Ponzoña en la pasion (Priv. Geralt) +18

Recuerdo del primer mensaje :

París cada día le resultaba más fascinante, lo de sitios divertidos que había visitado, pero esta noche no se iba a alejar mucho de su hogar, tenía ganas de mantenerse en lo que podría considerarse territorio conquistado, había buenos sitios alrededor, ademas estaba especialmente con ganas de juerga y no dar el matutino paseo cazar un poco y retirarse a meditar en que matar el tiempo restante de la noche, tarareaba ligeramente mientras meditaba donde podía empezar la dulce noche. Así que un local no le pareció mala idea para empezar.


Más entrar en ese local y hechar un vistazo alrededor hizo que el hambre le despertase, se paseó por el sitio para pedirse algo de beber en la barra, algo de color rojo preferiblemente, quizas esa bebida a la que aficionada era por algo tan tonto como el parecido de su nombre, sonrió y paseó por allí observando, meditando hasta que encontró un buen rincon donde colocarse, con una vista perfecta a la estancia, donde nadie podía escapar de aquella negra mirada que poseía la vampiresa. Apenas mojó sus labios en la bebida que lentamente relamió mientras distraídamente buscaba algo que llevaba encima, notando el tintineo de los viales de cristal. Los cojió y bajó la mirada a ellos, mientras ladeaba la cabeza recordando ese encuentro que había tenido con una encantadora bruja que accedió a hacer negocios con ella, poseía dos viales de ese filtro empozoñoso que embelesaba a las presas que bebían de él.


La ladina sonrisa se dibujó en aquellos labios rojos, aunque cuidandose de no mostrar los aflados colmillos que esa boca ocultaban, guardó uno de los viales y se quedó observando el que aun en su palida mano se mantenía, mientras se mordía el labio con deseo. Quería jugar con sus nuevos juguetes, quería probar que tan poderoso podía ser el elixir, se relamió con lentitud habíendo así decidido que probaría el filtro, la cosa era buscar ahora quien sería la pesa, un trago y sería algo más divertido que su habilidad de sedución, que era algo más cansado al tener que estar manteniendo a la presa hipnotizada, esto la dejaría jugar sin necesidad de preocuparse de mantener la concentración.


Paseó la vista por aquella taberna, mientras que de disimulada forma empezó a tirar de su olfato para elegir su muñeco nuevo preferido, sin duda había alguno que podía llamarle la atención, e invitar a un trago siempre hacía mucho más facil la interección, aunque acercarse directamente y dedicar una encantadora sonrisa también solía ser una buena forma de empezar, aunque ciertamente había más gente hostil que otras personas, pero cuando se trataba de humanos...aun hoy en día era un misterio para ella la posible reacción, se acarició un mechon de su pelo negro como el azabache. Lo primero siempre era más prudente tantear el terreno, aunque se tratase de mortales. Dió un nuevo sorbo a su copa mientras adquiría la actitud similar a la que adquiría cuando estaba de caza.

Tardó unos segundos en darse cuenta de la ausencia del vikingo en su cama, pasó la mano por donde había de situarse, aun notando el calor de las sabanas que habían estado bajo su piel, abrió sus oscuros ojos y deslizó la vista por la habítación hasta encontrarle dispuesto a salir, la pregunta de a donde iba fue rapidamente respondida por él, asi que con aire perezoso se deslizó con agilidad hasta él, olfateando su aroma, realmente cree que anoche se embriagó ella un poco al probar esa sangre con tanto alcohol, acercó sus labios a su cuello, pero fue interrumpida por el mismo vikingo, que negó la mordida a la vampiresa que le miró con seriedad, para ladear una sonrisa cuando notó el manotazo del vikingo, le resultó divertido su atrevimiento, asintió sin mediar palabra su negación a ofrecer su sangre y se puso la sedosa bata que marcaba todo su contorno, miró para salir delante del vikingo y acompañarle para guiarle a la cocina. -Luego nos podriamos dar un baño.- Sonrió entusiasmada con esa idea, ademas con el agua caliente ella daría tambien sensación de calor, eso le gustaba.
Por suerte el que vivieran mortales ahí hacía que hubiera comida, y servició, aunque no muchos en ellos, le gustaba que no hubiera mucha gente, o tentaría a la suerte con su sed, y eso no quería o sus primas se enfadarían y mucho, ya había tenido a la bruja tocando las narices cuando el otro se resistía.

Su prima mayor Eylith estaba en el salon, a por el que pasaron para ir a la cocina, todas las ventanas de la mansión estaban cuidadosamente cerradas, la cambiante no levanto la cabeza cuando pasarón cerca de ella, ya que tenía las narices metidas en un monton de libros que tenía delante, Bloondy sonrió de medió lado entrando en la cocina, donde había un chico del servició y Wenkyel que parecía llevarse a la boca una manzana, les observo a la vampiresa y al vikingo entrar, Bloondy miró al servicio. -Por favor mi habitación.- susurró con tono amable y el chico salió rapidamente, un hombre joven de buena apariencia, aunque algo delgaducho, la vampiresa clavo su vista en su pelirroja prima sacandola la lengua divertida, a lo que la pelirroja puso los ojos en blanco.- No me habeis dejado pegar ojo.- Protestó de manera gruñona, mientras enarcó una ceja mirando al vikingo,  de arriba abajo antes de incorporarse. -Tengo cosas que hacer.- Dijo de tono malhumorado y se marchó de la cocina aun degustando su manzana. - No te preocupes no está tan enfadada como aparenta.- Niega con la cabeza para restar importancia.

