La sangre más espesa que el agua || D´Aramitz

por **Iris D'Aramitz** Dom Oct 29, 2017 8:38 pm

El silencio de la noche en el momento preciso se rompe para dar paso a unos estruendosos gritos de batalla que se traducen en peticiones y jadeos, una sonrisa afloró en los labios rojos de aquella víbora que aparecía de la cocina con un cuchillo en mano y una manzana a la cual cortaba y sus dientes reptaban por devorar, el aliento a la nueva batalla. Tan temprando en la mañana y la casa donde siseaba aquella víbora estaba en calma, al menos hasta que comenzó contar de diez hacia el cero, justo cuando sus labios rojos y la manzana entre ellos era devorado, el caos comenzó a escucharse, salió de la cocina con el cuchillo en mano mirando a cada uno de sus “hermanos” y a sus “padres” a los cuales solo con una sonrisa venenosa saludo en ese momento.

Los dos hermanos mayores la observaron y con la mirada fue regañada antes de soltar su tan mordaz comentario sobre los gritos de sus supuestos padre y madre luego de una gresca entre los dos tan íntima. Alzó las manos sentándose en su puesto, había doce sillas alrededor de la mesa y ella tomaba la suya con su número acorde a la edad y al momento en que fueron introducidos a la familia. Fue entonces que observó a todos, y vio la última silla, entonces enarcó la ceja mirando a sus padres de extremo a extremo –¿A quién esperamos, el candidato a prometido de Gigi o a la candidata prometida de Xavier? Quien nos honrara con su visita esta mañana. Quizás sean los tíos que quieran otro prestamos de nuestros ilustres padres– la menor de las flores D´Aramitz se sienta junto a ella observando el periódico, y sus ojos se clavan en los de sus dos hermanos mayores a los que se les ríe –Es mejor que se casen pronto, o la pequeña Miel llegará a los cuarenta sin poder casarse, ya que los mayores deben contraer nupcias primero, a menos claro que quieran fortalecer los lazo fraternos que nos une y entonces cualquiera podría casarse– comenzó a reírse acompañada del regaño de su madre y de su hermana mayor.

Justo cuando los sirvientes traían el desayuno especial para cada uno, con gus gustos y delicadeces de comida.

por **Miel D'Aramitz** Dom Oct 29, 2017 10:20 pm

En la mansión D´Aramitz, nadie pudo dormir en toda la noche, y no era porque se tuviera algún problema o algo nos encontrásemos en medio de alguna futura batalla, al contrario la razón de que ninguno de los vástagos D´Aramitz pueda dormir se debía precisamente a los padres y ejemplos a seguir de la familia. Lusian y Régine D´Aramitz, cuyo encuentro, duelo o batalla nos mantuvo a todos con los ojos abiertos tratando de evitar escuchar el fuerte escándalo que hacían.

Con cara de somnolientos todos bajamos a desayunar, pero la primera en estar de pie era aquella víbora de Iris que disfrutaba tan fresca una manzana roja, tal como homónimo le hacía a su nombre, era la serpiente de la discordia. Nos sentamos a desayunar en silencio y con cara más de sueño que de hambre, entre tanto mientras los comentarios mordaces de Iris no se hicieron esperar, el mayordomo de la familia nos trajo a cada uno nuestros diarios matutinos, a Nuestros padres, a Xavier y a Georgiana. Desiree leía un libro, Gwen tenía una cara de pocos amigos y estaba más afilando un ¿cuchillo?, Vivianne aun no aparecía, así que debía estar o muy dormida o no durmió en casa; y a mi me dieron el diario también, pero Iris comenzó con su veneno que a todos nos enmudeció.

Tosí pasando la página del periódico –Un poco de lectura no te haría daño, al contrario de culturizaría y dejarías de ser tan inculta, además ¿crees que alguien entraría a esta familia? No están tan locos o desesperados como nosotros, así que a quien esperemos seguro es algún familia que necesita ayuda o quizás sea su eminencia ¿no les gustaría a todos ustedes?– cerré el periódico cuando nos trajeron la comida y una carta llego a las manos de nuestra adorada Madre.

