Violento lugar (Libre)

Encender y apagar una cerilla era un metodo relajante para la pelirroja, la cual paseaba por los tuburios de París, mientras se colocaba mejor su sombrero de copa que combinaba los colores negros y dorados, quizás meditando para sí misma, mientras se metía de manera mas honda en los oscuros callejones de la ciudad, sin mirar a nadie, ni siquiera pasar la vista levemente por las deterioradas casas que estaban a su alrededor, el objetivo estaba fijado, le habían hablado de un sitio que no dudó en que pudiese ser gratamente entretenido, o por lo menos le habían prometido en esa taberna de mala muerte que habría sangre. Eso prometía ser entretenido como poco. Quizás habría alguna contraseña o algo para poder entrar, pero confiaba en que sus habílidades especiales por su condición, le ayudasen a pasar por la puerta, y desde luego, asi fué. Una mirada, un poco de magia y antes de un parpadeó observaba el interior del local, mayormente lleno de hombres...algunos de alta cuna.

Se inclinó su sombrero hacía alante, y estaba lo suficientemente tapada con su gabardina y su sombrero, como a no ser que te fijaras, no se sabría que es una mujer. Se acercó a la barra y desde allí observó lo que se cocía en ese oscuro lugar, peleas, nada más y nada menos, Wenkyel sonrió de medio lado y miro al tabernero. -Wisky.- Dijo de manera rotunda y fria, el tabernero la observó alzando una ceja. -Aquí tiene, no creo que este lugar sea para una dama..- Dijo algo cortado y desconfiado, Wenkyel empujo su sombrero un poco hacia arriba. -No soy una dama.- Dijo guiñando un ojo y recogiendo su vaso con el licor, despues se fue hacía donde todos se aglomeraban y aprovecho su pequeño tamaño o al menos mas liviano que el de muchos de los ricachones que ahí estaban gastandose su dinero en alcohol y apuestas, consiguió llegar a donde se cernia el espectaculo, para ver como dos hombres se cernian a puñetazos, mientras la sangre se deslizaba por sus nudillos, y hacian gala de su aguante para llevarse algunos francos.

Wenkyel disfrutó de la visión hasta que hubo un ganador, que fue el que aguantó en pie aquella pelea, la bruja sonrió de medió lado y volvió a la barra para pedirse un segundo vaso, mientras escuchaba a otros hablar sobre la proxima pelea y sobre quien debería ganar, Wenkyel se sento jugando con un dedo alrededor del vaso mientras meditaba si apostar o simplemente disfrutar del espectaculo.

Hace años que se ha ocultado de la vida del ayer, ser un pirata lo sigue atormentando a veces y que mejor manera de escapar de ese dolor que tirar golpes a desconocidos, los cuales no reconocerían a un sujeto de clase alta como el, menos con lo antisocial que es.
Clint acaba de ver como noquearon al último muchacho, un gitano que quiso probar suerte en la ciudad, bien podría haberse ido de marinero, pudiera haber tenido mejor suerte. En medio de los gritos y tumultos, muchas caras decepcionadas pagan a otras alegres y festivas. El hechicero solo hace una media sonrisa, asombrado de lo mucho que le recuerda a sus tiempos en el mar, violencia sin sentido y dinero por doquier.

-¡Siguientes!-grita un sujeto con cara más fea que un perro de peleas, pues parece que encontró su lugar ideal.

Clinton había escogido un nombre falso para este encuentro, Rayner, el nombre de un compañero muerto hace años, uno de los piratas que el mismo asesino, cuando se volvieron en su contra. Siempre ha pensado que la mejor manera de lidiar con el arrepentimiento, es verlo de frente. ¿Qué mejor manera que la de ser una víctima más de tu mano?

Caminó hacia el centro del círculo de hombres que gritan burlas al ver su arreglado rostro y su camisa blanca que parecía de la más costosa seda, pero al quitarse su camisa mantienen silencio. El cuerpo del ex pirata luce lleno de cicatrices, para Clint, son firmas de su pasado, escopetazos, heridas de espada, golpes de cañones.

-¿Rayner?-pregunta el sujeto con cara de perro, Clint solo asiente.

