AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Mi tempestad y mi calma [Privado Kalen Gremory]
2 participantes
Página 2 de 2.
Página 2 de 2. • 1, 2
Mi tempestad y mi calma [Privado Kalen Gremory]
Recuerdo del primer mensaje :
Habían pasado ya unos días desde que mi vida había dado un giro de 180 grados, y es que noches atrás conocí un joven ilusionista que arriesgó su vida por salvar la mía. En agradecimiento por ello, le ofrecí un trato que jamás se me hubiese pasado por la cabeza hacer con ningún otro. Y es que de forma curiosa, habíamos terminado convirtiéndonos en compañeros de habitación.
No negaré que cuando salía del hostal por las noches para irme de caza y pensaba en todo lo sucedido, no me recriminaba la insensatez que había cometido al dejar entrar de esa forma tan impulsiva a un desconocido en mi vida. Pero las horas iban pasando, el recuerdo de su sonrisa y su particular forma de ser venían también a mi mente, y entonces un extraño sentimiento de bienestar afloraba en mí.
Fueron pasando los días, con sus respectivas noches, y lo que para mí siempre habían sido largas veladas de caza hasta el amanecer, fueron acortándose cada vez más. Y es que cuando todavía faltaban unas horas para la llegada del alba, volvía a esa humilde habitación que compartíamos para, con la excusa de que la noche no había sido del todo fructífera, dormir unas horas a su lado. Poco a poco las pesadillas que arrasaban todo mi ser cada noche fueron menguando, y aunque no habían desaparecido del todo me bastaba con abrir los ojos y saber que no estaba sola; aunque el miedo de no saber si aquel inmortal volvería alguna noche a terminar lo que empezó mantenía mi alma en vilo, especialmente porque si Kalen se encontraba cerca en esos momentos también podría pagar las consecuencias.
Esa mañana, además, acepté el plan de levantarnos temprano e ir al mercado para abastecernos de alimentos. Al parecer la noche anterior había sido rentable para el joven ilusionista, y para que negarlo, los pequeños trabajos que me iban encargando esposas despechadas iban cada vez mejor. Así que, habiendo dormido solo unas horas, pero ilusionada de pasear por la calle al lado de Kalen, ambos nos encaminamos hacía aquel lugar que probablemente estaría abarrotado a esas horas.
-Creo que es la primera vez en mi vida que voy acompañada a hacer la compra.- apunté con una pícara sonrisa, al mismo tiempo que sentía como la timidez ruborizaba mis mejillas. Desvié la mirada, incapaz de mantenérsela más tiempo y que viese el brillo de mi mirada, hacia el resto de viandantes con los que nos cruzábamos, fijándome particularmente en una pareja de enamorados que no dudaban en mostrar su amor en público con dulces caricias. Suspiré contrariada volviendo a centrar mi atención en mi acompañante.- ¿Has pensado que es lo que quieres comprar? Conozco varios puestos donde trabajan mujeres a las que ayudé y nos harán buen precio.
Habían pasado ya unos días desde que mi vida había dado un giro de 180 grados, y es que noches atrás conocí un joven ilusionista que arriesgó su vida por salvar la mía. En agradecimiento por ello, le ofrecí un trato que jamás se me hubiese pasado por la cabeza hacer con ningún otro. Y es que de forma curiosa, habíamos terminado convirtiéndonos en compañeros de habitación.
No negaré que cuando salía del hostal por las noches para irme de caza y pensaba en todo lo sucedido, no me recriminaba la insensatez que había cometido al dejar entrar de esa forma tan impulsiva a un desconocido en mi vida. Pero las horas iban pasando, el recuerdo de su sonrisa y su particular forma de ser venían también a mi mente, y entonces un extraño sentimiento de bienestar afloraba en mí.
Fueron pasando los días, con sus respectivas noches, y lo que para mí siempre habían sido largas veladas de caza hasta el amanecer, fueron acortándose cada vez más. Y es que cuando todavía faltaban unas horas para la llegada del alba, volvía a esa humilde habitación que compartíamos para, con la excusa de que la noche no había sido del todo fructífera, dormir unas horas a su lado. Poco a poco las pesadillas que arrasaban todo mi ser cada noche fueron menguando, y aunque no habían desaparecido del todo me bastaba con abrir los ojos y saber que no estaba sola; aunque el miedo de no saber si aquel inmortal volvería alguna noche a terminar lo que empezó mantenía mi alma en vilo, especialmente porque si Kalen se encontraba cerca en esos momentos también podría pagar las consecuencias.
Esa mañana, además, acepté el plan de levantarnos temprano e ir al mercado para abastecernos de alimentos. Al parecer la noche anterior había sido rentable para el joven ilusionista, y para que negarlo, los pequeños trabajos que me iban encargando esposas despechadas iban cada vez mejor. Así que, habiendo dormido solo unas horas, pero ilusionada de pasear por la calle al lado de Kalen, ambos nos encaminamos hacía aquel lugar que probablemente estaría abarrotado a esas horas.
-Creo que es la primera vez en mi vida que voy acompañada a hacer la compra.- apunté con una pícara sonrisa, al mismo tiempo que sentía como la timidez ruborizaba mis mejillas. Desvié la mirada, incapaz de mantenérsela más tiempo y que viese el brillo de mi mirada, hacia el resto de viandantes con los que nos cruzábamos, fijándome particularmente en una pareja de enamorados que no dudaban en mostrar su amor en público con dulces caricias. Suspiré contrariada volviendo a centrar mi atención en mi acompañante.- ¿Has pensado que es lo que quieres comprar? Conozco varios puestos donde trabajan mujeres a las que ayudé y nos harán buen precio.
Maggie Craig- Cazador Clase Media
- Mensajes : 357
Fecha de inscripción : 13/11/2016
Re: Mi tempestad y mi calma [Privado Kalen Gremory]
Mis ojos recorrían con curiosidad el cuerpo de aquel joven con el que había compartido tantas noches en vela plagadas de historias y maravillosos días de interesante conversación, y de quién sin embargo apenas conocía un ápice de su vida. Hasta entonces no me había percatado de lo mucho que me atraía como hombre, y es que desde que el inmortal había salido de mi vida no me había visto con fuerzas de buscar un compañero de aventuras. ¿Sería Kalen quien el destino había elegido para tal propósito? Negué con la cabeza, concentrándome de nuevo en las acciones del hechicero, que sin duda nos llevarían a combatir a esos otros brujos que los perseguían; y zanjar de una vez por todas, aquel problema sin resolver que parecía atormentar a mi amigo. Además, todavía era pronto para hablar de algo que no fuese una amistad. Aquel beso había sido fortuito, una pequeña broma de Kurama que había terminada de forma inesperada.
Segundos después de que Kalen se sentase en el frio suelo en esa incómoda posición, una extraña y poderosa sensación se apoderó de todo mi ser. Era como si el bosque tomase vida; como si cada microorganismo, cada célula del lugar, danzasen al son de una música que solo el hechicero era capaz de tocar y éstos de escucharla.
Instantes después las palabras del brujo centraron mi atención hacia una dirección del bosque. Era el momento en que mis dotes de cazadora entraban en juego, y aunque estaba aterrorizada de que las cosas no saliesen como habíamos planeado, sabía que era nuestro momento. Así que sin dudar un segundo más, me levanté del suelo donde había estado sentada, y avancé con precaucion hacia el lugar que el brujo me indicaba. Teniendo la extraña sensación de que podía ver mucho más alla de lo que cualquier simple vista humana podría.
-Vamos, pequeño compañero chispeante. A ver que podemos hacer juntos.- apunté con un susurro, guiñándole el ojo al zorro que situado sobre mi hombro me observaba con precaución. No sabía que me depararía el destino aquella tarde, ni siquiera si saldría viva de un ataque mágico; pero si de algo estaba segura es que me alegraba de que fuese Kalen quien estuviese luchando a mi lado. Volteé la cabeza para mirarle a los ojos, y tras una tímida sonrisa, susurré.- Ten mucho cuidado. Me gustaría repetir cuando todo esto acabe lo que ha sucedido hace unos minutos.- con las mejillas sonrojadas, y desenvainando la bastarda de mi padre, comencé a caminar por el vasto follaje de aquel camino que en un principio parecía estar desértico. – Ayúdame a salir de ésta, Kurama.
