AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Destino - Privado
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Destino - Privado
Su plan de conseguir una esposa adinerada no estaba funcionando de la manera en que esperaba, todo debido a que las mujeres de París eran más superficiales y tontas de lo que esperaba, aspecto que si bien no era del todo malo, tampoco era bueno. Lenox deseaba una esposa de la que pudiera deshacerse fácilmente, alguien a quien eliminar no resultara una gran dificultad, una mujer que viviera sola o que tuviera padres ya enfermos o mayores de quienes él pudiera deshacerse. En la ciudad existían algunas candidatas, sin embargo, todas eran demasiado huecas, silenciosas o en su defecto habladoras, tanto que el vampiro no soportaba ni siquiera pasar un par de horas al lado de ellas, así que pensar en un compromiso o un matrimonio, por breve que fuera, resultaba imposible para él.
Esa noche, comprobaba una vez más que encontrar a su siguiente victima sería una misión prácticamente imposible. La joven con la que salía a la opera, era la única heredera de un linaje antiguo y poderoso del que solo quedaban su madre y ella. La madre de la muchacha quedó prendada de Lenox desde que se topara con él de manera “accidental” en una fiesta a beneficio de los huérfanos de París. En dicha fiesta, el Chateaubriand se mostró como un hombre amable, atento pero sobre todo, afectado por la resiente perdida de su esposa a quien había amando profundamente. Fue la mención de su esposa, la manera tan trágica en que abandono el mundo y el hecho de que él apenas comenzaba a salir, lo que llevaron a la anciana mujer a considerarlo un partido adecuado para su única hija. La mujer explicó a Lenox que se sabía con poco tiempo de vida y que realmente ansiaba que su hija quedara al cuidado de un buen hombre. De inmediato el vampiro comprendió lo que la mujer insinuaba, pero para no despertar sospechas, acepto salir con la joven en un plan de amistad que él esperaba se volviera algo más serió, o mejor dicho, había esperado.
La joven que le acompañaba, era bella pero con un carácter bastante taciturno que casi no habló en su camino a la opera y que en rara ocasión lo observó. La dama pues, no mostraba el mínimo interés en Lenox de hecho, mostraba más interés por la opera que por lo que él pudiera decirle; siendo las únicas palabras que escuchara de ella aquellas que aseguraban que aceptaría a cualquier pretendiente que su madre escogiera. Ese detalle volvía mucho más sencilla la misión del inmortal pero por algún motivo, ella, al igual que muchas otras tampoco le convencía.
Disculpándose unos momentos, el vampiro abandono su asiento y dirigió sus pasos al exterior de la opera, donde busco una pared en la cual recargar su espalda. Una vez que encontró una lo suficientemente alejada del ruido y de molestas personas, cerró los ojos y se quedó ahí. No poseía motivo alguno para volver al lado de la conformista dama que no le brindaba significaba siquiera un reto de conquista. Su salida de esa noche, pintaba para ser sumamente aburrida.
Esa noche, comprobaba una vez más que encontrar a su siguiente victima sería una misión prácticamente imposible. La joven con la que salía a la opera, era la única heredera de un linaje antiguo y poderoso del que solo quedaban su madre y ella. La madre de la muchacha quedó prendada de Lenox desde que se topara con él de manera “accidental” en una fiesta a beneficio de los huérfanos de París. En dicha fiesta, el Chateaubriand se mostró como un hombre amable, atento pero sobre todo, afectado por la resiente perdida de su esposa a quien había amando profundamente. Fue la mención de su esposa, la manera tan trágica en que abandono el mundo y el hecho de que él apenas comenzaba a salir, lo que llevaron a la anciana mujer a considerarlo un partido adecuado para su única hija. La mujer explicó a Lenox que se sabía con poco tiempo de vida y que realmente ansiaba que su hija quedara al cuidado de un buen hombre. De inmediato el vampiro comprendió lo que la mujer insinuaba, pero para no despertar sospechas, acepto salir con la joven en un plan de amistad que él esperaba se volviera algo más serió, o mejor dicho, había esperado.
