AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Mujer precavida vale por dos [Viktor Paine]
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Mujer precavida vale por dos [Viktor Paine]
Recuerdo del primer mensaje :
Helen había esperado a que la noche cayera sobre París para salir de paseo. Llevaba un mapa de la ciudad en la mano e indicó al cochero hacia dónde quería ir. No debería ir sola y menos siendo tan joven. Veía en la mirada suspicaz del buen hombre la misma que tendría su padre si le viera aun levantada y lejos de casa, a esas horas de la noche y sin compañía, pero el conductor tenía algo que su padre no, sed monetaria. Así que en cuanto la chiquilla levantó la mano con un saquito de pequeña barriga no dudó en cogerlo y abrir la puerta del carro a la chica que entró tranquilamente, como si no tuviera miedo de que ese desconocido fuera un degenerado. Tal vez era la inconsciencia de los jóvenes, que no medían el peligro como podrían hacerlo otros. No se estaba fijando ni si el camino era correcto, se dedicaba a pasar su dedo índice por el mapa, llevándoselo de vez en cuando a los labios que mordisqueaba distraída completamente enfocada en el camino que debía tomar hasta llegar al lugar que quería. No debía ser difícil, solo tenía que cruzar un puente y luego seguir río abajo.
El cochero tuvo que toser, hacer aspavientos, intentar llamarla y hasta que no movió el mapa que Helen estaba mirando la chiquilla no levantó la vista con bastante gesto de molestia, el hombre le indicó entonces el exterior, el carro se había detenido y seguramente ya estaban donde deberían. Pestañeó varias veces e inclinó la cabeza a modo de agradecimiento antes de recogerse las faldas y salir del carruaje. Se las acomodó sacudiéndolas, porque no eran precisamente de buena calidad, como solían ser siempre que acompañaba a su familia a algún evento oficial o paseaba con su padre, eran más bien cómodas, unas faldas sin floripondios, de color marrón oscuro y un corsé blando, como los que siempre solía usar su tía y que eran mil veces más cómodos que los rígidos que le hacía poner su madre. Así que se encaminó por la calle, saliendo de París y adentrándose lentamente en los caminos que daban hacia el campo y las afueras. Aun el cochero le miró extrañado y negando con la cabeza o era una muchacha en fuga o una muerta.
A la Blackmore no le parecía tanta locura o no tenía tanto apego por su vida, porque no llevaba luz ni ningún tipo de guía que no fuera el mapa, pero hasta este dejaba de seguir llegado al puente, así que se lo guardó cuando estuvo seguro de estar en el camino correcto y levantó la mirada hacia las estrellas, para cerciorarse. Tardó más de lo que esperaba, pensaba que se había perdido como siempre solía hacer, pero entonces divisó el puente y se apresuró a llegar y cruzarlo sin demorarse. Se quedó cerca del río, cuyo cauce se escuchaba perfectamente en la oscuridad, pero procuró no estar cerca de la orilla o todos sabían cómo iba a volver a casa. Caminó un buen rato, hasta que pensó que no iba a funcionar, que no iba a encontrar lo que buscaba, tal vez no estuvieran tan cerca de la orilla, tal vez no necesitaban una tierra tan húmeda..Eso era. Justo eso, cómo no había caído antes. Entró entonces, desviándose de forma tangencial del cauce del río hasta internarse en el bosque. En un principio no le ahuyentaron los sonidos, porque en cuanto se adentró un poco más encontró lo que buscaba. Unas florecillas azuladas estaban completamente abiertas a la luz de las estrellas y se llevó las manos a la boca, demasiado entusiasmada como para darse cuenta de dónde se estaba metiendo.
Dio la vuelta al bajo de sus faldas y rebuscó,a saber dónde, hasta sacar un pequeño frasco de cristal que destapó, empezó a cortar suavemente las flores y a meterlas en el tarro una a una y con delicadeza, como si fueran alas de mariposa.