Segundos después de que Kalen se sentase en el frio suelo en esa incómoda posición, una extraña y poderosa sensación se apoderó de todo mi ser. Era como si el bosque tomase vida; como si cada microorganismo, cada célula del lugar, danzasen al son de una música que solo el hechicero era capaz de tocar y éstos de escucharla.
Instantes después las palabras del brujo centraron mi atención hacia una dirección del bosque. Era el momento en que mis dotes de cazadora entraban en juego, y aunque estaba aterrorizada de que las cosas no saliesen como habíamos planeado, sabía que era nuestro momento. Así que sin dudar un segundo más, me levanté del suelo donde había estado sentada, y avancé con precaucion hacia el lugar que el brujo me indicaba. Teniendo la extraña sensación de que podía ver mucho más alla de lo que cualquier simple vista humana podría.
-Vamos, pequeño compañero chispeante. A ver que podemos hacer juntos.- apunté con un susurro, guiñándole el ojo al zorro que situado sobre mi hombro me observaba con precaución. No sabía que me depararía el destino aquella tarde, ni siquiera si saldría viva de un ataque mágico; pero si de algo estaba segura es que me alegraba de que fuese Kalen quien estuviese luchando a mi lado. Volteé la cabeza para mirarle a los ojos, y tras una tímida sonrisa, susurré.- Ten mucho cuidado. Me gustaría repetir cuando todo esto acabe lo que ha sucedido hace unos minutos.- con las mejillas sonrojadas, y desenvainando la bastarda de mi padre, comencé a caminar por el vasto follaje de aquel camino que en un principio parecía estar desértico. – Ayúdame a salir de ésta, Kurama.
Maggie Craig- Cazador Clase Media
- Mensajes : 357
Fecha de inscripción : 13/11/2016
Re: Mi tempestad y mi calma [Privado Kalen Gremory]
El animal no demoro en girar sobre el hombro de la chica y saltar sobre su brazo diestro, como esperando la oportunidad para actuar dando una leve descarga en el brazo de la joven, no para lastimarla sino que hacia que sujetara su arma con mas fuerza, como si su mano involuntariamente apretara el mango del arma y no fuera capaz de liberarse de ese agarre, si Maggie lo intentara sentiría como su mano no respondía a esa orden , si podía manejarla a gusto pero no era capaz de aflojar el sostén del arma, un pequeño precio a pagar para hacer uso de los poderes de Kurama, durante el combate, la misma seria capaz de sentir su brazo tensado como si energía corriera desde su hombro hasta el mango pasara por esta y dejara ver pequeñas chispas saltando en el metal de la espada.
Ambos pudieron escuchar los gritos generados por los brujos oscuros asesinados por los arboles que controlaban Kalen, la sangre no era aliada del bosque así que en cuanto Kalen hizo que las ramas mataran a los dos estas quedaron clavadas en sus cuerpos y dejaron de obedecerle, ya no era capaz de controlar esas ramas mas y el precio por controlar las otras aumento, sintió como espigas rodeaban sus manos y piernas apretando sus afiladas espinas contra la piel del brujo, todo hechizo tenia consecuencias y cuanto mas poderoso fuera mayor seria y la de controlar la naturaleza para derramar sangre era uno de los precios mas altos, pero a Kalen no le importaba en ese momento pagarlo, se mordió solamente el labio, esperando que Maggie estuviera lo suficientemente cerca como para provocarlos y causarles daño ellos no serian capaces de mantener aquel fuego y defenderse de ella, estarían obligados a atacarla y si lo hacían, el aprovecharía ese momento para acabar con ellos sin dudarlo un instante.
Ambos pudieron escuchar los gritos generados por los brujos oscuros asesinados por los arboles que controlaban Kalen, la sangre no era aliada del bosque así que en cuanto Kalen hizo que las ramas mataran a los dos estas quedaron clavadas en sus cuerpos y dejaron de obedecerle, ya no era capaz de controlar esas ramas mas y el precio por controlar las otras aumento, sintió como espigas rodeaban sus manos y piernas apretando sus afiladas espinas contra la piel del brujo, todo hechizo tenia consecuencias y cuanto mas poderoso fuera mayor seria y la de controlar la naturaleza para derramar sangre era uno de los precios mas altos, pero a Kalen no le importaba en ese momento pagarlo, se mordió solamente el labio, esperando que Maggie estuviera lo suficientemente cerca como para provocarlos y causarles daño ellos no serian capaces de mantener aquel fuego y defenderse de ella, estarían obligados a atacarla y si lo hacían, el aprovecharía ese momento para acabar con ellos sin dudarlo un instante.
Kalen Gremory- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 16/04/2017
Re: Mi tempestad y mi calma [Privado Kalen Gremory]
Un alocado y frenético corazón cargado de adrenalina amenazaba con salirse del pecho con cada latido en el que manifestaba esa energía con la que todo mi cuerpo se cargaba justo antes de cada combate, agradeciendo sinceramente que esta vez los enemigos a los que nos enfrentábamos fuesen hechiceros y no un grupo de vampiros para los que yo sería como una luciérnaga en medio de la oscuridad, aporreando un tambor y unos platillos. Negué con la cabeza, divertida por mis extrañas ocurrencias antes de continuar aquel terregoso camino, sintiendo como el antebrazo donde Kurama se había depositado era sometido a una especie de descarga eléctrica mediante la cual podía sentir como mi musculatura se endurecía de formas curiosa.
- Espero no ir brillando después cual árbol de navidad.- apunté mirando fijamente a los ojos de aquel zorro parlanchín que por lo que parecía estaba más que preparado para la contienda. Un rápido movimiento frente a nosotros hizo que desviase la vista de mi compañero de batalla, enarcando una ceja desconcertada ante lo que mis ojos estaban viendo.
Raíces y ramas de árboles danzaban a mi alrededor como si de marionetas de trapo se tratasen; con una elasticidad y movimientos impropios de ese tipo de material robusto y endurecido. Más si de nuevo pensaba que estaba presenciando algo inverosímil en esos árboles, es porque todavía no había aprendido la lección de que cuando la magia estaba incluida en el menú, no podía esperarse nada bueno.
Como afiladas lanzas que hubiesen sido arrojadas con la fuerza de un gigante, varias raíces se abalanzaron sobre dos de los hechiceros que nos perseguían y que habían adelantado sus filas, atravesándolos cual palillos a unas aceitunas rellenas de anchoa.
Inconscientemente me detuve con brusquedad, observando como esas raíces continuaban su camino hasta ocultarse superficialmente bajo tierra, dejando los cuerpos sin vida de los hechiceros entrelazados entre éstas rodeados de charcos de sangre, en una dantesca imagen que consiguió revolver mi estómago. –Esto no es normal.- susurré en voz baja, apenas imperceptible, mientras tragaba saliva e intentaba recuperar la compostura y me llenaba de coraje para hacer frente al resto de brujos que comenzaron a colocarse en círculo como método de defensa, rodeados de ¿fuego?
Sacudí la cabeza y volví a enfocar la mirada, que supuse que me había jugado una mala pasada debido al cansancio y tensión del momento; más de nuevo me volví a equivocar. Aquel letal aquelarre había formado un estratégico círculo de fuego al que sería imposible acceder desde ningún flanco, sin contar con el imprevisto de que al parecer los árboles habían optado por dejar de colaborar. Busqué con la mirada a Kalen, que permanecía en el mismo sitio que minutos antes, aunque algo me decía que sus condiciones físicas no eran las mismas. Preocupada por lo que le pudiese estar sucediendo, una leve punzada atravesó mi pecho, estando a punto de correr hacia él para socorrerle. Pero una ligera descarga y un gesto serio en el semblante de Kurama me hicieron saber que si retrocedía no tendríamos ninguna posibilidad, y pondría a Kalen de nuevo en peligro.
Suspiré contrariada observando a mi brujo por última vez dedicándole una cálida sonrisa, y a regañadientes centré toda mi atención de nuevo en el círculo de fuego. Acercarse espada en mano sería una estupidez, puesto que estarían atentos a mi acercamiento y frenarían sin problemas mi ataque…Sonreí de medio lado.
