AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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I'll Put My Trust In You [Privado]
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I'll Put My Trust In You [Privado]
Los pantanos era un lugar peligroso para ciertos seres en noches de luna llena, para mí no lo era tanto en mi forma de pantera aunque estaba todavía en forma humana. Desde hacía unos días había dejado atrás la ciudad y me había recluido en el bosque y en aquel pantano que era mucho más tranquilo, más sereno, donde podía encontrar mucha más paz que en la ciudad con sus gentes. Allí no había malicia alguna, allí no había la maldad que se respiraba en la ciudad, corrompida por la codicia y la avaricia de algunas personas... por eso mismo quizás no era partidario de acercarme demasiado a las personas. Yo era un cambiante un tanto esquivo con las personas, no me sentía cómodo con ellas ni confiaba demasiado en sus intenciones. Había visto barbaridades camuflado en forma de gato que se cometían en sus calles y cada vez estaba más convencido de que sus almas ennegrecían por momentos, que las buenas cualidades que tenían desaparecían poco a poco en un mundo plagado de sobrenaturales que con su oscuridad se llevaban todo a su paso. Solamente confiaba en una clase de personas; en los hechiceros. Me sentía en mayor sintonía con ellos y su presencia para mí era agradable, no por nada me había pasado casi toda mi vida al lado de un hechicero del cual había aprendido todo, hasta que la Inquisición nos encontró y tuvimos que separarnos... a ambos nos buscaban por diferentes motivos y juntos podríamos poner en peligro la vida del otro. Hacía tiempo que no sabía nada de aquel hombre y alguna vez me había dado la tentación de buscarlo, pero quizás fuera mejor mantener las distancias y no meterlo en problemas.
Aparte de eso yo tenía mis propios problemas que habían surgido recientemente; unas extrañas marcas habían aparecido en mi piel de la noche a la mañana confundiéndome por ello, extrañándome sin saber el origen ni el motivo de dichas marcas y su aparición. Que yo supiera no había hecho nada desde hacía muchos años para aquello y no entendía qué me estaba pasando, pero ligado a esas manchas había comenzado a tener sueños extraños; sueños donde aparecía una mujer a la que no podía ver ni el rostro ni podía oír su voz tampoco, simplemente veía su figura entre neblinas que no me dejaban ver con claridad, un cuerpo femenino que me llamaba de alguna forma como si estuviera en peligro. Mis ganas en esos sueños de ir a por ella podían por todo, era como si mi cuerpo estuviera encadenado y yo rompía las cadenas para ir hacia aquella mujer, justo cuando estaba más próximo a ella para saber quién era... me despertaba. El sueño acababa ahí y despertaba entre sudores con la respiración acelerada. Cada cierto tiempo una nueva marca aparecía y por la experiencia que tenía sabía que aquello no podía ser una coincidencia ni una casualidad, algo me estaba pasando y debía de encontrar el modo de solucionarlo porque cada vez que una marca nueva aparecía sentía que mi energía se consumía un poco, como si se gastara y esas marcas tuvieran la culpa de ello... u si seguían apareciendo auguraba un final muy oscuro.
Esa noche había decidido dar una vuelta por el pantano, de normalidad las noches de luna llena solía alejarme de esas zonas porque los licántropos llamados por madre luna y esa maldición que los ligaba a ella, solían aparecer allí como en los bosques. Solía evitarlos porque no era una persona que le gustara la violencia en exceso, sin embargo, ese día me encontré con una intuición que me hizo acudir al lugar sin saber muy bien lo que me encontraría ni lo que me depararía. El lugar estaba tranquilo y se podía escuchar los sonidos típicos de aquel lugar en calma, pero no pasó mucho tiempo hasta que un aullido se escuchó en el lugar; un licántropo andaba cerca, pero no solo eso sino que también había una presencia humana cerca, un aura que aunque no había visto nunca sí que reconocí como la de una hechicera por ese color aguamarina que los rodeaba. Sin saber muy bien por qué sentí el impulso de ir a salvarla, el sueño vino de pronto a mi cabeza ¿y si era esa mujer con la que había estado soñando? Me vi que pronto comencé a correr en dirección hacia dónde provenía el ruido, me fijé en que había una mujer de piel canela dentro de un círculo que la protegía de aquel licántropo que intentaba ir hacía ella, rugí con fuerza y me transformé en esa pantera negra y sin pensarlo me lancé contra aquel licántropo que pretendía acabar con la joven. Mis fauces fueron hacia el cuello desprotegido del licántropo, hundí mis colmillos en su cuello y la sangre brotó de la herida mientras este se sacudía con violencia para intentar soltarse, sus zarpas intentaban alcanzarme y hundí las mías en su en su abdomen clavándolas con fuerza que lo hizo rugir con violencia y sacudirse de forma que me lanzó lejos, la herida estaba abierta pero sabía que eso no bastaría para matarlo, me posicioné frente a la joven que permanecía en aquel círculo de magia y le rugí al licántropo que me contemplaba con ganas de despedazarme, no sé qué pasó exactamente que el licántropo comenzó a revolverse como si luchara con algo que no podía ver, aproveché la ocasión y comencé a desgarrar con mis colmillos su cuello, me llevé algún zarpazo que otro, heridas profundas en mi carne pero no paré hasta que no conseguí mi objetivo. El cuerpo cayó sin vida al suelo y yo hice lo mismo con heridas de las que sangraba, mis ojos observaron a la joven y eso fue lo último que pude ver antes de caer inconsciente al suelo.
Aparte de eso yo tenía mis propios problemas que habían surgido recientemente; unas extrañas marcas habían aparecido en mi piel de la noche a la mañana confundiéndome por ello, extrañándome sin saber el origen ni el motivo de dichas marcas y su aparición. Que yo supiera no había hecho nada desde hacía muchos años para aquello y no entendía qué me estaba pasando, pero ligado a esas manchas había comenzado a tener sueños extraños; sueños donde aparecía una mujer a la que no podía ver ni el rostro ni podía oír su voz tampoco, simplemente veía su figura entre neblinas que no me dejaban ver con claridad, un cuerpo femenino que me llamaba de alguna forma como si estuviera en peligro. Mis ganas en esos sueños de ir a por ella podían por todo, era como si mi cuerpo estuviera encadenado y yo rompía las cadenas para ir hacia aquella mujer, justo cuando estaba más próximo a ella para saber quién era... me despertaba. El sueño acababa ahí y despertaba entre sudores con la respiración acelerada. Cada cierto tiempo una nueva marca aparecía y por la experiencia que tenía sabía que aquello no podía ser una coincidencia ni una casualidad, algo me estaba pasando y debía de encontrar el modo de solucionarlo porque cada vez que una marca nueva aparecía sentía que mi energía se consumía un poco, como si se gastara y esas marcas tuvieran la culpa de ello... u si seguían apareciendo auguraba un final muy oscuro.
Esa noche había decidido dar una vuelta por el pantano, de normalidad las noches de luna llena solía alejarme de esas zonas porque los licántropos llamados por madre luna y esa maldición que los ligaba a ella, solían aparecer allí como en los bosques. Solía evitarlos porque no era una persona que le gustara la violencia en exceso, sin embargo, ese día me encontré con una intuición que me hizo acudir al lugar sin saber muy bien lo que me encontraría ni lo que me depararía. El lugar estaba tranquilo y se podía escuchar los sonidos típicos de aquel lugar en calma, pero no pasó mucho tiempo hasta que un aullido se escuchó en el lugar; un licántropo andaba cerca, pero no solo eso sino que también había una presencia humana cerca, un aura que aunque no había visto nunca sí que reconocí como la de una hechicera por ese color aguamarina que los rodeaba. Sin saber muy bien por qué sentí el impulso de ir a salvarla, el sueño vino de pronto a mi cabeza ¿y si era esa mujer con la que había estado soñando? Me vi que pronto comencé a correr en dirección hacia dónde provenía el ruido, me fijé en que había una mujer de piel canela dentro de un círculo que la protegía de aquel licántropo que intentaba ir hacía ella, rugí con fuerza y me transformé en esa pantera negra y sin pensarlo me lancé contra aquel licántropo que pretendía acabar con la joven. Mis fauces fueron hacia el cuello desprotegido del licántropo, hundí mis colmillos en su cuello y la sangre brotó de la herida mientras este se sacudía con violencia para intentar soltarse, sus zarpas intentaban alcanzarme y hundí las mías en su en su abdomen clavándolas con fuerza que lo hizo rugir con violencia y sacudirse de forma que me lanzó lejos, la herida estaba abierta pero sabía que eso no bastaría para matarlo, me posicioné frente a la joven que permanecía en aquel círculo de magia y le rugí al licántropo que me contemplaba con ganas de despedazarme, no sé qué pasó exactamente que el licántropo comenzó a revolverse como si luchara con algo que no podía ver, aproveché la ocasión y comencé a desgarrar con mis colmillos su cuello, me llevé algún zarpazo que otro, heridas profundas en mi carne pero no paré hasta que no conseguí mi objetivo. El cuerpo cayó sin vida al suelo y yo hice lo mismo con heridas de las que sangraba, mis ojos observaron a la joven y eso fue lo último que pude ver antes de caer inconsciente al suelo.