Todos guardamos silencio.

por **Georgiana D'Aramitz** Lun Nov 20, 2017 4:07 pm

Vestido:

Extrañamente su sueño fue profundo, descanso sin interrupción alguna. Su despertar fue tranquilo, se dio el lujo de tomar un baño, inclusive, se tomó mucho más tiempo de que acostumbraba en arreglarse. El cabello completamente recogido, escogiendo un vestido sencillo de manta bordada con un chal a juego que le cubría los hombros. Se miró una última vez al espejo en busca de aquello que no encontró; a excepción de algunos rasguños que aún no tenia, físicamente era idéntica a antes de irse, pero ella siguió sin reconocerse.

En el desayuno Georgiana miro con desaprobación a Iris, antes de centrarse en el platito que acababan de poner frente a ella. Llevaba apenas un día en casa desde que había regresado de Rusia y eran aquellos momentos en los que deseaba maldecir, sin hacerlo pues su excelente educación no se lo permitía, el no haberse casado con el primer hombre que se le había declarado recordando que Xavier lo había llamado “vicario idiota” antes de mandarlo a volar junto a su petición de matrimonio. Se habría conformado con el segundo, Geoffrey, que era muy atractivo pero un jugador empedernido y un bebedor infatigable, algunos meses después murió en un garito de juego, entonces sería viuda y no tendría que vivir en aquella casa llena de escándalos y altibajos pues nadie se mete con las viudas. Solo que su madre se había encargado personalmente de alejar a Geoffrey. De alguna forma todos habían sido rechazados, algunos incluso antes de terminar la propuesta, por su padre, su madre y su hermano e incluso ella misma habría declinado de no haberlo hecho ellos.

Fue en medio de ese monologo mental, mientras intentaba disfrutar de su desayuno, cuando escucho a Iris decir “el candidato a prometido de Gigi” provocando que la mal mirara por el pesado y desagradable comentario. Estuvo a punto de suspirar pero se negó a darles ese gusto, simplemente se dio nuevamente la razón que al ser viuda al menos la respetarían.

–Sabes Iris– la mayor de las hermanas dejo sus cubiertos tomando la tetera sirviéndose un poco de té –Te preocupa demasiado el estado civil de Xavier y el mío, te agradezco, pero si yo fuera tu me preocuparía un poquito mas por mi misma. Madre aun esquiva a las debutantes, solteronas e incluso viudas que desean desposar a Xavier. En su momento tuve algunos candidatos para estar comprometida, pero ya todos sabemos que me quedare a vestir santos– Georgiana bebió de su taza alzando un dedo para que no la interrumpiera –Sin embargo desde que fuiste presentada, en la temporada de hace un año, nadie a hecho una sola propuesta hacia ti hermana. Ni siquiera los derrochadores que requieren una dote como el tuyo o algún caballero de edad avanzada con quien pases sus utimos dias– por primera ves no se había quedado callada, dijo aquello que deseaba sin perder el decoro en sus palabras y aunque no siguiera adecuadamente el protocolo de modales de la exigente sociedad francesa –Creo que madre debería advertir tu futuro– Estaba en su casa nadie se enteraría de que acababa de aventarle su propio veneno a Iris en la cara.

–Gracias por el desayuno– dicho esto se levanto de la mesa y dejando la servilleta sobre el plato de su desayuno se dispuso a salir en dirección a la biblioteca.

