AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Infierno chico...purgatorio grande [privado]
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Infierno chico...purgatorio grande [privado]
Previamente…
Las lágrimas no cesan aun con la oscuridad cerniéndose sobre sus ojos, solo la llenan los sonidos del lugar, un silbato, hombres que montan y desmontan cosas, el aroma salino junto al graznido de aves que sobre vuelan los cielos, los movimientos encrespados de lo que al parecer es madera. Se retrae sobre una tela fina junto a la caricia en su cabeza de su captor, el sonido de que guarde silencio le asusta, aun no le ha dicho nada y ella tampoco ha preguntado por temor de la respuesta; reza en su cabeza aguardando algo de misericordia divina, pero nada aparece para quitarle aquella venda.
Los minutos se hacen horas y más se desespera en ese silencio, sola, completamente sin rumbo, el sonido de una puerta abriéndose y de lo que ahora parece una cama, porque se hunde con el peso del recién llegado, aquella mano surca por su hombro hasta su cabeza retirándole la capucha, ella cierra fuertemente los ojos y ahí, por fin, puede escuchar a quien la ha llevado a ese barco. –Abi, por favor mírame, soy yo tu padre- la confesión del hombre la descoloca abriendo incrédula los ojos y al verlo las lágrimas brotan de ella aun con mayor fuerza, el hombre le quita la mordaza y le desata las manos quedando igualmente ella petrificada por tal noticia. El hombre cuidadosamente se acerca a ella para desamarrarla hablándole con calma –Abi sé que fui injusto con ustedes dos, sé que no debí darles esta vida, son mis hijas, las quiero y las amo demasiado y vine por ustedes, Emi, tu y yo podremos vivir juntos en América, los tres como padre e hijas ¿Qué dices?, ya fui por Emi, la traerán en unos minutos- besa la frente de su hija saliendo de aquel camarote.
El sonido de “Eleven anclas” y un silbido, luego de unos minutos, el barco dio el pitazo final partiendo, alejando se la costa, alarmada por su hermana corre a la puerta pero esta se abre abruptamente con aquel que era su padre y su hermana en brazos, drogada o alcoholizada. La deja sobre la cama con una sonrisa de nostalgia para luego marcharse dejando a las dos mujeres.
Dos meses después.
El sonido del atraco en nuevo puerto despertó a las jóvenes, Emily había estado muy ocupada durante el viaje con cuanto marino se le cruzara, pero todo eso a ciegas de su padre ya que aprovechaba el cuarto de máquinas y la bodega y solo Abi conocía porque hacía de confidente de Emi, la misma confidente que no paraba de pensar en aquel cazador, nadie le había dado noticias de él ¿estaría muerto? ¿Seguiría vivo? ¿La amaría? ¿Pensaría en ella?, esas preguntas la tenían suspirando durante todo el viaje. Al desembarcar su padre las abraza emocionado por estar en esta nueva tierra de oportunidades, las lleva a una carroza muy lujosa que las dirige a su nuevo hogar, a su nueva vida.
Tres meses después.
Emi continua con su oficio habitual mientras que Abi es resguardada por su padre celosamente algo que no le cuadra a ella que solo la cuide y a Emi no, su hermana le hace de ver que es por la enfermedad y porque es la menor de las dos, la joven acepta pero aún no está del todo convencida, su padre a quien a un no cree ella que sea su progenitor, la lleva a lugares como la biblioteca o el teatro lugares a los que a ella le aburre realmente, por las calles pasa sin poder ver a nadie siempre con el rostro agachado pensando en su cazador.
-Abi querida, no te quise decir esto pero, tengo noticias para ti, un hombre llamado Andrei Chezhekov, tengo muy malas noticias sobre él para ti mi pequeña Abi- detiene el paseo tomándole la mano con deseos de protegerla, Abi se asusta por esas pequeñas pausas y al parecer su padre sabe lo que dirá que enseguida continua el relato –Abi, ese hombre, es malo se acercó a ti solo para engañarte te quiso usar como una prostituta él está casado con una tal Tania, lleva meses sin decirlo porque ella es una cortesana también y por eso la oculta llevándose a la cama a cuanta mujer se le cruza y de ti mi niña, de ti solo quiere tu virginidad para vanagloria de él, lo siento- las lágrimas saltan de ella negando –No, no puede ser, él me dijo que me quería que quería que fuéramos a su casa, no puede ser, lo odio, odio que me haya mentido de esa forma odio que solo me vea como una pequeña prostituta- corre huyendo de su padre directo a su hogar con ganas de volver al burdel y entregarse al primer cliente que pase por ahí solo para evitar que le vean la cara nuevamente, solo para quitarse el recuerdo de los besos de Andrei.
Emily/Abigeil Wright- Prostituta Clase Baja
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Localización : en tu cama desnudas
Re: Infierno chico...purgatorio grande [privado]
La semana había pasado muy lentamente.
Las caras de las personas eran las mismas y Andrei acumulaba deudas sin cesar. A la segunda semana que no estuvo cerca de su amada Abigeil, logró pagar todas y cada una de esas deudas que tenía amontonadas como si fuera por arte de magia. Resulta que aquel amigo que le vio en el circo le pagó todo lo que debía. Esa mañana en la que estaba en su habitación estaba pensando en ir a verle, eso haría. Cuando comenzó a levantarse, un sobre un poco grueso le llamo la atención, lo cogió y se trataba de una misión encomendada por su amigo quien le salvo el cuello con las deudas. A cambio de las deudas pagadas, Andrei tenía que coger un barco que iba hacia Estados Unidos. En el sobre estaba la información justa con un boleto de barco y bastante dinero para aguantar cinco meses solo. Al leer la carta y finalizarla había al pie de página una nota de que cuando llegara a América, se le notificaría de cuál sería su próximo objetivo.
Gruño porque no le gustaban las sorpresas. Ya en el pasado no muy lejano casi pierde la vida junto con dos bellas gemelas y que una de ellas ahora la tiene por perdida. Hace tiempo que no la ve y ni siquiera pudo hacer nada por llevársela consigo de aquel circo.
Se vestía después de darse un baño y empaquetar sus cosas en una bolsa de viaje, se vistió con ropas limpias, se puso sus mejores botas y organizo otra bolsa con todas sus armas. Cree que está listo para el viaje. Sus cosas sí que están listas pero ¿Y Él? Tenía una intuición y sus presentimientos llegaban siempre acababan mal o de algún modo retorcido. Pensó que quizás si algo salía bien, se quedaría en donde fuera que le vallasen a mandar pero si fuera con Abigeil, entonces todo estaría cien por cien perfecto o si no, tendría que pasar página y eso es lo que le aterraba aún más. A pesar de tener una apariencia de alguien que le da todo igual, en el interior no es más que un niño asustado repudiado y con temor a que algo malo le pase.
