AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Whisky negro [privado]
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Whisky negro [privado]
Recuerdo del primer mensaje :
“La libertad la alcanza quien es valiente para abrir su jaula de oro con uñas y dientes, dejar encerrada quien fuiste”
Ya no espero nada de nadie. Me he cansado de estar asomada a la ventana, ver personas libres caminar sin preocupaciones ni obligaciones. No soy débil, nunca lo fui hasta que conocí a mi talón de Aquiles. Él cambió mi vida para siempre, no sé si para bien o mal, solo sé que ya no confío en nadie, ni en mi propia sombra. Mis pasos me han llevado hasta aquí, hacia el camino a ninguna parte pero con un fin: encontrarle.
Mi único amigo, el que me arrebataron cuando apenas fui una niña...seguía perdido en ninguna parte. Ya no me quedaba nada. Mi apellido se quedó encerrado en mi jaula de oro, si daba mi nombre, solo utilizaría el segundo “Lynn” . Abbey Appleby había muerto en aquella habitación, ya no era esa señorita descarada que jugaba con los demás a su antojo y terminaba consiguiendo lo que quería.
Maduré aquella noche, en la que aquel joven que venía del futuro, me dio rienda suelta a imaginar que podía conocer otros mundos diferentes. Sabía y conocía de la existencia de sobrenaturales pero ni por asomo imaginé... saltos en el tiempo. Podría conocer una época en donde mi forma de pensar no era tan errónea como siempre se empeñaban en que entrase en razón. Y es que por más que lo intentaron, siempre fui yo misma y aún, nadie me había comprendido... o eso quería pensar.
Bajé la mirada hasta mi reloj de bolsillo, se lo robé a padre. Me pertenecía, era de mi abuelo el que me apodó “torbellino”. No esperaba a nadie, solo tomaba un whisky. Mi atuendo ya no llamaba la atención, los lujos para mí ya no existían. Vestía con ropa de cuero oscura, no era femenina, ni siquiera llevaba uno de esos corsés endemoniados. Era libre.
Una conversación me llevó a sonreír, podías escuchar de todo si ponías un poco la oreja. Mucho sexo en lugares apartados y oscuros, tratos con el mismo demonios... hasta que una voz me hizo reír por lo bajo. Si salía bien podían llevarse mucho pero si algo se torcía... el plan no tendría sentido. No dije nada hasta apurar mi vaso de whisky, hasta mi voz sonaba más grave pero igual de decidida... aún había candidez en mi alma, eso quería creer.
-Bravo, qué interesante ¿por qué no os dejais de chorradas y me invitais a un buen trago? Necesito acción y creo que me la puede dar... ¿o me equivoco? -sonreí segura de mí misma ¿quién querría a una cazadora novata? Era la única manera de emprender mi viaje a lo desconocido, arriesgarme... pues quien no arriesga no ganaba nunca.
“La libertad la alcanza quien es valiente para abrir su jaula de oro con uñas y dientes, dejar encerrada quien fuiste”
Ya no espero nada de nadie. Me he cansado de estar asomada a la ventana, ver personas libres caminar sin preocupaciones ni obligaciones. No soy débil, nunca lo fui hasta que conocí a mi talón de Aquiles. Él cambió mi vida para siempre, no sé si para bien o mal, solo sé que ya no confío en nadie, ni en mi propia sombra. Mis pasos me han llevado hasta aquí, hacia el camino a ninguna parte pero con un fin: encontrarle.
Mi único amigo, el que me arrebataron cuando apenas fui una niña...seguía perdido en ninguna parte. Ya no me quedaba nada. Mi apellido se quedó encerrado en mi jaula de oro, si daba mi nombre, solo utilizaría el segundo “Lynn” . Abbey Appleby había muerto en aquella habitación, ya no era esa señorita descarada que jugaba con los demás a su antojo y terminaba consiguiendo lo que quería.