Georgiana se preguntó ¿Hasta cuándo su cuerpo desliara por completo la sangre de Ignatius? Aquellos arranques y desasosiegos eran un verdadero problema.

por **Gwendolyn D'Aramitz** Mar Nov 21, 2017 12:20 pm

Cazar, matar, regaños, todo era parte del día a día de Gwen quien solo cerraba los ojos inmutándose poco en las palabras de sus superiores por las acciones o faltas cometidas durante los entrenamientos o cacerías cortas. Un suspiro pesado salió de los labios de la doncella al regresar a su hogar luego de una noche tan intensa, estaba hambrienta, con sed y en unas condiciones deplorables pero más que nada cubierta de sudor y sangre seca que como huella quedaba en su cuello fino. La noche anterior había sido la cacería más corta de su vida, aunque claro ella no fue precisamente para ayudar a sus compañeros pues en otra faenas se hallaba.

Su hogar no era real, lo sabía, Gwen sabía a la perfección su postura en aquella casa, pues no era más que una recogida, adoptada o como muchos dentro de la inquisición comenzaban a asegurar, una bastarda de la familia D´Aramitz; poco caso hacia a esos comentarios, más estaba agradecida con aquellas dos personas por haberle brindado a Gwen un lugar donde vivir, porque a estas alturas estaría en algún prostíbulo o tienda ilegal de opio, para luego revolcarse en alguna esquina momentos en que sufre sus ataques pero gracias a ellos al menos tenía un lugar decente el cual podre destruir en aquellos arrebatos.

—Huelo, asqueroso. Maldito cerdo infeliz todavía que le digo que no lo haga encima de mí va y se termina. Son unos estúpidos maricas sin narices. Ahora necesitaré un baño y algo de perfume de mamá para quitarme la pestilencia de su muerte— el tono de su voz era fuerte y amenzante. Sentandose al comedor sin importarle las malas caras de los demas. ni que fuera la unica que se presentaba a desayunar en aquel estado

Su hermana entro en ese momento quitándose el mandil, los guantes y acomodándose los lentes , al asomarse por la puesta solto un "¿Que?" sus padres,esos que no lo son de verdad, se estaban montando una “buena faena” como decía su gemela, esta le extendio un fresquito –Tu medicamento, lo modifique un poco –explique sin apartar la mirada de mirada de los jefes de familia –Es un poco mas fuerte Gwendolyn, así que no abuses –previene. Enarca una ceja mirando a sus padres sin sentir vergüenza alguna.

por **Désirée D'Aramitz** Mar Ene 02, 2018 11:04 pm

Era de mañana y entonces toda la mansión D´Aramitz estaba en medio de un caos para ese entonces. Apareció en ese momento por la puerta de entrada la joven beata y dulce de la familia, sus vestiduras la cubren de pies a cabeza, un vestido largo con mangas largas y un cuello tan cerrado que apenas y puede verse algo de piel, y todo eso cubierto con una gran capa espesa en color negro.

Ante la recién llegada, el mayordomo de la familia fue el primero en recibirla hasta retirarle la capa indicándole que el desayuno la esperaba, y como buena hija de Dios, asintió con la cabeza, pero antes subió a su habitación cambiando sus vestidos por otro de la misma longitud pero era algo más colorido, con flores. En su mano llevaba como una pulsera un rosario de perlas blancas así como en su cuello. Al llegar y tomar su asiento miró a sus hermanas, –Georgiana, no deberías gastar tus palabras con alguien como nuestra hermana Iris, ni dentro de la inquisición obedece ordenes, ¿Crees que algo cambiará?– sacudió la servilleta colocándola sobre sus piernas –Pequeña Miel, no deberías decir eso, tu eres parte de esta familia, y si no estoy mal, lo que a todos nos falta es dejar más los placeres de la vida y entregarnos más al placer de la divinidad que nos entrega nuestro señor Dios, es más, su ejemplo es lo que deberían seguir muchas de ustedes– colocó las manos agradeciendo los alimentos para ese momento, esperando a sus padres, y al resto de su familia.

