AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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To The Heart Of Egypt ~ Privado
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To The Heart Of Egypt ~ Privado
Había pasado ya un par de meses desde que mi vida se había estabilizado y normalizado tras los últimos acontecimientos, y es que no era para menos, desde hacía ya más de medio año mi vida se había vuelto en lo que se podría decir un “caos” que poco a poco iba volviendo a la normalidad, muchas cosas habían pasado en todos esos meses y me había ido acostumbrando poco a poco, empezando por la vuelta de mi madre a la que en un principio consideraba muerta, pero que al final tal y como en su momento hacía mucho tiempo Lakme me había dicho no estaba muerta, en esos instantes comprendía a la perfección qué quiso decirme cuando me dijo que podía “ver” a mi madre, aunque no percibía en ella la esencia humana que podría percibir en mí... ahora sabía que en ese entonces se estaba refiriendo al hecho de que nunca murió sino que, más bien, la habían convertido en vampira junto al mismo tiempo que mi padre, es más, habían hecho creer a mi padre que la habían matado solamente para poder utilizarla más adelante contra mí, nadie sabía que en su momento se había visto inmersa en un hallazgo que había cambiado nuestras vidas por completo y que por eso había estado desaparecida. Ahora la tenía tras todos aquellos años de vuelta conmigo, había dejado atrás hacía mucho tiempo mis tiempos de cortesana y me había podido dedicar a lo que siempre quise desde que era pequeña: la egiptología. Tuve que estudiar mucho y dar lo mejor de mí misma para obtener el puesto que ocupaba en el museo, me había convertido en la directora del departamento de antigüedades Egipcias, me encargaba de supervisar todas las reliquias, los papiros, las esculturas y demás que se encontraban en las excavaciones y catalogarlas antes de exponerlas en el museo, había algunas que eran imitaciones aprovechándose de que se iban descubriendo cada vez más tumbas, que cada vez se iba desvelando más misterios de aquella civilización que había quedado en el olvido hacía ya tantos siglos. Muchas veces me preguntaba cómo habría sido vivir en aquella época, en donde todo estaba en auge, en donde se construyeron las pirámides y reinaron los grandes faraones.
Siempre me había considerado una persona con una curiosidad innata, pero cuando se trataba de mis raíces y de mis orígenes todo era poco y siempre quería saber más y más. A pesar de que mi madre había sido una buena fuente de información cuando era pequeña, en su momento conocí a una vampira que sí había vivido en aquella época, me hubiera gustado que me enseñara y me mostrara más de esa época ya que ella sí la había vivido, apenas había obtenido de ella meras imágenes que pertenecieron a su memoria de cuando ella fue humana, lamenté no haber podido aprender más junto a ella pero fue que me pilló en una época un tanto mala y para cuando volví de Egipto tras reponerme no había podido encontrarla, si algún día me la cruzara de nuevo intentaría que me despejara todas esas dudas que yo tenía respecto a ese mundo antiguo, del que apenas teníamos más que unos pocos retazos de lo que un día fue. Lancé un suspiro mientras daba un sorbo a la taza de café que me había preparado, miré las cajas que tenía frente a mí y que debía de empezar a analizar que habían traído de una excavación y giré el anillo en mi dedo, ese que me había hecho el vikingo y con el cual me había convertido en su mujer, cuando me estresaba un poco comenzaba a girarlo o también lo hacía cuando me ponía nerviosa, dejé la taza sobre la mesa y me levanté para coger una de las cajas que había en el suelo, era hora de comenzar. Cogí una de ellas y la levanté dejándola sobre el escritorio, no era demasiado grande y seguramente tendría en su interior una reliquia, saqué la figura con cuidado y la dejé sobre la mesa para examinarla más a fondo.
Me di cuenta, enseguida, de que se trataba de una figura de Isis que permanecía con una pierna arrodillada en el suelo, y la otra doblada. Portaba en su cabeza el tocado con el disco solar por ser hija de Ra, con los brazos extendidos y las alas de milano curvadas hacia arriba lo que se creía que era para bendecir a sus devotos hijos como si simbolizara así su maternidad. La figura era completamente de oro y tenía en sus alas diferentes colores, y la figura estaba sobre un pedestal negro. Lo examiné de forma detenida mientras en una hoja anotaba lo que iba viendo, en principio no veía que fuera falso o que fuera alguna imitación, no era la primera vez que veía una figura de Isis de esa forma aunque sí la primera con tanto detalle que se conservaba en perfecto estado. Mientras anotaba los detalles que veía en la figura, pero luego tenerlo todo más a mano, fui a coger la taza de nuevo para beber y al girar la figura para examinarla por todos los lados fue entonces que con una de las partes del ala que tenía extendido me hice un pequeño corte en el dedo índice, nada grave que, un corte pequeño en el índice. Dejé la taza sobre la mesa de nuevo y llevé el dedo a mis labios para limpiar la sangre, la figura se había manchado con un par de gotas de cuando me había cortado y podía ver como estas bajaban por el ala hasta llegar al cuerpo de Isis, fue cuando vi un pequeño destello que provenía de la figura y que me hizo fruncir el ceño, ¿qué había sido eso? Envolví el dedo en un trozo de papel aunque no fuera nada grave, y miré la figura de forma más detenida, ¿había emitido un destello de luz? Pero, ¿cómo era posible? Antes de poder coger la figura emitió otro destello de nuevo, algo más fuerte, que hizo que tirara hacia atrás la silla y me pusiera en pie alejándome un par de pasos, aquello no podía ser cierto. En apenas unos segundos sentí que se me cerraban los ojos sin poder hacer nada, el cuero lo sentía pesado y entumecido y me tuve que sentar en la silla, la figura seguía emitiendo destellos mientras yo luchaba por mantenerme despierta y finalmente caí. Cuando abrí los ojos no me encontraba en mi despacho, sino más bien, en un sitio completamente diferente, corría una leve brisa y el sol estaba en lo más alto, la gente a mi alrededor se movía con prisa por aquel lugar y fue que me fijé en sus vestimentas.
-¿Pero qué...? –pregunté para luego mirar hacia abajo dándome cuenta que yo, al igual que el resto, llevaba las mismas vestimentas, una túnica blanca de lino que era de una pieza que iba desde dos tirantes en mi hombro bajando por mi pecho, de cintura alta que luego caía hasta los pies, y unas sandalias. Allí las mujeres parecía que iban con prisa y di una vuelta despacio sobre mí misma sin poder creerme que estuviera en aquel lugar cuando, realmente, estaba en mi despacho. Había dejado de estar en París y ahora, por alguna extraña razón, aquella figura me había trasladado al corazón de Egipto porque reconocía la estructura, el idioma que escuchaba cuando la gente pasaba y hablaba- oh por Ra, no puede ser cierto... –dije en un tono bajo sin creérmelo todavía, fue entonces cuando una figura que se acercaba en mi dirección captó toda mi atención, la miré de forma fija porque la mujer que se acercaba hacia mí ya la había visto aunque en otro momento y en otra época; era Lakme, aquella vampira que había conocido en el burdel y que había resultado ser del antiguo Egipto, pero si estaba bajo la luz del sol eso quería decir que... ¿era humana?- No entiendo nada –murmuré antes de que finalmente me alcanzara, y me quedé con la duda de saber si preguntarle o no aunque ella parecía que me andaba buscando, ¿por qué motivo? No lo sabía, igual que no sabía por qué me encontraba allí en esos momentos junto a una Lakme humana.
Siempre me había considerado una persona con una curiosidad innata, pero cuando se trataba de mis raíces y de mis orígenes todo era poco y siempre quería saber más y más. A pesar de que mi madre había sido una buena fuente de información cuando era pequeña, en su momento conocí a una vampira que sí había vivido en aquella época, me hubiera gustado que me enseñara y me mostrara más de esa época ya que ella sí la había vivido, apenas había obtenido de ella meras imágenes que pertenecieron a su memoria de cuando ella fue humana, lamenté no haber podido aprender más junto a ella pero fue que me pilló en una época un tanto mala y para cuando volví de Egipto tras reponerme no había podido encontrarla, si algún día me la cruzara de nuevo intentaría que me despejara todas esas dudas que yo tenía respecto a ese mundo antiguo, del que apenas teníamos más que unos pocos retazos de lo que un día fue. Lancé un suspiro mientras daba un sorbo a la taza de café que me había preparado, miré las cajas que tenía frente a mí y que debía de empezar a analizar que habían traído de una excavación y giré el anillo en mi dedo, ese que me había hecho el vikingo y con el cual me había convertido en su mujer, cuando me estresaba un poco comenzaba a girarlo o también lo hacía cuando me ponía nerviosa, dejé la taza sobre la mesa y me levanté para coger una de las cajas que había en el suelo, era hora de comenzar. Cogí una de ellas y la levanté dejándola sobre el escritorio, no era demasiado grande y seguramente tendría en su interior una reliquia, saqué la figura con cuidado y la dejé sobre la mesa para examinarla más a fondo.
Me di cuenta, enseguida, de que se trataba de una figura de Isis que permanecía con una pierna arrodillada en el suelo, y la otra doblada. Portaba en su cabeza el tocado con el disco solar por ser hija de Ra, con los brazos extendidos y las alas de milano curvadas hacia arriba lo que se creía que era para bendecir a sus devotos hijos como si simbolizara así su maternidad. La figura era completamente de oro y tenía en sus alas diferentes colores, y la figura estaba sobre un pedestal negro. Lo examiné de forma detenida mientras en una hoja anotaba lo que iba viendo, en principio no veía que fuera falso o que fuera alguna imitación, no era la primera vez que veía una figura de Isis de esa forma aunque sí la primera con tanto detalle que se conservaba en perfecto estado. Mientras anotaba los detalles que veía en la figura, pero luego tenerlo todo más a mano, fui a coger la taza de nuevo para beber y al girar la figura para examinarla por todos los lados fue entonces que con una de las partes del ala que tenía extendido me hice un pequeño corte en el dedo índice, nada grave que, un corte pequeño en el índice. Dejé la taza sobre la mesa de nuevo y llevé el dedo a mis labios para limpiar la sangre, la figura se había manchado con un par de gotas de cuando me había cortado y podía ver como estas bajaban por el ala hasta llegar al cuerpo de Isis, fue cuando vi un pequeño destello que provenía de la figura y que me hizo fruncir el ceño, ¿qué había sido eso? Envolví el dedo en un trozo de papel aunque no fuera nada grave, y miré la figura de forma más detenida, ¿había emitido un destello de luz? Pero, ¿cómo era posible? Antes de poder coger la figura emitió otro destello de nuevo, algo más fuerte, que hizo que tirara hacia atrás la silla y me pusiera en pie alejándome un par de pasos, aquello no podía ser cierto. En apenas unos segundos sentí que se me cerraban los ojos sin poder hacer nada, el cuero lo sentía pesado y entumecido y me tuve que sentar en la silla, la figura seguía emitiendo destellos mientras yo luchaba por mantenerme despierta y finalmente caí. Cuando abrí los ojos no me encontraba en mi despacho, sino más bien, en un sitio completamente diferente, corría una leve brisa y el sol estaba en lo más alto, la gente a mi alrededor se movía con prisa por aquel lugar y fue que me fijé en sus vestimentas.
-¿Pero qué...? –pregunté para luego mirar hacia abajo dándome cuenta que yo, al igual que el resto, llevaba las mismas vestimentas, una túnica blanca de lino que era de una pieza que iba desde dos tirantes en mi hombro bajando por mi pecho, de cintura alta que luego caía hasta los pies, y unas sandalias. Allí las mujeres parecía que iban con prisa y di una vuelta despacio sobre mí misma sin poder creerme que estuviera en aquel lugar cuando, realmente, estaba en mi despacho. Había dejado de estar en París y ahora, por alguna extraña razón, aquella figura me había trasladado al corazón de Egipto porque reconocía la estructura, el idioma que escuchaba cuando la gente pasaba y hablaba- oh por Ra, no puede ser cierto... –dije en un tono bajo sin creérmelo todavía, fue entonces cuando una figura que se acercaba en mi dirección captó toda mi atención, la miré de forma fija porque la mujer que se acercaba hacia mí ya la había visto aunque en otro momento y en otra época; era Lakme, aquella vampira que había conocido en el burdel y que había resultado ser del antiguo Egipto, pero si estaba bajo la luz del sol eso quería decir que... ¿era humana?- No entiendo nada –murmuré antes de que finalmente me alcanzara, y me quedé con la duda de saber si preguntarle o no aunque ella parecía que me andaba buscando, ¿por qué motivo? No lo sabía, igual que no sabía por qué me encontraba allí en esos momentos junto a una Lakme humana.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
- Mensajes : 928
Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: To The Heart Of Egypt ~ Privado
Pétalos que caían de todos lados como lluvia colorida que dejaba a su paso su florido aroma; dejando a atrás, en conjunto con el olor de los inciensos, esa pestilencia habitual de aquella nomos.
Menfis tenía fama de tener innumerables templos, de ser ciudad rica, pero todos sabía que durante la gran crecida sus canales inundaban todos creando aquel fértil cenagal que atraía a todo tipo de depredadores, pero a su vez regalaba a los cultivos su abundante vida.
-¿Te encuentras bien? ¿Te has hecho daño? -La que en un futuro sería llamada Lakme, se había agachado junto a su nueva compañera, la cual, se acaba de caer. -¡Venga vamos! ¡Nos esperan!
Un tirón apresurado que la condujo entre las gentes. Todo el mundo caminaba con ofrendas hacia el templo mayor de Hapi, el anciano toro había muerto hacía demasiadas lunas y ahora como Dios Supremo en aquel amanecer, resucitaría llegando a través de la gran barca.
-Hoy solo tienes que mirar y portar las ofrendas, el resto lo aprenderás rápido cuando volvamos a casa. -Por fin pudieron colarse dentro del blanco templo donde otras sacerdotisas se preparaban. -Sé que tu culto es distinto al nuestro, pero tu diosa y la nuestra son las Doradas. Hathor te recibirá como una Madre, no te preocupes, no tienes que temer nada.
Tiempo convulsos vivías aquellos que formaban parte de algún tipo de clero, la vieja religión quería ser derruida por un nuevo Faraón que hablaba de un único y verdadero dios de todo, y que se decía que calificaba al resto como falsos.
Había rumores que lejos de Tebas, Akhenatón estaba construyendo su nueva capital llamada de Horizonte, y era el motivo por el que deseaba trasladar a toda la corte. Por otra parte, se decía que en Tebas había estallado la guerra civil entre dos bandos enfrentados: los Cuernos, adoradores de Amón y el culto anciano; y las Cruces, sacerdotes que adoraban a ese nuevo dios, Atón; y que todo era el motivo real de que el Faraón se marchase.
-Ayúdame con esto por favor. -La joven se desnudo dejando ver aquel cuerpo humano, de bellos rasgos y tostado por la acción del sol. -Soy Nebt Mefkat, pero puedes llamarme Nebt solo. -Aquella era muy distinta a la que sería en un futuro, era inexperta de la vida, tenía un cierto deje de inocencia que la edad podía aportarle, y sus ojos verdes eran brillantes y dulces como aquella sonrisa. -Por las piernas por favor. No quiero que el “padre” con su sonrisa y rayos solares me queme. -Nebt le paso el aceite dorado que untaba en sus miembros flexibles como protección.
Todas las sacerdotisas hacían lo mismo que ella, untaban su piel del aceite y el dorado, se colocaban el colorido faldellín en sus cinturas y cascabeles en muñecas y tobillos. Sacerdotisas de Hathor, que había sido específicamente traídas a Menfis desde el templo de Dendera, para deleitar a Hapi con sus enigmáticas danzas y su música.
Dos días pasarían en la nomos hasta que el festival terminase, luego regresarían a sus vidas de siempre.
-¡Auch! -Se quejo Nebt, una de las sacerdotisas tiro de su cabello trenzado y paso de largo. Era curiosos, porque todas las sacerdotisas llevaban el cabello rasurado y una especie de peluca rizada que les hacía de cascote. Nebt Mefkat no, llevaba su cabellos natural, largo y bien recogido para crear el mismo tiempo de cascote. -No les hagas caso, quieren que vuelva a cortármelo, pero aún no puedo... Una promesa. -Labios que se curvaron en una sonrisa cómplice, y rubor ligero. Aquella chica estaba enamorada. -Estoy lista. ¡Ahora disfruta!
La música empezó, y todos se colocaron cerca de la escalinata que era frontera a la orilla del río. Los cánticos empezaban mientras la barca dorada traía al nuevo Toro de piel teñida del azul del cielo.
