AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
Espacios libres: 11/40
Afiliaciones élite: ABIERTAS
Última limpieza: 1/04/24
En Victorian Vampires valoramos la creatividad, es por eso que pedimos respeto por el trabajo ajeno. Todas las imágenes, códigos y textos que pueden apreciarse en el foro han sido exclusivamente editados y creados para utilizarse únicamente en el mismo. Si se llegase a sorprender a una persona, foro, o sitio web, haciendo uso del contenido total o parcial, y sobre todo, sin el permiso de la administración de este foro, nos veremos obligados a reportarlo a las autoridades correspondientes, entre ellas Foro Activo, para que tome cartas en el asunto e impedir el robo de ideas originales, ya que creemos que es una falta de respeto el hacer uso de material ajeno sin haber tenido una previa autorización para ello. Por favor, no plagies, no robes diseños o códigos originales, respeta a los demás.
Así mismo, también exigimos respeto por las creaciones de todos nuestros usuarios, ya sean gráficos, códigos o textos. No robes ideas que les pertenecen a otros, se original. En este foro castigamos el plagio con el baneo definitivo.
Todas las imágenes utilizadas pertenecen a sus respectivos autores y han sido utilizadas y editadas sin fines de lucro. Agradecimientos especiales a: rainris, sambriggs, laesmeralda, viona, evenderthlies, eveferther, sweedies, silent order, lady morgana, iberian Black arts, dezzan, black dante, valentinakallias, admiralj, joelht74, dg2001, saraqrel, gin7ginb, anettfrozen, zemotion, lithiumpicnic, iscarlet, hellwoman, wagner, mjranum-stock, liam-stock, stardust Paramount Pictures, y muy especialmente a Source Code por sus códigos facilitados.
Victorian Vampires by Nigel Quartermane is licensed under a
Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.
Creado a partir de la obra en https://victorianvampires.foroes.org
Últimos temas
Destino {Privado}
Página 1 de 1.
Destino {Privado}
"Yo creía en cuentos de hadas, no creía en cuentos de terror
Pero dado que nos hemos topado, deseo vivir en el.
¿Acaso eso es el destino? ¿Este juego tan cruel?
Tengo miedo, pues el amor siempre busqué."
Pero dado que nos hemos topado, deseo vivir en el.
¿Acaso eso es el destino? ¿Este juego tan cruel?
Tengo miedo, pues el amor siempre busqué."
Habían pasado ya cinco asó desde que su abuela falleció. Aquel día exactamente era la fecha, aunque ella ya mantenía una vida tranquila y fuera de pesares, por la perdida, aún llegaba a dolerle y el lacio se hacía presente, de una manera perturban. Su adaptación a una vida solitaria fue muy rápida quizás por el tiempo que pasaba siempre fuera de casa; las reuniones clandestina, sus entrenamientos, los libros, la taberna, y una que otra vez salidas con conocidos, sumado a lo mucho que disfrutaba dormir, todo aquello la mantenía distraída, y no es que se fuera a echar a la profunda tristeza desmedida, ella no era así, siempre había buscado salir adelante, pero cuando el dolor se asoma, y hace insoportable, es mucho mejor pasarla acompañada que sola, dado que ella no era la más sociable, el destructor de actividades diarias la tenía relajada.
Farrah Kasey se trataba de una chica única, hermosa como pocas, con con esos cabellos largos y rubios que parecían tener vida propia, con un cuerpo que robaba el aliento, con un carácter dulce y llamativo, pero aguerrido, ella era un diamante en bruto pues mantenía eso aún tan preciado y buscado por todos: Su virginidad. Se trata de un mito aquello de que todas las mujeres llegaban a ser vírgenes al matrimonio, muchas ellas eran tomadas incluso a la fuerza o en secreto, aquello no era nada nuevo, lo cierto es que ella lo poseía. Lo único malo que se le podía atribuir era su soledad. Catalogada de manera despectiva como una "quedada" pues poseía ya cinco asó encima de la edad promedio donde, las mujeres ya llegaban a contraer matrimonio, o incluso tener hijos, pero ella no era convencional, no, para nada lo era, y es que en su búsqueda por el verdadero amor, quizás se quedaría en el sueño eterno sobre su cama.
Se notaban los últimos rayos del sol de aquella tarde, el cielo de rojizo se pintaba de forma negra, oscura, y casi estrellada. A ella le gustaba la noche, las estrellas y la luna, todo aquello en conjunto la hacía sonreír, imaginar y soñar, siempre había deseado de su vida un cuento ó una novela, de esas que se leen y aprendes a enamorarte del protagonista, todas las noches lo pedía, pero poco a poco aquella hoguera en incendio de esperanza se iba extinguiendo. No importaba entonces seguir soñando, debía vivir su realidad, que gracias a ella comía, aunque no lo aceptara de forma audible, la rubia amaba su trabajo, se entretenía demasiado en él, y gracias a él se sentía mas cerca a sus historias. Algunas rondas le llevaban a grandes risas con los que salían sumergidos en alcohol del lugar, otras intrigada, confundida o emocionada con los relatos de la vida de aquellas alcohólicos, todas la llegaban a querer de visitar la taberna pues la sonrisa de su rostro a nadie era negada.
En la taberna no le era necesaria llevar un gran vestido, el más pomposo o elegante, incluso no era necesario llevar un corset, lo único que verdaderamente utilizaba era una pequeño mandil de medio cuerpo, uno negro que utilizaba para cuidarse de algún derrame sobre su cuerpo. Farrah había llegado una hora antes de lo normal. Tenía muchas ganas de tener todo limpio y arreglado para cuando llegaran sus compañeros de trabajo, siempre tenía pequeños detalles de esa manera, con ellos, por eso la querían tanto, dos de ellos incluso la habían invitado a tener citas, pero ella siempre se negaba con el pretexto que estaba cansada o que a la mañana siguiente tenía muchas cosas que hacer. Ambos la entendían, y a pesar de desear tener algo con ella le daban su espacio y la comprendían al cien.
Farrah había terminado con rapidez toda la limpieza, había ya abiertas las ventanas y las puertas se podía notar que estaban listos para recibir clientes, sonreía de forma amplia aunque no hubiera nadie dentro, aquello le parecía raro, la mayor parte de tiempo siempre había gente antes incluso que ella llegara, esperando la apertura del lugar. Observó con detenimiento todo a su alrededor, de verdad le faltaban muchos arreglos, quizás aquella noche se quedaría a darle algunos retoques a la pintura del lugar, total, no tenía mucho que hacer después, y aquel lugar prácticamente ya era suyo, pues el dueño le dejaba a cargo casi al cien por cierto de todo. Y claro, su salario era alto y casi único, claro, aunque tuviera que pagar tres salarios más.
- Buenas noches - Susurró Farrah cuando escuchó unos pasos adentrarse al lugar. - Enseguida estoy con usted - Sonrió de forma amplia mientras sacaba un pequeño pañuelo, era por regla limpiar la mesa de la persona que llegaba. Se acercó con una sonrisa amplia, con su sensualidad e inocencia nata, cuando llegó, el hombre miraba hacía abajo, y sólo pudo captar su cabellera negra - ¿Señor? ¿Desea algo de comer o tomar? - Preguntó con tono curioso y bastante agradable.
Farrah Kasey se trataba de una chica única, hermosa como pocas, con con esos cabellos largos y rubios que parecían tener vida propia, con un cuerpo que robaba el aliento, con un carácter dulce y llamativo, pero aguerrido, ella era un diamante en bruto pues mantenía eso aún tan preciado y buscado por todos: Su virginidad. Se trata de un mito aquello de que todas las mujeres llegaban a ser vírgenes al matrimonio, muchas ellas eran tomadas incluso a la fuerza o en secreto, aquello no era nada nuevo, lo cierto es que ella lo poseía. Lo único malo que se le podía atribuir era su soledad. Catalogada de manera despectiva como una "quedada" pues poseía ya cinco asó encima de la edad promedio donde, las mujeres ya llegaban a contraer matrimonio, o incluso tener hijos, pero ella no era convencional, no, para nada lo era, y es que en su búsqueda por el verdadero amor, quizás se quedaría en el sueño eterno sobre su cama.
Se notaban los últimos rayos del sol de aquella tarde, el cielo de rojizo se pintaba de forma negra, oscura, y casi estrellada. A ella le gustaba la noche, las estrellas y la luna, todo aquello en conjunto la hacía sonreír, imaginar y soñar, siempre había deseado de su vida un cuento ó una novela, de esas que se leen y aprendes a enamorarte del protagonista, todas las noches lo pedía, pero poco a poco aquella hoguera en incendio de esperanza se iba extinguiendo. No importaba entonces seguir soñando, debía vivir su realidad, que gracias a ella comía, aunque no lo aceptara de forma audible, la rubia amaba su trabajo, se entretenía demasiado en él, y gracias a él se sentía mas cerca a sus historias. Algunas rondas le llevaban a grandes risas con los que salían sumergidos en alcohol del lugar, otras intrigada, confundida o emocionada con los relatos de la vida de aquellas alcohólicos, todas la llegaban a querer de visitar la taberna pues la sonrisa de su rostro a nadie era negada.
En la taberna no le era necesaria llevar un gran vestido, el más pomposo o elegante, incluso no era necesario llevar un corset, lo único que verdaderamente utilizaba era una pequeño mandil de medio cuerpo, uno negro que utilizaba para cuidarse de algún derrame sobre su cuerpo. Farrah había llegado una hora antes de lo normal. Tenía muchas ganas de tener todo limpio y arreglado para cuando llegaran sus compañeros de trabajo, siempre tenía pequeños detalles de esa manera, con ellos, por eso la querían tanto, dos de ellos incluso la habían invitado a tener citas, pero ella siempre se negaba con el pretexto que estaba cansada o que a la mañana siguiente tenía muchas cosas que hacer. Ambos la entendían, y a pesar de desear tener algo con ella le daban su espacio y la comprendían al cien.
Farrah había terminado con rapidez toda la limpieza, había ya abiertas las ventanas y las puertas se podía notar que estaban listos para recibir clientes, sonreía de forma amplia aunque no hubiera nadie dentro, aquello le parecía raro, la mayor parte de tiempo siempre había gente antes incluso que ella llegara, esperando la apertura del lugar. Observó con detenimiento todo a su alrededor, de verdad le faltaban muchos arreglos, quizás aquella noche se quedaría a darle algunos retoques a la pintura del lugar, total, no tenía mucho que hacer después, y aquel lugar prácticamente ya era suyo, pues el dueño le dejaba a cargo casi al cien por cierto de todo. Y claro, su salario era alto y casi único, claro, aunque tuviera que pagar tres salarios más.
- Buenas noches - Susurró Farrah cuando escuchó unos pasos adentrarse al lugar. - Enseguida estoy con usted - Sonrió de forma amplia mientras sacaba un pequeño pañuelo, era por regla limpiar la mesa de la persona que llegaba. Se acercó con una sonrisa amplia, con su sensualidad e inocencia nata, cuando llegó, el hombre miraba hacía abajo, y sólo pudo captar su cabellera negra - ¿Señor? ¿Desea algo de comer o tomar? - Preguntó con tono curioso y bastante agradable.
Farrah Kasey- Humano Clase Media
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 20/09/2012
Re: Destino {Privado}
"No creo en el amor"
París el lugar en el cual tendría que cumplir con su misión, traer a una humana muy especial según su creadora, Zkarlet, ella la deseaba para sí misma. El aún fiel, a pesar de sus incontables deseos de completa libertad, haría este último trabajo para ella, después de esto la encararía para así por fin conseguir lo que más desea luego de un corazón que late, libertad. Un viaje a Europa, en realidad no es fuera de lo común para él, los barcos son un desagradable medio de transporte por una simple razón, tienes que ir junto a la carga, esta vez le tocó ir dentro del ataúd, y ya sin contar lo difícil que es reventar la puerta sellada de este sin hacer mucho ruido para pasar desapercibido, lo peor de todo es la alimentación dentro de la zona de carga, porque si, la mezcla de orgullo y el deseo de un buen sabor se hacen enemigos mortales, completamente.
Sin embargo las primeras semana de viaje no le fue mal, logro hacerse de tres empleados de aquella zona, tenerlos bajo su poder en realidad no fue difícil, tan solo captó al primero usando el poder sus ojos, y este cayó rendido bajo su merced, su control, este trajo a un segundo a la trampa mortal, y junto a su esclavo mental lograron maniatarlo, de nueva cuenta este primero hizo lo mismo con una tercera, y finalmente el buen amigo colaborador se ayudo el mismo a amordazarse también, estos tres lamentablemente no llegaron a salir del barco, pues el drenado matutino y la falta de alimento hizo que sus vidas cedieran, algo que sin duda no le gustó, pero situaciones extremas invitan a medidas extremas.
Y ese extremismo constante le reventó en la cara pues desde la desaparición de estos dos hombres y de la mujer fue suficiente motivo para que nadie más quisiera bajar en el resto del viaje a la zona de carga, por suerte tras este hecho solo pasaron dos días sin beber, y los efectos de su debilidad aún no los sentía, aparentemente una búsqueda humana es lo más sencillo del mundo, pero no cuando solo tienes una jodida carta con información verídica y el resto misticismo y fantasía puro, al menos esto piensa él de lo que dicen de esta ahora jovencita . ¿Realmente su sangre tendrá un sabor de mil demonios suculento? ¿Realmente será tan hermosa como una porcelana china? De solo pensar en ello su detenido cuerpo se estremece.