-¿Qué quieres comer y beber? tenemos casi de todo...- Esperó a que el hombre pidiera para empezar a cocinarle, a pesar de su condición sabía cocinar bastante bien, le servía la comida para que se saciara. -¿No piensas decirme tu nombre nunca?.- Bromeó la vampiresa mientras se tomaba una copa observandole con atención, empezando a tener ligera sospecha de si no se le había pasado el efecto ya poco estaría en ello, realmente entrecerraba los ojos mirandole con cierta desconfianza, aunque esperaba que quisiera jugar un poco más pasionalmente, olía bien ciertamente, y le fascinaba el vikingo, aunque había jugado con otros, jamas con alguien de caracter rudo, le daba cierta curiosidad, más le sonreía dulcemente mientras le veía comer y beber, jugó con un mechon de su pelo, algo habitual en su familia cuando estaban ligeramente nerviosa, por el momento que se despertase, era algo a tener en cuanta viendo el malhumor que se gastaba, desde luego un feroz guerrero debía ser.

Apoyé mi espalda en el marco de la puerta cruzando los brazos, con el ceño enarcado miré a la pelirroja que tomaba la manzana hundida en unos libros que miraba sin parar.
-¿esa también se baña con nosotros? Parece necesitar un buen meneo.
La hechicera molesta por mis palabras y al parecer porque no la habíamos dejado dormir se largó de la cocina dejándonos allí a los dos solos.
-Cualquier cosa de carne irá bien -dije acercándome al verla cortar tacos de queso. Mi diestra azotó su trasero mientras con la zurda iba cogiendo los tacos y comiéndomelos -¿hidromiel?
No era una bebida típica de París, así que al ver la cara que ponía, pedí otra cosa.
-¿Vino? -pedí llevándome otro trozo de queso a la boca.

La inmortal empezó a cocina un buen entrecot con salsa y patatas todo aliñado. Mientras me miraba comer, entrecerraba ligeramente los ojos, como si esperara que pudiera pasar algo -¿que? -gruñí alzando la mirada hasta sus ojos -tengo hambre -dije con la rudeza que me caracterizaba antes de seguir comiendo como un loco.

Al acabar, ya saciado y tomé la botella del cuello y con un picara sonrisa tiré de su cintura alzándola hasta que nuestros cuerpos colisionaron.
-Vamos a por ese baño inmortal, ya has saciado mi estomago, saciarme mas.
Lamí sus labios antes de penetrar con el ariete de mi lengua sus fronteras, saqueé su boca con gula, enredando nuestras lenguas como la hiedra.
Afiancé sus nalgas con las manos y tiré de ella hasta que sus piernas se engancharon a mi cintura.
-Coge la botella -pedí contra sus labios antes de encaminarme escaleras arriba dispuesto a emprender una segunda y salvaje gesta en las claras aguas de la tina.

Una vez arriba la puerta nos sirvió de lecho, mi kraken empujaba contra su centro, la ropa sobraba mientras jadeábamos expuestos ante el otro.
-¿donde esta la tina? -pregunté mordiendo su inferior para llevarla hasta ella.
Me indicó con la mano que no llevaba la botella por donde emprender camino, una pequeña puerta a la izquierda.

La vampiresa encontró gracioso el descaro que procesaba aquel hombre, de hecho cuando sugirió que su prima se uniera al baño tuvo que hacer un esfuerzo sobre humano para no estallar en risa, pues no se imaginaba a su prima intercambiando besos con otra mujer, lo cierto es que la bruja no comporatía la bisexualidad de la vampiresa, que sinceramente en muchas ocasiones si merecía la pena le daba igual hombre o mujer, solo era el ahogar su lujuria una vez más. -No te fies, da gracias que simplemente se ha marchado querido, lo normal es que te hubiera dado un buen puñetazo, a pesar de ser una dama de alta cuna tiene una buena derecha...estos irlandeses son muy agresivos.- Dijo en un tono muy jocoso, mientras cocinaba para él, sencillamente parecía no despertar del suero eso era bueno, aunque le hacía gracia cuan gruñon era, sobre todo mientras comía como un autentico barbaro, lo que hizo ladear la cabeza, llenaba la tripa, mientras la vampiresa prestaba atención al pulso de este.
Escuchando sus latidos, el bombeo de su corazón, por un segundo sus ojos destellearon de un rojo sangre notable, y dado que normalmente sus ojos eran negros el rojo destacaba bastante, pero esperó que el hombre no se asustara de la naturaleza verdadera de la dama que tenía en frente, que simplemente jugaba con su melena mientras le observaba ciertamente pensativa,


Rió dispuesta al juego que buscába, dejando que cargara con ella mientras hasta la tina, pero al llegar se deshizo de los brazo del mortal mientras esta se llenaba. -Aguarda...- Dijo Bloondy saliendo velozmente y volvió con un par de botellas despues. -Seguro que te gusta más que el vino...Wiskhy, se lo mandan a mi prima desde irlanda, que no nos pille.- Se rió picaramente y se lanzó sobre el mortal paseando sus labios por el cuello para sacar lentamente la lengua y pasearla de manera lenta por el camino que era la yugular del mortal, emitió un bufido sobrenatural y rozó con los colmillos, pero se contuvo y paró el agua antes de que la tina se desbordase. -Adentro- Ordenó tajante la vampiresa mientras abría la botella dandole primero un trago y despues acercandole la botella para que él tambien bebiera, se sentó al otro extremo de la tina mirandole, con una sonrisa maliciosa, mientras se puso rapidamente sobre él a horcajada, besandole pasionalmente entrelazando la lengua con la de él, mientras sus uñas afiladas paseaban por la piel del hombre dibujando su musculatura.


