La noche que tiñe el jardín de negro...(Privado)

por **Lucinda Gregory** Jue Dic 06, 2012 9:45 am

Pronto iba a cumplir diecisiete años. Mi hermana gemela y yo los cumpliríamos en un par de semanas, lo cual significaba que pronto habría una fiesta, y posiblemente una presentación en sociedad. Cosa que me aterraba.
No es que me diera miedo la gente, ni que me vieran. No. Lo que pasaba es que entonces tendría que codearme con un montón de gente que me evaluaría, elogiaría o criticaría la tela de mis vestidos, mi conversación, si era o no una buscona. Y no me gustaba eso, por mucho que soñase con bailar, con la música, con conocer a un posible príncipe azul que jamás llegaría, a quién jamás conocería.
Así que durante aquellos días andaba como una bala perdida por aquella ciudad a la que acababámos de llegar.
Esa noche había salido de casa y había caminado por las calles. Simplemente eso. Buscaba un lugar adecuado dónde sentarse a pensar, quizás a escribir un poco, o al menos un lugar dónde sentirse mejor. Ya me sentía mejor si no tenía que verle la cara a mi hermana, una cara que era exactamente igual que la mía.
Quizás por eso mismo me odiaba un poco a mí misma.
Me bajé del carruaje tratando de que mi vestido lila pálido no quedara enganchado. Despedí al cochero y corrí hacia el jardín. ¡Estaba tan bonito! Aquellos árboles, las flores...todo. Era un lugar muy inspirador, me levantó el ánimo en muy poco tiempo.
Incluso me entraban ganas de cantar. Me paseaba entre los árboles, tocando algunas de sus ramas o de sus hojas.

por **Rhandall Z. Von Forben** Jue Dic 06, 2012 10:47 am

Erase una vez, una familia humilde, que no tenían dinero con trabajos comían pan y agua, el matrimonio se ajustaba a cualquier cosa, pero con la llegada de un ser vivo, de su hijo tenían que pensar, tenia que hallar la forma de sobrevivir ellos y el nuevo integrante de la familia, una vez, cuando el padre estaba caminando una esperanza llego a el, dándole un trabajo de jardinero en una mansión, donde su destino cambio radicalmente…
Abrí mis ojos, recordando cuando me contaba eso mi madrastra, la que me crio y me hizo un hombre de bien, se lo agradezco eso, que me haya pagado los mejores maestros, pero lo único que no le voy agradecer es el momento que me volvió como ella, un: Vampiro, no me aviso, no dijo “Zunder, quieres convertirse en Vampiro” no, simplemente lo hizo para que yo no muriera de vejes o simplemente de una enfermedad, nunca comprendí sus intenciones verdaderas y tampoco quiero saber porque me dolería saberlo la cruda verdad. En este momento no me encontraba en mi casa, desde que se metió el sol salí disparado como un rayo, no le di oportunidad a mi madrastra que me preguntara algo, cada día que paso en esa casa me siento incomodo quisiera salirme y vivir por mi cuenta, comprar una casita modesta a las afueras de parís, vivir tranquilo sin la presencia de aquella mujer. Mi dedo índice recorre mi mandíbula en modo de pensar y mi mano desocupada aprieta la moneda que tenga, esa moneada que me encontré aquella noche, donde pude ver una pelea de un matrimonio, no se la devolvió por la forma que maltrato a su esposa ¿Robo? No creo es su castigo por a ver golpeado a una mujer-Se lo merecía-Susurre, mirando de reojo las calles de parís.

Arque mi ceja derecha y avente la moneda, mirando como giraba, y cayendo en la palma de mi mano, varias veces repetir el mismo movimiento, hasta que me pare en unos callejones, gire un poco mi cuerpo mirando, alcanzando a mirar dos personas, una estaba tratando de irse pero la otra no le permitía retirase, solo me quede mirando, mis pies no tenían ganas de avanzar y ayudar, era un vampiro de todos modos necesitaba alimentarse-Lo siento-Y retome mi camino hacia cualquier parte que no sea en ese callejón donde olía a sangre, lagrimas y por poco muerte-Eres un pedazo de idiota Zunder-Mi conciencia hablo, si, soy un estúpido, pude salvarla y no lo hice, pero el era un Vampiro recién convertido, dicen que los Vampiros así son el doble de fuerte que uno ya maduro…quien quita que me corte la cabeza por no dejarlo tomar tranquilamente su sangre-Eres un miedoso entonces-Volvió hablar, sabiendo que era mi voz, me estaba regañando a mi mismo, apreté nuevamente la mano donde tenia la moneda-Cobarde-Susurre.

