AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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God save the Queen (Privado)
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God save the Queen (Privado)
Recuerdo del primer mensaje :
Danielle tarareaba el himno nacional inglés entre dientes mientras tensaba la jarcia, estaba de buen humor porque siempre que se echaban al mar solía estarlo, ya tendría tiempo de preocuparse si la reina no les ayudaba con el tema de los barcos. El plan secundario consistía en navegar hasta Wessex, allí el astillero Wellington trabajaba a pleno rendimiento construyendo buques, bien lo sabía ella pues era el de su padre. Había corrido por esas vetustas naves entre maderos y velas, entre sacos de serrín y tornillos como pernos.
Estaba algo nerviosa porque regresaría a su tierra natal en calidad de Capitán, era oficial, la flota sería de Akershus y habían registrado a la Reina Ana bajo bandera noruega tras naufragar y reconstruirlo, ya nada le debía a la Corona Inglesa porque se había rearmado a partir de los despojos de ese buque. Sin embargo había querido conservar el nombre y seguía teniendo tratos con los ingleses aunque sus operaciones se basaban en su mayor parte bajo el protectorado del conde.
El himno nacional inglés era una canción patriótica que todo niño sabía y que todo el mundo cantaba en las celebraciones más importantes, pero para Danielle tenía más significados, hablaba de llevar a la Reina a la gloria y a la victoria. A su reina, a su barco, a la Venganza de la Reina Ana. Esa letra le daba a veces el coraje que necesitaba para zarpar con determinación y elevar la bandera en el mástil sin remordimientos ni vergüenza. Ella era lo que era, había abandonado la senda convencional, la predeterminada por su rígida sociedad, se había echado los prejuicios sobre los hombros y ahora regresaba con el mundo bajo sus pies.
Höor subió la pasarela y le sonrió dándole los buenos días. Soplaba buen viento del Suroeste, con lo cual llegarían pronto a Londres. Gritó un par de órdenes y zarparon abandonando el puerto de Akershus con viento a favor, por delante unas cuantas horas de travesía, en un día podrían estar pisando suelo inglés si se afanaban, pero seguramente fuera dia y medio o dos días dependiendo de lo ágiles que fueran al darles amarre en el puerto.
Tras supervisar la salida le indicó a Höor que la siguiera hasta el camarote/despacho del capitán y allí se sentaron frente a los mapas. Dani se sirvió un té, era muy temprano para beber.
— Si quieres algo fuerte, ya sabes dónde están las botellas. ¿Repasamos el plan? Tú te reunes con tu amiga la reina, charlais de vuestras cosas, os ponéis al día y bla bla y yo espero noticias en puerto. A priori son unos cuantos días, así que bajaré a tierra a cerrar negocios y visitar algunos conocidos. Si me mandas llamar, aparezco limpia y sobria y confiaremos en tu encanto y poder de persuasión para que al final de esta visita tengamos los barcos costeados por la Corona.— Le guiñó el ojo pícaramente al conde.— esmérate como nunca, que dicen que a su Graciosa Majestad le hace falta una limpieza de telarañas.
God save our gracious Queen,
"Long live our noble Queen,
God save the Queen:
Send her victorious,
Happy and glorious,
Long to reign over us:
God save the Queen.
Thy choicest gifts in store,
On her be pleased to pour;
Long may she reign:
May she defend our laws,
And ever give us cause
To sing with heart and voice
God save the Queen."
"Long live our noble Queen,
God save the Queen:
Send her victorious,
Happy and glorious,
Long to reign over us:
God save the Queen.
Thy choicest gifts in store,
On her be pleased to pour;
Long may she reign:
May she defend our laws,
And ever give us cause
To sing with heart and voice
God save the Queen."
Danielle tarareaba el himno nacional inglés entre dientes mientras tensaba la jarcia, estaba de buen humor porque siempre que se echaban al mar solía estarlo, ya tendría tiempo de preocuparse si la reina no les ayudaba con el tema de los barcos. El plan secundario consistía en navegar hasta Wessex, allí el astillero Wellington trabajaba a pleno rendimiento construyendo buques, bien lo sabía ella pues era el de su padre. Había corrido por esas vetustas naves entre maderos y velas, entre sacos de serrín y tornillos como pernos.
Estaba algo nerviosa porque regresaría a su tierra natal en calidad de Capitán, era oficial, la flota sería de Akershus y habían registrado a la Reina Ana bajo bandera noruega tras naufragar y reconstruirlo, ya nada le debía a la Corona Inglesa porque se había rearmado a partir de los despojos de ese buque. Sin embargo había querido conservar el nombre y seguía teniendo tratos con los ingleses aunque sus operaciones se basaban en su mayor parte bajo el protectorado del conde.
El himno nacional inglés era una canción patriótica que todo niño sabía y que todo el mundo cantaba en las celebraciones más importantes, pero para Danielle tenía más significados, hablaba de llevar a la Reina a la gloria y a la victoria. A su reina, a su barco, a la Venganza de la Reina Ana. Esa letra le daba a veces el coraje que necesitaba para zarpar con determinación y elevar la bandera en el mástil sin remordimientos ni vergüenza. Ella era lo que era, había abandonado la senda convencional, la predeterminada por su rígida sociedad, se había echado los prejuicios sobre los hombros y ahora regresaba con el mundo bajo sus pies.
Höor subió la pasarela y le sonrió dándole los buenos días. Soplaba buen viento del Suroeste, con lo cual llegarían pronto a Londres. Gritó un par de órdenes y zarparon abandonando el puerto de Akershus con viento a favor, por delante unas cuantas horas de travesía, en un día podrían estar pisando suelo inglés si se afanaban, pero seguramente fuera dia y medio o dos días dependiendo de lo ágiles que fueran al darles amarre en el puerto.
Tras supervisar la salida le indicó a Höor que la siguiera hasta el camarote/despacho del capitán y allí se sentaron frente a los mapas. Dani se sirvió un té, era muy temprano para beber.
— Si quieres algo fuerte, ya sabes dónde están las botellas. ¿Repasamos el plan? Tú te reunes con tu amiga la reina, charlais de vuestras cosas, os ponéis al día y bla bla y yo espero noticias en puerto. A priori son unos cuantos días, así que bajaré a tierra a cerrar negocios y visitar algunos conocidos. Si me mandas llamar, aparezco limpia y sobria y confiaremos en tu encanto y poder de persuasión para que al final de esta visita tengamos los barcos costeados por la Corona.— Le guiñó el ojo pícaramente al conde.— esmérate como nunca, que dicen que a su Graciosa Majestad le hace falta una limpieza de telarañas.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
- Mensajes : 245
Fecha de inscripción : 21/08/2017
Re: God save the Queen (Privado)
Beth parecía algo reacia al principio, mirando todo alrededor, era la primera vez que entraba en un castillo y no se lo imaginaba así. Cuando el conde Cannif se agachó hasta su altura se pegó un poco al muslo de la inglesa que sonrió acariciando el largo cabello moreno de la niña. Había costado tres largas horas desenredarlo y asearlo, la pobre había vivido como un animal.
— Tranquila, cuando te canses puedes venir conmigo ¿vale?.— Beth asintió y se acercó a las niñas tímidamente, primero observaba sin hablar ni decir nada pero al poco cuando ellas le explicaron el juego y le dieron un papel en él, se colocó al lado de Valeska porque representaba a la otra princesa del cuento.