-Eres fuerte mortal...dime tu nombre...mi paciencia se agota.- Siseó de manera más amenazante, mientras seguía lamiendo su garganta y besarla. -Quizá tenga un juego para tí....y no me refiero a de cama...aunque no te lo negaría, no estas mál y....- Agarró su verga con cierta brusquedad haciendole dar un pequeño sobresalto, se rió juguetonamente y le soltó para volver a la actitud más delicada, a veces olvidaba que los mortales eran más delicados, sonrió relamiendose los labios y volvió a besarle mientras pegaba su centro contra él, se movia para provocarlo notando la hombria del mortal contra su vientre bajo, sin llegar a la penetración, para despues poner distancia entre sus cuerpos como negandole a llegar algo más, en un juego divertido para satisfacer su lascivia con aquel mortal, la vampiresa saco la lengua. -Pero yo no he comido...como tú.- Dijo en un claro de segundas intenciones.

Aquella dama jugaba fuerte, cuando creí con sus piernas abiertas y con mi falo casi volviendo a rozar sus prohibidas bragas que tocaría el infierno, volvió ha apartarse cerrándolas con una picara mueca. Quería jugar, y lo quería hacer conmigo.
Marcar ella el ritmo a golpe de caderas, el juego del desconcierto, donde las preguntas se enmascaraban de deseo mientras el alcohol recorría nuestros cuerpos haciendo el resto.
-¿que no nos pillen? Sonreí de medio lado admirando su belleza al tiempo que mis ganas aumentaban cuando la jaula encorsetada aproximaba sus voluptuosos pechos agitados contra mi cuerpo deseosos de mas -¿ahora somos unos niños?
-quiero follarte -respondí con cierta indiferencia -aquí y ahora.
Pude ver como su rostro cambiaba, como aquella respuesta inesperada para ella curvaba ligeramente sus labios acaparando su curiosidad.
Ladeé la cabeza admirándola, mas no tarde en aproximarme dispuesto a barajar nuevamente las cartas mientras me masturbaba lentamente frente a ella.
-dame de beber -dije mirandola a estas alturas mi vitalidad había quedado sobradamente demostrada.
Pero ¿y la suya? si bien era cierto que los muertos no gozan de salud ni de vida, quería descubrir como follaba una de ellas.
Negué con la cabeza entreabriendo los labios para dejar escapar de ellos un jadeo al tiempo que mi mano acompañaba a mi miembro sacudiéndolo con suavidad frente a ella.
-No soy un humano cualquiera -advertí con total seriedad, con la respiración entrecortada y sin dejar de avanzar hacia su cuerpo que parecía ahora si, ansiar el mio con descaro.
No necesite abrir sus piernas pues estas vibraban aun cerradas mientras buscaba la lejanía de mi cuerpo bebiendo de aquella botella con cierta torpeza, pues el blanquecino liquido escapo de sus labios derramándose por su cuello hasta alcanzar aquel vertiginoso escote.
Sonrisa ladeada siguiendo el recorrido de las gotas fue mi respuesta, hasta que mis labios ansiosos se apoderaron de ellas, lamieron con brusquedad la parte superior de sus pechos saboreando el sudor y el alcohol mezclados en ellos.
-Eres un monstruo -susurré contra sus pechos guiando mi boca hacia su cuello, siguiendo el sendero que la derramada bebida había surcado a fuego.
-Te alimentas de sangre -jadeé al alcanzar su yugular sintiendo ahora si como la mujer se excitaba.
Abrí sus piernas con brusquedad nuevamente e hice a un lado sus bragas introduciendo de forma salvaje dos de mis dedos, sacudiéndolos con premura en un sexo completamente mojado.
-Me deseas -confirmé arrastrando mis dietes por su tierna piel.
-Y yo te deseo a ti -musite contra su cuello -déjame entrar
Aquella afirmación que parecía mas un ruego que una orden, era mas bien una alegoría – y yo te dejare entrar en mis venas.
Si me dejaba entrar no solo en su coño mojado, si no en su vida el caos formaría parte de su yo.
No tenia ni idea de como deseaba corromper hasta el ultimo musculo de su cuerpo.

La vampiresa miraba con aire altivo al humano que tenía frente a ella, solo sonreía con superioridad escuchando sus ocurrentes comentarios, mientras sencillamente por el momento no se dignaba a responder a sus comentarios, se reía de medio lado con cierta malicia dejando ver un perlado colmillo que asomaba por esa acción, mientras se acomodaba, no se sentía nada incomoda con el hombre, pues por su condición de vampiresa hacía que no se sintiera nada incomoda, pues no tenía la necesidad extrema de andarse con ojo con el barbaro que tenía frente a ella, simplemente ladeaba la cabeza observandole, mientras apretaba los labios mirandole.
Más las palabras que el mortal dijo hizo que Bloondy se concentrara más en él, mirandole con cierta curiosidad de lo que acababa de escuchar, como de una manera tan soez había manifestado las ganas de yacer con la vampiresa que le observaba con deseo pero no le cedía su palido cuerpo. No por tener la condición de vampiresa se restregaba con todos como una gata en celo, pero si estaba dispuesta a juguetear con el que había ahora delante de ella.

Era un descarado falto de modales, quizá eso era lo que le convertía en interesante, no era divertido los pomposos que regalaban el oido con lindas palabras y besos en el dorso de la mano, el hecho de la rudeza de ese hombre hacía que Bloondy estuviera más que entretenida con el mortal que tenía frente a ella, desde luego un juguete bastante citrico.