De repente pare, pare viendo que había llegado a un lugar no reconocido para mi, pero después de unos minutos mire y olí diversas flores, me encontraba en un lugar donde había flores. Hace mucho, pero mucho tiempo que no me pasaba por este jardín, así que mis pies empezaron andar, hasta el interior, mirando de reojo pero me quede quito al escuchar ruidos-Quien será a esta hora-Pensé y seguí mi camino pero con pasos lentos.

por **Lucinda Gregory** Jue Dic 06, 2012 11:10 am

La noche estaba resultando sumamente agradable. Quizás me sentase en la rama de un árbol a escribir o a buscar alguna idea. Claro que era muy difícil ponerse a escribir en un lugar como aquel, pero siempre podías buscar buenas ideas,o disfrutar del aire de la noche. Como ya estaba haciendo. Ni sabía la hora que era, pero la verdad es que eso era algo que no me importaba demasiado. ¿Para qué? No pasaba nada si volvía tarde. Sabía de sobras que no sería la última persona en volver a casa aquella noche.
Finalmente me detuve en un árbol que tenía algunos flores y frutos. Me cayeron unas cuantas flores blancas en la cabeza, y yo reí alborozada, y me puse una en el pelo. Daba una impresión extraña, y aunque el blanco no era mi color favorito, me gustaba mucho cómo me quedaba.
Y luego seguí caminando, mirando a mi alrededor.Qué hermoso...era un lugar dónde te podías imaginar perfectamente que sucedía algo extraordinario. Que el mundo entero se convertía en algo nuevo, que se llenaba de nieve, de escarcha o de cualquier otra cosa, Que daba lugar a algo nuevo. Que de repente llegaba...
Meneé la cabeza de un lado para otro, con una sonrisa divertida en el rostro. ¿Cómo podían venírseme semejantes ideas a la cabeza? Claro que eso me acababa de dar una idea.
Y en eso pensaba cuando me crucé con alguien.
Un chico poco mayor que yo que pasaba también por allí. Era de los pocos que había por allí, si es que allí había alguien más aparte de mí o de quién fuera. Miré a mi alrededor y luego le saludé:
-¡Bonjour!-exclamé en mi francés con marcado acento-¿No cree que es un poco tarde para pasarse por aquí a estas horas? A lo mejor hay bandidos acechando por aquí-bromeé. Estaba de buen humor, por lo que podía comportarme casi con tanta alegría como mi gemela. Aunque ella habría dicho algo muy distinto de haberse habllao en mi lugar.

por **Rhandall Z. Von Forben** Dom Feb 03, 2013 10:59 am

Al llegar a este lugar pensaba que estaba solo, pero al escuchar una respiración, oler una aroma de mujer, concluí que no estaba solo, así que mi vista empezó a buscar a la persona que estaba en este lugar; suspire, porque la persona a la que quiera ver nunca se dignaría aparecer y sobre todo para mi ¿Por qué no dejo de pensar en ella? ¿Por qué? –Porque estas enamorado-Cerré los ojos, al contradecirme a mí mismo, era verdad, estaba enamorado, locamente enamorado, y no sé qué haré con tanto amor-Si, si sabes, deja de pensar en ella, deja de pensar que la amas, entiende Rhandall, nunca se fijara en ti, tu para ella eres un vampiro no un hombre, entiende, entiende eso por una maldita vez-Trague saliva al volverme a contradecir, es verdad, todas mis propias palabras eran verdad ella nunca me vera como un hombre y yo, yo tengo que dejar de pensar en ella por una maldita vez. Algún día dejaré de pensar en ella, cuando no sienta este amor que me enferma cada vez más, aunque sea un vampiro, siento, aunque no tenga corazón, siento que palpita cada vez que la menciono y aunque sea un vampiro se amar como todo un humano se tratara, pero eso, eso algunas personas no lo ven, y tampoco pretendo que lo hagan.

