peleas de arena -libre-

por **Rolf Kriegsgott** Vie Jul 14, 2017 8:26 pm

Se puede ser realmente feliz y a la vez un vagabundo en la playa pero tres grandes sonidos elementales de la naturaleza son el sonido de la lluvia, el sonido del viento en una madera y el sonido del océano exterior en una playa. Estando en su mansión poco podría experimentar. Aun no sabía quién era la joven misteriosa que le hacía llegar cartas que ahora usaba como aceite para el fuego de su chimenea, las misiones estaban cada vez más alocadas y muchos no sabían cómo actuar frente a tales misiones.

Rolf venia de una precisamente.

Había terminado su guardia y ninguna señal de que algo pudiera estar vigilándole o simplemente esperando a que él estuviera bajo de guardia. Su esposa le daba fuerzas para continuar aunque ella no estuviera a su lado en ese momento, él sabía que todo iba a estar bien, que iba a sentir su apoyo aunque estuviera lejos pero en su trabajo las bajas por la razón que fuera estaban a la orden del día, por ello se ocupó de la despedida de una buena manera en la que ambos disfrutaron en demasía.

El problema del matrimonio es que se acaba todas las noches después de hacer el amor, y hay que volver a reconstruirlo todas las mañanas antes del desayuno. Hay maridos tan injustos que exigen de sus mujeres una fidelidad que ellos mismos violan, se parecen a los generales que huyen cobardemente del enemigo, quienes sin embargo, quieren que sus soldados sostengan el puesto con valor, él mismo no lo entiende porque hay gente de ese tipo y que es lo que consiguen con eso?

No demasiado en realidad.

Rolf aquella noche estando en guardia, estaba a orillas del mar, mirando al infinito y esperando a que alguna noticia inesperada le hiciera obtener buenos comentarios en el informe que al volver tendría que hacer para la inquisición. Sin embargo eso si es que volvía pero no había nada de lo que pudiera escribir en el informe, o al menos de momento y que alguien estuviera escondiéndose para no poder ser visto o vista por sus ojos azules.

por **Sylvana Di Angelo** Vie Jul 14, 2017 9:27 pm

Pocas veces había logrado ir a la playa. Ahora que podía moverse de un lado a otro con solo desearlo, lo aprovechaba cuando quería estar sola aunque fuera un momento.

Mirando las olas moverse entre la arena, dejo que el agua le acariciara los pies sin importar que eso mojara su vestido. De todas maneras, cuando dejara esa forma corporal su vestido solo flotaría a su al rededor, tan etéreo como ella misma.

Se agacho como si fuera una niña, buscando con cuidado alguna concha de mar que le llamara la atención con cierta dificultad. Era ya entrada la noche y en su forma normal no lograba diferenciar bien que era una piedra, algún pedazo de cristal o un posible tesoro.

—Es mas difícil de lo que pensaba—murmuro mientras revolvía la arena, escuchando el sonido del mar, sintiendo el viento en su cara y oliendo con deleite la sal marina.

Ella sabia muy bien que esas sensaciones eran apenas una caricia comparado al como debía ser cuando estaba viva, pero solo eso, solo ese momento le concedía una paz que no había sentido en mucho tiempo. Casi podía imaginar que aun tenia una vida por delante.

Casi.

Ignorando esos pensamientos, siguió moviendo la arena con cuidado y antes de darse cuenta, estaba haciendo una pequeña torre deforme que le hizo reír, creando el ligero sonido de cascabeles.

—Soy toda una artista—dijo, burlándose de si misma antes de notar una silueta a la lejanía.

Por su figura, podría asegurar que era un hombre, pero el por que estaba ahí a esas horas de la noche fue lo que realmente le intrigo.

—Tal vez sea un asesino, y tu aquí jugando con la arena—se reprendió a si misma, pero sin tomarlo muy enserio.

Sacudiéndose la arena del vestido, observo al hombre con calma. Esperaría el ver sus acciones antes de juzgar.

por **Rolf Kriegsgott** Mar Ago 15, 2017 5:35 pm

Rolf seguia sin saber que poder poner en su informe ya que no habia nada que vigilar. No habia nadie que le resultase de índole sospechoso o que pudiera ocultar una gran verdad.

