AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Recuerdo del primer mensaje :
La vida en la casa tenía que acostumbrarse al nuevo y rápido noviazgo del conde y la “Srta. Wallace” como la llamaban sus anteriores amigos. Muchas de las mujeres la miraban con recelo y el nuevo nombre chirriaba en sus dientes como el siseo de una víbora, en cambio muchos otros se alegraban por ellos. Ronald, el primero que apoyó desde el principio aquel noviazgo, se encargaba alegremente de ellos y el ama de llaves también. Sin embargo, Raven no dejaba todos sus quehaceres y de madrugada seguía yendo a las caballerizas a cuidar a los animales de la finca. Lance ponía los ojos en blanco cuando descubría que, de buena mañana, en la cama, había un vacío con las brasas del calor y el aroma de Raven. Intentó hacer vida por el día para permanecer con ella más tiempo al día, incluso mandó que le hicieran unas gafas con cristales oscuros para que la luz no le hiciera daño al verla en la distancia.
Aquella mañana no fue diferente, cuando el conde recibió la bandeja del correo y el periódico en el comedor, el mayordomo se quedaba detrás del señor para servirle el té en el momento preciso- ¿Dónde está la Srta. Wallace?- preguntó Lance aun conociendo ya la respuesta, mientras descansaba la taza de té cerca de su boca. El mayordomo carraspeó- Le hemos dicho que descanse siguiendo sus órdenes, mi lord. Pero ha insistido en salir, creo que ha cabalgado y después se ha quedado a cuidar las caballerizas- le informó con un cierto tono de orgullo en sus palabras. A lo que Lance sonrió y después de dar un trago ligero dejó la taza en el plato de porcelana a juego. Se pasó la mano por la barbilla mirando el candelabro que había en el centro de la mesa, a pesar de ser medio día- ¿Hemos recibido el paquete que pedí?- preguntó ahora girando la cabeza hacia la derecha, el mayordomo descansaba aún más atrás, pero el conde no se giró para enfrentarle- Si, mi lord. Está en sus aposentos, envuelto como pidió nadie lo ha abierto- le informó antes de retirarse con una ligera reverencia. Lance leyó las noticias por completo, la economía y la información que le llegaba de su tierra. El día se le hacía muy aburrido, así que anotó en sus quehaceres y caprichos, contratar a un pianista o alguna pequeña compañía de música, de desayunar solo lo podría hacer con algo de música.
Dejó todo en la mesa y se dispuso a subir escaleras arriba hasta su habitación, encontró el paquete como le había dicho el mayordomo, envuelto e impecable. Abrió el papel de seda que envolvía la caja y miró en el interior. Lance sonrió satisfecho una máscara de plumas y tejido poroso, como encaje, todo negro con algún detalle de hijo plateado. Una túnica de terciopelo negro largo y sedoso y por último una pequeña caja que albergaba un anillo de platino. Engarzado había un diamante casi negro, pero a la luz dejaba entrever un color rojo, como la sangre. En su interior estaban las iniciales “LG” con un estilo gótico. Cerró el paquete y se dirigió ahora hasta el armario, de un cajón sacó la máscara negra que acostumbraba, esta vez sin mucha filigrana, solo alguna pluma negra a los lados, dándole un aspecto más peligroso. Aquella noche, Raven tendría su puesta de seda, su inicio en el tipo de relación que iban a tener.
Lance mandó llamar a Raven, indicó que se aseara, que dejara el pelo suelto y se presentara desnuda en su habitación. Dejó las cosas sobre la cama, excepto el anillo que lo guardó en su bolsillo- Raven- dijo alargó la mano para guiarla por la habitación, aunque estuviera desnuda, sus ojos no se desviaron de los ajenos- A partir de ahora, cuando te llame a mi habitación, tendrás que esperarme así, desnuda. De rodillas…- dijo guiando el movimiento de la joven hasta que esta quedara sobre sus rodillas completamente descansada. Después colocó las manos con la palma hacia arriba, ahí, justo sobre sus muslos- Así es como te quiero en mi habitación, dispuesta a entregarte a mí- dijo mientras la abandonaba escasos metros, los suficientes para coger el vestuario que debía llevar. Le entregó el antifaz- Ponte esto- dijo marchando detrás de ella y anudando las tiras de lazo sobre su melena suelta. Después le entregó a la túnica- Póntelo por encima. Te cubrirá casi todo el cuerpo menos los pies, cálzate- Esperó a que obedeciera y después la besó en los labios así vestida- Nos iremos unos cuantos días, lejos de París. A un lugar perdido. Iremos juntos- dijo mientras la tomaba de la mano. Él al contrario iba vestido con un pantalón que parecía medieval y una camisa blanca de algodón, también amplia. Parecía más un pirata que un conde- El servicio está al tanto de nuestra ausencia, si en algún momento quieres volver podrás hacerlo- dijo mientras la acompañaba escaleras abajo.
Como en otras ocasiones, Lance habría jugado a las muñecas con ella, había cogido de su vestidor un vestido cómodo y una muda limpia, nada más. No necesitaba nada más.
Subieron al coche juntos y el viaje se hizo esa misma tarde. Pasaron muchas horas juntos así que Lance la preparó- Vamos a aprender los dos, tu a entregarte a mí y yo a entregarme a ti- dijo mientras separaba con la mano las piernas de Raven evitando que las rodillas se juntaran- Está prohibido juntar las piernas - le dijo mientras veía por la ventana del coche de caballos las primeras luces de su residencia “vacacional”. Bajaron los dos enfundados en ese anonimato de plumas y máscaras y el portón de madera se abrió- ¿Quién es este amo y a quién depositas?- preguntó el maestro de ceremonias enfundado en una túnica granate y negra y una enorme máscara junto a un tocado enorme de plumas- Lancelot- dijo el conde mientras sujetaba la mano de Raven en alto-¿a quién depositas, amo Lancelot?- miró a Raven y sonrió- A Ginebra- dijo en voz alta. Los pseudónimos de dos amantes, el mejor amigo del Rey Arturo y la mujer a la que amaba. El maestro asintió conforme y dos mujeres que estaban desnudas a excepción de su rostro, se acercaron hasta Raven y la abrieron la túnica dejando el cuerpo al desnudo. En la lúgubre y negra habitación, en la que no se veía nada más que a ellos , las chicas y al maestro, empezaron a aparecer más figuras humanas en la oscuridad- Es nuestro deseo que se la dome, que no se recurra a las marcas o perforaciones y que sea de mi exclusividad física- dijo Lance adelantándose a los deseos de Raven. Esta respiraba entrecortada y se sentía desnuda- Sea así. Muestra a Ginebra.- las mujeres ataron las manos de Raven detrás de ella y la despojaron de la túnica para que se arrodillara. Lance se quitó su túnica y se quedó delante de ella, mientras cinco hombres y el maestro de ceremonias se acercaban a su alrededor. Tan cerca que su aliento podía tocar la piel ajena, aun manteniendo la distancia pedida por el conde, los hombres empezaron a hablar de ella. Empezaron a decir cosas de su cuerpo, de su tez y sus senos; incluso de su entrepierna.