Escuchó entonces el sonido de los animales, le apreció escuchar un gruñido y miró a su alrededor. Había estado recogiendo tantas flores minúsculas como para llenar la mitad del tarro y no sabía hacia dónde había camino para llegar hasta allí, pero el sonido no le gustó nada. ¿Lobos?..Frunció el ceño. No, el territorio Paine estaba mucho más lejos..¿O no? Levantó la vista hacia las estrellas..Tal vez era hora de irse, pero al mirar el tarro apretó los labios. ¡Es que le faltaba tan poco para llenarlo! “Bien, lo llenas y vuelves..Como se entere papá”. Se llevó una mano a la frente agobiada, como se enterase su padre..Se disgustaría, le regañaría y luego la perdonaría, pero prefería no preocuparle.
Empezó a recoger, procurando hacerlo lo más rápido posible y durante un rato estuvo así, los sonidos le hacían imaginarse todo tipo de cosas y no hacía más que pensar en lobos, porque era al territorio que más cerca estaba, sin ser consciente que había ya traspasado los límites, los sonidos le ponían nerviosa y le hacían trabajar rápido pero entonces..Entonces escuchó algo mucho peor: Nada.
Cuando se dio cuenta de que todos los bichos, todos los habitantes de aquel lugar, hasta los grillos, se habían quedado en silencio, la muchacha se incorporó y miró a su alrededor..No veía nada..Desde luego, pero..Lo intentó. Apretó los labios y cerró el tarro. Hora de volver a casa. Ni guardó el tarro por las prisas de irse cuanto antes, ni se dio cuenta de que en vez de acercarse al río se alejaba, tan impaciente estaba por volver al puente que tampoco se fijó en las estrellas para guiarse, sencillamente empezó a patear rápidamente mirando hacia atrás de tanto en tanto, con la mala sensación de que algo o alguien le estaba acechando.
En algún punto del territorio Paine, entrada la noche.
Helen había esperado a que la noche cayera sobre París para salir de paseo. Llevaba un mapa de la ciudad en la mano e indicó al cochero hacia dónde quería ir. No debería ir sola y menos siendo tan joven. Veía en la mirada suspicaz del buen hombre la misma que tendría su padre si le viera aun levantada y lejos de casa, a esas horas de la noche y sin compañía, pero el conductor tenía algo que su padre no, sed monetaria. Así que en cuanto la chiquilla levantó la mano con un saquito de pequeña barriga no dudó en cogerlo y abrir la puerta del carro a la chica que entró tranquilamente, como si no tuviera miedo de que ese desconocido fuera un degenerado. Tal vez era la inconsciencia de los jóvenes, que no medían el peligro como podrían hacerlo otros. No se estaba fijando ni si el camino era correcto, se dedicaba a pasar su dedo índice por el mapa, llevándoselo de vez en cuando a los labios que mordisqueaba distraída completamente enfocada en el camino que debía tomar hasta llegar al lugar que quería. No debía ser difícil, solo tenía que cruzar un puente y luego seguir río abajo.
El cochero tuvo que toser, hacer aspavientos, intentar llamarla y hasta que no movió el mapa que Helen estaba mirando la chiquilla no levantó la vista con bastante gesto de molestia, el hombre le indicó entonces el exterior, el carro se había detenido y seguramente ya estaban donde deberían. Pestañeó varias veces e inclinó la cabeza a modo de agradecimiento antes de recogerse las faldas y salir del carruaje. Se las acomodó sacudiéndolas, porque no eran precisamente de buena calidad, como solían ser siempre que acompañaba a su familia a algún evento oficial o paseaba con su padre, eran más bien cómodas, unas faldas sin floripondios, de color marrón oscuro y un corsé blando, como los que siempre solía usar su tía y que eran mil veces más cómodos que los rígidos que le hacía poner su madre. Así que se encaminó por la calle, saliendo de París y adentrándose lentamente en los caminos que daban hacia el campo y las afueras. Aun el cochero le miró extrañado y negando con la cabeza o era una muchacha en fuga o una muerta.
