AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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¡El cabaret del infierno! (privado)
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¡El cabaret del infierno! (privado)
Habíamos llegado a París hacia aproximadamente cuatro meses, como de costumbre Samael busco el lugar mas recóndito. Una cabaña en medio del bosque parisino, lejos incluso de las zonas donde se congregaban las grandes mansiones de los nobles.
Nuestra cabaña estaba sumergida en el espesor del bosque, cercana a un rio de aguas bravas con una cascada que caía desde el pico de una escarpada montaña.
Samael y yo no siempre estábamos de acuerdo en todo, es mas, eramos el día y la noche en todos los aspectos que en cuanto a nuestro carácter y físico se referían. Si bien era cierto que nuestra vida errante estaba atada a huir de la inquisición, yo no entendía porque eso tenia que sumirnos en una no vida similar a la de estar muertos.
Samael y yo eramos unos experimento que bajo el Vaticano la santa sede llevó a cabo en busca de los soldados perfectos, los cazadores que pudieran dar muerte de forma eficiente y sin vacilación a los seres de la noche.
Eramos vasijas preparadas para que los enviados de Dios, unos ángeles según los locos fanáticos que nos habían creado, pudieran habitar en la tierra.
Lo cierto es que el experimento no pareció salir como querían, así que decidieron borrar todo rastro de este, pues muchos de los niños se habían revelado ante sus creadores.
Una monja logró sacarnos a mi hermano y a mi de aquella masacre, desde entonces, habíamos vivido en una eterna huida de la que a decir verdad yo estaba ya cansado.
No podíamos atarnos a nada, ni a nadie, ademas de que al ser unos experimentos, nuestro nacimiento no tenia registro ninguno, eramos unos indocumentados, no podíamos conseguir ningún tipo de trabajo legal, lo que nos había convertido en unos delincuentes y en unos mercenarios.
Cada uno lo llevábamos como podíamos.
Samael parecía vivir de forma cuadriculada, planeaba la siguiente ciudad a ocupar, tramaba un golpe que dar y tras darlo, desaparecíamos de la ciudad manteniéndonos con el dinero conseguido hasta la próxima oportunidad que se nos pudiera presentar.
Yo por el contrario no me resignaba a encerrarme en las casas apartadas y trataba de vivir la vida de la mejor forma que podía.
Esa noche había llegado el momento de cometer el robo, lo habíamos preparado durante meses, así que nada podía fallar.
El cabaret Lenfer esa noche como todas las demás estaba muy concurrido, observamos preparados las entradas y salidas de la mayoría de los inmortales y mortales que entraban y salían del local.
Una vez cerró el cabaret vimos nuestra oportunidad y no lo pensamos mas.
Nos adentramos armados por la boca del demonio, los seguridades disfrazados de demonios estaban algo distraídos por el cierre, así que reducirlos y darles muerte fue algo relativamente sencillo.
Atravesamos el corredor lleno de cuerpos mutilados mezclados entre las grietas que imitaban lo que debía ser las paredes del infierno y por ellas emergía una lava rojiza que daba veracidad a la decoración del cabaret.
No tardamos en llegar frente a las camareras, hacían caja y recogían lo que la gente había dejado sucio para poder abrir a la noche siguiente.
Las arrinconamos a todas juntas asegurandoles que de obedecer nada les pasaría, claro que lo malo de atracar a sobrenaturales es que alguna que otra se hizo la heroína.
El arco de Samael puso final a unos demonios que se convirtieron en polvo y yo les pasé un saco a una de las que aun conservaba la cabeza sobe sus hombros para que metiera mas que las almas, los francos que necesitamos.
-¡Rápido! -rugió mi hermano arco en mano.
Nuestra cabaña estaba sumergida en el espesor del bosque, cercana a un rio de aguas bravas con una cascada que caía desde el pico de una escarpada montaña.
Samael y yo no siempre estábamos de acuerdo en todo, es mas, eramos el día y la noche en todos los aspectos que en cuanto a nuestro carácter y físico se referían. Si bien era cierto que nuestra vida errante estaba atada a huir de la inquisición, yo no entendía porque eso tenia que sumirnos en una no vida similar a la de estar muertos.
Samael y yo eramos unos experimento que bajo el Vaticano la santa sede llevó a cabo en busca de los soldados perfectos, los cazadores que pudieran dar muerte de forma eficiente y sin vacilación a los seres de la noche.
Eramos vasijas preparadas para que los enviados de Dios, unos ángeles según los locos fanáticos que nos habían creado, pudieran habitar en la tierra.
Lo cierto es que el experimento no pareció salir como querían, así que decidieron borrar todo rastro de este, pues muchos de los niños se habían revelado ante sus creadores.
Una monja logró sacarnos a mi hermano y a mi de aquella masacre, desde entonces, habíamos vivido en una eterna huida de la que a decir verdad yo estaba ya cansado.
No podíamos atarnos a nada, ni a nadie, ademas de que al ser unos experimentos, nuestro nacimiento no tenia registro ninguno, eramos unos indocumentados, no podíamos conseguir ningún tipo de trabajo legal, lo que nos había convertido en unos delincuentes y en unos mercenarios.
Cada uno lo llevábamos como podíamos.
Samael parecía vivir de forma cuadriculada, planeaba la siguiente ciudad a ocupar, tramaba un golpe que dar y tras darlo, desaparecíamos de la ciudad manteniéndonos con el dinero conseguido hasta la próxima oportunidad que se nos pudiera presentar.
Yo por el contrario no me resignaba a encerrarme en las casas apartadas y trataba de vivir la vida de la mejor forma que podía.
Esa noche había llegado el momento de cometer el robo, lo habíamos preparado durante meses, así que nada podía fallar.
El cabaret Lenfer esa noche como todas las demás estaba muy concurrido, observamos preparados las entradas y salidas de la mayoría de los inmortales y mortales que entraban y salían del local.
Una vez cerró el cabaret vimos nuestra oportunidad y no lo pensamos mas.
Nos adentramos armados por la boca del demonio, los seguridades disfrazados de demonios estaban algo distraídos por el cierre, así que reducirlos y darles muerte fue algo relativamente sencillo.
Atravesamos el corredor lleno de cuerpos mutilados mezclados entre las grietas que imitaban lo que debía ser las paredes del infierno y por ellas emergía una lava rojiza que daba veracidad a la decoración del cabaret.
No tardamos en llegar frente a las camareras, hacían caja y recogían lo que la gente había dejado sucio para poder abrir a la noche siguiente.
Las arrinconamos a todas juntas asegurandoles que de obedecer nada les pasaría, claro que lo malo de atracar a sobrenaturales es que alguna que otra se hizo la heroína.
El arco de Samael puso final a unos demonios que se convirtieron en polvo y yo les pasé un saco a una de las que aun conservaba la cabeza sobe sus hombros para que metiera mas que las almas, los francos que necesitamos.
-¡Rápido! -rugió mi hermano arco en mano.
Raziel- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 80
Fecha de inscripción : 17/07/2017
Re: ¡El cabaret del infierno! (privado)
Aquella noche había sido bastante monótona, otro día más en la eternidad de un demonio, viendo pasar la vida, la insignificante vida de los humanos, y la ínfima "inmortalidad" de los vampiros frente a sus ojos. Sólo él era eterno, sólos dioses y los verdaderos demonios eran inmortales, etéreos, hechos de energía y por tanto, como tal, no podían ser destruidos.
Los había presentido un par de horas antes, llevaban días observando el cabaret, tomando nota de todo lo que sucedía, y tenía muy claro que querían robarle. Pero los dejó hacer, incluso los dejó matar a sus acólitos. Si no sabían defenderse de dos críos con ballestas, es que no merecían servir a Kane Black. Iba a necesitar algunos soldaditos en sus filas, porque tenía en marcha algo muy gordo, algo que cambiaría la hoja de ruta de toda Francia y es posible que de Europa, y después... quién sabe. Era el vampiro original, el padre de todos, el demonio que moraba en la noche eterna...nada era imposible para él, sólo era cuestión de tiempo y paciencia. No podía contar con sus hijos...aún. Así que necesitaría a otros que quisieran ocupar ese lugar.
Los hermanos "angelicales" desmontaron medio cabaret y sembraron la destrucción en el infierno. Era tan cómico que le daban ganas de reir. Esos dos humanos tenían auras especiales, estaban tocados de una especie de gracia divina similar a la que ostentaba la joven Hania, pero ellos al contrario que la joven, no la merecían. Eran delincuentes, no había rastro de pureza en sus almas, lo cual desconcertaba un poco a viejo vampiro. ¿Qué eran realmente? ya lo averiguaría.
Salió de entre las sombras caminando lentamente. Sus caros zapatos resonaron en el suelo pegajoso de sangre y alcohol y sus ojos escarlata relucieron en la oscuridad antes de mostrarse a los humanos. Se detuvo, con una sonrisa sardónica en la cara, las manos en los bolsillos y el aura tan negra que dovaraba todo resto de felicidad alrededor. Tenía levantada la barrera invisible de energía que haría rebotar los proyectiles. No es que le preocupase que mataran al avatar, él no moriría, pero ya le había empezado a coger el gusto a ese cuerpo.
— Bienvenidos a mi humilde morada, caballeros. ¿Tenían pensado pagar por el estropicio? no se ofendan pero...le tenía cariño a esas copas..— el suelo estaba cubierto de sangre y tripas y las camareras sollozaban en un rincón, pero al dueño del cabaret sólo le sabía mal que le hubieran roto unas caras y bonitas copas de cristal de Murano.
Los había presentido un par de horas antes, llevaban días observando el cabaret, tomando nota de todo lo que sucedía, y tenía muy claro que querían robarle. Pero los dejó hacer, incluso los dejó matar a sus acólitos. Si no sabían defenderse de dos críos con ballestas, es que no merecían servir a Kane Black. Iba a necesitar algunos soldaditos en sus filas, porque tenía en marcha algo muy gordo, algo que cambiaría la hoja de ruta de toda Francia y es posible que de Europa, y después... quién sabe. Era el vampiro original, el padre de todos, el demonio que moraba en la noche eterna...nada era imposible para él, sólo era cuestión de tiempo y paciencia. No podía contar con sus hijos...aún. Así que necesitaría a otros que quisieran ocupar ese lugar.
