lado haciéndome compañía, el maldito destino en su juego cruel e irónico me la arrancó de la peor forma, en manos del peor sujeto del mundo, aquel tipo que es solo una escoria y merece la muerte. Aunque era mejor si ambos morían, porque verles a los dos juntos en la cama en aquel acto tan íntimo que solía compartir con mi mujer, ahí estaban las respuestas de por qué ella ya no quería que la tocará en el lecho matrimonial, estaba claro, ella se revolcaba con aquel tipejo.
Aquello me repito cada día, tarde y noche, cuando me cruzo con alguna mujer y esta me mira en forma coqueta, acepto su “seducción” solo para llevármela a la cama y dejarla al día siguiente, no me interesa nada de amores porque las mujeres son unas víboras interesadas. El trabajo es todo lo que me quedaba, gracias a mi experiencia con los de la clase noble de la ciudad parisina, algunas de aquellos caseríos me han contratado para diversos trabajos, sobre todo en los que puedo usar mi fuerza “bruta”, tal como dijo aquella rubia, así que por el momento estaba mejor de lo que solía estar.
Caminé por las calles sin rumbo fijo, era un fin de semana cualquiera y no tenía intención de trabajar en las zonas de los ricos quería algo de aire puro, lejos de la contaminación de esos estirados. El camino se vuelve más boscoso, más terroso con el aroma a la naturaleza a lo rústico, es lo que más me gusta esa sensación de libertad; camino por el lugar siguiendo lo que más puedo el ritmo de los pies, solo salí caminando hasta ver hasta donde me llevan sin algún plan en mente ni nada solo quería encontrar un trabajo nuevo pero que no sea con gente de ese tipo como la que fueron mis anteriores “señoras” donde al final solo les importaba m físico, quería algo fresco algo nuevo que me ayudar a alejar mis ideas que me ayudar a olvidar realmente todo esa porquería que tenía encima de mi por mi pasado.
“Las mujeres son solo para usar en revolcones”
Aquello me repito cada día, tarde y noche, cuando me cruzo con alguna mujer y esta me mira en forma coqueta, acepto su “seducción” solo para llevármela a la cama y dejarla al día siguiente, no me interesa nada de amores porque las mujeres son unas víboras interesadas. El trabajo es todo lo que me quedaba, gracias a mi experiencia con los de la clase noble de la ciudad parisina, algunas de aquellos caseríos me han contratado para diversos trabajos, sobre todo en los que puedo usar mi fuerza “bruta”, tal como dijo aquella rubia, así que por el momento estaba mejor de lo que solía estar.
Caminé por las calles sin rumbo fijo, era un fin de semana cualquiera y no tenía intención de trabajar en las zonas de los ricos quería algo de aire puro, lejos de la contaminación de esos estirados. El camino se vuelve más boscoso, más terroso con el aroma a la naturaleza a lo rústico, es lo que más me gusta esa sensación de libertad; camino por el lugar siguiendo lo que más puedo el ritmo de los pies, solo salí caminando hasta ver hasta donde me llevan sin algún plan en mente ni nada solo quería encontrar un trabajo nuevo pero que no sea con gente de ese tipo como la que fueron mis anteriores “señoras” donde al final solo les importaba m físico, quería algo fresco algo nuevo que me ayudar a alejar mis ideas que me ayudar a olvidar realmente todo esa porquería que tenía encima de mi por mi pasado.