Desde su ahora posición, puede ver con claridad los rostros de la gente y un sombrero en la barra le llama la atención, un extravagante uso del atuendo. Sonríe a media sonrisa al cruzar mirada con la que parece una chica, no termina viéndolo con claridad, pues frente a él su contrincante aparece.

-Hector-dice un sujeto a la espalda del hechicero-la última vez le rompió la cara al sujeto tan fuerte que murió de hambre días después, su quijada había quedado inservible.

Un sujeto enorme, de barba y musculatura ridículamente grande mira a “Rayner” desde, al parecer, el techo. El hombre solo gruñe asemejando un jabalí o alguna criatura mitológica de los cuentos que solía leerle a Violeta, cuando estaba viva.

-¡Señores, las apuestas cierran!-grita el perruno amigo.

Un improvisado gong se deja escuchar a las espaldas de Clint, que apenas alcanza a sentir el primer golpe, tan duro y bestial que lo arroja un metro hacia atrás, siente su corazón acelerarse y como el otro sujeto le sigue mirando con ira. El siguiente golpe no puede alcanzarlo, ha metido su mano derecha al bolsillo y mueve los dedos haciendo que, como él le gusta llamarlo, “las cosas sucedan”

La multitud alrededor abuchean al tanque, preguntándose cómo es que puede fallar contra semejante sujeto, es decir, Clinton mide 1.75 a lo mucho, el otro sujeto es un monstruo de dos metros.

-Vamos grandote-habla con confianza cuando siente el siguiente golpe que lo empuja contra la multitud noqueándolo, al menos eso parece.

Hector celebra por un segundo, cuando siente que algo lo tira al suelo y golpea de lleno este, su nariz se rompe y la sangre deja una amplia mancha. Al levantarse, su rival está de pie, sin golpe alguno.

-¿Cómo es posible?- se repite el grandulón volviendo a golpear al hechicero, esta vez asegurándose que lo noquea, incluso pateando su rostro en el suelo, pero de nuevo, algo lo arroja al suelo y el golpe esta vez lo deja algo mareado.

-¿Qué te pasa?-Clinton sonríe, viendo al sujeto levantarse por segunda vez, esta vez ya algo desconcertado.

La multitud grita con fuerza, apoyando ahora al hechicero, desde su punto de vista, Hector ha fallado cada golpe desde que esto comenzó. El gigante se enfurece tanto que corre hacia su rival, pero algo pasa, la ira se va de su ser, siente que pierde algo de fuerza, antes de que se pregunte que está pasando, abre los ojos en el suelo, justo cuando el réferi ha terminado de contar hasta el 10.

El enojo de Hector desaparece, ahora siente algo de tristeza por perder, incuso le afectan los abucheos del público, los que nunca había escuchado en su vida. Clint toma su camisa, para recibir su dinero y retirarse del centro de la pelea. Solamente queda sonriendo, habiéndose asegurado que el público solo vio a un tonto ruso, fallando cada golpe.

Deslizaba el vaso hasta sus labios, viendo el monton de gente que se cernía con ansia alrededor de donde estaba el ring de combate, celebrando apuestas, Wenkyel miraba de momento su vaso sín mucho interes, saboreando, mientras decidía que tan bueno era el wisky, parecía que se iba a formar nuevamente otra pelea, y que ya la gente apalabraba las apuestas con quienes allí eran los que manejaban el dinero, Wenkyel acarició el ala de su sombrero de copa, mientras se acercaba a ver que era o mejor dicho quienes eran los que se iban a ver las caras, pero los datos se vaían entre un hombre de 175 cm contra uno de dos metros. -Va a ser...curioso.- Masculló la pelirroja con cierta sorpresa, aunque se imaginaba vagamente el combate, un hombre alto, rudo y pesado contra otro mas agil y rapido, midiendo esto, podía ser que el grandote aunque lento, de un solo golpe podía destrozar, y en cambio alguien pequeño su baza era golpear hasta agotar.

