AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Ilusiones del presente [Privado] [+18]
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Ilusiones del presente [Privado] [+18]
Recuerdo del primer mensaje :
Mis ojos se abrieron de par en par, gire mi cabeza buscando algo conocido y note mi abrigo... estaba en casa del pintor, suspire de alivio no sabia que día era ¿Cuanto tiempo paso? ¿Como había llegado a la cama? ¿ El pintor, donde estaba? me senté y note un sobre que decía Sophia, lo abrí y me dispuse a leer aquello...
Aquello una sonrisa logro pintar en mi rostro, pero no podía estar en cama, ya me sentía mejor toque mi costado izquierdo y sentí un pequeño bulto, revise y tenia vendado... pero ya no había dolor, no quería recordar todo aquello al menos no por ahora, tome uno de mis vestidos mas ligeros y me vestí, escribí una nota para el pintor y la deje sobre la cama... Avance hacia el balcón y no podía predecir si estaba amaneciendo o atardeciendo, de igual forma no me importaba pronto lo averiguaría, salí de aquel lugar, necesitaba aire fresco, necesitaba de la naturaleza, del frió... necesitaba simplemente sentir...
Vague por largo rato mi caminar era pausado, me dispuse simplemente a disfrutar de todo... y así fue como llegue a la majestuosa Laguna, el agua se movía de un lado para el otro efecto causado por el viento que se hacia presente en aquel lugar, aun estaba claro así que supuse que pronto anochecería... rodee la laguna hasta llegar a una especie de muelle, me quite los zapatos quedando descalza y comencé avanzar por el hasta llegar al final, deje a un lado mis zapatos y tome asiento con algo de dificultad, mis pies tocaron las frías aguas haciendo que los escasos bellos que cubrían mi cuerpo se erizaran, al pasar de los segundos mi cuerpo se acostumbro de aquello y comencé a mover mis pies salpicando agua por todos lados. Mas de una sonrisa se esbozo en mi rostro parecía que no hubiera salido en años... cerré los ojos y me quede en completo silencio sintiendo toda esa especial energía de la naturaleza que me rodeaba.
Mi cuerpo encontró la tranquilidad que necesitaba, los minutos pasaban rápidamente como si alguien lo estuviera persiguiendo reí ante mi pensamiento y seguí con los ojos cerrados buscando recuerdos de la noche fatídica... mas sentimientos de dolor y angustia me invadieron y los saque rápidamente de mi cabeza, suspire y abrí los ojos suavemente.
"Sophia,
Fui con Soren, volveremos luego a verte espero mejores luego,
he estado día y noche junto a voz... no hagas alguna estupidez...
Mas tarde te cuento que paso en estos días...
Anuar"
Fui con Soren, volveremos luego a verte espero mejores luego,
he estado día y noche junto a voz... no hagas alguna estupidez...
Mas tarde te cuento que paso en estos días...
Anuar"
Aquello una sonrisa logro pintar en mi rostro, pero no podía estar en cama, ya me sentía mejor toque mi costado izquierdo y sentí un pequeño bulto, revise y tenia vendado... pero ya no había dolor, no quería recordar todo aquello al menos no por ahora, tome uno de mis vestidos mas ligeros y me vestí, escribí una nota para el pintor y la deje sobre la cama... Avance hacia el balcón y no podía predecir si estaba amaneciendo o atardeciendo, de igual forma no me importaba pronto lo averiguaría, salí de aquel lugar, necesitaba aire fresco, necesitaba de la naturaleza, del frió... necesitaba simplemente sentir...
Vague por largo rato mi caminar era pausado, me dispuse simplemente a disfrutar de todo... y así fue como llegue a la majestuosa Laguna, el agua se movía de un lado para el otro efecto causado por el viento que se hacia presente en aquel lugar, aun estaba claro así que supuse que pronto anochecería... rodee la laguna hasta llegar a una especie de muelle, me quite los zapatos quedando descalza y comencé avanzar por el hasta llegar al final, deje a un lado mis zapatos y tome asiento con algo de dificultad, mis pies tocaron las frías aguas haciendo que los escasos bellos que cubrían mi cuerpo se erizaran, al pasar de los segundos mi cuerpo se acostumbro de aquello y comencé a mover mis pies salpicando agua por todos lados. Mas de una sonrisa se esbozo en mi rostro parecía que no hubiera salido en años... cerré los ojos y me quede en completo silencio sintiendo toda esa especial energía de la naturaleza que me rodeaba.
Mi cuerpo encontró la tranquilidad que necesitaba, los minutos pasaban rápidamente como si alguien lo estuviera persiguiendo reí ante mi pensamiento y seguí con los ojos cerrados buscando recuerdos de la noche fatídica... mas sentimientos de dolor y angustia me invadieron y los saque rápidamente de mi cabeza, suspire y abrí los ojos suavemente.
Última edición por Sophia D`Luca el Lun Ago 08, 2011 8:45 pm, editado 2 veces
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: Ilusiones del presente [Privado] [+18]
¿Cómo explicas el deseo de un cambia formas? Por más que quisiera darle una respuesta a mi propia pregunta encontré lo que necesitaba para desencadenar lo que en mi interior habita, el deseo de poseer o de ser poseído cual fuera el caso, esa sensación de que el que tienes en frente te lo puede entregar placer, amor, excitación, deseo y mucho más. Sentir su cuerpo pegado en el mío hacia que cada célula, de mi piel y de todo mi ser reaccionara con una oleada de múltiples sensaciones que solo hacía madurar aquel ferviente deseo de tenerlo entre mis garras. La fiera, quería tenerle si, no podía negar que lo que estaba sintiendo a medida que la lluvia seguía era algo inimaginable. Con mis ojos cerrados podía verle, ya en mi memoria tenia grabado su rostro, sus facciones aquellos ojos cristalinos y labios suave, no era necesario verle para saber que en su mirada o mejor dicho en su interior poco a poco despertaba algo. Yo, si yo había hecho algo para que todo siguiera este curso natural.
Al escuchar mi nombre abrí mis ojos de par en par, me mordí el labio mientras sus palabras fluían y mis labios buscaban refugio en los ajenos para callar lo que mi alma estaba gritando en ese momento, Sophia mi nombre pronunciado por aquel hizo que mi cuerpo se relajara y dejara a merced de lo que sus manos quisieran hacer. Aun con mi cuerpo húmedo sentí la caricia que él me daba ese frio predominante en los de su especie se conjugaba por el fuego que emanaba mi piel y todo mi interior, haciendo que ni frio, ni caliente solo quedáramos inmerso en la tibieza que ambos hacíamos así pegados cuan costura de algún fino vestido estábamos siendo uno aun antes de unirnos, suspire profundamente.
Mi interior… no ahora era una sola fiera que dejaba salir sus garras a medida que los segundos pasaban, sus caricias habían intensificado mis instintos salvajes y casi como si ronroneara ante sus pies mis manos sacaron sus garras, con un arranque entre euforia y adrenalina mis manos se posaron en su pecho y con tan solo un movimiento le desgarre la camisa que traía puesta despojándolo de algo que la sociedad llamaba formalidades, ya está todo a merced de quien diera el primer paso para así seguir una serie de acciones que nos llevaría a lo que al parecer en ambos se había despertado. Mi diestra acaricio su pecho desnudo pasándole las garras como si le diera un arañazo pero suave para que solo se transformara en una caricia, no me quedaría ahí la fiera andaba suelta y con otro movimiento le termine de quitar, todo lo que cubría la parte superior de su cuerpo, y mi otra mano se posó en su espalda enterrándole las uñas para que se acercara hacia mí – La lluvia y la danza en la intemperie son tan inciertas como lo que puede pasar entre ambos – susurre a su oído dándole una lamida en el lóbulo de la misma, un beso y mis labios dibujaron entre besos un camino hasta su clavícula donde deposite otro beso y mi lengua subió para llegar aquellos labios que esperaban por mas, seguí aquel juego de pasiones que estábamos llevando, ya nada me detendría.
Al escuchar mi nombre abrí mis ojos de par en par, me mordí el labio mientras sus palabras fluían y mis labios buscaban refugio en los ajenos para callar lo que mi alma estaba gritando en ese momento, Sophia mi nombre pronunciado por aquel hizo que mi cuerpo se relajara y dejara a merced de lo que sus manos quisieran hacer. Aun con mi cuerpo húmedo sentí la caricia que él me daba ese frio predominante en los de su especie se conjugaba por el fuego que emanaba mi piel y todo mi interior, haciendo que ni frio, ni caliente solo quedáramos inmerso en la tibieza que ambos hacíamos así pegados cuan costura de algún fino vestido estábamos siendo uno aun antes de unirnos, suspire profundamente.
Mi interior… no ahora era una sola fiera que dejaba salir sus garras a medida que los segundos pasaban, sus caricias habían intensificado mis instintos salvajes y casi como si ronroneara ante sus pies mis manos sacaron sus garras, con un arranque entre euforia y adrenalina mis manos se posaron en su pecho y con tan solo un movimiento le desgarre la camisa que traía puesta despojándolo de algo que la sociedad llamaba formalidades, ya está todo a merced de quien diera el primer paso para así seguir una serie de acciones que nos llevaría a lo que al parecer en ambos se había despertado. Mi diestra acaricio su pecho desnudo pasándole las garras como si le diera un arañazo pero suave para que solo se transformara en una caricia, no me quedaría ahí la fiera andaba suelta y con otro movimiento le termine de quitar, todo lo que cubría la parte superior de su cuerpo, y mi otra mano se posó en su espalda enterrándole las uñas para que se acercara hacia mí – La lluvia y la danza en la intemperie son tan inciertas como lo que puede pasar entre ambos – susurre a su oído dándole una lamida en el lóbulo de la misma, un beso y mis labios dibujaron entre besos un camino hasta su clavícula donde deposite otro beso y mi lengua subió para llegar aquellos labios que esperaban por mas, seguí aquel juego de pasiones que estábamos llevando, ya nada me detendría.
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: Ilusiones del presente [Privado] [+18]
Mis sentidos se agudizaron como si mi lado mortal estuviera de pronto tan adormilado que no quedaba de otra que simplemente rendirse ante el instinto. Era una sangre hervida que no corría por mis venas desde quien sabe hace cuanto, era la agitación que ella provocaba y lo que no podía controlar por más que en su momento lo hubiera deseado. Sabía cómo era aquel individuo que se asomaba a despertar, sabía que yo mismo lo había enviado a un destierro de años para no caer en la vida dependiente del placer sexual que implicaba su presencia y ahora sabía también que era yo quien sin poner más trabas estaba dispuesto a liberarlo para que pasara lo que lo tuviera que pasar, para no recordar ni mi nombre y solo pronunciar el de ella cada vez que de su piel un solo toque me provocara la pérdida de memoria.
El tronco del árbol se había convertido en la cama donde la tenía acorralada por una fuerza mas allá de mi comprensión, las ramas se convirtieron en cortinas que cubrían un lecho improvisado y la lluvia continuaba brindando la música que solo era de los dos y de nadie más. Besarla se convirtió en tal deleite que me parecía una privación no tener sus labios a mi alcance, la sensación de hambre era semejante, no podía vivir sin alimentarme de sangre y ahora no podía pensar en separar mi cuerpo del suyo. La toqué en un principio con temor, queriendo aun mantener la distancia entre mi piel y la suya pero después del segundo beso no pude detenerme y mis manos solo querían encontrar su textura y palparla hasta que se hiciera familiar. Su piel hervía, la mía estaba fría pero en medio de ello se encontraba mayor placer ya que su temperatura podía sentirla dentro de mí, propagándose hasta rendir mi cuerpo a la excitación.