Maduré aquella noche, en la que aquel joven que venía del futuro, me dio rienda suelta a imaginar que podía conocer otros mundos diferentes. Sabía y conocía de la existencia de sobrenaturales pero ni por asomo imaginé... saltos en el tiempo. Podría conocer una época en donde mi forma de pensar no era tan errónea como siempre se empeñaban en que entrase en razón. Y es que por más que lo intentaron, siempre fui yo misma y aún, nadie me había comprendido... o eso quería pensar.
Bajé la mirada hasta mi reloj de bolsillo, se lo robé a padre. Me pertenecía, era de mi abuelo el que me apodó “torbellino”. No esperaba a nadie, solo tomaba un whisky. Mi atuendo ya no llamaba la atención, los lujos para mí ya no existían. Vestía con ropa de cuero oscura, no era femenina, ni siquiera llevaba uno de esos corsés endemoniados. Era libre.
Una conversación me llevó a sonreír, podías escuchar de todo si ponías un poco la oreja. Mucho sexo en lugares apartados y oscuros, tratos con el mismo demonios... hasta que una voz me hizo reír por lo bajo. Si salía bien podían llevarse mucho pero si algo se torcía... el plan no tendría sentido. No dije nada hasta apurar mi vaso de whisky, hasta mi voz sonaba más grave pero igual de decidida... aún había candidez en mi alma, eso quería creer.
-Bravo, qué interesante ¿por qué no os dejais de chorradas y me invitais a un buen trago? Necesito acción y creo que me la puede dar... ¿o me equivoco? -sonreí segura de mí misma ¿quién querría a una cazadora novata? Era la única manera de emprender mi viaje a lo desconocido, arriesgarme... pues quien no arriesga no ganaba nunca.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: Whisky negro [privado]
Lo fulminé con la mirada al decirme que me callara. Eso era algo que me crispaba los nervios, se comportaba como un niño que no tenía atención suficiente y el único modo, es ser un grosero que si no se hablaba de “placeres” o trabajo... no había donde cortar. Sin decírmelo, sé lo que pasaba por su cabeza “pobre niña rica, no tiene ni idea de la vida ni de cómo lo he pasado.”Sonreí de medio lado, en completo en silencio...esta vez no iba a caer en el juego en el que estaba claro no iba a ganar ninguno, aún no sé porqué lo invité...quizás por no ser descortés y la educación aún seguía intacta...porque ante todo, era una señorita....un tanto peculiar pero una señorita al fin y al cabo.
Mi semblante cambió al nombrar lo del baile. El último al que asistí fue un caos, perdí a alguien importante...en el único en el que confiaba. El señor Milles se desvaneció ante mis ojos, una parte de mi se fue con él...un pequeño fragmento de una niña a quien había perdido a la única figura paterna que la cuidaba. Lo extrañé muchas noches, cuando me acompañaba a la puerta y me susurraba un “Good night, lady Abbey”. Para él fui siempre eso, una pequeña incomprendida que miraba la vida de otro modo diferente a todas aquellas mujeres.
No volví a confiar en nadie después de no solo perderlo, también por aquella marcha que no comprendía. La vida sigue, era un hecho y mis pasos se desviaron de aquel futuro que tanto ansiaban para mí. Ahora, era libre, independiente... y nada sabía mejor que la libertad.
-Hace mucho que no asisto a ningún baile...y la verdad, prefiero estar con las ratas. Si tanto quieres saber cómo son puedo llevarte a uno, tendrás que dejar tu atuendo maloliente y enfundarte en un traje que dudo que tengas. Y no te equivoques, tampoco tengo vestidos...ya no y no los echo de menos pero podemos hacer una excepción un día, verte en un escenario al que no estás acostumbrado iba a ser curioso y digno de ver. -me mordí el labio inferior, evitando reírme...hacía mucho que no lo hacía.