Se coló entre la gente para ver tan memorable lucha, pero solo alzó una ceja ante lo que se encontró en el ring, miró a ambos mientras se acomodaba apoyada en una de las columnas, y degustar su wisky mientras veía como los golpes iban y venian, era un buen plan, pero mientras observaba esa pelea, siguió desconcertada, puesto que pudo detectar lo que otros no pudieron ver. -Vaya..vaya..vaya..¿que tenemos aquí?.- musutó para sí misma cuando se dió cuenta que uno de los que estaban en la zona de combate, usaba algo más que los puños que digamos...quizás podríamos afirmar un toque magico, ella sonrió de medio lado, para disfrutrar de lo que se llama un combate con cierta ventaja, pero lo unico que hacía Wenkyel era dar pequeñas risillas cada vez que el luchador con habilidades extra hacía gala de ellas.

Se limpió un poco del sudor y la mugre con la manga de la blanca camisa, que ahora se torna algo negra. Al colocársela, aun escuchando a la gente gritar, mira de reojo al sombrero que vio en el bar, la muchacha se debe de haber interesado un poco en el espectáculo. Ahora ya podía diferencia mejor la silueta del cuerpo y el rostro femenino pero rudo de la mujer, sin olvidar aquel cabello rojo que parece escurrirse fuera del sombrero como lava rojiza, encantadora, de seguro, para los muchachos.

Se abrió camino entre la multitud que lo seguían vitoreando, aunque se escuchara un hecho de abucheos, lo que le causa fruncir el ceño. Aunque no noto alguna aura violenta hacía en el combate, al menos más del o común, no cree que hubiese un mago que localizara magia alrededor.

Al salir del circulo la siguiente pelea comienza casi al instante, un sujeto de lentes y mirada bastante fina, como si nunca hubiera tenido un solo golpe, se acerca a Clint y le entrega un fajo de billetes envuelto en una liga de cuero, el hechicero solo alcanzo a escuchar murmullos de quejas viniendo de él, obviamente molesto por haber perdido esa cantidad de dinero, no es su culpa que apuesten siempre por el grandote. Suspira desactivando su poder contra su rival que ya lleva tiempo que perdió de vista, seguramente se fue a llorar a alguna letrina en su lejana casa de campo.

Con la ropa aun sucia y sin mucho interés de irse, Clinton pasa al lado de la mujer de sombrero hacia el bar a sentarse de mala gana, pues le dinero ganado no se compara con el de ayer, olvidase por un momento que solo se encuentra en el lugar para escapar de la vida de la clase alta y sus falsas congruencias.

-Cerveza o cualquier cosa que no sea elegante, si quieres escupir en el maldito vaso, me parece-dice al cantinero que le dedica una media sonrisa.

El hechicero gira hacia la multitud, encontrando su mirada con la de la pelirroja, de nuevo extrañado por su vestuario, no es normal para una dama, pero tampoco es algo extraño ¿Una extravagante persona?

Wenkyel disfrutaba de la visión y se había quedado a observar lo que acontecía y había percivido ese aura que se salía de lo común igual que ella, ladeaba la cabeza mirandole con interes desde la multitud, se había llevado unos cuantos aplausos, pero algunos abucheaban, sin duda los perdedores que se habían quedado sin blanca y ahora bufaban por el enfado. Eso dibujo una maliciosa sonrisa en el rostro de la bruja, que murmuró un sencillo hechizo e hizo que a uno de esos perdedores se le estallara la copa que tenían en la mano empapandolos, y provocando algunas risas de los que tenían a su alrededor, Wenkyel sonrió con satisfacción por la pequeña jugarreta que le hizo a esos pobres diablos y dió otro trago a su wisky.

Caminó por entre la multitud, quizás esperando un momento donde poder saciar mejor su curiosidad. Aunque eso no tardo en llegar, pues vió como el hombre pasaba a su lado en dirección hacía el bar, le resulto curioso la falta de felicidad ante su victoria, se encogió de hombros levemente y se movió en esa dirección, disimuladamente, mientras se acercó a donde pareció que el hombre se sentó dispuesto a tomarse un respiro y quizás alguna que otra copa, Wenkyel sonrió de medio y se dirigió hacia él más decididamente, se dió un toque a su sombrero de copa para alzarlo un poco y dejar más a la vista su rostro. -No pareces muy contento, algo extraño en alguien que se ha llevado la victoria, ¿una mala noche?- Se adelantó a decir la bruja mientras acariciaba con un dedo la mesa, ladeó la cabeza y le dedico una amplia sonrisa. Incluso se atrevió a dejar la copa y a sentarse frente al hombre con esa sonrisa ladeada que caracterzaba a la bruja. -No ha estado mal ese combate. -Comentó la bruja mientras observaba más detenidamente, analizandole.