Solo sentí el rasguño después de que su mano se acerco a mi pecho, mi camisa estaba hecha jirones pero poco o nada me importaba y aquel acto solo había conseguido despertar mas mi instinto en busca del máximo placer. Sus uñas se hundieron levemente sobre mi piel y si me rasguñara hasta hacerme sangrar no lo sentiría porque toda la sensibilidad de mi piel para entonces ya se encontraba ligada al erotismo de su salvajismo. Prácticamente logro destrozar mi camisa y quede desnudo de la parte superior, correspondí a su desenfreno con la misma reacción besándola con vehemente pasión en el cuello mientras intentaba despojarla de cualquier prenda que se interpusiera en el camino de mis manos y su piel.
Para cuando logre quitarle las prendas de la parte superior ella susurraba a mi oído para seguir un camino de besos hasta mis labios. Mis manos encontraron su propio camino hacia sus senos a los cuales les recubría la última tela de la prenda interior que le quedaba, aun así, como nos encontrábamos empapados, pude acariciar los contornos de sus senos con las yemas de los dedos hasta quitar la última prenda de ellos tan delicadamente que ésta resbaló por un costado del tronco después de quitársela. Con uno de mis brazos la rodee por la cintura y con la otra mano acaricie sus senos tiernamente porque aun ella me seguía pareciendo tan delicada que en cada toque que le daba media mi fuerza para no lastimarla aunque sabía que llegado el momento no podría mas preocuparme por ello y lo único que desearía sería hacerla mía.
El tronco del árbol se había convertido en la cama donde la tenía acorralada por una fuerza mas allá de mi comprensión, las ramas se convirtieron en cortinas que cubrían un lecho improvisado y la lluvia continuaba brindando la música que solo era de los dos y de nadie más. Besarla se convirtió en tal deleite que me parecía una privación no tener sus labios a mi alcance, la sensación de hambre era semejante, no podía vivir sin alimentarme de sangre y ahora no podía pensar en separar mi cuerpo del suyo. La toqué en un principio con temor, queriendo aun mantener la distancia entre mi piel y la suya pero después del segundo beso no pude detenerme y mis manos solo querían encontrar su textura y palparla hasta que se hiciera familiar. Su piel hervía, la mía estaba fría pero en medio de ello se encontraba mayor placer ya que su temperatura podía sentirla dentro de mí, propagándose hasta rendir mi cuerpo a la excitación.
Solo sentí el rasguño después de que su mano se acerco a mi pecho, mi camisa estaba hecha jirones pero poco o nada me importaba y aquel acto solo había conseguido despertar mas mi instinto en busca del máximo placer. Sus uñas se hundieron levemente sobre mi piel y si me rasguñara hasta hacerme sangrar no lo sentiría porque toda la sensibilidad de mi piel para entonces ya se encontraba ligada al erotismo de su salvajismo. Prácticamente logro destrozar mi camisa y quede desnudo de la parte superior, correspondí a su desenfreno con la misma reacción besándola con vehemente pasión en el cuello mientras intentaba despojarla de cualquier prenda que se interpusiera en el camino de mis manos y su piel.
Para cuando logre quitarle las prendas de la parte superior ella susurraba a mi oído para seguir un camino de besos hasta mis labios. Mis manos encontraron su propio camino hacia sus senos a los cuales les recubría la última tela de la prenda interior que le quedaba, aun así, como nos encontrábamos empapados, pude acariciar los contornos de sus senos con las yemas de los dedos hasta quitar la última prenda de ellos tan delicadamente que ésta resbaló por un costado del tronco después de quitársela. Con uno de mis brazos la rodee por la cintura y con la otra mano acaricie sus senos tiernamente porque aun ella me seguía pareciendo tan delicada que en cada toque que le daba media mi fuerza para no lastimarla aunque sabía que llegado el momento no podría mas preocuparme por ello y lo único que desearía sería hacerla mía.
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Re: Ilusiones del presente [Privado] [+18]
La lluvia volvió a ser torrencial como al comienzo de nuestro baile, donde la nos envolvimos de aquel manto que solo permitía ver un paso más allá de lo que dábamos. Ahora en la merced del campo abierto donde aquel árbol nos prestaba el cobijo para apaciguar lo que nos rodeaba, el cuerpo mojado de aquel hacia que su aroma saliera por sus poros, que llegara a mi nariz y me embriagara para seguir con el juego de seducción que estábamos llevando. Mis manos siguieron haciendo lo suyo con su espalda mis labios besaron el cuello dejándole una leve marca oscura que poco a poco desaparecía al pasar que mis besos buscaban sus labios, los mordí el labio de aquel desconocido hasta dejarle una pequeña grieta de la cual salió un pequeño hilo de sangre que se mezcló con mi saliva y sentí como si bebiera de el manjar más sabroso. Un escalofríos recorrió por mi cuerpo y no me detuve si no que contrariamente el rugir salía mezclado entre gemidos de un placer que pocas veces había sentido con aquella intensidad. No era necesario saber su nombre para decir que ya mi corazón lo necesitaba, no era necesario conocernos de toda una vida para entregarle mi alma, no era necesario que estuviéramos en una habitación para seguir con nuestras caricias, besos… Tenía que aceptar que nunca imagine que un vampiro despertara todo lo aquel había despertado en tan escasas horas.
Mis ropas se deslizaron a los costados de ambos, mis ojos cambiaban dilatándose haciendo ver que mi deseo a medida que él me acariciara iba incrementando. Cada vez que su fría mano acariciaba el fuego de mi piel, hacia que aquel tacto fuera más placentero, no me quede atrás y la yema de mis dedos acariciaron la piel que aquel tenia al descubierto, dibujando círculos en el haciéndolo prisionero de mis garras mis uñas seguían penetrando su piel era como marcar a mi presa, era como hacerle una marca, la mía propia. Le ayude a quitarme la última prenda que cubría mi torso y sonreí al sentir aquella mano en mis pechos que a decir verdad necesitaban de aquellas caricias. Mordí mi labio ahogando un gemido que subía por mi cuerpo, los escalofríos me recorrían de pies a cabeza entre gemido y gemido mis juguetonas y traviesas manos llegaron al borde de su pantalón con una mirada desafiante levante una de mis cejas, una de mis uñas sacaron el botón que afirmaban la pretina de su prenda y como si fuera un juego desgarre su pantalón sin quitárselo introduje mi mano izquierda tocando su piel llegando a su virilidad que poco a poco se pronunciaba ante el calor que afloraba de mi mano, le acaricie suavemente y lo sostuve entre mis manos dándole masajes continuos apretando y soltando a medida que mi mano recorría su erección.
Sin soltarlo me acerque a su oído y casi sin palabras logre pronunciar – Tómame, soy la prisionera de tus brazos, la esclava de tu cuerpo y la musa de tus palabras – aunque no fueran cierto lo sentía así, cada parte de mi piel sentía el deseo que emanaba del cuerpo de aquel de nombre desconocido. Mi deseo crecía a medida que seguía con cada caricia, con cada beso con… con todo lo que él me estaba dando, no me importaba despertar la fiera que estaba escondido tras aquel rostro que me hacía delirar, desearlo. Ahora era mi posesión y no lo dejaría escapar. – No te arrepentirás – le mordí el cuello y seguí masajeándolo con más intensidad. Mientras mi mano que estaba libre, termino de sacarle todo aquello que le cubría. Volví a sonreír y tome su mano para que siguiera despojándome de las prendas que cubrían mi piel ardiente.
Mis ropas se deslizaron a los costados de ambos, mis ojos cambiaban dilatándose haciendo ver que mi deseo a medida que él me acariciara iba incrementando. Cada vez que su fría mano acariciaba el fuego de mi piel, hacia que aquel tacto fuera más placentero, no me quede atrás y la yema de mis dedos acariciaron la piel que aquel tenia al descubierto, dibujando círculos en el haciéndolo prisionero de mis garras mis uñas seguían penetrando su piel era como marcar a mi presa, era como hacerle una marca, la mía propia. Le ayude a quitarme la última prenda que cubría mi torso y sonreí al sentir aquella mano en mis pechos que a decir verdad necesitaban de aquellas caricias. Mordí mi labio ahogando un gemido que subía por mi cuerpo, los escalofríos me recorrían de pies a cabeza entre gemido y gemido mis juguetonas y traviesas manos llegaron al borde de su pantalón con una mirada desafiante levante una de mis cejas, una de mis uñas sacaron el botón que afirmaban la pretina de su prenda y como si fuera un juego desgarre su pantalón sin quitárselo introduje mi mano izquierda tocando su piel llegando a su virilidad que poco a poco se pronunciaba ante el calor que afloraba de mi mano, le acaricie suavemente y lo sostuve entre mis manos dándole masajes continuos apretando y soltando a medida que mi mano recorría su erección.
Sin soltarlo me acerque a su oído y casi sin palabras logre pronunciar – Tómame, soy la prisionera de tus brazos, la esclava de tu cuerpo y la musa de tus palabras – aunque no fueran cierto lo sentía así, cada parte de mi piel sentía el deseo que emanaba del cuerpo de aquel de nombre desconocido. Mi deseo crecía a medida que seguía con cada caricia, con cada beso con… con todo lo que él me estaba dando, no me importaba despertar la fiera que estaba escondido tras aquel rostro que me hacía delirar, desearlo. Ahora era mi posesión y no lo dejaría escapar. – No te arrepentirás – le mordí el cuello y seguí masajeándolo con más intensidad. Mientras mi mano que estaba libre, termino de sacarle todo aquello que le cubría. Volví a sonreír y tome su mano para que siguiera despojándome de las prendas que cubrían mi piel ardiente.
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Re: Ilusiones del presente [Privado] [+18]
Ella poseía una extraña energía, una pasión desbordante y una ansiedad de la que me contagió a medida que me provocaba a tocarla y a besarla. En lugar de que yo la mordiera ella lo hizo y de mi labio inferior broto la primera gota de sangre, se mezclo entre sus labios y el sabor de la sangre hizo que se despertara mi sed. La necesidad de beber recorrió mi garganta, sus labios ardían como el resto de la piel de su cuerpo y si tan solo me desviaba del control de la sed por un momento terminaría en su cuello, bebiendo de él sin poder controlarme. Al igual que el ansia del sexo, la sed era apremiante, no podía controlarme en los dos sentidos así que deje que uno de ellos se liberara totalmente para saciar en placer buscado. Le quite la ropa con más rapidez, esta vez mis dedos buscaban ansiosos su piel queriendo despojarla de la tela mojada que se pegaba a su cuerpo, ella ayudo a que me deshiciera de la parte superior de sus prendas de forma que estaba desnuda de la cintura para arriba y mientras la sujetaba con una mano sin dejar de besar sus labios, mi otra mano masajeo uno de sus senos, lo acaricio desde el contorno y el dedo pulgar trazo círculos alrededor de su pezón.