La idea es tan maravillosa como irreal, sin embargo su creadora no es ninguna idiota, en todos los años que estuvo con ella y que han sido más de mil, jamás le envió a cazar fantasmas, aunque claro si se diera la orden textualmente hablando quizá fuera hasta aquello posible. Por alguna razón dentro de sí estaba ese deseo de que realmente dicha mujer existiera, a pesar de que aparentemente no podría ser suya, puesto que Zkarlet la deseaba más que a nada, incluso más que su propia inmortalidad, una obsesión enfermiza que la llevó a enviarlo a París, lugar en dónde segundo la carta con información ahí vive.
Y pensar que cruzó de conteniente en continente solo por pruebas escritas, pero en el fondo era una gran oportunidad para alejarse de la engreída, egocéntrica y déspota Zkarlet, a la cuál a pesar de odiarla, y agradecerla al mismo tiempo, ya tenía entre ceja y ceja puesto que ya no era un neófito sin voluntad al que esta podría mandar de capricho en capricho como hizo todo este tiempo, arriesgando su cuello, exponiéndose a los peligros del sol y lo desconocido por él.
Triste pero cierto, al estar ya su cuerpo congelado, jamás suda, sin embargo es capaz de llorar, con ventajas y desventajas, parece que de llorar nadie se libra, los cambios de ropa no son muy necesarios, por aquello es un viajero extra liviano, solo lleva el cuerpo, el ataúd ni se moleta en recogerlo, prefiere lugares más espaciosos, pero igual de oscuros, un sótano, un cobertizo cerrado, como siempre dice, es solo cuestión de imaginación y bajo tierra siempre la ultima chance. Así de ligero entra a un bar-restaurante, no era la mejor fachada, ni la peor, se veía decente, al entrar pasea la vista por la barra, observa unas cuantas mujeres, y tras sentarse como una se aproxima, por costumbre observa el piso del lugar, cuidando de no ensuciar sus zapatos, pero en cuanto esta está frente de él, simplemente entra en shock.
El hambre de dos días aparentemente hacía estragos, frunce el ceño notablemente apretando los colmillos dentro de las fauces, esta mujer tenía un aroma exquisito y la sangre que le recorría las venas le llamaba de forma increíble, jamás en estos años le había pasado esto, y se lo atribuía a que nunca pasó más de un día sin beber, por lo que sería normal que su cuerpo reaccionará así, pero hacerlo aquí dentro era arriesgado - Un vaso de agua, por favor – Con su voz ronca común pero esta sonaba retenida, en cuanto esta le da el vaso lleno y llena de curiosidad por el simple pedido, este lo toma y se lo bebe de golpe, espera a que la mujer le de espacio y se regrese con el resto de sus compañeras, aprovecha y casi de golpe salta de su asiento.
Al hacer esto se golpea contra la mesa y esta simplemente se hace hacia adelante como si le hubiera pasado un rinoceronte de frente, logra escapar del lugar, y refugiarse en la zona de pasto cerca de unos árboles grandes, pero su sorpresa en la noche aún no acaba, puesto que frente de él, se encontraban dos hombres armados, aparentemente cazadores, no tenía tiempo para titubear, para nada. Salta encima de uno y le desagarra el cuello, lamentablemente para su suerte, este aún sigue con vida y en el último aliento le arroja agua bendita sobre el rostro, quemándole todo este, sanaría, solo si sobrevive. Cegado puede sentir como unas cadenas de apresan el cuello y le tironean la cabeza buscando arrancársela. Pero resiste, todo lo que puede mientras su visión va regresando lentamente a él.
"O, eso me gusta creer"
Última edición por Bill Compton el Jue Oct 11, 2012 7:24 pm, editado 1 vez
Invitado- Invitado
Re: Destino {Privado}
Si bien, su vida no era la de una muchacha llena de lujos, de dinero y de muchas obligaciones como prepararse para ser una mujer digna de casarse con el mejor postor, ella simplemente era feliz, porque así se le había enseñado, y porque su vida no constaba de otras cosas. Desde que había nacido, sin importar lo muy dramático o duro que había sido el transcurso del camino de su vida, ella había recibido amor de cualquier persona que estuviera a su alrededor, quizás por esa manera no era tan infeliz, quizás por eso era tan inocente y sabía como demostrar siempre amor sin importar lo corrupta o mala que fuera la verdadera vida. No se arrepentía para nada de ser de esa manera, aunque la molestaran, aunque le dijeran que estaba mal de confiar de tanto, ella era feliz, sumamente feliz, y por eso seguía siendo de esa manera. Ama a los demás como la amaron a ella, sin condiciones.
En aquella pequeña taberna se ha hecho de muchos amigos, incluso el dueño tiene una especie de apreciación especial por ella, le pasa sus llegadas tarde, incluso su tiene que salir temprano, le sonríe y la hace sonreír, muchos de sus compañeros le han dicho que ese hombre está enamorado de ella, pero dado que la joven no tiene interés aún de una relación prefiere evitar el tema. Se siente feliz simplemente de estar ahí. ¿Por qué? Por que para ella vivir es más que suficiente, no hay razones fuertes, quizás seguiría ese legado de su abuela, ayudaría a los demás sin problema, y es que eso deseaba, ayudar a los demás como el mundo la había ayudado a ella. Aquella noche se sentía inquieta, mucho en realidad, y tenia una especie de presentimiento que no la dejaba en paz, lo malo es que no sabía si era bueno o malo. Tenía que esperar y averiguarlo por completo. Pero esperar no es que fuera su mejor cualidad, la inquietud le pedía ser ansiosa.
Farrah observa con curiosidad al hombre que acaba de atender. Es bastante extraño para ella que nadie más haya llegado, ni clientes, ni amigos que estuvieran a cargo de la taberna. En ocasiones mirada de reojo, intentaba no parecer tan descarada, pero no es que estuviera ocultando algo en especial, la sola idea de verse sola con ese hombre misterioso la hizo temblar. Decidió entonces que lo mejor sería ver hacía otro lado, observó que las botellas estuvieran ordenadas, los vasos, y todo aquello que pudieran consumir los futuros clientes. Para su buena suerte ya había dejado todo a la perfección y sólo se tenía que preocupar porque la noche fuera tranquila, y pudiera vender lo suficiente. Siempre se ponía una especie de meta para vender en la noche, siempre se hacía retos, y esa noche no sería la excepción.
Se sobresaltó cuando observó al hombre casi tirar el vaso, y más aún al verlo de aquel estado, lo que le sorprendió fue que se fuera sin mirar atrás, sin ni siquiera agradecer el agua. No es que lo fuera a cobrar en realidad, pero para ella era sumamente importante que al menos le dieran las gracias. Hizo una mueca y dio una vuelta completa casi de un salto por la barra. Miro a su alrededor, ninguna mesa estaba llena, ni con una persona sentada, eso lo sabía pero en ocasiones era tan descuidada que le gustaba volver a confirmar. Cuando estuvo en la puerta la falta de luz por la noche la hizo sentirse confundida. ¿Por qué debía buscar al hombre? Otras veces borrachos se habían ido de esa manera y no hacía nada ¿Qué debía de tener de especial él?No lo sabía pero estaba segura que buscaría respuestas.
- ¡Oye! - Dijo en voz alta intentando que aquel hombre apareciera de la nada, y que le diera al menos las gracias, no estaba demás soñar, o pensar que lo haría - Oye, ¿Dónde estás? - Ni siquiera se sabía el nombre, aquel hombre no era de los que fueran diariamente, a muchos ya les conocían, incluso sus esposas les decían que los cuidara, pero a él nunca antes lo había visto, y eso la consternaba un poco más. Farrah no entendía que estaba pasando, porque sentía aquellos grandes impulsos por descubrir a ese misterioso hombre pálido que tomaba agua. - ¿Dónde estás? - Volvió a insistir. Farrah era tan inocente que en ocasiones llegaba a pecar, o a pasar como ingenua, no se estaría contenta hasta saber dónde estaba, y porqué había salido de esa manera.
La curiosidad de Farrah se fue incrementando a cada paso que daba. Incluso sintió una especie de alerta en el pecho. Varios pares de pasos se hicieron presentes, se escondió entre unas plantas observando dos grandes cuerpos fornidos correr en una dirección. La rubia avanzó con ligereza, buscando no llamar la atención de ninguno de los cazadores. Se llevó una gran sorpresa al ver como el hombre que estaba en la taberna mataba a uno, y después como el otro comenzó a someter al vampiro. Estaba a punto de gritar pero se llevo las manos a la boca buscando no cometer alguna torpeza. Cuando sintió que estaban por matar al hombre de la taberna decidió actuar. Su mirada se iba de un lado a otro ¿Qué podría hacer?
- ¡No lo lastimes! - Gritó con fuerza, en sus manos tenía una especie de palo de manera, uno grueso, que quizás por la ayuda de la adrenalina pudo cargar. Dio un fuerte golpe en la cabeza del hombre, sin poder evitarlo el golpe fue tan traumático que pronto comenzó a brotar sangre de la cabeza - Oh Por Dios ¡Lo siento! - Dijo bastante espantada. Soltando con fuerza el palo al suelo. Notando lo que había hecho, pronto sus ojos se movieron con rapidez, su mirada se había topado con la oscura ajena. Tragó saliva y se hizo completamente hacía atrás - ¡No sé porque lo hice! - Se excusó, y sus pasos la llevaron hasta chocar la espalda contra el tronco de un árbol. Se mordió el labio inferior con fuerza, tanto que estuvo a punto de sacarse sangre, más bien lo hizo, pues una gota escurrió por sus labios hasta su mentón - Yo… - Su cuerpo comenzó a temblar con fuerza, sabía que las cosas no estaban bien.
En aquella pequeña taberna se ha hecho de muchos amigos, incluso el dueño tiene una especie de apreciación especial por ella, le pasa sus llegadas tarde, incluso su tiene que salir temprano, le sonríe y la hace sonreír, muchos de sus compañeros le han dicho que ese hombre está enamorado de ella, pero dado que la joven no tiene interés aún de una relación prefiere evitar el tema. Se siente feliz simplemente de estar ahí. ¿Por qué? Por que para ella vivir es más que suficiente, no hay razones fuertes, quizás seguiría ese legado de su abuela, ayudaría a los demás sin problema, y es que eso deseaba, ayudar a los demás como el mundo la había ayudado a ella. Aquella noche se sentía inquieta, mucho en realidad, y tenia una especie de presentimiento que no la dejaba en paz, lo malo es que no sabía si era bueno o malo. Tenía que esperar y averiguarlo por completo. Pero esperar no es que fuera su mejor cualidad, la inquietud le pedía ser ansiosa.
Farrah observa con curiosidad al hombre que acaba de atender. Es bastante extraño para ella que nadie más haya llegado, ni clientes, ni amigos que estuvieran a cargo de la taberna. En ocasiones mirada de reojo, intentaba no parecer tan descarada, pero no es que estuviera ocultando algo en especial, la sola idea de verse sola con ese hombre misterioso la hizo temblar. Decidió entonces que lo mejor sería ver hacía otro lado, observó que las botellas estuvieran ordenadas, los vasos, y todo aquello que pudieran consumir los futuros clientes. Para su buena suerte ya había dejado todo a la perfección y sólo se tenía que preocupar porque la noche fuera tranquila, y pudiera vender lo suficiente. Siempre se ponía una especie de meta para vender en la noche, siempre se hacía retos, y esa noche no sería la excepción.
Se sobresaltó cuando observó al hombre casi tirar el vaso, y más aún al verlo de aquel estado, lo que le sorprendió fue que se fuera sin mirar atrás, sin ni siquiera agradecer el agua. No es que lo fuera a cobrar en realidad, pero para ella era sumamente importante que al menos le dieran las gracias. Hizo una mueca y dio una vuelta completa casi de un salto por la barra. Miro a su alrededor, ninguna mesa estaba llena, ni con una persona sentada, eso lo sabía pero en ocasiones era tan descuidada que le gustaba volver a confirmar. Cuando estuvo en la puerta la falta de luz por la noche la hizo sentirse confundida. ¿Por qué debía buscar al hombre? Otras veces borrachos se habían ido de esa manera y no hacía nada ¿Qué debía de tener de especial él?No lo sabía pero estaba segura que buscaría respuestas.
- ¡Oye! - Dijo en voz alta intentando que aquel hombre apareciera de la nada, y que le diera al menos las gracias, no estaba demás soñar, o pensar que lo haría - Oye, ¿Dónde estás? - Ni siquiera se sabía el nombre, aquel hombre no era de los que fueran diariamente, a muchos ya les conocían, incluso sus esposas les decían que los cuidara, pero a él nunca antes lo había visto, y eso la consternaba un poco más. Farrah no entendía que estaba pasando, porque sentía aquellos grandes impulsos por descubrir a ese misterioso hombre pálido que tomaba agua. - ¿Dónde estás? - Volvió a insistir. Farrah era tan inocente que en ocasiones llegaba a pecar, o a pasar como ingenua, no se estaría contenta hasta saber dónde estaba, y porqué había salido de esa manera.
La curiosidad de Farrah se fue incrementando a cada paso que daba. Incluso sintió una especie de alerta en el pecho. Varios pares de pasos se hicieron presentes, se escondió entre unas plantas observando dos grandes cuerpos fornidos correr en una dirección. La rubia avanzó con ligereza, buscando no llamar la atención de ninguno de los cazadores. Se llevó una gran sorpresa al ver como el hombre que estaba en la taberna mataba a uno, y después como el otro comenzó a someter al vampiro. Estaba a punto de gritar pero se llevo las manos a la boca buscando no cometer alguna torpeza. Cuando sintió que estaban por matar al hombre de la taberna decidió actuar. Su mirada se iba de un lado a otro ¿Qué podría hacer?
