Tumbas y lamentos | Benneth Mozes-Kor

por **Sylvana Di Angelo** Miér Jul 19, 2017 7:47 pm

Estaba enojada. Simplemente no podía creerlo.

Caminando a paso rápido, ignoro todo lo que la rodeaba con solo un objetivo en su mente, el estar sola aunque fuera un momento.

Desde que murió, había tratado de ayudar a sus semejantes, el advertirles siempre del peligro, el patrullar con regularidad para poder prevenir una tragedia.

Ahora, no podía evitar el apretar los puños con irá, apenas reteniendo los gritos que querían salir de su garganta.

—¡Cómo se atreven!—pensó, indignada. Nunca le habían echado la culpa por la muerte de un sobrenatural.

Ella no era capaz de estar en todos lados, era dolorosamente consciente que no podría salvar a todos siempre, pero que aquella familia de cambiantes la hubieran culpado de la muerte de su hijo mayor, aquel que ignoro sus advertencias, fue algo que nunca vio venir.

Le aviso, casi rogó que esa noche no debían salir, ya que era muy probable encontrar inquisidores rondando cerca del lugar por sus guardias y aun así la ignoraron.

¿Que fue lo primero que hizo el terco de su hijo? Salir a emborracharse sin ningún tipo de cuidado. El pobre ni siquiera los vio venir.

—Ahora yo soy la culpable de todo—murmuró resentida, negando con la cabeza mientras entraba al cementerio, apenas acariciando su lápida antes de seguir de largo hasta un pequeño lugar donde crecía un enorme árbol.

Aprovechando que la noche ya estaba cayendo, apoyo una mano en el tronco, mirando alrededor antes de levitar hasta la primera rama que encontró, dejándose caer sin ninguna delicadeza, su vestido azul con negro meciéndose con la brisa.

Los maldijo por sus crueles palabras, sacando todo hasta que su voz fue perdiendo fuerza, apenas siendo un susurro.

Un fuerte aroma a lirios empezó a hundir el ambiente por sus inestables emociones, por lo que tuvo que respirar profundo, tratando de serenarse.

Cuando la esencia desapareció casi por completo, fue cuando el enojo dio paso a la tristeza y culpa.

Tal vez no lo había intentado lo suficiente. Debió imponer más respeto para que la tomarán enserio.

—Eso ya no importa, esta muerto y no regresara como yo—pensó derrotada, las lágrimas de frustración acumulándose en sus ojos.

Dolida como estaba, empezó un canto triste y desdichado, las notas revelando el estado de su dueña mientras el viento la acompañaba en su lamento.

por **Benneth Mozes-Kor** Vie Jul 21, 2017 6:44 pm

De nuevo en París, en aquellas calles que alguna vez le habían albergado, por simple aburrimiento había emprendido el viaje, sin embargo regresó ¿Por qué? Sencillo, porque podía, no había muchas más explicación que esa, además bajo el cobijo de la Iglesia había aprendido a tenerlo todo de su lado y por eso le daban lo que él pedía, cuando así lo solicitaba. Si, a veces era tan bueno tener una vida de rey, que no lo negaría, sencillamente aquello le encantaba. Tenía el poder que necesitaba y de éste modo pasaba desapercibido.

En ese momento necesitaba un poco de alimento, había sido un viaje largo; estaba casi por perder el conocimiento. El no poder que beber nada de sangre humana mientras la Iglesia estuviese cerca, era una verdadera idiotez, pero vale, había que seguir ciertas reglas que detestaba.

En aquél cementerio que conocía como la palma de su mano, lo visitaban todo tipo de personas. Criptas atrás, se había encontrado a un alma en desgracia que aclamaba por morirse y poder unirse al amor eterno ¡Idioteces!, pero vamos que le iba a hacer aquél favor, a aquella mujer; si se perdía en el camino ya no sería su culpa, se encargaría de darle aquél pequeño empujón que necesitaba.

Se acercó sin aviso alguno, dejando que sus colmillos se clavaran en la nívea piel de su cuello, sintiendo como la fuerza, la vida y la calidez se le escapaban, dejando entre sus brazos apenas a una muñeca de porcelana. Cuando la encontraran, ella ya estaría con aquél al que con tanto fervor clamaba porque se la llevara a "un mundo mejor", o tal vez no.

Ya estaba un poco más satisfecho, al menos no mataría a nadie más en las próximas dieciséis o dieciocho horas, lo cual ya tendría que tomarse como un récord real. Estaba por irse cuando algo golpeó su cabeza.

-¡Mierda!- seguía débil, tanto, que aquello me hizo caer de bruces al piso. Apenas había alcanzado a girarme para observar qué demonios había ocurrido. Había una estatua de angel, hecha añicos justo a mi lado. Se había desprendido de la parte alta de una cripta, o alguien lo había hecho a propósito. Me puse furioso. Me levanté, sacudiendo el polvo de mi fina vestimenta, deseando que aquel o aquella criatura que había jugado una broma, hubiese puesto pies en polvorosa o de lo contrario, conocería mi ira.