A la vez que la acariciaba y besaba ella clavaba sus uñas o más bien garras en mi piel, la sensación era inexplicablemente placentera y en lugar de producirme molestia me produjo excitación de tal forma que mi miembro yacía erecto dentro de los pantalones que aun llevaba pero que al igual que las demás prendas, se encontraba pegado al cuerpo por estar completamente mojado, en esta condición aunque llevara los pantalones era evidente el estado de excitación en el que me encontraba. Ella pareció percatarse y llevo su mano al borde de mis pantalones para luego deshacerse de todo impedimento e introducir su mano hasta llegar al pene que al sentir el contacto con su piel se hincho aún más en sus misma mano. Sophia acariciaba mi miembro mientras yo, perdido entre las trampas de la lujuria, baje ambas manos a sus caderas para desde allí dejar resbalar por sus muslos la prenda que allí llevaba, al estar mojada esta prenda resbalo grácilmente por sus piernas hasta llegar al suelo y yo toque sus muslos desnudos, los acaricie y contornee su figura con ambas manos como si con cada recorrido estuviera descubriendo cada rincón de su cuerpo.
Se acercó a mi oído y pidió que la tomara, así sucedería, en aquel lugar, sin cita alguna, sin conocerse el uno al otro y pegados al tronco de un árbol que los escondía en la mas suntuosa oscuridad nocturna. A mas caricias y a mas movimientos, que aunque profusos no pudieron separar nuestras pieles, quedamos desnudos los dos dándonos besos y suaves mordidas, ella arañando mi piel y yo acariciando con las yemas de los dedos cada centímetro de la suya -Sólo tomaré lo que ya es mío, todo- respondí a su oído antes de que ella mordiera mi cuello, retire su mano que aun masajeaba mi miembro con intensidad y la acomode alrededor de mi cuello. La empujé hasta que su espalda estuviera completamente pegada al tronco del árbol y con una de las manos primero la tome de uno de los muslos para elevar su pierna a la altura de mi cadera, la otra pierna se acomodo automáticamente al otro extremo haciendo que yo quedara en medio de sus piernas. Mi miembro rozaba su sexo, la ultima prenda pegada a ella era tan delgada que no me costó nada desprenderla solo con la fuerza de los dedos. La punta de mi miembro erguido empezó a penetrar superficialmente su sexo de forma que solo la envolvió su vulva. Sujetándola de las nalgas con ambas manos la moví un poco hacia atrás, el tronco impedía que lo hiciera mas pero era suficiente para que el glande chocó con su clítoris en movimientos giratorios.
Su lubricidad empezó a mojar mi glande, ya no podía soportar más las ganas de penetrarla. Su piel, que parecía estar en fuego en su sexo, incitó a toda mi excitación de tal forma que tomándola de las nalgas con fuerza la acomode una vez más para que en un primer momento, la penetrara con toda la delicadeza que me era posible, la cual para el caso era casi escasa debido a que había perdido el control sobre mi hace ya un buen rato. A la primera penetración, abrazadora, caliente, húmeda, le sucedió una segunda que fue más prominente y una tercera y muchas más. Una tras otras las embestidas hacían que su espalda golpeara contra el tronco del árbol, yo bese su cuello entregado al placer de su piel.
A la vez que la acariciaba y besaba ella clavaba sus uñas o más bien garras en mi piel, la sensación era inexplicablemente placentera y en lugar de producirme molestia me produjo excitación de tal forma que mi miembro yacía erecto dentro de los pantalones que aun llevaba pero que al igual que las demás prendas, se encontraba pegado al cuerpo por estar completamente mojado, en esta condición aunque llevara los pantalones era evidente el estado de excitación en el que me encontraba. Ella pareció percatarse y llevo su mano al borde de mis pantalones para luego deshacerse de todo impedimento e introducir su mano hasta llegar al pene que al sentir el contacto con su piel se hincho aún más en sus misma mano. Sophia acariciaba mi miembro mientras yo, perdido entre las trampas de la lujuria, baje ambas manos a sus caderas para desde allí dejar resbalar por sus muslos la prenda que allí llevaba, al estar mojada esta prenda resbalo grácilmente por sus piernas hasta llegar al suelo y yo toque sus muslos desnudos, los acaricie y contornee su figura con ambas manos como si con cada recorrido estuviera descubriendo cada rincón de su cuerpo.
Se acercó a mi oído y pidió que la tomara, así sucedería, en aquel lugar, sin cita alguna, sin conocerse el uno al otro y pegados al tronco de un árbol que los escondía en la mas suntuosa oscuridad nocturna. A mas caricias y a mas movimientos, que aunque profusos no pudieron separar nuestras pieles, quedamos desnudos los dos dándonos besos y suaves mordidas, ella arañando mi piel y yo acariciando con las yemas de los dedos cada centímetro de la suya -Sólo tomaré lo que ya es mío, todo- respondí a su oído antes de que ella mordiera mi cuello, retire su mano que aun masajeaba mi miembro con intensidad y la acomode alrededor de mi cuello. La empujé hasta que su espalda estuviera completamente pegada al tronco del árbol y con una de las manos primero la tome de uno de los muslos para elevar su pierna a la altura de mi cadera, la otra pierna se acomodo automáticamente al otro extremo haciendo que yo quedara en medio de sus piernas. Mi miembro rozaba su sexo, la ultima prenda pegada a ella era tan delgada que no me costó nada desprenderla solo con la fuerza de los dedos. La punta de mi miembro erguido empezó a penetrar superficialmente su sexo de forma que solo la envolvió su vulva. Sujetándola de las nalgas con ambas manos la moví un poco hacia atrás, el tronco impedía que lo hiciera mas pero era suficiente para que el glande chocó con su clítoris en movimientos giratorios.
Su lubricidad empezó a mojar mi glande, ya no podía soportar más las ganas de penetrarla. Su piel, que parecía estar en fuego en su sexo, incitó a toda mi excitación de tal forma que tomándola de las nalgas con fuerza la acomode una vez más para que en un primer momento, la penetrara con toda la delicadeza que me era posible, la cual para el caso era casi escasa debido a que había perdido el control sobre mi hace ya un buen rato. A la primera penetración, abrazadora, caliente, húmeda, le sucedió una segunda que fue más prominente y una tercera y muchas más. Una tras otras las embestidas hacían que su espalda golpeara contra el tronco del árbol, yo bese su cuello entregado al placer de su piel.
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Re: Ilusiones del presente [Privado] [+18]
No podía explicar que era más placentero, si el sabor de su sangre conjugada con mi saliva, el enterrarle las uñas en su espalda o el hecho que con cada beso que me daba sentía la necesidad de despojarlo de todo y lanzarme contra el cómo cual fiera quiere a su presa, de alguna forma u otra quería hacer eso y mucho más con él. Quería tomarlo dejar la marca que yo estuve con el que nadie más podría estar cerca por que yo como cual fiera seria suya, su mujer .. aunque fuera una noche… o por toda una eternidad seria de vampiro, como el seria mío. Si el destino nos había unido una noche como esta solo nos separaría… ni el amanecer podría hacerlo… continúe besándolo sin parar, mi lengua acariciaba la del sin darle tregua era una verdadera batalla entre el deseo y el placer, su cuerpo frio hacia que cada caricia fuera más que solo aquello sentía el calor emanar de mí, era casi desesperante pero… él lo apagaba todo, él era quien hacía que mi corazón se desbocara y quisiera llenarme de él.
Sus palabras elevaron el libido aún más de lo que ya lo tenía mordí mi labio deseosa de él, ya no estaba mi mano en su miembro si no que ahora lo rodeaba por completo su cuello, mis piernas siguieron las instrucciones que el daba, como buena niña seguí con aquello sin chistar, lo necesitaba, su erección estaba en plenitud y al sentirla en el borde de mis labios fue como si mi boca se hiciera agua por aquel roce, le agarre con fuerzas de sus cabellos para besarlo con fiereza casi era una súplica para que entrara en mí, que me penetrara que me hiciera el amor en ese mismo momento. Poco después su glande choco con mi clítoris y mi cuerpo se tensó mis piernas apretaron levemente su cadera, mis ojos delatores seguían la súplica de que entrara ahora ya… Cuanto tiempo paso, ni siquiera pude pestañar cuando sentí como mi humedad le daba paso a su virilidad, mi cuerpo se relajó dándole paso a mí, dándole paso a un placer que ambos pedíamos a gritos, suave y lento, entro sin aviso, mi corazón desbocado latía queriendo salir de mi pecho en ese mismo momento. Y las embestidas continuaron, siendo cada vez más fuertes, más potentes, más…
Mi espalda que apoyada en aquel tronco chocaba pero no me importaba, era un dolor verdaderamente excitante… si… sentía como mi piel cedía a cada embestida la humedad crecía envolviendo su miembro cada vez, apreté mis piernas contrayendo los mis músculos interiores para darle un obstáculo al entrar, apretando su miembro mientras el entraba en mí. Entre gemidos, suplicas, mis manos seguían marcando su espalda, mis labios seguían saboreando de sus labios y mis piernas lo tenían prisionero de mi cuerpo, no lo dejaría ir. Además dudaba que él quisiese apartarse de mí… porque una vez dentro, cada vez quieres más. Tanto el como yo estábamos envuelto de la lujuria de una noche, donde todo empezó con un baile… y terminaría con una danza lujuriosa. MI boca estaba hecha agua, cada vez que entraba sentía la necesidad de más. Con ayuda de sus manos le ayude moviendo mis caderas en compas con las de él, haciendo que cada embestida llegara más adentro, tocara todo mi ser si fuese necesario en ese mismo momento. Él lo había dicho tomaría lo que ya le pertenecía, no tenía por qué no ser así, yo ya me sentía parte del, de su ser, de su alma… y no me quedaría con el rastro de “¿Qué hubiera pasado?” claro que no, porque cuando yo empezaba algo lo terminaba.
Mi cuerpo húmedo tanto por la lluvia como por la misma excitación se resbalaba sobre su cuerpo, mis pechos apretados con el pectoral ajeno subían y bajaban, mis labios acariciaban su cuello, dándole suaves besos trazando caminos imaginarios hasta su boca de la cual cada vez que la besaba me desbordaba con una energía que salía por todo mi ser. Mis manos firmes acariciaban las marcas que desaparecían tras el paso de los segundos, pero aquello no era impedimento para volver a darle arañazos y seguir con esa mezcla que tan bien me gustaba. Mis rugidos iban en aumente de suaves quejidos a rugidos que podrían ensordecer a cualquiera a nuestro alrededor.
