AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Bloody crazy {privado} +18
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Bloody crazy {privado} +18
Recuerdo del primer mensaje :
A pesar de su condición y tener que vivir de noche, durmiendo de día, gracias al oficio de su amado escritor y, ahora actor, Ksenia podía coincidir la mayor parte del tiempo con Ephraim, cuyas funciones y ensayos eran siempre durante la tarde, así que ambos habían acordado dormir durante las mañanas para aprovechar gran parte de la noche para estar juntos y recuperar los años perdidos.
La vampiresa salía a cazar cuando ya anochecía y se representaba la última sesión de teatro del día, así para cuando regresaba al departamento, Eph ya estaba allí, disfrutando de su propia cena sólida. Las tomas que la no muerta le daba a su esclavo de sangre se habían ido distanciando entre sí para que la adicción no fuera excesiva. Ambos sabían el peligro que implicaba todo aquello, pero la enfermedad del hombre era mortal y era su única salida, porque no existía cura conocida.
Aquella noche, la morena llegó al piso y se encontró a su pareja recién aseada. Más de una vez se le había quejado de lo mucho que costaba quitarse el maquillaje y que sólo el agua caliente de la tina le ayudaba a deshacerse del todo de él. Así que no era algo nuevo que le encontrara con el cabello largo mojado y sus gafas puestas, leyendo un libro mientras se sentaba a la mesa a degustar su comida.
-Te has mal acostumbrado a tu condición y crees que ya no podrás resfriarte jamás. Aún así deberías cuidarte...
Se aproximó a él y le besó en la mejilla. A veces estaba tan sumido en el mundo al que le transportaba la lectura, que no sabía si la oía de verdad o sólo asentía y contestaba como un mero acto condicionado. Ella sonrió y se sentó a la mesa con él. Le gustaba verle concentrado y también disfrutar de las cosas que sólo los mortales podían disfrutar, como la comida y la sensación de sentirse saludable.
-¿Cómo ha ido en el teatro hoy?
Era miércoles y tocaba darle de su sangre, pero seguía siendo reticente al acto y lo prolongaba cuanto podía con algo de charla. Además, le gustaba saber cómo le iban las cosas, si se sentía feliz con su trabajo, si realmente agradecía seguir vivo y no la maldecía ya por ello.
A pesar de su condición y tener que vivir de noche, durmiendo de día, gracias al oficio de su amado escritor y, ahora actor, Ksenia podía coincidir la mayor parte del tiempo con Ephraim, cuyas funciones y ensayos eran siempre durante la tarde, así que ambos habían acordado dormir durante las mañanas para aprovechar gran parte de la noche para estar juntos y recuperar los años perdidos.
La vampiresa salía a cazar cuando ya anochecía y se representaba la última sesión de teatro del día, así para cuando regresaba al departamento, Eph ya estaba allí, disfrutando de su propia cena sólida. Las tomas que la no muerta le daba a su esclavo de sangre se habían ido distanciando entre sí para que la adicción no fuera excesiva. Ambos sabían el peligro que implicaba todo aquello, pero la enfermedad del hombre era mortal y era su única salida, porque no existía cura conocida.
Aquella noche, la morena llegó al piso y se encontró a su pareja recién aseada. Más de una vez se le había quejado de lo mucho que costaba quitarse el maquillaje y que sólo el agua caliente de la tina le ayudaba a deshacerse del todo de él. Así que no era algo nuevo que le encontrara con el cabello largo mojado y sus gafas puestas, leyendo un libro mientras se sentaba a la mesa a degustar su comida.
-Te has mal acostumbrado a tu condición y crees que ya no podrás resfriarte jamás. Aún así deberías cuidarte...
Se aproximó a él y le besó en la mejilla. A veces estaba tan sumido en el mundo al que le transportaba la lectura, que no sabía si la oía de verdad o sólo asentía y contestaba como un mero acto condicionado. Ella sonrió y se sentó a la mesa con él. Le gustaba verle concentrado y también disfrutar de las cosas que sólo los mortales podían disfrutar, como la comida y la sensación de sentirse saludable.
-¿Cómo ha ido en el teatro hoy?
Era miércoles y tocaba darle de su sangre, pero seguía siendo reticente al acto y lo prolongaba cuanto podía con algo de charla. Además, le gustaba saber cómo le iban las cosas, si se sentía feliz con su trabajo, si realmente agradecía seguir vivo y no la maldecía ya por ello.
Última edición por Ksenia Vasil el Mar Oct 17, 2017 11:17 am, editado 1 vez
Ksenia Vasil- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 26/08/2014
Re: Bloody crazy {privado} +18
Rió al ver que se le caían las gafas y se las entregó para que él las guardara, pues habían caído junto a una de sus manos. Siguió con la mirada el gesto ajeno al dejar el objeto sobre la mesilla, desviando enseguida la vista hacia los azules ojos del alemán antes de que la besara. Llevó aquella misma mano a la nuca ajena, afianzando la posición del humano para que prolongara los besos que se volvían más apasionados a casa segundo que transcurría. Liberó los labios ajenos aunque sentía la necesidad de seguirlos saboreando y al escuchar las palabras de Ephraim, sonrió una vez más.
-Tan fina expresión para lo lanzado que estás hoy...