La joven que le acompañaba, era bella pero con un carácter bastante taciturno que casi no habló en su camino a la opera y que en rara ocasión lo observó. La dama pues, no mostraba el mínimo interés en Lenox de hecho, mostraba más interés por la opera que por lo que él pudiera decirle; siendo las únicas palabras que escuchara de ella aquellas que aseguraban que aceptaría a cualquier pretendiente que su madre escogiera. Ese detalle volvía mucho más sencilla la misión del inmortal pero por algún motivo, ella, al igual que muchas otras tampoco le convencía.
Disculpándose unos momentos, el vampiro abandono su asiento y dirigió sus pasos al exterior de la opera, donde busco una pared en la cual recargar su espalda. Una vez que encontró una lo suficientemente alejada del ruido y de molestas personas, cerró los ojos y se quedó ahí. No poseía motivo alguno para volver al lado de la conformista dama que no le brindaba significaba siquiera un reto de conquista. Su salida de esa noche, pintaba para ser sumamente aburrida.
Lenox Chateaubriand- Vampiro Clase Media
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Re: Destino - Privado
La vida de Soo, en París, era de por mas aburrida y monótona, y aunque era verdad que ni un solo día pasaba en ser invitados a una reunión, una velada de gala, la joven Coreana, prefería la tranquilidad, los paseos solitarios y poder reflexionar ante las verdades que iban surgiendo, desde su llegada a la ciudad. Aún se encontraba en sorprendida, cuando un alma en pena se acercó hasta ella y le suplicó cuidara de su hijo. Ese espectro, que al principio se mostró aterrador y agresivo, tras el uso de un talismán y oraciones budistas, Soo, pudo ir distinguiendo de quien se trataba, y el anima en pena, se transformó en un bello ser de luz que suplicaba entre sollozos que cuidaran de su pequeño. ¿Como podía ser que aquella tía a la que tanto había amado, aún sin haberla conocido, se podía haber convertido en un espíritu errante, que suplicaba por su liberación?, aún de tantos meses, la joven hechicera no podía encontrar la respuesta.
Pensando en su tía, y en el trágico final que había vivido, la joven coreana se dispuso a prepararse para la velada a la que debía asistir. Su hermano, se encontraba de viaje y era su responsabilidad, entretener a un matrimonio asiático que había llegado a la ciudad, con la esperanza de montar un comercio de bienes suntuosos. Aunque para la joven, aquello era un desacierto, teniendo en cuenta que solo el embajador de Corea, y unos cuantos asiáticos más, había logrado superar las trabas que los grandes navieros europeos ponían al comercio asiático, que pasara fuera de las garras de compañías británicas y asociadas a la corona inglesa. Pero a ella no le correspondía el ponerles sobre aviso, muy por el contrario, mientras mas gastaran en aquella fútil empresa, mejores serían los dividendos que recibirían los hermanos Ryong.
Tras mandar recado a los esposos Wonng, confirmando la hora y el lugar del encuentro, se dispuso a prepararse, esa noche no usaría el traje tradicional, sino que vestiría un hermoso y elegante vestido verde esmeralda, que resaltaría la palidez de su piel y los cabellos renegridos, ademas sus labios pintados con una tinta tradicional china, a base de rosas, y un delineado de sus soñadores ojos, le darían - seguramente - la atención de mas de un caballero que la contemplara en el lobby del teatro de París. Cuando llegó la hora, Soo, se hizo llevar hasta el hotel Des Arenes, allí se encontró con el matrimonio y juntos continuaron el viaje hasta el teatro, en donde se daría el estreno de una obra teatral, que apenas tenía unos años de estrenada. Según había leído en el catalogo que el fue entregado por los sirvientes del teatro, era una obra alemana, que trataba la historia de un instrumento mágico. Aquello divirtió a la joven, ya que siendo una bruja, quería saber de que se trataba aquella maravilla de una flauta con poderes.