El timbre llamo a la puerta y una doncella le aviso de que un carruaje esperaba en la puerta. Andrei entonces miró a Christine, su más fiel doncella y asintió cogiendo ambas bolsas, la de equipaje y la de todas sus armas, caminaba hasta el umbral de su habitación hasta que dejo de nuevo las bolsas en el suelo, observo los ojos centelleantes y claros de su doncella Christine y en un segundo estaba desnudándola sobre su cama, ella reaccionando a las necesidades de su amo para finalizar los dos yaciendo en un efímero momento sexual y envueltos entre sabanas.
Andrei se dio otro baño por sí mismo y dejó a Christine dormir en su cama, la destapo de las sabanas para ver su pálido cuerpo perfecto de piel de leche y volvió a taparla con una sonrisa en su rostro, recordando como llamaba a lo alto el nombre de Abigeil yaciendo con su doncella Christine, viendo ilusiones de Abigeil mientras yacía con su doncella. Termino de arreglarse y finalmente, se fue con las bolsas en cada mano, yendo hacia el carruaje para una nueva misión en su ardua vida de cazador. Se preguntaba cuál era en realidad su misión.
Las caras de las personas eran las mismas y Andrei acumulaba deudas sin cesar. A la segunda semana que no estuvo cerca de su amada Abigeil, logró pagar todas y cada una de esas deudas que tenía amontonadas como si fuera por arte de magia. Resulta que aquel amigo que le vio en el circo le pagó todo lo que debía. Esa mañana en la que estaba en su habitación estaba pensando en ir a verle, eso haría. Cuando comenzó a levantarse, un sobre un poco grueso le llamo la atención, lo cogió y se trataba de una misión encomendada por su amigo quien le salvo el cuello con las deudas. A cambio de las deudas pagadas, Andrei tenía que coger un barco que iba hacia Estados Unidos. En el sobre estaba la información justa con un boleto de barco y bastante dinero para aguantar cinco meses solo. Al leer la carta y finalizarla había al pie de página una nota de que cuando llegara a América, se le notificaría de cuál sería su próximo objetivo.
Gruño porque no le gustaban las sorpresas. Ya en el pasado no muy lejano casi pierde la vida junto con dos bellas gemelas y que una de ellas ahora la tiene por perdida. Hace tiempo que no la ve y ni siquiera pudo hacer nada por llevársela consigo de aquel circo.
Se vestía después de darse un baño y empaquetar sus cosas en una bolsa de viaje, se vistió con ropas limpias, se puso sus mejores botas y organizo otra bolsa con todas sus armas. Cree que está listo para el viaje. Sus cosas sí que están listas pero ¿Y Él? Tenía una intuición y sus presentimientos llegaban siempre acababan mal o de algún modo retorcido. Pensó que quizás si algo salía bien, se quedaría en donde fuera que le vallasen a mandar pero si fuera con Abigeil, entonces todo estaría cien por cien perfecto o si no, tendría que pasar página y eso es lo que le aterraba aún más. A pesar de tener una apariencia de alguien que le da todo igual, en el interior no es más que un niño asustado repudiado y con temor a que algo malo le pase.
El timbre llamo a la puerta y una doncella le aviso de que un carruaje esperaba en la puerta. Andrei entonces miró a Christine, su más fiel doncella y asintió cogiendo ambas bolsas, la de equipaje y la de todas sus armas, caminaba hasta el umbral de su habitación hasta que dejo de nuevo las bolsas en el suelo, observo los ojos centelleantes y claros de su doncella Christine y en un segundo estaba desnudándola sobre su cama, ella reaccionando a las necesidades de su amo para finalizar los dos yaciendo en un efímero momento sexual y envueltos entre sabanas.
Andrei se dio otro baño por sí mismo y dejó a Christine dormir en su cama, la destapo de las sabanas para ver su pálido cuerpo perfecto de piel de leche y volvió a taparla con una sonrisa en su rostro, recordando como llamaba a lo alto el nombre de Abigeil yaciendo con su doncella Christine, viendo ilusiones de Abigeil mientras yacía con su doncella. Termino de arreglarse y finalmente, se fue con las bolsas en cada mano, yendo hacia el carruaje para una nueva misión en su ardua vida de cazador. Se preguntaba cuál era en realidad su misión.
Andrei Chezhekov- Cazador Clase Alta
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Re: Infierno chico...purgatorio grande [privado]
Los días pasan lentamente y sumergida en una melancolía disfrazada de sonrisas se encuentra Abi la cual se ve en un mundo irreal y eso se lo hace ver su hermana, Emi, ella que siempre trabajo para tener todo, un trabajo duro, claro está; y ahora ambas hermanas pueden disfrutar de todo con solo pedirlo pero Abi no se siente bien con ello, las clases de etiqueta, pintura y bordado es mucho para ella y más las de piano es algo que no puede soportar y se asfixia en su propia vida. Cada tarde desde que se decidió a enterrar a aquel cazador en su corazón, pasa las horas aprendiendo a tocar adecuadamente el piano, algo que toda señorita de corte debe saber, las notas y apenas mueren cuando sus dedos tocan aquellas teclas blanquecinas y negras, su tutora se desquicia por su lentitud de aprendizaje, pera la música sin sentimiento jamás saldrá. El resto de las horas las pasa bordando donde las yemas de sus dedos reciben piquetes tras piquetes de agujas, los diseños ni se notan en su manto, todo es desprolijo. Sus suspiros en la noche es lo único real y más porque su hermana no es sometida a todo ese estricto aprendizaje.
