De París avec amour -Privado

París, 18 de agosto de 1807.

Hace apenas unos días, llegué a mi tierra natal. La añoré, más cuando no pude despedirme como era debido. París, la ciudad del amor y las nuevas oportunidades como así la llamaban. Volví con un gran vacío pues una parte de mí se quedó en el Norte, él y mis niñas. No fue una decisión premeditada, ambos necesitábamos ese respiro después de todo lo ocurrido. No hubo despedida, así al menos parecía que no me había ido ...y él me esperaría.

Todo lo acontecido nos hizo caer en picado, perder esa esencia que nos caracterizaba. Hoör no necesitaba a una Valeria débil si no aquella que conoció, fuerte y decidida. Mis negocios me devolverían a la realidad, ser quién era... y no pensar tanto. Sé que este tiempo nos vendría bien, nos reforzaría pero también pensaba...en si se daría cuenta que no era imprescindible en su vida. Ser su demonio , aquel que amó. Y él...no era ningún niño, se había convertido en alguien admirable...el Hoör que conocí fue una mera sombra de quién era ahora...por eso me necesitaba, no ser una cobarde y volver a ser esa Valeria que tanto admiraba y volvía loco.

Frente a mi escritorio, tomé una hoja en blanco. Estuve todo el día tratando con fabricantes y demás... había adelantado trabajo. Los niños dormían y... a mi mente, solo pensaba en alguien...en él. Era mi primera carta, no sabía por donde empezar, tomé aire y lo solté despacio...tomé mi pluma, un poco de tinta y...


“ Mon amour...


He escrito tantas cartas hoy...pero ninguna deseaba tanto como esta. Sé que ahora mismo, tienes el ceño fruncido y gruñes a saber lo que andes diciendo en noruego por lo bajo. Mi vuelta no ha sido fácil, dejé los negocios aparcados y estos días no he parado en casa, me las pasé en la fábrica de perfumes hasta terminé durmiendo sobre una mesa incómoda...y me despeiné. Un horror, tu demonio no puede estar más horrible pero aún así sabemos que para ti estaría perfecta, sería yo más que nunca sin maquillaje y malhumorada de todo el día aguantando insufribles...

Un cabreo monumental que te ahorras, y no resoples... que bastante tengo contigo cuando vienes de cazar. No negaré que eche de menos el clima frío, me gusta más que el eterno verano...las pieles se han convertido en parte de mi vestuario. A mis niñas, tirarme del pelo y maldecir mil veces porque me han estropeado el peinado pero amarlas aún más por lo que se están convirtiendo, sé que las cuidarás y las consentirás, lo último mucho más.

No sé cuanto tiempo me lleve esto, quiero que sepas que no me despedí porque no era un adiós...mi intención es volver al Norte, contigo  y nuestra familia pero otras cosas me reclaman aquí. Yo misma. Volveré con fuerza, una que se me ha apagado y cuando nos encontremos, veremos quien de los dos es el vikingo.

Pienso en lo mismo cada vez que me levanto y me acuesto..mis niñas. Las amo , lo sabes...pero sé que las cuidas como el más preciado tesoro. L+a cama está demasiado desierta y las noches son  muy largas. Imagino que estás allí, roncando como un bellaco y termino dándote tal empujón que te caes al suelo...acaparo el centro de la cama...y no te dejo entrar. Despertar sola...es extraño, al igual que no oír nada durante el día...

aunque no me creas...te extraño. Solo espero comprendas...que necesito este respiro, cuando vuelva espero que hayas dormido lo suficiente...porque no te dejaré dormir durante días. Espero que no me hagas vestir de luto, te quiero fuerte en la batalla...no hagas que te odie, aunque ya lo haga...ya me entiendes.

Siempre tuya...

Valeria.

Gruñía en las almenas, había ciertos puntos de la defensa Akershus que no veía bien definidos.
Así que daba ordenes tratando de que las deficiencias quedaran suplidas antes de partir con algunos de mis hombres hacia el condado que Freya había visto caer a manos de Randulf, el rey que estaba convirtiendo el norte en el mismo Hel.
Erlend se quedaría al mando durante el tiempo que yo no estuviera, Adaline cuidaría de los niños junto a la nana que de normal los vigilaba.
Todo estaba previsto para salir con las primeras luces del alba cuando uno de los mensajeros me trajo una misiva procedente de París, así que de descendí por las escaleras y de un saltó atrapé la carta para entrar a mi despacho.