Gastón T. Larrousse- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 15/02/2015
Re: Tormentosa || Libre
Su trabajo en el Museo le ocupaba casi todo el tiempo, en especial, cuando debían armar alguna exposición, o recibir la visita de personajes importantes, tanto de la nobleza, como del extranjero. Pero por suerte para la joven Keiko, esa semana era en especial tranquila, ya que la exposición, estaba siendo dirigida por la directora de artes orientales, y como no le tocaría encargarse de aquellos tramites, ni recibir a los invitados, o charlar con los embajadores del reino oriental, podía tomarse unos días libre. Las pocas veces que lo había hecho, pasaba las horas, ayudando a todos los que podía, por medio de diferentes formas, desde el crear preparados específicos para alguna dolencia, o dando un poco de su energía, a los pacientes que se encontraban realmente enfermos, en la sala de pacientes desahuciados, del hospital de París. Pero de todas las actividades que podía realizar, la que mas le agradaba, era la de recoger hierbas y hongos, que podría usar en sus preparados. Fue por ésa razón que había pasado la tarde buscando las hierbas que necesitaba para hacer sus potingues, todos esos ungüentos que luego, servirían para mejorar la salud de algunos aldeanos. Pensó en lo difícil que era - para ella - hacer algo tan sencillo, como acercarse al viejo poblado, al hospital, o al convento donde la madre superiora (una hechicera como ella) le ayudaba recibiendo los potingues, para así lograr que aquellos productos llegaran a quienes los necesitaban. Su clase social, por un lado, le permitía hacer algo en beneficio de aquellos pobres, pero por otro lado, le impedía, mezclarse libremente con ellos. Aunque a Keiko no le importaba pasar tiempo con los mas necesitados, eran sus parientes, quienes - desde la muerte de sus padres-, dirigían su vida, y los que le impedían poder moverse con libertad.
Suspiró frustrada, mientras se incorporaba, estirando sus manos hacia el cielo y tirando luego su cabeza hacia atrás, como si deseara descontracturar su cuello y espalda, las que se encontraban entumecidas, de tanto mantenerse en cuclillas, buscando los hierbajos adecuados para cada uno de sus preparados. Su mano derecha frutó su nuca, mientras se preguntaba porqué no podía encontrar una ayudante, alguien que pudiera hacer un trabajo así, - o mejor aún, crear un pequeño jardín de hierbas medicinales en mi propiedad - caviló, ¿pero, que se lo impedía? - en realidad... solo conseguir la persona idónea para un trabajo así - se dijo en voz baja, contemplando el pequeño cesto donde mantenía acomodada las diferentes hierbas. Volvió a suspirar, cerrando sus ojos y pensando en que pronto la noche llegaría y apenas había comenzado, -¿ves? necesitas ayuda, ¿cuanto mas tendré que esperar para encontrar alguien que pueda ayudarme? - dijo, realmente fastidiada, como si estuviera hablando con alguien. Abrió los ojos sorprendida al darse cuenta que se había quejado en voz alta, rápidamente giró su rostro, para un lado y para el otro, observando con atención, si entre los arboles y el camino, podía haber algún extraño que la hubiera escuchado y sacado la errónea conclusión que la joven Keiko, simplemente era una demente.
Suspiró frustrada, mientras se incorporaba, estirando sus manos hacia el cielo y tirando luego su cabeza hacia atrás, como si deseara descontracturar su cuello y espalda, las que se encontraban entumecidas, de tanto mantenerse en cuclillas, buscando los hierbajos adecuados para cada uno de sus preparados. Su mano derecha frutó su nuca, mientras se preguntaba porqué no podía encontrar una ayudante, alguien que pudiera hacer un trabajo así, - o mejor aún, crear un pequeño jardín de hierbas medicinales en mi propiedad - caviló, ¿pero, que se lo impedía? - en realidad... solo conseguir la persona idónea para un trabajo así - se dijo en voz baja, contemplando el pequeño cesto donde mantenía acomodada las diferentes hierbas. Volvió a suspirar, cerrando sus ojos y pensando en que pronto la noche llegaría y apenas había comenzado, -¿ves? necesitas ayuda, ¿cuanto mas tendré que esperar para encontrar alguien que pueda ayudarme? - dijo, realmente fastidiada, como si estuviera hablando con alguien. Abrió los ojos sorprendida al darse cuenta que se había quejado en voz alta, rápidamente giró su rostro, para un lado y para el otro, observando con atención, si entre los arboles y el camino, podía haber algún extraño que la hubiera escuchado y sacado la errónea conclusión que la joven Keiko, simplemente era una demente.