- Kurama, colócate sobre el hombro y sujétate.- ordené introduciendo la bastarda en su vaina y descolgando el arco que portaba a la espalda. – Y ahora ten cuidado. Necesito espacio para tensar el arco.- susurré colocando de dos en dos las flechas que iba extrayendo del carcaj para tensarlas con la cuerda del arco, que a gran velocidad salían despedidas hacia lo hechiceros. Nuevos gritos de dolor surgieron entre aquellos hombres, y mi esperanza de salir con vida de aquel encuentro aumentó con cada flecha que hacia blanco en el enemigo, consiguiendo tumbar a tres o cuatro de éstos cuyos cuerpos yacían sin vida sobre la mullida hierba.- Piensa nuestro siguiente paso Kurama. Todavía quedan muchos en pie y me estoy quedando sin flechas.- apunté cargando con rapidez el arco y disparando a un brujo que se acercaba en mi dirección.- Vamos mi amor, un truquito más que nos salve el culo.- murmuré esperando que Kalen guardase algún As bajo la manga.
Abrí los ojos de par en par cuando al dirigir la mano de nuevo al carcaj me percaté que las flechas se habían agotado, y colgando de nuevo el arco a mi espalda, salí corriendo con rapidez con la intención de rodear el círculo ya desorganizado e intentar despistarlos para volver a tener ventaja hasta que averiguase como hacerles frente.
- Espero no ir brillando después cual árbol de navidad.- apunté mirando fijamente a los ojos de aquel zorro parlanchín que por lo que parecía estaba más que preparado para la contienda. Un rápido movimiento frente a nosotros hizo que desviase la vista de mi compañero de batalla, enarcando una ceja desconcertada ante lo que mis ojos estaban viendo.
Raíces y ramas de árboles danzaban a mi alrededor como si de marionetas de trapo se tratasen; con una elasticidad y movimientos impropios de ese tipo de material robusto y endurecido. Más si de nuevo pensaba que estaba presenciando algo inverosímil en esos árboles, es porque todavía no había aprendido la lección de que cuando la magia estaba incluida en el menú, no podía esperarse nada bueno.
Como afiladas lanzas que hubiesen sido arrojadas con la fuerza de un gigante, varias raíces se abalanzaron sobre dos de los hechiceros que nos perseguían y que habían adelantado sus filas, atravesándolos cual palillos a unas aceitunas rellenas de anchoa.
Inconscientemente me detuve con brusquedad, observando como esas raíces continuaban su camino hasta ocultarse superficialmente bajo tierra, dejando los cuerpos sin vida de los hechiceros entrelazados entre éstas rodeados de charcos de sangre, en una dantesca imagen que consiguió revolver mi estómago. –Esto no es normal.- susurré en voz baja, apenas imperceptible, mientras tragaba saliva e intentaba recuperar la compostura y me llenaba de coraje para hacer frente al resto de brujos que comenzaron a colocarse en círculo como método de defensa, rodeados de ¿fuego?
Sacudí la cabeza y volví a enfocar la mirada, que supuse que me había jugado una mala pasada debido al cansancio y tensión del momento; más de nuevo me volví a equivocar. Aquel letal aquelarre había formado un estratégico círculo de fuego al que sería imposible acceder desde ningún flanco, sin contar con el imprevisto de que al parecer los árboles habían optado por dejar de colaborar. Busqué con la mirada a Kalen, que permanecía en el mismo sitio que minutos antes, aunque algo me decía que sus condiciones físicas no eran las mismas. Preocupada por lo que le pudiese estar sucediendo, una leve punzada atravesó mi pecho, estando a punto de correr hacia él para socorrerle. Pero una ligera descarga y un gesto serio en el semblante de Kurama me hicieron saber que si retrocedía no tendríamos ninguna posibilidad, y pondría a Kalen de nuevo en peligro.
Suspiré contrariada observando a mi brujo por última vez dedicándole una cálida sonrisa, y a regañadientes centré toda mi atención de nuevo en el círculo de fuego. Acercarse espada en mano sería una estupidez, puesto que estarían atentos a mi acercamiento y frenarían sin problemas mi ataque…Sonreí de medio lado.
- Kurama, colócate sobre el hombro y sujétate.- ordené introduciendo la bastarda en su vaina y descolgando el arco que portaba a la espalda. – Y ahora ten cuidado. Necesito espacio para tensar el arco.- susurré colocando de dos en dos las flechas que iba extrayendo del carcaj para tensarlas con la cuerda del arco, que a gran velocidad salían despedidas hacia lo hechiceros. Nuevos gritos de dolor surgieron entre aquellos hombres, y mi esperanza de salir con vida de aquel encuentro aumentó con cada flecha que hacia blanco en el enemigo, consiguiendo tumbar a tres o cuatro de éstos cuyos cuerpos yacían sin vida sobre la mullida hierba.- Piensa nuestro siguiente paso Kurama. Todavía quedan muchos en pie y me estoy quedando sin flechas.- apunté cargando con rapidez el arco y disparando a un brujo que se acercaba en mi dirección.- Vamos mi amor, un truquito más que nos salve el culo.- murmuré esperando que Kalen guardase algún As bajo la manga.
Abrí los ojos de par en par cuando al dirigir la mano de nuevo al carcaj me percaté que las flechas se habían agotado, y colgando de nuevo el arco a mi espalda, salí corriendo con rapidez con la intención de rodear el círculo ya desorganizado e intentar despistarlos para volver a tener ventaja hasta que averiguase como hacerles frente.
Maggie Craig- Cazador Clase Media
- Mensajes : 357
Fecha de inscripción : 13/11/2016
Re: Mi tempestad y mi calma [Privado Kalen Gremory]
Kalen había sufrido ese ataque el era consciente que la naturaleza en si era neutral no violenta y el hecho de que usara un hechizo simple pero que fuera basado en el poder de la neutralidad, para arrebatar vidas aunque fueran vidas que no tuvieran sentido y que estaban corrompidas por la magia negra, no importaba después de todo eran vidas y eso este lo sintió, cuando el precio fue mas alto de lo que normalmente el hechizo costaría, sangre comenzó a salir de su nariz y vomito un poco de esta el daño interno se había hecho notar, incluso sintió un leve mareo, mientras escuchaba los gritos de los brujos, como eran cazados por Maggie eso le hizo sonreír levemente, pero como ataques mágicos comenzaron a ser lanzados en distintas posiciones, eso quería decir que en realidad ella ahora corría peligro. Kalen aun no se sentía bien veía las cosas moverse estaba mareado, pero como pudo se fue apoyando en los arboles, desfalleciendo una vez, cayendo en el suelo debiendo arrastrarse hasta un árbol ensuciando sus ropas, era capaz de sentir a los espíritus del bosque maldiciéndolos por a ver ensuciado sus raíces con sangre humana.
Logro ponerse de pie apoyado a un árbol, viendo cuando se le terminaron los trucos a Maggie, ya que la tenían rodeada y a punto de usar como carnada, ya que después de todo no era a ella a la que querían sino al brujo, que alzo su mano izquierda hacia ellos abierta, como si fuera a lanzar un encantamiento, pero sus ojos se volvieron negros como la misma noche y una voz tenebrosa salio de su boca.
-QUIETOS, OS MATAREIS ENTRE USTEDES BRUJOS AHORA!!!
Aquella voz como salida, del mismo infierno fue como una orden directa a los brujos que no demoraron en empezar a matarse entre ellos, incluso lanzándose hechizos no eran capaces de evitarlo y Kalen nuevamente cayo sobre su rodilla y sus ojos regresaron a la normalidad, mientras que Kurama comenzaba a desaparecer hacerse transparente, la mente del hechicero no era capaz de mantener el nexo de su familiar en este mundo haciendo que se cortara el vinculo, en el ultimo momento Kurama le pediría a Maggie que lo cuidara y no lo juzgara, por lo que acaba de ver.
Quedaba uno el sobreviviente de la orden que le había dado Kalen, el mismo se disponía a matarlo finalmente cuando el intento cambiar sus ojos a negros para volver a dar una orden pero no fue capaz, sus ojos regresaban a la normalidad, estaba muy débil como para invocar la voz del diablo nuevamente, lo bueno era que el brujo atacante tampoco había quedado en buen estado luego de sobrevivir al combate con sus aliados.
Logro ponerse de pie apoyado a un árbol, viendo cuando se le terminaron los trucos a Maggie, ya que la tenían rodeada y a punto de usar como carnada, ya que después de todo no era a ella a la que querían sino al brujo, que alzo su mano izquierda hacia ellos abierta, como si fuera a lanzar un encantamiento, pero sus ojos se volvieron negros como la misma noche y una voz tenebrosa salio de su boca.