Danielle se sentó junto a Ulf, Lana y Höor, degustando un vaso de hidromiel y charlando de todo un poco. Pero pronto salió el tema, les producía curiosidad que la pirata hubiera hecho algo así.
— No podía dejarla allí, en Kitmøller la hubieran vendido a un proxeneta.— negó con la cabeza al recordarlo.— Mi idea es...bueno, si hay alguna familia en Akershus que pueda acogerla...o que no tengan hijos...— se encogió de hombros.— A mi no me importa tenerla conmigo, pero un barco no es un buen lugar para una niña. Al menos cuando zarpe, preferiría que esté segura y a salvo en tierra, no sé, llamadme loca por eso.
Cuando Höor le dijo si le había entrado la vena maternal chasqueó la lengua y le regaló una mueca y una sonrisa mirando al lobo y al conde.
— Me entró con vosotros dos, que sois como críos. No veas las ganas que tengo de daros una azotaina, y no de esas de alcoba, sino de las de institutriz británica. Sé que Giuliana me entiende...— La bruja asintió entre risas. A veces eran como niños, eso era cierto, pero ese carácter jovial a Giuliana le encantaba porque tendía a ser retraída y taciturna. La pirata cambió de nuevo la expresión, a otra más solemne.— Quería pediros un favor.— los miró a los tres.— Si me sucede alguna cosa...por favor, cuidad de ella. Voy a tratar de conseguirle la ciudadanía británica para que sea libre, pero mientras no tenga una, podrían comparala de nuevo y no quiero que eso suceda, os daré copia del título de propiedad junto con los documentos que os designan como sus tutores si a mi me pasa algo.
Había hecho testamento porque era previsora, si le sucediese algo a ella, sería su padre quien heredaría sus bienes, y tras todo lo sucedido, se negaba a que fuera así. Los negocios que tenía en propiedad, así como el dinero invertido y en el banco, se los legaba al 50% a Höor o en su defecto a sus hijos, a quien gobernase Akhersus, y el otro 50% a Beth. Pero su joya más preciada, la Venganza de la Reina Ana extrañamente se la legaba a Sirius. Ese niño había ganado su corazón y una vez le prometió que le ayudaría a llegar a costas sudamericanas llamando al viento. Si moría eso no podía cumplirlo, asi que, qué mejor regalo que dejársela a él. Una copia de ese testamento estaba depositada en París y la otra la llevaba en una carpeta que le dejó a Höor sobre la mesa. Le valía con su palabra de que cuidaría de esa niña si a ella alguna vez le pasara algo, porque sabía que la cumpliría. Con los deberes hechos, una dormía más tranquila, al aparecer la niña en su vida, le había dado qué pensar.
Se levantó a vigilar que Beth no estuviera a disgusto mientras el conde leía el documento y como la niña estaba bien, fue hacia Sirius y le señaló el telescopio.
— ¿me enseñas alguna estrella? estamos en el mes de Sagitario, el centauro..— El niño asintió y tras repasar el cielo con un ojo cerrado y otro puesto en la lente le cedió el sitio a Danielle, que sentada en el suelo se puso a mirar. Poco tardó Beth en acudir a ver qué estaba haciendo, porque ese cacharro le recordaba al catalejo y la inglesa le explicó en qué consistía.
— Tranquila, cuando te canses puedes venir conmigo ¿vale?.— Beth asintió y se acercó a las niñas tímidamente, primero observaba sin hablar ni decir nada pero al poco cuando ellas le explicaron el juego y le dieron un papel en él, se colocó al lado de Valeska porque representaba a la otra princesa del cuento.
Danielle se sentó junto a Ulf, Lana y Höor, degustando un vaso de hidromiel y charlando de todo un poco. Pero pronto salió el tema, les producía curiosidad que la pirata hubiera hecho algo así.
— No podía dejarla allí, en Kitmøller la hubieran vendido a un proxeneta.— negó con la cabeza al recordarlo.— Mi idea es...bueno, si hay alguna familia en Akershus que pueda acogerla...o que no tengan hijos...— se encogió de hombros.— A mi no me importa tenerla conmigo, pero un barco no es un buen lugar para una niña. Al menos cuando zarpe, preferiría que esté segura y a salvo en tierra, no sé, llamadme loca por eso.
Cuando Höor le dijo si le había entrado la vena maternal chasqueó la lengua y le regaló una mueca y una sonrisa mirando al lobo y al conde.
— Me entró con vosotros dos, que sois como críos. No veas las ganas que tengo de daros una azotaina, y no de esas de alcoba, sino de las de institutriz británica. Sé que Giuliana me entiende...— La bruja asintió entre risas. A veces eran como niños, eso era cierto, pero ese carácter jovial a Giuliana le encantaba porque tendía a ser retraída y taciturna. La pirata cambió de nuevo la expresión, a otra más solemne.— Quería pediros un favor.— los miró a los tres.— Si me sucede alguna cosa...por favor, cuidad de ella. Voy a tratar de conseguirle la ciudadanía británica para que sea libre, pero mientras no tenga una, podrían comparala de nuevo y no quiero que eso suceda, os daré copia del título de propiedad junto con los documentos que os designan como sus tutores si a mi me pasa algo.
Había hecho testamento porque era previsora, si le sucediese algo a ella, sería su padre quien heredaría sus bienes, y tras todo lo sucedido, se negaba a que fuera así. Los negocios que tenía en propiedad, así como el dinero invertido y en el banco, se los legaba al 50% a Höor o en su defecto a sus hijos, a quien gobernase Akhersus, y el otro 50% a Beth. Pero su joya más preciada, la Venganza de la Reina Ana extrañamente se la legaba a Sirius. Ese niño había ganado su corazón y una vez le prometió que le ayudaría a llegar a costas sudamericanas llamando al viento. Si moría eso no podía cumplirlo, asi que, qué mejor regalo que dejársela a él. Una copia de ese testamento estaba depositada en París y la otra la llevaba en una carpeta que le dejó a Höor sobre la mesa. Le valía con su palabra de que cuidaría de esa niña si a ella alguna vez le pasara algo, porque sabía que la cumpliría. Con los deberes hechos, una dormía más tranquila, al aparecer la niña en su vida, le había dado qué pensar.
Se levantó a vigilar que Beth no estuviera a disgusto mientras el conde leía el documento y como la niña estaba bien, fue hacia Sirius y le señaló el telescopio.
— ¿me enseñas alguna estrella? estamos en el mes de Sagitario, el centauro..— El niño asintió y tras repasar el cielo con un ojo cerrado y otro puesto en la lente le cedió el sitio a Danielle, que sentada en el suelo se puso a mirar. Poco tardó Beth en acudir a ver qué estaba haciendo, porque ese cacharro le recordaba al catalejo y la inglesa le explicó en qué consistía.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
- Mensajes : 245
Fecha de inscripción : 21/08/2017
Re: God save the Queen (Privado)
Danielle no se daba cuenta, pero yo si, no era la misma mujer que llegó un día ante las puertas de Akershus. No mentiré me gustaba la nueva Dani, no porque hubiera cambiado su esencia, eso se mantenía imperturbable con el paso del tiempo como lo hacían las montañas o los mares, mas bien había echado ancla y aunque seguía siendo viento, cuando amainaba siempre soplaba en dirección norte, en dirección a casa.
