AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Let's play pretend! // Privado - Lobbo [+18]
Recuerdo del primer mensaje :
Tras su última conversación con el líder de la orden, se le había encomendado una misión distinta a las demás. Esta vez no se trataba de dar caza a un vampiro milenario ni de encontrar la guarida de un omega descarriado y peligroso, sino que el cometido de la loba era intentar organizar el norte. Los cazadores allí estaban desperdigados, actuaban en solitario, no atendían a normas ni se preocupaban por los rastros. Había que poner orden y Blackmore había confiado en Thea para llevar eso a cabo. Aquello iba para largo, no era algo que se pudiera cumplir en unos días. El territorio era basto y ella lo sabía mejor que nadie, a fin de cuentas se había criado en las tierras más salvajes, a pesar de ser hija de quien era y del trasfondo militar que la rodeaba.
Además, la cazadora tenía su propio plan, uno que, por encima, le había comentado a la orden de Hellsing, aunque al no tener del todo claro cómo saldría la cosa, no había ultimado detalles. Así que, en cierto modo, estaba sola ante el peligro por ahora. Ya más adelante, una vez asentadas las bases, profundizaría en el mecanismo y funcionamiento de su idea. Por el momento, debía acudir al concilio que se celebrara aquella tarde cerca de los bosques. Estudiar a la presa de cerca era primordial y Thea ya había fijado un objetivo, el varón más oven de los Landvik. Desde su punto de vista, ella era una candidata ideal para un matrimonio concertado y estaba dispuesta a arriesgar su libertad por una causa mayor. Esa familia tenía mucho poder en Rumanía y siendo todos licántropos, podía suponer un grave riesgo para la población, así que debían estar vigilados de cerca.
Se arregló lo suficiente como para en el evento llamar la atención, pero tampoco de manera exagerada como para parecer que eso mismo era lo que buscaba. Era una joven atractiva y la chica era plenamente consciente de ese hecho, así que lo utilizaba como un arma más cuando le resultaba de utilidad. Se conocía la zona como la palma de su mano y en caso de necesitar escapar si algo se torcía, no tendría problema en lograrlo. Pero debía ser positiva, se había estudiado el proceso que iba a llevarse a cabo en el concilio, los tiempos aproximados y a los que atenderían. Era meticulosa hasta rallar lo absurdo, pero eso le había salvado el trasero en diversas ocasiones.
Ella acudía como representantes de las tierras que su padre comandaba, así que tenía “invitación” sin necesidad de falsificarla. Llegó tarde expresamente, porque así ya todos estarían presentes y su arribada les obligaría a mirarla. Conocía como funcionaba la sociedad y lo que lograba captar atenciones, pues había asistidos a tantos actos políticos y militares como el mismísimo rey de Francia.
Tras su última conversación con el líder de la orden, se le había encomendado una misión distinta a las demás. Esta vez no se trataba de dar caza a un vampiro milenario ni de encontrar la guarida de un omega descarriado y peligroso, sino que el cometido de la loba era intentar organizar el norte. Los cazadores allí estaban desperdigados, actuaban en solitario, no atendían a normas ni se preocupaban por los rastros. Había que poner orden y Blackmore había confiado en Thea para llevar eso a cabo. Aquello iba para largo, no era algo que se pudiera cumplir en unos días. El territorio era basto y ella lo sabía mejor que nadie, a fin de cuentas se había criado en las tierras más salvajes, a pesar de ser hija de quien era y del trasfondo militar que la rodeaba.
Además, la cazadora tenía su propio plan, uno que, por encima, le había comentado a la orden de Hellsing, aunque al no tener del todo claro cómo saldría la cosa, no había ultimado detalles. Así que, en cierto modo, estaba sola ante el peligro por ahora. Ya más adelante, una vez asentadas las bases, profundizaría en el mecanismo y funcionamiento de su idea. Por el momento, debía acudir al concilio que se celebrara aquella tarde cerca de los bosques. Estudiar a la presa de cerca era primordial y Thea ya había fijado un objetivo, el varón más oven de los Landvik. Desde su punto de vista, ella era una candidata ideal para un matrimonio concertado y estaba dispuesta a arriesgar su libertad por una causa mayor. Esa familia tenía mucho poder en Rumanía y siendo todos licántropos, podía suponer un grave riesgo para la población, así que debían estar vigilados de cerca.
Se arregló lo suficiente como para en el evento llamar la atención, pero tampoco de manera exagerada como para parecer que eso mismo era lo que buscaba. Era una joven atractiva y la chica era plenamente consciente de ese hecho, así que lo utilizaba como un arma más cuando le resultaba de utilidad. Se conocía la zona como la palma de su mano y en caso de necesitar escapar si algo se torcía, no tendría problema en lograrlo. Pero debía ser positiva, se había estudiado el proceso que iba a llevarse a cabo en el concilio, los tiempos aproximados y a los que atenderían. Era meticulosa hasta rallar lo absurdo, pero eso le había salvado el trasero en diversas ocasiones.
Ella acudía como representantes de las tierras que su padre comandaba, así que tenía “invitación” sin necesidad de falsificarla. Llegó tarde expresamente, porque así ya todos estarían presentes y su arribada les obligaría a mirarla. Conocía como funcionaba la sociedad y lo que lograba captar atenciones, pues había asistidos a tantos actos políticos y militares como el mismísimo rey de Francia.
Última edición por Thea Silje el Jue Mar 29, 2018 2:30 pm, editado 1 vez
Theara Silje- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 02/03/2018
Re: Let's play pretend! // Privado - Lobbo [+18]
El humo danzó entre nuestros labios consumido por nuestras lenguas, la saliva como bálsamo empujaba el humo por nuestras gargantas mientras jadeábamos, gruñíamos y nos devorábamos nuevamente con los ojos en un intenso amarillo radioactivo que apenas era visible en una diminuta circunferencia, pues las pupilas dilatadas y negras como pozos reinaban en nuestros ojos.
Los dos ligeramente colocados empezamos a acompañar aquellos besos con caricias de nuestros cuerpos, risas contra los labios ajenos que aquella estaña noche sonaron cómplices mientras nuestras frentes se recostaban en la ajena permitiéndonos un leve descanso y un baile de miradas.
-¿Desde cuando sabes que me amas? -pregunté dejando un mordisco suave en su inferior.
Mi nariz acarició la de Thea en un gesto tierno y muy lobuno.
-Nunca te he notado miradas que no fueran de odio intenso -bromeé echándome a reír mas por los efectos de la droga que porque aquello tuviera gracia alguna.
Mis dedos jugueteaban en la cara interna de sus muslos, eran mis ojos los que dibujaban cada borde, cada curva de un cuerpo cincelado por algún dios del norte para mi disfrute y por un momento pensé que me sentía bien, al menos aquella noche en la que eramos algo mas que enemigos aferremos.
-¿le gustó a tu padre la idea de que nos desposáramos? -pregunté enarcando una ceja.
Iba a abrir los labios para responder cuando de nuevo me lancé a por la presa como el depredador que era, nuestros cuerpos se pegaron, sus astas alzadas rozaron mi pectoral mientras un jadeo escapaba de mis labios al adentrarme en su boca con sabor a hierba, el porro en mi diestra iba consumiéndose mientras nuestras lenguas como sierpes fieras se devastaban dentro y fuera de nuestras bocas.
Sus caderas bailaron sobre mi envergadura que de nuevo se había alzado empujando su delicioso centro.
Se separó un instante para mirarme riéndose, seguramente porgue no esperaba que me recuperara tan rápido, como respuesta me encogí de hombros divertido.
-Tengo hambre -fue mi excusa mientras deslizaba mis dedos por la cascada de su nuca enredándolos en sus mechones para atraerla contra mi boca.
Los dos ligeramente colocados empezamos a acompañar aquellos besos con caricias de nuestros cuerpos, risas contra los labios ajenos que aquella estaña noche sonaron cómplices mientras nuestras frentes se recostaban en la ajena permitiéndonos un leve descanso y un baile de miradas.
-¿Desde cuando sabes que me amas? -pregunté dejando un mordisco suave en su inferior.
Mi nariz acarició la de Thea en un gesto tierno y muy lobuno.
-Nunca te he notado miradas que no fueran de odio intenso -bromeé echándome a reír mas por los efectos de la droga que porque aquello tuviera gracia alguna.
Mis dedos jugueteaban en la cara interna de sus muslos, eran mis ojos los que dibujaban cada borde, cada curva de un cuerpo cincelado por algún dios del norte para mi disfrute y por un momento pensé que me sentía bien, al menos aquella noche en la que eramos algo mas que enemigos aferremos.
-¿le gustó a tu padre la idea de que nos desposáramos? -pregunté enarcando una ceja.
Iba a abrir los labios para responder cuando de nuevo me lancé a por la presa como el depredador que era, nuestros cuerpos se pegaron, sus astas alzadas rozaron mi pectoral mientras un jadeo escapaba de mis labios al adentrarme en su boca con sabor a hierba, el porro en mi diestra iba consumiéndose mientras nuestras lenguas como sierpes fieras se devastaban dentro y fuera de nuestras bocas.
Sus caderas bailaron sobre mi envergadura que de nuevo se había alzado empujando su delicioso centro.
Se separó un instante para mirarme riéndose, seguramente porgue no esperaba que me recuperara tan rápido, como respuesta me encogí de hombros divertido.
-Tengo hambre -fue mi excusa mientras deslizaba mis dedos por la cascada de su nuca enredándolos en sus mechones para atraerla contra mi boca.
Lobbo Landvik- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 16/08/2016
Re: Let's play pretend! // Privado - Lobbo [+18]
Con cada mordida y tirón de labio, con cada roce de lenguas o suspiro de boca a boca, la morena sentía que se perdía un poco más en un extraño abismo imposible de describir o interpretar. La cabeza le daba vueltas y con ello se apegaba más a su prometido, dejando que las manos viajaran solas sin rumbo, recorriendo los brazos ajenos y su pecho, delineándole con las yemas las costillas y músculos del abdomen.
Cuando las bocas de ambos quedaron a escasos milímetros de distancia, con sus alientos chocando en ese espacio minúsculo que dejaban, la pregunta de Lobbo desconcertó por unos instantes a Thea que con la cabeza sumida en un remolino de ideas era incapaz de localizar las palabras necesarias para responder con cordura a un interrogante que bien podría condenarla. Apretó los labios, tragando saliva antes de hablar. -No era odio, sino celos...- Las palabras salieron y se quedaron flotando en el aire, pero pronto retumbaron en la mente de la hembra que tuvo que distanciarse un segundo para dar una profunda bocanada de aire lejos de la bruma oscura que envolvía sus cuerpos por el canuto que se consumía en la diestra del joven Landvik.
La hija de Ruran no sabía si el cannabis tenía algo que ver con las repentinas y seguidas cuestiones del alfa o si, simplemente, aprovechaba ahora que ella tenía los sentidos más embotados para intentar interrogarla para ver si sacaba información que en plenas facultades ni loca soltaría. Pero aunque fuera parte de azar, las preguntas ajenas se podían esquivar de manera relativamente sencilla con verdades a medias que salían de forma natural de la garganta de Thea. Aunque cuando en aquel instante fue a abrir la boca, Lobbo se abalanzó sobre ella para cubrir sus labios de mordiscos, succiones y, una vez más, iniciaron un tórrido y profundo beso. Los dos se provocaban y la excitación crecía de nuevo. Con la respiración agitada y el pulso por los cielos, los orbes oscurecidos y dorados de la morena buscaron los de su prometido. Se relamió, antes de contestar a la pregunta que le formulara antes de comerle los belfos de manera voraz y apasionada. -Mi padre me dijo que si eso era lo que yo de verdad quería, que me apoyaría. Que era algo que yo debía elegir, porque de ello dependerían mi felicidad y mi futuro…- Arrastraba las sílabas y en algunos puntos hasta se le trababa la lengua con una breve risa que la sacaba del enredo.
Desvió la mirada hacia abajo, porque la verga del castaño no dejaba de rozarse entre sus muslos, caliente y endurecida. -¿Hambre de qué? ¿De mí?- Una confidente y lasciva sonrisa se dibujó en los labios de la chica que con descaro coló la diestra entre los cuerpos de ambos y con los dedos rodeó el falo, excepto el pulgar, que travieso acarició el glande despacio, formando círculos alrededor de la uretra. -¿Y qué o quién te impide comer lo que deseas?- Se inclinó, colocando su cara junto a la ajena, de modo en que se rozaron sus mejillas y comenzó a mordisquear al joven Landvik, desde el lóbulo, ascendiendo por toda la ternilla. Rio brevemente cuando se pasó la lengua por los labios y, seguidamente, usó la sinhueso para recorrer los recovecos de la oreja. Sus caderas se movía, pero su mano no se apartaba y seguía estimulando al macho, mientras con el capullo se frotaba el clítoris a cada bombeo de diestra que daba.
Cuando las bocas de ambos quedaron a escasos milímetros de distancia, con sus alientos chocando en ese espacio minúsculo que dejaban, la pregunta de Lobbo desconcertó por unos instantes a Thea que con la cabeza sumida en un remolino de ideas era incapaz de localizar las palabras necesarias para responder con cordura a un interrogante que bien podría condenarla. Apretó los labios, tragando saliva antes de hablar. -No era odio, sino celos...- Las palabras salieron y se quedaron flotando en el aire, pero pronto retumbaron en la mente de la hembra que tuvo que distanciarse un segundo para dar una profunda bocanada de aire lejos de la bruma oscura que envolvía sus cuerpos por el canuto que se consumía en la diestra del joven Landvik.
La hija de Ruran no sabía si el cannabis tenía algo que ver con las repentinas y seguidas cuestiones del alfa o si, simplemente, aprovechaba ahora que ella tenía los sentidos más embotados para intentar interrogarla para ver si sacaba información que en plenas facultades ni loca soltaría. Pero aunque fuera parte de azar, las preguntas ajenas se podían esquivar de manera relativamente sencilla con verdades a medias que salían de forma natural de la garganta de Thea. Aunque cuando en aquel instante fue a abrir la boca, Lobbo se abalanzó sobre ella para cubrir sus labios de mordiscos, succiones y, una vez más, iniciaron un tórrido y profundo beso. Los dos se provocaban y la excitación crecía de nuevo. Con la respiración agitada y el pulso por los cielos, los orbes oscurecidos y dorados de la morena buscaron los de su prometido. Se relamió, antes de contestar a la pregunta que le formulara antes de comerle los belfos de manera voraz y apasionada. -Mi padre me dijo que si eso era lo que yo de verdad quería, que me apoyaría. Que era algo que yo debía elegir, porque de ello dependerían mi felicidad y mi futuro…- Arrastraba las sílabas y en algunos puntos hasta se le trababa la lengua con una breve risa que la sacaba del enredo.
Desvió la mirada hacia abajo, porque la verga del castaño no dejaba de rozarse entre sus muslos, caliente y endurecida. -¿Hambre de qué? ¿De mí?- Una confidente y lasciva sonrisa se dibujó en los labios de la chica que con descaro coló la diestra entre los cuerpos de ambos y con los dedos rodeó el falo, excepto el pulgar, que travieso acarició el glande despacio, formando círculos alrededor de la uretra. -¿Y qué o quién te impide comer lo que deseas?- Se inclinó, colocando su cara junto a la ajena, de modo en que se rozaron sus mejillas y comenzó a mordisquear al joven Landvik, desde el lóbulo, ascendiendo por toda la ternilla. Rio brevemente cuando se pasó la lengua por los labios y, seguidamente, usó la sinhueso para recorrer los recovecos de la oreja. Sus caderas se movía, pero su mano no se apartaba y seguía estimulando al macho, mientras con el capullo se frotaba el clítoris a cada bombeo de diestra que daba.
Theara Silje- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 02/03/2018
Re: Let's play pretend! // Privado - Lobbo [+18]
Mi aliento golpeó sus labios, los ojos de Thea eran oscuros pozos que reflejaban el anillo ámbar que rodeaba los míos.
Mi lengua emergió perdiéndose en su boca, colándose entre las dos filas de dientes rugiendo roncamente, sobre mi verga bailaba la danza de los siete velos y provocativa como ninguna otra hembra preguntó que me impedía no devorarla.
Mi zurda ascendió por su cintura en busca de sus dos alzados pechos, turgentes, alzados con los pezones duros, que colé entre mis dedos, acariciándolos y tirando de ellos.
Llevé el cigarro a mis labios, sus dedos habían tomado el tronco y con su indice restregó las gotas de semen por la punta embadurnándola para llevarla a su mojado coño empezar a masturbarse. Su cuerpo se columpiaba moviéndose de atrás hacía adelante gimiendo, regalándome una imagen demencial que me puso mas cachondo y que engroso mi polla en su ano haciéndola palpitar.
-Uffffff -resoplé escapando el humo negro por mi boca y nariz para fundirse en una bruma contra sus pechos que tomé con mis dos manos apretando sus tetas, juntandolas y llevándolas a mi boca para morderlas, succionarlas entre gruñidos.
La empujé con una mano y esta calló riéndose completamente colocada, me removí en el lecho dispuesto a comer.
-nada me impide comerte ¿verdad? -dije moviendo mi lengua picaramente frente a sus ojos haciéndola reír mas.
Mordí la cara interna de sus piernas y ascendí dejando un sendero de mordiscos y besos hasta alcanzar su monte de venus pelado donde deje una lamida suave, un mordisco precipitado y un gruñido que delataba como me ponía la mujer que estaba delante con las patas abiertas.
Sus caderas impulsaron su coño buscándome, estaba muy mojada excitada y yo demasiado cachondo para no hundir la cabeza entre sus piernas y empezar a paladear aquel charco de elixir que sabia a sexo, hacia nada que habíamos follado y mi semen se fundía con su esencia.