Observaba a la gente coger conchas de la arena, a niños reuniendose con sus familiares para volver estos a sus casas. Rolf había pensado en darle hijos a Raisha mediante algun modo, pero estaba claro que era un medio dificil a no ser que tomaran el camino de la adopción. Era un tema a especificar en cuanto terminase su turno nocturno. Rolf se sujetaria a la idea de que fuera bonito el poder crear una familia los dos. Le hubiera gustado haber conocido antes a Raisha, podrian haber formado una familia pero sabiendo un poco de su pasado queria coger aquel que le transformo la vida en una tortura. Rolf se removia en sus entrañas, enfadandose y maldiciendo en bajo cuando aquella persona destrozo la vida de su esposa - en cuanto le pille - dijo para si mismo, pero se dio cuenta de que al parecer alguien si le estaba vigilando.

O eso es lo que le parecía haber sentido. La mirada de alguien sobre su nuca, pero se había quedado solo en aquella playa que parecia hasta sumamente relajante. El sol se habia escondido, la mar chocaba contra los arrecifes, el olor de la sal marina y el faro como iba y venía para dar guía a los barcos que se pierden en alta mar. Ojala tuviera un lienzo en blanco en donde poder plasmar la paz que sentia en ese instante, aunque no supiera mucho de pintar, pero al menos coger un pincel y dar trazos si que sabía algo. No era un esposo completamente inútil.

En ese momento, escuchó el crujir de una rama detrás de él, pero lo único que vio fue un gato callejero que se las había ingeniado para poder llegar hasta la playa y curiosamente se sentó al lado de Rolf. Este se la quedo mirando como si fuera algo anormal, un gato educadamente se sentaba a su lado y sin apenas decir palabra alguna. Cuando Rolf ligeramente hacia un ademán para poder levantarse de la arena, el gato que se le había sentado a su lado, se quedo en su sitio y Rolf se había levantado del todo. El animal seguía quieto mientras Rolf se preguntaba si era un cambiaformas o algo parecido. Alzó una mano y la llevaba hacia el gato que cuando lo tocó, lo traspasó como si fuera algo traslucido, por lo que enseguida se puso en alerta hasta que una muchacha de cabellos castaños se le lanzo contra él.

- ¡AGH MALDITA BRUJA! - Rolf forcejeaba con la bruja que queria engañarlo hasta que Rolf le hizo una llave que llevo a la bruja mojarse contra el agua y que esta misma se chocase contra una de las piedras dejandola inconsciente.

- Agh, reftifíco. Si que hay cosas interesantes para poner en el informe. - Terminó diciendo mientras se acercaba a la bruja inconsciente y le colocaba unos grilletes en ambas muñecas.

por **Sylvana Di Angelo** Miér Ago 16, 2017 10:50 pm

Si bien había decidido esperar a ver las acciones del hombre, hubo algo en su forma de comportarse que le llamo la atención, por lo que aprovechando que aun no la notaba se acerco a él en su forma gatuna, evaluando sus facciones y la forma de vestir.

Se contuvo de sisearle cuando noto las típicas armas que llevaban los inquisidores, pero su enojo fue tan repentino que no logro mantener su forma corpórea, siendo tomada por sorpresa al ser atravesada por las manos del hombre.

Siendo descubierta, prefirió abalanzarse hacia él por puro instinto que sentido común, guiada por la costumbre y esperando sacar su forma de tigre. Tarde se dio cuenta que había imprimido demasiada energía para materializarse que sin querer le había dado la ventaja al inquisidor, siendo lanzada hacia el mar mientras sus cabellos cubrían su cara.

Furibunda y recuperando la serenidad, permitió que el hombre la esposara creyendo que estaba inconsciente, solo para reírse de él poco después.

—Es un hombre realmente ingenuo—murmuro con una voz bastante suave pero amenazadora, levantándose con rapidez y alejándose del alcance del inquisidor aprovechando su poder de teletransportación.