- ¡No lo lastimes! - Gritó con fuerza, en sus manos tenía una especie de palo de manera, uno grueso, que quizás por la ayuda de la adrenalina pudo cargar. Dio un fuerte golpe en la cabeza del hombre, sin poder evitarlo el golpe fue tan traumático que pronto comenzó a brotar sangre de la cabeza - Oh Por Dios ¡Lo siento! - Dijo bastante espantada. Soltando con fuerza el palo al suelo. Notando lo que había hecho, pronto sus ojos se movieron con rapidez, su mirada se había topado con la oscura ajena. Tragó saliva y se hizo completamente hacía atrás - ¡No sé porque lo hice! - Se excusó, y sus pasos la llevaron hasta chocar la espalda contra el tronco de un árbol. Se mordió el labio inferior con fuerza, tanto que estuvo a punto de sacarse sangre, más bien lo hizo, pues una gota escurrió por sus labios hasta su mentón - Yo… - Su cuerpo comenzó a temblar con fuerza, sabía que las cosas no estaban bien.
Farrah Kasey- Humano Clase Media
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 20/09/2012
Re: Destino {Privado}
"Ayudar sin interés"
¿Qué significa todo esto? La situación, ¿dos cazadores esperándolo? ¿Acaso es qué fueron enviados por alguien del barco o qué? Esto es insólito en todos sus años jamás le paso algo así, una emboscada tan certera como si estuviera planeada, extraño, demasiado, pero, lo que sin duda a repasado ahora el grado de lo común y lo poco común del todo es que la humana que un minuto antes le había servido aquel gratuito vaso de pequeño de agua ahora con el garrote había despedazado la cabeza del cazador que estuvo a punto de terminar con él, al parecer ahora se la debía a esta humana, sin embargo en cualquier momento esta podría gritar y delatarlo, en el estado que estaba probablemente sería fatal, decide mantenerse cauteloso a pesar de la muestra de ayuda voluntaria y sin interés alguno, en lo que ella retrocede él avanza, hacia ella lentamente capta el aroma de la mujer, este es exquisito, y para el colmo de males la mujer es hermosa.
Sin embargo todo aquello por lo que desea contenerse se ve arrebatado de validez, la mujer, ella misma se sentencia, todo por sus dientes, aquello en los que no se puede ni confiar, como dice el dicho, el aroma de la sangre le atrae, le embelesa, casi como si fuera capaz de drogarlo cosa realmente difícil, ¿todo esto ocurría por culpa de la hambruna, de verdad? Las dudas eran miles pero la decisión final solo una, va a beber de ella y no hay nada que pueda existir sobre la tierra justo en este momento para evitarlo, casi desesperadamente la empuja contra el árbol, encajándose entre las piernas femeninas de forma sexual, sin embargo no es esa la intensión, aspira el aroma estira las fauces como si expulsara aire de forma constante y gran cantidad, extasiado.
Aferra con una mano la pierna femenina incapaz de pronunciar palabra, simplemente deleitando todos sus sentidos posibles con la humana, aparentemente con el rostro desquiciado por cómo le mira - Demonios, ¿por qué tuviste que morderte el labio? - Le lame ambos, después succiona, y por dentro siendo incapaz de de describir con palabras el sabor de la sangre, sabor que jamás probó antes, sabor que no se compara ante ninguno, ¿esto es posible? Debe ser el simple poder el hambre que juega pasadas con su mente, por unos segundos piensa en las cartas, pero está demasiado concentrado y excitado como para pensar demasiado y más allá de una cosa, clavar sus colmillos cerca de la yugular.
Ahora estaba en tela de juicio si dejarla viva sería una opción o el ser capaz de lastimarla, pues este placer que siente con tan solo pocas gotas de sangre es increíble, ¿cómo no dejarla vacía? Debe de, pero - Demasiado, demasiado bien, tengo que beber de ti, para seguir - Sucumbe finalmente ante la sensación y tras estirarle el cuello con las yemas de los dedos, incrusta ambos colmillos, captando su torrente sanguíneo, de reojo puede observar el rostro del terror y ella seguramente el rostro lleno de satisfacción, cada mililitro si pudiera ser posible sería considerado divino, esto se hace dudoso pues con lo que más es comparado un vampiro es un demonio, entonces el sabor era demoniaco, suculentamente infernal, empuja y presiona el cuerpo femenino contra la gran corteza de ese árbol, la sangre escurre en un hilo pequeño que escapada de las fauces del vampiro, bebe y bebe, ya estaba saciado pero lo placentero no se podía borrar, no quería parar, se negaba.
Pero va a hacerlo, por más que lo desee, no puede dejar seca a la mujer que le salvó la cabeza, y de forma literal, en un esfuerzo maratónico, pues sobrehumano ya es, retira los colmillos sin rasgar la piel, presiona las marcas abiertas del cuello empujando la lengua, limpiando así los resto y buscando cerrar las hendiduras, aunque lo haya hecho, la muchacha ya está debilitada, pues ah bebido una gran cantidad, al menos a de estar en una cama descansando quizá una hora o dos, o cuatro, dependiendo de en qué estado físico se encuentre, usualmente deja por algún lado a sus cenas pero esta vez no lo va a hacer, pues le debe mucho a la muchacha ,ya no solo el cuello, sino también el alimento, pues los días fueron duros y no encontró mucho por el viaje y el incomodo medio de transporte.
Lo bueno es que la muchacha no estaba inconsciente así que podría llevarla a un buen lugar seguro, lo mejor que pudo pensar pues aún en su mente y en sus labios se encuentra el maravilloso sabor que le hace perder el juicio, aprieta los dientes finalmente pudiendo esconder sus colmillos de los demás, mantiene a la muchacha cogida, le da un giro suave para tenerla en brazos, pegando el cuello que delata el acto pues esta ya con la sangre seca contra su cuerpo, espera solo unos momentos a que la muchacha recuperara un poco el sentido para poder hablar y razonar del todo - No sé tú nombre, pero me has salvado, no sé cuáles sean tus intenciones al haberlo hecho, es realmente extraño que un humano ayude a un vampiro, pues este se alimenta del humano, pero, te debo algo, te debo mi existencia, lo que pidas será tuyo. Pero por ahora, debes de guiarme a tu propiedad si tienes una o algún lugar en donde dejarte descansar y por favor de preferencia solitario – El hacer señales de su estado a otras personas es problemático, mientras menos lo sepan, es mejor.
Al parecer la mujer daba señas con las manos, esperaba de todas formas que empezara a hablar, avanza por dónde cree que ella intenta guiar, no tenía motivos para desconfiar de ella, por el contrario, tenía motivos para confiar en ella, pero jamás lo hacía del todo a primera instancia, siempre algo le quedaba duda, pues él que no hace un plan B siempre cae.
"¿Es posible, enserio?"
Última edición por Bill Compton el Jue Oct 11, 2012 7:24 pm, editado 1 vez
Invitado- Invitado
Re: Destino {Privado}
Estaba bastante confundida, aquello que había hecho ni en sus sueños con más acción lo había imaginado. Se siente tonta, incluso torpe, pero sabe que no hay marcha atrás, que cualquier cosa que haga le recordara eso. Quizás los hombres eran los buenos y él podría ser el malo. O quizás ella era la mala. Comenzó a pensar miles de cosas distintas, se sintió mal, sintió como una especie de presión le iba al pecho, aquel gran chorro de sangre que provenía de la cabeza del vampiro era su culpa, sólo de ella, y no podía hacer más. No se atrevía a mirarlo porque se sentía poco digna, sin embargo lo hizo, encarándolo porque ella lo había ayudado, y él no podría hacerle nada malo ¿o si? Suspiró, se perdió en aquel par de ojos ya no tan oscurecidos. La sangre brotó de forma lenta por su labio, y ella succionó un pequeño momento, pero sólo eso, pues guardó la compostura.
En un abrir y cerrar de ojos se encontraba contra el árbol. Sintió el impacto que le hizo que su vista se nublara. Gimió con suavidad, pero no de placer, más bien de dolor. Abrió sus ojos de golpe, le dio bastante miedo ver la posición en la que estaba, si la veía alguien seguro pensaría mal, y en su corta vida llevaba un buen historial de buen comportamiento que no deseaba perder. Sus manos viajaron a los hombros ajenos, buscando que él hombre se hiciera para atrás, pero su fuerza no se comparaba con la ajena, siempre se le había conocido por no ser la mujer más fuerte del mundo, pero sabía como defenderse, de humanos claro. Siguió empujando por un tiempo, pero nada, y su fuerza se disminuía a cada empujón que daba. Su cuerpo se tensó, tenía un poco de idea de lo que iba a pasarle.
- No, no, no, bájame ya, no me toques, no es una forma correcta de tenerme, además, no te conozco, lo hice porque te vi muy mal, y no sabía lo que eres, de haberlo sabido con claridad me hubiera quedado dentro - Mentía, lo hacía, porque aún así sabiendo que era un vampiro lo volvería a hacer, pues su corazón lo había dictado, además que, ella no distinguía entre razas, bueno en su mente, pues todo aquello iba en su imaginación, sin embargo no sabía como manejarse en la realidad. - Por favor, no, no, yo le ayudé, ¿no tendría que tener respeto al menos? - Y entonces recordó, en sus libros decía algo así, los vampiros no tenían corazón, ni bondad, ni religión, ni nada, y aquel hombre no se tentaría el corazón, la tomaría sin problema, y de la manera que fuera, entonces comenzó a temblar, todo su cuerpo tembló.
- Ah… - Un quejido bastante fuerte salió de sus labios, siente como le lame los mismos, y sin poder evitarlo se sonroja, sus ojos se abren con sorpresa por lo que escucha ¿Ella olía bien? Era cierto que le gustaba ser bastante limpia, pero seguramente él no hablaba de eso. Arquea su cuerpo ante el dolor de ser presionada con más fuerza, y se retuerce al sentir los colmillos mancillar su piel. La joven cierra los ojos, y comienza a gimotear de forma más seguida, no suplica porque está en shock, no grita porque tiene miedo, sin embargo siente como su cuerpo se tensa, y cuando intenta abrir los ojos todo le da vuelta, no hace más fuerza, ni siquiera siente que carga el peso de su cuerpo, todo se fue, todo es diferente, y siente como una gran sed se apodera de su boca. Se marea, y le dan punzadas en la cabeza.
- No, no me lleves a ningún lado, déjame aquí, no quiero que me ayudes en nada - Aquello lo dice de forma entrecortada, estaba más pálida que de costumbre, incluso tenia mucho frío, siente una especie de revoltijo en el estomago. Se lleva la mano al mismo, y se presiona, tiene muchas ganas de vomitar, está por hacerlo pero cierra los ojos, aferra su mano a la tela de su cuello - Déjame en el piso, no quiero tú ayuda - Repite, pero su respiración está bastante acelerada, ella está alterada, y busca aire con todas sus fuerzas, la sensación es extraña, sabía que no podría avanzar en un tiempo. Cierra los ojos, y luego cuando siente más claridad, los abre, notando la mirada y el rostro pálido del hombre. Del vampiro.
- Mi casa está a cinco minutos caminando hacía abajo, solo tiene que seguir aquel camino - Estira su mano, y le indica - Es la única casa de dos pisos aunque no se ve muy pequeña, ahí es donde vivo ¿Podrías llevarme a mi casa? ¿De verdad? Pero no quiero que te quedes mucho tiempo, quiero que me dejes y te vayas, no confío en ti, ya no lo hago, no desde que me mordiste - Le dice con seguridad, pero no se da cuenta, ya estaba frente a su casa. Sonríe de forma torpe y lo invita a pasar con ella de forma inconsciente, sus ojos se cerraban con fuerza, le pesaban demasiado, y de cierta manera aunque sintiera frío, el frío era bastante reconfortante, la hacía sentir segura, y al mismo tiempo llena de miedo a causa de lo que acababa de pasar. Él la sienta en el sillón y ella simplemente se recuesta.
- Vaya fuera de mi casa ya, no quiero verlo cerca, y cuide su vida, que seguramente nadie más lo volverá a defender - Hace una mueca, y se acurruca en el sillón, el vestido ligero que utilizaba para el trabajo se remanga un poco, deja notar parte de sus piernas, ella se quejaba mucho, en realidad sentía como si tuviera clavados pedazos de madera, quizás aún tenía en la piel pero no tenía animo de limpiarse sola, cierra los ojos y se hace un pequeño ovillo, temblando, muy cansada. Decide no decir más, el vampiro tenía que irse, tenía que dejar de hacer lo que quisiera con ella, se sentía bastante ofendida.
En un abrir y cerrar de ojos se encontraba contra el árbol. Sintió el impacto que le hizo que su vista se nublara. Gimió con suavidad, pero no de placer, más bien de dolor. Abrió sus ojos de golpe, le dio bastante miedo ver la posición en la que estaba, si la veía alguien seguro pensaría mal, y en su corta vida llevaba un buen historial de buen comportamiento que no deseaba perder. Sus manos viajaron a los hombros ajenos, buscando que él hombre se hiciera para atrás, pero su fuerza no se comparaba con la ajena, siempre se le había conocido por no ser la mujer más fuerte del mundo, pero sabía como defenderse, de humanos claro. Siguió empujando por un tiempo, pero nada, y su fuerza se disminuía a cada empujón que daba. Su cuerpo se tensó, tenía un poco de idea de lo que iba a pasarle.
- No, no, no, bájame ya, no me toques, no es una forma correcta de tenerme, además, no te conozco, lo hice porque te vi muy mal, y no sabía lo que eres, de haberlo sabido con claridad me hubiera quedado dentro - Mentía, lo hacía, porque aún así sabiendo que era un vampiro lo volvería a hacer, pues su corazón lo había dictado, además que, ella no distinguía entre razas, bueno en su mente, pues todo aquello iba en su imaginación, sin embargo no sabía como manejarse en la realidad. - Por favor, no, no, yo le ayudé, ¿no tendría que tener respeto al menos? - Y entonces recordó, en sus libros decía algo así, los vampiros no tenían corazón, ni bondad, ni religión, ni nada, y aquel hombre no se tentaría el corazón, la tomaría sin problema, y de la manera que fuera, entonces comenzó a temblar, todo su cuerpo tembló.