Dos muchachas que llevaban los cabellos desordenados y mancillados por las cenizas, y maquillaje cuarteado del llanto se tomaron las manos y se sumergieron en el agua. Gemelas plañideras que purificaban su cuerpo tras el luto, y que ahora recibían al resucitado Hapi.
Nebt le guiñó el ojo y cuando la música empezó y el toro desembarco con toda la procesión y comitiva, junto a sus compañeras comenzaron la fascinante danza al dios sol. El sistrum y los espejos eran elementos que formaban parte de esta misma, junto con las acrobacias de aquellos cuerpo flexibles.
Menfis tenía fama de tener innumerables templos, de ser ciudad rica, pero todos sabía que durante la gran crecida sus canales inundaban todos creando aquel fértil cenagal que atraía a todo tipo de depredadores, pero a su vez regalaba a los cultivos su abundante vida.
-¿Te encuentras bien? ¿Te has hecho daño? -La que en un futuro sería llamada Lakme, se había agachado junto a su nueva compañera, la cual, se acaba de caer. -¡Venga vamos! ¡Nos esperan!
Un tirón apresurado que la condujo entre las gentes. Todo el mundo caminaba con ofrendas hacia el templo mayor de Hapi, el anciano toro había muerto hacía demasiadas lunas y ahora como Dios Supremo en aquel amanecer, resucitaría llegando a través de la gran barca.
- Menfis:
-Hoy solo tienes que mirar y portar las ofrendas, el resto lo aprenderás rápido cuando volvamos a casa. -Por fin pudieron colarse dentro del blanco templo donde otras sacerdotisas se preparaban. -Sé que tu culto es distinto al nuestro, pero tu diosa y la nuestra son las Doradas. Hathor te recibirá como una Madre, no te preocupes, no tienes que temer nada.
Tiempo convulsos vivías aquellos que formaban parte de algún tipo de clero, la vieja religión quería ser derruida por un nuevo Faraón que hablaba de un único y verdadero dios de todo, y que se decía que calificaba al resto como falsos.
Había rumores que lejos de Tebas, Akhenatón estaba construyendo su nueva capital llamada de Horizonte, y era el motivo por el que deseaba trasladar a toda la corte. Por otra parte, se decía que en Tebas había estallado la guerra civil entre dos bandos enfrentados: los Cuernos, adoradores de Amón y el culto anciano; y las Cruces, sacerdotes que adoraban a ese nuevo dios, Atón; y que todo era el motivo real de que el Faraón se marchase.
-Ayúdame con esto por favor. -La joven se desnudo dejando ver aquel cuerpo humano, de bellos rasgos y tostado por la acción del sol. -Soy Nebt Mefkat, pero puedes llamarme Nebt solo. -Aquella era muy distinta a la que sería en un futuro, era inexperta de la vida, tenía un cierto deje de inocencia que la edad podía aportarle, y sus ojos verdes eran brillantes y dulces como aquella sonrisa. -Por las piernas por favor. No quiero que el “padre” con su sonrisa y rayos solares me queme. -Nebt le paso el aceite dorado que untaba en sus miembros flexibles como protección.
Todas las sacerdotisas hacían lo mismo que ella, untaban su piel del aceite y el dorado, se colocaban el colorido faldellín en sus cinturas y cascabeles en muñecas y tobillos. Sacerdotisas de Hathor, que había sido específicamente traídas a Menfis desde el templo de Dendera, para deleitar a Hapi con sus enigmáticas danzas y su música.
Dos días pasarían en la nomos hasta que el festival terminase, luego regresarían a sus vidas de siempre.
-¡Auch! -Se quejo Nebt, una de las sacerdotisas tiro de su cabello trenzado y paso de largo. Era curiosos, porque todas las sacerdotisas llevaban el cabello rasurado y una especie de peluca rizada que les hacía de cascote. Nebt Mefkat no, llevaba su cabellos natural, largo y bien recogido para crear el mismo tiempo de cascote. -No les hagas caso, quieren que vuelva a cortármelo, pero aún no puedo... Una promesa. -Labios que se curvaron en una sonrisa cómplice, y rubor ligero. Aquella chica estaba enamorada. -Estoy lista. ¡Ahora disfruta!
La música empezó, y todos se colocaron cerca de la escalinata que era frontera a la orilla del río. Los cánticos empezaban mientras la barca dorada traía al nuevo Toro de piel teñida del azul del cielo.
Dos muchachas que llevaban los cabellos desordenados y mancillados por las cenizas, y maquillaje cuarteado del llanto se tomaron las manos y se sumergieron en el agua. Gemelas plañideras que purificaban su cuerpo tras el luto, y que ahora recibían al resucitado Hapi.
Nebt le guiñó el ojo y cuando la música empezó y el toro desembarco con toda la procesión y comitiva, junto a sus compañeras comenzaron la fascinante danza al dios sol. El sistrum y los espejos eran elementos que formaban parte de esta misma, junto con las acrobacias de aquellos cuerpo flexibles.
Lakme- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 22/11/2010
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Re: To The Heart Of Egypt ~ Privado
Era imposible que dejara de mirar todo cuanto tenía a mi alrededor, de que observara con atención todo lo que acontecía y pasaba por mi lado mientras intentaba ponerle un sentido a todo, como si fuera incapaz de explicar qué estaba pasando y es que en el fondo así me sentía; extraña y confusa mientras mirada alrededor con esa curiosidad tan innata en mí sin perder detalle de nada, como si lo anotara en mi memoria para futuras ocasiones. Aún no comprendía si estaba o no en un sueño, si es que me había desmayado y permanecía todavía en el despacho estudiando y examinando esas estatuas pero lo cierto es que me encontraba en lo que parecía un templo, lleno de sacerdotisas seguidas por varias jóvenes como si estuvieran preparando algo, ofrendas, rosas... no entendía absolutamente nada y debía de ser todo un sueño, nada más. Lo más extraño de todo fue cuando en mi camino sin fijarme por donde iba tropecé con una de las jóvenes que iba también apresurada, se disculpó con prisas y yo me quedé mirándola como se alejaba con una ceja enarcada porque ni siquiera se había dignado a ayudarme, llevaba la misma ropa que las demás y justo cuando iba a levantarme sentí una mano que tomaba mi brazo para ayudarme, y una voz demasiado conocida sonó a mi lado preguntándome si estaba bien y si me había hecho daño, no me hizo falta levantar el rostro para saber que dicha voz pertenecía a la vampira que me había encontrado, hacía unos años, en el burdel cuando todavía era una cortesana. La dueña de la voz y que me ayudó a levantarme resultó ser, nada más y nada menos, que Lakme... la misma que me había encontrado y a la que había perdido de vista tras aquel encuentro algo sangriento en el burdel, siempre quise buscarla para que me mostrara más de la época que ella había vivido cuando era humana, de lo que había conocido, de los cambios que acontecieron en su vida, de la época que le tocó vivir... pero le perdí la pista y ahora como por arte de magia me la encontraba de nuevo, con su tez morena, sus ojos verdes observándome como si quisiera verificar que estaba bien y que no me había hecho daño, tan humana como cuando aparentaba serlo frente a los demás vampiro, salvo que allí los rayos del sol daban en su tono de piel y no pasaba nada. Enarqué una ceja cuando, al ayudarme a levantarme tiró de mí alegando que nos esperaban mientras yo me sentía perdida porque no sabía quién podría estar esperándonos, y tampoco podía situarme bien en la época en la que nos encontrábamos para tener una mínima idea, absolutamente nada.
-¿Nos esperan? –Pregunté mientras la seguía esquivando a las demás hasta adentrarnos en el templo, llevé mis ojos de nuevo hacia ella mientras me guiaba y ahora me decía que yo tan solo tenía que llevar las ofrendas y que lo demás lo aprendería al llegar a casa, al adentrarnos en el templo me di cuenta y me fijé en que había otras sacerdotisas que se preparaban y mientras yo lo observaba todo de fondo escuchaba sus palabras, ¿mi culto? No entendía nada pero me iba haciendo una pequeña y ligera idea de lo que pasaba en esos momentos, al decirme que nuestras diosas eran doradas y que Hathor me recibiría como una madre pude entender que yo era una nueva que había llegado y que, por lo que entendí, aprendería junto a Lakme y que ella me enseñaría como si fuera mi maestra para que supiera todo lo que era necesario y debía saber. Vi cómo se desnudaba dejando ver su cuerpo desnudo, uno que no era la primera vez que lo veía aunque sí siendo una humana, hice lo que me pidió y comencé a extender el aceite por sus piernas sonriendo por sus palabras, de nuevo levanté mis ojos hacia los suyos de un verde brillante cuando me dijo su nombre, uno que al parecer era el verdadero y no el que solía utilizar como vampira, le sonreí mientras seguía extendiendo el aceite por su piel torneada como me había dicho bajando por sus piernas- encantada Nebt, soy Naitiri pero puedes llamarme Nai –me presenté aunque no sabía si ella me conocía o no. Mientras lo hacía una de las sacerdotisas, al pasar, le tiró del pelo y me quedé mirando a la mujer que lo había hecho con una ceja enarcada sin saber el motivo de ello hasta que ella me lo dijo- creo que no deberías de cortártelo, tienes un pelo muy bonito –le sonreí antes de seguirla asintiendo con la cabeza cuando me dijo que disfrutara, ya que pensaba hacerlo. Porque me empezaba a dar cuenta, aunque sonara a disparate, que aquello era real porque de lo contrario ¿cómo iba a imaginarme yo a una Lakme humana y de esa forma? Una muy diferente a la que había conocido, aquello debía de ser obra de aquella estatua de Isis, así que lo que durase aquello intentaría sacar provecho y partido. Me fijé en todo lo que pasaba, desde que llegamos a la orilla del río y la ceremonia empezaba, fijándome en las dos gemelas se sumergieron en el agua como si se purificaran, y entonces la música comenzó a sonar y las sacerdotisas pronto comenzaron una danza al dios sol, una que me fijé con atención observándolas bailar a todas aunque mi atención se centraba más en Lakme, o más bien en Nebt como ella me había pedido que la llamara. Parecía que había “llegado” en un día clave en el que iba a aprender muchas cosas, observaba bailar a las sacerdotisas como hacía todo el mundo con aquellos bailes y las acrobacias que hacían y me acordé que Lakme, en el presente, tenía una compañía de baile que era bastante conocida. Cuando terminaron la gente comenzó a aplaudir y a vitorear por aquella danza que habían hecho, no me dejaba de sentir perdida así que aproveché cuando Nebt se acercó a mí de nuevo que vi la oportunidad para intentar averiguar algo más- antes me habías dicho que hoy solo me encargaría de llevar las ofrendas pero, ¿de qué más me tengo que encargar, cuál es mi oficio? –Ante aquellas preguntas, que podían sonar un poco extrañas, me mordí el labio y luego reí entre dientes- perdona, es que estoy un poco nerviosa con todo esto y quiero hacerlo bien.
-¿Nos esperan? –Pregunté mientras la seguía esquivando a las demás hasta adentrarnos en el templo, llevé mis ojos de nuevo hacia ella mientras me guiaba y ahora me decía que yo tan solo tenía que llevar las ofrendas y que lo demás lo aprendería al llegar a casa, al adentrarnos en el templo me di cuenta y me fijé en que había otras sacerdotisas que se preparaban y mientras yo lo observaba todo de fondo escuchaba sus palabras, ¿mi culto? No entendía nada pero me iba haciendo una pequeña y ligera idea de lo que pasaba en esos momentos, al decirme que nuestras diosas eran doradas y que Hathor me recibiría como una madre pude entender que yo era una nueva que había llegado y que, por lo que entendí, aprendería junto a Lakme y que ella me enseñaría como si fuera mi maestra para que supiera todo lo que era necesario y debía saber. Vi cómo se desnudaba dejando ver su cuerpo desnudo, uno que no era la primera vez que lo veía aunque sí siendo una humana, hice lo que me pidió y comencé a extender el aceite por sus piernas sonriendo por sus palabras, de nuevo levanté mis ojos hacia los suyos de un verde brillante cuando me dijo su nombre, uno que al parecer era el verdadero y no el que solía utilizar como vampira, le sonreí mientras seguía extendiendo el aceite por su piel torneada como me había dicho bajando por sus piernas- encantada Nebt, soy Naitiri pero puedes llamarme Nai –me presenté aunque no sabía si ella me conocía o no. Mientras lo hacía una de las sacerdotisas, al pasar, le tiró del pelo y me quedé mirando a la mujer que lo había hecho con una ceja enarcada sin saber el motivo de ello hasta que ella me lo dijo- creo que no deberías de cortártelo, tienes un pelo muy bonito –le sonreí antes de seguirla asintiendo con la cabeza cuando me dijo que disfrutara, ya que pensaba hacerlo. Porque me empezaba a dar cuenta, aunque sonara a disparate, que aquello era real porque de lo contrario ¿cómo iba a imaginarme yo a una Lakme humana y de esa forma? Una muy diferente a la que había conocido, aquello debía de ser obra de aquella estatua de Isis, así que lo que durase aquello intentaría sacar provecho y partido. Me fijé en todo lo que pasaba, desde que llegamos a la orilla del río y la ceremonia empezaba, fijándome en las dos gemelas se sumergieron en el agua como si se purificaran, y entonces la música comenzó a sonar y las sacerdotisas pronto comenzaron una danza al dios sol, una que me fijé con atención observándolas bailar a todas aunque mi atención se centraba más en Lakme, o más bien en Nebt como ella me había pedido que la llamara. Parecía que había “llegado” en un día clave en el que iba a aprender muchas cosas, observaba bailar a las sacerdotisas como hacía todo el mundo con aquellos bailes y las acrobacias que hacían y me acordé que Lakme, en el presente, tenía una compañía de baile que era bastante conocida. Cuando terminaron la gente comenzó a aplaudir y a vitorear por aquella danza que habían hecho, no me dejaba de sentir perdida así que aproveché cuando Nebt se acercó a mí de nuevo que vi la oportunidad para intentar averiguar algo más- antes me habías dicho que hoy solo me encargaría de llevar las ofrendas pero, ¿de qué más me tengo que encargar, cuál es mi oficio? –Ante aquellas preguntas, que podían sonar un poco extrañas, me mordí el labio y luego reí entre dientes- perdona, es que estoy un poco nerviosa con todo esto y quiero hacerlo bien.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 27/11/2015
Re: To The Heart Of Egypt ~ Privado
Gentío silencioso contemplando aquella danza dedicada al Dios Sol y al nuevo renacer del Toro sagrado. Animal que mientras la música y las bailarinas continuaban con su música, llegaba en una barca decorado del oro y miles de colores; rodeado de ofrendas y séquito propio, el pelaje del animal había sido teñido por el color del lapislázuli como el cabello de los dioses, y sus cuernos eran oro en el sol, y todo su cuerpo estaba engarlanado por alajas de todo tipo de colores y formas. Un Dios vivo que acababa de renacer tras dejar atrás su último cuerpo.
El amanecer quedó atrás, los aplausos anunciaron el final de la primera parte del festival, y mientras tanto las sacerdotisas volvía a adentrarse en el templo. Nebt se reunió con Naitiri tras tomar una pela y cubrir su cuerpo.
Muchas eran las preguntas que la voz y ojos color miel de la novicia le formulaba.
-Si, ahora te las entregarán y juntas entraremos al templo para ofrecerlas al Dios, luego seremos libres para divertirnos un rato. -La joven de ojos verdes le sonrió y le dio un pequeño pellizco en la mejilla.
Por la alegría que aquellas muchachas mostraban, al parecer llevaban demasiado tiempo esperando un acontecimiento como aquel, se las veía entusiasmada, como si les hubiesen devuelto la alegría de repente, y en cierto modo era así. Llevaban meses de penuria enclaustradas en el templo de Dendera, a la espera de que la violencia decidiese pasar de largo por la ciudad y dejarlas tranquila.
Y ahora sí, había viajado más de mediodía para llegar a Menfis, pero Menfis tenía fama de ser una ciudad con mucha actividad y traer gente de todos lados y más en un festival tan grande como aquel.
Por unos días al menos podrían disfrutar de la juventud que gozaba, adorar a sus dioses y no tener miedo por nada.