Chasqueé la lengua, paseando la mirada por el lugar...las únicas mujeres estaban ocupadas en algún rincón ganándose su jornal aguantando a cerdos y hombres desesperados. Resoplé, apoyando los codos en la mesa, podía estar en otro sitio y buscar lo que esos ansiaban pero...estaba allí y eso...era todo un reto. Estar conmigo no era fácil, me había convertido en alguien aún más insoportable. Bien , acababa de lanzarme un desafío...mi punto débil.
-¡Qué amable y considerado! Son cuatro palabras en una expresión, te he alabado . -miré a un lado y a otro, esperaba lo que acababa de alardear iba a darme ese “beso” -Espero que beses mejor de lo que alardeas -le arrebaté la pipa, no sin antes darle una calada y echar hacia atrás la cabeza, dejando escapar el humo por mi boca y nariz...cerrando los ojos, intentando no usar mi puntería para clavarle cualquier cosa a aquel maldito hombre que me estaba soportando esa noche.
Mi semblante cambió al nombrar lo del baile. El último al que asistí fue un caos, perdí a alguien importante...en el único en el que confiaba. El señor Milles se desvaneció ante mis ojos, una parte de mi se fue con él...un pequeño fragmento de una niña a quien había perdido a la única figura paterna que la cuidaba. Lo extrañé muchas noches, cuando me acompañaba a la puerta y me susurraba un “Good night, lady Abbey”. Para él fui siempre eso, una pequeña incomprendida que miraba la vida de otro modo diferente a todas aquellas mujeres.
No volví a confiar en nadie después de no solo perderlo, también por aquella marcha que no comprendía. La vida sigue, era un hecho y mis pasos se desviaron de aquel futuro que tanto ansiaban para mí. Ahora, era libre, independiente... y nada sabía mejor que la libertad.
-Hace mucho que no asisto a ningún baile...y la verdad, prefiero estar con las ratas. Si tanto quieres saber cómo son puedo llevarte a uno, tendrás que dejar tu atuendo maloliente y enfundarte en un traje que dudo que tengas. Y no te equivoques, tampoco tengo vestidos...ya no y no los echo de menos pero podemos hacer una excepción un día, verte en un escenario al que no estás acostumbrado iba a ser curioso y digno de ver. -me mordí el labio inferior, evitando reírme...hacía mucho que no lo hacía.
Chasqueé la lengua, paseando la mirada por el lugar...las únicas mujeres estaban ocupadas en algún rincón ganándose su jornal aguantando a cerdos y hombres desesperados. Resoplé, apoyando los codos en la mesa, podía estar en otro sitio y buscar lo que esos ansiaban pero...estaba allí y eso...era todo un reto. Estar conmigo no era fácil, me había convertido en alguien aún más insoportable. Bien , acababa de lanzarme un desafío...mi punto débil.
-¡Qué amable y considerado! Son cuatro palabras en una expresión, te he alabado . -miré a un lado y a otro, esperaba lo que acababa de alardear iba a darme ese “beso” -Espero que beses mejor de lo que alardeas -le arrebaté la pipa, no sin antes darle una calada y echar hacia atrás la cabeza, dejando escapar el humo por mi boca y nariz...cerrando los ojos, intentando no usar mi puntería para clavarle cualquier cosa a aquel maldito hombre que me estaba soportando esa noche.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: Whisky negro [privado]
Ladeé la sonrisa aun tumbado pero sin abrir los ojos al escuchar eso de que podría llevarme a un baile.
“La dama y el vagabundo” pensé con cierta ironía, tenia que aceptar que aunque era insoportable sus modales eran buenos, refinados, claro que su conversación distaba mucho de no ser la de una cría prepotente y presumida.
-No tengo dinero para comprarme un traje para un día, las ratas somos ratas, y cuanto antes lo asumamos mas fácil es nuestra vida.
La mujer miró a su alrededor, el resto se divertía, fumados borrachos y practicando la lujuria mientras yo me adormilaba en el sofá mirando las filigranas del techo.