Claudine Millet - Doga- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/02/2015
Re: Tormentosa || Libre
Aunque el aire era puro y natural entre los grandes bosques que se alzaban, habían lindes de piedra, portones elaborados entre varios acres de tierra, al parecer pertenecientes a algún rico dueño. Fruncí el ceño de pensar que incluso esas partes tan puras de los bosques les perteneciera a alguno de esos apretados hombres y mujeres a quienes solo les importa su dinero y nada más, sus malditos mundos fantasiosos sin saber lo que había realmente frente a ellos, seguí caminando para encontrar algo más natural pero solo había grandes caseríos mucho más grandes que en la ciudad eran verdaderas mansiones con lujos completos , hastiado de todo esa porquería de figuras montadas en ladrillos opte por caminar más y más rápido casi a grandes zancadas hasta estar más en la zona boscosa había un linde de piedras pero no se veía entrada así que supuse que sería por la parte de atrás de alguna mansión me relaje un poco más pero ver la manera en como tenían aquellas estructuras más ubicadas, tomé una piedra pequeña lanzándola contra el muro de piedra que cayó de una con el golpe
Me metí en la propiedad tratando de arreglar las piedras, cuando escuche una voz que se quejaba sobre algo, camine hasta dónde provenía aquella voz de protesta, algo me recordaba a mi ex esposa, aquella mujer infiel y maldita, corrí hasta dónde provenía la voz y vi a la mujer inclinada que miraba a lado a lado, la mire desde lejos con cara de hastío la miré porque ella me recordó en todo a Andy en su peculiaridad de moverla cabeza de lado a lado como si alguien estuviera ahí, pase de largo como si no me percatara del trabajo de ella –Igual no es de mi incumbencia– murmuré y con las manos en los bolsillos caminé de frente pasando por el lado de la mujer para ir a la mansión dueña de la propiedad entera para prestar mis servicios de arreglar el muro caído, claro que sin decirles que lo había hecho yo en un arrebato, pero les explicaría que está tan mal construido que podría lastimar a algún niño o a algún caballo que pasaré por el lugar, igual tenía que encontrar un trabajo pronto.
“Tan mal juntado las piedras no pudieron escoger y acomodarlas de mejor manera, además la mezcla que usaron no les funcionó hubiera mezclado la resina con algo de los sabia y estiércol y arena para que fuera más fuete el aguante de las piedras”
Me metí en la propiedad tratando de arreglar las piedras, cuando escuche una voz que se quejaba sobre algo, camine hasta dónde provenía aquella voz de protesta, algo me recordaba a mi ex esposa, aquella mujer infiel y maldita, corrí hasta dónde provenía la voz y vi a la mujer inclinada que miraba a lado a lado, la mire desde lejos con cara de hastío la miré porque ella me recordó en todo a Andy en su peculiaridad de moverla cabeza de lado a lado como si alguien estuviera ahí, pase de largo como si no me percatara del trabajo de ella –Igual no es de mi incumbencia– murmuré y con las manos en los bolsillos caminé de frente pasando por el lado de la mujer para ir a la mansión dueña de la propiedad entera para prestar mis servicios de arreglar el muro caído, claro que sin decirles que lo había hecho yo en un arrebato, pero les explicaría que está tan mal construido que podría lastimar a algún niño o a algún caballo que pasaré por el lugar, igual tenía que encontrar un trabajo pronto.
Gastón T. Larrousse- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 15/02/2015
Re: Tormentosa || Libre
Enarcó una ceja en cuanto escuchó la respuesta, dicha a la ligera, y en un susurro, - pero que demonios - fueron las palabras que salieron de su boca, no solía usar ese tipo de exclamaciones, pero aquel hombre la había asustado y no solo eso, sino que hasta ofendido en parte ya que bien habría podido pasar sin decir palabra alguna, y no contestando de aquella manera. Se giró, para observar como el hombre, pasaba a su lado, sus manos a la cintura, hacían que los brazos asemejaran una de esa ánforas griegas que se exponían en el museo. Con solo contemplarlo, pudo darse una pequeña idea - aunque tal vez prejuzgaba - de que se trataba de un hombre con mal talante, poco caballeroso, y tras pensarlo dos veces, - nada caballeroso en realidad - pensó, mientras le observaba, sin disimulo y a la vez resoplaba.