- Ah… - Un quejido bastante fuerte salió de sus labios, siente como le lame los mismos, y sin poder evitarlo se sonroja, sus ojos se abren con sorpresa por lo que escucha ¿Ella olía bien? Era cierto que le gustaba ser bastante limpia, pero seguramente él no hablaba de eso. Arquea su cuerpo ante el dolor de ser presionada con más fuerza, y se retuerce al sentir los colmillos mancillar su piel. La joven cierra los ojos, y comienza a gimotear de forma más seguida, no suplica porque está en shock, no grita porque tiene miedo, sin embargo siente como su cuerpo se tensa, y cuando intenta abrir los ojos todo le da vuelta, no hace más fuerza, ni siquiera siente que carga el peso de su cuerpo, todo se fue, todo es diferente, y siente como una gran sed se apodera de su boca. Se marea, y le dan punzadas en la cabeza.
- No, no me lleves a ningún lado, déjame aquí, no quiero que me ayudes en nada - Aquello lo dice de forma entrecortada, estaba más pálida que de costumbre, incluso tenia mucho frío, siente una especie de revoltijo en el estomago. Se lleva la mano al mismo, y se presiona, tiene muchas ganas de vomitar, está por hacerlo pero cierra los ojos, aferra su mano a la tela de su cuello - Déjame en el piso, no quiero tú ayuda - Repite, pero su respiración está bastante acelerada, ella está alterada, y busca aire con todas sus fuerzas, la sensación es extraña, sabía que no podría avanzar en un tiempo. Cierra los ojos, y luego cuando siente más claridad, los abre, notando la mirada y el rostro pálido del hombre. Del vampiro.
- Mi casa está a cinco minutos caminando hacía abajo, solo tiene que seguir aquel camino - Estira su mano, y le indica - Es la única casa de dos pisos aunque no se ve muy pequeña, ahí es donde vivo ¿Podrías llevarme a mi casa? ¿De verdad? Pero no quiero que te quedes mucho tiempo, quiero que me dejes y te vayas, no confío en ti, ya no lo hago, no desde que me mordiste - Le dice con seguridad, pero no se da cuenta, ya estaba frente a su casa. Sonríe de forma torpe y lo invita a pasar con ella de forma inconsciente, sus ojos se cerraban con fuerza, le pesaban demasiado, y de cierta manera aunque sintiera frío, el frío era bastante reconfortante, la hacía sentir segura, y al mismo tiempo llena de miedo a causa de lo que acababa de pasar. Él la sienta en el sillón y ella simplemente se recuesta.
- Vaya fuera de mi casa ya, no quiero verlo cerca, y cuide su vida, que seguramente nadie más lo volverá a defender - Hace una mueca, y se acurruca en el sillón, el vestido ligero que utilizaba para el trabajo se remanga un poco, deja notar parte de sus piernas, ella se quejaba mucho, en realidad sentía como si tuviera clavados pedazos de madera, quizás aún tenía en la piel pero no tenía animo de limpiarse sola, cierra los ojos y se hace un pequeño ovillo, temblando, muy cansada. Decide no decir más, el vampiro tenía que irse, tenía que dejar de hacer lo que quisiera con ella, se sentía bastante ofendida.
Farrah Kasey- Humano Clase Media
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 20/09/2012
Re: Destino {Privado}
"Ya veo, si existen"
Dicen que las personas de buenas intenciones nunca mienten bien o no les gusta mentir, pues la muchacha lo hacía extremadamente mal, demasiado mal, en resto del viaje parecía accidentado por sus reclamos quejas e incluso varios ataques, aunque lo más normal del mundo sea lo que está diciendo, curiosamente no lo decía enserio, él puede sentirlo, puede sentir sus latidos acelerados cuando habla, latidos que esconden el estado del ánimo del cuerpo, por más cansado que este, siempre reacciona diferente, aún así, meter a todos en el mismo saco es una costumbre de m al gusto, por eso no lo hará con ella y se mantendrá siempre al tanto, deseaba saber su nombre pues deseaba saber quién es esta mujer de tan placentera sustancia carmín, esta pequeña niña comparándola a él en años, le hace perder todo juicio en realidad, en alguna situación normal ya estaría comprobando si es ella la que describen las cartas, pero su mente está en otro lado del canal.
Se le queda viendo de frente, pues no está dispuesto aún a salir del lugar tan fácilmente, en realidad no desea irse nunca, ahora mismo desea beber de ella día tras días, parece ser algo vicioso que se genera en él, deseoso de beber mucha más de su sangre, pero se contiene, se lo debe a ella y es gran parte también del porqué no puede cumplir con sus pedidos, una humana así de sabrosa, sola en un mundo con vampiros la convierte en un blanco fácil, ese instinto por defender, defender lo que desea suyo aparece entonces, además de que si cualquier otro vampiro se entera de esto podría ser desastroso para ella, no todos los vampiros le deben el cuello ni la cabeza y menos son tan pacientes y consientes como él lo es, menos respetuosos con la vida, es verdad que una gran parte solo desea muerte y destrucción además de capricho, como su creadora.
Se mantiene por varios minutos inerte e indiferente a las palabras de la muchacha, simplemente está ahí pegado frente a ella, si ya de alguna forma deseaba escaparse del control de alguien, el sentimiento de deberle algo a alguien le hace preso otra vez, pero es diferente con la humana, pues no está obligado a hacerlo, ni ordenado, esto le nace mágicamente por así decirlo, y es tan raro que se ve incapaz de comprenderse él mismo, se inclina un poco hacia un lado del sofá, y le toma la mano de manera seria - Creo que debes valorar un poco, no. Mucho que a pesar de ser tan sabrosa e increíble tu sangre no te he desangrado ya, y los deseos son enormes, pero no lo haré – Aprieta las mandíbulas con gran fuerza ante sus propias palabras, resulta tan pero tan difícil.
Acto seguido besa el dorso de la delicada y pálida mano femenina, es muy suave y helado, puede observar claramente como sus propios labios hacen sacudirse a la mujer - No me iré y no espero solicitar su ayuda más o tendré que pasar muchos más años cuidando de usted. Me acaba de salvar, ¿mi vida? No le llamaría vida, le llamaría mi letargo, y no suelo decirlo a menudo, menos a seres humanos y no es por desprecio, simple realidad. Estoy agradecido y en deuda con usted mujer, ¿al menos me diría su nombre? Si desea realmente echarme de su casa lo entenderé, a nadie le gusta servir de alimento pero, estaré fuera de ella al menos por la noche, cuidaré su recuperación y de usted mientras esté en París, es lo mínimo que puedo hacer para devolverle el favor y pagar mi deuda – El sentido del honor y de la hidalguía aún vive dentro de él.
Tras reacciones esperadas o no se separa de ella y vuelve a levantarse, se quita el abrigo, dentro de casa no es necesario usarlo, además de que ya lleva mucho encima de ropa claro, camisa, chaleco y un polo sin mangas, no es que cambie seguido de ropa, sobre todo porque no usa, ni la moja, y el olor agradable se mantiene, la muchacha luce demacrada y considera que aquel sillón unitario no es el adecuado para que una convaleciente se recupere del todo, es extraño pues un innato sentido fraternal se despierta, aunque este mismo podría ser uno retorcido ya que este supuesto padre desea a esta supuesta hija de varias formas, tanto sexual como para beberla, lo que curiosamente se fusiona excelentemente bien. Se acerca y la sostiene de las caderas, de un tirón muy suave eleva el cuerpo de la mujer como si se tratara de una hoja de papel, sonríe de medio lado dejando ver solo un colmillo - Le llevaré a su habitación, ahí estará más cómoda, estoy seguro, los humanos son seres de costumbres – Aunque ella se negara sus reacciones la delatan.
Empuja la muerta de madera dándose paso a los aposentos de la joven humana, puede ver que la habitación esta ordenada, y es colorida, a su vista le llama la atención una especie de silla, pero es muy grande y sus patas diferentes, posiblemente una mecedora, hace mucho tiempo que no se montaba en una, y la tentación le empieza a nacer, estira las sabanas de la cama y la deposita dentro, luego la cubre hasta el pecho, todo esto muy lento, como negándose a hacerlo, pues lo que más desea es tenerla cerca, poseerla, beberla y tenerla, se mantiene inerte otro poco pero en una fugaz reacción se sienta sobre la mecedora, esta automáticamente inicia el movimiento, él sonríe como un niño jugando con su muñeco de trapo preferido o su espada recién comprada.
Pasan unos minutos en silencio, ya ella se dejo de quejar por los actos de él, como desde el inicio decía, ella es mala mentirosa y aunque diga que no, en el fondo está bien con lo que sucede, lo que es normal, pues está débil, asustada sorprendida y es lo único a lo que puede aferrarse ahora. Se levanta y va para la puerta, gira la vista para verla - Buscaré algo de comida en tu cocina y te la traeré, lo mejor es que tu cuerpo regenere lo perdido y la forma más rápida es dándole combustible, si te sientes mal puedes comer poco o menos, pero te aseguro que sé cómo tratar la debilidad por pérdida de sangre, son los años de experiencia – Una vez llegado a su destino puede observar el esmero de la mujer con las cosas, pues hay demasiadas y todas ordenadas.
Decide hacer lo más fácil pues a pesar de tener tantos años se le puede considerar un novato en lo que es la labor del hogar o al domestica, sirve un poco de leche fresca de un envase, el olor solo le causa estremecerse pues la comida humana no es de su agrado, a penas y la bebida y eso que casi no. Toma también dos rodajas de pan y algo de mantequilla, a unta en ambas rodajas y las junta, listo el pequeño tentempié sube al cuarto otra vez y le acerca la charola para colocársela sobre las piernas, las pequeñas patas de esta aseguran que se fije y no caigan los objetos, regresa a la mecedora de forma fugaz - Es demasiado cómoda, buena elección con los muebles- Susurra con su voz grave de siempre.
"Y al parecer, mienten muy mal"
Invitado- Invitado
Re: Destino {Privado}
Farrah quizás podía ser una muñeca de porcelana débil, pero no por eso tenía que serlo del todo, a pesar de eso era bastante terca, incluso se ponía al tú por tú con los demás sin importar que saliera perdiendo, siempre defendiendo su razón cuando sabía que la tenía, y también llevando la contraria cuando sabían ellos mentían aunque no tuviera la completa razón. Por eso mismo se ponía de esa manera con el agresor, pues la había dañado, había bebido de su vida propia sin pedirle permiso, y eso no era algo que fuera normal, o que viera todo los días. La joven simplemente sentía una especie de coraje en su interior, no podía demostrarla por completo porque se sentía débil, y muy débil. ¿Cuánta sangre habría tomado de ella? Incluso cuestionarlo en su cabeza la ponía de nuevo de malas, no deseaba ni imaginarse la respuesta.
Se dio cuenta que de verdad lo necesitaba, que de estar así por mucho tiempo necesitaría unas manos fuertes para atenderla, y después de todo él no la estaba tratando como un patán. Era su acto de su naturaleza ¿No? El necesitar beber para seguir adelante. Lo comparó con las veces que se había quedado sin comer por estar haciendo otras cosas, y como le dolía el estomago y cambiaba su humor al respecto, pues a ella le gustaba demasiado comer, aunque claro, no era algo que se pudiera comparar, para nada, sin embargo la simple comparación le pareció tan graciosa que soltó una risita traviesa. Farrah siempre se había caracterizado por ser una chica no muy normal, y su humor trágico de ese momento lo confirmaba. Suspiró de forma profunda y asintió cuando fue guiada por su propia casa.
- Después de todo no eres un vampiro para tener miedo, pues me estás cuidando, seguramente de ser otro no me daría tantas atenciones, y ya deja de pensar en mi sangre que será la última vez que tomas de mi ¿Entendiste? - Su voz era entrecortada, sin embargo estaba bastante animosa, y decía las cosas con firmeza. A la rubia no le gustaba que la trataran cómo a un objeto del cual sacar provecho, mucho menos le gustaría ser tratada cómo comida. ¿Quién se creía él? - Si lo haces yo abusaré de ti y nos pondremos en las mismas condiciones, además debes respetarme, yo te defendí - Recordó de nueva cuenta, refunfuñó y se acomodó entre las sabanas. Aquello estaba frío, pero bastante cómodo, y su cuerpo agradecía la comodidad del momento.
Se sentó, el aroma del emparedado había sido bastante agradable. Le hizo ignorar por completo el mareo, y la falta de aire. Cortó un pedazo del alimento y se lo llevó a la boca, era cierto, de verdad estaba hambrienta, y recién había comido antes de ir al trabajo, era de buen diente si, pero no por eso tenía que comer a cada instante. Su mirada se posó en él, y sonreía de forma bastante divertida, el mal humor se le había pasado, nunca estaba mucho tiempo en ese estado, además le daba alegría conocer a un vampiro, y saber que en realidad si existían. Tenía tantas cosas que preguntarle. No se podía quejar, su temperatura fría no le molestaba, tenía buen olor, y era extremadamente atractivo. Volvió a llevar otro pedazo de comida a la boca y tragó.