Zephyr Drakos- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 19/10/2016
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Re: I'll Put My Trust In You [Privado]
Luna llena. La primera que pasaba sola desde que mi madre fue apresada y juzgada por la Inquisición. Recordaba aquella noche como si apenas hubiesen pasado unas horas, y es que el pánico que me transmitieron sus ojos fue algo que jamás podría olvidar durante el resto de mi existencia. Su hechizo para protegerme y que pudiese escapar junto con el grimorio familiar y una peligrosa leyenda que se convertiría en mi más ávida obsesión, fue la prueba clave que argumentaron para condenarla a la hoguera por brujería. Si ella no se hubiese delatado conjurando aquel hechizo de contención, ahora podría estar viva; aunque tal vez entonces yo no sería libre. Ella lo sabía, conocía cual era la pena por practicar magia, y aún así corrió el riesgo para salvarme de las sucias manos de una Iglesia corrompida por la putrefacción de sus más altos cargos.
Recuerdo el crepitar del fuego cuando esa misma noche ejecutaron su sentencia. Escuchaba los desgarradores gritos de mi madre cuando las llamas comenzaron a devorar su cuerpo, mientras yo permanecía escondida en una pequeña gruta cerca del arroyo. Abrazada a aquel particular libro y sumida en un silencioso llanto, permanecí inmóvil hasta el frío amanecer donde por última vez miré la tierra que me había visto nacer, y me embarqué rumbo a París con la intención de empezar una búsqueda con la que esperaba vengarme de la tragedia familiar.
Habían pasado apenas unos días desde que llegué a París y mi vida pareció comenzar de nuevo. Estaba sola, pero tenía un objetivo en mente y no descansaría hasta verlo cumplido. Encontraría aquel libro prohibido, y todos esos asesinos que se hacían llamar la Inquisición, pagarían por lo que habían hecho. Pero debía ser cauta, y comenzar a practicar una magia que no era del todo conocida por mí. Gracias a las amistades de mi familia con chamanes en Nueva Orleans, y todas las aportaciones de otros brujos wicca al grimorio familiar, podía estar segura de que mi formación como hechicera quedaría más que finalizada en poco tiempo. Contaba con la intimidad de una pequeña cabaña en el bosque, propiedad de unos antepasados maternos; de modo que solo necesitaría algo de tiempo y los útiles necesarios para comenzar mi preparación. Además, había decidido continuar con la pasión de mi madre, elaborar conjuros y amuletos que serían vendidos a quienes necesitasen de ellos. Era una magia muy sencilla, y sin duda alguna, una buena forma de ganarse la vida.
Aquella noche la dama blanca coronaba el firmamento, iluminando cada rincón de aquel frondoso bosque de tierras francesas. Debía empezar a recolectar hierbas y todo tipo de minerales para mis hechizos y demás, pero tenía que ser cauta, así que realizar la búsqueda por la noche se me antojó la mejor de las opciones. En primer lugar, mi objetivo sería recolectar artemisa, con la cual elaboraría un hechizo de protección para mi pequeña morada, y usaría después en mis conjuros para buscar los orbes que me llevarían a ese dichoso libro. Con un péndulo de cuarzo transparente y un sencillo hechizo de localización, encontré el lugar idóneo para ir a buscar tan singular planta; y sin más demora me encaminé hacia la laguna, donde esperaba también encontrar algunos minerales que debería purificar y consagrar después.
No tardé en dar con el sitio en cuestión donde desmonté de mi caballo, e ilusionada porque la búsqueda hubiese resultado tan satisfactoria comencé a cortar con cuidado la cantidad necesaria antes de introducirla en una pequeña bolsa de cuero. Más cuando estaba finalizando mi empeño, un pequeño gruñido a mi espalda, me dejó totalmente paralizada. No me fue necesario girarme del todo para saber de qué se trataba, puesto que cuando ladeé un poco la cabeza descubrí la imponente aura de un licántropo en plena transformación. Con rapidez, saqué mi Athame, o daga wicca, de la bota y tracé un círculo en la arena quedándome en su interior.
-Por mi voluntad y las voluntades del Dios padre y de la Diosa madre; yo te conjuro círculo de poder; para ser mi espacio sagrado más alla del tiempo y del espacio; de los hombres, de las criaturas y de los espíritus. Te conjunto para que seas mi protector y contengas el poder de las energías que formaré dentro hasta que decida liberarlo. Que ningún ser pueda acceder al interior. Por eso, te bendigo y te consagro.- murmuré al tiempo que trazaba el círculo en el sentido de las agujas del reloj, pronunciando lo más rápido que pude un práctico conjuro que me protegería del licano hasta que supiese que hacer, o hasta que amaneciese.
Pero el círculo no estaba sellado del todo; todavía quedaba una parte muy importante para que le fuese imposible acceder. De rodillas, comencé a convocar a los guardianes elementales para que bendijesen el círculo y se encargasen de protegerlo. Me encontraba haciendo pequeñas muescas en la tierra con el Athame, cuando un nuevo ser apareció ante mis ojos, dejándome del todo desconcertada. Una preciosa pantera negra, cuya aura me indicaba que no era solamente dicho animal, se enfrentó al licántropo que me tenía recluida en mi círculo. Mi cara de estupefacción debía de ser digna de recordar, pues por lo que deduje, aquel hermoso cambiante estaba arriesgando su vida por salvar la mía. Sin terminar finalmente de sellar el circulo, me concentré en usar el mismo hechizo de protección que usó mi madre el día que escapé, en el cual sin saber cómo ni por qué, el enemigo sentía como lo apresaban sombras inexistentes. Esta fue la ventaja necesaria para que mi nuevo amigo consiguiese terminar con la vida del lican, aunque con efectos colaterales. Su cuerpo cayó al suelo, abatido por las múltiples heridas que había recibido en aquella ardua lucha. Nuestras miradas se cruzaron, y fue cuando supe que era el momento en que yo debería agradecerle haberme salvado la vida.
-Te pondrás bien. Yo cuidaré de ti.- apunté en un susurro apenas audible, mientras le acariciaba con suavidad el lomo. Y tras esto, ayudándome de mi caballo, trasladé al joven cambiante hasta una gruta cercana donde comencé a curarle las heridas con ancestrales ungüentos que elaboré allí mismo mientras permanecía inconsciente.
Recuerdo el crepitar del fuego cuando esa misma noche ejecutaron su sentencia. Escuchaba los desgarradores gritos de mi madre cuando las llamas comenzaron a devorar su cuerpo, mientras yo permanecía escondida en una pequeña gruta cerca del arroyo. Abrazada a aquel particular libro y sumida en un silencioso llanto, permanecí inmóvil hasta el frío amanecer donde por última vez miré la tierra que me había visto nacer, y me embarqué rumbo a París con la intención de empezar una búsqueda con la que esperaba vengarme de la tragedia familiar.
Habían pasado apenas unos días desde que llegué a París y mi vida pareció comenzar de nuevo. Estaba sola, pero tenía un objetivo en mente y no descansaría hasta verlo cumplido. Encontraría aquel libro prohibido, y todos esos asesinos que se hacían llamar la Inquisición, pagarían por lo que habían hecho. Pero debía ser cauta, y comenzar a practicar una magia que no era del todo conocida por mí. Gracias a las amistades de mi familia con chamanes en Nueva Orleans, y todas las aportaciones de otros brujos wicca al grimorio familiar, podía estar segura de que mi formación como hechicera quedaría más que finalizada en poco tiempo. Contaba con la intimidad de una pequeña cabaña en el bosque, propiedad de unos antepasados maternos; de modo que solo necesitaría algo de tiempo y los útiles necesarios para comenzar mi preparación. Además, había decidido continuar con la pasión de mi madre, elaborar conjuros y amuletos que serían vendidos a quienes necesitasen de ellos. Era una magia muy sencilla, y sin duda alguna, una buena forma de ganarse la vida.
Aquella noche la dama blanca coronaba el firmamento, iluminando cada rincón de aquel frondoso bosque de tierras francesas. Debía empezar a recolectar hierbas y todo tipo de minerales para mis hechizos y demás, pero tenía que ser cauta, así que realizar la búsqueda por la noche se me antojó la mejor de las opciones. En primer lugar, mi objetivo sería recolectar artemisa, con la cual elaboraría un hechizo de protección para mi pequeña morada, y usaría después en mis conjuros para buscar los orbes que me llevarían a ese dichoso libro. Con un péndulo de cuarzo transparente y un sencillo hechizo de localización, encontré el lugar idóneo para ir a buscar tan singular planta; y sin más demora me encaminé hacia la laguna, donde esperaba también encontrar algunos minerales que debería purificar y consagrar después.