Sus manos apretaban sus tetas, se acariciaba calentándose mas, jugado con sus elevados pezones sin dejar de mirar como me la follaba con la boca, colando mi lengua entre sus labios, tirando con mis dientes de su botón gruñendo completamente fuera de mi.
Afiancé con mis manos sus caderas elevándolas hundiéndome ahora mas dentro, metiendole la lengua en el agujero del coño poniéndola dura.
-estas muy buena lobita
Llevé mi diestra a su gran agujero y metí tres dedos que empecé a sacudir escuchando el chapoteo.
-Joder parece un bebedero de patos, quiero follarte otra vez con la verga.
Mi lengua emergió perdiéndose en su boca, colándose entre las dos filas de dientes rugiendo roncamente, sobre mi verga bailaba la danza de los siete velos y provocativa como ninguna otra hembra preguntó que me impedía no devorarla.
Mi zurda ascendió por su cintura en busca de sus dos alzados pechos, turgentes, alzados con los pezones duros, que colé entre mis dedos, acariciándolos y tirando de ellos.
Llevé el cigarro a mis labios, sus dedos habían tomado el tronco y con su indice restregó las gotas de semen por la punta embadurnándola para llevarla a su mojado coño empezar a masturbarse. Su cuerpo se columpiaba moviéndose de atrás hacía adelante gimiendo, regalándome una imagen demencial que me puso mas cachondo y que engroso mi polla en su ano haciéndola palpitar.
-Uffffff -resoplé escapando el humo negro por mi boca y nariz para fundirse en una bruma contra sus pechos que tomé con mis dos manos apretando sus tetas, juntandolas y llevándolas a mi boca para morderlas, succionarlas entre gruñidos.
La empujé con una mano y esta calló riéndose completamente colocada, me removí en el lecho dispuesto a comer.
-nada me impide comerte ¿verdad? -dije moviendo mi lengua picaramente frente a sus ojos haciéndola reír mas.
Mordí la cara interna de sus piernas y ascendí dejando un sendero de mordiscos y besos hasta alcanzar su monte de venus pelado donde deje una lamida suave, un mordisco precipitado y un gruñido que delataba como me ponía la mujer que estaba delante con las patas abiertas.
Sus caderas impulsaron su coño buscándome, estaba muy mojada excitada y yo demasiado cachondo para no hundir la cabeza entre sus piernas y empezar a paladear aquel charco de elixir que sabia a sexo, hacia nada que habíamos follado y mi semen se fundía con su esencia.
Sus manos apretaban sus tetas, se acariciaba calentándose mas, jugado con sus elevados pezones sin dejar de mirar como me la follaba con la boca, colando mi lengua entre sus labios, tirando con mis dientes de su botón gruñendo completamente fuera de mi.
Afiancé con mis manos sus caderas elevándolas hundiéndome ahora mas dentro, metiendole la lengua en el agujero del coño poniéndola dura.
-estas muy buena lobita
Llevé mi diestra a su gran agujero y metí tres dedos que empecé a sacudir escuchando el chapoteo.
-Joder parece un bebedero de patos, quiero follarte otra vez con la verga.
Lobbo Landvik- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 16/08/2016
Re: Let's play pretend! // Privado - Lobbo [+18]
Tal vez fueran las hierbas, pero jamás se había sentido tan poderosa como aquella noche en la que su prometido la observaba como si fuera una diosa. Le tenía a sus pies y lo sabía, la deseaba más que a ninguna y su falo pulsaba ansioso por poseerla. La morena sonrió ladina, jadeando cuando la boca de Lobbo atajó la distancia hasta sus pechos y los cubrió de mor-discos. Ella se dejó hacer, sin dejar de estimularse con el húmedo glande que se paseaba entre los labios de su sexo, amenazando con penetrarla, pero sin hacerlo.
Cayó de espaldas en el colchón cuando el macho la empujó y no pudo evitar que se le escapara la risa que salía sin más y, seguramente, sin un motivo real lógico. Pero le daba igual, se divertía, fuera cual fuera el motivo y se sentía bien. Sus orbes siguieron las manos del castaño, sus caricias y después como le hincaba los dientes repetidas veces, ascendiendo muslo arriba por la cara interna de la pierna. La excitación de la hembra fue creciendo rápido, por-que ver cómo las observaba y escuchar sus gruñidos la ponía cachondísima. Correspondió al gutural sonido, mostrando su afilada dentadura blanca al arrugar los belfos. Pero en cuanto la lengua foránea empezó a jugar con su coño, Thea echó la cabeza hacia atrás, arqueó la espalda, despegando la zona lumbar de la cama y jadeó, gimió y se retorció, agarrándose al cabello del joven Landvik con ambas manos.
En cuanto también los dedos entraron en acción y la penetró con ellos, de manera ruda, rápida y creando vulgares sonidos húmedos, las pupilas de ella empequeñecieron y brillaron dorados, fulgurosos. Pero fueron las palabras de Lobbo lo que hicieron que se apoyara en los antebrazos, soltándole del pelo, y se incorporara para mirarle directamente a la cara. -¿Y a qué diablos esperas?- Se llevó la diestra al vientre y la hizo descender lentamente, acariciando su monte venus, bajando hasta con índice y corazón separarse los labios bajos. -Quiero que vuelvas a follarme con esa dura polla que como crezca más, explotará.- Tenía la lengua suelta, como la libido. Estaba fuera de sí, pero no podía importarle menos. Flexionó las piernas hasta apoyarse sobre las plantas de los pies y alzó las caderas, como si le provocara, mostrando lo empapada que estaba de sus propios fluidos y de la saliva de su prometido, los cuáles se escurrían hacia sus nalgas. Coló el dedo corazón hasta que los nudillos impidieron que se lo metiera más hondo y luego lo sacó lentamente, arrastrando el poco líquido preseminal que antes de sacar la verga soltara el joven Landvik cuando la montara antes. -Quiero más que los restos… Dámelo todo.- Se pasó la lengua por el labio inferior, despacio.
Cayó de espaldas en el colchón cuando el macho la empujó y no pudo evitar que se le escapara la risa que salía sin más y, seguramente, sin un motivo real lógico. Pero le daba igual, se divertía, fuera cual fuera el motivo y se sentía bien. Sus orbes siguieron las manos del castaño, sus caricias y después como le hincaba los dientes repetidas veces, ascendiendo muslo arriba por la cara interna de la pierna. La excitación de la hembra fue creciendo rápido, por-que ver cómo las observaba y escuchar sus gruñidos la ponía cachondísima. Correspondió al gutural sonido, mostrando su afilada dentadura blanca al arrugar los belfos. Pero en cuanto la lengua foránea empezó a jugar con su coño, Thea echó la cabeza hacia atrás, arqueó la espalda, despegando la zona lumbar de la cama y jadeó, gimió y se retorció, agarrándose al cabello del joven Landvik con ambas manos.
En cuanto también los dedos entraron en acción y la penetró con ellos, de manera ruda, rápida y creando vulgares sonidos húmedos, las pupilas de ella empequeñecieron y brillaron dorados, fulgurosos. Pero fueron las palabras de Lobbo lo que hicieron que se apoyara en los antebrazos, soltándole del pelo, y se incorporara para mirarle directamente a la cara. -¿Y a qué diablos esperas?- Se llevó la diestra al vientre y la hizo descender lentamente, acariciando su monte venus, bajando hasta con índice y corazón separarse los labios bajos. -Quiero que vuelvas a follarme con esa dura polla que como crezca más, explotará.- Tenía la lengua suelta, como la libido. Estaba fuera de sí, pero no podía importarle menos. Flexionó las piernas hasta apoyarse sobre las plantas de los pies y alzó las caderas, como si le provocara, mostrando lo empapada que estaba de sus propios fluidos y de la saliva de su prometido, los cuáles se escurrían hacia sus nalgas. Coló el dedo corazón hasta que los nudillos impidieron que se lo metiera más hondo y luego lo sacó lentamente, arrastrando el poco líquido preseminal que antes de sacar la verga soltara el joven Landvik cuando la montara antes. -Quiero más que los restos… Dámelo todo.- Se pasó la lengua por el labio inferior, despacio.
Theara Silje- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 02/03/2018
Re: Let's play pretend! // Privado - Lobbo [+18]
Mis ojos amarillo radiactivo se tornaron dos gigantes rojas cuando se centraron en su coño abierto, que quedó elevado cuando sus caderas lo auparon y con sus dedos abrió sus labios bajos rozando mi verga que la apuntaba de frente brillante y pulsante.
Hundió su dedo corazón con la verborrea tan suelta como el colocón que llevaba encima.
-Me estas poniendo muy caliente - tenía que admitir que me estaba excitando muchísimo aquella noche la que pronto se convertiría en mi esposa.
Gruñí, lancé un par de mordiscos impaciente al ver como se masturbaba ante mis ojos desafiante, casi ordenandole que sacara el dedo de ese coño que era mio y pasandole el cigarro para que lo cogiera hundí mis dedos en sus caderas y de un tirón brusco como la arrastre para que engullera con su centro mi gorda verga como su fuera una muñeca de trapo.
No se equivocaba iba a reventar dentro de ella, porque estaba fuera de mi y aquella mujer parecía dispuesta a demostrarme mientras con la diestra fumaba formando ante nuestros cuerpos una neblina, con su zurda se pellizcaba las tetas y con la lengua se relamía los labios provocando a los míos entreabiertos y mojados de la esencia de su feminidad.
Sin dejar de cornearla mi diestra ascendió por su espalda y la alcé subiéndola sobre mis muslos, su pelo cayó en cascada sobre su espalda, nuestras bocas colisionaron entreabiertas, el humo se fusionaba entre nuestras lenguas con esa escasa distancia de la que ambos respirábamos.
Nos besamos despacio, lamiéndonos las lenguas dentro y fuera de nuestras bocas, contemplando esos ojos que denotaban lo que eramos ,dos alfas voraces, feroces y hambrientos, los besos se convirtieron en truenos, rápidos, nos mordimos cuando la tempestad arrasó nuestros cuerpos que azuzados por el viento se convirtieron en fuego y nos alimentamos del otro entre gemidos roncos.
Le metí la estaca hasta el fondo, dejándola dentro por momentos para que la notara como ocupaba todo su coño, ella sujetaba mi mentón y llevaba el cigarro casi acabado a mis labios para que siguiéramos colocándonos. Di una calada y antes de soltar el aire su boca colisionó con la mía, me empecé a sacudir dentro de ella mientras nos besábamos rudamente y el humo emergía por nuestra nariz la comisura de nuestras bocas.
Me corrí dentro de ella gruñendo, jadeando mientras sus paredes estrangulaban mi falo que expulsaba el semen en su coño.
Hundió su dedo corazón con la verborrea tan suelta como el colocón que llevaba encima.
-Me estas poniendo muy caliente - tenía que admitir que me estaba excitando muchísimo aquella noche la que pronto se convertiría en mi esposa.
Gruñí, lancé un par de mordiscos impaciente al ver como se masturbaba ante mis ojos desafiante, casi ordenandole que sacara el dedo de ese coño que era mio y pasandole el cigarro para que lo cogiera hundí mis dedos en sus caderas y de un tirón brusco como la arrastre para que engullera con su centro mi gorda verga como su fuera una muñeca de trapo.
No se equivocaba iba a reventar dentro de ella, porque estaba fuera de mi y aquella mujer parecía dispuesta a demostrarme mientras con la diestra fumaba formando ante nuestros cuerpos una neblina, con su zurda se pellizcaba las tetas y con la lengua se relamía los labios provocando a los míos entreabiertos y mojados de la esencia de su feminidad.
Sin dejar de cornearla mi diestra ascendió por su espalda y la alcé subiéndola sobre mis muslos, su pelo cayó en cascada sobre su espalda, nuestras bocas colisionaron entreabiertas, el humo se fusionaba entre nuestras lenguas con esa escasa distancia de la que ambos respirábamos.
Nos besamos despacio, lamiéndonos las lenguas dentro y fuera de nuestras bocas, contemplando esos ojos que denotaban lo que eramos ,dos alfas voraces, feroces y hambrientos, los besos se convirtieron en truenos, rápidos, nos mordimos cuando la tempestad arrasó nuestros cuerpos que azuzados por el viento se convirtieron en fuego y nos alimentamos del otro entre gemidos roncos.
Le metí la estaca hasta el fondo, dejándola dentro por momentos para que la notara como ocupaba todo su coño, ella sujetaba mi mentón y llevaba el cigarro casi acabado a mis labios para que siguiéramos colocándonos. Di una calada y antes de soltar el aire su boca colisionó con la mía, me empecé a sacudir dentro de ella mientras nos besábamos rudamente y el humo emergía por nuestra nariz la comisura de nuestras bocas.
Me corrí dentro de ella gruñendo, jadeando mientras sus paredes estrangulaban mi falo que expulsaba el semen en su coño.
Lobbo Landvik- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 16/08/2016
Re: Let's play pretend! // Privado - Lobbo [+18]
Con cada reacción del macho, ella se sentía más fuerte. Él se moría por poseerla, dominarla, hacerla suya y doblegar su voluntad, pero ella tenía la sartén por el mango aunque Lobbo no lo supiera. De hecho, ni siquiera la propia morena era consciente del poder que ejercía sobre el que era su prometido, porque el cannabis le tenía el pensamiento enturbiado. Correspondió a los bocados al aire, dejando claro que ella mandaba tanto como él y que, al mismo tiempo, estaba ansiosa porque intentara, una vez más, convertirla en su hembra, en la presa de su mandíbula.
Retiró la mano cuando a ella le dio la gana y sonrió ladina al sujetar el porro con los dedos mojados de sus propios fluidos. Fue cuidadosa y sujetó el papel con las uñas para que no se empapara y apagara el cigarrillo. Le iba a dar una calada cuando las garras del castaño la arrastraron sobre la cama hasta clavársela de una brusca estocada hasta el fondo. Aulló de placer, echando la cabeza hacia atrás con los antebrazos alzados y la colilla medio prendida, pero sin que el humo se viera ahora. Quedó tendida de espaldas sobre el colchón, jadeando entre tontas risas. Pero fue la diestra del joven Landvik la que ascendió poco a poco desde las lumbares de Thea hacia la nuca, haciendo que ésta se incorporara de nuevo hasta quedar sentada sobre el regazo ajeno. Tardó varios segundos en enfocar la mirada perdida que tenía, pero cuando sus dorados orbes se clavaron en los foráneos, le dio una calada al pitillo. Seguidamente se unieron sus bocas, lentamente, pero cargadas de lascivia. El humo pasaba de una cavidad a la otra, pero parte se escapaba y ascendía, envolviendo sus rostros en una oscura neblina. Pronto se apasionaron los besos, llenos de mordidas, tiranos, gruñidos y extrañas e incongruentes risas. Se miraban a cada embestida y ella se sujetaba con fuerza, hundiendo las uñas en la espalda de Lobbo que gemía contra la boca de la morena.
Cuando sus cuerpos se quedaron quietos durante unos segundos, dejando las arremetidas, la hija de Ruran ladeó la cabeza, lamiendo los belfos ajenos y le aproximó el porro para que le diera una calada cuando este ya casi se había consumido al completo. Centró la vista en aquella boca antes de devorarla de nuevo, notando como, de pronto, el macho la agarraba firmemente una vez más y se la follaba con virulencia hasta llegar a correrse. La inundó de esperma, pues ella ya estaba preñada, no tenía sentido que se molestara en sacarla ni en darle de aquellas raras hierbas que se les compraban a las hechiceras. Thea seguía ida y sonreía, estrechando las paredes de su vagina para estrangularle la verga a su prometido, asegurándose que se quedaba dentro hasta expulsar la última gota. Ansiaba llenarse de él, revolcarse en su olor y que cuando al día siguiente salieran de la habitación, un cupiera duda de quién era el alfa del otro.
Le atrapó el belfo inferior y tiró de este muy lentamente, dejando que, poco a poco, se escurriera de entre sus dientes. Ella no había alcanzado aún el orgasmo, así que tras devolverle lo que quedaba de aquella diminuta colilla, llevó la zurda hasta su coño y con dos dedos se pellizcó el clítoris y lo frotó de manera insistente. No despegó ni un segundo su mirada de los orbes ajenos. Quería que la viera bien cuando alcanzara el clímax. Entreabrió la boca, gimiendo de manera melosa casi rozando la boca foránea con la propia. Su cuerpo oscilaba sobre el regazo en el que se sentaba mientras la polla de Lobbo aún seguía semi-erecta dentro de ella. Todos los músculos del cuerpo de la morena se tensaron repentinamente y, arañando la espalda del joven Landvik, arqueó la espalda con un gutural gemido al correrse. Cansada, apoyó después su frente en la de su prometido, aún con una suave risa sin lógica alguna. -Esto tenemos que repetirlo otro día…- Murmuró, antes de dar un suave beso al castaño.
Retiró la mano cuando a ella le dio la gana y sonrió ladina al sujetar el porro con los dedos mojados de sus propios fluidos. Fue cuidadosa y sujetó el papel con las uñas para que no se empapara y apagara el cigarrillo. Le iba a dar una calada cuando las garras del castaño la arrastraron sobre la cama hasta clavársela de una brusca estocada hasta el fondo. Aulló de placer, echando la cabeza hacia atrás con los antebrazos alzados y la colilla medio prendida, pero sin que el humo se viera ahora. Quedó tendida de espaldas sobre el colchón, jadeando entre tontas risas. Pero fue la diestra del joven Landvik la que ascendió poco a poco desde las lumbares de Thea hacia la nuca, haciendo que ésta se incorporara de nuevo hasta quedar sentada sobre el regazo ajeno. Tardó varios segundos en enfocar la mirada perdida que tenía, pero cuando sus dorados orbes se clavaron en los foráneos, le dio una calada al pitillo. Seguidamente se unieron sus bocas, lentamente, pero cargadas de lascivia. El humo pasaba de una cavidad a la otra, pero parte se escapaba y ascendía, envolviendo sus rostros en una oscura neblina. Pronto se apasionaron los besos, llenos de mordidas, tiranos, gruñidos y extrañas e incongruentes risas. Se miraban a cada embestida y ella se sujetaba con fuerza, hundiendo las uñas en la espalda de Lobbo que gemía contra la boca de la morena.