Al separarse el alemán de su cuerpo para bajarse los pantalones, ella hizo descender su mirada hasta la larga erección ligeramente curvada en el centro, mordiéndose el belfo inferior con anticipación. No era ninguna adicta al sexo, pero amaba tenerlo con el actor, porque la llenaba en muchos más sentidos que el físico. Separó las piernas ante la petición silenciosa del contrario y las flexionó, apoyando la planta de ambos pies sobre los cojines del mueble en el que yacía recostada. Alzó ligeramente la pelvis, facilitando así la vista al alemán para que no tuviera dificultades en apuntar. El calor la abrasó de inmediato cuando su sexo besó el glande y seguidamente lo engulló. La lentitud hizo del instante una deliciosa tortura que Ksenia sin reparo alguno disfrutó. Gimió cuando la parte más gruesa ya había pasado y con una de sus largas y pálidas piernas abrazó las caderas del moreno, así que más que embestir él al final, fue ella quien le empujó, hasta que las caderas foráneas toparon con los glúteos de la vampiresa. Sacó la punta de la lengua y se perfiló lentamente los labios, humedeciendo sus rosadas carnosidades. Pareció que tal acto había reclamado la cercanía ajena y atrapó la boca de Ephraim entre jadeos y algún que otro gemido. Devoró sus cerezos intentando no hacerle daño, pero lo cierto era que le costaba controlar sus colmillos que ante tanta excitación no hacían más que crecer y afilarse como si fuera a alimentarse. Cerró los ojos y ladeó la cabeza, cediéndole el cuello a los dientes de su amado que hizo con éste lo que quiso. Siseó de puro éxtasis, abrazándose a la ancha espalda de marcados omóplatos con la zurda mientras con la diestra se agarraba del respaldo del sofá para que con las estocadas no se desplazaran demasiado y cayeran al suelo.
-Ahí, justo ahí...
Sacó las uñas de manera inconsciente, hincándolas en el hombro ajeno, lugar que arañó con la suficiente fuerza como para rasgar la piel al encoger los dedos de la mano en una convulsión de placer. Arqueó la espalda, gimiendo y buscó los ojos claros pero intensos del escritor para compartir sus sentimientos, el deseo, el anhelo, la pasión, la lujuria, el compañerismo y el amor.
-Tan fina expresión para lo lanzado que estás hoy...
Al separarse el alemán de su cuerpo para bajarse los pantalones, ella hizo descender su mirada hasta la larga erección ligeramente curvada en el centro, mordiéndose el belfo inferior con anticipación. No era ninguna adicta al sexo, pero amaba tenerlo con el actor, porque la llenaba en muchos más sentidos que el físico. Separó las piernas ante la petición silenciosa del contrario y las flexionó, apoyando la planta de ambos pies sobre los cojines del mueble en el que yacía recostada. Alzó ligeramente la pelvis, facilitando así la vista al alemán para que no tuviera dificultades en apuntar. El calor la abrasó de inmediato cuando su sexo besó el glande y seguidamente lo engulló. La lentitud hizo del instante una deliciosa tortura que Ksenia sin reparo alguno disfrutó. Gimió cuando la parte más gruesa ya había pasado y con una de sus largas y pálidas piernas abrazó las caderas del moreno, así que más que embestir él al final, fue ella quien le empujó, hasta que las caderas foráneas toparon con los glúteos de la vampiresa. Sacó la punta de la lengua y se perfiló lentamente los labios, humedeciendo sus rosadas carnosidades. Pareció que tal acto había reclamado la cercanía ajena y atrapó la boca de Ephraim entre jadeos y algún que otro gemido. Devoró sus cerezos intentando no hacerle daño, pero lo cierto era que le costaba controlar sus colmillos que ante tanta excitación no hacían más que crecer y afilarse como si fuera a alimentarse. Cerró los ojos y ladeó la cabeza, cediéndole el cuello a los dientes de su amado que hizo con éste lo que quiso. Siseó de puro éxtasis, abrazándose a la ancha espalda de marcados omóplatos con la zurda mientras con la diestra se agarraba del respaldo del sofá para que con las estocadas no se desplazaran demasiado y cayeran al suelo.
-Ahí, justo ahí...
Sacó las uñas de manera inconsciente, hincándolas en el hombro ajeno, lugar que arañó con la suficiente fuerza como para rasgar la piel al encoger los dedos de la mano en una convulsión de placer. Arqueó la espalda, gimiendo y buscó los ojos claros pero intensos del escritor para compartir sus sentimientos, el deseo, el anhelo, la pasión, la lujuria, el compañerismo y el amor.
Ksenia Vasil- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 26/08/2014
Re: Bloody crazy {privado} +18
Eph siguió moviéndose a ritmo lento pero intenso, midiendo su capacidad de aguante para ir aumentando el ritmo de forma progresiva. A medida que los gemidos de la vampira iban en aumento el éxtasis del humano se acompasaba, sintiendo una extraña sensación en todo el cuerpo de placer y a la vez ansiedad.
Hundió la cabeza en el cuello de la morena, para seguir mordiendo, besando y lamiendo. Soltando de vez en cuando un jadeo debido al esfuerzo y el movimiento, no le costaba quedarse sin aire, al fin y al cabo sus pulmones estaba mucho mejor después de beber sangre, pero aun quedaban unas horas o minutos como poco para que estuviese a pleno rendimiento otra vez.
Cuando sintió las uñas de la vampira clavarse en su espalda si jimio , siendo un gemido entre dolor y placer, aunque por extraño que sonase, era mas del segundo tipo que del primero. No le importaban aquellas pequeñas heridas de "guerra" ya que eso quería decir que estaba haciendo bien su trabajo.
Aumentó el ritmo y la intensidad de las embestidas, siendo estas algo mas rápidas y a veces secas, haciendo que la sensación de placer fuese mas intensa a la vez. Pero a pesar de que el tenía intenciones claras de tirarse así toda la noche, sabía que la libido tenía un limite, por lo cual, cuando comenzó a sentir que el clímax se acercaba a él, paró saliendo del interior de la morena y comenzó a jugar de nuevo con sus senos entre jadeos mientras recuperaba poco a poco el aire.
Con los labios comenzó a jugar con los pezones ajenos, la mano derecha bajó hacia la intimidad de Ksenia y a la par le lamia uno de sus pezones, comenzó a jugar con su clítoris. De vez en cuando la mano bajaba un poco mas y introducía un par de dedos en su sexo, moviendolos de diversas formas para intentar estimularlo de la mejor manera posible.
-Dime...¿que quieres que te haga?-le preguntó con una sonrisa mientras paraba unos segundos de jugar con el pecho de la mujer.
Hundió la cabeza en el cuello de la morena, para seguir mordiendo, besando y lamiendo. Soltando de vez en cuando un jadeo debido al esfuerzo y el movimiento, no le costaba quedarse sin aire, al fin y al cabo sus pulmones estaba mucho mejor después de beber sangre, pero aun quedaban unas horas o minutos como poco para que estuviese a pleno rendimiento otra vez.