-QUIETOS, OS MATAREIS ENTRE USTEDES BRUJOS AHORA!!!
Aquella voz como salida, del mismo infierno fue como una orden directa a los brujos que no demoraron en empezar a matarse entre ellos, incluso lanzándose hechizos no eran capaces de evitarlo y Kalen nuevamente cayo sobre su rodilla y sus ojos regresaron a la normalidad, mientras que Kurama comenzaba a desaparecer hacerse transparente, la mente del hechicero no era capaz de mantener el nexo de su familiar en este mundo haciendo que se cortara el vinculo, en el ultimo momento Kurama le pediría a Maggie que lo cuidara y no lo juzgara, por lo que acaba de ver.
Quedaba uno el sobreviviente de la orden que le había dado Kalen, el mismo se disponía a matarlo finalmente cuando el intento cambiar sus ojos a negros para volver a dar una orden pero no fue capaz, sus ojos regresaban a la normalidad, estaba muy débil como para invocar la voz del diablo nuevamente, lo bueno era que el brujo atacante tampoco había quedado en buen estado luego de sobrevivir al combate con sus aliados.
Kalen Gremory- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 16/04/2017
Re: Mi tempestad y mi calma [Privado Kalen Gremory]
Mi respiración comenzaba a entrecortarse de forma abrupta por la continuada carrera que había emprendido alrededor del grupo de hechiceros, consciente de que mis fuerzas no tardarían en comenzar a mermar y debería encontrar cuanto antes un lugar por donde atacarles. Por fin, tras varios interminables minutos en los que parecía que aquel aquelarre había rehecho sus filas y mi ataque con las flechas no había sido de demasiada utilidad, encontré un pequeño hueco por donde comenzar a presentar batalla uno a uno, donde tendría la ventaja de la distancia entre ellos. Más de nuevo se me olvidó que no estaba luchando contra licántropos o vampiros, sino contra brujos que utilizaban sus artimañas desde la distancia, siendo incluso más peligrosos que estando cerca.
Cuando me disponía a sacar mis afiladas dagas del cinturón donde se encontraban todavía enfundadas, sentí como una especie de cuerda se enredaba en mi tobillo haciéndome tropezar, teniendo el tiempo justo para soltar las armas y poner las manos para no darme de bruces. Fue entonces cuando al mirar al lugar donde pensé que me había enganchado con algo, encontré una fina raíz que serpenteaba de nuevo hacía mi pierna, enrollándose a ésta antes de que pudiese escapar casi gateando de allí. Comencé a tironear con fuerza, esperanzada de liberarme de aquella ligadura que no tenía por qué ser demasiado resistente; más de nuevo supuse mal cuando de hechiceros se trataba; y es que a pesar de mis intentos por zafarme de la raíz, ésta comenzó a trepar por mi pierna afianzándome al suelo con fuerza.
Los brujos comenzaron a cerrar el círculo de protección que habían formado con su persona, quedándome inevitablemente en medio de todos ellos. Tragué saliva sabiendo que era el final; no me perdonarían haber matado a sus compañeros por defender a Kalen, de modo que tenía firmada mi sentencia de muerte.- Ha sido un placer, Kurama. Un placer breve pero intenso.- traté de bromear antes de comenzar a sentir como puños invisibles me golpeaban por diversos lugares de mi anatomía, obligándome a retorcerme por el suelo del dolor que éstos me infligían. Notaba como las magulladuras aparecían en mi piel, y como de un golpe la nariz comenzó a sangrar profusamente.
A duras penas me incorporé para buscar con la mirada a Kalen, esperando verle por última vez si es que en nuestro destino estaba escrito que no saliésemos con vida de aquel encuentro. Más fue cuando lo vi tan abatido, casi incapaz de poner en pie para presentar batalla, y aún así luchando por salvarme, dando hasta su último suspiro por mí, cuando algo en mi interior se revolvió sacando fuerzas de donde no las tenía y hacer frente junto al brujo. Y como si el cruce de nuestras miradas hubiese sido el detonante para infundirle fortaleza al otro, ambos volvimos a ponernos en pie para quemar nuestro último cartucho contra los brujos.
-Pero… ¿qué demonios es eso?- fue apenas lo que pude murmurar cuando vi con mis propios ojos el As de la manga que había supuesto que estaría guardando mi brujo hasta el último momento. Podía sentir la tensión del zorro sobre mi brazo cuando Kalen jugó por fin todas sus cartas con aquel extraño hechizo que convirtió sus preciosos ojos en un color negro intenso, cuyo aspecto parecía sacado de un cuento de terror. Era como si hubiese dejado de ser él durante los minutos que duró el encantamiento, dejándome del todo desconcertada no solo por lo que aquellas palabras que pronunció produjeron en nuestros enemigos, sino por la voz tan demoníaca que había salido de sus labios. Pensaba que lo conocía, que todo el tiempo que habíamos pasado juntos era real, pero ahora...después de haber visto de lo que era capaz de hacer pronunciando tan solo unas palabras y en lo que parecía convertirse, no estaba segura de nada. Suspiré contrariada, queriendo creer que seguía siendo el mismo chico tímido y elocuente con el que llevaba compartiendo habitación desde hacía semanas. Pero teníamos una conversación pendiente que sería crucial para nuestra relación, puesto que no estaba dispuesta a ignorar más tiempo la verdad sobre su naturaleza.
Aprovechando que el hechizo de Kalen fue completamente eficaz, fui alejándome poco a poco del campo de batalla donde los miembros de ese aquelarre fueron matándose entre ellos sin compasión, sintiéndose impotentes por no poder contener sus acciones si es que eran conscientes de que estaban bajo la influencia de un hechizo. Asentí con seguridad cuando la imagen de Kurama comenzó a desvanecerse, imaginando que esto no debería significar nada bueno. – Lo cuidaré, no te preocupes.- afirmé antes de que el desapareciese del todo de mi percepción, siendo esto una clara pista de que Kalen estaba en una situación más que precaria.
Finalmente Kurama desapareció y me sentí sola frente a los pocos brujos que quedaban en pie; aunque por lo que parecía a simple vista la situación había cambiado considerablemente y apenas quedaban algunos en pie, después de llevar varios minutos agrediéndose mágicamente entre ellos. Apoyada en el tronco de un árbol que me servía de sustento mientras esperaba poder recuperar de nuevo la postura, esperando que el dolor fuese desapareciendo poco a poco, busqué de nuevo a Kalen con la mirada, esperanzada de que tal vez todavía tuviésemos alguna oportunidad de salir de allí con vida. Pude sentir como el corazón se me paralizaba cuando aterrada por lo que veían mis ojos observé como el que creía que era el líder de nuestros enemigos se aproximaba a un Kalen abatido y con nulas posibilidades de contraatacar. Así que reuniendo todas mis fuerzas y llevando una de mis manos a la empuñadura de una afilada daga que perteneció a mi padre, me dirigí decidida hacía donde se encontraba ese chico que me había robado el corazón en apenas unas semanas.
-¿No estarías pensando que te abandonaría a pesar de esa mirada oscura que te gastas cuando te ponen de mal humor, verdad?- bromeé entre susurros cuando el cuerpo inerte del hechicero cayó entre Kalen y yo, y nuestras miradas se cruzaron de nuevo. Acostumbrada a cazar de forma sigilosa, no me resultó complicado avanzar hasta ellos y sin más complicación degollar de un rápido movimiento la garganta del brujo que quería hacer daño a mi amigo.- Creo que después de esto me he ganado unas vacaciones.- apunté en un débil susurro, cayendo desmayada al lado de Kalen, más sabiendo que habíamos conseguido entre ambos vencer al menos esta vez.
Cuando me disponía a sacar mis afiladas dagas del cinturón donde se encontraban todavía enfundadas, sentí como una especie de cuerda se enredaba en mi tobillo haciéndome tropezar, teniendo el tiempo justo para soltar las armas y poner las manos para no darme de bruces. Fue entonces cuando al mirar al lugar donde pensé que me había enganchado con algo, encontré una fina raíz que serpenteaba de nuevo hacía mi pierna, enrollándose a ésta antes de que pudiese escapar casi gateando de allí. Comencé a tironear con fuerza, esperanzada de liberarme de aquella ligadura que no tenía por qué ser demasiado resistente; más de nuevo supuse mal cuando de hechiceros se trataba; y es que a pesar de mis intentos por zafarme de la raíz, ésta comenzó a trepar por mi pierna afianzándome al suelo con fuerza.
