Karma | ID

por **Karma** Lun Oct 16, 2017 9:06 am

DATOS BÁSICOS

▲NOMBRE DEL PERSONAJE▲

• Karma "Fremtiden" (kom Skuldkru)

▲EDAD▲

• 20

▲ESPECIE▲

• Humana - Gitana

▲FACCIÓN A LA QUE PERTENECE▲

-

▲TIPO, CLASE SOCIAL O CARGO▲

• Clase media

▲ORIENTACIÓN SEXUAL▲

• Heterosexual

▲LUGAR DE ORIGEN▲

• Noruega

▲HABILIDADES/PODERES▲

Poderes innatos:

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA

Enigmática. Es la palabra que engloba la mayor parte de su personalidad. Karma es un misterio andante y tal vez es ese su mayor encanto. Es una mujer de pocas palabras, su mirada habla por ella, y descifrarla puede tornarse en el más tentador de los juegos o el más frustrante de los retos. Disfruta del caos, ama encender la chispa y ver el mundo arder a sus pies. Es bastante competitiva, detesta perder, mas conoce bien como medirse. Tiene un carácter dominante y mandón. No está dispuesta a doblegar su voluntad ante ningún mundano, mas como buena servidora, sólo responde al mandato de quien maneja los hilos. Lo que más ansia en la vida es su libertad. Es reflexiva, flemática, calculadora. No es fácil provocarla y rara vez se sale de sus casillas. Es muy segura de sí misma, su ego está bastante inflado y es quizá aquello, su más grande defecto. Es una muy buena mentirosa, mas ha desarrollado un gusto por la verdad cruel, esa que escose en donde cae, como limón sobre la llaga. Es independiente, directa y está convencida de que sólo se necesita a sí misma. Aunque es diestra en la lucha prefiere solucionar sus problemas con astucia antes de la fuerza bruta. Es intuitiva, perspicaz, sagaz. Usualmente su temple es bastante calmo, pero pobre de aquel que desate su ira pues Karma, como la energía cósmica a la que hace referencia su nombre, no conoce de olvido o perdón, sólo retribución.

HISTORIA

“What goes around, comes around”

Karma nació en la puesta de sol de un solsticio de verano, el ocaso del día más largo del año, justo cuando el sol se apagó tras el mar dando paso a la madre de todas las bestias, luna que surcó el manto oscuro del cielo en su máximo esplendor. Dharma, su madre y Vördr, su padre, hacían parte del clan “Fremtiden”, una congregación gitana bendecida por el influjo de Skuld, la Norna o deidad femenina que hila el futuro. Largo tiempo había pasado y vasta descendencia había vivido sin que naciera niño bendecido por el don de su patrona. En casi un siglo, Karma fue la primera en heredarlo; sin embargo, aquello fue un secreto para toda la caravana, por lo menos, hasta que la pequeña tuvo la consciencia suficiente como para dar cuenta de ello por sí misma. Las manifestaciones de sus poderes comenzaron a temprana edad con breves compulsiones de humor en otros individuos, seguidas de pequeños vistazos al futuro, premoniciones que pronto se tornaron en pesadillas, augurios de un porvenir más y más oscuro que noche tras noche le robaron el sueño.

El patrón de los vaticinios siempre llevaba a un mismo suceso: la muerte.

Cuando la niña predijo el inevitable deceso de su propio padre, la madre, atemorizada por el bienestar de su esposo, oró incansable a Hela por piedad. Sus vidas le pertenecían a la diosa del Hel, habían aprendido a luchar por el cruel contexto en el que vivían mas no eran guerreros, no como los vikingos, mucho menos nobles, sólo una familia de gitanos en dominios de dioses nórdicos y, ya que su segunda existencia estaba condenada al abismo por la eternidad, rogó sin consuelo porque la primera se prolongase, por lo menos, hasta la vejez. Nadie se atrevía a rezar sin ofrendar algo a cambio, así que la mujer ofreció a la diosa dones de todo cuanto poseía desde libaciones, joyas y armas hasta el sacrificio de alguno que otro animal.

Nada de lo ofrendado pareció satisfacer los deseos la diosa pues, prontamente, la salud de Vördr decayó, postrándolo en una cama, débil y presa de terribles dolores que le consumían desde el interior. En un acto desesperado, la mujer ofreció su propia vida, pero aquello no fue suficiente, su amado continuaba al borde de la muerte y ella, cediendo a locura ante la idea de tan terrible perdida, resignada, ofreció lo último que le restaba: la vida de su hija, la pequeña Karma, una existencia más valiosa por el don que poseía. Repentinamente la salud de Vrödr comenzó a mejorar, Hela había aceptado su oferta al fin, pero…

¿A qué precio?

Desde entonces Karma se abstrajo en su propio mundo. De extrovertida y risueña pasó a ser una infanta tímida y callada. Mientras los demás niños jugaban en el campo, ella permanecía en un rincón, observando el mundo de lejos, hablándole al aire, a una compañía que aseguraba estaba allí con ella, pero nadie más podía ver. Su madre, temiendo las consecuencias de lo que había hecho, excusó el comportamiento en la edad de la niña, mas cuando la pequeña creció y tal conducta continuó arraigada en ella logrando que todos en la caravana le rechazaran, tachándole de loca, fue que Dharma entendió realmente lo que había hecho.

Poco sabía la progenitora, pues la compañía incorpórea a la que se dirigía la pequeña no era nada más ni nada menos que la misma Hela, guiándola para convertirse en su próxima recolectora en tierra.

Karma alcanzó la mayoría de edad, solitaria, independiente y diestra en la lucha, pero cuando llegó la hora de retribuir lo que la diosa demandaba de ella, no fue capaz de realizar la tarea. No era ninguna asesina, no podía ir por el mundo reclamando vidas que no le pertenecían. Enfurecida ante la negativa de la jovencilla, Hela tomó la vida de su madre. Obstinada, la castaña continuó negándose y la diosa prosiguió llevándose a su padre, amenazando con arrasar con la caravana entera de no ceder a su mandato. Cargando con la culpa de su oposición, siendo la culpable de la muerte de sus padres, no deseaba llevar a cuestas también recriminación eterna por el exterminio de su gente y finalmente dimitió a la orden divina.

Grande fue su sorpresa, cuando Hela, al presenciar su desgracia en el cumplimiento de la tarea, le ofreció una alternativa. Diosa y mortal jugarían al gato y al ratón, un macabro juego de vida o muerte en el que sólo una de ellas podría ganar. La reina del Hel seguiría tomando vidas como le era costumbre y, como consecuente del deseo de la gitana, ella debía hacer el intento de salvarlas.

Cien vidas en dos años, ese es el trato. Si Karma gana, obtiene entonces su libertad, de lo contrario, la diosa será dueña no sólo de su vida, sino la vida de sus hijos, los hijos de sus hijos y así sucesivamente, por toda la eternidad.

Por supuesto, Hela no está dispuesta a perder.

DATOS EXTRA

• Habla romaní
• Es diestra con el arco y flechas

por **Administración** Lun Oct 16, 2017 1:08 pm

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