Sylvana sacudió los mechones que se pegaban a su rostro, sonriendole con cinismo mientras alzaba sus muñecas, haciendo sonar las esposas.

—¿Cree que esto le servirá, monsieur?—Se burlo la fantasma. —Si le soy sincera no soy propensa a las peleas, pero ahora mismo estoy de muy mal humor por su culpa. —Sylvana siguió sonriendo sin mostrar su verdadera naturaleza. Quería alargar ese momento aunque fuera un poco más, tal vez para liberar ese rencor que le tenia a los inquisidores y que guardaba dentro suyo cuando tenia que espiarlos sin que lo supieran. Ese hombre frente suyo seria el canalizador de su furia.

por **Rolf Kriegsgott** Jue Sep 14, 2017 3:02 pm

Rolf inmediatamente se sentó en la comodidad de una piedra que sobresalía en la superficie de la arena de la playa, observando con detenimiento las palabras y gestos que hacia la mujer que tenía delante de él.

- No sé porque me suenas bastante – Cuando Dijo eso, una luz se le ilumino en la mente sabiendo que a lo mejor la habría visto en el archivo de gente fallecida o a lo mejor era parecida a una conocida suya, no estaba seguro en realidad, según se fijaba más y más en ella, este pensaba y pensaba pero no le salía de donde le salía esa sensación de querer saber de dónde le sonaba el rostro de la mujer que tenía delante de él.

– En cualquier caso, Debo hacerte unas preguntas – Rolf tiró en el aire, parecía que estaba loco haciendo gestos sin sentido pero ese gesto hizo mover las argollas que estaban en ambas muñecas de la mujer a las que se las había puesto. Hizo un par de gestos más y tirando hacia él, tiro de las argollas que ataban a la mujer o más bien a la bruja que había atrapado – Estas argollas son bastantes útiles. Cuando tocan tierra estas se hacen invisibles pero si se mantienen en el aire se hacen visibles. Además de que permiten mostrar la verdadera naturaleza del atrapado justamente cuando estos son iluminados por la luz de la luna…. –Sonriendo de lado, tenía delante a la mujer, este se acercó hasta la mujer, la apunto con su mosquete justo en el centro de la frente y esperando ansioso a que las nubes destaparan la luna, Rolf sonreía.

- Dime mujer ¿Qué sorpresas nos revelará el astro plateado? – Preguntando aquello alejo unos centímetros el arma pero aun la estaba apuntando - ¿Serás un ente peligroso o un ente que ha perdido su rumbo? – Preguntando aquello estaba muerto de la curiosidad por ver cuál sería el resultado que mostraría el astro plateado que colgaba en la totalidad de la inmensa oscura noche. En estos momentos podría estar con Raisha, pero le fue dicho que no le molestara esa noche pues daba clases para un joven. Su esposa era excepcional, pese a la vida que le quitaron, su mujer era excepcional y enormemente bondadosa. Aunque la condición de su esposa solo le permitía vivir por las noches, su labor era comprometida y admirable y más el joven que la ayudaba a seguir a que su mujer se sintiera útil y que valía para algo. Rolf lo sabía, su esposa valía demasiado e incluso mucho más que un puñado de diamantes.

A lo mejor la idea de crear una familia no sería tan mala idea, pero estando en esa playa, a la espera de un resultado del astro plateado, Rolf comenzaba a impacientarse y suspirando de manera pesada, aparto su arma para cruzar los brazos sobre su pecho.

- Creo que no me hace falta la luna para saber lo que eres….-Rolf, aun sujetando aquella cadena medianamente visible, se agacho en cuclillas y le retiro las argollas a la mujer – Lamento lo que te pasó, Sylvana Di Angelo. Todos en donde tú ya sabes conocen tu historia. – Con aquellas palabras Rolf se separó y volvió a sentarse en la roca que se había sentado antes – Si te preguntas como sé tu nombre, es simplemente porque estás en….un archivo pero apenas hay nada escrito en aquel informe…por lo que no busques nada de mí, pero sabiendo lo que te paso….- Bufo sintiéndose mal por ella – Fuiste valiente Sylvana. No sabía quién era hasta que me viniste de repente a la memoria del archivo.

por **Sylvana Di Angelo** Dom Sep 17, 2017 2:06 pm

Lo de las esposas era algo que no tenia contemplado. Ella nunca había escuchado de un artefacto así y le parecía bastante interesante. Aunque no le importaba realmente si se hacían invisibles o no cuando podía quitárselos en cualquier momento, solo le estaba dando esa fingida sensación de victoria.

