Redemption (Cailen)

por **Diodore Pomeroy** Jue Oct 19, 2017 12:05 am

Redemption

¿Había sido sólo un mal sueño? Se preguntaba así mismo, no queriendo aceptar la realidad, intentar negar lo ocurrido era mucho más fácil. Echarle la culpa al alcohol y usar eso como chivo expiatorio para sus culpas también se había vuelto costumbre, al menos de esa manera podía conciliar el sueño. Si, porqué aunque hubiese pasado un mes desde su encuentro con Cailen, los recuerdos eran vividos y detallados, no podía decir que el alcohol le había nublado la mente, pues podía revivir en su mente todo lo ocurrido hasta que había quedado dormido. Cuando había despertado al día siguiente Cailen ya no estaba y Diodore agradecía que el chico se hubiese ido, pues no tenía idea de que habría pasado si despertaba y él seguía ahí.

No tenía idea de que hablaría con él si lo volvía a ver, por eso había evitado salir de la capilla o del orfanato, se había enfrascado en las labores de la iglesia, arrodillándose frente al altísimo con más fervor que nunca. ¡Inclusive las monjas lo habían notado¡ “Padre Dio, se nota más devoto y entregado” las había escuchado a hablar y la culpa se lo había carcomido por dentro ¿Qué pasaría si supieran la razón de su devoción?.

Tenía que encontrar perdón en el altísimo por los pecados cometidos.

Aquella mañana no había podido evitar el viaje al albergue, la madre superiora le había pedido el favor directamente, una de las monjas encargadas había caído enferma con fiebre desde hacía varios días y necesitaban una mano extra para ayudar a repartir comida en el albergue. Diodore había llegado desde temprano con otras dos monjas y habían comenzado a revolver calderos con sopas y estofados, mientras la gente llegaba buscando algo para desayunar.

Entonces fue cuando lo vio. Por unos instantes creyó que el cerebro le hacía una mala jugada, parpadeó y la visión no se fue, pues ahí estaba Cailen entre los comensales. ¿Lo había ido a buscar exclusivamente a él? Se preguntó sosteniendo el cucharón en el aire manchandose la sotana sin darse cuenta.

- ¡Padre tenga cuidado! - Exclamó la Monja, quien lo sacó de su ensimismamiento.

Por supuesto que Cailen no había ido a verle, seguramente había ido por una taza de sopa, se obligó a pensar mientras intentaba limpiarse la sotana con expresión nerviosa.