Aquellos días se vuelven semanas, trata de poner todo su empeño para salir adelante. Las semanas se vuelven meses, ya casi no siente el dolor en su corazón, cuando su hermana ingresa a su habitación aquella noche ayudándole a vestirse correctamente, el vestido que ha sido seleccionado, Emi lo ata con cuidado de los cordeles, tira de este para ajustar la tela al cuerpo de su hermana, ella lleva uno tono oscuro y Abi en tono claro y es ahí que Emi se decide a hablar –Abi, hermanita te ves hermosa y con tus clases serás la más fina de todas, sabes, yo, este, tengo algo que hablar contigo– toma asiento aun lado de la cama a donde Abi le sigue con semblante preocupada –Abi, vine a ayudarte porque vi que a nuestro padre le daban una carta, un recado. El lo leyó y pude oír que un cazador de apellido Chezhekov está en la ciudad y de paso…– ata sus dedos a las sábanas de la cama nerviosa por la noticia –Está casado con una mujer, su doncella. Christine, con la cual tuvo una noche intensa antes de venir– abraza a Abi cuyos ojos cristalinos comienzan a notarse –Padre lo sabe porque no quieren que te vuelvas a ilusionar con ese cazador, no sé si esté casado con aquella doncella o con la que dijo nuestro padre, pero oye– toma su mentón y deja un beso en los labios dulces de su hermana –Yo estaré a tu lado para apoyarte y ahora vámonos al teatro hermanita– insta a la pobre cortesana a apurarse –Emi, ve tú. No me siento bien con esta noticia que me acabas de dar, yo…yo la verdad quiero descansar…si él no me ama, esta noche me lo arrancaré del corazón, porque para él es fácil estar con otras mujeres en la cama, quizás deba hacer lo mismo– niega dejándose caer a la cama por completo cuando su hermana corre a abrazarla que deja besos en la nuca.
Horas después, Abi se queda en la soledad de su habitación en la inmensidad de aquella mansión a oscuras mientras que Emi sale con una capa que cubre por completo su rostro, sus cabellos rojos apenas y son perceptibles por esa capucha, avanza hasta el teatro dispuesta a conseguir dos novios, uno para ella y otro para su hermana y así irse de aquella ciudad para comenzar ambas desde cero, sin que nadie las conozca. O quien sabe a quien se puede cruzar por el camino.
Aquellos días se vuelven semanas, trata de poner todo su empeño para salir adelante. Las semanas se vuelven meses, ya casi no siente el dolor en su corazón, cuando su hermana ingresa a su habitación aquella noche ayudándole a vestirse correctamente, el vestido que ha sido seleccionado, Emi lo ata con cuidado de los cordeles, tira de este para ajustar la tela al cuerpo de su hermana, ella lleva uno tono oscuro y Abi en tono claro y es ahí que Emi se decide a hablar –Abi, hermanita te ves hermosa y con tus clases serás la más fina de todas, sabes, yo, este, tengo algo que hablar contigo– toma asiento aun lado de la cama a donde Abi le sigue con semblante preocupada –Abi, vine a ayudarte porque vi que a nuestro padre le daban una carta, un recado. El lo leyó y pude oír que un cazador de apellido Chezhekov está en la ciudad y de paso…– ata sus dedos a las sábanas de la cama nerviosa por la noticia –Está casado con una mujer, su doncella. Christine, con la cual tuvo una noche intensa antes de venir– abraza a Abi cuyos ojos cristalinos comienzan a notarse –Padre lo sabe porque no quieren que te vuelvas a ilusionar con ese cazador, no sé si esté casado con aquella doncella o con la que dijo nuestro padre, pero oye– toma su mentón y deja un beso en los labios dulces de su hermana –Yo estaré a tu lado para apoyarte y ahora vámonos al teatro hermanita– insta a la pobre cortesana a apurarse –Emi, ve tú. No me siento bien con esta noticia que me acabas de dar, yo…yo la verdad quiero descansar…si él no me ama, esta noche me lo arrancaré del corazón, porque para él es fácil estar con otras mujeres en la cama, quizás deba hacer lo mismo– niega dejándose caer a la cama por completo cuando su hermana corre a abrazarla que deja besos en la nuca.
Horas después, Abi se queda en la soledad de su habitación en la inmensidad de aquella mansión a oscuras mientras que Emi sale con una capa que cubre por completo su rostro, sus cabellos rojos apenas y son perceptibles por esa capucha, avanza hasta el teatro dispuesta a conseguir dos novios, uno para ella y otro para su hermana y así irse de aquella ciudad para comenzar ambas desde cero, sin que nadie las conozca. O quien sabe a quien se puede cruzar por el camino.
Emily/Abigeil Wright- Prostituta Clase Baja
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Fecha de inscripción : 15/10/2013
Localización : en tu cama desnudas
Re: Infierno chico...purgatorio grande [privado]
Sin llegar a creérselo, Andrei llego a América, a la tierra de las oportunidades y sin imaginárselo, observo de lejos a Emily, una de las hermanas gemelas, entonces Abigeil estaría por los alrededores. Intento seguir los pasos de la cortesana en lo que nunca se imaginaría poder escuchar. Se mantuvo callado por un rato, miro al otro lado para vigilar que Emily no llegara a tiempo para que lo descubriera.
Sin embargo trepo por las cañerías a plena vista, intentando llegar por la pared hasta que de una patada abrió la puerta de la ventana un poco más, hizo todo lo que pudo por entrar que perdió el equilibrio cayendo hacia atrás, dentro de la habitación donde estaba Abigeil llorando en la cama - ¿Abi? –Dijo preguntando si esos cabellos como el fuego entre mezclados con dorado eran los de su amada - ¿Abi eres tú? –Murmuro lentamente mientras se acercaba a ella pero se detuvo de inmediato cuando esta finalmente paro el llanto dejándole de preocupar.
Escucho unos ruidos y lo primero que hizo Andrei fue ir hacia las cortinas para esconderse, pero eran demasiado cortas así que se fue a esconder al baño que había en la habitación de Abigeil. Se mantuvo en silencio, habiéndose descolgado todo artilugio que sonara y pudiera delatarle. Se quedó apoyado en la puerta, escuchando los ánimos que le daba una doncella a Abigeil, como una voz ronca…
Enseguida Andrei se sobresaltó pero no hizo muchos movimientos bruscos, tan solo se tensó cuando escuchó la palabra “Padre”, entonces se escondió en un gran armario que había pero soltó un “mierda” al saber que todas sus armas estaban al descubierto. Entonces salió rápidamente, cogió todo y procuro que no se hubiera dejado nada a la vista.
El armario era algo grande a lo ancho pero en profundidad no tanto, así que se colocó como pudo sus armas sin hacer mucho ruido pero alguna hizo chocarse con otra. Estuvo un momento quieto y enseguida vio una doncella entrar en el baño, sacando ropa limpia de baño y comenzó a llenar una bañera en donde vio a Abigeil entrar después. ¡Aún más mierda! Cuando la doncella salió del baño para dejar intimidad a su dueña, entonces salió Andrei, abriendo el armario de par en par y cayendo al suelo medio rodando cayendo de una manera bastante cómica.