Los ojos de la vampiresa se abrían marcando su sorpresa mientras observaba con una total falta de decoro se masturbaba frente a ella, se mostró ligeramente escandalizada pero su gesto se empezaba a teñir de una mezcla de curiosidad y deseo, incluso no pudo evitar morderse el labio inferior, aunque el mortal parecia estudiar las expresiones corporales que la vampiresa mostraba involuntariamente, quería devorar a ese humano, tenerlo entre las piernas y que la llenase entre brutales acometidas. La imaginación de la vampiresa se disparaba ciertamente, entreabriendo los labios y lo intentó disimular dando un trago al alcohol que tenía, mientras las gotas se escurrian por la comisuras de sus labios paseando por su cuello, claviculas y escote.
Más las palabras del barbaro hizo que la vampiresa con su aire engreido enarcara una ceja. -¿Que no eres un humano cualquiera? ¡ja! eso lo dudo mucho.- Dijo con aire engreido, como si no le afectara el coqueteo que se traía entre manos, podía oler a sangre que emitia el acelerado pulso, asi como el excitante aroma de testosterona que emitia.


La vampiresa no pudo retener un bufido excesivamente excitado cuando noto el calido aliente entre sus pechos que erizaban su blanquecina piel, que hacía contraste con la calidez que emanaba el mortal, ahora que jugaba con sus labios en el escote de la vampiresa, que mostraba los colmillos dejando escapar ligeros bufidos, notando esa lengua que dibujaba el contorno de sus pechos, ella se recostaba para acomodandose, ofreciendole su escote mientras sus afiladas uñas recorrian la piel del brazo dibujando con estas el contorno de la musculatura del mortal, que se nota que su cuerpo era cincelado por la lucha.
Jadeó notando su lengua en su escote, recogiendo con la lengua las gotas de licor, casi parecía él el vampiro, pero la morena aun no abría sus piernas por mucho que lo deseara, no se iba a dejar convencer tan facilmente, un escalofrío la recorrió la espalda al escuchar sus palabra, primero contra sus pechos, luego contra su yugular. La morena abrió sus ahora rojos ojos y mostró sus colmillos. -¿Un monstruo? entonces deberías temer al estar tan cerca de mi....¿no deberías llorar y suplicar? ¿uhm?- Dijo con aire engreido, echando la cabeza hacia atras cediendo su cuello y escote.


Ni siquiera encontró fuerzas para resistir el que la abriera las piernas, un gimoteo muy excitado se escapó de entre los labios de la vampiresa, los dedos del mortal notaban como estaba de mojada cuando sus dedos se introducían, quizá descubriendo de esa manera la estrechez de su centro, y aunque ella había tenido varios juegos de dormitorio, fue convertida en vampiresa antes de ser estrenada, lo cual despues de cada asalto su condición de vampiresa regeneraba literalmente todo.
Ella se mordió el labio con fuerza, haciendo que los colmillos desatasen hilos de sangre que salían desde sus labios.
Él suplicaba que le dejase entrar en ella, ella se negaba a abrir sus piernas mas de lo necesario de que entre la juguetona mano del humano, más la suplica y lo que promete a cambio, el sabor de su sangre, todo él era sumamente excitante. La vampiresa le miró y le agarró con cierta brusquedad de la melena, bufando contra los labios ajenos, más los lamió con suma lascivia acercandose al oido del humano. -Te dejaré entrar mortal, se lo que deseas, se por lo que tus fluidos mojan tu verga, quieres entrar en mi, quieres destrozarme, dar brutales acometidas y desfogarte entre mis piernas ¿verdad?- Si bien su comentario sonaría bastante brusco, su tono era claramente excitado. -Pues intenta destrozarme mortal.- Gruñó cargada de deseo, empezando a restregarse como una gata en celo contra él, desaciendose de cualquier tela molesta, empujandole para apartarlo de ella colocandose a gatas sin pudor alguno, contoneando su cuerpo, mirandole desde su posición por encima del hombro con los ojos encendidos en el color rojo, no por enfado, si no por la lascivia que aquel mero mortal había despertado en ella.

Enredé mis dedos en su cascada parda mecida por mi agitado aliento, dejando así su cuello expuesto, lo mordí con rudeza, haciendo que ríos carmesí se perdieran por su cuello hasta teñir su camisa.
Llevé contra mis labios su boca, dejando que probara el elixir de la vida.
-No todos los monstruos están muertos -aseguré sabiendo bien de lo que hablaba
Mi diestra desabrochó mi pantalón con avidez y sin pensarlo la empuje con rudeza hasta que quedó de rodillas frente a mi verga.
La empujé hacia abajo dejándola de rodillas ante mi, imagen perfecta de una inmortal que humedecía sus labios observando el manjar que tenia entre mis piernas.

Mi glande mojado por el liquido pre-seminal mojó sus labios que se abrieron para besarlo, lamiendo las gotas tímidamente. Un empujón lo colocó hasta el fondo tocando la pared enfrentada de su garganta logrando hacerla jadear. Dos lagrimas escurrieron por sus mejillas mientras emprendía las fuertes embestidas entre su boca.
-Cuando acabe contigo, no podrás tenerte en pie -fue mi promesa, sin aflojar un ápice en mi agarre.
La tormenta se ocasionaba entre las paredes cálidas y húmedas de sus boca ,en ella podía sentir como mi falo vibraba, lo torturaba con su lengua, relamiendo los pliegues, el conducto de la uretra, sus ojos brillantes miraban el ámbar turbio, oscuro de los míos.

