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PARÍS, FRANCIA
AÑO 1842

Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.

Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.

¿Estás dispuesto a regresar más doscientos años atrás?



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Mensaje por Helen H. Blackmore Lun Jul 31, 2017 4:30 pm

Recuerdo del primer mensaje :

En algún punto del territorio Paine, entrada la noche.




Helen había esperado a que la noche cayera sobre París para salir de paseo. Llevaba un mapa de la ciudad en la mano e indicó al cochero hacia dónde quería ir. No debería ir sola y menos siendo tan joven. Veía en la mirada suspicaz del buen hombre la misma que tendría su padre si le viera aun levantada y lejos de casa, a esas horas de la noche y sin compañía, pero el conductor tenía algo que su padre no, sed monetaria. Así que en cuanto la chiquilla levantó la mano con un saquito de pequeña barriga no dudó en cogerlo y abrir la puerta del carro a la chica que entró tranquilamente, como si no tuviera miedo de que ese desconocido fuera un degenerado. Tal vez era la inconsciencia de los jóvenes, que no medían el peligro como podrían hacerlo otros. No se estaba fijando ni si el camino era correcto, se dedicaba a pasar su dedo índice por el mapa, llevándoselo de vez en cuando a los labios que mordisqueaba distraída completamente enfocada en el camino que debía tomar hasta llegar al lugar que quería. No debía ser difícil, solo tenía que cruzar un puente y luego seguir río abajo.

El cochero tuvo que toser, hacer aspavientos, intentar llamarla y hasta que no movió el mapa que Helen estaba mirando la chiquilla no levantó la vista con bastante gesto de molestia, el hombre le indicó entonces el exterior, el carro se había detenido y seguramente ya estaban donde deberían. Pestañeó varias veces e inclinó la cabeza a modo de agradecimiento antes de recogerse las faldas y salir del carruaje. Se las acomodó sacudiéndolas, porque no eran precisamente de buena calidad, como solían ser siempre que acompañaba a su familia a algún evento oficial o paseaba con su padre, eran más bien cómodas, unas faldas sin floripondios, de color marrón oscuro y un corsé blando, como los que siempre solía usar su tía y que eran mil veces más cómodos que los rígidos que le hacía poner su madre. Así que se encaminó por la calle, saliendo de París y adentrándose lentamente en los caminos que daban hacia el campo y las afueras. Aun el cochero le miró extrañado y negando con la cabeza o era una muchacha en fuga o una muerta.

A la Blackmore no le parecía tanta locura o no tenía tanto apego por su vida, porque no llevaba luz ni ningún tipo de guía que no fuera el mapa, pero hasta este dejaba de seguir llegado al puente, así que se lo guardó cuando estuvo seguro de estar en el camino correcto y levantó la mirada hacia las estrellas, para cerciorarse. Tardó más de lo que esperaba, pensaba que se había perdido como siempre solía hacer, pero entonces divisó el puente y se apresuró a llegar y cruzarlo sin demorarse. Se quedó cerca del río, cuyo cauce se escuchaba perfectamente en la oscuridad, pero procuró no estar cerca de la orilla o todos sabían cómo iba a volver a casa. Caminó un buen rato, hasta que pensó que no iba a funcionar, que no iba a encontrar lo que buscaba, tal vez no estuvieran tan cerca de la orilla, tal vez no necesitaban una tierra tan húmeda..Eso era. Justo eso, cómo no había caído antes. Entró entonces, desviándose de forma tangencial del cauce del río hasta internarse en el bosque. En un principio no le ahuyentaron los sonidos, porque en cuanto se adentró un poco más encontró lo que buscaba. Unas florecillas azuladas estaban completamente abiertas a la luz de las estrellas y se llevó las manos a la boca, demasiado entusiasmada como para darse cuenta de dónde se estaba metiendo.

Dio la vuelta al bajo de sus faldas y rebuscó,a saber dónde, hasta sacar un pequeño frasco de cristal que destapó, empezó a cortar suavemente las flores y a meterlas en el tarro una a una y con delicadeza, como si fueran alas de mariposa.

Escuchó entonces el sonido de los animales, le apreció escuchar un gruñido y miró a su alrededor. Había estado recogiendo tantas flores minúsculas como para llenar la mitad del tarro y no sabía hacia dónde había camino para llegar hasta allí, pero el sonido no le gustó nada. ¿Lobos?..Frunció el ceño. No, el territorio Paine estaba mucho más lejos..¿O no? Levantó la vista hacia las estrellas..Tal vez era hora de irse, pero al mirar el tarro apretó los labios. ¡Es que le faltaba tan poco para llenarlo! “Bien, lo llenas y vuelves..Como se entere papá”. Se llevó una mano a la frente agobiada, como se enterase su padre..Se disgustaría, le regañaría y luego la perdonaría, pero prefería no preocuparle.

Empezó a recoger, procurando hacerlo lo más rápido posible y durante un rato estuvo así, los sonidos le hacían imaginarse todo tipo de cosas y no hacía más que pensar en lobos, porque era al territorio que más cerca estaba, sin ser consciente que había ya traspasado los límites, los sonidos le ponían nerviosa y le hacían trabajar rápido pero entonces..Entonces escuchó algo mucho peor: Nada.

Cuando se dio cuenta de que todos los bichos, todos los habitantes de aquel lugar, hasta los grillos, se habían quedado en silencio, la muchacha se incorporó y miró a su alrededor..No veía nada..Desde luego, pero..Lo intentó. Apretó los labios y cerró el tarro. Hora de volver a casa. Ni guardó el tarro por las prisas de irse cuanto antes, ni se dio cuenta de que en vez de acercarse al río se alejaba, tan impaciente estaba por volver al puente que tampoco se fijó en las estrellas para guiarse, sencillamente empezó a patear rápidamente mirando hacia atrás de tanto en tanto, con la mala sensación de que algo o alguien le estaba acechando.
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Mensaje por Axel Blackmore Lun Feb 12, 2018 10:36 am

Las conversacuiones de Axel y Helen continúan en este tema: http://www.victorianvampires.com/t39782-duty-honour-family-blackmore
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Mensaje por Helen H. Blackmore Lun Feb 12, 2018 5:37 pm

Después de hablar largo y tendido con su padre, enviar la carta de disculpa y demás sandeces, Helen fue a cumplir condena en compañía de su hermana mayor, quien le guió hasta la frontera que marcaba el territorio Paine. Krystha llevaba un rato soltándole uno de sus sermones, aun no sabía cómo no se había dado cuenta de que llevaba desde que empezó la perorata sin escucharla, se fijaba en su alrededor, reconociendo el puente por donde entró, pero poco más. Allí había pasado todo, cerca del río, seguía pensando que no había sido culpa suya y que al final había conseguido hacer algo con su vida...Lo que le gustaba menos era que fuera casi a costa de otra. Pero..Eso había sido un accidente.

Krystha esperó en el exterior, casi como un ritual, ella no necesitaba permiso para entrar pero pensó que era mejor empezar con buen pie, como debería haber sido, cuando apareció quien quiera que tuviera que recoger a su hermana pequeña, miró a su hermana y sin necesidad de palabras Helen ya supo qué quería. Puso los ojos en blanco al notar esa mirada de: Pórtate bien. No dijo absolutamente nada cuando Krystha saludó a los licántropos y acto seguido se marchó, mientras Helen miraba distraídamente al suelo, ¿Esa era la flor que había estado buscando? Se inclinó para recogerla, sin darse cuenta si estaban hablando con ella, esperándola o qué.

Había ido allí forzada, que no esperasen un trato cordial o que la mediana de los Blackmore se esforzara en ser algo que no ea, no estaba delante de grandes señores, ni de nadie excesivamente interesante, por lo que Helen encontraba cosas más llamativas las flores azuladas del campo, que ahora se encontraban cerradas y ocultas, que el recibimiento que estuviera recibiendo, fuera este con discurso incluido o con un sencillo: Hola, puedes pasar.
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Mensaje por Viktor Paine Jue Feb 22, 2018 12:09 pm

Ewan se dejó ver unos metros antes de alcanzarlas, pero la cazadora sabía que había otros ojos mirándolas en las sombras, por si acaso. El muchacho sonrió a Krystha ampliamente; era la mejor amiga de su hermano y él también la apreciaba. De hecho, era más de su edad que de la de su hermano, pero los lobos siempre parecían más jóvenes, así que encajaba más con su hermano mayor, tanto por apariencia, como por carácter. Eran tal para cual, inseparables.

-Bienvenidas, señoritas -dijo con cordialidad, aunque estaba claro que todo aquello era por Helen, porque Krys se habría colado hasta el dormitorio de su hermano sin necesidad de llamar a la puerta.

Ewan le entregó una nota a la mayor de las Blackmore, de Viktor, donde la citaba esa misma noche. Evidentemente quería comentar con ella el primer dia de Helen en territorio Paine. Después guió a Helen entre los árboles hasta el claro donde se alzaban las casas de la manada. La más grande, de dos pisos, era la que ocupaban los Paine, la que había sido la casa de sus padres y donde todo seguía prácticamente igual que cuando Leif murió.

Tras él, dos figuras idénticas, asomaron las orejas para saludar a Krystha con sendos guiños antes de volver a perderse entre la floresta, escoltando a su hermano mediano y a su invitada. Jon y James.

Viktor había enviado a sus hermanos para darle a Helen la importancia que se merecía, pero no habia ido en persona, porque era el alfa y tenia que mantener su papel en esas circunstancias, al menos hasta que Helen se ganara el derecho a ir y venir a sus anchas, como Krystha.

Aletheia estaba junto a Viktor. No la miraba con reproche, porque entendía que había sido un accidente, pero no podia evitar esa punzada al pensar que casi pierde a su niño. Viktor podría tener veinte años y ser el alfa, pero siempre sería su niño.

-Bienvenida, Helen
-tomó la palabra Viktor al recibirla en su casa, en la sala principal-. Me alegra que hayas aceptado mi invitación.

No alargó demasiado el momento, que sabía que no era para nada cómodo para la muchacha. En seguida la dejó a cargo de su madre, para que la ayudara a preparar antídotos contra el acónito. Era algo que había acordado con Axel, si Helen iba a hacer armas para los cazadores, debía aprender también a contrarrestarlas y llevar encima los antídotos para evitar accidentes como el que ya habían tenido.
Cazadores y licántropos eran aliados y si iban a trabajar juntos, lo harian de la forma más segura y eficiente para ambos.

Aletheia llevó a Helen a la habitación que muchos años atrás Leif había acondicionado para ella y le enseñó algunas propiedades de las plantas y diferentes usos que podían tener o cómo combinarlas para hacer medicinas o venenos. Fue una clase somera, una mera aproximación, pero lo que pretendía era despertar el gusanillo de la muchacha para que poco a poco sus visitas allí no fueran una obligación, sino algo que deseara, que considerase útil y enriquecedor.
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Mensaje por Helen H. Blackmore Mar Feb 27, 2018 10:24 am

No le importó que no fuera Viktor quien fuera a recogerla, parecía todo una especie de ceremonia y aunque su hermana sabía que había muchos más ojos vigilándolas, Helen no se enteró de nada. Recogió la flor y caminó detrás de Ewan como una autómata y sin pensar demasiado en la situación. Ni siquiera se había planteado que podría estar en peligro, rodeada de lobos que en cualquier momento podían perder el control y hacer de ella un picnic al aire libre, el único consuelo que podría tener era que si dependían de su carne se iban a morir de hambre bastante pronto.

Se fijó en los dos chicos idénticos, más por curiosidad que por otra cosa, los gemelos no eran muy usuales. Entró en la casa curioseando más el exterior y lo que había por el mobiliario que las caras de sus anfitriones, ninguno estaba cómodo allí y ella lo sabía, no le hacía falta que fingieran en su cara y tampoco le importaba. Quería saber qué debía hacer y volver a su casa a rodearse de libros interesantes. Miró a Aletheia y se inclinó en una suave reverencia, fuera o no despistada seguía siendo la hija de su madre. Levantó una ceja cuando miró a Viktor. ¿Invitación? Qué eufemismo. Sonrió de medio lado, por suerte no podía decirlo en voz alta, si su hermana siguiera allí con ella, le habría soltado un codazo al adivinar sus pensamientos.

Siguió a Aletheia, aunque se sentía más incómoda con ella que con el mayor de los Paine, de eso se trataba un castigo, si fuera agradable no tendría sentido. Observó al principio aburrida los libros de plantas, pero era mucho peor no escuchar a la bruja, a veces se distraía, porque tenía la mente dispersa, pero al final vio algo que le llamó la atención en uno de los libros. La señora Paine le estaba hablando sobre las propiedades de una de las plantas que paliaba el envenenamiento por acónito cuando se giró hacia otro de los libros, observó la página con interés, si Aletheia se fijaba se daría cuenta de que ni siquiera le estaba escuchando, estaba inmersa en la lectura y poco después dejó la flor que había recogido en el campo sobre la mesa, al lado del libro, comprobando que eran la misma flor. Sonrió de medio lado sin darse cuenta y leyó de nuevo las propiedades que ponía, no ocupaba ni dos párrafos y no parecía tener propiedades especiales salvo la de ser bonita. Lo que le frustró bastante.