Sin embargo trepo por las cañerías a plena vista, intentando llegar por la pared hasta que de una patada abrió la puerta de la ventana un poco más, hizo todo lo que pudo por entrar que perdió el equilibrio cayendo hacia atrás, dentro de la habitación donde estaba Abigeil llorando en la cama - ¿Abi? –Dijo preguntando si esos cabellos como el fuego entre mezclados con dorado eran los de su amada - ¿Abi eres tú? –Murmuro lentamente mientras se acercaba a ella pero se detuvo de inmediato cuando esta finalmente paro el llanto dejándole de preocupar.
Escucho unos ruidos y lo primero que hizo Andrei fue ir hacia las cortinas para esconderse, pero eran demasiado cortas así que se fue a esconder al baño que había en la habitación de Abigeil. Se mantuvo en silencio, habiéndose descolgado todo artilugio que sonara y pudiera delatarle. Se quedó apoyado en la puerta, escuchando los ánimos que le daba una doncella a Abigeil, como una voz ronca…
Enseguida Andrei se sobresaltó pero no hizo muchos movimientos bruscos, tan solo se tensó cuando escuchó la palabra “Padre”, entonces se escondió en un gran armario que había pero soltó un “mierda” al saber que todas sus armas estaban al descubierto. Entonces salió rápidamente, cogió todo y procuro que no se hubiera dejado nada a la vista.
El armario era algo grande a lo ancho pero en profundidad no tanto, así que se colocó como pudo sus armas sin hacer mucho ruido pero alguna hizo chocarse con otra. Estuvo un momento quieto y enseguida vio una doncella entrar en el baño, sacando ropa limpia de baño y comenzó a llenar una bañera en donde vio a Abigeil entrar después. ¡Aún más mierda! Cuando la doncella salió del baño para dejar intimidad a su dueña, entonces salió Andrei, abriendo el armario de par en par y cayendo al suelo medio rodando cayendo de una manera bastante cómica.
Andrei Chezhekov- Cazador Clase Alta
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Re: Infierno chico...purgatorio grande [privado]
Había estado llorando toda la noche Abi, desde que Emi partió hacia aquella cita nocturna. Entre sus sollozos rezaba poder arrancarse de su mente, corazón y alma a aquel sujeto, pidió a los cielos que la dejaran olvidarlo, maldijo por lo bajo aquella noche que se conocieron y él la besó, aquel momento en que sus ojos se cautivaron por aquel cazador. Lloró y lloró tanto que se olvidó del tiempo, incluso del lugar que estaba, si era real o no. Suspiro al oír la voz del cazador llamándola pero lo tomó como un sueño, parte de su subconsciente que aún espera que todo aquello sea mentira, que todo lo que le habían dicho fuera engaños para separarla de él, pero no, ella sabía que su padre no le haría ni un mal.
–Te odio, quiero morirme, te odio Andrei te burlaste de mí, claro como solo soy una prostituta pobre que ibas a querer algo conmigo, solo era tu burla– murmura bajo mientras sus suspiros iban apagándose y deseo morir para no sentir más aquel dolor, le dolía el pecho tanto respirar como vivir, dejó de hacerlo, dejo de respirar por unos segundos cubierta por aquella almohada hasta que unos dedos finos y amables le retiraron aquella almohada, unos brazos la recibieron y aquella voz que la consolaba. Su doncella una mujer algo mayor la tomó en brazos acariciándole los cabellos, arrullándola para que aquel dolor pasará, lo sentí aun pero ya no era tan doloroso, quizás ella tenía algún don. Quiso decir algo pero la mujer le interrumpió –Su padre no quiso que nadie le diga nada sobre aquel por el cual usted ahora llora, pequeña Abi, pero es cierto aquel hombre ha estado con otra mujer, lo sé porque se lo oí decir a su padre cuando leyó la carta, pero también es cierto que no se sabe lo otro, son suposiciones mi niña, quizás aquel joven pensó lo mismo que ahora usted está pensando. Venga dese un baño mi niña y luego tome un poco de leche tibia para que descanse, mañana verá todo con otros ojos– accedió de mala manera dejando que su doncella la llevara como si se tratará de una muñeca de trapo, estaba a merced de su empleada pero se sentía sola.
La ayudó a meterse en la bañera dejando que el agua con aroma a rosas cubra su cuerpo delgado y débil, la suave fragancia de hierbas medicinales junto a las rosas para dar el perfume a la piel la acompañaba con aquel vapor. Sola en aquel lugar sintió las lágrimas correr nuevamente pero esta vez no iba a dejar que su mente la engañe, esta vez ella haría todo para olvidarlo. Se dejó resbalar el cuerpo por aquella bañera hasta quedar con su cabeza metida bajo el agua, las pequeñas burbujas que flotaban era el aire que iba dejando escapar lentamente, se aferró a los recuerdos en aquella habitación de hotel, en aquel campamento a medida que su cuerpo se iba entumeciendo y entraba el agua a sus pulmones hasta que no sintió más que un temblor en el piso, pensó que era algún objeto del cuarto baño que se ha caído por obra y gracia, como si fuera una señal de que estaba por buen camino.
La consciencia la iba perdiendo poco a poco con sus ojos fijos en aquella maraña roja que flotaba en el agua junto a las rosas llevándola a un mundo onírico donde era feliz con aquel cazador, incluso creyó que lo veía en ese momento, que sus manos le tocaban y él le sonreía llamándola entre susurros.
–Te odio, quiero morirme, te odio Andrei te burlaste de mí, claro como solo soy una prostituta pobre que ibas a querer algo conmigo, solo era tu burla– murmura bajo mientras sus suspiros iban apagándose y deseo morir para no sentir más aquel dolor, le dolía el pecho tanto respirar como vivir, dejó de hacerlo, dejo de respirar por unos segundos cubierta por aquella almohada hasta que unos dedos finos y amables le retiraron aquella almohada, unos brazos la recibieron y aquella voz que la consolaba. Su doncella una mujer algo mayor la tomó en brazos acariciándole los cabellos, arrullándola para que aquel dolor pasará, lo sentí aun pero ya no era tan doloroso, quizás ella tenía algún don. Quiso decir algo pero la mujer le interrumpió –Su padre no quiso que nadie le diga nada sobre aquel por el cual usted ahora llora, pequeña Abi, pero es cierto aquel hombre ha estado con otra mujer, lo sé porque se lo oí decir a su padre cuando leyó la carta, pero también es cierto que no se sabe lo otro, son suposiciones mi niña, quizás aquel joven pensó lo mismo que ahora usted está pensando. Venga dese un baño mi niña y luego tome un poco de leche tibia para que descanse, mañana verá todo con otros ojos– accedió de mala manera dejando que su doncella la llevara como si se tratará de una muñeca de trapo, estaba a merced de su empleada pero se sentía sola.