A la Blackmore no le parecía tanta locura o no tenía tanto apego por su vida, porque no llevaba luz ni ningún tipo de guía que no fuera el mapa, pero hasta este dejaba de seguir llegado al puente, así que se lo guardó cuando estuvo seguro de estar en el camino correcto y levantó la mirada hacia las estrellas, para cerciorarse. Tardó más de lo que esperaba, pensaba que se había perdido como siempre solía hacer, pero entonces divisó el puente y se apresuró a llegar y cruzarlo sin demorarse. Se quedó cerca del río, cuyo cauce se escuchaba perfectamente en la oscuridad, pero procuró no estar cerca de la orilla o todos sabían cómo iba a volver a casa. Caminó un buen rato, hasta que pensó que no iba a funcionar, que no iba a encontrar lo que buscaba, tal vez no estuvieran tan cerca de la orilla, tal vez no necesitaban una tierra tan húmeda..Eso era. Justo eso, cómo no había caído antes. Entró entonces, desviándose de forma tangencial del cauce del río hasta internarse en el bosque. En un principio no le ahuyentaron los sonidos, porque en cuanto se adentró un poco más encontró lo que buscaba. Unas florecillas azuladas estaban completamente abiertas a la luz de las estrellas y se llevó las manos a la boca, demasiado entusiasmada como para darse cuenta de dónde se estaba metiendo.
Dio la vuelta al bajo de sus faldas y rebuscó,a saber dónde, hasta sacar un pequeño frasco de cristal que destapó, empezó a cortar suavemente las flores y a meterlas en el tarro una a una y con delicadeza, como si fueran alas de mariposa.
Escuchó entonces el sonido de los animales, le apreció escuchar un gruñido y miró a su alrededor. Había estado recogiendo tantas flores minúsculas como para llenar la mitad del tarro y no sabía hacia dónde había camino para llegar hasta allí, pero el sonido no le gustó nada. ¿Lobos?..Frunció el ceño. No, el territorio Paine estaba mucho más lejos..¿O no? Levantó la vista hacia las estrellas..Tal vez era hora de irse, pero al mirar el tarro apretó los labios. ¡Es que le faltaba tan poco para llenarlo! “Bien, lo llenas y vuelves..Como se entere papá”. Se llevó una mano a la frente agobiada, como se enterase su padre..Se disgustaría, le regañaría y luego la perdonaría, pero prefería no preocuparle.
Empezó a recoger, procurando hacerlo lo más rápido posible y durante un rato estuvo así, los sonidos le hacían imaginarse todo tipo de cosas y no hacía más que pensar en lobos, porque era al territorio que más cerca estaba, sin ser consciente que había ya traspasado los límites, los sonidos le ponían nerviosa y le hacían trabajar rápido pero entonces..Entonces escuchó algo mucho peor: Nada.
Cuando se dio cuenta de que todos los bichos, todos los habitantes de aquel lugar, hasta los grillos, se habían quedado en silencio, la muchacha se incorporó y miró a su alrededor..No veía nada..Desde luego, pero..Lo intentó. Apretó los labios y cerró el tarro. Hora de volver a casa. Ni guardó el tarro por las prisas de irse cuanto antes, ni se dio cuenta de que en vez de acercarse al río se alejaba, tan impaciente estaba por volver al puente que tampoco se fijó en las estrellas para guiarse, sencillamente empezó a patear rápidamente mirando hacia atrás de tanto en tanto, con la mala sensación de que algo o alguien le estaba acechando.
Helen H. Blackmore- Humano Clase Alta
- Mensajes : 40
Fecha de inscripción : 05/06/2017
Re: Mujer precavida vale por dos [Viktor Paine]
Dejó unos instantes para que el lobo masticara el significado de sus palabras y cuando finalmente sus ojos vieron la luz, suspiró.- No puedes estar aquí todo el día vigilando, en algún momento tendrás que descansar, podemos hacer turnos pero todos tenemos responsabilidades..Encerrar a Helen nunca es buena idea a no ser que le des un motivo por el que ella quiera estar encerrada...Lo más sensato sería alejar la atención de Helen y centrarla en alguien más. Pero tú decides..
-Tampoco quiero ponerte a ti en peligro. Y si me limito a salir con algunas chicas sin más? Así no focalizare en ninguna. -helen no iba a enfadarse por eso, si no tenía interés en el.
- Se valerme por mi misma...Estas seguro de que quieres tontear con otras chicas?
-Estoy seguro de que quiero a esos tipos lejos de Helen.
Y que si tenía que invitar a un par de chicas para conseguirlo, lo haría. Porque la idea de llevársela al bosque... Tenía lagunas.
Entonces lo que tu quieras o me soportas a mi o a las demas. Li que veas...Pero prepárate, no creo que a tu madre le guste vertr de picos pardos.