Fastidiada, como estaba, no pudo contenerse, - pues bueno sería que si lo fuera... digo... de su incumbencia... ya que ser un caballero, no depende de cuantos billetes se tenga en la cartera - le espetó, enfurruñada por su comportamiento, aunque mas por pensar que si fuera hombre, podría hacer lo que quisiera, sin importarle tener que pedir permiso a nadie, ni temer una represalia. Tras dejar salir su frustración en aquellas palabras, se inclinó con rudeza y rapidez, tomando su canasta e intentando, salir de aquel lugar en el que estaba, a un lado del camino y en una especie de hondonada. Sus movimientos bruscos hicieron que patinara, cayendo al suelo enlodado y manchándose el vestido, ademas de sus manos y brazos. Verse así, tan patética, enlodada hasta la punta de la nariz, en vez de hacerla estallar en rabia o berrinches, como sería el cazo de las mujeres de clase alta, se quedó sentada en el suelo, observando sus manos cubiertas de barro, para terminar riéndose a carcajadas. Ella era una mujer que siempre encontraba una pizca de humor y alegría a todo lo que vivía, así que no se desanimaría por algo así, ya encontraría a alguien que le ayudara. Levantó la vista y contempló como el hombre ni siquiera se había girado a verla. se encogió de hombros, mientras conseguía levantarse, para así, dirigir sus pasos hasta la propiedad que pertenecía a su familia, debía poder llegar sin ser vista, puesto que de no ser así, terminaría encerrada en alguna de las tantas prestigiosas escuelas para señoritas.
Fastidiada, como estaba, no pudo contenerse, - pues bueno sería que si lo fuera... digo... de su incumbencia... ya que ser un caballero, no depende de cuantos billetes se tenga en la cartera - le espetó, enfurruñada por su comportamiento, aunque mas por pensar que si fuera hombre, podría hacer lo que quisiera, sin importarle tener que pedir permiso a nadie, ni temer una represalia. Tras dejar salir su frustración en aquellas palabras, se inclinó con rudeza y rapidez, tomando su canasta e intentando, salir de aquel lugar en el que estaba, a un lado del camino y en una especie de hondonada. Sus movimientos bruscos hicieron que patinara, cayendo al suelo enlodado y manchándose el vestido, ademas de sus manos y brazos. Verse así, tan patética, enlodada hasta la punta de la nariz, en vez de hacerla estallar en rabia o berrinches, como sería el cazo de las mujeres de clase alta, se quedó sentada en el suelo, observando sus manos cubiertas de barro, para terminar riéndose a carcajadas. Ella era una mujer que siempre encontraba una pizca de humor y alegría a todo lo que vivía, así que no se desanimaría por algo así, ya encontraría a alguien que le ayudara. Levantó la vista y contempló como el hombre ni siquiera se había girado a verla. se encogió de hombros, mientras conseguía levantarse, para así, dirigir sus pasos hasta la propiedad que pertenecía a su familia, debía poder llegar sin ser vista, puesto que de no ser así, terminaría encerrada en alguna de las tantas prestigiosas escuelas para señoritas.
Claudine Millet - Doga- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/02/2015
Re: Tormentosa || Libre
Al alejarme de la mujer apenas y alcancé a divisar su comportamiento, a sus palabras solo solté un suspiro junto a un chasqueo de mi lengua, no era la primera mujer que me decía ello y sabía que no sería la última; sé muy bien que eso usas ellas para luego aprovecharse de uno y terminar convirtiéndolo en un patético juguete de ellas, ya me conocía todas las tretas que solían usar y nada era nuevo para mí, de las mujeres nada me sorprendía o interesaba ya.