La ayudó a meterse en la bañera dejando que el agua con aroma a rosas cubra su cuerpo delgado y débil, la suave fragancia de hierbas medicinales junto a las rosas para dar el perfume a la piel la acompañaba con aquel vapor. Sola en aquel lugar sintió las lágrimas correr nuevamente pero esta vez no iba a dejar que su mente la engañe, esta vez ella haría todo para olvidarlo. Se dejó resbalar el cuerpo por aquella bañera hasta quedar con su cabeza metida bajo el agua, las pequeñas burbujas que flotaban era el aire que iba dejando escapar lentamente, se aferró a los recuerdos en aquella habitación de hotel, en aquel campamento a medida que su cuerpo se iba entumeciendo y entraba el agua a sus pulmones hasta que no sintió más que un temblor en el piso, pensó que era algún objeto del cuarto baño que se ha caído por obra y gracia, como si fuera una señal de que estaba por buen camino.
La consciencia la iba perdiendo poco a poco con sus ojos fijos en aquella maraña roja que flotaba en el agua junto a las rosas llevándola a un mundo onírico donde era feliz con aquel cazador, incluso creyó que lo veía en ese momento, que sus manos le tocaban y él le sonreía llamándola entre susurros.
Emily/Abigeil Wright- Prostituta Clase Baja
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Re: Infierno chico...purgatorio grande [privado]
La torpeza habia sido su salvacion que le dio tiempo de darse cuenta de la estupidez que hizo Abigeil - ¡ABIGEIL! -Enseguida liberandose de todas las armas que tenia encima, se quedo encima de la bañera para sacar con cuidado a Abigeil que yacia sin consciencia - ¡ABIGEIL! ¡ABIGEIL! -La removio sujeta de los hombros desesperado por haber llegado tarde, la saco por completo de la bañera y enseguida la puso sobre el lecho, bloqueo la puerta para poder practicar primeros auxilios que aprendio en su viaje a América, siguio intentando besarla una y otra vez, situandose sobre su pecho con ambas manos, haciendo presion cada cierto tiempo, volviendola a besar.
Desesperado por lo que acontecia en aquel instante, tomo la mano de Abigeil entre sus manos, besandoselas ligeramente y esperando algun rayo de esperanza que su amada despertara. Una vez mas, elevando su cabeza hacia él, ladeandola y ensguida pudo ver de nuevo vida en el cuerpo de Abigeil, viendo que escupia algo de agua cuando la tenia de lado sobre la cama - ¡Abs! -Sin esperar nada, lanzo su gran cuerpo al delicado de Abigeil, besandole todo el rostro aliviado de que por fin estuviera de vuelta.
- ¡ESTAS VIVA! -dijo alegre y no se demoro en besarle los labios, a arrastrarla hacia el interior de la cama poniendo su calido cuerpo sobre el de ella - Calientate, abrázame...espera -se fue de su lado para taparla con una manta con él a su lado, se quito la ropa quedandose en ropa interior y enseguida, los dos bajo la manta estuvieron ligeramente tapados y Andrei se ocupaba de darle calor corporal a Abigeil - Te he buscado....¿Como me dejaste asi? -pregunto en susurros - No hables, descansa -beso su sien abrazandola con cuidado, acariciando su cabellera rubia.
No supo cuanto tiempo pasó, pero se despertó al lado de una dormida Abigeil. La veia tan puesta y dormida que no queria hacer ningun daño o enturbiar sus pensamientos o los dulces sueños que estuviera teniendo en aquel momento. Volvio a besarla y la mantuvo en el abrazo de antes, la tapó procurando que ningun roce frio le entrara en su frágil cuerpo.
Desesperado por lo que acontecia en aquel instante, tomo la mano de Abigeil entre sus manos, besandoselas ligeramente y esperando algun rayo de esperanza que su amada despertara. Una vez mas, elevando su cabeza hacia él, ladeandola y ensguida pudo ver de nuevo vida en el cuerpo de Abigeil, viendo que escupia algo de agua cuando la tenia de lado sobre la cama - ¡Abs! -Sin esperar nada, lanzo su gran cuerpo al delicado de Abigeil, besandole todo el rostro aliviado de que por fin estuviera de vuelta.
- ¡ESTAS VIVA! -dijo alegre y no se demoro en besarle los labios, a arrastrarla hacia el interior de la cama poniendo su calido cuerpo sobre el de ella - Calientate, abrázame...espera -se fue de su lado para taparla con una manta con él a su lado, se quito la ropa quedandose en ropa interior y enseguida, los dos bajo la manta estuvieron ligeramente tapados y Andrei se ocupaba de darle calor corporal a Abigeil - Te he buscado....¿Como me dejaste asi? -pregunto en susurros - No hables, descansa -beso su sien abrazandola con cuidado, acariciando su cabellera rubia.
No supo cuanto tiempo pasó, pero se despertó al lado de una dormida Abigeil. La veia tan puesta y dormida que no queria hacer ningun daño o enturbiar sus pensamientos o los dulces sueños que estuviera teniendo en aquel momento. Volvio a besarla y la mantuvo en el abrazo de antes, la tapó procurando que ningun roce frio le entrara en su frágil cuerpo.
Andrei Chezhekov- Cazador Clase Alta
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Re: Infierno chico...purgatorio grande [privado]
El dulce frío abrazo de la muerte estaba rondando en aquella oscura habitación, aquellos ojos delicados iban perdiéndose entre los recuerdos existidos y que no más que una ilusión para aquella mujer cuyas manos estaban rígidas, sus ojos perdidos sobre el agua roja que creaba la visión de la lágrimas de sangre que ella había derramado por aquel hombre; fue entonces que como siempre, en su cabello estaba la respuesta ¿por qué morir por un hombre como aquel que la dejó? Pestañeó levemente pero no tenía fuerzas, se había dado cuenta de algo que le dio horror, se había enamorado de aquel cazador con solo haberse besado, ¿por qué? Porque él fue el primer hombre al que besa, aun siendo una simple prostituta.
