AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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First Anonymous scorcerers' meeting // Privado - Logan Tisdale
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First Anonymous scorcerers' meeting // Privado - Logan Tisdale
Muchas veces había recibido invitación a través de espectro de cuervo, pero siempre se había limitado a ignorarlas a fingir que, simplemente, no estaban allí. Pero la insistencia y los rumores que llegaban a sus oídos, hicieron que aquella última vez, aceptara asistir. Respondió por el mismo método y avisó a Hastur de su ausencia. El cachorro se solía preocupar cuando desaparecía sin dar explicaciones, cosa que pasa a menudo, así que, por una vez, fue buena con él y le explicó que debía marcharse, aunque por el bien del propio lobo, no le dio más detalles.
Una vez estuvo lista, con una de sus túnicas de algodón vaporosas, abierta por ambos laterales desde la rodilla hasta el tobillo y con unas sandalias de cuero trenzado, emprendió el camino hacia el centro de la ciudad, junto a la logia, donde se iba a celebrar la famosa reunión secreta. Era sigilosa, pero su aspecto llamaba siempre la atención, pues no era habitual ver a muchas mujeres jóvenes con el cabello plateado, llenas de tatuajes y un arete de plata en el septum nasal. Aún así, la bruja ignoraba a todos a su alrededor, o eso era lo que parecía, puesto que en realidad siempre estaba observando, analizando en silencio. Utilizaba todos sus sentidos para descubrir cosas, por no hablar de algunos hechizos y poderes que poseía, aunque en aquella ocasión se bastó con el oído y el olfato, además de mirar de soslayo y disimulo, porque el verde esmeralda de sus ojos tampoco era algo que pasara desapercibido. Desgraciadamente para el aburrimiento de la húngara, aquella noche no se topó con nada ni nadie que llamara su interés, así que al llegar a su destino, se escabulló por el callejón lateral y buscó la entrada secreta, visible únicamente con la ayuda de un breve cántico. -Ne videam te, mi amice.- Pronunció con confianza y un leve modulado de voz expreso. Tras un par de segundos, se vislumbró el oscuro umbral que debía cruzar, cosa que hizo, y al otro lado todo era luz, comida, música y jolgorio. -¿Dónde me he metido?- Se preguntó. Eso no era para nada lo que se esperaba encontrar, ni por su imaginación ni por lo que le habían contando. Alguien el había soltado un montón de patrañas sobre ese encuentro y lo pagaría caro, pero en otro momento. Ya que estaba allí, aprovecharía para estudiar la competencia.
Conocía a muchos de los presentes, pero también había hechiceros a los que no había visto jamás. A pesar de lo poco apropiado de la reunión, empezaba a pensar que había sido una buena idea presentarse. Llevaba un diario mental, algo que al llegar a casa hacía plasmar sobre uno físico al poseer una pluma. Usaba tinta invisible, obviamente, receta propia para que nadie más que ella pudiera leer su contenido llegado el momento de necesidad. Tenía muy buena memoria, pero era mortal y con los años, podía llegar a fallarle algo en la cabeza. Mejor valía prevenir que curar. Así que a eso se dedicó, a tomar nota de las debilidades que pudo apreciar, algunos tenían serios problemas con la bebida, otros excesivo deseo carnal, había un par que se perdían con la comida y una bruja que al son de la música parecía perder la poca cordura que le debía quedar.
