AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Bad Liar [Libre]
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Bad Liar [Libre]
¿Qué estaba haciendo?, Dios, si pudiera contarles las veces que me eh metido en problemas seguramente me sacan la vuelta en la calle, no es que fuera problemática, no de verdad no lo soy, a mi favor puedo decir que las circunstancias me rebasan en la mayoría de las ocasiones y si estoy esposada no es porque haya matado a alguien, ¿que acaso tengo cara de criminal?. Mejor no saberlo…
-Ey tu, muévete que estas abarcando mucho espacio niña-
-Lo siento, reserve doble lugar para estar más cómoda ya sabe aquí pega la dulce brisa y esas cosas, no hay como ir a lado de una ventana aunque esta sea pequeña, no tenían un carruaje mas grande?-
Estaba demás decir que aquella elegante carroza reservada para los maleantes era por demás chica, y eso que solo estaba yo como ocupante, imagínense esta cosa llena! A mi solo de pensarlo me causo claustrofobia.
-No me hagas entrar y enseñarte obediencia pequeña rata-
Le regale al gallardo hombre una de mis mejores sonrisas, si de esas que enamoran, mientras movía las pestañas teatralmente, aunque claro lo tomo a mal y con cara de mil demonios tiro de las riendas provocando que el carruaje con barrotes se detuviera y yo me fuera de frente porque ni meter las manos pude por los bellos grilletes que adornaban mis muñecas. Menudo idiota, una coquetea con la justicia y se gana un encantador moretón justo en la cara.
La puerta se abrió de par en par, de verdad que iba a intentar ponerme en mi lugar?, eso no es de caballeros, pero bueno que más daba ya había conseguido que me abriera. Vi como el susodicho se subía realmente cabreado y la verdad no lo culpo después de una hora molestándole, debo darle un reconocimiento, aguanto bastante el hombre.
-Oiga, se que mi sonrisa tal vez le dio a entender que usted me agradaba, pero la verdad no es mi tipo, muy mayor para mí y seguramente está casado lo cual me ofendería mas que el hecho de traer estas finas alhajas en mis manos, por eso me veo obligada a romperle el corazón…bueno quizás más que eso. –
Tanto le había mareado con mi impecable actuación que no se vio venir la patada en su rodillas desbalanceándolo, dándome la oportunidad de darle con la herrería de los grilletes en la pura cara, y después un golpe bajo, si esos nunca fallan…a menos que sean vampiros, la verdad nunca le eh dado a uno en sus partes inmortales así que no soy fuente confiable. Corrí y de un salto baje de esa cosa mal oliente, obviamente tome el manojo de llaves que no soy idiota, y como era de esperarse el grito del hombre pidiendo que me detuvieran no se hizo esperar una vez que se recuperó, pero yo ya había avanzado mínimo tres cuadras perdiéndome entre la gente ocultando bajo el mandil los grilletes.
-Alla va!!, deténgase!! O abriremos fuego-
¡Tremendos lunáticos!!, abrir fuego con una multitud presente, pues qué demonios les enseñaban. Nah, no hablan enserio…o si?,
-¡Quítense, aun lado, muévanse!!-
En mi carrera loca por escapar de esos oficiales las llaves terminaron cayendo en una torpe maniobra para esquivar a las personas, a que tengo un suerte…iba a decir de perro pero eso me deja muy mal parada. Me detuve para regresar por ellas, aunque eso ya no fue lo más factible ya que esos cabezotas comenzaron a disparar mientras la gente corría a refugiarse, una de las balas reboto en mis grilletes dejándome perpleja, bueno después de todo no era tan malo traerlos, claro a excepción que estaban muy ajustados.
-Piensa rápido Mel…-
Me alenté, pues si yo no lo hacia quien?,Tenia que cruzar al otro extremo de la calle para perderlos en la esquina, alcanzaba a distinguir un carruaje y ese serviría para esconderme, solo debía encontrar algo para cubrirme, había tantos puestos que uno en especial capto mi atención vendían enormes ollas y por consiguiente sus tapas servían muy bien de escudo así que aprovechando la confusión de la gente tome una y con ello cubriéndome la mayor parte del cuerpo cruce, cuando estuve del otro lado termine lanzandoles a esos idiotas la tapa con toda la fuerza que me fue posible, quedaban dos, bueno uno, porque tire una cesta de dulce provocando que uno cayera de manera muy cómica.