Agradeció la comida mirando a sus hermanas, sobre todo a la pequeña con la que estaba algo cerca, y a la que ayudó a colocar la servilleta correctamente sobre las piernas.

por **Xavier D'Aramitz** Lun Ene 08, 2018 11:55 pm

Momento perfecto en el que bajo la santa seña regresaba a su hogar, o lo que más se asemeja a ello; por un momento de descanso y calma pero en vez de ello sabe que no lo tendrá que verá a sus hermanas metidas en su habitación tratando de molestarlo; suspira con fuerza al entrar por la puerta y de la nada la menor de la casa D'Aramitz gritando y agitando la mano del recién llegado

—Iris por favor, estoy cansado y quiero tomar un baño, además tengo que hablar con nuestro padre sobre unos informes dela inquisición, si sabes dímelo y si no piérdete en un pozo—

La lengua viperina de su hermana le convence al indicarle que sabe dónde podrá encontrar al hombre, señor y cabeza de la gran y peculiar familia. La sigue al lugar de trabajo de su madre con algo de curiosidad y un poco de desconfianza de su hermana, no confía en ella por su condición de traidora al ser una serpiente venenosa, pero aun así con la cautela que le caracteriza la sigue hasta llegar al encuentro con sus otras hermanas y sus dos padres en medio de la mesa en un momento un poco íntimo.

—Padre, madre, disculpen, pero. Padre podríamos hablar—

Se acerca a sus “padres adoptivos” y de su maleta de viaje saca unas notas que le han enviado la inquisición, desvía la mirada a sus hermanas de manera severa

—Es mejor que salgan, lo que se va a hablar es privado, además no sean irrespestuosas con la intimidad de nuestros padres, si quieren hacerlo en cualquier rincón pueden hacerlo incluso en el jardín a plena luz del día, no seas tan urgidas, si quieren follar como animales vayan a un burdel tengan respeto por sus padres, y Désirée, te recomiendo que salgas ahora o de lo contrario te enviaré a azotar—

Se acerca a sus padres con tanta naturalidad, sin tomarle importancia a lo que están haciendo sobre el escritorio, de pie frente a los dos mirando a su padre

—Parece que hay algunas fallas en la inquisición y temen que esas fallas lleguen a la hermandad, su eminencia me ha enviado una carta para usted padre y estas notas para ver si trabajamos en un plan de seguridad para ello, ya sabe usted que por el otro lado lo tengo cubierto pero por este aun me falta y requiero de su experiencia—

Mantiene un bolígrafo en mano para anotar lo que su padre tenga que decirle, evita el contacto visual con su madre para darle al menos algo de aquel respeto que mencionó momentos atrás. Da la espalda a sus hermanas que solo se mofan de él en risa y burlas obscenas que prefiere ignorarlas por completo.

por **Réjane D´Aramitz** Dom Feb 11, 2018 11:02 pm

la familia d aramitz estaba reunida para ese momento mi querido esposo esta junto a mi sobre el suelo con la habitacion destruida hasta la ventana con sus vidrios todos partidos ¿como mierdas ha pasado eso? niego lento al pararme y veo el cuerpo de lusian mi amargado esposo lo pateo - lusian levanta tu trasero ya - la garganta me duele y toso para aclarar la voz

lusian no se despierta solo apenas y se mueve agarrando sus huevos que se los pateo - lusian maldita sea levanta tu asqueroso trasero y date un baño que tenemos que bajar a desayunar - camino hasta la mesilla de mi lado de la cama y tomo las cartas hasta que la fin lo veo levantar su sucio cuerpo del suelo .

sus manos me tocan me manosean completamente y muerde mi cuello y da una palmada en mi trasero queriendo más de lo que tuvimos hasta la madrugada, hasta el amanecer lo empujo con una bofetada -lusian recuerdas quien venía hoy a nuestra casa espero que no lo hayas olvidado o me enojare - mi uña la rozo sobre su pecho abriendo la piel del zorro maldito infeliz e infiel de mi esposo pero no acaba ahi nuestra pelea continua hasta que nuestros hijos llegan a casa su aroma inunda a todo nuestra maldito hogar un hogar dulce hogar todo bendito a los ojos de dios y de la sociedad