Para mi sorpresa la dama dijo cuatro palabras y en ninguna de ellas me insultó, ahora pedía su premio, un beso.
Ladeé la sonrisa aun con los ojos cerrados, alcé ligeramente mi torso mirándola con picardia mientras me acercaba a su cuerpo.
Mis manos se pasearon por sus formas, lentamente apartando de su cinto y de su bota dos cuchillos de dimensiones nada desdeñables.
La rubia me miraba sin entender a tiempo que los aceros repiqueteaban metálicos al golpear el lecho.
-Conociéndote acabó con una de esas insertada en el pecho -apunté golpeando sus labios con mis palabras.
Acorté mas la distancia turbio el aire que separaba nuestras bocas, apenas un roce, una presión ligera marcaba el calor del encuentro bañado en alcohol, nuestra nariz se rozó y mis labios se abrieron para dar paso a algo mas intimo mas intenso.
El pacto ya estaba cubierto, decisión suya era si continuar con el encuentro o retirarnos de la partida con las cartas tapadas.
Jadeé ligeramente contra su boca, moví la cabeza para incitarla mientras nuestros labios se rozaban en duelo.
-¿y ahora? Susurré sin meditar mas lo dicho.
“La dama y el vagabundo” pensé con cierta ironía, tenia que aceptar que aunque era insoportable sus modales eran buenos, refinados, claro que su conversación distaba mucho de no ser la de una cría prepotente y presumida.
-No tengo dinero para comprarme un traje para un día, las ratas somos ratas, y cuanto antes lo asumamos mas fácil es nuestra vida.
La mujer miró a su alrededor, el resto se divertía, fumados borrachos y practicando la lujuria mientras yo me adormilaba en el sofá mirando las filigranas del techo.
Para mi sorpresa la dama dijo cuatro palabras y en ninguna de ellas me insultó, ahora pedía su premio, un beso.
Ladeé la sonrisa aun con los ojos cerrados, alcé ligeramente mi torso mirándola con picardia mientras me acercaba a su cuerpo.
Mis manos se pasearon por sus formas, lentamente apartando de su cinto y de su bota dos cuchillos de dimensiones nada desdeñables.
La rubia me miraba sin entender a tiempo que los aceros repiqueteaban metálicos al golpear el lecho.
-Conociéndote acabó con una de esas insertada en el pecho -apunté golpeando sus labios con mis palabras.
Acorté mas la distancia turbio el aire que separaba nuestras bocas, apenas un roce, una presión ligera marcaba el calor del encuentro bañado en alcohol, nuestra nariz se rozó y mis labios se abrieron para dar paso a algo mas intimo mas intenso.
El pacto ya estaba cubierto, decisión suya era si continuar con el encuentro o retirarnos de la partida con las cartas tapadas.
Jadeé ligeramente contra su boca, moví la cabeza para incitarla mientras nuestros labios se rozaban en duelo.
-¿y ahora? Susurré sin meditar mas lo dicho.
Raziel- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 17/07/2017
Re: Whisky negro [privado]
Esperé que hiciese lo conveniente con mi recompensa. Lo miraba fijamente, allí sentado como si nadie más estuviese en aquel lugar. El simple hecho de desafiarme, nos llevaba a jugar de otro modo y esta vez él había perdido. Sonrisas se encontraron , mis labios se entreabrieron al notarle tan cerca. Hacía demasiado nadie estaba tan cerca, mis ojos azules se perdieron en los ajenos. Le dejé hacer con mis armas, el opio me tenía un tanto mareada pero consciente de mis actos, lo aguantaba mejor pero no le daría una calada más.
-Es comprensible... yo hubiese hecho lo mismo en tu caso. -no reprimí una sonrisa divertida, al final me lo iba a pasar bien y todo. Dejé escapar un suspiro, paseando la mirada por su rostro...examinándolo ahora que la luz me lo permitía, lo que antes no pude hacer con tanta oscuridad y cuando nos habíamos escondido entre sombras. Al final...los que nos escondíamos éramos nosotros en vez de las bestias.