Con mi molestia e ignorando a la mujer con sus palabras de “buena educación” pasé de largo hasta la mansión, toqué el timbre esperando que me recibiera pero al abrirse la puerta quien surgió fue una doncella muy joven para su edad con un vestido negro y delantal blanco tal como se ven en aquel tipo de mansiones. La muchacha apenas y podía hablar; cuando le notifiqué lo que había ocurrido se admiró y corrió a avisar al ama de llaves mientras a mí me dejó esperando afuera, sonreí porque siempre hacían eso, dejarme por fuera esperando a que tomaron una decisión.
Miré como la joven de hace unos minutos, que estaba bastante lejana, ingresaba a la mansión por la parte de atrás, pensé que se trataba de una empleada más, apenas reí “Viviendo en este tipo de ambiente es capaz de hablarme así, hay que ver que tiene muy mala percepción o quizás sus señoritas y señoritos son unos amaneraditos que por eso no ha visto la realidad de los que vivimos en las calles” al terminar de reir apareció el ama de llaves indicándome que espere en la cocina que llamaría a la dueña de la casa para informarle lo ocurrido con el muro y si era factible el contratarle, aunque la mujer me miró de tajo a tajo y me mandó no a la cocina si no a la parte de atrás como al jardín de atrás a esperar.
Ahí encontré a otros hombres que atendían el cobertizo y una caballerizas con unos buenos ejemplares, me acerqué a charlas con ellos admirando y tocando a uno de los caballos, en esta vida tuve que hacer de todo y en algún momento tuve que hacer caballerizas y cuidar a los caballos hasta que la mujer terminó por irse con su amante y el esposo vender toda la casa y a los caballos.
Entre risas llegó el ama de llaves llevándome a la cocina a donde estaría su señora, esperaba que no fuera alguna de esas viejas regordetas y amargadas que suelen darme dolores de cabeza.
Con mi molestia e ignorando a la mujer con sus palabras de “buena educación” pasé de largo hasta la mansión, toqué el timbre esperando que me recibiera pero al abrirse la puerta quien surgió fue una doncella muy joven para su edad con un vestido negro y delantal blanco tal como se ven en aquel tipo de mansiones. La muchacha apenas y podía hablar; cuando le notifiqué lo que había ocurrido se admiró y corrió a avisar al ama de llaves mientras a mí me dejó esperando afuera, sonreí porque siempre hacían eso, dejarme por fuera esperando a que tomaron una decisión.
Miré como la joven de hace unos minutos, que estaba bastante lejana, ingresaba a la mansión por la parte de atrás, pensé que se trataba de una empleada más, apenas reí “Viviendo en este tipo de ambiente es capaz de hablarme así, hay que ver que tiene muy mala percepción o quizás sus señoritas y señoritos son unos amaneraditos que por eso no ha visto la realidad de los que vivimos en las calles” al terminar de reir apareció el ama de llaves indicándome que espere en la cocina que llamaría a la dueña de la casa para informarle lo ocurrido con el muro y si era factible el contratarle, aunque la mujer me miró de tajo a tajo y me mandó no a la cocina si no a la parte de atrás como al jardín de atrás a esperar.
Ahí encontré a otros hombres que atendían el cobertizo y una caballerizas con unos buenos ejemplares, me acerqué a charlas con ellos admirando y tocando a uno de los caballos, en esta vida tuve que hacer de todo y en algún momento tuve que hacer caballerizas y cuidar a los caballos hasta que la mujer terminó por irse con su amante y el esposo vender toda la casa y a los caballos.
Entre risas llegó el ama de llaves llevándome a la cocina a donde estaría su señora, esperaba que no fuera alguna de esas viejas regordetas y amargadas que suelen darme dolores de cabeza.