nuestro sexo llega hasta los oidos de los pequeños bastardos que hemos recogido y cuando estamos listos bajamos a la mesa con el vestido negro lleno de cuentas que adora toda ave con unas plumas de pavo real en la falda y las uñas de cuervo de anillo. El cabello en alto y miro a mis adorables hijos en sus puestos - mis pequeños engendros es un orgullo de su madre, si, mi pequeña, de su zorra madre, el poder tenerlos aquí el dia de hoy sobre todo con los nuevos acontecimientos que nos atañen - sonrio y toco la silla de mi asiento aguardanod a que baje el infeliz de mi flamante esposo

por **Vivianne D´Aramitz** Dom Feb 11, 2018 11:55 pm

-no sabia que habria un desayuno con toda la familia es con invitacion o puede entrar cualquier persona - en la casa todos estaban casi en sus asientos cada uno de mi shermanos incluso aquella a la que mi querido hermano molesta mas la pequeña miel tomo mi asiento a la mesa viendo a mis hermano - no se preocupen no tengo mucho que decir en mi informe de este mes es muy poco comparado al resto de ustedes son pocas mis resultados y todos terminan iguales, todos muertos y devorados - limpio mis labios dando gracia spor la cena que se ha servido la anoche anterior.

la llega de nuestra querida matriarca es la más esplendida de todas solo aplaudo a la actitud de nuestra madre - puedo preguntar donde esta el patriarca de esta bella familia, nuestro querido padre - tomo la copa del jugo de naranja que nos han servido agradeciendo a nuestros sirvientes por su gran apoyo, retiro la copa del juego de miel tomandola tambien viendo su cara sin emocion

veo el puesot que han dispuesto de mas y alzo la ceja apuntando con el cuchillo qu se eleva con mi magia direco al asiento vacio - no eramos solo la familia d aramitz la que desayunaría o acaso estamos esperando a alguien mas - miro alrededor de nuestra madre que tiene una mirada y una sonrisa de satisfaccion de quien oculta algo importante - entonces madre querida dinos a quien esperamos y por que se nos ha citado a todos hasta esta hora de la madrugada ya es muy dificil llegar a casa puntual como para tener que madrugar a las ocho de la mañana pero por la urgencia debe ser algo muy imprtante sera que al fin nuestro hermano esta a punto de morir y sera georgiana la que asuma todo el poder de la familia - sonrio alzando la copa de jugo a nombre mi adorada hermana mayor tan apretada y virginal como santurrona

por **Gwendolyn D'Aramitz** Jue Feb 22, 2018 10:02 pm

Cazar, matar, regaños, todo era parte del día a día de Gwen quien solo cerraba los ojos inmutándose poco en las palabras de sus superiores por las acciones o faltas cometidas durante los entrenamientos o cacerías cortas. Un suspiro pesado salió de los labios de la doncella al regresar a su hogar luego de una noche tan intensa, estaba hambrienta, con sed y en unas condiciones deplorables pero más que nada cubierta de sudor y sangre seca que como huella quedaba en su cuello fino. La noche anterior había sido la cacería más corta de su vida, aunque claro ella no fue precisamente para ayudar a sus compañeros pues en otra faenas se hallaba.

Su hogar no era real, lo sabía, Gwen sabía a la perfección su postura en aquella casa, pues no era más que una recogida, adoptada o como muchos dentro de la inquisición comenzaban a asegurar, una bastarda de la familia D´Aramitz; poco caso hacia a esos comentarios, más estaba agradecida con aquellas dos personas por haberle brindado a Gwen un lugar donde vivir, porque a estas alturas estaría en algún prostíbulo o tienda ilegal de opio, para luego revolcarse en alguna esquina momentos en que sufre sus ataques pero gracias a ellos al menos tenía un lugar decente el cual podre destruir en aquellos arrebatos.