Señaló la flor, mirando a Aletheia, para ver si ella sabía más sobre esa planta en particular. A ver si encima había casi matado al alfa por una triste flor de florero.
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Mensaje por Viktor Paine Mar Feb 27, 2018 12:32 pm

Viktor dejó que su madre y Helen se dedicaran a las plantas. Todavía no tenía muy claro qué quería hacer con la muchacha allí, lo único que tenía como objetivo era hacerle ver que podía ir allí, como cualquier Blackmore, siempre que lo hiciera por las buenas. Obligarla a estar en el bosque era una forma de acostumbrar a los suyos a la muchacha, a su olor, al sonido de sus pasos, que no la vieran con hostilidad. Si él, que era el perjudicado, le abría la puerta, los demás con más razón.

También quería limar él asperezas con Helen. No se sentía culpable por las cicatrices que le había hecho en el hombro, pero tampoco estaba orgulloso de ellas. Esperaba que aquel experimento saliera bien, porque tenía serias dudas del resultado, aunque, como buen Paine, no iba a echarse atrás al primer contratiempo. Mucho menos si estaba en juego su amistad con Krysta o el pacto con la Orden.

En la habitación donde Aletheia preparaba sus pociones y ungüentos, la hechicera ya se había dado cuenta de que Helen no le escuchaba, pero después de haber criado a seis hijos, eso era algo con lo que podía lidiar. Se fijó en la flor que había llamado su atención y observó la reacción de Helen.

Cuando levantó la mirada hacia ella, arqueó la ceja y preguntó con suavidad.
-¿Lobelia? ¿Era eso lo que estabas buscando? Es una planta muy interesante, pero me temo que en este libro no encontrarás nada que merezca la pena sobre ella. Y siento decirte que la variedad que has encontrado en el bosque tampoco te servirá de mucho.

Se levantó y fue hasta la estantería, dudó entre un par de tomos y, al final, sacó uno de ellos, fino, apenas un centímetro o dos de lomo, de un palmo de alto, con las tapas verdes. Se lo ofreció.

-Aquí puedes encontrar algo más, para empezar. La Lobelia es muy útil para problemas respiratorios. Ayuda a limpiar los pulmones. De hecho, gracias a ella pudimos evitar que el acónito asfixiara a Viktor. Puedes llevártelo, siempre que lo cuides. Y, si después de conocer un poco más sobre la planta, aún quieres trabajar con ella, puedo decirte dónde encontrar la variedad con las mejores propiedades. Eso sí, tendrá que acompañarte Viktor o Ewan o algun otro, el acceso es peligroso. ¿Hay trato?
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Mensaje por Helen H. Blackmore Mar Mar 06, 2018 7:59 am

A Helen se le había olvidado para qué estaba allí realmente, cuando algo llamaba su atención todo lo demás quedaba atrás, como si su cerebro no pudiera estar pendiente de tantas emociones a la vez. Escuchó a Aletheia con atención, con los ojos muy abiertos como si fuese a comérsela en cualquier momento. Miró de nuevo la flor con el ceño ligeramente fruncido, no sabía que había variedades y que hubiera tantas diferencias entre ellas. Pero estaba en lo cierto, esa planta hacía justo lo que andaba buscando, el problema fue que se encontró con Viktor mucho antes.

Aceptó el libro con una sonrisa y acarició la tapa mientras observaba el grosor, si le contaba lo que necesitaba no importaba lo fino que fuera. Estaba empezando a entusiasmarse, justo cuando mencionó que debía ir acompañada. Puso la cara que significaba morirse de asco, pero luego suspiró y se encogió de hombros. Mientras que no fuera el mayor de los Paines, le daba igual, adema´s seguro que estaba demasiado ocupado para ir a buscar flores, eso le animó un poco.

Asintió resignada, suspirando. Su padre no le dejaba ir a ninguna parte sola y ahora resultaba que ni Viktor ni Aletheia tampoco. Era un poquito desesperante. Se sentó en alguna parte de la habitación que le pareciera cómoda y empezó a hojear página a página con total tranquilidad, como quien había hecho eso toda la vida. De vez en cuando repasaba lo leido, hasta buscó un lugar donde apuntar cosas que a ella le parecían importantes.
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Mensaje por Viktor Paine Mar Mar 20, 2018 4:38 pm

Sin embargo, en aquella ocasión que no la dejaran ir sola era realmente necesario, como descubriría al llegar al lugar donde crecían las flores.

Aquella tarde, cuando llegó al territorio Paine, Viktor la estaba esperando en el claro donde se alzaba la casa principal, que era la que ocupaban él y su familia. O al menos la parte que todavía vivía con ellos. Aletheia la saludó con una sonrisa y le preguntó si le había servido el libro. Pero estaba demasiado ocupada lidiando con Peter, que estaba especialmente rebelde ese día.

El alfa meneó la cabeza al ver la pataleta que se había cogido su hermanito y cómo su madre se lo enganchaba a la cadera y se lo llevaba a la cocina. Esa mujer había sido capaz de ganarse la voluntad de su padre... ¿Cómo pensaba el enano que podría con ella? Sonrió, siguiéndolos con la mirada.

-¿Lista?
La guió por el bosque hacia el este, hacia el lugar donde unas elevaciones del terreno acotaban una hoquedad de varios metros, prácticamente inaccesible, salvo por aire o por un estrecho pasillo que había quedado entre dos rocas enormes que se sostenían una contra la otra. Por el espacio que había entre ellas sólo cabría un niño... o un animal.

Viktos se acuclilló y le señaló el hueco de metro y medio de largo, a través del cual podía ver un montón de flores azuladas, muy similares a la que había encontrado, pero que, según Aletheia y sus libros, tenían mejores propiedades.
-Ahí las tienes. Yo te las traeré. ¿Cuántas necesitas más o menos?


Allí, a solas con ella, se mostraba más relajado de lo que había estado los días anteriores, frente a sus betas. No podía dar sensación de debilidad ante ellos, así que, hasta que Helen hubiera recuperado la confianza perdida y superado el recelo de los suyos, él se mostraría prudente. Pero allí estaban solos y era más Viktor que el líder de la manada. Como cuando estaba con Krystha.
Pero ser él quien la acompañase en lugar de mandar a cualquiera de sus hermanos daba a entender que el accidente quedaba olvidado, que el pacto se mantenía, que esa Blackmore iba a ser tratada como su padre y su hermana.

-Krys y yo solemos venir a recogerlas para mi madre -explicó mientras se sacaba la camisa por la cabeza y la dejaba por ahí tirada, de cualquier manera.
Tras la camisa, siguieron las botas y los pantalones, hasta que estuvo como su madre lo trajo al mundo. No se exhibía, pero tampoco parecía cohibido por su desnudez. Era más bien... Natural.

Dando por hecho que, como buena Blackmore, Helen no se asustaría por verle cambiar, dejó que el humano diera paso al lobo. Se sacudió el pelaje y arqueó el lomo, estirándose. Lo único que daba una pista acerca de su identidad eran sus ojos, imposiblemente verdes, tan iguales a los de su padre.

Se quedó mirando a Helen, esperando que le dijera cuántas flores necesitaba para cruzar el pasillo, volver a cambiar, entregárselas a través del hueco y volver a transformarse para volver al exterior. A diferencia de lo que le ocurría a su padre, Viktor y sus hermanos ya habían nacido en comunión con el lobo, así que para ellos, la transformación era algo fluido, pues no eran lobo y hombre encerrados en un mismo cuerpo, peleando por el control, sino un único ser, una única esencia animal que se manifestaba en diversas formas.
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Mensaje por Helen H. Blackmore Mar Mar 27, 2018 4:08 pm

El lobo sacudió el pelaje. Ah, cómo adoraba pasar tiempo así. Si estuviera solo o con sus hermanos, se pondría a correr por las lindes del territorio. Pero estaba allí para limar asperezas con Helen. Lo hacía por la manada, por el pacto, por su madre y por Axel... Y por Krystha. No quería que estuviera entre dos frentes, así que si él tenía que aprender a llevarse bien con Helen, lo haría. La chiquilla le parecía mona. Quizás demasiado sobreprotegida y mimada, pero podía entender a Axel. Él sobreprotegía a Peter más que al resto de hermanos por ser el pequeño. Le dio la espalda para dirigirse a la estrecha abertura entre las rocas y poder acceder al campo de flores.

A Helen le costaba seguir el ritmo al lobo, pero se negaba a quejarse o a pedirle que parase, así que hacía lo que podía, preguntándose como siempre por qué tená que ir con falda y los hombres no. Era injusto. Jadeando, observó cómo el lobo se colaba entre las rocas. ¿También tenía que pasar por ahí?

Imposible, porque el hueco era muy estrecho para ella, por eso necesitaba ir con alguien de la manada a buscar las plantas. Una vez al otro lado, Viktor recuperó su forma humana para poder hablarle, asomándose por el hueco para verle la cara. -Vale, ya está. No intentes entrar, James lo hizo una vez y nos costó horrores sacarlo. Y romperle dos costillas. -Cortó una flor y se la ofreció por el hueco. Si ambos estiraban el brazo todo lo que pudieran, se tocarían. -¿Son éstas las que quieres?

Menos mal que se lo había dicho, porque estaba sopesando la posibilidad de pasar a gatas.  Le miró desde el otro lado y miró el hueco estrecho de las paredes de piedra. Le daba cosa hasta extender el brazo..¿Y si se caía todo? Seguramente ni aunque pudiera pasar por ahí lo haría con facilidad. Le costó horrores decidirse, pero finalmente cogió la flor y se apartó del hueco para verla con detenimiento. Después de un rato negó con la cabeza y le hizo movimientos con los dedos, como intentando dibujar los pétalos que tenían una forma concreta, necesitaba la planta cuyos pétalos acababan en pico, esa era redonda.

-Bien, ahora vengo -respondió y se puso en pie de nuevo, para alejarse unos pasos, en busca de la dichosa planta. Siendo su madre una bruja, había aprendido a reconocer la mayoría de ellas, pero algunas se parecían mucho entre sí y era complicado. Mientras se paseaba por el lugar, disfrutando de los rayos de sol en su piel. Al poco regresó con dos flores más. -¿Alguna de éstas?

Ay..Cojones. Además, literalmente, apartó la vista en cuanto  notó que había visto demasiada carne cuando él se puso en pie y fue a buscar más flores. Aun no había abierto los ojos cuando él volvió y primero abrió uno para mirar por el hueco. Apretó los labios y extendió la mano procurando no mirar mucho, intentó centrarse en las flores y le devolvió la que si quería para que buscase más.

-¿Está? Vale. ¿Como cuántas necesitas? -asomó la cara por el hueco para que le dijera un número con los dedos-. Helen... ¿te encuentras bien? -preguntó al ver que estaba mirando a saber dónde. Entonces cayó en la cuenta y se apartó del hueco, asomando sólo la cara y parte de los hombros-. Oh. Disculpa. Estoy acostumbrado a venir aquí con tu hermana y ella ya tiene poco que verme. Lo siento. Volveré en seguida con las flores.

Instintivamente se dio la vuelta, para mirar por el hueco apretando los labios. ¿Que su hermana le veía qué? Desde cuándo. ¿Eran novios? Qué horror. Se alegró de ser muda y esperó pacientemente, intentaba averiguar cómo decirle que quería la planta entera, así que cogió una del lugar y luego lanzó piedrecitas hacia el interior del claro, para ver si llamaba su atención.
Al momento, los ojos verdes de Viktor estaban de nuevo en su campo de visión, pues todavía esperaba que le dijera cuántas quería. Le sonrió ampliamente al notar su sonrojo, intentando quitar hierro al asunto. Tampoco era tan grave ver a un hombre desnudo.

Levantó la plantita que había arrancado y la sacudió en el hueco, luego señaló las raíces. Pensó cuántas necesitaría..¿Tal vez tres..cinco por si acaso? Levantó los cinco dedos de las manos, aun más sonrojada después de notar su sonrisa. ¿Se estaba burlando?..Era una pena no poder echar ese hueco abajo.

El muchacho asintió y volvió a perderse por el claro para buscar las plantas y arrancarlas con raiz y todo. No le fue complicado, porque realmente había muchas y crecían muy apiñadas. Así que en unos minutos estaba de nuevo frente al hueco, ofreciéndole las plantas para, en cuanto se viera libre de ellas, volver a mostrarse como un animal para atravesar las piedras. Una vez fuera, mientras se vestía, preguntó: -¿Tendrás bastante con eso? Si no, sólo tienes que pedírmelo y enviaré a alguien a traértelas.