Con suma diligencia, el empleado los guió hasta uno de los palcos mas costosos y mejor ubicados, pues la joven quería que la velada de aquel empresario fuera memorable.Tras comenzar la obra, pudo observar como sus invitados se encontraban absortos en la opera, lo que le permitió poder distenderse y dejar vagar su mirada por todos los palcos y butacas que estaban frente a ella. Fue en uno de esos palcos, que la palidez y el aura que rodeaban a un caballero, llamaron su atención. No le costó darse cuenta que se trataba de un vampiro, ya que aquel color de aura, era el mismo que poseía el embajador de Corea, lo que llamó su atención y le hizo cometer una imprudencia, fue pensar que al igual que aquel inmortal coreano, éste podía llegar a ser un ser bondadoso y amable, ¿o sería que el embajador se mostraba solo de esa manera con los que le eran leales, como los hermanos Ryong?, si,seguramente esa fue la causa que la llevó a levantarse de su asiento y disculparse con el matrimonio Wonng, para luego dejar el teatro y buscar la estela de aura que pertenecía al inmortal.
No muy lejos del teatro le encontró, el caballero se encontraba descansando su espalda en la pared de un edificio, su expresión parecía indicar que se encontraba aburrido, y aunque otros podían pensar como una obra como aquella podía aburrir a un caballero, ella lo comprendió, pues también se había sentido asfixiada en ese lugar y aturdida con tanta parafernalia musical. Con su mirada clavada en el esbelto cuerpo del inmortal, sonrió levemente e inspiró el frío aire de la noche, cerró sus ojos e inclinó su cabeza hacia atrás, - ¿No es hermoso el cielo estrellado? - pensó en silencio, pero dirigiéndose al vampiro, como si intuyera que él podría leer su mente, permitiendo que se acercara a ella y la noche se volviera mas interesante.
Pensando en su tía, y en el trágico final que había vivido, la joven coreana se dispuso a prepararse para la velada a la que debía asistir. Su hermano, se encontraba de viaje y era su responsabilidad, entretener a un matrimonio asiático que había llegado a la ciudad, con la esperanza de montar un comercio de bienes suntuosos. Aunque para la joven, aquello era un desacierto, teniendo en cuenta que solo el embajador de Corea, y unos cuantos asiáticos más, había logrado superar las trabas que los grandes navieros europeos ponían al comercio asiático, que pasara fuera de las garras de compañías británicas y asociadas a la corona inglesa. Pero a ella no le correspondía el ponerles sobre aviso, muy por el contrario, mientras mas gastaran en aquella fútil empresa, mejores serían los dividendos que recibirían los hermanos Ryong.
Tras mandar recado a los esposos Wonng, confirmando la hora y el lugar del encuentro, se dispuso a prepararse, esa noche no usaría el traje tradicional, sino que vestiría un hermoso y elegante vestido verde esmeralda, que resaltaría la palidez de su piel y los cabellos renegridos, ademas sus labios pintados con una tinta tradicional china, a base de rosas, y un delineado de sus soñadores ojos, le darían - seguramente - la atención de mas de un caballero que la contemplara en el lobby del teatro de París. Cuando llegó la hora, Soo, se hizo llevar hasta el hotel Des Arenes, allí se encontró con el matrimonio y juntos continuaron el viaje hasta el teatro, en donde se daría el estreno de una obra teatral, que apenas tenía unos años de estrenada. Según había leído en el catalogo que el fue entregado por los sirvientes del teatro, era una obra alemana, que trataba la historia de un instrumento mágico. Aquello divirtió a la joven, ya que siendo una bruja, quería saber de que se trataba aquella maravilla de una flauta con poderes.
Con suma diligencia, el empleado los guió hasta uno de los palcos mas costosos y mejor ubicados, pues la joven quería que la velada de aquel empresario fuera memorable.Tras comenzar la obra, pudo observar como sus invitados se encontraban absortos en la opera, lo que le permitió poder distenderse y dejar vagar su mirada por todos los palcos y butacas que estaban frente a ella. Fue en uno de esos palcos, que la palidez y el aura que rodeaban a un caballero, llamaron su atención. No le costó darse cuenta que se trataba de un vampiro, ya que aquel color de aura, era el mismo que poseía el embajador de Corea, lo que llamó su atención y le hizo cometer una imprudencia, fue pensar que al igual que aquel inmortal coreano, éste podía llegar a ser un ser bondadoso y amable, ¿o sería que el embajador se mostraba solo de esa manera con los que le eran leales, como los hermanos Ryong?, si,seguramente esa fue la causa que la llevó a levantarse de su asiento y disculparse con el matrimonio Wonng, para luego dejar el teatro y buscar la estela de aura que pertenecía al inmortal.