Lance no apartaba la mirada de ella, cuando se posó detrás la levantó, ya que su movimiento estaba limitado y fue él el que empezó a acariciar su cuerpo, delante de los demás- Abre las piernas- susurró junto a su oído- ¿Desea el amo azotarla? ¿Torturarla o flagelarla? - preguntó uno de los hombres que portaba una fusta de montar. A sus pies apareció la figura de una mujer, que caminaba a cuatro patas. Lance negó con la cabeza- Quiero que la veáis porque es mía- y deslizó sus dedos fríos por el cuerpo desnudo de Raven mientras su piel respondía, sus pezones lo hacían también. Besó sus labios, sabiendo que estaba enfadada por exhibirla de esa forma y después el amo Lancelot bajó los dedos hasta su sexo para penetrarla con ellos. Los hombres se agruparon para verlo, para comentar incluso como olía, diciendo todo lo que se les ocurría.
Cuando terminó, las dos chicas desataron sus manos y ahora la condujeron a la habitación que compartiría para ella sola. La explicaron las dos mujeres que su amo iría por la mañana para hacer lo que quisiera y que tendría que quedarse callada y aseada.
Sabía que se enfadaría por ese rapto, pero Lance tenía que asegurarse de que comprendía la situación. Una vez fue presentada ante aquel séquito de dominantes, los latigazos empezaban a sonar por las habitaciones, los llantos y los gritos de muchas de ellas resonaban en el eco de las paredes. Y Lance se presentó en el cuarto de Raven- Ginebra- la llamó mientras se acercaba- Si quieres acabar con esto solo tienes que pedirlo, pero esto es lo que quiero de ti y contigo. Eres mía, me perteneces y quiero exhibirte, si dejo que los otros sueñen con tu cuerpo es porque quiero que lo hagan, porque poseo algo que ellos se mueren por tener- se acercó con un cepillo y lo pasó por el pelo ajeno esperando una contestación- Llorarás- miró en el reflejo del tocador el rostro de Raven- Te dolerá, pero también encontrarás todo lo que quieres en este mundo. Te daré todo Raven, mi vida te pertenece. Ahora háblame- pidió mirando sus ojos esperando ver qué le parecía todo eso- Podemos cambiar lo que quieras… pero esto, esto es lo que quiero de ti, lo que entiendo porque seas mía.
Aquella mañana no fue diferente, cuando el conde recibió la bandeja del correo y el periódico en el comedor, el mayordomo se quedaba detrás del señor para servirle el té en el momento preciso- ¿Dónde está la Srta. Wallace?- preguntó Lance aun conociendo ya la respuesta, mientras descansaba la taza de té cerca de su boca. El mayordomo carraspeó- Le hemos dicho que descanse siguiendo sus órdenes, mi lord. Pero ha insistido en salir, creo que ha cabalgado y después se ha quedado a cuidar las caballerizas- le informó con un cierto tono de orgullo en sus palabras. A lo que Lance sonrió y después de dar un trago ligero dejó la taza en el plato de porcelana a juego. Se pasó la mano por la barbilla mirando el candelabro que había en el centro de la mesa, a pesar de ser medio día- ¿Hemos recibido el paquete que pedí?- preguntó ahora girando la cabeza hacia la derecha, el mayordomo descansaba aún más atrás, pero el conde no se giró para enfrentarle- Si, mi lord. Está en sus aposentos, envuelto como pidió nadie lo ha abierto- le informó antes de retirarse con una ligera reverencia. Lance leyó las noticias por completo, la economía y la información que le llegaba de su tierra. El día se le hacía muy aburrido, así que anotó en sus quehaceres y caprichos, contratar a un pianista o alguna pequeña compañía de música, de desayunar solo lo podría hacer con algo de música.
Dejó todo en la mesa y se dispuso a subir escaleras arriba hasta su habitación, encontró el paquete como le había dicho el mayordomo, envuelto e impecable. Abrió el papel de seda que envolvía la caja y miró en el interior. Lance sonrió satisfecho una máscara de plumas y tejido poroso, como encaje, todo negro con algún detalle de hijo plateado. Una túnica de terciopelo negro largo y sedoso y por último una pequeña caja que albergaba un anillo de platino. Engarzado había un diamante casi negro, pero a la luz dejaba entrever un color rojo, como la sangre. En su interior estaban las iniciales “LG” con un estilo gótico. Cerró el paquete y se dirigió ahora hasta el armario, de un cajón sacó la máscara negra que acostumbraba, esta vez sin mucha filigrana, solo alguna pluma negra a los lados, dándole un aspecto más peligroso. Aquella noche, Raven tendría su puesta de seda, su inicio en el tipo de relación que iban a tener.
Lance mandó llamar a Raven, indicó que se aseara, que dejara el pelo suelto y se presentara desnuda en su habitación. Dejó las cosas sobre la cama, excepto el anillo que lo guardó en su bolsillo- Raven- dijo alargó la mano para guiarla por la habitación, aunque estuviera desnuda, sus ojos no se desviaron de los ajenos- A partir de ahora, cuando te llame a mi habitación, tendrás que esperarme así, desnuda. De rodillas…- dijo guiando el movimiento de la joven hasta que esta quedara sobre sus rodillas completamente descansada. Después colocó las manos con la palma hacia arriba, ahí, justo sobre sus muslos- Así es como te quiero en mi habitación, dispuesta a entregarte a mí- dijo mientras la abandonaba escasos metros, los suficientes para coger el vestuario que debía llevar. Le entregó el antifaz- Ponte esto- dijo marchando detrás de ella y anudando las tiras de lazo sobre su melena suelta. Después le entregó a la túnica- Póntelo por encima. Te cubrirá casi todo el cuerpo menos los pies, cálzate- Esperó a que obedeciera y después la besó en los labios así vestida- Nos iremos unos cuantos días, lejos de París. A un lugar perdido. Iremos juntos- dijo mientras la tomaba de la mano. Él al contrario iba vestido con un pantalón que parecía medieval y una camisa blanca de algodón, también amplia. Parecía más un pirata que un conde- El servicio está al tanto de nuestra ausencia, si en algún momento quieres volver podrás hacerlo- dijo mientras la acompañaba escaleras abajo.
Como en otras ocasiones, Lance habría jugado a las muñecas con ella, había cogido de su vestidor un vestido cómodo y una muda limpia, nada más. No necesitaba nada más.