Siempre decía que alguien más estaría ahí, otro vigilaría que no le pasara nada, otro le traería flores. Qué pasaba, que el señor era demasiado importante para ir a por flores o vigilar a una prisionera. Qué morro tenía. Aun así estaba demasiado emocionada, cmprobando que todas las flores eran las que necesitaba. Levantó la vista cuando notó un movimiento..Acabó sonriendo un poco. Qué blanco tenía el culo en comparación con el resto. Apenas atendió a sus palabras, distraída con la imagen en su cabeza, en una burla privada.

Acabó de vestirse y esperó a que se le pasase la emoción de las plantas. No pudo evitar sonreír al verla tan concentrada. En eso era a veces un poco como Krystha, le ponía pasión a lo que hacia. Eso era bueno. Se acercó, carraspeando suavemente para atraer su atención, como si realmente no quisiera interrumpirla. -Deberíamos volver, sea lo que sea lo que quieres hacer con las plantas, estoy seguro de que puedes hacerlo en casa. Mi madre pondrá el grito en el cielo si nos demoramos y tengo que llevarte a casa a una hora decente. -Después de todo, ella era una señorita y él, aunque lobo y de alma pirata, era un caballero. Ale se había encargado de darles modales para cualquier situación. Apenas llevaban unos minutos caminando cuando escucharon pasos entre la maleza. Era la frontera del territorio y no era extraño ver a humanos, cambiantes u otros lobos por allí. Tenían libertad de paso, mientras respetaran la autoridad Paine. -¿Quién anda ahí?
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Mujer precavida vale por dos [Viktor Paine] - Página 3 Empty Re: Mujer precavida vale por dos [Viktor Paine]

Mensaje por Viktor Paine Mar Abr 17, 2018 3:09 pm

Viktor dio un paso al frente, colocándose delante de Helen cuando escuchó el primer ruido extraño, acompañado de un olor que no reconocía.
-¿Quien anda ahí?? Estás en territorio Paine, da la cara.

Helen no había escuchado nada, estaba tan campante observando las plantas, como si fuesen la octava maravilla del mundo. Se chocó contra la espalda de Viktor cuando este se colocó delante e iba a protestar, cuando le escuchó dar el alto. Se asomó por un costado, la curiosidad le impedía quedarse a resguardo.

El sonido de pasos acercándose dejó de ser sutil al verse descubierto. Un tipo grande y malencarado apareció ante ellos. Le sacaba al menos dos cabezas a viktor.
-No será territorio Paine por mucho tiempo.
-Márchate antes de que digas algo de lo que luego te arrepientas.
-¿Quien hará que me arrepienta?? Tu?? Un crío que no tiene ni media hostia y una simple humana??

Helen se asustó en cuanto vio el tamaño del intruso, instintivamente cogió por el brazo a Viktor, intentando impedirle entrar en una refriega, ese hombre era mucho más grande que él. Le iba a meter un palizón.

Pero el joven Paine no parecía impresionado. Después de todo, había crecido rodeado de lobos, piratas y cazadores. Y uryan era más grande que ese tipo si cabía. O más o menos.
-No queremos problemas en nuestro territorio, si buscas protección contra cazadores, puedo valorarlo, pero no voy a permitir que intentes desestabilizar mi manada.
-¿Tu manada?? Ja. ¿Tu eres el alfa?? Esto va a ser más sencillo de lo que parecía.

Tres lobos más aparecieron entre la maleza. No pintaba bien la situación.

Helen abrió mucho los ojos y empezó a dar golpecitos en el brazo de Viktor, como si este no se hubiera dado cuenta ya de que había dos más. Intentó tirar de él hacia atrás, no era el momento de hacerse el héroe, hasta un idiota como él debía saber contar!

Viktor se había dado cuenta de que el otro no estaba solo, ¿quién sería tan idiota de ir contra él en desventaja? Desde luego, había elegido el momento, cuando él tenía alguien de quien estar pendiente y a nadie de la manada para echarle una mano. Estaban muy cerca del borde, bastante alejados del claro donde se alzaban las casas de la manada y que era ya un pequeño asentamiento. Pero no mostró nada que indicara que estuviera asustado. Lo único que hizo fue echar la mano atrás, para pegar a Helen a su cuerpo.
-No teneis nada que hacer aquí. Incluso aunque me matarais, otro Paine asumiría el mando y, créeme, no te conviene cabrear a mi familia, tenemos mal perder.
Uno de los otros, se acercó por detrás a la muchacha y le tiró las flores, sólo para provocar.

Helen estaba demasiado pendiente de lo que ocurría delante y esta vez no se quejó cuando Viktor la ocultó detrás de él. Quería ser independiente y útil, pero prefería serlo estando viva. Cuando alguien le tiró las flores al suelo, se dio la vuelta, enfadada y apretó los labios. Si hubiera sido Krys, le habría arrancado las manos, pero en vez de eso, sencillamente se inclinó para recogerlas lo más rápido posible y apretar las flores contra su pecho mirando fijamente al hombre que estaba en la espalda de Viktor. Ahora nadie se hubiera quejado de tener bolitas de navidad a mano, ¿verdad?
Helen cogió aire y observó al hombre que tenía delante, para ver si distinguía algo, al menos su procedencia, lo mismo si conseguía hacerle entender que era de una familia importante les dejarían en paz.

Si, hubiera querído que Helen tuviera un buen puñado de bolas de ésas, pero no iba a quejarse ahora, necesitaba sacarla de allí.
-Veo que sabeis cómo tratar a una dama. ¿Quereis disputarme el puesto? Bien, hagámoslo como corresponde, con un reto de alfa.
O lo que venía siendo uno contra uno, el que vencía se quedaba con la manada. Se hacía a la vista de todos y nadie podía intervenir. Nadie había disputado jamás el liderato de un Paine. A nadie se le habría ocurrido hacérselo a su padre, pero claro, él no parecía más que un chiquillo debil y hasta enfermizo, que establecía alianzas con hechiceros y cazadores.
El grandullón se rió en su cara.
-Claro, chiquitín. Es más... si te gano, cosa que va a pasar a todas luces, me quedaré a la muchachita como premio.

Helen apretó los labios, su educación no le permitía hacerle un corte de mangas, no era su seguridad lo que le preocupaba, pero Viktor estaba loco y no quería que se enfrentase a ellos solo. Debería buscar al grandullón y al que vio en pelotas, el de los huevos simétricos. Se giró dando la espalda al otro tipo e intentó tirar del brazo de Viktor, mirándole con el ceño fruncido.

Viktor suspiró, chasqueando la lengua.
-Es por tipos como vosotros por los que toda nuestra raza tiene la fama que tiene. Aunque claro, mirándote esa cara de penco que tienes, la única forma de conseguir una mujer debe ser pagándola o a la fuerza.
Esas palabras obtuvieron una respuesta contundente. El tipo soltó un revés que lo hizo apartarse de Helen y le lanzó contra uno de sus secuaces, que lo sujetó. Otro acudió a por él, para no permitirle moverse. El grandullón agarró a Helen.
-Vas a ver como la fuerza no es necesaria.

Helen apenas pudo reaccionar, todo sucedía demasiado rápido para ella. Si hubiera podido gritar del susto lo hubiera hecho. En cuanto vio a Viktor atrapado intentó correr, pero el apretón sobre su brazo le impidió llegar lejos. Tiró varias veces, resistiéndose, pero no era difícil comprender que iba a ser tarea imposible. Levantó la pierna, intentando pillar una zona sensible con su rodilla.

El lobo era demasiado grande para que ella pudiera hacerle algo, pero sí tocó la fibra sensible de Viktor. En eso era como su padre, nadie tocaba lo que era suyo en sus narices y vivía para contarlo. Se dejó caer hacia atrás, provocando que los que le sujetaban se desequilibraran y dieran con los huesos en el suelo. Apenas se vio libre, sus garras estaban en la garganta del intruso.
-Tócala y será lo último que hagas.

Podía haber sido un niño consentido por su familia, pero su padre se había encargado desde que supo andar de curtirlo en esas lides. Le había enseñado a pelear, incluso cuando le superaban en número.
Además, cuanto más tiempo pasara, más posibilidades había de que llegara alguien a ayudarles, porque los lobos solían rondar los bordes cada rato. O sus hermanos irían a buscarle por cualquiera de sus tonterias.

Forcejear había sido un intento inútil, pero no podía quedarse quieta sin hacer nada, hasta que empezó la pelea y vio las garras de Viktor en la garganta de quien le sujetaba, se quedó sin aliento e intentó retirarse despacio, esperando que el tipo no fuera imbécil y la dejara ir.

El tipo demostró no ser tan tonto y la soltó. Porque los dedos de Viktor habían marcado su piel y la sangre brotaba en pequeños puntitos. Los dos a los que había golpeado, saltaron encima de él de nuevo, apartándolo a la fuerza de su jefe, pero provocando que arañara su piel. Se llevó un par de golpes, mientras el último retenía a Helen.
-¿Crees que estás en posición de amenazar?
Y debía creerlo, porque sonreía con superioridad, a pesar de que le habían partido el labio. Esa risa le costó otro par de golpes y, a dferencia de lo esperado, sólo consiguieron que sonriera más.
-Realmente eres idiota. Me has hecho sangrar. En mi territorio. Donde vive mi madre. Has firmado tu sentencia.
Helen no podría escucharlo, pero los pasos apresurados de varios lobos ya se dirigían hacia allí. ¿En qué cabeza cabía que Aletheia no hubiera usado hechizos para saber cuando sus hijos sangraban?

Helen intentó alejarse de nuevo, pero en cuanto dio un par de pasos tenía al hombre delante de ella, se quedó quieta mirando a Viktor, no sabía qué hacer, deciió que lo mejor era no ser un estorbo y se quedó muy quieta mirando al tipo cohibida.
Si el hechizo de Aletheia no fuera necesario, el olor de la sangre bastaba, Uryan no era el mejor rastreador del mundo, pero el olor de la sangr de Viktor la conocía muy bien. Soltó un ligero mordisco al trozo de carne con el que había estado jugando y empezó a caminar hacia la zona de donde venía el olor, aunque ea bastante lejos.

Esthia iba tras él, alegremente, porque olía la sangre igual que él, pero iba con más ánimo.
-Creo que van a equilibrarse las tornas. ¿Vais a iros por vuestros propios medios o vamos a tener que sacaros?
-Oh, vamos, Ury, no puedes pedirte tú al grande, no es justo. ¡¡Yo también quiero divertirme!!-se escuchó la voz de Esthia, quejándose en la distancia.
-Helen, ¿estás bien? No te preocupes, no van a hacerte lo más mínimo, tienes mi palabra.

Estaba un poco asustada..Para qué engañarse, pero asintió con la cabeza y se intentó mover poco a poco hacia él, por si el grandullón tenía la idea de usarla a ella como escudo o vete a saber.
Uryan gruñía, trotando en forma de lobo con el hocico pegado al suelo mientras seguía el rastro.
- Tu ya tienes un grande del que preocuparte.

-Pero no es lo mismo, Ury, lo tuyo me pone. -Cualquiera diría que iban a plantar cara a los intrusos junto a Viktor, casi parecía que iban a divertirse.
-Deberías soltar a la señorita -dijo Viktor al que sujetaba a Helen-. Uno de vosotros ya le debe una disculpa, no quieras sumarte a él.

Helen miró al que le sujetaba con ojos de cachorro, bastante cohibida, pero sin intención de hacer ninguna locura.
Uryan le lanzó de nuevo un mordisco más juguetón que otra cosa, justo cuando el lobo rojo salió de la espesura y observó la situación, al momento el pelaje de su lomo y su cuello empezó a erizarse.

-Tsk, tsk, tsk. Muy mal, Vik. ¿Montas una fiesta y no nos invitas?

-Prefería tener algo de intimidad.
-Eres un alfa cruel. Peor que tu padre -hizo un puchero.
Los que sujetaban a Viktor, le soltaron al ver que ya no estaba solo, esos dos lobos sí parecían más peligrosos. Al verse libre, Viktor saltó de nuevo sobre el grandullón, haciéndole caer. Entrenar con su padre, con esthia, con Uryan, con todos sus hermanos a la vez, le habían dado habilidades que no aparentaba tener, dado su aspecto.
-Discúlpate con la señorita. Por el susto, por las flores y por haber interrumpido nuestro paseo. Ahora.