- Creo que toda mi vida he vivido sin la ayuda de un vampiro, que irónicamente me ha dañado el mismo, aquel que teme por algo es porqué lo ha hecho, sino lo ha hecho no teme, pues no hay punto de referencia con lo cual alterarse - Le miraba, sonreía, y hablaba de forma burlona - Dígame entonces, ¿a cuántas personas ha matado? Porqué, por esa razón teme que me pase algo. - Se terminó con bastante rapidez aquellos panes con mantequilla, se terminó la leche, y colocó la charola a un lado de la cama. Limpió las migajas de su comisura, de su pecho, y de las sabanas. Después movió las piernas y se puso de pie, se mareó pero pudo sostenerse. Después le miro con molestia en el rostro.
- Definitivamente no quiero volver a pasar por esto, siempre he sido muy sana, y no pienso cambiar eso sólo por los deseos de un vampiro - Le mira de forma frívola, y después avanza por la habitación. Ignora todo aquello que tiene que ver con la decoración de su cuarto. Abre un gran armario. Sus vestidos están colocados incluso por color, no tenía muchos, pero hasta para eso era extremista y exagerada. - ¿Cuánto tiempo vino a quedarse a Paris? En el centro hay un buen hotel, he escuchado algunas cosas sobre él, cómo si ellos también conocieran de las criaturas cómo tú, creo que te gustará - Se encoge de hombros y saca un vestido blanco. No le gustaba estar con él y llevar la ropa del trabajo, no al ser tan ligera.
- Le ofrecería algo de tomar, algo de comer, pero ya se sirvió sólo - Sonrió ladina, de forma natural en realidad, y luego sale de la habitación adentrándose a su pequeño cuarto de baño. Lo cierra detrás de ella con el pasador. Se desviste con lentitud, estaba a punto de colocarse el vestido cuando notó las marcas en su cuello. - Oh no… - Susurró mientras soltaba la coleta que había hecho en su cabello, los rubios cayeron por sus hombros, en forma de cascada, cubriendo su cuello, sus hombros, y su pecho. Se colocó el vestido y pronto salió del baño. - Bueno, estoy lista, podemos irnos ya, te llevaré el hotel - Sonrió convencida y se acercó al muro de la puerta de su cuarto, le ponía nerviosa tenerlo en su propia casa, más con esa mirada que tenía sobre ella.
Se dio cuenta que de verdad lo necesitaba, que de estar así por mucho tiempo necesitaría unas manos fuertes para atenderla, y después de todo él no la estaba tratando como un patán. Era su acto de su naturaleza ¿No? El necesitar beber para seguir adelante. Lo comparó con las veces que se había quedado sin comer por estar haciendo otras cosas, y como le dolía el estomago y cambiaba su humor al respecto, pues a ella le gustaba demasiado comer, aunque claro, no era algo que se pudiera comparar, para nada, sin embargo la simple comparación le pareció tan graciosa que soltó una risita traviesa. Farrah siempre se había caracterizado por ser una chica no muy normal, y su humor trágico de ese momento lo confirmaba. Suspiró de forma profunda y asintió cuando fue guiada por su propia casa.
- Después de todo no eres un vampiro para tener miedo, pues me estás cuidando, seguramente de ser otro no me daría tantas atenciones, y ya deja de pensar en mi sangre que será la última vez que tomas de mi ¿Entendiste? - Su voz era entrecortada, sin embargo estaba bastante animosa, y decía las cosas con firmeza. A la rubia no le gustaba que la trataran cómo a un objeto del cual sacar provecho, mucho menos le gustaría ser tratada cómo comida. ¿Quién se creía él? - Si lo haces yo abusaré de ti y nos pondremos en las mismas condiciones, además debes respetarme, yo te defendí - Recordó de nueva cuenta, refunfuñó y se acomodó entre las sabanas. Aquello estaba frío, pero bastante cómodo, y su cuerpo agradecía la comodidad del momento.
Se sentó, el aroma del emparedado había sido bastante agradable. Le hizo ignorar por completo el mareo, y la falta de aire. Cortó un pedazo del alimento y se lo llevó a la boca, era cierto, de verdad estaba hambrienta, y recién había comido antes de ir al trabajo, era de buen diente si, pero no por eso tenía que comer a cada instante. Su mirada se posó en él, y sonreía de forma bastante divertida, el mal humor se le había pasado, nunca estaba mucho tiempo en ese estado, además le daba alegría conocer a un vampiro, y saber que en realidad si existían. Tenía tantas cosas que preguntarle. No se podía quejar, su temperatura fría no le molestaba, tenía buen olor, y era extremadamente atractivo. Volvió a llevar otro pedazo de comida a la boca y tragó.
- Creo que toda mi vida he vivido sin la ayuda de un vampiro, que irónicamente me ha dañado el mismo, aquel que teme por algo es porqué lo ha hecho, sino lo ha hecho no teme, pues no hay punto de referencia con lo cual alterarse - Le miraba, sonreía, y hablaba de forma burlona - Dígame entonces, ¿a cuántas personas ha matado? Porqué, por esa razón teme que me pase algo. - Se terminó con bastante rapidez aquellos panes con mantequilla, se terminó la leche, y colocó la charola a un lado de la cama. Limpió las migajas de su comisura, de su pecho, y de las sabanas. Después movió las piernas y se puso de pie, se mareó pero pudo sostenerse. Después le miro con molestia en el rostro.
- Definitivamente no quiero volver a pasar por esto, siempre he sido muy sana, y no pienso cambiar eso sólo por los deseos de un vampiro - Le mira de forma frívola, y después avanza por la habitación. Ignora todo aquello que tiene que ver con la decoración de su cuarto. Abre un gran armario. Sus vestidos están colocados incluso por color, no tenía muchos, pero hasta para eso era extremista y exagerada. - ¿Cuánto tiempo vino a quedarse a Paris? En el centro hay un buen hotel, he escuchado algunas cosas sobre él, cómo si ellos también conocieran de las criaturas cómo tú, creo que te gustará - Se encoge de hombros y saca un vestido blanco. No le gustaba estar con él y llevar la ropa del trabajo, no al ser tan ligera.
- Le ofrecería algo de tomar, algo de comer, pero ya se sirvió sólo - Sonrió ladina, de forma natural en realidad, y luego sale de la habitación adentrándose a su pequeño cuarto de baño. Lo cierra detrás de ella con el pasador. Se desviste con lentitud, estaba a punto de colocarse el vestido cuando notó las marcas en su cuello. - Oh no… - Susurró mientras soltaba la coleta que había hecho en su cabello, los rubios cayeron por sus hombros, en forma de cascada, cubriendo su cuello, sus hombros, y su pecho. Se colocó el vestido y pronto salió del baño. - Bueno, estoy lista, podemos irnos ya, te llevaré el hotel - Sonrió convencida y se acercó al muro de la puerta de su cuarto, le ponía nerviosa tenerlo en su propia casa, más con esa mirada que tenía sobre ella.
Farrah Kasey- Humano Clase Media
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 20/09/2012
Re: Destino {Privado}
"Humanos"
La observa comer con una ceja levantada y otra a medias pues está hablando demasiado sin embargo al menos come, por dentro se permite reír, “calificar” o “categorizar” a un vampiro, o a otro ser es realmente tonto, hasta él ser más malvado de todos aún conserva algo que desea proteger o quiere y por lo que estaría dispuesto a ayudar, como por ejemplo la ayuda que le brinda, sería mentir al no aceptar que no desea que tal humana sabrosa fallezca, pues estaría privado de tales suculentas sensaciones para siempre, pero eso tampoco quita que también le haya ayudado porque realmente está en deuda con la frágil humana, sin embargo esto no significa que vaya a volver a beber de ella, pues sería imposible, ¿cómo poder impedirse aquello él mismo? Ella podrá vociferar todo lo que desee, podrá argumentar, podrá desear, se podrá enojar pero sabe, los dos lo saben que no existe nada que impida que él pueda tomar del elixir carmín ajeno. Nada.
Se detiene solo unos segundos en sus acciones para así dejar claro lo que debe de dejar en claro - No entendí y dudo que sea la última, quiera o no quiera – Solo sonríe divertido pues a fin de cuentas no miente, no oculta, solo aclara pero esto no significa que vaya a beber de ella a la fuerza como la primera vez, cualquier situación parecida a la principal no debía de repetirse y quizá ella no entenderá eso - Sin embargo eso no significa que vaya a tomar de usted a la fuerza, existen cosas que uno hace o cede a hacer o se deja hacer contra su voluntad, quizá por complacer a otro, ¿quién sabe, no? Lo bueno es que le gustó el aperitivo, no soy un experto versado en cocina humana, puedo acotar a mi favor que la alimentación vampírica es mucho más sencilla y poco variada – la ve de reojo observando lo que hace y hacía donde se dirige, ya había notado esa puerta y el aroma de ahí es floral, agradable a decir verdad. Algo extraño porque normalmente de un humano lo único que le atrae respecto a sus aromas, es el olor de su sangre y nada más que ello.
La de que un humano abuse de un vampiro le es hilarante y a la vez curiosa, incluso interesante pues de realmente existir una forma desearía saberla para poder tomar medidas respecto a esta y así ser inmune a ello, ¿pero que podría ser? Seguro un simple artilugio falso para su propia protección, pero solo con preguntar no pierde nada más que tiempo y eso a él le sobra - ¿Y cómo podría usted abusar de mi, cómo? Me resulta interesante saber de qué forma se pondría usted “a mano” Sin embargo estoy seguro que de tener realmente una forma con la cual poder hacerlo, no me la diría – Sin embargo ahora le ve de forma seria, de ninguna manera ella pudiera tener la razón, ni una pizca, él no teme de sí mismo, tampoco teme de perder el control, si así fuera no estaría aquí mismo en el mismo cuarto después haberla probado, y si fuera así sería ya un cadáver y no una mujer - No, yo no le meto a nada sin fundamentos, el que dice no tener miedo probablemente no mienta, la explicación es que sea un pobre tonto, y como dije antes, solo me aseguro de su seguridad pues se le debo la mía con creces, ¿a cuántos? Pues han sido varios, quizá más de veinte no los cuento, pues no es motivo de orgullo, ni motivo de vergüenza – Una vez vuelve a echar a andar la mecedora muy seguro y tranquilo.
Desde la mecedora puede escuchar todo lo que dice con claridad inigualable, quizá incluso mejor lo de que ella misma se escucha, lo que para ella podría ser bastante raro, ¿hotel? ¿Respeto? ¿Deseos egoístas? Quizá lo ultimo puede tener toda la razón del universo pero no necesario aceptarlo, ¿o sí? Ser un poco descarado para evitar un enfrentamiento directo o una negativa o por ultimo una disyuntiva siempre es viable y así lo hará esta vez respecto a la sangre, la mordida y los deseos que realmente ella le logra amplificar como nunca antes sintió - No se preocupe, a mi no me gustan los hoteles lujosos, menos hoteles para vampiros si eso insinúa, realmente dudo que exista tal cosa y si la hay dudo que los hospedados sobrevivan la noche, que menuda estupidez – Gira el cuerpo junto con toda la mecedora con gran facilidad y sin raspar el suelo, pasea la vista por las ahora curvas marcadas por ese vestido de buen color.
La ropa de aquella taberna si bien es corta y apretada no tiene un toque sensual, solo burdo, ese toque que te deja examinar y complacerte de forma muy seca, nada parecido a la elegancia, la sensualidad que irradia un ropaje que muestra lo adecuado y a la larga permite a la imaginación hacer presa de tu mente, es mejor que cualquier prenda intima acortada incluso, además que para él el sexo es un placer secundario pues el primer es alimentarse y que decir si es de ella como hace nada, se frota la barba pensando en cómo salir de aquella encrucijada pues no tiene pensado alejarse porque en realidad no lo desea así .
Niega hacia la muchacha lentamente - Puede que se haya pasado su vida sin un cuidador, no obstante signifique que no lo necesite, ¿y si otro como yo va a por usted? Desde su mismo punto de vista, dice que yo no soy de temer o cosas de aquella naturaleza, ¿y los qué si lo son para usted? ¿Se puso a pensar en ello? La vida gira, y nunca sabe lo que puede pasar a futuro, no iré a aquel hotel por varias razones, no confió en la reputación que acaba de dar, segunda razón aún usted está débil, y le aseguro que no siempre una mordida deja así a la gente es solo que perdí un poco la mesura. Tercera y última razón deseo quedarme un poco más aquí con usted, si tiene un sótano o ático ahí puedo pasar el día – Concluye de manera firme.
"Tan tercos como volubles"
Invitado- Invitado
Re: Destino {Privado}
Negar aquello que te hace sentir cómodo, es cómo negar algo que de verdad te funciona en la vida y te hace feliz, aquello es un verdadero error, privarte de cosas que llegan a tú vida para darte un vuelco, un sentido. No debes hacer tales cosas, ella lo estaba haciendo en ese momento. Alejarse por completo de ese vampiro, de una criatura que no sabía existente hasta hace poco, que ahora la tenía fascinada, no, eso estaba verdaderamente mal. La joven de verdad estaba revuelta por dentro. No es que la confusión fuera mala, pero de verdad estaba afectando su tranquilidad, todo aquello que creía debía buscar para su vida, quizás un poco de caos era lo que necesitaba, darse vida de un no vivo era el colmo, pero algo que no le molestaba, se dejaría de negar, sólo en un rato más.
- Me está diciendo estúpida por creer en esos lugares, y encima no me está mostrando confianza después de haberlo salvado ¿Acaso no ve qué me está faltando al respecto? Yo puedo pasarle muchas cosas, pero ¿No confiar en mi después de lo que hice? Eso, eso si me decepciona, eso me lastima - Se cruzó de brazos en el marco de la puerta, no se había movido ni un pelo, en vez de molesta se sentía lastimada. - Usted no podría sentir, pero yo si lo hago, y estoy bastante aferrada a mis sentimientos, no se atreva a jugar con ellos sólo porque cree una estupidez esos lugares, yo encima que bebe de mi, buscaba lo mejor para usted, su comodidad - Bufa aún bastante indignada. Aquellos rumores sobre lo malignos y despiadados que eran esas criaturas se estaban confirmando, se sintió decepcionada, quizás su error fue esperar un poco más de él, sin si quiera conocerlo un poco más.