Subieron al coche juntos y el viaje se hizo esa misma tarde. Pasaron muchas horas juntos así que Lance la preparó- Vamos a aprender los dos, tu a entregarte a mí y yo a entregarme a ti- dijo mientras separaba con la mano las piernas de Raven evitando que las rodillas se juntaran- Está prohibido juntar las piernas - le dijo mientras veía por la ventana del coche de caballos las primeras luces de su residencia “vacacional”. Bajaron los dos enfundados en ese anonimato de plumas y máscaras y el portón de madera se abrió- ¿Quién es este amo y a quién depositas?- preguntó el maestro de ceremonias enfundado en una túnica granate y negra y una enorme máscara junto a un tocado enorme de plumas- Lancelot- dijo el conde mientras sujetaba la mano de Raven en alto-¿a quién depositas, amo Lancelot?- miró a Raven y sonrió- A Ginebra- dijo en voz alta. Los pseudónimos de dos amantes, el mejor amigo del Rey Arturo y la mujer a la que amaba. El maestro asintió conforme y dos mujeres que estaban desnudas a excepción de su rostro, se acercaron hasta Raven y la abrieron la túnica dejando el cuerpo al desnudo. En la lúgubre y negra habitación, en la que no se veía nada más que a ellos , las chicas y al maestro, empezaron a aparecer más figuras humanas en la oscuridad- Es nuestro deseo que se la dome, que no se recurra a las marcas o perforaciones y que sea de mi exclusividad física- dijo Lance adelantándose a los deseos de Raven. Esta respiraba entrecortada y se sentía desnuda- Sea así. Muestra a Ginebra.- las mujeres ataron las manos de Raven detrás de ella y la despojaron de la túnica para que se arrodillara. Lance se quitó su túnica y se quedó delante de ella, mientras cinco hombres y el maestro de ceremonias se acercaban a su alrededor. Tan cerca que su aliento podía tocar la piel ajena, aun manteniendo la distancia pedida por el conde, los hombres empezaron a hablar de ella. Empezaron a decir cosas de su cuerpo, de su tez y sus senos; incluso de su entrepierna.
Lance no apartaba la mirada de ella, cuando se posó detrás la levantó, ya que su movimiento estaba limitado y fue él el que empezó a acariciar su cuerpo, delante de los demás- Abre las piernas- susurró junto a su oído- ¿Desea el amo azotarla? ¿Torturarla o flagelarla? - preguntó uno de los hombres que portaba una fusta de montar. A sus pies apareció la figura de una mujer, que caminaba a cuatro patas. Lance negó con la cabeza- Quiero que la veáis porque es mía- y deslizó sus dedos fríos por el cuerpo desnudo de Raven mientras su piel respondía, sus pezones lo hacían también. Besó sus labios, sabiendo que estaba enfadada por exhibirla de esa forma y después el amo Lancelot bajó los dedos hasta su sexo para penetrarla con ellos. Los hombres se agruparon para verlo, para comentar incluso como olía, diciendo todo lo que se les ocurría.
Cuando terminó, las dos chicas desataron sus manos y ahora la condujeron a la habitación que compartiría para ella sola. La explicaron las dos mujeres que su amo iría por la mañana para hacer lo que quisiera y que tendría que quedarse callada y aseada.
Sabía que se enfadaría por ese rapto, pero Lance tenía que asegurarse de que comprendía la situación. Una vez fue presentada ante aquel séquito de dominantes, los latigazos empezaban a sonar por las habitaciones, los llantos y los gritos de muchas de ellas resonaban en el eco de las paredes. Y Lance se presentó en el cuarto de Raven- Ginebra- la llamó mientras se acercaba- Si quieres acabar con esto solo tienes que pedirlo, pero esto es lo que quiero de ti y contigo. Eres mía, me perteneces y quiero exhibirte, si dejo que los otros sueñen con tu cuerpo es porque quiero que lo hagan, porque poseo algo que ellos se mueren por tener- se acercó con un cepillo y lo pasó por el pelo ajeno esperando una contestación- Llorarás- miró en el reflejo del tocador el rostro de Raven- Te dolerá, pero también encontrarás todo lo que quieres en este mundo. Te daré todo Raven, mi vida te pertenece. Ahora háblame- pidió mirando sus ojos esperando ver qué le parecía todo eso- Podemos cambiar lo que quieras… pero esto, esto es lo que quiero de ti, lo que entiendo porque seas mía.
Lance Galahad- Vampiro/Realeza
- Mensajes : 73
Fecha de inscripción : 16/10/2017
Localización : Danger Zone
DATOS DEL PERSONAJE
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Re: Dressage || Privado +18
El conde abandonó la habitación en la que discutían, le aburría ese cruce de palabrería legal sin sentido. Lo que él quería era resultado y no las posibilidades. Abandonó la habitación con tal de airearse y escuchcó la gravilla del exterior pisada. Un sonido que le gustaba y relajaba mucho. Cuando fue a las escaleras, escuchó el pequeño altercado que la chica del servicio estaba teniendo. Al escucha la inconfundible voz de Raven, sonrió abiertamente y disfrutó del espectáculo que le ofrecían ambas chicas. Una vez Raven se zafó de la otra joven, Lance la condujo, sin dedicarle nada más que una sonrisa de orgullo, hasta la habitación con los abogados y la presentó- Por dios, llame antes de entrar- dijo el más mayor de los hombres que allí se encontraban. Se había sobresaltado al oír la puerta y Lance se giró para ver a la que era sería su mujer- Esta es mi prometida, la Srta. Wallace. Todo lo que atañe en esta reunión es de su incumbencia- dijo besando el dorso de su mano. La acompañó a la silla que antes había ocupado él y la acercó a la mesa, los hombres rápidamente se miraron los unos a los otros, pensando en qué podrían decirle a una mujer que no entendía nada de lo que hablaban. Lance dejó que siguieran hablando y ordenando los papeles para la firma de Raven, al tiempo que cogía un cigarrillo francés que le gustaba y un cenicero para ella- Firme aquí, Srta. Wallace. Es una formalidad- explicó el hombre que le tendía el documento. Lance miró por encima la letra y después clavó en el hombre una mirada gélida que le hizo estremecerse- Se trata de un papel que confirma que está usted prometida con el Sr. Galahad y que de aquí a seis meses realizaran la boda. Le daremos los fondos que le corresponde a usted y su familia, en caso de que a los seis meses no se haya efectuado el casamiento…la situación volverá a estar como ahora- explicó el hombre mientras Raven cogía la pluma de Lance y escribía con una magnífica caligrafía.
Los abogados empezaron a recoger todo el puzle de papeles que había por la mesa, las copas vacías de coñac y cuando se disponían a irse, Lance se cruzó de brazos, junto a Raven- Tenemos que discutir otro asunto antes de que se marchen, caballeros- dijo mientras apoyaba los nudillos en la mesa, al lado de Raven- La propiedad de la familia Wallace- los abogados se miraron los unos a los otros de nuevo- Ahí ya vive una familia, no podemos echarles. Compraron la casa legítimamente a la familia Wallace- explicaron mientras notaba que a Raven cada palabra que parecía un impedimento, hacía que su corazón se encogiera.