No tardé en dar con el sitio en cuestión donde desmonté de mi caballo, e ilusionada porque la búsqueda hubiese resultado tan satisfactoria comencé a cortar con cuidado la cantidad necesaria antes de introducirla en una pequeña bolsa de cuero. Más cuando estaba finalizando mi empeño, un pequeño gruñido a mi espalda, me dejó totalmente paralizada. No me fue necesario girarme del todo para saber de qué se trataba, puesto que cuando ladeé un poco la cabeza descubrí la imponente aura de un licántropo en plena transformación. Con rapidez, saqué mi Athame, o daga wicca, de la bota y tracé un círculo en la arena quedándome en su interior.
-Por mi voluntad y las voluntades del Dios padre y de la Diosa madre; yo te conjuro círculo de poder; para ser mi espacio sagrado más alla del tiempo y del espacio; de los hombres, de las criaturas y de los espíritus. Te conjunto para que seas mi protector y contengas el poder de las energías que formaré dentro hasta que decida liberarlo. Que ningún ser pueda acceder al interior. Por eso, te bendigo y te consagro.- murmuré al tiempo que trazaba el círculo en el sentido de las agujas del reloj, pronunciando lo más rápido que pude un práctico conjuro que me protegería del licano hasta que supiese que hacer, o hasta que amaneciese.
Pero el círculo no estaba sellado del todo; todavía quedaba una parte muy importante para que le fuese imposible acceder. De rodillas, comencé a convocar a los guardianes elementales para que bendijesen el círculo y se encargasen de protegerlo. Me encontraba haciendo pequeñas muescas en la tierra con el Athame, cuando un nuevo ser apareció ante mis ojos, dejándome del todo desconcertada. Una preciosa pantera negra, cuya aura me indicaba que no era solamente dicho animal, se enfrentó al licántropo que me tenía recluida en mi círculo. Mi cara de estupefacción debía de ser digna de recordar, pues por lo que deduje, aquel hermoso cambiante estaba arriesgando su vida por salvar la mía. Sin terminar finalmente de sellar el circulo, me concentré en usar el mismo hechizo de protección que usó mi madre el día que escapé, en el cual sin saber cómo ni por qué, el enemigo sentía como lo apresaban sombras inexistentes. Esta fue la ventaja necesaria para que mi nuevo amigo consiguiese terminar con la vida del lican, aunque con efectos colaterales. Su cuerpo cayó al suelo, abatido por las múltiples heridas que había recibido en aquella ardua lucha. Nuestras miradas se cruzaron, y fue cuando supe que era el momento en que yo debería agradecerle haberme salvado la vida.
-Te pondrás bien. Yo cuidaré de ti.- apunté en un susurro apenas audible, mientras le acariciaba con suavidad el lomo. Y tras esto, ayudándome de mi caballo, trasladé al joven cambiante hasta una gruta cercana donde comencé a curarle las heridas con ancestrales ungüentos que elaboré allí mismo mientras permanecía inconsciente.
Erÿanne Dahlvink- Hechicero Clase Media
- Mensajes : 23
Fecha de inscripción : 08/01/2018
Re: I'll Put My Trust In You [Privado]
Lo último que recordaba después de enzarzarme en aquella pelea con el licántropo que había en el pantano y que había estado atacando a una hechicera que se encontraba por el lugar, fueron los ojos de un color entre castaños y verdes que brillaban bajo los haces de plata que nos iluminaban, estaba cansado por la pelea contra el licántropo y mi cuerpo estaba herido con arañazos y algunos mordiscos por el cuerpo de los que salían sangre, mi respiración era irregular y entrecortada y con un vistazo hacia la joven que había salvado aun sin saber muy bien por qué con la esperanza de que fuera ella la mujer que había visto en mis sueños durante hacía ya semanas me desplomé al suelo, quedando inconsciente frente a ella incapaz de ponerme en pie o de transformarme en forma humana para que no tuviera miedo aunque no se la veía con miedo precisamente, ella sabía perfectamente lo que yo era y yo me quedé algo más “tranquilo” al estar en presencia de una hechicera ya que estos no les hacían daño a los cambiantes. Mi cuerpo en forma de pantera negra manchado de sangre se desplomó en el suelo frente a ella y poco más pude saber que pasó después de eso, solo escuché desvaneciéndome entre sombras que me pondría bien y cuidaría de mí cuando todo se volvió oscuro y dejé de ser consciente de todo cuanto me rodeaba. Apenas me percaté de que había vuelto a mi forma humana, desnudo sin ropa alguna, y que fue ella la que se encargó de llevarme del pantano hacia otro lugar para curar mis heridas, no me enteré de cómo lo hizo para llevarme pero siendo una hechicera no tendría demasiados problemas con eso, mi cuerpo estaba magullado y necesitaba reposo y algo de tiempo para curarme de las heridas que me había causado en la pelea, algo que con mi condición de cambiante no tardarían mucho en cerrarse, era una de las cosas buenas que tenía ser cambiante. No supe cuánto tiempo pasé hasta que finalmente pude abrir los ojos, parpadeé confundido por dónde me encontraba sin lograr identificar el lugar y escuchando ruidos a mi alrededor, una leve luz parpadeaba iluminando el lugar donde estábamos y un aroma llegó hasta mí que reconocí levemente, era el mismo que había desprendido la hechicera.
Como pantera mis sentidos estaban aumentados que en mi forma humana y era más fácil reconocer los olores, una vez los sentía siendo una pantera de forma humano podía reconocerlos ya que era como si se quedaran grabados en mi mente, y reconocía ese aroma peculiar que había desprendido la hechicera. Además su aura se notaba en el lugar y finalmente logré ubicarla a unos pocos pasos de mí quedando de perfil, yo me encontraba tapado con una manta no estando al desnudo por completo y ella al lado de una hoguera que había encendido parecía preparar algo con unas hierbas por el ruido que hacía. Me incorporé levemente y siseé cuando una de las heridas que tenía en el pecho, el surco de unas zarpas que lo cruzaban, tiró de mi piel al querer incorporarme y fue entonces que la joven se giró para mirarme. Ahora ya en forma humana me la quedé mirando de forma fija, cuando la había encontrado apenas había tenido tiempo de pensar en lo que debía de hacer y para cuando me quise dar cuenta me había convertido en pantera y me había lanzado a ayudarla. ¿Por qué? Eso sería algo que debería de averiguar con el paso del tiempo, pero quizás porque hacía semanas que había estado soñando con una mujer, una a la que no le veía el rostro y solamente veía su figura, quizás porque las extrañas marcas habían aparecido de la nada y yo no tenía mucha idea de lo que eran realmente... simplemente nació ese instinto en mí y me lancé de lleno. Pude ver que me había curado y que además de taparme había puesto algunos ungüentos en mi piel donde tenía los mordiscos y los arañazos, desprendían ese olor característico que bien conocía del tiempo que pasé con un hechicero durante años cuando era más joven. El caso es que nuestros caminos se habían cruzado por un motivo en concreto y no pude evitar preguntarme si, esos caminos, tenían algo que ver con mis sueños. Quizás era el momento de averiguarlo para saber si estaba en lo cierto, pero sino, ¿qué otra cosa podía ser?
-¿Quién eres? –Pregunté observándola con lo que parecía un pequeño mortero en el cual machaba unas hierbas elaborando el ungüento que me había estado poniendo en el cuerpo- ¿dónde estamos? –Miré entorno a mi alrededor para saber si me sonaba el lugar pero no podía situarme, no sabía dónde estábamos- yo... –dije y me mordí el labio repasándola con la mirada, muchas personas me tenían por mi aspecto que era algo fiero pero nada más lejos de la realidad, era un hombre tranquilo al que no le gustaba meterse en problemas y en líos, evadía los conflictos y no sabía por qué me había metido a salvarla- gracias por curarme –dije bajando mi mirada a mi cuerpo viendo la pasta verdosa que tenía por mi cuerpo, se sentía fresca y parecía aliviar los dolores que tenía, de nuevo subí mis ojos a los suyos y me quedé observándola sin saber muy bien qué decir perdido en mis pensamientos y en esos sueños que había tenido- me llamo Garrus, Garrus Vakarian. ¿Eres tú la que va a ayudarme con esto? ¿Serás tú la mujer que se ha estado apareciendo en mis sueños? –Ni siquiera supe por qué lo había preguntado, pero le hice una seña para que supiera que me refería a las marcas que llevaba en mi piel, esas que cada cierto tiempo crecían- sé que eres hechicera, ¿puedes ayudarme? –Como yo la había ayudado a ella, como si fuera un “quid pro quo” en el que ambos nos ayudáramos mutuamente.