Doble la esquina y ahí estaba mi medio de huida, me asomé con cuidado y pude ver al cochero, pero por la ventanilla no se veían ocupantes, lo cual resultaba bastante bien, con toda prisa y tratando de no hacer ruido me subí agachándome totalmente viendo como uno de los oficiales pasaba de largo. Suspire aliviada ahora solo quedaba deshacerme de esto que me estaba cortando la circulación; pasaron unos minutos en los que me sirvieron para recuperarme de aquella persecución y cuando estuve apunto de salir oi como alguien le daba indicaciones al cochero.
-Mierda…-
Donde demonios se supone que me meta!!, mire como tonta a todos lados y no es que tuviera muchas opciones, bueno quizás si fue imbécil esa reacción, pero vamos que la adrenalina comenzaba a dispararse, levante el forro del asiento y bendito dios estaban huecos, si me acostaba y doblaba las piernas seguro cabía, asi que cual contorsionista circense me acomode lo más que pude aguantándome las ganas de gritar, tratando que la cadena del grillete no tocara la madera.
La puerta se abrió dejando ver un fino calzado.
-Ey tu, muévete que estas abarcando mucho espacio niña-
-Lo siento, reserve doble lugar para estar más cómoda ya sabe aquí pega la dulce brisa y esas cosas, no hay como ir a lado de una ventana aunque esta sea pequeña, no tenían un carruaje mas grande?-
Estaba demás decir que aquella elegante carroza reservada para los maleantes era por demás chica, y eso que solo estaba yo como ocupante, imagínense esta cosa llena! A mi solo de pensarlo me causo claustrofobia.
-No me hagas entrar y enseñarte obediencia pequeña rata-
Le regale al gallardo hombre una de mis mejores sonrisas, si de esas que enamoran, mientras movía las pestañas teatralmente, aunque claro lo tomo a mal y con cara de mil demonios tiro de las riendas provocando que el carruaje con barrotes se detuviera y yo me fuera de frente porque ni meter las manos pude por los bellos grilletes que adornaban mis muñecas. Menudo idiota, una coquetea con la justicia y se gana un encantador moretón justo en la cara.
La puerta se abrió de par en par, de verdad que iba a intentar ponerme en mi lugar?, eso no es de caballeros, pero bueno que más daba ya había conseguido que me abriera. Vi como el susodicho se subía realmente cabreado y la verdad no lo culpo después de una hora molestándole, debo darle un reconocimiento, aguanto bastante el hombre.
-Oiga, se que mi sonrisa tal vez le dio a entender que usted me agradaba, pero la verdad no es mi tipo, muy mayor para mí y seguramente está casado lo cual me ofendería mas que el hecho de traer estas finas alhajas en mis manos, por eso me veo obligada a romperle el corazón…bueno quizás más que eso. –
Tanto le había mareado con mi impecable actuación que no se vio venir la patada en su rodillas desbalanceándolo, dándome la oportunidad de darle con la herrería de los grilletes en la pura cara, y después un golpe bajo, si esos nunca fallan…a menos que sean vampiros, la verdad nunca le eh dado a uno en sus partes inmortales así que no soy fuente confiable. Corrí y de un salto baje de esa cosa mal oliente, obviamente tome el manojo de llaves que no soy idiota, y como era de esperarse el grito del hombre pidiendo que me detuvieran no se hizo esperar una vez que se recuperó, pero yo ya había avanzado mínimo tres cuadras perdiéndome entre la gente ocultando bajo el mandil los grilletes.