- ¿De verdad está demasiado preocupado por mi estabilidad? ¿Es sólo por haberlo salvado? No lo hice para que me debiera un favor no, simplemente lo hice porqué lo sentí correcto, debería creerme, no soy tan débil, puedo cuidarme, lo he hecho ¡Insisto! - La joven cerró los puños, comenzaba a desesperarse, de verdad nunca había conocido a nadie más terco que ella, y eso que ella de verdad lo era, la más terca de todo Paris. Entre cerró los ojos, recargó su espalda en el marco de la puerta, tomó varias bocanas de aire profunda, luego las expulsó, buscó relajarse de forma desesperada. Después de algunos segundos de permanecer de esa manera, ya estaba más tranquila, incluso su semblante había cambiado por completo.
- Dado que lo tendré aquí conmigo, y qué está invadiendo mi privacidad, tengo derecho de meterme a la suya - Abrió los ojos, lo volteó a ver de medio lado, sonrió de forma ligeramente ladina. - Puedo hacerle preguntas, por ejemplo de su edad, de dónde es, qué vino a hacer aquí, porqué desea tanto cuidarme, y lo principal y me da más curiosidad - Se mordió el labio inferior, se sentía cómo una pequeña a punto de descubrir un mundo secreto, buscando la forma de tranquilizad una gran curiosidad - ¿A qué le sabe mi sangre? ¿Es mala? ¿Es buena? Quisiera saber al respecto - Se encogió de hombros.
Farrah era una joven bastante curiosa, a pesar de que su sentido común le pedía salir corriendo de su propia casa, se sentía muy contenta así. Se dejó caer en la cama, rebotando en ella, abriendo los brazos, después se recostó de lado, acomodó su cabeza sobre su mano, y lo miró de esa forma. Ya bastante relajada, aunque sentía una especie de mareo, se dejó llevar por el momento, vamos, ninguno de los dos estaba haciendo nada malo, sólo tenían una platica cualquiera, una platica humana-sobrenatural. Lo miro a los ojos, y la rubia sintió una especie de energía recorrer su cuerpo, una que la comenzó a hacer hiperventilar. Su mirada viajó del cuarto de un lado a otro, buscando poder relajar su temperatura por cumpla de él.
- Tengo un sótano bastante grande, a mi abuela le gustaba coleccionar muchas cosas, las he estado sacando poco a poco, y creo hay suficiente espacio para que usted duerma, pero no se vaya acostumbrando, no, no se crea, tendrá que buscar un lugar dónde vivir, no puedo cargar con usted todo el tiempo. ¿Qué pasaría si te da hambre? Seguramente querrás quitarme hasta la última gota de sangre, y me gusta mucho vivir - No, ella no estaba jugando para nada, lo decía sería, convencida que si él llegaba a permanecer mucho con ella podría devorarla con mucha rapidez - Me dan miedo tus palabras… No quiero pensar en que podrías volver a morderme, no quiero tenerte miedo, de verdad no quiero - Se sienta en la orilla de la cama, y no le quita la mirada de encima.
- Ahora que me doy cuenta, no me sé tú nombre, ¿Cómo te llamas? Seguramente tienes un nombre que da miedo también ¿Lo es? - Sonrió, ella sentía el frío que él emanaba, pero no lo veía cómo alguien muerto, el vampiro después de todo la quería viva, tenía cierto apego a su lado humano ¿No? Farrah sintió una punzada en su pecho, saber su nombre hacía las cosas más formales, su nueva relación, el conocerse, ¿qué seguiría después? Le da miedo lo que vendría, volvió a morder con fuerza su labio inferior, con tanta fuerza cómo al inicio, sintiendo cómo la sangre brotaba de nuevo. Aquellas malas mañas que tenía Farrah más valía las borraría, tenía que controlarlas frente a él o solita cavaría su tumba antes de tiempo.
- Me está diciendo estúpida por creer en esos lugares, y encima no me está mostrando confianza después de haberlo salvado ¿Acaso no ve qué me está faltando al respecto? Yo puedo pasarle muchas cosas, pero ¿No confiar en mi después de lo que hice? Eso, eso si me decepciona, eso me lastima - Se cruzó de brazos en el marco de la puerta, no se había movido ni un pelo, en vez de molesta se sentía lastimada. - Usted no podría sentir, pero yo si lo hago, y estoy bastante aferrada a mis sentimientos, no se atreva a jugar con ellos sólo porque cree una estupidez esos lugares, yo encima que bebe de mi, buscaba lo mejor para usted, su comodidad - Bufa aún bastante indignada. Aquellos rumores sobre lo malignos y despiadados que eran esas criaturas se estaban confirmando, se sintió decepcionada, quizás su error fue esperar un poco más de él, sin si quiera conocerlo un poco más.
- ¿De verdad está demasiado preocupado por mi estabilidad? ¿Es sólo por haberlo salvado? No lo hice para que me debiera un favor no, simplemente lo hice porqué lo sentí correcto, debería creerme, no soy tan débil, puedo cuidarme, lo he hecho ¡Insisto! - La joven cerró los puños, comenzaba a desesperarse, de verdad nunca había conocido a nadie más terco que ella, y eso que ella de verdad lo era, la más terca de todo Paris. Entre cerró los ojos, recargó su espalda en el marco de la puerta, tomó varias bocanas de aire profunda, luego las expulsó, buscó relajarse de forma desesperada. Después de algunos segundos de permanecer de esa manera, ya estaba más tranquila, incluso su semblante había cambiado por completo.
- Dado que lo tendré aquí conmigo, y qué está invadiendo mi privacidad, tengo derecho de meterme a la suya - Abrió los ojos, lo volteó a ver de medio lado, sonrió de forma ligeramente ladina. - Puedo hacerle preguntas, por ejemplo de su edad, de dónde es, qué vino a hacer aquí, porqué desea tanto cuidarme, y lo principal y me da más curiosidad - Se mordió el labio inferior, se sentía cómo una pequeña a punto de descubrir un mundo secreto, buscando la forma de tranquilizad una gran curiosidad - ¿A qué le sabe mi sangre? ¿Es mala? ¿Es buena? Quisiera saber al respecto - Se encogió de hombros.
Farrah era una joven bastante curiosa, a pesar de que su sentido común le pedía salir corriendo de su propia casa, se sentía muy contenta así. Se dejó caer en la cama, rebotando en ella, abriendo los brazos, después se recostó de lado, acomodó su cabeza sobre su mano, y lo miró de esa forma. Ya bastante relajada, aunque sentía una especie de mareo, se dejó llevar por el momento, vamos, ninguno de los dos estaba haciendo nada malo, sólo tenían una platica cualquiera, una platica humana-sobrenatural. Lo miro a los ojos, y la rubia sintió una especie de energía recorrer su cuerpo, una que la comenzó a hacer hiperventilar. Su mirada viajó del cuarto de un lado a otro, buscando poder relajar su temperatura por cumpla de él.
- Tengo un sótano bastante grande, a mi abuela le gustaba coleccionar muchas cosas, las he estado sacando poco a poco, y creo hay suficiente espacio para que usted duerma, pero no se vaya acostumbrando, no, no se crea, tendrá que buscar un lugar dónde vivir, no puedo cargar con usted todo el tiempo. ¿Qué pasaría si te da hambre? Seguramente querrás quitarme hasta la última gota de sangre, y me gusta mucho vivir - No, ella no estaba jugando para nada, lo decía sería, convencida que si él llegaba a permanecer mucho con ella podría devorarla con mucha rapidez - Me dan miedo tus palabras… No quiero pensar en que podrías volver a morderme, no quiero tenerte miedo, de verdad no quiero - Se sienta en la orilla de la cama, y no le quita la mirada de encima.
- Ahora que me doy cuenta, no me sé tú nombre, ¿Cómo te llamas? Seguramente tienes un nombre que da miedo también ¿Lo es? - Sonrió, ella sentía el frío que él emanaba, pero no lo veía cómo alguien muerto, el vampiro después de todo la quería viva, tenía cierto apego a su lado humano ¿No? Farrah sintió una punzada en su pecho, saber su nombre hacía las cosas más formales, su nueva relación, el conocerse, ¿qué seguiría después? Le da miedo lo que vendría, volvió a morder con fuerza su labio inferior, con tanta fuerza cómo al inicio, sintiendo cómo la sangre brotaba de nuevo. Aquellas malas mañas que tenía Farrah más valía las borraría, tenía que controlarlas frente a él o solita cavaría su tumba antes de tiempo.
Farrah Kasey- Humano Clase Media
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 20/09/2012
Re: Destino {Privado}
"¿Sexo?"
Al parecer no solo es una humana frágil, sino también sensible y con buen orgullo, pero se está equivocando notablemente al hablar así de él, en ningún momento pretendió decirle estúpida por creer en un lugar así, es que simplemente es estúpido que exista un lugar así, si un humano conoce la existencia de un ser sobrenatural o diferente a él lo que siempre buscará será dominarlo o aniquilarlo, es la única forma en la cual piensan que son y será la raza superior, personalmente pienso están muy equivocados pero no se puede hacer mucho al respecto, piensa observando sus reacciones y con gran tensión al ver como se muerde el labio, esto es ya una provocación para él, ya sea intencional o no, simplemente lo es y debe buscar el control de aquel impulso bebedor que le invade, la muchacha está siendo demasiado prejuiciosa respecto a él ,además de suelta y desconsiderada al hablar, ¿quién es el que falta el respeto a quién? Un burro que habla de orejas, no es novedad tratándose de la juventud - ¿Usted dice que le falto el respeto? Sin embargo usted me cataloga como un ser incapaz de controlarse, incapaz de confraternizar en comunidad, cuando llevo haciéndolo por mucho tiempo, mucho más del tiempo en el que la abuela de su abuela vivió, piense mejor antes de decir las cosas, eso sí es ofensivo, yo solo dije que en realidad, no es posible que humanos cuiden de humanos, pues le meten a todo lo que los sobre pase – Aunque al parecer ella no está actuando de esa forma y no planea hacerlo, por el momento.
Deja de mecerse manteniendo la tensión de los ojos justo en esos labios sabrosos - Ahora, no digo que nadie lo haga, usted es un caso diferente y especial, como pocos, pero a una multitud, donde la opinión de todos cuente, como un hotel por ejemplo, no tenga dudas, muchos se levantarían a destruir a un vampiro, quizá por esos mismos prejuicios que aunque quiera evitar, los suelta – ¿Preguntas sobre él? No es que le moleste responder, no tiene nada que ocultar, no se avergüenza de nada en realidad, ni esconde ningún secreto oscuro, quizá solo el de su búsqueda, y justo en ese momento lo piensa, ¿será ella? Sabe maravillosamente, como dicen las cartas, vive en París, como dicen las cartas, es pura y desconoce del mundo que está más allá. ¿Podría ser? Más vale que no lo sea, de verdad que no - En primer lugar, no soy ningún neófito, créame, si yo no supiera controlarme ya estaría muerta y “seca” como dice, me basta con alimentarme una vez cada dos días, y no necesariamente de… - Instante en que la sangre brota, él se abalanza sobre ella quedándose encima, besa sus labios intensamente saboreando el sabor.
No muerde, ni succiona para que salga más, simplemente prueba del carmín, separa los labios instantes después pero sin salir de ella - ¿Lo ve? Cualquiera pudo haber seguido y adiós. Espero que le sirva de prueba a usted misma sus acciones, por otro lado, tú no cargas conmigo, yo cargo contigo – Esta vez la tutea, pues el tema del que se habla es demasiado personal y sensible para él, pues no es carga de nadie, y no es que un humano realmente pueda cuidar de absolutamente todo a un vampiro, tan solo de la luz, es lo único, al menos de lo que conoce. La vista se le pierde entre la figura femenina, además de que luce nerviosa, eso le hace aún más atractiva, pero todo aquello no le impide responder - Desde que llegué a este mundo llevo mil quinientos años deambulando por aquí y aún no lo dejo, mi nombre es Bill, no sé a qué te refieres por un nombre que de miedo, ¿Vlad? ¿Wolfgan? ¿Vladimir? ¿Dracula? ¿Vittorio? Son solo tontos estereotipos humanos, nada más que eso, la realidad del hombre es incierta, le recomiendo verla por usted misma – Se fija en el escote del vestido, que no está nada mal.
Asumiendo sin decir palabra al sótano, pues es ideal para las noches, justo esa pregunta que evita es la que ella se dará cuenta no respondió, pero notando su estado actual quizá pueda evitar responder, quizá - ¿Puedo verte? Déjame verte – Con el dedo índice de cada mano eleva las tiras para hacerlas a un lado, tira del vestido con suavidad dejando desnuda la figura ajena hasta la mitad del ombligo - No te quiero proteger por tu cuerpo – Repasa sus senos y vientre sin descaro o como si fuera algo completamente normal, como observar un acto de teatro, pero con la misma atención - No porque no me guste o no lo fuera a desear, me gusta y lo puedo desear – Se agazapa a besar el centro de ella, justo frente al corazón, aspira - Tampoco por tu sangre o eso pienso, a pesar de ser la más deliciosa y endulzante que probé, es simplemente atractiva, hace que sea deseada más y más, no sé porque, eso es – Observa aquellos endurecimientos, baja la mano entre las piernas femeninas y la empieza a estimular - No tomaré su cuerpo al estar petrificada ya sea por el miedo, por la emoción o por la sensación, esta excitada – Retira la mano.