Una pequeña bulla la iba alejando de la clara muerte hasta que sintió un par de brazos fuertes tomándola con demasiada fuerza atrayéndola al ahora, luego la oscuridad volvía a cernirse sobre sus ojos, una oscura y borrosa visión de algo que se parecía a un demonio que la nombraba y la aruñaba para castigarle por su pecado, pero solo sonreía aunque en su cuerpo no había seña de ello, no fue hasta que sintió la aboca ajena tan cálida con sabor y aroma a la tierra húmeda y otoñal que la arrancó de ese súbito sueño ennegrecido; tomó una bocanada de aire fuerte y estrepitosa tosiendo para arrojar el agua que había entrado en su organismo. Al abrir sus ojos la poca luz era vital, apreció una silueta pero esta se perdió en la oscuridad de la habitación, solo era consciente del sonido y el frío que se colaba por sus huesos.
Al cabo de unos segundos una suave voz la arrullaba, unos brazos la mantenían caliente, una respiración tranquila estaba junto a ella sobre su cabello, su mano estaba sobre el pecho de alguien, moviéndose al ritmo de la respiración ralentizada, abrió los ojos lentamente encontrase enredada de pies y manos al cuerpo de alguien, abruptamente se queda viendo aquel cuerpo subiendo su mirada hasta el rostro, uno que le era muy familiar –ANDREI– chilló de repente sonrojándose en su totalidad, aquel hombre tenía un semblante sereno y protector y por vez primera el deseo de la cortesana comenzó a surgir de lo más profundo de su ser.
Su mano delicada comenzó a acariciar el mentón, siguiendo por el cuello hasta el torso, dejando delicados besos que lentamente comenzó a regar por la piel del cazador, su sabor era único, sudor y la fragancia de él, el dulce otoño que tanto le gusta a ella; volvió a los cabellos de él agitándolos despacio –Si esto es un sueño es el mejor y no quiero despertar, pero si he muerto, esto es el mismo paraíso, no quiero salir de aquí tampoco. Como quisiera que fueras real y no solo mi imaginación, mi querido Andrei, mi amado cazador– suspira contra el cuello de él dejando un beso justo en el centro –Dejame morir en tus brazos, en tus labios una y otra vez y así no ser la prostituta de la cual te burlaste, déjame soñar ser la mujer que amas y no solo un objeto– susurra despacio sobre los labios ajenos aspirando el aroma, creyendo que se solo se trataba de un sueño confesándole su amor sin saber que era la realidad.
Una pequeña bulla la iba alejando de la clara muerte hasta que sintió un par de brazos fuertes tomándola con demasiada fuerza atrayéndola al ahora, luego la oscuridad volvía a cernirse sobre sus ojos, una oscura y borrosa visión de algo que se parecía a un demonio que la nombraba y la aruñaba para castigarle por su pecado, pero solo sonreía aunque en su cuerpo no había seña de ello, no fue hasta que sintió la aboca ajena tan cálida con sabor y aroma a la tierra húmeda y otoñal que la arrancó de ese súbito sueño ennegrecido; tomó una bocanada de aire fuerte y estrepitosa tosiendo para arrojar el agua que había entrado en su organismo. Al abrir sus ojos la poca luz era vital, apreció una silueta pero esta se perdió en la oscuridad de la habitación, solo era consciente del sonido y el frío que se colaba por sus huesos.
Al cabo de unos segundos una suave voz la arrullaba, unos brazos la mantenían caliente, una respiración tranquila estaba junto a ella sobre su cabello, su mano estaba sobre el pecho de alguien, moviéndose al ritmo de la respiración ralentizada, abrió los ojos lentamente encontrase enredada de pies y manos al cuerpo de alguien, abruptamente se queda viendo aquel cuerpo subiendo su mirada hasta el rostro, uno que le era muy familiar –ANDREI– chilló de repente sonrojándose en su totalidad, aquel hombre tenía un semblante sereno y protector y por vez primera el deseo de la cortesana comenzó a surgir de lo más profundo de su ser.
Su mano delicada comenzó a acariciar el mentón, siguiendo por el cuello hasta el torso, dejando delicados besos que lentamente comenzó a regar por la piel del cazador, su sabor era único, sudor y la fragancia de él, el dulce otoño que tanto le gusta a ella; volvió a los cabellos de él agitándolos despacio –Si esto es un sueño es el mejor y no quiero despertar, pero si he muerto, esto es el mismo paraíso, no quiero salir de aquí tampoco. Como quisiera que fueras real y no solo mi imaginación, mi querido Andrei, mi amado cazador– suspira contra el cuello de él dejando un beso justo en el centro –Dejame morir en tus brazos, en tus labios una y otra vez y así no ser la prostituta de la cual te burlaste, déjame soñar ser la mujer que amas y no solo un objeto– susurra despacio sobre los labios ajenos aspirando el aroma, creyendo que se solo se trataba de un sueño confesándole su amor sin saber que era la realidad.
Emily/Abigeil Wright- Prostituta Clase Baja
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Re: Infierno chico...purgatorio grande [privado]
Desde hace mucho tiempo que no se sentia asi. Se llevaria consigo mismo a Abigeil y la haria su esposa, como si tuviera que hacer una boda express y cambiarle el nombre. La protegeria hasta la muerte - Abigeil se mi esposa- dijo Andrei tomando el rostro de Abigeil entre sus manos - no es un sueño, he venido para que vengas conmigo de vuelta a Paris, para que dejes de servir tu cuerpo y te conviertas en mi esposa - la miro fijamente, no tenia ningun anillo ahora mismo peronle compraria el mas bonito que hubiera en el mundo.
Deseoso de que siguieran unidos, beso la frente de Abigeil - vamonos ahora, sale un barco hacia Europa, tu y yo, juntos - la volvio a besar - Ven y se mi esposa, se una nueva Abigeil - se quedo aun mirandola con firmeza, se sentia nervioso por lo que estaba diciendo pero no sentia nada de arrepentimiento.
Era y habia sido dificil no estar a su lado y ahora que podia se la llevaria, a pesar de que su hermana no la dejaria irse con él pero eso cambiaría de todas maneras. Él se llevaria a Abigeil fuera de su hermana y con quien estuviera, le daria igual. A él solo le importaba Abigeil.
Deseoso de que siguieran unidos, beso la frente de Abigeil - vamonos ahora, sale un barco hacia Europa, tu y yo, juntos - la volvio a besar - Ven y se mi esposa, se una nueva Abigeil - se quedo aun mirandola con firmeza, se sentia nervioso por lo que estaba diciendo pero no sentia nada de arrepentimiento.