Los brujos comenzaron a cerrar el círculo de protección que habían formado con su persona, quedándome inevitablemente en medio de todos ellos. Tragué saliva sabiendo que era el final; no me perdonarían haber matado a sus compañeros por defender a Kalen, de modo que tenía firmada mi sentencia de muerte.- Ha sido un placer, Kurama. Un placer breve pero intenso.- traté de bromear antes de comenzar a sentir como puños invisibles me golpeaban por diversos lugares de mi anatomía, obligándome a retorcerme por el suelo del dolor que éstos me infligían. Notaba como las magulladuras aparecían en mi piel, y como de un golpe la nariz comenzó a sangrar profusamente.
A duras penas me incorporé para buscar con la mirada a Kalen, esperando verle por última vez si es que en nuestro destino estaba escrito que no saliésemos con vida de aquel encuentro. Más fue cuando lo vi tan abatido, casi incapaz de poner en pie para presentar batalla, y aún así luchando por salvarme, dando hasta su último suspiro por mí, cuando algo en mi interior se revolvió sacando fuerzas de donde no las tenía y hacer frente junto al brujo. Y como si el cruce de nuestras miradas hubiese sido el detonante para infundirle fortaleza al otro, ambos volvimos a ponernos en pie para quemar nuestro último cartucho contra los brujos.
-Pero… ¿qué demonios es eso?- fue apenas lo que pude murmurar cuando vi con mis propios ojos el As de la manga que había supuesto que estaría guardando mi brujo hasta el último momento. Podía sentir la tensión del zorro sobre mi brazo cuando Kalen jugó por fin todas sus cartas con aquel extraño hechizo que convirtió sus preciosos ojos en un color negro intenso, cuyo aspecto parecía sacado de un cuento de terror. Era como si hubiese dejado de ser él durante los minutos que duró el encantamiento, dejándome del todo desconcertada no solo por lo que aquellas palabras que pronunció produjeron en nuestros enemigos, sino por la voz tan demoníaca que había salido de sus labios. Pensaba que lo conocía, que todo el tiempo que habíamos pasado juntos era real, pero ahora...después de haber visto de lo que era capaz de hacer pronunciando tan solo unas palabras y en lo que parecía convertirse, no estaba segura de nada. Suspiré contrariada, queriendo creer que seguía siendo el mismo chico tímido y elocuente con el que llevaba compartiendo habitación desde hacía semanas. Pero teníamos una conversación pendiente que sería crucial para nuestra relación, puesto que no estaba dispuesta a ignorar más tiempo la verdad sobre su naturaleza.
Aprovechando que el hechizo de Kalen fue completamente eficaz, fui alejándome poco a poco del campo de batalla donde los miembros de ese aquelarre fueron matándose entre ellos sin compasión, sintiéndose impotentes por no poder contener sus acciones si es que eran conscientes de que estaban bajo la influencia de un hechizo. Asentí con seguridad cuando la imagen de Kurama comenzó a desvanecerse, imaginando que esto no debería significar nada bueno. – Lo cuidaré, no te preocupes.- afirmé antes de que el desapareciese del todo de mi percepción, siendo esto una clara pista de que Kalen estaba en una situación más que precaria.
Finalmente Kurama desapareció y me sentí sola frente a los pocos brujos que quedaban en pie; aunque por lo que parecía a simple vista la situación había cambiado considerablemente y apenas quedaban algunos en pie, después de llevar varios minutos agrediéndose mágicamente entre ellos. Apoyada en el tronco de un árbol que me servía de sustento mientras esperaba poder recuperar de nuevo la postura, esperando que el dolor fuese desapareciendo poco a poco, busqué de nuevo a Kalen con la mirada, esperanzada de que tal vez todavía tuviésemos alguna oportunidad de salir de allí con vida. Pude sentir como el corazón se me paralizaba cuando aterrada por lo que veían mis ojos observé como el que creía que era el líder de nuestros enemigos se aproximaba a un Kalen abatido y con nulas posibilidades de contraatacar. Así que reuniendo todas mis fuerzas y llevando una de mis manos a la empuñadura de una afilada daga que perteneció a mi padre, me dirigí decidida hacía donde se encontraba ese chico que me había robado el corazón en apenas unas semanas.
-¿No estarías pensando que te abandonaría a pesar de esa mirada oscura que te gastas cuando te ponen de mal humor, verdad?- bromeé entre susurros cuando el cuerpo inerte del hechicero cayó entre Kalen y yo, y nuestras miradas se cruzaron de nuevo. Acostumbrada a cazar de forma sigilosa, no me resultó complicado avanzar hasta ellos y sin más complicación degollar de un rápido movimiento la garganta del brujo que quería hacer daño a mi amigo.- Creo que después de esto me he ganado unas vacaciones.- apunté en un débil susurro, cayendo desmayada al lado de Kalen, más sabiendo que habíamos conseguido entre ambos vencer al menos esta vez.
Maggie Craig- Cazador Clase Media
- Mensajes : 357
Fecha de inscripción : 13/11/2016
Re: Mi tempestad y mi calma [Privado Kalen Gremory]
Kalen, estaba ya en un estado bastante agotado vio aquel hombre viniendo hacia el, este apretó su mano tratando de pensar en ese momento un hechizo que pudiera matar al rival que venia hacia el , aunque este pudo sentir como el hombre estaba cargando un encantamiento también, elevo la ceja al ver como la chica lo mataba con una facilidad tremenda, haciendo que el hechicero dejara caer sus manos viendo como la joven se desplomaba a su lado y luego sonrió amplia mente al ver que ella había logrado salvarle, aunque le dolía todo ya que había abusado de la magia, viendo como ella cae a su lado y se busca inclinarse sobre ella para cerrar los ojos, y de esa forma toco la frente de ella realizando un ultimo hechizo antes de terminar quedando inconsciente.
- fenix addictis, vita renuevale
Aquellas palabras realizado por el brujo hicieron que la joven pudiera sentir como las energías volvían a su ser, como las heridas en ese momento desaparecían y se sentía como si hubiera pasado descansando mas del tiempo que esperaba pero en realidad no había pasado nada de ello, mientras que Kalen si se desplomaba a su lado ya que uso todo su poder para realizar ese conjuro que no podía ser usado en si mismo, sino tenia que ser usado si o si en otra persona. El muchacho estaba preocupado ya que en realidad el no quería que ella supiera lo que estaba pasando, por que se había vuelto perseguido por aquellos brujos que no temían en usar sus hechizo mas violentos y sanguinarios con tal de lograr su objetivo, que era la captura del muchacho... Pasaron las horas y el despertó finalmente cuando sintió una brisa fría en su cuerpo se notaba que el sol ya había terminado de descender y ambos estaban en algún lugar, que en ese momento el no era capaz de identificar donde estaba, solo podía sentir la brisa mientras sacudía su cabeza tratando de darse cuenta donde estaba y si era capaz de localizar a la chica, miro su brazo derecho donde ahora tenia un tatuaje de un ave que brillaba con una tonalidad azulada y el se toco esta quejándose levemente y buscando algo para cubrirla rápidamente y poder encontrar a Maggie por quien realmente estaba preocupado.
- fenix addictis, vita renuevale
Aquellas palabras realizado por el brujo hicieron que la joven pudiera sentir como las energías volvían a su ser, como las heridas en ese momento desaparecían y se sentía como si hubiera pasado descansando mas del tiempo que esperaba pero en realidad no había pasado nada de ello, mientras que Kalen si se desplomaba a su lado ya que uso todo su poder para realizar ese conjuro que no podía ser usado en si mismo, sino tenia que ser usado si o si en otra persona. El muchacho estaba preocupado ya que en realidad el no quería que ella supiera lo que estaba pasando, por que se había vuelto perseguido por aquellos brujos que no temían en usar sus hechizo mas violentos y sanguinarios con tal de lograr su objetivo, que era la captura del muchacho... Pasaron las horas y el despertó finalmente cuando sintió una brisa fría en su cuerpo se notaba que el sol ya había terminado de descender y ambos estaban en algún lugar, que en ese momento el no era capaz de identificar donde estaba, solo podía sentir la brisa mientras sacudía su cabeza tratando de darse cuenta donde estaba y si era capaz de localizar a la chica, miro su brazo derecho donde ahora tenia un tatuaje de un ave que brillaba con una tonalidad azulada y el se toco esta quejándose levemente y buscando algo para cubrirla rápidamente y poder encontrar a Maggie por quien realmente estaba preocupado.