Me senté en la mesa del despacho abriendo la misiva, leyendo lentamente cada linea. Ciertamente parecía que París la renovaba, desaparecía esa Valeria apagada, madre, mujer y resurgía el demonio que conocí, metida en sus negocios, en sus fiestas...en sus cosas.
Recordé lo que sentí hace apenas un año cuando pisé el norte después de haber permanecido tanto tiempo en París, recuerdo como el viento gélido azotó mi rostro, olía a norte, aire puro alejado de la contaminación de las fabricas de la bulliciosa París, recordé donde estaba mi hogar y lo mas importante recordé quien era yo y desde luego no era esa sombra de Valeria que fui en Paris.

Tomé una hoja de papel dispuesto responder antes de partir.


Mine demon skjørt

Vestido con mi armadura de cuero tachonado, con mi acero pendido a la espalda te escribo estas lineas de forma rápida, pues en apenas una hora embarcaré para ayudar a uno de los condes en una guerra que Freya a vaticinado como sangrienta.
Mis días aquí sin ti … digamos que también echo de menos a mi mujer, pero entiendo los motivos que te han llevado lejos del norte, de tus hijos y de mi.
De seguro estarás preparando alguna de esas míticas fiestas que solías dar y que a decir verdad yo jamas entendí, pero que conmemorará a la Valeria Cavey que siempre fuiste y que nunca dejaste de ser, te deseo lo mejor en esta, tu nueva vida.

Tus hijas están bien, Erlend y su mujer se han trasladado a mi hogar durante un tiempo, así que de seguro te sentirás feliz sabiendo que otra parisina se ocupa junto a Odette de tus hijos.
Adaline lo lleva bien, es feliz aquí, sonríe corriendo por nuestros jardines detrás de su hijo Hakon y admito que siento cierta envidia al verla enredarse con Erlend, lo que me hace extrañarte.

Necesito tiempo para asimilar mi nueva situación, pero soy un guerrero y siempre me mantendré en pie, el norte me necesita y creo que mi vida les pertenece mas a los norteños que a mi mismo.
Me despido de ti, hasta la próxima carta.
Se feliz Valeria Cavey.

Höor Cannif.

´Paris , agosto 1807

La fiesta en cuestión, se había alargado hasta altas horas de la noche. Apenas había dormido, la inauguración de una nueva tienda de perfumes en el centro de París. Acudió más gente de la que esperaba, caras conocidas, nuevos ricos y más que asistir a la inauguración, fueron a ver mi estado. El rumor de que regresé sola a París fue el detonante para ser el tema del día, rumores falsos y demás chismes que la verdad, me traían sin cuidado.

Conversé con muchas personas, halagos y preguntas indiscretas como...¿dónde estaba mi marido? Y demás. A lo que yo respondía con lo mismo, “están en el Norte “y poco más, no tenía que dar más explicaciones a nadie. Y la verdad, es que le busqué en cada mirada, tras dar algún sorbo a mi copa...sonreír sin motivo aparente pues siempre conseguía que mi sonrisa se ensanchase, mucho más que eso... nos mirásemos con ese deseo único.

Una complicidad que habíamos perdido con todo lo acontecido. Me iba renovando con mi estancia en París, lejos del norte al que sin duda echaba en falta. Me percaté que algún otro hombre me miraba, con claras intenciones de tener una conversación de negocios conmigo pero rehusé la idea enseguida. Ya no era aquella mujer libertina que coqueteaba con todo aquel que me mostraba interés. Con educación y elegancia, sonreí a aquellas miradas... retirándome a mi alcoba.

A la tenue luz, imaginaba como recordaba las veces que las había recorrido acompañada por él. Pude oír su risa tan clara que giré la cabeza sin darme cuenta, sin hallarle. Lejos de la música, del murmullo... mis pasos se perdieron en la habitación, mis dedos se apresuraron a quitar el vestido carmesí que cayó a mis pies y tras ponerme la bata, me senté en la cómoda... se había hecho una costumbre desde que llegué escribirle, pues las ganas de contar cómo me iba y mi día...era en lo único que pensaba al acostarme.



Mon amour...


Acabo de despedirme de todo el mundo, apenas acaba de amanecer y ahora es cuando voy a dormir. La noche ha sido relativamente corta, me lo pasé bien conversando con mi grupo de amigos...creo que han seguido la fiesta en otra parte. Los negocios van bien, he cerrado dos contratos con empresarios importantes... abrirán tiendas en Londres y España. Mañana me toca estar en el laboratorio todo el tiempo...sabes que ese lugar me relaja, allí pierdo la noción del tiempo.