-Mi madre no me preocupa. Me preocupa tu hermana. Joder, krys, solo intento protegerla. Pero sé que si se lo digo me va a montar un cristo y tampoco quiero tenerla de morros. Ya hemos pasado por eso.
- .....Vas a tener un cristo con ella hagas lo que hagas- Sonrió divertida.
Resopló.
-y que hago entonces? La dejo desprotegida?
Su gesto dejaba claro que eso no era una opción.
- Decide qué cristo prefieres, el de tu madre, el de ella por encerrarla, el mio por preocuparte demasiado por mi hermana...
-me vas a montar un cristo por preocuparme por tu hermana? Esto ya es lo último...
- Li que no entiendo es a qué viene...Es mi hermana, no la tuya, no es tu responsabilidad, sabes?
Frunció el ceño, estaba claro que no le gustaba lo que estaba oyendo. Por qué tenía que cuestionar sus motivos??
-tanto te molesta que me preocupe por ella??
Sonrió y se encogió de hombros.- No, pero no lo entiendo.
-no hay nada que entender.
Suspiró y negó con la cqbeza. - Entonces haz lo que te de la gana Paine..
-Si hiciera lo que me da la gana, os tendría a ti y a tu padre en mi puerta en menos de 10 minutos...
-Y para que exactamente...
-para arrancarme los huevos
Viktor Paine- Licántropo Clase Media
- Mensajes : 54
Fecha de inscripción : 14/05/2017
Edad : 224
Re: Mujer precavida vale por dos [Viktor Paine]
Levantó una ceja.- Me referia a..por que.- Sonrió de medio lado intentando presionarle a ahablar.
-por llevarme a Helen.
-Procupate de que no te lo haga helen...
Bufó. Estaba claro que a los Paine les gustaban las mujeres complicadas.
-segun tu tengo que dejarlo estar?
- No, pero si tanto te preocupa Helen porque esté en peligro no se por qué no haces algo. Decide ya qué es lo que quieres hacer..Llevas desde el día de la fiesta insoportable con este tema. O la tomas o la dejas, pero hazlo ya. Me estás volviendo loca.
-No es tan sencillo, maldita sea. No puedo llegar y decirle "ey, Helen, soy un lobo y tengo una vena sobreprotectora contigo, te vienes a vivir al bosque para que pueda dormir tranquilo?".
- A mi se me ocurre una forma mejor de hacerlo...Pero siempre puedes dejársela a Jamesworth, han ido a tomar el té juntos y así tu te olvidas de su protección. Como no te adelantes se irá a vivir a la mansión Jamesworth antes que al bosque.
La reacción no se hizo esperar. Sus ojos brillaron con el fulgor depredador del lobo y, casi sin dar tiempo a Krystha a reaccionar, echo a correr hacia el camino, con claras intenciones de dar con Helen y Jamesworth. La forma en la que gruñía, totalmente primitiva y visceral era más que elocuente.
Krystha le miro impresionada al principio, pero luego se echó a reí, intentando ocultarlo, no le siguió, no quería estar delante cuando se diera cuenta de que era mentira..Lo del té no, pero que estuvieran allí en ese momento si, n con Jamesworth..Había ido esa mañana a pedir permiso a su padre para cortejarla, eso siy habían quedado en tomar el té de las cinco alguna vez. En ese momento, Anaé y Helen estaban disfrutando del té con pastas en su confitería habitual, pero solos e veía a Helen, sentada cerca del escaparate con dos tazas de té sobre la mesa, pero sin el segundo acompañante a la vista.
Se detuvo ante el cristal, observándola con dos tazas delante. No podía oler a Anae ni saber que Jamesworth no estaba, porque había demasiados olores y estaba demasiado obcecado. Golpeó el cristal para llamar su atención, tal vez con más fuerza de la necesaria. Con un gesto le pidió que saliera, para alejarla de Jamesworth.
Helen pegó un bote por el golpe en el cristal y miró a través de él, como el resto de señoritas sorprendidas que también lo hicieron, al ver a Viktor algunas enmudecieron y otras parecían curiosas. Helen le miró sorprendida al principio y luego levantó una ceja. Qué hacía el muy animal...
La miró fijamente a los ojos, ignorando al resto. Repitio el gesto para que saliera. No se veía muy paciente. Alguna muchacha comentó lo guapo que era y ese aspecto peligroso que tenía, seguramente por ser hijo de un pirata.