Gastón T. Larrousse- Humano Clase Baja
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 15/02/2015
Re: Tormentosa || Libre
Apenas había logrado llegar ala cocina de la Mansión de sus tios, cuando Anne, la doncella que habían asignado para su ayuda de cámara, se le acercó apresurada - Señorita Key... ehmmm... digo Señorita Rein - se apresuró a corregir su error al llamarla, ya que si alguien la escuchaba, en especial, la terrible ama de llaves, le caería con una regañina de padre y señor nuestro. Las faldas de la joven rosaban el suelo de madera, haciendo el característico fru fru, - Dios bendito, que le pasó - terminó diciendo al ver los cabellos de la joven hechos un revoltijo de hojas y barro, - y su vestido... diga que es uno de los que su tía hará quemar en la próxima limpieza del parque - le contestó en cuanto la joven ama, le explicaba lo que le había ocurrido no hacía mas de unos minutos atrás. Keiko, se apresuró a llegar a sus habitaciones, usando los pasillos de servicio, un intrincado laberinto de pasadizos que daban a las diferentes recamaras y alas de la mansión. Cuando por fin se sintió segura en su habitación, suplicó a la doncella por un baño caliente, del que no tuvo que esperar demasiado ya que la muchacha, acostumbrada a las misteriosas salidas de su ama, le había dejado todo listo para su regreso, -¿te he dicho que eres un tesoro? - susurró mientras se desvestía y metía en la tina, dejando que le lavaran el cabello y refregaran la espalda.
En menos de una hora se encontró lista para enfrentar cualquier responsabilidad. Ya Anne le había informado que un hombre se acercó a la mansión, para informar que una de las paredes que cerraban los terrenos de la propiedad se encontraba en mal estado, - pero eso es algo que debe ocuparse mi tío, o al menos su esposa - se quiso excusar, - pero señorita, su tío está de viaje y su tía... bueno... salió a la ciudad... anoche... y aún no ha vuelto - contestó haciendo caras de circunstancia, ya que no era un secreto entre el servicio que la Señora Rein mantenía un acalorado romance con un noble de la corte de Versalles.
Ante tal situación, Keiko supo que no tendría forma alguna de evadir la responsabilidad. Siguió con paso firme a su doncella, que la acompaño hasta donde se encontraba el ama de llaves, la que luego de volver a explicarle la situación, la condujo a la cocina en donde había decidido que sería el mejor lugar para tocar temas de esa índole. La joven no pudo mas que sonreír, en cuanto la anciana se giró y le dio la espalda, pues había que ver las infulas que se daba aquella mujer, como si fuera la carcelera de ese loquero en el que la habían encerrado.
Cuando traspasó la puerta de la cocina, y el ama de llave se dispuso a hacer las presentaciones de rigor, Keiko clavó sus orbes en el hombre que se encontraba en mitad de la habitación, no era otro que el extraño personaje que la había ignorado en el camino del bosque - Vaya, nos volvemos a encontrar - caviló mentalmente, mientras se sonreía de lado y un brillo cargado de picardía aparecía en su mirada.
En menos de una hora se encontró lista para enfrentar cualquier responsabilidad. Ya Anne le había informado que un hombre se acercó a la mansión, para informar que una de las paredes que cerraban los terrenos de la propiedad se encontraba en mal estado, - pero eso es algo que debe ocuparse mi tío, o al menos su esposa - se quiso excusar, - pero señorita, su tío está de viaje y su tía... bueno... salió a la ciudad... anoche... y aún no ha vuelto - contestó haciendo caras de circunstancia, ya que no era un secreto entre el servicio que la Señora Rein mantenía un acalorado romance con un noble de la corte de Versalles.
Ante tal situación, Keiko supo que no tendría forma alguna de evadir la responsabilidad. Siguió con paso firme a su doncella, que la acompaño hasta donde se encontraba el ama de llaves, la que luego de volver a explicarle la situación, la condujo a la cocina en donde había decidido que sería el mejor lugar para tocar temas de esa índole. La joven no pudo mas que sonreír, en cuanto la anciana se giró y le dio la espalda, pues había que ver las infulas que se daba aquella mujer, como si fuera la carcelera de ese loquero en el que la habían encerrado.