Helen empezó a enrojecer, pero seguía sin atreverse a mover un pelo, no debería tener tantas molestias solo por ella, si no le habían hecho nada. Tal vez era una forma de mear el territorio, pero aun así se fue acercando poco a poco, le gustaría decirle que todo estaba bien, que no había pasado nada y que la amyoría de las flores habían sobrevivido. Pero lo único que pudo hacer fue apoyar una mano en su hombro e intentar retirarle de encima del otro tipo.
Uryan permanecía inmóvil con la cabeza baja y los ojos fijos en los demás, por si se atrevían a atacar a Helen o a Viktor mientras el chico ponía las cosas en su sitio. Gruñó, para hacerse notar y porque no estaba de humor.

Viktor agarró con suavidad la mano de Helen.
-La señorita está esperando -insistió, todavía con las garras contra la garganta del grandullón en el suelo, apretando hasta tal punto que le costaría hablar.
-Lo siento -escupió con asco, claramente no lo sentía, pero no quería más problemas, no le había salido bien y ahora que el muchacho no estaba solo, la idea de plantarse en el claro con su cuerpo y reclamar el territorio no tenía cabida.
-Marchaos. Y recordad que no sois bien recibidos en mi territorio.
Le soltó y miró a Helen.
-¿Estás bien? Será mejor que te acompañe a casa. Uryan, Esthia -dijo sin apartar los ojos de la Blackmore-, encargaos vosotros de que estos cuatro salgan de mi bosque.

Tampoco quería más problemas, no tenía alma de guerrero, así que se retiró un poco cuando Viktor le preguntó y asintió con la cabeza. Estaba un poco aturdida todavía, con el susto en el cuerpo e inconscientemente prefirió no separarse mucho de Viktor aunque Uryan hubiera camino amenazante hacia el resto de licántrpos para presionarles y que se fueran, gruñendo todavía.

Viktor le ofreció el brazo, como si allí no hubiera pasado nada, y echó a andar hacia la salida del bosque, rumbo a casa de los Blackmore. Prefería llevarla sana y salva y hablar con Axel personalmente de aquellos lobos. No estaban bajo su protección, no los tenía controlados y seguramente hicieran alguna barrabasada para darles mala fama y generales problemas.

Se agarró a su brazo sin oposición, se dijo que Krystha se hubiera podido defender sola y ella también...Con los Huevos de Pascua, pero así..Cogió aire y lo soltó despacio. Se detuvo un momento, cuando estaban a punto de salir del bosque por el puentecillo que llevaba a la carretera hacia la ciudad. Se apoyó en la barandilla de madera mirando el agua debajo, alicaída.

El muchacho se detuvo a su lado, mirando el agua igual que ella.
-Has sido muy valiente. Siento que te hayas visto envuelta en esto por mi culpa. Ser el jefe es algo más que dar órdenes, a veces también tienes que ver la parte fea del asunto. No tienes que volver mañana si no quieres, lo arreglaré con tu padre.

Le miró con aire de incredulidad, no necesitaba que le dieran palmadas en la espalda, ya sabía que no era valiente, no hacía falta ser condescendiente, pero él si lo había sido. Sonrió de medio lado para quitarle importancia y le dio unas palmaditas sobre el hombro. Tendrían que ingeniarse una forma de comunicarse. Era más frustrante de lo que parecía. Le hubiera gustado decirle que no era culpa suya, en todo caso la culpa era de ella por no saber defenderse sola. Suspiró de nuevo y extendió la mano para descubrir un poco los rasguños que le habían hecho.

El lobo agarró su mano.
-Krys me mataría si te hubieran hecho algo
-y por supuesto, no pensaba consentirlo por él mismo, pero tenía que decir algo, no podía quedarse allí, mirandola en silencio, con la mano de la muchacha entre las suyas. Porque no era estúpido sabía que la adrenalina que todavía tenía en su cuerpo podría jugarle una mala pasada y acabar haciendo algo de lo que después se arrepentiría.

Puso los ojos en blanco unos segundos. Otra vez su hermana, por qué siempre tenía a Krystha en la boca. Intentó apartar la mano de entre las suyas, algo ofuscada, solo temía por su pellejo si a una Blackmore le pasase algo, no sabía por qué le molestaba tanto ese detalle. De nuevo intentó descubrirle las heridas, para ver si eran graves o si necesitaban algo de atención.

Esta vez se dejó hacer, aunque realmente sólo necesitaría una noche de sueño. Ser licántropo tenía ciertas ventajas.
-Estoy bien, tranquila.
-Aunque era agradable que alguien se molestara en verle las heridas que no fuera su madre. Krys y Arya ya estaban tan acostumbradas a la rapidez de curación que tenía que pasaban de él y lo dejaban hecho bolita en un rincón hasta que se le pasaba. -Vamos, antes de que esto llegue a oídos de tu padre y organice una batida.

Sonrió y negó con la cabeza, seguramente su padre se fiase de los Paine más que ella, pero aun así cedió y cubrió las heridas para empezar a caminar, de todas formas no sabía dónde estaba su casa exactamente y se perdería si fuese sola, se quedó pensando en sus cosas, sin discutir demasiado, dándole vueltas a lo ocurrido.

El silencio era algo tenso, pero Viktor no quiso romperlo, pensando que Helen prefería ir así, sin tener que hablar con él por obligación. Apenas llegara a su casa, hablaría con Axel para dar por finalizada esa especie de castigo que le habían impuesto a Helen. No quería volver a ponerla en peligro. De algún modo, todos sus instintos habían saltado cuando pensó que ese lobo iba a hacerle daño allí, en su territorio, delante de sus narices, donde se suponía que ella estaba segura.

Le dejó hablar con su padre, sin interferir, entró en casa y no parecía con ánimo de salir hasta que salió por debajo del brazo de su padre cogiendo a Vik de la mano y tirando de él hacia e interior de la casa sin hacer ningún gesto o comentario, como si no tuviera más elección que seguirla.

Sin oponer resistencia, Viktor la siguió, lanzando una última mirada a Axel, que dejaba el asunto zanjado. Helen no volvería al bosque obligada, porque en aquellos pocos días había estado bien, sí, pero nunca se sabía si, como justo ése, podía acabar envuelta en un peligro sólo por que ellos habían determinado que tenía que ir hasta allí.
-¿Dónde vamos?

Le dejó sentado en un sofá del salón, llevo de cuadros y adornos victorianos, muy recargados pero en su justa medida, al menos su madre tenía cierto gusto por los encillo que la mayoría de mujeres de la época no tenía. Después de otro ratito colocó un pequeño maletín sobre la mesa y lo abrió rebuscando entre los frascos y cajas, sacando unas gasas limpias y algo que parecía desinfectante. Le miró de reojo un instante antes de inclinarse para limpiar las heridas que había visto. Anaé solo podía esperar en casa a que sus hijos y su marido volvieran y atenderles si era necesario, una rotura o una rodilla despellejada, Anaé siempre era igual de atenta y Helen no podía dejarle ir sin al menos limpiarle bien.

Arqueó las cejas. ¿En serio? Le daba hasta apuro.
-No hace falta que te molestes, Helen. Se curarán solas en un rato. -Pero aun así se dejó hacer, porque vio en su rostro que no iba a aceptar un no por respuesta. -Ja, ahora entiendo cómo se sentía mi padre cuando mi madre se ponía a curarle en silencio. ¿Sabes que esa mirada es peor que los golpes que me han dado?

Levantó los ojos un instante, solo estaba concentrada..Y algo preocupada, pero nada más. ¿Qué mirada? Apartó los ojos para seguir curándole, hasta le puso un par de gasitas limpias con adhesivo, asegurándose que todos los cortes estuvieran cubiertos. Se sentó, cogiendo el cuaderno de notas que siempre usaba y escribió con tranquilidad, le acercó la hoja para que pudiera leer.- No ha sido culpa tuya.

Él sonrió.
-Lo sé. Pero sí ha sido por mi causa. Si yo no hubiera sido el alfa, ellos no nos habrían atacado. Siento haberte puerto en peligro. Creo que será mejor que me vaya, mi madre debe estar gritándole a Esthia y Uryan por haberme dejado venir antes de que ella viera cómo estaba. -Se puso en pie, hizo una inclinación, a modo de saludo formal y se despidió-. Ha sido un placer, a pesar de todo, señorita Blackmore. Que tenga buena tarde. -y se dispuso a marcharse.

Se quedó pensativa, seguramente esas serían las palabras que le dijera su padre a su madre cuando se enteró de su ruina, historia pasada, ella ni siquiera la vivió pero había afectado tanto a su familia que todos sus hermanos habían escuchado lo ocurrido mil veces. Escribió como una bala y desordenada, odiaba cuando la gente no le dejaba hablar. Le pegó con el cuaderno en el hombro para llamar su atención y luego lo giró.- No es por tu culpa, es por mi. Si no fuera tan guapa no hubieran querido raptarme, no te miraban mucho, no les importabas.

Se echó a reír abiertamente. Tenía una risa bonita.
-Eso no te lo puedo negar. Yo también te raptaría. Pero ya sabes, eso me traería problemas con tu padre, mi madre me reñiría como a un crío y me obligaría a devolverte... Tsk, demasiados problemas. Aunque eso no quiere decir que vaya a dejar que otro te rapte en mi lugar.

Sonrió de medio lado, al menos había conseguido que dejase de parecer tan triste. Volvió a escribir, aunque esta vez fue rápido y le enseñó el cuaderno.- Ten cuidado.

-A sus órdenes -le guiñó el ojo-. Hasta otra.
Porque bueno, estaba claro que se verían otra vez, aunque no sería al dia siguiente, puede que ni siquiera la semana siguiente. Helen no tenía obligación de volver y él iba a estar un poco ocupado cerciorándose de que esos intrusos habían entendido que él era un alfa joven, pero era un alfa y que aquel era su territorio y no dudaría en defenderlo con garras y dientes. Aunque tal vez sí que le dejara un regalito en la puerta. Después de todo, ¿qué le costaba ir a buscar un puñado más de flores para compensar las que le habían destrozado?
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Mensaje por Helen H. Blackmore Dom Abr 29, 2018 6:09 am

Krystha llegó del brazo de Viktor, normalmente siempre venían con sus familias, pero esta vez era diferente. Krys estaba acostumbrada al ambiente, se relacionaba con todos, siempre cogida del brazo del Paine, al menos podía reír y actuar como era siempre con su amigo a su lado, hasta que saludando a unos miembros de la Logia, se quedó callada mirando al fondo.

Anaé era quien siempre acompañaba al capitán a todos los eventos y hasta se parecían, Helen siempre había sido la que era más parecida físicamente y mentalmente a su madre, llevaba el cabello recogido muy bonito, con trenzas y adornos florales, sin duda ese era el toque de su madre.  No llevaba apenas maquillaje, pero tampoco lo necesitaba, iba del brazo de su padre, que iba impecable mientras ella se dejaba llevar hacia la gente mientras Axel le presentaba gente.

Viktor se quedó tan asombrado como Krystha al ver entrar al capitán de la Orden. Esperaba verle entrar con su esposa, como siempre, del mismo modo que él iba por costumbre con su madre. Pero se veía que esa noche era la de cambiar tradiciones, porque él venía con una Blackmore del brazo, su madre había acudido con su hermano y Axel con Helen. Estaba realmente deslumbrante, preciosa. El Paine no reaccionó hasta que sintió los dedos de su madre bajo su barbilla. -Vik, cariño, compórtate.

Krystha no había dicho nada, intentando entender qué significaría todo aquello, hasta que notó a Viktor tenso a su lado, le miró justo cuando apareció Aletheia para cerrarle la boca y ella no pudo evitar sonreír.- Viktor Paine, ¿Estabas babeando por mi hermana?
El capitán hizo la ronda saludando y conversando con cada grupo, hasta que vio a su primogénita, se acercó, saludando primero a Aletheia como la etiqueta bien mandaba y luego saludó a Ewan. Helen estaba un poco fuera de lugar, pero para orpresa de todos estaba bastante tranquila.
Vestido de Helen:

Miró a Krys y frunció el ceño. -No estoy babeando. -Pero es que la jodida niña era un caramelo. Su fino oído de lobo escuchó más de un comentario, todos en la misma línea. Y sintió ganas de callarles la boca a todos. Una cosa era que él pensara que estaba preciosa y que se merecía un bocado, y otra que fuera a dejar que otros se lo dieran. Era la hermana pequeña de su mejor amiga, la hija de su socio, tenía el deber moral de protegerla.

Helen miró también a Viktor e hizo una inclinación de cabeza a modo de saludo, se le veía muy raro con...ropa decente. La mayoría de veces acababa desnudo de un modo u otro, la presencia de Aletheia le animaba bastante, al final le gustaba la bruja, contestaba todas sus dudas si podía y si no, le traía libros que pudieran ayudar, le dejaba estudiar y estar tranquila en un rincón de su casa. Se acercó a ella con una sonrisa tímida, pero era evidente que se alegraba de verla. Krystha, por su parte, aun intentaba averiguar el significado de la reacción de Viktor.- Oh cielos...No mires...Pero es tu buen amigo..Jamesworth.