De nuevo arqueó una ceja pero finalmente..Se levantó y salió de la confitería, algunas chicas rieron entre dientes y otras se preguntaron quién era,los cuchicheos empezaron en cuanto ella se reunió con él, le hubiera gustado mucho poder preguntarle qué pasaba, pero su cara lo decía todo.
La agarró con firmeza y tiró de ella hacía él. Tomó su muñeca y se la llevó a la mejilla, de forma que podía oler su piel. No había ni rastro de Jamesworth y eso sirvió para calmarlo un poco.
-No lo quiero cerca de ti. Ni a él ni a otro.
No parecía tener mucho sentido, pero en su mente lo tenia todo.
Helen se puso tensa y se asustó..Pero ahora qué pasaba, ¡No entendía nada! Después de un rato intentar descifrar sus palabras enrojeció, en parte por ese gesto de olerla y por otro lado porque le prohibiera algo..Quién era él para prohibirle nada. Tiró de la mano, para intentar zafarse y volver a la confitería haciendo un gesto con la mano pasando por su cabeza: Estaba loco!.
La retuvo, agarrándole la mano. Todas las muchachas les miraban al otro lado del cristal. Se inclinó para hablarle al oído.
-Voy a cortejarte, Helen. Déjame hacerlo. Me volveré loco si aceptas a otro.
Filtro? Para qué?
Helen alucinaba, miró hacia la cristalera donde todas estaban observándoles, algunas riendo, cuchicheando. Se puso nerviosa..¿Qué hacía, todo era para dejarla en ridículo?
-por llevarme a Helen.
-Procupate de que no te lo haga helen...
Bufó. Estaba claro que a los Paine les gustaban las mujeres complicadas.
-segun tu tengo que dejarlo estar?
- No, pero si tanto te preocupa Helen porque esté en peligro no se por qué no haces algo. Decide ya qué es lo que quieres hacer..Llevas desde el día de la fiesta insoportable con este tema. O la tomas o la dejas, pero hazlo ya. Me estás volviendo loca.
-No es tan sencillo, maldita sea. No puedo llegar y decirle "ey, Helen, soy un lobo y tengo una vena sobreprotectora contigo, te vienes a vivir al bosque para que pueda dormir tranquilo?".
- A mi se me ocurre una forma mejor de hacerlo...Pero siempre puedes dejársela a Jamesworth, han ido a tomar el té juntos y así tu te olvidas de su protección. Como no te adelantes se irá a vivir a la mansión Jamesworth antes que al bosque.
La reacción no se hizo esperar. Sus ojos brillaron con el fulgor depredador del lobo y, casi sin dar tiempo a Krystha a reaccionar, echo a correr hacia el camino, con claras intenciones de dar con Helen y Jamesworth. La forma en la que gruñía, totalmente primitiva y visceral era más que elocuente.
Krystha le miro impresionada al principio, pero luego se echó a reí, intentando ocultarlo, no le siguió, no quería estar delante cuando se diera cuenta de que era mentira..Lo del té no, pero que estuvieran allí en ese momento si, n con Jamesworth..Había ido esa mañana a pedir permiso a su padre para cortejarla, eso siy habían quedado en tomar el té de las cinco alguna vez. En ese momento, Anaé y Helen estaban disfrutando del té con pastas en su confitería habitual, pero solos e veía a Helen, sentada cerca del escaparate con dos tazas de té sobre la mesa, pero sin el segundo acompañante a la vista.
Se detuvo ante el cristal, observándola con dos tazas delante. No podía oler a Anae ni saber que Jamesworth no estaba, porque había demasiados olores y estaba demasiado obcecado. Golpeó el cristal para llamar su atención, tal vez con más fuerza de la necesaria. Con un gesto le pidió que saliera, para alejarla de Jamesworth.
Helen pegó un bote por el golpe en el cristal y miró a través de él, como el resto de señoritas sorprendidas que también lo hicieron, al ver a Viktor algunas enmudecieron y otras parecían curiosas. Helen le miró sorprendida al principio y luego levantó una ceja. Qué hacía el muy animal...
La miró fijamente a los ojos, ignorando al resto. Repitio el gesto para que saliera. No se veía muy paciente. Alguna muchacha comentó lo guapo que era y ese aspecto peligroso que tenía, seguramente por ser hijo de un pirata.