Los hermanos "angelicales" desmontaron medio cabaret y sembraron la destrucción en el infierno. Era tan cómico que le daban ganas de reir. Esos dos humanos tenían auras especiales, estaban tocados de una especie de gracia divina similar a la que ostentaba la joven Hania, pero ellos al contrario que la joven, no la merecían. Eran delincuentes, no había rastro de pureza en sus almas, lo cual desconcertaba un poco a viejo vampiro. ¿Qué eran realmente? ya lo averiguaría.
Salió de entre las sombras caminando lentamente. Sus caros zapatos resonaron en el suelo pegajoso de sangre y alcohol y sus ojos escarlata relucieron en la oscuridad antes de mostrarse a los humanos. Se detuvo, con una sonrisa sardónica en la cara, las manos en los bolsillos y el aura tan negra que dovaraba todo resto de felicidad alrededor. Tenía levantada la barrera invisible de energía que haría rebotar los proyectiles. No es que le preocupase que mataran al avatar, él no moriría, pero ya le había empezado a coger el gusto a ese cuerpo.
— Bienvenidos a mi humilde morada, caballeros. ¿Tenían pensado pagar por el estropicio? no se ofendan pero...le tenía cariño a esas copas..— el suelo estaba cubierto de sangre y tripas y las camareras sollozaban en un rincón, pero al dueño del cabaret sólo le sabía mal que le hubieran roto unas caras y bonitas copas de cristal de Murano.
Kane Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 15/06/2017
Localización : normalmente el infierno, ahora he vuelto
Re: ¡El cabaret del infierno! (privado)
Mis ojos se desviaron hacia ese que parecía regir el local, un inmortal que a simple vista no ostentaba mas de un mileno de vida, mas que por su porte y seguridad parecía gritar lo contrario.
Mis ojos se centraron en mi hermano, con la bolsa en una mano y la estaca en otra apremiaba a la joven llorosa a terminar de meter el dinero que había bajo la caja en el saco.
Lo tenia todo controlado, milimetricamente medido, a estas alturas los primeros rayos de luz debían estar produciéndose, el alba cubriría como nuestra fiel amiga la retirada.
El vampiro hablaba de las copas rotas, al parecer el cristal de Murano era muy apreciado por el vástago, no iba a opinar sobre los fetiches de cada uno.
Poco parecían importarle las doncellas que habíamos hecho estallar en cenizas ni el caos que en el local se había instaurado con nuestros actos.
-¡Vamos Raziel! -apunté dirigiendo el arco hacia el desafiante rubio.
Raziel metió un par de billetes en el escote de la chica.
-Permiteme pagar las copas de Murano a tu jefe -dijo con sarcasmo.
Lentamente fue rehaciendo sus pasos hasta quedar a mi espalda, yo cubriría su retirada.
No se porque pero mi ángel batía sus alas en mis entrañas, podía sentirlo rasgar con sus uñas mi vientre tratando de emerger de ese sello que lo contenía.
Mis ojos por un momento se tornaron negros, ladeé la sonrisa, perdía el control y no era el maldito momento de hacerlo.
Apreté los dientes pestañeando para que mis verdes regresaran mandando a Samael a la prisión de donde no debía salir a no ser que se encontrara ante un demonio.
Jadeé por el esfuerzo mientras dentro de mi, una guerra se libraba y aun desconocía con el paso del tiempo quien vencería.
Fui reculando con el arco en mi mano, sin dejar de apuntarles, era letal con ese arma, no darían un paso sin que mi saeta volara.
-Me quedaría señor Kane a compartir copas y conversación, mas creo tiene trabajo de mas esta noche -apunté con una ladeada sonrisa -no es nada personal... de algo tenemos que vivir también los humanos ¿no es su escusa para usarnos como ganado?
Los pasos de mi hermano ya estaban casi en el exterior, así que era la hora de huir, con ese botín podríamos subsistir el tiempo necesario para dar nuestro próximo golpe o encontrar algún trabajo de mercenarios que siguiera manteniendo nuestra clandestinidad intacta.
Eramos cazadores, mas que eso supervivientes, pues vivíamos en tierra de nadie, eramos una amenaza para los sobrenaturales, eramos perseguidos por la inquisición.
No teníamos registro de nacimiento, no existían papeles, eramos espectros.
Mis ojos se centraron en mi hermano, con la bolsa en una mano y la estaca en otra apremiaba a la joven llorosa a terminar de meter el dinero que había bajo la caja en el saco.
Lo tenia todo controlado, milimetricamente medido, a estas alturas los primeros rayos de luz debían estar produciéndose, el alba cubriría como nuestra fiel amiga la retirada.
El vampiro hablaba de las copas rotas, al parecer el cristal de Murano era muy apreciado por el vástago, no iba a opinar sobre los fetiches de cada uno.
Poco parecían importarle las doncellas que habíamos hecho estallar en cenizas ni el caos que en el local se había instaurado con nuestros actos.
-¡Vamos Raziel! -apunté dirigiendo el arco hacia el desafiante rubio.
Raziel metió un par de billetes en el escote de la chica.
-Permiteme pagar las copas de Murano a tu jefe -dijo con sarcasmo.
Lentamente fue rehaciendo sus pasos hasta quedar a mi espalda, yo cubriría su retirada.
No se porque pero mi ángel batía sus alas en mis entrañas, podía sentirlo rasgar con sus uñas mi vientre tratando de emerger de ese sello que lo contenía.
Mis ojos por un momento se tornaron negros, ladeé la sonrisa, perdía el control y no era el maldito momento de hacerlo.
Apreté los dientes pestañeando para que mis verdes regresaran mandando a Samael a la prisión de donde no debía salir a no ser que se encontrara ante un demonio.
Jadeé por el esfuerzo mientras dentro de mi, una guerra se libraba y aun desconocía con el paso del tiempo quien vencería.
Fui reculando con el arco en mi mano, sin dejar de apuntarles, era letal con ese arma, no darían un paso sin que mi saeta volara.
-Me quedaría señor Kane a compartir copas y conversación, mas creo tiene trabajo de mas esta noche -apunté con una ladeada sonrisa -no es nada personal... de algo tenemos que vivir también los humanos ¿no es su escusa para usarnos como ganado?
Los pasos de mi hermano ya estaban casi en el exterior, así que era la hora de huir, con ese botín podríamos subsistir el tiempo necesario para dar nuestro próximo golpe o encontrar algún trabajo de mercenarios que siguiera manteniendo nuestra clandestinidad intacta.
Eramos cazadores, mas que eso supervivientes, pues vivíamos en tierra de nadie, eramos una amenaza para los sobrenaturales, eramos perseguidos por la inquisición.
No teníamos registro de nacimiento, no existían papeles, eramos espectros.
Samael- Cazador Clase Media
- Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 18/07/2017
Re: ¡El cabaret del infierno! (privado)
Black se acercó a la barra con parsimonia, incluso dándole la espalda a Samael, le importaba bien poco su arco y sus armas. Cogió una copa que aún estaba entera y a una velocidad endiablada para ser captada por el ojo humano, sujetó a una de las chicas por la espalda y rajó su cuello con las uñas, sosteniéndolo de forma que llenase la copa mientras se desangraba. El cristal pronto se tiñó de rojo y el cuerpo de la joven golpeó el suelo con un sordo ruido. Se llevaba las manos a la garganta desgarrada pero nada iba a servirle, ya estaba empezando a producir los inconfundibles sonidos borboteantes que pronto se callarían en la tenebrosa noche llegando a su final.
Bebió de la copa sin inmutarse y se apoyó en la barra con pose indolente. Esos dos humanos y cazadores eran curiosos, soberbios como la mayoria, imprudentes, acabarían como acaban todos los bocazas, mordiendo el polvo. La esencia de aquellos dos le producía cierta curiosidad, no eran completamente humanos y eso siempre le aportaba algo de "bouquet" a su sangre.
— Así que os las dais de cazadores de sobrenaturales, pero no sois más que viles ladrones, delincuentes de poca monta...pfff. Con un chasquear de dedos podría hacer que os explotase el corazón...pero no suele ser divertido. Dispara, lo estás deseando.
Retó a Samael a tensar el arco, los proyectiles que disparase los esquivaría sin esfuerzo levantando su barrera energética.
— Realmente he pensado en dominar vuestra mente y obligaros a limpiar este desastre, quizás luego os mate...o no.. quien sabe..— sonrió ladino y bebió un sorbo más, dejando la copa sobre la barra, sin darle ningun valor, esos dos tragos le habían costado la vida a una joven inocente.
Bebió de la copa sin inmutarse y se apoyó en la barra con pose indolente. Esos dos humanos y cazadores eran curiosos, soberbios como la mayoria, imprudentes, acabarían como acaban todos los bocazas, mordiendo el polvo. La esencia de aquellos dos le producía cierta curiosidad, no eran completamente humanos y eso siempre le aportaba algo de "bouquet" a su sangre.
— Así que os las dais de cazadores de sobrenaturales, pero no sois más que viles ladrones, delincuentes de poca monta...pfff. Con un chasquear de dedos podría hacer que os explotase el corazón...pero no suele ser divertido. Dispara, lo estás deseando.
Retó a Samael a tensar el arco, los proyectiles que disparase los esquivaría sin esfuerzo levantando su barrera energética.
— Realmente he pensado en dominar vuestra mente y obligaros a limpiar este desastre, quizás luego os mate...o no.. quien sabe..— sonrió ladino y bebió un sorbo más, dejando la copa sobre la barra, sin darle ningun valor, esos dos tragos le habían costado la vida a una joven inocente.
Kane Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 15/06/2017
Localización : normalmente el infierno, ahora he vuelto
Re: ¡El cabaret del infierno! (privado)
Ladeé la sonrisa sin dejar de recular ni por un momento ante la soberbia de aquel inmortal. Me daba la espalda como si creyera que podía ser inmune a las flechas con punta de madera que podrían hacer de él un colador con el que colar el café.
Mas si bien era cierto que él era un necio, pero eso no me convertía a mi en un estúpido, me retaba, me provocaba para que dejara volar las saetas, algo que no sucedería de no ser necesario.