-¿Si hiciéramos una oferta de compra a los actuales dueños y decidieran venderla…sería legal?- preguntó el conde posando las manos en los hombros de su mujer, con intención de calmar su ánimo. Hubo un silencio bastante largo antes de que todos respondieran al unísono- Si- acto seguido se despidieron y salieron por la puerta.
Al cerrarse esta, Lance se acercó a Raven y la robó un beso violento contra la silla que casi la tira al suelo- Te echo de menos- dijo bajando sus besos por el cuello hasta empezar a quitarle su vestido y dejando desnudo su torso. Dejó besos por todo su cuerpo y viendo que la silla era incómoda, la cogió por las piernas y la sentó en la mesa. Con prisa, notó como las manos de Raven empezaba a quitarle la ropa. La bajó y la colocó de espaldas a él, empujó el torso desnudo de la joven contra la mesa, echada hacia delante y con el pie, la separó las piernas- Mirate…..- se arrodillo detrás de ella y con sus manos acarició las piernas de abajo a arriba llegando a su entrepierna y probando con sus dedos la humedad de esta. Le dio un azote en el culo, y empezó a enrojecerse, seguramente le había dolido, pero ver la marca de su mano en su culo, le excitó. Pasó su erección por su entrepierna mojada, para que lo notara duro y frío, la penetró de forma suave, notando como se abría para él. Una vez así enrolló la melena oscura de Raven en su mano y la utilizó como si una rienda se tratase mientras la embestía contra la mesa. Esta cedía en cada embestida y se desplazaba, sólo cuando fue a terminar, soltó la melena de Raven y la dejó mirarle- De rodillas…. Y las palmas hacía mi- ordenó, sin rechistar la chica con las mejillas coloradas, se agachó hacia él extendiendo las palmas, y recibió en ellas su eyaculación.
Cuando acabaron, Lance se acercó a la barra y tomó un vaso lleno de whisky sin problemas. Después ayudó a vestirse a Raven y se sentó en la silla del principio con ella en su regazo- No he podido evitarte tenerte, en cuanto te he visto…- dijo el conde besando el rostro de Raven- Me hubiera dado igual que estuvieran en la sala. ¿Cómo estás? - preguntó acordándose por lo ocurrido el día anterior. Después miró a la chica- Tenemos que ir a casa de tu familia, y hacer una oferta…- comentó llegando a la conversación que les atañía- Podemos ir esta noche- dijo volviendo a vestirse y mirándose en un espejo para colocar ese pelo rebelde que era imposible de peinar- No te preocupes- le instó- No vamos a ofrecerles mucho dinero ni nada…no sólo tengo fuerza, Ginebra- la llamó por su nombre de sumisa- Tengo otras habilidades, algunas son difíciles de manejar, pero nos servirán en esa ocasión- dijo tomando su mano y abandonando con ella la habitación. Se sentó con ella en la pequeña calesa que les llevaría a la residencia- Puedo manipular sus recuerdos y su memoria- le comentó mientras estaban de camino- Y puedo hacerles mucho daño con solo pensarlo. Y siempre puedo matarlos, pero dadas las circunstancias…si les matara los primeros sospechosos seríamos nosotros- comentó el conde a su prometida- Les obligaremos a firmar la venta de la casa, por una cantidad baja pero no absurda. Después manipularé su memoria y les convenceré de que era lo que querían hacer.
No tardaron en llegar a la residencia y en cuanto anunciaron que el conde Galahad y su prometida se personarían en la residencia, no dudaron en preparar un pequeño aperitivo. A pesar de haber pasado ya la hora de la cena, les recibieron con la categoría que les correspondía. En ningún momento dijeron que se trataba de una Wallace, y así seguiría. Entre cumplidos y otras falsedades, Lance lanzó a la mesa la oferta de la casa. El hombre la miró y se echó a reír como si de una broma se tratara- Tengo más cosas que hacer, así que por lo que le respecta a usted y su familia, les convendría aceptarla. Por las buenas- dijo el conde con un gesto impasible. Aquella situación empezaba a parecerse a su llegada a París, y en su interior empezaba a desear matarles a todos- Es ridículo. Hemos sido más que hospitalarios, por no voy a quedarme de brazos cruzados viendo como pretende insultarnos con una oferta así y amenazar a mi familia- espetó el hombre elevando el tono y poniéndose de pie.
Lance buscó la mirada de Raven para calmarse y este asintió, sacó la pluma de su traje y se la ofreció al hombre, sin contestar- Firma- se acercó hasta él, poniéndose cada vez más enfadado- O te despertarás en un hospital, sin memoria e ingresado con un nombre falso- le susurró al oído- Y tu familia estará muerta, por mi mano- le susurró también, mientras paseó la lengua por su colmillo afilado. El rostro del hombre estaba desencajado y su tez se puso tan pálida como la de Lance.
Firmó los papeles y cuando le tendió el papel a Lance que lo recibió con una amplia sonrisa, intentó clavar la pluma de Lance en el cuello del conde. La diferencia de altura entre el conde y el hombre era pequeña pero los reflejos sobrehumanos de Lance advirtieron el peligro y logró apartar su cuello de la trayectoria, haciendo que la punta de su pluma se clavara en el brazo del conde. Le quemó, la piel y rugió al notarlo. Tenía mucha resistencia al dolor, se lo sacó del brazo y miró el público que había a su alrededor. La familia del hombre miraba el espectáculo, el rostro de Raven al ver a Lance gritar por primera vez de dolor, le anunciaba que no era inmortal a todo. Cogió a la mujer del hombre, la colocó delante de él, como si fuera un rehén y hundió sus dientes en su clavícula. La sangre salió a chorro por su boca mientras los hijos y el hombre gritaban. Dio varios mordiscos desgarrando su cuello y después miró a los presentes dispuesto a usar el poder de manipular la memoria.
Salieron de allí con la oferta firmada. Lance se quitó la parte superior de la ropa y miró a la herida que le había hecho con su propia pluma. Eso le dejaría cicatriz y frunció el ceño mirando a Raven ahora- Tranquila, hace falta mucho más para acabar con tu amo. Los Wallace ya podéis ocupar el lugar que os corresponde.
A la mañana siguiente, salía en el periódico en la página de sociedad que esa noche el hombre había asesinado a su mujer brutalmente, enajenado y con pérdidas de memoria. Al parecer la policía lo justifica por la subida de adrenalina y el frenesí por haber matado a su mujer. Los hijos de la familia pasarán a ser cuidados por otros familiares, y el hombre irá a prisión. Miró el titular con una sonrisa de triunfo, después repasó la oferta de venta. Por suerte, en el contrato, no había hora, ni nada específico, tan solo la fecha del día de ayer. Por tanto, estaban fuera de peligro tanto él como Raven. Sin poder esperar, intentó curar la herida y se dirigió a casa de Raven para ver la reacción de su familia al recuperar su vida.