Cuando me acerque, escuche una voz, femenina, entrecerrando mis ojos y sonriendo solo un poco-A mi no me pasara nada, estoy estoy seguro, pero no puedo decir lo mismo de usted, una dama, una mujer…-Sí, a las mujeres le pasaban más cosas que un hombre, sin que me vea, hable.

por **Lucinda Gregory** Mar Feb 05, 2013 10:22 am

.Una dama. Una mujer. Era justo lo que se esperaría de una dama, que estando por allí corriera un tremendo peligro. ¿Qué otra cosa podría esperarse sino? Todo el mundo lo decía, todo el mundo lo sabía, yo misma podría decir que eso era cierto, al menos en lo que respectaba a la mayoría de las mujeres, y no podría decirse tampoco que no hubiera excepciones, porque las había, eso era algo que había estado muy claro para mí desde hacía mucho tiempo. Quizás desde siempre. ¡Y vete tú a saber lo que significaba un siempre jamás en el tiempo! Eso era algo que nunca estaba claro, no por lo general. Y si en esta vida no había nada claro, ¿acaso iba a estarlo en la siguiente? Si es que había otra vida, claro, lo que muchos dudaban, lo que muchos no se atrevían a cuestionar en voz alta.
Boadicea, por ejemplo. Había leído muchas cosas sobre ella, y se le atribuían otras tantas, pero de todos modos, por regla general, decían que era más valiente que cualquier otro hombre conocido. Tampoco es que importase mucho aquello...yo no me contaba en ninguna de esas excepciones, para nada. Jamás de los jamases lo haría, así que me encogí de hombros y dije:
-Quizás sea eso lo que busque...quizás sea una de esas personas ingenuas que buscan algo emocionante en sus insulsas vidas...o quizás sea de esas chicas que lo único que buscan sea huir de los problemas de su propia casa. Alejarse un rato de todo...-alejarse de todo, inspirarse, no ver a tus padres, a tu hermana gemela, una perspectiva bastante agradable. Tanto daba, todo venía a ser lo mismo, todos los motivos coincidían.
-De todas formas...¿cree vos que podría haber algún peligro por aquí? ¡Podría estar frente a él!-exclamé con dramatismo mirándole fijamente.-O quizás yo podría ser el peligro-esto último lo comenté en un tono bastante sarcástico. ¿Peligro? ¿Yo? El día en el que yo me convirtiera en una persona peligrosa el mundo ardería en un infierno de hielo y de sangre, y quizás de algo más.

por **Rhandall Z. Von Forben** Mar Abr 02, 2013 5:34 pm

Esta mujer si que era un poco extraña, ¿Ella el peligro? Puede ser que sea una peligro pero no para mi. Al contrario, yo sería aquel peligro, aparte, hoy me he "levantado" con el pie izquierdo, aunque las cosas buenas pasaran para las otras personas para mi ya no, ya no tiene sentido seguir siendo buena persona, si la persona que amo no esta conmigo seré otra, cambiaré y si ella vuelve regresaré siendo el mismo. -Puede ser que usted sea el peligro andante, pero no para mi-Dije, sin pensarlo, pero tampoco era que lo pensara, lo dije sin más. ¿Una mujer como ella podría hacerme algo? JA, solo podía arañarme pero se sanaría, podría golpearme en mis partes pero en poco segundos se me quitaría, para un vampiro no es nada, una humana como ella, no era rival para mi.

-Pero usted es una mujer, no es que quiere ser de esos tipos machistas, pero le puede pasar algo malo y bueno....eso y el otro-Suspire un poco, mirándola, cruce mis brazos en mi pecho y me acerque a ella-Me llamo Rhandall...mucho gusto-La miré haciendo una reverencia, no, no podía ser diferente, seguiré siendo el mismo para siempre.

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