Por encima de las hojas alcé la mirada hacia ella y Sirius. Mi hijo no se había despegado del telescopio desde que se lo dimos, veía en las estrellas un nuevo mundo. Sirius tenia una visión mas amplia de las cosas, sabia que Akershus no lo detendría eternamente, él era mucho mas que norte, y yo pesaba darle las para volar todo lo lejos que mi hijo pudiera llegar.
Mis ojos volvieron al documento, fruncí el ceño y apreté los dientes alzándome con las hojas presas por mi puño.
Sonreí dejando un beso en la cabeza de mi hijo cuando este me animó a mirar la constelación de la que él y Dani hablaban.
Me agaché para mirar por el telescopio quedando acuclillado, la pequeña Beth también estaba allí, algo tímida miraba como Danielle observaba por el telescopio, así que la senté sobre mis rodillas para que me ayudara a identificar esa constelación del centauro una vez que la pirata hubiera terminado.
Sirius y ella pronto hicieron buenas migas y se enfrascaron en una de esas conversaciones sobre estrellas.
Así que aproveché la conjetura para apartar a Danielel a un lado, necesitaba hablar con ella.
Fruncí el ceño, me conocía tanto que resopló antes incluso de que hablara, pero si ella creía que eso iba a servirle conmigo se equivocaba.
Mi mano se posó en la pared, no quería gritar, así que intenté hablar de forma sosegada, acercando mi rostro al suyo para que me escuchara sin tener que elevar la voz pues el ruido en el salón era ensordecedor.
Dani quedaba acorralada entre mi cuerpo y la lisa superficie.
-No voy a aceptar la mitad de tu herencia, puedo entender que no quieras que tu familia la disfrute, pero yo no soy nadie para heredar nada de ti ¿estas loca? Déjaselo todo a Beth, acepto lo de Sirius, se el vinculo que os une, en eso no voy a ponerte ningún problema, pero con lo que respecta a mi no estoy de acuerdo, no lo quiero -rugí apretando el puño y con el, el documento.
-Yo me haré cargo de la niña, sabes que para mi ese no es ningún problema, si te pasa algo nada le faltara y cuando sea adulta podrá tener todas y cada una de tus pertenencias, es mi ultima palabra y no voy a aceptar replica por tu parte -dije hundiendo mis pardos en sus dos inmensos océanos.
Por encima de las hojas alcé la mirada hacia ella y Sirius. Mi hijo no se había despegado del telescopio desde que se lo dimos, veía en las estrellas un nuevo mundo. Sirius tenia una visión mas amplia de las cosas, sabia que Akershus no lo detendría eternamente, él era mucho mas que norte, y yo pesaba darle las para volar todo lo lejos que mi hijo pudiera llegar.
Mis ojos volvieron al documento, fruncí el ceño y apreté los dientes alzándome con las hojas presas por mi puño.
Sonreí dejando un beso en la cabeza de mi hijo cuando este me animó a mirar la constelación de la que él y Dani hablaban.
Me agaché para mirar por el telescopio quedando acuclillado, la pequeña Beth también estaba allí, algo tímida miraba como Danielle observaba por el telescopio, así que la senté sobre mis rodillas para que me ayudara a identificar esa constelación del centauro una vez que la pirata hubiera terminado.
Sirius y ella pronto hicieron buenas migas y se enfrascaron en una de esas conversaciones sobre estrellas.
Así que aproveché la conjetura para apartar a Danielel a un lado, necesitaba hablar con ella.
Fruncí el ceño, me conocía tanto que resopló antes incluso de que hablara, pero si ella creía que eso iba a servirle conmigo se equivocaba.
Mi mano se posó en la pared, no quería gritar, así que intenté hablar de forma sosegada, acercando mi rostro al suyo para que me escuchara sin tener que elevar la voz pues el ruido en el salón era ensordecedor.
Dani quedaba acorralada entre mi cuerpo y la lisa superficie.
-No voy a aceptar la mitad de tu herencia, puedo entender que no quieras que tu familia la disfrute, pero yo no soy nadie para heredar nada de ti ¿estas loca? Déjaselo todo a Beth, acepto lo de Sirius, se el vinculo que os une, en eso no voy a ponerte ningún problema, pero con lo que respecta a mi no estoy de acuerdo, no lo quiero -rugí apretando el puño y con el, el documento.
-Yo me haré cargo de la niña, sabes que para mi ese no es ningún problema, si te pasa algo nada le faltara y cuando sea adulta podrá tener todas y cada una de tus pertenencias, es mi ultima palabra y no voy a aceptar replica por tu parte -dije hundiendo mis pardos en sus dos inmensos océanos.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: God save the Queen (Privado)
Enarcó una ceja cuando lo escuchó resoplar..y ahí estaba, vendaval del norte en ciernes. Ahora le empezaría a latir la vena de...eso es. Ahí está. Frunció el ceño y dejó escapar el aire lentamente escuchándolo despotricar a dos centímetro de su cara.
— Vamos a ver. ¿En qué mundo no voy a poder replicarte? faltaría más. ¿A qué crees que me he estado dedicando estos años? no he estado de crucero, he abordado naves con tesoros incalculables y como tú comprenderás no me he ido con la saca vacía. Beth puede vivir dignamente toda su vida con ese 50%. Si quisiera ahora mismo podría comprar una villa en Londres, pero esa no es la vida que quiero. Se lo estoy legando a Akershus no a ti, pero no puedo legarle mis bienes a una fortaleza, ya lo pregunté a los abogados, sólo una persona puede heredar. ¿Prefieres que se lo deje a Ulf o a Giuliana? bien, hablaré con ellos, espero que sean más razonables que tú.— Observó las arruguitas que se le hacían alrededor de los ojos cuando se chinaba y sonrió burlona.— Si te has puesto así porque temes perderme...relájate, no está en mis planes dejarme matar. ¿Sabes que te pones muy sexy cuando te enfadas?
Höor no iba a transigir, eso lo veía venir, pero ella tampoco iba a hacerlo. Quería regalarle a Akershus una pequeña parte de lo que Akershus le había regalado a ella, y aún así se consideraría en deuda. Trataría de convencer a los Tollak entonces, porque después de Cannif si había alguien con las raices más profundas en esa tierra, era Ulf.
— Cannif, si creías que era insoportable, aún te queda mucho por ver, ya que ahora me ha entrado "el instinto maternal" como tú lo llamas.
— Vamos a ver. ¿En qué mundo no voy a poder replicarte? faltaría más. ¿A qué crees que me he estado dedicando estos años? no he estado de crucero, he abordado naves con tesoros incalculables y como tú comprenderás no me he ido con la saca vacía. Beth puede vivir dignamente toda su vida con ese 50%. Si quisiera ahora mismo podría comprar una villa en Londres, pero esa no es la vida que quiero. Se lo estoy legando a Akershus no a ti, pero no puedo legarle mis bienes a una fortaleza, ya lo pregunté a los abogados, sólo una persona puede heredar. ¿Prefieres que se lo deje a Ulf o a Giuliana? bien, hablaré con ellos, espero que sean más razonables que tú.— Observó las arruguitas que se le hacían alrededor de los ojos cuando se chinaba y sonrió burlona.— Si te has puesto así porque temes perderme...relájate, no está en mis planes dejarme matar. ¿Sabes que te pones muy sexy cuando te enfadas?