-Alla va!!, deténgase!! O abriremos fuego-
¡Tremendos lunáticos!!, abrir fuego con una multitud presente, pues qué demonios les enseñaban. Nah, no hablan enserio…o si?,
-¡Quítense, aun lado, muévanse!!-
En mi carrera loca por escapar de esos oficiales las llaves terminaron cayendo en una torpe maniobra para esquivar a las personas, a que tengo un suerte…iba a decir de perro pero eso me deja muy mal parada. Me detuve para regresar por ellas, aunque eso ya no fue lo más factible ya que esos cabezotas comenzaron a disparar mientras la gente corría a refugiarse, una de las balas reboto en mis grilletes dejándome perpleja, bueno después de todo no era tan malo traerlos, claro a excepción que estaban muy ajustados.
-Piensa rápido Mel…-
Me alenté, pues si yo no lo hacia quien?,Tenia que cruzar al otro extremo de la calle para perderlos en la esquina, alcanzaba a distinguir un carruaje y ese serviría para esconderme, solo debía encontrar algo para cubrirme, había tantos puestos que uno en especial capto mi atención vendían enormes ollas y por consiguiente sus tapas servían muy bien de escudo así que aprovechando la confusión de la gente tome una y con ello cubriéndome la mayor parte del cuerpo cruce, cuando estuve del otro lado termine lanzandoles a esos idiotas la tapa con toda la fuerza que me fue posible, quedaban dos, bueno uno, porque tire una cesta de dulce provocando que uno cayera de manera muy cómica.
Doble la esquina y ahí estaba mi medio de huida, me asomé con cuidado y pude ver al cochero, pero por la ventanilla no se veían ocupantes, lo cual resultaba bastante bien, con toda prisa y tratando de no hacer ruido me subí agachándome totalmente viendo como uno de los oficiales pasaba de largo. Suspire aliviada ahora solo quedaba deshacerme de esto que me estaba cortando la circulación; pasaron unos minutos en los que me sirvieron para recuperarme de aquella persecución y cuando estuve apunto de salir oi como alguien le daba indicaciones al cochero.
-Mierda…-
Donde demonios se supone que me meta!!, mire como tonta a todos lados y no es que tuviera muchas opciones, bueno quizás si fue imbécil esa reacción, pero vamos que la adrenalina comenzaba a dispararse, levante el forro del asiento y bendito dios estaban huecos, si me acostaba y doblaba las piernas seguro cabía, asi que cual contorsionista circense me acomode lo más que pude aguantándome las ganas de gritar, tratando que la cadena del grillete no tocara la madera.
La puerta se abrió dejando ver un fino calzado.
Melinda Rinaldi- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 28/07/2017
Re: Bad Liar [Libre]
Después de un gran letargo, había llegado la hora para que Niklaus pudiera realizar un paseo nocturno. Normalmente, le gustaba caminar para despejar su mente y relajarse un poco de sus propias tensiones, el cazar su alimento le daba un desgaste físico notorio pero que al momento en que la sangre tocaba sus labios, todo volvía a estar a su favor. La fuerza, la energía vital que quitaba de aquellas vidas humanas, el último aliento eran conmociones suficientes para él.
La noche cayó y el vampiro salió de su escondite, observando como la vida pasaba a su alrededor y el seguía intacto e inmune a los cambios del tiempo. A veces se aburría y otras, podía llegar a encontrar alguna que otra diversión extra en el transcurso de su camino. Se encontraba caminando cerca del mercado en dónde al parecer desde algunas horas, se había formado un alboroto. Niklaus, no supo realmente que fue lo que sucedió pues había llegado cuando la gente y algunos policías de la ciudad, se habían calmado. En París, pasaban particulares y distintas cosas, alborotos sociales que de alguna u otra forma la gente ya estaba acostumbrada, y cómo no, si con el el vanidoso Rey que dirigía Francia tenían escándalos a la orden del día.
Después de analizar aquello de la ciudad el vampiro continuó su camino observando a sus alrededores, decidió que iba a dar a un paseo en carruaje. No muy lejos de él, halló uno en el cuál se subió de inmediato:
-Lléveme por favor, cerca de la avenida de Les Enfants…- dijo Niklaus al cochero mientras intentó acomodarse en uno de los asientos, andaba aquella noche con un largo y pesado abrigo que casi le llegaba hasta los pies, unos zapatos de cuero negro italianos y un sombrero de copa que dejó a un lado de él en el duro asiento, que tenía un aspecto y aroma extraño.