Caliente como una perra la inmortal movió sus caderas contra mi verga enardecida, palpitaba sintiendo como la morena me miraba apoyada en el colchón.
-Abre las piernas -ordené dándole un azote con la diestra mientras mis orbes  se centraban en sus nalgas abiertas.
Tomé el tronco con la diestra la penetración fue directa, ya estaba muy mojada y aun así mi enorme verga rozó con sus paredes haciéndola gemir de impaciencia.
Su peso recayó sobre el camastro cuando di la primera embestida que la penetro hasta el fondo, agarré su pelo pardo en un puño tirando de el como si fuera la crin de un potro dispuesto a ser domado y la embestí de nuevo haciéndola gritar de dolor, de rabia y pura excitación.
-¿quieres que te de mas fuerte? -pregunté entre roncos jodeos dejando que mi pecho cayera sobre su espalda mientras mi aliento mecía su oído y mi lengua lamia su lóbulo antes de morderlo.
-Enséñame que sabes hacer sanguijuela -rugí azotando sus dos nalgas hasta enrojecerlas.

Notaba las rudas manos paseandose para agarrarla la cabellera, obligarla a ceder el cuello no tan en contra de su voluntad como quería hacer creer al mortal, aunque si exhaló al notar como el hombre la mordia, ¡oh! ¿asi que se quería comportar como un vampiro? eso le encantaba a la cainita, que el mortal jugase fuerte, le hacía mucho menos aburrido que a los demas, cerró los ojos mientras el calido elixir se le escapaba manchando su blusa, no le importaba, pero el morbo que levantaba cuando al besarla le dió de beber su propia sangre, fue por eso que la vampiresa permitió el morboso beso que hizo que juntara mucho su cuerpo al de él, para que pudiera notar los atrivutos de la vampiresa que escondia bajo la tela, todo puro juego de provocación mientras la batalla del beso escapaban gruñidos y jadeos de la exctación.
Las palabras que pronunción se le antojaron ciertamente enigmaticas, preguntandose a que se refería, que clase de cosas hacía ese al que tenía delante y podía asegurar tal cosa, el mortal estaba resultando ser más entretenido que lo que primeramente habría imaginado, saber como llevar bien este juego, será divertido tambien quitarle algo de sangre en un forcejeo, más el que la obligase a bajar, quedar en esa posición baja, mientras ella miraba como se desabrochaba y liberaba a la bestia que tenía entre las piernas, sin duda deseoso de que los gruesos labios de la vampiresa se la estrangulasen y con la lengua torturasen, no le valia con timidos besos y suaves lamidas. Hasta el fondo le hizo tragar aquella verga, obligandola a poner las manos cuando tacaba el fondo de la garganta, mientras alzaba su mirada humedecida por la acción con el miembro clavado hasta el final, y ella aprovechó para enseñarle sus encantos, sus labios se ajustaron al contorno del miembro viril, mientras presionaba ligeramente con estos en una masturbación lenta, dedicaba mientras la lengua jugaba divertida dandole más placer.

Ese maldito mortal amenazaba por como acabaría la contienda, mientras abusaba de su poder, del dominio que tenía ahora mismo con la vampiresa, ella se lo permitia, el juego era sumamente excitante, pero una vez satisfecha una parte liberó la boca de Bloondy que quedo aun unida a su verga por un hilo de saliva que lo conecto durante unos instante mientras ella soltó un jadeo.
La posición cambió y ahora a cuatro patas la vampiresa se contoneaba provocandole, deseando despertarle los mas bajos y sucios instintos que ese mortal pudiera tener, quería que el mortal se desinhibiese, mostrase los deseos más morbosos y perversos que él pudiera tener. Y ahi fue una parte, cuando la empaló haciendo que la vampiresa se extremeciera y gimiese sonoramente, la agarró del pelo como si fuese un potro embravecido al que domar, las embestidas eran feroces, profundas, su intimidad estaba realmente humedecida de placer, su palida piel dejaba como si fuera a fuego gravados los azontes del barbaro que la montaba como si fuera una bestia. -Más..fuerte..destrozamé...si puedes..-Gritó la vampiresa mientras notaba como su miembro rozaba bien las paredes de las intimidades femeninas, que estaba realmente empapada, estremeciendose, mientras arañaba las sabanas y el se movia con violencia, pero ahí venía la provocación.

La vampiresa cayó en la provocación del mortal, las tornas cambiaron, se lanzó sobre él colocandose encima de él, y se acercó a su oido. -Veamos quien doma a quien.- Respondió con ferocidad antes de que su colmillo hiriese el lobulo de su oreja al morderle, relamiendose las gotas de sangre que robó, fue ahora ella quien cabalgó sobre él hombre de oscuro pelo de manera tremenda, hundiendo su miembro hasta lo mas profundo, empapando ambas intimidades con los fluidos de placer que le escapaban, hasta que los expasmos vaginales empezarón a estrangular el miembro masculino en ese frenetico movimiento mientras gemia ella contra su cuello y sus pechos rozaban contra los pectorales masculinos empapados en sudor, la vampiresa se deshizo en el orgasmo que la enorme verga le concedió arañando con sus uñas la espalda del mortal, mientras no frenó hasta notar como este explotaba de placer. No hubo beso al final lo que si un arañazo superficial y sangrante en el pectoral izquierdo del mortal que la vampiresa recogió con la lengua entre jadeos y una maliciosa risilla.

Mis embestidas fueron rudas, enérgicas demostrándole porque mi dios era Thor, el dueño del trueno, porque con el choque de mi pelvis contra su yunque saltaban chispas abriendo sus nalgas completamente enrojecidas.
La vampiresa no reculó, era inmortal, mas fuerte que yo y decidida a saciar su hambre de sexo empujó mi pecho alzándose sobre mi para cabalgar como una amazonas sobre mi enorme verga.
Sus paredes calientes envolvían mi martillo, por ellas resbalaban los fluidos que como una rana en una charca chapoteaban con cada nueva acometida.
Danza de caderas, su boca era perversa, su lengua invadió la propia jugando a contar mis muelas, saboreandome mientras nuestras sierpes se enredaban dentro y fuera de nuestras bocas.