De nuevo arqueó una ceja pero finalmente..Se levantó y salió de la confitería, algunas chicas rieron entre dientes y otras se preguntaron quién era,los cuchicheos empezaron en cuanto ella se reunió con él, le hubiera gustado mucho poder preguntarle qué pasaba, pero su cara lo decía todo.
La agarró con firmeza y tiró de ella hacía él. Tomó su muñeca y se la llevó a la mejilla, de forma que podía oler su piel. No había ni rastro de Jamesworth y eso sirvió para calmarlo un poco.
-No lo quiero cerca de ti. Ni a él ni a otro.
No parecía tener mucho sentido, pero en su mente lo tenia todo.
Helen se puso tensa y se asustó..Pero ahora qué pasaba, ¡No entendía nada! Después de un rato intentar descifrar sus palabras enrojeció, en parte por ese gesto de olerla y por otro lado porque le prohibiera algo..Quién era él para prohibirle nada. Tiró de la mano, para intentar zafarse y volver a la confitería haciendo un gesto con la mano pasando por su cabeza: Estaba loco!.
La retuvo, agarrándole la mano. Todas las muchachas les miraban al otro lado del cristal. Se inclinó para hablarle al oído.
-Voy a cortejarte, Helen. Déjame hacerlo. Me volveré loco si aceptas a otro.
Filtro? Para qué?
Helen alucinaba, miró hacia la cristalera donde todas estaban observándoles, algunas riendo, cuchicheando. Se puso nerviosa..¿Qué hacía, todo era para dejarla en ridículo?
Helen H. Blackmore- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 05/06/2017
Re: Mujer precavida vale por dos [Viktor Paine]
- Viktor, querido, ¿Qué haces aquí? ¿Cómo está tu madre?- Anaé salía de la confitería al verles allí a los dos, mirado a Viktor tmbién sorprendida, pero con gesto amable y tranquilo. Helen aun miraba a Viktor, por lo que acababa de decir..¿Estaría jugando con ella..?
Ver a Anae con Helen acabó de calmar las ansias del lobo. Ya hablaría con Krystha... Sonrió a Anae.
-Buenas tardes señora blackmore. Pasaba por aquí y no he podido evitar acercarme a saludar a Helen. -a lo hecho, pecho, viktor. Ahora demuestra que los huevos son de verdad y haz las cosas bien-. Lamento haber interrumpido su merienda. Quería preguntarle a Helen una cosa antes de solicitar una visita formal.
Anaé miró a su hija, luego al Paine y finalmente sonrió, un poco perdida, pensaba que a Viktor le gustaba su hija mayor.- Oh, ¿Necesitais estar solos? Esperaré dentro.- Señaló con elegancia la confitería y estuvo a punto de volver, Helen aun estaba en shock asi que unicamente miraba a Viktor. ¿Qué pensaba decirle a su madre, estaba loco? Además, no había escuchado ninguna pregunta, qué pregunta, aquello no era una slicitud era una declaración de intenciones pura y dura.
Esperó a que Anae se marchase y volvió a clavar los ojos en Helen.
-que contestas? Pido una reunión formal, con mi madre y tus padres, o me resigno a las burlas de tu hermana de por vida?
Le miró aun sin comprender, le gustará decirle muchas cosas, pero él no podía entenderla o imaginarse lo que estaba diciendo, como hacía su familia. Apretó suavemente los labios y luego vocalizó con lentitud.- No entiendo nada..- ¿No había ido su madre a hablar con la suya ya? Pero no de Helen, si no de Krystha. No esperaría cortejar a las dos, ¿Verdad? Cogió aire y lo soltó despacio, confusa. Quería respuestas. Quería entender.
-Yo tampoco, pero krys me dijo que estabas con Jamesworth y... No soporté la idea de verte con el. O con otro. Me di cuenta de que me vuelve loco no saberte a salvo o que puedan hacerte daño. Así que... Quiero conocer todo de ti, protegerte y verte contenta. Me dejarás intentarlo??
Le miró un poco confundida, al principio le pareció que quería protegerla y solo eso, para eso no necesitaba cortejarla pero..¿Qué podía perder? Miró de reojo hacia la confitería, podría aprovecharse del efecto que causaba Viktor en las chicas..Después de lo mal que lo pasó en la fiesta..Se merecía esto. Asintió con la cabeza, algo nerviosa, sonrojada.