-Al parecer, ha sido un día de perros…- dijo con intenciones de hablarle a conductor del carruaje, pero con sus sentidos vampíricos claramente se dio cuenta que no era el único pasajero en la cabina. Guardó silencio, esbozando una media sonrisa algo maliciosa y satisfactoria para sí misma que a su vez, tenía una pizca de extrañeza. –Huele a perro mojado aquí…- susurró lanzando una broma dirigida a la joven dentro del asiento.
Niklaus se levantó como pudo y el conductor le gritó – Señor, permanezca sentado mientras el carruaje está en movimiento, por favor- a lo que el vampiro respondió: -Si, solo deme un minuto- en ese momento sigilosamente Niklaus abrió el asiento, con tanto silencio que el cochero no podía escuchar o ver lo que el vampiro hacía. Un dedo índice de su mano se fue a sus propios labios, indicándole a la mujer que guardara silencio: -¿Qué es lo que hace usted aquí?- dijo en voz baja a la mujer, que se veía un poco desaliñada al estar en aquel asiento encerrada.
La mano enguantada de Niklaus se estiró con cortesía hacia ella para sacarla de allí: -Por favor, siéntese. – dijo a la escurridiza licántropa.
La noche cayó y el vampiro salió de su escondite, observando como la vida pasaba a su alrededor y el seguía intacto e inmune a los cambios del tiempo. A veces se aburría y otras, podía llegar a encontrar alguna que otra diversión extra en el transcurso de su camino. Se encontraba caminando cerca del mercado en dónde al parecer desde algunas horas, se había formado un alboroto. Niklaus, no supo realmente que fue lo que sucedió pues había llegado cuando la gente y algunos policías de la ciudad, se habían calmado. En París, pasaban particulares y distintas cosas, alborotos sociales que de alguna u otra forma la gente ya estaba acostumbrada, y cómo no, si con el el vanidoso Rey que dirigía Francia tenían escándalos a la orden del día.
Después de analizar aquello de la ciudad el vampiro continuó su camino observando a sus alrededores, decidió que iba a dar a un paseo en carruaje. No muy lejos de él, halló uno en el cuál se subió de inmediato:
-Lléveme por favor, cerca de la avenida de Les Enfants…- dijo Niklaus al cochero mientras intentó acomodarse en uno de los asientos, andaba aquella noche con un largo y pesado abrigo que casi le llegaba hasta los pies, unos zapatos de cuero negro italianos y un sombrero de copa que dejó a un lado de él en el duro asiento, que tenía un aspecto y aroma extraño.
-Al parecer, ha sido un día de perros…- dijo con intenciones de hablarle a conductor del carruaje, pero con sus sentidos vampíricos claramente se dio cuenta que no era el único pasajero en la cabina. Guardó silencio, esbozando una media sonrisa algo maliciosa y satisfactoria para sí misma que a su vez, tenía una pizca de extrañeza. –Huele a perro mojado aquí…- susurró lanzando una broma dirigida a la joven dentro del asiento.
Niklaus se levantó como pudo y el conductor le gritó – Señor, permanezca sentado mientras el carruaje está en movimiento, por favor- a lo que el vampiro respondió: -Si, solo deme un minuto- en ese momento sigilosamente Niklaus abrió el asiento, con tanto silencio que el cochero no podía escuchar o ver lo que el vampiro hacía. Un dedo índice de su mano se fue a sus propios labios, indicándole a la mujer que guardara silencio: -¿Qué es lo que hace usted aquí?- dijo en voz baja a la mujer, que se veía un poco desaliñada al estar en aquel asiento encerrada.
La mano enguantada de Niklaus se estiró con cortesía hacia ella para sacarla de allí: -Por favor, siéntese. – dijo a la escurridiza licántropa.