El corazón me iba a cien por hora, en todo el tiempo del encuentro no imaginé que acabaríamos así, en un juego que había comenzando sin querer, sin pensar. Esperé , hasta que su rostro estuve apenas a unos centímetros... sonreí, enarcando una ceja...dando una imagen muy diferente a como verdaderamente me sentía, totalmente confundida.
Me desconcertó, acarició mi nariz y un suspiro salió de mis labios. Cerré los ojos, dejándome llevar por un beso lento, me supo dulce y amargo al mismo tiempo, cuando se separó. Busqué su boca un instante hasta que oí aquella pregunta que de no haberla pronunciado el beso hubiese sido devuelto ...pero no pude. Me bloqueé, una de mis manos buscaron una de sus mejillas... acaricié muy despacio el lugar hasta apoyar mi frente en la suya.
Un gesto dulce, el primero desde hacía demasiado... no supe que decir. Me levanté de golpe, tambaleándome y no por el opio y el alcohol... aquel acercamiento no se tenía que haber producido y yo...di pie a ello. Cogí todas las armas que me había quitado, ni era capaz de mirarlo a los ojos. No estaba enfadada, mi gesto ...era asustado, como si acabase de presenciar lo peor.
-Ahora...ahora tengo que irme -musité muy rápido, estaba enfadada conmigo misma...le había mostrado alguien que ya no era. Y todo por un maldito juego. -Nunca beses a un demonio, aunque...dicen que el único quién pude besar a un demonio es un ángel -fue un susurro, apenas inaudible pero él pudo oírlo. Cerré los ojos, apretando los labios...su beso me había sabido a poco, fue tan extraño lo que sentí que aún tenía la piel me erizaba -Tengo que irme -insistí pero no podía, mis pies no me respondían...
-Es comprensible... yo hubiese hecho lo mismo en tu caso. -no reprimí una sonrisa divertida, al final me lo iba a pasar bien y todo. Dejé escapar un suspiro, paseando la mirada por su rostro...examinándolo ahora que la luz me lo permitía, lo que antes no pude hacer con tanta oscuridad y cuando nos habíamos escondido entre sombras. Al final...los que nos escondíamos éramos nosotros en vez de las bestias.
El corazón me iba a cien por hora, en todo el tiempo del encuentro no imaginé que acabaríamos así, en un juego que había comenzando sin querer, sin pensar. Esperé , hasta que su rostro estuve apenas a unos centímetros... sonreí, enarcando una ceja...dando una imagen muy diferente a como verdaderamente me sentía, totalmente confundida.
Me desconcertó, acarició mi nariz y un suspiro salió de mis labios. Cerré los ojos, dejándome llevar por un beso lento, me supo dulce y amargo al mismo tiempo, cuando se separó. Busqué su boca un instante hasta que oí aquella pregunta que de no haberla pronunciado el beso hubiese sido devuelto ...pero no pude. Me bloqueé, una de mis manos buscaron una de sus mejillas... acaricié muy despacio el lugar hasta apoyar mi frente en la suya.
Un gesto dulce, el primero desde hacía demasiado... no supe que decir. Me levanté de golpe, tambaleándome y no por el opio y el alcohol... aquel acercamiento no se tenía que haber producido y yo...di pie a ello. Cogí todas las armas que me había quitado, ni era capaz de mirarlo a los ojos. No estaba enfadada, mi gesto ...era asustado, como si acabase de presenciar lo peor.
-Ahora...ahora tengo que irme -musité muy rápido, estaba enfadada conmigo misma...le había mostrado alguien que ya no era. Y todo por un maldito juego. -Nunca beses a un demonio, aunque...dicen que el único quién pude besar a un demonio es un ángel -fue un susurro, apenas inaudible pero él pudo oírlo. Cerré los ojos, apretando los labios...su beso me había sabido a poco, fue tan extraño lo que sentí que aún tenía la piel me erizaba -Tengo que irme -insistí pero no podía, mis pies no me respondían...