Observé los alrededores agudizando la vista y los sentidos, estaba seguro de encontrar algo, y fue como me percaté de una presencia unos bloques más allá, no muy lejos de mi ubicación. Entrecerré los ojos y gruñí.

por **Sylvana Di Angelo** Dom Jul 23, 2017 7:06 pm

Sylvana miro con curiosidad detrás de ella al escuchar un estruendo cerca de donde estaba, bajando el sonido de su voz hasta que fue solo un susurro para escuchar mejor a su al rededor.

Sin abandonar el lugar donde estaba, giro su cuerpo pasando las piernas al otro lado de la rama, viendo con cierta incredulidad como un hombre salía corriendo hacia la salida trasera del cementerio, sus ojos abiertos con horror y completamente pálido. La persona estaba tan trastornada que ni siquiera pareció escucharla, pasándola de largo e interrumpiendo su quedó cántico.

—¡Un demonio!—grito casi sin poder respirar—¡Dios mio, protegeme!—Pasando debajo del árbol, el hombre tropezo con las raíces que sobresalían, cayendo de manera ridícula, sus manos y parte de su mejilla sangrando por el golpe.

Sylvana hizo una mueca de dolor, estando a punto de ayudarlo cuando escucho un gruñido lejano, lo que solo hizo poner aún más nervioso al hombre, quien se arrastró por la tierra antes de lograr pararse de nuevo, corriendo tan rápido como podía hasta que se perdió de su vista.

—¿Un demonio?—pensó la joven, extrañada, mirando hacia donde escapó el pobre joven para después mirar hacia la dirección donde había escuchado el sonido.

Enfocándose, logró discernir entre las hojas una figura oscura entre las lápidas, lo que le hizo suspirar, cansada.

No quería tener problemas, pero sabía que no podía quedarse sin hacer nada; así que cruzo su pierna derecha sobre la otra, enderezando un poco su espalda mientras sonreía ligeramente de lado, esperando.

Estaba segura que el joven que paso casi llorando estaría muerto si no entretenia a aquel que era considerado un demonio.

por **Benneth Mozes-Kor** Lun Jul 24, 2017 9:21 am

Al acortar distancias y al descubrir de quién se trataba, gruní. Rodé los ojos, más por ser un hombre con poca paciencia, que porque me incomodara que me cayera algo en la cabeza, y haber ensuciado mis ropajes.

-Definitivamente estás loca- Concedí con una sonrisa burlona a esa mujer arriba del árbol. mientras me acercaba un poco a aquella figurilla que había ocasionado mis molestias, negando con la cabeza -Hay cosas con las que debes lidiar todos los días, como que seas una criatura de la noche y encima soportar que algo te golpee la cabeza- Le miré de nueva cuenta, encogiendo los hombros. -Otro poco y me rompes la crisma - exageraba pero estaba enfadado. No eran de mi agrado los espíritus "juguetones". Crucé los brazos sobre mi torso mientras le miraba.-Venía por comida, pero ya he encontrado lo suficiente. La próxima vez que decidas hacer una broma, elige a otro individuo. No siempre voy a estar de tan buen humor-.estaba siendo sarcástico, pero el tratar con espíritus no siempre resultaba agradable. Sobre todo porque se creían invencibles. En parte lo eran y lo odiaba. La mayoría de ellos no escuchaban explicaciones, se dedicaban a vagar y ser molestos. De ser posible, me hubiese gustado haberle metido dentro de un frasco y no dejarle escapar jamás.

por **Sylvana Di Angelo** Lun Jul 24, 2017 3:00 pm

Mientras oía a la persona en frente suyo, no sabia si sentirse ofendida o divertida.

Aun le extrañaba el como había notado su verdadera naturaleza, tomándola como un espíritu travieso al que le gustaba lanzar cosas a la gente cuando normalmente la confundían con una persona viva y extravagante en cierto sentido.

¿Pero ella, loca?

Un ligero sonido de cascabeles resonó entre ellos sin que Sylvana pudiera evitarlo mientras cruzaba también sus brazos sobre su pecho, copiando la expresión burlona.

—Me parece que ha cometido una equivocación, pero no seré yo la que lo saque de su error. Sin embargo, es bastante descortés de su parte llamar loca a alguien que acaba de conocer, ¿No lo cree? —Sonriendole con falsa dulzura, empezó a descender con lentitud de la rama, flotando sin dejar de verlo a los ojos hasta que sus pies tocaron el piso.

Permitió que su cabello bailará por todas direcciones, pareciendo que estaba debajo del agua mientras se acercaba sólo un poco al hombre para ver sobre su hombro.

—Con que alimentarse—dijo Sylvana, observando el cuerpo de la mujer que estaba tirado cerca de ellos con cierta pena. —Me atrevería a decir que si usted es un vampiro, un ligero golpe en la cabeza no hubiera sido más que cosquillas a no ser que estuviera bastante débil ¿Me equivoco? —pregunto ella sin esperar respuesta. —De todas formas, debería tener mas cuidado de donde caza y cuando, ya que obviamente no fue tan cuidadoso como había pensado.