Última edición por Niklaus Vrolok el Vie Mar 23, 2018 4:46 pm, editado 1 vez
Niklaus Vrolok- Vampiro Clase Alta
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Re: Bad Liar [Libre]
Que bello, la suerte el dia de hoy parecía estar de mi lado, claro... que acaso en Paris no habitaban humanos o que?, me sentí tonta al estar escondida aquí, lo mismo daba si me hubiese sentado en el banco por que obviamente un vampiro tenia demasiado agudo los sentidos como para pasarme de largo, me habia notado en cuanto entro aunque no estuviera a la vista y su comentario bromista no dejo duda de ello.-Bueno al menos su sentido del humor no esta muerto...- farfulle por lo bajo arrugando la nariz dándole crédito por el acertado comentario. Por el grito del conductor supe que este se habia levantado y no me quedo mas remedio que ponerme alerta pues no sabia que esperar, así que la idea de recibirle con un puñetazo me cruzo por la cabeza hasta que la tapa se levanto y vi que este me señalaba callar con aquel gesto. Mi mirada se torno extrañada, pero al oír su pregunta una sonrisa juguetona broto de mis labios-Es un lugar cómodo para meditar- respondí en el mismo tono bajo que el habia utilizado, evadiendo totalmente su cuestión. Observe unos minutos su mano estirada pensando si era prudente, porque al hacerlo el se daria cuenta de mis finas pulseras con forma de grilletes, la ultima moda en Paris.-Aquí estoy bien...- su mano siguió tendida invitándome a tomar asiento así que tras una queja silenciosa acepte el cordial gesto exponiendo lo que envolvía mis muñecas, disimulando que eso no estaba ahí. Una sonrisa fingida se asomo de nuevo mientras procuraba no hacer ruido alguno al tomar asiento, y de lo mas casual alisaba mi vestido. Que situacion tan mas bizarra, que se suponía que dijera? Un hola mucho gusto o quizás un por favor no me exponga con las autoridades.
No supe bien por cuanto tiempo reino el silencio pero aquello fue suficiente para que le detallara, sin duda era de clase alta por la vestimenta que portaba, estaba demás decir que era vampiro así que su edad exacta ni como saberla aunque podia decirse que estaba cerca de los 30 aparentemente a los ojos de cualquier humano que desconoce nuestra naturaleza.-Leer mentes no es cosa de lobos...dígame que esta pensando-pedi saber, ni siquiera me presente ni menos requeri saber su nombre era mejor así, lo propio de dos extraños.-Si piensa que le debo una disculpa, sepa que usted irrumpió primero por que el carruaje ya estaba ocupado, de igual manera no se preocupe no me importa compartirlo con usted -Si aquello sonaba muy disparatado tanto que me tuve que aguantar la risa, que les puedo decir en ocasiones soy consciente que mis jugarretas no siempre funcionan y este parecía ser el caso pues ese par de ojos oscurecidos comenzaban adarme escalofríos.
Melinda Rinaldi- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 28/07/2017
Re: Bad Liar [Libre]
Ella aceptó su ayuda, sin embargo al ver a aquella mujer con grilletes en las muñecas le pareció un tanto más extraño, aunque si de ironías se trataba, el ver a una licántropo en ese estado le parecía a Niklaus un situación con bastante sentido. El vampiro esbozó una media sonrisa y meneó la cabeza: -Disculpa… ¿Acaso te castigaron por morder a alguien?, o tal vez tomaste algo que no debías…- dijo en tono bromista de nuevo y rió ligeramente. El acontecimiento era de lo más novedoso para Niklaus, pues ya pensaba que aquella noche sería otra de esas bien aburridas, que no valían si quiera la pena relatar en una biografía.