Si algo había aprendido siendo como él decía un ladrón, era a no cometer errores y menos aun a subestimar al enemigo, su actitud mostraba indiferencia, ni un ápice de temor . Si anhelaba la muerte, algo que podía conseguir de un modo tan sencillo como yendo a darse un baño al sol o por el contrario sabia que de mi mano no la encontraría en esta ocasión me era indiferente.
No iba a debatirselo, mi única intención era conseguir el dinero para vivir un largo periodo de tiempo y eso ya lo tenia mi hermano.
Mis verdes observaron como tomaba una copa y ante mis ojos se cargaba una joven humana que no había cometido mayor error que el de trabajar a cargo de un demente.
Podría decir que mis ganas de acabar con él aumentaron, pero sinceramente seria decir demasiado.
Una lastima el cazador de los pleitos pobres era mi hermano y estaba fuera, yo había aprendido con el paso del tiempo que la linea entre el bien y el mal es muy delgada y en esta ocasión...iba a dejar de pisarla.
-Quizás otro día podáis explicarme detenidamente que os lleva a no hacer explotar mi corazón -apunté a un pasó de mi salvación, la puerta de Lenfern y la luz de los primeros rayos del sol -mas no será hoy.
Era cierto que yo jugaba una baza que mi hermano no tenia, dentro de mi ya habitaba un ángel, uno que jamas consentiría que a su recipiente le sucediera nada...
Daba igual lo que ese vampiro hiciera, antes de que me tocara, Samael tomaría el control y la guerra entre pageles y demonios se desataría en la tierra y eso era algo que no queríamos ninguno de los dos.
Mas si bien era cierto que él era un necio, pero eso no me convertía a mi en un estúpido, me retaba, me provocaba para que dejara volar las saetas, algo que no sucedería de no ser necesario.
Si algo había aprendido siendo como él decía un ladrón, era a no cometer errores y menos aun a subestimar al enemigo, su actitud mostraba indiferencia, ni un ápice de temor . Si anhelaba la muerte, algo que podía conseguir de un modo tan sencillo como yendo a darse un baño al sol o por el contrario sabia que de mi mano no la encontraría en esta ocasión me era indiferente.
No iba a debatirselo, mi única intención era conseguir el dinero para vivir un largo periodo de tiempo y eso ya lo tenia mi hermano.
Mis verdes observaron como tomaba una copa y ante mis ojos se cargaba una joven humana que no había cometido mayor error que el de trabajar a cargo de un demente.
Podría decir que mis ganas de acabar con él aumentaron, pero sinceramente seria decir demasiado.
Una lastima el cazador de los pleitos pobres era mi hermano y estaba fuera, yo había aprendido con el paso del tiempo que la linea entre el bien y el mal es muy delgada y en esta ocasión...iba a dejar de pisarla.
-Quizás otro día podáis explicarme detenidamente que os lleva a no hacer explotar mi corazón -apunté a un pasó de mi salvación, la puerta de Lenfern y la luz de los primeros rayos del sol -mas no será hoy.
Era cierto que yo jugaba una baza que mi hermano no tenia, dentro de mi ya habitaba un ángel, uno que jamas consentiría que a su recipiente le sucediera nada...
Daba igual lo que ese vampiro hiciera, antes de que me tocara, Samael tomaría el control y la guerra entre pageles y demonios se desataría en la tierra y eso era algo que no queríamos ninguno de los dos.
Samael- Cazador Clase Media
- Mensajes : 69
Fecha de inscripción : 18/07/2017
Re: ¡El cabaret del infierno! (privado)
Caín, el viejo demonio que habitaba en las profundidades abisales del horror y la desdicha rió a carcajadas por la insolente contestación del ángel que habitaba en aquel cuerpo. Ahora lo tenía claro, un hermano angelical, un ser de luz que estaba tan atrapado en aquel mortal envoltorio como él lo estaba en el del vampiro.
— está bien, "hermano", por esta vez te concederé la vida y la tregua, siempre habrá ocasiones para medirnos. Nos vemos pronto, espero.
A un movimiento de la mano de Kane, las mujeres que tenía Samael retenidas comenzaron a recoger el desastre sembrado en el cabaret y el vampiro se dio la vuelta perdiéndose en las profundidades del negocio rumbo a la cámara de seguridad donde reposaría de día. No sería la última vez que se vieran las caras.
—————————————— ~oOo~ ——————————————
Una semana más tarde...
Kane pasó a supervisar las obras en el Grand Châtelet, la nueva sede del Consejo a orillas del Sena, la fortificación medieval que una vez fue polvorín y Morgue. Ahora albergaba una prisión que se habían encargado de reforzar al máximo.
Las amplias salas capitulares que había en el piso superior albergarían las reuniones del organismo regulador de los cainitas, las paredes estaban cubiertas de tapices con alegorías a la caida del hombre y la expulsión del edén. Sonrió con cierta nostalgia, su padre Adán y su madre Eva...o eso decían, porque él tenía claro cual era su origen.
— señor, el prisionero especial está listo para ser interrogado. ¿Lo subimos?
— no, gracias Pierre. Iré yo a visitarlo.
Descendió a las mazmorras, que hedían como un infierno plagado de mierda y olor a muerte. Kane gustaba de la corrupción, de la maldad y el dolor, era su medio, lo que mejor se le daba. Sus ojos de depredador se adaptaron perfectamente a la oscuridad húmeda de aquel subterráneo. Llegó a la celda 66, un número muy evocador, y se apoyó en los barrotes.
— ¿está todo a su gusto? el servicio de habitaciones es un poco deplorable en esta residencia.— el sarcasmo que destilaba su comentario resonó con eco en las vacías paredes de piedra. Raziel estaba encadenado y cubierto de moratones, rasguños y sangre reseca.— tengo que reconocer que no esperaba tan grata visita. Antes de que me lo preguntes...yo no he tenido nada que ver con tu captura, has conseguido que te traigan a este infierno por tus propios medios.
— está bien, "hermano", por esta vez te concederé la vida y la tregua, siempre habrá ocasiones para medirnos. Nos vemos pronto, espero.
A un movimiento de la mano de Kane, las mujeres que tenía Samael retenidas comenzaron a recoger el desastre sembrado en el cabaret y el vampiro se dio la vuelta perdiéndose en las profundidades del negocio rumbo a la cámara de seguridad donde reposaría de día. No sería la última vez que se vieran las caras.
—————————————— ~oOo~ ——————————————
Una semana más tarde...
Kane pasó a supervisar las obras en el Grand Châtelet, la nueva sede del Consejo a orillas del Sena, la fortificación medieval que una vez fue polvorín y Morgue. Ahora albergaba una prisión que se habían encargado de reforzar al máximo.
Las amplias salas capitulares que había en el piso superior albergarían las reuniones del organismo regulador de los cainitas, las paredes estaban cubiertas de tapices con alegorías a la caida del hombre y la expulsión del edén. Sonrió con cierta nostalgia, su padre Adán y su madre Eva...o eso decían, porque él tenía claro cual era su origen.
— señor, el prisionero especial está listo para ser interrogado. ¿Lo subimos?
— no, gracias Pierre. Iré yo a visitarlo.
Descendió a las mazmorras, que hedían como un infierno plagado de mierda y olor a muerte. Kane gustaba de la corrupción, de la maldad y el dolor, era su medio, lo que mejor se le daba. Sus ojos de depredador se adaptaron perfectamente a la oscuridad húmeda de aquel subterráneo. Llegó a la celda 66, un número muy evocador, y se apoyó en los barrotes.
— ¿está todo a su gusto? el servicio de habitaciones es un poco deplorable en esta residencia.— el sarcasmo que destilaba su comentario resonó con eco en las vacías paredes de piedra. Raziel estaba encadenado y cubierto de moratones, rasguños y sangre reseca.— tengo que reconocer que no esperaba tan grata visita. Antes de que me lo preguntes...yo no he tenido nada que ver con tu captura, has conseguido que te traigan a este infierno por tus propios medios.
Kane Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 15/06/2017
Localización : normalmente el infierno, ahora he vuelto
Re: ¡El cabaret del infierno! (privado)
Escupí sangre a sus pies antes de ladear la sonrisa mirándolo fijamente de forma altiva.
Si creía que esto era lo peor que había vivido desde que nací, se equivocaba por completo.
Bajo el vaticano, las cosas eran bastantes mas crudas que en aquella mazmorra de mala muerte.
Eramos entrenados para convertirnos en cuerpos perfectos para acoger a los enviados de dios.
-No creas Kane, con un poco de whisky me sentiría como en casa.
Este vampiro era sarcástico, reinaba bajo el poder del miedo, como si fuera juez y parte del resto de los humanos. Conmigo no iba a funcionar, mi cuerpo estaba preparado para aguantar el dolor, para desconectarlo, así que..podíamos jugar las horas que quisiera pero no lograría arrancarme el alma y convertirme en un despojo humano.
No te preocupes Kane he dormido en sitios peores -aseguré con ironía tirando ligeramente de las cadenas -yo me preocuparía mas por ti, cuando mi hermano me encuentre, que lo hará, te meterá una estaca por el culo hasta que vuelvas al infierno del que nunca debiste haber salido.
Era consciente de que por mucho que dijera no tener nada que ver en este arresto no era así. Él tenia la intención de hacer algo conmigo, desconocía sus planes, aunque ese hombre no parecía de los que dan puntada sin hilo.
Habíamos estudiado algo de él cuando cometimos aquel robo en el cabaret. Tenia hijos, pero sus cuerpos eran anteriores al de este que se presentaba frente a mi.
Amigos peligrosos, no era un don nadie y la prueba de ello era que había enviado una pequeña horda para capturare, maté a varios de ellos, pero finalmente me apresaron.
-No nos andemos con rodeos vampiro ¿que quieres de mi? -pregunté
Si creía que esto era lo peor que había vivido desde que nací, se equivocaba por completo.
Bajo el vaticano, las cosas eran bastantes mas crudas que en aquella mazmorra de mala muerte.
Eramos entrenados para convertirnos en cuerpos perfectos para acoger a los enviados de dios.
-No creas Kane, con un poco de whisky me sentiría como en casa.