Como pantera mis sentidos estaban aumentados que en mi forma humana y era más fácil reconocer los olores, una vez los sentía siendo una pantera de forma humano podía reconocerlos ya que era como si se quedaran grabados en mi mente, y reconocía ese aroma peculiar que había desprendido la hechicera. Además su aura se notaba en el lugar y finalmente logré ubicarla a unos pocos pasos de mí quedando de perfil, yo me encontraba tapado con una manta no estando al desnudo por completo y ella al lado de una hoguera que había encendido parecía preparar algo con unas hierbas por el ruido que hacía. Me incorporé levemente y siseé cuando una de las heridas que tenía en el pecho, el surco de unas zarpas que lo cruzaban, tiró de mi piel al querer incorporarme y fue entonces que la joven se giró para mirarme. Ahora ya en forma humana me la quedé mirando de forma fija, cuando la había encontrado apenas había tenido tiempo de pensar en lo que debía de hacer y para cuando me quise dar cuenta me había convertido en pantera y me había lanzado a ayudarla. ¿Por qué? Eso sería algo que debería de averiguar con el paso del tiempo, pero quizás porque hacía semanas que había estado soñando con una mujer, una a la que no le veía el rostro y solamente veía su figura, quizás porque las extrañas marcas habían aparecido de la nada y yo no tenía mucha idea de lo que eran realmente... simplemente nació ese instinto en mí y me lancé de lleno. Pude ver que me había curado y que además de taparme había puesto algunos ungüentos en mi piel donde tenía los mordiscos y los arañazos, desprendían ese olor característico que bien conocía del tiempo que pasé con un hechicero durante años cuando era más joven. El caso es que nuestros caminos se habían cruzado por un motivo en concreto y no pude evitar preguntarme si, esos caminos, tenían algo que ver con mis sueños. Quizás era el momento de averiguarlo para saber si estaba en lo cierto, pero sino, ¿qué otra cosa podía ser?
-¿Quién eres? –Pregunté observándola con lo que parecía un pequeño mortero en el cual machaba unas hierbas elaborando el ungüento que me había estado poniendo en el cuerpo- ¿dónde estamos? –Miré entorno a mi alrededor para saber si me sonaba el lugar pero no podía situarme, no sabía dónde estábamos- yo... –dije y me mordí el labio repasándola con la mirada, muchas personas me tenían por mi aspecto que era algo fiero pero nada más lejos de la realidad, era un hombre tranquilo al que no le gustaba meterse en problemas y en líos, evadía los conflictos y no sabía por qué me había metido a salvarla- gracias por curarme –dije bajando mi mirada a mi cuerpo viendo la pasta verdosa que tenía por mi cuerpo, se sentía fresca y parecía aliviar los dolores que tenía, de nuevo subí mis ojos a los suyos y me quedé observándola sin saber muy bien qué decir perdido en mis pensamientos y en esos sueños que había tenido- me llamo Garrus, Garrus Vakarian. ¿Eres tú la que va a ayudarme con esto? ¿Serás tú la mujer que se ha estado apareciendo en mis sueños? –Ni siquiera supe por qué lo había preguntado, pero le hice una seña para que supiera que me refería a las marcas que llevaba en mi piel, esas que cada cierto tiempo crecían- sé que eres hechicera, ¿puedes ayudarme? –Como yo la había ayudado a ella, como si fuera un “quid pro quo” en el que ambos nos ayudáramos mutuamente.
Zephyr Drakos- Vampiro Clase Alta
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Re: I'll Put My Trust In You [Privado]
No tuve que caminar durante demasiado tramo guiando a mi caballo por medio de sus riendas, el cual portaba al cambiante, hasta un lugar seguro. El emplazamiento elegido era una pequeña pero acogedora gruta que había vislumbrado desde el camino tras unos frondosos matorrales cuando me dirigía tranquilamente al pantano antes de que la noche cayese sobre éste, y el peligro se cerniese sobre mí. Iba tan concentrada en no perderme, ahora que solo la luna llena iluminaba el sinuoso y prácticamente invisible sendero, y encontrar el refugio antes de que algún nuevo enemigo nos encontrase que no me percaté de que, desde que salimos del pantano, la situación visual de mi compañero de aventuras aquella noche había cambiado considerablemente.
Y es que fue cuando por fin alcanzamos la entrada a la gruta y le indiqué a mi caballo que descendiese para poder bajar a aquella preciosa pantera negra que me había salvado del licano, me encontré con que en su lugar se encontraba el escultural y hermoso cuerpo de un fornido humano. Ojiplática por la visión tan inverosímil que se abría ante mi inocente mirada, traté de cumplir mi objetivo de la forma más profesional de lo que fuese capaz, siendo consciente de que permanecer ajena a la desnudez del hombre me iba a ser prácticamente imposible.
Minutos después, y satisfecha por haber sido capaz de introducirlo a rastras al interior de la gruta sin causarle daños, lo recosté sobre la manta que portaba mi caballo entre su lomo y la silla de montar, con la intención de que el frío suelo no calase en los huesos del cambiante; para después cubrirlo con otra manta más gruesa que portaba enrollada tras la montura, y que yo misma había utilizado en más de una ocasión cuando la noche me sorprendía lejos de la civilización y las gélidas noches hacían mella en todo mi ser. En la misma entrada a la gruta encontré un árbol caído, cuyo ramaje estaba considerablemente seco, aprovechando parte del tronco y otras ramas más finas para encender una generosa hoguera que nos mantuviese calientes y aislados del gélido clima exterior. Y no solo eso, sino que me serviría para preparar el ungüento a base de manzanilla, tomillo y miel que me era necesario para cubrir las heridas del cambiante y facilitar su cicatrización, impidiendo que pudiesen infectarse.
Permitiendo que mi salvador descansase tranquilamente mientras yo me dedicaba a preparar el ungüento a base de tomillo, manzanilla y miel que le aplicaría después para cicatrizar con mayor rapidez sus heridas evitando así la probabilidad de que éstas se infectasen, lo dejé dormir al fondo de la gruta encaminándome hacia la entrada de la misma. En primer lugar, conjuré un hechizo de protección, que nos mantendría a salvo de cualquier criatura viva o muerta que desease entrar en aquel lugar. Y a continuación continué con la ardua labor de preparar esos ungüentos y pócimas que tantas veces había preparado con mi madre.
Me hallaba machacando las hojas infusionadas previamente de ambas plantas para después añadirle un poco de miel, proporcionándole así al ungüento cierta consistencia, cuando percibí que mi paciente comenzaba a moverse lentamente. Había cubierto ya casi todas sus heridas con el ungüento preparado previamente, limpiándolas antes con un paño humedecido con agua caliente y sal, pero decidí preparar más de aquel mágico y eficiente remedio, para sustituir el que ya había puesto en algunas heridas más profundas por aquel recién hecho. Con una cálida sonrisa, y agradeciendo a los dioses que el muchacho hubiese recuperado la consciencia con tanta rapidez, dejé el mortero en el suelo y me puse en pie para acercarme has su posición.
- Tómate esto, te ayudará a cicatrizar más rápido.- apunté con una melodiosa voz al acuclillarme a su lado y tenderle un cuenco con un líquido dulzón.- Mi nombre es Arÿanne Dahlvink, y como imagino que habrás podido deducir por mi aura, soy hechicera.- mis ojos se dirigieron hasta los suyos, quedándome anonadada por la profundidad de su mirada.- Estamos en una pequeña gruta cerca del lugar donde me salvaste la vida, porque si te soy sincera, no puedo asegurarte que me hubiese dado tiempo a terminar el conjuro y cerrar el círculo. De modo que soy yo la que debe daos las gracias a vos, y no al revés.- apunté desviando mi mirada a una de las heridas que parecía más profunda de lo normal, considerando cambiar el ungüento y vendarle la zona.
Suspiré contrariada cuando sentí la necesidad de sus preguntas, dirigiendo esta vez la vista hacia esas marcas en la piel que me señalaba y que desconocía su procedencia.- Desconozco si soy la mujer que aparecía en tus sueños.- respondí con sinceridad. Estaba en deuda con él y le ayudaría en todo lo que me fuese posible; pero no podía crearle unas falsas esperanzas si en verdad desconocía lo que ocultaban sus sueños.- No sabría decirte a ciencia cierta lo que significan estas marcas, más sin duda es un acto de brujería. Por lo que puedo apreciar, un hechizo bastante fuerte que ha tenido que realizar alguien muy poderoso.- respondí tras pasar mi dedo índice por las marcas, recorriendo su piel con suavidad; tras lo cual, volví a centrar mi mirada en la suya, tratando de que viese que le hablaba sinceramente.- No sé lo que es, pero investigaré y le ayudaré en todo lo que pueda. Estoy en deuda con vos.
Y es que fue cuando por fin alcanzamos la entrada a la gruta y le indiqué a mi caballo que descendiese para poder bajar a aquella preciosa pantera negra que me había salvado del licano, me encontré con que en su lugar se encontraba el escultural y hermoso cuerpo de un fornido humano. Ojiplática por la visión tan inverosímil que se abría ante mi inocente mirada, traté de cumplir mi objetivo de la forma más profesional de lo que fuese capaz, siendo consciente de que permanecer ajena a la desnudez del hombre me iba a ser prácticamente imposible.