Cuando traspasó la puerta de la cocina, y el ama de llave se dispuso a hacer las presentaciones de rigor, Keiko clavó sus orbes en el hombre que se encontraba en mitad de la habitación, no era otro que el extraño personaje que la había ignorado en el camino del bosque - Vaya, nos volvemos a encontrar - caviló mentalmente, mientras se sonreía de lado y un brillo cargado de picardía aparecía en su mirada.
Claudine Millet - Doga- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 28/02/2015
Re: Tormentosa || Libre
Lo primero al percatarme al llegar a la cocina fue que aquella regordeta mujer que esperaba no estaba sino una niña con su ceño fruncido, no la reconocí en el momento pero parecía que ya la había visto ante. La doncella hizo un ademán de saludo o reverencia no sé qué mismo fue aquello pero yo no lo hice solo miré a la mujer directo a los ojos, ella tiene el mismo color de cabello que aquella maldita endiablada mujer y no pude contenerme al ver en ella a quien fue mi esposa. Apreté los puños con fuerza y comencé a respirar a prisa pero solo cerré los ojos unos momentos y cuando los abrí seguía la misma niña.
Me mantuve en el umbral de la puerta sin entrar mucho a la casa de la chiquilla adinerada, al menos para que no critique o vaya a hacer algún escándalo por contaminar sus finos pisos y fue ahí que la cara de la chica vino a mi –Ah ya sé, tu eres la chica sucia de barro que estaba con una cesta y se la pasó refunfuñando, no sabía que eras la dueña de la casa– resoplé y me reí por unos instantes hasta que recobré el sentido –No lo tomes a mal niña, aunque hubiera sabido que eras tu hubiera sido el mismo trato, no voy a mentir ni a decir que me arrepiento ni nada de esas burradas que hacen otros, es lo que pienso, te caíste tu sola levántate sola y mira bien que tenías a varios que te podrían ayudar– volví a reírme ante la mirada de asombro y regaño de alguna de las doncellas de aquel caserío –Yo estoy aquí solo para avisar que el muro está peligro que lo han construido con malas técnicas y materiales de baja calidad, quien lo hizo les engañó, iba a pedir para arreglarlo pero estoy seguro que tú eres como el resto de mujeres, dolidas porque uno les dice la verdad, así que ya puedes mandar a sacar a tus perros a seguirme, porque como vine me iré–
Me di media vuelta y comencé a caminar para salir de aquella propiedad, no me arrepentía de lo que dije ni lo que hice, ese era mi lema de vida.
Me mantuve en el umbral de la puerta sin entrar mucho a la casa de la chiquilla adinerada, al menos para que no critique o vaya a hacer algún escándalo por contaminar sus finos pisos y fue ahí que la cara de la chica vino a mi –Ah ya sé, tu eres la chica sucia de barro que estaba con una cesta y se la pasó refunfuñando, no sabía que eras la dueña de la casa– resoplé y me reí por unos instantes hasta que recobré el sentido –No lo tomes a mal niña, aunque hubiera sabido que eras tu hubiera sido el mismo trato, no voy a mentir ni a decir que me arrepiento ni nada de esas burradas que hacen otros, es lo que pienso, te caíste tu sola levántate sola y mira bien que tenías a varios que te podrían ayudar– volví a reírme ante la mirada de asombro y regaño de alguna de las doncellas de aquel caserío –Yo estoy aquí solo para avisar que el muro está peligro que lo han construido con malas técnicas y materiales de baja calidad, quien lo hizo les engañó, iba a pedir para arreglarlo pero estoy seguro que tú eres como el resto de mujeres, dolidas porque uno les dice la verdad, así que ya puedes mandar a sacar a tus perros a seguirme, porque como vine me iré–
Me di media vuelta y comencé a caminar para salir de aquella propiedad, no me arrepentía de lo que dije ni lo que hice, ese era mi lema de vida.