Luego, cuando puso el mosquete en su frente, sonriendo sin preocuparle nada fue cuando sintió como la furia se extendía por su cuerpo.

—Sonríe de forma parecida a uno de los que me mataron—pensó llena de odio, apenas aguantando las ganas de saltarle encima en su forma de tigre, directo a su yugular.

Sylvana no pudo evitar sonreír de manera sardónica. Si quería ver su verdadera forma ella encantada se lo mostraría, sin embargo no espero que el mismo le quitara las esposas un tiempo después para ademas afirmar que sabia quien era.

Estaba atónita. Aquel hombre su nombre, su historia. Tenia incluso un reporte y además de eso todos estaban informados de su caso.

Apretó los puños con impotencia antes de mirar a los ojos al inquisidor, su cabello empezando a flotar alrededor de su cabeza así como su vestido, levitando a poca distancia del suelo.

—¿Lo lamenta, dice?—pregunto ella con frialdad, la herida de su pecho empezando a sangrar ya que no tenia intenciones de controlarla. —Dudo que sepa que ocurrió en realidad, teniendo en cuenta que mi muerte fue resumida en un triste intento de informe. Pero claro, ¿Que podrían poner? —Se rió ligeramente con algo de burla. —¿Atacamos a una cambiante a traición, recuperando aquel libro que un pobre desdichado perdió por su ineptitud?

Dejando que la sangre fluyera por su vestido, Sylvana se fue acercando poco a poco hacia la roca donde estaba sentado, su mirada tan desprovista de emoción como se supone que debería ser siempre.

—Ustedes no saben nada, y aun si lo supieran dirían que era necesario, que una sucia cambiante no se merecía menos.—Se inclino ligeramente hacia adelante justo cuando la luna hizo su aparición al ser descubierta por las nubes, dándole un aire aun mas fantasmal. —¿Pues adivine qué? Si llegan a encontrar dos inquisidores que apenas puedan ser reconocibles, tenga por seguro que esa fui yo.

Dicho esto alzo una mano hacia el inquisidor, haciéndolo levitar en el aire un momento para probar su punto, el olor de los lirios y la sangre flotando en el aire por su poco control en sus poderes. El ambiente se hizo más frió y el sonido de los cascabeles resonaba con fuerza.

—Un fantasma no es parecido a nada de lo que han matado, inquisidor, tenga eso presente. —Lo alzo un poco más en el aire, pensando que hacer con él. Podría solo estrellarlo contra el suelo o ahogarlo en el mar...

Sacudió la cabeza para quitar esas ideas. Tenia que calmarse, tenia que recuperar el control. Ahora mismo no era más que un espirito vengativo. Ella no estaba ahí por venganza, estaba para proteger a los suyos.

Empezando a serenarse, dejo al hombre de nuevo en la roca de manera delicada antes de suprimir su herida, la cual paro de sangrar casi de inmediato. El olor a sangre desapareció, pero seguía la esencia de los lirios flotando alrededor de ellos. Se concentro un poco más, haciendo callar el sonido de los cascabeles y el frió que a veces venia con su persona.

—Probablemente informara sobre esto, ¿No es así?—pregunto Sylvana aun conociendo la respuesta.

por **Rolf Kriegsgott** Sáb Oct 14, 2017 10:00 am

Rolf miraba a Sylvana con pena. En realidad tenía que pasar todo al detalle a su informe, era un inquisidor que se estaba ganando una reputación ya que cuando se casó con Raisha, todos le dieron la espalda, pero vieron todos que a pesar de haberse casado con una vampira, seguía siendo el mismo hijo de puta inquisidor que no dejaba pasar ni una y era bueno en su trabajo. Seguía matando sobrenaturales a pesar de la naturaleza de su esposa, pero eso era otra historia aparte. Ahora, en cuanto volviera a la sede inquisitorial de París, tenía que dar un informe, no podía dárselas de blando.