-Querrás decir tu amigo -desvió los ojos de Helen para mirar al susodicho, quien se dirigía directo hacia ellos, para hablar con Axel de su recurrente propuesta para Krystha. Axel le había dicho que lo pensaría, llegado el momento, pero que aún no iba a disponer un matrimonio para ninguna de sus hijas, así que no era un candidato, porque no había ninguno. Pero él insistía en cada ocasión que podía. En ésa, incluso le dijo que no le importaba quedarse con la segunda de sus hijas, Helen. -Lo mato- masculló Viktor, apretando los dientes-. ¿Ves el interés que tiene en ti? Lo que busca son los títulos y la posición. -Aletheia estaba contándole a Helen sobre un libro nuevo que tenía y que esperaba que le gustase, así que no se percató de la reacción de su hijo.
Krystha saludó la entrada de Jamesworth y dado el tema se alejaron un poco para poder tener algo de intimidad, la mayor sonrió divertida y se inclinó un poco para poder decirle algo a Paine al oido.- O me ha visto de tu brazo y sabe que conmigo no tiene posibilidades...

Helen no se enteraba de nada, lo normal era que su hermana se llevase siempre toda la atención, la admiración y también los chismorreos, algo con lo que ella se sentía totalmente de acuerdo, así pasaba desapercibida, o eso pensaba ella, miraba a Aletheia con los ojos brillantes y muy abiertos, claramente entusiasmada con el tema, tanto como para no haberse dado ni cuenta de que su padre se había alejado.
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Mensaje por Viktor Paine Lun Mayo 14, 2018 1:19 pm

-Ven mañana a comer a casa, si no estás muy cansada de la fiesta y te enseño el libro. Voy a hacer algunas de las mezclas que contiene, si me quieres ayudar -invito la bruja.
-Dudo que sea eso. Sabe que yo no tengo título y que mi presencia aquí es por la influencia de mi abuelo. Explícale tú que soy un licántropo y que tengo más poder en París que él, a ver cómo se lo toma.

Helen asintió con la cabeza emocionada, su padre y Jameswroth terminaron de hablar y se unieron a la conversación.
-Disculpe, señorita Helen, me concederia el primer baile?
-Helen se quedó pasmada, luego miró a su padre que se encogió de hombros y esta sonrió y asintió con la cabeza.- Perfecto, le buscaré entonces, señoritas... Paine.- Y se alejó a reunirse con otros.
Krystha se había mantenido callada, se alegraba de que gracias a Vik se hubiera quitado de encima al plasta.
-El unico problema que puedes tener con Jamesworth es que os guste la misma y no tienes ese problema. Mas bien dedícate a aplacar la sed de sangre que veo en ese corrillo de damiselas, seguro que estan deseando bailar contigo.


Si las miradas matasen, Jamesworth estaría ya en su cuarta reencarnación. Los ojos verdes de viktor lo fulminaron cuando pidió el primer baile de Helen. No tenía derecho a protestar, porque él tenía acompañante en la fiesta. Pero es que sabía que ese idiota solo buscaba el poder de los blackmore.
-No tengo ganas de bailar -mascullo enfadado. Aunque sería cosa de un momento, porque en el fondo no le disgustaba.

Krys se rió por.lo bajo.- No.seas cascarrabias.- Le dejó un momento a solas y fue en busca de un par de copas, que servían en frente de una exposición de canapés, no era muy normal pero se empezaba a hacer en las fiestas donde el anfitrión era más moderno y se unía a las tendencias.
Helen recibió un par de visitas más, sobre todo en grupos, incluso de chicas de su edad, pero se notaba lo incómoda que estaba, sobre todo cuando le empezaban a hacer preguntas y ella no podía darles respuesta. Una de las chicas comentó algo, que hizo mirar a Helen a otro lado y fue entonces cuando la chica pidió disculpas.
-Oh, no serás la Blackmore que no puede hablar,no? Qué despistadas somos! Y nosotras haciéndote preguntas sin parar.- El tono indicaba verdadero apuro pero sus formas... Helen sabia leer muy bien el lenguaje corporal.
Krystha llegó, entregando la copa a Viktor de pasada y fue derecha hasta su hermana para entregarle la suya, mantuvieron una de esas conversaciones unidireccionales.
- No quieres? Que prefieres, deberías aprovechar, papá no te dirá nada si bebes tu primera vez en una fiesta. Esta bien, te traeré limonada.- Levantó la vista hacia Viktor y le hizo una señal, para que se acercara.- Viktor,- Que quedase bien clara.la.confianza- Harper necesita algo de beber, la acompañarias?

Igual que las hermanas se conocían a la perfección entre ellas, Viktor conocía cada detalle de Krystha y supo que bajo esa pregunta había una petición clara. Las chicas estaban haciendo sentir incómoda a Helen y necesitaba un empujoncito hacia arriba para su autoestima. No solía hacer ese tipo de cosas, porque no era de los que se iban pavoneando, pero sabía que las chicas murmuraban sobre él, así que todas se darían cuenta de que se acercaba al grupo. Lo que seguro no esperarían es que se llevara a Helen con él. Y, por supuesto, no sería a beber, sino a bailar. Le importaba muy poco que Jamesworth le hubiera pedido el primer baile, no iba a esperar y a dejar que la humillaran. Le guiñó un ojo a Krys, se colocó la chaqueta y se encaminó hacia el grupo de muchachas esgrimiendo esa sonrisa marca Paine, acompañando esos andares de soy-el-dueño-del-lugar.
-Disculpen, señoritas. Espero que no les importe que les robe un momento a la señorita Blackmore. Estoy seguro de que la charla es muy interesante, pero permítanme el atrevimiento. -miró a Helen y le ofreció la mano, con la palma hacia arriba, la otra a la espalda, inclinándose levemente ante ella-. ¿Vamos?

Krystha sería lo que fuese, podía meterse con si hermana, llevarse mal, igual que con el resto de sus hermanos, que habian tenido rencillas siempre, como cualquier familia, pero de ahí a permitir que otros se burlasen de ella habia un buen trecho. Se llevasen mejor o peor, eran Blackmore y la familia era muy importante para ellos. Por eso mismo, cuando el lobo captó en seguida lo que pretendía le dedicó una mirada de complicidad. A ella no le importaba bailar el primer baile con Vik o no, de hecho se acercó a su padre, que estaba enfrascado en una de sus conversaciones y después de pedir disculpas y hacer reír a los hombres que hablaban con él se llevó a su padre para abrir con él el salón.
Helen, que como siempre no se enteraba de mucho miro a Krystha con los labios apretados, porque no le gustaba que apareciera ella como un caballero blanco, pero madre mía cómo se lo agradecía, no sabía cómo se había dejado convencer, ella estaba mejor en las sombras por mucho que su padre dijera lo contrario, se sintió enrojecer e hizo la reverencia que exigía el protocolo antes de coger la mano de Viktor que le pareció agua de mayo. Su hermana tenía motivos para ayudarla pero el Paine ninguno y le hizo un gesto de agradecimiento justo cuando se detuvieron en mitad de la pista. Ni se acordaba de Jamesworth, bastante tenía con contenerse y no echar a correr.
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Mujer precavida vale por dos [Viktor Paine] - Página 3 Empty Re: Mujer precavida vale por dos [Viktor Paine]

Mensaje por Helen H. Blackmore Vie Mayo 25, 2018 10:26 pm

Con una sonrisa triunfal, Viktor guió a Helen entre las demás parejas que bailaban, sus ojos verdes fijos en ella. ¿Cómo no se había fijado antes en lo bonita que era?
-Estás preciosa. -tacto made in Paine. Pero lo decía totalmente en serio.
Jamesworth los miraba desde un lateral, con el ceño fruncido, pero no quería dar un espectáculo, así que tendría que esperar a que terminase la pieza para reclamar la falta de cortesía de Helen, que se había comprometido con él para ese primer baile, y la de respeto de ese Paine, que claro, qué iba a esperarse de un mugriento que vivia en el bosque como los salvajes.

En el grupo de chicas, esa pieza fue el cotilleo instantáneo. ¿Qué tenía ésa para que un chico como ése la invitase? Porque él no podía ser de esos que se interesan sólo en el dinero. En ese caso, cualquiera de ellas poseía una buena dote, algunas incluso más títulos y propiedades, al no tener hermanos varones. No lo entendían.
A Viktor le daba todo igual, estaba disfrutando de bailar con Helen y de hacerle comentarios sobre los invitados para hacerla reír.

Helen estaba muy preocupada por recordar los pasos de baile que su padre había intentado enseñarle como para percatarse de las miradas de envidia y de odio que apuntaban directamente a su nuca, de hecho hubiera seguido a lo suyo considerando el baile con Viktor hasta que le hizo el comentario. Se tuvo que agarrar a su hombro al tropezarse y pisarle el pie e hizo una mueca de disculpa. Le miró buscando una burla..O algo..Porque que Viktor le dijera que estaba bonita cuando siempre le había dicho de todo menos eso...Era raro.

Pero no había rastro de burla en su expresión o en sus ojos, al contrario, estaba tranquilo y relajado, disfrutando del momento. Ni siquiera estaba lanzándole una mirada de superioridad a Jamesworth por haberle ganado la partida. Era un cumplido genuino y sincero. La sujetó con firmeza por la cintura para que no se cayera, pero no la retuvo contra su cuerpo más de lo necesario, no quería hacerla sentir incómoda. -¿Estás bien? -Cuando la pieza llegó a su fin, se detuvieron y él volvió a inclinarse, para agradecerle el baile, y le ofreció el brazo, para acompañarla de vuelta a donde estaba su padre. -¿O prefieres volver con el resto de muchachas? -preguntó. Fuera como fuere, el beso en la mano no se lo iba a evitar nadie.

Asintió con la cabeza aun un poco desubicada, no por tropezarse si no por cómo se estaba comportando él, cuando hizo el segundo comentario suspiró y arrugó la nariz, ese era el Paine que conocía, el pedante engreído, no el amable. Miró hacia su padre que cedía su sitio a un caballero que había pedido bailar con Krystha.
Su padre se alejó de modo que le daba a ella la oportunidad de seguirle, de no ser por el beso en la mano que le dio VIktor que le hizo detenerse y volverle a mirar desconcertada.

Con un gesto la invitó a seguirle hacia la mesa donde estaban las bebidas, así podrían hablar sin estar en medio de la gente que seguía bailando. Al llegar a la mesa, sirvió dos vasos de limonada y le ofreció uno. -Míralas, con disimulo. Se están preguntando por qué te saqué a bailar a ti en lugar de a ellas. Me muero de ganas de ir y soltarles un par de verdades -de repente estaba hablando con ella con la misma franqueza con la que hablaba con Krystha. Tal vez no tan visceral, pero sí mostraba confianza en ella hasta el punto de no fingir y hablar de lo que realmente pensaba-. Pero le he prometido a mi madre que me comportaría.

Le miró pensando si era realmente Viktor o quién, pero luego sonrió pensando que por muy bien vestido que fuera seguía siendo el mismo animal que conoció. Cogió la limonada, agradecida de no tener que aceptar algo con alcohol, no estaba preparada para eso todavía. No pudo evitar mirar a las chicas que antes se habían metido con ell, mirando más a Viktor que a ella, en realidad. De nuevo se fijó en el lobo..A ver..Si le miraba con ojos inocentes y no con resentimiento, podía aceptar que era bastante guapo, pero a parte de eso..Le miró con curiosidad..¿Qué verdades les iba a decir? No podía decirles nada por acordarse de que era muda, era verdad al final..Y algunas de ellas eran de familias incluso más poderosas que las suyas. Seguramente se creían con derecho a decir lo que quisieran con impunidad.

Resopló. -Perdona, sé que no debería meterme, pero es que las escucho. -Estaban lo bastante cerca y él tenía el oído puesto, para qué negarlo-. No sé qué tiene de increíble que saque a bailar a la muchacha más bonita de la fiesta -gruñó entre dientes, dando luego un trago al vaso. Parecía que hablaba más consigo mismo que para ella. Podría haber dicho algo más de lo que comentaban, pero JAmesworth eligió ese preciso momento para ir a tocar las narices. J-vaya, vaya, vaya, Paine. Veo que no tienes claro cual es tu lugar. ¿No te enseñó tu madre modales? La señorita Blackmore se había comprometido conmigo para su primer baile. V-Haber estado más rápido. J-Esto es un salón de baile en una recepción, no el bosque. Aquí seguimos unas normas y no nos comportamos como salvajes. V-No tienes idea de lo salvaje que puedo llegar a ser si me lo propongo. J-Me lo imagino. V-Estás muy lejos de imaginarlo. Pero, para tu pesar, sí tengo modales, así que no perderás los dientes por bailar con la señorita. A menos que la hagas sentir incómoda.