Los abogados empezaron a recoger todo el puzle de papeles que había por la mesa, las copas vacías de coñac y cuando se disponían a irse, Lance se cruzó de brazos, junto a Raven- Tenemos que discutir otro asunto antes de que se marchen, caballeros- dijo mientras apoyaba los nudillos en la mesa, al lado de Raven- La propiedad de la familia Wallace- los abogados se miraron los unos a los otros de nuevo- Ahí ya vive una familia, no podemos echarles. Compraron la casa legítimamente a la familia Wallace- explicaron mientras notaba que a Raven cada palabra que parecía un impedimento, hacía que su corazón se encogiera.
-¿Si hiciéramos una oferta de compra a los actuales dueños y decidieran venderla…sería legal?- preguntó el conde posando las manos en los hombros de su mujer, con intención de calmar su ánimo. Hubo un silencio bastante largo antes de que todos respondieran al unísono- Si- acto seguido se despidieron y salieron por la puerta.
Al cerrarse esta, Lance se acercó a Raven y la robó un beso violento contra la silla que casi la tira al suelo- Te echo de menos- dijo bajando sus besos por el cuello hasta empezar a quitarle su vestido y dejando desnudo su torso. Dejó besos por todo su cuerpo y viendo que la silla era incómoda, la cogió por las piernas y la sentó en la mesa. Con prisa, notó como las manos de Raven empezaba a quitarle la ropa. La bajó y la colocó de espaldas a él, empujó el torso desnudo de la joven contra la mesa, echada hacia delante y con el pie, la separó las piernas- Mirate…..- se arrodillo detrás de ella y con sus manos acarició las piernas de abajo a arriba llegando a su entrepierna y probando con sus dedos la humedad de esta. Le dio un azote en el culo, y empezó a enrojecerse, seguramente le había dolido, pero ver la marca de su mano en su culo, le excitó. Pasó su erección por su entrepierna mojada, para que lo notara duro y frío, la penetró de forma suave, notando como se abría para él. Una vez así enrolló la melena oscura de Raven en su mano y la utilizó como si una rienda se tratase mientras la embestía contra la mesa. Esta cedía en cada embestida y se desplazaba, sólo cuando fue a terminar, soltó la melena de Raven y la dejó mirarle- De rodillas…. Y las palmas hacía mi- ordenó, sin rechistar la chica con las mejillas coloradas, se agachó hacia él extendiendo las palmas, y recibió en ellas su eyaculación.
Cuando acabaron, Lance se acercó a la barra y tomó un vaso lleno de whisky sin problemas. Después ayudó a vestirse a Raven y se sentó en la silla del principio con ella en su regazo- No he podido evitarte tenerte, en cuanto te he visto…- dijo el conde besando el rostro de Raven- Me hubiera dado igual que estuvieran en la sala. ¿Cómo estás? - preguntó acordándose por lo ocurrido el día anterior. Después miró a la chica- Tenemos que ir a casa de tu familia, y hacer una oferta…- comentó llegando a la conversación que les atañía- Podemos ir esta noche- dijo volviendo a vestirse y mirándose en un espejo para colocar ese pelo rebelde que era imposible de peinar- No te preocupes- le instó- No vamos a ofrecerles mucho dinero ni nada…no sólo tengo fuerza, Ginebra- la llamó por su nombre de sumisa- Tengo otras habilidades, algunas son difíciles de manejar, pero nos servirán en esa ocasión- dijo tomando su mano y abandonando con ella la habitación. Se sentó con ella en la pequeña calesa que les llevaría a la residencia- Puedo manipular sus recuerdos y su memoria- le comentó mientras estaban de camino- Y puedo hacerles mucho daño con solo pensarlo. Y siempre puedo matarlos, pero dadas las circunstancias…si les matara los primeros sospechosos seríamos nosotros- comentó el conde a su prometida- Les obligaremos a firmar la venta de la casa, por una cantidad baja pero no absurda. Después manipularé su memoria y les convenceré de que era lo que querían hacer.
No tardaron en llegar a la residencia y en cuanto anunciaron que el conde Galahad y su prometida se personarían en la residencia, no dudaron en preparar un pequeño aperitivo. A pesar de haber pasado ya la hora de la cena, les recibieron con la categoría que les correspondía. En ningún momento dijeron que se trataba de una Wallace, y así seguiría. Entre cumplidos y otras falsedades, Lance lanzó a la mesa la oferta de la casa. El hombre la miró y se echó a reír como si de una broma se tratara- Tengo más cosas que hacer, así que por lo que le respecta a usted y su familia, les convendría aceptarla. Por las buenas- dijo el conde con un gesto impasible. Aquella situación empezaba a parecerse a su llegada a París, y en su interior empezaba a desear matarles a todos- Es ridículo. Hemos sido más que hospitalarios, por no voy a quedarme de brazos cruzados viendo como pretende insultarnos con una oferta así y amenazar a mi familia- espetó el hombre elevando el tono y poniéndose de pie.
Lance buscó la mirada de Raven para calmarse y este asintió, sacó la pluma de su traje y se la ofreció al hombre, sin contestar- Firma- se acercó hasta él, poniéndose cada vez más enfadado- O te despertarás en un hospital, sin memoria e ingresado con un nombre falso- le susurró al oído- Y tu familia estará muerta, por mi mano- le susurró también, mientras paseó la lengua por su colmillo afilado. El rostro del hombre estaba desencajado y su tez se puso tan pálida como la de Lance.
Firmó los papeles y cuando le tendió el papel a Lance que lo recibió con una amplia sonrisa, intentó clavar la pluma de Lance en el cuello del conde. La diferencia de altura entre el conde y el hombre era pequeña pero los reflejos sobrehumanos de Lance advirtieron el peligro y logró apartar su cuello de la trayectoria, haciendo que la punta de su pluma se clavara en el brazo del conde. Le quemó, la piel y rugió al notarlo. Tenía mucha resistencia al dolor, se lo sacó del brazo y miró el público que había a su alrededor. La familia del hombre miraba el espectáculo, el rostro de Raven al ver a Lance gritar por primera vez de dolor, le anunciaba que no era inmortal a todo. Cogió a la mujer del hombre, la colocó delante de él, como si fuera un rehén y hundió sus dientes en su clavícula. La sangre salió a chorro por su boca mientras los hijos y el hombre gritaban. Dio varios mordiscos desgarrando su cuello y después miró a los presentes dispuesto a usar el poder de manipular la memoria.
Salieron de allí con la oferta firmada. Lance se quitó la parte superior de la ropa y miró a la herida que le había hecho con su propia pluma. Eso le dejaría cicatriz y frunció el ceño mirando a Raven ahora- Tranquila, hace falta mucho más para acabar con tu amo. Los Wallace ya podéis ocupar el lugar que os corresponde.