Sus palabras elevaron el libido aún más de lo que ya lo tenía mordí mi labio deseosa de él, ya no estaba mi mano en su miembro si no que ahora lo rodeaba por completo su cuello, mis piernas siguieron las instrucciones que el daba, como buena niña seguí con aquello sin chistar, lo necesitaba, su erección estaba en plenitud y al sentirla en el borde de mis labios fue como si mi boca se hiciera agua por aquel roce, le agarre con fuerzas de sus cabellos para besarlo con fiereza casi era una súplica para que entrara en mí, que me penetrara que me hiciera el amor en ese mismo momento. Poco después su glande choco con mi clítoris y mi cuerpo se tensó mis piernas apretaron levemente su cadera, mis ojos delatores seguían la súplica de que entrara ahora ya… Cuanto tiempo paso, ni siquiera pude pestañar cuando sentí como mi humedad le daba paso a su virilidad, mi cuerpo se relajó dándole paso a mí, dándole paso a un placer que ambos pedíamos a gritos, suave y lento, entro sin aviso, mi corazón desbocado latía queriendo salir de mi pecho en ese mismo momento. Y las embestidas continuaron, siendo cada vez más fuertes, más potentes, más…
Mi espalda que apoyada en aquel tronco chocaba pero no me importaba, era un dolor verdaderamente excitante… si… sentía como mi piel cedía a cada embestida la humedad crecía envolviendo su miembro cada vez, apreté mis piernas contrayendo los mis músculos interiores para darle un obstáculo al entrar, apretando su miembro mientras el entraba en mí. Entre gemidos, suplicas, mis manos seguían marcando su espalda, mis labios seguían saboreando de sus labios y mis piernas lo tenían prisionero de mi cuerpo, no lo dejaría ir. Además dudaba que él quisiese apartarse de mí… porque una vez dentro, cada vez quieres más. Tanto el como yo estábamos envuelto de la lujuria de una noche, donde todo empezó con un baile… y terminaría con una danza lujuriosa. MI boca estaba hecha agua, cada vez que entraba sentía la necesidad de más. Con ayuda de sus manos le ayude moviendo mis caderas en compas con las de él, haciendo que cada embestida llegara más adentro, tocara todo mi ser si fuese necesario en ese mismo momento. Él lo había dicho tomaría lo que ya le pertenecía, no tenía por qué no ser así, yo ya me sentía parte del, de su ser, de su alma… y no me quedaría con el rastro de “¿Qué hubiera pasado?” claro que no, porque cuando yo empezaba algo lo terminaba.
Mi cuerpo húmedo tanto por la lluvia como por la misma excitación se resbalaba sobre su cuerpo, mis pechos apretados con el pectoral ajeno subían y bajaban, mis labios acariciaban su cuello, dándole suaves besos trazando caminos imaginarios hasta su boca de la cual cada vez que la besaba me desbordaba con una energía que salía por todo mi ser. Mis manos firmes acariciaban las marcas que desaparecían tras el paso de los segundos, pero aquello no era impedimento para volver a darle arañazos y seguir con esa mezcla que tan bien me gustaba. Mis rugidos iban en aumente de suaves quejidos a rugidos que podrían ensordecer a cualquiera a nuestro alrededor.
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Re: Ilusiones del presente [Privado] [+18]
Excitado, llevado por el placer, entregado a la lujuria que ella despedía de su cuerpo como un imán que inevitablemente me tuviera a su merced. Quedé rendido con total consentimiento mío a cada arañazo, a cada beso y al calor de su cuerpo. Acariciaba plácidamente su piel antes de penetrarla, ella desnuda era la imagen viva de la belleza, tocarla significaba ascender a un estado donde la conciencia misma se entregara al goce. Nuestros cuerpos que se encuentran desnudos se ven en la necesidad de llegar a los límites del placer –si es que este tuviera un límite- y lo que es natural ocurre, tras disfrutar de la tentación nos entregamos a ella y el falo erecto penetra entre sus labios y su vulva haciéndose paso por el medio para llegar al fondo de su cavidad en un principio estrecha que lo recibe envolviéndolo totalmente: el roce es total.
La gesticulación al sentir tal placer es visible en mi rostro, mis labios aprietan fuertemente la piel de su cuello en la primera penetración, la siguientes solo provocan que el placer aumente y que el cuerpo se vaya acostumbrando a él pero siempre exigiendo que no se pare en ningún momento. Las embestidas son fuertes, entre más fuertes más me siento dentro de ella, su humedad envuelve mi miembro como las gotas del rocío envuelven nuestros desnudos cuerpos. Ella contrae sus músculos y aquello me lleva a penetrarla con más ahínco aun mientras la apretó de los muslos y le beso el cuello con vehemente desenfreno porque ella es la conductora de mis deseos y señora de mis pasiones.
Sus senos perfectamente redondos y suaves chocan con mi pecho y a cada embestida también se produce un roce entre nuestros cuerpos, no existió en mi vida deleite igual al que esa mujer me sometía. Siento su respiración agitada, escucho sus gemidos y entre ellos estaban mezclados algunos de los míos debido a que cada movimiento entre mas fuerte era más placer me daba. No pude parar ni pensar en hacerlo, no quería hacerlo, lo único que quería era sentir a Sophia o más bien, sentir estar dentro de ella, no privarme del calor de su cuerpo y mucho menos del envolvimiento de sus suaves paredes vaginales. Sentía tal excitación en el miembro que en el momento de las penetraciones sus gemidos provocaron que las embestidas aumentaran el ritmo como constantemente lo había estado haciendo.
Mis labios se saciaron de la piel de su cuello, mi lengua percibió el sabor de las gotas que aun caían desde su cabello, a estas alturas parecían perlas azules adornando su piel. Si acaso pudiera sentir más deseo por ella en un determinado momento se presento, el demonio no dormía y así como me encontraba, falto de razón y extasiado, despertó la hermana de la lujuria a quien había dado prisión en mi cuerpo: la sed. No necesitaba alimentarme, al contrario de mis pares vampiros no bebía la sangre más que por subsistir, nunca por placer aunque ahora sintiera una necesidad inmensa de beber de ella simplemente por incrementar el placer. Estuve a punto de tocar con mis colmillos su cuello y hundirlos en él, preferí morderme el labio inferior del cual brotaron dos delgadas líneas de sangre, antes mi sangre que la de ella.
Empecé a disminuir el ritmo de las embestidas, trataba de aplacar a la bestia antes de que esta saliera por completo y mostrara la maldición que se escondía detrás de cada rostro pálido y perfecto, nadie de la especie estaba libre de perder el control alguna vez. Hecho esto la sed disminuyo, no deje de penetrarla en ningún momento pero solo entonces me percate de las fuertes embestidas que su cuerpo había tenido que soportar contra el tronco del árbol. La tome las nalgas fuertemente con ambas manos y deje de embestirla aunque mi miembro permaneció dentro de ella. Suavemente la voltee sujetándola para que yo quedara de espaldas al árbol y una vez apoyado en este empecé a resbalar sin prisa hasta quedar sentado en el suelo y a la vez las piernas de ella encontraron un apoyo en el mismo desde donde podría moverse más fácilmente en la posición en la que se encontraba.Mis manos subieron, acariciaron su espalda mientras me perdía en el azul de sus ojos salvajes y fieros el deseo volvió a surgir, y, encontrándome dentro de ella, la tome por las caderas y empecé a generar tal movimiento que una vez mas empecé a sumergirme en las fauces mas intimas de aquella mujer.
La gesticulación al sentir tal placer es visible en mi rostro, mis labios aprietan fuertemente la piel de su cuello en la primera penetración, la siguientes solo provocan que el placer aumente y que el cuerpo se vaya acostumbrando a él pero siempre exigiendo que no se pare en ningún momento. Las embestidas son fuertes, entre más fuertes más me siento dentro de ella, su humedad envuelve mi miembro como las gotas del rocío envuelven nuestros desnudos cuerpos. Ella contrae sus músculos y aquello me lleva a penetrarla con más ahínco aun mientras la apretó de los muslos y le beso el cuello con vehemente desenfreno porque ella es la conductora de mis deseos y señora de mis pasiones.
Sus senos perfectamente redondos y suaves chocan con mi pecho y a cada embestida también se produce un roce entre nuestros cuerpos, no existió en mi vida deleite igual al que esa mujer me sometía. Siento su respiración agitada, escucho sus gemidos y entre ellos estaban mezclados algunos de los míos debido a que cada movimiento entre mas fuerte era más placer me daba. No pude parar ni pensar en hacerlo, no quería hacerlo, lo único que quería era sentir a Sophia o más bien, sentir estar dentro de ella, no privarme del calor de su cuerpo y mucho menos del envolvimiento de sus suaves paredes vaginales. Sentía tal excitación en el miembro que en el momento de las penetraciones sus gemidos provocaron que las embestidas aumentaran el ritmo como constantemente lo había estado haciendo.
Mis labios se saciaron de la piel de su cuello, mi lengua percibió el sabor de las gotas que aun caían desde su cabello, a estas alturas parecían perlas azules adornando su piel. Si acaso pudiera sentir más deseo por ella en un determinado momento se presento, el demonio no dormía y así como me encontraba, falto de razón y extasiado, despertó la hermana de la lujuria a quien había dado prisión en mi cuerpo: la sed. No necesitaba alimentarme, al contrario de mis pares vampiros no bebía la sangre más que por subsistir, nunca por placer aunque ahora sintiera una necesidad inmensa de beber de ella simplemente por incrementar el placer. Estuve a punto de tocar con mis colmillos su cuello y hundirlos en él, preferí morderme el labio inferior del cual brotaron dos delgadas líneas de sangre, antes mi sangre que la de ella.
Empecé a disminuir el ritmo de las embestidas, trataba de aplacar a la bestia antes de que esta saliera por completo y mostrara la maldición que se escondía detrás de cada rostro pálido y perfecto, nadie de la especie estaba libre de perder el control alguna vez. Hecho esto la sed disminuyo, no deje de penetrarla en ningún momento pero solo entonces me percate de las fuertes embestidas que su cuerpo había tenido que soportar contra el tronco del árbol. La tome las nalgas fuertemente con ambas manos y deje de embestirla aunque mi miembro permaneció dentro de ella. Suavemente la voltee sujetándola para que yo quedara de espaldas al árbol y una vez apoyado en este empecé a resbalar sin prisa hasta quedar sentado en el suelo y a la vez las piernas de ella encontraron un apoyo en el mismo desde donde podría moverse más fácilmente en la posición en la que se encontraba.Mis manos subieron, acariciaron su espalda mientras me perdía en el azul de sus ojos salvajes y fieros el deseo volvió a surgir, y, encontrándome dentro de ella, la tome por las caderas y empecé a generar tal movimiento que una vez mas empecé a sumergirme en las fauces mas intimas de aquella mujer.
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Re: Ilusiones del presente [Privado] [+18]
No era la típica mujer que aparentaba ser una santa de pies a cabeza, siempre dejaba claro que detrás de cualquier bello rostro existía una máscara que en situaciones de alerta cambiaba. Estaba acostumbrada que me dijeran que yo era una buena persona, que siempre hacia las cosas como se debía hacer, ¿pero, que sabían ellos al respecto? Nada, ya que yo como muchos en esta sociedad tenia mas mascaras que cualquiera, como un felino casero era ladrona y escurridiza, caprichosa y mimada; como la fiera era salvaje, meticulosa y demasiado observadora, capaz de matar a un inocente por alimentar mi estomago ¿Soy una fiera? Si, y aquello lo estaba demostrando en ese momento, entre envestida, arañazos y besos interminables mi cuerpo se deleitaba cada segundo que pasaba por las manos de aquel que acaparaba toda mi atención. Un vampiro que con su aroma lograba mantenerme entretenida, que con sus embestidas lograba darme placer que con sus manos lograba hacerme sentir cual ceda es recién tocada. Mis labios no podían estar cerrados entre gemidos y jadeos que al final se unían en un solo cantico, un cantico de placer puro.