- Eres un…. – pensando en una manera de decirlo suave – ente, que está vagando por pura venganza o que tienes un asunto pendiente. Nosotros solo luchamos contra criaturas sobrenaturales - se acomodó mejor en la roca – pero en tu estado, eres un espíritu. No entras en….-hacía gestos intentando explicar su teoría – nuestra…manera de hacer las cosas. A los fantasmas les ayudamos con un sacerdote o con alguien especializado que te ayude a cruzar al otro lado.

Rolf enseguida se levantó de la roca en la que se estaba sentando. Observo el semblante serio de Sylvana y se cruzó de brazos en que poder hacer – Creo que simplemente pondré que me crucé con un fantasma y que mandé a alguien especializado para que te ayude a cruzar al otro lado. Yo pertenezco a otra línea de banda y no está en mi mano ayudarte pero si llamar a un experto ¿Qué te parece? – Rolf pregunto con curiosidad mientras seguía con los brazos cruzados, esperando a que Sylvana le diera una respuesta concreta. Mientras esperaba, la luna que era caprichosa en la templada noche de verano, se mostró bien bella dando luz a la silueta de Sylvana, dejándola de nuevo translucida y Rolf no pudo evitar asombrarse un poco echando unos pasos hacia atrás.

-Lamento mi reacción pero es que impresiona bastante verte tan translucida a la luz de la luna – Comentó aún asombrado por lo que veía delante de sus ojos - ¿entonces qué? – Ladeó su rostro de lado a lado - ¿Quieres que llamemos a un experto para ayudarte a buscar el camino hacia el más allá? – Encogiéndose de hombros, Rolf seguía esperando a una respuesta de Sylvana. En ese momento la luna fue cubierta de nuevo por una espesa y oscura nube negra que devolvió la apariencia total a Sylvana haciendo que Rolf se le fuera el yuyu del cuerpo.

por **Sylvana Di Angelo** Lun Oct 23, 2017 1:00 am

—¿Sacerdote?—murmuro Sylvana, seria, observando al hombre frente suyo como pocas veces lo había hecho, sus ojos apenas demostrando alguna emoción.

Suspiro al escuchar sus palabras, llevando una mano a su frente, tallándola levemente para darse paciencia. Aun no recuperaba por completo su autocontrol y sus dedos picaban por querer desquitarse, pero aquel inquisidor parecía decir de verdad el querer ayudarle de alguna manera, aunque realmente no lo necesitara.

A su pesar le hizo sonreír al notar lo incomodo que lo ponía su forma, era el primero al que realmente parecía afectarle verla en ese estado.

—Ente, fantasma, demonio, aparición, puede decirme como quiera—contesto la mujer, moviendo una mano para no darle importancia—. No estoy vagando aquí por venganza, al menos no es lo principal, y no, no necesito ayuda de ningún sacerdote, papa o monje que tengan a su disposición, no los quiero cerca.

Dándose la vuelta para admirar lo poco que quedaba de la luna, sus ojos volvieron a adquirir ese brillo que solían tener casi siempre, el enojo siendo remplazado por el cansancio, sus cabellos, que se habían soltado del recogido que normalmente usaba, acariciaban sus mejillas con delicadeza, deslizándose por todos lados en aire.

Miro sobre su hombro al inquisidor, hastiada. —No los entiendo. ¿Qué tienen contra nosotros?—Sacudió la cabeza, sonriendo con tristeza antes de corregirse. —Contra ellos…contra los sobrenaturales como ustedes han bautizado.