Cuando sus cuerpos se quedaron quietos durante unos segundos, dejando las arremetidas, la hija de Ruran ladeó la cabeza, lamiendo los belfos ajenos y le aproximó el porro para que le diera una calada cuando este ya casi se había consumido al completo. Centró la vista en aquella boca antes de devorarla de nuevo, notando como, de pronto, el macho la agarraba firmemente una vez más y se la follaba con virulencia hasta llegar a correrse. La inundó de esperma, pues ella ya estaba preñada, no tenía sentido que se molestara en sacarla ni en darle de aquellas raras hierbas que se les compraban a las hechiceras. Thea seguía ida y sonreía, estrechando las paredes de su vagina para estrangularle la verga a su prometido, asegurándose que se quedaba dentro hasta expulsar la última gota. Ansiaba llenarse de él, revolcarse en su olor y que cuando al día siguiente salieran de la habitación, un cupiera duda de quién era el alfa del otro.
Le atrapó el belfo inferior y tiró de este muy lentamente, dejando que, poco a poco, se escurriera de entre sus dientes. Ella no había alcanzado aún el orgasmo, así que tras devolverle lo que quedaba de aquella diminuta colilla, llevó la zurda hasta su coño y con dos dedos se pellizcó el clítoris y lo frotó de manera insistente. No despegó ni un segundo su mirada de los orbes ajenos. Quería que la viera bien cuando alcanzara el clímax. Entreabrió la boca, gimiendo de manera melosa casi rozando la boca foránea con la propia. Su cuerpo oscilaba sobre el regazo en el que se sentaba mientras la polla de Lobbo aún seguía semi-erecta dentro de ella. Todos los músculos del cuerpo de la morena se tensaron repentinamente y, arañando la espalda del joven Landvik, arqueó la espalda con un gutural gemido al correrse. Cansada, apoyó después su frente en la de su prometido, aún con una suave risa sin lógica alguna. -Esto tenemos que repetirlo otro día…- Murmuró, antes de dar un suave beso al castaño.
Theara Silje- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 02/03/2018
Re: Let's play pretend! // Privado - Lobbo [+18]
Mi frente cayó sobre la ajena cansina, con los labios entreabiertos acompasando mi respiraron agitada con la de ella, mas Thea no había terminado y aun con mi verga dentro se dejó caer hacia atrás pellizcándose el clítoris ante mis ojos, tocándoselo de forma abrupta hasta que su espalda formó un arco perfecto, de sus labios emergió un gemido ronco y tembló entre mis manos fruto del orgasmo.
-No se en que lugar me deja esto -bromeé con una sonrisa ladina.
Acabamos los dos tumbados, mirándonos, los ojos pesaban y la respiración poco a poco iba pausándose golpeando nuestros labios.
Cerré los ojos un instante, al abrirlos ella me miraba fijamente, como si no se creyera lo que había ocurrido aquella noche.
-Tengo sueño -me justifique hundiendo mi cabeza en su cuello y volviendo a cerrar los ojos acabé sucumbiendo a los designios de Morfeo.
Desperté al día siguiente, hambriento por la fumada. Thea dormía enredada en mi cuerpo, con su cabeza apoyada en mi peco, mi brazo rodeaba su cintura como si no quisiera que se alejara y no pude evitar sonreír al notar como se removía placida hasta que su mirada se elevó y chocó con la mía.
-Buenos días -dije sin saber muy bien como reaccionar.
Si bien era cierto aquella noche pasada fue espectacular, primero yo iba borracho y luego ambos colocados, no sabía hasta que punto realmente estábamos “bien” o era fruto de una noche rara.
-Tus padres nos esperan para desayunar ¿no?
Lo que menos me apetecía era una velada con Ruran, pero este parecía un compromiso ineludible, así que con una mueca de disgusto me puse en pie y desnudo caminé hacia la palangana para lavarme la cara y mojarme el pelo tratando de asearme para estar presentable.
Lo único bueno es que estaba tan hambriento que podría comerme todo lo dispuesto en la mesa, así que me calcé rápido la ropa y las botas y en poco tiempo estuve listo para bajar al gran salón.
Conmigo la espada a mis espaldas, estaba claro que no confiaba aun en que todo esto no fuera una trampa.
Tenía claro que mi presencia no era del agrado de toda la manada, solo tenía que recordar lo que había sucedido en la taberna.
-No se en que lugar me deja esto -bromeé con una sonrisa ladina.
Acabamos los dos tumbados, mirándonos, los ojos pesaban y la respiración poco a poco iba pausándose golpeando nuestros labios.
Cerré los ojos un instante, al abrirlos ella me miraba fijamente, como si no se creyera lo que había ocurrido aquella noche.
-Tengo sueño -me justifique hundiendo mi cabeza en su cuello y volviendo a cerrar los ojos acabé sucumbiendo a los designios de Morfeo.
Desperté al día siguiente, hambriento por la fumada. Thea dormía enredada en mi cuerpo, con su cabeza apoyada en mi peco, mi brazo rodeaba su cintura como si no quisiera que se alejara y no pude evitar sonreír al notar como se removía placida hasta que su mirada se elevó y chocó con la mía.
-Buenos días -dije sin saber muy bien como reaccionar.
Si bien era cierto aquella noche pasada fue espectacular, primero yo iba borracho y luego ambos colocados, no sabía hasta que punto realmente estábamos “bien” o era fruto de una noche rara.
-Tus padres nos esperan para desayunar ¿no?
Lo que menos me apetecía era una velada con Ruran, pero este parecía un compromiso ineludible, así que con una mueca de disgusto me puse en pie y desnudo caminé hacia la palangana para lavarme la cara y mojarme el pelo tratando de asearme para estar presentable.
Lo único bueno es que estaba tan hambriento que podría comerme todo lo dispuesto en la mesa, así que me calcé rápido la ropa y las botas y en poco tiempo estuve listo para bajar al gran salón.
Conmigo la espada a mis espaldas, estaba claro que no confiaba aun en que todo esto no fuera una trampa.
Tenía claro que mi presencia no era del agrado de toda la manada, solo tenía que recordar lo que había sucedido en la taberna.
Lobbo Landvik- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 178
Fecha de inscripción : 16/08/2016
Re: Let's play pretend! // Privado - Lobbo [+18]
Al escuchar lo que le decía Lobbo, la morena rio bajo, dejándose caer con él de costado. No se separaron, siguieron entrelazados cuando se les cerraron los párpados. Sonrió al sentir la respiración ajena contra el cuello, cosquilleándole la zona. -Yo también tengo sueño…- Susurró ella en respuesta, recogiendo ambos brazos contra el pecho, al tiempo en que se arrimaba más al torso contrario. Estaban agotados, así que se quedaron dormidos en menos que canta un gallo. Se pasaron el resto de la noche juntos, buscándose sus cuerpos en sueños y para cuando los primeros rayos de sol se colaron entre los postigos de la ventana, estaban enredados de brazos y piernas, con Thea recostada sobre el pecho del joven Landvik.
La hija de Ruran tardó un poco en abrir los ojos y cuando lo hizo, de manera casi instintiva fue a besar a su prometido en los labios, pero él, en vez de terminar de acortar la distancia entre las bocas de ambos, le dio los buenos días, logrando que ella se percatara de la estupidez que casi cometía cuando su pequeño descanso, ya había terminado. -Buenos días.- La morena se sujetó la ropa de cama al pecho con el antebrazo izquierdo y se incorporó, quedándose sentada y miró a Lobbo desde arriba, asintiendo a la pregunta que él le formulaba. -Sí, también estará Mei… Deberíamos prepararnos, son muy madrugadores todos en mi familia.- Vio como el macho se levantaba de un salto e iba a asearse y ponerse la ropa de inmediato. Ella fue tras él a la palangana para lavarse la cara y se recogió el pelo tras cepillarlo. Se hizo una trenza que inició en lo alto de su cabeza y fue llevando hacia atrás, hasta reunir todo su cabello. No tenía tiempo de lavárselo, así quedaría más presentable.
Se puso una blusa y una falda larga hasta los tobillos, calzándose después unas botas de medio caño. Fue al tocador y de un cajón sacó un pequeño colgante, mirando entonces a su prometido de soslao. -¿Me ayudas a ponérmelo?- Se apartó la trenza a un lado, dejando al descubierto su nuca, donde perfectamente podían verse diversas heridas con forma de dientes, los dientes de Lobbo, marcando lo que era suyo. En cuanto éste la ayudó a colocarse el collar, de un sencillo gesto regresó el pelo a su sitio y se encaminaron hacia la puerta para descender luego al vestíbulo. Allí le explicó un poco cómo estaba distribuida la casa, por intentar mantener algo de conversación, pues ahora ambos estaban algo extrañados el uno con el otro, especialmente el joven Landvik que se había cargado hasta la espada encima por si acaso. Después se dirigieron al comedor, donde ya la familia de Thea les aguardaba, pero de pie, relajados, conversando junto al ventanal mientras señalaban las flores que crecían junto a las raíces del árbol. -Buenos días, papá, mamá, Mei…- Sonrió, algo más relajada al ver a la pequeña, que no dudó en correr y, de un salto, abrazarse al cuello de su hermana, mientras la morena la sujetaba de la cintura con ternura.
La hija de Ruran tardó un poco en abrir los ojos y cuando lo hizo, de manera casi instintiva fue a besar a su prometido en los labios, pero él, en vez de terminar de acortar la distancia entre las bocas de ambos, le dio los buenos días, logrando que ella se percatara de la estupidez que casi cometía cuando su pequeño descanso, ya había terminado. -Buenos días.- La morena se sujetó la ropa de cama al pecho con el antebrazo izquierdo y se incorporó, quedándose sentada y miró a Lobbo desde arriba, asintiendo a la pregunta que él le formulaba. -Sí, también estará Mei… Deberíamos prepararnos, son muy madrugadores todos en mi familia.- Vio como el macho se levantaba de un salto e iba a asearse y ponerse la ropa de inmediato. Ella fue tras él a la palangana para lavarse la cara y se recogió el pelo tras cepillarlo. Se hizo una trenza que inició en lo alto de su cabeza y fue llevando hacia atrás, hasta reunir todo su cabello. No tenía tiempo de lavárselo, así quedaría más presentable.
Se puso una blusa y una falda larga hasta los tobillos, calzándose después unas botas de medio caño. Fue al tocador y de un cajón sacó un pequeño colgante, mirando entonces a su prometido de soslao. -¿Me ayudas a ponérmelo?- Se apartó la trenza a un lado, dejando al descubierto su nuca, donde perfectamente podían verse diversas heridas con forma de dientes, los dientes de Lobbo, marcando lo que era suyo. En cuanto éste la ayudó a colocarse el collar, de un sencillo gesto regresó el pelo a su sitio y se encaminaron hacia la puerta para descender luego al vestíbulo. Allí le explicó un poco cómo estaba distribuida la casa, por intentar mantener algo de conversación, pues ahora ambos estaban algo extrañados el uno con el otro, especialmente el joven Landvik que se había cargado hasta la espada encima por si acaso. Después se dirigieron al comedor, donde ya la familia de Thea les aguardaba, pero de pie, relajados, conversando junto al ventanal mientras señalaban las flores que crecían junto a las raíces del árbol. -Buenos días, papá, mamá, Mei…- Sonrió, algo más relajada al ver a la pequeña, que no dudó en correr y, de un salto, abrazarse al cuello de su hermana, mientras la morena la sujetaba de la cintura con ternura.
Theara Silje- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 02/03/2018
Re: Let's play pretend! // Privado - Lobbo [+18]
Hice a un lado su pelo para colocar el colgante que pendería de el, mis ojos se deslizaron por los chupetones y mordeduras que quedaban marcadas en su tez, entreabrí los labios, era mía, eso es lo que gritaban las marcas y llevado por mis instintos mas primarios deposite sobre las rojeces los labios, besándolos, acariciando con mi aliento el sendero de bocados y limpiando con mi lengua la sangre reseca.
Abroché el colgante deslizando la yema de mis dedos por su nuca en una efímera caricia y su pelo cayo en cascada de nuevo por su espalda cubriendo mi pertenencia escrita a fuego, nuestros ojos se encontraron por unos instantes, los míos habían adquirido esa tonalidad amarillenta que con unos pestañeos borré de escena.
-Creo que nos esperan -aseguré extendiendo mi mano para que la tomara y bajar al gran salón, donde al parecer todos estaban ya sentados para degustar el desayuno, todos menos nosotros que habíamos tenido una noche intensa.*
Cuando el aliento del macho rozó la nuca de la morena, un escalofrío recorrió toda su columna vertebral de manera descendente hasta hacerla estremecer de las caderas. Apretó los labios, reprimiendo una especie de sonrisa que se había empeñado en asomar, pero tuvo éxito en su intento y para cuando giró a encontrarse con la mirada de Lobbo, la hija de Ruran se veía bastante seria.
-Deberíamos bajar, sí. No quiero que mi padre se enfade de buena mañana.
Comentó ella. Tomó la mano que le fue ofrecida y bajaron a reunirse con el resto de la familia. Thea se acercó a besar la mejilla de su madre, pero no liberó la sujeción de su zurda que seguía aferrada a la diestra ajena, no tenía muy claro si por mantener el papel de enamorada o porque, de algún modo, sentía que le daba fuerzas.
-Nos sentaremos aquí.
Le indicó al joven Landvik y se sentó junto a Mei, dejando espacio a su lado para su prometido.
-Contadnos, ¿habéis dormido bien?- Preguntó Ruran, observando a los dos comensales que acababan de unirse a ellos en el desayuno. La morena clavó sus ojos en los orbes de Lobbo y le dio un toque de lado con la rodilla, temiendo que soltara alguna de las suyas.
-Sí, papá, hemos dormido muy bien, gracias.*
Saludé de forma educada a su madre y de forma mas fría a su padre, éramos dos alfas sentados en la misma mesa y las rencillas del pasado no pasaban así como así, desapercibidas,.
Sonreí a Mei cuando Thea me pidió tomara asiento a su lado y le hice alguna gracia que otra mientras ella intercambiaba palabras con su madre.
Fue entonces cuando escuché a Ruran. casi me atraganto de la risa con el zumo al escuchar la respuesta de Thea y el golpe que me asesto por debajo de la mesa.
Me recompuse rápido, eso si, era imposible disimular la media sonrisa que asomaba de mis labios.
-Si, muy bien lo hemos pasado.
Todo el palacio sabia que nos habíamos acostado, no habíamos sido discretos precisamente, así que para que mentir a estas alturas cuando llevaba marcas en su cuello recientes que por mas que había intentado disimular no dejaban de verse.
Era cierto, después de una semana de celo, no era lo normal, pero así habían venido las cosas, tampoco era una deshonra para ella, estábamos prometidos, ibamos a casarnos y estaba embarazada, la verdad es que..habíamos corrido.*
La mirada del comandante se oscureció al ver la sonrisa pintaba en los labios de Lobbo pero, por suerte, la madre de Thea hizo una llamada a la calma cuando instó al servicio a traer café caliente y algo de comida que llevarse a la boca. Todo estaba ya listo y preparado para ponerse en la mesa: Tostadas, pan recién hecho, mantequilla casera, mermeladas de distintos sabores y varios tipos de carnes curadas. No podían ocultar lo que eran, lobos, y la carne les llamaba demasiado. Aunque la pequeña Mei y su madre eran completamente humanas y tenían cierta preferencia por los dulces, así que algo de bollería francesa que había aprendido a preparar la cocinera también se dispuso en platos alrededor de la mesa.
-Por favor, comed.- Les sonrió Lanna, la madre de la morena y ella misma fue la primera en coger un par de cosas.
Thea preparó un pequeño plato con algunos dulces y se los acercó a Mei, pasando el plato frente a Lobbo para que fuera él quien se lo entregara y colocara frente a la niña. Luego se cogió algunas cosas para ella. Ruran seguía en silencio con las manos entrelazadas sobre el mantel y sin servirse nada. Les observaba a ambos, a su hija y a su prometido.
-¿Ya tenéis fecha para la boda?- Preguntó el hombre, ante la estupefacción de los presentes y la sorpresa de la morena que tiró al suelo un cuchillo sin querer.*
Tomé el plato que me pasó Thea para su hermana y le robé guiñándole un ojo un trozo de pastel de chocolate, estaba hambriento después de la fumada y la carne que veía ligeramente hecha me llevaba a rugir las tripas.
Fue entonces, cuando dejé el plato en la mesa cuando Ruran hizo la pregunta, Thea se puso nerviosa, su corazón iba a mil por hora y el cuchillo se le cayó de la mano temblorosa.
Mi diestra atrapó la ajena y alzando el mentón orgulloso clavé mis ojos en los de Ruran.
-No, no tenemos fecha, pues antes hemos de ir a Rumanía a hablar con mi padre...la noticia ha sido..una sorpresa, así que he de comunicarla antes de imponer una fecha, como entenderás.
Tomé le plato y me serví unos trozos de carne con suma tranquilidad mientras la mesa se mantenía en silencio.
-También hay algo que ... -elevé la mirada nuevamente -no entiendo. Tu mujer y tu otra hija son humanas ¿por que?