Este vampiro era sarcástico, reinaba bajo el poder del miedo, como si fuera juez y parte del resto de los humanos. Conmigo no iba a funcionar, mi cuerpo estaba preparado para aguantar el dolor, para desconectarlo, así que..podíamos jugar las horas que quisiera pero no lograría arrancarme el alma y convertirme en un despojo humano.
No te preocupes Kane he dormido en sitios peores -aseguré con ironía tirando ligeramente de las cadenas -yo me preocuparía mas por ti, cuando mi hermano me encuentre, que lo hará, te meterá una estaca por el culo hasta que vuelvas al infierno del que nunca debiste haber salido.
Era consciente de que por mucho que dijera no tener nada que ver en este arresto no era así. Él tenia la intención de hacer algo conmigo, desconocía sus planes, aunque ese hombre no parecía de los que dan puntada sin hilo.
Habíamos estudiado algo de él cuando cometimos aquel robo en el cabaret. Tenia hijos, pero sus cuerpos eran anteriores al de este que se presentaba frente a mi.
Amigos peligrosos, no era un don nadie y la prueba de ello era que había enviado una pequeña horda para capturare, maté a varios de ellos, pero finalmente me apresaron.
-No nos andemos con rodeos vampiro ¿que quieres de mi? -pregunté
Raziel- Vampiro Clase Media
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Re: ¡El cabaret del infierno! (privado)
Paseó arriba y abajo contemplando a Raziel con media sonrisa ladeada. Era un joven presuntuoso, con exceso de seguridad en él mismo como todos los jóvenes de ese milenio, fiero, luchador, confiado. Estaba lleno de vida. Eso le gustaba, era como sus hijos "favoritos" Assur y Joe, tan peleones, tan dispuestos a morder el polvo una y otra vez por no dar su brazo a torcer.
— ¿qué quiero de ti? hmmm... no sé. Sóprendeme. No espero nada, a mi edad ya nada se debe esperar, sólo me dejo llevar por lo que sucede. La vida cambia, los milenios pasan, los humanos volvéis al polvo...pero yo permanezco inmutable.
Se acercó a él y alargó la mano, con dos dedos extendidos y los detuvo a pocos centímetros de su frente. No necesitaba tocarlo para enseñarle la oscuridad de Caín. Activó sus poderes mentales inflingiéndole todo el dolor del mundo al reventar sus barreras psicológicas y entrar en su cabeza. Allí le mostró el infierno más vacío al que se podía enfrentar un mortal, le infundió la soledad más extrema y la desesperación mas negra que podía sentir. Un infierno eterno sin su hermano, al que torturaban sin cesar en otro lugar del que escapaban sus débiles gritos de agonía. Un lugar hundido y negro del que Raziel no podría salir jamás, confinado a no hablar, a ver sólo oscuridad y escuchar a su hermano sufrir, así miles y miles de años.
Salió de su cabeza y ladeó el rostro. ¿Estaba seguro de que ya lo había visto y vivido todo en el Vaticano?
— Siento quitarte la ilusión, Raziel. Pero soy inmortal, de verdad. Da igual que tu hermano mate este cuerpo, soy Caín, el demonio. Puedo volver tantas veces como quiera...y puedo condenaros a ambos a lo que has visto. Pero no hay necesidad de tanto sufrimiento. También me gusta tener amigos, familia...puedo hacer que seas tan poderoso como desees... piensa en tus opciones, no a todo el mundo le doy la opción de sorprenderme.
— ¿qué quiero de ti? hmmm... no sé. Sóprendeme. No espero nada, a mi edad ya nada se debe esperar, sólo me dejo llevar por lo que sucede. La vida cambia, los milenios pasan, los humanos volvéis al polvo...pero yo permanezco inmutable.
Se acercó a él y alargó la mano, con dos dedos extendidos y los detuvo a pocos centímetros de su frente. No necesitaba tocarlo para enseñarle la oscuridad de Caín. Activó sus poderes mentales inflingiéndole todo el dolor del mundo al reventar sus barreras psicológicas y entrar en su cabeza. Allí le mostró el infierno más vacío al que se podía enfrentar un mortal, le infundió la soledad más extrema y la desesperación mas negra que podía sentir. Un infierno eterno sin su hermano, al que torturaban sin cesar en otro lugar del que escapaban sus débiles gritos de agonía. Un lugar hundido y negro del que Raziel no podría salir jamás, confinado a no hablar, a ver sólo oscuridad y escuchar a su hermano sufrir, así miles y miles de años.
Salió de su cabeza y ladeó el rostro. ¿Estaba seguro de que ya lo había visto y vivido todo en el Vaticano?
— Siento quitarte la ilusión, Raziel. Pero soy inmortal, de verdad. Da igual que tu hermano mate este cuerpo, soy Caín, el demonio. Puedo volver tantas veces como quiera...y puedo condenaros a ambos a lo que has visto. Pero no hay necesidad de tanto sufrimiento. También me gusta tener amigos, familia...puedo hacer que seas tan poderoso como desees... piensa en tus opciones, no a todo el mundo le doy la opción de sorprenderme.
Kane Black- Vampiro Clase Alta
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Re: ¡El cabaret del infierno! (privado)
Mi sonrisa altiva pronto se evaporó, no por sus palabras, esas que aseguraban no querer nada de mi, a su edad no esperaba nada de nadie.
-Pues vete a un geriátrico a pasar tus ultimo días viejo, tampoco nadie parece esperar nada de ti -respondí con saña -y ahora suéltame -ordené antes de quedar paralizado al extender dos de sus dedos cerca de mi frente.
Aullé de dolor al ver el vació, el caos, la oscuridad mas vil que contrastaba de lleno con mi luz, una que parecía ser engullida por las llamas del averno.
Sentía como si me quemara, como si mi piel combustionara, se contrajera y pelara hasta quedar echo una masa negra poliforme, reviviendo esa muerte una vez tras otra, mas si dijera que esa oscuridad era la que mas me carcomía las entrañas se equivocaba, era Samel, mi hermano gritaba de dolor como si le estuvieran arrancando a tiras la piel y aunque sabia que esto solo era un juego mental de aquel cabrón, no podía dejar de gruñir pidiendo que soltara a mi hermano, que lo dejara en paz.
Apartó sus dedos y con ellso mi tortura, regresar a una celda maloliente nunca me había resultado tan agradable y embriagador.
“Siento quitarte la ilusión, Raziel. Pero soy inmortal, de verdad. Da igual que tu hermano mate este cuerpo, soy Caín, el demonio. Puedo volver tantas veces como quiera...y puedo condenaros a ambos a lo que has visto. Pero no hay necesidad de tanto sufrimiento. También me gusta tener amigos, familia...puedo hacer que seas tan poderoso como desees... piensa en tus opciones, no a todo el mundo le doy la opción de sorprenderme”
Sus palabras retumbaban en mi cabeza ¿que diablos quería decirme?
-¿Familia? ¿que se te ha despertado el instinto paternal demonio? -pregunté ladeando la sonrisa aun con la respiración entrecortada -busca en otra parte, yo ya tengo familia -aseguré -métete ese poder por le culo, no lo quiero -dije escupiendo a sus pies -vamos, matame si crees que voy a suplicar, ahórrate el trago, no lo haré.
Ladeé la sonrisa mirándolo fijamente.
-No me temes a mi, pero si lo que existe dentro de mi hermano, dices que puede matar tu cuerpo y volverías pero¿ y si lo que tiene dentro es capaz de aniquilarte aunque muera en el intento? -le pregunté con altivez -es ese el motivo por el que me quieres controlar? No te veo de esos que dan puntada sin hilo ¿soy tu hilo viejo? -pregunté sin apartar mis azules de los del cainita.
-Pues vete a un geriátrico a pasar tus ultimo días viejo, tampoco nadie parece esperar nada de ti -respondí con saña -y ahora suéltame -ordené antes de quedar paralizado al extender dos de sus dedos cerca de mi frente.
Aullé de dolor al ver el vació, el caos, la oscuridad mas vil que contrastaba de lleno con mi luz, una que parecía ser engullida por las llamas del averno.
Sentía como si me quemara, como si mi piel combustionara, se contrajera y pelara hasta quedar echo una masa negra poliforme, reviviendo esa muerte una vez tras otra, mas si dijera que esa oscuridad era la que mas me carcomía las entrañas se equivocaba, era Samel, mi hermano gritaba de dolor como si le estuvieran arrancando a tiras la piel y aunque sabia que esto solo era un juego mental de aquel cabrón, no podía dejar de gruñir pidiendo que soltara a mi hermano, que lo dejara en paz.
Apartó sus dedos y con ellso mi tortura, regresar a una celda maloliente nunca me había resultado tan agradable y embriagador.
“Siento quitarte la ilusión, Raziel. Pero soy inmortal, de verdad. Da igual que tu hermano mate este cuerpo, soy Caín, el demonio. Puedo volver tantas veces como quiera...y puedo condenaros a ambos a lo que has visto. Pero no hay necesidad de tanto sufrimiento. También me gusta tener amigos, familia...puedo hacer que seas tan poderoso como desees... piensa en tus opciones, no a todo el mundo le doy la opción de sorprenderme”
Sus palabras retumbaban en mi cabeza ¿que diablos quería decirme?
-¿Familia? ¿que se te ha despertado el instinto paternal demonio? -pregunté ladeando la sonrisa aun con la respiración entrecortada -busca en otra parte, yo ya tengo familia -aseguré -métete ese poder por le culo, no lo quiero -dije escupiendo a sus pies -vamos, matame si crees que voy a suplicar, ahórrate el trago, no lo haré.
Ladeé la sonrisa mirándolo fijamente.
-No me temes a mi, pero si lo que existe dentro de mi hermano, dices que puede matar tu cuerpo y volverías pero¿ y si lo que tiene dentro es capaz de aniquilarte aunque muera en el intento? -le pregunté con altivez -es ese el motivo por el que me quieres controlar? No te veo de esos que dan puntada sin hilo ¿soy tu hilo viejo? -pregunté sin apartar mis azules de los del cainita.
Raziel- Vampiro Clase Media
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Re: ¡El cabaret del infierno! (privado)
Así que Samael tenía dentro la esencia de un ángel, mis hermanos celestiales, aquellos que contrarrestaban el poder sombrío. Era la confirmación de mis sospechas, lo que me arrancó una amplia sonrisa.