-Toma ayudame a quitarme esto. -Nebt le entregó una especie de espátula de madera y con otra empezó a eliminar el aceite que hacía que su piel brillase y la protegiese “algo” de los abrasadores rayos del sol. -Si, aprenderás los secretos de la Señora del Oeste, serás una de nosotras. Te han traído aquí porque los sacerdotes vieron algo especial en ti. Nuestros bailes, cánticos, una rutina y otro tipos más secretos e íntimos...-Le guiño un ojo, mientras rociaba su cuerpo con agua tomada de una jarra. -...que solo nosotras como adoradoras de Hathor, se nos confía.
Un gesto doloroso, por mucho aceite que se hubiese untado, algunas zonas de su piel estaban enrojecidas por el fiero sol del desierto. Menjunje tomado de un cuenco en forma de “pato”, y alivio de las quemaduras.
-Ahora entraremos al Santuario con las ofrendas, tu solo haz lo que yo haga. -Terminó de colocar el fino lino que escondía poco sus formas, y de colocarse las alhajas turquesas. -Y luego pasearemos y podrás hacerme todas las preguntas que quieras, ya que a mi parecer, casi pareces extranjera en tu propia tierra.
Saliendo de la pequeña sala, cargada con comida ambas, recorrieron los abundantes jardines hasta que dos colosales toros de piedra negra les recibieron.
Era sencillo, dentro del santuario el Toro recostado en el decorado mármol era alimentado. Ella solo entregaron las ofrendas al sacerdote encargado y alzaron ambas palmas de las manos al frente, regalandole una simple oración. Luego volvieron a los jardínes.
-Libres hasta la noche, y ahora puedes hacer todas tus preguntas y yo las mías. ¿De dónde vienes? ¿Por qué te trajeron aquí?
Lakme- Vampiro Clase Alta
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Re: To The Heart Of Egypt ~ Privado
Observaba junto a la demás multitud cómo las jóvenes bailaban aquella danza que habrían ensayado por mucho tiempo para aquella ocasión tan especial, la multitud observaba y se movía al ritmo de la música sin dejar de observar a las jóvenes que se movían con gracilidad, con movimientos fluidos con todo su cuerpo, moviendo sus caderas como si estas fueran a hipnotizar a todo aquel que las miraba en esos momentos. Sonreí de lado fijándome en sus bailes y en los trajes que resaltaban bajo la luz del sol aplaudiendo al son de la música hasta que finalmente el baile terminó, el público aplaudió el espectáculo y la entrega que le habían puesto en aquel baile y pronto Lakme se acercó hacia donde yo me encontraba guiñándome un ojo y me sonreía, algo que no había visto demasiado en la Lakme vampira que había conocido en un principio. El sol ya comenzaba a ponerse en el horizonte mientras parecía que la primera parte del festival había acabado pero aún quedaba mucho más por delante. Mientras Lakme me explicaba que ahora procederíamos a hacer las ofrendas la seguí no sin antes que me diera un pellizco en la mejilla que me sorprendió empezando a notar la diferencia entre una y otra, esta mucho más humana, más cercana que la otra. La seguí porque en esos momentos me sentía bastante perdida y ella era el único punto de referencia que tenía, tenía que averiguar qué pasaba allí pero mientras tanto me enteraría de todo y anotaría cada cosa que viera por pequeña que fuera, aquello era una oportunidad única y debía de aprender así como de disfrutar de aquel momento. Me entregó una espátula de madera para que le ayudara a quitarse el aceite que antes se había puesto para no quemarse con el sol, incluso así, hubo algunas zonas de su piel que estaban enrojecidas por el sol y en las que llevé cuidado de no hacerle daño. Me pidió que le trajera un cuenco ovalado donde había un mejunje en su interior y que se puso para aliviar el ardor que debía de sentir por la quemadura del sol. No sabía muy bien para qué había ido allí a ese templo, ella había dicho que pertenecía a otro y que había sido mandada allí para aprender, así que me pregunté si ella sería mi mentora en esos momentos que me guiaría por aquel lugar.
Al parecer había sido enviada allí porque habían visto algo en mí y querían que aprendiera todo lo que ella sabía de aquel templo, sus cánticos, sus costumbres, sus bailes, secretos que solo ellas como adoradoras de la diosa Hathor eran capaces de saber y de conocer, así que aprovecharía ese momento único que me habían dado para aprender más cosas en primera persona del antiguo Egipto. Contemplé el lugar mientras ella terminaba de ponerse aquel ungüento en las quemaduras que tenía y según me había dicho pasaríamos a hacer las ofrendas en el templo, yo solo tenía que hacer lo mismo que ella así que suponía que eso sería bastante fácil y que lo complicado iría surgiendo conforme pasara el tiempo. No sabía muy bien cuánto tiempo estaría allí en aquel lugar pero debía de aparentar que no venía de unos más de tres mil años en adelante aunque iba a ser imposible ocultar ciertas cosas aunque lo intentaría por todos los medios, debía de pasar desapercibido el tiempo que durase allí y no hacer que sospecharan de mí. Una vez lista ya con el lino que cubría su cuerpo y la alhaja turquesa salimos en dirección al templo, mordí mi labio cuando me dijo que parecía una extraña en mi propia tierra y es que no iba muy mal desencaminada pues era totalmente cierto, era como me sentía porque aquello era muy extraño y esas costumbres que para ella eran tan rutinarias y cotidianas se habían perdido con el paso del tiempo. La seguí sin decir nada para hacer aquella ofrenda llevando comida, atravesamos un jardín en nuestro camino al templo en el cual podía ver las estatuas de un toro que era Hapi por todo el lugar y en donde había dos figuras negras impresionantes e imponentes en la misma entrada, dentro la decoración seguía siendo la de un toro recostado hecho de mármol y donde era alimentado, hasta allí nos acercamos para entregar las ofrendas al sacerdote que se encargaba de recogerlas para luego alzar ambas manos para orar, yo solo seguí los pasos que Lakme, Nebt en esa época, hacía para no destacar entre los demás y una vez terminada la ofrenda salimos de nuevo al jardín, allí volví a mirarla cuando me dijo que teníamos tiempo hasta la noche para ser libres y disfrutar un poco, momento que aprovecharía para preguntar todo lo que pudiera y enterarme bien de lo que debía de hacer. Fue ella la que preguntó primero quién era y por qué me habían traído allí, mordí mi labio porque por un momento se me pasó por la cabeza decirle quién era, que era de otra época y que la había conocido en esa otra época como una vampira... pero si algo sabía es que no debía de cambiar lo que sucedía en el pasado ni dar información sobre el futuro pues una simple cosa, por más insignificante que fuera, podría cambiarlo todo. Podría cambiar el destino y la vida que conocía de ella, como la vampira que era. Tenía que inventarme algo que fuera bueno y que me creyera.
-Provengo de la ciudad de Guiza –sabía que esta era próxima a Menfis así que en ese sentido estaba segura de que no haría sospechar nada si decía que era de allí- he vivido toda mi vida en Guiza pero mi madre al contrario que yo nació aquí, en Menfis –hice una pequeña pausa- conoció a mi padre cuando ellos todavía eran jóvenes y por amor se fue con mi padre a Guiza, se podría decir que lo dejó todo por él –no me gustaba mentir, pero no podía decirle “Nebt, vengo del futuro y no soy de aquí aunque sea Egipcia, vengo de un futuro donde tú eres una vampira y me ha traído aquí una estatua de Isis”, porque me iba a tachar por loca seguro- siempre he querido servir a los dioses desde que era muy pequeña y mi madre me dijo que quizás algún día podría ser una sacerdotisa de Hathor como lo eres tú, pero que para ello debía de aprender todo lo que vosotras sabéis aquí, en Menfis –dije como si mi historia fuer cierta y eso explicara, en cierta forma, por qué estaba así- he venido varias veces a Menfis con mi madre y me prometí que un día podría ser como las sacerdotisas que bailaban en sus templos perteneciendo a una de ellas... la verdad es que estoy bastante nerviosa, me siento un poco desubicada y todavía no me creo que pueda estar aquí –eso era bastante cierto porque así lo sentía en verdad, aunque estaba en mi país y en mis tierras era como una completa extraña y desconocida- mi madre me contó sobre las celebraciones pero una cosa es que me lo cuenten y otra muy distinta poder verlas y vivirlas... estoy bastante emocionada y quiero aprender todo lo que tengas que enseñarme, es una oportunidad única que me han concedido los dioses –y en eso tampoco mentía, salvo que no iba a decirle exactamente por qué era una oportunidad única- ¿qué es lo que nos depara en los próximos días? ¿Cuál es mi papel exactamente? Estoy deseando saber y conocer mucho más –la miré con una sonrisa- puedo ser una alumna muy aplicada aunque ahora me veas un poco nerviosa, Nebt –se me hacía raro llamarla así pero no podía decirle Lakme, como ella una vez me dijo hacía tiempo, adoptaba un nombre para cada época y el suyo y el de verdad era aquel.
Al parecer había sido enviada allí porque habían visto algo en mí y querían que aprendiera todo lo que ella sabía de aquel templo, sus cánticos, sus costumbres, sus bailes, secretos que solo ellas como adoradoras de la diosa Hathor eran capaces de saber y de conocer, así que aprovecharía ese momento único que me habían dado para aprender más cosas en primera persona del antiguo Egipto. Contemplé el lugar mientras ella terminaba de ponerse aquel ungüento en las quemaduras que tenía y según me había dicho pasaríamos a hacer las ofrendas en el templo, yo solo tenía que hacer lo mismo que ella así que suponía que eso sería bastante fácil y que lo complicado iría surgiendo conforme pasara el tiempo. No sabía muy bien cuánto tiempo estaría allí en aquel lugar pero debía de aparentar que no venía de unos más de tres mil años en adelante aunque iba a ser imposible ocultar ciertas cosas aunque lo intentaría por todos los medios, debía de pasar desapercibido el tiempo que durase allí y no hacer que sospecharan de mí. Una vez lista ya con el lino que cubría su cuerpo y la alhaja turquesa salimos en dirección al templo, mordí mi labio cuando me dijo que parecía una extraña en mi propia tierra y es que no iba muy mal desencaminada pues era totalmente cierto, era como me sentía porque aquello era muy extraño y esas costumbres que para ella eran tan rutinarias y cotidianas se habían perdido con el paso del tiempo. La seguí sin decir nada para hacer aquella ofrenda llevando comida, atravesamos un jardín en nuestro camino al templo en el cual podía ver las estatuas de un toro que era Hapi por todo el lugar y en donde había dos figuras negras impresionantes e imponentes en la misma entrada, dentro la decoración seguía siendo la de un toro recostado hecho de mármol y donde era alimentado, hasta allí nos acercamos para entregar las ofrendas al sacerdote que se encargaba de recogerlas para luego alzar ambas manos para orar, yo solo seguí los pasos que Lakme, Nebt en esa época, hacía para no destacar entre los demás y una vez terminada la ofrenda salimos de nuevo al jardín, allí volví a mirarla cuando me dijo que teníamos tiempo hasta la noche para ser libres y disfrutar un poco, momento que aprovecharía para preguntar todo lo que pudiera y enterarme bien de lo que debía de hacer. Fue ella la que preguntó primero quién era y por qué me habían traído allí, mordí mi labio porque por un momento se me pasó por la cabeza decirle quién era, que era de otra época y que la había conocido en esa otra época como una vampira... pero si algo sabía es que no debía de cambiar lo que sucedía en el pasado ni dar información sobre el futuro pues una simple cosa, por más insignificante que fuera, podría cambiarlo todo. Podría cambiar el destino y la vida que conocía de ella, como la vampira que era. Tenía que inventarme algo que fuera bueno y que me creyera.
-Provengo de la ciudad de Guiza –sabía que esta era próxima a Menfis así que en ese sentido estaba segura de que no haría sospechar nada si decía que era de allí- he vivido toda mi vida en Guiza pero mi madre al contrario que yo nació aquí, en Menfis –hice una pequeña pausa- conoció a mi padre cuando ellos todavía eran jóvenes y por amor se fue con mi padre a Guiza, se podría decir que lo dejó todo por él –no me gustaba mentir, pero no podía decirle “Nebt, vengo del futuro y no soy de aquí aunque sea Egipcia, vengo de un futuro donde tú eres una vampira y me ha traído aquí una estatua de Isis”, porque me iba a tachar por loca seguro- siempre he querido servir a los dioses desde que era muy pequeña y mi madre me dijo que quizás algún día podría ser una sacerdotisa de Hathor como lo eres tú, pero que para ello debía de aprender todo lo que vosotras sabéis aquí, en Menfis –dije como si mi historia fuer cierta y eso explicara, en cierta forma, por qué estaba así- he venido varias veces a Menfis con mi madre y me prometí que un día podría ser como las sacerdotisas que bailaban en sus templos perteneciendo a una de ellas... la verdad es que estoy bastante nerviosa, me siento un poco desubicada y todavía no me creo que pueda estar aquí –eso era bastante cierto porque así lo sentía en verdad, aunque estaba en mi país y en mis tierras era como una completa extraña y desconocida- mi madre me contó sobre las celebraciones pero una cosa es que me lo cuenten y otra muy distinta poder verlas y vivirlas... estoy bastante emocionada y quiero aprender todo lo que tengas que enseñarme, es una oportunidad única que me han concedido los dioses –y en eso tampoco mentía, salvo que no iba a decirle exactamente por qué era una oportunidad única- ¿qué es lo que nos depara en los próximos días? ¿Cuál es mi papel exactamente? Estoy deseando saber y conocer mucho más –la miré con una sonrisa- puedo ser una alumna muy aplicada aunque ahora me veas un poco nerviosa, Nebt –se me hacía raro llamarla así pero no podía decirle Lakme, como ella una vez me dijo hacía tiempo, adoptaba un nombre para cada época y el suyo y el de verdad era aquel.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: To The Heart Of Egypt ~ Privado
Música por todos los rincones y jardines de abundante flora y fauna. Caminaban entre ellos mientras Nebt escuchaba a su nueva compañera, por un momento le recordó a ella misma hacía unos años, antes que la gente se echará a las calles por culpa de una crisis religiosa provocada por Faraón y su empeño con acabar con los viejos dioses.
Cuando ella había ingresado al templo estaba llena de ilusión, tanta como la que podía ver en aquella muchacha que debía de tener más o menos la misma edad, luego llegaron los años de hambruna y miedo en los templos, y luego las acciones de las que arrepentirse para sobrevivir en un mundo como aquel. Al menos no había perdido su fe y se veía recompensada por ello.
-¿Guiza? Debisteis de padecer bastante durante la revuelta en la última crecida, dicen que mermaron la ciudad. Ahora entiendo porque te envía a nosotras, están intentando proteger al fiel clero, hay rumores de que el Faraón está muy enfermo y las viejas tradiciones están regresando... Los viejos dioses nunca se marcharon, Naitiri y nuestra fe es la que nos salva y luego... "Ellos". -Ahí enmudeció y sus ojos huyeron de los de ella, algo ocultaba.
Ambas se detuvieron en uno de los canales cerca del templo y le indicaba a su compañera que subiese a la barca.
Por un momento y durante la travesía, la que luego sería Lakme cayó meditabunda, mientras acariciaba su cabello con una sonrisa de ensoñación, era evidente que la joven sacerdotisa pensaba en alguien relacionado con "ellos" y que estaba enamorada.
-Usualmente las novicias que llegan son muy jóvenes, pero dicen que ya estas iniciadas en ritos de otros cultos relacionados con la Dorada. Y seguro que te han mandando aquí como a otras sacerdotisas para que estemos a salvos y unidas en esto. -La barquita de juncos paro y Nebt se bajo de ella. -No tengas miedo, ni te sientas perdida, nosotras te guiaremos cuando regresemos a Dendera, son dos días pero allí encontrarás un nuevo hogar.
De repente y por unos corredores la música anunciaba la diversión de aquel lustroso lugar. La nobleza y el clero se mezclaba en su diversión y festividad mientras el cielo se teñía oscuro anunciando la noche.
-Hoy nos divertiremos en este palacio, puede hacer lo que te apetezca pero con cuidado. Beberemos hasta el amanecer y mañana descansaremos de regreso a casa. Dos días y estaremos seguras, y los conocerás a "ellos", a nuestros protectores.
Un esclavo acerco una bandeja, y Nebt tomó de ella un cono de hermosos colores y aceites perfumado, colocándoselo en la cabeza a su nueva compañera y luego uno a ella misma tal y como era una de las costumbres dentro de las festividades.
Luego le tendió una copa con vino especiado con una radiante y pícara sonrisa.
-Cuidado es picante y afrodisíaco.