Cuando sintió las uñas de la vampira clavarse en su espalda si jimio , siendo un gemido entre dolor y placer, aunque por extraño que sonase, era mas del segundo tipo que del primero. No le importaban aquellas pequeñas heridas de "guerra" ya que eso quería decir que estaba haciendo bien su trabajo.
Aumentó el ritmo y la intensidad de las embestidas, siendo estas algo mas rápidas y a veces secas, haciendo que la sensación de placer fuese mas intensa a la vez. Pero a pesar de que el tenía intenciones claras de tirarse así toda la noche, sabía que la libido tenía un limite, por lo cual, cuando comenzó a sentir que el clímax se acercaba a él, paró saliendo del interior de la morena y comenzó a jugar de nuevo con sus senos entre jadeos mientras recuperaba poco a poco el aire.
Con los labios comenzó a jugar con los pezones ajenos, la mano derecha bajó hacia la intimidad de Ksenia y a la par le lamia uno de sus pezones, comenzó a jugar con su clítoris. De vez en cuando la mano bajaba un poco mas y introducía un par de dedos en su sexo, moviendolos de diversas formas para intentar estimularlo de la mejor manera posible.
-Dime...¿que quieres que te haga?-le preguntó con una sonrisa mientras paraba unos segundos de jugar con el pecho de la mujer.
Ephraim Eichhorst- Esclavo de Sangre/Clase Media
- Mensajes : 54
Fecha de inscripción : 01/09/2017
Re: Bloody crazy {privado} +18
Los gemidos de placer del alemán eran música para los oídos de Ksenia, porque saber que él disfrutaba hacía que ella aún se dejara llevar más y más por el deseo que tenía de sentirle sobre su cuerpo, dentro de él, besándola, mordiéndola y acariciando cada rincón de piel con sus grandes manos de finos dedos. Su dermis de por sí fría, se volvía caliente cuando él la tocaba, por unos segundos parecía ser también humana. Aquello se sumaba al anhelo que tenía por compartir con él los resquicios de alma que aún tenía, y es que aunque su corazón no latiera hacía casi dos siglos, él hacía que todo su ser retumbara.
El escritor aceleró el ritmo de su pelvis que choca incesante contra los glúteos de la vampiresa que seguía abrazándole con una pierna mientras él mantenía medio en alto la otra, dejando que sus cuerpos se amoldaran mucho mejor y las penetraciones fueran más profundas y certeras. Estaba híper-sensibilizada y el hecho de que hubieran pasado semanas o incluso algunos meses desde su último encuentro sexual, no hizo sino acentuar aquel frenesí que le recorría las venas a la morena.
Cuando de repente las estocadas cesaron, no pudo evitar liberar un gruñido de frustración, estaba en el punto álgido, a punto de alcanzar el orgasmo y de pronto el actor se había detenido. En cuanto su mente se aclaró ligeramente, dedujo el motivo por el que lo había hecho, y es que seguramente a él le había ocurrido lo mismo y no deseaba que todo terminara tan deprisa. Ambos estaban sobreexcitados y costaba controlar algo como aquello sin medidas así.
Cuando las cálidas manos ajenas rodearon sus pechos, la vampiresa reposó nuevamente las plantas de los pies sobre los cojines del sofá y llevó una de sus manos a acariciar el rostro ajeno, mientras con la otra pasaba la yema de los dedos sobre las marcas que le había dejado sin querer en la espalda.
-Te hice daño...
Murmuró, antes de estremecerse por los movimientos circulares que el índice de Ephraim formaba sobre su clítoris. Gimió con la boca entreabierta, relamiéndose después y se mordió el labio inferior al notar que los dígitos se colaban dentro y se abrían como un par de tijeras, palpando en su interior. Sus ojos se rasgaron al tiempo en que se dibujaba en su rostro una sonrisa. Apoyó ambos codos en el mueble para erguir parte del tronco, acercándose a susurrarle al oído.
-Quiero que te sientes y dejes que te cabalgue muuuuy lentamente...
El escritor aceleró el ritmo de su pelvis que choca incesante contra los glúteos de la vampiresa que seguía abrazándole con una pierna mientras él mantenía medio en alto la otra, dejando que sus cuerpos se amoldaran mucho mejor y las penetraciones fueran más profundas y certeras. Estaba híper-sensibilizada y el hecho de que hubieran pasado semanas o incluso algunos meses desde su último encuentro sexual, no hizo sino acentuar aquel frenesí que le recorría las venas a la morena.
Cuando de repente las estocadas cesaron, no pudo evitar liberar un gruñido de frustración, estaba en el punto álgido, a punto de alcanzar el orgasmo y de pronto el actor se había detenido. En cuanto su mente se aclaró ligeramente, dedujo el motivo por el que lo había hecho, y es que seguramente a él le había ocurrido lo mismo y no deseaba que todo terminara tan deprisa. Ambos estaban sobreexcitados y costaba controlar algo como aquello sin medidas así.
Cuando las cálidas manos ajenas rodearon sus pechos, la vampiresa reposó nuevamente las plantas de los pies sobre los cojines del sofá y llevó una de sus manos a acariciar el rostro ajeno, mientras con la otra pasaba la yema de los dedos sobre las marcas que le había dejado sin querer en la espalda.
-Te hice daño...
Murmuró, antes de estremecerse por los movimientos circulares que el índice de Ephraim formaba sobre su clítoris. Gimió con la boca entreabierta, relamiéndose después y se mordió el labio inferior al notar que los dígitos se colaban dentro y se abrían como un par de tijeras, palpando en su interior. Sus ojos se rasgaron al tiempo en que se dibujaba en su rostro una sonrisa. Apoyó ambos codos en el mueble para erguir parte del tronco, acercándose a susurrarle al oído.
-Quiero que te sientes y dejes que te cabalgue muuuuy lentamente...
Ksenia Vasil- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 26/08/2014
Re: Bloody crazy {privado} +18
Eph giró ligeramente la cabeza para mirar el sitio donde se suponía que le habían marcado la espalda y fue en ese momento cuando se fijo en que sentía un ligero escozor, pero nada que fuese insoportable, de hecho no dudo en sonreír antes de responder.