Era y habia sido dificil no estar a su lado y ahora que podia se la llevaria, a pesar de que su hermana no la dejaria irse con él pero eso cambiaría de todas maneras. Él se llevaria a Abigeil fuera de su hermana y con quien estuviera, le daria igual. A él solo le importaba Abigeil.
Andrei Chezhekov- Cazador Clase Alta
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Re: Infierno chico...purgatorio grande [privado]
Perdida en su sueño prohibido con un hombre que estaba lejos para ella, un hombre que en su forma de verlo no se fijaría en una mujer de su reputación, pero, aunque sea en un sueño se permitía soñar con un futuro, uno muy incierto y poco probable. Podía imaginar con una sonrisa el ser la esposa respetable, pero esa palabra poco cabía en su mente y cuerpo al saber su realidad, al enfrentar abruptamente la cruda realidad..
Abre sus ojos sintiendo un aroma desconocido pero familiar, el calor que emana de otro cuerpo y los dedos que la acarician levemente al igual que aquellos labios que le devuelven el aliento y se lo arrancan simultáneamente. Su ojos centellan la incredulidad del momento que está viviendo pero aun así no es consciente de ello hasta que es tarde.
Sus manos lo empujan violentamente cubriéndose el cuerpo desnudo con la manta, su rostro enrojece completamente mientras su respiración da signos de susto ante la sorpresa del momento –NO– gritó cubriéndose con sus propios brazos, como una niña perdida que se olvida del camino y solo se queda a llorar, pero ella se estaba protegiendo de aquel del que habían llegado rumores de boca de su “padre” y hermana.
Cubrió con la palma de su mano sus labios para evitar soltar aquellos gemidos de sus sollozos, sus lágrimas se derramaban por aquellas mejillas delicadas –Casarnos? Tan desesperada me ves, o es que lo haces por tener a una prostituta para jugar más a menudo, si es por eso olvídate, tu tienes ya una mujer en casa ¿verdad?– limpia sus lágrimas mordiéndose los labios –Además…– traga en seco agarrando la sabana que cubre su pecho con fuerza –Yo ya estoy comprometida con alguien, mi padre me comprometió con alguien de aquí, alguien que no sabe mi pasado ni me juzga por ello– miente mientras mira hacia la sábana rezando no derramar más lágrimas.
Abre sus ojos sintiendo un aroma desconocido pero familiar, el calor que emana de otro cuerpo y los dedos que la acarician levemente al igual que aquellos labios que le devuelven el aliento y se lo arrancan simultáneamente. Su ojos centellan la incredulidad del momento que está viviendo pero aun así no es consciente de ello hasta que es tarde.
Sus manos lo empujan violentamente cubriéndose el cuerpo desnudo con la manta, su rostro enrojece completamente mientras su respiración da signos de susto ante la sorpresa del momento –NO– gritó cubriéndose con sus propios brazos, como una niña perdida que se olvida del camino y solo se queda a llorar, pero ella se estaba protegiendo de aquel del que habían llegado rumores de boca de su “padre” y hermana.
Cubrió con la palma de su mano sus labios para evitar soltar aquellos gemidos de sus sollozos, sus lágrimas se derramaban por aquellas mejillas delicadas –Casarnos? Tan desesperada me ves, o es que lo haces por tener a una prostituta para jugar más a menudo, si es por eso olvídate, tu tienes ya una mujer en casa ¿verdad?– limpia sus lágrimas mordiéndose los labios –Además…– traga en seco agarrando la sabana que cubre su pecho con fuerza –Yo ya estoy comprometida con alguien, mi padre me comprometió con alguien de aquí, alguien que no sabe mi pasado ni me juzga por ello– miente mientras mira hacia la sábana rezando no derramar más lágrimas.
Emily/Abigeil Wright- Prostituta Clase Baja
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Re: Infierno chico...purgatorio grande [privado]
Andrei tan solo no queria aceptar las palabras hirientes que Abigeil queria lanzar sobre su corazon cazado, no, no y no, ella no le negaría, pero la estaba viendo llorar ahi mismo, en aquella cama donde hace unos instantes ella creia que era un espejismo - Oye -Sus manos abruptamente se pusieron sobre el lecho de la cama en donde Abigeil lloraba, él no se iria de su lado - No me he recorrido medio mundo para recibir un "NO" como respuesta -la toma del menton sin importarle si la hacia daño -Mientes mas que lloras Abigeil, sé, que del poco tiempo que te he conocido solo sé con certeza las muchas veces que te he pillado mintiendo -Comenzo a olerle el cuello, a besarle la linea de aquel delicado menton que tanto deseaba - Pero no voy a irme de este país sin una alianza en tu dedo y tú con el apellido Chezhekov -volvio a tomarla del menton, con más suavidad, acariciando su mejilla, limpiando aquellas lágrimas de cristal que serían el resultado de dolorosos pensamientos infringidos por la distancia o por los rumores falsos - Estoy seguro que tu hermana diablo ya se hizo cargo de rellenar esa cabezita tuya con perverrsidades de mi, siendo corroborado por tu padre -Jacto las últimas palabras -
Jamás te haria daño y tu eres la única mujer en mi vida - Dirigio aquella mirada frágil hacia él, él también lloraba por que no le creyera - mira -Se quito la camisa y mostro parte de un tatuaje cerca de su corazón, dobles "AA" entrelazadas entre si - Abigeil -Tomo nuevamente sus manos para besarlas una por una, él estaba cansado de demostrarselo - Dime que he de hacer....para que confíes en mi palabra -puso las manos de Abigeil sobre su pecho - Dime si miento, dime si este corazón aún ansioso por tenerte cada dia a mi lado, por disfrutar de tu sonrisa cada dia al despertar....-Susurro un momento en el que estaba desesperado - Yo no estoy con nadie, tan solo te quiero a ti, Abigeil -Se sento cerca de ella, aún teniendo sus manos entre las de él.
Se quedo esperando por alguna respuesta pero esperó a que los gemidos hirientes de las lágrimas cesaran, él esperaría lo que hiciera falta, pero una vida sin Abigeil a su lado, sería como estar muerto del todo. No le importaría si le hieren de muerte, Abigeil fue lo primero bueno que vio cuando desapareció su hermano. La desaparición de su hermano lo dejó solo, sin esperanza alguna y después conoció a Abigeil. Todo cambió, el ambiente, todo. Cuando todo te parecía igual, cuando él la veía a escondidas y la llevaba de paseo por las calles, todos los males desaparecían. Siempre la llevaba de vuelta a la hora que la endiablada de su hermana dictaba. Él siempre cumplía pero a pesar de ello nunca confiaba en el cazador.