En la manada de mi tío, donde me crié, las reglas eran impuestas para todos, eran férreas y por eso mi manada era poderosa, pero aquí...
Ladeé la cabeza en un gesto muy lobuno esperando su respuesta, no lo juzgaba, bueno, quizás si.*
De haber tenido que responder ella, en aquel instante exacto, seguramente al igual que lo había hecho su mano, le hubiese temblado la voz al contestar a la pregunta formulada por su padre. Seguramente debía ser cosa de las drogas, pues ella no solía dudar nunca, aunque la influencia de Ruran también hacía mella en Thea que le respetaba y mentirle era lo último que deseaba.
-Claro, lo comprendo. Yo también me sorprendí cuando mi hija dijo querer desposarse contigo porque te amaba. Llegué incluso a creer que bromeaba, pero Thea nunca fue muy dada a la comedia y su mirada me dejó claro que hablaba en serio.- Respondió el comandante que se sirvió, entonces sí, un poco de café y una tostada con carne poco hecha, a secas, sin florituras.
La hembra se había tranquilizado un poco, justo cuando Lobbo formuló aquella pregunta. El padre de la morena ladeó la sonrisa al inclinarse ligeramente hacia la mesa con sus orbes oscuros clavados en los del joven Landvik.
-Porque hay cosas más importantes que las tradiciones. La familia pesa más que cualquier norma impuesta. Mi mujer no quiso ser convertida y yo respeté su decisión. Mei tomará la suya cuando crezca.
Thea sonrió al escuchar las palabras de su padre, pues le respetaba y consideraba que era un hombre prudente y noble. Por eso le querían las manadas, porque él no imponía nada si no era estrictamente necesario para la supervivencia del pueblo que comandaba.*
El alfa empujó su cuerpo hacía la mesa, posiblemente ese gesto le hubiera bastado para intimidar a cualquier lobo que de serlo se hubiera preciado, mas yo era un alfa y mi gesto permaneció impasible, sin recular un ápice y con ese tono amarillento en mis ojos que delataba el desafío que corría por mis venas en ese instante.
Sus palabras eran una muestra de debilidad y mi sonrisa se ladeó ligeramente porque no podía estar en mayor desacuerdo.
-Las tradiciones, están para cumplirse, aseguran un linaje fuerte, una manada unida y que nuestras generaciones venideras puedan seguir en pie frente a las inclemencias.
Tu mujer tomó la decisión incorrecta y tu hija ya es lo suficiente mayor como para haber sido convertida..-mis ojos adquirieron un matiz ambarino mucho mas potente -no comprendo porque debilitas la manada con esas reglas. Somos alfas, damos ejemplo al resto. Mi conversión fue a los 6 años, y si, es una locura para muchos de vosotros, pero estoy aquí, vivo, mas fuerte que la mayoría de los que copan estos bosques, eso me ha garantizado sobrevivir, se llama selección natural, mi linaje será mas fuerte gracias a eso y el linaje de mi linaje aun lo será mas..somos lobos, no corderos.*
El comandante dejó que el invitado expresara libremente su opinión, pues era un hombre comprensivo, pero no por ello era débil o se dejaba doblegar por otros. Asintió a las palabras ajenas y cuando el joven Landvik terminó, le dio un sorbo a su café.
-Mi mujer no debilita a la manada, porque ella es mi fuerza. Y te aseguro que una sola palabra de Mei, ahora mismo, podría acabar con cinco de tus hombres.
Sabía que Lobbo no entendería lo que le decía, pero no era necesario. Thea carraspeó, viendo que aquello no iba a tener fin, porque su prometido le había demostrado ya ser el hombre más testarudo sobre la fa de la Tierra y aunque su padre era un hombre tranquilo, no daría su brazo a torcer en la vida sobre ese tema.
-Dejadlo ya, por favor. Estáis incomodando a Mei.
La niña estaba con las manos metidas entre las piernas y la mirada gacha, clavada en su plato de dulces que no tocaba. Era una niña sensible y las discusiones no le gustaban. Lo malo no era que se incomodara, sino su reacción cuando algo no le gustaba. Era una pequeña muy poderosa y aún no controlaba lo que hacía cuando abría la boca. Un llanto de Mei podía hacer temblar los cimientos del fresno y no de manera simbólica, precisamente.
-Tienes razón, cielo, esto es un desayuno para conocer a mi futuro yerno, no para enfrentar familias.- Comentó Lanna que le ofreció a Lobbo un plato con carne estofada.*
Abroché el colgante deslizando la yema de mis dedos por su nuca en una efímera caricia y su pelo cayo en cascada de nuevo por su espalda cubriendo mi pertenencia escrita a fuego, nuestros ojos se encontraron por unos instantes, los míos habían adquirido esa tonalidad amarillenta que con unos pestañeos borré de escena.
-Creo que nos esperan -aseguré extendiendo mi mano para que la tomara y bajar al gran salón, donde al parecer todos estaban ya sentados para degustar el desayuno, todos menos nosotros que habíamos tenido una noche intensa.*
Cuando el aliento del macho rozó la nuca de la morena, un escalofrío recorrió toda su columna vertebral de manera descendente hasta hacerla estremecer de las caderas. Apretó los labios, reprimiendo una especie de sonrisa que se había empeñado en asomar, pero tuvo éxito en su intento y para cuando giró a encontrarse con la mirada de Lobbo, la hija de Ruran se veía bastante seria.
-Deberíamos bajar, sí. No quiero que mi padre se enfade de buena mañana.
Comentó ella. Tomó la mano que le fue ofrecida y bajaron a reunirse con el resto de la familia. Thea se acercó a besar la mejilla de su madre, pero no liberó la sujeción de su zurda que seguía aferrada a la diestra ajena, no tenía muy claro si por mantener el papel de enamorada o porque, de algún modo, sentía que le daba fuerzas.
-Nos sentaremos aquí.
Le indicó al joven Landvik y se sentó junto a Mei, dejando espacio a su lado para su prometido.
-Contadnos, ¿habéis dormido bien?- Preguntó Ruran, observando a los dos comensales que acababan de unirse a ellos en el desayuno. La morena clavó sus ojos en los orbes de Lobbo y le dio un toque de lado con la rodilla, temiendo que soltara alguna de las suyas.
-Sí, papá, hemos dormido muy bien, gracias.*
Saludé de forma educada a su madre y de forma mas fría a su padre, éramos dos alfas sentados en la misma mesa y las rencillas del pasado no pasaban así como así, desapercibidas,.
Sonreí a Mei cuando Thea me pidió tomara asiento a su lado y le hice alguna gracia que otra mientras ella intercambiaba palabras con su madre.
Fue entonces cuando escuché a Ruran. casi me atraganto de la risa con el zumo al escuchar la respuesta de Thea y el golpe que me asesto por debajo de la mesa.
Me recompuse rápido, eso si, era imposible disimular la media sonrisa que asomaba de mis labios.
-Si, muy bien lo hemos pasado.
Todo el palacio sabia que nos habíamos acostado, no habíamos sido discretos precisamente, así que para que mentir a estas alturas cuando llevaba marcas en su cuello recientes que por mas que había intentado disimular no dejaban de verse.
Era cierto, después de una semana de celo, no era lo normal, pero así habían venido las cosas, tampoco era una deshonra para ella, estábamos prometidos, ibamos a casarnos y estaba embarazada, la verdad es que..habíamos corrido.*
La mirada del comandante se oscureció al ver la sonrisa pintaba en los labios de Lobbo pero, por suerte, la madre de Thea hizo una llamada a la calma cuando instó al servicio a traer café caliente y algo de comida que llevarse a la boca. Todo estaba ya listo y preparado para ponerse en la mesa: Tostadas, pan recién hecho, mantequilla casera, mermeladas de distintos sabores y varios tipos de carnes curadas. No podían ocultar lo que eran, lobos, y la carne les llamaba demasiado. Aunque la pequeña Mei y su madre eran completamente humanas y tenían cierta preferencia por los dulces, así que algo de bollería francesa que había aprendido a preparar la cocinera también se dispuso en platos alrededor de la mesa.
-Por favor, comed.- Les sonrió Lanna, la madre de la morena y ella misma fue la primera en coger un par de cosas.
Thea preparó un pequeño plato con algunos dulces y se los acercó a Mei, pasando el plato frente a Lobbo para que fuera él quien se lo entregara y colocara frente a la niña. Luego se cogió algunas cosas para ella. Ruran seguía en silencio con las manos entrelazadas sobre el mantel y sin servirse nada. Les observaba a ambos, a su hija y a su prometido.
-¿Ya tenéis fecha para la boda?- Preguntó el hombre, ante la estupefacción de los presentes y la sorpresa de la morena que tiró al suelo un cuchillo sin querer.*
Tomé el plato que me pasó Thea para su hermana y le robé guiñándole un ojo un trozo de pastel de chocolate, estaba hambriento después de la fumada y la carne que veía ligeramente hecha me llevaba a rugir las tripas.
Fue entonces, cuando dejé el plato en la mesa cuando Ruran hizo la pregunta, Thea se puso nerviosa, su corazón iba a mil por hora y el cuchillo se le cayó de la mano temblorosa.
Mi diestra atrapó la ajena y alzando el mentón orgulloso clavé mis ojos en los de Ruran.
-No, no tenemos fecha, pues antes hemos de ir a Rumanía a hablar con mi padre...la noticia ha sido..una sorpresa, así que he de comunicarla antes de imponer una fecha, como entenderás.
Tomé le plato y me serví unos trozos de carne con suma tranquilidad mientras la mesa se mantenía en silencio.
-También hay algo que ... -elevé la mirada nuevamente -no entiendo. Tu mujer y tu otra hija son humanas ¿por que?
En la manada de mi tío, donde me crié, las reglas eran impuestas para todos, eran férreas y por eso mi manada era poderosa, pero aquí...
Ladeé la cabeza en un gesto muy lobuno esperando su respuesta, no lo juzgaba, bueno, quizás si.*
De haber tenido que responder ella, en aquel instante exacto, seguramente al igual que lo había hecho su mano, le hubiese temblado la voz al contestar a la pregunta formulada por su padre. Seguramente debía ser cosa de las drogas, pues ella no solía dudar nunca, aunque la influencia de Ruran también hacía mella en Thea que le respetaba y mentirle era lo último que deseaba.
-Claro, lo comprendo. Yo también me sorprendí cuando mi hija dijo querer desposarse contigo porque te amaba. Llegué incluso a creer que bromeaba, pero Thea nunca fue muy dada a la comedia y su mirada me dejó claro que hablaba en serio.- Respondió el comandante que se sirvió, entonces sí, un poco de café y una tostada con carne poco hecha, a secas, sin florituras.
La hembra se había tranquilizado un poco, justo cuando Lobbo formuló aquella pregunta. El padre de la morena ladeó la sonrisa al inclinarse ligeramente hacia la mesa con sus orbes oscuros clavados en los del joven Landvik.
-Porque hay cosas más importantes que las tradiciones. La familia pesa más que cualquier norma impuesta. Mi mujer no quiso ser convertida y yo respeté su decisión. Mei tomará la suya cuando crezca.
Thea sonrió al escuchar las palabras de su padre, pues le respetaba y consideraba que era un hombre prudente y noble. Por eso le querían las manadas, porque él no imponía nada si no era estrictamente necesario para la supervivencia del pueblo que comandaba.*
El alfa empujó su cuerpo hacía la mesa, posiblemente ese gesto le hubiera bastado para intimidar a cualquier lobo que de serlo se hubiera preciado, mas yo era un alfa y mi gesto permaneció impasible, sin recular un ápice y con ese tono amarillento en mis ojos que delataba el desafío que corría por mis venas en ese instante.
Sus palabras eran una muestra de debilidad y mi sonrisa se ladeó ligeramente porque no podía estar en mayor desacuerdo.
-Las tradiciones, están para cumplirse, aseguran un linaje fuerte, una manada unida y que nuestras generaciones venideras puedan seguir en pie frente a las inclemencias.
Tu mujer tomó la decisión incorrecta y tu hija ya es lo suficiente mayor como para haber sido convertida..-mis ojos adquirieron un matiz ambarino mucho mas potente -no comprendo porque debilitas la manada con esas reglas. Somos alfas, damos ejemplo al resto. Mi conversión fue a los 6 años, y si, es una locura para muchos de vosotros, pero estoy aquí, vivo, mas fuerte que la mayoría de los que copan estos bosques, eso me ha garantizado sobrevivir, se llama selección natural, mi linaje será mas fuerte gracias a eso y el linaje de mi linaje aun lo será mas..somos lobos, no corderos.*
El comandante dejó que el invitado expresara libremente su opinión, pues era un hombre comprensivo, pero no por ello era débil o se dejaba doblegar por otros. Asintió a las palabras ajenas y cuando el joven Landvik terminó, le dio un sorbo a su café.
-Mi mujer no debilita a la manada, porque ella es mi fuerza. Y te aseguro que una sola palabra de Mei, ahora mismo, podría acabar con cinco de tus hombres.
Sabía que Lobbo no entendería lo que le decía, pero no era necesario. Thea carraspeó, viendo que aquello no iba a tener fin, porque su prometido le había demostrado ya ser el hombre más testarudo sobre la fa de la Tierra y aunque su padre era un hombre tranquilo, no daría su brazo a torcer en la vida sobre ese tema.
-Dejadlo ya, por favor. Estáis incomodando a Mei.
La niña estaba con las manos metidas entre las piernas y la mirada gacha, clavada en su plato de dulces que no tocaba. Era una niña sensible y las discusiones no le gustaban. Lo malo no era que se incomodara, sino su reacción cuando algo no le gustaba. Era una pequeña muy poderosa y aún no controlaba lo que hacía cuando abría la boca. Un llanto de Mei podía hacer temblar los cimientos del fresno y no de manera simbólica, precisamente.
-Tienes razón, cielo, esto es un desayuno para conocer a mi futuro yerno, no para enfrentar familias.- Comentó Lanna que le ofreció a Lobbo un plato con carne estofada.*
Lobbo Landvik- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 16/08/2016
Re: Let's play pretend! // Privado - Lobbo [+18]
Hice a un lado el plato de carne, quizás no comprendieran aun hasta donde llegaba mi preocupación, pero ahora mis ojos habían adquirido una tonalidad completamente amarilla radioactiva.
-No, mi hijo no va a elegir -esta vez mis ojos fueron directamente a Thea -nuestro hijo será tratado como un lobo desde su nacimiento, él no es un humano con el poder de decidir si quiere o no el don, él es un lobo preparándose para el cambio.
A los 6 años se convertirá en licantropo y si las fiebres no se lo llevan, será fuerte, poderoso y un alfa..así es como se ha hecho en la manada de mi padre desde antaño y así continuara haciéndose en mi linaje.
Me giré hacia la niña.
-Lo siento Mei, no era mi intención ofenderte. Si me disculpáis.
Dejé caer la servilleta y me puse en pie, no tenía nada mas que aportar en aquella reunión familiar.*
La mirada del macho se centró en la de su prometida, ambarina, decidida y furiosa. Estaba claro que no tenía pensado ceder, al menos por ahora. Pero Thea había aprendido diplomacia de su padre y no tenía ninguna prisa, con el tiempo lograría convencer al joven Landvik de que no debían tomarse las decisiones de manera precipitada, ni se debía sentenciar a una posible muerte a un hijo que, por ahora, ni siquiera había nacido.
Al ver que Lobbo se levantaba, ella hizo lo propio y tras dedicarle una cómplice mirada a sus padres, fue tras el alfa que abandonaba el salón donde el resto se quedaba desayunando. Mei seguía compungida, ahora porque su posible nuevo amigo se iba, así que Lanna se levantó y fue a consolarla.
Una vez al otro lado de la puerta, la morena buscó la mano de su prometido y tiró de ella para que la mirara.
-Eh, ¿a dónde vas?
Frunció el ceño, observándole con sus orbes oscuros y llevó la zurda, que la tenía libre, al rostro ajeno. Estaba actuando de manera instintiva y con la yema los dedos le acarició la barba despacio.
-No pagues conmigo un enfado con mi padre...- Murmuró, buscando dejar caer su frente en la foránea al ponerse de puntillas para alcanzar la misma altura.*
Mi prometida detuvo mi avance, gruñía y maldecía en norteño. El modo en el que Ruran dictaba las leyes era si bien certero para tener a todos contentos una debilidad, esta manada era débil por mucho que el comandante insistiera en que los humanos podían ser su fuerza.
No éramos vikingos, por Odin, éramos lobos.
-No lo se -respondí con sinceridad a la pregunta de Thea, sus dedos se pasearon tibios por mi rostro y mi gesto se aflojó ligeramente hasta que mis ojos se cerraron al sentir su frente sobre la propia y su aliento golpear cálido mis labios. -no será humano Thea -abrí los ojos ahora pardos-mi hijo, no será humano.
Lo repetí para que me dijera que así sería, no quería un conflicto entre nosotros de esa índole, quería apoyara mi modo de ver a la manad,a seriamos alfas, teníamos que ayudarnos.
-Confía en mi, nuestro hijo será mas fuerte.*
No deseaba discutir con Lobbo, no cuando no estaban ni casados y en su vientre crecía una vida que ambos habían creado. Con el tiempo se conocerían más ambos y sabrían cómo tratarse y comprenderse de mejor modo. Ahora no era ni el lugar ni el momento para mantener aquella conversación o, más bien, pelea.
-Nuestro hijo, querrás decir...
Matizó la morena, dejando claro que la semilla que crecía en su interior no era sólo de su prometido sino también suya. Sería un Landvik, pero a su vez un Silje. Y como tal, tendría más oportunidades que ninguna de las manadas por separado.