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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Re: Whisky negro [privado]
Su mano acarició mi mejilla lentamente, juro que en ese instante el tiempo se detuvo, sus ojos se centraron en mi boca. Estaba dispuesto a olvidar este juego absurdo, cerré los ojos al sentir su mano y acerqué de nuevo mi boca cuando de golpe se aparto dispuesta y temblando a poner distancia entre nosotros.
“Ahora...ahora tengo que irme “
-¿huyes? -pregunté ladeando la sonrisa -¿tienes miedo?
Negué con la cabeza al escuchar su segunda afirmación.
“Nunca beses a un demonio, aunque...dicen que el único quién pude besar a un demonio es un ángel”
-Perfecto entonces, acabas de encontrarlo,bueno, no un ángel, solo soy un recipiente vació pero por lo demás.
De sobra sabia que no me iba a tomar en serio, en pocas palabras, me tomaría como a un gilipollas que solo intentaba ligar con ella y llevársela a la cama.
Alcé las manos en señal de rendición mientras me reía sin poder evitarlo.
-Ese es el motivo por el que no puedo quedarme ¿entiendes?
Fui creado por la inquisición, solo soy un recipiente perfecto para dar cobijo a un ángel, soy un cazador.
Podía ver su desconcierto, me eché a reír mirándola.
-Quizás necesitamos unas copas y mucho mas opio para asumir la verdad de ambos.
Yo soy una creación hecha para un fin y tu una mujer jodida por un desamor y una vida en una familia que te ha enjaulado, ¿que hacemos ahora? -pregunté riéndome sin dejar de mirarla.
Tire de su nuca rudamente, choqué contra su boca, hambriento introduje mi lengua entre sus labios, jadeé sin pausa, y solo me separé un instante.
-¿y bien? Ahora que sabes mi secreto, solo puedes quedarte a mi lado o irte en cuyo caso tendré que matarte por saber mi secretó -bromeé guiñándole un ojo.
Di un sorbo a mi jarra y después una nueva calada de la manguera.
-Tu eliges cazadora.
“Ahora...ahora tengo que irme “
-¿huyes? -pregunté ladeando la sonrisa -¿tienes miedo?
Negué con la cabeza al escuchar su segunda afirmación.
“Nunca beses a un demonio, aunque...dicen que el único quién pude besar a un demonio es un ángel”
-Perfecto entonces, acabas de encontrarlo,bueno, no un ángel, solo soy un recipiente vació pero por lo demás.
De sobra sabia que no me iba a tomar en serio, en pocas palabras, me tomaría como a un gilipollas que solo intentaba ligar con ella y llevársela a la cama.
Alcé las manos en señal de rendición mientras me reía sin poder evitarlo.
-Ese es el motivo por el que no puedo quedarme ¿entiendes?
Fui creado por la inquisición, solo soy un recipiente perfecto para dar cobijo a un ángel, soy un cazador.
Podía ver su desconcierto, me eché a reír mirándola.
-Quizás necesitamos unas copas y mucho mas opio para asumir la verdad de ambos.
Yo soy una creación hecha para un fin y tu una mujer jodida por un desamor y una vida en una familia que te ha enjaulado, ¿que hacemos ahora? -pregunté riéndome sin dejar de mirarla.
Tire de su nuca rudamente, choqué contra su boca, hambriento introduje mi lengua entre sus labios, jadeé sin pausa, y solo me separé un instante.
-¿y bien? Ahora que sabes mi secreto, solo puedes quedarte a mi lado o irte en cuyo caso tendré que matarte por saber mi secretó -bromeé guiñándole un ojo.
Di un sorbo a mi jarra y después una nueva calada de la manguera.
-Tu eliges cazadora.