Había alguien que encajaba allí tan poco como ella, serio, estirado, con cara de amargado. -¿Quién será ese? No me suena haberlo visto antes. La idea llamaba a la puerta de su despacho mental. Ese hombre no cuadraba en la pintura, estaba fuera de lugar. Todos allí se divertían o al menos lo fingían, todos menos ellos dos. Decidió dejar de atormentarse con estúpidas preguntas y se le acercó, esquivando danzas y conversaciones banales. Se situó a su lado, como si la cosa no hubiese sido expresamente y entonces, con todo el descaro del mundo, le miró de la cabeza a los pies y volvió a ascender. -¿Qué hace un brujo como tú en un lugar como este?-
Una vez estuvo lista, con una de sus túnicas de algodón vaporosas, abierta por ambos laterales desde la rodilla hasta el tobillo y con unas sandalias de cuero trenzado, emprendió el camino hacia el centro de la ciudad, junto a la logia, donde se iba a celebrar la famosa reunión secreta. Era sigilosa, pero su aspecto llamaba siempre la atención, pues no era habitual ver a muchas mujeres jóvenes con el cabello plateado, llenas de tatuajes y un arete de plata en el septum nasal. Aún así, la bruja ignoraba a todos a su alrededor, o eso era lo que parecía, puesto que en realidad siempre estaba observando, analizando en silencio. Utilizaba todos sus sentidos para descubrir cosas, por no hablar de algunos hechizos y poderes que poseía, aunque en aquella ocasión se bastó con el oído y el olfato, además de mirar de soslayo y disimulo, porque el verde esmeralda de sus ojos tampoco era algo que pasara desapercibido. Desgraciadamente para el aburrimiento de la húngara, aquella noche no se topó con nada ni nadie que llamara su interés, así que al llegar a su destino, se escabulló por el callejón lateral y buscó la entrada secreta, visible únicamente con la ayuda de un breve cántico. -Ne videam te, mi amice.- Pronunció con confianza y un leve modulado de voz expreso. Tras un par de segundos, se vislumbró el oscuro umbral que debía cruzar, cosa que hizo, y al otro lado todo era luz, comida, música y jolgorio. -¿Dónde me he metido?- Se preguntó. Eso no era para nada lo que se esperaba encontrar, ni por su imaginación ni por lo que le habían contando. Alguien el había soltado un montón de patrañas sobre ese encuentro y lo pagaría caro, pero en otro momento. Ya que estaba allí, aprovecharía para estudiar la competencia.
Conocía a muchos de los presentes, pero también había hechiceros a los que no había visto jamás. A pesar de lo poco apropiado de la reunión, empezaba a pensar que había sido una buena idea presentarse. Llevaba un diario mental, algo que al llegar a casa hacía plasmar sobre uno físico al poseer una pluma. Usaba tinta invisible, obviamente, receta propia para que nadie más que ella pudiera leer su contenido llegado el momento de necesidad. Tenía muy buena memoria, pero era mortal y con los años, podía llegar a fallarle algo en la cabeza. Mejor valía prevenir que curar. Así que a eso se dedicó, a tomar nota de las debilidades que pudo apreciar, algunos tenían serios problemas con la bebida, otros excesivo deseo carnal, había un par que se perdían con la comida y una bruja que al son de la música parecía perder la poca cordura que le debía quedar.
Había alguien que encajaba allí tan poco como ella, serio, estirado, con cara de amargado. -¿Quién será ese? No me suena haberlo visto antes. La idea llamaba a la puerta de su despacho mental. Ese hombre no cuadraba en la pintura, estaba fuera de lugar. Todos allí se divertían o al menos lo fingían, todos menos ellos dos. Decidió dejar de atormentarse con estúpidas preguntas y se le acercó, esquivando danzas y conversaciones banales. Se situó a su lado, como si la cosa no hubiese sido expresamente y entonces, con todo el descaro del mundo, le miró de la cabeza a los pies y volvió a ascender. -¿Qué hace un brujo como tú en un lugar como este?-
Storm- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 29/09/2017
Re: First Anonymous scorcerers' meeting // Privado - Logan Tisdale
No era nada partidario a asistir a las reuniones, o cónclaves, que se celebraban en algunos meses año tras año, no solía asistir porque no era de mi interés lo que allí se trataba por normalidad y porque además me daban ganas de matar a algunos de los hechiceros que acudían a aquellas reuniones clandestinas, obviamente nada tenía que ver con el “gremio” de los hechiceros –si es que existiera alguno- y difería bastante de lo que cualquier persona pudiera llegar a pensar en algún momento. Lo cierto es que sabía lo que se hacían en aquellas reuniones, fiestas paganas que nada tenían que ver con la magia y era algo así como una oportunidad para juntar a varios hechiceros que supieran de la existencia de dicho lugar y que pudieran hablar sobre magia, hechicería, negocios... pero para mí era una oportunidad para conocer a la competencia si es que alguno podía tildarse de esa esa forma, más que de hacer negocio. Había ido solamente una vez a aquel lugar y no había vuelto a ir más, donde yo pensé que sería algo así como un cónclave de hechiceros proscritos que en su mayoría se especializaban en la magia negra me había encontrado con una “fiesta” donde el baile, la comida, la bebida y la música eran el tema principal de aquella fiesta. Fue ciertamente decepcionante lo que llegué a encontrar y ese había sido el motivo por el que había dejado de asistir a dicho lugar, sin embargo aquella vez cuando la invitación llegó hacía un par de noches para que volviera a acudir, como me mandaban cada vez, no supe bien el motivo que me inclinó a aceptar dicha invitación y a acercarme al lugar donde se reunirían aquella vez. Normalmente cambiaban de lugar cada cierto tiempo para no levantar sospechas y siempre venía la dirección donde se celebraría dicha reunión.