Enrojeció de nuevo, en parte se odiaba a sí misma por reaccionar así, pero nadie le había dicho que era bonita, mucho menos él que siempre le hacía hincapié en lo poco atractiva que le parecía. En realidad, solo le sacaba porque se lo había pedido Krystha...De alguna manera, no se quejaba, le había librado de un momento incómodo y staba agradecida. No se acordaba de Jamesworth, hasta que se unió a ellos, Helen abrió los ojos, dispuesta a pedir disculpas, ¡Se le había olvidado! Pero entonces empezó la rencilla entre los dos hombres. No le gustó nada que mencionara a Aletheia, era una mujer respetable, no se merecía que pusieran en duda su forma de educar. Miraba a uno y a otro, cuando la cosa fue a mayores apoyó una mano en el brazo de Viktor intentando tranquilizarle. Le miró, entre disgustada y preocupada y cogió a Jamesworth del brazo casi arrastrándolo a la pista de baile.

Los ojos verdes del lobo se entrecerraron, pero no impidió que se alejasen hacia la pista. En su lugar, se quedó allí, apretando el vaso hasta tener blancos los nudillos. ¿En qué momento se había puesto como un imbécil a medírsela con Jamesworth? Él no tenía que medirse con nadie y mucho menos por una mujer. No era una competencia. ¿Entonces por qué tenía esas irrefrenables ganas de estamparle el vaso en la cara a ese idiota? Regresó junto a Krystha. -Dime por qué no puedo arrancarle la tráquea a ese tio. Con los dientes.
Krystha se sorprendió al principio, miró hacia la pista de baile y luego pidió disculpas y le quitó el vaso a Paine para dejarlo sobre una mesa, por precaución. Le guió a la pista de baile mientras pensaba y se unía a las parejas que daban vueltas por el salón.-Porque hasta su sangre debe de saber a miel. Vik, ¿Qué te pasa?¿Va a ser luna llena pronto..?Tienes peor humor que yo cuando me toca la semana de infierno.

-No, la luna no tiene nada que ver. Es ese imbécil -explicó mientras bailaban, pero no la miraba a ella fijamente, como solía hacer, mientras charlaban, sino que estaba pendiente de que Jamesworth le diera un minimo motivo para separarlo de Helen. Los lobos eran territoriales, mucho, incluso antes de darse cuenta. A su padre le pasaba exactamente lo mismo. -¿Te puedes creer que ha venido a decirme que soy un salvaje porque le he robado el primer baile de Helen? ¡Y todas las primeras cosas le voy a robar como me toque las narices!
Krystha no sabía si reírse o soltarle un guantazo para hacerle entrar en razón, en vez e eso apoyó una mano en su mejilla con suavidad para intentar llamar su atención.- Paine..¿Te estás enrabietando? Parecen estar bien, no se atrevería a hacer nada, está mi padre aquí y aunque no lo estuviera..Están en un lugar público, una cosa es una niñata venida a más pero no harán nada en contra de ella..Tal y como yo lo veo, Paine...Tienes dos opciones. O salimos fuera, a que te de el aire o no te separas de Harper en toda la noche si tan insoportable te vas a poner cada vez que alguien le saque a bailar.

-No me pongo insoportable porque la saquen a bailar. Es Jamesworth, que me saca de mis casillas. ¡Soy un maldito lobo, Krys! Le oigo, le huelo. No es trigo limpio. -Amen de que no podía ponerle en su sitio como correspondería, porque el muy idiota era de los que no sabían de la existencia de brujos, cazadores y demás familia. Por eso no entendía el respeto que le mostraban a él, un don nadie, hijo de un pirata que se merecía la muerte en la horca.
Suspiró.- No me creo que sea el único trigo sucio que hay aquí. Estás..Sensible, no me digas que no.- Seguía bailando, tranquilamente, pero miraba de vez en cuando a Helen, también asegurándose de que estuviera bien.-..Mira no parece que ella esté mal, está contando los pasos de baile y no parece incómoda. Tienes a media docena de muchachas pendientes de ti..¿Por qué te molesta un gallito de corral como él?

Miró a Krys arqueando una ceja, como si fuera una pregunta estúpida. Aún no era consciente de la evidente respuesta. -No me interesa bailar con esa media docena de muchachas. Tú eres mi pareja esta noche y bailaré con mi madre, porque es mi madre y sé que le hace ilusión, y con Helen. Fin.

Volvió a reírse.- Qué a la defensiva estás. No se si vas a poder bailar con Helen, no dejan de mirarla, parece que yo he pasado a segundo plano desde que me han visto llegar contigo. Me da que hoy bailaremos entre nosotros y nuestros padres. Magnífica velada.

-Sabes que puedes ir a bailar con quien quieras, yo no me voy a poner celoso. Están todos como buitres con tu hermana, como si fuera carne fresca. No me gusta. -sentía si le estaba estropeando la velada a su amiga, pero era una sensación muy visceral, un instinto que le nacía de lo más profundo de las entrañas. Esa necesidad de protección irracional que sentía por sus hermanos, por su madre, por ella... Eso era porque reconocía a Helen como parte de la manada, ¿no? O al menos como alguien bajo su protección.
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Mensaje por Viktor Paine Sáb Jun 02, 2018 6:19 pm

Krystha notaba que algo no iba bien, empezaba a preocuparse más que enfadarse. Siempre se habían reído de Jamesworth, pero esta vez Viktor se lo estaba tomando como algo personal. Nunca habían soportado al gallo de corral, pero nunca había sido tan agresivo..Tal vez porque ella podía defenderse sola, pero Helen..
-..Lo que quiero es distraerte, Viktor..Parece como si estuvieras a punto de estallar.

Al final claudicó. Dejó que Krystha le arrastrase a los jardines. Cualquiera que les viera pensaría que buscaban un poco de intimidad. Después de todo, habían acudido juntos. Pero el lobo no parecía quedarse tranquilo.
-Sabes tan bien como yo que ese idiota no va a querer a tu hermana, solo quiere su dote y la posición que le daría ser parte de la familia blackmore.


-Y eso qué más da? Es la primera vez que alguien le presta atención, deja que disfrute..Ya se que es un poco..rara, pero no es del todo tonta, no se va a dejar engatusar por el primero que se le pone delante..De hecho, con su apellido tiene donde elegir...y..No se, supongo que tampoco es que tengq muchas opciones, un matrimonio le daría algo de estabilidad, pero Harper nunca ha comentado nada sobre casarse...Seguramente, piense que el hombre que elija papá.estará bien...- Caminó por los jardines, disfrutando del aire fresco.

-Ya se que no es tonta, pero es inocente. Y Jamesworth sabe muy bien como conseguir lo que quiere de una mujer. - no iba a reconocerlo en voz alta, pero estaba celoso. Mucho.

- Quiere el dinero y la posición, no es nada nuevo...pero..Te refieres a...Que quiere algo físico?

-Pues claro que quiere algo físico. Krys, que pareces nueva.
-porque seguramente pensara que si conseguía acostarse con Helen, tendría que lavar su honra con un matrimonio.

-Por Dios Viktor.- Casi se echa a reír, se contuvo porque el tono de Vik no parecía ninguno de broma.- Puede que haya llamado la atención, porque es la nueva, no es la más poderosa, ni la más hermosa y mucho menos la más accesible.. Aunque..Bueno..Supongo que si le hace algo no podría gritar buscando ayuda..Mmh..

-no va a hacerle nada- porque no iba a tener oportunidad, de eso se encargaba el. Respiró profundamente y se pasó la mano por el pelo. -no me mires como si estuviera loco, sólo intento protegerla.

- Tu reacción es de locos, si no te conociera iría que estás interesado en ella y te vuelve loco la idea de que otro le ponga una mano encima.

No respondió. Se limitó a soltar un bufido y a apoyarse en la barandilla.
-Intento protegerla -insistió tras unos segundos en silencio. -Pero bueno... ella sabrá lo que hace. ¿Te apetece bailar otro rato o nos escabullimos con una botella a contarnos peripecias?

No añadió más, pero le pareció todo demasiado extraño. Se encogió de hombros.
- Lo que tú necesites. ¿Necesitas volver? Asegurarte de que todo está bien o prefieres quedarte al margen lo más lejos del problema.

-¿Un Paine alejado de los problemas? -arqueó la ceja con un claro deje de sarcasmo en su voz. No tenía muy claro por qué, pero su instinto le tiraba hacia dentro del salón de nuevo. Siempre se había fiado de su intuición, de esa cosa animal que no podía explicar pero que le hacía saber cuando pasaba algo en el territorio, cuando sus hermanos le necesitaban, cuando iba a llover. Lo único que sabía era que le nacía el impulso, aunque no entendiera los motivos. -Es... ya sabes... esa "cosa de lobos".
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Mensaje por Helen H. Blackmore Dom Jul 01, 2018 2:52 pm

- Justo cuando creo que empiezo a entender esa "cosa de lobos" me sales con estas Paine.- Krystha se incorporó y caminó de vuelta al salón.-La verdad es que no entiendo para nada cuando te pones así, pero no dejaré que tu lobo salga de paseo, si eso te consuela, si las cosas se ponen muy tensas te sacaré de allí...¿Por qué no raptas a Harper y te la llevas a un lugar donde nadie pueda mirarla? Sería más sencillo para todos.

-No lo descarto -soltó sin pensar. Pero realmente no quería aislar a Helen del mundo, ni siquiera si en ese lugar apartado solo estaba él. No, sentia que debía cuidar de ella, protegerla. Algo extraño, porque había demostrado que sabía defenderse sola, hasta de él. Sin embargo, sí que parte de la tensión acumulada desapareció al ver que seguía en el salón, bailando.

De hecho, Helen bailaba con otro tipo, bastante mayor, seguramente algún amigo de su padre y no había dejado la pista, estaba con las mejillas algo sonrojadas ya por tanto giro, en ese momento finalizaron el último giro y se inclinó para despedirse del hombre antes de dirigirse directamente hacia el lugar donde servían las bebidas lo más rápido posible para que nadie le impidiera salir de la pista.

Krystha seguía cogida del brazo de Viktor observando a Helen, para ver si estaba actuando de forma rara, demasiado confiada o algo, pero era bastante difícil saber lo que se le pasaba por la mente a su hermana pequeña y si era difícil para ella para el resto...

Los ojos del lobo no se despegaron de ella. Bien. Todo estaba en su sitio. De repente estaba más relajado. No como siempre, pero sí más tranquilo, como si tuviera la situación controlada y ya todo encajase en sus límites. -¿Tú no le has echado el ojo a nadie en la fiesta?

Suspiró.- Estoy demasiado ocupada controlando a mi acompañante, se supone que he venido contigo, ¿A quién iba a mirar?- Harper se alejó un poco a su aire, tomándose la limonada, prefirió tomarse el turno para despejarse de la gente y de la música.

-Oh, vamos, Krys, no me vengas tú con esos protocolos. Si te interesa bailar con alguien, hazlo. Eres mi mejor amiga, no voy a joderte la oportunidad de conocer a alguien sólo porque hayamos entrado juntos en el salón principal.

Puso los ojos en blanco.- Y a quién iba a conocer aquí, cualquiera que mi padre ya conozca, ya lo sabes..No tengo intención de buscar a nadie y menos en estos ambientes, no creo que nadie por aquí sea mi tipo y no estoy dispuesta a ser una ama de casa, esperando a que mi marido llegue y parir hijos..Esa no es mi vida y esa es la vida que cualquier hombre de aquí espera. Así que no. Podría bailar, pero no he visto a nadie, iré a dar una vuelta por ahí. Tampoco te andes tu con protocolos..Ve donde quieras ir.

Dejó que Krystha se marchara aunque suponía que no demasiado convencida. Echó un ojo alrededor y sonrió al ver que su madre se había acercado a Helen y le hablaba acerca del libro que quería enseñarle y algunas plantas que podrían interesar a la muchacha. En ese tiempo que habían pasado juntas, la bruja parecía ser capaz de entender bien los gestos de Helen para comunicarse.

Era raro porque Helen era bastante tímida y aquel lenguaje unilateral ocurría entre los Blackmore por el tiempo que habían pasado juntos, de modo que la bruja empezase a entender lo que le pasaba por la mente le gustaba y le sorprendía, le daba un poquito de esperanza. Escuchaba atenta a la bruja, interesada más en el libro nuevo y en las plantas que en lo que ocurría dentro. Se movió cambiando el peso del cuerpo de un pie s otro, los tacones le estaban matando y queria volver a casa con sus libros.