Höor no iba a transigir, eso lo veía venir, pero ella tampoco iba a hacerlo. Quería regalarle a Akershus una pequeña parte de lo que Akershus le había regalado a ella, y aún así se consideraría en deuda. Trataría de convencer a los Tollak entonces, porque después de Cannif si había alguien con las raices más profundas en esa tierra, era Ulf.
— Cannif, si creías que era insoportable, aún te queda mucho por ver, ya que ahora me ha entrado "el instinto maternal" como tú lo llamas.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 21/08/2017
Re: God save the Queen (Privado)
Claro como iba la pirata a osar no replicar. Tomó todo su arsenal de cañones con esa sonrisa triunfal y burlona que se gastaba y pesé a tenerme a escasos centímetros de su rostro, maldiciendo en norteño, decidió que mejor iba a tentar a la suerte.
-¡por Odin! -bufeé elevando la voz -¿quieres probar suerte con Ulf y Giuliana, adelante, dudo que su respuesta sea diferente, te necesito viva -reconocí y prefiero que ese dinero se lo legues por completo a tu hija ¿quieres ayudar en Akershus? -me rasqué la barba pensativo - ¡bien! ¡Sorpresa! -dije abriendo los ojos -¡ya lo estas haciendo! -rugí.
Negué resoplando cuando dijo que si estaba preocupado por que me dejara antes de tiempo ¿era ta obvio que así era?
A ver, no era un necio,sabia que la guerra trae muerte y que un día podía partir de Akershus y volver sobre un escudo y no con el. También yo tenia mi testamento a buen recaudo, había legado todo a mis hijos, por supuesto de forma equitativa.
-¿No te preocupas tu cuando Ulf o yo cogemos el acero para partir hacia un destino incierto? como bien has dicho, te despertamos el instinto maternal -bromeé ahora yo con cierta sorna -así que señorita institutriz británica, métase el pecho dentro de la casaca y acata en esto mis ordenes porque no pienso recular, mi decisión es firme -susurré relamiendome los labios resecos -no soy un niño. Si crees que me vas a hacer callar con tu palabrería, es que tampoco me conoces.
Capitan Morgan, si piensas que soy intratable, no te equivoca, no soy de los que dan su brazo a torcer.
Mis pardos seguían fijos en sus océanos, no nos habíamos movido un ápice, dos titanes en pleno desafió de fuerzas desmedidas.
-¡por Odin! -bufeé elevando la voz -¿quieres probar suerte con Ulf y Giuliana, adelante, dudo que su respuesta sea diferente, te necesito viva -reconocí y prefiero que ese dinero se lo legues por completo a tu hija ¿quieres ayudar en Akershus? -me rasqué la barba pensativo - ¡bien! ¡Sorpresa! -dije abriendo los ojos -¡ya lo estas haciendo! -rugí.
Negué resoplando cuando dijo que si estaba preocupado por que me dejara antes de tiempo ¿era ta obvio que así era?
A ver, no era un necio,sabia que la guerra trae muerte y que un día podía partir de Akershus y volver sobre un escudo y no con el. También yo tenia mi testamento a buen recaudo, había legado todo a mis hijos, por supuesto de forma equitativa.
-¿No te preocupas tu cuando Ulf o yo cogemos el acero para partir hacia un destino incierto? como bien has dicho, te despertamos el instinto maternal -bromeé ahora yo con cierta sorna -así que señorita institutriz británica, métase el pecho dentro de la casaca y acata en esto mis ordenes porque no pienso recular, mi decisión es firme -susurré relamiendome los labios resecos -no soy un niño. Si crees que me vas a hacer callar con tu palabrería, es que tampoco me conoces.
Capitan Morgan, si piensas que soy intratable, no te equivoca, no soy de los que dan su brazo a torcer.
Mis pardos seguían fijos en sus océanos, no nos habíamos movido un ápice, dos titanes en pleno desafió de fuerzas desmedidas.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Fecha de inscripción : 21/09/2016
Localización : el placentero infierno de tus piernas.
Re: God save the Queen (Privado)
Sirius y Beth los miraron, igual que Ulf y Giuliana porque el tono de voz de Höor había sido más alto del que pretendía; los vio por el rabillo del ojo y decidió poner fin a aquello aunque para nada estaba acabado. Le dio dos palmaditas en el hombro a Höor y sonrió.
— Venga, no te pongas así. ¿Has desayunado fibra esta mañana? Ya lo arreglaremos, me ha quedado clara tu postura y la consideraré, considera tú la mía y ya lo hablaremos con calma, nos esperan para cenar.
Se acercó a los niños y les preguntó qué habían visto por el telescopio para relajar un poco el ambiente y tras charlar con ellos un poco se los llevó a la mesa. Comenzaron a cenar relajadamente, charlando de un montón de cosas. Dani le contaba a Beth quién era Ulf y Giuliana, le explicó algunas anécdotas de los niños Cannif para que se pusiera al día con ellos y al finalizar los postres, los pequeños saltaron de las sillas para ir a jugar un rato más, quedándose los adultos en la mesa bebiendo un licor.
— He pensado que la viuda Dagmar, la que fue maestra, podría encargarse de Beth cuando yo me ausente, así podría seguir con sus lecciones, necesita a alguien que la enseñe de forma particular, lleva mucho retraso porque nunca ha ido a la escuela, los capturaron cuando apenas tenía cuatro años. Quizás si aprende rápido en un año pueda estar al nivel de los demás niños para ir con ellos. Quiero que tenga una vida normal. La verdad es que es muy espabilada, me deja asombrada a veces con las preguntas que hace. En una semana ya se ha aprendido todos los aparejos, velas y cabos del barco aunque no sepa para que se usan, yo tardé más del doble y eso que ya me sabía la mitad por venir de familia de armadores y pasarme la vida en el astillero.
Cambiando de tercio, apuró su vaso de un trago y miró a los presentes con media sonrisa y esa expresión pícara que tenía cuando estaba tramando algun plan.
— Sé que vosotros sois paganos, pero Giuliana se crió en América y seguro que celebra la Navidad y yo soy protestante como la mayoría de ingleses. Voy a celebrarla como debe ser, pero os tengo que preguntar si estáis de acuerdo. Si no queréis participar, lo haré a bordo de la Reina Ana, lo entiendo porque no son vuestras costumbres. Tranquilos, no habrá misa ni crucifijos, si quiero ir, ya iré yo. Pero hay alunas costumbres que me gustaría recuperar, son demasiados años lejos de ellas.
— Venga, no te pongas así. ¿Has desayunado fibra esta mañana? Ya lo arreglaremos, me ha quedado clara tu postura y la consideraré, considera tú la mía y ya lo hablaremos con calma, nos esperan para cenar.
Se acercó a los niños y les preguntó qué habían visto por el telescopio para relajar un poco el ambiente y tras charlar con ellos un poco se los llevó a la mesa. Comenzaron a cenar relajadamente, charlando de un montón de cosas. Dani le contaba a Beth quién era Ulf y Giuliana, le explicó algunas anécdotas de los niños Cannif para que se pusiera al día con ellos y al finalizar los postres, los pequeños saltaron de las sillas para ir a jugar un rato más, quedándose los adultos en la mesa bebiendo un licor.