— No hay noche sin día, no existe el bien sin el mal. Ángeles y Demonios, la guerra más vieja del universo. Te confiaré un secreto: no soy el peor demonio que existe, créeme. A mis hermanos celestiales les gustáis tan poco los humanos que si por ellos fuera os podríais pudrir aquí entre estertores. Los que os cuidan y aman son minoría, la mayoría de ángeles no entendieron nunca por qué Dios os hizo a su imagen y semejanza cuando ya tenía unos hijos puros, sin pecado, sin mancha.— paseó por la celda rememorando viejos recuerdos, contento de poder hablar con alguien de ese tema, porque normalmente a sus hijos les parecían cuentos de viejo.— Fui el hijo del pecado, no fui el primer humano en sucumbir, el pecado original es propiedad de Eva. Pero sí fui el primero en matar a otro igual, en reproducir a pequeña escala lo que ahora sucede entre Angeles y Demonios, y por eso se me condenó a ser uno de ellos. Me torturaron como a cualquiera que requiere penitencia, pero no me arrepentí de nada, no pudieron doblegarme. Tan sólo Lillith fue capaz de darme mi merecido convirtiéndome de nuevo en un humano condenado a la noche. Me uní a las filas del rey del infierno, un ángel caido como ya sabes. Hice mi parte, trayendo una pequeña porción del infierno a la tierra al crear a mis hijos y con el fluir de los milenios, me gané de nuevo mi lugar entre los demonios.
La historia distaba un poco de lo que contaban en la Biblia, pero quizás otro día con más tiempo le contase como fue la expulsión del paraíso y lo que le hizo Abel para que acabase por matarlo.
— No me da miedo lo que habita dentro de tu hermano, a fin de cuentas, es hermano mio. Si tuvieramos que pelear hasta morir apostaría a que sucumbiríamos los dos. ¿Sabes cuantos milenios llevo vagando? tantos que apenas recuerdo cómo era el mundo. No... no me asusta dejar de existir. Pero ahora estamos aquí...y yo tengo que decidir qué hacer contigo. Verás, si tu no me propones nada interesante, no me dejas más opciones. Tendré que matarte o dejarte para cuando entres en razón. Pero ¿sabes qué? no soy un ángel y me gusta apostar fuerte, así que voy a darte la oportunidad de elegir que yo no tuve. Morir ahora o convertirte en vampiro. ¿Y bien?
— No hay noche sin día, no existe el bien sin el mal. Ángeles y Demonios, la guerra más vieja del universo. Te confiaré un secreto: no soy el peor demonio que existe, créeme. A mis hermanos celestiales les gustáis tan poco los humanos que si por ellos fuera os podríais pudrir aquí entre estertores. Los que os cuidan y aman son minoría, la mayoría de ángeles no entendieron nunca por qué Dios os hizo a su imagen y semejanza cuando ya tenía unos hijos puros, sin pecado, sin mancha.— paseó por la celda rememorando viejos recuerdos, contento de poder hablar con alguien de ese tema, porque normalmente a sus hijos les parecían cuentos de viejo.— Fui el hijo del pecado, no fui el primer humano en sucumbir, el pecado original es propiedad de Eva. Pero sí fui el primero en matar a otro igual, en reproducir a pequeña escala lo que ahora sucede entre Angeles y Demonios, y por eso se me condenó a ser uno de ellos. Me torturaron como a cualquiera que requiere penitencia, pero no me arrepentí de nada, no pudieron doblegarme. Tan sólo Lillith fue capaz de darme mi merecido convirtiéndome de nuevo en un humano condenado a la noche. Me uní a las filas del rey del infierno, un ángel caido como ya sabes. Hice mi parte, trayendo una pequeña porción del infierno a la tierra al crear a mis hijos y con el fluir de los milenios, me gané de nuevo mi lugar entre los demonios.
La historia distaba un poco de lo que contaban en la Biblia, pero quizás otro día con más tiempo le contase como fue la expulsión del paraíso y lo que le hizo Abel para que acabase por matarlo.
— No me da miedo lo que habita dentro de tu hermano, a fin de cuentas, es hermano mio. Si tuvieramos que pelear hasta morir apostaría a que sucumbiríamos los dos. ¿Sabes cuantos milenios llevo vagando? tantos que apenas recuerdo cómo era el mundo. No... no me asusta dejar de existir. Pero ahora estamos aquí...y yo tengo que decidir qué hacer contigo. Verás, si tu no me propones nada interesante, no me dejas más opciones. Tendré que matarte o dejarte para cuando entres en razón. Pero ¿sabes qué? no soy un ángel y me gusta apostar fuerte, así que voy a darte la oportunidad de elegir que yo no tuve. Morir ahora o convertirte en vampiro. ¿Y bien?
Kane Black- Vampiro Clase Alta
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Localización : normalmente el infierno, ahora he vuelto
Re: ¡El cabaret del infierno! (privado)
Tiré de las cadenas mientras el viejo hablaba, quizás podía simular indiferencia y como no mi sarcasmo hizo de las suyos pidiéndole al vampiro un sofá y una cerveza para digerir mejor la historia de su triste vida y sus penurias.
Mas confieso que me pareció interesante, era como si de cierto modo esa guerra entre ángeles y demonios también fuera cosa mía.
En parte así era, era el recipiente perfecto para un ángel, uno entrenado, creado para ello que jamas se estropearía ante el intruso que se adueñara de mi cuerpo.
La conversación de Kain era amena o así me lo pareció pese a estar atado, herido y agotado, claro que no mostré un ápice de debilidad, el orgullo lo era todo.
-Algo me dice que tras tan interesante historia no terminaremos siendo amigos y me concederas la redención y la escapatoria. Si tu plan es darme muerte, adelanté, no te cortes.
Le escuche, esta vez me eche a reír a carcajadas, no era capaz de controlarme.
-Tienes sentido del humor vampiro ¿convertirme? ¿que te hace pensar que voy a aceptar esa propuesta tan absurda?
Sabes que somos cazadores, quizás no unos al uso y aunque tu historia es fascinante, recrearla en mis propias carnes no es algo que me apasione en estos instantes.
Mi hermano Samael no dudaría en meterme una estaca por el culo de aparecer convertido en aquello para lo que hemos sido programados para matar..así que ¿que te hace pensar que prefiero que me de él muerte que tu?
Clavé mis azules en los suyos, enarcando una ceja.
-¿ya veo, en tu tedio de vida, te sientes solo, necesitas “motivación” y de seguro con la mierda de historias que cuentas tus hijos, esos que dices han plagado la tierra te ignoran. Me necesitas, pero no quieres que te escupa en la cara la culpa de haber sido convertido, quieres que te lo pida, que ruegue por conservar mi vida y así seré el hijo perfecto, complaciente que escuche tus majaderías.
Lo siento pero prefiero que me des muerte, después mi hermano Samael te cortará a cachos y de nuevo Cain y Abel serán representados en su obra maestra
Mas confieso que me pareció interesante, era como si de cierto modo esa guerra entre ángeles y demonios también fuera cosa mía.
En parte así era, era el recipiente perfecto para un ángel, uno entrenado, creado para ello que jamas se estropearía ante el intruso que se adueñara de mi cuerpo.
La conversación de Kain era amena o así me lo pareció pese a estar atado, herido y agotado, claro que no mostré un ápice de debilidad, el orgullo lo era todo.
-Algo me dice que tras tan interesante historia no terminaremos siendo amigos y me concederas la redención y la escapatoria. Si tu plan es darme muerte, adelanté, no te cortes.
Le escuche, esta vez me eche a reír a carcajadas, no era capaz de controlarme.
-Tienes sentido del humor vampiro ¿convertirme? ¿que te hace pensar que voy a aceptar esa propuesta tan absurda?
Sabes que somos cazadores, quizás no unos al uso y aunque tu historia es fascinante, recrearla en mis propias carnes no es algo que me apasione en estos instantes.
Mi hermano Samael no dudaría en meterme una estaca por el culo de aparecer convertido en aquello para lo que hemos sido programados para matar..así que ¿que te hace pensar que prefiero que me de él muerte que tu?
Clavé mis azules en los suyos, enarcando una ceja.
-¿ya veo, en tu tedio de vida, te sientes solo, necesitas “motivación” y de seguro con la mierda de historias que cuentas tus hijos, esos que dices han plagado la tierra te ignoran. Me necesitas, pero no quieres que te escupa en la cara la culpa de haber sido convertido, quieres que te lo pida, que ruegue por conservar mi vida y así seré el hijo perfecto, complaciente que escuche tus majaderías.
Lo siento pero prefiero que me des muerte, después mi hermano Samael te cortará a cachos y de nuevo Cain y Abel serán representados en su obra maestra
Raziel- Vampiro Clase Media
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Re: ¡El cabaret del infierno! (privado)
— Bla bla bla...estacas... mi hermano... te repites. Está bien. Si algo me sobra es tiempo, tú lo has decidido. Como te dije, esperaré que entre en razón.— El vampiro se giró hacia la puerta.— Realmente me decepcionas, te creía más perspicaz, más inteligente. Quizás no merezcas el regalo, pero supongo que podemos esperar para que lo reconsideres. Disfruta de tu particular infierno, y recuerda que cuando acabe éste te quedará otro mucho peor para toda la eternidad.
Salió por la puerta y directamente activó sus poderes mentales para que continuasen torturando a Raziel sin descanso, una y otra vez, hora tras hora y día tras día en aquel infierno que le había mostrado. Un lugar oscuro sin diferencias entre la noche y el día, frío, donde sólo el eco devolvía su propía voz. Los gritos de Samael al otro lado, el olor a sangre y a carne... el cazador sería fuerte, pero él no tenía prisa ninguna, gozaba de la eternidad.
Se instaló de nuevo en el Cabaret, no necesitaba estar cerca del humano para extender su tortura maligna. Regresaría al Grand Châtelet cada día a ultimar detalles de aquella nueva sede para el Consejo de París, le haría saber a Raziel que estaba allí y se marcharía de nuevo ante su negativa, días tras día, dejando que su mente se desangrase, sufriera la tortura de aquel demonio milenario, dejando que su voz acompañase a las demás ofreciéndole una salida dignam la posibilidad de vivir para siempre como lo haría su hermano Samael si el ángel lo poseía. Tentarlo, torturarlo, ignorarlo... lo mismo que había hecho con alguno de sus hijos en el pasado. No entendía otra forma de doblegar a los demás bajo su voluntad.