Kalen Gremory- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 16/04/2017
Re: Mi tempestad y mi calma [Privado Kalen Gremory]
Exhausta aunque totalmente satisfecha eran las dos palabras que podían definir mi lamentable estado en ese momento. Había resultado ser una cruenta batalla donde todos habíamos dado lo mejor de nosotros mismos, siendo consciente de que si no hubiese sido por el gran potencial oculto de Kalen a esas horas no estaría viva. Todavía me sorprendía que aquel chico tímido e introvertido que había conocido semanas atrás en el bosque, resultase ser un poderoso hechicero; aunque si había algo de particular en él es que desde que nuestros caminos se cruzaron casualmente, no había dejado de sorprenderme ni un solo día. Apenas podía abrir los ojos del abatimiento al que estaba sometida fruto del cansancio y los golpes recibidos de una forma u otra, más pude sentir como el hechicero se movía despacio hasta apoyarse delicadamente sobre mí. Sonreí dichosa, sorprendiéndome la sensación de protección que sentí al percibir la calidez que emanaba su cuerpo junto al mío, esa especie de felicidad incontrolable cuando estaba a su lado, mezcla de una paz y tranquilidad inexplicables. Entrelacé nuestras manos, acariciando suavemente con mi pulgar el dorso de la mano del hechicero. Necesitaba tener ese contacto con él, ese que demostrase que las cosas estaban bien entre nosotros.
Negué con la cabeza, esbozando una pícara sonrisa tras escucharle pronunciar unas extrañas palabras en un lenguaje que juraría que era latín, preguntándome que estaría tramando en esos momentos el joven brujo. ¿Sería eso lo que me sucedía con él? ¿Me habría hechizado con algún conjuro? Ladeé ligeramente la cabeza depositando con cuidado un suave beso en la mejilla, recordando entonces el encuentro que había tenido lugar entre nuestros labios por accidente por culpa de ese zorro sinvergüenza, notando como el rubor subía de nuevo a mis mejillas. Y aunque no se lo reconocería, durante parte de la contienda fue el sabor de ese beso el que me había dado fuerzas para luchar incluso cuando sentía que desfallecía.- ¿Qué está sucediendo?- susurré cuando sentí una especie de hormigueo que recorría todo mi cuerpo, consiguiendo que este se recuperase de forma acelerada. Parecía como si cada célula de mi cuerpo tuviese la energía suficiente para librar mil guerras más sin la necesidad de haber descansado, y mis heridas fueron cerrándose a ritmos vertiginosos, rompiendo toda la lógica del espacio tiempo.
Me erguí extrañada, y profundamente desconcertada mientras Kalen perdía totalmente el conocimiento. Cada vez tenía más claro que cada vez que usaba su magia era como si todas sus fuerzas desapareciesen, pero desconocía la razón. Apenas sabía nada de hechiceros ni de sus pagos por usar la magia, pero sería algo que averiguaría tarde o temprano. Más sin duda alguna, cuando usaba su magia, ésta le absorbía por completo como precio a pagar. Suspiré preocupada, acariciándole con suavidad su hermoso rostro que entonces parecía descansar. Tenía que sacarlo de allí antes de que la Inquisición llegase hasta el lugar alertado por algún vecino, y ocultarnos durante un tiempo en un lugar seguro hasta que comprobásemos que no habían más hechiceros que nos persiguiesen.
Con un sonoro silbido llamé a mi montura, que estaba más que acostumbrada a vigilar mis pasos por si teníamos que salir de alguna contienda con prisas. Sonreí al verla aparecer por el sendero con paso seguro y negando con la cabeza; probablemente pensaría que era un imán para meterme en líos, y no le faltaba mucha razón.- Necesito que lleves a Kalen a la cabaña del cazador que hay en el bosque norte de París y lo protejas hasta que yo llegue.- acaricié el hocico de mi caballo, obsequiando su valor con una dulce manzana.- No tardaré en reunirme con vosotros, solo voy a coger algunos útiles de supervivencia y antes de que anochezca estaré allí.- Con ayuda de mi montura que se inclinó para que entre tirones pudiese subir a Kalen sobre la silla y sujetarle firmemente, en pocos minutos el hechicero partió inconsciente hacia un lugar del bosque donde nadie nos encontraría. Era una pequeña cabaña legado de quien fue mi maestro antes de que marchase a tierras lejanas, y donde me sentía protegida.
No tardé en recorrer algunos puestos del mercado para recuperar todas las compras que se habían quedado dispersas cuando comenzó la contienda, esbozando una tímida sonrisa con el comentario de alguna vendedora y amiga que optaron por darme su opinión sobre la pareja tan bonita que hacíamos Kalen y yo. Sonrojada por sentirme feliz al escuchar esos comentarios, continué recogiendo enseres hasta que llegando al herrero le pedí prestado una pequeña mula que me serviría para llevar todo hasta la cabaña. Conocía secretos de éste que sabía que era mejor que siguiesen siendo secretos, así que en lugar de la mula me ofreció su corcel sin ningún problema. Así que minutos después, y tras haber cogido algo de ropa y armas de nuestra habitación del hostal, partí hacia el lugar que esperaba que tanto mi caballo como Kalen estuviesen esperando.
Con cautela, y sorprendiéndome de que no estuviesen esperando en la entrada, recorrí sobre la montura el perímetro de la casa, sonriendo al ver que mi caballo había decidido esconder a Kalen en un cobertizo cercano. Tal vez fuese una buena idea de que nadie nos viese entrar allí, así que en lugar de entrar por la puerta principal, escogí la puerta trasera para entrar a la cabaña, mientras esperaba que mi corcel se acercase con Kalen hasta allí para ayudarme a acostarlo en uno de los sofás del interior. –Ahora deberíais iros al cobertizo y cerrar las puertas, luego iré yo a echaron agua y ver si estáis bien.- le expliqué a mi caballo, dándole un terrón de azúcar. – De momento te he traido un nuevo amigo para que no te aburras, cuídalo.- y tras bajar todos los enseres y alforjas de ambos caballos, comencé a ordenar la casa en la que esperaba que nos mantuviésemos un tiempo ocultos.
Cerré todas y cada una de las contraventanas de la cabaña, atrancando con hierros las ventanas para que nadie pudiese acceder a ellas ni viese luz desde el exterior. Solo la puerta trasera sería la que usaríamos para entrar y salir, y ventilar la pequeña cabaña de madera. Me acerqué hasta la sala de estar donde Kalen descansaba, tapándolo con una cálida manta y prendiendo a escasos metros de donde se encontraba la chimenea. Durante el verano me dedicaba a cortar madera y llevarla allí, de modo que no pasaríamos frío durante varios días. Así como todo tipo de comida en conserva que me iban regalando y que llevaba hasta ese lugar por si en alguna tormenta me pillaba desprevenida. Aquella cabaña se había convertido en mi refugio cuando quería huir del resto del mundo, o cuando quería estar sola. Con la diferencia que en esta ocasión quería estar con Kalen alejada del resto del mundo.
Tras acariciar con suavidad su rostro y darle un cálido beso en la frente, comencé a ordenar todos los útiles que había llevado, a preparar la comida y adecentar un poco el lugar esperando que Kalen mientras tanto despertase de su largo trance.
Negué con la cabeza, esbozando una pícara sonrisa tras escucharle pronunciar unas extrañas palabras en un lenguaje que juraría que era latín, preguntándome que estaría tramando en esos momentos el joven brujo. ¿Sería eso lo que me sucedía con él? ¿Me habría hechizado con algún conjuro? Ladeé ligeramente la cabeza depositando con cuidado un suave beso en la mejilla, recordando entonces el encuentro que había tenido lugar entre nuestros labios por accidente por culpa de ese zorro sinvergüenza, notando como el rubor subía de nuevo a mis mejillas. Y aunque no se lo reconocería, durante parte de la contienda fue el sabor de ese beso el que me había dado fuerzas para luchar incluso cuando sentía que desfallecía.- ¿Qué está sucediendo?- susurré cuando sentí una especie de hormigueo que recorría todo mi cuerpo, consiguiendo que este se recuperase de forma acelerada. Parecía como si cada célula de mi cuerpo tuviese la energía suficiente para librar mil guerras más sin la necesidad de haber descansado, y mis heridas fueron cerrándose a ritmos vertiginosos, rompiendo toda la lógica del espacio tiempo.