Minutos después, y satisfecha por haber sido capaz de introducirlo a rastras al interior de la gruta sin causarle daños, lo recosté sobre la manta que portaba mi caballo entre su lomo y la silla de montar, con la intención de que el frío suelo no calase en los huesos del cambiante; para después cubrirlo con otra manta más gruesa que portaba enrollada tras la montura, y que yo misma había utilizado en más de una ocasión cuando la noche me sorprendía lejos de la civilización y las gélidas noches hacían mella en todo mi ser. En la misma entrada a la gruta encontré un árbol caído, cuyo ramaje estaba considerablemente seco, aprovechando parte del tronco y otras ramas más finas para encender una generosa hoguera que nos mantuviese calientes y aislados del gélido clima exterior. Y no solo eso, sino que me serviría para preparar el ungüento a base de manzanilla, tomillo y miel que me era necesario para cubrir las heridas del cambiante y facilitar su cicatrización, impidiendo que pudiesen infectarse.
Permitiendo que mi salvador descansase tranquilamente mientras yo me dedicaba a preparar el ungüento a base de tomillo, manzanilla y miel que le aplicaría después para cicatrizar con mayor rapidez sus heridas evitando así la probabilidad de que éstas se infectasen, lo dejé dormir al fondo de la gruta encaminándome hacia la entrada de la misma. En primer lugar, conjuré un hechizo de protección, que nos mantendría a salvo de cualquier criatura viva o muerta que desease entrar en aquel lugar. Y a continuación continué con la ardua labor de preparar esos ungüentos y pócimas que tantas veces había preparado con mi madre.
Me hallaba machacando las hojas infusionadas previamente de ambas plantas para después añadirle un poco de miel, proporcionándole así al ungüento cierta consistencia, cuando percibí que mi paciente comenzaba a moverse lentamente. Había cubierto ya casi todas sus heridas con el ungüento preparado previamente, limpiándolas antes con un paño humedecido con agua caliente y sal, pero decidí preparar más de aquel mágico y eficiente remedio, para sustituir el que ya había puesto en algunas heridas más profundas por aquel recién hecho. Con una cálida sonrisa, y agradeciendo a los dioses que el muchacho hubiese recuperado la consciencia con tanta rapidez, dejé el mortero en el suelo y me puse en pie para acercarme has su posición.
- Tómate esto, te ayudará a cicatrizar más rápido.- apunté con una melodiosa voz al acuclillarme a su lado y tenderle un cuenco con un líquido dulzón.- Mi nombre es Arÿanne Dahlvink, y como imagino que habrás podido deducir por mi aura, soy hechicera.- mis ojos se dirigieron hasta los suyos, quedándome anonadada por la profundidad de su mirada.- Estamos en una pequeña gruta cerca del lugar donde me salvaste la vida, porque si te soy sincera, no puedo asegurarte que me hubiese dado tiempo a terminar el conjuro y cerrar el círculo. De modo que soy yo la que debe daos las gracias a vos, y no al revés.- apunté desviando mi mirada a una de las heridas que parecía más profunda de lo normal, considerando cambiar el ungüento y vendarle la zona.
Suspiré contrariada cuando sentí la necesidad de sus preguntas, dirigiendo esta vez la vista hacia esas marcas en la piel que me señalaba y que desconocía su procedencia.- Desconozco si soy la mujer que aparecía en tus sueños.- respondí con sinceridad. Estaba en deuda con él y le ayudaría en todo lo que me fuese posible; pero no podía crearle unas falsas esperanzas si en verdad desconocía lo que ocultaban sus sueños.- No sabría decirte a ciencia cierta lo que significan estas marcas, más sin duda es un acto de brujería. Por lo que puedo apreciar, un hechizo bastante fuerte que ha tenido que realizar alguien muy poderoso.- respondí tras pasar mi dedo índice por las marcas, recorriendo su piel con suavidad; tras lo cual, volví a centrar mi mirada en la suya, tratando de que viese que le hablaba sinceramente.- No sé lo que es, pero investigaré y le ayudaré en todo lo que pueda. Estoy en deuda con vos.
Erÿanne Dahlvink- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 08/01/2018
Re: I'll Put My Trust In You [Privado]
Mis ojos se fijaron en la hermosa mujer que mientras machaba lo que parecía ser unas hierbas en un bol no se había percatado de que había recobrado el conocimiento, permitiendo que me fijara en ella por unos segundos antes de que se diera cuenta de que había despertado. Piel bronceada lo que dejaba ver la ropa, pelo lacio que caía por su espalda mientras machaba las hierbas, solo cuando se giró al percatarse de que había despertado y porque también le había preguntado quién era me fijé en sus ojos, profundos y hermosos, que me devolvían la mirada con una cálida sonrisa como si estuviera aliviada o contenta de que hubiera despertado. Me dolía el cuerpo y sentía algunas heridas al intentar moverme, recordaba la pelea que había mantenido con el licántropo y a ella en ese círculo incompleto que no pudo terminar y que fue lo que me hizo ir en su ayuda, eso y que si el destino había querido que esa noche fuera al pantano y me encontrara con ella es porque tendría que haber algún motivo, un porqué que en esos momentos se me escapaba. Llevaba ya unas semanas con aquellos sueños y las marcas que de forma extraña habían aparecido en mi cuerpo, sabía por su aura que era una hechicera y eso me llevó a pensar de forma inevitable si sería ella la mujer que andaba buscando, esa figura en mis sueños que aparecía pero de la cual solo podía distinguir una silueta de mujer, nada más. Mis sueños se sucedían todas las noches y siempre soñaba con lo mismo como si quisiera decirme algo, como si me estuvieran diciendo que o bien esa mujer podría salvarme, o esa mujer sería la causante de las marcas... no lo sabía a ciencia cierta. Conocía a muy poca gente en mi vida y no lograba entender a quién había podido enfadar tanto para que me lanzara aquello, porque obviamente esto era una maldición o al menos yo así lo pensaba, una de la cual tenía que librarme porque necesitaba que las marcas desaparecieran, por el momento no dolían pero se extendían cada par de días que pasaba y comenzaba a ponerme nervioso al no saber lo que era en concreto. Tampoco sabía dónde nos encontrábamos exactamente así que esperaba que ella me lo contara para poder situarme, después de la pelea con el licántropo no recordaba nada más y seguramente no le hubiera sido fácil llevarme hasta aquel lugar, pero si tenía en cuenta que era hechicera quizás no le hubiera costado tanto.
Se acercó a mi lado mientras yo le hacía aquellas preguntas y me tendió un bol donde había un líquido que me pidió que bebiera para que las heridas cicatrizaran más rápido, no tenía motivos para desconfiar de una hechicera así que cogí el bol con un asentimiento de mi cabeza por mi parte y me lo bebí de un trago. Lejos de lo que parecía no sabía nada mal y tenía cierto toque dulzón que ayudaba bastante, le tendí el bol ya vacío mientras la miraba y ella me explicaba dónde estábamos así como se presentaba. Supe que había tenido problemas aunque no supe exactamente qué me impulsó a ayudarla, quizás la casualidad de encontrármela allí y mi búsqueda desesperada por saber qué eran mis marcas. Observó mi cuerpo magullado tras agradecerme que le salvara la vida a lo que me encogí de hombros restándole importancia y sonriendo de forma leve, mis preguntas no se hicieron de esperar con la esperanza de que fuera ella pero para mi desgracia esa no era mi noche de suerte. Decía que no sabía si era ella quien aparecía en mis sueños, si no lo sabía ni yo era lógico que ella tampoco lo supiera, pero quizás si yo tenía esos sueños ella tuviera unos parecidos. Dijo que me ayudaría a saber qué eran esas marcas porque estaba en deuda conmigo por haberla salvado de aquel licántropo, pero sí me dijo lo que yo sospechaba: que era cosa de brujería. Una magia poderosa que alguien había lanzado contra mí y la pregunta era ¿quién? A mí solo me perseguía la Inquisición pero nada más, nunca me había peleado con nadie y siempre me llevaba bien con los hechiceros.... no entendía absolutamente nada de nada.