Sube ambas otra vez dejando el vestido como antes cubriéndola por completo - Me ayudó sin ningún interés, incluso cuando salí del bar generando destrozo e incomodidad, la mayoría de seres son egoístas, usted no es egoísta, es testaruda, inmadura, como cualquier mujer de su edad, pero es normal, y todo ello me hace valorar la vida de un ser, me gusta además aquello, facultades interesantes, que me gustaría poder volver a poseer – La eleva por la cintura para atraerla contra sí y estar frente a frente a frente, la mejor forma de charlar y la más respetuosa - ¿Qué más desea saber? La gran mayoría de vampiros experimenta cambios cuando pasan los años, la gran mayoría son bisexuales pero no mantienen relaciones, creo que aquello es parte humana que no pude quitarme, pues aún solo deseo a las mujeres tanto para beber como para, lo entiende, aún aquello me da placer, pero no se compara al que me da el beber, puede compararlo si desea, un orgasmo suyo, yo tuve miles cuando bebí de usted – Quizá por lo que acaba de decir es que aún desea tontamente en alguna parte de sí no ser lo que es, a pesar de disfrutar siempre al máximo su estado, esta humana es especial y prefiere por ahora solo que esto quede así, “especial” no hay porque saber más. Pasea la vista por ella, es sorprende como el sonrojo no bajo ni un poco, decide alejar el rostro del de ella a ver si funciona.
"Sangre"
Invitado- Invitado
Re: Destino {Privado}
Ella no era consiente de la forma en que lo miraba, o de lo que podía producir una simple cortada. ¿Su sangre? ¿Qué podía tener de especial su sangre? Ella en realidad había tenido siempre una vida normal, en un pueblo normal, en un mundo que no era normal. Suspiró de forma amplia y después en un abrir y cerrar de ojos ya lo tenía encima, tomando sus labios de forma posesiva. ¡Estaba empezando a odiar las ventajas que él tenía! Se vio sumergida en el deseo que el hombre lograba que ella experimentara. Su lengua se vio enredada por la de vampiro. Nada estaba bien en ese momento, deseaba empujarlo, al mismo tiempo que siguiera, todo le daba vueltas en la cabeza, pero le gustaba seguir ahí, bajo esa protección. ¿En serio lo protegería? De ser así no se imaginaba cómo estarían después de conocerse más, aquello la hizo temblar.
- ¡No hagas eso! No seas un aprovechado, o te echaré de casa al amanecer - Sentenció cuando se separan por completo. - Si tanto respeto nos tiene, o si cree que somos iguales, entonces no se comporte cómo un patán, y deje de besarme cada que quiera, pues no soy un objeto para hacerlo a su antojo - Refunfuña, pero parece que a él le dicen una cosa y hace otra. Farrah estaba siendo desnudada sin problema, sin hacer fuerza alguna, se quedó en completo shock cuando el vestido se retiró del cuerpo. Quizás no hacía más porqué aquello en realidad le gustaba, nunca antes se había sentido tan deseada por un hombre… o vampiro, loo que fuera, pero se sentía bien, o eso era lo que creía - Basta - Le dice enfurecida.
Farrah no era consiente de lo que pasaba a continuación, la mano fría toca aquella zona sensible de ella, la joven respinga y traga con fuerza - Por favor Bill, no lo hagas… No me toques de esas formas, lo digo en serio - Cuando su vestido es puesto, quiere empujarlo y de nuevo es tomaba cómo una muñeca de trapo. Elevándola, se observan a los ojos y ella no puede evitar sonreírle - Bien, soy todo lo que usted dice, pero usted se está comportando cómo un hombre caprichoso que puede tomar de mi lo que quiera, y no me parece justo Bill - Le sonríe apenas - No me gusta que invadan mi espacio personal, lo ayude para que estuviera vivo, no para que se sintiera con el derecho de tomarme así, ¿conoce un poco del espacio personal? No le parecería que yo invada el suyo durante el día - Su rostro estaba serio, de verdad estaba molesta.
- Dado que ya conoce mi cuerpo, y parece que no existen muchos secretos debo confesarle - Meditó por unos momentos, pero al final se convenció - No sé que es tener un orgasmo, nunca lo he experimentado, así que no puedo compararlo con la forma en la que ha bebido, y que siente es - Se encoge de hombros, poco a poco se separa, y se levanta de la cama, sin poder sentirse cohibida, apenada, avergonzada - No ha llegado el indicado, así que no sé que se siente, pero supongo debe ser algo bueno, las mujeres siempre hablan de sus experiencias frente a mi, y dicen que es algo que debo sentir, pero por lo pronto no deseo sino llega alguien que me haga sentir segura - Le explica de forma sincera, sin hablar remordimientos ahora por su confesión.
- Ya que no puedo ofrecerte algo de comer, entonces no sé qué pueda ofrecerte, ya que no quiero darte más sangre - Lo mira examinando un poco el cuerpo masculino. Bill era atractivo, si que lo era, y esa aura llena de misterio le ponía de buen humor, pues si algo le atraía era eso, las cosas para descubrir. - Yo tengo un poco más de hambre ¿Me acompaña? - Sale de la habitación sin haber volteado la mirada. Comienza a caminar por los pasillos, y luego baja las escaleras, pero se sostiene con fuerza de la pared pues aún se siente débil y cansada. Poco a poco llega a la parte de abajo, su abuela le había dejado esa casa, y nunca se iría de ahí, o al menos eso creía, pues le gustaba el valor que se le daba a su hogar.
- Puedo enseñarle el sótano, es bastante amplio, aunque hay algunas cosas que podrían incomodarle, cómo cajas dónde guardo algunos recuerdos, si quiere podemos quitarlos ahora mismo, y dejarlos en la sala. - Suspira - Dado que quiere tenerme cerca, entonces no hay de otra, buscaremos la manera de tenerlo cerca, pero claro sin molestarme - Suelta una risita, mantenía la voz alta, sabía que él podría escucharla - Tengo que ir a trabajar mañana, así que probablemente cuando despiertes, o cuando la noche se haga presente ya no estaré, además tengo que pedir disculpas a mi jefe por salirme sin avisar - Llega hasta la cocina, su estomago había vuelto a molestar.
- Uhmm, que tendré por aquí - Abre el enfriador con cuidado, sacando un poco más de leche, y huevos, tocino, lo vivido momentos atrás la había quitado las energías, pero la llenaron de hambre - Me haré algo delicioso - Susurró prendiendo el fuego, colocando todo ya en la mesa - ¿Quieres huevos, Bill? - Bromeó un poco. - Alado de la cocina está el pasillo para el sótano, por si deseas conocerle - Indicó, y colocó el tocino en el sartén, la comida empezaba a oler bien, demasiado, y su estomago empezó a resonar de nuevo. Ella para su buena o mala suerte era de buen diente, igual que él.
- ¡No hagas eso! No seas un aprovechado, o te echaré de casa al amanecer - Sentenció cuando se separan por completo. - Si tanto respeto nos tiene, o si cree que somos iguales, entonces no se comporte cómo un patán, y deje de besarme cada que quiera, pues no soy un objeto para hacerlo a su antojo - Refunfuña, pero parece que a él le dicen una cosa y hace otra. Farrah estaba siendo desnudada sin problema, sin hacer fuerza alguna, se quedó en completo shock cuando el vestido se retiró del cuerpo. Quizás no hacía más porqué aquello en realidad le gustaba, nunca antes se había sentido tan deseada por un hombre… o vampiro, loo que fuera, pero se sentía bien, o eso era lo que creía - Basta - Le dice enfurecida.
Farrah no era consiente de lo que pasaba a continuación, la mano fría toca aquella zona sensible de ella, la joven respinga y traga con fuerza - Por favor Bill, no lo hagas… No me toques de esas formas, lo digo en serio - Cuando su vestido es puesto, quiere empujarlo y de nuevo es tomaba cómo una muñeca de trapo. Elevándola, se observan a los ojos y ella no puede evitar sonreírle - Bien, soy todo lo que usted dice, pero usted se está comportando cómo un hombre caprichoso que puede tomar de mi lo que quiera, y no me parece justo Bill - Le sonríe apenas - No me gusta que invadan mi espacio personal, lo ayude para que estuviera vivo, no para que se sintiera con el derecho de tomarme así, ¿conoce un poco del espacio personal? No le parecería que yo invada el suyo durante el día - Su rostro estaba serio, de verdad estaba molesta.
- Dado que ya conoce mi cuerpo, y parece que no existen muchos secretos debo confesarle - Meditó por unos momentos, pero al final se convenció - No sé que es tener un orgasmo, nunca lo he experimentado, así que no puedo compararlo con la forma en la que ha bebido, y que siente es - Se encoge de hombros, poco a poco se separa, y se levanta de la cama, sin poder sentirse cohibida, apenada, avergonzada - No ha llegado el indicado, así que no sé que se siente, pero supongo debe ser algo bueno, las mujeres siempre hablan de sus experiencias frente a mi, y dicen que es algo que debo sentir, pero por lo pronto no deseo sino llega alguien que me haga sentir segura - Le explica de forma sincera, sin hablar remordimientos ahora por su confesión.
- Ya que no puedo ofrecerte algo de comer, entonces no sé qué pueda ofrecerte, ya que no quiero darte más sangre - Lo mira examinando un poco el cuerpo masculino. Bill era atractivo, si que lo era, y esa aura llena de misterio le ponía de buen humor, pues si algo le atraía era eso, las cosas para descubrir. - Yo tengo un poco más de hambre ¿Me acompaña? - Sale de la habitación sin haber volteado la mirada. Comienza a caminar por los pasillos, y luego baja las escaleras, pero se sostiene con fuerza de la pared pues aún se siente débil y cansada. Poco a poco llega a la parte de abajo, su abuela le había dejado esa casa, y nunca se iría de ahí, o al menos eso creía, pues le gustaba el valor que se le daba a su hogar.
- Puedo enseñarle el sótano, es bastante amplio, aunque hay algunas cosas que podrían incomodarle, cómo cajas dónde guardo algunos recuerdos, si quiere podemos quitarlos ahora mismo, y dejarlos en la sala. - Suspira - Dado que quiere tenerme cerca, entonces no hay de otra, buscaremos la manera de tenerlo cerca, pero claro sin molestarme - Suelta una risita, mantenía la voz alta, sabía que él podría escucharla - Tengo que ir a trabajar mañana, así que probablemente cuando despiertes, o cuando la noche se haga presente ya no estaré, además tengo que pedir disculpas a mi jefe por salirme sin avisar - Llega hasta la cocina, su estomago había vuelto a molestar.
- Uhmm, que tendré por aquí - Abre el enfriador con cuidado, sacando un poco más de leche, y huevos, tocino, lo vivido momentos atrás la había quitado las energías, pero la llenaron de hambre - Me haré algo delicioso - Susurró prendiendo el fuego, colocando todo ya en la mesa - ¿Quieres huevos, Bill? - Bromeó un poco. - Alado de la cocina está el pasillo para el sótano, por si deseas conocerle - Indicó, y colocó el tocino en el sartén, la comida empezaba a oler bien, demasiado, y su estomago empezó a resonar de nuevo. Ella para su buena o mala suerte era de buen diente, igual que él.
Farrah Kasey- Humano Clase Media
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 20/09/2012
Re: Destino {Privado}
"Cama"
Interesante “confesión” es creíble pues explica esas reacciones infantiles respecto a la sexualidad de parte de una mujer ya adulta entre comillas, que ya debería de haber experimentado un tanto al menos respecto al tema, pero no duda de ella en realidad, sus actos corresponden a sus palabras, el principal defecto de los seres es que siempre hablan y hablan, pero la mayoría de sus premisas son tan solo premisas y usualmente de alguna se contradicen respecto a estas, como fuera, no es un tema realmente relevante, aunque se podría decir que explica un poco en parte el buen sabor, pero quien sabe, no existe una teoría realmente comprobada respecto a ello. De palabras se oye sensible además de “seria” sin embargo no consigue encontrar la real indignación de aquellas palabras serias, lo que deja en evidencia de que realmente no es que no le gustó o le pareció malo, esto simplemente refuerza lo dicho en un principio, la inseguridad ante algo diferente, el humano presenta factores repetitivos en su forma de reaccionar, varían según la persona, pero más de tres o cinco no son. Comer, beber en su caso, beber más no es prudente por ahora, es mejor mantener la idea de solo acompañar, solo eso.
Camina detrás de ella, el lugar por donde vinieron ya lo conoce, está muy bien con conocer el resto del lugar, además de lo que sería su refugio improvisado del sol, como todos en realidad, el lugar luce bastante bien, no es en realidad una casa de ricos, ni tiene los mejores lujos, se puede decir que es tan solo de clase acomodada, a fin de cuentas trabaja como mesera es normal que no obstante de grandes pertenencias, de todos modos cuando eres un ser de la noche todo aquello se torna irrelevante, pues lo que logras alcanzar en esta condición va más allá de todo aquello humano posible, sobre todo con las pertenencias, espera que ella guarde silencio del todo para contestar, pues antes se mantuvo en silencio total - El capricho no existe cuando puedes tener lo que deseas, y aunque es algo que critico, siendo lo que soy sé es muy fácil tener todo lo que quieres, sin embargo, algunas veces tienen a desear cosas injustas que deberían de estar fuera del alcance de cualquiera. Su hogar es muy simple, eso mismo lo hace adecuado y agradable, sobre todo cuando estas rodeado de gran lujo la mayoría del tiempo, eso te hace salirte del mundo real, corrupto, imperfecto y desastroso. ¿Huevos? No, no creo que sepan bien como solían saber hace mucho – A pesar de los años tantos que han pasado, aún recuerda el sabor de lo que le gustaba degustar, lamentablemente todo aquello ya quedo privado para siempre, no hay coso con lamentarse.