Soleil y Drittsekk ya balbucean y juegan con el otro, entre ellos existe una complicidad que no puedo explicar. ¿Cómo están mis niñas? Seguramente Valeska te vuelva loco y Fiolett ya sea la mejor guerrera de todos los tiempos, tiene a quien parecerse.

´¿Puedes creerlo? Sin querer se me han escapado palabras en noruego, la costumbre de gritarte a todas horas. Sé que no es fácil, te necesito fuerte pues tu fortaleza me da fuerzas. Nos vendrá bien este tiempo, Hoör. Espero que no pongas en peligro tu trasero de vikingo, al final me tendré que poner la armadura e ir a buscarte.

Esta noche, rememoré la primera vez que fuimos a una de estas fiestas juntos. Te busqué entre la gente, qué tontería. No fue solo una vez. La fiesta ha sido un éxito y aquí estoy, en vez de estar ya durmiendo y reponerme para dentro de unas horas ,  te escribo como si te tuviese delante...te contase lo que quizás no nos atrevíamos a decirnos uno frente al otro.

Ya no hay secretos, Hoör. Mi vida aquí no ha cambiado, eso creía... pero a cada segundo te busco sin querer, creo oír a mis niñas pero no estáis. Las criadas suspiran de alivio porque no vendrás poniéndolo todo de barro perdido. Hiver duerme a los pies de mi cama, ya es enorme...cuando me marcho se queda velando a los niños.

Ha pasado muy poco tiempo  pero para mí no... es mucho más. Te extraño.

Valeria.

Noruega, agosto 18007

Buenas noches Valeria Cavey.

Leo tus lineas con interés, me alegra enormemente ver como la mujer que conocí se encuentra en estos párrafos, me traen recuerdos de ese demonio despampanante que vi bajar por las escaleras con su carmín rojo y su vestido ajustado.
Recuerdo tus esmeraldas fijas en mis pardos y en ese instante supe que me habías condenado, aunque a decir verdad no llegaba a alcanzar a saber cuanto.

En el norte el día es frio, paso el tiempo ocupado, tanto que apenas me queda tiempo para pensar en un nosotros, supongo que las noches son mas difíciles, pues mi cama esta vacía, demasiado fría.
Se lo que pensaras, que no se vivir sin esa mujer que no hacia nada mas que eso, calentar mi lecho y darme hijos, una vida que ni de lejos habías imaginado para ti. So me hace sentir culpable, lo admito.
Es cierto, me cuesta no buscarte dormido, pero se que me levantaré un día y todo sera mas fácil, todas las heridas cicatrizan, eso es algo que se de sobra.

Quiero que seas feliz, que te encuentres en París, que te redescubras y disfrute de cada instante, porque eres mi mujer y aunque no lo creas, quiero que te sientas bien, aunque esa felicidad no pase por mi.
He sido egoísta, te veía apagarte, pero mi afán por mantenerte a mi lado podía mas que cualquier cosa, me equivoqué y ahora desde la distancia soy capaz de pedir perdón.
Quiero que tengas alas para volar, aunque ese vuelo te haya llevado lejos, eres libre Valeria y en tu libertad espero decidas con sabiduría.

Nuestras hijas están preciosas, Valeska es igual que tu, tiene genio, me lleva loco. Fio es igual que yo, aguanta los embistes de su hermana y los sortea como puede, es fuerte, luchadora, no es de las que caen y permanecen en el suelo mucho tiempo, así que creo que estamos haciendo un buen papel con ellas.

Hasta la siguiente carta Valeria.
Höor Cannif.

París, agosto 1807


Leer mi apellido me sigue pareciendo extraño, surrealista. Leo sus cartas y no sé cómo sentirme. Es un hecho que no solo hecho de menos a Hoör y a mis hijas, también al norte...pero volver en este instante sería precipitado, no es el momento. No es que mi vida se centre solo en fiestas, la mayor parte del tiempo la paso en mi despacho y en la fábrica. Los negocios van bien, me dan esa estabilidad que necesito pero es obvio que me falta lo más importante, aunque lo mantengo.

Sus cartas me hacen conocerlo de un modo diferente, más profundo. Sus pensamientos, sus emociones y sensaciones, plasmadas en un papel...en esas letras que me daban el ánimo a respiras, a seguir y tener aún más fuerzas. Sabía que Hoör no lo entendía, no llegaba a comprender porqué he regresado...solo espero que cuando vuelva no sea tarde, no le pedí que me esperase eternamente solo que me diese este respiro. La vida nos había cambiado, procedíamos de sitios diferentes y aunque nos queríamos.