-No entiendo nada, ¿alguien me ha lanzado esto? ¿A propósito? –pregunté para salir de dudas pero lo más seguro es que sí, fuera con toda la intención- yo no tengo enemigos, me llevo bien con los pocos hechiceros que he podido conocer –de hecho no me solía acercar a otras razas porque desconfiaba plenamente, pero de ellos no. Decía que al estar en deuda conmigo me ayudaría e investigaría así que ¿qué podía perder? Menos era nada y al menos sabría algo sobre lo que me estaba pasando- me sería de mucha ayuda si pudieras ayudarme. Las marcas comenzaron a aparecer cerca casi de un mes, cada par de días o así crecen un poco más... no me duelen, pero no sé el motivo de ellas –dije observando como tantas veces había hecho las marcas para luego subir mis ojos castaños a sus pardos- necesito ayuda y si nos hemos encontrado quizás sea por algún motivo, quizás tú puedas ayudarme –me incorporé para quedar sentado, me dolía el cuerpo pero nada que unas horas de descanso dejando que mi curación acelerada hiciera el trabajo en mis heridas. Hice una leve mueca de dolor pero me quedé sentado para mirarla de forma fija, decía que estábamos en una cueva que había cerca de donde la encontré, fuera podía escuchar los pasos tranquilos de un caballo así también como su corazón, junto con el de ella que latían a diferentes ritmos- ¿puedo preguntarte qué hacías una noche de luna llena en los pantanos tú sola? Es donde más suelen acudir los licántropos en esas noches, si no hubieras terminado ese círculo a tiempo te habría destrozado.... eres muy hermosa para que eso pase Arÿanne, ¿puedo llamarte así? –Pregunté mirándola unos segundos para luego mirar todo lo que tenía sobre una mesa improvisada- seguro que venías a por alguna de las plantas que crecen aquí, he visto a hechiceros venir por la noche en estas fechas a recogerlas... es un lugar peligroso, pero por suerte para ti aparecí justo a tiempo –y eso que no solía ir mucho por aquel lugar- dices que estás en deuda conmigo por salvar tu vida, así que te pido que me ayudes a descubrir qué son estas marcas tú que eres hechicera y puedes hacer algo. Da igual si para ello tienes que experimentar y hacerme daño, solo quiero saber por qué las tengo y cómo puedo hacer que desaparezcan. Desde que empezaron a aparecer no he dejado de tener el mismo sueño, algo extraño lo sé, pero es como... como si el sueño me diera pistas, aunque solamente veo la silueta de una mujer y no logro distinguir quién es, o siquiera su rostro porque está todo entre neblina. No sé si es quien me lanzó el hechizo o si tiene otro significado –tomé una de sus manos- pero por favor, ayúdame –porque yo era un buen hombre, no me metía con nadie, así que no entendía qué me estaba pasando.
Se acercó a mi lado mientras yo le hacía aquellas preguntas y me tendió un bol donde había un líquido que me pidió que bebiera para que las heridas cicatrizaran más rápido, no tenía motivos para desconfiar de una hechicera así que cogí el bol con un asentimiento de mi cabeza por mi parte y me lo bebí de un trago. Lejos de lo que parecía no sabía nada mal y tenía cierto toque dulzón que ayudaba bastante, le tendí el bol ya vacío mientras la miraba y ella me explicaba dónde estábamos así como se presentaba. Supe que había tenido problemas aunque no supe exactamente qué me impulsó a ayudarla, quizás la casualidad de encontrármela allí y mi búsqueda desesperada por saber qué eran mis marcas. Observó mi cuerpo magullado tras agradecerme que le salvara la vida a lo que me encogí de hombros restándole importancia y sonriendo de forma leve, mis preguntas no se hicieron de esperar con la esperanza de que fuera ella pero para mi desgracia esa no era mi noche de suerte. Decía que no sabía si era ella quien aparecía en mis sueños, si no lo sabía ni yo era lógico que ella tampoco lo supiera, pero quizás si yo tenía esos sueños ella tuviera unos parecidos. Dijo que me ayudaría a saber qué eran esas marcas porque estaba en deuda conmigo por haberla salvado de aquel licántropo, pero sí me dijo lo que yo sospechaba: que era cosa de brujería. Una magia poderosa que alguien había lanzado contra mí y la pregunta era ¿quién? A mí solo me perseguía la Inquisición pero nada más, nunca me había peleado con nadie y siempre me llevaba bien con los hechiceros.... no entendía absolutamente nada de nada.
-No entiendo nada, ¿alguien me ha lanzado esto? ¿A propósito? –pregunté para salir de dudas pero lo más seguro es que sí, fuera con toda la intención- yo no tengo enemigos, me llevo bien con los pocos hechiceros que he podido conocer –de hecho no me solía acercar a otras razas porque desconfiaba plenamente, pero de ellos no. Decía que al estar en deuda conmigo me ayudaría e investigaría así que ¿qué podía perder? Menos era nada y al menos sabría algo sobre lo que me estaba pasando- me sería de mucha ayuda si pudieras ayudarme. Las marcas comenzaron a aparecer cerca casi de un mes, cada par de días o así crecen un poco más... no me duelen, pero no sé el motivo de ellas –dije observando como tantas veces había hecho las marcas para luego subir mis ojos castaños a sus pardos- necesito ayuda y si nos hemos encontrado quizás sea por algún motivo, quizás tú puedas ayudarme –me incorporé para quedar sentado, me dolía el cuerpo pero nada que unas horas de descanso dejando que mi curación acelerada hiciera el trabajo en mis heridas. Hice una leve mueca de dolor pero me quedé sentado para mirarla de forma fija, decía que estábamos en una cueva que había cerca de donde la encontré, fuera podía escuchar los pasos tranquilos de un caballo así también como su corazón, junto con el de ella que latían a diferentes ritmos- ¿puedo preguntarte qué hacías una noche de luna llena en los pantanos tú sola? Es donde más suelen acudir los licántropos en esas noches, si no hubieras terminado ese círculo a tiempo te habría destrozado.... eres muy hermosa para que eso pase Arÿanne, ¿puedo llamarte así? –Pregunté mirándola unos segundos para luego mirar todo lo que tenía sobre una mesa improvisada- seguro que venías a por alguna de las plantas que crecen aquí, he visto a hechiceros venir por la noche en estas fechas a recogerlas... es un lugar peligroso, pero por suerte para ti aparecí justo a tiempo –y eso que no solía ir mucho por aquel lugar- dices que estás en deuda conmigo por salvar tu vida, así que te pido que me ayudes a descubrir qué son estas marcas tú que eres hechicera y puedes hacer algo. Da igual si para ello tienes que experimentar y hacerme daño, solo quiero saber por qué las tengo y cómo puedo hacer que desaparezcan. Desde que empezaron a aparecer no he dejado de tener el mismo sueño, algo extraño lo sé, pero es como... como si el sueño me diera pistas, aunque solamente veo la silueta de una mujer y no logro distinguir quién es, o siquiera su rostro porque está todo entre neblina. No sé si es quien me lanzó el hechizo o si tiene otro significado –tomé una de sus manos- pero por favor, ayúdame –porque yo era un buen hombre, no me metía con nadie, así que no entendía qué me estaba pasando.
Zephyr Drakos- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 19/10/2016
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: I'll Put My Trust In You [Privado]
Mis manos se deslizaron con suavidad por la piel desnuda del cambiante al tiempo que escuchaba con atención la explicación de cómo habían surgido aquellas marcas, recorriendo éstas con las yemas de mis dedos como si de esa forma pudiese averiguar su origen o la razón por la que aparecieron e iban creciendo día a día como bien decía. Desde luego eran extrañas, y aunque me costase admitir mi ignorancia, desconocía por completo que clase de hechizo estaba detrás de éstas. Pero si algo tenía claro, es que solo un brujo era el responsable de la preocupación de mi nuevo amigo. Y lo más enigmático de todo, es que no conseguía percibir nada del tipo de magia que había generado aquellas marcas; era como si algo mucho más poderoso de lo que podíamos imaginar estuviese bloqueando mis sentidos de alguna forma.
-Tal vez no sea un enemigo vuestro directo quien haya realizado este trabajo; quizás sea un encargo de otra persona y el hechicero que lo ha hecho no os conoce. Hasta que no averigüemos algo más solo son hipótesis.- apunté tratando de no resultar muy cortante mientras recogía con delicadeza el bol que me tendía tras haberse tomado el contenido de éste. No quería darle falsas ilusiones de una magia que ni siquiera sabía si sería perjudicial e incluso mortal para el cambiante. Observé con preocupación cada movimiento que realizó al incorporarse para quedar sentado sobre mí, siendo consciente del dolor que debía estar sufriendo por mi culpa, tras haberse interpuesto entre ese licántropo y yo.
-Desde luego que mi recolección de plantas esta noche fue del todo temeraria, más si le soy sincera no sopesé la probabilidad de encontrarme con un licántropo. Llegué a París hace unos días y lo cierto es que no pensé que estos seres pudiesen encontrarse tan cerca de la urbe.- suspiré levemente, tratando de afrontar que mi vida había pendido de un hilo durante unos minutos. Jamás habría conseguido cerrar ese círculo a tiempo si no hubiese sido por la intervención de Garrus, y por ello le estaría eternamente agradecida. Asentí con la cabeza, concediéndole la solicitud de llamarme por mi nombre.- Dejé casi todas mis plantas y otras pócimas en Nueva Orleans antes de embarcarme hasta Europa. Tras la destrucción total de mi familia, lo que menos quería era llamar la atención de esos cazadores de brujas que me arrebataron a mi madre; así que debía empezar a buscar algunas plantas y minerales si quiero empezar con mi búsqueda.- apunté tratando de excusar mi estupidez aventurándome a la espesura del bosque en plena luna llena.