—Huelo, asqueroso. Maldito cerdo infeliz todavía que le digo que no lo haga encima de mí va y se termina. Son unos estúpidos maricas sin narices. Ahora necesitaré un baño y algo de perfume de mamá para quitarme la pestilencia de su muerte— el tono de su voz era fuerte y amenzante. Sentándose al comedor sin importarle las malas caras de los demas. ni que fuera la única que se presentaba a desayunar en aquel estado

Todas sus hermanas y su hermano ingresaron en aquel momento, mirando a Gwen con unos ojos severos por su actitud descomplicada, más que nada por sus pies sobre la silla sentada de una manera poco educada para una señorita de sociedad. Tomó un pedazo pan devorándolo cuando su madre descendió con aquel aire de madre y superior. [/color]

por **Lusian D'Aramitz** Jue Feb 22, 2018 10:30 pm

Solo una sonrisa es lo que muestra al oír las palabras de protesta de quien ha comprado como esposa, una mujer a la que usa a su antojo y deseo en el momento que él lo requiera por ello sus insultos, sus golpes y hasta sus palabras de furia solo lo excitan tanto como para sonreírle y besar aquellos labios hasta el punto de devorarlos.

Sabe cómo le gusta a la mujer, aunque su boca lo niegue su cuerpo no y es por eso que es contra él que da sus ataques, sus dedos acarician los pezones, sus caderas mientras sus labios devoran su cuello y espalda, lentamente descienden los dedos hasta encontrarse en aquella abertura que tanto ansia, y a la que sin esperar o sin dudar se adentra de lleno empujando sus dedos con fuerza y vehemencia —Tu cuerpo me dice que si, calla y solo resiste con tu cuerpo que eso es lo único que me excita— introduce con más fuerza en el interior de su esposa jugando con su botón y con su intimidad sin tapujo alguno, dejando pequeños insultos a su oído justo cuando la puerta se abre y de reojo alcanza a ver a una de las bastardas que adopto por conveniencia.

Una enorme olla de presión se estaba llenando hasta el punto de explotar incluso se podía oir los pitazos que estaban dando en el momento justo y preciso de ebullición así que la calma pronto desaparecería. Miro a la mujer debajo de él, apretó los dientes y solo soltó un suspiro empujando sus caderas más contra ella, cada palabra que recibía de los entrometidos espectadores provocaba en él una ira que su pelvis era quien trataba de remediar contra el cuerpo de su tan amada esposa, nótese el sarcasmo.

Soltó las caderas de su mujer mostrándose ante los ojos curiosos de todos sus hijos escuchando a su orgullo hablar de aquella forma, tan seguro, tan firme y con una convicción única y propia del apellido D'Aramitz, a diferencia de las otras, que también tenían lo suyo y enorgullecía a sus padres, pero nadie como aquel que daba el informe. Miró a sus hijas con una mirada fulminante en el momento que tomaba las notas que le habían enviado con su hijo —¿Acaso sus padres no pueden follar tranquilos en nuestra casa? Les recuerdo pequeños engendros, bastardos que esta es mi casa y por lo tanto puedo follar y comerme a su madre en el lugar que quiera, al a hora que quiera y como se me de la gana y si alguien tiene duda que venga y vea como uso mi enorme serpiente para humedecer a su madre hasta que pierda la garganta— mira a la que está rezando y persignándose como toda una santa beata soltando una carcajada llena de ironía dejó en aquel momento al bajar por las escaleras acomodándose el trabajo llegando a tomar asiento a la cabeza del comedor tomando asiento justo al mismo tiempo que su esposa a la que tomó la mano besando el dorso en aquella pugna entre sus manos.