-Nuestro hijo será fuerte y haremos todo lo que esté en nuestras manos para que se convierta en un buen líder para la manada en un futuro.
No lo estaba diciendo con las mismas palabras que Lobbo, pero para liderar la manada, su hijo no podía ser un simple humano. Ambos lo sabían. Thea alzó la vista aún con su frente apoyada en la ajena y en un gesto muy lobuno, rozó la nariz foránea con la propia, mientras sus respiraciones se acariciaban de boca a boca.*
-Dilo -pedí rozando mis labios contra los suyos -di que nunca será tratado como un humano.
Necesitaba escuchar esas palabras que confirmaban lo evidente, que se seguirían con nuestro hijo las tradiciones de las manadas.
Mi brazo rodeó su cintura atrayéndola mas contra mi cuerpo, en una tentativa de labios que se buscaban, y no terminaba de encontrarse.
-No le has dicho a tus padres que estas embarazada -susurré contra sus labios.
Supongo que de saberlo serían mas capaces de comprender el porque de mi nerviosismo.
También había algo mas que sabía Ruran quería hablar conmigo, peor que la verme en el estado que estaba seguramente había decidido aplazar, eso o que era un alfa que no se enteraba de nada, pues de saber todo lo que en sus tierras pasaban, lo que sucedió en la taberna debería haber llegado a sus oídos*
Al final, llevó también la diestra a enmarcar el rostro ajeno, sosteniéndole con ambas, acariciando su barba y perdiéndose en unos ojos que habían pasado de enfurecidos a preocupados. Había cierto deje de desespero en sus orbes y también en las palabras. Lobbo tenía miedo de que su hijo fuera débil y, según su visión de las manadas, una deshorna. Los labios de la morena se entreabrieron en uno de aquellos breves casi encuentros de sus bocas.
-No creí que fuera el momento oportuno con la discusión que manteníais... Lo hubiese empeorado todo. Y no deseo que os arranquéis las yugulares en el primer encuentro.
Suspiró, haciendo bajar las manos por el cuello ajeno y terminó por posarlas en el pecho del macho, mas no las usó para separarse de él, sino que las dejó allí quietas, notando los latidos del corazón del joven Landvik reverberando contra sus palmas.
-Nuestro hijo no será tratado como un humano.
Respondió finalmente y sin esperar una acción por parte de su prometido, ella fue al encuentro de sus labios para besarlos.*
Acogí sus labios con el mismo jubilo que lo hice de sus palabras, ladeé la sonrisa atravesando con mi lengua sus fronteras, enredando nuestras lenguas en un baile lento, de fuego.
-Bien -susurré tirando mas de ella hasta que nuestros cuerpos también se fundieron en uno. Me bastaba con su palabra, con lo que ella me había dicho aquel día habíamos impuesto de algún modo las reglas de nuestra manada, aquellas manadas eran la base de nuestro linaje.
-¿quieres que vayamos a pasear por los bosques? -pregunté divertido -sigo con hambre - aseguré - cacemos.*
Las manos de la morena ascendieron de nuevo mientras sus lenguas danzaban de una boca a otra, terminando por rodear el cuello ajeno con los brazos y dejar caer de las muñecas hasta os dedos de manera despreocupada, centrándose únicamente en el beso que compartían. Se relamió cuando sus labios se separaron y despegó los párpados que, por unos segundos, se habían cerrado. Una vez más, sus orbes se encontraron y Thea respondió con un gesto de cabeza a la pregunta de Lobbo, asintiendo.
-Es mejor dirigirse al norte, allí hay menos claros y la vegetación es más espesa... Los animales se sientes a salvo.
Eso hacía que se confiaran, ellos lo sabían, pues ante todo eran dos lobos. Tal vez la morena desde hacía sólo cuatro años, pero se había criado rodeada de licanos y desde niña los había estudiado.
Se separó de su prometido, acomodándose un poco la camisa y reparó en que iba con la falda, frunciendo el ceño.
-Mejor voy a ponerme unos pantalones antes de irnos.*
-No, mi hijo no va a elegir -esta vez mis ojos fueron directamente a Thea -nuestro hijo será tratado como un lobo desde su nacimiento, él no es un humano con el poder de decidir si quiere o no el don, él es un lobo preparándose para el cambio.
A los 6 años se convertirá en licantropo y si las fiebres no se lo llevan, será fuerte, poderoso y un alfa..así es como se ha hecho en la manada de mi padre desde antaño y así continuara haciéndose en mi linaje.
Me giré hacia la niña.
-Lo siento Mei, no era mi intención ofenderte. Si me disculpáis.
Dejé caer la servilleta y me puse en pie, no tenía nada mas que aportar en aquella reunión familiar.*
La mirada del macho se centró en la de su prometida, ambarina, decidida y furiosa. Estaba claro que no tenía pensado ceder, al menos por ahora. Pero Thea había aprendido diplomacia de su padre y no tenía ninguna prisa, con el tiempo lograría convencer al joven Landvik de que no debían tomarse las decisiones de manera precipitada, ni se debía sentenciar a una posible muerte a un hijo que, por ahora, ni siquiera había nacido.
Al ver que Lobbo se levantaba, ella hizo lo propio y tras dedicarle una cómplice mirada a sus padres, fue tras el alfa que abandonaba el salón donde el resto se quedaba desayunando. Mei seguía compungida, ahora porque su posible nuevo amigo se iba, así que Lanna se levantó y fue a consolarla.
Una vez al otro lado de la puerta, la morena buscó la mano de su prometido y tiró de ella para que la mirara.
-Eh, ¿a dónde vas?
Frunció el ceño, observándole con sus orbes oscuros y llevó la zurda, que la tenía libre, al rostro ajeno. Estaba actuando de manera instintiva y con la yema los dedos le acarició la barba despacio.
-No pagues conmigo un enfado con mi padre...- Murmuró, buscando dejar caer su frente en la foránea al ponerse de puntillas para alcanzar la misma altura.*
Mi prometida detuvo mi avance, gruñía y maldecía en norteño. El modo en el que Ruran dictaba las leyes era si bien certero para tener a todos contentos una debilidad, esta manada era débil por mucho que el comandante insistiera en que los humanos podían ser su fuerza.
No éramos vikingos, por Odin, éramos lobos.
-No lo se -respondí con sinceridad a la pregunta de Thea, sus dedos se pasearon tibios por mi rostro y mi gesto se aflojó ligeramente hasta que mis ojos se cerraron al sentir su frente sobre la propia y su aliento golpear cálido mis labios. -no será humano Thea -abrí los ojos ahora pardos-mi hijo, no será humano.
Lo repetí para que me dijera que así sería, no quería un conflicto entre nosotros de esa índole, quería apoyara mi modo de ver a la manad,a seriamos alfas, teníamos que ayudarnos.
-Confía en mi, nuestro hijo será mas fuerte.*
No deseaba discutir con Lobbo, no cuando no estaban ni casados y en su vientre crecía una vida que ambos habían creado. Con el tiempo se conocerían más ambos y sabrían cómo tratarse y comprenderse de mejor modo. Ahora no era ni el lugar ni el momento para mantener aquella conversación o, más bien, pelea.
-Nuestro hijo, querrás decir...
Matizó la morena, dejando claro que la semilla que crecía en su interior no era sólo de su prometido sino también suya. Sería un Landvik, pero a su vez un Silje. Y como tal, tendría más oportunidades que ninguna de las manadas por separado.
-Nuestro hijo será fuerte y haremos todo lo que esté en nuestras manos para que se convierta en un buen líder para la manada en un futuro.
No lo estaba diciendo con las mismas palabras que Lobbo, pero para liderar la manada, su hijo no podía ser un simple humano. Ambos lo sabían. Thea alzó la vista aún con su frente apoyada en la ajena y en un gesto muy lobuno, rozó la nariz foránea con la propia, mientras sus respiraciones se acariciaban de boca a boca.*
-Dilo -pedí rozando mis labios contra los suyos -di que nunca será tratado como un humano.
Necesitaba escuchar esas palabras que confirmaban lo evidente, que se seguirían con nuestro hijo las tradiciones de las manadas.
Mi brazo rodeó su cintura atrayéndola mas contra mi cuerpo, en una tentativa de labios que se buscaban, y no terminaba de encontrarse.
-No le has dicho a tus padres que estas embarazada -susurré contra sus labios.
Supongo que de saberlo serían mas capaces de comprender el porque de mi nerviosismo.
También había algo mas que sabía Ruran quería hablar conmigo, peor que la verme en el estado que estaba seguramente había decidido aplazar, eso o que era un alfa que no se enteraba de nada, pues de saber todo lo que en sus tierras pasaban, lo que sucedió en la taberna debería haber llegado a sus oídos*
Al final, llevó también la diestra a enmarcar el rostro ajeno, sosteniéndole con ambas, acariciando su barba y perdiéndose en unos ojos que habían pasado de enfurecidos a preocupados. Había cierto deje de desespero en sus orbes y también en las palabras. Lobbo tenía miedo de que su hijo fuera débil y, según su visión de las manadas, una deshorna. Los labios de la morena se entreabrieron en uno de aquellos breves casi encuentros de sus bocas.
-No creí que fuera el momento oportuno con la discusión que manteníais... Lo hubiese empeorado todo. Y no deseo que os arranquéis las yugulares en el primer encuentro.
Suspiró, haciendo bajar las manos por el cuello ajeno y terminó por posarlas en el pecho del macho, mas no las usó para separarse de él, sino que las dejó allí quietas, notando los latidos del corazón del joven Landvik reverberando contra sus palmas.
-Nuestro hijo no será tratado como un humano.
Respondió finalmente y sin esperar una acción por parte de su prometido, ella fue al encuentro de sus labios para besarlos.*
Acogí sus labios con el mismo jubilo que lo hice de sus palabras, ladeé la sonrisa atravesando con mi lengua sus fronteras, enredando nuestras lenguas en un baile lento, de fuego.
-Bien -susurré tirando mas de ella hasta que nuestros cuerpos también se fundieron en uno. Me bastaba con su palabra, con lo que ella me había dicho aquel día habíamos impuesto de algún modo las reglas de nuestra manada, aquellas manadas eran la base de nuestro linaje.
-¿quieres que vayamos a pasear por los bosques? -pregunté divertido -sigo con hambre - aseguré - cacemos.*
Las manos de la morena ascendieron de nuevo mientras sus lenguas danzaban de una boca a otra, terminando por rodear el cuello ajeno con los brazos y dejar caer de las muñecas hasta os dedos de manera despreocupada, centrándose únicamente en el beso que compartían. Se relamió cuando sus labios se separaron y despegó los párpados que, por unos segundos, se habían cerrado. Una vez más, sus orbes se encontraron y Thea respondió con un gesto de cabeza a la pregunta de Lobbo, asintiendo.
-Es mejor dirigirse al norte, allí hay menos claros y la vegetación es más espesa... Los animales se sientes a salvo.
Eso hacía que se confiaran, ellos lo sabían, pues ante todo eran dos lobos. Tal vez la morena desde hacía sólo cuatro años, pero se había criado rodeada de licanos y desde niña los había estudiado.
Se separó de su prometido, acomodándose un poco la camisa y reparó en que iba con la falda, frunciendo el ceño.
-Mejor voy a ponerme unos pantalones antes de irnos.*
Theara Silje- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 106
Fecha de inscripción : 02/03/2018
Re: Let's play pretend! // Privado - Lobbo [+18]
Los días en los bosques de Ruran resultaron tras los primeros encontronazos mas calmados, cazamos, paseamos, nos bañamos en las claras aguas del lago y tomamos los pocos resquicios de sol que entraban en forma de haces de luz dorados a través de la espesa vegetación.
Durante esos días, fuimos conociéndonos mejor, ella iba a convertirse en la madre de mi vástago y de un modo otro eso creo un nexo difícil de ser roto.
Aun así podía notar como muchos de la manada me miraban de soslayo, se sentían amenazados y aunque Thea ls dedicaba algún que otro gruñido eso no cambió demasiado.
Las reglas férreas que arrastraba conmigo no gustaban a la mayoría, acostumbrados a normas mas laxas y fáciles de asumir para todos, así que digamos no era "el alma de la fiesta"
Una vez acabamos los días acordados, nos dispusimos a partir rumbo a Rumanía, ya estaba todo dispuesto, así que emprenderíamos viaje esa misma mañana con una pequeña escolta que nos acompañaría hasta el puerto y de ahí, seriamos recogidos por la escolta de mi padre y llevados a palacio, corrían tiempos difíciles y la seguridad de mi futura esposa era primordial.*
Tal vez fuera influencia de las hormonas que empezaban a correr por las venas de la morena o el roce, el conocer algo mejor a aquel hombre al que tenía tachado de salvaje mujeriego al que nada le importaba, pero la relación de la pareja había cambiado desde el celo. Aunque los planes seguían siendo los mismos, la actuación de Thea era menos forzada, no le costaba sonreírle a su prometido u ofrecerle ciertas muestras de cariño. Su loba se encargaba de todo eso mientras ella intentaba poner en orden su cabeza y poner algo de freno a los instintos que afloraban, tal vez, demasiado seguido.
Habían transcurrido los días sin más incidentes, en gran parte gracias a la hija de Ruran que había mantenido separados a los dos machos alfa y se había centrado en que el joven Landvik conociera a su madre y hermana pequeña. También en revisitar aquellas que una vez habían sido sus tierras. Ahora tocaba partir hacia Rumanía y aunque la hija del comandante ya había visto en una ocasión a los reyes, no habían entablado conversación alguna, pues ella había ido en calidad de acompañante de su padre. Y aunque ella era muy diplomática y estaba más que acostumbrada a encontrarse con gente importante, en su fuero interno estaba ligeramente asustada.
Se despidieron de la familia Silje, Lobbo de manera distante y bastante fría, menos con Mei, con la que parecía llevarse bastante bien. Thea repartió besos y abrazos, antes de montarse sobre caballo y emprender la marcha hacia su nuevo destino. El viaje les llevaría entre tres y cuatro semanas, lo que implicaba que a mitad de camino les encontrarían tres noches de luna llena.*
El viaje en barco duró un par de semanas, hubiéramos podido llegar mas cerca de mis tierras, pero la cercanía de la luna llena nos mantenía a todos alterados y lo mas sensato era como habíamso previsto apearnos en un puerto no demasiado alejado y continuar la marcha a caballo durante una semana, era un viaje mas pesado, sobre todo para Thea que estaba en estado, pero mas seguro para todos los humanos y para nosotros mismos que ni de lejos queríamos descubrir nuestra condición y acabar exterminados por la inquisición.
Nos apeamos cuando la noche caía sobre el muelle, mi diestra tomó la zurda de mi prometida para ayudarla a bajar del barco por la empalizada.
-¿te encuentras bien para montar? -le pregunté hundiendo mis orbes pardos en sus castaños.
Lo mas sensato era adentrarnos en el bosque esa misma noche, conocía este lugar como la palma de mi mano y sería fácil encontrar grutas para ir refugiándonos..*
Solamente estaba de un par de semanas cuando iniciaron el viaje, pero Lobbo la trataba como si tuviera ya una panza gigante y se deshacía en atenciones que a la morena la desconcertaban completamente. Si bien aún discutían a veces por el fuerte carácter que ambos alfas tenían, Thea solía ser la que cedía, aunque no por ello dejaba de intentar convencer a su prometido antes.
Las náuseas tuvieron a la hija de Ruran bastante atareada las dos semanas que estuvieron a bordo del navío, porque sumado a su estado, el vaivén de las olas no era precisamente de mucha ayuda que se dijera. Así que cuando se aproximaba la luna llena, la hembra, única mujer del barco, fue la primera en estar de acuerdo con apearse y seguir a caballo. Cualquier cosa sería mejor que seguir navegando.
Tomó la mano del joven Landvik cuando atracaron en puerto y descendió con él por la pasarela, caminando con cuidado, pues aún se sentía mareada y el suelo parecía moverse incluso cuando ya pisaba tierra firme.
-Creo que subirme al corcel será un alivio ahora mismo...
Comentó con una débil sonrisa. Ellos y la escolta subieron a sus monturas y se adentraron en la espesura del bosque, siguiendo las indicaciones de Lobbo que se conocía el terreno mejor que nadie. Pronto llegaron a una montaña con varias grutas y allí detuvieron su trayecto. Amarraron a los animales y fueron a preparar las cosas para pasar allí la noche. Al día siguiente sería luna llena, cuanto más lejos de la costa estuvieran para entonces, mejor.*
Durante esos días, fuimos conociéndonos mejor, ella iba a convertirse en la madre de mi vástago y de un modo otro eso creo un nexo difícil de ser roto.
Aun así podía notar como muchos de la manada me miraban de soslayo, se sentían amenazados y aunque Thea ls dedicaba algún que otro gruñido eso no cambió demasiado.
Las reglas férreas que arrastraba conmigo no gustaban a la mayoría, acostumbrados a normas mas laxas y fáciles de asumir para todos, así que digamos no era "el alma de la fiesta"
Una vez acabamos los días acordados, nos dispusimos a partir rumbo a Rumanía, ya estaba todo dispuesto, así que emprenderíamos viaje esa misma mañana con una pequeña escolta que nos acompañaría hasta el puerto y de ahí, seriamos recogidos por la escolta de mi padre y llevados a palacio, corrían tiempos difíciles y la seguridad de mi futura esposa era primordial.*
Tal vez fuera influencia de las hormonas que empezaban a correr por las venas de la morena o el roce, el conocer algo mejor a aquel hombre al que tenía tachado de salvaje mujeriego al que nada le importaba, pero la relación de la pareja había cambiado desde el celo. Aunque los planes seguían siendo los mismos, la actuación de Thea era menos forzada, no le costaba sonreírle a su prometido u ofrecerle ciertas muestras de cariño. Su loba se encargaba de todo eso mientras ella intentaba poner en orden su cabeza y poner algo de freno a los instintos que afloraban, tal vez, demasiado seguido.