Y si le negaban el paraíso, entonces Andrei crearía el infierno para los Wright.
Andrei Chezhekov- Cazador Clase Alta
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Re: Infierno chico...purgatorio grande [privado]
Las lágrimas quedaron en el recuerdo de un pasado no tan lejos, los ojos abiertos de par en par y el sonrojo en las mejillas que no dejaba que aquel rostro se calmara, aquella sensación cálida de algo que hierve por todo cuerpo dejando que sueñe completamente, así se sentía Abi, que sonreía tontamente con ojos cerrados en confianza a aquel que la acariciaba con tanta intimidad creando una vergüenza que alguien como ella no tenía permitido sentir, pero lo sentía.
Sus manos tocan aquel pecho quedándose sus dedos ahí, acariciando la piel expuesta, sus labios se acercan peligrosamente a besar la parte de donde está el corazón de aquel cazador que se ha atrevido a abrir las puertas de un amor prohibido, besa la piel lentamente hasta subir por el cuello a la mejilla del aquel que la toma suavemente. Sus manos rozan las mejillas de él mientras su mejilla se posa sobre el corazón escuchándolo latir con calidez.
Su respiración aumenta así como el calor de sus mejillas –No sé que tengas que hacer, porque ni yo mismo que hacer o que decirte cuando te veo, cuando oigo a mi padre hablar de ti, cuando me entero de cosas que quizás no son verdad o si.– suspira abrazándole con fuerza, con la permitida por su propio cuerpo –Quizás sean verdad o mentira, no me interesan lo que diga mi padre o mi hermana, en el fondo de mi corazón creo en ti y por eso trato de engañarme diciéndome tales cosas– niega soltándole un poco pero sin mirarle, mira al vacío de la habitación sin despegarse del pecho de él –Es verdad, no tengo a nadie porque no me permito amar a nadie más porque soy una prostituta, aquí y en cualquier lugar y no dejaré de serlo– le interrumpe antes de que él diga algo más –Aunque quiera llevar tu apellido y ser tu esposa, no dejaré de ser prostituta, muchos me conocieron junto a mi hermana, hicieron cosas conmigo que avergonzaría a cualquiera, no puedo arrastrar y manchar tu apellido así Andrei, solo en las sombras podremos estar, mi amor– susurra esas últimas palabras con dolor y tristeza.
El dolor de amar a alguien y por el cual haría lo que fuera para no lastimarle o causarle mal alguno.
Sus manos tocan aquel pecho quedándose sus dedos ahí, acariciando la piel expuesta, sus labios se acercan peligrosamente a besar la parte de donde está el corazón de aquel cazador que se ha atrevido a abrir las puertas de un amor prohibido, besa la piel lentamente hasta subir por el cuello a la mejilla del aquel que la toma suavemente. Sus manos rozan las mejillas de él mientras su mejilla se posa sobre el corazón escuchándolo latir con calidez.
Su respiración aumenta así como el calor de sus mejillas –No sé que tengas que hacer, porque ni yo mismo que hacer o que decirte cuando te veo, cuando oigo a mi padre hablar de ti, cuando me entero de cosas que quizás no son verdad o si.– suspira abrazándole con fuerza, con la permitida por su propio cuerpo –Quizás sean verdad o mentira, no me interesan lo que diga mi padre o mi hermana, en el fondo de mi corazón creo en ti y por eso trato de engañarme diciéndome tales cosas– niega soltándole un poco pero sin mirarle, mira al vacío de la habitación sin despegarse del pecho de él –Es verdad, no tengo a nadie porque no me permito amar a nadie más porque soy una prostituta, aquí y en cualquier lugar y no dejaré de serlo– le interrumpe antes de que él diga algo más –Aunque quiera llevar tu apellido y ser tu esposa, no dejaré de ser prostituta, muchos me conocieron junto a mi hermana, hicieron cosas conmigo que avergonzaría a cualquiera, no puedo arrastrar y manchar tu apellido así Andrei, solo en las sombras podremos estar, mi amor– susurra esas últimas palabras con dolor y tristeza.
El dolor de amar a alguien y por el cual haría lo que fuera para no lastimarle o causarle mal alguno.
Emily/Abigeil Wright- Prostituta Clase Baja
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Re: Infierno chico...purgatorio grande [privado]
Observaba a Abigeil mientras la escuchaba. Estaba contento con ella en ese momento - Abi…-La detuvo. Paró su lengua poniendo el índice sobre los labios de Abigeil. Silencio era lo que él quería ahora mismo y de aquel dedo que puso sobre los carnosos labios de Abigeil lo sustituyó por la suave textura de sus labios contra los de Abigeil.
El beso comenzó a ser lento mientras el llevaba sus manos hacia las orejas de Abigeil para así mantener su rostro pegado al ajeno, siguió besándola sin perderse ni un sitio que recorrer con su lengua por toda la cavidad bucal, se fue separando lentamente, situándose frente a frente a su amada – Te quiero y eso es lo único que importa Abigeil Wright –Dijo antes de abrazarla, a protegerla si hacia falta de sí misma – Nos vamos esta noche Abigeil –levanto el mentón de Abigeil – Allí nos casaremos, por la ropa no te preocupes, te he comprado ropa para el viaje y tenemos suplemento para pasar los días a bordo. Todo será bueno con nosotros dos solos y he vendido mi casa en París – Estaba loco, pero loco de ganas de estar con ella – E iremos a buscar una hermosa casa, la que a ti te guste más –El abrazo seguía alrededor de su amada, le acariciaba la espalda, el brazo, su cabeza, todo para tenerla aun en ese momento con él.
-¿Abi? ¿Qué dices? –Se quedó viéndola directamente a los ojos – Si te vienes conmigo, debe de ser ahora y….para siempre. No habrá vuelta atrás…No habrá más Emily, no habrá más papas ni más prostitución. Vamos a un futuro los dos, un futuro en el que ambos seremos los dueños de nuestro propio destino….Me iré contigo o sin ti…pero date cuenta de que si me voy contigo será mi perdición y jamás podré salir de ella –Dijo mirándola aun a esa mirada asustada que sabía de Abigeil.
Andrei Chezhekov- Cazador Clase Alta
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