La sonrisa del lobo podría iluminar media ciudad. Reprimió el impulso de besarla en la boca, porque Anae estaba allí y quería hacer las cosas bien, pero si que tomó la mano de Helen entre las suyas y la besó repetidas veces. Se inclinó para hablarle al oído.
-La próxima vez que deje flores en tu ventana, me colaré a robarte un beso.
Volvió a besarla en la mano y se dispuso a marcharse.
Helen sonrió, qué atrevido era...Si se enteraba su madre, pero...Le veía contento, cosa que le pareció bastante extraña. Mientras volvía a la confitería se preguntó si slguna vez lograría entenderle. Le hizo una señal de despedida con la mano y volvió a sentsrse aun enrojecida.
Por supuesto, más de una de las muchachas que la habían estado ignorando, decidieron saludar y, de paso, intentar enterarse de por qué viktor le prestaba tanta atención. Porque él podría no ser noble, pero su familia, por parte de su madre, era de muy alta clase, y eso le convertía en un hombre elegible a efectos sociales, aunque su padre fuera un pirata.
Viktor regresó a buscar a Krystha.
-deberia matarte, sabes?? Helen no estaba con Jamesworth.
Helen se sintió incómoda al momento, le pasaba eso por desear un poco de su propia medicina para las demás, menos mal que Anaé habló tranquilamente, sin dar detalles pero elegantemente, diciendo que sencillamente su familia tenía muy buenas relaciones con los Paine desde hacía mucho tiempo.
Krystha no andaba lejos, de brazos cruzados sonreía todavía.- Bueno, pero podría haberlo estado..¿Qué has hecho?
-Le he dicho que voy a cortejarla. Así que tendré que organizar una petición formal. Dios, sabes que odio estas cosas.
Negó con la cabeza divertida.- Ya era hora, me estabas volviendo loca..¿Quieres consejos? Soy buena con el amor...-Mentira, de hecho tenía una nefasta experiencia pero si tenía experiencia con Helen, al final era su hermana aunque sus gustos y sus formas de pensar fueran muy diferentes.
-como que ya era hora??
Le dio un golpe suave en el hombro.
-vas a ser mi cuñada, pero pienso seguir tratandote igual. Pufff. Te juro que he estado a punto de liarla, porque había otras chicas en la confitería y estaban todas mirando. He estado a punto de comerle los morros solo por cerrar bocas. Pero estaba tu madre.
Se encogió por el golpe, en broma y se frotó el hombro, mirándole divertida.- Eso es precisamente lo que no debes hacer. Pórtate como un caballero por una vez..Llévale algo que le interese..Flores creo que tiene para montar una floristería. Así que..Algún libro, cuanto menos entiendas del libro, mejor..Seguro que tu madre podría ayudarte con eso..Y por amor de Dios, afeitate.
-Antes no te preocupaba tanto mi aspecto... Le compraré un libro para cuando vaya a hablar con tu padre. Me va a arrancar los huevos. Si no lo hace antes mi madre. Ay, dios.
Ver a Anae con Helen acabó de calmar las ansias del lobo. Ya hablaría con Krystha... Sonrió a Anae.
-Buenas tardes señora blackmore. Pasaba por aquí y no he podido evitar acercarme a saludar a Helen. -a lo hecho, pecho, viktor. Ahora demuestra que los huevos son de verdad y haz las cosas bien-. Lamento haber interrumpido su merienda. Quería preguntarle a Helen una cosa antes de solicitar una visita formal.
Anaé miró a su hija, luego al Paine y finalmente sonrió, un poco perdida, pensaba que a Viktor le gustaba su hija mayor.- Oh, ¿Necesitais estar solos? Esperaré dentro.- Señaló con elegancia la confitería y estuvo a punto de volver, Helen aun estaba en shock asi que unicamente miraba a Viktor. ¿Qué pensaba decirle a su madre, estaba loco? Además, no había escuchado ninguna pregunta, qué pregunta, aquello no era una slicitud era una declaración de intenciones pura y dura.
Esperó a que Anae se marchase y volvió a clavar los ojos en Helen.
-que contestas? Pido una reunión formal, con mi madre y tus padres, o me resigno a las burlas de tu hermana de por vida?