Habían transcurrido los días sin más incidentes, en gran parte gracias a la hija de Ruran que había mantenido separados a los dos machos alfa y se había centrado en que el joven Landvik conociera a su madre y hermana pequeña. También en revisitar aquellas que una vez habían sido sus tierras. Ahora tocaba partir hacia Rumanía y aunque la hija del comandante ya había visto en una ocasión a los reyes, no habían entablado conversación alguna, pues ella había ido en calidad de acompañante de su padre. Y aunque ella era muy diplomática y estaba más que acostumbrada a encontrarse con gente importante, en su fuero interno estaba ligeramente asustada.
Se despidieron de la familia Silje, Lobbo de manera distante y bastante fría, menos con Mei, con la que parecía llevarse bastante bien. Thea repartió besos y abrazos, antes de montarse sobre caballo y emprender la marcha hacia su nuevo destino. El viaje les llevaría entre tres y cuatro semanas, lo que implicaba que a mitad de camino les encontrarían tres noches de luna llena.*
El viaje en barco duró un par de semanas, hubiéramos podido llegar mas cerca de mis tierras, pero la cercanía de la luna llena nos mantenía a todos alterados y lo mas sensato era como habíamso previsto apearnos en un puerto no demasiado alejado y continuar la marcha a caballo durante una semana, era un viaje mas pesado, sobre todo para Thea que estaba en estado, pero mas seguro para todos los humanos y para nosotros mismos que ni de lejos queríamos descubrir nuestra condición y acabar exterminados por la inquisición.
Nos apeamos cuando la noche caía sobre el muelle, mi diestra tomó la zurda de mi prometida para ayudarla a bajar del barco por la empalizada.
-¿te encuentras bien para montar? -le pregunté hundiendo mis orbes pardos en sus castaños.
Lo mas sensato era adentrarnos en el bosque esa misma noche, conocía este lugar como la palma de mi mano y sería fácil encontrar grutas para ir refugiándonos..*
Solamente estaba de un par de semanas cuando iniciaron el viaje, pero Lobbo la trataba como si tuviera ya una panza gigante y se deshacía en atenciones que a la morena la desconcertaban completamente. Si bien aún discutían a veces por el fuerte carácter que ambos alfas tenían, Thea solía ser la que cedía, aunque no por ello dejaba de intentar convencer a su prometido antes.
Las náuseas tuvieron a la hija de Ruran bastante atareada las dos semanas que estuvieron a bordo del navío, porque sumado a su estado, el vaivén de las olas no era precisamente de mucha ayuda que se dijera. Así que cuando se aproximaba la luna llena, la hembra, única mujer del barco, fue la primera en estar de acuerdo con apearse y seguir a caballo. Cualquier cosa sería mejor que seguir navegando.
Tomó la mano del joven Landvik cuando atracaron en puerto y descendió con él por la pasarela, caminando con cuidado, pues aún se sentía mareada y el suelo parecía moverse incluso cuando ya pisaba tierra firme.
-Creo que subirme al corcel será un alivio ahora mismo...
Comentó con una débil sonrisa. Ellos y la escolta subieron a sus monturas y se adentraron en la espesura del bosque, siguiendo las indicaciones de Lobbo que se conocía el terreno mejor que nadie. Pronto llegaron a una montaña con varias grutas y allí detuvieron su trayecto. Amarraron a los animales y fueron a preparar las cosas para pasar allí la noche. Al día siguiente sería luna llena, cuanto más lejos de la costa estuvieran para entonces, mejor.*
Lobbo Landvik- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 178
Fecha de inscripción : 16/08/2016
Re: Let's play pretend! // Privado - Lobbo [+18]
El ritmo fue lento, si bien era cierto éramos todos lobos y fuertes como ningunos otros, mi prometida esperaba un hijo y no lo perdería por la intensidad de un viaje demasiado largo.
Así que aminoré el ritmo totalmente a posta mirándola todo el tiempo por si se desvanecía y me tocaba intervenir.
Era una alfa y sabía que pedirle que se sosegara sería mostrar debilidad y no lo consentiría, así que me limité ha hacer las cosas sin hablarlas antes con ella.
Tras un par de horas llegamos a unas grutas que estaban en la falda de la montaña, eran lo suficiente grandes como para darnos cobijo y en el lateral había un lago no demasiado grande donde Thea podría refrescarse, de la montaña caía una cascada de aguas puras..podríamos llenar las botas.
-Id a por leña para prender un fuego -ordené mientras amarraba los caballos y le señalaba a Thea la dirección para ir al lago -refréscate un poco, mójate la nuca, te veo muy pálida ¿de verdad te encuentras bien?
Miré a uno de los escoltas fijamente haciéndole un gesto con la cabeza para que la siguiera y no la perdiera de vista*
Mientras los hombres disponían las cosas, la morena se apoyó de espaldas en la corteza de un árbol y con ambas manos se acarició el vientre que aún se apreciaba completamente plano. Sin embargo, allí dentro anidaba vida, ella lo sabía, lo sentía, podía notar como crecía cada día, aunque fuera medio milímetro, lo que importaba era que en un futuro, eso que ahora daba vueltas en su útero sin una forma definida, sería su hijo.
Las palabras de Lobbo la hicieron volver en sí y alzó el rostro, encontrándose con los orbes oscuros de un macho que se preocupaba en exceso.
-Estoy bien, sólo sigo algo mareada. Pero durante los primeros meses es normal, lo vi en mi madre cuando estuvo embarazada de Mei. Y ella no tuvo que viajar en barco...
Añadió lo último medio en queja, aunque sin remarcarlo demasiado. Dirigió la vista hacia allí donde le había indicado su prometido y asintió, dirigiéndose al lago a asearse un poco. Se arrodilló en la orilla, bebió un poco, se mojó bien las muñecas y la nuca y se levantó un poco la blusa para mojar también el abdomen. Sabía que la seguían, lejos de estar menos atenta, parecía que sus sentidos se habían agudizado. Aunque ciertamente el mareo no ayudaba en lo que a reaccionar a tiempo hacía referencia. Se quedó allí un rato, cerrando los ojos, intentando que el mundo dejara de dar vueltas, concentrada sólo en el sonido del agua de la cascada al caer. Su respiración se fue tornando más profunda y sólo porque se negaba a hacerlo, no se quedó dormida tal cuál estaba allí sentada sobre sus propios talones y con las manos en el regazo.*
Thea estaba sentada al borde del río, di un toque en el hombro del escolta y le pedí que nos dejara solos, que fueran acondicionando la gruta, que echaran unas mantas para Thea y se encargaran de cocinar las provisiones que llevábamos y de mantener el fuego vivo.
Caminé hacia ella con calma y al llegar a su espalda me acuclillé deslizando mis dedos por su brazo logrando erizarle la piel.
Ladeé la sonrisa apoyando mis labios en su nuca, no había a ningún rastro de las marchas que en su cuello había dejado hacía ya semanas.
-Llegaremos pronto, pero mañana habrá luna llena y tendremos que arreglárnoslas en el bosque.
Mi preocupación teñía mi mirada, decía ser normal, peor ella no era una humana como su madre y si bien era cierto el viaje estaba siendo demasiado largo..no me gustaba el aspecto y el cansancio que Thea llevaba encima.
Era un lobo, un alfa, protector y ella era mi hembra, así que no podía culparme por estar como estaba.*
Entre el chapoteo de las gotas cayendo sobre el lago tranquilo, pudo oír los pasos de su prometido al acercarse y los de aquel escolta que se alejaba. No sería capaz de discernir a cualquiera, pero su instinto le permitía saber cuándo era Lobbo. Aún así, el roce de los dedos cálidos del macho erizaron la piel de Thea a su paso, al tiempo en que los párpados se despegaban y, tras el beso en la nuca, giró la cabeza en busca de los orbes oscuros de su prometido.
-Lo sé.
Llevó su zurda a ahuecar la mejilla foránea, acercando el rostro del joven Landvik para que las frentes de ambos se juntaran en un gesto cercano. La morena sentía la preocupación ajena, que se sumaba a la propia. Era una novata en esto de estar embarazada y la primera luna llena en ese estado, la abrumaba. Era pronto para que realmente el feto corriera peligro por la poca gestación que llevaba, pero aún así, tenía miedo.
-Espero que vaya todo bien mañana... No es sólo el primer cambio desde que estoy en cinta, sino el primero que no tengo el celo y estamos juntos. No sé cómo saldrán las cosas...
Aunque por norma general intentaba disimular lo que la atormentaba, había aprendido a sincerarse en ciertos aspectos con el alfa.*
Frente contra frente nuestro aliento se acariciaba tibio contra nuestros labios, yo no lo decía, peor también estaba inquieto, era su primera transformación siendo madre y si bien era cierto que había muchas lobas de la manada que habían mutado gestando y jamas habían tenido problemas, Thea se veía débil y eso nunca era buen presagio.
-Tranquila, todo irá bien, yo cuidaré de ti -susurré con los ojos cerrados.
No quería asustarla, pero era una obviedad que para estar de tan poco tiempo arrastraba mucho cansancio.
-Enviaré al resto de lobos a perimetrar la zona, no pasará ningún cazador y nosotros quedaremos en el centro, hay una zona bastante boscosa, profunda, apenas los haces plata atravesaran la espesa vegetación, es un lugar seguro para nosotros y hay bastante alimento para cazar y alimentarnos, la carne cruda te ayudará a fortalecerte.*
Así que aminoré el ritmo totalmente a posta mirándola todo el tiempo por si se desvanecía y me tocaba intervenir.
Era una alfa y sabía que pedirle que se sosegara sería mostrar debilidad y no lo consentiría, así que me limité ha hacer las cosas sin hablarlas antes con ella.
Tras un par de horas llegamos a unas grutas que estaban en la falda de la montaña, eran lo suficiente grandes como para darnos cobijo y en el lateral había un lago no demasiado grande donde Thea podría refrescarse, de la montaña caía una cascada de aguas puras..podríamos llenar las botas.
-Id a por leña para prender un fuego -ordené mientras amarraba los caballos y le señalaba a Thea la dirección para ir al lago -refréscate un poco, mójate la nuca, te veo muy pálida ¿de verdad te encuentras bien?
Miré a uno de los escoltas fijamente haciéndole un gesto con la cabeza para que la siguiera y no la perdiera de vista*
Mientras los hombres disponían las cosas, la morena se apoyó de espaldas en la corteza de un árbol y con ambas manos se acarició el vientre que aún se apreciaba completamente plano. Sin embargo, allí dentro anidaba vida, ella lo sabía, lo sentía, podía notar como crecía cada día, aunque fuera medio milímetro, lo que importaba era que en un futuro, eso que ahora daba vueltas en su útero sin una forma definida, sería su hijo.
Las palabras de Lobbo la hicieron volver en sí y alzó el rostro, encontrándose con los orbes oscuros de un macho que se preocupaba en exceso.
-Estoy bien, sólo sigo algo mareada. Pero durante los primeros meses es normal, lo vi en mi madre cuando estuvo embarazada de Mei. Y ella no tuvo que viajar en barco...
Añadió lo último medio en queja, aunque sin remarcarlo demasiado. Dirigió la vista hacia allí donde le había indicado su prometido y asintió, dirigiéndose al lago a asearse un poco. Se arrodilló en la orilla, bebió un poco, se mojó bien las muñecas y la nuca y se levantó un poco la blusa para mojar también el abdomen. Sabía que la seguían, lejos de estar menos atenta, parecía que sus sentidos se habían agudizado. Aunque ciertamente el mareo no ayudaba en lo que a reaccionar a tiempo hacía referencia. Se quedó allí un rato, cerrando los ojos, intentando que el mundo dejara de dar vueltas, concentrada sólo en el sonido del agua de la cascada al caer. Su respiración se fue tornando más profunda y sólo porque se negaba a hacerlo, no se quedó dormida tal cuál estaba allí sentada sobre sus propios talones y con las manos en el regazo.*
Thea estaba sentada al borde del río, di un toque en el hombro del escolta y le pedí que nos dejara solos, que fueran acondicionando la gruta, que echaran unas mantas para Thea y se encargaran de cocinar las provisiones que llevábamos y de mantener el fuego vivo.
Caminé hacia ella con calma y al llegar a su espalda me acuclillé deslizando mis dedos por su brazo logrando erizarle la piel.
Ladeé la sonrisa apoyando mis labios en su nuca, no había a ningún rastro de las marchas que en su cuello había dejado hacía ya semanas.
-Llegaremos pronto, pero mañana habrá luna llena y tendremos que arreglárnoslas en el bosque.
Mi preocupación teñía mi mirada, decía ser normal, peor ella no era una humana como su madre y si bien era cierto el viaje estaba siendo demasiado largo..no me gustaba el aspecto y el cansancio que Thea llevaba encima.
Era un lobo, un alfa, protector y ella era mi hembra, así que no podía culparme por estar como estaba.*
Entre el chapoteo de las gotas cayendo sobre el lago tranquilo, pudo oír los pasos de su prometido al acercarse y los de aquel escolta que se alejaba. No sería capaz de discernir a cualquiera, pero su instinto le permitía saber cuándo era Lobbo. Aún así, el roce de los dedos cálidos del macho erizaron la piel de Thea a su paso, al tiempo en que los párpados se despegaban y, tras el beso en la nuca, giró la cabeza en busca de los orbes oscuros de su prometido.
-Lo sé.
Llevó su zurda a ahuecar la mejilla foránea, acercando el rostro del joven Landvik para que las frentes de ambos se juntaran en un gesto cercano. La morena sentía la preocupación ajena, que se sumaba a la propia. Era una novata en esto de estar embarazada y la primera luna llena en ese estado, la abrumaba. Era pronto para que realmente el feto corriera peligro por la poca gestación que llevaba, pero aún así, tenía miedo.
-Espero que vaya todo bien mañana... No es sólo el primer cambio desde que estoy en cinta, sino el primero que no tengo el celo y estamos juntos. No sé cómo saldrán las cosas...
Aunque por norma general intentaba disimular lo que la atormentaba, había aprendido a sincerarse en ciertos aspectos con el alfa.*
Frente contra frente nuestro aliento se acariciaba tibio contra nuestros labios, yo no lo decía, peor también estaba inquieto, era su primera transformación siendo madre y si bien era cierto que había muchas lobas de la manada que habían mutado gestando y jamas habían tenido problemas, Thea se veía débil y eso nunca era buen presagio.
-Tranquila, todo irá bien, yo cuidaré de ti -susurré con los ojos cerrados.
No quería asustarla, pero era una obviedad que para estar de tan poco tiempo arrastraba mucho cansancio.
-Enviaré al resto de lobos a perimetrar la zona, no pasará ningún cazador y nosotros quedaremos en el centro, hay una zona bastante boscosa, profunda, apenas los haces plata atravesaran la espesa vegetación, es un lugar seguro para nosotros y hay bastante alimento para cazar y alimentarnos, la carne cruda te ayudará a fortalecerte.*
Theara Silje- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 106
Fecha de inscripción : 02/03/2018
Re: Let's play pretend! // Privado - Lobbo [+18]
La loba era consciente que muchas otras hembras pasaban por la luna llena estando embarazadas, así nacían los hijos en las manadas. Pero también tenía claro que su estado no era normal, ella había sido siempre una mujer fuerte y, sin embargo, ahora parecía que algo succionaba su energía y la dejaba débil, demasiado para ser una alfa. Podían querer negarlo, pero algo no funcionaba. En algún momento descubrirían lo que ocurría, pero por ahora sólo podían pedirle a los dioses que todo evolucionara favorablemente y, en unos meses, les naciera un hijo sano y resistente.
-Lo sé...
Respondió a su afirmación sobre cuidarla, porque no había hecho otra cosa desde que subieran al barco. Y aunque Thea intentaba mostrarse bien frente al resto, cuando estaba a solas con el macho bajaba la guardia, los muros, y se mostraba tal cuál se sentía.
-Creo que con la luna llena me sentiré mejor que ahora. Es como si me drenaran por dentro, pero transformada, mi energía será mayor y me afectará menos.
Alzó la vista para encontrarse con los ojos avellana de Lobbo y rozó su nariz con la foránea en un gesto muy lobuno.*
Cerré los ojos al sentir como su nariz acariciaba la mía, la preocupación era obvia en mi por mucho que intentara disimularla.
-La culpa la tiene tu padre -gruñí entre dientes -hace débil a la manada.
No quería discutir, pero eso era exactamente lo que pensaba. Thea fue convertida tarde, había pasado demasiado tiempo como humana y aunque ahora era un alfa, su condición no podía equipararse a la mía.
-No te preocupes, pasaremos por esto juntos, seguro que madre luna te da mas fuerza...
Una parte de mi quería creer eso, otra se preguntaba si aguantaría la trasformaron, el quebrar de huesos y la subida de temperatura.
-No muy lejos hay una aldea, conozco a una mujer anciana que se encarga de elaborar pócimas, su nieta fue mordida por un licano y mi padre la ayudó para que la chica aprendiera a ser uno de lso nuestros, desde entonces que nos prepara ciertos ungüentos, así como "antídotos" contra los venenos que nos afectan, como el acónito...quizás podamos acercarnos y que te vea, esta de paso..no hemos de desviarnos demasiado y me sentiría mas tranquilo de continuar el viaje si ella me asegura que todo es lo normal, que solo estas cansada por el embarazo y el viaje, que no hay nada mas.*
Las dos manos de la morena subieron hasta ahuecar el rostro de su prometido. Con los pulgares acarició los pómulos de Lobbo, despacio, mientras sus orbes se perdían en los ajenos. Asintió a lo que éste le decía, pues aunque no conociera a esa mujer, que claramente era bruja, ella también se sentiría más segura si alguien la examinaba. Las ancianas acumulaban sabiduría y las hechiceras tenían a sus espaldas más que el resto de los mortales o sobrenaturales.