Raziel- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 80
Fecha de inscripción : 17/07/2017
Re: Whisky negro [privado]
Tensé el gesto al oírle decir que si huía, si tenía miedo. No respondí, tampoco hizo falta. Esa noche me había dejado llevar demasiado, fui más la antigua Abbey que la cazadora que perseguía demonios para encontrar mi verdad. No debía estar allí y sin embargo, estábamos uno frente al otro...prometiéndonos nada porque ninguno era capaz de dar más que arriesgar su vida... sin nada a cambio que esperar.
No entendí a lo que se refería con ser un recipiente, tampoco lo pensé demasiado...solo quería largarme de allí lo antes posible. Relamí mis labios en completo silencio, observándolo... le estaba dando demasiado tiempo y la situación no es que hubiese mejorado. Lo interrogué con la mirada pero sus palabras no me sirvieron de mucho más, no entendía nada y quizás era mejor así, alegaba que era algo así como el cuerpo en el que atrapar a un ángel...o eso fue lo que comprendí.
-Prefiero no saber nada. -chasqueé la lengua, mi escudo volvía a alzarlo en alto, nadie iba a quebrantarlo y menos alguien a quien acababa de conocer -Necesitarás más copas y opio para matarme -hice ademán de sonreír pero seguía abrumada, su beso me despertó a la realidad, no lo pude corresponder. Giré el rostro y perdí la mirada entre las personas, en un punto inexistente...estaba cansada y esa noche se me había escapado de las manos.
-Tengo que irme -volví a repetir, perdiendo la mirada en sus ojos claros, si me había mentido ya no importaba -Busca a tus demonios y yo buscaré a los míos, considera este encuentro una tregua... te dije que era mejor no acercarse a un demonio. Si tienes que irte y no permanecer aquí, márchate -tomé mis armas, colocándolas en su respectivos sitios...dejé de mirarlo y me dispuse a marcharme, la fiesta había acabado..al menos para mí.
-Si tenemos que encontrarnos lo haremos y si no es así... bienvenido al cielo, ángel -le dediqué una sonrisa y me dispuse a ir.-Quien sabe... si bailaremos el primer baile, o el último... esta noche -le dediqué una mirada y sonrei, esperaba que con esa frase me comprendiese.
No entendí a lo que se refería con ser un recipiente, tampoco lo pensé demasiado...solo quería largarme de allí lo antes posible. Relamí mis labios en completo silencio, observándolo... le estaba dando demasiado tiempo y la situación no es que hubiese mejorado. Lo interrogué con la mirada pero sus palabras no me sirvieron de mucho más, no entendía nada y quizás era mejor así, alegaba que era algo así como el cuerpo en el que atrapar a un ángel...o eso fue lo que comprendí.
-Prefiero no saber nada. -chasqueé la lengua, mi escudo volvía a alzarlo en alto, nadie iba a quebrantarlo y menos alguien a quien acababa de conocer -Necesitarás más copas y opio para matarme -hice ademán de sonreír pero seguía abrumada, su beso me despertó a la realidad, no lo pude corresponder. Giré el rostro y perdí la mirada entre las personas, en un punto inexistente...estaba cansada y esa noche se me había escapado de las manos.
-Tengo que irme -volví a repetir, perdiendo la mirada en sus ojos claros, si me había mentido ya no importaba -Busca a tus demonios y yo buscaré a los míos, considera este encuentro una tregua... te dije que era mejor no acercarse a un demonio. Si tienes que irte y no permanecer aquí, márchate -tomé mis armas, colocándolas en su respectivos sitios...dejé de mirarlo y me dispuse a marcharme, la fiesta había acabado..al menos para mí.
-Si tenemos que encontrarnos lo haremos y si no es así... bienvenido al cielo, ángel -le dediqué una sonrisa y me dispuse a ir.-Quien sabe... si bailaremos el primer baile, o el último... esta noche -le dediqué una mirada y sonrei, esperaba que con esa frase me comprendiese.
Abbey Appleby- Cazador Clase Alta
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