Le miró aun sin comprender, le gustará decirle muchas cosas, pero él no podía entenderla o imaginarse lo que estaba diciendo, como hacía su familia. Apretó suavemente los labios y luego vocalizó con lentitud.- No entiendo nada..- ¿No había ido su madre a hablar con la suya ya? Pero no de Helen, si no de Krystha. No esperaría cortejar a las dos, ¿Verdad? Cogió aire y lo soltó despacio, confusa. Quería respuestas. Quería entender.
-Yo tampoco, pero krys me dijo que estabas con Jamesworth y... No soporté la idea de verte con el. O con otro. Me di cuenta de que me vuelve loco no saberte a salvo o que puedan hacerte daño. Así que... Quiero conocer todo de ti, protegerte y verte contenta. Me dejarás intentarlo??
Le miró un poco confundida, al principio le pareció que quería protegerla y solo eso, para eso no necesitaba cortejarla pero..¿Qué podía perder? Miró de reojo hacia la confitería, podría aprovecharse del efecto que causaba Viktor en las chicas..Después de lo mal que lo pasó en la fiesta..Se merecía esto. Asintió con la cabeza, algo nerviosa, sonrojada.
La sonrisa del lobo podría iluminar media ciudad. Reprimió el impulso de besarla en la boca, porque Anae estaba allí y quería hacer las cosas bien, pero si que tomó la mano de Helen entre las suyas y la besó repetidas veces. Se inclinó para hablarle al oído.
-La próxima vez que deje flores en tu ventana, me colaré a robarte un beso.
Volvió a besarla en la mano y se dispuso a marcharse.
Helen sonrió, qué atrevido era...Si se enteraba su madre, pero...Le veía contento, cosa que le pareció bastante extraña. Mientras volvía a la confitería se preguntó si slguna vez lograría entenderle. Le hizo una señal de despedida con la mano y volvió a sentsrse aun enrojecida.
Por supuesto, más de una de las muchachas que la habían estado ignorando, decidieron saludar y, de paso, intentar enterarse de por qué viktor le prestaba tanta atención. Porque él podría no ser noble, pero su familia, por parte de su madre, era de muy alta clase, y eso le convertía en un hombre elegible a efectos sociales, aunque su padre fuera un pirata.
Viktor regresó a buscar a Krystha.
-deberia matarte, sabes?? Helen no estaba con Jamesworth.
Helen se sintió incómoda al momento, le pasaba eso por desear un poco de su propia medicina para las demás, menos mal que Anaé habló tranquilamente, sin dar detalles pero elegantemente, diciendo que sencillamente su familia tenía muy buenas relaciones con los Paine desde hacía mucho tiempo.
Krystha no andaba lejos, de brazos cruzados sonreía todavía.- Bueno, pero podría haberlo estado..¿Qué has hecho?
-Le he dicho que voy a cortejarla. Así que tendré que organizar una petición formal. Dios, sabes que odio estas cosas.
Negó con la cabeza divertida.- Ya era hora, me estabas volviendo loca..¿Quieres consejos? Soy buena con el amor...-Mentira, de hecho tenía una nefasta experiencia pero si tenía experiencia con Helen, al final era su hermana aunque sus gustos y sus formas de pensar fueran muy diferentes.
-como que ya era hora??
Le dio un golpe suave en el hombro.
-vas a ser mi cuñada, pero pienso seguir tratandote igual. Pufff. Te juro que he estado a punto de liarla, porque había otras chicas en la confitería y estaban todas mirando. He estado a punto de comerle los morros solo por cerrar bocas. Pero estaba tu madre.
Se encogió por el golpe, en broma y se frotó el hombro, mirándole divertida.- Eso es precisamente lo que no debes hacer. Pórtate como un caballero por una vez..Llévale algo que le interese..Flores creo que tiene para montar una floristería. Así que..Algún libro, cuanto menos entiendas del libro, mejor..Seguro que tu madre podría ayudarte con eso..Y por amor de Dios, afeitate.
-Antes no te preocupaba tanto mi aspecto... Le compraré un libro para cuando vaya a hablar con tu padre. Me va a arrancar los huevos. Si no lo hace antes mi madre. Ay, dios.
Viktor Paine- Licántropo Clase Media
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