No muy lejos del teatro le encontró, el caballero se encontraba descansando su espalda en la pared de un edificio, su expresión parecía indicar que se encontraba aburrido, y aunque otros podían pensar como una obra como aquella podía aburrir a un caballero, ella lo comprendió, pues también se había sentido asfixiada en ese lugar y aturdida con tanta parafernalia musical. Con su mirada clavada en el esbelto cuerpo del inmortal, sonrió levemente e inspiró el frío aire de la noche, cerró sus ojos e inclinó su cabeza hacia atrás, - ¿No es hermoso el cielo estrellado? - pensó en silencio, pero dirigiéndose al vampiro, como si intuyera que él podría leer su mente, permitiendo que se acercara a ella y la noche se volviera mas interesante.
Soo Hyang Ryong- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/09/2017
Re: Destino - Privado
Con los ojos cerrados y recargado contra la pared, Lenox se preguntaba como es que haría para librarse de la joven dama que dejara en el palco donde se había mantenido sentado. Cierto era que aquella muchacha no le estaba complicado la situación, volviéndose prácticamente un regalo del cielo para el inmortal que solo buscaba una dama adinerada con la cual contraer matrimonio, sin embargo, por algún motivo que no lograba comprender aún del todo, las cosas tan sencillas no le satisfacían. El inmortal se daba cuenta entonces de que no importaba que tan rica y hermosa fuera aquella dama pues en lo único en lo que pensaba era en su cara de amargura y en la falta de deseo de ella por estar al lado del vampiro. Un suspiro fluyó de los labios del inmortal como una mera muestra de aburrimiento y fue mientras pensaba en que lo mejor era escabullirse sin decir nada, arriesgándose a ser juzgado como un grosero o cuando hasta su mente llegó una pregunta, formulada no por la mente del vampiro sino por la de alguien cercano.
Los ojos del Chateubriand se abrieron para con parsimonia ir hasta la figura que se encontraba recargada también contra la pared. Una sonrisa apareció en los labios del vampiro al notar como es que quien decidía hacerle compañía en aquella noche era una dama de aura mágica, quien despreocupada, cerraba sus ojos, como si de alguna manera se encontrase segura de que Lenox no le haría daño, siendo esa una de las creencias que desafortunadamente había llevado a muchas otras mujeres a morir en manos del vampiro.
Antes de responder a la pregunta formulada por la bruja, el inmortal dirigió su mirada al cielo, con la única finalidad de cerciorarse de que el cielo estrellado era efectivamente hermoso.
– Lo es – confirmo antes de alejar la vista del cielo y posarla nuevamente sobre la joven – aunque había olvidado que lo era, quizás porque el cielo estrellado es lo único que mis ojos pueden contemplar y después de tanto tiempo observándolo, pierde algo de encantó – confesó sonriendo – ¿No le ha gustado la obra? – preguntó entonces, notando que la dama iba demasiado arreglada como para simplemente decidir que era mejor observar el cielo que una puesta en escena, aunque si le sucedía como a él y sus acompañantes resultaban aburridos, podría comprenderla.
Los ojos del Chateubriand se abrieron para con parsimonia ir hasta la figura que se encontraba recargada también contra la pared. Una sonrisa apareció en los labios del vampiro al notar como es que quien decidía hacerle compañía en aquella noche era una dama de aura mágica, quien despreocupada, cerraba sus ojos, como si de alguna manera se encontrase segura de que Lenox no le haría daño, siendo esa una de las creencias que desafortunadamente había llevado a muchas otras mujeres a morir en manos del vampiro.
Antes de responder a la pregunta formulada por la bruja, el inmortal dirigió su mirada al cielo, con la única finalidad de cerciorarse de que el cielo estrellado era efectivamente hermoso.
– Lo es – confirmo antes de alejar la vista del cielo y posarla nuevamente sobre la joven – aunque había olvidado que lo era, quizás porque el cielo estrellado es lo único que mis ojos pueden contemplar y después de tanto tiempo observándolo, pierde algo de encantó – confesó sonriendo – ¿No le ha gustado la obra? – preguntó entonces, notando que la dama iba demasiado arreglada como para simplemente decidir que era mejor observar el cielo que una puesta en escena, aunque si le sucedía como a él y sus acompañantes resultaban aburridos, podría comprenderla.