Coloqué mi mano sobre su brazo con suavidad, tratando de tranquilizarle.- También creo que nuestros caminos se cruzaron por alguna razón, y si ésta es que te ayude a aclarar esas marcas e incluso esos extraños sueños, no te abandonaré.- sonreí con timidez, esbozando una cálida sonrisa. Debíamos empezar cuanto antes, y todavía quedaban unas horas por delante antes de que amaneciese y la amenaza lican desapareciese. De modo que deduje que sería un buen momento para comenzar a recolectar información que pudiese serme de ayuda para desenmascarar aquel enigma.- Trata de recordar dónde estabas, qué hacías y con quién tuviste relación días, tal vez semanas antes de la aparición de las marcas…piensa si hubo algún desencuentro con alguien, de la naturaleza que fuese. Empezaremos por ahí, y si no es suficiente, siempre podemos probar con un hechizo de regresión.- afirmé con esa seguridad de la que hacía gala cuando se trataba de magia, un campo donde me sentía como pez en el agua. Cogí una manta que había dejado sobre una roca cercana, tapándonos a ambos con ésta.
-Tal vez no sea un enemigo vuestro directo quien haya realizado este trabajo; quizás sea un encargo de otra persona y el hechicero que lo ha hecho no os conoce. Hasta que no averigüemos algo más solo son hipótesis.- apunté tratando de no resultar muy cortante mientras recogía con delicadeza el bol que me tendía tras haberse tomado el contenido de éste. No quería darle falsas ilusiones de una magia que ni siquiera sabía si sería perjudicial e incluso mortal para el cambiante. Observé con preocupación cada movimiento que realizó al incorporarse para quedar sentado sobre mí, siendo consciente del dolor que debía estar sufriendo por mi culpa, tras haberse interpuesto entre ese licántropo y yo.
-Desde luego que mi recolección de plantas esta noche fue del todo temeraria, más si le soy sincera no sopesé la probabilidad de encontrarme con un licántropo. Llegué a París hace unos días y lo cierto es que no pensé que estos seres pudiesen encontrarse tan cerca de la urbe.- suspiré levemente, tratando de afrontar que mi vida había pendido de un hilo durante unos minutos. Jamás habría conseguido cerrar ese círculo a tiempo si no hubiese sido por la intervención de Garrus, y por ello le estaría eternamente agradecida. Asentí con la cabeza, concediéndole la solicitud de llamarme por mi nombre.- Dejé casi todas mis plantas y otras pócimas en Nueva Orleans antes de embarcarme hasta Europa. Tras la destrucción total de mi familia, lo que menos quería era llamar la atención de esos cazadores de brujas que me arrebataron a mi madre; así que debía empezar a buscar algunas plantas y minerales si quiero empezar con mi búsqueda.- apunté tratando de excusar mi estupidez aventurándome a la espesura del bosque en plena luna llena.
Coloqué mi mano sobre su brazo con suavidad, tratando de tranquilizarle.- También creo que nuestros caminos se cruzaron por alguna razón, y si ésta es que te ayude a aclarar esas marcas e incluso esos extraños sueños, no te abandonaré.- sonreí con timidez, esbozando una cálida sonrisa. Debíamos empezar cuanto antes, y todavía quedaban unas horas por delante antes de que amaneciese y la amenaza lican desapareciese. De modo que deduje que sería un buen momento para comenzar a recolectar información que pudiese serme de ayuda para desenmascarar aquel enigma.- Trata de recordar dónde estabas, qué hacías y con quién tuviste relación días, tal vez semanas antes de la aparición de las marcas…piensa si hubo algún desencuentro con alguien, de la naturaleza que fuese. Empezaremos por ahí, y si no es suficiente, siempre podemos probar con un hechizo de regresión.- afirmé con esa seguridad de la que hacía gala cuando se trataba de magia, un campo donde me sentía como pez en el agua. Cogí una manta que había dejado sobre una roca cercana, tapándonos a ambos con ésta.
Erÿanne Dahlvink- Hechicero Clase Media
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Fecha de inscripción : 08/01/2018
Re: I'll Put My Trust In You [Privado]
Siempre había pensado que las cosas sucedían por una única razón y que esta residía en que todo pasaba por un motivo que, aunque no supiéramos al principio cual era, al final acabábamos descubriendo su finalidad cuando menos lo esperábamos. Si me había encontrado con ella esa noche en concreto y había salvado su vida quizás es que así debía de suceder, quizás ella fuera en parque la respuestas a mis plegarias por las que tanto había pedido. Necesitaba saber qué me estaba ocurriendo y qué sucedía con las marcas que habían aparecido en mi cuerpo hacía unas semanas, por qué estás crecían y la forma de hacer que dejaran de crecer. Como si fuera una maldición, eso es lo que más o menos me había dicho ella ya que era magia, pero no podía saberlo por lo que intentaría ayudarme. Todavía me dolía la espalda y los golpes que había recibido del licántropo con el que había peleado para poder salvarla, sino hubiera llegado a tiempo no habría cerrado aquel círculo mágico y la que hubiera regado la tierra con su sangre habría sido ella. Por suerte para ambos llegué a tiempo de que eso pasara, no solía meterme en problemas y en peleas pero algo en mí me había hecho transformarme en pantera negra y ayudarla, quizás porque era quien me ayudaría a arrojar algo de luz con lo que me estaba pasando y la situación actual que tenía en esos momentos. Estaba demasiado perdido con mis problemas y no sabía muy bien cómo debía de actuar y de proceder, tampoco tenía a nadie a quien contarle lo que me sucedía porque aunque llevaba un par de semanas en la ciudad apenas había mantenido contacto con alguien, sí en forma de gato, pero en mi forma humana no porque muchos me tenían miedo y no se acercaban demasiado por temor a lo que les pudiera llegar a hacer. Temores infundados porque yo era una persona pacífica que no hacía daño a los demás, pero había aprendido que mi apariencia ruda y algo tosca conseguía asustarles por lo que en forma de gato, de un inocente gato negro, podía saber todo cuanto sucediera en la ciudad sin que nadie me persiguiera y me mira juzgándome por algo que no había hecho. También era un buen truco para que la Inquisición no me atrapara así que de esa forma conseguía saber lo que pasaba y la gente no me tenía miedo ni me huía, es más, algunos incluso hasta me alimentaban y dejaban comida. Cazar y alimentarme no era un problema para mí siendo una pantera, así que había pasado varias semanas sin entablar conversación con alguien, la primera estaba siendo ella y debía de reconocer que era agradable mantener una conversación después de tanto tiempo.
-Entonces crees que esto lo hizo alguien que, aunque no me conoce, alguien se lo mandó hacer –enarqué una ceja por eso preguntándome quién querría hacerme algo así, quien podría conocer para que me lanzara un hechizo tan potente como aquel. Lo cierto es que después de haber pasado tiempo con mi maestro, un gran hechicero, había huido a la ciudad cuando la inquisición nos pisaba los talones y logró encontrarnos... no había tenido mucho contacto con la gente estando con él y después de separarnos tampoco es que hubiera tenido contacto con la gente, por lo que esa opción se tambaleaba un poco. No es que conociera a mucha gente y desde que había huido prefería no mantener relación con nadie, nunca se sabía cuándo podrían atacarme y después de la primera traición que había tenido ya no me fiaba de nadie. Sin embargo no dije nada y escuché lo que ella tenía que decirme sobre que había sido temerario ir a por aquella planta y asentí levemente con la cabeza, muchos hechiceros se arriesgaban para conseguir plantas que crecían en sitios determinados y en momentos puntuales, esa vez había coincidido con la luna llena y la cosa podría haber acabado pero y sin embargo ella estaba ilesa- sé que los hechiceros os arriesgáis demasiado para conseguir algunas plantas que crecen en momentos y lugares concretos, es algo que aprendí de mi maestro –claro que yo, cuando estaba viviendo con él, lo acompañaba por lo que pudiera ocurrir... él era un gran hechicero pero yo también era muy eficaz siendo una pantera- así que no eres de aquí, lo cierto es que no tienes acento francés –igual que yo no lo tenía tampoco- como tú no soy de aquí, provengo de Escocia pero... las circunstancias de la vida han hecho que acabara en París –lancé un breve suspiro y luego la miré unos segundos, era una mujer bella y su piel canela resaltaba con su cabello y con esos ojos tan bonitos que tenía- dice que quiere empezar una búsqueda, ¿puedo preguntar de qué se trata? –Mordí mi labio unos segundos- perdona, no tienes que responderme si no quieres... –comprendía que no lo hiciera, apenas llevábamos unos minutos hablando como para que me contara sus intenciones. No pude evitar sonreír al escuchar sus palabras y oírla decir que me ayudaría a desvelar lo que me ocurría e incluso interpretar los sueños que últimamente tenía- gracias por ayudarme, no sabes cuánto lo agradezco –su mano cálida se posó sobre la mía seguramente para darme ánimos y lancé un suspiro cuando me dijo que recordara a lo que negué con la cabeza mientras nos tapaba a ambos con una manta, pronto el sol saldría por el horizonte- hace semanas que no hablo con nadie, mi estancia en París la he pasado en forma de gato para que la inquisición no me encontrara... no sé muy bien quién querría ponerme algo como esto, no he hecho el mal a nadie desde aquella primera vez en que me convertí en pantera sin saber qué era lo que me pasaba... –mi voz se apagó sin querer decir mucho más, mi primer cambio no había sido para nada bueno y había causado víctimas, algo que no quería recordar.