Viktor tomó una copa, cruzó unas cuantas frases con su hermano, que parecía poco interesado en las muchachas que por allí había y se acercó hasta donde su madre y Helen estaban. -Mamá, no deberías monopolizar a Helen o los hombres de la fiesta te odiarán tanto como te odiaban sus padres. -Una pequeña broma que había heredado de cuando su padre aún vivía. El Capitán siempre decía que iba a esas fiestas a refregarles a todos esos nobles estirados que él se había quedado con su madre y que ellos sólo podían mirarla de lejos. Para la mente infantil de Viktor en esos años, tenía sentido, porque no había mujer más hermosa y buena que su madre ni hombre más fuerte y capaz que su padre, la pareja perfecta. Por lógica, los demás sólo podían envidiarles. Con el paso de los años había entendido que no era exactamente así, pero la broma había permanecido.

Aletheia sonrió con esa expresión de yo sé algo que tú no sabes. -¿Y tú también me odiarás por robarte su atención? -Como respuesta, Viktor chasqueó la lengua, restandole importancia. Pero para una madre ese gesto tenía más sentido del que parecía.

Levantó la vista hasta Viktor, qué le.pasaba que no hacía más que aparecer y desaparecer. Se quedó callada, sin saber cómo tomarse ese comentario, pero su mirada era clara, tú también estás aqui en calidad de hombre pesado. Aunque era más un pensamiento para chinchar que real, no le molestaba Viktor, de hecho, prefería su compañía a la de cualquier otro. Había escuchado por allí que una mujer muda era una gran ventaja, asi no tendrían que aguantar sus caprichos ni sus quejas y en el corrillo la mayoría estuvieron de acuerdo entre risas. No le apetecía más fiestas..Dio un toque en el hombro de Aletheia y luego señaló al exterior, necesitaba esconderse un rato y salió hacia los jardines.

La hechicera asintió. -Claro, cariño. Ve fuera. Los jardines están preciosos. Vik, acompañala. Una señorita no debe ir sola en estos menesteres.

El lobo iba a protestar, pero se lo pensó mejor y le ofreció el brazo a Helen. -Lo siento, no pretendía hacerte sentir incómoda antes, con Jamesworth. Estaba preocupado por lo que pudiera intentar, pero tú eres perfectamente capaz de ponerlo en su sitio sola.  -le dijo apenas estuvieron a solas.

No.se quejó,de todas formas su padre le hizo prometer que no se iría de su vista o de la de Krystha, suponía que Viktor bien podía ocupar el lugar de guardián. Se cogió de su brazo, con hastío, pero tampoco le iba a rechazar, mientras caminaba disfrutaba del fresquito. Negó con la cabeza, le daba igual Jamesworth, no quería que se peleasen. Le miró dubitativa, que pudiera intentar de qué, solo estaban bailando.

-No me mires así. Le he visto muchas veces en muchas reuniones. Intenta cazar un buen partido a largo plazo, es evidente. Pero eso no le impide buscar otro tipo de diversiones más esporádicas. Y tú eres la única que no conoce aquí sus mañas, así que eres la presa más apetitosa. Créeme, soy un depredador, sé de esas cosas. No pienso permitir que haga eso contigo. Y me da igual que creas que no tengo derecho a meterme, voy a hacerlo igual.

Helen pestañeo mientras él seguía hablando, estaba claro que intentaba descifrar sus palabras, el significado real, después de un rato fruncio ligeramente el ceño ql comprender. Esporádico? Empezó a enrojecer, mucho y luego le miro, apretando los labios. Apreto los dientes, contó hasta diez pero no llegó ni al número tres antes de soltarle un guantazo, obviamente no tan fuerte como el que podría haberle dado cualquier otro, pero la intención era la que contaba. Estaba que se salía de sí en furia. Pero qué clase de chica se pensaba que era!

No se esperaba el golpe, pero lo encajó con estoicismo. La furia inundó sus ojos verdes, que taladraron los de Helen. -Puedes pegarme lo que quieras, pero ten clara una cosa, si ese idiota intenta propasarse, me va a dar igual la mascarada, el pacto y la logia, voy a convertirme en su peor pesadilla.

Ni si quiera estaba hablando de Jamesworth. A quién le importaba ese! Le había llamado barata en la cara. Cómo se atrevía y a qué venía ese aire. Apretó de nuevo los dientes, mataría por un cuaderno de notas, a él no le importaba con quién estuviera, era asunto suyo! Y por qué tenía claro que solo quería algo esporádico con ella, porque la gente preferia a Krystha para algo mas duradero? Argh!! Le empujó o más bien lo intentó y le señaló de vuelta al baile, antes de volver a empujarle.

La agarró por la muñeca para impedir que se fuera. -Maldita sea, Helen, escúchame. Les he oído durante la cena. Es una apuesta. Una puta apuesta. Entiendes lo que eso significa?? Se han apostado quien tardará menos en irse con compañía de la fiesta. Vamos, adelante, vuelve ahí y deja que intenten engañarte. Pero no me hago responsable si mañana aparece colgando de las tripas de notre dame. -porque krys y ella eran sus protegidas, eran parte de su manada, nadie iba a hacerles nada si el podía evitarlo.

Intentó soltarse, retorciendose pero las.palabras le golpearon igual que una ola contra las rocas. Se quedó inmóvil mirándole a los ojos, apretó los labios, pero antes de darse cuenta se le escapó el primer hipo antes de que sus ojos se llenasen de lágrimas. No sabía qué le dolía más, si que fueran amables por una apuesta para ver si conseguían llevarsela o que él se pensara que era ese tipo de mujer. Volvió a hipar y ya las lágrimas brotaron sin más, intentó soltarse de él, con la misma rabia que antes.

La soltó. No entendía por qué lloraba ahora. -Yo... Lo siento, no quería ser así de brusco, pero... -sin saber muy bien que loco impulso estaba siguiendo, la atrajo contra el y la abrazó. -oh, vamos. No es culpa tuya que ellos sean idiotas. Solo mantente lejos de Jamesworth y sus amigos y disfruta del resto de la fiesta. Hay mucha más gente. Muchos otros chicos que estarán encantados de sacarte a bailar, yo el primero. Pero no llores! No sé gestionarlo.

Apretó los labios. Cómo se podia ser tan imbécil. Si no quería que llorase que no le hiciera llorar! Todo.era su culpa. Ella estaba tan tranquila hasta que llegó él. Se dejó consolar pese a la rabia que sentía, porque necesitaba unos minutos de desahogo en los que lloró hasta que se quedo a gusto. Luego se separó de él y se froto los ojos, limpiandose las lágrimas lo mejor que pudo. Levantó la mirada hacia él, le había estropeado la fiesta, estaba contento ya? Eso era lo que había estado intentando desde el principio? Pues ya lo habia conseguido. Formuló con los labios, bien lento, psra que hasta un idiota como él pudiera entenderlo.- Te odio.- se dio ña vuelta para volver por donde había venido y poner distancia entre ellos antes de echar a correr. No, no eran formas para una dama pero no pensaba volver ahí adentro.

Te odio. Sintió como que algo se rompía. No podía creer que todo hubiera salido tan mal. Maldita sea. Por que todo le salía mal con Helen? Estaba intentando ser amable y tratarla como trataba al resto de la familia, quería protegerla y que confiara en el. Por qué no podía fiarse de lo que le decía? El nunca había sido un niño mentiroso y como adulto era bastante sincero y directo. Suspiró y fue tras ella a paso tranquilo, para darle espacio. No iba a perder su rastro.

No iba a ser difícil seguirla, tampoco estaba hecha para el ejercicio físico y con lo que le molestaban ya los tacones no se fue muy lejos, encontró un rincón con una fuente y un banco apaisado de vegetación, seguramente para dar un aire íntimo, como estaba ya cansada y jadeando se sentó en el banco, hasta el vestido le resultaba ya molesto, de pie quedaba muy bonito pero en cuanto queria hacer otra cosa era pesado, con el armazón por debajo sin dejarla sentarse como era debido, al final se arrastró hasta el suelo y se quedó sentada allí, con todo el vestido abultado a su alrededor como si fuera la cabeza de una medusa y se encogió hasta poder quitarse los zapatos. Una vez lo hizo se rodeó las piernas y lloró a gusto. No pretendía que Viktor la siguiera, quería estar sola hasta que fuera la hora de irse.

El lobo la dejó seguir a solas un rato más, pero se mantuvo en las sombras, acechando. Lo bastante lejos para no interrumpirla, lo bastante cerca para cuidarla. Definitivamente, no le gustaba verla llorar.

Tardó un rato, porque ella no tenía la habilidad de Krystha para sentirse o no vigilada, la mayoría de veces era solo paranoia, así que se quedó ahí llorando y maldiciendo a todos los hombres por dentro, hasta arrancó unos cuantos hierbajos, que en cuanto se le pasó la rabieta intento volver a colocar en su lugar, poco a poco se le fue pasando y finalmente se puso en pie, hasta se refresco con el agua de la fuente para quitarse las lágrimas y relajar el rostro congestionado. Al darse la vuelta observó los zapatos...A ver quién se montaba en ellos despues de haberselos quitado, con lo agusto que estaba sin ellos. Se los volvió a poner muy a su pesar, no quería preocupar a su padre así que se dispuso a volver a la fiesta y no volver a separarse del capitán en lo que restaba de noche.

No le dijo nada, se limitó a seguirla para asegurarse de que nada le ocurría. Al llegar al salón, se reunió con Krystha. Se le notaba en la cara que algo le molestaba. Resopló. -creo que nunca voy a conseguir entender a tu hermana. La he avisado de lo de la apuesta y me ha calzado una hostia.
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Mujer precavida vale por dos [Viktor Paine] - Página 3 Empty Re: Mujer precavida vale por dos [Viktor Paine]

Mensaje por Viktor Paine Dom Jul 01, 2018 4:28 pm

Krystha no se ha ia preocupado, al no ver a Pahne daba por sentado que estaban juntos, pero al volver solo Helen con cars de angustia y de pesadez, esa que ponia siempre que alguien le obligaba a hacer algo que no le gustaba se quedó un poco descuadrada. Rio divertida.
- Ni tu ni nadie, Paine, solo la entiende mi madre y mi padre la encuentra tierna o algo por el estilo, q mi me desespera.- Negó con la.cabeza, aun sonriendo.- Al menos tenemos claro que tiene redaños para soltarte un guantazo, si puede hacertelo a ti a un pintamonas como Jamesworth también....Y que esperabas que hiciera..que se te echase en brazos? Le acabas de.decir que la gente solo le hablaba por interes...interés muy bajo al que ella no esta acostumbrada...Es su primera fiesta.

-No he dicho que todo el mundo le hablase por interés. Pero sí Jamesworth y sus amigos. Solo intentaba evitarle un mal rato. Sabes cómo se pone cuando bebe. En fin... Da igual. Está siendo una mierda de fiesta, menos mal que estás tú aquí -apoyo la cabeza en su hombro, buscando comprensión.

Sonrió divertida y apoyó su cabeza sobre la suya acariciandole ademas la mejilla.
- Te complicas tu solo, al final le has hecho pasar un mal rato tu. Podrias haber esperado a intervenir cuando los otros intentaseb algo con ella y entonces habrías quedado como un caballero...Tu y tus formas Paine.

-Me da igual quedar o no como un caballero, Krys. No lo soy, soy un lobo, el hijo de un pirata. Agradece que no le he arrancado los huevos por plantear la apuesta y meterla en ella.

-Lo se, calma ella está con mi padre. Solo parece alicaida...Tranquilo, a mi hermana no le duran mucho los enfados, ya lo sabes bien- Sonrió y se separó de él cogiendole de la mano para llevarle a la barra.- Vamos a tomar algo, anda.

Se dejó arrastrar y pidió una copa de licor. Tampoco entendía por qué le daba tanta importancia a la protección de Helen. Aletheia le diría que es igual que su padre.

Tenía ganas de abrazarle y de retorcerle el pelo entre los dedos, por alguna razón le parecía igual de triste que su hermana. Pidió una copa para ella misma y procuró entretenerle.
- En cua to se le pase irá a casa de Aletheia con la escusa de ver no se qué libro y tal planta y antes de que te des cuenta estaréis.bien otra vez.

-no lo sé, krys. A veces parece que no lo arreglaremos nunca. Joder, yo no le hice esas marcas por gusto.

- ...Aun estás preocupado por eso..? No se lo que pensará al respecto de las cicatrices, pero nadie diría que se las hiciste a propósito, estabas a punto de morir, n todo caso se las merecía. Si tanto te preocupa llevale una de esas flores tuyas, siempre le alegran.

No dijo nada, pero tomó nota del consejo. Al día siguiente Helen tendría un ramo de flores en su ventana, con una nota de disculpa.