Salió por la puerta y directamente activó sus poderes mentales para que continuasen torturando a Raziel sin descanso, una y otra vez, hora tras hora y día tras día en aquel infierno que le había mostrado. Un lugar oscuro sin diferencias entre la noche y el día, frío, donde sólo el eco devolvía su propía voz. Los gritos de Samael al otro lado, el olor a sangre y a carne... el cazador sería fuerte, pero él no tenía prisa ninguna, gozaba de la eternidad.
Se instaló de nuevo en el Cabaret, no necesitaba estar cerca del humano para extender su tortura maligna. Regresaría al Grand Châtelet cada día a ultimar detalles de aquella nueva sede para el Consejo de París, le haría saber a Raziel que estaba allí y se marcharía de nuevo ante su negativa, días tras día, dejando que su mente se desangrase, sufriera la tortura de aquel demonio milenario, dejando que su voz acompañase a las demás ofreciéndole una salida dignam la posibilidad de vivir para siempre como lo haría su hermano Samael si el ángel lo poseía. Tentarlo, torturarlo, ignorarlo... lo mismo que había hecho con alguno de sus hijos en el pasado. No entendía otra forma de doblegar a los demás bajo su voluntad.
Kane Black- Vampiro Clase Alta
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Localización : normalmente el infierno, ahora he vuelto
Re: ¡El cabaret del infierno! (privado)
Me sumí en una tortura donde no había noche y día solo infierno, un desgarrador infierno que me quemaba la carne, devoraba mis entrañas y me hacia agonizar ahogadome unas veces en mi propio vomito, otras desgarrando mi yugular hasta que la sangre perdida me llevaba a la infinita agonía y otras simplemente sentía mi piel caer a tiras convirtiéndome en musculo, en un demonio rojo.
Solo cesaba cuando Kane volvía, me miraba, tomando mi mentón, mis gruñidos le hacían saber que no había cambiado de opinión y de nuevo se largaba por la puerta dejándome solo con mi agonía.
Latigazos, golpes de mandoble, fuego que salia de mis entrañas, animales que me devoraban, el infierno era ardiente, mas no era todo eso lo peor, si no la soledad de los momentos en los que perdía el sentido y la oscuridad se adueñaba de mi, el vació.
Desconocía si habían pasado días, semanas o meses, en el infierno el tiempo pasaba de forma abrupta los lamentos de las almas torturaban mis oídos, mas lo hacían cuando esas voces me decían que mi salvación pasaba por sucumbir a la voluntad de un demonio mayor.
De nuevo volvía, buscaba que me doblegara, que me arrodillara y que suplicara.
Elevé mis azules, estaba cansado, demasiado y se que él lo sabia pues su ladeada sonrisa lo proclamaba vencedor.
No era la primera vez que usaba estos métodos, yo solo seria uno mas de sus descréditos.
-Nunca -fue todo cuanto escapó de mis labios antes de sumirme en una inconsciencia nueva en la que la tortura llegó de la mano de sus caricias.
Mis brazos pesaban, no me mantenía en pie, mis muñecas sangraban y hacia demasiado que no recibía agua ni alimento, estaba al borde de la muerte y mi débil corazón solo latía porque no era un humano si no una perfecta maquina preparada para dar cabida a uno de sus hermanos.
Cuando regresó no se exactamente que día pues la cuenta había sido perdida, se encontró con algo que no esperaba, mi desesperación era tal que me mordí la lengua arrancándomela y escupiendola a sus pies.
Ahí terminaría mi tortura, la parca se me llevaría, nunca suplicaría albergar en mi a un demonio, pues de hacerlo mi hermano seria mi enemigo, antes muerto que alzar contra el mi mano.
Sonreí antes de que mis ojos se cerraran, el fin estaba cerca, esa era mi victoria.
Solo cesaba cuando Kane volvía, me miraba, tomando mi mentón, mis gruñidos le hacían saber que no había cambiado de opinión y de nuevo se largaba por la puerta dejándome solo con mi agonía.
Latigazos, golpes de mandoble, fuego que salia de mis entrañas, animales que me devoraban, el infierno era ardiente, mas no era todo eso lo peor, si no la soledad de los momentos en los que perdía el sentido y la oscuridad se adueñaba de mi, el vació.
Desconocía si habían pasado días, semanas o meses, en el infierno el tiempo pasaba de forma abrupta los lamentos de las almas torturaban mis oídos, mas lo hacían cuando esas voces me decían que mi salvación pasaba por sucumbir a la voluntad de un demonio mayor.
De nuevo volvía, buscaba que me doblegara, que me arrodillara y que suplicara.
Elevé mis azules, estaba cansado, demasiado y se que él lo sabia pues su ladeada sonrisa lo proclamaba vencedor.
No era la primera vez que usaba estos métodos, yo solo seria uno mas de sus descréditos.
-Nunca -fue todo cuanto escapó de mis labios antes de sumirme en una inconsciencia nueva en la que la tortura llegó de la mano de sus caricias.
Mis brazos pesaban, no me mantenía en pie, mis muñecas sangraban y hacia demasiado que no recibía agua ni alimento, estaba al borde de la muerte y mi débil corazón solo latía porque no era un humano si no una perfecta maquina preparada para dar cabida a uno de sus hermanos.
Cuando regresó no se exactamente que día pues la cuenta había sido perdida, se encontró con algo que no esperaba, mi desesperación era tal que me mordí la lengua arrancándomela y escupiendola a sus pies.
Ahí terminaría mi tortura, la parca se me llevaría, nunca suplicaría albergar en mi a un demonio, pues de hacerlo mi hermano seria mi enemigo, antes muerto que alzar contra el mi mano.
Sonreí antes de que mis ojos se cerraran, el fin estaba cerca, esa era mi victoria.
Raziel- Vampiro Clase Media
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Re: ¡El cabaret del infierno! (privado)
Pobre ignorante. Creía que así podría evitar el infierno...pues estaba listo. Se abrió un pequeño corte en la muñeca y la colocó en su boca sujetándole la barbilla con fuerza. Le dio de beber su demoníaca sangre y ésta ejerció todos sus efectos sin piedad. Quemó y arrasó todo a su paso, arrastrando la cordura y el dolor consigo, insuflándole un nuevo soplo de vida, curando su lengua lo suficiente para que no puediera morir desangrado pero tampoco hablar. ¿Quería ser mudo? allá él.
Esperó un par de horas para bajar de nuevo a la celda y apoyarse contra la pared, jugueteando con una moneda.
— ¿Cómo te encuentras Raziel? lo sé, mi sangre es toda una experiencia. ¿Has podido sentirlo? todo ese poder, el torrente de vida y destrucción que corre por tus venas ahora, la intensidad con la que lo ves y escuchas todo... tranquilo, el subidón pasará con los días y volverás a sentirte débil y miserable. He estado pensando...¿por qué tú no albergas a uno de mis hermanos en tu interior? ¿acaso no eres digno? probablemente sea eso. Tu cuerpo es un buen recipiente, pero no mucho mejor que el de tu hermano, así pues...¿por qué no usarlo? Yo te diré por qué. Tú perteneces a la oscuridad, la llevas dentro, no te librarás jamás de ella. Es un destino que no quieres aceptar, pero da igual lo que tú desees, porque es el que es.— lanzó la moneda al aire y ésta cayó al suelo mostrando que había salido cara.— Oh. Tu destino está sellado, el azar así lo ha decidido. Te dejaré unos días para que lo pienses, cuando regrese te entregaré el don oscuro. Sé que no quieres morir, sé que quieres matarme... de la misma forma que sé que la oscuridad te devora por dentro. Escucha su llamada, a menudo es la respuesta.— sonrió irónico.— lo cierto es que sin lengua pierdes mucho encanto.
Recogió el trozo de carne del suelo y se lo guardó en el bolsillo abandonando la celda. Raziel tendría unos cuantos días más para seguir torturándose por lo que Kane le iba a hacer, podía sentir las horas más oscuras cernirse sobre él, y esa angustia unida a la certeza de que no le dejaría morir, harían el paso de las horas más largo y duro.
Tres días más sin descanso ni piedad, y el vampiro apareció de nuevo por la mazmorra, sacó la lengua de Raziel del bolsillo, reseca y oscura. Se mordió un dedo y con un par de gotas de sangre revivió el color y el aspecto de ese trozo de carne.
— ¿has pensado en lo que te dije? probablemente lo hayas hecho y si tuvieras lengua me insultarías y me mandarías a tomar por culo...tranquilo, puedes hacerlo pensando, puedo oirte, aunque no cambiará tu destino.
Esperó un par de horas para bajar de nuevo a la celda y apoyarse contra la pared, jugueteando con una moneda.
— ¿Cómo te encuentras Raziel? lo sé, mi sangre es toda una experiencia. ¿Has podido sentirlo? todo ese poder, el torrente de vida y destrucción que corre por tus venas ahora, la intensidad con la que lo ves y escuchas todo... tranquilo, el subidón pasará con los días y volverás a sentirte débil y miserable. He estado pensando...¿por qué tú no albergas a uno de mis hermanos en tu interior? ¿acaso no eres digno? probablemente sea eso. Tu cuerpo es un buen recipiente, pero no mucho mejor que el de tu hermano, así pues...¿por qué no usarlo? Yo te diré por qué. Tú perteneces a la oscuridad, la llevas dentro, no te librarás jamás de ella. Es un destino que no quieres aceptar, pero da igual lo que tú desees, porque es el que es.— lanzó la moneda al aire y ésta cayó al suelo mostrando que había salido cara.— Oh. Tu destino está sellado, el azar así lo ha decidido. Te dejaré unos días para que lo pienses, cuando regrese te entregaré el don oscuro. Sé que no quieres morir, sé que quieres matarme... de la misma forma que sé que la oscuridad te devora por dentro. Escucha su llamada, a menudo es la respuesta.— sonrió irónico.— lo cierto es que sin lengua pierdes mucho encanto.