-¿Nos acercamos mañana al alba? Ahora necesito descansar a ver si se me pasan los mareos que aún traigo desde nuestro paseo de dos semanas en barco...
Le dedicó una leve sonrisa, había hecho una gracia, algo que no acostumbraba a hacer Thea y el castaño, después de más de un mes viajando con ella, de seguro ya lo sabía. Estiró un poco el cuello hasta que los labios de ambos se rozaron, dejando un suave y efímero beso en los belfos del joven Landvik.
-Ayúdame a levantarme, se me ha dormido una pierna... Me iré a dormir mientras acaban de recoger leña. Mi temperatura es alta ahora, no tendré frío hasta entrada la noche.*
Tomé su mano y con cuidado, rodeando con mi brazo su cintura tiré de ella sirviéndole de apoyo hasta llegar a la gruta donde la acomodé sobre las pieles dispuestas cerca de la lumbre y le acerque una cazuela con carne medio cruda, un poso de sangre aliñado con hierbas del bosque y un chorro de ron para endulzar un poco todo.
-Te sentará bien, necesitas recuperar fuerzas.
Los vómitos que tenía no siempre le permitían mantener el alimento en su cuerpo, todo parecía ir mal y eso me tenia sumamente preocupado.
Eso por no contar que hacia mucho que no nos acostábamos, durante las dos semanas en barco Thea había estado mareada, débil y yo me mataba literalmente a pajas, eso me mantenía irascible.. más de lo que intentaba aparentar.
Thea tomó el plato de madera y empezó a comer cada trozo dispuesto para ella, mientras yo me acercaba a los chicos para dar las órdenes más furibundo de lo que acostumbraba. Al día siguiente habría luna llena, por eso iban a perimetrar la zona como ya había comentado con Thea, nosotros dos nos acercaríamos a la aldea y regresaríamos a la espesura del bosque antes de que la dama blanca impusiera su reinado sobre el manto de estrellas.*
Se dejó ayudar por el macho y los dos juntos fueron hasta la cueva. Allí la morena se sentó en las pieles, acomodándose como consideró más conveniente y tomó el cuenco que Lobbo le ofrecía. Lo olió primero, para asegurarse que no vomitaría luego lo que ingiriera. El bebé parecía estar conforme con la comida, pues no hubo náuseas, así que empezó a llevarse carne a la boca, masticándola con hambre. No podía negar que estaba famélica, porque casi todo lo que comía acababa en el suelo o en el mar desde hacía dos semanas. Ahora, por fin, esperaba poder retener alimento y recuperar fuerzas.
-Agua, por favor.
Le tendió la mano con la que no sostenía el bol y aguardó a que le ofreciera el odre para darle varios tragos largos. Se limpió con el antebrazo y prosiguió con la carne casi cruda que era lo que más le apetecía. Cuando se la terminó, le dio una oportunidad a la sangre, que aunque no le llamaba demasiado, sabía le sentaría bien al estómago por las hierbas con las que se maceraba.
Al final se recostó, cubriéndose con parte de las pieles y cerró los ojos. Estaba agotada, física y anímicamente, así que no tardó no diez minutos en quedarse dormida profundamente. Cuando saliera el sol partirían hacia el poblado y esperaba que allí, les ayudaran a ambos.*
Thea acabó plácidamente dormida sobre las pieles mientras nosotros dábamos buena cuenta de un par de conejos que habían cazado los chicos y que tras dorar ligeramente al fuego empezamos a devorar con hambruna.
-Ni una palabra de que me he tirado a la hija de la hechicera ¿de acuerdo? -ordené antes de llevar la bota de vino a mis labios y dar un profundo trago -Thea esta más "sensible" de lo normal y con la cercanía de la luna llena no quiero que enloquezca y pueda pasar algo, así que todos callados, ¿entendido?
Los chicos asintieron alguno dándole un codazo a otro, el alcohol empezaba a hacer sus estragos y las charlas sobre lo buena que estaba la licana no dejaron de producirse, así como las risas y los cuchicheos, por suerte Thea dormía y la verdad es que todos necesitábamos este respiro.
Regresé junto a mi prometida un par de horas más tarde, dejándome caer con ella en las pieles y permitiéndole acomodarse contra mi cuerpo, mis ojos amarillearon ligeramente al repasar sus senos prominentes. Iba algo animado por el vino y las ganas se habían incrementado lo suficiente como para que un matiz amarillo rondara la pupila de mis ojos.*
-Lo sé...
Respondió a su afirmación sobre cuidarla, porque no había hecho otra cosa desde que subieran al barco. Y aunque Thea intentaba mostrarse bien frente al resto, cuando estaba a solas con el macho bajaba la guardia, los muros, y se mostraba tal cuál se sentía.
-Creo que con la luna llena me sentiré mejor que ahora. Es como si me drenaran por dentro, pero transformada, mi energía será mayor y me afectará menos.
Alzó la vista para encontrarse con los ojos avellana de Lobbo y rozó su nariz con la foránea en un gesto muy lobuno.*
Cerré los ojos al sentir como su nariz acariciaba la mía, la preocupación era obvia en mi por mucho que intentara disimularla.
-La culpa la tiene tu padre -gruñí entre dientes -hace débil a la manada.
No quería discutir, pero eso era exactamente lo que pensaba. Thea fue convertida tarde, había pasado demasiado tiempo como humana y aunque ahora era un alfa, su condición no podía equipararse a la mía.
-No te preocupes, pasaremos por esto juntos, seguro que madre luna te da mas fuerza...
Una parte de mi quería creer eso, otra se preguntaba si aguantaría la trasformaron, el quebrar de huesos y la subida de temperatura.
-No muy lejos hay una aldea, conozco a una mujer anciana que se encarga de elaborar pócimas, su nieta fue mordida por un licano y mi padre la ayudó para que la chica aprendiera a ser uno de lso nuestros, desde entonces que nos prepara ciertos ungüentos, así como "antídotos" contra los venenos que nos afectan, como el acónito...quizás podamos acercarnos y que te vea, esta de paso..no hemos de desviarnos demasiado y me sentiría mas tranquilo de continuar el viaje si ella me asegura que todo es lo normal, que solo estas cansada por el embarazo y el viaje, que no hay nada mas.*
Las dos manos de la morena subieron hasta ahuecar el rostro de su prometido. Con los pulgares acarició los pómulos de Lobbo, despacio, mientras sus orbes se perdían en los ajenos. Asintió a lo que éste le decía, pues aunque no conociera a esa mujer, que claramente era bruja, ella también se sentiría más segura si alguien la examinaba. Las ancianas acumulaban sabiduría y las hechiceras tenían a sus espaldas más que el resto de los mortales o sobrenaturales.
-¿Nos acercamos mañana al alba? Ahora necesito descansar a ver si se me pasan los mareos que aún traigo desde nuestro paseo de dos semanas en barco...
Le dedicó una leve sonrisa, había hecho una gracia, algo que no acostumbraba a hacer Thea y el castaño, después de más de un mes viajando con ella, de seguro ya lo sabía. Estiró un poco el cuello hasta que los labios de ambos se rozaron, dejando un suave y efímero beso en los belfos del joven Landvik.
-Ayúdame a levantarme, se me ha dormido una pierna... Me iré a dormir mientras acaban de recoger leña. Mi temperatura es alta ahora, no tendré frío hasta entrada la noche.*
Tomé su mano y con cuidado, rodeando con mi brazo su cintura tiré de ella sirviéndole de apoyo hasta llegar a la gruta donde la acomodé sobre las pieles dispuestas cerca de la lumbre y le acerque una cazuela con carne medio cruda, un poso de sangre aliñado con hierbas del bosque y un chorro de ron para endulzar un poco todo.
-Te sentará bien, necesitas recuperar fuerzas.
Los vómitos que tenía no siempre le permitían mantener el alimento en su cuerpo, todo parecía ir mal y eso me tenia sumamente preocupado.
Eso por no contar que hacia mucho que no nos acostábamos, durante las dos semanas en barco Thea había estado mareada, débil y yo me mataba literalmente a pajas, eso me mantenía irascible.. más de lo que intentaba aparentar.
Thea tomó el plato de madera y empezó a comer cada trozo dispuesto para ella, mientras yo me acercaba a los chicos para dar las órdenes más furibundo de lo que acostumbraba. Al día siguiente habría luna llena, por eso iban a perimetrar la zona como ya había comentado con Thea, nosotros dos nos acercaríamos a la aldea y regresaríamos a la espesura del bosque antes de que la dama blanca impusiera su reinado sobre el manto de estrellas.*
Se dejó ayudar por el macho y los dos juntos fueron hasta la cueva. Allí la morena se sentó en las pieles, acomodándose como consideró más conveniente y tomó el cuenco que Lobbo le ofrecía. Lo olió primero, para asegurarse que no vomitaría luego lo que ingiriera. El bebé parecía estar conforme con la comida, pues no hubo náuseas, así que empezó a llevarse carne a la boca, masticándola con hambre. No podía negar que estaba famélica, porque casi todo lo que comía acababa en el suelo o en el mar desde hacía dos semanas. Ahora, por fin, esperaba poder retener alimento y recuperar fuerzas.
-Agua, por favor.
Le tendió la mano con la que no sostenía el bol y aguardó a que le ofreciera el odre para darle varios tragos largos. Se limpió con el antebrazo y prosiguió con la carne casi cruda que era lo que más le apetecía. Cuando se la terminó, le dio una oportunidad a la sangre, que aunque no le llamaba demasiado, sabía le sentaría bien al estómago por las hierbas con las que se maceraba.
Al final se recostó, cubriéndose con parte de las pieles y cerró los ojos. Estaba agotada, física y anímicamente, así que no tardó no diez minutos en quedarse dormida profundamente. Cuando saliera el sol partirían hacia el poblado y esperaba que allí, les ayudaran a ambos.*
Thea acabó plácidamente dormida sobre las pieles mientras nosotros dábamos buena cuenta de un par de conejos que habían cazado los chicos y que tras dorar ligeramente al fuego empezamos a devorar con hambruna.
-Ni una palabra de que me he tirado a la hija de la hechicera ¿de acuerdo? -ordené antes de llevar la bota de vino a mis labios y dar un profundo trago -Thea esta más "sensible" de lo normal y con la cercanía de la luna llena no quiero que enloquezca y pueda pasar algo, así que todos callados, ¿entendido?
Los chicos asintieron alguno dándole un codazo a otro, el alcohol empezaba a hacer sus estragos y las charlas sobre lo buena que estaba la licana no dejaron de producirse, así como las risas y los cuchicheos, por suerte Thea dormía y la verdad es que todos necesitábamos este respiro.
Regresé junto a mi prometida un par de horas más tarde, dejándome caer con ella en las pieles y permitiéndole acomodarse contra mi cuerpo, mis ojos amarillearon ligeramente al repasar sus senos prominentes. Iba algo animado por el vino y las ganas se habían incrementado lo suficiente como para que un matiz amarillo rondara la pupila de mis ojos.*
Lobbo Landvik- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 178
Fecha de inscripción : 16/08/2016
Re: Let's play pretend! // Privado - Lobbo [+18]
Aunque estaba dormida, se enteró de la llegada de Lobbo, como para no hacerlo, dejándose caer de aquel modo a su lado. La morena se removió un poco, dejándole espacio, pero pronto notó cómo a arrimarse a ella por detrás, algo duro le presionaba la zona lumbar. Abrió uno de sus ojos y giró la cabeza en busca del rostro ajeno.
-¿Estás borracho o te alegras de verme?
El tono utilizado no era del todo sonriente, a fin de cuentas estaba adormilada, pero se le habían pasado los mareos y ya era todo un logro en la situación en la que se encontraba. Terminó de darse la vuelta hasta quedar cara a cara con su prometido y con la nariz fue a recorrerle el cuello, olisqueando la zona.
-No tengo fuerzas para sexo ahora, lo siento...
Murmuró, acurrucándose con el macho. Seguramente la odiara por hacerle eso, pero no le engañaba, dudaba incluso ser capaz de levantarse sin ayuda, como para follar como animales. A los pocos segundos volvió a quedarse dormida con el calor ajeno rodeándola. Tener al joven Landvik pegado a ella le daba sensación de calma, aunque oliera a vino y tuviera la verga dura y tiesa como una rama.*
Ladeé la sonrisa ligeramente al notar como mi hembra se giraba a mi encuentro, incapaz de no buscarla mis labios se orillaron hacia los suyos, mas la pregunta me detuvo un instante.
-¿Ambos? -susurré contra su boca dejando que el aliento alicorada se adentrara entre sus labios.
Thea se giró completamente para enfrentar mi dorada mirada, no tenía que ser muy lista para conocer en los machos de mi especie y dadas las circunstancias lo que significaba, su nariz se paseo por mi cuello, mis ojos se cerraron y ladeé el cuello dándole acceso emitiendo un gruñido de apareamiento.
Era mi verga la que acariciaba su bajo vientre dura y engrosada, palpitante, deseosa de enterrarse en su abismo y hacerlo mío, mas sus palabras me llevaron a gruñir de pura frustración.
De normal era compresivo, peor llevaba mucho tiempo sin hacerlo y borracho era mas difícil no sacar a flote mi instinto.
Mi prometida como si no me escuchara se arremolino contra mi cuerpo y en nada volvió a quedarse dormida, mi suerte no fue la misma, lleno de deseo tuve que pasar un buen rato despierto hasta que el cansancio del viaje termino por llevarme a los brazos de Morfeo.*
Cuando el sol comenzó a despuntar en el horizonte, Thea fue la primera en despertar. Se encontró a su prometido boca arriba con cara de enfado, seguramente porque le había dejado con las ganas durante la noche. Pero no lo había podido evitar, ella estaba dormida, por no decir destrozada, el niño que crecía en su vientre sólo faltaba que le robara el alma. Sin embargo, la noche de descanso le había sentado bastante bien, ya no sentía mareos y su cabeza parecía despejada. Se acercó al pecho de Lobbo y lo recorrió con la nariz, su instinto afloraba y por el motivo que fuera, el olor que el alfa desprendía la llamaba. Ascendió hasta el cuello y rozó el mentón ajeno, notando el cosquilleo que le provocaba la barba. Al quedar a la altura del rostro foráneo, posó una mano a cada lado de la cabeza del joven Landvik y le lamió los labios. Pero en cuanto éste comenzó a moverse y despertar, se apartó de inmediato quedando sentada a su lado.
-Buenos días.
Le observó incorporarse y aguardó a que se desperezara y alzara, para tenderle las dos manos, pidiendo así que la ayudara.
-Vayamos a ver a esa anciana amiga tuya. Pero cojamos comida para el camino, muero de hambre...*
Abrí primero un ojo y después el otro, ladeé la sonrisa ligeramente al ver como se sentaba mirándome fijamente. Me relamí los labios que sabían a beso y clave mis orbes en los suyos.
-¿me besas cuando no me entero? -pregunté bromeando mientras me ponía en pie para ayudar a mi prometida a que se alzara.
Tiré de sus manos poniéndola en pié con cuidado, parecía tener mejor aspecto, al menos no tenía tantas ojeras, aun así, estaba pálida, demasiado débil para asumir una luna llena.
-vamos Thea.
Di un par de ordenes a los muchachos que lo prepararían todo para la llegada de la dama blanca y así ambos partimos rumbo a la ide,a esta vez montados sobre el mismo percherón para asegurarme de que nada le pasaba a mi prometida.
-Deberíamos habernos quedado en el norte, no estas para viajar Thea y no creo podemos volvernos de Rumanía hasta que des a luz a nuestro hijo.*
Cuando el castaño le preguntó por lo del beso, ella hizo caso omiso al interrogante, sabía que si respondía algo, lo que fuera, sería peor que el silencio. Una vez los dos en pie, buscó unas pieles para cubrirse y aguardó a que Lobbo estuviera listo para irse.
Montaron juntos en un mismo caballo, con el macho detrás, rodeando con sus brazos a la morena, al tiempo que sujetaba las riendas.
-No nos podíamos quedar en el norte, lo sabes tan bien como yo... Tal y como estás tú ahora, se hubiese iniciado un conflicto. Mejor estar en Rumanía hasta el parto.
Además a ella le convenía, cuanto más tiempo pudiera estudiar a los Landvik, mejor para la orden de Hellsing. A veces parecía que olvidaba cuál era su objetivo, pero pulsaba en lo más profundo de su mente.
No tardaron demasiado en llegar al pueblo que su prometido le había mencionado, mas al llegar pronto las miradas se centraron en ellos, pues no dejaban de ser dos forasteros en sus tierras. Aunque a Lobbo si debían saber quién era, al menos en sus expresiones no se veían malas intenciones ni miedo. Tal vez, a la única que veían como a una extranjera era a Thea, pero estaba susceptible y ya no se fiaba de nada ni nadie al que no conociera.*
Dudaba que las cosas cambiaran con respecto a mi en el norte, tarde o temprano el enfrentamiento se produciría, pues era obvio que mi forma de hacer las cosas y las de Ruran eran dos caras muy distintas de la luna, no podían haber dos alfas y la manada de momento parecía apoyar mas la debilidad de Ruran que mi método estricto de ser lobos fuertes y poderosos.
-Supongo -respondí de forma tajante no queriendo ni preocuparla ni comenzar una discusión que ahora no venía a cuento pues pisábamos tierras rumanas.
Al entrar en la ladea salude a varios de lo campesinos que araban sus tierras. Había visitado varias veces el lugar y si bien era cierto no vivía allí, la anciana era una mujer querida por todos y nosotros los Landvik nos comportamos bien con su hija si que éramos apreciados en aquellas tierras.