A la mañana siguiente, salía en el periódico en la página de sociedad que esa noche el hombre había asesinado a su mujer brutalmente, enajenado y con pérdidas de memoria. Al parecer la policía lo justifica por la subida de adrenalina y el frenesí por haber matado a su mujer. Los hijos de la familia pasarán a ser cuidados por otros familiares, y el hombre irá a prisión. Miró el titular con una sonrisa de triunfo, después repasó la oferta de venta. Por suerte, en el contrato, no había hora, ni nada específico, tan solo la fecha del día de ayer. Por tanto, estaban fuera de peligro tanto él como Raven. Sin poder esperar, intentó curar la herida y se dirigió a casa de Raven para ver la reacción de su familia al recuperar su vida.
Lance Galahad- Vampiro/Realeza
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Re: Dressage || Privado +18
A pesar de no estar cómoda rodeada de todos aquellos hombres, hombres que no veían bien que recuperara su dinero, hizo lo posible por no parecer la niña temblorosa que llevaba dentro. Permaneció sentada en el lugar que Lance le había cedido y escuchó las explicaciones quedándose con la idea principal de aquello, que ayudarían al conde por ser quien era y por lo mucho que les pagaba. A pesar de no parecer de la clase social en la que había nacido, sus modales no distaban de los de aquellos caballeros y por supuesto leyó cada documento que tuvo que firmar, tomándose su tiempo para ello, no iba a pecar de ingenua en temas que no solo le atañían a ella. Tenían tan solo seis meses para preparar su boda, por ella podían pasar al día siguiente por la capilla y hacerlo oficial pero Lance debía organizar una celebración de acuerdo a su cargo por lo que tenían muy poco tiempo para ello y deberían ponerse manos a la obra en cuanto regresaran a París, sumándole a eso el buscar un nuevo hogar.
Apretó la mandíbula cuando los abogados mencionaros que su hogar se había comprado legítimamente. A punto estuvo de rebatir aquella declaración pero la detuvo la pregunta de Lance antes de que pudiera abrir la boca. -No creo que la quieran vender, la debieron comprar demasiado barata-, al quedar ellas sin la renta proporcional a su status, cualquiera prácticamente podía adquirir la finca y así fue, en menos de un mes estaban en la calle y una familia de nuevos ricos acomodándose. Apenas le dio tiempo a comentar aquello pues las ganas retenidas de Lance habían salido a flote y se encontraba de nuevo cara a cara con su amo, seguía sorprendiéndose con la rapidez con que conseguía que se olvidase de todo y cediera a sus deseos. Hacía un segundo estaba enfadada y preocupada por todo lo referente a la boda y la herencia y ahora solo tenía en mente a Lance y cada roce de este por su cuerpo. Fue rápido e intenso, habría disfrutado teniendo una de esas sesiones que duraban y duraban pero estaba claro que tenían cosas que hacer y con poder disfrutar de ciertos instantes de privacidad por el momento tenían que conformarse. -Me cae mal la sirvienta que me abrió la puerta, ¿te ha buscado verdad?-, no podía callárselo, fue incapaz de no preguntarle y ya que él estaba relajado aprovechaba el momento. Se señaló el anillo que le regaló, el primero. -Te voy a tener que regalar uno yo a ti-, le devolvió los besos y se abrazó a él el tiempo que pudo.
La velada en Falkland no fue como hubiera esperado, lo cierto es que creía que con esos poderes que Lance decía poseer sería mucho más fácil de lo que luego acabó siendo. Sabía que ella no debía temerle pero verle de esa forma, verle matar a aquella mujer cuando no había abierto la boca… Saber lo que era capaz de hacer, en ese caso por ella, le daba miedo. No salió reproche de sus labios, no sería ella quien criticara o juzgara a Lance pero no creía que fuese ella quien debiera morir esa noche si es que había alguien que mereciera hacerlo. Evitando hablar de ello salieron de allí con el contrato de recompra del palacio, -vamos a casa y te lo curaré, así le daremos el contrato a mi madre para que vaya organizando la mudanza-, sugirió al salir por el portón de forja. A pesar de las ganas de seguir juntos Lance debía regresar a su residencia por lo que ella volvió sola a casa y al día siguiente Lance acudiría con ellas a la hora del té. Cuando llegó, antes que nada, Raven le llevó aparte para ver la herida y echar una mano. Era una herida rara, nunca había visto algo así, pareciera como si la piel hubiese cedido al contacto de la plata, no era una herida abierta sino una especie de quemadura hacia el interior, por lo que solo pudo lavarlo y dejarlo tapado.
-¡Lance querido! Ya estás aquí, esta hija mía nunca me cuenta nada-, protestó Beth cuando le vio bajando las escaleras. Le abrazó todas las veces que quiso y alguna más, Raven y su hermana disfrutaron a más no poder del espectáculo pues estaba claro que a Lance el contacto no es que le agradase mucho pero aguantó con una estoicidad admirable. Durante toda esa tarde se había dedicado a organizar sus –por entonces pocas- posesiones para ir esa misma noche a su casa. Los anteriores dueños la habían tenido que dejar vacía en menos de veinticuatro horas gracias al contrario de venta que firmaron por lo que ya era suya en todos los sentidos. -Ahora que regresamos a casa, creo que lo correcto es que Lance se quede con nosotras. Es ridículo que esté en otra finca teniendo Falkland-, comentó Raven mientras su hermana elevaba una ceja en dirección a su madre sin estar muy segura de lo que fuera a decir. -Sí, supongo que después de todo su esfuerzo es lo menos que podemos hacer por él-, cedió, no la quedaba otro remedio. Raven sonrió triunfante mirando a Lance y emprendieron los cuatro el camino a la finca, dejando atrás la casita de campo y sus años de pobreza.
-Le enseñaré su cuarto y mandará a alguien a por sus cosas-, se despidió de ambas mujeres nada más pisaron su hogar. Tras mandar a un par de muchachos a por sus pertenencias, Raven le fue contando anécdotas y recuerdos por las esquinas de las estancias por las que iban pasando. Faltaban su padre y su hermano, había un espacio enorme sin ellos allí pero pesaba más lo positivo hasta con esa sensación en el estómago. -Ven, este es mi cuarto-, susurró tirando de él al interior de la habitación, apenas había cambiado. Las muñecas habían desaparecido pero los colores blancos y dorado reinaban en la decoración y el enorme ventanal reinaba en el cuarto dando paso al balcón. -Y si pasas por esa puerta, está la tuya. Era la de mi hermano-, siempre se habían divertido pasando de una a otra por las noches mientras sus padres dormían, como si fuera la mayor fechoría del mundo. -Podremos vernos cuando se vayan a dormir-, dijo bajito aunque no era necesario aclararlo pues por la expresión de Lance lo tenía más que presente. -Mi madre está preparando una cena exagerada para esta noche, mentalízate porque vas a sufrir-, se burló antes de tirar de su camisa para que se agachase y poder besarle.