La fantasma volvió a tomar su forma corpórea, llevando un mechón de su cabello detrás de su oreja. —También le pediría que no tenga una idea errónea sobre mi. Seré una fantasma, pero no soy dada a golpear vampiros en la cabeza con piedras— comentó sonriendole de manera más amable.

por **Benneth Mozes-Kor** Vie Oct 13, 2017 8:24 am

Ahora podía darme cuenta de muchas cosas que por falta de alimento y debilidad, no había percibido. No había duda de que la sangre era un elixir vital en mi organismo, y si bien lo sabía, nunca había tenido la oportunidad de darme cuenta de ello, hasta que estuve lo suficientemente débil, como en esta ocasión. Aunque de una cosa estaba seguro: Jamás volvería a dejar que ocurriera.

-Para ser un especto hablas demasiado. -seguía frotándo la cabeza- Eres impertinente y pagada de tí misma. Espero que hayas tenido una muerte lenta y dolorosa.

¿Quién hablaba de muerte? Yo mismo renegaba de la mía, tan inesperada, inoportuna, poco deseada. Infame... maldita sea. Pero había qué descargar con alguien mi frustración y por obviedad ella era la una presente en aquel instante. Que pagara los platos rotos por estar en el momento equivocado.

-Y creéme que puedo sospechar que puedes arrojar piedras y esconder la mano -recalqué - Creo que eres esa clase de fantasmas que solo van jodiendo a la gente pir el simple hecho de creerse superiores. -torcí el gesto - Ya sabes, de los que aman las sesiones espiritistas y hacen volar objetos por los aires por ejemplo...

No podía quitarme de la cabeza, el que lo hubiera hecho a propósto. ¡Pero es que quería encontrar un culpable a como diera lugar! Pues nunca iba a aceptar que la había jodido, que había sido distraído, vulnerable. ¡No! Eso no iba conmigo, no estaba acostumbrado a estar del otro lado, el de los perdedores. Me resistía a pensarlo siquiera.

por **Sylvana Di Angelo** Dom Oct 22, 2017 6:23 pm

Sylvana rio con ganas, tapando su boca con el dorso de su mano mientras miraba al hombre frente suyo con sincera diversión, no era capaz de sentir ya ningún tipo de indignación, la situación se le hacía por demás bastante interesante.

—¿No acaba de describirse a sí mismo con eso de impertinente y pegado de sí mismo? Lamento decirlo, pero yo no soy quien culpa a la primera persona que ve cerca. —Volviendo a su forma fantasmal, los cascabeles hicieron eco a su risa mientras daba una vuelta sobre sí misma, quedando boca arriba, observando las ramas de los arboles un momento antes de enfocarse en el rostro del vampiro, una media sonrisa adornando su rostro. —Aunque, si le sirve de consuelo, puedo decirle que sí, tuve una muerte lenta y dolorosa para dicha suya.

El recuerdo de aquellos inquisidores siempre le hacía tener un sentimiento de impotencia enorme, un odio que cambiaba de repente al resentimiento, para algunas veces convertirse en auto desprecio por haber estado con la guardia baja. Sin embargo, en aquel momento no parecía afectarle tanto como siempre.

Chasqueando la lengua en una señal de regaño, alzo su dedo índice hacia el hombre, moviéndolo de un lado a otro sin dejar de verlo en la misma postura, posando su otra mano en su propio estómago.

—Puede decir lo que usted quiera, de todos modos parece que tiene una muy mala impresión de los fantasmas, le molesta bastante el saber lo que somos capaces, ¿No es así?—Sylvana lo observo con fijeza, retirando su mano para apoyarla en la que estaba en su estómago—. ¿Pero sabe lo que yo creo? Creo que solo está buscando a alguien con quien descargar su frustración, ya sea por haber tenido este descuido, o por cosas que no puedo comprender. —Suspirando, volvió a dar otra vuelta, esta vez levitando alrededor del vampiro, evaluándolo con atención.

Ella podía notar que aquel hombre estaba acostumbrado a mandar, a tener la razón en todo, a que nadie se le impusiera. Era seguro de sí mismo, y al parecer incapaz de aceptar que no tiene la razón en algo. Había conocido a bastantes personas así como para acostumbrarse a esos tratos.

Volviendo a sonreír, se sentó de nuevo en la rama donde había estado poco antes, palmeando el lugar vacío a su lado.

—No he estado en ninguna sesión espiritista, pero deben ser interesantes—rio un poco más, alisando su vestido con la mano izquierda aunque no lo necesitara. —Sin embargo, no soy dada a levantar cosas…o personas, si no me obligan a ello. Así que, ¿Qué le parece acompañarme un momento en vez de pelearnos por algo en lo que nunca vamos a estar de acuerdo?

Volvió a palmear ligeramente la rama, cruzando sus piernas mientras esperaba su respuesta. Aquel hombre le intrigaba ciertamente, pero también quería comprarle un poco más de tiempo al pobre humano que había cometido la estupidez de molestar a un vampiro.

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