I had sex with a monster (Libre)

por **Blaine Renaud** Vie Jul 28, 2017 7:52 pm

Era una noche cualquiera en la que el inquisidor terminaba su jornada laboral o una de sus muchas misiones. Habia llegado de Roma, el paisaje le dejaba atonito cada vez que viakaba a tierras italianas y cada vez mas pensaba en comprarse terrenos en aquellas tierras. A lo mejor una bonita mansion especificada para sus torturas y no torturas llenas de dolor y faltas de higiene.

Blaine, sin embargo no podia permitirse el lujo de comprarse una residencia ya que apenas pasaba por la suya que tenia en París. Daba además gracias a Dios que habia gente que la mantenia limpia. Gente que confiaban entre todos y en su señor. Blaine Fregaba los suelos con sus botas llenas de barro, su caminar era lwnto y cansado, como si llevase un peso invisible a su espalda, haciendo que sus pasos fuesen mas lentos pero todo se daba al duro dia de trabajo y la razon de porque iba hecho un pordiosero.

Antes esa noche, habia ido a unas catacumbas en la que encontro un nido de vampiros. Entre él y otro compañero, alertaron a los vampiros y Blaine lanzo una bomba de luz que al menos quince vampiros resultaron calcinados al instante. Su compañero y él matsron al resto con didicultad pero salieron mal parados a lo que restos de criaturas inmortales y muertas le habian salpicado las entrañas de estos. Estaban llenos de ceniza y restos de visceras. Era algo de lo que ninguno de los dos se habia esperado. Por lo que cuando terminaron la noche sin testigos, cada inquisidor se fue cada uno por su lado. Blaine acabo en las aceras del placer donde las prostitutas le conocian pero no querian acercarse a él. Pidio una ducha y una de ellas le guio hasta su habitación en donde podria quitarse ma mugre.

Cuando estuvo limpio, pago a la prostituta por una noche entera de lo que contenia sexo y mas sexo hasta que ambos cayeran reventados y para cuando lo estuvieron, la noche habia pasado rapido, ya era de día y ya escuchaba a los parisinos gritar como era costumbre. Es verdad que podria haberse tomado una duxha en su hogar, pero estaba cerca del burdel.

por **Zavannah Zöllner** Mar Oct 10, 2017 11:06 pm

Zavannah había despertado de una larga siesta. Aunque su horario de trabajo en el burdel resultaba pesado, para ella era un gran alivio, así podía descansar y escaparse de la vigilia de su hermano. La jovencita había tenido unos meses muy complicados, desde la pérdida de su bebé, hasta el tener que regresar a la realidad y enfrentarse a un futuro ligado a ese que portaba su misma sangre. Ya no tenía esperanza, sólo trabajaba para subsistir y poder tener una vida semi digna en lo que le llegaba su muerte. Sí, así de triste era la vida de Zavannah, ni siquiera le interesaba intentar pasarse por una cortesana. Lo único que importaba era sobrevivir.

Despertó de una buena siesta. Su hora más pesada de trabajo resultaba cuando todos los visitantes del burdel se iban. A ella le tocaba recoger las sábanas manchadas de lujuria y llevarlas con las lavanderas, debía revisar cada habitación y tenía que recolectar los objetos olvidados y dar una buena barrida a las instalaciones. Así era siempre. Los olvidados, así se hacían llamar los que se encontraban tras bambalinas.

Después de hacer su habitual limpieza, todos se sentaban en las mesas de centro para desayunar y compartir un buen momento. Algunas cortesanas quedaban, esas que dobleteaban para poder llevar un poco más de alimento para sus hogares; en medio de la plática, escucharon la puerta sonar. Curiosa se levantó de la mesa para atender el llamado. Sonrió al notar al invitado.

- ¿Está buscando atenciones? – Preguntó con inocencia – Si es así lo guiaré a la zona adecuada – Lo invitó a pasar animada. Siempre era amable con los clientes, incluso aunque ella no fuera una prostituta.

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