Apretó la mandíbula cuando los abogados mencionaros que su hogar se había comprado legítimamente. A punto estuvo de rebatir aquella declaración pero la detuvo la pregunta de Lance antes de que pudiera abrir la boca. -No creo que la quieran vender, la debieron comprar demasiado barata-, al quedar ellas sin la renta proporcional a su status, cualquiera prácticamente podía adquirir la finca y así fue, en menos de un mes estaban en la calle y una familia de nuevos ricos acomodándose. Apenas le dio tiempo a comentar aquello pues las ganas retenidas de Lance habían salido a flote y se encontraba de nuevo cara a cara con su amo, seguía sorprendiéndose con la rapidez con que conseguía que se olvidase de todo y cediera a sus deseos. Hacía un segundo estaba enfadada y preocupada por todo lo referente a la boda y la herencia y ahora solo tenía en mente a Lance y cada roce de este por su cuerpo. Fue rápido e intenso, habría disfrutado teniendo una de esas sesiones que duraban y duraban pero estaba claro que tenían cosas que hacer y con poder disfrutar de ciertos instantes de privacidad por el momento tenían que conformarse. -Me cae mal la sirvienta que me abrió la puerta, ¿te ha buscado verdad?-, no podía callárselo, fue incapaz de no preguntarle y ya que él estaba relajado aprovechaba el momento. Se señaló el anillo que le regaló, el primero. -Te voy a tener que regalar uno yo a ti-, le devolvió los besos y se abrazó a él el tiempo que pudo.
La velada en Falkland no fue como hubiera esperado, lo cierto es que creía que con esos poderes que Lance decía poseer sería mucho más fácil de lo que luego acabó siendo. Sabía que ella no debía temerle pero verle de esa forma, verle matar a aquella mujer cuando no había abierto la boca… Saber lo que era capaz de hacer, en ese caso por ella, le daba miedo. No salió reproche de sus labios, no sería ella quien criticara o juzgara a Lance pero no creía que fuese ella quien debiera morir esa noche si es que había alguien que mereciera hacerlo. Evitando hablar de ello salieron de allí con el contrato de recompra del palacio, -vamos a casa y te lo curaré, así le daremos el contrato a mi madre para que vaya organizando la mudanza-, sugirió al salir por el portón de forja. A pesar de las ganas de seguir juntos Lance debía regresar a su residencia por lo que ella volvió sola a casa y al día siguiente Lance acudiría con ellas a la hora del té. Cuando llegó, antes que nada, Raven le llevó aparte para ver la herida y echar una mano. Era una herida rara, nunca había visto algo así, pareciera como si la piel hubiese cedido al contacto de la plata, no era una herida abierta sino una especie de quemadura hacia el interior, por lo que solo pudo lavarlo y dejarlo tapado.
-¡Lance querido! Ya estás aquí, esta hija mía nunca me cuenta nada-, protestó Beth cuando le vio bajando las escaleras. Le abrazó todas las veces que quiso y alguna más, Raven y su hermana disfrutaron a más no poder del espectáculo pues estaba claro que a Lance el contacto no es que le agradase mucho pero aguantó con una estoicidad admirable. Durante toda esa tarde se había dedicado a organizar sus –por entonces pocas- posesiones para ir esa misma noche a su casa. Los anteriores dueños la habían tenido que dejar vacía en menos de veinticuatro horas gracias al contrario de venta que firmaron por lo que ya era suya en todos los sentidos. -Ahora que regresamos a casa, creo que lo correcto es que Lance se quede con nosotras. Es ridículo que esté en otra finca teniendo Falkland-, comentó Raven mientras su hermana elevaba una ceja en dirección a su madre sin estar muy segura de lo que fuera a decir. -Sí, supongo que después de todo su esfuerzo es lo menos que podemos hacer por él-, cedió, no la quedaba otro remedio. Raven sonrió triunfante mirando a Lance y emprendieron los cuatro el camino a la finca, dejando atrás la casita de campo y sus años de pobreza.
-Le enseñaré su cuarto y mandará a alguien a por sus cosas-, se despidió de ambas mujeres nada más pisaron su hogar. Tras mandar a un par de muchachos a por sus pertenencias, Raven le fue contando anécdotas y recuerdos por las esquinas de las estancias por las que iban pasando. Faltaban su padre y su hermano, había un espacio enorme sin ellos allí pero pesaba más lo positivo hasta con esa sensación en el estómago. -Ven, este es mi cuarto-, susurró tirando de él al interior de la habitación, apenas había cambiado. Las muñecas habían desaparecido pero los colores blancos y dorado reinaban en la decoración y el enorme ventanal reinaba en el cuarto dando paso al balcón. -Y si pasas por esa puerta, está la tuya. Era la de mi hermano-, siempre se habían divertido pasando de una a otra por las noches mientras sus padres dormían, como si fuera la mayor fechoría del mundo. -Podremos vernos cuando se vayan a dormir-, dijo bajito aunque no era necesario aclararlo pues por la expresión de Lance lo tenía más que presente. -Mi madre está preparando una cena exagerada para esta noche, mentalízate porque vas a sufrir-, se burló antes de tirar de su camisa para que se agachase y poder besarle.
Raven G. Wallace- Esclavo de Sangre/Clase Alta
- Mensajes : 93
Fecha de inscripción : 16/10/2017
Re: Dressage || Privado +18
Satisfecho. Si hubiera podido respirar, hubiera cogido una bocanada de humo y su pecho se hubiera hinchado de orgullo. Había solucionado los problemas que tenía la familia Wallace, la única que realmente le importaba y por extensión, ahora también era la suya. Da igual si se lograba el objetivo de buena o mala manera, la cuestión era que el fin justificaba los medios. Miró como Raven organizaba y preparaba todo lo que llevarían a la casa, habían tenido poco tiempo e incluso Lance instó a la familia a que contratara a algunos mozos, para ayudarles a colocarlo todo. No necesitaba ayuda, el poco equipaje que había llevado de viaje aún le servía y cuando Raven le enseñó su habitación, se sintió cómodo y arropado. Eso era una familia de verdad.
Dejó su habitación hecha, lo único que había cambiado de ella era que ahora, sobre la mesita auxiliar al lado del armario, había un pequeño bar compuesto por whisky, agua y una cubitera de hielo triturado. Miró a su alrededor, parecía una habitación que no había tenido mucha vida. Y cuando Raven le dijo que se trataba de la habitación de su difunto hermano, se lo confirmó- Elemental-dijo rascándose la barba dejada que solía llevar- Daba por hecho que en cuanto escapáramos de mirada de tu madre…no me separaría de ti- le respondió con una amplia sonrisa. El beso de Raven tras el anuncio de la opulenta cena que estaba preparando su madre le hizo fruncir el ceño y sentirse tenso por primera vez- Algo se nos ocurrirá- le comento bajando las escaleras, directos al comedor. Olía a comida desde que salieron de la habitación, estaba servida ya, a la espera que los comensales bajaran. El salón comedor era grande, albergaba sillas al menos para doce y todo estaba bien dispuesto. Lance ayudó a sentarse a Raven y tomó asiento a su lado antes de pasear la mirada por toda la comida que había.