Cuando ella había ingresado al templo estaba llena de ilusión, tanta como la que podía ver en aquella muchacha que debía de tener más o menos la misma edad, luego llegaron los años de hambruna y miedo en los templos, y luego las acciones de las que arrepentirse para sobrevivir en un mundo como aquel. Al menos no había perdido su fe y se veía recompensada por ello.
-¿Guiza? Debisteis de padecer bastante durante la revuelta en la última crecida, dicen que mermaron la ciudad. Ahora entiendo porque te envía a nosotras, están intentando proteger al fiel clero, hay rumores de que el Faraón está muy enfermo y las viejas tradiciones están regresando... Los viejos dioses nunca se marcharon, Naitiri y nuestra fe es la que nos salva y luego... "Ellos". -Ahí enmudeció y sus ojos huyeron de los de ella, algo ocultaba.
Ambas se detuvieron en uno de los canales cerca del templo y le indicaba a su compañera que subiese a la barca.
Por un momento y durante la travesía, la que luego sería Lakme cayó meditabunda, mientras acariciaba su cabello con una sonrisa de ensoñación, era evidente que la joven sacerdotisa pensaba en alguien relacionado con "ellos" y que estaba enamorada.
-Usualmente las novicias que llegan son muy jóvenes, pero dicen que ya estas iniciadas en ritos de otros cultos relacionados con la Dorada. Y seguro que te han mandando aquí como a otras sacerdotisas para que estemos a salvos y unidas en esto. -La barquita de juncos paro y Nebt se bajo de ella. -No tengas miedo, ni te sientas perdida, nosotras te guiaremos cuando regresemos a Dendera, son dos días pero allí encontrarás un nuevo hogar.
De repente y por unos corredores la música anunciaba la diversión de aquel lustroso lugar. La nobleza y el clero se mezclaba en su diversión y festividad mientras el cielo se teñía oscuro anunciando la noche.
-Hoy nos divertiremos en este palacio, puede hacer lo que te apetezca pero con cuidado. Beberemos hasta el amanecer y mañana descansaremos de regreso a casa. Dos días y estaremos seguras, y los conocerás a "ellos", a nuestros protectores.
Un esclavo acerco una bandeja, y Nebt tomó de ella un cono de hermosos colores y aceites perfumado, colocándoselo en la cabeza a su nueva compañera y luego uno a ella misma tal y como era una de las costumbres dentro de las festividades.
Luego le tendió una copa con vino especiado con una radiante y pícara sonrisa.
-Cuidado es picante y afrodisíaco.
Lakme- Vampiro Clase Alta
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Re: To The Heart Of Egypt ~ Privado
Tenía un mundo por delante que descubrir totalmente nuevo frente a mis ojos, aún no podía creerme que hubiera podido aparecer dos mil años –sino más- atrás en el tiempo en una época dorada donde estaba convencida que cada arqueólogo y egiptólogo hubiera dado toda su fortuna, sus posesiones más importantes e incluso su alma por poder estar donde yo me encontraba, así que pensaba aprovechar de todo lo que viera en ese tiempo que estuviera allí y que no sabía cuánto sería, me empaparía de cada rincón y de todo lo que Nebt me enseñara de su mano ya que creía firmemente que era una nueva sacerdotisa que venía de otro templo para aprender todo lo que ellas sabían. Supuse que debía de haber “ocupado” el cuerpo de algún antepasado que vivió en aquella época ya que mi familia siempre había sido originaria de Egipto, lo que hacía que pudiera pasar algo más desapercibida de lo normal y que pudiera andar por allí, quizás ella esperaba “mi” llegada y por eso no sospechaba nada. Cualquiera en mi situación daría lo que fuera por estar aunque solo fuera cinco minutos y dar un vistazo en primera persona de aquella maravilla que se extendía a mi vista, de esa época que tanto habíamos estudiado y que nos sabíamos a la perfección. Eso también me presentaba una duda porque por lo que me había dicho ella, y lo que yo recordaba de haber estudiado de la historia, había aparecido en una época llena de conflictos en los que yo sabía lo que pasaba, en los que debía dejar que la historia siguiera su curso y no cambiar nada porque además yo allí no podía decir nada o me tomarían por loca, eso cuanto menos. Nebt estaba convencida de que era esa nueva sacerdotisa que tenía que enseñar y yo me dejé guiar por ella mientras la escuchaba hablar acercándonos a uno de los canales que había cerca del templo, nos subimos a una barca hecha de juncos y en el trayecto la miré de manera algo más detenida ahora que parecía sumida en sus propios pensamientos. No me había pasado desapercibido el tono con el que había pronunciado ese “ellos” y me pregunté si ella no sabría algo más de lo que a simple vista aparentaba. Ahora que la veía con más detenimiento me fijé en los pequeños detalles que diferenciaban a Nebt de Lakme. Aunque ambas tenían un color de piel bastante parecido, Nebt algo más oscuro, se podía notar sobre todo en la forma de comportarse y de hablar... ella parecía mucho más “humana”, más cálida y más cercana, era la primera vez que veía a Lakme sonreír de esa manera. Como vampira era algo más seria, aunque quizás no fuera esa la palabra que mejor la describiera, pero sin duda el paso del tiempo se notaba sobre todo después de ver el antes y el después.
Había aparecido en una época de conflictos y aunque sabía lo que pasaba no debía de comentar nada al respecto, me ceñiría a ser una simple sacerdotisa más que había ido a aquel templo para que ellas me enseñaran y me protegieran y es lo que pensaba hacer, independientemente del tiempo que pasara en aquel lugar. Aprendería todo de ella y me llevaría esos conocimientos cuando regresara, seguro que descubría un montón de cosas que a muchos milenios más tarde se les había pasado por alto. Observé como sus dedos se perdían entre sus largos mechones y esperé a que llegáramos para continuar nuestro camino, se suponía que yo había sido iniciada en ritos de otros cultos y eso hacía que me pusiera un poco nerviosa, ¿y si eso me delataba? Haría el mejor intento para que eso no pasara, debía de llevar cuidado en ese aspecto y era algo que tenía en cuenta. Decía que me habían mandado allí con ellas para que estuviera a salvo y protegida, sin duda alguna la persona que realmente fue de esta época debía de ser una buena sacerdotisa para mandarla con ellas. Asentí cuando bajamos de la barca de juncos en donde la música ya se escuchaba dando por comenzada la fiesta, la gente bailaba en aquel palacio lleno de lujos y del que admiré cada uno de los detalles, bajé mi vista a ella cuando dijo que iríamos a Dendera y que el lugar estaba a dos días de camino, que allí sería cuando me enseñaran.
-¿Iremos a Dendera? –Sabía y conocía los templos que había en aquel lugar, de hecho, yo misma los había visitado alguna que otra vez en mis viajes a Egipto y tenía la sensación de que cuando fuéramos sería todo bastante diferente en comparación con milenios más tarde. Aprendería de las mismísimas sacerdotisas de Dendera, conocería todo de primera mano y no podía estar más entusiasmada por ese hecho sobre todo siendo tan curiosa como era. La noche ya comenzaba a caer y poco a poco el lugar iba siendo iluminado para que la gente pudiera disfrutar, miraba todo con ojos curiosos mientras nos íbamos acercando al lugar de la fiesta. Nebt decía que podía hacer lo que quisiera pero con cuidado, pasaríamos la noche bebiendo y al día siguiente descansaríamos para ir a Dendera, donde allí estaríamos segura y los conoceríamos a “ellos”, a lo que ella llamaba nuestros protectores- lo cierto es que tengo muchas ganas de llegar a Dendera y conocer a “ellos” –remarqué la última palabra, por si de esa forma podía sacar algo más de aquella mujer que tras pasar un esclavo con una bandeja cogió un cono de colores vivos poniéndomelo en la cabeza para luego hacer ella lo mismo, quizás pudiera sacarle algo más aunque tampoco quería incomodarla. Me tendió una copa que cogí con una sonrisa y la miré cuando dijo que quera picante y afrodisíaco, solté una leve risa por ello pero asentí con la cabeza- tendré cuidado –dije dando el primer trago notando el sabor de aquel vino, nada desagradable y que sin duda alguna entraba bastante bien para la noche que hacía- está muy bueno, ¿y dices que es afrodisíaco? –Algo que anotar mentalmente para no beber demasiado, aunque su sonrisa me decía o me hacía pensar que ella sabía muy bien los efectos que producía- y dime, ¿qué más puedes contarme de “ellos”? ¿Cuál es tú historia? –Dije mientras mis ojos recorrían el lugar observando a la gente que bailaba, con copas en sus manos bastante animados, comían y bebían y cada vez que pasaba algún esclavo con una bandeja y llevaba algo nuevo de comida no podía evitar probarlo, sobre todo si iba a estar bebiendo de aquel vino que pintaba peligroso. La noche estaba siendo bastante amena y las risas se fundían con la música de fondo, al cabo de un buen rato tomé su mano para tirar de ella- ven, vamos a bailar –dije comenzando a acercarnos hacia donde la gente bailaba y yo observaba como lo hacían- aunque yo no sepa bailar tan bien como tú, pero es una fiesta y deberíamos de aprovechar el momento ¿no es así? –Sobre todo yo que no sabía cuánto tiempo estaría por allí, tras acabar mi tercera copa y algo más entonada y envalentonada por el alcohol comencé a moverme incitando a Nebt también lo hiciera, aunque seguramente ella lo hiciera mucho mejor que yo.
Había aparecido en una época de conflictos y aunque sabía lo que pasaba no debía de comentar nada al respecto, me ceñiría a ser una simple sacerdotisa más que había ido a aquel templo para que ellas me enseñaran y me protegieran y es lo que pensaba hacer, independientemente del tiempo que pasara en aquel lugar. Aprendería todo de ella y me llevaría esos conocimientos cuando regresara, seguro que descubría un montón de cosas que a muchos milenios más tarde se les había pasado por alto. Observé como sus dedos se perdían entre sus largos mechones y esperé a que llegáramos para continuar nuestro camino, se suponía que yo había sido iniciada en ritos de otros cultos y eso hacía que me pusiera un poco nerviosa, ¿y si eso me delataba? Haría el mejor intento para que eso no pasara, debía de llevar cuidado en ese aspecto y era algo que tenía en cuenta. Decía que me habían mandado allí con ellas para que estuviera a salvo y protegida, sin duda alguna la persona que realmente fue de esta época debía de ser una buena sacerdotisa para mandarla con ellas. Asentí cuando bajamos de la barca de juncos en donde la música ya se escuchaba dando por comenzada la fiesta, la gente bailaba en aquel palacio lleno de lujos y del que admiré cada uno de los detalles, bajé mi vista a ella cuando dijo que iríamos a Dendera y que el lugar estaba a dos días de camino, que allí sería cuando me enseñaran.
-¿Iremos a Dendera? –Sabía y conocía los templos que había en aquel lugar, de hecho, yo misma los había visitado alguna que otra vez en mis viajes a Egipto y tenía la sensación de que cuando fuéramos sería todo bastante diferente en comparación con milenios más tarde. Aprendería de las mismísimas sacerdotisas de Dendera, conocería todo de primera mano y no podía estar más entusiasmada por ese hecho sobre todo siendo tan curiosa como era. La noche ya comenzaba a caer y poco a poco el lugar iba siendo iluminado para que la gente pudiera disfrutar, miraba todo con ojos curiosos mientras nos íbamos acercando al lugar de la fiesta. Nebt decía que podía hacer lo que quisiera pero con cuidado, pasaríamos la noche bebiendo y al día siguiente descansaríamos para ir a Dendera, donde allí estaríamos segura y los conoceríamos a “ellos”, a lo que ella llamaba nuestros protectores- lo cierto es que tengo muchas ganas de llegar a Dendera y conocer a “ellos” –remarqué la última palabra, por si de esa forma podía sacar algo más de aquella mujer que tras pasar un esclavo con una bandeja cogió un cono de colores vivos poniéndomelo en la cabeza para luego hacer ella lo mismo, quizás pudiera sacarle algo más aunque tampoco quería incomodarla. Me tendió una copa que cogí con una sonrisa y la miré cuando dijo que quera picante y afrodisíaco, solté una leve risa por ello pero asentí con la cabeza- tendré cuidado –dije dando el primer trago notando el sabor de aquel vino, nada desagradable y que sin duda alguna entraba bastante bien para la noche que hacía- está muy bueno, ¿y dices que es afrodisíaco? –Algo que anotar mentalmente para no beber demasiado, aunque su sonrisa me decía o me hacía pensar que ella sabía muy bien los efectos que producía- y dime, ¿qué más puedes contarme de “ellos”? ¿Cuál es tú historia? –Dije mientras mis ojos recorrían el lugar observando a la gente que bailaba, con copas en sus manos bastante animados, comían y bebían y cada vez que pasaba algún esclavo con una bandeja y llevaba algo nuevo de comida no podía evitar probarlo, sobre todo si iba a estar bebiendo de aquel vino que pintaba peligroso. La noche estaba siendo bastante amena y las risas se fundían con la música de fondo, al cabo de un buen rato tomé su mano para tirar de ella- ven, vamos a bailar –dije comenzando a acercarnos hacia donde la gente bailaba y yo observaba como lo hacían- aunque yo no sepa bailar tan bien como tú, pero es una fiesta y deberíamos de aprovechar el momento ¿no es así? –Sobre todo yo que no sabía cuánto tiempo estaría por allí, tras acabar mi tercera copa y algo más entonada y envalentonada por el alcohol comencé a moverme incitando a Nebt también lo hiciera, aunque seguramente ella lo hiciera mucho mejor que yo.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: To The Heart Of Egypt ~ Privado
-No te preocupes, "los" conoceras. Y te encantará Dendera, un nuevo hogar Naitiri. -Suspiró bebiendo un buen trago del vino, y pidiendo que se lo rellenasen de nuevo, por un momento su mirada se dirigió a la gente que se incorporaba a la festividad, parecía medir a los nuevos invitados. -Al principio echarás de menos a los tuyos, yo eche de menos a mi familia pero todo mejoro, si... Todo mejoro.
La familia de Nebt fabricaban cerveza desde hacía muchas generaciones, no tenía una vida de lujo pero vivía bien y felices. El problema llego cuando de entre todos sus hijos, una de la más joven empezó a ver cosas, a decir, cosas que asustaban, a hablar con el aire, y sobre todo los ataques... Nebt sufría unos horribles y violentos ataques, donde perdía la conciencia y casi la cordura.
Querían pensar en un don dado por los dioses, pero recordando la antigua historia de la princesa hitita pensaron en qué demonios enviados por Seth la poseían y le regalaban el malestar de la enfermedad.
Niña bendecida con la voz de la visión que ayudaba a los suyos, pero que débil, siempre se veía al borde de la muerte.
Su padre decidió viajar lejos y llevarla al templo de dios lunar Jonsu, un exorcismo y la bendición del Dios ayudaría a su hija. Hubo mucho sufrimiento, los sacerdotes tenían maneras poco ortodoxas de erradicar el mal del espíritu, pero los ataques cesaron y la cosa se calmó. Y por recomendación del Gran Sacerdote, Nebt nunca volvería a casa y sería mandada junto con su don a servir a la Diosa.
Una pregunta la despertó de sus recuerdos, y su mano que la invitaba a dejarse llevar con la música. Su cuerpo siguió al de si bella compañera, fluyendo con gusto.
-Mis padres fabrican cerveza, y un sacerdote vio algo en mí, que hizo a mi padre entregarme a Hathor. -No quiso hablar demasiado de sus ataques, de esa debilidad que a pesar de tenerla controlada continuaba ahí y sobre todo desde que "él" se había marchado. Había que admitir que "él" tenía razón, y la sangre que le proporcionaba cuando la visitaba aliviaba sus males, estaba segura de que los dioses se lo había regalado para que con su magia la curase, y no solo de sus males físicos...
Habían pasado años desde que se había marchado, su único amor que le hizo prometer que volvería cuando sus cabellos tocasen sus caderas, y que cuando lo hiciesen se marcharían a tierras extranjeras para formar una para olvidarlo a todos. Ella le había esperado fielmente, y ya sabía que en dos días le volvería ver junto a "ellos".
-Dicen que tengo un don, a veces veo cosas, pero también esto me hace enfermar. -Sus manos no se cortaron y tocaron el cuerpo de su compañera para dirigir en parte sus pasos, al ritmo de la música. -"Ellos" son extranjeros, la reina madre los trajo cuando ella vivían. Cuando el pueblo se echo a la calle y la anarquía destruyo muchos templos, "ellos" no salvaron haciendo trato con los nobles, protegieron al tradicional clero, del nuevo dios y de los fanáticos. Por eso yo les debo la vida...