Mon amour:

Me gusta leerte, cómo se encuentra el norte y nuestras hijas. Y tú. Siento que estés confuso, sé que no logras terminar de entenderlo. Necesito este respiro más que a nada. Me paso la mayor parte de las tardes en el despacho, aunque ya he adelantado lo que tenía atrasado...puedo tener más tiempo libre.

Me reúno con algunos conocidos algunas tardes, otras me voy al laboratorio o simplemente... paseo sola por las calles de París, me detengo en algunas tiendas y compro algunas cosas para las niñas. Soleil y Dritt se nota que las echa de menos. Espero de verdad, que Sirius se haya adaptado...necesita alguien que le comprenda y esa ayuda que la verdad, sé que no es fácil en un ser mágico.

Espero pronto poder arroparlo, estoy segura que tanto Adaline como la nana le darán ese calor que necesita mientras estoy ausente. Y... ¿qué voy a decirte que no sepas? Te extraño, es un hecho. Dormir sola es algo que no acostumbro, rememoro ciertos momentos contigo...y así me duermo muchas noches, otras...me las paso escribiéndote.

Pronto estaremos juntos, te lo prometo, todo a su tiempo. Voy siendo más fuerte cada día, devolviendo gota a gota mi esencia, cuando regrese prepárate...solo digo eso y puedes imaginar lo que desees. Eres lo más importante para mí, Hoör Cannif...aunque ahora no lo veas así. El motivo por el que quiero florecer de nuevo es por mí pero también por ti.

También quiero advertirte de algo, voy a reunirme con Elora Paine... necesitamos hablar en general. No te preocupes, no voy a hacerle nada... vamos a hablar de madre a madre y quién sabe si confabulemos contra ti.

Espero al menos, haber pintado una sonrisa en tus labios...

Siempre tuya.

V.C.

Noruega, Agosto 1807

Mujer.

Hola, la verdad es que he bebido mas de la cuenta y no se bien ya ni lo que te escribo, hoy hemos celebrado una incursión al castillo de Randulf, hemos roto un espejo con el que controlaba a parte de sus aberraciones, sin duda ha sido una gran victoria.
Ulf y Giuliana han estado conmigo y he de reconocer que están sirviéndome de apoyo en estos momentos.
Giuliana se ocupará de Sirius, ella al controlar la magia de seguro podrá ayudarme a entender mejor a mi hijo.
Con Ulf es con quien he estado toda la noche, así que no pienses cosas raras, pues mi lecho esta vació y doy gracias a Odin, seria raro que el lobo me hubiera acompañado hasta aquí.

Espero que os cuidéis tu y los críos, de seguro que estas poniendo París patas arriba con tus fiestas sin sentido, quiero decir, tus fiestas lascivas.
Las niñas crecen, crecen demasiado rápido e intento no perderme ni un minuto de sus vidas.
Últimamente Fio se cuela en mi cama, admito que es agradable no despertar solo y aunque frunzo el ceño, bufo y la castigo para que deje de hacerlo, ella se limita a reírse y si me descuido atizarme con el escudo.

Orn que es mas consciente de la situación intenta ayudarme en lo que puede, es un buen muchacho, acostumbrado a pasar calamidades, creo que tiene miedo de que lo devuelva a la aldea ahora que me he quedado solo, le he hecho una espada nueva de madera, mas grande, es mi forma de decirle que para mi él es importante.

No se que mas decirte, la verdad es que la guerra me consume, se que te has ido con la intención de encontrarte, de volver algún día, espero que así sea, pero no te culparé si no lo haces.
En definitiva, que me voy a dormir la borrachera.
Que descanses Valeria Cavey

Me fui a la cama directo, estaba cansado, así que prácticamente fue tocar el lecho y sucumbir en brazos de las Valquirias, quizás hoy las necesitaba de un modo u otro.

París, Finales de Agosto 1807

Después de la última carta, pensé realmente si responderle o no. Mi marido se reflejaba en el papel totalmente derrotado pero reponiéndose poco a poco. No lo culpaba, mis decisiones no siempre eran las más acertadas pero si quería volver a ser quién era, no debía correr...si no tomarme mi tiempo. Suspiré largamente, intentando no poner nada que nos separase aún más. No, no me gustó la carta pero ¿y qué iba a escribirme? Él ya no era ese hombre que vino por primera vez ni yo la misma mujer fuerte...en algún punto del camino nos habíamos separado.

“Mon guerrier...