Decidí ir quizás también porque esperaba encontrar algo diferente en aquella fiesta, algo que diera cierta emoción y chispa a la vida que llevaba en París, la búsqueda del Necronomicón estaba dando sus frutos poco a poco y pronto tendría en mi poder aquel libro que había estado buscando durante tantos años y tanto tiempo, por fin podría cometer mi venganza y juraba que esta sería terrible cuando llegara el momento. Quizás fuera que me sentía algo más “animado” para aguantar aquel jolgorio innecesario de aquellas fiestas pero tras anunciar a Fritz, mi mayordomo, que partiría esa noche y que prepara el carruaje me vestí como siempre con ropajes negros y con tonos azul oscuro, una capa negra completó la vestimenta y finalmente salí de la Mansión para subir al carruaje donde me dejaría en la calle estipulada en la invitación. Cuando llegué al lugar y bajé del carruaje le indiqué al cochero que podía retirarse y que no hacía falta que estuviera esperando a que yo regresara aunque algo me decía que no tardaría demasiado en irme de allí. Atravesé los callejones hasta llegar al lugar indicado, como no podía faltar el lugar tenía un sencillo conjuro y solamente se abrirían las puertas y el camino se despejaría pronunciando unas palabras que darían paso al interior de aquel lugar. No hizo falta demasiado para saber que el lugar desprendía cierta magia y que estaba en el lugar indicado, me acerqué hasta aquella pared de ladrillos y parado frente al mismo pronuncié aquellas palabras que me darían el acceso al lugar.
-Ne videam te, mi amice –dije en un tono bajo pero firme y pronto el lugar se hizo visible ante mis ojos dejando así ver el umbral que debía de cruzar para llegar al sitio de la reunión, lo hice adentrándome en la oscuridad y pronto di con lo que era una sala bastante grande e iluminada de forma tenue donde como ya esperaba la música sonaba, la bebida corría por doquier al igual que la comida y la gente bailaba al son de la música. Patético, ni siquiera sabía por qué había vuelto a ir sabiendo de qué iban aquellas reuniones, se suponía que debía de ser algo más oscuro que una simple fiesta que se podía hacer en aquel lugar... sin embargo aproveché para estudiar a la competencia de aquel lugar, a algunos ya los conocía mientras que otros no los había visto para nada. Si me los hubiera cruzado en algún momento de mi vida me acordaría dada la memoria eidética que tenía, lo recordaba absolutamente todo desde una conversación hacía más de diez años hasta una canción, un libro... absolutamente todo. Eso era una gran ventaja en aquel mundo de la magia, sin duda alguna, sin embargo mi decepción fue palpable cuando vi que en vez de estar haciendo cosas “oscuras” era otra fiesta más que celebraban hechiceros que seguramente su reputación era desmedida y desacertada incrementada por ellos mismos... chasqueé la lengua con fastidio apoyando mi espalda contra una de las paredes observando el panorama. Fue cuando sentí una presencia a mi lado a la que no di importancia hasta que dicha mujer separó sus labios para pronunciar aquellas palabras, mis ojos bajaron para observarla con una ceja enarcada y sonreí de forma ladina cuando me repasó por completo y no pude sino hacer un gesto por lo irónico de su pregunta cuando ella misma no parecía demasiado divertida tampoco- Supongo que lo mismo que hace una hechicera como tú aquí: observar a hechiceros que se creen grandiosos celebrar una simple y banal fiesta en vez de hacer cosas más... divertidas –ladeé un poco la cabeza y mis ojos ahora la recorrieron por completo, vestido que se ceñía a su cuerpo con aberturas desde los tobillos hasta mitad de muslo, tatuajes en su piel que contrastaban con la palidez de la misma, ojos turquesa que brillaban bajo las llamas de las velas que iluminaban el lugar y un inusual, pero no menos llamativo, cabello de plata que brillaba con fuerza bajo las llamas- sois toda una rareza sin duda alguna, señorita –sonreí de lado- pero tampoco veo que os molestéis demasiado en taparlo –comenté volviéndola a repasar con mis ojos hasta dejarlos en los suyos- veo que se está divirtiendo también con la fiesta que tienen montada –hice un gesto hacia los demás- y que se lo está pasando tan bien como yo –volví a ironizar para luego chasquear la lengua- deprimente y decepcionante... supongo que su forma de divertirse se resume básicamente a esto, una total y completa lástima –aseguré quedando un poco de lado hacia ella- ¿y vos, qué veníais a encontrar en un lugar como este? ¡Oh, déjeme adivinar! Pensaba encontrar algo así como un cónclave de hechiceros clandestinos que no siguen ni acatan las normas convencionales de la hechicería y se pensaba encontrar algo más... oscuro –sonreí de lado- supongo que vuestra decepción habrá sido tremenda al encontraros con.... esto.