Clinton sonríe cuando le entregan su cerveza, en una botella ligeramente abierta y se inclina suavemente para ver a través del cristal si el cantinero siguió su recomendación. Para su alegría, al parecer, el cantinero es un tipo amable y no decidió dejar su saliva en la bebida, cosa que el se estaba arrepintiendo de sugerir. Dio el primer sorbo de manera inmediata, sintiendo la fresca sensación en su garganta mientras deja que su mente divague un poco, pensando en el siguiente combate o tal vez si debería de dar la noche por servida, cualquiera de las dos parecía una buena idea en estos momentos.

Continua bebiendo hasta que escucha la voz de una muchacha, su mirada se dirige de inmediato a la curiosa señorita de sombrero y aura algo alocada, seguramente no una chica cualquiera. La mujer tiene una manera curiosa de vestir, algo que ya había notado desde que entro y lo que mas llamo su atención, ese sombrero que ahora levanta un poco para hablarle.

-no todas las noches son malas-le dice mientras la mira, pero su cuerpo se mantiene de frente a la barra-a veces hay esos combates que no causan satisfacción, aunque sea con un par de grandotes.

Cuando habla mira de reojo el grupo de combatientes en la esquina, dándose golpes bestiales mientras la multitud enloquece. La chica, continua expirando esa extraña aura que solo podría provenir de alguien como él y si su teoría es cierta, ella se dio cuenta de su truco.

-No parece la clase de chica que se interesa por un combate ajeno, aunque bueno, se ve que serias una fuerte rival para cualquiera ahí dentro.

Su mirada se clava desafiante, esperando alguna reacción de la posible hechicera ¿Alguien como nosotros revelaría así nada mas lo que es? Clinton ha escuchado el rumor de brujos que trabajan para la iglesia, nada podría justificar que esta chica es uno de ellos

Wenkyel ladeaba la cabeza observando a aquel hombre, mientras ignoraba al resto del personal que allí estaba, puesto que de momento no había encontrado a nadie interesante, entrecerró los ojos denotando su aura, más simplemente se sentó con descaro. Miró al tendero y golpeó la barra indicandole al tendero de que le sirviera Wisky a ella no sin antes fulminarlo con la mirada, antes de volver a prestar atención al hombre que había ante ella. -¿Eso significa que hay victorias que das más entusiasmo por celebrar? es bueno saberlo...más...querido desconocido ¿por que esta victoria no te da placer?- Dijo de esa manera descarada y despreocupada, mientras entrelazó un dedo en su melena pelirroja.

Dió un largo trago al Wisky y se le quedó mirando al vaso entrecerrando los ojos, ese wisky era algo flojo de lo que ella estab acostumbrada, pero no estaba mal para un tuburio como este, que daba las ganas de dar gracias por servir algo que se bebiese en condiciones, alzo una ceja cuando escuchó a aquel misterioso luchador que no parece una chica que le gusten los combates, aunque siguió esa frase con un alago notable. -Bueno, mentiría si dijera que nunca me he peleado a mano desnuda, si lo he hecho, pero aunque no lo parezca me gustan los combates cuando...son interesantes..- Dijo con aire calmado, mientras sacaba una cerilla del bolsillo y la mordia levemente mientras miraba su vaso.

Tras unos segundos pensativa clavo la mirada en el hombre que de tán intensa forma le miraba, ella alzó una ceja mirandole seriamente, parecía que el hombre tenía reservas hacía ella, quizas por su aspecto o quizas por que no confiaba en una desconocida. Wenkyel ladeó la cabeza alzando una ceja. -Tranquilo, no muerdo...solo quemo...a veces.- Bromeó de manera tranquila mientras daba otro sorvo al wisky y despues continuaba mordiendo la madera fina de la cerilla.