Me erguí extrañada, y profundamente desconcertada mientras Kalen perdía totalmente el conocimiento. Cada vez tenía más claro que cada vez que usaba su magia era como si todas sus fuerzas desapareciesen, pero desconocía la razón. Apenas sabía nada de hechiceros ni de sus pagos por usar la magia, pero sería algo que averiguaría tarde o temprano. Más sin duda alguna, cuando usaba su magia, ésta le absorbía por completo como precio a pagar. Suspiré preocupada, acariciándole con suavidad su hermoso rostro que entonces parecía descansar. Tenía que sacarlo de allí antes de que la Inquisición llegase hasta el lugar alertado por algún vecino, y ocultarnos durante un tiempo en un lugar seguro hasta que comprobásemos que no habían más hechiceros que nos persiguiesen.
Con un sonoro silbido llamé a mi montura, que estaba más que acostumbrada a vigilar mis pasos por si teníamos que salir de alguna contienda con prisas. Sonreí al verla aparecer por el sendero con paso seguro y negando con la cabeza; probablemente pensaría que era un imán para meterme en líos, y no le faltaba mucha razón.- Necesito que lleves a Kalen a la cabaña del cazador que hay en el bosque norte de París y lo protejas hasta que yo llegue.- acaricié el hocico de mi caballo, obsequiando su valor con una dulce manzana.- No tardaré en reunirme con vosotros, solo voy a coger algunos útiles de supervivencia y antes de que anochezca estaré allí.- Con ayuda de mi montura que se inclinó para que entre tirones pudiese subir a Kalen sobre la silla y sujetarle firmemente, en pocos minutos el hechicero partió inconsciente hacia un lugar del bosque donde nadie nos encontraría. Era una pequeña cabaña legado de quien fue mi maestro antes de que marchase a tierras lejanas, y donde me sentía protegida.
No tardé en recorrer algunos puestos del mercado para recuperar todas las compras que se habían quedado dispersas cuando comenzó la contienda, esbozando una tímida sonrisa con el comentario de alguna vendedora y amiga que optaron por darme su opinión sobre la pareja tan bonita que hacíamos Kalen y yo. Sonrojada por sentirme feliz al escuchar esos comentarios, continué recogiendo enseres hasta que llegando al herrero le pedí prestado una pequeña mula que me serviría para llevar todo hasta la cabaña. Conocía secretos de éste que sabía que era mejor que siguiesen siendo secretos, así que en lugar de la mula me ofreció su corcel sin ningún problema. Así que minutos después, y tras haber cogido algo de ropa y armas de nuestra habitación del hostal, partí hacia el lugar que esperaba que tanto mi caballo como Kalen estuviesen esperando.
Con cautela, y sorprendiéndome de que no estuviesen esperando en la entrada, recorrí sobre la montura el perímetro de la casa, sonriendo al ver que mi caballo había decidido esconder a Kalen en un cobertizo cercano. Tal vez fuese una buena idea de que nadie nos viese entrar allí, así que en lugar de entrar por la puerta principal, escogí la puerta trasera para entrar a la cabaña, mientras esperaba que mi corcel se acercase con Kalen hasta allí para ayudarme a acostarlo en uno de los sofás del interior. –Ahora deberíais iros al cobertizo y cerrar las puertas, luego iré yo a echaron agua y ver si estáis bien.- le expliqué a mi caballo, dándole un terrón de azúcar. – De momento te he traido un nuevo amigo para que no te aburras, cuídalo.- y tras bajar todos los enseres y alforjas de ambos caballos, comencé a ordenar la casa en la que esperaba que nos mantuviésemos un tiempo ocultos.
Cerré todas y cada una de las contraventanas de la cabaña, atrancando con hierros las ventanas para que nadie pudiese acceder a ellas ni viese luz desde el exterior. Solo la puerta trasera sería la que usaríamos para entrar y salir, y ventilar la pequeña cabaña de madera. Me acerqué hasta la sala de estar donde Kalen descansaba, tapándolo con una cálida manta y prendiendo a escasos metros de donde se encontraba la chimenea. Durante el verano me dedicaba a cortar madera y llevarla allí, de modo que no pasaríamos frío durante varios días. Así como todo tipo de comida en conserva que me iban regalando y que llevaba hasta ese lugar por si en alguna tormenta me pillaba desprevenida. Aquella cabaña se había convertido en mi refugio cuando quería huir del resto del mundo, o cuando quería estar sola. Con la diferencia que en esta ocasión quería estar con Kalen alejada del resto del mundo.
Tras acariciar con suavidad su rostro y darle un cálido beso en la frente, comencé a ordenar todos los útiles que había llevado, a preparar la comida y adecentar un poco el lugar esperando que Kalen mientras tanto despertase de su largo trance.
Maggie Craig- Cazador Clase Media
- Mensajes : 357
Fecha de inscripción : 13/11/2016
Re: Mi tempestad y mi calma [Privado Kalen Gremory]
Aquello había costado a Kalen prácticamente todo lo que quedaba de su energía y parte de sus heridas, heridas que ella había recibido ahora estaban sobre el cuerpo del brujo estas se abrieron casi de forma instantánea y quedo dolorido, estaba sudando un poco, tenia sus heridas propias por el hecho de a ver usado a la naturaleza para arrebatarla la vida a un ser vivo, era una de las leyes que el jamas podía romper cuando se trataba de usar magia arcaica de chamanes diseñada para ayudar a la naturaleza y colaborar con el usuario en mejorar la vida, no para asesinar o causar actos de violencia como el hizo en ese momento, sus manos y torso estaban heridos, el abrió los ojos de forma violenta, tenia en este in liquido verdoso como si su sus lagrimas se habían vuelto verde. Este con algo de dificultad se puso de pie y miro a maggie tomando su mano rápidamente menciono mientras aquello viscoso salia de sus ojos.
-Preciso... preciso romero y equinácea, algo afilado y una tinaja grande para vomitar rapido...
Dijo el hechicero mientras tomaba lo afilado que era lo primero que llego a sus manos, ya que ella siempre andaba armada y el lo sabia, tomando aquello se hizo heridas en la parte contraria de sus palmas, la primera fue la mas fácil aunque se veía dolor en su rostro, ya que era un lugar sensible de su mano por las venas, y lo mismo hizo en su otra mano eran dos runas distintas terminando aquello choco sus puños haciendo que una imagen runica se formara por la unión de ambas.
Ciallaíonn Freya mo chuid wounds agus cuireann sé mo mhoire, agus mé ag iarraidh do reitheanna.
Recito en voz baja y la sangre que brotaba por sus heridas brillo en una tonalidad blanca, mientras a el le venia una arqueada y vomito el liquido blanco, que seguía saliendo por su boca este miraba a su chica y de escupitajo a escupitajo le mencionaba.
-Tranquila tengo que pagar el pecado de mi acción contra la naturaleza, cof cof cof
Dijo vomitando nuevamente en aquella tinaja, manteniendo sus manos unidas le dolía y se le cansaban, pero se esforzaba en mantenerlas así.
-Preciso... preciso romero y equinácea, algo afilado y una tinaja grande para vomitar rapido...
Dijo el hechicero mientras tomaba lo afilado que era lo primero que llego a sus manos, ya que ella siempre andaba armada y el lo sabia, tomando aquello se hizo heridas en la parte contraria de sus palmas, la primera fue la mas fácil aunque se veía dolor en su rostro, ya que era un lugar sensible de su mano por las venas, y lo mismo hizo en su otra mano eran dos runas distintas terminando aquello choco sus puños haciendo que una imagen runica se formara por la unión de ambas.
Ciallaíonn Freya mo chuid wounds agus cuireann sé mo mhoire, agus mé ag iarraidh do reitheanna.
Recito en voz baja y la sangre que brotaba por sus heridas brillo en una tonalidad blanca, mientras a el le venia una arqueada y vomito el liquido blanco, que seguía saliendo por su boca este miraba a su chica y de escupitajo a escupitajo le mencionaba.