Decidí ir quizás también porque esperaba encontrar algo diferente en aquella fiesta, algo que diera cierta emoción y chispa a la vida que llevaba en París, la búsqueda del Necronomicón estaba dando sus frutos poco a poco y pronto tendría en mi poder aquel libro que había estado buscando durante tantos años y tanto tiempo, por fin podría cometer mi venganza y juraba que esta sería terrible cuando llegara el momento. Quizás fuera que me sentía algo más “animado” para aguantar aquel jolgorio innecesario de aquellas fiestas pero tras anunciar a Fritz, mi mayordomo, que partiría esa noche y que prepara el carruaje me vestí como siempre con ropajes negros y con tonos azul oscuro, una capa negra completó la vestimenta y finalmente salí de la Mansión para subir al carruaje donde me dejaría en la calle estipulada en la invitación. Cuando llegué al lugar y bajé del carruaje le indiqué al cochero que podía retirarse y que no hacía falta que estuviera esperando a que yo regresara aunque algo me decía que no tardaría demasiado en irme de allí. Atravesé los callejones hasta llegar al lugar indicado, como no podía faltar el lugar tenía un sencillo conjuro y solamente se abrirían las puertas y el camino se despejaría pronunciando unas palabras que darían paso al interior de aquel lugar. No hizo falta demasiado para saber que el lugar desprendía cierta magia y que estaba en el lugar indicado, me acerqué hasta aquella pared de ladrillos y parado frente al mismo pronuncié aquellas palabras que me darían el acceso al lugar.
-Ne videam te, mi amice –dije en un tono bajo pero firme y pronto el lugar se hizo visible ante mis ojos dejando así ver el umbral que debía de cruzar para llegar al sitio de la reunión, lo hice adentrándome en la oscuridad y pronto di con lo que era una sala bastante grande e iluminada de forma tenue donde como ya esperaba la música sonaba, la bebida corría por doquier al igual que la comida y la gente bailaba al son de la música. Patético, ni siquiera sabía por qué había vuelto a ir sabiendo de qué iban aquellas reuniones, se suponía que debía de ser algo más oscuro que una simple fiesta que se podía hacer en aquel lugar... sin embargo aproveché para estudiar a la competencia de aquel lugar, a algunos ya los conocía mientras que otros no los había visto para nada. Si me los hubiera cruzado en algún momento de mi vida me acordaría dada la memoria eidética que tenía, lo recordaba absolutamente todo desde una conversación hacía más de diez años hasta una canción, un libro... absolutamente todo. Eso era una gran ventaja en aquel mundo de la magia, sin duda alguna, sin embargo mi decepción fue palpable cuando vi que en vez de estar haciendo cosas “oscuras” era otra fiesta más que celebraban hechiceros que seguramente su reputación era desmedida y desacertada incrementada por ellos mismos... chasqueé la lengua con fastidio apoyando mi espalda contra una de las paredes observando el panorama. Fue cuando sentí una presencia a mi lado a la que no di importancia hasta que dicha mujer separó sus labios para pronunciar aquellas palabras, mis ojos bajaron para observarla con una ceja enarcada y sonreí de forma ladina cuando me repasó por completo y no pude sino hacer un gesto por lo irónico de su pregunta cuando ella misma no parecía demasiado divertida tampoco- Supongo que lo mismo que hace una hechicera como tú aquí: observar a hechiceros que se creen grandiosos celebrar una simple y banal fiesta en vez de hacer cosas más... divertidas –ladeé un poco la cabeza y mis ojos ahora la recorrieron por completo, vestido que se ceñía a su cuerpo con aberturas desde los tobillos hasta mitad de muslo, tatuajes en su piel que contrastaban con la palidez de la misma, ojos turquesa que brillaban bajo las llamas de las velas que iluminaban el lugar y un inusual, pero no menos