Lenox Chateaubriand- Vampiro Clase Media
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Fecha de inscripción : 22/02/2016
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Re: Destino - Privado
Recargada en aquella pared, con su rostro vuelto al firmamento estrellado, Soo, abrió nuevamente sus ojos, al escuchar como el caballero, respondía a su pregunta mental, desvelando el poder sobrenatural que poseía, y haciendo que la joven fuera mucho mas cautelosa al pensar, puesto que no habría posibilidades de bloquear aquel poder, aún no había experimentado sus conocimientos, sobre bloqueos mentales, ni posibles técnicas de lucha contra los vampiros. Pero como siempre, sus ansias de conocer, de experimentar, de averiguar, la llevaron a una situación peligrosa, pero no menos excitante, que la hizo sonreír, divertida. ¿Divertida? ¿Despreocupada? si, así de inconsciente era aquella chiquilla, como solía decirle su hermano, pues siempre terminaba cometiendo alguna imprudencia.
Giró levemente su rostro, hasta poder mirar al caballero que se había acercado a ella, aún conservaba la sonrisa diáfana, la mirada cargada de curiosidad, y el espíritu amigable. - ¿Verdad? son tan hermosas las noches estrelladas, pero el cielo que he contemplado en mi infancia, no es igual a éste, y las auroras boreales suelen danzar en el firmamento, como trozos de seda de un hanbok celestial - contestó clavando sus ojos en aquellos que la contemplaban con un descaro que podría haber molestado a mas de alguna mujer, pero no a la coreana, quien siempre se había caracterizado por su forma abierta, directa de tratar a las personas.
Con suaves movimientos, como si fueran parte de una danza antigua, se fue separando de la pared, manteniendo sus miradas unidas, sonriendo con gentileza y cierta seducción innata en ella. - ¿Se puede cansar uno de ver el firmamento nocturnal? - caviló, sabiendo que podía escucharla - ¿cuantos años ha pasado desde que no ha contemplado un amanecer? - volvió a cavilar. Mas pronto se dedicó a responder a la pregunta del inmortal. - En verdad, no me atraía la obra, por otro lado, es bueno que una pareja tenga intimidad, mas cuando por mucho tiempo no han logrado despertar ese sentimiento que alguna vez los unió - contestó, antes de reír libremente - si, puede decir que soy una casamentera, o una romántica empedernida, pero, es que sino, el matrimonio es un infierno, ¿no le parece? - preguntó.
Volvió a ser imprudente, - ¿usted está casado? ¿ha experimentado eso que le digo? - quiso saber, por un lado, la curiosidad le hacía querer conocer mas a ese hombre, y por otro lado, deseaba que le dijera que no, que no existía ningún ser que le hiciera compañía, ¿porque? no lo supo, tan solo pensó que aún un inmortal, debía tener un hilo rojo que le llevaría a encontrar algún día su destino.
Giró levemente su rostro, hasta poder mirar al caballero que se había acercado a ella, aún conservaba la sonrisa diáfana, la mirada cargada de curiosidad, y el espíritu amigable. - ¿Verdad? son tan hermosas las noches estrelladas, pero el cielo que he contemplado en mi infancia, no es igual a éste, y las auroras boreales suelen danzar en el firmamento, como trozos de seda de un hanbok celestial - contestó clavando sus ojos en aquellos que la contemplaban con un descaro que podría haber molestado a mas de alguna mujer, pero no a la coreana, quien siempre se había caracterizado por su forma abierta, directa de tratar a las personas.
Con suaves movimientos, como si fueran parte de una danza antigua, se fue separando de la pared, manteniendo sus miradas unidas, sonriendo con gentileza y cierta seducción innata en ella. - ¿Se puede cansar uno de ver el firmamento nocturnal? - caviló, sabiendo que podía escucharla - ¿cuantos años ha pasado desde que no ha contemplado un amanecer? - volvió a cavilar. Mas pronto se dedicó a responder a la pregunta del inmortal. - En verdad, no me atraía la obra, por otro lado, es bueno que una pareja tenga intimidad, mas cuando por mucho tiempo no han logrado despertar ese sentimiento que alguna vez los unió - contestó, antes de reír libremente - si, puede decir que soy una casamentera, o una romántica empedernida, pero, es que sino, el matrimonio es un infierno, ¿no le parece? - preguntó.