El plan a seguir era el de coger porciones de comida pequeñas, masticarlas ligeramente y dar un trago a la bebida para después limpiarse con la servilleta y dejar la comida en ella. También iba a desmenuzar la comida y mover los trozos por el plato, así parecería que ha comido y el resto se lo daría poco a poco a Raven, cuándo no fuera un problema.
La cena fue una pesadilla, la madre de Raven se ocupó de preguntar por la zona y por las preferencias de ambos, cosa que aún ni habían hablado- La verdad es que todavía no lo hemos hablado…- dijo mirando a Raven buscando alguna respuesta. Tampoco sabían cuánto tiempo iban a quedarse allí, pero los asuntos que les concernían ya estaban solucionados, la familia Wallace estaba a salvo y había recuperado lo que antaño fue. Después de unos tediosos minutos, Lance agradeció quitarse el sabor de la comida y dar un sorbo largo al vino que habían servido- Ha sido una velada exquisita, gracias por invitarme- dijo poniéndose en pie indicando el final de la cena.
Una vez acabaron de cenar, iban al salón, donde él podría tocar el piano o disfrutar de una buena copa. Sin embargo ladeó la cabeza al recordar el pequeño porche trasero que alguna vez le había comentado Raven- ¿te apetece fumar un cigarro? - sacó la pitillera de la chaqueta y ofreció un cigarrillo a su prometida. Su hermana y su madre la miraron con cierto recelo, pero no pudieron evitárselo, ahora Raven era una adulta, estaba a un paso de formar su propia familia y los deseos de su madre o su hermana no tenían el peso que tuvieron. Lance esperó a que Raven accediera a fumarse el cigarro- Espera un momento, voy a acompañarte- dijo acercándose al bar de la sala de estar y sirviéndose un vaso de whisky solo- Ahora ya podemos- le enseño la copa con una sonrisa y fueron juntos a la parte de atrás. Él se apoyó en el umbral de la puerta, mirando cómo la oscuridad se estaba comiendo ya finca por completo- Tenemos que hablar de la boda… ¿Dónde quieres celebrarla Raven? Te lo pregunto porque si ha de ser en menos de seis meses, tengo que ponerme en contacto ya con los invitados. Acudirá mucha gente…como en el baile en el que estuvimos juntos por primera vez- le recordó. En ese momento pasó por su cabeza el pequeño vals que habían bailado y cómo la noche cambió radicalmente a una entrega total del uno por el otro en la cámara de tortura- Pediré que toquen nuestro vals- dijo acercándose hasta ella antes de dar un trago a su vaso- Tengo muy buenos recuerdos de esa noche…
Dejó su habitación hecha, lo único que había cambiado de ella era que ahora, sobre la mesita auxiliar al lado del armario, había un pequeño bar compuesto por whisky, agua y una cubitera de hielo triturado. Miró a su alrededor, parecía una habitación que no había tenido mucha vida. Y cuando Raven le dijo que se trataba de la habitación de su difunto hermano, se lo confirmó- Elemental-dijo rascándose la barba dejada que solía llevar- Daba por hecho que en cuanto escapáramos de mirada de tu madre…no me separaría de ti- le respondió con una amplia sonrisa. El beso de Raven tras el anuncio de la opulenta cena que estaba preparando su madre le hizo fruncir el ceño y sentirse tenso por primera vez- Algo se nos ocurrirá- le comento bajando las escaleras, directos al comedor. Olía a comida desde que salieron de la habitación, estaba servida ya, a la espera que los comensales bajaran. El salón comedor era grande, albergaba sillas al menos para doce y todo estaba bien dispuesto. Lance ayudó a sentarse a Raven y tomó asiento a su lado antes de pasear la mirada por toda la comida que había.
El plan a seguir era el de coger porciones de comida pequeñas, masticarlas ligeramente y dar un trago a la bebida para después limpiarse con la servilleta y dejar la comida en ella. También iba a desmenuzar la comida y mover los trozos por el plato, así parecería que ha comido y el resto se lo daría poco a poco a Raven, cuándo no fuera un problema.
La cena fue una pesadilla, la madre de Raven se ocupó de preguntar por la zona y por las preferencias de ambos, cosa que aún ni habían hablado- La verdad es que todavía no lo hemos hablado…- dijo mirando a Raven buscando alguna respuesta. Tampoco sabían cuánto tiempo iban a quedarse allí, pero los asuntos que les concernían ya estaban solucionados, la familia Wallace estaba a salvo y había recuperado lo que antaño fue. Después de unos tediosos minutos, Lance agradeció quitarse el sabor de la comida y dar un sorbo largo al vino que habían servido- Ha sido una velada exquisita, gracias por invitarme- dijo poniéndose en pie indicando el final de la cena.
Una vez acabaron de cenar, iban al salón, donde él podría tocar el piano o disfrutar de una buena copa. Sin embargo ladeó la cabeza al recordar el pequeño porche trasero que alguna vez le había comentado Raven- ¿te apetece fumar un cigarro? - sacó la pitillera de la chaqueta y ofreció un cigarrillo a su prometida. Su hermana y su madre la miraron con cierto recelo, pero no pudieron evitárselo, ahora Raven era una adulta, estaba a un paso de formar su propia familia y los deseos de su madre o su hermana no tenían el peso que tuvieron. Lance esperó a que Raven accediera a fumarse el cigarro- Espera un momento, voy a acompañarte- dijo acercándose al bar de la sala de estar y sirviéndose un vaso de whisky solo- Ahora ya podemos- le enseño la copa con una sonrisa y fueron juntos a la parte de atrás. Él se apoyó en el umbral de la puerta, mirando cómo la oscuridad se estaba comiendo ya finca por completo- Tenemos que hablar de la boda… ¿Dónde quieres celebrarla Raven? Te lo pregunto porque si ha de ser en menos de seis meses, tengo que ponerme en contacto ya con los invitados. Acudirá mucha gente…como en el baile en el que estuvimos juntos por primera vez- le recordó. En ese momento pasó por su cabeza el pequeño vals que habían bailado y cómo la noche cambió radicalmente a una entrega total del uno por el otro en la cámara de tortura- Pediré que toquen nuestro vals- dijo acercándose hasta ella antes de dar un trago a su vaso- Tengo muy buenos recuerdos de esa noche…
Lance Galahad- Vampiro/Realeza
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