-He tenido heridas peores que estas...-volvió a besar los labios de la vampira para terminar mordiendo su labio inferior, tiró ligeramente de él antes de soltarlo.-estas heridas no me importan, mas bien todo lo contrario, me gustan
Ksenía se incorporó ligeramente, haciendo que Eph parase en su labor durante unos segundos. Y ante la petición de la morena no hizo otra cosa mas que sonreír y obedecer. Se sentó en el sofá esperando a que la vampira se pusiera a horcajadas sobre él.
-No se porque tardamos siempre tanto en repetir esta clase de cosas-dijo con una sonrisa de medio lado mientras acariciaba el rostro de su amada vampira.-estoy seguro de que me viene bien hasta para la salud.
En realidad se sentía algo cansado y jadeante. La sangre de Ksenia hacia literalmente milagros, pero no hacia efecto al instante. Lo que si, de no ser por aquel preciado vitae, en aquel preciso momento no podrían haber estado llevando a cabo aquella actividad.
Eph espero a que Ksenia se sentase sobre él, volviendo a penetrarla una vez mas. Cerró los ojos dejando caer ligeramente la cabeza hacia atrás. Colocó las manos sobre las caderas ajenas para seguir el lento movimiento de su pareja. Sabía que aquello le daría un ligero respiro, pero el no poder controlar los movimientos no ayudaba al aguante. Dejó escapar un sueve jadeo mientras se centraba en aguantar un poco mas, aunque sabía que eso no iba a ser posible. Había pasado demasiado tiempo desde la ultima vez.
-He tenido heridas peores que estas...-volvió a besar los labios de la vampira para terminar mordiendo su labio inferior, tiró ligeramente de él antes de soltarlo.-estas heridas no me importan, mas bien todo lo contrario, me gustan
Ksenía se incorporó ligeramente, haciendo que Eph parase en su labor durante unos segundos. Y ante la petición de la morena no hizo otra cosa mas que sonreír y obedecer. Se sentó en el sofá esperando a que la vampira se pusiera a horcajadas sobre él.
-No se porque tardamos siempre tanto en repetir esta clase de cosas-dijo con una sonrisa de medio lado mientras acariciaba el rostro de su amada vampira.-estoy seguro de que me viene bien hasta para la salud.
En realidad se sentía algo cansado y jadeante. La sangre de Ksenia hacia literalmente milagros, pero no hacia efecto al instante. Lo que si, de no ser por aquel preciado vitae, en aquel preciso momento no podrían haber estado llevando a cabo aquella actividad.
Eph espero a que Ksenia se sentase sobre él, volviendo a penetrarla una vez mas. Cerró los ojos dejando caer ligeramente la cabeza hacia atrás. Colocó las manos sobre las caderas ajenas para seguir el lento movimiento de su pareja. Sabía que aquello le daría un ligero respiro, pero el no poder controlar los movimientos no ayudaba al aguante. Dejó escapar un sueve jadeo mientras se centraba en aguantar un poco mas, aunque sabía que eso no iba a ser posible. Había pasado demasiado tiempo desde la ultima vez.
Ephraim Eichhorst- Esclavo de Sangre/Clase Media
- Mensajes : 54
Fecha de inscripción : 01/09/2017
Re: Bloody crazy {privado} +18
Aunque el escritor dijera que aquellos cortes le daban igual, a Ksenia le dolía hacerle daño, especialmente porque la sangre la llamaba cual cántico de sirena, no lo hacía la de cualquiera, pero la de Ephraim era distinta, era en parte suya ahora, llevaba él parte de la vampiresa consigo encima y eso clamaba que ella le mordiera. Por suerte, algo que tenía el hecho de haberle alimentado con su plasma era que sanaba deprisa, así que las heridas no tardarían nada en cerrarse.
Una vez el alemán se sentó, ella pasó una pierna por encima de las ajenas, colocando la rodilla sobre el sofá de nuevo y con ambas manos acarició desde los hombros hacia el vientre del moreno de cabello largo. Dejó que no sólo las yemas de los dedos rozaran su cálida piel, sino también las uñas, aunque de manera lenta y suave, casi buscando un ligero cosquilleo. Sonrió por el comentario del actor y se inclinó a lamerle los labios, besarlos y finalmente morderlos como un juego, tirando del inferior hasta que éste se escurrió de entre los blanquecinos dientes de la rusa.
-Si es bueno para tu salud, deberíamos hacerlo al menos una vez a la semana, ¿no crees?
El tono de la vampiresa fue meloso y divertido al mismo tiempo, llevando ahora una mano entre sus muslos para sujetar con sus finos dedos la ardiente erección de su pareja. La sostuvo con cierta firmeza al descender las caderas e hizo que el húmedo glande se frotara varias veces con sus labios y clítoris antes de orientarla y dejar que volviera a penetrarla. Jadeó en cuanto el falo volvió a ensañar sus paredes para que el interior de la oji-azul se acostumbrara a su forma. El momento de la primera embestida era algo que a Ksenia le encantaba, y prefería hacerlo lento para prolongar el momento, aunque si en alguna ocasión todo surgía de manera más brusca, jamás se quejaría tampoco. Dejó caer poco a poco su peso hasta que los glúteos se aposentaron directamente sobre el regazo de Ephraim y una vez así, comenzó a mover las caderas en pequeños círculos en vez de hacer que el miembro saliera y entrara. Buscaba estimularse a sí misma y torturarle a él, lo que al mismo tiempo, haría que el escritor aguantara más rato sin correrse.
Una vez el alemán se sentó, ella pasó una pierna por encima de las ajenas, colocando la rodilla sobre el sofá de nuevo y con ambas manos acarició desde los hombros hacia el vientre del moreno de cabello largo. Dejó que no sólo las yemas de los dedos rozaran su cálida piel, sino también las uñas, aunque de manera lenta y suave, casi buscando un ligero cosquilleo. Sonrió por el comentario del actor y se inclinó a lamerle los labios, besarlos y finalmente morderlos como un juego, tirando del inferior hasta que éste se escurrió de entre los blanquecinos dientes de la rusa.