— He pensado que la viuda Dagmar, la que fue maestra, podría encargarse de Beth cuando yo me ausente, así podría seguir con sus lecciones, necesita a alguien que la enseñe de forma particular, lleva mucho retraso porque nunca ha ido a la escuela, los capturaron cuando apenas tenía cuatro años. Quizás si aprende rápido en un año pueda estar al nivel de los demás niños para ir con ellos. Quiero que tenga una vida normal. La verdad es que es muy espabilada, me deja asombrada a veces con las preguntas que hace. En una semana ya se ha aprendido todos los aparejos, velas y cabos del barco aunque no sepa para que se usan, yo tardé más del doble y eso que ya me sabía la mitad por venir de familia de armadores y pasarme la vida en el astillero.
Cambiando de tercio, apuró su vaso de un trago y miró a los presentes con media sonrisa y esa expresión pícara que tenía cuando estaba tramando algun plan.
— Sé que vosotros sois paganos, pero Giuliana se crió en América y seguro que celebra la Navidad y yo soy protestante como la mayoría de ingleses. Voy a celebrarla como debe ser, pero os tengo que preguntar si estáis de acuerdo. Si no queréis participar, lo haré a bordo de la Reina Ana, lo entiendo porque no son vuestras costumbres. Tranquilos, no habrá misa ni crucifijos, si quiero ir, ya iré yo. Pero hay alunas costumbres que me gustaría recuperar, son demasiados años lejos de ellas.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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Re: God save the Queen (Privado)
Dejé caer la mano a un lado de mi cuerpo quitandola así con resignación de la pared, siempre me dejaba con la palabra en la boca, mas no le faltaba razón, no era ni el momento ni el lugar.
asentí cuando dijo que ya lo hablaríamos sin mirarla y con el claro gesto de fastidio marcado en mi entrecejo fruncido.
Ella se fue a hablar con los críos y yo volví a la mesa sentándome con Ulf y Giuliana resoplando. La cara de interrogante de Ulf me pedía que me explicara, negué, quería dejar el tema, así que de nuevo la desaparición de mi maestro acaparó la conversación entre los dos mientras la bruja apoyada en el pecho del lobo nos escuchaba.
No tardaron en servir la cena, así que todos tomamos asientos, las risas se sucedían. Dani muy atenta a su hija contaba hazañas de mis hijos, Orn hinchado como un pavo real se hacia el importante mientras Valeska y Fio se reían de él pinchándolo.
Claro que la cosa se dio la vuelta cuando Orn sin querer manchó con salsa el vestido nuevo de la princesa.
Esta rugió lloriqueando mientras Orn se reía de su desdicha señalando la mancha.
La rabia la invadió y alzó un cuchillo para clavárselo, por suerte afiancé su muñeca antes de que lo dejara caer y la alcé de la silla en volandas por la muñeca de forma airada.
-¡Esta es la ultima vez que levanta un Cannif el acero contra otro! ¡Por odin! ¡Sois hermanos! - gruñí molesto mientras Valeska lloraba sin parar -Orn pídele perdón, el vestido para ella es importante, tanto como para ti la espada, respétala aunque no la entiendas.
Mi hijo mayor se levanto y se disculpo, ella hizo lo mismo. Por suerte todo quedó en una anécdota, eramos vikingos con un carácter endiablado.
Los niños se fueron a jugar quedando así los adultos bebiendo licor.
-Me parece una buena idea, la mujer se siente muy sola, de seguro acogerá a Beth mientras estés fuera, la cría parece espabilada, fijo que se pondrá pronto al día.
Ladeé la sonrisa cuando pidió organizar “la navidad” en Akershus. Yo la había celebrado cuando estuve en París y aunque era pagano y no creía en ese Dios crucificado, no tuve mayor problema en dejar que las mujeres se sintieran en casa con sus ritos, ademas no podíamos olvidar que nuestros hijos eran lo que eran, tanto los de Ulf como los míos tenían solo la mitad de su sangre norteña, así que...
-Adelante, tenéis permiso para traer la “navidad” a Akershus.
Seguimos bebiendo, las dos mujeres estaban pletóricas hablando de como lo iban a organizar todo, Ulf y yo algo animados ya por el alcohol habíamos empezado con nuestros típicos juegos y con los cuchillos en la mano lanzábamos contra una improvisada diana intentando demostrar cual de los dos tenia mayor puntería.
Niels y Bröok se habían quedado dormidos, así que Giuliana los acostó en sus cunas, el resto iban cayendo agotados en los sofás, incluida Beth que apenas podía mantener sus ojos abiertos.
-Quedaros a dormir, no los saqueis a estas horas, mañana será otro día -le dije a Dani pasando mi brazo por encima de su hombro.
Ulf ya cogía a Giuliana como un saco para llevársela al sofá muy animado.
-Voy a aprovechar que no tiene la sarten -dijo muerto de la risa mientras la bruja negaba pidiéndole que la bajara y este azotaba su trasero como venganza.
asentí cuando dijo que ya lo hablaríamos sin mirarla y con el claro gesto de fastidio marcado en mi entrecejo fruncido.
Ella se fue a hablar con los críos y yo volví a la mesa sentándome con Ulf y Giuliana resoplando. La cara de interrogante de Ulf me pedía que me explicara, negué, quería dejar el tema, así que de nuevo la desaparición de mi maestro acaparó la conversación entre los dos mientras la bruja apoyada en el pecho del lobo nos escuchaba.
No tardaron en servir la cena, así que todos tomamos asientos, las risas se sucedían. Dani muy atenta a su hija contaba hazañas de mis hijos, Orn hinchado como un pavo real se hacia el importante mientras Valeska y Fio se reían de él pinchándolo.
Claro que la cosa se dio la vuelta cuando Orn sin querer manchó con salsa el vestido nuevo de la princesa.
Esta rugió lloriqueando mientras Orn se reía de su desdicha señalando la mancha.
La rabia la invadió y alzó un cuchillo para clavárselo, por suerte afiancé su muñeca antes de que lo dejara caer y la alcé de la silla en volandas por la muñeca de forma airada.
-¡Esta es la ultima vez que levanta un Cannif el acero contra otro! ¡Por odin! ¡Sois hermanos! - gruñí molesto mientras Valeska lloraba sin parar -Orn pídele perdón, el vestido para ella es importante, tanto como para ti la espada, respétala aunque no la entiendas.
Mi hijo mayor se levanto y se disculpo, ella hizo lo mismo. Por suerte todo quedó en una anécdota, eramos vikingos con un carácter endiablado.
Los niños se fueron a jugar quedando así los adultos bebiendo licor.
-Me parece una buena idea, la mujer se siente muy sola, de seguro acogerá a Beth mientras estés fuera, la cría parece espabilada, fijo que se pondrá pronto al día.
Ladeé la sonrisa cuando pidió organizar “la navidad” en Akershus. Yo la había celebrado cuando estuve en París y aunque era pagano y no creía en ese Dios crucificado, no tuve mayor problema en dejar que las mujeres se sintieran en casa con sus ritos, ademas no podíamos olvidar que nuestros hijos eran lo que eran, tanto los de Ulf como los míos tenían solo la mitad de su sangre norteña, así que...