"Y porque estas enamorada de uno de ellos..." Pensó, mientras sus ojos de repente captaron a un hombre de avanzada edad acercarse a ambas, y tomar del brazo a Naitiri deteniendo su danza.
-Mi señor, creo que no será posible. -Nebt puso su mano sobre la del hombre por sus atributos debía de ser de la nobleza y alguien importante.
-Os protegemos desde hace años, recordad que vosotras tenéis un trato. -Afirmó el hombre.
-Ella no está preparada, ni entrenada. Es torpe, yo puedo ocuparme de satisfaceros. -Mano que ofrece al anciano adelantarse. Ojos verdes que miran de reojo a los de su compañera indicándole que se alejase. Satisfacción en el anciano que se marcha. -Volveré pronto, no te metas en líos ni aceptes nada, Naitiri. Las cosas no se han calmado, y por desgracia aun tenemos que seguir haciendo "sacrificios" por nuestra vida, que la Diosa nos perdone.
Y con ello se marchó, para luego regresar algo más tarde de lo previsto.
La familia de Nebt fabricaban cerveza desde hacía muchas generaciones, no tenía una vida de lujo pero vivía bien y felices. El problema llego cuando de entre todos sus hijos, una de la más joven empezó a ver cosas, a decir, cosas que asustaban, a hablar con el aire, y sobre todo los ataques... Nebt sufría unos horribles y violentos ataques, donde perdía la conciencia y casi la cordura.
Querían pensar en un don dado por los dioses, pero recordando la antigua historia de la princesa hitita pensaron en qué demonios enviados por Seth la poseían y le regalaban el malestar de la enfermedad.
Niña bendecida con la voz de la visión que ayudaba a los suyos, pero que débil, siempre se veía al borde de la muerte.
Su padre decidió viajar lejos y llevarla al templo de dios lunar Jonsu, un exorcismo y la bendición del Dios ayudaría a su hija. Hubo mucho sufrimiento, los sacerdotes tenían maneras poco ortodoxas de erradicar el mal del espíritu, pero los ataques cesaron y la cosa se calmó. Y por recomendación del Gran Sacerdote, Nebt nunca volvería a casa y sería mandada junto con su don a servir a la Diosa.
Una pregunta la despertó de sus recuerdos, y su mano que la invitaba a dejarse llevar con la música. Su cuerpo siguió al de si bella compañera, fluyendo con gusto.
-Mis padres fabrican cerveza, y un sacerdote vio algo en mí, que hizo a mi padre entregarme a Hathor. -No quiso hablar demasiado de sus ataques, de esa debilidad que a pesar de tenerla controlada continuaba ahí y sobre todo desde que "él" se había marchado. Había que admitir que "él" tenía razón, y la sangre que le proporcionaba cuando la visitaba aliviaba sus males, estaba segura de que los dioses se lo había regalado para que con su magia la curase, y no solo de sus males físicos...
Habían pasado años desde que se había marchado, su único amor que le hizo prometer que volvería cuando sus cabellos tocasen sus caderas, y que cuando lo hiciesen se marcharían a tierras extranjeras para formar una para olvidarlo a todos. Ella le había esperado fielmente, y ya sabía que en dos días le volvería ver junto a "ellos".
-Dicen que tengo un don, a veces veo cosas, pero también esto me hace enfermar. -Sus manos no se cortaron y tocaron el cuerpo de su compañera para dirigir en parte sus pasos, al ritmo de la música. -"Ellos" son extranjeros, la reina madre los trajo cuando ella vivían. Cuando el pueblo se echo a la calle y la anarquía destruyo muchos templos, "ellos" no salvaron haciendo trato con los nobles, protegieron al tradicional clero, del nuevo dios y de los fanáticos. Por eso yo les debo la vida...
"Y porque estas enamorada de uno de ellos..." Pensó, mientras sus ojos de repente captaron a un hombre de avanzada edad acercarse a ambas, y tomar del brazo a Naitiri deteniendo su danza.
-Mi señor, creo que no será posible. -Nebt puso su mano sobre la del hombre por sus atributos debía de ser de la nobleza y alguien importante.
-Os protegemos desde hace años, recordad que vosotras tenéis un trato. -Afirmó el hombre.
-Ella no está preparada, ni entrenada. Es torpe, yo puedo ocuparme de satisfaceros. -Mano que ofrece al anciano adelantarse. Ojos verdes que miran de reojo a los de su compañera indicándole que se alejase. Satisfacción en el anciano que se marcha. -Volveré pronto, no te metas en líos ni aceptes nada, Naitiri. Las cosas no se han calmado, y por desgracia aun tenemos que seguir haciendo "sacrificios" por nuestra vida, que la Diosa nos perdone.
Y con ello se marchó, para luego regresar algo más tarde de lo previsto.
Lakme- Vampiro Clase Alta
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Re: To The Heart Of Egypt ~ Privado
Me era francamente desconcertante conocer esa faceta que estaba viendo de Lakme, su parte más humana, una que era más cercana y cálida que la parte vampira que había conocido hacía un tiempo y que me había sorprendido gratamente porque no era como una vampira cualquiera, además siempre pensé que ella podría enseñarme mucho sobre nuestra tierra y nuestra cultura, ella que había vivido en la época “dorada” del antiguo Egipto y que había visto con el paso de los milenios alzarse imperios así también como acabar derrocados... pero sobre todo porque había vivido en primera persona la historia, esa que muchos egiptólogos nos sabíamos y que siempre habíamos añorado con conocer y yo, ahora, tenía la oportunidad de hacerlo junto con Lakme quien era como mi “guía”, la que me enseñaría todo lo que necesitase saber por el tiempo que perdurase en aquel lugar porque no creía que fuera para siempre, aunque me gustaba el lugar y conocer de primera mano esa forma de vida y esos años no era mi lugar ni mi momento, aprovecharía al máximo el tiempo que los dioses me habían permitido vivir esa experiencia y luego volvería a París junto a mi familia y mis seres queridos. De hecho me preguntaba que estaría pasando exactamente en esos momentos en París, ¿me habrían encontrado en el despacho inconsciente? Muchas eran las preguntas que acudían a mi mente y lo dejé estar porque no era el momento de pensar, sino de aprovechar el tiempo. Sin duda alguna Nebt era muy diferente a la Lakme que yo conocía y esta se abría un poco más, no demasiado, también porque apenas nos conocíamos pero igualmente la sentía algo más cercana, con una actitud totalmente diferente de la vampira como si el paso del tiempo hubiera hecho mella en ella... quizás es que así había sido y por eso notaba tanto la diferencia entre una y otra. Me pregunté entonces si Lakme me reconocería, habría visto muchos rostros a lo largo de los milenios y quizás no se acordara de que a mí me “conoció” cuando era humana, de hacerlo quizás cuando nos viéramos la próxima vez –si es que había tal ocasión- se acordara de mí y de estos momentos. La fiesta seguía su ritmo mientras yo escuchaba las palabras de Nebt, sentía mucha curiosidad acerca de “ellos”, de esos de los que ella hablaba pero que no me contaba en exceso, aunque sí me contó un poco su historia pero no dio demasiados detalles de esta mientras íbamos a bailar junto al resto.
La música seguía sonando con la gente bailando, celebrando y festejando en lo que yo intentaba acostumbrarme a ese tipo de baile porque no era familiar para mí, fue Nebt la que tuvo que llevar sus manos a mi cuerpo con la única intención de hacerme una guía que me fuera más fácil y llevadera, al final tras un par de minutos fui capaz de bailar sin su guía escuchando sobre la música su historia y algo que nunca había sabido de ella. Cierto era que, tras pensarlo un poco, recordaba que la primera vez que la conocí al final de nuestro encuentro había sido capaz de transportarme a ese lugar con sus pensamientos... pero no sabía si había sido por los poderes que tenía un vampiro o algo innato en ella. También era cierto que pudo “ver” a mi madre cuando pensaba que estaba muerta y quizás supe a lo que se refería cuando dijo que “veía cosas”, claro que yo no podía decirle nada porque en teoría no la conocía en absoluto y me mordí el labio para evita soltar alguna palabra que me delatara, ya que era lo que menos quería. Me contó más sobre “ellos”, que los habían salvado haciendo tratos con los nobles, pero que eran extranjeros y no pude evitar preguntarme si podían ser más que simples humanos... aunque ella no es que diera muchos detalles, pero parecía que algo se guardaba para sí misma y no quería presionarla cuando apenas nos conocíamos por mucha curiosidad que me entrara de repente. Fue entonces cuando sentí que alguien me tomaba del brazo parando de esa forma el que siguiera danzando, mis ojos fueron hacia el hombre que parecía de la alta cuna por las ropas que llevaban y yo me pregunté si es que quería que bailara con él, iba a soltarme y a decirle que me soltara cuando fue ella que se adelantó primero y le dijo que no sería posible a lo que yo enarqué una ceja, ¿ser posible, el qué? Aunque mis dudas fueron despejadas cuando el hombre habló recordándole que ellos las protegían y que tenían un trato. Mis labios se entreabrieron ligeramente y antes de que yo pudiera decir nada, porque supe perfectamente qué estaba pasando y lo que quería aquel hombre, fue Nebt la que habló disculpándose y ofreciéndose en mi lugar mientras el hombre parecía conforme con el cambio y se alejaba un poco. Mis ojos fueron a sus verdes y no pude evitar que cerrara mis manos en sendos puños. Por Ra, si ella supiera lo realmente acostumbrada y preparada que había estado durante muchos años para complacer a los hombres se sorprendería... ese asunto me cabreaba un poco pero ¿qué podía hacer yo?
-Pero Lak... –me callé porque iba a llamarla por su nombre aunque ella no me dejó continuar y me aconsejó que no aceptara nada ni me metiera en líos, entendí a lo que se refería por “sacrificios” y la observé marcharse en busca del hombre que la estaba esperando sin que yo pudiera hacer nada. Sabía lo que era y lo que se sentía aunque por suerte yo había dejado atrás esa forma de vida, miré a mi alrededor donde la gente seguía celebrando y lo cierto que se me quitaron las ganas de estar allí y además no conocía a nadie aparte de ella y me había dicho que no me fiara con lo cual tenía que ser por algo. Decidí volver donde descansaban las sacerdotisas y no meterme en líos como me había prometido, tardé un poco en dormirme pero para cuando lo hice ella no había llegado todavía y cuando desperté a la mañana siguiente estaba durmiendo. Me levanté y aprovechando que la mayoría estaban durmiendo por la fiesta que hubo anoche decidí dar una vuelta por el lugar ahora que todo estaba bastante despejado y no había casi nadie. Apoyada en uno de los muros que rodeaba el lugar y que estaba en algo contemplé el lugar que nos rodeaba, hacía calor para las horas que eran con esa calima tan propia del desierto. Hacía buen día y el cielo estaba despejado, el sol brillaba en lo alto y cerré los ojos dejando que la leve brisa acariciara mi rostro... era muy extraño estar allí pero así era. Pasado un buen rato decidí preparar algo para desayunar y llevárselo antes de que despertara, cogí fruta variada, varias rodajas de pan, algo de leche y alguna que otra cosa más y portándolo en una bandeja fui hasta donde la había dejado durmiendo, justo cuando estaba dejando la bandeja para esperar a que despertara fue que noté que se estaba despertando, así que sonreí para cuando ya estaba despierta- buenos días, he traído el desayuno –dije señalando hacia la bandeja que había traído y me sentaba esperando a que terminara de levantarse para que se acercara donde yo me encontraba. Me mordí el labio recordando lo de anoche para no decir absolutamente nada, porque no era algo que yo debiera de decir o de comentar- siento lo de anoche... –dije porque al fin y al cabo fue ella que se intercedió por mí para que no me fuera con aquel hombre, aunque tampoco pude llegar a pensar que ellas de alguna forma “pagaban” su protección de esa manera.
La música seguía sonando con la gente bailando, celebrando y festejando en lo que yo intentaba acostumbrarme a ese tipo de baile porque no era familiar para mí, fue Nebt la que tuvo que llevar sus manos a mi cuerpo con la única intención de hacerme una guía que me fuera más fácil y llevadera, al final tras un par de minutos fui capaz de bailar sin su guía escuchando sobre la música su historia y algo que nunca había sabido de ella. Cierto era que, tras pensarlo un poco, recordaba que la primera vez que la conocí al final de nuestro encuentro había sido capaz de transportarme a ese lugar con sus pensamientos... pero no sabía si había sido por los poderes que tenía un vampiro o algo innato en ella. También era cierto que pudo “ver” a mi madre cuando pensaba que estaba muerta y quizás supe a lo que se refería cuando dijo que “veía cosas”, claro que yo no podía decirle nada porque en teoría no la conocía en absoluto y me mordí el labio para evita soltar alguna palabra que me delatara, ya que era lo que menos quería. Me contó más sobre “ellos”, que los habían salvado haciendo tratos con los nobles, pero que eran extranjeros y no pude evitar preguntarme si podían ser más que simples humanos... aunque ella no es que diera muchos detalles, pero parecía que algo se guardaba para sí misma y no quería presionarla cuando apenas nos conocíamos por mucha curiosidad que me entrara de repente. Fue entonces cuando sentí que alguien me tomaba del brazo parando de esa forma el que siguiera danzando, mis ojos fueron hacia el hombre que parecía de la alta cuna por las ropas que llevaban y yo me pregunté si es que quería que bailara con él, iba a soltarme y a decirle que me soltara cuando fue ella que se adelantó primero y le dijo que no sería posible a lo que yo enarqué una ceja, ¿ser posible, el qué? Aunque mis dudas fueron despejadas cuando el hombre habló recordándole que ellos las protegían y que tenían un trato. Mis labios se entreabrieron ligeramente y antes de que yo pudiera decir nada, porque supe perfectamente qué estaba pasando y lo que quería aquel hombre, fue Nebt la que habló disculpándose y ofreciéndose en mi lugar mientras el hombre parecía conforme con el cambio y se alejaba un poco. Mis ojos fueron a sus verdes y no pude evitar que cerrara mis manos en sendos puños. Por Ra, si ella supiera lo realmente acostumbrada y preparada que había estado durante muchos años para complacer a los hombres se sorprendería... ese asunto me cabreaba un poco pero ¿qué podía hacer yo?
-Pero Lak... –me callé porque iba a llamarla por su nombre aunque ella no me dejó continuar y me aconsejó que no aceptara nada ni me metiera en líos, entendí a lo que se refería por “sacrificios” y la observé marcharse en busca del hombre que la estaba esperando sin que yo pudiera hacer nada. Sabía lo que era y lo que se sentía aunque por suerte yo había dejado atrás esa forma de vida, miré a mi alrededor donde la gente seguía celebrando y lo cierto que se me quitaron las ganas de estar allí y además no conocía a nadie aparte de ella y me había dicho que no me fiara con lo cual tenía que ser por algo. Decidí volver donde descansaban las sacerdotisas y no meterme en líos como me había prometido, tardé un poco en dormirme pero para cuando lo hice ella no había llegado todavía y cuando desperté a la mañana siguiente estaba durmiendo. Me levanté y aprovechando que la mayoría estaban durmiendo por la fiesta que hubo anoche decidí dar una vuelta por el lugar ahora que todo estaba bastante despejado y no había casi nadie. Apoyada en uno de los muros que rodeaba el lugar y que estaba en algo contemplé el lugar que nos rodeaba, hacía calor para las horas que eran con esa calima tan propia del desierto. Hacía buen día y el cielo estaba despejado, el sol brillaba en lo alto y cerré los ojos dejando que la leve brisa acariciara mi rostro... era muy extraño estar allí pero así era. Pasado un buen rato decidí preparar algo para desayunar y llevárselo antes de que despertara, cogí fruta variada, varias rodajas de pan, algo de leche y alguna que otra cosa más y portándolo en una bandeja fui hasta donde la había dejado durmiendo, justo cuando estaba dejando la bandeja para esperar a que despertara fue que noté que se estaba despertando, así que sonreí para cuando ya estaba despierta- buenos días, he traído el desayuno –dije señalando hacia la bandeja que había traído y me sentaba esperando a que terminara de levantarse para que se acercara donde yo me encontraba. Me mordí el labio recordando lo de anoche para no decir absolutamente nada, porque no era algo que yo debiera de decir o de comentar- siento lo de anoche... –dije porque al fin y al cabo fue ella que se intercedió por mí para que no me fuera con aquel hombre, aunque tampoco pude llegar a pensar que ellas de alguna forma “pagaban” su protección de esa manera.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: To The Heart Of Egypt ~ Privado
Había unas palabras que nunca había dejado de pronunciar cuando ya había vivido la inmortalidad, en un futuro París, donde destacaba ante aquellos jóvenes que intentaban presumir de su hombría, qué... "Hombres maduros, hombres ancianos. Más experiencia y mejor trato. Los jóvenes son impulsivos, y habitualmente agresivos."