-Si es bueno para tu salud, deberíamos hacerlo al menos una vez a la semana, ¿no crees?
El tono de la vampiresa fue meloso y divertido al mismo tiempo, llevando ahora una mano entre sus muslos para sujetar con sus finos dedos la ardiente erección de su pareja. La sostuvo con cierta firmeza al descender las caderas e hizo que el húmedo glande se frotara varias veces con sus labios y clítoris antes de orientarla y dejar que volviera a penetrarla. Jadeó en cuanto el falo volvió a ensañar sus paredes para que el interior de la oji-azul se acostumbrara a su forma. El momento de la primera embestida era algo que a Ksenia le encantaba, y prefería hacerlo lento para prolongar el momento, aunque si en alguna ocasión todo surgía de manera más brusca, jamás se quejaría tampoco. Dejó caer poco a poco su peso hasta que los glúteos se aposentaron directamente sobre el regazo de Ephraim y una vez así, comenzó a mover las caderas en pequeños círculos en vez de hacer que el miembro saliera y entrara. Buscaba estimularse a sí misma y torturarle a él, lo que al mismo tiempo, haría que el escritor aguantara más rato sin correrse.
Ksenia Vasil- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 26/08/2014
Re: Bloody crazy {privado} +18
Aquella idea le gustó. Mínimo una vez a la semana. Al pensar en aquella posibilidad no pudo evitar que se le escapase una sonrisilla maliciosa. Aunque también era consciente de que iba a ser algo complicado de cumplir.
La pareja pocas veces coincidía y cuando lo hacia, por norma general, Eph estaba demasiado débil o cansado para casi cualquier actividad física, sobre todo si había pasado mucho tiempo desde la ultima vez que se había alimentado de la sangre de la vampira. Si siempre pudiese tener esa energía...sería otra cosa.
-Creo que deberíamos dejarlo apuntado en algún sitio para recordarlo.-sonrió de medio lado y mirado a Ksenia a los ojos. Alzo la mano para acariciar el suave rostro de la vampira. La volvió a besar y cuando esta comenzó a moverse lentamente abrió ligeramente los labios como si fuese a dejar salir un ligero gemido que al final contuvo.
A pesar de los esfuerzos de ambos por alargar aquella situación lo mas posible, Eph era consciente de que no iba a durar mucho mas. Demasiado tiempo y demasiada excitación. Los pequeños y lentos movimientos circulares de la vampira le estaban volviendo loco, le gustaban y a la vez le impacientaban. Lo que hizo que volviese a tomar la iniciativa una vez mas.
Desde su posición, la rodeo con los brazos y con un rápido movimiento la tumbo de nuevo sobre el sofá quedando el encima. La beso con fiereza para terminar dicho beso mordiendo el labio de la vampira tirando al final de el ligeramente.
Comenzó a moverse, entrando y saliendo de ella, primero lentamente para acto seguido aumentar el ritmo a uno casi frenético, con la mano libre que tenía y que no usaba para mantener el equilibrio en el sofá, comenzó a masturbar a su vez a la vampira. El escritor dejó escapar algún que otro gemido y algún que otro jadeo causado por el esfuerzo. Hasta que al final no pudo aguantar mas y se corrió dentro de ella. Sentía como su miembro palpitaba, también sentía el cansancio y entumecimiento en el resto del cuerpo. Estaba sudando, por lo que supuso que la ducha había servido de poco y que tendría que volver a agua para quedarse aseado. Ademas de que si se quedaba frió, seguramente acabaría por resfriarse.
Durante unos instantes, se quedo sobre la vampira intentando recuperar el aliento. Hasta que al final se separó de ella, no sin antes volver a besar sus labios, esta vez con mas calma y cierta ternura.
La pareja pocas veces coincidía y cuando lo hacia, por norma general, Eph estaba demasiado débil o cansado para casi cualquier actividad física, sobre todo si había pasado mucho tiempo desde la ultima vez que se había alimentado de la sangre de la vampira. Si siempre pudiese tener esa energía...sería otra cosa.
-Creo que deberíamos dejarlo apuntado en algún sitio para recordarlo.-sonrió de medio lado y mirado a Ksenia a los ojos. Alzo la mano para acariciar el suave rostro de la vampira. La volvió a besar y cuando esta comenzó a moverse lentamente abrió ligeramente los labios como si fuese a dejar salir un ligero gemido que al final contuvo.
A pesar de los esfuerzos de ambos por alargar aquella situación lo mas posible, Eph era consciente de que no iba a durar mucho mas. Demasiado tiempo y demasiada excitación. Los pequeños y lentos movimientos circulares de la vampira le estaban volviendo loco, le gustaban y a la vez le impacientaban. Lo que hizo que volviese a tomar la iniciativa una vez mas.
Desde su posición, la rodeo con los brazos y con un rápido movimiento la tumbo de nuevo sobre el sofá quedando el encima. La beso con fiereza para terminar dicho beso mordiendo el labio de la vampira tirando al final de el ligeramente.
Comenzó a moverse, entrando y saliendo de ella, primero lentamente para acto seguido aumentar el ritmo a uno casi frenético, con la mano libre que tenía y que no usaba para mantener el equilibrio en el sofá, comenzó a masturbar a su vez a la vampira. El escritor dejó escapar algún que otro gemido y algún que otro jadeo causado por el esfuerzo. Hasta que al final no pudo aguantar mas y se corrió dentro de ella. Sentía como su miembro palpitaba, también sentía el cansancio y entumecimiento en el resto del cuerpo. Estaba sudando, por lo que supuso que la ducha había servido de poco y que tendría que volver a agua para quedarse aseado. Ademas de que si se quedaba frió, seguramente acabaría por resfriarse.
Durante unos instantes, se quedo sobre la vampira intentando recuperar el aliento. Hasta que al final se separó de ella, no sin antes volver a besar sus labios, esta vez con mas calma y cierta ternura.