El vampiro observó a su alrededor, buscando tal vez un reacción del cochero pero la verdad es que el hombre hacía tan bien su trabajo, que sólo se limitaba a manejar a esos caballos. Hubo una gran pausa de silencio en aquel gracioso encuentro con la mujer, pues mantuvo la atención del vampiro muy puesta en su acompañante. La analizó de pies a cabeza, siempre en silencio y siendo muy cuidadoso, se limitaba a realizar un gesto de sus labios como si fuera a decir algo pero terminaban por cerrarse, guardándose todo tipo de comentarios. –Y yo mismo te podría leer la mente en este instante, pero me resisto a intrigarme ante la razón de por qué te encuentras en este estado… La pregunta correcta sería, qué sientes tú con esto…- soltó una carcajada muy ligera y propia de esas que lo caracterizaban.
-Puedes bajarte del carruaje, si lo deseas, pero tampoco me molestaría tu compañía siempre y cuando me digas cómo te llamas… Tú puedes llamarme Niklaus. – dijo entonces en su tono de voz recto y formal y luego esbozó una sonrisa maliciosa, de las cuales le salían tan naturalmente como si fuesen parte de él mismo desde su interior. – Claramente, a pesar de que hayas llegado primero nadie sabía que estabas aquí, eso te haría una pasajera inexistente. – rió nuevamente tranquilo y modesto y la contempló. – ¿De qué o quién escapaba, dama? – meneó la cabeza, pues a pesar de todo lo extraño de la situación, Niklaus se estaba divirtiendo.
El vampiro observó a su alrededor, buscando tal vez un reacción del cochero pero la verdad es que el hombre hacía tan bien su trabajo, que sólo se limitaba a manejar a esos caballos. Hubo una gran pausa de silencio en aquel gracioso encuentro con la mujer, pues mantuvo la atención del vampiro muy puesta en su acompañante. La analizó de pies a cabeza, siempre en silencio y siendo muy cuidadoso, se limitaba a realizar un gesto de sus labios como si fuera a decir algo pero terminaban por cerrarse, guardándose todo tipo de comentarios. –Y yo mismo te podría leer la mente en este instante, pero me resisto a intrigarme ante la razón de por qué te encuentras en este estado… La pregunta correcta sería, qué sientes tú con esto…- soltó una carcajada muy ligera y propia de esas que lo caracterizaban.
-Puedes bajarte del carruaje, si lo deseas, pero tampoco me molestaría tu compañía siempre y cuando me digas cómo te llamas… Tú puedes llamarme Niklaus. – dijo entonces en su tono de voz recto y formal y luego esbozó una sonrisa maliciosa, de las cuales le salían tan naturalmente como si fuesen parte de él mismo desde su interior. – Claramente, a pesar de que hayas llegado primero nadie sabía que estabas aquí, eso te haría una pasajera inexistente. – rió nuevamente tranquilo y modesto y la contempló. – ¿De qué o quién escapaba, dama? – meneó la cabeza, pues a pesar de todo lo extraño de la situación, Niklaus se estaba divirtiendo.
Niklaus Vrolok- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 10/02/2018
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Re: Bad Liar [Libre]
-Y también a de creer que me dieron con el periódico por portarme mal no?-
Bufe rodando los ojos, aunque bueno hoy en dia la verdad era que prácticamente la inquisición cazaba a todo aquel que lanzará mordidas a diestra y siniestra así que el bromista comentario tenía cierto sentido si te lo pensabas de aquel modo pero dejando eso de lado, ninguna de sus opciones ante mi resultante situación era correcta. Nunca había tomado nada que no me perteneciera y creo que jamás lo haría, así que ante la insinuación mostré mi gesto ofendido que acaso tenía pinta de ladrona?, la mueca en mi rostro no se desvaneció por más que la risa del ser pálido me contagiara la supe disimular muy bien.