Parecía que ninguno de los dos estaba muy dispuesto a confesar lo que es el otro ¿Qué otra opción tenia Clinton? Seguir con el juego parecía algo notorio, aun entre las respuestas sospechosas de la muchacha. No estaba acostumbrado a ese juego entre dos brujos, si es que ambos lo eran. La última vez que dejo ver sus habilidades, Violeta pereció. En esta ocasión, sin embargo, no le importaría mucho lo que le pasara a la chica, aunque no está de más pensar en sí mismo.

-Las victorias, dicen, son significativas cuando has estado perdiendo constantemente y esta es mi victoria cinco de la semana, aunque la más…curiosa por así decirlo-la miro de reojo-el sujeto grande era bastante torpe, me aproveche de su estupidez.

Una ligera mentira bien planeada podría darle algún detalle de ella, aunque si ya lo vio en acción, seguramente no creara nada. Suspiro pensando en simplemente dejar los rodeos y ponerse a lanzarse hechizos uno contra el otro hasta que le bar se incendie muera toda esa gente y tengo alguna historia interesante que contarle a su sombra antes de llegar a dormir hoy.

Cuando pone el cerillo en su boca, suspira con extrañeza, el aliento del brujo “navega por el aire hasta encender el cerillo de su compañera, como si se hubiera frotado contra la misma brisa.

-Es peligroso usar un cerillo en la boca en lugar de un cigarro no le parece, ¿señorita…?-Pauso en espera del nombre la muchacha, pura formalidad, pues no cree que tengan posibilidad de ser conocidos.

Da un sorbo a su cerveza esperando reacción de ella, con semejante revelación lo siguiente será un golpe, un hechizo o algo que dejara revelado a cualquiera de los dos. Sonrió a media boca, esperando algo interesante que pasara, ya habría dado un indicio de una fricción por lo mas interesante.

La mirada de Wenkyel era avida, entrecerrando los ojos mientras realzaba una sonrisa ciertamente cinica, mientras los malvados pensamiento de la bruja empezaban a dibujarse en su mente, no revelaba nada, esperaba a que él diera el paso, o tal vez no tanto, simplemente escuchó como el hablaba de su rival y lo torpe que realizaba los golpes su rival y que fue entonces por eso que le dió la victoria, sin duda eso lo habría creido de no notar ese aura especial que conseguía percibir gracias a su habilidad. -Supongo..no soy muy experta en golpes, siempre hago trampas.- Dijo sonriendo ampliamente sin preocuparse en esceso de lo que el hombre pudiese pensar.

Mordía su cerilla, aunque alzó una ceja cuando el fosforó ardió, ella amplió una preocupante sonrisa amplia mirando la llama que había ahora en ella, oliendo el humo que despertaba su lado más alocado, miró penetrantemente al hombre, mientras escuchaba su ultima frase. - Wenkybel, Wenkybel Blackbird, pero mís amigos me llaman Wenkye, o eso haría si los tuviera.- Comentó la bruja, presentandose al fín, mientras miró alrededor antes de volver a observar al hombre. -Ambas cosas arden...y yo soy la mecha, yo soy el fuego.- Sonrió de medio lado mirandole. -Me encantá el olor a fosforo...y las llamas hambrientas que consumen todo a su paso.- El comentario fue oscuro, sin duda, pero a Wenkyel poco le importaba eso, más tenía ganas de saber que opinaba el hombre que había frente a ella.

De echo seguía manteniendo esa maliciosa sonrisa mientras le observaba de manera fija y dió un trago a su petaca. -Y me pregunto cuanto tardaras en decirme lo que ya sabes que yo se, veo más alla que los que a nuestro alrededor están, un chispazo, un susurro con las palabras adecuadas y estarían rodeados de llamas y quemados preguntandose qué les pasó. Más no me siento tán cruel, para su suerte.- Miró su petaca especial antes de guardarsela nuevamente mirando a ese hombre. -Y dicho esto..aun quiero saber cual es tu nombre querido. -La sonrisa ladina de la joven era notable, mientras seguía observando al hombre con el que se había sentado, quizás le habría asustado sus palabras, pero le gustaban esos juegos maliciosos, solo por saber que aguardaba a continuación.