Mañana bien entrada, estaba claro que después de aquella noche de parranda nadie estaba dispuesto a madrugar, y menos ella. Acurrucada en su esterilla, había dormido como un tronco, intentando no darle mucha importancia a lo que sucedió, y guardando aquel tipo de sucesos en algún rincón que con suerte algún día sería lanzado al olvido. Su vida cambiaría con su llegada a Dendera, una promesa, y esperanza.
-Mmm... -Sonido pronunciado, mientras la joven egipcia se desperezaba. -Buen día, Naitiri. Agradecida.
Cabellos azabache desordenados, Nebt se rasco la cabeza y froto su rostro mientras con ademán invitaba a Naitiri a compartir con ella la comida. Postura poco femenina, al están sentada de tal modo, pero ella nunca perdía aquella elegancia natural, aquella belleza que en su inmortalidad se intensificaría.
-No tienes que pedir disculpas, la vida es la que es... Y sobrevivimos así, pero pronto se acabará. Pronto. -Un mordisco al dátil que mojo en la miel, y luego una sonrisa cálida. -Cuéntame. ¿Qué tal lo pasaste? ¿Disfrutaste la noche? ¿Aprendiste?
Preguntas que esperaron a ser contestadas, mientras ella devoraba con avidez aquel banquete. Era como si llevase demasiado tiempo sin tener la oportunidad de comer una variedad como aquella, y así era. Dendera aun se estaba recuperando de la guerra civil, y Menfis seguía siendo una ciudad grande y rica, al fin y al cabo.
-¡Vaya, estaba hambrienta! -Dijo mientras se chupaba los dedos, y dejaba el hueso de una fruta sobre uno de los platos. -Tenemos que prepararnos, dos días, Naitiri. Dos días de viaje, y estaremos en casa. ¿No te gusta la idea? Aprender, ser independiente, adorar a la diosa que nos cuida. Te encantará esta vida, todo está mejorando, la vida vuelve a ser lo que era.
Nebt le tomó de la mano, y la llevo con ella a la piscina de nenúfares para asearse, mientras los sirvientes recogían todo. Tenía que ir cómodas y frescas. para el viaje.
La egipcia se desprendió de sus vestiduras, y luego con risa traviesa dispuso las manos en los hombros de Naitiri pidiéndole permiso para desnudarla para que la siguiera.
-¿Qué sabes del amor y todas sus artes? -Ojos verdes e insinuantes.
Lakme- Vampiro Clase Alta
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Re: To The Heart Of Egypt ~ Privado
Aún no podía borrarme de la mente el momento que había presenciado en la fiesta cuando aquel hombre mayor se había acercado a mí, tomado mi mano como si pidiera algo que yo debería de darle y ofrecerle como un pago que al parecer las sacerdotisas del pueblo hacían para garantizar su seguridad. Un pacto entre ambas partes en las que se suponía que ambos salían ganando, pero yo sabía muy bien lo que era también que los hombres quisieran satisfacer sus necesidades con una mujer como si tuvieran el pleno derecho de hacerlo, había pasado largos años de mi vida viviendo de esa forma porque era lo único que pude hacer para sobrevivir y salir adelante, años en los que los hombres me habían tomado como su propiedad y su pertenencia cuando yo no era de nadie... después descubrí que aunque el placer siempre era el placer, era todo mejor cuando los sentimientos existían de por medio, cuando había eso que llamaban “amor” y que yo jamás creí que podría encontrar pero que finalmente llegó de una forma inesperada, de una persona que si bien al principio me sacaba de quicio –para qué mentir, a veces también lo hacía- había cambiado mi mundo al completo. No pude evitar que un pinchazo se instalara en mi pecho y un pequeño dolor de barriga me recorriera mientras veía a Nebt alejarse de la mano de aquel hombre sabiendo lo que haría esa noche y por qué me había dicho que no tomara nada de lo que me ofrecieran y que me mantuviera al margen. Sinceramente agradecía aquel gesto que había tenido para conmigo porque perfectamente podría no haberse intercambiado conmigo y dejar que fuera yo la que me fuera con el hombre, a lo que me habría negado rotundamente porque yo ya pasé esa época y cuando salí del burdel me juré que no volvería a dejar que nadie tomara mi cuerpo salvo que yo así lo quisiera, y esa promesa la había mantenido y no pensaba quebrantarla ni siquiera en aquella extraña situación por mucho que tuviera la oportunidad de aprovechar la ocasión y conocer más cosas en primera persona del antiguo Egipto, ya tuve suficiente de eso. Y me daba cierta pena que las sacerdotisas que hacían su labor para con los dioses tuvieran que pasar por ese tipo de “pagos” para poder estar en paz y hacer su trabajo adorando a los dioses, haciéndoles las ofrendas, bailando en las ceremonias... era una lástima que su pago tuviera que ser precisamente su cuerpo y era algo que no entendía pero como tampoco quería salir y excederme más de lo necesario no hice comentario alguno, lo que sí supe es que cuando me dormí ella todavía no había llegado.
Me levanté a la mañana siguiente viendo que ella estaba durmiendo y la dejé que descansara porque no sabía a la hora que había llegado, así que aprovechando que la mayoría estaban durmiendo por la fiesta que hubo anoche decidí dar una vuelta por el lugar ahora que todo estaba bastante despejado y no había casi nadie. Apoyada en uno de los muros que rodeaba el lugar y que estaba en algo contemplé el lugar que nos rodeaba, hacía calor para las horas que eran con esa calima tan propia del desierto. Hacía buen día y el cielo estaba despejado, el sol brillaba en lo alto y cerré los ojos dejando que la leve brisa acariciara mi rostro... era muy extraño estar allí pero así era. Pasado un buen rato decidí preparar algo para desayunar y llevárselo antes de que despertara, cogí fruta variada, varias rodajas de pan, algo de leche y alguna que otra cosa más y portándolo en una bandeja fui hasta donde la había dejado durmiendo, justo cuando estaba dejando la bandeja para esperar a que despertara fue que noté que se estaba despertando, así que sonreí para cuando ya estaba despierta ofreciéndole el desayuno que había preparado con una sonrisa y en parte además por el agradecimiento de lo que hizo anoche por mí librándome de aquel “pago” que ellas tenían que hacer. Me pidió que desayunara con ella y me senté mientras la observaba a veces en lo que cogía algo de fruta, tampoco quería mirarla demasiado fija, pero sí la observé notando el contraste que había de cuando era humana a cuando era vampira. Siendo humana era algo mucho más cercana, más abierta y mucho más cálida que de vampira y me pregunté qué le habría podido pasar en aquellos milenios para hacerla de esa forma, qué la llevó a convertirse en la vampira que había conocido. Me disculpé por lo de la noche pasada y negó con la cabeza restándole importancia como si no tuviera que pedir perdón, que era algo que debían de hacer pero... me costaba concebirlo. Ella parecía estar convencida de que pronto las cosas cambiarían y ojalá tuvieran que dejar de depender de esa protección en cambio por aquel pago, por todas las que estaban allí. Me preguntó si había disfrutado de la fiesta mientras cogía una pieza de fruta que había cortado llevándola a mis labios y sonreí, quitando aquel momento lo cierto es que sí había disfrutado de la fiesta, de la bebida, de la comida y de la música mientras bailábamos.
-Me gustó mucho y disfruté de la fiesta, me habría gustado que nos hubiéramos quedado un poco más pero... –mordí mi labio unos segundos y negué con la cabeza- supongo que tendremos tiempo para poder disfrutar más adelante cuando lleguemos a Dendera, tengo ganas de conocer lo que haremos allí y lo que aprenderé con vosotras, creo que es algo que había pensado que nunca podría suceder –y lo decía de verdad, ¿yo en aquella época? Impensable por completo, pero allí estaba. Claro que me hacía ilusión la idea de convivir con ellas, de aprender de sus experiencias y su sabiduría... pero por otro lado me quemaba la idea de saber que estaba lejos de casa y lejos de la familia que había empezado a formar con el vikingo, me preguntaba qué estaría pasando en esos momentos y si se hubiera enterado de lo que me había pasado... esperaba que no y que estuviera bien sin preocuparse por mí. La volví a mirar cuando me dijo que las cosas estaban volviendo a la normalidad y sonreí, suponía que le hacía ilusión volver a Dendera por la forma en la que hablaba y sonreía quizás sin ella misma darse cuenta, algo importante debía de haber en Dendera y no sabía por qué pero pensaba que debía de ser sobre alguien que estuviera allí- ¿esperas encontrarte a alguien allí? –Sus ojos volvieron a subir a los míos, como intrigados por mi pregunta- lo siento, no debí de preguntar pero... es que me pareció que echabas a alguien de menos, alguien que vive o es de allí –no dije mucho más y ella tampoco comentó nada más sobre el tema, mientras dejábamos que los criados limpiaran lo que había traído para el desayuno nos fuimos a una piscina de nenúfares, contemplé el lugar mientras podía oler el suave aroma que había contemplando el agua pura y cristalina llena de nenúfares que la adornaban, ni siquiera me había percatado de que Nebt se había quitado la ropa cuando sus manos puestas en mis hombros me devolvieron a la realidad haciendo que me fijara en ella, exhibiendo su cuerpo desnudo, un cuerpo bronceado, esbelto y bello que ya había conocido aunque de forma algo suave cuando nos conocimos en el burdel, recordaba mis dedos acariciando su piel, sus manos tocándome provocándome placer tras haber matado al vampiro del cual se había alimentado. Sabía que no lo hacía con ninguna mala intención así que asentí con la cabeza dejando que me ayudara a quitarme la ropa antes de adentrarnos en aquella piscina, su pregunta hizo que mis ojos subieran para contemplar los suyos de color verde que brillaban con cierto brillo de picardía en ellos- por Ra –dije en un tono bajito para luego reírme entre dientes por su pregunta, si ella supiera que me había pasado largos años de mi vida otorgando placer a los hombres no me haría esas preguntas, pero claro, Nebt no me conocía por lo que era muy lógico que me lo preguntara- pues si te refieres a si sé complacer un hombre te diré que sí, sé hacerlo –una vez desnudas las dos nos metimos en el agua que venía bastante bien para el calor que hacía en aquella mañana, seguramente querría asearse y prepararse para los días de viaje que nos tocaban- en cuanto al amor... –mordí mi labio pensando en si debía de decirle algo o, por el contrario, callarme y no contestarle a esa pregunta- también sé sobre el amor, lo he llegado a experimentar –la imagen de Ubbe surcó mi cabeza de forma inmediata, aunque no podía decirle a Nebt nada sobre que estaba casada con un hombre como él porque me tacharía por loca así que tendría que inventarme una historia que pudiera más o menos cuadrar- él... bueno, nos separamos cuando yo vine aquí aunque espero poder volver a verlo de nuevo –no decía nada importante pero daba la sensación de que era real- ¿qué hay de ti, conoces el amor también Nebt? –Pregunté mientras nos bañábamos en aquella piscina disfrutando del frescor del agua. Al parecer los criados estaban recogiendo todo para que pudiéramos partir mientras nosotras disfrutábamos de aquel baño mientras las demás sacerdotisas descansaban, seguramente llegaron mucho más tarde de la fiesta que se hizo anoche- tengo muchas ganas de conocerlos a ellos, de aprender todo lo que vosotras sabéis –pudimos bañarnos con tranquilidad hasta que finalmente salimos para cambiarnos de ropa mientras todo se preparaba para el viaje, a veces no había podido notar las miradas que algunas de las propias sacerdotisas le lanzaban a ella así que antes de partir, cuando estábamos sola, no pude evitar lanzar la pregunta- Nebt, ¿por qué las demás a veces te miran... diferente? Como si te tuvieran envidia, lo he notado desde que llevo este tiempo contigo y no puedo evitar preguntarme cuál es el motivo puesto que no veo que hagas nada extraño ni fuera de lo normal, actúas como lo hacen ellas así que solo puedo pensar que debe de ser envidia.
Me levanté a la mañana siguiente viendo que ella estaba durmiendo y la dejé que descansara porque no sabía a la hora que había llegado, así que aprovechando que la mayoría estaban durmiendo por la fiesta que hubo anoche decidí dar una vuelta por el lugar ahora que todo estaba bastante despejado y no había casi nadie. Apoyada en uno de los muros que rodeaba el lugar y que estaba en algo contemplé el lugar que nos rodeaba, hacía calor para las horas que eran con esa calima tan propia del desierto. Hacía buen día y el cielo estaba despejado, el sol brillaba en lo alto y cerré los ojos dejando que la leve brisa acariciara mi rostro... era muy extraño estar allí pero así era. Pasado un buen rato decidí preparar algo para desayunar y llevárselo antes de que despertara, cogí fruta variada, varias rodajas de pan, algo de leche y alguna que otra cosa más y portándolo en una bandeja fui hasta donde la había dejado durmiendo, justo cuando estaba dejando la bandeja para esperar a que despertara fue que noté que se estaba despertando, así que sonreí para cuando ya estaba despierta ofreciéndole el desayuno que había preparado con una sonrisa y en parte además por el agradecimiento de lo que hizo anoche por mí librándome de aquel “pago” que ellas tenían que hacer. Me pidió que desayunara con ella y me senté mientras la observaba a veces en lo que cogía algo de fruta, tampoco quería mirarla demasiado fija, pero sí la observé notando el contraste que había de cuando era humana a cuando era vampira. Siendo humana era algo mucho más cercana, más abierta y mucho más cálida que de vampira y me pregunté qué le habría podido pasar en aquellos milenios para hacerla de esa forma, qué la llevó a convertirse en la vampira que había conocido. Me disculpé por lo de la noche pasada y negó con la cabeza restándole importancia como si no tuviera que pedir perdón, que era algo que debían de hacer pero... me costaba concebirlo. Ella parecía estar convencida de que pronto las cosas cambiarían y ojalá tuvieran que dejar de depender de esa protección en cambio por aquel pago, por todas las que estaban allí. Me preguntó si había disfrutado de la fiesta mientras cogía una pieza de fruta que había cortado llevándola a mis labios y sonreí, quitando aquel momento lo cierto es que sí había disfrutado de la fiesta, de la bebida, de la comida y de la música mientras bailábamos.