Se inclina un poco hacía la entrada al sótano, observa atentamente la apertura, luce mucho más descuidado y sombrío que todo el resto de la casa, lo que es normal y a la vez cómodo, un buen lugar oscuro y tranquilo, que aleja a los invasores siempre es un buen lugar donde echar tu cama, ataúd o lo que sea que uses, también para estar ahí mismo, no es necesario dormir si eso gustas - Además de ser mesera es cocinera, ama de casa supongo, ¿y por qué una jovencita con buenos dotes para ser mujer de familia no se ah casado aún? No lo comparé con eso que dicen, tan bonita y sin pareja, no lo pregunto por lo mismo, simplemente me causa curiosidad saber la razón por la cual como dice, no llega esa persona “especial” Aquella palabra es tan detestable, es tan difícil encontrar a una persona, “especial” pues no sabes lo que realmente es – Al menos, para su parecer, así es.
Prefiere esperar - Creo que será mejor que usted misma me lleve al sótano, y por la obscuridad no se preocupe, puedo guiar hasta al ser más despistado en la completa obscuridad, para nosotros no resulta ningún problema, se puede decir que nuestra vista está mucho más agraciada que la del resto, y no es exagerar – Su nariz capta el buen aroma de aquel alimento, tan solo por ese detalle puede prever que la mujer tiene buena sazón, sin embargo aquel buen aroma es solo recuerdo, pues al probar cualquier pequeño pedazo de eso todo lo que tiene por bueno se le va en un instante, es cuestión solo de mantenerse alejado e imaginar que se puede volver a dar otra probada de aquello, vuelve dentro a la cocina para observar los movimientos de la humana, y nada tentado ya por lo que prepara.
Acaricia su propio cuello con el dedo gordo y el índice no es de las personas que tienen poca paciencia, por el contrario tiene mucho, cuando eres un ser inmortal debes de tenerla o terminas muy mal en realidad, requisitos indispensables algunas veces, tenía curiosidad por preguntar cosas, por ahora todo rastro de su deber y labor aquí esta disipado por la sorpresa y curiosidad que la joven muchacha emite contra él, varias preguntas que pudo hacer ella misma las ha respondido ya, mas no significa que se le acabaran las opciones o las ideas de que preguntar - Entonces vive sola aquí, a una persona de su edad no creo que le parezca lo más emocionante del mundo pero, las excepciones existen por todos lados y estoy muy consciente de ello, se podría decir que soy excepción a varias cosas de alguna forma u otra, por qué? – Se refiere a porque vive aquí sola, o quizá no tenga otra opción, digo siendo y viendo lo sensible que es, puede que de alguna forma la idea de estar sola en este lugar sea muy parco - Me refiero a porque vive sola aquí, con recuerdos – Al parecer y estos podrían ser el motivo.
"Sotano"
Invitado- Invitado
Re: Destino {Privado}
Farrah estaba muy entretenida preparando sus alimentos, la merienda que Bill le había hecho sólo le llenó una de sus muelas, era una joven que le gustaba alimentarse, nunca se fijo si subía o no algunos kilos, pues esas superficialidades no iban con ella. Era extraño que se negara a alguna comida, o que comiera en pocas proporciones, sólo le pasaba cuando estaba enferma, y tampoco es que fuera muy enfermiza. Su mirada se iba del vaso al zumo de naranja, del zumo al sartén, del sartén al plato, y así sucesivamente, pues estaba ansiosa de que todo quedara. Estaba silenciosa, ansiosa y cómoda, ya no tenía miedo de Bill, le reconfortaba saber que lo tenía para su protección, aunque el peligro también lo fuera él, algo extraño de digerir, algo que llegaba a confundirla, pero que sabía iba a aclararla demás.
Dejó de ver sus alimentos, todo para poder captar el rostro del vampiro. Se dio cuenta que las cosas eran muy graciosas, pensar en él cómo un protector cuando había tantas posibilidades de que él terminara su vida. Le dedico una sonrisa, se merecía el beneficio de la duda, todos lo merecían. Se encogió de hombros sin decir nada, después volteo su mirada de nuevo a su comida, se sirvió en el gran plato. Se le habían antojado tanto. Siguió moviéndose hasta que dejó su plato en la mesa de centro de su cocina. Ahí observó los movimientos de él, después volteó por todos lados, suspiró, y se hizo a la idea que su alimentación tardaría unos minutos más. Se puso a escucharlo, el hombre era bastante observador, no podía quejarse, le gustaba le prestaran atenciones, la hacían sentir ligeramente especial e importante, aunque no lo fuera.
- Pensé que los vampiros son los suficientemente grandes para llegar solitos hasta el sótano, y no necesitaban ayuda de frágiles humanas - Le miro a los ojos soltando una sonrisa traviesa, reveladora, y juguetona. - Pero está bien, si es su deseo, ¿Cómo decirle que no? No quiero que mis negaciones me hagan ganarme una buena mordida, que por hoy fue suficiente - Sabía que no estaba exenta de futuros agravios, lo mejor sería hacerle a la idea, no quedaba de otra, o al menos eso creía por ahora. Debía mantener la paz entre ambos. No le caía mal, para nada, además le hacía hecho sentir cosas que no pensaba que su cuerpo percibiera, cosas placenteras, que le gustarían volver a sentir, pero el tiempo le diría si sería lo correcto o no.
- ¿Así qué le parezco una buena mujer para una familia? - Farrah se sintió halagada, aunque creé o más bien sabe, que no fue esas las intenciones del hombre, de todos modos le pareció un buen detalle escuchar aquellas palabras, y le pusieron el humor mucho más ameno - ¿También cree que soy bonita? - Se sonrojó, y luego aclaró su garganta - Bueno, en realidad no soy muy común… - Se encogió de hombros. - Pues no tengo presión alguna de mis padres, ya que no están vivos, y mi abuela me dejaba hacer lo que quisiera, y creo que si llego a casarme será con quien yo sienta correcto porqué me enamoré, no porqué me lo impongan, no busco riquezas, no he vivido nunca con ellas - Sonrió y se movió de lugar.
- Si conoce a un buen candidato, no dude en presentármelo, pero por favor, que no sea más grande que usted - Bromeó, y caminó un poco más por la casa. Salió de la cocina, aunque en realidad no es que se fuera muy lejos, simplemente a la pequeña puerta del sótano. - Vamos, te mostraré - La abrió, la puerta, y antes de entrar, buscó una de sus lamparas de parafina para iluminarse el paso. La encendió con los fósforos, le gustaban demasiado ese nuevo invento. Eran demasiado prácticos; ya con la lampara encendida, comenzó a bajar con lentitud, y cuidado, sin ni siquiera verlo, sabía que la seguiría. O al menos eso quería creer. Más valía que si.
- Antes vivía con mi abuela - Comenzó a relatar mientras iban bajando por las escaleras de madera hacía el sótano - Pero falleció hace poco, estaba muy enferma y cansada, fue lo mejor - Dijo sin más, no le pesaba la perdida pues la había aprovechado al máximo en el tiempo que la tuvo con vida. - Pero ahora me gusta mi soledad, nadie se mete conmigo, ni critica lo que hago, el dueño de la taberna donde trabajo me trata muy bien, se ha vuelto una especie de protector personal, cómo un familiar, aunque no creo que me vea de la misma forma - Se encogió de hombros ya cuando había llegado al sótano. Miró hacía arriba viéndolo bajar.
- Bien - Dijo colocando la lampara en una pequeña mesa que estaba al fondo. Caminó ahora hasta unas cajas que se encontraban a un lado - Aquí hay sabanas limpias, son gruesas, para cuando la temporada de frío llega, aquí hay algunas sabanas - Las empezó a dejar caer en el piso. - No se preocupe, esta limpio, hice la limpieza hace dos días - Volteó a verlo sonriente. Después se giró y tomó la sabana más gruesa, así consecutivamente hasta hacerle una especie de cama improvisada en el piso. Había quedado un poco alta, ligeramente a comparación de estar sobre un colchón.
Dejó de ver sus alimentos, todo para poder captar el rostro del vampiro. Se dio cuenta que las cosas eran muy graciosas, pensar en él cómo un protector cuando había tantas posibilidades de que él terminara su vida. Le dedico una sonrisa, se merecía el beneficio de la duda, todos lo merecían. Se encogió de hombros sin decir nada, después volteo su mirada de nuevo a su comida, se sirvió en el gran plato. Se le habían antojado tanto. Siguió moviéndose hasta que dejó su plato en la mesa de centro de su cocina. Ahí observó los movimientos de él, después volteó por todos lados, suspiró, y se hizo a la idea que su alimentación tardaría unos minutos más. Se puso a escucharlo, el hombre era bastante observador, no podía quejarse, le gustaba le prestaran atenciones, la hacían sentir ligeramente especial e importante, aunque no lo fuera.
- Pensé que los vampiros son los suficientemente grandes para llegar solitos hasta el sótano, y no necesitaban ayuda de frágiles humanas - Le miro a los ojos soltando una sonrisa traviesa, reveladora, y juguetona. - Pero está bien, si es su deseo, ¿Cómo decirle que no? No quiero que mis negaciones me hagan ganarme una buena mordida, que por hoy fue suficiente - Sabía que no estaba exenta de futuros agravios, lo mejor sería hacerle a la idea, no quedaba de otra, o al menos eso creía por ahora. Debía mantener la paz entre ambos. No le caía mal, para nada, además le hacía hecho sentir cosas que no pensaba que su cuerpo percibiera, cosas placenteras, que le gustarían volver a sentir, pero el tiempo le diría si sería lo correcto o no.
- ¿Así qué le parezco una buena mujer para una familia? - Farrah se sintió halagada, aunque creé o más bien sabe, que no fue esas las intenciones del hombre, de todos modos le pareció un buen detalle escuchar aquellas palabras, y le pusieron el humor mucho más ameno - ¿También cree que soy bonita? - Se sonrojó, y luego aclaró su garganta - Bueno, en realidad no soy muy común… - Se encogió de hombros. - Pues no tengo presión alguna de mis padres, ya que no están vivos, y mi abuela me dejaba hacer lo que quisiera, y creo que si llego a casarme será con quien yo sienta correcto porqué me enamoré, no porqué me lo impongan, no busco riquezas, no he vivido nunca con ellas - Sonrió y se movió de lugar.
- Si conoce a un buen candidato, no dude en presentármelo, pero por favor, que no sea más grande que usted - Bromeó, y caminó un poco más por la casa. Salió de la cocina, aunque en realidad no es que se fuera muy lejos, simplemente a la pequeña puerta del sótano. - Vamos, te mostraré - La abrió, la puerta, y antes de entrar, buscó una de sus lamparas de parafina para iluminarse el paso. La encendió con los fósforos, le gustaban demasiado ese nuevo invento. Eran demasiado prácticos; ya con la lampara encendida, comenzó a bajar con lentitud, y cuidado, sin ni siquiera verlo, sabía que la seguiría. O al menos eso quería creer. Más valía que si.
- Antes vivía con mi abuela - Comenzó a relatar mientras iban bajando por las escaleras de madera hacía el sótano - Pero falleció hace poco, estaba muy enferma y cansada, fue lo mejor - Dijo sin más, no le pesaba la perdida pues la había aprovechado al máximo en el tiempo que la tuvo con vida. - Pero ahora me gusta mi soledad, nadie se mete conmigo, ni critica lo que hago, el dueño de la taberna donde trabajo me trata muy bien, se ha vuelto una especie de protector personal, cómo un familiar, aunque no creo que me vea de la misma forma - Se encogió de hombros ya cuando había llegado al sótano. Miró hacía arriba viéndolo bajar.
- Bien - Dijo colocando la lampara en una pequeña mesa que estaba al fondo. Caminó ahora hasta unas cajas que se encontraban a un lado - Aquí hay sabanas limpias, son gruesas, para cuando la temporada de frío llega, aquí hay algunas sabanas - Las empezó a dejar caer en el piso. - No se preocupe, esta limpio, hice la limpieza hace dos días - Volteó a verlo sonriente. Después se giró y tomó la sabana más gruesa, así consecutivamente hasta hacerle una especie de cama improvisada en el piso. Había quedado un poco alta, ligeramente a comparación de estar sobre un colchón.
Farrah Kasey- Humano Clase Media
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 20/09/2012
Temas similares
» Destino [Privado]
» Destino - Privado
» Mi destino ere tu [Privado]
» ¿Casualidad o destino? -Privado.-
» Los hilos del destino [Privado]
» Destino - Privado
» Mi destino ere tu [Privado]
» ¿Casualidad o destino? -Privado.-
» Los hilos del destino [Privado]
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér Sep 18, 2024 9:16 am por Afiliaciones
» REACTIVACIÓN DE PERSONAJES
Mar Jul 30, 2024 4:58 am por Frederick Truffaut
» AVISO #49: SITUACIÓN ACTUAL DE VICTORIAN VAMPIRES
Miér Jul 24, 2024 2:54 pm por Nigel Quartermane
» Ah, mi vieja amiga la autodestrucción [Búsqueda activa]
Jue Jul 18, 2024 4:42 am por León Salazar
» Vampirto ¿estás ahí? // Sokolović Rosenthal (priv)
Miér Jul 10, 2024 1:09 pm por Jagger B. De Boer
» l'enlèvement de perséphone ─ n.
Sáb Jul 06, 2024 11:12 pm por Vivianne Delacour
» orphée et eurydice ― j.
Jue Jul 04, 2024 10:55 pm por Vivianne Delacour
» Le Château des Rêves Noirs [Privado]
Jue Jul 04, 2024 10:42 pm por Willem Fokke
» labyrinth ─ chronologies.
Sáb Jun 22, 2024 10:04 pm por Vivianne Delacour