Mi verga palpitaba desbocada, a punto de correrse con las sacudidas de su laberinto que entre espasmos de placer la estrangulaba, eran mis manos las que afianzaban sus nalgas marcando el ritmo y sus tetas saltaban chocando entre ellas, pero en ese instante empecé a sentirme aturdido, como si despertara de un letargo extraño.

Sacudí un par de veces la cabeza, mi garganta quemaba, gruñí dando bocanadas de aire, mi pecho no podía abrirse, me costaba que llegara el aire como si algo oprimiera mi pecho, la visión se torno borrasa, marrón.
Abrí los ojos de golpe como si todo lo vivido fuera solo una maldita alucinación, no recordaba nada.
Mi mano empujó del pecho a aquella vampiresa que sobre mi cabalgaba.
-¡¿Que cojones ha pasado?!

Recordaba haber estado borracho en la taberna, haber venido a su casa, todo lo tenia confuso en la cabeza..pero...
-¡¿que cojones me has hecho puta?! -pregunté revolviéndome y cogiéndola por la garganta contra el colchón.

Ahora lo recordaba, ese frasco que me llevó a beber por la fuerza, maldita sea.

La temperatura subía sin duda, los besos llegaban, aunque en realidad solo fue por los resquicios de sabor a sangre, ya que Bloondy rara vez besaba y más de esa manera pasional a nadie, a no ser que hubiera algo a conseguir o que simplemente le interesase lo suficiento, como lo era el sabor a sangre, aunque realmente no era algo que no era muy propio de la vampiresa.
El placer era extremo mientras le montraba de tremenda forma, sin duda su condición de vampira hacia que acabase bien los embates, y ella estaba más que satisfecha, más en pleno movimiento pasional el hombre empezó a despertarse del filtro de amor, primero aturdido, no se le ocurrió nada mejor que empujarla bruscamente de encima de él lo que le causó risa cuando ella cayó de encima suya, rapidamente tenía al mortal encima de ella agarrandola fuertemente del cuello, como si eso le sirviera de algo, Bloondy simplemente se lo permitió, por el momento al menos, se quedó tumbada bajó él mirandole con cara de malicia.


-Que boca tan sucia, no es forma de tratar a una dama.- Dijo con un tono infantil, mientras le miraba poniendo cara de sustó, pero repentinamente se rió con maldad, y saca la lengua de manera brulona, y entonces ahí llega el golpe bajo, naturalmente no usó su fuerza vampirica, pero alzó la rodilla extrellandola contra la entrepierna masculina aprovechando ese momento de daño para rodar y escaparse alcanzando la bata tapandose el cuerpo y mirando al mortal con cara de egocentrica, ladeando una sonrisa maliciosa. -Las brujas son utiles, mi dulce pelirroja me puede hacer mas filtros de amor, y eso es lo que te he dado querido, buscaba experimentar las diferencias con la seducción y me ha gustado, ha sido divertido ver la cara de cachorrito que pones.- Sonrie maliciosa mientras mantiene la distancia con él.


-También me tomé la libertad de esconder tus armas, esa espada es impresionante.- Le hace cierta burla mientras pasea por la instancia mientras les mira con aire creido, más se lara entrelazando sus dedos sobre el abdomen, le mira y ladea la cabeza. - No ha estado mal el revolcón...pero me ha sabido a poco...- El comentario era para provocar quizá su ira, se había divertido, pero ella tenía otros gustos más salvajes que un simple revolcón entre sabanas, pero con los mortales requieren cuidado.
Bloondy se quedó callada como si estuviera escuchando a alguien, miró al mortal y sus ojos se volvieron rojos, se acercó a él tomandole del pelo y asi obligandole a que la mire. -Si, tienes razón...podemos tener un juguete interesante en tre manos...puede ser divertido.- Claramente pareciera que respondía a otra persona que estaba alli, Bloondy le bufó para intimidarlo y le miró fijamente. -La cosa va asi pequeño, tú te portas bien y no me haces desangrarte...tengo planes divertidos para tí, y es hasta donde va a aguantar tu mente.- Se rió maliciosa pasando sus dedos por el cuello de este, tenía sed sinceramente, más se quedó mirando fijamente al mortal pensativa. -Bienvenido a la mansión Enhydra.- Se rió burlona mostrando los colmillos, más se giró como escuchando las instrucciones de alguien que no estaba ahi.

Enarqué la ceja al ver a la inmortal darme vueltas con cara de demente, me mantuve erguido contemplando las estupideces que esa mujer soltaba por la boca y que me escupía con desprecio y un toque de juego que a mi no me hacía la menor gracia.
El caso es que en su locura conversaba con alguien, alguien que parecía pedirle que no acabara conmigo hasta secarme pues podía serles útil.

Mi sonrisa se ladeo, altivos como eramos los hombres del norte seguí su actuación teatral solo apartando mi rostro de ella cuando tomó mi mentón con un manotazo.
Aplaudí aquella interpretación con las dos manos mientras mi sonrisa se ensanchaba dejando claro que no la temía ni lo haría, quizás otro se hubiera cagado en los pantalones al levantarse con una inmortal en su cama, peor para mi no era la primera ni sería la ultima y tampoco sería la primera vez que atravesaba no de esos putrefactos corazones con una estaca.
-¿Has terminado morenita? -pregunté recogiendo del suelo mis pantalones para ponérmelo.

No pensaba quedarme allí, mi hora de visita había terminado ,sacaría mi espada de donde la tuviera metida, aunque fuera de ese coño mojado y me la devolvería y si las cosas iban bien, si se comportaba como una mujer y no una desquiciada, quizás no rodaría su cabeza por el suelo, de lo contrario, solo uno de los dos quedaría en pie.