Al or a casa de los Blackmore podria eistinguir fácilmente la ventana de Helen porque era la unica que tenia un montón de plantas de flores azules en una maceta alargada.
- Mi padre no tardará en irse, quieres que lo dejemos ya por hoy?
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Mensaje por Helen H. Blackmore Miér Ago 01, 2018 3:29 pm

Viktor se escabulló entre las sombras hacia casa de los blackmore. Conocía de sobras las defensas y cómo evitarlas. Llevaba demasiado tiempo colándose hasta el cuarto de krys. Pero en esa ocasión buscaba el de Helen. Llevaba un ramillete de flores atado con una cinta burdeos. Entre las vueltas de la cinta había una nota: Siento si ayer te hice sentir incómoda. Espero poder bailar de nuevo contigo. V.P

Helen estaba en casa ya, se había metido derecha en su habitación, la mirada que le echó a su madre fue suficiente para que Anaé se diera cuenta de que había sido nefasta, por eso dejó a su hija encerrarse en su habitación sin pedir explicaciones, pero si se quedó con el capitán a hablar un poco sobre la fiesta y a ayudarle a acostarse. Helen se quedó un rato en el cuarto, en pie sin hacer nada, ni siquiera había encendido las luces todavía cuando llegó una criada para ayudarla a desvestirse, cosa que la chica no aceptó y de forma automática empezó a hacerlo ella por su cuenta.

Vik no se quedó más de lo necesario, solo quería dejar las flores y la disculpa. Pero no pudo evitar sonreír al verla sacar carácter. Se apartó de la ventana y se escondió para observar su reacción al ver las flores.

Tardó un rato en quitarse el vestido, que dejó amontonado en un lado, con rabia, pero al mirarlo dos veces suspiró y lo colocó sobre una silla lo mejor que pudo..Al final era bonito y el pobre vestido no tenía la culpa. Se quitó los adornos del pelo y fue abrir un poco la ventana para que entrase la corriente, a ver si con el fresco se le enfriaban también los humos, los zapatos por supuesto los había dejado en la misma entrada. No solía asomarse a la ventana, porque eso de que le vieran desde el otro lado no le gustaba nada, pero era fácil ver que había un ramo destacando sobre las demás plantas. Era curiosa y no pudo decir que no a mover las cortinas para ver que era.
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Mensaje por Viktor Paine Miér Ago 01, 2018 3:39 pm

Escondido junto a un árbol, el lobo se fundió con las sombras y observó. Quería ver si sonreía o las tiraba. Eso le daría la pauta para cuando se vieran de nuevo.

Cogió las flores, al principio confusa, miró a su alrededor primero, antes de coger la nota y acercarse las flores al rostro para poder oler su aroma. Al leer, observó atentamente las iniciales escritas, Viktor le vino a la mente el primero pero era imposible, cómo iba...Bueno..Era el único que conocía lo de las flores...De hecho tenía todo el sentido, pero no se le había ocurrido antes. No sabía si enfadase o no, estaba un poco triste, le estropeaba la fiesta, le decía esas cosas tan desagradables, la tomaba como una cualquiera y luego le regalaba flores. Ni idea de a qué jugaba el lobo volvió a mirar, para ver si le encontraba pero se dio por vencida, volvió detrás de las cortinas, llevándose las flores con ella. Ni sonrió ni se quejó, pero se tiró en la cama boca arriba pensando en qué debería hacer con ellas.

Sonrió, no las había tirado y las había llevado con ella. Eso era bueno. Con mejor ánimo, emprendió el regreso a su casa. No había salido tan mal después de todo. Helen le perdonaría, estaba seguro. Oh, Jamesworth, pensó, estás fuera de este juego. No voy a dejar que te salgas con la tuya.

Días después, Helen se presentó en casa de los Paine, fue temprano, buscando a Aletheia y los libros de los que le había hablado durante la fiesta. Como estaba siendo una plasta y causando muchos problemas, su madre la había enviado con unos generosos bizcochos, como sabía que los lobos comían por veinte había hechos varios y los había envuelto en un ordenado paquete para que Helen se los pudiera llevar, además de un tarrito de mermelada casera que a saber cómo, Anaé había conseguido aprender a hacer.
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Mensaje por Helen H. Blackmore Sáb Sep 01, 2018 3:23 am

Habían pasado varios días desde su furtiva visita a casa de los blackmore. No había vuelto a dejarle flores a Helen, pero si había hablado con su padre para que no tuviera que volver por obligación al bosque. Aunque, de algún modo, esperaba que volviera. A su madre le encantaba tenerla allí. Esa noche atravesó la linde para acechar la casa de los cazadores, quería ver que todo estaba en orden después de la visita inesperada de aquellos lobos.

Krystha intentó cogerle por sorpresa como tantas veces había hecho antes, aunque nunca había conseguido pillarle desprevenido, no era mala cazadora ni mucho menos, pero al final..No podía igualarse al olfato y al oído de un licántropo.

Pero esa vez sí llegó hasta alcanzar al lobo por la espalda. Estaba distraído. Reaccionó al toque empujándola contra la pared.
-krys. Perdona, no sabía que eras tú.
La soltó y se frotó la nuca, un gesto nervioso que hacía a veces

Saltó sobre su espalda, esperando que esta vez, como todas las demás, la interceptara y se echasen a reír, pero en vez de eso se vio empotrada, literamente contra una pared, fue un golpe duro tenía que reconocerlo y hasta se le escapó un gemido de sorpresa y dolor, pero en cuanto el lobo se apartó se echó a reír.- Vaya Vik...Quién lo iba a decir que fueras tan...-Buscó la palabra.-...Potente..-Se alisó la camisa y se sacudió el pantalón de cuero antes de acercarse.- Qué mirabas que estabas tan distraído.

-Nada, solo pensaba. -venga, viktor, una excusa, piensa- quería ver que todo estaba en orden. Ya sabes, el ataque de hace unos días. No me fío de que esos tipos hayan entendido que en París hay un pacto entre la manada y la orden. No quiero que causen problemas. -no más bien no quieres que toquen a Helen, dijo su voz interior.

- ¿Me puedes repetir qué fue lo que te dijeron realmente? ¿No te respetan?- Porque si ellos no respetaban a la manada y el pacto, bien podía hablar con su padre y entender que no tenían más opción.

-Venian a desafiarme. Ya sabes, alfa joven, territorio grande, capital... Cualquiera querría hacerse con Paris y tener carta blanca. El problema es que estaba con Helen y temo que puedan hacerle algo para intentar coaccionarme. No ha habido nada raro en estos días en tu casa, no?

-Ah...Helen.- Sonrió de medio lado y luego miró hacia su casa, debió darse cuenta de que estaban frente a la fachada que daba a la habitación de su hermana.- Pues acepta el desafío y párteles la cara. Tienes una manada muy buena, Esthia y Uryan hacen muy buena combinación y todos sabemos qué pasa cuando Uryan cree que cualquiera de vosotros está en peligro, imagínate si lo piensa con Esthia. Intenta razonar con ellos de nuevo..Si ves que no funciona, no te va a quedar más remedio que defender lo que es tuyo..No creo que hagan nada a Helen, ella es inofensiva.
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Mensaje por Viktor Paine Sáb Sep 01, 2018 12:26 pm

-Inofensiva, mis huevos. Cuéntale eso a quien no haya estado a punto de morir. El problema es que ya los puse en su sitio y ya han visto a Esthia y uryan. Saben que no pueden ganar por la fuerza, por eso me preocupa que intenten hacerle algo a Helen. Estaba pensando en ponerle un guardaespaldas, pero creo que se enfadaría conmigo.

- Ya se enfadó con mi padre por lo mismo..¿Por qué iban a hacerle daño a ella? ¿Porque la vieron contigo?

-Si.
Y porque era importante para el. Era evidente. Y más para krys, que le conocía desde siempre. Aunque en eso era como su padre, no iba a darse cuenta de cómo le recomian los celos hasta que le explotaran en la cara. Genes Paine.

Miró a Viktor un momento, en silencio, luego suspiró y se puso una mano en la cadera.- Quieres protegerla..¿Es eso?- ¿Tanto le importaba? Aunque era evidente después de cómo se había comportado en la fiesta aunque no supo qué había pasado para que Helen estuviera tan decaída el resto de la noche y más para decirle a su madre entre lloros que no ba a volver a ir a una fiesta nunca más.- ¿Quieres que dejen de pensar que te importa?

-Quiero que esté a salvo. Esos tipos no eran moco de pavo. -entrecerro los ojos- que tienes en mente, krys? Conozco esa mirada.

Podríamos salir los tres y hacernos ojitos..Ya me entiendes. Así pensarás que soy yo la que te importa y ella estará a salvo. ¿No crees?

-Todo el mundo sabe que tú y yo nos hacemos ojitos. Pero... Crees que se enfadará? Quiero que esté a salvo, pero sin que me estampe otra bola de acónito en el proceso.

-Seguramente se cabreará Vik, no puedes tenerlo todo...O te la llevas a casa y la proteges con la manada o te alejas de ella hasta que dejen de prestarle atención.

-No va a querer venir a casa conmigo. -porque para el, desde luego, sería lo más cómodo. La tendría controlada y protegida.

- Creo que no me estás entendiendo..Hablaré claro: Que dejas a todo el mundo claro que es tuya o haces justo lo contrario.
La cara de viktor era un poema. Casi hiperventiló. Suya. Cómo que suya. No. Nononononono. Helen era... Era dulce y fuerte y preciosa y mataría a cualquiera que le tocase un pelo, pero... Le odiaba.
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Mensaje por Helen H. Blackmore Lun Oct 01, 2018 5:45 pm

------Después de la decisión-----

Que estuvieran rodeados de vísceras era el motivo perfecto para estar pegada a él, cualquier chica en su situación se habría aprovechado del momento, lo triste era que Helen ni siquiera lo estaba haciendo a propósito. Todo le pareció realmente desagradable, sabía que era mentira pero igualmente incómodo, ¿había necesidad de usar tanta mermelada de fresa? Y qué usaban para dar esa consistencia a las tripas. Se estremeció. No tenía ninguna necesidad de ver esas cosas, pero..¿De verdad era el momento d besarse? ¿Iba a besarla? Cielos..¿Qué?

Se encontró recibiendo los labios de Viktor, con timidez y apenas correspondiendo porque no sabía qué se suponía debía hacer, pero no se alejó, olvidándose por un momento de toda es desgradable escena.

Viktor sonrió a medio beso al notarla tan tensa. Había estado con otras mujeres, sabía lo que hacía, pero esa ternura innata en Helen le hacía sonreír. Tal vez por eso ella era distinta a las demás. Rompió el beso, manteniendo la cercanía.-deberia ser un caballero y no proponerlo, pero... Te apetece ir a un lugar más tranquilo??- Era un hombre joven, por supuesto que quería estar a solas con su chica y besarla todo lo que pudiera.

Helen sabía lo que debía decir. A su madre le daría un infarto si accediera pero..Quería salir de ahí y a ella siempre le gustaba estar más tranquila, no podía decirle con palabras que un lugar tranquilo estaría mejor, pero que a poder ser en uno que fuera decente..Porque a pesar de lo que acababa de hacer no se fiaba demasiado del Paine. Miró a su alrededor, las vísceras y la papilla eran muy gratas con tal de no mirar a los ojos a Viktor ahora que estaba tan sonrojada. Finalmente, asintió con la cabeza, podría disfrutar de un poco de aire libre.
Le pasó el brazo por los hombros y tomó una de sus manos con la que le quedaba libre.
-Vamos. Conozco un sitio.

La guió hasta la salida del pasaje y por la avenida entre el gentío, hasta los jardines que quedaban en penumbra por los arboles. Había otras parejas por allí, pero lo suficientemente apartadas unas de otras. Viktor eligió un sitio bajo un arbol y se sentó en la hierba, apoyando la espalda contra la madera.
-ven aquí -le pidió, dejando hueco para ella entre sus piernas.

Helen se dejó llevar pasando por la casa del terror con los ojos cerrados para evitar más sorpresas desagradables, aunque si todas tenían como desenlace un beso de Viktor pues...Se sonrojó, no debería pensar esas cosas. Caminó deprisa, aunque estaba a punto de pedirle que aflojara porque con la suerte que tenía se iba a terminar tropezando, pero al ver dónde estaban se fijó en el resto de parejas..Esto era de lo más incómodo, se estaba empezando a arrepentir de dejar a él elegir los sitios. Le miró fijamente cuando separó las piernas para ella.

Al principio no captó el gesto..Luego sencillamente no quiso hacerlo. Le miró aun fijamente, caminó hacia él y decidió sentarse a su lado, dejándose caer despacio y con las dos piernas flexionadas hacia un mismo lado, mirándole aun atentamente.

Viktor no insistió. Su intención no había sido más que tenerla cerca y que se apoyase contra el. Pero si preferiría estar así, tampoco pasaba nada. Ya tendrían tiempo de arrumacos.-No te he traído aquí para intentar nada. Bueno, quería besarte. Quiero hacerlo. Pero parecías tan incómoda antes, cuando estábamos con tanta gente...
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