Podría pensar que entre ambos existía una conexión y no simplemente me refería a su virilidad que salía y entraba con gran fuerza de mi cuerpo, si no algo mas allá mi corazón latía con fuerzas como si estuviera escapando de algún depredador, mi respiración seguía el mismo ritmo entrecortándose a medida que él me daba ese placer único que descontrolaba mis sentidos los envolvía y los dejaba prisionero de mis emociones. Mi espalda estaba dañada pero no había llegado a sangrar como pensé en primera instancia y él como si me leyera la mente me saco el apoyo para dar paso a una nueva posición ¿A caso podía ser más perfecto? Esa pregunta se planto en mi cabeza mientras mis brazos buscaban afirme en su cuello, muchas veces me limitaba a pensar en que era lo que yo realmente sentía y ahora que podía sentir me estaba cuestionando, sonreí con malicia mientras mis piernas caían a cada lado de aquel cuerpo, que por muy blanco que fuera junto al mío se tornaba de otro color, hasta podría decir que estaba cálido. Tome mis cabellos y los corrí a uno de mis hombros dejando al descubierto una parte de mi cuello, no sentía miedo ya que si hubiera querido atacarme lo hubiera hecho desde un comienzo, cuando estaba vulnerable en el muelle.
Dos gotas de sangre brotaron de los labios de aquel y para no dejarlas caer les pase mi lengua para terminar con otro beso que parecía eterno, ese momento era eterno para mí, la oscuridad nos envolvía bajo aquel árbol la tormenta no quería dar tregua y nosotros tampoco. Seguí con aquellas contracciones musculares en mi interior, impidiéndole el paso parcialmente de su miembro, como mi cuerpo quedaba más arriba que él entre mis brazos tome su rostro para que se hundiera en mi pecho mientras mis piernas comenzaban ayudar entre saltos y movimientos de cadera sentía como entraba enteramente en mi tocando mi punto más profundo haciendo que un grito se escapara de mis labios, un grito donde mezclaba el deseo con la excitación que sentía en ese momento. Mis ojos cerrados imaginaban mil y una situaciones con aquel vampiro que hacía que el deseo creciera aun mas ¿Podía crecer más? Al parecer sí, mi cuerpo le pertenecía, mi cuerpo pedía sus caricias y el suyo pedía a la fiera que había en mi interior que con fuerzas sacaba las garras para dejar una marca que quizás nadie nunca vería pero yo tendría en el recuerdo que lo había marcado.
Seguí con los saltos mientras mi cadera se mecía en la virilidad del vampiro, tocando mi centro sexual había encontrado otro tipo de placer, que jamás me habían dado, mis manos tiraron de sus cabellos y con un beso desesperado seguí, no quería que él se detuviera quería todo en ese momento donde ya no sentía nada más que placer, donde solo él y yo existíamos en esa laguna. Truenos y relámpagos a lo lejos se veían y escuchaban iluminando el lugar, podía ver su rostro y hacer un recuerdo del ya que era mío, me pertenecía. Mi boca parecía deleitarse con los rastro de la sangre del vampiro, se hacía agua en cada beso, buscando su lengua para hacer una lucha donde no había ganadores si no placer. Mis piernas apretaban el cuerpo ajeno, mis manos seguían con arañazos intensos mi mente ya no estaba conectada con mi alma todo se volvía parcialmente blanco, destellos de colores podía distinguir cruzar por delante de mí, no tenia certeza si eran los mismos truenos, mi corazón podía latir rápido y lento a la vez, mi respiración ya ni siquiera seguía un patrón… por que en la excitación no existe patrón sino… sentidos…
Podría pensar que entre ambos existía una conexión y no simplemente me refería a su virilidad que salía y entraba con gran fuerza de mi cuerpo, si no algo mas allá mi corazón latía con fuerzas como si estuviera escapando de algún depredador, mi respiración seguía el mismo ritmo entrecortándose a medida que él me daba ese placer único que descontrolaba mis sentidos los envolvía y los dejaba prisionero de mis emociones. Mi espalda estaba dañada pero no había llegado a sangrar como pensé en primera instancia y él como si me leyera la mente me saco el apoyo para dar paso a una nueva posición ¿A caso podía ser más perfecto? Esa pregunta se planto en mi cabeza mientras mis brazos buscaban afirme en su cuello, muchas veces me limitaba a pensar en que era lo que yo realmente sentía y ahora que podía sentir me estaba cuestionando, sonreí con malicia mientras mis piernas caían a cada lado de aquel cuerpo, que por muy blanco que fuera junto al mío se tornaba de otro color, hasta podría decir que estaba cálido. Tome mis cabellos y los corrí a uno de mis hombros dejando al descubierto una parte de mi cuello, no sentía miedo ya que si hubiera querido atacarme lo hubiera hecho desde un comienzo, cuando estaba vulnerable en el muelle.
Dos gotas de sangre brotaron de los labios de aquel y para no dejarlas caer les pase mi lengua para terminar con otro beso que parecía eterno, ese momento era eterno para mí, la oscuridad nos envolvía bajo aquel árbol la tormenta no quería dar tregua y nosotros tampoco. Seguí con aquellas contracciones musculares en mi interior, impidiéndole el paso parcialmente de su miembro, como mi cuerpo quedaba más arriba que él entre mis brazos tome su rostro para que se hundiera en mi pecho mientras mis piernas comenzaban ayudar entre saltos y movimientos de cadera sentía como entraba enteramente en mi tocando mi punto más profundo haciendo que un grito se escapara de mis labios, un grito donde mezclaba el deseo con la excitación que sentía en ese momento. Mis ojos cerrados imaginaban mil y una situaciones con aquel vampiro que hacía que el deseo creciera aun mas ¿Podía crecer más? Al parecer sí, mi cuerpo le pertenecía, mi cuerpo pedía sus caricias y el suyo pedía a la fiera que había en mi interior que con fuerzas sacaba las garras para dejar una marca que quizás nadie nunca vería pero yo tendría en el recuerdo que lo había marcado.
Seguí con los saltos mientras mi cadera se mecía en la virilidad del vampiro, tocando mi centro sexual había encontrado otro tipo de placer, que jamás me habían dado, mis manos tiraron de sus cabellos y con un beso desesperado seguí, no quería que él se detuviera quería todo en ese momento donde ya no sentía nada más que placer, donde solo él y yo existíamos en esa laguna. Truenos y relámpagos a lo lejos se veían y escuchaban iluminando el lugar, podía ver su rostro y hacer un recuerdo del ya que era mío, me pertenecía. Mi boca parecía deleitarse con los rastro de la sangre del vampiro, se hacía agua en cada beso, buscando su lengua para hacer una lucha donde no había ganadores si no placer. Mis piernas apretaban el cuerpo ajeno, mis manos seguían con arañazos intensos mi mente ya no estaba conectada con mi alma todo se volvía parcialmente blanco, destellos de colores podía distinguir cruzar por delante de mí, no tenia certeza si eran los mismos truenos, mi corazón podía latir rápido y lento a la vez, mi respiración ya ni siquiera seguía un patrón… por que en la excitación no existe patrón sino… sentidos…
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Re: Ilusiones del presente [Privado] [+18]
En cada gemido estaba Sophia, cada momento de placer era Sophia, la humedad de nuestros cuerpos era Sophia y todas las sensaciones se resumían en un solo nombre: Sophia. Nuestros cuerpos parecían corresponderse perfectamente, se acoplaron en uno y las caricias, besos, roces, mordidas, arañazos y alientos juntos no se separaron en ningún instante de aquella correspondencia. Ella era quien había detonado mi pasión, salvaje y tierna, caliente y cálida, suave y húmeda, era un conjunto de todo aquello que provocaba tal reacción en mi cuerpo que me desconocí por completo al estar con ella. La gente decía que los italianos teníamos la sangre caliente pero en mi caso había dejado de ser así hace tantos años que había olvidado la sensación de esa sangre caliente, de hecho era la de ella, la que corría por sus venas, la que inspiraba las pasiones prohibidas a desencadenarse, las pasiones físicas ya habían sido liberadas, no podrían volver a desaparecer a menos que viviera la segunda muerte.
Mi cuerpo actuaba por su cuenta, la mente estaba nublada y entregada a un solo delirio, ella. Irónicamente ella fue la que bebió de mi sangre cuando lo más natural fuera lo contrario, bese sus labios cuando lo hizo, nos fundimos en un largo beso una vez mas donde nuestras lenguas también hacían el amor. Fue después de aquel beso que me di cuenta que la estaba lastimando desde la posición en la que nos encontrábamos, cambiamos asertivamente y nos encontramos aun debajo del árbol sumidos en un lecho al cual no se le veía fin ni del cual se recordaba el inicio, todo era en el acto y eso era lo único que importaba para las sensaciones que recorrían ambos cuerpos que por un momento se vieron interrumpidos del placer.
Tomó mi rostro y este quedo sumergido en la textura y voluptuosidad de sus senos, los bese con vehemencia, mis labios se deleitaron de su sabor, de la superficie de ellos mi lengua recogió las últimas gotas del rocío mezcladas con las de su sudor. En ese momento ella empezó a menear las caderas y una vez más me sentí dentro de ella, el placer era indescriptible, un grito salió de sus labios y un gemido de los míos. Ella saltaba moviéndose con tal energía que mis brazos se acomodaron en sus caderas impulsándola a que siguiera con el ritmo sin disminuirlo, ya no podía seguir controlando mas a mi sed junto a los demás placeres, cerré los ojos un momento reclinando mi cabeza sobre el tronco del árbol pero seguíamos con el mismo ritmo de penetraciones y con tantos gemidos otorgados al silencio de la noche que si estuviéramos en una habitación todos los que habitaran en algunos metros a la redonda se asustarían de tan desaforada pasión.
Ella me tomo de los cabellos y volvió a besarle, el ritmo se incrementó, a riesgo de rendirme completamente a la bestia deje que pasara y me entregue al placer total que emanaba de su cuerpo, el mismo placer que ella estaba sintiendo. Deje sus labios para besar su cuello, morder lo mas delicadamente que pude su piel pero de todas formas mis colmillos la perforaron. Quizá lo agradecería más tarde pero el movimiento en el que estaba ella había impedido que la penetración de los colmillos fuera profunda, apenas unas gotas se aproximaron tímidamente al borde de su cuello y no una hilera de sangre. Recogí las gotas de su sangre caliente con los labios, las deguste hasta sentirlas en la garganta, su sabor que en adelante era único y adictivo. El placer más el placer derivo en la total pérdida de mí mismo, tras el impacto repetido de mi miembro con lo más profundo de su cavidad vaginal la excitación llegó a su máxima manifestación y no pude más que terminar dentro de ella la exposición de todo el placer acumulado.
El ritmo fue desacelerándose paulatinamente, los gemidos ininterrumpidos fueron apaciguándose y casualmente los truenos callaron también su estruendo como si todo aquello hubiera sido la composición de la naturaleza donde los dos cuerpos se encontraban para juntarse, entregarse, perderse y fundirse en un solo placer. El sabor de su sangre estaba fresco en la garganta, el calor de su cuerpo se conservaría siempre impávido en el mío, sus labios serian siempre soñados y siempre anhelados porque en más de dos mil años de vida ninguna a ninguna mujer la había amado tanto como a ella. La chica del muelle, la fiera, la pareja de un baile improvisado, la ninfa que reencarnaba a Galatea, con su llegada inesperada a mi vida había cambiado mi mundo en tan solo una noche, una noche de muchas miles que duraron una espera inconsciente.