Ephraim Eichhorst- Esclavo de Sangre/Clase Media
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Fecha de inscripción : 01/09/2017
Re: Bloody crazy {privado} +18
Al escuchar que deberían apuntarlo, la vampiresa no pudo evitar reír a pesar de la situación en la que se encontraban. Pero no duró mucho aquel gesto en su rostro, pues el movimiento de sus propias caderas le otorgaba un tortuoso placer que la hizo gemir en medio de la pesada y torpe respiración. Sus manos paseaban por el torso desnudo del escritor, subiendo hasta los hombros y volviendo a descender hacia el vientre. Era muy alto y delgado, pero a los ojos de la rusa Ephraim era perfecto. Le quería y eso era todo lo que importaba. La satisfacía con cada palabra y caricia, con su torcida sonrisa y la manera en que la miraba. Se inclinó a besar los finos labios del escritor, pero antes de poder alcanzarlos, él la tomó de la cintura y la obligó a ceder hacia atrás, volviendo a quedar poca arriba con él entre sus piernas. Sólo entonces sació la sed de su aliento cuando sus bocas volvieron a unirse, fundiéndose en un voraz beso con el alemán que la hizo estremecer y suplicar en su mente.
Llevó ambas manos a la nuca foránea, notando los largos mechones de cabello ajeno enredarse entre sus pálidos y fríos dedos. Su cuerpo se regocijaba con las bruscas embestidas que el actor de teatro le propinaba, sabiendo bien que el frenesí que consumía a su amado era fruto de la cercanía del clímax. Se concentró en las penetraciones para que así cada estocada le fuera aún más placentera y ella también se sintiera cerca del orgasmo. Mordió el labio del moreno en respuesta a lo que él le hizo a ella y se relamió, jadeando contra los belfos que instantes atrás había saboreado y arqueó la espalda al correrse, pues sentir el caliente fluido de Ephraim inundarla por dentro, fue la gota que colmó el vaso en su aguante, logrando que un áspero gemido desgarrara su garganta. Se abrazó de nuevo al humano cuando éste se dejó caer sobre su figura y dejó un rastro de besos por su hombro y cuello, hasta que él buscó los labios de Ksenia para tomarlos con calma y cariño. Sonrió, cerrando los ojos al corresponder con lentitud, al tiempo en que aflojaba el agarre sobre el contrario para que éste pudiera incorporarse despacio.
-No me dejes sola ahora…
No era un regaño, sino más bien una petición. No quería que la dejara en el sofá mientras él se levantaba y hacía sus cosas, seguramente darse un baño o al menos asearse con un paño húmedo. Ella deseaba ir con él. Se apoyó en el sofá con ambas manos para erguir el torso y se abrazó al pecho foráneo por un costado, pasando las manos bajo sus brazos y apoyó la mejilla en el hombro del escritor.
-Vayamos juntos a ponernos en remojo.
Llevó ambas manos a la nuca foránea, notando los largos mechones de cabello ajeno enredarse entre sus pálidos y fríos dedos. Su cuerpo se regocijaba con las bruscas embestidas que el actor de teatro le propinaba, sabiendo bien que el frenesí que consumía a su amado era fruto de la cercanía del clímax. Se concentró en las penetraciones para que así cada estocada le fuera aún más placentera y ella también se sintiera cerca del orgasmo. Mordió el labio del moreno en respuesta a lo que él le hizo a ella y se relamió, jadeando contra los belfos que instantes atrás había saboreado y arqueó la espalda al correrse, pues sentir el caliente fluido de Ephraim inundarla por dentro, fue la gota que colmó el vaso en su aguante, logrando que un áspero gemido desgarrara su garganta. Se abrazó de nuevo al humano cuando éste se dejó caer sobre su figura y dejó un rastro de besos por su hombro y cuello, hasta que él buscó los labios de Ksenia para tomarlos con calma y cariño. Sonrió, cerrando los ojos al corresponder con lentitud, al tiempo en que aflojaba el agarre sobre el contrario para que éste pudiera incorporarse despacio.
-No me dejes sola ahora…
No era un regaño, sino más bien una petición. No quería que la dejara en el sofá mientras él se levantaba y hacía sus cosas, seguramente darse un baño o al menos asearse con un paño húmedo. Ella deseaba ir con él. Se apoyó en el sofá con ambas manos para erguir el torso y se abrazó al pecho foráneo por un costado, pasando las manos bajo sus brazos y apoyó la mejilla en el hombro del escritor.
-Vayamos juntos a ponernos en remojo.
Ksenia Vasil- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 26/08/2014
Re: Bloody crazy {privado} +18
Eph alzo una ceja al escuchar las palabras de Ksenia. No tenía intención de dejarla sola. Simplemente necesitaba sentarse y recuperar el aliento. En el silencio de la habitación el humano podía escuchar los propios latidos de su corazón. No estaba acostumbrado a tanta actividad física, su habitual estado de salud no se lo permitía y cuando se encontraba un poco mejor la vampira tampoco le dejaba hacer grandes esfuerzos, por lo cual, lo notaba.
Abrazó a Ksenia cuando se acerco a él. Le dio un beso en la cabeza y con la mano acariciaba la espalda ajena con suavidad y lentamente de arriba a bajo. La vampira tenía la piel muy suave y le resultaba un tacto de lo mas agradable, a pesar de lo fría que podía llegar a estar.
Todo aquello, a veces, se le hacía extraño. El hecho de vivir aquella situación y de aquella forma. Casi tenía la sensación de que en cualquier momento despertaría y volvería a ser el mismo de siempre, viviendo aun en Alemania con el estúpido sueño de ser escritor. Sabía que era algo que no iba a llegar nunca a conseguir, o al menos en aquel momento lo creia y casi despreciaba la idea de tener que volver a escribir.
-Me parece una estupenda idea. Con agua calentita antes de ir a dormir.-sonrió y le dio otro beso en la cabeza-me da que mañana no voy a ir al teatro y me voy a quedar durmiendo-rió y tosió, pero nada preocupante, simplemente necesitaba recuperar el aliento.
Su ritmo cardíaco ya había bajado de forma notable y su respiración poco a poco también volvió a la normalidad. Aun así, de repente se sintió extrañamente cansado. ¿Tantas energías había gastado. Estaba claro que eso era algo que había que mejorar.
Abrazó a Ksenia cuando se acerco a él. Le dio un beso en la cabeza y con la mano acariciaba la espalda ajena con suavidad y lentamente de arriba a bajo. La vampira tenía la piel muy suave y le resultaba un tacto de lo mas agradable, a pesar de lo fría que podía llegar a estar.
Todo aquello, a veces, se le hacía extraño. El hecho de vivir aquella situación y de aquella forma. Casi tenía la sensación de que en cualquier momento despertaría y volvería a ser el mismo de siempre, viviendo aun en Alemania con el estúpido sueño de ser escritor. Sabía que era algo que no iba a llegar nunca a conseguir, o al menos en aquel momento lo creia y casi despreciaba la idea de tener que volver a escribir.
-Me parece una estupenda idea. Con agua calentita antes de ir a dormir.-sonrió y le dio otro beso en la cabeza-me da que mañana no voy a ir al teatro y me voy a quedar durmiendo-rió y tosió, pero nada preocupante, simplemente necesitaba recuperar el aliento.
Su ritmo cardíaco ya había bajado de forma notable y su respiración poco a poco también volvió a la normalidad. Aun así, de repente se sintió extrañamente cansado. ¿Tantas energías había gastado. Estaba claro que eso era algo que había que mejorar.
Ephraim Eichhorst- Esclavo de Sangre/Clase Media
- Mensajes : 54
Fecha de inscripción : 01/09/2017
Re: Bloody crazy {privado} +18
Sólo el alemán conocía aquel lado de la vampiresa, el que reclamaba atención y cariño, porque únicamente cuando estaba a solas con él era que mostraba su lado más débil. Si bien era cierto que no era un vampiro como los demás porque evitaba a toda costa tomar sangre humana y su personalidad era calmada y algo extraña, seguía siendo un ser sobrenatural y algo dentro de ella le impedía mostrarse tal cuál era con la gente, pero Ephraim era especial.
Sonrió tras escuchar las palabras ajenas y recibir los besos en la cabeza, riendo al final por el último comentario. Le parecía buena idea lo de quedarse en casa durmiendo, el escritor necesitaba descansar, que la sangre de Ksenia no era milagrosa, sólo apaciguaba el dolor y demoraba el avance de la enfermedad. Se preocupó al escuchar que tosía y entrecerró los ojos al alzar el rostro y mirarle.
-¿Estás bien? Es raro que tosas después de... ya sabes.
Se quedó pensativa por unos segundos, prestando atención al sonido de la respiración ajena y los latidos de su corazón. Si bien eran más fuertes que horas antes, seguían sin ser regulares, y conocía los cambios por un esfuerzo físico, no era eso. Apretó los labios, ya que no quería decir lo que debía a continuación. La idea la seguía atormentando y se castigaba por haber decidido por el actor de teatro, su egoísmo la perseguiría durante toda la eternidad, estaba segura de ello.
-Tal vez sea hora de aumentar la dosis y la frecuencia de las tomas...
Buscó los azules ojos foráneos, esperando conocer su opinión. Sabía que le había condenado a necesitarla para el resto de sus días y aunque él insistía en que estaba bien así, la duda aún chispeaba en los ojos de la rusa cada vez que debía alimentarle con su sangre.
Sonrió tras escuchar las palabras ajenas y recibir los besos en la cabeza, riendo al final por el último comentario. Le parecía buena idea lo de quedarse en casa durmiendo, el escritor necesitaba descansar, que la sangre de Ksenia no era milagrosa, sólo apaciguaba el dolor y demoraba el avance de la enfermedad. Se preocupó al escuchar que tosía y entrecerró los ojos al alzar el rostro y mirarle.
-¿Estás bien? Es raro que tosas después de... ya sabes.
Se quedó pensativa por unos segundos, prestando atención al sonido de la respiración ajena y los latidos de su corazón. Si bien eran más fuertes que horas antes, seguían sin ser regulares, y conocía los cambios por un esfuerzo físico, no era eso. Apretó los labios, ya que no quería decir lo que debía a continuación. La idea la seguía atormentando y se castigaba por haber decidido por el actor de teatro, su egoísmo la perseguiría durante toda la eternidad, estaba segura de ello.
-Tal vez sea hora de aumentar la dosis y la frecuencia de las tomas...
Buscó los azules ojos foráneos, esperando conocer su opinión. Sabía que le había condenado a necesitarla para el resto de sus días y aunque él insistía en que estaba bien así, la duda aún chispeaba en los ojos de la rusa cada vez que debía alimentarle con su sangre.
Ksenia Vasil- Vampiro Clase Media
- Mensajes : 76
Fecha de inscripción : 26/08/2014
Re: Bloody crazy {privado} +18
Para ser sinceros, Ephraim nunca se había fijado en si tosía o no después de acostarse con la vampira. Era un dato al que no le daba importancia. Tal vez por el simple y mero hecho de que la "tos" era algo que estaba tan presente en su vida que ya se había acostumbrada a ella como el respirar.
El humano no se encontraba mal, solo estaba un poco cansado por la actividad realizada, algo que veía normal, sobre todo teniendo en cuenta que tampoco es que hiciese ninguna clase de deporte o actividad física fuera de lo que era actuar en el teatro, nada que le supusiera un verdadero esfuerzo.
-Me encuentro bien, no te preocupes
Aunque sabía que aquellas palabras no la iban a tranquilizar. Por alguna razón a Ksenia se la veía intranquila.
Después de un largo silencio en el cual Eph empezó a sentir un poco de frió, haciendo que se estremeciese y la piel se le erizase, la vampira volvió a hablar, esta vez con tono mas serio aún.
Las palabras rebotaron dentro de la cabeza del humano y por alguna extraña razón sintió una ligera punzada de ansiedad en el estomago al pensar en volver a beber de la sangre de la vampira.
Tiempo atrás, de haberle dicho que tendría que alimentarse de sangre la idea le abría repugnado...pero por el contrario ahora era algo que ansiaba. La sangre de Ksenia era completamente adictiva para él y solo pensar en ella...
Controló sus ideas y sus impulsos, para no decir que "si" directamente. Por el contrario miró a su pareja a los ojos y ladeo ligeramente la cabeza como si estuviese sopesando las opciones.