Gastón T. Larrousse- Humano Clase Baja
- Mensajes : 46
Fecha de inscripción : 15/02/2015
Re: Tormentosa || Libre
No podía negar que todo ese discurso que el hombre le dijera a la cara, no le sorprendía, a cualquiera le hubiera pasado así. Pero ella no era ni la dueña de casa, ni una de esas señoritas de sociedad que no aceptaban ser tratadas como iguales, por personas que eran de otra escala social, o peor aún, en el caso del hombre, un simple indigente. Keiko se mantuvo tranquila, mientras le observaba, con una mirada hizo callar a las jóvenes doncellas que se sintieron ofendidas por que él trataba de esa manera a su amiga, pues no podían considerarla señorita, como lo hacían con la prima de Keiko, pues al ser mas asiática que europea, la familia jamás había terminado de aceptarla.
Cuando aquel extraño, dejó de hablar, dándole la espalda para retirarse, ella sonrió, negando en un leve movimiento de cabeza, - no me ofende lo que diga, es verdad, yo me caí sola, debía levantarme sola, tal vez esperaba que un hombre sencillo, no fuera pre juicioso, como lo son la mayoría de las personas de alta sociedad - Se acercó a la puerta por donde el joven se retiraba, -No sé quien construyó el muro, pero al ser una construcción antigua, es mas probable que le falte mantenimiento, que sea una mala construcción, ¿no le parece? y si usted está dispuesto a solucionar dicho problema, yo estaría dispuesta a pagar por el buen trabajo que realice - se apresuró a decir, al ver que él no detenía su paso, - por cierto, mi nombre es Keiko Rein -.
Esperaba que el extraño se presentara, no solo por que era una descortesía de su parte, presentarse en una residencia, hablar con uno de los residentes y no decir en ningún momento el nombre, mas si se suponía que deseaba ofrecer un trabajo. Al salir al exterior de la cocina, Keiko comprobó que pronto volvería a llover y que aquellos arreglos eran urgentes, y no podía esperar a que sus tíos volvieran de su viaje, para buscar quien hiciera ese trabajo. - si le interesa el trabajo, le ofrezco casa, comida y por supuesto los honorarios que usted este exigiendo por dicho trabajo -, Caminó mas rápido intentando detener el paso del obrero, pero sin estar segura que su oferta pudiera llegar a interesarle, ya que daba la impresión de ser un hombre bastante osco y gruñón.
Cuando aquel extraño, dejó de hablar, dándole la espalda para retirarse, ella sonrió, negando en un leve movimiento de cabeza, - no me ofende lo que diga, es verdad, yo me caí sola, debía levantarme sola, tal vez esperaba que un hombre sencillo, no fuera pre juicioso, como lo son la mayoría de las personas de alta sociedad - Se acercó a la puerta por donde el joven se retiraba, -No sé quien construyó el muro, pero al ser una construcción antigua, es mas probable que le falte mantenimiento, que sea una mala construcción, ¿no le parece? y si usted está dispuesto a solucionar dicho problema, yo estaría dispuesta a pagar por el buen trabajo que realice - se apresuró a decir, al ver que él no detenía su paso, - por cierto, mi nombre es Keiko Rein -.
Esperaba que el extraño se presentara, no solo por que era una descortesía de su parte, presentarse en una residencia, hablar con uno de los residentes y no decir en ningún momento el nombre, mas si se suponía que deseaba ofrecer un trabajo. Al salir al exterior de la cocina, Keiko comprobó que pronto volvería a llover y que aquellos arreglos eran urgentes, y no podía esperar a que sus tíos volvieran de su viaje, para buscar quien hiciera ese trabajo. - si le interesa el trabajo, le ofrezco casa, comida y por supuesto los honorarios que usted este exigiendo por dicho trabajo -, Caminó mas rápido intentando detener el paso del obrero, pero sin estar segura que su oferta pudiera llegar a interesarle, ya que daba la impresión de ser un hombre bastante osco y gruñón.
Claudine Millet - Doga- Humano Clase Alta
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