-Entonces crees que esto lo hizo alguien que, aunque no me conoce, alguien se lo mandó hacer –enarqué una ceja por eso preguntándome quién querría hacerme algo así, quien podría conocer para que me lanzara un hechizo tan potente como aquel. Lo cierto es que después de haber pasado tiempo con mi maestro, un gran hechicero, había huido a la ciudad cuando la inquisición nos pisaba los talones y logró encontrarnos... no había tenido mucho contacto con la gente estando con él y después de separarnos tampoco es que hubiera tenido contacto con la gente, por lo que esa opción se tambaleaba un poco. No es que conociera a mucha gente y desde que había huido prefería no mantener relación con nadie, nunca se sabía cuándo podrían atacarme y después de la primera traición que había tenido ya no me fiaba de nadie. Sin embargo no dije nada y escuché lo que ella tenía que decirme sobre que había sido temerario ir a por aquella planta y asentí levemente con la cabeza, muchos hechiceros se arriesgaban para conseguir plantas que crecían en sitios determinados y en momentos puntuales, esa vez había coincidido con la luna llena y la cosa podría haber acabado pero y sin embargo ella estaba ilesa- sé que los hechiceros os arriesgáis demasiado para conseguir algunas plantas que crecen en momentos y lugares concretos, es algo que aprendí de mi maestro –claro que yo, cuando estaba viviendo con él, lo acompañaba por lo que pudiera ocurrir... él era un gran hechicero pero yo también era muy eficaz siendo una pantera- así que no eres de aquí, lo cierto es que no tienes acento francés –igual que yo no lo tenía tampoco- como tú no soy de aquí, provengo de Escocia pero... las circunstancias de la vida han hecho que acabara en París –lancé un breve suspiro y luego la miré unos segundos, era una mujer bella y su piel canela resaltaba con su cabello y con esos ojos tan bonitos que tenía- dice que quiere empezar una búsqueda, ¿puedo preguntar de qué se trata? –Mordí mi labio unos segundos- perdona, no tienes que responderme si no quieres... –comprendía que no lo hiciera, apenas llevábamos unos minutos hablando como para que me contara sus intenciones. No pude evitar sonreír al escuchar sus palabras y oírla decir que me ayudaría a desvelar lo que me ocurría e incluso interpretar los sueños que últimamente tenía- gracias por ayudarme, no sabes cuánto lo agradezco –su mano cálida se posó sobre la mía seguramente para darme ánimos y lancé un suspiro cuando me dijo que recordara a lo que negué con la cabeza mientras nos tapaba a ambos con una manta, pronto el sol saldría por el horizonte- hace semanas que no hablo con nadie, mi estancia en París la he pasado en forma de gato para que la inquisición no me encontrara... no sé muy bien quién querría ponerme algo como esto, no he hecho el mal a nadie desde aquella primera vez en que me convertí en pantera sin saber qué era lo que me pasaba... –mi voz se apagó sin querer decir mucho más, mi primer cambio no había sido para nada bueno y había causado víctimas, algo que no quería recordar.
Zephyr Drakos- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 19/10/2016
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Re: I'll Put My Trust In You [Privado]
Le observaba con atención, se le antojaba curioso ese cambiante, y esas extrañas marcas, la verdad es que quería ayudarlo, no sabría exactamente, solo sentía esa necesidad de echarle una mano, ya habíamos compartido algunas cosas, lo cual eso siempre venía bien para empezar a abrirse y dar luz sobre el tema que se cernía, aunque la información que tenía ahora no servía para mucho, solo podía compartir con él una hipótesis para dar luz, no podía decir nada con certeza, bajé la cabeza sin saber bien que decir. Le miré cuando él me hablaba. -Es solo una teoría, por mi experiencia se que a veces la cosas no son tan simples.- Contesté, era la realidad, no sabía de que demonios podían ser esas marcas, otro hechicero tal vez, pero la magia tenía muchas variantes, y acertar una rama era casi imposible, pero todo también podía depender de las acciones que habían llevado al cambiante a conseguir esas marcas. Esto era un trato, él salva mi vida y yo le ayudaba, me parecía algo justo, algo que debía hacerse, pero esas marcas...para mi eran un enigma, seguí paseando mis dedos por estas, buscando algún tipo de pista que me ayudara a comprender más esto.
Mostré curiosidad cuando habló de su maestro, con ese comentario que hizo. -Es parte de la magia el conocer cierto tipo de plantas, hay muchos tipos de planta, algunas que pueden hacer mucho bien o mucho mal, algunas plantas aunque hay en varios lugares las que contienen magia como has dicho, son las que crecen en un momento concreto o en un lugar especifico, y si..a veces ponemos nuestra seguridad en peligro.- Le respondí finalmente, mientras desviaba la vista unos instantes. -Debo intuir por lo que dices...¿tu maestro era como yo?- Pregunté con algo de curiosidad, tenía sentido que lo hiciera, y los cambiantes se llevaban mejor con los hechiceros si mal no recordaba con otras criaturas no se aguantaban.
El cambiante era agradecido, pero era él quien me habia salvado, cuando me dió las gracias negue con la cabeza para restar importancia a todo ello, le sorprendió lo que dijo, semanas sin hablar con nadie. -Vaya ¿con nadie? ¿no te abruma tanta soledad? aunque creo que sois solitarios ¿o es un rumor..?.- Pregunté, espere que mi curiosidad o mi conocimiento sobre cambiantes no le molestara, o eso era lo que yo esperaba. Le observé nuevamente con atención.
Mostró curiosidad en lo que menciono sobre su transformación. -Hay cosas que tienen mucho transformo...asi que no sabría decir el motivo, a no ser que tu mismo me digas algo.- Comenté mientras entrecerraba los ojos pensativa, me preguntaba que pudo pasar en su primera transformación. -¿que ocurrió?- Quizá eso pudiera dar luz sobre lo ocurrido y saber quien podría o que serían aquellas marcas, si algo me había enseñado mi condición es que pocas cosas de este estilo eran por azar, siempre eran provocadas por algo, y quizá eso me dijera o me diera una pista sobre cual era la autentica causa de esas marcas tan extrañas que tenía aquel cambiante que frente a mi se encontraba observándome.
Mostré curiosidad cuando habló de su maestro, con ese comentario que hizo. -Es parte de la magia el conocer cierto tipo de plantas, hay muchos tipos de planta, algunas que pueden hacer mucho bien o mucho mal, algunas plantas aunque hay en varios lugares las que contienen magia como has dicho, son las que crecen en un momento concreto o en un lugar especifico, y si..a veces ponemos nuestra seguridad en peligro.- Le respondí finalmente, mientras desviaba la vista unos instantes. -Debo intuir por lo que dices...¿tu maestro era como yo?- Pregunté con algo de curiosidad, tenía sentido que lo hiciera, y los cambiantes se llevaban mejor con los hechiceros si mal no recordaba con otras criaturas no se aguantaban.
El cambiante era agradecido, pero era él quien me habia salvado, cuando me dió las gracias negue con la cabeza para restar importancia a todo ello, le sorprendió lo que dijo, semanas sin hablar con nadie. -Vaya ¿con nadie? ¿no te abruma tanta soledad? aunque creo que sois solitarios ¿o es un rumor..?.- Pregunté, espere que mi curiosidad o mi conocimiento sobre cambiantes no le molestara, o eso era lo que yo esperaba. Le observé nuevamente con atención.
Mostró curiosidad en lo que menciono sobre su transformación. -Hay cosas que tienen mucho transformo...asi que no sabría decir el motivo, a no ser que tu mismo me digas algo.- Comenté mientras entrecerraba los ojos pensativa, me preguntaba que pudo pasar en su primera transformación. -¿que ocurrió?- Quizá eso pudiera dar luz sobre lo ocurrido y saber quien podría o que serían aquellas marcas, si algo me había enseñado mi condición es que pocas cosas de este estilo eran por azar, siempre eran provocadas por algo, y quizá eso me dijera o me diera una pista sobre cual era la autentica causa de esas marcas tan extrañas que tenía aquel cambiante que frente a mi se encontraba observándome.
Erÿanne Dahlvink- Hechicero Clase Media
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