Mi cuerpo actuaba por su cuenta, la mente estaba nublada y entregada a un solo delirio, ella. Irónicamente ella fue la que bebió de mi sangre cuando lo más natural fuera lo contrario, bese sus labios cuando lo hizo, nos fundimos en un largo beso una vez mas donde nuestras lenguas también hacían el amor. Fue después de aquel beso que me di cuenta que la estaba lastimando desde la posición en la que nos encontrábamos, cambiamos asertivamente y nos encontramos aun debajo del árbol sumidos en un lecho al cual no se le veía fin ni del cual se recordaba el inicio, todo era en el acto y eso era lo único que importaba para las sensaciones que recorrían ambos cuerpos que por un momento se vieron interrumpidos del placer.
Tomó mi rostro y este quedo sumergido en la textura y voluptuosidad de sus senos, los bese con vehemencia, mis labios se deleitaron de su sabor, de la superficie de ellos mi lengua recogió las últimas gotas del rocío mezcladas con las de su sudor. En ese momento ella empezó a menear las caderas y una vez más me sentí dentro de ella, el placer era indescriptible, un grito salió de sus labios y un gemido de los míos. Ella saltaba moviéndose con tal energía que mis brazos se acomodaron en sus caderas impulsándola a que siguiera con el ritmo sin disminuirlo, ya no podía seguir controlando mas a mi sed junto a los demás placeres, cerré los ojos un momento reclinando mi cabeza sobre el tronco del árbol pero seguíamos con el mismo ritmo de penetraciones y con tantos gemidos otorgados al silencio de la noche que si estuviéramos en una habitación todos los que habitaran en algunos metros a la redonda se asustarían de tan desaforada pasión.
Ella me tomo de los cabellos y volvió a besarle, el ritmo se incrementó, a riesgo de rendirme completamente a la bestia deje que pasara y me entregue al placer total que emanaba de su cuerpo, el mismo placer que ella estaba sintiendo. Deje sus labios para besar su cuello, morder lo mas delicadamente que pude su piel pero de todas formas mis colmillos la perforaron. Quizá lo agradecería más tarde pero el movimiento en el que estaba ella había impedido que la penetración de los colmillos fuera profunda, apenas unas gotas se aproximaron tímidamente al borde de su cuello y no una hilera de sangre. Recogí las gotas de su sangre caliente con los labios, las deguste hasta sentirlas en la garganta, su sabor que en adelante era único y adictivo. El placer más el placer derivo en la total pérdida de mí mismo, tras el impacto repetido de mi miembro con lo más profundo de su cavidad vaginal la excitación llegó a su máxima manifestación y no pude más que terminar dentro de ella la exposición de todo el placer acumulado.
El ritmo fue desacelerándose paulatinamente, los gemidos ininterrumpidos fueron apaciguándose y casualmente los truenos callaron también su estruendo como si todo aquello hubiera sido la composición de la naturaleza donde los dos cuerpos se encontraban para juntarse, entregarse, perderse y fundirse en un solo placer. El sabor de su sangre estaba fresco en la garganta, el calor de su cuerpo se conservaría siempre impávido en el mío, sus labios serian siempre soñados y siempre anhelados porque en más de dos mil años de vida ninguna a ninguna mujer la había amado tanto como a ella. La chica del muelle, la fiera, la pareja de un baile improvisado, la ninfa que reencarnaba a Galatea, con su llegada inesperada a mi vida había cambiado mi mundo en tan solo una noche, una noche de muchas miles que duraron una espera inconsciente.
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Re: Ilusiones del presente [Privado] [+18]
Y los sentidos envolvieron mi alma y todo mi ser, mi corazón se paralizo en ese momento, la respiración pareció faltarme, mi garganta parecía estar en un fuego intenso aquella agitación hacia mucho que no la tenía, podía sentir que mi cuerpo flotaba junto al de aquel vampiro, mis ojos abiertos no lograban distinguir que era lo que en realidad estaba sucediendo a mi alrededor, mis piernas tiesas como las de una estatua apretaron el cuerpo ajeno, de quien poseía mi ser, mi cuerpo mismo pedía en un grito que fuera libera y poco a poco así ocurría, habíamos caído en la tentación más antigua que cualquier escrito bíblico, estábamos en la entre por el placer y la cegara de la excitación. Mi corazón volvió a latir cuando levemente sentí un pinchazo en mi cuerpo el detonante a que todo mis instintos salieran a flote, mi sangre había sido probada y aunque había sido poco, tan solo aquello era suficiente para que los placeres llegaran desde la punta de mi dedo hasta la última hebra de cabello el escalofríos electrificante recorría mi cuerpo haciéndolo temblar suavemente; me aferre a su cuello, para que no callera a su lado.
Mi cuerpo parecía haber llegado a su máximo potencial, donde todo y nada se juntaban en ese momento, mis ojos volvieron a la realidad donde nuestros cuerpos húmedos por el ambiente se pegaban aún más el uno del otro. El sin un corazón podía decir que le sentía vibrar como lo hacía el mío en cada segundo. Las embestidas disminuyeron logre sentir como el acababa casi al mismo tiempo en que yo o hacía, una sonrisa satisfactoria y cansadora se enarcaba en mi rostro que húmedo no se separaría de él, un suspiro salió de mis labios suave, acerque mi boca a su cuello y muy lentamente comencé a darle besos casi como una caricia misma en su piel tan blanca como la nieve, subiendo sin detenerme llegue a su oído, entrecortada mente respire en el depositando otra caricia con mis labios – Soy tuya – termino de salir de mi boca, seguí el mismo ritmo que el proponía hasta llegar a sus labios que tan dulces esperaban a los míos. Comencé a besarlo muy lentamente, dejando espacio para poder disfrutar, seguir disfrutando de esta particular unión que estábamos teniendo. Acomodándome lentamente luego que mi cuerpo pudo volver a reaccionar apoyé mi mentón en su frente, descansando de aquel acto, que habíamos llevado desde principio a fin.
La lluvia, los truenos, el mismo invierno pareció detenerse en aquel momento donde nos encontrábamos bajo un árbol que había sido el principal espectador de aquella entrega, de aquel cariño, quizás de un nuevo amor. Mis ojos cerrados seguían la melodía de mi corazón como si de otro baile se tratara, mis movimientos fueron suaves, lentos, no había apuro ya estaba todo escrito, o tal vez no… Aún quedaba de la noche, pero el amanecer se acercaba silencioso, no quería, no, no quería que amaneciera, no quería volver a mi realidad, a la soledad que me rodeaba, él me había hecho recapacitar con sus palabras, él era el culpable de que lo deseara, él y solo él era el culpable de que mi corazón se sintiera acompañado. No quería pensar, ni hablar, ni siquiera mirar, por temor a las luces que podrían aparecer en cualquier momento. ¿Qué haría, al amanecer?, aquella era una pregunta de la cual no quería saber su respuesta. Tan solo me quedaba esperar. Mis ojos parecían cansados y no era una mentira, todo mi cuerpo lo estaba, pero separarme del seria como robarme el alma en ese momento, sería como morir en vida. Tantas preguntas, sin una respuesta clara, tantos sentimientos y un solo corazón y tanta entrega para solo una noche. Volví a mirarle, a grabar en mi cabeza cada detalle de su rostro sellando mi amor, por aquel de nombre desconocido con un beso que iba mezclado con tantos sentimientos, emociones, bellos recuerdos, caricias y una infinidad de cosas que me costaría una vida explicarlas. Quería decirle que me amara, que se quedara conmigo, que no me dejara, que me llevara con el… que lo necesitaba… Aun sin saber su nombre quería tenerlo por una eternidad junto a mí, junto a Sophia D`Luca.
Mi cuerpo parecía haber llegado a su máximo potencial, donde todo y nada se juntaban en ese momento, mis ojos volvieron a la realidad donde nuestros cuerpos húmedos por el ambiente se pegaban aún más el uno del otro. El sin un corazón podía decir que le sentía vibrar como lo hacía el mío en cada segundo. Las embestidas disminuyeron logre sentir como el acababa casi al mismo tiempo en que yo o hacía, una sonrisa satisfactoria y cansadora se enarcaba en mi rostro que húmedo no se separaría de él, un suspiro salió de mis labios suave, acerque mi boca a su cuello y muy lentamente comencé a darle besos casi como una caricia misma en su piel tan blanca como la nieve, subiendo sin detenerme llegue a su oído, entrecortada mente respire en el depositando otra caricia con mis labios – Soy tuya – termino de salir de mi boca, seguí el mismo ritmo que el proponía hasta llegar a sus labios que tan dulces esperaban a los míos. Comencé a besarlo muy lentamente, dejando espacio para poder disfrutar, seguir disfrutando de esta particular unión que estábamos teniendo. Acomodándome lentamente luego que mi cuerpo pudo volver a reaccionar apoyé mi mentón en su frente, descansando de aquel acto, que habíamos llevado desde principio a fin.
La lluvia, los truenos, el mismo invierno pareció detenerse en aquel momento donde nos encontrábamos bajo un árbol que había sido el principal espectador de aquella entrega, de aquel cariño, quizás de un nuevo amor. Mis ojos cerrados seguían la melodía de mi corazón como si de otro baile se tratara, mis movimientos fueron suaves, lentos, no había apuro ya estaba todo escrito, o tal vez no… Aún quedaba de la noche, pero el amanecer se acercaba silencioso, no quería, no, no quería que amaneciera, no quería volver a mi realidad, a la soledad que me rodeaba, él me había hecho recapacitar con sus palabras, él era el culpable de que lo deseara, él y solo él era el culpable de que mi corazón se sintiera acompañado. No quería pensar, ni hablar, ni siquiera mirar, por temor a las luces que podrían aparecer en cualquier momento. ¿Qué haría, al amanecer?, aquella era una pregunta de la cual no quería saber su respuesta. Tan solo me quedaba esperar. Mis ojos parecían cansados y no era una mentira, todo mi cuerpo lo estaba, pero separarme del seria como robarme el alma en ese momento, sería como morir en vida. Tantas preguntas, sin una respuesta clara, tantos sentimientos y un solo corazón y tanta entrega para solo una noche. Volví a mirarle, a grabar en mi cabeza cada detalle de su rostro sellando mi amor, por aquel de nombre desconocido con un beso que iba mezclado con tantos sentimientos, emociones, bellos recuerdos, caricias y una infinidad de cosas que me costaría una vida explicarlas. Quería decirle que me amara, que se quedara conmigo, que no me dejara, que me llevara con el… que lo necesitaba… Aun sin saber su nombre quería tenerlo por una eternidad junto a mí, junto a Sophia D`Luca.
Sophia D'Luca- Cambiante/Realeza
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Fecha de inscripción : 18/08/2010
Localización : en la oscuridad de mi castillo
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Re: Ilusiones del presente [Privado] [+18]
Cuando los sentidos se perdieron la noche se convirtió en día, el placer dominaba la piel, el deseo había llegado a consumir todo a su paso: nombres, nacionalidades, protocolos, recuerdos, vidas y muertes. La sensación fue avasalladora, su piel quedo grabada en la mía y su nombre quedo grabado en mis labios porque la próxima vez que lo pronunciara tendría presente que mis palabras invocaban un ser por demás sagrado, su rostro en un pedestal, su busto en un templo, su imagen en el cielo nocturno de Roma cuando regresara a mi reino. Y como extrañaría la lluvia y el lago, el tronco del árbol y las hojas que se movían casi imperceptibles de las ramas, su fragancia, sus cabellos mojados, sus senos jóvenes, su vientre abombado, su fiereza. Parecía ser todo fuera de lo real, quizá despertaría en una noche como muchas otras, vacía y oscura en la soledad de una habitación majestuosamente decorada pero junto a muchas otras habitación de la misma índole, todas vacías.