Volvió a ser imprudente, - ¿usted está casado? ¿ha experimentado eso que le digo? - quiso saber, por un lado, la curiosidad le hacía querer conocer mas a ese hombre, y por otro lado, deseaba que le dijera que no, que no existía ningún ser que le hiciera compañía, ¿porque? no lo supo, tan solo pensó que aún un inmortal, debía tener un hilo rojo que le llevaría a encontrar algún día su destino.
Soo Hyang Ryong- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/09/2017
Re: Destino - Privado
– ¿Auroras boreales? – preguntó antes de elevar nuevamente la mirada al cielo – Aún no he tenido el placer de contemplar un espectáculo semejante – sonrió pensando en sus primera noches como vampiro, noches en las que todo le parecía maravilloso, mientras que ahora, todo le parecía común y monótono – debe ser por eso que encuentro ya esta clase de cielos estrellados tan comunes, me hace falta ver algo verdaderamente exótico – si bien sus palabras daban la impresión de ser dedicadas enteramente a los cielos, la verdad es que estaban ligeramente dirigidas también a la dama que esa noche decidida hacerle compañía. La joven, delicadamente arreglada y de rasgos asiáticos, era como una rosa blanca en un jardín donde únicamente se encontraban rosas rojas; quizás por eso era que resultaba tan misteriosamente tentadora.
Hasta la mente de Lenox llegaron las preguntas de la joven, esas que provocaron que soltara una carcajada. Era normal para el vampiro el sondear los pensamientos de los mortales, pero aquella era la primera vez que los pensamientos fluían en dirección a él sin necesidad de que el sondeara en la mente de la persona.
– Que curioso – Confeso antes de volver a mirarla fijamente – Si, uno puede cansarse de ver el firmamento y tengo muchos años ya sin observar un amanecer. Tantos que prácticamente he olvidado como es el sol – entrecerró los ojos – pero nunca me había topado con alguien como tú – el tono de su voz se torno una caricia – eres tan común pero tan diferente.
La duda del Chateaubriand fueron respondidas de manera sincera por la dama, quien irónicamente se presentaba ante Lenox como una casamentera, una fiel creyente del amor; alguien muy diferente al vampiro que únicamente creía en el dinero y el poder.
– Así que… ¿Convenció a una pareja a venir para que recordaran por qué se amaban? –cruzo los brazos a la altura del pecho – Yo creo que usted es una romaica demasiado empedernida o que no se ha enamorado y por eso aún no descubre que el amor así como el matrimonio, siempre acaba siendo un infierno – y que mejor que la propia experiencia del inmortal, que ya llevaba a cuestas varios matrimonios así como las muertes de todas sus esposas.
Aunque la joven era una soñadora, despertaba en Lenox tanta curiosidad que le fue imposible tratar de alejarse y volver al lado de la mujer a quien ya comenzaba a olvidar, así que cediendo completamente a los encantos misteriosos de la bruja, respondió.
– Me he casado más veces de las que podría usted creer y aún así, nunca he experimentado eso que dice, quizás por eso es que aún me mantengo viudo.
Hasta la mente de Lenox llegaron las preguntas de la joven, esas que provocaron que soltara una carcajada. Era normal para el vampiro el sondear los pensamientos de los mortales, pero aquella era la primera vez que los pensamientos fluían en dirección a él sin necesidad de que el sondeara en la mente de la persona.
– Que curioso – Confeso antes de volver a mirarla fijamente – Si, uno puede cansarse de ver el firmamento y tengo muchos años ya sin observar un amanecer. Tantos que prácticamente he olvidado como es el sol – entrecerró los ojos – pero nunca me había topado con alguien como tú – el tono de su voz se torno una caricia – eres tan común pero tan diferente.
La duda del Chateaubriand fueron respondidas de manera sincera por la dama, quien irónicamente se presentaba ante Lenox como una casamentera, una fiel creyente del amor; alguien muy diferente al vampiro que únicamente creía en el dinero y el poder.