llamativo, cabello de plata que brillaba con fuerza bajo las llamas- sois toda una rareza sin duda alguna, señorita –sonreí de lado- pero tampoco veo que os molestéis demasiado en taparlo –comenté volviéndola a repasar con mis ojos hasta dejarlos en los suyos- veo que se está divirtiendo también con la fiesta que tienen montada –hice un gesto hacia los demás- y que se lo está pasando tan bien como yo –volví a ironizar para luego chasquear la lengua- deprimente y decepcionante... supongo que su forma de divertirse se resume básicamente a esto, una total y completa lástima –aseguré quedando un poco de lado hacia ella- ¿y vos, qué veníais a encontrar en un lugar como este? ¡Oh, déjeme adivinar! Pensaba encontrar algo así como un cónclave de hechiceros clandestinos que no siguen ni acatan las normas convencionales de la hechicería y se pensaba encontrar algo más... oscuro –sonreí de lado- supongo que vuestra decepción habrá sido tremenda al encontraros con.... esto.
Logan Tisdale- Hechicero/Realeza
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Re: First Anonymous scorcerers' meeting // Privado - Logan Tisdale
Aguardó a la respuesta ajena que llegó enseguida y una risa sin encubrir escapó de los rosados labios de la pálida hechicera. Volvió a observar al hombre que permanecía a su lado, mostrando sus perlados dientes en la sonrisa que quedó ya plasmada en su rostro ante las palabras de desprecio que el brujo espetaba sobre la supuesta reunión. Ella compartía al cien por cien la opinión y bien merecida que era. Antes de poder comunicarle su propio parecer, el joven hizo una apreciación a su aspecto y la húngara decidió hablar al respecto. -¿A caso crees que es fácil ocultar todo esto sin el uso de la magia? Porque tengo mejores cosas que hacer con mi poder. Prefiero llamar la atención, es interesante ver las reacciones de las personas y los que no son personas.- Hizo hincapié en la última palabra, no sólo se refería a los seres sobrenaturales y hechiceros, sino a la gente que carecía de algo llamado, justamente, personalidad, como la mayoría de presentes en aquel festejo que como borregos se movían, sin pensar. Le dejó proseguir con sus críticas, observándole aún, analizando su comportamiento y el tono de las palabras. Storm se había acostumbrado a estudiarlo todo desde pequeña y ya era algo inherente en ella, aun así, no dejó de prestar atención a todo lo que decía aquel hombre al que de nada conocía aún, excepto por el hecho de ambos ser brujos. Volvió a reír, porque había dado en el clavo o al menos se le acercaba en una de las partes expuestas. -Llevo años rechazando las invitaciones, pero sentí la necesidad de asistir a esta por primera vez.- Echó un vistazo a su alrededor y con un gesto de la mano que mostraba cierta desidia al respecto, prosiguió con su contestación. -No esperaba nada bueno de venir aquí, pero desde luego, tampoco me imaginé que esto sería una mala orgía y bacanal.- Se encogió de hombros y negó al comentario sobre la decepción, antes de añadir algo más. -Cuando no esperas nada, la decepción es imposible.-
Volvió echar un vistazo a su alrededor, intentando encontrar el motivo por el que se hallaba junto a la logia aquella noche. ¿Qué la había impulsado a ir hasta allí? Regresó la mirada al hechicero y eso fue lo único que tuvo algo de sentido entre tanta locura, y no precisamente de la que le gustaba a la húngara. -Tiene que ser él. No veo otra posibilidad.- Los verdes ojos de Storm parecieron nublare ligeramente como si intentara leer el alma de ese desconocido, pero no era algo que ella pudiera hacer, sencillamente fue la sensación que pudo ofrecer. -Yo ya he tenido suficiente, ¿y tú?- Fue su manera de invitarle a marcharse juntos, a saber si su intuición había sido acertada, pro para ello debía conocer algo más a ese brujo.