-Me gustó mucho y disfruté de la fiesta, me habría gustado que nos hubiéramos quedado un poco más pero... –mordí mi labio unos segundos y negué con la cabeza- supongo que tendremos tiempo para poder disfrutar más adelante cuando lleguemos a Dendera, tengo ganas de conocer lo que haremos allí y lo que aprenderé con vosotras, creo que es algo que había pensado que nunca podría suceder –y lo decía de verdad, ¿yo en aquella época? Impensable por completo, pero allí estaba. Claro que me hacía ilusión la idea de convivir con ellas, de aprender de sus experiencias y su sabiduría... pero por otro lado me quemaba la idea de saber que estaba lejos de casa y lejos de la familia que había empezado a formar con el vikingo, me preguntaba qué estaría pasando en esos momentos y si se hubiera enterado de lo que me había pasado... esperaba que no y que estuviera bien sin preocuparse por mí. La volví a mirar cuando me dijo que las cosas estaban volviendo a la normalidad y sonreí, suponía que le hacía ilusión volver a Dendera por la forma en la que hablaba y sonreía quizás sin ella misma darse cuenta, algo importante debía de haber en Dendera y no sabía por qué pero pensaba que debía de ser sobre alguien que estuviera allí- ¿esperas encontrarte a alguien allí? –Sus ojos volvieron a subir a los míos, como intrigados por mi pregunta- lo siento, no debí de preguntar pero... es que me pareció que echabas a alguien de menos, alguien que vive o es de allí –no dije mucho más y ella tampoco comentó nada más sobre el tema, mientras dejábamos que los criados limpiaran lo que había traído para el desayuno nos fuimos a una piscina de nenúfares, contemplé el lugar mientras podía oler el suave aroma que había contemplando el agua pura y cristalina llena de nenúfares que la adornaban, ni siquiera me había percatado de que Nebt se había quitado la ropa cuando sus manos puestas en mis hombros me devolvieron a la realidad haciendo que me fijara en ella, exhibiendo su cuerpo desnudo, un cuerpo bronceado, esbelto y bello que ya había conocido aunque de forma algo suave cuando nos conocimos en el burdel, recordaba mis dedos acariciando su piel, sus manos tocándome provocándome placer tras haber matado al vampiro del cual se había alimentado. Sabía que no lo hacía con ninguna mala intención así que asentí con la cabeza dejando que me ayudara a quitarme la ropa antes de adentrarnos en aquella piscina, su pregunta hizo que mis ojos subieran para contemplar los suyos de color verde que brillaban con cierto brillo de picardía en ellos- por Ra –dije en un tono bajito para luego reírme entre dientes por su pregunta, si ella supiera que me había pasado largos años de mi vida otorgando placer a los hombres no me haría esas preguntas, pero claro, Nebt no me conocía por lo que era muy lógico que me lo preguntara- pues si te refieres a si sé complacer un hombre te diré que sí, sé hacerlo –una vez desnudas las dos nos metimos en el agua que venía bastante bien para el calor que hacía en aquella mañana, seguramente querría asearse y prepararse para los días de viaje que nos tocaban- en cuanto al amor... –mordí mi labio pensando en si debía de decirle algo o, por el contrario, callarme y no contestarle a esa pregunta- también sé sobre el amor, lo he llegado a experimentar –la imagen de Ubbe surcó mi cabeza de forma inmediata, aunque no podía decirle a Nebt nada sobre que estaba casada con un hombre como él porque me tacharía por loca así que tendría que inventarme una historia que pudiera más o menos cuadrar- él... bueno, nos separamos cuando yo vine aquí aunque espero poder volver a verlo de nuevo –no decía nada importante pero daba la sensación de que era real- ¿qué hay de ti, conoces el amor también Nebt? –Pregunté mientras nos bañábamos en aquella piscina disfrutando del frescor del agua. Al parecer los criados estaban recogiendo todo para que pudiéramos partir mientras nosotras disfrutábamos de aquel baño mientras las demás sacerdotisas descansaban, seguramente llegaron mucho más tarde de la fiesta que se hizo anoche- tengo muchas ganas de conocerlos a ellos, de aprender todo lo que vosotras sabéis –pudimos bañarnos con tranquilidad hasta que finalmente salimos para cambiarnos de ropa mientras todo se preparaba para el viaje, a veces no había podido notar las miradas que algunas de las propias sacerdotisas le lanzaban a ella así que antes de partir, cuando estábamos sola, no pude evitar lanzar la pregunta- Nebt, ¿por qué las demás a veces te miran... diferente? Como si te tuvieran envidia, lo he notado desde que llevo este tiempo contigo y no puedo evitar preguntarme cuál es el motivo puesto que no veo que hagas nada extraño ni fuera de lo normal, actúas como lo hacen ellas así que solo puedo pensar que debe de ser envidia.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: To The Heart Of Egypt ~ Privado
Preguntas en el aire, y ante aquella referida a "encontrarse con alguien", no respondió pero su movimiento de cejas le insinuaron que iba ser así.
-Todos echamos de menos a alguien, estamos lejos de nuestro hogar. -Dijo mientras mojaba sus miembros y refrescaba su cuerpo. Daba por hecho que cuando la enviaron, ella aún tendría que aprender a complacer a hombres, pero por su afirmación se equivocaba. Tal vez la había subestimado.
En silencio escucho su referencia sobre el amor, ella también lo sentía aún vivo en alguna parte. Una promesa que aun sonaba en su cabeza "regresaré cuando tus cabellos rocen tu cintura", no se había rasurado desde entonces como el resto de sacerdotisas. Eso causaba un tanto molestia para las sacerdotisas que no lo veían con buenos ojos. Pero ya había llegado el momento que sus cabellos rozaban su cintura, casi dos años de espera, y sabía que en Dendera lo volvería a ver.
-Ten mucho cuidado. -Advirtió mientras subía los escalones, y una esclava le entregaba una tela para secar y envolver su cuerpo. -Procura que el resto de sacerdotisas no sepan que tienes a alguien. Aunque los tiempos hayan cambiado, aunque el clero éste próximo a una libertad prometida por el regreso de los viejos dioses. Seguimos siendo esclavas de algún modo, seguimos con el collar que nos ata a los favores que los nobles nos hicieron en su día, para ocultar nuestro culto y mantenernos en vida. -Suspiró moviendo ligeramente esos delicados hombros. -La deuda está a punto de saldarse, queda poco. Pero es mejor que nuestros sueños y esperanzas, queden reservados para nosotras mismas. Es un arma de doble filo que puede volverse en nuestra contra.
Cajas y muebles que pasaban entre ellas, mientras caminaban para tomar el palanquín de viaje. No iba demasiado enjoyadas, el viaje sería largo y la comodidad primaba.
Aún quedaban demasiadas preguntas para ser contestadas, pero Nebt había decidido dejarlas para el viaje, y sus momentos de soledad y privacidad, ya que compartirían su vehículo con otras sacerdotisas.
-No soy de linaje noble, soy hija de un fabricante de cerveza, tenemos cultivos de cebada. La mayoría de sacerdotisas los son, o nobles o hijas de miembros del clero. -La noche había caído, y el campamento estaba preparado para el descanso. Ya solo quedaba un día. -Imagino que tu tampoco procedes de ese linaje, ¿cómo conseguiste ingresar? -Nebt le paso otra ánfora llena de agua, llevaban un rato llenándolas en el pozo del oasis. -Me miran mal porque creen que estoy loca, y no es el favor de los dioses lo que me ha traído aquí. Antes de servir a Hathor, viví en el templo de Jonsu, nací con lo que creía que era un mal, e intentaron con ayuda del Dios, quitarme el mal. -Pauso. -Pero descubrieron que no eran demonios, dicen que los dioses hablan a través de mi voz. A veces escucho voces, y veo cosas. -Aquello último lo dijo tan tranquila y tan normal, aunque no profundizó en el tema, ya que no solía hablar con nadie de aquello.
-Todos echamos de menos a alguien, estamos lejos de nuestro hogar. -Dijo mientras mojaba sus miembros y refrescaba su cuerpo. Daba por hecho que cuando la enviaron, ella aún tendría que aprender a complacer a hombres, pero por su afirmación se equivocaba. Tal vez la había subestimado.
En silencio escucho su referencia sobre el amor, ella también lo sentía aún vivo en alguna parte. Una promesa que aun sonaba en su cabeza "regresaré cuando tus cabellos rocen tu cintura", no se había rasurado desde entonces como el resto de sacerdotisas. Eso causaba un tanto molestia para las sacerdotisas que no lo veían con buenos ojos. Pero ya había llegado el momento que sus cabellos rozaban su cintura, casi dos años de espera, y sabía que en Dendera lo volvería a ver.
-Ten mucho cuidado. -Advirtió mientras subía los escalones, y una esclava le entregaba una tela para secar y envolver su cuerpo. -Procura que el resto de sacerdotisas no sepan que tienes a alguien. Aunque los tiempos hayan cambiado, aunque el clero éste próximo a una libertad prometida por el regreso de los viejos dioses. Seguimos siendo esclavas de algún modo, seguimos con el collar que nos ata a los favores que los nobles nos hicieron en su día, para ocultar nuestro culto y mantenernos en vida. -Suspiró moviendo ligeramente esos delicados hombros. -La deuda está a punto de saldarse, queda poco. Pero es mejor que nuestros sueños y esperanzas, queden reservados para nosotras mismas. Es un arma de doble filo que puede volverse en nuestra contra.
Cajas y muebles que pasaban entre ellas, mientras caminaban para tomar el palanquín de viaje. No iba demasiado enjoyadas, el viaje sería largo y la comodidad primaba.
Aún quedaban demasiadas preguntas para ser contestadas, pero Nebt había decidido dejarlas para el viaje, y sus momentos de soledad y privacidad, ya que compartirían su vehículo con otras sacerdotisas.
-No soy de linaje noble, soy hija de un fabricante de cerveza, tenemos cultivos de cebada. La mayoría de sacerdotisas los son, o nobles o hijas de miembros del clero. -La noche había caído, y el campamento estaba preparado para el descanso. Ya solo quedaba un día. -Imagino que tu tampoco procedes de ese linaje, ¿cómo conseguiste ingresar? -Nebt le paso otra ánfora llena de agua, llevaban un rato llenándolas en el pozo del oasis. -Me miran mal porque creen que estoy loca, y no es el favor de los dioses lo que me ha traído aquí. Antes de servir a Hathor, viví en el templo de Jonsu, nací con lo que creía que era un mal, e intentaron con ayuda del Dios, quitarme el mal. -Pauso. -Pero descubrieron que no eran demonios, dicen que los dioses hablan a través de mi voz. A veces escucho voces, y veo cosas. -Aquello último lo dijo tan tranquila y tan normal, aunque no profundizó en el tema, ya que no solía hablar con nadie de aquello.
Lakme- Vampiro Clase Alta
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Re: To The Heart Of Egypt ~ Privado
Una cosa era estudiar y aprender sobre las antiguas costumbres en el antiguo Egipto y otra, muy diferente, era vivirlo en primera persona aun habiendo estudiado toda su historia y conociéndola como yo la conocía era un tanto complicado. Sin embargo siempre se me había dado bien el integrarme, el camuflarme con mi entorno y eso es lo que había hecho en aquel lugar en el que por suerte había encontrado a Lakme, en su forma humana, para ayudarme en ese camino que debía de recorrer aun cuando yo pensaba que todo era un sueño. Sin embargo sabía que no lo era porque conocía a Lakme, la había visto en su forma de vampira y la mujer que tenía frente a mí era tan humana como lo era yo misma... eso me hacía pensar que algún hechizo extraño tendría que llevar el objeto que estaba examinando para que me trasladara a aquel mundo paralelo, más bien, un viaje al pasado donde podía conocer mi cultura de primera mano en una época dorada donde los dioses estaban en su punto más álgido y donde podría aprender muchísimas cosas que seguramente no estarían ni en los libros. Ya había pasado el primer día y algo que yo no sabía, pese a estudiarlo, era el hecho de que las sacerdotisas del templo tenían que cumplir y devolver unos “favores” que se les otorgaron a cambio de protección, que ellas debían de seguir y que no podían rechazar porque era lo que en parte se esperaba de ellas. De no haber sido por Nebt habría tenido que ir con ese hombre recordando una época pasada de mi vida donde me dedicaba a otorgar placer a los hombres, ella se cambió por mí y yo aunque me apené de que ellas tuvieran que pagar su protección de esa forma supe que, estando yo o no, habría pasado exactamente lo mismo. Cuando me dejó sola no tardé demasiado en marcharme de allí porque no me fiaba de nuevo y yo ya había pasado por aquella etapa como para dejar que otro hombre, que no fuera mi marido, me tocara y se saciara con mi cuerpo... podríamos haber tenido un problema y lo que menos me interesaba era llamar la atención. Ni siquiera me enteré a la hora que llegó pero cuando la luz del sol salió ya estaba allí durmiendo, llevé una bandeja con algo para desayunar –hecho que la descolocó bastante- y después nos fuimos a bañar y a prepararnos para el viaje que nos esperaba. Nebt me hacía preguntas que yo trataba de responder como podía ya que no quería ni debía dar demasiada información o me tacharían por loca, por eso no hablé del vikingo y simplemente comenté que sí conocía el amor, por ejemplo. O que también sabía otorgar placer a un hombre pero no entré en detalles porque ella, milenios más tarde, lo sabría. Eso me hacía preguntarme si cuando conocí a Lakme en el burdel ella se acordaría de mí o, simplemente, esto pasó después. Ese tipo de problemas con el tiempo era algo a lo que no me acostumbraba, si Lakme me reconoció en el burdel fue algo que nunca dijo ni comentó, quizás, porque no debía de enterarme o porque ya sucedería.
Sonreí cuando dijo que todos echábamos a alguien porque la comprendía perfectamente, había pasado gran parte de mi vida alejada de mis padres pensando que estos estaban muertos, años más tarde supe que estaban vivos aunque ambos siendo vampiros... pero vivos al fin y al cabo. De hecho en esos momentos extrañaba al vikingo, y me preguntaba cómo pasaría el tiempo en mi época pero esperaba que no pasara rápido porque de lo contrario el vikingo se iba a impacientar como viera que no llegaba, mucho más si empezaba a buscarme y no me encontraba... rezaba porque el tiempo de alguna forma se hubiera detenido o pausado en su defecto mientras permanecía en ese tiempo. Nebt no me contestó directamente a mi pregunta y yo tampoco quise insistir, no nos conocíamos de nada para que me contara cosas tan íntimas y aunque yo sentía curiosidad no quise presionarla ni decirle nada al respecto. Sí que me advirtió que llevara cuidado sobre el hecho de mencionar que tenía a alguien, porque no estaba bien visto y todavía como ella misma decía seguían con el collar puesto antes de ser totalmente libres, decía que quedaba poco pero me advirtió que no lo comentara y asentí con la cabeza mientras salíamos de bañarnos y secábamos nuestros cuerpos. Los preparativos estaban ya en marcha para partir, la noche había caído y cuando amaneciera partiríamos hacia Dendera en los dos días de camino que nos quedaban por delante. Habíamos ido las dos a llenar ánforas con agua para el camino en lo que ella me explicaba que no procedía de un gran linaje, que provenía de una familia que tenía cultivos de cebada y que había ingresado de esa forma, cuando ella me preguntó cómo había logrado ingresar yo mordí mi labio porque no sabía qué decirle exactamente. Me sabía bastante mal mentirle pero ¿cómo iba a decirle que procedía de dos milenios más delante de su época, y que había llegado por una estatua que estaba examinando en mi despacho en París? Me tacharía por loca y era lo que menos quería, mentirle era la única opción que me quedaba aunque no me hiciera demasiada gracias.
-Verás... no pensaba decirlo pero aunque me veas que visto con trajes y vestidos normales, en realidad mi familia proviene de la nobleza. No quería contarlo demasiado pero supongo que a ti te lo puedo decir, aunque mi padre no fuera de aquí por su posición tiene bastantes contactos y no le costó demasiado el que yo pudiera ingresar aquí... por eso me estabas esperando, por eso me mandaron de otro templo a este –esperaba que colara porque no sabía qué más decirle y tampoco quería entrar en detalles, me encogí de hombros haciéndole ver que no quería hablar mucho más sobre el tema y agradecí que ella lo cambiara a otro totalmente diferente. Yo bien sabía que con el paso del tiempo, cuando se convirtiera en vampiro, sus dones se potenciarían porque ella mismo me lo había contado cuando nos conocimos en París, bien sabía de aquel “don” que tenía aunque me hice un poco la sorprendida porque con lo que me dijo podría parecer algo raro- yo no creo que sea una maldición, si los Dioses te lo otorgaron quizás fue por algo Nebt... tampoco es que crea que estás loca –sonreí restándole algo de hierro al asunto- dices que ves cosas, ¿te refieres a cosas... futuras? ¿Pasadas? Es como si fueras una especie de oráculo pero sin controlarlo, ¿te refieres a eso? –Pregunté aunque quizás le extrañara que hablara sobre el tema, claro que conociendo los dones que tenían los vampiros, o más bien habilidades que poseían, no me era tan extraño lo que ella me estaba contando- ¿por eso te miran mal las otras sacerdotisas? ¿Crees que te tienen envidia por tener un don como ese? Yo no creo que sea algo malo, quizás es que te deparan algo para lo que ni tú misma puedes llegar a concebir... a veces el camino que nos marcan puede ser un poco confuso, pero todo lo hacen por una razón –como el hecho de que yo estuviera allí junto a ella, viviendo en su época de humana- dices que escuchas voces, ¿crees que son la de los dioses? –Pregunté terminando de llenar la última ánfora con el agua, alcé mi vista hacia ella y me di cuenta de que estaba preguntando demasiado- perdona mi desfachatez Nebt, a veces soy demasiado curiosa y no puedo evitarlo –sonreí mordiéndome el labio- no tienes que responder si no quieres, entiendo que apenas nos conocemos como para comentarme algo.