-Y usted me puede llamar la desconocida del carruaje-no me pasó desapercibido su escrutinio supongo que yo tampoco fui discreta en analizar su persona y es que era simple instinto de supervivencia, dijo, no todos los días tienes a tu adversario natural delante de ti, que esperaban fiestas y rosas. Aunque no lo puedo negar, este no tenía falta de humor a pesar de esa mirada fría y la notoria ausencia de calor en su piel, negué con la cabeza mientras se me escapaba una sonrisa-No lo considere falta de educación, más bien es proteger su integridad reservando mi nombre, ya sabe...mas vale que un formidable caballero de evidente buena cuna no se mezcle con peligrosas y despiadadas criminales como yo.-mencione con evidente ironía mientras mostraba con una sonrisa los grilletes que ya comenzaban a resultarme un accesorio mas. Encogí los hombros ante su comentario de pasar a ser inexistente.-Bueno también puedo ser una alucinación producto de su larga vida, ya sabe, demencia senil...creo que ese término es el que se adjudica para este tipo de alucinaciones.-rei quedamente un tanto divertida, mientras me acomodaba mejor en el asiento aterciopelado. El aroma de aquel ser estaba penetrando con fuerza mi sistema,nunca habia tenido tan cerca a uno de su especie por lo cual era obvio que me resultara particularmente curioso, mas no molesto al menos por el momento.
-Bueno, para resumirlo escapo de los guardias bonachones porque no hice lo que se esperaba y le respondí a quien según las normas sociales su posición les da derecho de pasar por encima de uno. Igual no seria la primera vez que me pasa, ya encontrare otro trabajo-suspire soplando un mechón de cabello que insistia en taparme la mirada, el movimiento del carruaje me hizo dar un pequeño brinco cuando evidentemente pasamos por encima de algo, una roca muy grande quizás provocando que me fuera de lado, tape mi boca para no soltar una carcajada, por dios el chofer transportaba antes ganado o que.
Bufe rodando los ojos, aunque bueno hoy en dia la verdad era que prácticamente la inquisición cazaba a todo aquel que lanzará mordidas a diestra y siniestra así que el bromista comentario tenía cierto sentido si te lo pensabas de aquel modo pero dejando eso de lado, ninguna de sus opciones ante mi resultante situación era correcta. Nunca había tomado nada que no me perteneciera y creo que jamás lo haría, así que ante la insinuación mostré mi gesto ofendido que acaso tenía pinta de ladrona?, la mueca en mi rostro no se desvaneció por más que la risa del ser pálido me contagiara la supe disimular muy bien.
-Y usted me puede llamar la desconocida del carruaje-no me pasó desapercibido su escrutinio supongo que yo tampoco fui discreta en analizar su persona y es que era simple instinto de supervivencia, dijo, no todos los días tienes a tu adversario natural delante de ti, que esperaban fiestas y rosas. Aunque no lo puedo negar, este no tenía falta de humor a pesar de esa mirada fría y la notoria ausencia de calor en su piel, negué con la cabeza mientras se me escapaba una sonrisa-No lo considere falta de educación, más bien es proteger su integridad reservando mi nombre, ya sabe...mas vale que un formidable caballero de evidente buena cuna no se mezcle con peligrosas y despiadadas criminales como yo.-mencione con evidente ironía mientras mostraba con una sonrisa los grilletes que ya comenzaban a resultarme un accesorio mas. Encogí los hombros ante su comentario de pasar a ser inexistente.-Bueno también puedo ser una alucinación producto de su larga vida, ya sabe, demencia senil...creo que ese término es el que se adjudica para este tipo de alucinaciones.-rei quedamente un tanto divertida, mientras me acomodaba mejor en el asiento aterciopelado. El aroma de aquel ser estaba penetrando con fuerza mi sistema,nunca habia tenido tan cerca a uno de su especie por lo cual era obvio que me resultara particularmente curioso, mas no molesto al menos por el momento.
-Bueno, para resumirlo escapo de los guardias bonachones porque no hice lo que se esperaba y le respondí a quien según las normas sociales su posición les da derecho de pasar por encima de uno. Igual no seria la primera vez que me pasa, ya encontrare otro trabajo-suspire soplando un mechón de cabello que insistia en taparme la mirada, el movimiento del carruaje me hizo dar un pequeño brinco cuando evidentemente pasamos por encima de algo, una roca muy grande quizás provocando que me fuera de lado, tape mi boca para no soltar una carcajada, por dios el chofer transportaba antes ganado o que.
Melinda Rinaldi- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 28/07/2017
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