Más tarde agradecería no haber podido pensar en esos momentos ya que mi cuerpo y mente estaban entregados al único placer que era ella. Su cuerpo se movía serpenteante hasta llegar al máximo goce, al gemido entremezclado con el grito de placer que broto tanto de sus labios como de los míos casi al unísono. Ella se sujeto fuertemente de mi cuello y yo la sujete de la cintura sin darme cuenta hasta entonces que solo segundos antes había tenido mis manos en sus caderas impulsándola a que no se detuviera. Aún el movimiento no había cesado pero iba tranquilizándose a medida que ella recobraba el aliento y yo recobraba la cordura. Nuestros labios se encontraron en un beso tierno mientras la sostenía contra mi cuerpo porque no quería sentirla lejos, su calor, su sudor, su respiración aun se compenetraban en mi cuerpo tanto que no quería abandonar la sensación de sentirme vivo una vez más y mucho menos abandonarla ya que temía que desapareciera de un momento a otro.
Sus labios se acercaron a mi oído y pronunciaron dos palabras, mi rostro se aferro al costado del suyo dándole besos en parte a la piel de su mejilla y en parte a los mechones de cabello que se aproximaban por los lados para recibir caricias –Il mio cuore è morto ma la mia vita è tua per sempre- fue la respuesta que le di antes de volver a besar sus labios y luego su cuello a medida que ella trataba de acomodarse. Nuestros cuerpos en ese momento dejaron de ser uno aunque seguíamos unidos mediante el abrazo, la sostuve piel con piel en mis brazos mientras nuestro entorno también parecía estabilizarse, la lluvia ceso por completo ya penas unas cuantas gotas caían de las hojas del árbol. Todo había quedado fresco y esa sensación toco los cuerpos desnudos que moraban debajo del árbol. Poco a poco los pensamientos se acomodaron o por lo menos lo intentaron, estaba consciente de que ella estaba conmigo, sabía lo que acababa de suceder pero aun no existía la mínima noción de cómo habíamos llegado a ello y a obtener tanto placer el uno del otro.
Hasta entonces no había recordado que debía irme antes del amanecer, no sabía que hora era y no sabía exactamente como haría para que regresáramos ya que la ropa se había caído por donde no nos percatamos. Alcance a ver mi camisa hecha jirones a unos dos metros de distancia, curve una sonrisa porque recordé como había terminado en aquel estado, la fiera la arrancó con sus propias garras y aun yo llevaba algunas de sus marcas en el pecho y la espalda, las que con el tiempo desaparecerían aunque no lo quisiera. Pasamos unos minutos en silencio, entregando los cuerpos a un descanso y ella parecía ceder a la tentación de caer en el sueño. Sin embargo, reacciono de alguna forma ya que volvió el rostro para mirarme, la mire de la misma forma y deposite un beso sobre su frente –Descansa Sophia, lo necesitas- dije y espere a que cediera ante el cansancio y el sueño. Vele su sueño una media hora, lo hubiera hecho durante más tiempo de no sentir que su cuerpo recobraba la temperatura y que empezaba a enfriarse. Me preocupe de que pudiera pillar un resfriado y con suavidad la deje un momento recostada sobre el tronco del árbol para poder vestirme o medio vestirme.
Busque su ropa y trate de vestirla de la forma más lenta, no quería que se despertara debido a que no estaba listo para despedirme, no sabría que decir ni que hacer, tampoco me sentía lo suficientemente fuerte, irónicamente, como para dejarla si sus ojos volvían a mirarme. La lleve cargada hasta el muelle donde la había encontrado, allí halle el abrigo que tenia puesto antes de empezar el baile improvisado, estaba mojado así que tuve que dejarla una vez mas y exprimirlo con toda la fuerza que me fue posible emplear para no romperlo. La cubrí con el abrigo y la lleve cargando hasta el borde del lago, lugar donde había dejado mi caballo y que astutamente se había guarecido debajo de otro árbol. La subí al semental y luego lo hice yo, emprendimos rumbo a la ciudad donde las calles estaban desiertas, supuse que en ese caso me quedaba muy poco tiempo para regresar a mi hotel antes del amanecer. La siguiente noche tenía que volver a Roma así que no la vería más. La lleve al hotel donde me hospedaba, obviamente el mejor de Paris. Pedí una suite para ella y encargue a una guardia mía que se encargaran de Sophia, no tardo en estar arropada en una lujosa cama vestida con un camisón de seda, un par de vestidos nuevos quedaron en el borde la cama para cuando ella despertara y tuviera con que vestirse. Dormía tranquila y lucia hermosa, sus mejillas tenían un color rosáceo que la hacían lucir inolvidable y mientras dejaba una nota en su mesa de noche me incline a darle un último beso en los labios.
Ordene que nadie le dijera quien era y menos que había estado hospedado allí, adelante el viaje para hacerlo menos penoso y partí esa misma noche poco antes del amanecer. El carruaje me resguardaba bien de la luz del sol cuando era de día y era un viaje sin paradas. Sabía que regresaría a Paris dentro de dos semanas, mientras tanto en mi mente solo habría un rostro y un nombre como esperaba que ella me guardara con el mismo cuidado. Al escribir la nota recordé que no le había mencionado mi nombre, sería injusto para ella quedar con la duda por lo que escribí:
“Mi amada Sophia,
Lamento no poder estar a su lado cuando abra los ojos, créame que si dependiera de mí así seria por cada día de mi vida pero ambos sabemos que mi propia naturaleza lo hace imposible. Quizá usted me odie por dejarla en la habitación del hotel, por favor, perdóneme, no podía dejarla al llegar el sol y decidí traerla a este lugar. No se preocupe por el pago de la habitación, es placer para mi poder otorgarle una cama cómoda por lo menos por una noche. Sírvase de los vestidos, me siento avergonzado por haber…destruido su ropa. Espero que el destino vuelva a entrelazar nuestras vidas cuando regrese a Paris.
Sinceramente suyo,
Zarek.”
Más tarde agradecería no haber podido pensar en esos momentos ya que mi cuerpo y mente estaban entregados al único placer que era ella. Su cuerpo se movía serpenteante hasta llegar al máximo goce, al gemido entremezclado con el grito de placer que broto tanto de sus labios como de los míos casi al unísono. Ella se sujeto fuertemente de mi cuello y yo la sujete de la cintura sin darme cuenta hasta entonces que solo segundos antes había tenido mis manos en sus caderas impulsándola a que no se detuviera. Aún el movimiento no había cesado pero iba tranquilizándose a medida que ella recobraba el aliento y yo recobraba la cordura. Nuestros labios se encontraron en un beso tierno mientras la sostenía contra mi cuerpo porque no quería sentirla lejos, su calor, su sudor, su respiración aun se compenetraban en mi cuerpo tanto que no quería abandonar la sensación de sentirme vivo una vez más y mucho menos abandonarla ya que temía que desapareciera de un momento a otro.
Sus labios se acercaron a mi oído y pronunciaron dos palabras, mi rostro se aferro al costado del suyo dándole besos en parte a la piel de su mejilla y en parte a los mechones de cabello que se aproximaban por los lados para recibir caricias –Il mio cuore è morto ma la mia vita è tua per sempre- fue la respuesta que le di antes de volver a besar sus labios y luego su cuello a medida que ella trataba de acomodarse. Nuestros cuerpos en ese momento dejaron de ser uno aunque seguíamos unidos mediante el abrazo, la sostuve piel con piel en mis brazos mientras nuestro entorno también parecía estabilizarse, la lluvia ceso por completo ya penas unas cuantas gotas caían de las hojas del árbol. Todo había quedado fresco y esa sensación toco los cuerpos desnudos que moraban debajo del árbol. Poco a poco los pensamientos se acomodaron o por lo menos lo intentaron, estaba consciente de que ella estaba conmigo, sabía lo que acababa de suceder pero aun no existía la mínima noción de cómo habíamos llegado a ello y a obtener tanto placer el uno del otro.
Hasta entonces no había recordado que debía irme antes del amanecer, no sabía que hora era y no sabía exactamente como haría para que regresáramos ya que la ropa se había caído por donde no nos percatamos. Alcance a ver mi camisa hecha jirones a unos dos metros de distancia, curve una sonrisa porque recordé como había terminado en aquel estado, la fiera la arrancó con sus propias garras y aun yo llevaba algunas de sus marcas en el pecho y la espalda, las que con el tiempo desaparecerían aunque no lo quisiera. Pasamos unos minutos en silencio, entregando los cuerpos a un descanso y ella parecía ceder a la tentación de caer en el sueño. Sin embargo, reacciono de alguna forma ya que volvió el rostro para mirarme, la mire de la misma forma y deposite un beso sobre su frente –Descansa Sophia, lo necesitas- dije y espere a que cediera ante el cansancio y el sueño. Vele su sueño una media hora, lo hubiera hecho durante más tiempo de no sentir que su cuerpo recobraba la temperatura y que empezaba a enfriarse. Me preocupe de que pudiera pillar un resfriado y con suavidad la deje un momento recostada sobre el tronco del árbol para poder vestirme o medio vestirme.
Busque su ropa y trate de vestirla de la forma más lenta, no quería que se despertara debido a que no estaba listo para despedirme, no sabría que decir ni que hacer, tampoco me sentía lo suficientemente fuerte, irónicamente, como para dejarla si sus ojos volvían a mirarme. La lleve cargada hasta el muelle donde la había encontrado, allí halle el abrigo que tenia puesto antes de empezar el baile improvisado, estaba mojado así que tuve que dejarla una vez mas y exprimirlo con toda la fuerza que me fue posible emplear para no romperlo. La cubrí con el abrigo y la lleve cargando hasta el borde del lago, lugar donde había dejado mi caballo y que astutamente se había guarecido debajo de otro árbol. La subí al semental y luego lo hice yo, emprendimos rumbo a la ciudad donde las calles estaban desiertas, supuse que en ese caso me quedaba muy poco tiempo para regresar a mi hotel antes del amanecer. La siguiente noche tenía que volver a Roma así que no la vería más. La lleve al hotel donde me hospedaba, obviamente el mejor de Paris. Pedí una suite para ella y encargue a una guardia mía que se encargaran de Sophia, no tardo en estar arropada en una lujosa cama vestida con un camisón de seda, un par de vestidos nuevos quedaron en el borde la cama para cuando ella despertara y tuviera con que vestirse. Dormía tranquila y lucia hermosa, sus mejillas tenían un color rosáceo que la hacían lucir inolvidable y mientras dejaba una nota en su mesa de noche me incline a darle un último beso en los labios.
Ordene que nadie le dijera quien era y menos que había estado hospedado allí, adelante el viaje para hacerlo menos penoso y partí esa misma noche poco antes del amanecer. El carruaje me resguardaba bien de la luz del sol cuando era de día y era un viaje sin paradas. Sabía que regresaría a Paris dentro de dos semanas, mientras tanto en mi mente solo habría un rostro y un nombre como esperaba que ella me guardara con el mismo cuidado. Al escribir la nota recordé que no le había mencionado mi nombre, sería injusto para ella quedar con la duda por lo que escribí:
“Mi amada Sophia,
Lamento no poder estar a su lado cuando abra los ojos, créame que si dependiera de mí así seria por cada día de mi vida pero ambos sabemos que mi propia naturaleza lo hace imposible. Quizá usted me odie por dejarla en la habitación del hotel, por favor, perdóneme, no podía dejarla al llegar el sol y decidí traerla a este lugar. No se preocupe por el pago de la habitación, es placer para mi poder otorgarle una cama cómoda por lo menos por una noche. Sírvase de los vestidos, me siento avergonzado por haber…destruido su ropa. Espero que el destino vuelva a entrelazar nuestras vidas cuando regrese a Paris.