Sonreí cuando dijo que todos echábamos a alguien porque la comprendía perfectamente, había pasado gran parte de mi vida alejada de mis padres pensando que estos estaban muertos, años más tarde supe que estaban vivos aunque ambos siendo vampiros... pero vivos al fin y al cabo. De hecho en esos momentos extrañaba al vikingo, y me preguntaba cómo pasaría el tiempo en mi época pero esperaba que no pasara rápido porque de lo contrario el vikingo se iba a impacientar como viera que no llegaba, mucho más si empezaba a buscarme y no me encontraba... rezaba porque el tiempo de alguna forma se hubiera detenido o pausado en su defecto mientras permanecía en ese tiempo. Nebt no me contestó directamente a mi pregunta y yo tampoco quise insistir, no nos conocíamos de nada para que me contara cosas tan íntimas y aunque yo sentía curiosidad no quise presionarla ni decirle nada al respecto. Sí que me advirtió que llevara cuidado sobre el hecho de mencionar que tenía a alguien, porque no estaba bien visto y todavía como ella misma decía seguían con el collar puesto antes de ser totalmente libres, decía que quedaba poco pero me advirtió que no lo comentara y asentí con la cabeza mientras salíamos de bañarnos y secábamos nuestros cuerpos. Los preparativos estaban ya en marcha para partir, la noche había caído y cuando amaneciera partiríamos hacia Dendera en los dos días de camino que nos quedaban por delante. Habíamos ido las dos a llenar ánforas con agua para el camino en lo que ella me explicaba que no procedía de un gran linaje, que provenía de una familia que tenía cultivos de cebada y que había ingresado de esa forma, cuando ella me preguntó cómo había logrado ingresar yo mordí mi labio porque no sabía qué decirle exactamente. Me sabía bastante mal mentirle pero ¿cómo iba a decirle que procedía de dos milenios más delante de su época, y que había llegado por una estatua que estaba examinando en mi despacho en París? Me tacharía por loca y era lo que menos quería, mentirle era la única opción que me quedaba aunque no me hiciera demasiada gracias.
-Verás... no pensaba decirlo pero aunque me veas que visto con trajes y vestidos normales, en realidad mi familia proviene de la nobleza. No quería contarlo demasiado pero supongo que a ti te lo puedo decir, aunque mi padre no fuera de aquí por su posición tiene bastantes contactos y no le costó demasiado el que yo pudiera ingresar aquí... por eso me estabas esperando, por eso me mandaron de otro templo a este –esperaba que colara porque no sabía qué más decirle y tampoco quería entrar en detalles, me encogí de hombros haciéndole ver que no quería hablar mucho más sobre el tema y agradecí que ella lo cambiara a otro totalmente diferente. Yo bien sabía que con el paso del tiempo, cuando se convirtiera en vampiro, sus dones se potenciarían porque ella mismo me lo había contado cuando nos conocimos en París, bien sabía de aquel “don” que tenía aunque me hice un poco la sorprendida porque con lo que me dijo podría parecer algo raro- yo no creo que sea una maldición, si los Dioses te lo otorgaron quizás fue por algo Nebt... tampoco es que crea que estás loca –sonreí restándole algo de hierro al asunto- dices que ves cosas, ¿te refieres a cosas... futuras? ¿Pasadas? Es como si fueras una especie de oráculo pero sin controlarlo, ¿te refieres a eso? –Pregunté aunque quizás le extrañara que hablara sobre el tema, claro que conociendo los dones que tenían los vampiros, o más bien habilidades que poseían, no me era tan extraño lo que ella me estaba contando- ¿por eso te miran mal las otras sacerdotisas? ¿Crees que te tienen envidia por tener un don como ese? Yo no creo que sea algo malo, quizás es que te deparan algo para lo que ni tú misma puedes llegar a concebir... a veces el camino que nos marcan puede ser un poco confuso, pero todo lo hacen por una razón –como el hecho de que yo estuviera allí junto a ella, viviendo en su época de humana- dices que escuchas voces, ¿crees que son la de los dioses? –Pregunté terminando de llenar la última ánfora con el agua, alcé mi vista hacia ella y me di cuenta de que estaba preguntando demasiado- perdona mi desfachatez Nebt, a veces soy demasiado curiosa y no puedo evitarlo –sonreí mordiéndome el labio- no tienes que responder si no quieres, entiendo que apenas nos conocemos como para comentarme algo.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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Re: To The Heart Of Egypt ~ Privado
Cargando las ánforas y regresando al pequeño campamento improvisado para descansar en el camino, Nebt escuchó con atención su historia. Según lo que le estaba contando ella era de linaje noble, pero no quería que se supiese demasiado, cosa que no terminaba de entender ya que muchas de sus compañeras usaban su posición para tener ventajas sobre otras. Pero había que añadir a esto, que a pesar de que Nebt fuese una persona un tanto avispada, al fin y al cabo era una joven de origen humilde que ignoraba cómo funcionaba verdaderamente el mundo de la nobleza. Algún motivo lógico tendría que aquella chica hubiese sido trasladada con tanto secretismo, tal vez un mal entendido con la corte del Faraón, o algo similar. Ella tampoco era quién para cuestionar éste tipo de acciones.
-Comprendo. -Dijo un poco con la boca pequeña. Por un momento cayó pensativa y dubitativa Algo rondaba la cabeza de la joven, era como si no supiera si contarle o no, para su sorpresa su compañera lo veía como un don, pero no sabía casi la mitad de la historia. Ella le preguntaba por las voces de los dioses, a veces estaba segura de que sus voces quería ayudarla, o necesitaban de su ayuda, pero luego estaban aquellas otras, no eran demonios pero… Y luego sus ataques. -No es envidia. Es miedo. -Y ahí dio por zanjado el tema. Aquella noche no iba sacarle más.
La noche pasó tranquila, conversaciones amenas, el trasnochar escuchando historias de aquellos que le acompañaron en la caravana y alguna que otra canción.
Al día siguiente en el palanquín, estuvieron casi toda la mañana durmiendo, hasta que por fin llegaron a la nomos de Dendera, nuevo hogar de Naitiri, y lugar de expectativas y esperanzas para Nebt.
En comparación con el templo de Menfis, el de Hathor era algo más pequeño y se notaba por sus daños, que había sufrido una mala época donde había hecho que perdiese su resplandor, un resplandor dispuesto a regresar.
Nebt le enseñó a Naitiri la rutina que debería llevar al día, le enseñó dónde estaba la diosa, hermosa figura dorada de mujer con orejas y cuernos de vaca; cómo asearla y vestirla todas las mañanas con el lino real, pelucas y diferentes alhajas, cómo alimentarla, entretenarla con bailes y música, y toda la rutina vinculada a la diosa.
A pesar de la cantidad de obligaciones que tenían para volver a incorporarse a la rutina, Nebt estuvo especialmente ausente, cómo si su cabeza estuviese en otro lado, y especialmente coqueta, sobre todo a la noche, a punto de recibir nuevos invitados, donde se la veía especialmente inquieta. Al parecer ansiaba encontrarse con alguien.
Lakme- Vampiro Clase Alta
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Re: To The Heart Of Egypt ~ Privado
Tenía un mundo por delante que descubrir totalmente nuevo frente a mis ojos, aún no podía creerme que hubiera podido aparecer dos mil años –sino más- atrás en el tiempo en una época dorada donde estaba convencida que cada arqueólogo y egiptólogo hubiera dado toda su fortuna, sus posesiones más importantes e incluso su alma por poder estar donde yo me encontraba, así que pensaba aprovechar de todo lo que viera en ese tiempo que estuviera allí y que no sabía cuánto sería, me empaparía de cada rincón y de todo lo que Nebt me enseñara de su mano ya que creía firmemente que era una nueva sacerdotisa que venía de otro templo para aprender todo lo que ellas sabían. Aunque debía de admitir que lo que más me preocupaba de todo era el tiempo en donde yo me encontraba, en ese despacho, ¿sería el pasar del tiempo igual que el que estaba teniendo aquí? No lo sabía pero yo quería pensar que no, que en mi despacho seguía siendo de día, el mismo día y que nada estaba pasando porque de lo contrario como no llegara a casa el vikingo se iba a preocupar muchísimo y como fuera al museo y me viera así... no quería ni imaginármelo. Habíamos pasado por muchas cosas y yo esperaba que el tiempo no corriera de la misma forma, que me dejaran aprovechar esta oportunidad pero que también todo transcurriera para mí en mi época en la misma mañana. Sabía que había llegado a una época en donde los conflictos estaban casi a la orden del día, donde fue una época un tanto complicada por todo lo que sucedería pero yo no podía dar muestras de que sabía nada porque me tomarían por loca y no había ido allí para llamar la atención... bastante tenía con mentir a Nebt, algo que no me gustaba en absoluto, para que no sospechara ni descubriera que yo provenía de una época muy posterior a la suya; dos milenios más adelante. Sin embargo parecía que ella incluso con mis palabras y mi vaga explicación de que yo venía de familia noble no hizo comentario alguno aunque sí sentía muchísima curiosidad por el hecho de conocerla a ella como humana, ya que la versión que tenía de ella era como vampira y con un nombre totalmente diferente al que ahora tenía. Quizás llegara a comprender algo más por qué el motivo del cambio de nombre, por qué llegó a convertirse en esa vampira algo más distante y fría cuando siendo humana no lo era para nada, me estaba ayudando e incluso se había cambiado por mí cuando no tendría por qué haberlo hecho.
Sin embargo desde el mismo momento en que había conocido a Lakme, hacía ya unos años cuando trabajaba todavía en el burdel, siempre me había parecido una mujer de lo más curiosa y con un misterio del que te sentías atraída de manera inmediata. Habíamos compartido brevemente un encuentro pasional cuando bebió del vampiro que la acompañaba, mística y sensual era lo que me había parecido y sobre todo cuando me dio un pequeño retazo de lo que había sido ella como humana. Fue ella la que me dijo que mi madre seguía con vida, la que me mostró fugazmente cómo era esa época que yo había estudiado y que me sabía de memoria. Ahora tenía la oportunidad de conocer una parte muy diferente de la vampiro que yo conocí un día, y pensaba aprovechar la oportunidad para conocer su historia y saber quién era realmente Lakme, o más bien; Nebt. Sin embargo no parecía muy reacia a contarme sobre aquel “don” que decía que poseía, como vampira me había hablado ligeramente del mismo aunque tampoco había profundizado mucho en qué consistía, ella lo llamaba “voces” que le susurraban, a veces cosas del futuro o a veces cosas del pasado, fue así como supo que mi madre seguía viva. Recordaba que Ubbe una vez me había hablado también de Lakme, al parecer, la vampira había tenido un lazo con los Cannif y no me extrañaba teniendo en cuenta lo extensa que era su vida. Aclaró que más que envidia, le tenían miedo, y no dijo nada más en lo que yo mordí mi labio porque parecía que no iba a sonsacarle demasiado. Yo era una mujer demasiado curiosa y me tuve que morder la lengua para no seguir preguntando, ya llegaría el momento. El viaje continuó por un día más entero donde pudimos descansar hasta que finalmente llegamos a Dendera, pude ver las diferencias que había con el templo de Menfis nada más llegar al que sería nuestro nuevo hogar. El templo de Hathor era algo más pequeño y había sufrido algunos daños visibles, sin embargo, pese a dichos daños seguía teniendo su encanto. Nebt me enseñó todo aquello que debería de realizar cada día como rutina, maravillada observé la estatua dorada de la diosa ya que era algo que en mi época era imposible de hacer, me enseñó todo aquello que debía de realizar cada día mientras la notaba algo ausente, algo más distraída. No le di importancia y una vez explicado en qué consistiría mis labores nos fuimos para asearnos y cambiarnos, por la noche llegaban invitados y me pregunté si estos también querrían el pago como había pasado en el otro templo.
-¿Estos también pueden pedir... bueno, ya sabes? –Pregunté mientras como siempre, a su lado, esperaba para ver cómo daba comienzo la fiesta al celebrar que habían llegado las sacerdotisas al templo para cuidar de la diosa. No obtuve una respuesta clara por su parte y giré mi rostro para mirarla- ¿Nebt? –Pregunté logrando que su atención recayera en mi finalmente- ¿está bien? –Volví a preguntar observando su rostro, estaba desde la tarde algo distraída y ausente como si su cabeza estuviera en otro lugar, sus ojos y el brillo de estos junto con los actuares que había tenido me hicieron pensar que quizás es que estuviera esperando a que alguien llegara, porque ella me había hablado aunque vagamente de alguien, quizás es que esa noche lo vería tras su regreso- estás esperando a alguien, ¿verdad? –Pregunté en un tono bajo que solo pudiera escucharme ella para que ninguna de las demás se enteraran, no teniendo en cuenta cómo se comportaban con ella- tus ojos me lo dicen –sonreí mirando al frente- no tienes que preocuparte por mí esta noche, ve, busca a quién andas esperando y yo estaré un rato antes de marcharme, no quiero que tengas que preocuparte por mí esta noche. Seguro que llevabas largo tiempo esperando este momento, anda, ve –dije convencida porque es lo que estaba pensando de verdad. No me gustaría estropearle el momento si lo llevaba tiempo esperando.
Sin embargo desde el mismo momento en que había conocido a Lakme, hacía ya unos años cuando trabajaba todavía en el burdel, siempre me había parecido una mujer de lo más curiosa y con un misterio del que te sentías atraída de manera inmediata. Habíamos compartido brevemente un encuentro pasional cuando bebió del vampiro que la acompañaba, mística y sensual era lo que me había parecido y sobre todo cuando me dio un pequeño retazo de lo que había sido ella como humana. Fue ella la que me dijo que mi madre seguía con vida, la que me mostró fugazmente cómo era esa época que yo había estudiado y que me sabía de memoria. Ahora tenía la oportunidad de conocer una parte muy diferente de la vampiro que yo conocí un día, y pensaba aprovechar la oportunidad para conocer su historia y saber quién era realmente Lakme, o más bien; Nebt. Sin embargo no parecía muy reacia a contarme sobre aquel “don” que decía que poseía, como vampira me había hablado ligeramente del mismo aunque tampoco había profundizado mucho en qué consistía, ella lo llamaba “voces” que le susurraban, a veces cosas del futuro o a veces cosas del pasado, fue así como supo que mi madre seguía viva. Recordaba que Ubbe una vez me había hablado también de Lakme, al parecer, la vampira había tenido un lazo con los Cannif y no me extrañaba teniendo en cuenta lo extensa que era su vida. Aclaró que más que envidia, le tenían miedo, y no dijo nada más en lo que yo mordí mi labio porque parecía que no iba a sonsacarle demasiado. Yo era una mujer demasiado curiosa y me tuve que morder la lengua para no seguir preguntando, ya llegaría el momento. El viaje continuó por un día más entero donde pudimos descansar hasta que finalmente llegamos a Dendera, pude ver las diferencias que había con el templo de Menfis nada más llegar al que sería nuestro nuevo hogar. El templo de Hathor era algo más pequeño y había sufrido algunos daños visibles, sin embargo, pese a dichos daños seguía teniendo su encanto. Nebt me enseñó todo aquello que debería de realizar cada día como rutina, maravillada observé la estatua dorada de la diosa ya que era algo que en mi época era imposible de hacer, me enseñó todo aquello que debía de realizar cada día mientras la notaba algo ausente, algo más distraída. No le di importancia y una vez explicado en qué consistiría mis labores nos fuimos para asearnos y cambiarnos, por la noche llegaban invitados y me pregunté si estos también querrían el pago como había pasado en el otro templo.
-¿Estos también pueden pedir... bueno, ya sabes? –Pregunté mientras como siempre, a su lado, esperaba para ver cómo daba comienzo la fiesta al celebrar que habían llegado las sacerdotisas al templo para cuidar de la diosa. No obtuve una respuesta clara por su parte y giré mi rostro para mirarla- ¿Nebt? –Pregunté logrando que su atención recayera en mi finalmente- ¿está bien? –Volví a preguntar observando su rostro, estaba desde la tarde algo distraída y ausente como si su cabeza estuviera en otro lugar, sus ojos y el brillo de estos junto con los actuares que había tenido me hicieron pensar que quizás es que estuviera esperando a que alguien llegara, porque ella me había hablado aunque vagamente de alguien, quizás es que esa noche lo vería tras su regreso- estás esperando a alguien, ¿verdad? –Pregunté en un tono bajo que solo pudiera escucharme ella para que ninguna de las demás se enteraran, no teniendo en cuenta cómo se comportaban con ella- tus ojos me lo dicen –sonreí mirando al frente- no tienes que preocuparte por mí esta noche, ve, busca a quién andas esperando y yo estaré un rato antes de marcharme, no quiero que tengas que preocuparte por mí esta noche. Seguro que llevabas largo tiempo esperando este momento, anda, ve –dije convencida porque es lo que estaba pensando de verdad. No me gustaría estropearle el momento si lo llevaba tiempo esperando.
Naitiri Zahir- Humano Clase Alta
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