Girando por completo hacia el hombre, abrió los brazos mientras seguía flotando encima del mar, destellos de luz apareciendo a veces entre las nubes. —Muchos tienen familias, tienen una vida que tratan de seguir. Otros fueron convertidos contra su voluntad y otros realmente pueden llegar a ser los peores monstruos sobre la tierra. —Sylvana estrecho los ojos, enojada. —Esos son los que deberían cazar, aquellos que no les importa ni su propia gente, esos son los que ustedes consideran como demonios; pero a veces los inquisidores, ustedes que siempre creen tener la razón en lo que hacen, no son distintos que ellos.

por **Rolf Kriegsgott** Mar Nov 14, 2017 6:06 pm

Rolf en realidad no sabía cómo comunicarse con Sylvana. No sabía en realidad que preguntas responder o como responder a lo que ella estaba exponiendo, sinceramente el solo era un mandado en que hacía muy bien su trabajo, él tenía una reputación que mantener y una relación hecha y amaba a su esposa, pero entonces suspiro.

- Es cierto – dijo – Hay que dar caza a aquellos que supongamos que son una mala influencia para las personas o que son un peligro, pero algunas son buenas y forzadas a vivir una vida de maldiciones sin poder ser rotas o que no pueden escapar de su maldito destino, pero… -Se echó el pelo hacia atrás de manera nerviosa.

– Por ejemplo, mi esposa es….una vampira. – encogió los hombros – pero a pesar de su condición han aprendido a vivir con que mi esposa es vampira, yo e incluso amo demasiado a mi esposa por lo valiente que es en escoger el camino de la lucha y la perseverancia para poder estar a mi lado y por ello voy a protegerla de amenazas futuras, pero hay personas que eso no lo pueden entender…. – volvió a encoger los hombros, se quedó mirando a Sylvana – Te llamaré Sylvana, si te parece mejor – Con una sonrisa a medias, se fue acercando hasta donde estaba el ente de Sylvana, con una sonrisa le ofreció la mano la cual el tomo por iniciativa y le beso el dorso de la muñeca a modo de respeto y entendimiento por Sylvana y no se podría estar imaginando por lo que estaría pasando en este momento Sylvana.

Dio unos pasos hacia atrás, se quedó en la roca de antes y volviéndose a sentar en el mismo sitio de antes, se quedó mirando a Sylvana de manera fija y determinante. Miro de lado a lado, le pareció haber escuchado un sonido entre la maleza pero no le hizo caso.

por **Sylvana Di Angelo** Dom Dic 17, 2017 7:12 pm

Miro al inquisidor como si le hubiera dicho una absoluta locura. La confesión de que su compañera era de hecho una vampiresa la tomó por sorpresa, haciendo que su vestido se agitara con algo más de fuerza por sus emociones.

—¿Un inquisidor casado con una vampiresa?—murmuro incrédula, teniendo una perspectiva totalmente diferente del hombre frente suyo. No sonaba como una mentira; el tono de su voz y la seguridad de sus palabras eran claras—. Eso es…interesante. Su esposa debe ser bastante fuerte.

La curiosidad bullía dentro suyo, queriendo hacer mil preguntas del por qué un inquisidor estaría con una raza que se supone debería cazar de manera tan indiscriminada como era su costumbre. Sin embargo prefirió guardar silencio, consciente de que era poco probable de que le contestara.

Su cuerpo se tensó por la forma tan informal en la que la llamo, ladeando la cabeza solo un poco por esa decisión, no importándole demasiado ese gesto. Su ira menguo cuando el hombre tomo su mano con delicadeza en un gesto que casi podría tomarse como una señal de paz. Parecía que aquel inquisidor la entendía y respetaba de alguna forma, por lo que decidió respirar profundo, empujando su resentimiento dentro de ella, pensando que si bien algunos inquisidores debían ser la peor escoria, bien podría haber otros que no compartían del todo sus ideales. Frente suyo estaba la prueba de ello.

Viéndolo volver a la roca, inclino su cabeza en un gesto de aceptación y reconocimiento, sin embargo no hizo una reverencia completa, aun sintiéndose en guardia por cualquier sorpresa.

—Aceptare que me llame de esa forma, inquisidor. Sin embargo me siento en desventaja. Yo no sé su nombre—comento la fantasma devolviéndole la mirada. Siendo consciente del ruido cercano, moviendo sus dedos de la mano derecha lentamente, lista para atacar si era necesario.

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