Hace semanas que no sabes de mí. Estoy bien. No quería saturarte con palabras, ni contestar algo que quizás no fuese lo adecuado dada las circunstancias que tenemos. Lo primero de todo, espero que tanto mis niñas como Orn y Sirius estén bien. Me importa lo que les pase, te las dejé porque sé que las cuidarías con tu propia vida y les enseñarías una vida en el norte que aún no concibo.

Nada ha cambiado respecto a mis negocios, tengo pensado en abrir alguno más y buscar quien me ayude en el despacho. Los papeles me ponen de mal humor y ya sabemos cómo me pongo cuando eso ocurre. Sé que me dijiste que podrías ocuparte pero tu mundo no es ese... prefiero alguien ajeno y así no mezclamos nada que nos pueda afectar más.

Leer mi apellido me recuerda al principio de todo, cuando me llamabas señorita Cavey y te insistía para que me llamaras Valeria. Nunca tuvimos que decirnos nada importante, con solo mirarnos nos lo decíamos todo. No, no pienses que ya he decidido que hacer con mis pasos porque no lo sé. Mis hijas están en el norte y aunque creas que es un peso para mí, son lo mejor que me ha pasado en la vida y sé que me estoy perdiendo todo...pero sé que si estoy cerca no les haré bien, mis dudas ocupan toda mi atención y solo sería hacérselo pasar mal.

Me gustaría que nos viéramos. No tienes que venir, ni yo ir...encontrarnos en un punto intermedio sin nada más que nosotros. Ir poco a poco construyendo la casa por los cimientos y no por el tejado, no sé si quieras ..tampoco te culpo. Gracias por tus cartas...

espero que logres tus objetivos en la guerra y estés en forma para afrontar todo.

Valeria...


No pude escribir más, poco a poco las palabras iban sobrando. Todo se iba desmoronando ante mis ojos y ahora más que nunca tendría que luchar, demostrarle que soy la mujer que necesita a su lado...porque mar a un demonio no es fácil.

Noruega, Agosto 1807



Valeria Cavey:



Me sorprendieron tus silencios, no recibir noticias tuyas en todo este tiempo me hizo pensar que estabas ocupada en tus quehaceres por tierras Francesas.

Imagino que no será fácil llevar los negocios, tampoco acudir a tanta fiesta nocturna y te repito aunque se que ni lo consideras, que Dritt pertenece al norte, es aquí, junto a sus hermanas de sangre donde debe criarse, mas es tu hijo, tu decisión y tu responsabilidad.



Por lo demás veo una gran idea que busques ayuda para llevarte parte del negocio, siempre has necesitado una mano derecha fuerte, que te diera estabilidad, podría sugerir algún nombre, mas creo que ni para eso te hago falta en estos instantes.



Nuestras hijas crece fuertes, sanas. Valeska junto a Sirius acude a clases con la mujer de Ulf, de momento aprenden pequeños trucos, pero ciertamente creo que le vendrá bien para ser capaces de controlar la magia.

Giuliana esta embarazada, así que pasa bastante tiempo en casa recluida, al parecer Odin no le ha dado un embarazo fácil de llevar, así que los niños le sirven de distracción.

Me dijiste en tu anterior carta que veías a Elora, dile que Sirus crece sano y fuerte.

Orn y Fio juegan a todas horas con las espadas, tendrías que ver como Orn se deja vencer por los mandobles de nuestra hija.

Ella es fiera, decidida y valiente, admito que es mi ojo derecho, quizás porque me veo muy reflejado en ella.



Sobre mi...que decirte, la guerra ocupa todo mi tiempo, las cosas en el norte están revueltas.

Randulf esta atentando contra los licantropos y el pacto firmado por nuestros ancestros se tambalea.

Asistiré en breve a un cónclave, espero poder solucionar todo esto, ademas un templo que encierra un gran poder esta siento sitiado...en fin, no te aburro con problemas que tampoco son de tu incumbencia.



Espero y deseo que seas feliz, que empieces a orientar tu camino y que te encuentres a ti misma en esa senda.

Sobre lo de vernos, no voy a mentirte, nunca lo he hecho, estoy resentido, cabreado y malhumorado, siento aunque tu no lo veas así que me has abandonado, que te has ido a encontrarte y no te a importado perderme para hacerlo.

No se si vernos implicara poner unos cimientos o por ende significara romper mas lo poco que queda en este instante de nosotros.

Tengo ganas de verte, lo reconozco, pero mi orgullo siempre ha hablado alto y no puedo ignorarlo.



Höor Cannif