Me relamí los labios, sobre estos el sabor de su carmín, la mujer tenia dos buenas razones para quedarme asomando por el escote, el problema es que mi madre que en paz descanse me enseño a meter la verga en tierras fértiles y no pantanosas.
Yo era un hombre que lo había perdido todo, enfrenté tantas veces a Hela en el norte que esta solo era otra prueba mas en el dado del azar.

-Me largo -sentencié recogiendo del suelo la camisa -saca mi espada de los confines de tu coño y dámela o .. -hundí mis ojos en los suyos fijamente – o morirás -ensanche la sonrisa con picardía.
Esperé a ver su actuación, no era tan necio como para pensar que me iba a dejar ir sin mas, pero mientras hablaba me había movido de forma estratégica por la cámara, el atizador de la chimenea estaba justo a mis espaldas, si ella se abalanzaba sobre mi solo necesitaba rodar y me serviría de estaca improvisada.

Ser un guerreo convierte cada objeto en un arma y cada oportunidad en una batalla.
-¿De verdad quieres enfrentar a la muerte esta noche inmortal?

La vampiresa tenía la mirada clavada en el norteño,  su actitud de no achantarse ante nada le estaba gustando, por norma general ya estarían lloriqueandole y suplicando por su vida, Bloondy se apiadaría y con un lavado de cerebro lo echaría de una patada de la mansión para no volver a cruzarse con él nunca, pero ese hombre no, ese hombre era rudo, egocentrico y bastante creido, y mentiría si la vampiresa dijera que eso no le agradaba en el hombre, ladeaba la cabeza clavando sus ojos negros como el abismo en el mientras paseaba el musculo bucal por sus muy afilados colmillos, más cuando él preguntó si había terminado Bloondy le observó con una ceja levantada.- No.- Respondió de manera seca mientras se mantenía a una distancia prudencial de él.
Ladeaba la cabeza como si escuchará a alguien más mientras su "invitado" se vestía para irse, o esa era la intención, pero la verdad es que la vampiresa despues de haber jugado un poco con él, pero ahora quería jugar a otras cosas con el mortal, y esperaba que este sentara la cabeza, aunque un juego más violento quizá también la excitaba.


Se relamió los labios con deseo, aunque más por sus propios pensamientos mientras por un segundó se atrevío a dar la espalda al vikingo mientras este pedía que le devolviera su espalda o la mataría, ella se volvió a girar y dió una risa. -Creo que no tengo capacidad para esa espada en mi "coño" como habras podido notar en tu pequeño desliz, eres un morboso ¿eh?.- Se rie divertida por el propio comentario que acaba de hacer, pero ladeo la cabeza observandole mientras sonreía mostrandole los colmillos. -Quiero tu espada.- Sentenció de manera repentina lanzandole una moneda de oro al vikingo. - Quiero hablar de negocios.- Comentó con aire serio mientras le observaba cruzado de brazos sin perder la sonrisa, mientras le rodeaba manteniendose a una distancia prudente de él, hasta sentarse en la orilla de la cama con las piernas cruzadas.


-¿Eres un mercenario verdad? pues pon precio, sea lo que sea, te aseguro que puedo pagarte querido, pero este trabajo se ha de hacer por el dia y yo no puedo.- Se rie divertida mientras le observa balanceandose ligeramente mientras se muerde el labio con deseo. -Luego de que termines una serie de trabajitos de mercenario, te dejaré en paz para siempre y todas esas cosas que ahora te pondrás a pedir...no es problema.- Se rie mientras se levanta y se le acerca alzando la mano. -¿Hay trato?  podemos ser muy buenos amigos si tu quisieras...En inglaterra somos de las familiass más poderosas y más anideradas, y donde está el grosor de mi familia, en irlanda somos los que financiamos para pagar poder militar...y a la gente como tú le viene bien tener amigos con influencia como yo, y medita esto que te digo y no me tomes por una bufona querido, se que mi mente no es muy clara, pero no soy gilipollas, terminos que los cortos de miras no diferencian, pero tú ..no eres tan estupido ¿cierto?.- Dice ahora en tono serio, no sabe como de listo será el vikingo, pero la vampiresa realmente no mentía nunca, no necesitaba hacerlo, y los Enhydra era realmente ricos y una familia antigua y poderosa. -Asi que despues de este juego morboso y lujurioso ¿acepta el trato? el precio lo eliges tú.- Dice derrochando seguridad en si misma.

Enarqué una ceja con cierta suspicacia ¿esa mujer era bipolar, ademas de una vampiresa capaz de reventarme la yugular.
Si bien era cierto que hubiera luchado con ella a muerte, el trabajo no me venía mal y bueno, mejor salir con unas monedas que herido de muerte, así que me limité a ladear la sonrisa bajando el atizador.
-¿y bien? ¿Cual es ese trabajo que no puedes hacer por ti misma?

Los seres de la noche tenían sus particulares limitaciones, entre ellas el gran astro que bien podía convertirlos en ceniza, así que de algún modo imaginaba eso era lo que limitaba sus movimientos y el motivo por el que necesitaba de mis servicios.
-Soy un mercenario con principios -apunté buscando mi ropa con calma -no mato niños, ni mujeres inocentes, no soy un asesino, solo defiendo causas nobles.

Era un norteño, si bien ponía mi espada al servicio de cualquiera con dinero, ese cualquiera tenia que tener motivos nobles, no serviría a un Randulf aunque me bañara en oro y me regalara un palacio y con el un harén de mujeres serviciales.
-¿Cual es ese trabajo que tu o la bruja que he visto antes no sois capaces de hacer? -pregunté encogiedome de hombros sin entender.