-Tranquila tengo que pagar el pecado de mi acción contra la naturaleza, cof cof cof
Dijo vomitando nuevamente en aquella tinaja, manteniendo sus manos unidas le dolía y se le cansaban, pero se esforzaba en mantenerlas así.
Kalen Gremory- Hechicero Clase Baja
- Mensajes : 78
Fecha de inscripción : 16/04/2017
Re: Mi tempestad y mi calma [Privado Kalen Gremory]
La calidez que emanaba la chimenea fue caldeando poco a poco el gélido salón donde nos encontrábamos. La humedad y el frío que podían percibirse en el exterior se habían adueñado del lugar antes de que llegásemos, pero ahora, con el fuego del hogar, poco a poco iban desapareciendo del mismo. Tras adecentar y arreglar la cabaña para permanecer allí ocultos los días venideros y abrevar agua a los caballos hasta que al día siguiente pudiese arreglarles el establo, volví junto a Kalen, sentándome en el sillón contiguo al sofá donde se hallaba acostado, todavía inconsciente. Con suavidad acaricié su bello rostro con la palma de mi mano, y tras darle un cálido beso en la frente, me acurruqué en el sillón tapándome con una manta a la espera de que despertase. Había sido un día intenso, y a pesar de haberme recuperado de mis heridas de esa forma tan extraña y repentina, el cansancio comenzaba a hacer estragos en mí. Y así, poco a poco, me fui dejando acunar por los brazos de Morfeo, hasta que caí en un ligero sueño.
La sensación de que Kalen comenzaba a moverse me despertó del trance en el que me encontraba, abriendo poco a poco los ojos con somnolencia al tiempo que esbozaba una tímida sonrisa al ver que mi brujo por fin había despertado. Más toda esa sensación de bienestar fue fulminada de pronto cuando éste se levantó entre muecas de dolor colocándose de pie frente a mí, y pude ver aquel líquido viscoso que emanaba de sus ojos. De un salto me coloqué frente a él, observándole asustada y sin saber que decir. Era como si una especie de lava de color verde fuese expulsada de sus conductos lacrimales, algo que no había visto en toda mi vida; y eso que ésta no era precisamente como la del resto de los mortales. Podía asegurar que el color sonrosado de mis mejillas desapareció de súbito, dejándome de un pálido blanco fantasmal. Asentí asustada a todas y cada una de sus indicaciones, a pesar de que la calidez de sus manos sobre las mías trataban de calmarme, siendo incapaz de moverme cuando alargó su mano hasta mi cintura para tomar prestada una de mis dagas.
Me alejé con rapidez unos metros para buscar algún tipo de recipiente que pudiese servirle para vomitar mientras observaba de reojo las heridas que se estaba autoinfrigiendo en el dorso de sus manos. ¿Por qué se hacía aquello? ¿Acaso no había recibido bastantes laceraciones durante la contienda? Aterrada por lo que estaba sucediendo ante mis ojos y sin saber qué hacer ni si debía impedirlo, tragué saliva cuando volví segundos después junto a él, dejando en el suelo el cubo de metal que había usado para llevar agua a los caballos y que podía servirle para la finalidad que había mencionado. Extrañas palabras eran pronunciadas por sus labios, mientras sus puños permanecían en la misma posición, lo que me hizo imaginar que estaba tratando de realizar algún tipo de hechizo.
Más si pensaba que el líquido verde que salía de sus ojos era extraño era porque todavía no había visto nada. En lugar de la sangre que debía brotar de las heridas que se había realizado en los puños y que curiosamente formaban entre ambas un místico símbolo, una sustancia blanca emanaba de éstas cayendo gota a gota en el cubo. -¿Qué pecado Kalen? Tú solo nos salvaste la vida a ambos. Eran ellos los que querían matarnos sin razón.- susurré asustada con la voz entrecortada cuando éste comenzó a vomitar en el cubo el mismo líquido blanco que brotaba de sus heridas. Debía ir a buscar aquello que me había pedido, era la única forma en que podría servirle de ayuda. Acaricié su nuca atrayéndolo hacia mí.- No tardaré. Aguanta por favor.- susurré frente a sus labios, justo antes de darle un casto beso en los mismos y salir a toda prisa por la puerta trasera que se encontraba en la cocina.
Minutos después volví con lo que me había pedido, esperando no haberme equivocado con la equinácea. Mis conocimientos de botánica eran relativos, y a pesar de utilizar ungüentos hechos con plantas, no acostumbraba a ser yo quien las recolectase.- ¿Es esto lo que necesitabas?- pregunté nerviosa, volviendo de nuevo junto al brujo.
La sensación de que Kalen comenzaba a moverse me despertó del trance en el que me encontraba, abriendo poco a poco los ojos con somnolencia al tiempo que esbozaba una tímida sonrisa al ver que mi brujo por fin había despertado. Más toda esa sensación de bienestar fue fulminada de pronto cuando éste se levantó entre muecas de dolor colocándose de pie frente a mí, y pude ver aquel líquido viscoso que emanaba de sus ojos. De un salto me coloqué frente a él, observándole asustada y sin saber que decir. Era como si una especie de lava de color verde fuese expulsada de sus conductos lacrimales, algo que no había visto en toda mi vida; y eso que ésta no era precisamente como la del resto de los mortales. Podía asegurar que el color sonrosado de mis mejillas desapareció de súbito, dejándome de un pálido blanco fantasmal. Asentí asustada a todas y cada una de sus indicaciones, a pesar de que la calidez de sus manos sobre las mías trataban de calmarme, siendo incapaz de moverme cuando alargó su mano hasta mi cintura para tomar prestada una de mis dagas.
Me alejé con rapidez unos metros para buscar algún tipo de recipiente que pudiese servirle para vomitar mientras observaba de reojo las heridas que se estaba autoinfrigiendo en el dorso de sus manos. ¿Por qué se hacía aquello? ¿Acaso no había recibido bastantes laceraciones durante la contienda? Aterrada por lo que estaba sucediendo ante mis ojos y sin saber qué hacer ni si debía impedirlo, tragué saliva cuando volví segundos después junto a él, dejando en el suelo el cubo de metal que había usado para llevar agua a los caballos y que podía servirle para la finalidad que había mencionado. Extrañas palabras eran pronunciadas por sus labios, mientras sus puños permanecían en la misma posición, lo que me hizo imaginar que estaba tratando de realizar algún tipo de hechizo.
Más si pensaba que el líquido verde que salía de sus ojos era extraño era porque todavía no había visto nada. En lugar de la sangre que debía brotar de las heridas que se había realizado en los puños y que curiosamente formaban entre ambas un místico símbolo, una sustancia blanca emanaba de éstas cayendo gota a gota en el cubo. -¿Qué pecado Kalen? Tú solo nos salvaste la vida a ambos. Eran ellos los que querían matarnos sin razón.- susurré asustada con la voz entrecortada cuando éste comenzó a vomitar en el cubo el mismo líquido blanco que brotaba de sus heridas. Debía ir a buscar aquello que me había pedido, era la única forma en que podría servirle de ayuda. Acaricié su nuca atrayéndolo hacia mí.- No tardaré. Aguanta por favor.- susurré frente a sus labios, justo antes de darle un casto beso en los mismos y salir a toda prisa por la puerta trasera que se encontraba en la cocina.
Minutos después volví con lo que me había pedido, esperando no haberme equivocado con la equinácea. Mis conocimientos de botánica eran relativos, y a pesar de utilizar ungüentos hechos con plantas, no acostumbraba a ser yo quien las recolectase.- ¿Es esto lo que necesitabas?- pregunté nerviosa, volviendo de nuevo junto al brujo.
Maggie Craig- Cazador Clase Media
- Mensajes : 357
Fecha de inscripción : 13/11/2016
Página 2 de 2. • 1, 2
Temas similares
» Tardé en aprender a olvidarlo, 19 días y 500 noches [Privado Kalen Gremory]
» ID Kalen Gremory
» Profunda tempestad || Privado
» Lo único que me calma es tu voz | Privado
» En viento en calma (privado)
» ID Kalen Gremory
» Profunda tempestad || Privado
» Lo único que me calma es tu voz | Privado
» En viento en calma (privado)
Página 2 de 2.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour