El choque de los ángeles || Privado

por **Julyne/Sebak Worthing** Miér Sep 20, 2017 11:36 pm

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Inesperada

El toque de un angel

Ambos hermanos se levantaron muy temprano, cada uno por su lado. La pequeña y bella Perra Worthing, llevaba algo de prisa y el traje que la acompañada era en un tono blanco, una falda de tubo largo con una blusa azul oscura que sobre ella tenía una chaleco blanco. Su cabello lo habían arreglado sus doncellas atándolas en trenzas hasta recogerlo sobre su cabeza para que su sombrero pudiera quedar hermoso y elegante, al mínimo error Worthing castigaba severamente a quien lo cometía.

Mientras desayunaban su hermano lo apareció por la puerta con unas pintas tan desagradables como eran de esperarse, quiso besar a su pequeña hermana pero esta con una mirada mientras tomaba el té para luego sermonearle a su hermano y con una mano alzada golpeó el rostro de su hermano hasta que sus uñas lastimaron la mejilla de su hermano. Con furia se levantó arrojándole la comida al rostro mientras veía a su hermano reírse por la actitud que tomaba. Salió de su mansión azotando la puerta tras de si, pero al salir cruzó la mirada con una mujer que tenía un aire extraño. Esta le sonrió ampliamente haciéndole camino para que Worthing llegara a su carruaje.

Su primera parada fue en el banco de la ciudad, luego de revisar sus finanzas, se movió hacia los campos, a su hacienda para ver cómo estaban los cultivos, luego fue al viñedo, a la oficina de los navios en el puerto donde se quedó más tiempo hasta casi la hora del almuerzo que regresó a su hogar. Su hermano estaba encerrado en su habitación durmiendo, y para sorpresa de Worthing, estaba aquella mujer sentada en el jardín de la mansión tomando café. Ante la noticia, Julyne se dirigió a donde estaba la mujer justo cuando atrás de ella estaba su sirvienta trayéndole su té, al sentarse la mirada de las dos mujeres chocaron –Dígame el placer de esta visita, no recuerdo su rostro ni nombre como para que esté aquí esperándome, así que diga ¿Qué asuntos tiene conmigo, señorita desconocida?– suspiró la maldita perra Worthing al tomar la taza de te bebiéndola sin bajar la mirada de aquella mujer.