-Adelante, tenéis permiso para traer la “navidad” a Akershus.
Seguimos bebiendo, las dos mujeres estaban pletóricas hablando de como lo iban a organizar todo, Ulf y yo algo animados ya por el alcohol habíamos empezado con nuestros típicos juegos y con los cuchillos en la mano lanzábamos contra una improvisada diana intentando demostrar cual de los dos tenia mayor puntería.
Niels y Bröok se habían quedado dormidos, así que Giuliana los acostó en sus cunas, el resto iban cayendo agotados en los sofás, incluida Beth que apenas podía mantener sus ojos abiertos.
-Quedaros a dormir, no los saqueis a estas horas, mañana será otro día -le dije a Dani pasando mi brazo por encima de su hombro.
Ulf ya cogía a Giuliana como un saco para llevársela al sofá muy animado.
-Voy a aprovechar que no tiene la sarten -dijo muerto de la risa mientras la bruja negaba pidiéndole que la bajara y este azotaba su trasero como venganza.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: God save the Queen (Privado)
— Tenía la esperanza de quedarnos en ese sofá legendario...pero veo que tendrá que ser en otra ocasión.— le espetó a Ulf que hacía el gesto de triunfo con el puño mientras su mujer lo regañaba entre risas pidiéndole ir a casa, que no estaba tan lejos. Le pareció buena idea quedarse con Bethania en el castillo, hacía frío y no le apetecía cargar con ella hasta el barco. La llevó a una habitación que el servicio preparó raudamente y la acostó entre cálidas pieles, en breve se reuniría con ella, cabían perfectamente las dos en esa alcoba.
Cuando reresó a la sala los niños ya estaban en sus respectivos cuartos y la mayoría de las velas apagadas, tan sólo la luz de la chimenea hacía bailar las sombras. Höor estaba preocupado por la desaparición de su maestro. Ella había puesto a trabajar a su red de informadores, a ver qué podían sacar y lo cierto es que las noticias llegaban a cuentagotas y muy vagas todas. Se sentó a su lado en el sofá de los malditos y estiró las piernas dejando caer la espalda sobre el respaldo así como la cabeza, mirando al techo.
— Buscaré otra forma de hacerlo, tu nombre no saldrá en esos papeles. Pero no quiero dejarselo todo a Beth por una razón: no quiero que nadie la considere el tesoro del capitán Morgan y vayan a por ella con el único objetivo de quedarselo. Debe haber alguna forma de que dejes de gruñirme y ofuscarte por hacer algo bueno para Akershus y a la vez poner mis cosas en orden, la hallaré.
Ya había planeado con Giuliana lo que harían, y habría muchas sorpresas. La Navidad a fin de cuentas era un tiempo familiar, entrañable, dedicado sobre todo a los niños y a la ilusión. El corazón de Akershus necesitaba un momento de descanso, la excusa de la Navidad o la que fuera era buena. Fijó los ojos en el fugo y decidió compartir uno de los recuerdos de su infancia con Höor.
— Hay un relato de Dickens que me encantaba de pequeña: Cuento de navidad. Al señor Scrooge, un hombre avaro y goista se le aparece el fantasma de la Navidad pasada, recordándole como eran sus navidades cuando era joven y amable, cuando la felicidad invadía su hogar. Después el fantasma de las Navidades presentes le muestra escenas que están sucediendo a diario, como el mercado, la gente cantando villancicos, una familia cenando junta...incluso su único y explotado empleado celebra la navidad con alegría a pesar de que uno de sus hijos estaba gravemente enfermo. Este fantasma le muestra a dos niños desnutridos y harapientos que representan a la Ignorancia y a la Miseria y Scrooge le pregunta si nadie les puede ayudar a lo que el fantasma cita las propias palabras del avaro "¿no hay prisiones? no hay asilos?". Finalmente el fantasma de las Navidades futuras le muestra a Scrooge a varias personas hablando la muerte de un hombre. Los hombres de negocios dicen que sólo acudirán al funeral si hay almuerzo, y su empleada de hogar y el enterrador roban sus pertenencias mientras el cadáver aún yace en la cama. Scrooge pide entonces ver algo de compasión producida por alguna muerte, y el espíritu le lleva a casa de la familia de su empleado, que llora la muerte del pequeño Tim, debido a que no pudo hacer frente a su tratamiento con la miseria que Scrooge pagaba a su padre. A continuación, el espíritu lleva al avaro a un cementerio, donde le muestra la tumba abandonada de ese hombre, y Scrooge descubre con horror que el nombre escrito en la lápida es el suyo.Llorando le asegura al espíritu que cambiará de actitud para poder borrar el nombre escrito en la lápida. Scrooge despierta en su habitación, descubriendo que es la mañana de Navidad y que su viaje con los espíritus ha durado una sola noche. Es entonces cuando se convierte en un hombre generoso y amable y decide finalmente celebrar la Navidad.
Tras contarle el cuento de Dickens lo miró fijamente a los ojos, había algo de moraleja en ese relato que le servía para lo que quería decirle.
— Tienes el fantasma de la navidad pasada llamando a tu puerta. A la mía también llamó en su momento, pero el pasado es pasado y no conviene aferrarse a él. El fantasma de las navidades futuras es el que me da más miedo. No quisiera hacer ese viaje y descubrir un futuro sin tus gruñidos o cabreos, sin la sartén de la bruja o las preguntas inocentes de Sirius. Sé que aunque te diga que no hagas locuras, las harás y te expondrás al peligro...pero no me gustaría descubrir la lápida con tu nombre. Acepto que la muerte forma parte de la batalla, igual que tú, pero no la busco. ¿Puedes prometerme que al menos lo intentarás?
Cuando reresó a la sala los niños ya estaban en sus respectivos cuartos y la mayoría de las velas apagadas, tan sólo la luz de la chimenea hacía bailar las sombras. Höor estaba preocupado por la desaparición de su maestro. Ella había puesto a trabajar a su red de informadores, a ver qué podían sacar y lo cierto es que las noticias llegaban a cuentagotas y muy vagas todas. Se sentó a su lado en el sofá de los malditos y estiró las piernas dejando caer la espalda sobre el respaldo así como la cabeza, mirando al techo.
— Buscaré otra forma de hacerlo, tu nombre no saldrá en esos papeles. Pero no quiero dejarselo todo a Beth por una razón: no quiero que nadie la considere el tesoro del capitán Morgan y vayan a por ella con el único objetivo de quedarselo. Debe haber alguna forma de que dejes de gruñirme y ofuscarte por hacer algo bueno para Akershus y a la vez poner mis cosas en orden, la hallaré.
Ya había planeado con Giuliana lo que harían, y habría muchas sorpresas. La Navidad a fin de cuentas era un tiempo familiar, entrañable, dedicado sobre todo a los niños y a la ilusión. El corazón de Akershus necesitaba un momento de descanso, la excusa de la Navidad o la que fuera era buena. Fijó los ojos en el fugo y decidió compartir uno de los recuerdos de su infancia con Höor.