– Así que… ¿Convenció a una pareja a venir para que recordaran por qué se amaban? –cruzo los brazos a la altura del pecho – Yo creo que usted es una romaica demasiado empedernida o que no se ha enamorado y por eso aún no descubre que el amor así como el matrimonio, siempre acaba siendo un infierno – y que mejor que la propia experiencia del inmortal, que ya llevaba a cuestas varios matrimonios así como las muertes de todas sus esposas.
Aunque la joven era una soñadora, despertaba en Lenox tanta curiosidad que le fue imposible tratar de alejarse y volver al lado de la mujer a quien ya comenzaba a olvidar, así que cediendo completamente a los encantos misteriosos de la bruja, respondió.
– Me he casado más veces de las que podría usted creer y aún así, nunca he experimentado eso que dice, quizás por eso es que aún me mantengo viudo.
Lenox Chateaubriand- Vampiro Clase Media
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Re: Destino - Privado
Las palabras del vampiro, la hicieron voltear la mirada y buscar el rostro del caballero, quien le confesaba que jamás había visto una aurora boreal, y tras pensarlo un instante se preguntó como podría sobrevivir un ser nocturno como aquel, si viviera en un lugar donde las noches no existen o apenas duran unas pocas horas.
Mordió sus labios, al pensar en lo que él le decía de casi olvidar el amanecer. Pensó por un instante en lo maravilloso que sería el poder entregarle un amanecer a un ser como él. ¿habría acaso alguna manera? debería preguntarle a su hermano, aunque tal vez no sería una buena idea, ¿que pasaría si le preguntaba para que? bajó la mirada al suelo, su idea había sido nuevamente una idea descabellada.
No había vuelto a mirar al caballero cuando escuchó que contestaba a sus pensamientos, diciendo que no solo era una romántica empedernida, sino una ingenua, al pensar que el matrimonio no terminaba siendo siempre un infierno, un martirio. Enarcó una ceja - Me niego a pensar que el matrimonio debe ser siempre un martirio - susurró, volviendo su rostro al del vampiro. Mas volvió a quedar muda cuando él le confesó que había tenido varias mujeres y que era viudo.
Con sus ojos asombrados, le contempló, parpadeando varias veces, intentando salir de su estupor, - ¿Tan mal lo pasó, que no deseó volver a casarse? - dirigió su mirada al cielo estrellado, sonrió de medio lado, antes de contestar, - usted tiene el gran problema de no elegir correctamente - se animó a decir - tal vez, no ha llegado la mujer especial para usted, o debería ser un ser como usted, para que lo acompañe por muchos siglos - dijo ésto ultimo con un dejo de tristeza, ya que pensar en que cualquier otro tipo de ser, terminaría indefectiblemente muriendo antes que el mismo vampiro.
Mordió sus labios, al pensar en lo que él le decía de casi olvidar el amanecer. Pensó por un instante en lo maravilloso que sería el poder entregarle un amanecer a un ser como él. ¿habría acaso alguna manera? debería preguntarle a su hermano, aunque tal vez no sería una buena idea, ¿que pasaría si le preguntaba para que? bajó la mirada al suelo, su idea había sido nuevamente una idea descabellada.
No había vuelto a mirar al caballero cuando escuchó que contestaba a sus pensamientos, diciendo que no solo era una romántica empedernida, sino una ingenua, al pensar que el matrimonio no terminaba siendo siempre un infierno, un martirio. Enarcó una ceja - Me niego a pensar que el matrimonio debe ser siempre un martirio - susurró, volviendo su rostro al del vampiro. Mas volvió a quedar muda cuando él le confesó que había tenido varias mujeres y que era viudo.
Con sus ojos asombrados, le contempló, parpadeando varias veces, intentando salir de su estupor, - ¿Tan mal lo pasó, que no deseó volver a casarse? - dirigió su mirada al cielo estrellado, sonrió de medio lado, antes de contestar, - usted tiene el gran problema de no elegir correctamente - se animó a decir - tal vez, no ha llegado la mujer especial para usted, o debería ser un ser como usted, para que lo acompañe por muchos siglos - dijo ésto ultimo con un dejo de tristeza, ya que pensar en que cualquier otro tipo de ser, terminaría indefectiblemente muriendo antes que el mismo vampiro.
Soo Hyang Ryong- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/09/2017
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