Sinceramente suyo,
Zarek.”
Invitado- Invitado
Re: Ilusiones del presente [Privado] [+18]
Mi corazón chocaba en mi pecho, tocando una melodía que de primeras era rápida a un compás acelerado, mi respiración hacia los tonos de los gritos que ayudaban al cantico que se escuchaba aquel árbol que nos ofrecía cierto abrigo nos había albergado. El un ser sin vida, me había demostrado que vivir era más que solo despertar cada día, estaba entre mis brazos mi calor lo abrigaba y su frio me penetraba, mis ojos cansados más mi cuerpo casi ya no reaccionaba, cada beso iba mezclado con más sentimientos que una simple palabra, cada uno de mis latidos decía que lo amaba. Con esfuerzo abrí mis ojos y escuche sus palabras en una lengua diferente que ya había escuchado antes, cada palabra quedo grabada en mi memoria ya encontraría quien me las tradujera. Silencio nada más se escuchaba mi corazón tranquilo latía esperando reaccionar el momento que despertara, “Descansa Sophia, lo necesitas” le escuche decir, pero no quería… no quería que esto terminara así, pero mi cuerpo agotado cedió ante los intentos de mi mente por mantenerme despierta.
Entre sueños vi la despedida, vi cómo me abandonaba en la orilla del lago dejándome a merced de los rayos de sol que tocaban mi cuerpo, el despertar el más amargo, lleno de recuerdos había quedado… mi cuerpo parecía muerto, mas podía sentir como era movido, abandonado y nuevamente corrido de un lugar a otro mis ojos seguían cerrados como si estuvieran pegados, por más intentos que hice por abrirlos no pude fue en vano, el desconocido que conocía mi alma silencio guardaba. En mi dormir, ya nada se escuchó, ya nada sentí… ya nada existía…
Horas más tarde…
Mis ojos se abrieron de par en par, la luz del sol pegaba en mi rostro en un principio no pude ver nada gracias al brillo de aquel que anunciaba que de día ya era, sentí una extraña suavidad y pocos segundos después me levante quedando sentada en una cama, que no era la cama del pintor, no era el piso del pintor y definitivamente era un sueño. Me volví a recostar tapando mi rostro con una de las tantas almohadas que había en esa cama, cerré los ojos con fuerza conté hasta cinco y volví a levantarme de la misma forma, salte de la cama y tomándome la cabeza entre las manos me acerque a la ventana más próxima – No… no… nooo – exclame no podía creer que me había quedado dormida, mire los vestidos no eran míos, sobre mi cuerpo había un camisón… - no… no… no es un sueño Sophia cálmate – sentía como si me hubieran arrebatado a mis padres de nuevo era estar sola nuevamente en el mundo… quería llorara, gritar, transformarme en un felino y salir de ahí, escapar sin ser vista, todas aquellos pensamientos me jugaron en contra ahí en el lugar donde me encontraba me senté en el suelo abrazando mis piernas, ocultando mi rostro, quería desaparecer en ese momento… ya nada valía. Apreté mis ojos conteniéndome el llanto de la frustración yo sabía que eso pasaría, sabía que quedaría sola pero aun así me había arriesgado, ni el nombre conocía de aquel que mi alma se había llevado…
No sé cuantos minutos pasaron y tampoco quería saberlo no había llorado me trague la pena, mi corazón latió con nerviosismo me levante, observando el lugar un poco más tranquila, el hotel, si estaba en un hotel logre ver en una mesita una tarjeta con el nombre del hotel, avance en silencio hasta aquel lugar, había un escrito adjunto a la tarjeta del hotel; mi corazón aun antes de leer aquello ya estaba alborotado, no sabía si leer o no aquella nota… mi curiosidad fue más y mientras leía mis ojos se llenaban de lágrimas pero esta vez cayeron manchando aquel escrito, haciendo que la tinta escurriera y transformaras tan bellas palabras en manchones oscuros – Zarek – dije en un suspiro mientras arrugaba la hoja apretándola contra el pecho, volví a la cama me cubrí por completo, quería oscuridad quería volver a sentir lo que aquella noche había vivido, mas ahora tan solo eran recuerdos – Zarek – salió en un suspiro mis ojos cerrados recordaron su mirada, sus sonrisas y sus besos, recordé también como habíamos empezado y como habíamos terminado, dos personas, dos desconocidos…
Ya había encontrado el consuelo en las palabras que él había escrito, llenaron mi alma y me devolvieron la vida, no había sido un sueño. Fui hasta el baño y eche a correr el agua caliente para llenar la tina, quitándome aquella camisón de seda vi mi cuerpo en el espejo algunos moretones tenía en mi cadera su mano marcada, di una caricia suave a mi cuerpo, una sonrisa se escapó de mis labios, me gire mirando al espejo mi espalda estaba rasmillada pero ni siquiera eso me importaba, ya que no había sido un sueño sino una hermosa realidad, muy en el fondo quería creer que lo volvería ver pero se había ido dejándome sola en aquel mundo que parecía desconocido para mí, en un lugar donde el lujo rebosaba y yo parecía un punto negro en aquel lugar. La bañera quedo llena de agua y sin pensarlo deje suavemente caer mi cuerpo, hacía mucho tiempo que no sentía esa calidez, el agua tibia envolvió mi cuerpo y tan solo me dedique a soñar en el próximo encuentro.
Media hora o quizás una completa permanecí ahí limpie mi cuerpo de pies a cabeza quedando completamente relajada. Tome una toalla tan blanca como la nieve recién caída cubrí mi cuerpo y fui hasta la habitación continua donde los vestidos me esperaban, solo quería uno los otros los dejaría, uno solo me permitiría recordar aquella noche guarde la nota en donde no se me pudiera perder y ya completamente vestida salí por la puerta principal… un nuevo día me esperaba desde ahora tan solo me quedaba la esperanza… la esperanza de ver nuevamente aquellos ojos que me demostraron que todo podía suceder una noche de tormenta y el recuerdo de aquel hombre viviría en mi memoria – Zarek recuerdame como yo yo haré por ti – fue mi último pensamiento y me aleje de aquel hotel…
Entre sueños vi la despedida, vi cómo me abandonaba en la orilla del lago dejándome a merced de los rayos de sol que tocaban mi cuerpo, el despertar el más amargo, lleno de recuerdos había quedado… mi cuerpo parecía muerto, mas podía sentir como era movido, abandonado y nuevamente corrido de un lugar a otro mis ojos seguían cerrados como si estuvieran pegados, por más intentos que hice por abrirlos no pude fue en vano, el desconocido que conocía mi alma silencio guardaba. En mi dormir, ya nada se escuchó, ya nada sentí… ya nada existía…
Horas más tarde…
Mis ojos se abrieron de par en par, la luz del sol pegaba en mi rostro en un principio no pude ver nada gracias al brillo de aquel que anunciaba que de día ya era, sentí una extraña suavidad y pocos segundos después me levante quedando sentada en una cama, que no era la cama del pintor, no era el piso del pintor y definitivamente era un sueño. Me volví a recostar tapando mi rostro con una de las tantas almohadas que había en esa cama, cerré los ojos con fuerza conté hasta cinco y volví a levantarme de la misma forma, salte de la cama y tomándome la cabeza entre las manos me acerque a la ventana más próxima – No… no… nooo – exclame no podía creer que me había quedado dormida, mire los vestidos no eran míos, sobre mi cuerpo había un camisón… - no… no… no es un sueño Sophia cálmate – sentía como si me hubieran arrebatado a mis padres de nuevo era estar sola nuevamente en el mundo… quería llorara, gritar, transformarme en un felino y salir de ahí, escapar sin ser vista, todas aquellos pensamientos me jugaron en contra ahí en el lugar donde me encontraba me senté en el suelo abrazando mis piernas, ocultando mi rostro, quería desaparecer en ese momento… ya nada valía. Apreté mis ojos conteniéndome el llanto de la frustración yo sabía que eso pasaría, sabía que quedaría sola pero aun así me había arriesgado, ni el nombre conocía de aquel que mi alma se había llevado…
No sé cuantos minutos pasaron y tampoco quería saberlo no había llorado me trague la pena, mi corazón latió con nerviosismo me levante, observando el lugar un poco más tranquila, el hotel, si estaba en un hotel logre ver en una mesita una tarjeta con el nombre del hotel, avance en silencio hasta aquel lugar, había un escrito adjunto a la tarjeta del hotel; mi corazón aun antes de leer aquello ya estaba alborotado, no sabía si leer o no aquella nota… mi curiosidad fue más y mientras leía mis ojos se llenaban de lágrimas pero esta vez cayeron manchando aquel escrito, haciendo que la tinta escurriera y transformaras tan bellas palabras en manchones oscuros – Zarek – dije en un suspiro mientras arrugaba la hoja apretándola contra el pecho, volví a la cama me cubrí por completo, quería oscuridad quería volver a sentir lo que aquella noche había vivido, mas ahora tan solo eran recuerdos – Zarek – salió en un suspiro mis ojos cerrados recordaron su mirada, sus sonrisas y sus besos, recordé también como habíamos empezado y como habíamos terminado, dos personas, dos desconocidos…
Ya había encontrado el consuelo en las palabras que él había escrito, llenaron mi alma y me devolvieron la vida, no había sido un sueño. Fui hasta el baño y eche a correr el agua caliente para llenar la tina, quitándome aquella camisón de seda vi mi cuerpo en el espejo algunos moretones tenía en mi cadera su mano marcada, di una caricia suave a mi cuerpo, una sonrisa se escapó de mis labios, me gire mirando al espejo mi espalda estaba rasmillada pero ni siquiera eso me importaba, ya que no había sido un sueño sino una hermosa realidad, muy en el fondo quería creer que lo volvería ver pero se había ido dejándome sola en aquel mundo que parecía desconocido para mí, en un lugar donde el lujo rebosaba y yo parecía un punto negro en aquel lugar. La bañera quedo llena de agua y sin pensarlo deje suavemente caer mi cuerpo, hacía mucho tiempo que no sentía esa calidez, el agua tibia envolvió mi cuerpo y tan solo me dedique a soñar en el próximo encuentro.
Media hora o quizás una completa permanecí ahí limpie mi cuerpo de pies a cabeza quedando completamente relajada. Tome una toalla tan blanca como la nieve recién caída cubrí mi cuerpo y fui hasta la habitación continua donde los vestidos me esperaban, solo quería uno los otros los dejaría, uno solo me permitiría recordar aquella noche guarde la nota en donde no se me pudiera perder y ya completamente vestida salí por la puerta principal… un nuevo día me esperaba desde ahora tan solo me quedaba la esperanza… la esperanza de ver nuevamente aquellos ojos que me demostraron que todo podía suceder una noche de tormenta y el recuerdo de aquel hombre viviría en mi memoria – Zarek recuerdame como yo yo haré por ti – fue mi último pensamiento y me aleje de aquel hotel…
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