— Hay un relato de Dickens que me encantaba de pequeña: Cuento de navidad. Al señor Scrooge, un hombre avaro y goista se le aparece el fantasma de la Navidad pasada, recordándole como eran sus navidades cuando era joven y amable, cuando la felicidad invadía su hogar. Después el fantasma de las Navidades presentes le muestra escenas que están sucediendo a diario, como el mercado, la gente cantando villancicos, una familia cenando junta...incluso su único y explotado empleado celebra la navidad con alegría a pesar de que uno de sus hijos estaba gravemente enfermo. Este fantasma le muestra a dos niños desnutridos y harapientos que representan a la Ignorancia y a la Miseria y Scrooge le pregunta si nadie les puede ayudar a lo que el fantasma cita las propias palabras del avaro "¿no hay prisiones? no hay asilos?". Finalmente el fantasma de las Navidades futuras le muestra a Scrooge a varias personas hablando la muerte de un hombre. Los hombres de negocios dicen que sólo acudirán al funeral si hay almuerzo, y su empleada de hogar y el enterrador roban sus pertenencias mientras el cadáver aún yace en la cama. Scrooge pide entonces ver algo de compasión producida por alguna muerte, y el espíritu le lleva a casa de la familia de su empleado, que llora la muerte del pequeño Tim, debido a que no pudo hacer frente a su tratamiento con la miseria que Scrooge pagaba a su padre. A continuación, el espíritu lleva al avaro a un cementerio, donde le muestra la tumba abandonada de ese hombre, y Scrooge descubre con horror que el nombre escrito en la lápida es el suyo.Llorando le asegura al espíritu que cambiará de actitud para poder borrar el nombre escrito en la lápida. Scrooge despierta en su habitación, descubriendo que es la mañana de Navidad y que su viaje con los espíritus ha durado una sola noche. Es entonces cuando se convierte en un hombre generoso y amable y decide finalmente celebrar la Navidad.
Tras contarle el cuento de Dickens lo miró fijamente a los ojos, había algo de moraleja en ese relato que le servía para lo que quería decirle.
— Tienes el fantasma de la navidad pasada llamando a tu puerta. A la mía también llamó en su momento, pero el pasado es pasado y no conviene aferrarse a él. El fantasma de las navidades futuras es el que me da más miedo. No quisiera hacer ese viaje y descubrir un futuro sin tus gruñidos o cabreos, sin la sartén de la bruja o las preguntas inocentes de Sirius. Sé que aunque te diga que no hagas locuras, las harás y te expondrás al peligro...pero no me gustaría descubrir la lápida con tu nombre. Acepto que la muerte forma parte de la batalla, igual que tú, pero no la busco. ¿Puedes prometerme que al menos lo intentarás?
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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Re: God save the Queen (Privado)
Los críos ya estaban acostados cuando Dani entró por la puerta de mi habitación. Ladeé la sonrisa en su dirección cuando esta con gesto taciturno se dejó caer a mi lado en el sofá.
-¿pesan los años o el instinto maternal? -bromeé divertido mientras esta negaba con la cabeza en mi dirección con un claro gesto de “eres incorregible”.
La miré fijamente cuando me contó los motivos por los que no quería dejarle todo a la pequeña Beth. Me acomodé en el sofá, mas cerca de ella dejando escapar el aire con cierta resignación, no quería su dinero, tampoco hablar de su muerte, la verdad es que ese tema me exasperaba mas de lo que ya de por si estaba por los últimos acontecimientos que me aguardaban.
Dani debió de darse cuenta pues cambio de tema esta vez sorprendiéndome con un cuento que según ella había escuchado y que si me lo contaba estaba seguro esperaba que de el sacara algún tipo de moraleja.
Escuché la historia de las navidades pasadas, presentes y futuras con atención en silencio y sin dejar de mirar sus turbios mares con mis tempestades.
Aunque no fue el cuento lo que me sacudió por completo, si no las palabras que tras el escaparon de sus labios.
Dejé escapar el aire de forma pesada tratando de asimilarlas, la distancia entre nosotros se trasformó en nula, mi frente se dejo caer suavemente sobre la ajena mientras mi mano la tomaba por la nuca.
Cerré los ojos en esa posición, como si evaluara lo que podía pasar si soltaba lastre y por una noche chocaba contra las rocas de su labios entreabiertos.
El aliento cálido de ambos se arremolinaba frente a nuestras bocas como una promesa de lo que estaba por llegar y a su vez no pasaba
Ese era el problema, que con ella no seria una noche, eso lo sabia, ella decía no querer un futuro con mi nombre en una lapida, yo no quería un futuro sin su barco amarrado a mi puerto, pero ¿estábamos preparados para asumir la implicación que suponían esas palabras?
-iré con cuidado -respondí finalmente antes de abrir los ojos -haz tu lo mismo, no quiero perderte.
-¿pesan los años o el instinto maternal? -bromeé divertido mientras esta negaba con la cabeza en mi dirección con un claro gesto de “eres incorregible”.
La miré fijamente cuando me contó los motivos por los que no quería dejarle todo a la pequeña Beth. Me acomodé en el sofá, mas cerca de ella dejando escapar el aire con cierta resignación, no quería su dinero, tampoco hablar de su muerte, la verdad es que ese tema me exasperaba mas de lo que ya de por si estaba por los últimos acontecimientos que me aguardaban.
Dani debió de darse cuenta pues cambio de tema esta vez sorprendiéndome con un cuento que según ella había escuchado y que si me lo contaba estaba seguro esperaba que de el sacara algún tipo de moraleja.
Escuché la historia de las navidades pasadas, presentes y futuras con atención en silencio y sin dejar de mirar sus turbios mares con mis tempestades.
Aunque no fue el cuento lo que me sacudió por completo, si no las palabras que tras el escaparon de sus labios.
Dejé escapar el aire de forma pesada tratando de asimilarlas, la distancia entre nosotros se trasformó en nula, mi frente se dejo caer suavemente sobre la ajena mientras mi mano la tomaba por la nuca.
Cerré los ojos en esa posición, como si evaluara lo que podía pasar si soltaba lastre y por una noche chocaba contra las rocas de su labios entreabiertos.
El aliento cálido de ambos se arremolinaba frente a nuestras bocas como una promesa de lo que estaba por llegar y a su vez no pasaba
Ese era el problema, que con ella no seria una noche, eso lo sabia, ella decía no querer un futuro con mi nombre en una lapida, yo no quería un futuro sin su barco amarrado a mi puerto, pero ¿estábamos preparados para asumir la implicación que suponían esas palabras?
-iré con cuidado -respondí finalmente antes de abrir los ojos -haz tu lo mismo, no quiero perderte.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: God save the Queen (Privado)
De nuevo se acortaban las distancias, el mundo parecía menguar y desaparecer y el sonido de la leña crepitando al ser lamida por las llamas quedaba en segundo plano. Era uno de esos "momentos" que empezaban a ser frecuentes, fugaces como una estrella viajera e impactantes como una flecha disparada al centro del corazón. Con las frentes apoyadas y los alientos chocando en combustión sus palabras contestaron a su desvelo, sabía que seguiría enfrentando al peligro pero al menos decir lo que era evidente servía para reforzar esa idea de que siempre, siempre valía la pena luchar por seguir viviendo porque algo bueno esperaba al otro lado.
