Una noche más

Existen pocos lugares en el mundo que reflejan con claridad meridiana el alma humana. En plena media noche bajo el cielo oscuro, el frio aire venia cargado de olor a desechos, pequeños roedores circulaban a sus anchas, algún que otro gato esperaba agazapado el momento preciso de dar casa a su cena tan esperada. No se puede decir que ese callejón fuera algo fuera de lo común, era uno más del montón la escena se repetía indudablemente un sinfín de veces, botes con basura apilados, charcos que enlodaban el camino las paredes sucias de las viviendas aledañas, no era raro ver algún cuerpo caído. Si se podría decir que quien haya visto un callejón sin duda lo ha visto todos.
Una puerta lateral que daba a este singular paraje se abrió dejando salir a un parroquiano que en su estado actual poseía mas alcohol en su cuerpo que sangre, el hombre dando tumbos iba de un lado a otro intentando caminar, al toparse con montón de basura apilada intento mantenerse parado para orinar, el movimiento oscilante de su cuerpo lo hizo maldecir más de una vez ya que en su estado por completo de ebriedad se orinaba sus propios pies, cuando al fin termino con la faena volvió a trompicones de regreso a la puerta que daba a la taberna.
-Dégoûtant
Dije en un susurro, no es que no haya visto la escena un sinfín de veces, simplemente es que no podía entender como es que los humanos lanzaran sus vidas por un precipicio así sin más. Si de verdad supieran lo valiosa que era…
Me quede parada contemplando la misma nada, en realidad esa noche me encontraba inquieta, no sabía qué me había impulsado a salir de la biblioteca del monasterio, no sabía que buscaba en realidad, hacia tiempo que no cazaba una presa, pero tampoco era algo que fuera a causarme aquella inquietud. Era gracioso que alguien como yo sintiera inquietud, hoy aún me asombra que pueda sentir algo.
La cacofonía de la noche era tan melodiosa, murmullos que se apagaban, algún traqueteo de algún carruaje, un grito de una mujer, el relincho de un caballo, si por que la noche tenía música para aquellos que desearan escucharla. Tenía una melodía que hablaba de sueños rotos, de amor, de pobreza, hambre, desesperanza, la noche en aquel callejón no sabía nada de sedas y muselinas, no sabía de perlas ni de buen coñac.

-Hier encore, j'avais vingt ans
Je caressais le temps et jouais de la vie
Comme on joue de l'amour
Et je vivais la nuit
Sans compter sur mes jours qui fuyaient dans le temps
J'ai fait tant de projets qui sont restés en l'air
J'ai fondé tant d'espoirs qui se sont envolés
Que je reste perdu ne sachant où aller
Les yeux cherchant le ciel mais le coeur mis en terre

Comencé a cantar sin importarme si alguien me escuchaba, ¿después de todo a quien le iba a importar?, seguro achacarían al alcohol, o a una enfermedad mental, algún que otro diría que una prostituta tubo una mala nacho, al final a nadie le iba a importar, que una mujer joven se pusiera a cantar en aquel lugar dejado de la mano de dios. Las sombras eran mi secuas ya que ocultaban mi rostro en totalidad, era solo una figura recostada contra una pared, esperando un cliente, la muerte o un milagro lo que viniera primero.
Si bien era intangible mi figura estaba definida, las sombras ayudaban a camuflar un poco la realidad, es por eso por lo que la noche es la amiga de los muertos, en que otro momento podrías salir con total impunidad. La gente que te veía por causalidad no reparaba mucho en ti, la mayoría esquivaban las miradas, pocos eran lo que se atrevían verte a la cara y la cara… ah… sí… mí cara, si la vez sabrías que no pertenezco a este callejón ni a ningún otro, quienes viven por estos lares tienen la piel curtida, mientras la mía se mantendrá liza eternamente, bueno al menos la imagen ya que no queda nada de lo que fue mi cuerpo.
El elixir de la eterna juventud, claro que para obtenerlo debes estar muerta y si me dieran a elegir preferiría mil arrugas a una eternidad de juventud. Mire el cielo cuando la última nota murió en mis labios, mi mente se encontraba por derroteros que no traían nada bueno. Mire nuevamente en derredor en busca de algo para matar el aburrimiento. Deje escapar un suspiro y mire la puerta de la cantina a la espera de que alguien saliera, puede que por esa puerta saliera la respuesta a mi dilema.