-¿Crees que es realmente necesario?-una voz en su interior le decía que si, que no fuese tonto y aprovechase la ocasión. Una voz que había escuchado en otras ocasiones y que por norma general solía acallar con facilidad. Solo que ahora le estaba gritando que lo hiciera.
El humano no se encontraba mal, solo estaba un poco cansado por la actividad realizada, algo que veía normal, sobre todo teniendo en cuenta que tampoco es que hiciese ninguna clase de deporte o actividad física fuera de lo que era actuar en el teatro, nada que le supusiera un verdadero esfuerzo.
-Me encuentro bien, no te preocupes
Aunque sabía que aquellas palabras no la iban a tranquilizar. Por alguna razón a Ksenia se la veía intranquila.
Después de un largo silencio en el cual Eph empezó a sentir un poco de frió, haciendo que se estremeciese y la piel se le erizase, la vampira volvió a hablar, esta vez con tono mas serio aún.
Las palabras rebotaron dentro de la cabeza del humano y por alguna extraña razón sintió una ligera punzada de ansiedad en el estomago al pensar en volver a beber de la sangre de la vampira.
Tiempo atrás, de haberle dicho que tendría que alimentarse de sangre la idea le abría repugnado...pero por el contrario ahora era algo que ansiaba. La sangre de Ksenia era completamente adictiva para él y solo pensar en ella...
Controló sus ideas y sus impulsos, para no decir que "si" directamente. Por el contrario miró a su pareja a los ojos y ladeo ligeramente la cabeza como si estuviese sopesando las opciones.
-¿Crees que es realmente necesario?-una voz en su interior le decía que si, que no fuese tonto y aprovechase la ocasión. Una voz que había escuchado en otras ocasiones y que por norma general solía acallar con facilidad. Solo que ahora le estaba gritando que lo hiciera.
Ephraim Eichhorst- Esclavo de Sangre/Clase Media
- Mensajes : 54
Fecha de inscripción : 01/09/2017
Re: Bloody crazy {privado} +18
El alemán tenía razón, por mucho que el dijera que no se preocupara, ella no dejaría de hacerlo. Su ceño fruncido lo decía todo, las cosas no iban bien, la dosis era insuficiente y aunque se hubiese estado demorando todo lo posible o incluso pretendiera habérselo estado negando durante varios meses, las cosas no podían seguir así. Era hora de dar un paso más, a fin de cuentas el camino que habían tomado era uno sin retorno, ya sólo se podía seguir hacia delante con todas sus consecuencias. Se levantó del sofá y, desnuda como estaba, se quedó de pie frente al escritor. Llevó la mano derecha a acariciarle el rostro, resiguiendo la forma de la mandíbula al acercarse al mentón.
-Mal que me pese, sí, lo veo necesario.
Ephraim sabía mejor que nadie lo mucho que aquella situación le pesaba a Ksenia en la conciencia. Como se machaba a diario, se condenaba por haber decidido en su lugar aquella fría noche en que casi le perdió tras haberlo reencontrado. En un impulso le había salvado la vida y al mismo tiempo le había arrebatado su libertad, su poder de decisión. Se inclinó y le besó suavemente en los labios, pasando luego a tomarle de la mano.
-Ven, vamos al baño.
Tiró de él para que se alzara junto a ella y la siguiera al cuarto de aseo donde enseguida puso a llenar la tina. Giró sobre los talones y mientras el nivel del agua iba subiendo, se abrazó al moreno, poniéndose de puntillas a pesar de estarle rodeando por el torso con los brazos. Pegó la oreja a su pecho y se concentró en aquellos latidos que a ella le daban la vida, en el sonido de la respiración foránea, sintiendo su dolor, su dificultad. Voltó la cabeza y pegó la frente en la zona del esternón, besando suavemente con sus fríos belfos la piel cálida de su amado. Quería disfrutarle unos segundos más antes de ofrecerle nuevamente su sangre.
Transcurridos un par de minutos, le soltó y se separó, llevándose la muñeca a la boca. Hincó allí sus afilados colmillos para rasgarse la piel, y aunque no había vuelto a alimentarse, tenía fuerzas suficientes para darle una toma más. Con los cerezos enrojecidos por la sangre, buscó besarle de nuevo, pero en los labios, dejándole el sabor de ésta al cambiar sus carnosidades por el antebrazo. Su mirada estaba oscurecida y le invitaba a tomar de ella.
-Mal que me pese, sí, lo veo necesario.
Ephraim sabía mejor que nadie lo mucho que aquella situación le pesaba a Ksenia en la conciencia. Como se machaba a diario, se condenaba por haber decidido en su lugar aquella fría noche en que casi le perdió tras haberlo reencontrado. En un impulso le había salvado la vida y al mismo tiempo le había arrebatado su libertad, su poder de decisión. Se inclinó y le besó suavemente en los labios, pasando luego a tomarle de la mano.
-Ven, vamos al baño.
Tiró de él para que se alzara junto a ella y la siguiera al cuarto de aseo donde enseguida puso a llenar la tina. Giró sobre los talones y mientras el nivel del agua iba subiendo, se abrazó al moreno, poniéndose de puntillas a pesar de estarle rodeando por el torso con los brazos. Pegó la oreja a su pecho y se concentró en aquellos latidos que a ella le daban la vida, en el sonido de la respiración foránea, sintiendo su dolor, su dificultad. Voltó la cabeza y pegó la frente en la zona del esternón, besando suavemente con sus fríos belfos la piel cálida de su amado. Quería disfrutarle unos segundos más antes de ofrecerle nuevamente su sangre.
Transcurridos un par de minutos, le soltó y se separó, llevándose la muñeca a la boca. Hincó allí sus afilados colmillos para rasgarse la piel, y aunque no había vuelto a alimentarse, tenía fuerzas suficientes para darle una toma más. Con los cerezos enrojecidos por la sangre, buscó besarle de nuevo, pero en los labios, dejándole el sabor de ésta al cambiar sus carnosidades por el antebrazo. Su mirada estaba oscurecida y le invitaba a tomar de ella.
Ksenia Vasil- Vampiro Clase Media
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