Me calcé los pantalones, la camisola y las botas después mientras me mantenía alerta a los movimientos de esa mujer que se movía por la estancia.
No tendía a ser un hombre confiado, había pasado demasiado para serlo, al fin y al cabo tampoco ayudaba que desde el inicio me hubiera drogado e intentado matarme mas tarde.
-Habla inmortal mi paciencia es limitada y mis servicios caros.

Su afilada sonrisa se hundió en mis ojos, sirvió sendas copas acercándome una que olí antes de dejarla apoyada a un lado, no confiaba en que de nuevo vertiera cualquier sustancia que pudiera hacerme perder el juicio, ahora ya sabía como se las gastaba esa mujer y desde luego no confiaba en ella un ápice.

La vampiresa tenía sus negros ojos clavados en el hombre que tenía ante ella vistiendose, mientras este tenía el atizador en la mano, con claras intecciones hostiles, cosa que hizo que la vampiresa sonriera de manera superior echando ligeramente la cabeza hacía atras mientras se cruzaba de brazos, enarcando una ceja, mientras este pareció aceptar eso, siempre sería mejor que enfrentarse a ella, aunque se le veía por unos instantes muy dispuesto a ello, solo había que mirar el atizador de la chimenea que ya tenía preparado mas Bloondy se mantuvo tranquila cuando este se dejaba llevar por el interes economico, la telepatía que tenía la vampiresa era una gran ayuda para sondear esos pensamientos que le recorrían por la mente al hombre que tenía frente a ella.
Más a pesar de mostrar interes se mofó de que era aquello de que tenía que hacer él que ella no podía, aun asi la vampiresa mantuvo la calma y siguió sonriendo de una manera hasta dulce, mientras mantenía la mirada clavada en él. -No es tanto que no pueda, más bien es que es un trabajo que cuando el sol brilla en lo alto no me es posible y la noche es tan predecible.- Comenta ella mientras juega con un mechon de su pelo y el dedo en un gesto habitual en las Enhydra cuando sienten algo de nerviosismo o impaciencia por algo.


Enarcó la ceja escuchandole, dandole una pequeña risilla, cuando mencionó que era un mercenario con principio, eso realmente sonaba a chiste, pero Bloondy era la primera que tenía las rarezas más destacable, ladeo la cabeza de lado a lado en un movimiento que recordaba a una niña traumatizada, mientras paseaba levemente su lengua por sus labios, para repentidamente poner una cara de enfado notable. -No te confundas mortal, mis principios son claros, ningún inocente merece morir, un inocente es un inocente, y no tiene por que ni siquiera conocer lo que la noche esconde...que te quede claro mercenario...- Gruñó ella mientras se acercaba a él. -Aun ando decidiendo si tu eres un inocente o no para saber si la bestía me invadiría, aunque que conozcas el mundo sobrenatual te quita inocencia....- Menea la cabeza y anda a su alrededor mientras le observa de arriba abajo. -Aunque has dicho cosas muy oscuras cuando la poción hacía su efecto, no creo que despertaras a la bestia ni me arrebatarías humanidad si te hiciera algo, pero un trato es un trato, estás de suerte, no voy a matarte.- Comentó ella mientras volvía a sentarse en la mullida cama mientras le observaba. -No te voy a pedir ni matar ni a niños, ni a mujeres, ni ancianos desvalidos...asi que relajate.


Más se le antojó bastante impertinente cuando sugirió que su prima hiciera tal trabajo, ella bufó mostrando sus colmillos unos instantes. -Mi prima no es una matona, si bien tiene algunos gustos...extravagantes ¿quien no tiene sus rarezas? ella saquea tumbas, investiga, entre otras cosas, pero no la voy a pedir lo que se supone que te dedicas tú con tu espada...¿o acaso te da miedo la dificultad?- El tono fue seco, más sirvió unas copas para que se relajara mentras le escuchaba lo poco paciente que era y lo caro que cobraba, a lo que Bloondy chasqueo la lengua antes de reirse. Pudo notar lo desconfiado que era con la copa servida, lo que hizo ladear su cabeza. -Tranquilo mortal, mi interes en probar mejunjes contigo se ha ido al garete, no te preocupes, ah, y tendré muchas cosas malas, infinitas...pero te aseguro que no soy ninguna mentirosa.- Afirma tajante la vampiresa mientras se gira hacía el armario buscando en él.


Cuando se gira la espada del norteño es portada por la vampiresa que se acerca a entregarsela finalmente. - Tu espada...no estaba en los confines de mi coño, te aseguro que habría sido más interesante sin potingue tal vez, pero por probar....en fin, el momento ha pasado y ahora hay otros asuntos más importantes.- Ella bebió de su copa y le observó enarcando la ceja, dibujando una sonrisa burlona. - ¿Te sentirias mejor si probara tu copa?- Dijo con tono jocoso y despues negó con la cabeza. -Veras la pobre victima que tienes que matar es como yo, un vampiro...de unos 60 años, la pregunta es...¿te ves capaz? lo ideal sería que me trajeses sus colmillos, me ha tocado mucho las narices y no soy partidaria de esos vampiros que se dan golpes de pecho, ya sí eres un vampiro muy malote y bla bla bla...pero que se lo guarden para ellos, la mascarada ha de ser respetada.- Se muerde el labio y juega con una moneda entre sus dedos mientras da otro trago a la copa. -¿te veras capaz? ¿o es demasiado peligroso para ti?.- Bloondy le observó con aire calmado mientras entrecierra sus negros ojos recostandose comodamente sobre la cama, mientras susurró algo en otro idioma siguiendo con la mirada algo que aparentemente solo puede ver ella, antes de volver a fijar su mirada en Geralt.