Recogió el trozo de carne del suelo y se lo guardó en el bolsillo abandonando la celda. Raziel tendría unos cuantos días más para seguir torturándose por lo que Kane le iba a hacer, podía sentir las horas más oscuras cernirse sobre él, y esa angustia unida a la certeza de que no le dejaría morir, harían el paso de las horas más largo y duro.
Tres días más sin descanso ni piedad, y el vampiro apareció de nuevo por la mazmorra, sacó la lengua de Raziel del bolsillo, reseca y oscura. Se mordió un dedo y con un par de gotas de sangre revivió el color y el aspecto de ese trozo de carne.
— ¿has pensado en lo que te dije? probablemente lo hayas hecho y si tuvieras lengua me insultarías y me mandarías a tomar por culo...tranquilo, puedes hacerlo pensando, puedo oirte, aunque no cambiará tu destino.
Kane Black- Vampiro Clase Alta
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Re: ¡El cabaret del infierno! (privado)
Si pensaba que con esa palabrería barata lograría quebrar mi fe y enfrentarme a mi hermano se equivocaba por completo.
Samael me había cuidado desde que era un niño, puede que fuéramos distintos en muchas cosas, pero en esencia ambos dábamos caza a lo mismo a seres como ese que tenia enfrente.
Con su sangre corriendo por mi organismo sentí un éxtasis, una placentera sensación, euforia, jadeé ante su mirada que solo me dejaba claro que el infierno me esperaba.
No podía responder, peor maldije en silencio a aquel demonio asegurandole que su hora llegaría a manos de mi hermano.
Este me sumió en la tortura constante, su mente era poderosa, la mía difícil de doblegar peor el cansancio hacia mella en mi y la locura era un estado demasiado errático para aquel que al borde de la muerte se pasea en la delgada linea del bien y del mal.
No se los días que pasaron, solo que me debatía en un estado de consciencia e inconsciencia cuando de nuevo Kane llegó ante mi. Mis azules se abrieron desafiantes, bueno o eso creo, la verdad es que en ese momento no sabia bien lo que anhelaba, creo que solo que todo aquello acabara.
Me mostró mi lengua, hasta el momento ni gritar de dolor había podido, cuando me la arranqué mi meta era acabar con mi ser, pero algo me decía que no iba a suceder.
Durante esas semanas pensar en Samael llegando en mi búsqueda era lo que me mantenía en pie y no sabia que demonios estaba haciendo, si es que se había rendido y me había abandonado a mi suerte.
La tortura empezaba a quebrantar mi fe y eso era algo que le demonio sabia.
Observé el liquido carmesí, lo deseaba, quizás porque en todo este tiempo era lo único que me había otorgado un instante de paz, de frenesí.
Mascullé maldiciones que no sonaron, pero que sin duda podía entender a la perfección.
Un acaba ya con esto, algo que había pedido ya tantas veces que ni siquiera tenia sentido volver a intentarlo.
En un último intento, tiré de mi muñeca hasta desencajar los huesos de mis dedos y logrando así pasarlos por el grillete.
Pensaba defenderme, no se como porque solo tenia una mano, pero, lo haría hasta expirar mi ultimo aliento, fui creado para la lucha, mi cuerpo como él había dicho era el recipiente perfecto y la rendición no iba conmigo.
Samael me había cuidado desde que era un niño, puede que fuéramos distintos en muchas cosas, pero en esencia ambos dábamos caza a lo mismo a seres como ese que tenia enfrente.
Con su sangre corriendo por mi organismo sentí un éxtasis, una placentera sensación, euforia, jadeé ante su mirada que solo me dejaba claro que el infierno me esperaba.
No podía responder, peor maldije en silencio a aquel demonio asegurandole que su hora llegaría a manos de mi hermano.
Este me sumió en la tortura constante, su mente era poderosa, la mía difícil de doblegar peor el cansancio hacia mella en mi y la locura era un estado demasiado errático para aquel que al borde de la muerte se pasea en la delgada linea del bien y del mal.
No se los días que pasaron, solo que me debatía en un estado de consciencia e inconsciencia cuando de nuevo Kane llegó ante mi. Mis azules se abrieron desafiantes, bueno o eso creo, la verdad es que en ese momento no sabia bien lo que anhelaba, creo que solo que todo aquello acabara.
Me mostró mi lengua, hasta el momento ni gritar de dolor había podido, cuando me la arranqué mi meta era acabar con mi ser, pero algo me decía que no iba a suceder.
Durante esas semanas pensar en Samael llegando en mi búsqueda era lo que me mantenía en pie y no sabia que demonios estaba haciendo, si es que se había rendido y me había abandonado a mi suerte.
La tortura empezaba a quebrantar mi fe y eso era algo que le demonio sabia.
Observé el liquido carmesí, lo deseaba, quizás porque en todo este tiempo era lo único que me había otorgado un instante de paz, de frenesí.
Mascullé maldiciones que no sonaron, pero que sin duda podía entender a la perfección.
Un acaba ya con esto, algo que había pedido ya tantas veces que ni siquiera tenia sentido volver a intentarlo.
En un último intento, tiré de mi muñeca hasta desencajar los huesos de mis dedos y logrando así pasarlos por el grillete.
Pensaba defenderme, no se como porque solo tenia una mano, pero, lo haría hasta expirar mi ultimo aliento, fui creado para la lucha, mi cuerpo como él había dicho era el recipiente perfecto y la rendición no iba conmigo.
Raziel- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 80
Fecha de inscripción : 17/07/2017
Re: ¡El cabaret del infierno! (privado)
Los humanos siempre tan belicosos, tan dispuestos a aceptar el libre albedrío, tan rebeldes, tan egoístas...él lo fue un día y comprendió tarde que de haber sido capaz de no pensar por sí mismo, su existencia habría sido placentera y cómoda, sin salir del Edén para siempre. Pero el precio por tener la capacidad de elegir, por tener la posibilidad de escupirle a tu padre en la cara, era ese: atenerse a las consecuencias porque en el mar siempre había un pez más grande que se come al pequeño.
Lo obligó a abrir la boca simplemente ejerciendo la dominación mental y la lengua seccionada se unió a su muñón, volviendo a tener de nuevo el apéndice operativo. Desencajó una de sus manos, pero era casi tierno pensar que creía que podría hacer algo contra ese demonio mayor. Lo agarró del cuello con fuerza e hincó los dientes en su carótida drenando su sangre y su vida. Raziel pegaba puñetazos sin ton ni son, tratando de liberarse de la bestia que lo estaba matando. A Kane le hubiera bastado con la dominación para que se estuviera quieto, pero hallaba cierto placer en verlo luchar hasta el último segundo. No fue bonito, ni extasiante, se aseguró de morderlo con saña, con dolor y que entendiese desde ya que la oscuridad era parte de él, como lo fue del primer humano que mató a su hermano.
Cuando estuvo al borde de la muerte, tan débil que paenas podía respirar, lo sujetó entre sus brazos, como si fuera un niño, y en vez de sajarse la muñeca, se cortó en la yugular, aproximando la boca de Raziel al corte. Era la primera vez que lo hacía así, quería experimentar cómo su creación más maldita se alimentaba de su fuente, del primer vampiro, y de la vena principal.
Lo obligó a abrir la boca simplemente ejerciendo la dominación mental y la lengua seccionada se unió a su muñón, volviendo a tener de nuevo el apéndice operativo. Desencajó una de sus manos, pero era casi tierno pensar que creía que podría hacer algo contra ese demonio mayor. Lo agarró del cuello con fuerza e hincó los dientes en su carótida drenando su sangre y su vida. Raziel pegaba puñetazos sin ton ni son, tratando de liberarse de la bestia que lo estaba matando. A Kane le hubiera bastado con la dominación para que se estuviera quieto, pero hallaba cierto placer en verlo luchar hasta el último segundo. No fue bonito, ni extasiante, se aseguró de morderlo con saña, con dolor y que entendiese desde ya que la oscuridad era parte de él, como lo fue del primer humano que mató a su hermano.
Cuando estuvo al borde de la muerte, tan débil que paenas podía respirar, lo sujetó entre sus brazos, como si fuera un niño, y en vez de sajarse la muñeca, se cortó en la yugular, aproximando la boca de Raziel al corte. Era la primera vez que lo hacía así, quería experimentar cómo su creación más maldita se alimentaba de su fuente, del primer vampiro, y de la vena principal.
Kane Black- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/06/2017
Localización : normalmente el infierno, ahora he vuelto
Re: ¡El cabaret del infierno! (privado)
Sentí sus colmillos hundirse en mi yugular, tirones que daba agotando mi vida mientras los ríos carmesí me abandonaban.
Luché, lo hice hasta que mi brazo cayó pesado a un lado de mi cuerpo, las fuerzas me habían abandonado y aun así aceptaba mi muerte entre sus brazos esperando que la ultima gota me abandonara y con ella mi aliento se extinguiera por completo.
La muerte era dura, dolorosa, no me regalo placidez, tampoco la esperaba de alguien como él, mas cuando nada en mi quedaba quedé recostado entre sus brazos, como si de un hijo prodigo me tratara.
Sajó su yugular, mi turbia mirada se perdió en la cascada de vitae que de su vena manaba como si fuera vida y no muerte, llevó allí mis labios, fue un acto reflejo, evitarlo era imposible, la sangre se fundió en mi boca con mi saliva, sabor férreo que traspasó mi garganta invadiendo mi organismo de forma lenta.
Gemí llevando ahora mis manos a su cuello atrayendolo contra mi, presione mi boca contra su yugular, absorbiendo aquella sustancia cálida,espesa que me convertía en algo distinto, el cambio había empezado.
Abracé la muerte entre los brazos de un padre que disto mucho de ser comprensivo conmigo, pero cuando mis ojos se abrieron rojos como el fuego y se hundieron en los suyos este me miró complacido.
La lucha había terminado, era un vástago, su vástago y ahora solo sentía un hambre que me devoraba las entrañas, un frenesí incontrolable y una sensación insaciable de poder que no sabia bien como controlar.
Lo hubiera matado, peor la verdad es que algo me unía a él, era una sensación extraña, como si lo admirara, como si ciertamente se hubiera convertido en un padre para mi.