Volvió echar un vistazo a su alrededor, intentando encontrar el motivo por el que se hallaba junto a la logia aquella noche. ¿Qué la había impulsado a ir hasta allí? Regresó la mirada al hechicero y eso fue lo único que tuvo algo de sentido entre tanta locura, y no precisamente de la que le gustaba a la húngara. -Tiene que ser él. No veo otra posibilidad.- Los verdes ojos de Storm parecieron nublare ligeramente como si intentara leer el alma de ese desconocido, pero no era algo que ella pudiera hacer, sencillamente fue la sensación que pudo ofrecer. -Yo ya he tenido suficiente, ¿y tú?- Fue su manera de invitarle a marcharse juntos, a saber si su intuición había sido acertada, pro para ello debía conocer algo más a ese brujo.
Storm- Hechicero Clase Alta
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Re: First Anonymous scorcerers' meeting // Privado - Logan Tisdale
Ni siquiera entendía por qué había decidido ese año acudir a dicha reunión que se celebraba todos los años pero en diferente lugar para no levantar sospechas, la única vez que había asistido había sido un fiasco tan grande y una decepción enorme que decidí no volver de nuevo a pisar aquel lugar... los años habían pasado y había pensado que quizás alguien hubiera en aquel lugar que diera algo de sentido y cordura a sus reuniones, que fueran lo que debían de ser en realidad en vez de una mala fiesta organizada que no tenía nada que ver con lo que realmente éramos: hechiceros, nigromantes en su mayoría que no acataban lo que el gremio de los hechiceros y de la magia decía, nos saltábamos las leyes y las normas, éramos como parias a los ojos de los demás hechiceros y sin embargo cuando nos juntábamos, ¿celebrábamos simples fiestas? Me hastiaban y me asqueaban a partes iguales, hechiceros que se creían seres superiores solamente por recibir invitaciones como aquellas, bebiendo y metiéndole mano a jóvenes como si eso no lo pudieran hacer en cualquier burdel de los que había por la ciudad. Chasqueé la lengua decepcionado de nuevo con lo que encontré, aunque no tanto porque ya sabía lo que me encontraría pero esperaba que alguien pudiera haber arreglado ese desastre... si por mí fuera los hubiera matado a todos y haría una verdadera reunión, una donde la magia negra fuera la principal invitada y se hicieran cosas prohibidas, pero no iba a perder mi tiempo en aquello y tampoco lo necesitaba. Mi prioridad estaba en dicho libro que quería encontrar para saldarme una venganza que se había extendido ya demasiado en el tiempo, así que ese era mi verdadero objetivo y no el arreglar aquella “sociedad” de hechiceros de pacotilla. Sin duda alguna, la joven que tenía a mi lado, era lo único interesante que me había encontrado en aquel lugar, como yo parecía que no encajaba en aquel ambiente mientras veía esa aura que la rodeaba. Ninguno de los allí presentes éramos demasiado diferentes, salvo que algunos éramos unos auténticos cabrones como por ejemplo mi caso, y quizás la noche me deparara mayores sorpresas con la joven de cabello plateado y ese cuerpo cubierto por tatuajes que llamaba aún más la atención.