Si daba un paso se abriría la caja de Pandora, podrían suceder mil cosas, muchas de ellas acabarían en catástrofe total. Pero estaba cansada, había recogido los restos de su naufragio personal para recomponerse una vida nueva, igual que Höor y a pesar de que todo fuera complicado se merecían un momento de verdad, aunque fuera el único posible. Deslizó la mano en su nuca y recortó la escasa distancia que quedaba para unir sus labios con los de él en un beso, uno que ambos habían deseado en varias ocasiones y que no se había llegado a producir porque los dos echaban el freno. Al menos merecían eso si es que era todo cuanto podían darse por el momento. ¿Cuántos segundos pudieron ser? no tenía ni idea, pero en ese lapso de tiempo le pasaron por la mente las imágenes a cámara rápida en Escocia cuando estaban en desventaja, en aquel el pantano apestoso que olía a bicho muerto, cuando cayó enfermo en la Atalaya, y en aquel restaurante de Londres cuando bailaron...momentos que se sucedieron cobrando más sentido con aquel beso que terminó en el instante en que Danielle se separó, cerró los ojos por un instante y exhaló el aire lentamente apoyando la frente en la de Höor.
— Tengo que ir con Beth.
Si daba un paso se abriría la caja de Pandora, podrían suceder mil cosas, muchas de ellas acabarían en catástrofe total. Pero estaba cansada, había recogido los restos de su naufragio personal para recomponerse una vida nueva, igual que Höor y a pesar de que todo fuera complicado se merecían un momento de verdad, aunque fuera el único posible. Deslizó la mano en su nuca y recortó la escasa distancia que quedaba para unir sus labios con los de él en un beso, uno que ambos habían deseado en varias ocasiones y que no se había llegado a producir porque los dos echaban el freno. Al menos merecían eso si es que era todo cuanto podían darse por el momento. ¿Cuántos segundos pudieron ser? no tenía ni idea, pero en ese lapso de tiempo le pasaron por la mente las imágenes a cámara rápida en Escocia cuando estaban en desventaja, en aquel el pantano apestoso que olía a bicho muerto, cuando cayó enfermo en la Atalaya, y en aquel restaurante de Londres cuando bailaron...momentos que se sucedieron cobrando más sentido con aquel beso que terminó en el instante en que Danielle se separó, cerró los ojos por un instante y exhaló el aire lentamente apoyando la frente en la de Höor.
— Tengo que ir con Beth.
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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Re: God save the Queen (Privado)
Por un instante el mundo se detuvo, sus labios se posaron frágiles sobre los míos, mi boca se adueño de la suya con una ligera presión, un roce que dijo lo que habíamos callado y que era mejor seguir callando.
La caja de Pandora se abrió, voraz mi lengua se coló por su abertura, bocas bañadas en alcohol que se atraparon en un baile tan lento como el vivido en Inglaterra entre los dos.
Un beso que nos arrasó la cordura, al menos el tiempo breve que duró.
Dani puso la misma distancia que atajó, frente contra frente, ambos con los ojos cerrados meditábamos si al abrirlos todo abría cambiado.
Sus palabras fueron claras “tengo que irme” asentí abriendo mis dos tempestades que chocaron por un instante con los mares de Dani.
Incorporé mi torso de golpe, mi respiración agitada hacia que mi pecho subiera y bajara. Frente perlada en sudor, llevé mis dedos a la sien restregándome después el rostro con la mano.
Una pesadilla, o quizás una premonición, pocas veces me había pasado, siempre eran difusas y era incapaz de distinguir la verdad de la ficción.
En ella mi maestro había sido apresado, oía sus gritos de dolor, un dedo cortado, nieve, una avalancha y sangre, todo era un caos, confusión.
Me puse en pie, lavé mi rostro con el agua de la palangana, me calcé los pantalones, la camisola y las botas, no iba a esperar mas, mi maestro hubiera hecho lo necesario por salvar mi vida ¿no le debía yo lo mismo al hombre que me convirtió en quien era?
Dani dormía en la habitación contigua junto a Beth, las miré a través de la rendija de la puerta entreabierta.
La luz de la luna reflejaba plateada en sus rostros, no pude evitar ladear la sonrisa.
Hoy le había prometido que iría con cuidado, supongo que esa promesa era algo que no podía cumplir, no hoy.
Salia por el portón cuando Ulf se interpuso en mi camino.
-Ulf -negué con la cabeza dispuesto a explicarme, pero este me silenció antes de que le dijera el porque iba a partir hoy hacia la aldea de mi maestro aunque tuviera que atravesar las montañas poniendo mi vida en juego.
-Vamos -dijo sin mas -los chicos nos esperan fuera. Te conozco Höor Cannif y te acompañaría a Hel sin que me lo pidieras, no serán unas montañas las que me impidan hacer este viaje contigo.
Asentí, así esa misma noche partimos rumbo a la aldea de mi maestro dejando atrás Akershus.
La caja de Pandora se abrió, voraz mi lengua se coló por su abertura, bocas bañadas en alcohol que se atraparon en un baile tan lento como el vivido en Inglaterra entre los dos.
Un beso que nos arrasó la cordura, al menos el tiempo breve que duró.
Dani puso la misma distancia que atajó, frente contra frente, ambos con los ojos cerrados meditábamos si al abrirlos todo abría cambiado.
Sus palabras fueron claras “tengo que irme” asentí abriendo mis dos tempestades que chocaron por un instante con los mares de Dani.
Incorporé mi torso de golpe, mi respiración agitada hacia que mi pecho subiera y bajara. Frente perlada en sudor, llevé mis dedos a la sien restregándome después el rostro con la mano.
Una pesadilla, o quizás una premonición, pocas veces me había pasado, siempre eran difusas y era incapaz de distinguir la verdad de la ficción.
En ella mi maestro había sido apresado, oía sus gritos de dolor, un dedo cortado, nieve, una avalancha y sangre, todo era un caos, confusión.
Me puse en pie, lavé mi rostro con el agua de la palangana, me calcé los pantalones, la camisola y las botas, no iba a esperar mas, mi maestro hubiera hecho lo necesario por salvar mi vida ¿no le debía yo lo mismo al hombre que me convirtió en quien era?
Dani dormía en la habitación contigua junto a Beth, las miré a través de la rendija de la puerta entreabierta.
La luz de la luna reflejaba plateada en sus rostros, no pude evitar ladear la sonrisa.
Hoy le había prometido que iría con cuidado, supongo que esa promesa era algo que no podía cumplir, no hoy.
Salia por el portón cuando Ulf se interpuso en mi camino.
-Ulf -negué con la cabeza dispuesto a explicarme, pero este me silenció antes de que le dijera el porque iba a partir hoy hacia la aldea de mi maestro aunque tuviera que atravesar las montañas poniendo mi vida en juego.
-Vamos -dijo sin mas -los chicos nos esperan fuera. Te conozco Höor Cannif y te acompañaría a Hel sin que me lo pidieras, no serán unas montañas las que me impidan hacer este viaje contigo.
Asentí, así esa misma noche partimos rumbo a la aldea de mi maestro dejando atrás Akershus.
Höor Cannif- Realeza Neerlandesa
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Re: God save the Queen (Privado)
Continua la trama aqui:
http://www.victorianvampires.com/t41065-fuego-en-la-nieve-privado-18
http://www.victorianvampires.com/t41065-fuego-en-la-nieve-privado-18
Danielle Morgan- Humano Clase Media
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