Luché, lo hice hasta que mi brazo cayó pesado a un lado de mi cuerpo, las fuerzas me habían abandonado y aun así aceptaba mi muerte entre sus brazos esperando que la ultima gota me abandonara y con ella mi aliento se extinguiera por completo.
La muerte era dura, dolorosa, no me regalo placidez, tampoco la esperaba de alguien como él, mas cuando nada en mi quedaba quedé recostado entre sus brazos, como si de un hijo prodigo me tratara.
Sajó su yugular, mi turbia mirada se perdió en la cascada de vitae que de su vena manaba como si fuera vida y no muerte, llevó allí mis labios, fue un acto reflejo, evitarlo era imposible, la sangre se fundió en mi boca con mi saliva, sabor férreo que traspasó mi garganta invadiendo mi organismo de forma lenta.
Gemí llevando ahora mis manos a su cuello atrayendolo contra mi, presione mi boca contra su yugular, absorbiendo aquella sustancia cálida,espesa que me convertía en algo distinto, el cambio había empezado.
Abracé la muerte entre los brazos de un padre que disto mucho de ser comprensivo conmigo, pero cuando mis ojos se abrieron rojos como el fuego y se hundieron en los suyos este me miró complacido.
La lucha había terminado, era un vástago, su vástago y ahora solo sentía un hambre que me devoraba las entrañas, un frenesí incontrolable y una sensación insaciable de poder que no sabia bien como controlar.
Lo hubiera matado, peor la verdad es que algo me unía a él, era una sensación extraña, como si lo admirara, como si ciertamente se hubiera convertido en un padre para mi.
Raziel- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 80
Fecha de inscripción : 17/07/2017
Re: ¡El cabaret del infierno! (privado)
Sujetó a Raziel por el hombro una vez transformado recordando la sed, la desesperación, el dolor de todo lo que perdió en su caída por culpa de Lilith.
— Ahora eres inmortal. Te he regalado el mundo bajo tus pies, esa oscuridad que siempre has tenido dentro ahora es tu libertad. Bueno... sé que no estás para charlas, ven.
Lo sacó de su celda, sus heridas curadas, su lengua entera y en su sitio, y lo llevó hasta un pasillo de la prisión-fortaleza de Chatelet. Ceró las rejas tras ellos y con un gesto de la mano abrió las puertas de las celdas. Miró a Raziel con media sonrisa, animándolo a hacer lo que su sed le dictaba, acabar con todos aquellos cuantos precisase para saciarse. No había prisa, no habría que deshacerse de los cuerpos, ni tampoco nadie los echaría de menos, estaban allí por ser gentuza.
Pasaría por ese frenesí destructivo, la bestia se apoderaría de él con bestialidad y él le dejaría tomar el control, como les había sucedido a todos y cada uno de los cainitas. Después poco a poco, con su ayuda e instrucción podría controlarla y sólo liberarla cuando él quisiera. Había enseñado lo mismo a Joe, Assur y el resto de sus hijos, pero aquello estaba tan lejano ya...que rememorar la sensación en cierto modo le provocó un grado de satisfacción.
— Ahora eres inmortal. Te he regalado el mundo bajo tus pies, esa oscuridad que siempre has tenido dentro ahora es tu libertad. Bueno... sé que no estás para charlas, ven.
Lo sacó de su celda, sus heridas curadas, su lengua entera y en su sitio, y lo llevó hasta un pasillo de la prisión-fortaleza de Chatelet. Ceró las rejas tras ellos y con un gesto de la mano abrió las puertas de las celdas. Miró a Raziel con media sonrisa, animándolo a hacer lo que su sed le dictaba, acabar con todos aquellos cuantos precisase para saciarse. No había prisa, no habría que deshacerse de los cuerpos, ni tampoco nadie los echaría de menos, estaban allí por ser gentuza.
Pasaría por ese frenesí destructivo, la bestia se apoderaría de él con bestialidad y él le dejaría tomar el control, como les había sucedido a todos y cada uno de los cainitas. Después poco a poco, con su ayuda e instrucción podría controlarla y sólo liberarla cuando él quisiera. Había enseñado lo mismo a Joe, Assur y el resto de sus hijos, pero aquello estaba tan lejano ya...que rememorar la sensación en cierto modo le provocó un grado de satisfacción.
Kane Black- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 15/06/2017
Localización : normalmente el infierno, ahora he vuelto
Re: ¡El cabaret del infierno! (privado)
Su mano en mi espalda, suave como la caricia que un padre le regala a un hijo antes de soltarle las manos para que de sus primeros pasos.
Orgullo en sus orbes al ver mis rojos brillar sedientos cuando la puerta de la celda se abrió. No hice preguntas, la bestia se apoderó de mi por completo, el caos se desató en la prisión, la sangre bañaba por completo el suelo, la gente gritaba sumida en llantos, defenderse era imposible ante un inmortal con destreza y fuerza sobrehumana.
Mis colmillos se hundieron en la yugular de uno de los sujetos, uno que al menos trató de defenderse a puñetazos, algo que de nada le sirvió pues, no aflojé el mordisco hasta que inerte su cuerpo caía al suelo completamente vació con las cuencas de los ojos saliendosele de las órbitas por le dolor ocasionado por le mordisco.
No fui cuidadoso, demasiado sediento para que mis tirones resultaran placenteros ofrecí a Kane un espectáculo algo dantesco.
Tras uno iba otro y Kane no intervino en ningún momento pues creo que este ritual era algo que había ya vivido con la mayoría de sus vástagos.
Solo cuando el último cuerpo inerte calló sobre la empedrada celda alcé mis ojos rojos buscando a padre, era curioso, era la primera vez que tuve uno pues yo solo era un experimento de la inquisición.
Mi hermano y yo compartíamos sangre por parte de madre, pero ahora también la sangre del demonio corría por mis venas ligandome a él de una manera auténticamente devastadora.
Saciado busqué su profunda mirada esperando comprender mi nueva naturaleza.
-Samael...tengo que volver -aseguré.
Orgullo en sus orbes al ver mis rojos brillar sedientos cuando la puerta de la celda se abrió. No hice preguntas, la bestia se apoderó de mi por completo, el caos se desató en la prisión, la sangre bañaba por completo el suelo, la gente gritaba sumida en llantos, defenderse era imposible ante un inmortal con destreza y fuerza sobrehumana.
Mis colmillos se hundieron en la yugular de uno de los sujetos, uno que al menos trató de defenderse a puñetazos, algo que de nada le sirvió pues, no aflojé el mordisco hasta que inerte su cuerpo caía al suelo completamente vació con las cuencas de los ojos saliendosele de las órbitas por le dolor ocasionado por le mordisco.
No fui cuidadoso, demasiado sediento para que mis tirones resultaran placenteros ofrecí a Kane un espectáculo algo dantesco.
Tras uno iba otro y Kane no intervino en ningún momento pues creo que este ritual era algo que había ya vivido con la mayoría de sus vástagos.
Solo cuando el último cuerpo inerte calló sobre la empedrada celda alcé mis ojos rojos buscando a padre, era curioso, era la primera vez que tuve uno pues yo solo era un experimento de la inquisición.
Mi hermano y yo compartíamos sangre por parte de madre, pero ahora también la sangre del demonio corría por mis venas ligandome a él de una manera auténticamente devastadora.
Saciado busqué su profunda mirada esperando comprender mi nueva naturaleza.
-Samael...tengo que volver -aseguré.
Raziel- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 80
Fecha de inscripción : 17/07/2017
Re: ¡El cabaret del infierno! (privado)
Cuando Raziel acabó de saciarse avanzó unos pasos y le puso la mano en el hombro en un gesto algo paternal.
— Ya casi va a amanecer, el sol te mata Raziel. Déjame que te enseñe cómo es tu nuevo mundo y después serás libre de ir y venir y hacer lo que te plazca, ahora tienes el mundo a tus pies.
Lo guió hasta la puerta del Châtelet y cuando estuvieron afuera lo agarró con su fuerza sobrehumana y con la rapidez de un suspiro llegaron a su feudo, el Cabaret L'Enfer. Fue sólo un parpadeo, unos segundos en los que la hipervelocidad de Kane le fue mostrada al nuevo vástago.
— Tendremos que saber qué poderes te ha otorgado el abrazo oscuro y aprenderás a sacarles el mayor partido posible, se acabó el dolor y la ira Raziel, ahora eres un dios. Los demás dirán que un demonio, pero ¿quiénes son las ovejas para juzgar al lobo? Descansa durante el dia y no te expongas a la luz o explotarás en llamas.
Le ofreció una de las suites sobre el Cabaret con una tina llena de agua caliente y dos mujeres que con gusto lo lavarían y atenderían sus deseos. Si las mataba daba igual, no eran más que ganado. Por delante tenían semanas de aprendizaje, pero siempre era estimulante crear un nuevo vástago y ver cómo abría sus ojos a la oscuridad insondable.
— Ya casi va a amanecer, el sol te mata Raziel. Déjame que te enseñe cómo es tu nuevo mundo y después serás libre de ir y venir y hacer lo que te plazca, ahora tienes el mundo a tus pies.
Lo guió hasta la puerta del Châtelet y cuando estuvieron afuera lo agarró con su fuerza sobrehumana y con la rapidez de un suspiro llegaron a su feudo, el Cabaret L'Enfer. Fue sólo un parpadeo, unos segundos en los que la hipervelocidad de Kane le fue mostrada al nuevo vástago.
— Tendremos que saber qué poderes te ha otorgado el abrazo oscuro y aprenderás a sacarles el mayor partido posible, se acabó el dolor y la ira Raziel, ahora eres un dios. Los demás dirán que un demonio, pero ¿quiénes son las ovejas para juzgar al lobo? Descansa durante el dia y no te expongas a la luz o explotarás en llamas.
Le ofreció una de las suites sobre el Cabaret con una tina llena de agua caliente y dos mujeres que con gusto lo lavarían y atenderían sus deseos. Si las mataba daba igual, no eran más que ganado. Por delante tenían semanas de aprendizaje, pero siempre era estimulante crear un nuevo vástago y ver cómo abría sus ojos a la oscuridad insondable.
Kane Black- Vampiro Clase Alta
- Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 15/06/2017
Localización : normalmente el infierno, ahora he vuelto
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