-Y si no esperabas nada bueno, ¿por qué viniste entonces? –Pregunté apoyándome de lado para quedar frente a ella, decía que no gastaba su magia en ocultar su apariencia y eso era algo que saltaba a la vista, sonreír con cierta diversión por sus palabras y llevé una de mis manos para dejarla sobre la muñeca de la otra y mirar cómo los demás se divertían en aquella fiesta, una que podrían montar en cualquier burdel pero que sin embargo les gustaba mucho más hacerlo de esa forma porque se creían poderosos, un grupo selecto y exclusivo de hechiceros de la ciudad y hacían fiestas como esas- quizás alguien debería de enseñarle cómo es una buena fiesta, vienen aquí y se creen los mejores hechiceros de la ciudad solamente porque reciben una invitación y, en vez de aprovechar eso, montan fiestas que podría hacer cualquiera en un burdel –chasqueé la lengua- a veces me dan ganas de que se enteren de lo que es la magia negra y cómo es una verdadera fiesta, pero luego pienso que es perder demasiado de mi tiempo y que vale demasiado como para siquiera intentarlo –las risas llenaban el lugar y algún que otro hechicero había cogido alguna de las jóvenes para apresarla contra la pared y follársela como si fuera el rey del mundo, una risa salió de mis labios negando con la cabeza- son patéticos –exclamé sin ocultar lo que pensaba y mis ojos volvieron a esos de color aguamarina y sonreír de forma ladina ante su proposición velada en sus palabras- estaba pensando en largarme ahora mismo antes de que el hastío pueda conmigo –hice una seña con mi mano para mostrarle el camino y que saliéramos de allí- las damas primero –dije con una sonrisa ladeada y esperé a que comenzara a andar para seguirla y dejar atrás aquel lugar, el frío de la noche nos recibió de nuevo con miles de posibilidades en esa noche en la que dos hechiceros se habían juntado- creo que no nos hemos presentado, Logan Tisdale señorita... –dejé un espacio para que me dijera su nombre mientras, con esos modales bien inculcados que tenía, cogía su mano y dejaba un beso en sus nudillos para mirarla de forma fija- afirmo con seguridad que usted era sin duda lo más interesante que había ahí dentro, y me pregunto Storm, que nos deparará la noche ahora que hemos abandonado esa fiesta –sonreí con cierta diversión- quién sabe, quizás causemos una gran tormenta en la ciudad y la sacudamos un poco, podríamos dejar que nuestros pasos nos guíen por esta noche y veamos en qué acaba todo con el despuntar del alba –solté su mano con delicadeza y luego miré hacia la calle- ¿te apetece tomar algo para empezar, o prefieres causar algo por el camino? Podemos hacer las dos cosas.
-Y si no esperabas nada bueno, ¿por qué viniste entonces? –Pregunté apoyándome de lado para quedar frente a ella, decía que no gastaba su magia en ocultar su apariencia y eso era algo que saltaba a la vista, sonreír con cierta diversión por sus palabras y llevé una de mis manos para dejarla sobre la muñeca de la otra y mirar cómo los demás se divertían en aquella fiesta, una que podrían montar en cualquier burdel pero que sin embargo les gustaba mucho más hacerlo de esa forma porque se creían poderosos, un grupo selecto y exclusivo de hechiceros de la ciudad y hacían fiestas como esas- quizás alguien debería de enseñarle cómo es una buena fiesta, vienen aquí y se creen los mejores hechiceros de la ciudad solamente porque reciben una invitación y, en vez de aprovechar eso, montan fiestas que podría hacer cualquiera en un burdel –chasqueé la lengua- a veces me dan ganas de que se enteren de lo que es la magia negra y cómo es una verdadera fiesta, pero luego pienso que es perder demasiado de mi tiempo y que vale demasiado como para siquiera intentarlo –las risas llenaban el lugar y algún que otro hechicero había cogido alguna de las jóvenes para apresarla contra la pared y follársela como si fuera el rey del mundo, una risa salió de mis labios negando con la cabeza- son patéticos –exclamé sin ocultar lo que pensaba y mis ojos volvieron a esos de color aguamarina y sonreír de forma ladina ante su proposición velada en sus palabras- estaba pensando en largarme ahora mismo antes de que el hastío pueda conmigo –hice una seña con mi mano para mostrarle el camino y que saliéramos de allí- las damas primero –dije con una sonrisa ladeada y esperé a que comenzara a andar para seguirla y dejar atrás aquel lugar, el frío de la noche nos recibió de nuevo con miles de posibilidades en esa noche en la que dos hechiceros se habían juntado- creo que no nos hemos presentado, Logan Tisdale señorita... –dejé un espacio para que me dijera su nombre mientras, con esos modales bien inculcados que tenía, cogía su mano y dejaba un beso en sus nudillos para mirarla de forma fija- afirmo con seguridad que usted era sin duda lo más interesante que había ahí dentro, y me pregunto Storm, que nos deparará la noche ahora que hemos abandonado esa fiesta –sonreí con cierta diversión- quién sabe, quizás causemos una gran tormenta en la ciudad y la sacudamos un poco, podríamos dejar que nuestros pasos nos guíen por esta noche y veamos en qué acaba todo con el despuntar del alba –solté su mano con delicadeza y luego miré hacia la calle- ¿te apetece tomar algo para empezar, o prefieres causar algo por el camino? Podemos hacer las dos cosas.
Logan Tisdale- Hechicero/Realeza
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