—Desayunemos en paz, y Gwendolyn baja las patas, aprende a sentarte como una señorita, Vivianne, te recuerdo que es mejor tener la boca cerrada igual que las piernas si no quieres terminar como unz zorra preñada sin valor, Desiree deja tu canto beato por otro momento, y donde están las otras, Miel ver por ellas— miró segundo hombre de los D´aramitz riendose

por **Iris D'Aramitz** Sáb Mar 17, 2018 11:12 pm

El siseo de la serpiente se hace más evidente por la pronta humillación que ha recibido por parte de su madre y hermanas, las ignora por el momento dirigiendo su veneno hacia la última adquisición de la familia. Sus ojos se achican observando a esa pequeña mocosa siseándole la lengua como una víbora de verdad, quizás por las palabras que la enana ha pronunciado en su contra. La cara de desagrado que mostró no se igualaba a las que ocasionalmente colocaba contra su hermano, pero no se dejaría ganar por aquella mocosa maleducada y el séquito de sus hermanas y madre. Sonrió como si aceptara la orden de su “progenitora” pero de manera sarcástica esa sonrisa de vuelve al agitar los cabellos de la pequeña y última adquisición de la familia.

Miró a la causante del embrollo rodándole los ojos–¡Qué asco! Deberías tener más cuidado, además creo que quien ensucia debería limpiar, no otras, porque no es mi culpa aquello que digamos nuestra hermana lleva consigo– murmura como si realmente fuera una conversación casual, sin mostrar su ira que la come por dentro, mira a su “madre” que le ha dado la orden negándose, ella no lo haría aun cuando su madre la obligara nadie la obligaría a tal humillación –Lo siento pero no voy a limpiar el desastre de que otra causa, tengo otras cosas que hacer como limpiar desastres de otra gente y mis propios asuntos ¿Acaso no hay empleados que hagan eso? y si no, se contrata otros hombres– sonrió a las dos clavando su sarcasmo en su hermana referencia a aquellas nauseas –Tengo hambre así que iré a comer, además si quieren que yo limpie otro desastre más de la familia entonces que al menos en esta ocasión ayuden todos los hermanos D´Aramitz, desde la que entro aquí hasta la última de nosotros ¿No es justo eso madre?– enarcó una ceja mirándola sobre el hombro al subir estar cerca de la puerta dándole la espalda a todas ellas.

Molesta es poco para describir su humor en ese momento y con quien se desquitaría sería la pequeña D´Aramitz.

por **Désirée D'Aramitz** Dom Abr 08, 2018 10:34 pm

Rezando en silencio con los ojos cerrados agradeciendo por las delicias que iba a recibir aquella mañana, con las manos sobre la mesa junto a sus adoptivos padres se encontraban de aquella manera algo molestos y también de forma sarcástica, miró de nuevo a la hermana menor no se lo permitía. No tuvo más salida que solo ignorar los comentarios recordando varios pasajes de la biblia así como de algunos de los libros que había leído. Sistemas de defensa de armas entre otros que solo murmuraba deseando que todo acabara.

Nervios era poco lo que sentía, y solo rezaba porque la menor de todas, la última integrante de la familia no apareciera y viera tal espectáculo pero cuando cruzó por la puerta simplemente quedó muda escuchando cada uno de los gemidos de su madre y padre, llevándola a sonrojarse hasta la punta de las orejas y el temblor de su cuerpo, sus ojos se centraron en la pequeña niña que no se inmutaba ante elas palabras de sus otras hermanas. Se levantó del asiento y se acercó junto a la pequea tomando el asiento libre que tenía, mirandose ambas, pero incluso la fria de la pequeña daba un poco de incomodidad, pero era mejor que la que emitían sus otras hermanas. Miró a sus sus padres en ese momento –No…no tienes ni que repetirlo madre– agradeció que su hermana mayor le ayudara a evitar los comentarios soeces de la Serpientes de la D´Aramitz no sin antes recibir las frases mordaces de su hermana Iris, aquella serpiente del grupo que no dejaba más que avergonzarla más por su castidad –Vamos, Mel los niños no deben escuchar esto, verdad Georgiana, así que controlate Iris por favor– sus ojos se clavaron al plato donde recibía su desayuno, sentía tanta vergüenza que no podía ni ver a los ojos de sus hermanos y menos a los de su padre sin sonrojarse. Cuanta inocencia de la que se reían sus hermanas, al menos dos de ellas.

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La sangre más espesa que el agua || D´Aramitz

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