Me detuve frente a una casa vieja, blanca y de bajos techos de madera, el portón algo carcomido retumbó cuando lo golpeé con los puños.
Fue la joven Oana la que abrió la puerta, nada mas verme su sonrisa se ensanchó y sin reparar en la presencia de mi acompañante saltó sobre mi con la impulsividad que la caracterizaba hundiendo su cabeza en mi cuello con las piernas enredadas en mi cintura.
-Cuanto tiempo Lobbo -susurró contra mi piel mientras yo la bajaba con delicadeza interponiendo cierta distancia, no quería que Thea acabara enzarzada en una pelea en el estado que estaba.
-Oana, esta es Thea, mi prometida -dije hundiendo mis pardos en ella esperando que comprendiera.*
Lobbo quiso ayudarla a bajar del caballo pero ella insistió en poder hacerlo sola y rechazó la mano que le ofrecía. Comprendía que la cuidara, pero había cosas que rallaban lo ridículo. Se apeó con normalidad y juntos se acercaron a una vieja casa de madera.
El castaño llamó a la puerta y tras unos segundos, mientras Thea se acomodaba las pieles, alguien abrió la puerta. Una muchacha joven, de edad parecida a la de la hija de Ruran, de ojos verdes y tez morena sonrió y se abalanzó sobre su prometido. Los orbes de la hembra cambiaron de color al momento, pasando de ese avellana tostado a oro líquido en un instante. Si bien sabía que el joven Landvik había sido siempre un mujeriego, que la chica se le arrimara estando ella delante era algo que no toleraría, más aún en su estado en el que las hormonas estaban alteradas y el bebé que crecía dentro de la loba le causaba estragos más allá de robarle las fuerzas. Arrugó el labio superior, mostrando los dientes y se pudo apreciar perfectamente como sus caninos se habían afilado.
-Su prometida.
Recalcó en un rugido y se puso en medio sin importarle las formas o montar un número. Su razón se anulaba en ciertos casos y ahora mismo no dejaría que nadie le quitara al padre de su hijo.*
-¿Estás borracho o te alegras de verme?
El tono utilizado no era del todo sonriente, a fin de cuentas estaba adormilada, pero se le habían pasado los mareos y ya era todo un logro en la situación en la que se encontraba. Terminó de darse la vuelta hasta quedar cara a cara con su prometido y con la nariz fue a recorrerle el cuello, olisqueando la zona.
-No tengo fuerzas para sexo ahora, lo siento...
Murmuró, acurrucándose con el macho. Seguramente la odiara por hacerle eso, pero no le engañaba, dudaba incluso ser capaz de levantarse sin ayuda, como para follar como animales. A los pocos segundos volvió a quedarse dormida con el calor ajeno rodeándola. Tener al joven Landvik pegado a ella le daba sensación de calma, aunque oliera a vino y tuviera la verga dura y tiesa como una rama.*
Ladeé la sonrisa ligeramente al notar como mi hembra se giraba a mi encuentro, incapaz de no buscarla mis labios se orillaron hacia los suyos, mas la pregunta me detuvo un instante.
-¿Ambos? -susurré contra su boca dejando que el aliento alicorada se adentrara entre sus labios.
Thea se giró completamente para enfrentar mi dorada mirada, no tenía que ser muy lista para conocer en los machos de mi especie y dadas las circunstancias lo que significaba, su nariz se paseo por mi cuello, mis ojos se cerraron y ladeé el cuello dándole acceso emitiendo un gruñido de apareamiento.
Era mi verga la que acariciaba su bajo vientre dura y engrosada, palpitante, deseosa de enterrarse en su abismo y hacerlo mío, mas sus palabras me llevaron a gruñir de pura frustración.
De normal era compresivo, peor llevaba mucho tiempo sin hacerlo y borracho era mas difícil no sacar a flote mi instinto.
Mi prometida como si no me escuchara se arremolino contra mi cuerpo y en nada volvió a quedarse dormida, mi suerte no fue la misma, lleno de deseo tuve que pasar un buen rato despierto hasta que el cansancio del viaje termino por llevarme a los brazos de Morfeo.*
Cuando el sol comenzó a despuntar en el horizonte, Thea fue la primera en despertar. Se encontró a su prometido boca arriba con cara de enfado, seguramente porque le había dejado con las ganas durante la noche. Pero no lo había podido evitar, ella estaba dormida, por no decir destrozada, el niño que crecía en su vientre sólo faltaba que le robara el alma. Sin embargo, la noche de descanso le había sentado bastante bien, ya no sentía mareos y su cabeza parecía despejada. Se acercó al pecho de Lobbo y lo recorrió con la nariz, su instinto afloraba y por el motivo que fuera, el olor que el alfa desprendía la llamaba. Ascendió hasta el cuello y rozó el mentón ajeno, notando el cosquilleo que le provocaba la barba. Al quedar a la altura del rostro foráneo, posó una mano a cada lado de la cabeza del joven Landvik y le lamió los labios. Pero en cuanto éste comenzó a moverse y despertar, se apartó de inmediato quedando sentada a su lado.
-Buenos días.
Le observó incorporarse y aguardó a que se desperezara y alzara, para tenderle las dos manos, pidiendo así que la ayudara.
-Vayamos a ver a esa anciana amiga tuya. Pero cojamos comida para el camino, muero de hambre...*
Abrí primero un ojo y después el otro, ladeé la sonrisa ligeramente al ver como se sentaba mirándome fijamente. Me relamí los labios que sabían a beso y clave mis orbes en los suyos.
-¿me besas cuando no me entero? -pregunté bromeando mientras me ponía en pie para ayudar a mi prometida a que se alzara.
Tiré de sus manos poniéndola en pié con cuidado, parecía tener mejor aspecto, al menos no tenía tantas ojeras, aun así, estaba pálida, demasiado débil para asumir una luna llena.
-vamos Thea.
Di un par de ordenes a los muchachos que lo prepararían todo para la llegada de la dama blanca y así ambos partimos rumbo a la ide,a esta vez montados sobre el mismo percherón para asegurarme de que nada le pasaba a mi prometida.
-Deberíamos habernos quedado en el norte, no estas para viajar Thea y no creo podemos volvernos de Rumanía hasta que des a luz a nuestro hijo.*
Cuando el castaño le preguntó por lo del beso, ella hizo caso omiso al interrogante, sabía que si respondía algo, lo que fuera, sería peor que el silencio. Una vez los dos en pie, buscó unas pieles para cubrirse y aguardó a que Lobbo estuviera listo para irse.
Montaron juntos en un mismo caballo, con el macho detrás, rodeando con sus brazos a la morena, al tiempo que sujetaba las riendas.
-No nos podíamos quedar en el norte, lo sabes tan bien como yo... Tal y como estás tú ahora, se hubiese iniciado un conflicto. Mejor estar en Rumanía hasta el parto.
Además a ella le convenía, cuanto más tiempo pudiera estudiar a los Landvik, mejor para la orden de Hellsing. A veces parecía que olvidaba cuál era su objetivo, pero pulsaba en lo más profundo de su mente.
No tardaron demasiado en llegar al pueblo que su prometido le había mencionado, mas al llegar pronto las miradas se centraron en ellos, pues no dejaban de ser dos forasteros en sus tierras. Aunque a Lobbo si debían saber quién era, al menos en sus expresiones no se veían malas intenciones ni miedo. Tal vez, a la única que veían como a una extranjera era a Thea, pero estaba susceptible y ya no se fiaba de nada ni nadie al que no conociera.*
Dudaba que las cosas cambiaran con respecto a mi en el norte, tarde o temprano el enfrentamiento se produciría, pues era obvio que mi forma de hacer las cosas y las de Ruran eran dos caras muy distintas de la luna, no podían haber dos alfas y la manada de momento parecía apoyar mas la debilidad de Ruran que mi método estricto de ser lobos fuertes y poderosos.
-Supongo -respondí de forma tajante no queriendo ni preocuparla ni comenzar una discusión que ahora no venía a cuento pues pisábamos tierras rumanas.
Al entrar en la ladea salude a varios de lo campesinos que araban sus tierras. Había visitado varias veces el lugar y si bien era cierto no vivía allí, la anciana era una mujer querida por todos y nosotros los Landvik nos comportamos bien con su hija si que éramos apreciados en aquellas tierras.
Me detuve frente a una casa vieja, blanca y de bajos techos de madera, el portón algo carcomido retumbó cuando lo golpeé con los puños.
Fue la joven Oana la que abrió la puerta, nada mas verme su sonrisa se ensanchó y sin reparar en la presencia de mi acompañante saltó sobre mi con la impulsividad que la caracterizaba hundiendo su cabeza en mi cuello con las piernas enredadas en mi cintura.
-Cuanto tiempo Lobbo -susurró contra mi piel mientras yo la bajaba con delicadeza interponiendo cierta distancia, no quería que Thea acabara enzarzada en una pelea en el estado que estaba.
-Oana, esta es Thea, mi prometida -dije hundiendo mis pardos en ella esperando que comprendiera.*
Lobbo quiso ayudarla a bajar del caballo pero ella insistió en poder hacerlo sola y rechazó la mano que le ofrecía. Comprendía que la cuidara, pero había cosas que rallaban lo ridículo. Se apeó con normalidad y juntos se acercaron a una vieja casa de madera.
El castaño llamó a la puerta y tras unos segundos, mientras Thea se acomodaba las pieles, alguien abrió la puerta. Una muchacha joven, de edad parecida a la de la hija de Ruran, de ojos verdes y tez morena sonrió y se abalanzó sobre su prometido. Los orbes de la hembra cambiaron de color al momento, pasando de ese avellana tostado a oro líquido en un instante. Si bien sabía que el joven Landvik había sido siempre un mujeriego, que la chica se le arrimara estando ella delante era algo que no toleraría, más aún en su estado en el que las hormonas estaban alteradas y el bebé que crecía dentro de la loba le causaba estragos más allá de robarle las fuerzas. Arrugó el labio superior, mostrando los dientes y se pudo apreciar perfectamente como sus caninos se habían afilado.
-Su prometida.
Recalcó en un rugido y se puso en medio sin importarle las formas o montar un número. Su razón se anulaba en ciertos casos y ahora mismo no dejaría que nadie le quitara al padre de su hijo.*
Theara Silje- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 02/03/2018
Re: Let's play pretend! // Privado - Lobbo [+18]
Cuando Thea se metió entre ambos mi brazo rodeó su cintura mas para evitar que acabara lanzándose sobre la otra hembra que por un gesto cariñoso.
-Hemos venido a buscar a tu madre, necesito que atienda a mi prometida -recalqué para la tranquilidad de Thea -esta embarazada y ..no se..creo que no van bien las cosas -aseguré hundiendo mis ojos en los verdes de Oana.
-Encantada -dijo con una sonrisa afilada -¿te llamo Thea o prometida de Lobbo? -preguntó con esa ironía de la que gozaba -a mi me da igual una cosa que la otra la verdad -añadió dándonos la espalda antes de girar la cabeza para mirarnos por encima del hombro -pasar por favor, mi madre está asistiendo a una mujer que se ha roto el brazo, pero no tardará.
Oana se acercó al mueble bar mientras le pedía a la otra loba que tomara asiento en el sofá, me acercó una copa de bourbon y llevó sus labios a la otra con una divertida mueca -¿quieres agua prometida de Lobbo?*
Thea no estaba de humor y la paciencia que la solía caracterizar, brillaba por su ausencia. Pasó al interior de la cabaña pero no se sentó. Se quedó de pie observando el lugar mientras escuchaba las voces en la otra estancia. La anciana trataba a alguien que se quejaba.
La mirada de la morena se afiló ante los repetidos comentarios irónicos y estúpidos de la joven Oana. Porque ella era diplomática y no una salvaje como su prometido, pero de estar intercambiados los papeles, no tenía duda alguna que la de ojos verdes ya estaría con la yugular abierta y en el suelo un manto de sangre cubriría la tierra.
-Preferiría un poco de sangre.
Respondió con una sonrisa que dejaba en claro que se refería a la suya. Al final, por suerte para los tres presentes, apareció la madre de la insensata muchacha y se acercó a saludar a Lobbo con una afable mueca en el rostro.*
Mi sonrisa se ensanchó al ver a la anciana salir por la puerta, me acerqué a ella dejando caer mi frente contra la suya.
-Vieja -le dije mientras ella me abrazaba afectuosamente.
-¿Como esta tu padre Lobbo. Hace tiempo que el rey no me visita -se quejó la madre de Oana.
-Ya sabes como están las cosas la reina fue capturada y ahora muchas son las voces que se alzan en contra de la corona, ahora mas que nunca Damon necesita a sus amigos cerca y a la manada fuerte, los hechiceros no van a poner fáciles las cosas.
-Dile a Brianna que si me necesita para lo que sea, mientras mis piernas me aguanten estaré aquí para ella.
Asentí separándome un poco y tendí la mano hacia Thea para que se acercara a ambos.
-Ella es mi prometida, esta en estado y no se porque pero parece que el niño la consume, esta débil, vomita la mayor parte de los alimentos que ingiere y no se si podrá aguantar la luna que esta noche brillara solemne, podrías...
La anciana sonrío apartando unos mechones de pelo del rostro de Thea.
-No te preocupes, pasa y haré cuanto pueda por ti, si has aguantado al joven Landvik lo suficiente como para quedar en estado es porque eres fuerte o una necia -bromeó mientras yo rodaba los ojos riéndome.*
La morena aguardó en segundo plano mientras la anciana hablaba con Lobbo. Se la veía una mujer buena y fuerte y, desde luego, mucho más agradable que su hija. Thea se aproximó a ellos cuando su prometido la tomó de la mano y dejó que la señora le apartara el cabello de la cara.
-Creo que un poco de las dos cosas...
Respondió a su comentario y le dedicó una sonrisa. Observó de reojo al joven Landvik que rodaba los ojos y se le escapó la risa. La bruja la hizo pasar a la otra estancia, allí estarían los tres solos, pues la hija del comandante no tenía secretos para el alfa, no referentes al embarazo al menos.
La hembra se sentó en el catre y se apartó las pieles y subió las ropas antes de recostarse y dejar que la anciana la reconociera. Le tomó el pulso, la temperatura y palpó su vientre. Torció el gesto y se alejó a rebuscar en sus estantes algunas hierbas para preparar un ungüento, pero sin decirles aún nada.
La morena buscó a Lobbo con la mirada, no le había gustado la expresión del rostro de la vieja, ella también estaba preocupada.
-¿Qué ocurre?
Preguntó Thea y cuando la mujer regresó con un cuenco y una pasta, esta le hizo gestos para que se relajara y recostara mejor antes de cubrir la piel de su abdomen con lo que había traído.
-No puedo deciros nada aún, necesito hacer antes unas pruebas. Hay que esperar a ver cómo reacciona la magia a tu embarazo.*
Entramos los tres en la sala, mi esposa se recostó allí donde la anciana le indicó y pronto esta comenzó a inspeccionar a Thea con el gesto torcido, algo iba mal, mis sospechas eran ciertas peor de momento no nos decía nada.
Acaricié el rostro de mi prometida intentado disimular mi nerviosismo cuando vi a la vieja volver con un ungüento que al parecer aplicaría en ella.
-¿que pasa? -pedí información con el gesto sombrío -¿aguantará la próxima luna llena?
La anciana me pedía calma, que guardara silencio y que mantuviera mi impulsividad a raya, mas cuando mis ojos se tornaron ámbar es cuando dió un golpe en la mesa alzando hacia mi el dedo como una madre haría con su hijo.
-siéntate Lobbo, o sal fuera con Oana, porque necesito silencio.*
El macho estaba muy inquieto y no se aguantaba la lengua ni queriendo. La anciana le hizo callar y, a regañadientes, éste guardó silencio. Empezó a recitar palabras en un idioma olvidado mientras con dos dedos esparcía la pasta por el vientre de la morena, dibujando símbolos extraños, ascendiendo y bajando al pecho y las caderas de Thea. Después quedó en silencio con los ojos cerrados y puso una mano sobre la frente de la hembra. Pasaron un par de minutos y el ungüento fue absorbido por la dermis, haciendo que esta se oscureciera un poco.
Al despegar de nuevo los ojos la mujer, los orbes de la embarazada habían cambiado de color, ya no eran avellana ni tampoco ambarinos, se veían de un azul brillante, casi radiactivo.
-Hay magia dentro de ella, una muy poderosa. Si la afecta estando de tan poco, cuando pasen los meses, será peor.
La morena no respondía, estaba en una especie de trance y ni siquiera oía las palabras de la vieja bruja.
-Sin embargo, aguantará la luna llena, esta y las venideras, porque el bebé la necesita y es él el que la drena. Tu prometida es su escudo, su alimento y su cobijo, la protegerá.*
No me quedé convencido, pero replicar mas era absurdo ¿Magia? ¿decía que mi hijo era hechicero? en mi familia no existían magos de ningún tipo, así que deduje que seria por la parte de Thea por la que el don de la hechicería correría por sus venas.
-Drena su energía y a la vez protege su cuerpo porque ansia nacer, no acabo de entender -dije con la preocupación remarcada en mi entrecejo -¿que podemos hacer?
Busqué con la mirada a mi prometida de nuevo, esta se calzaba las prendas de ropa tan perdida como yo mismo lo estaba en esos momentos.
-Tu hermana es hechicera ¿cierto? -pregunté -hemos de volver al norte, tu madre sabrá como sobrellevar esto, en mi familia solo hay lobos, ademas ...
Thea se había acercado a mi posando su diestra en mis labios para que guardara silencio, no queria volver a su hogar y yo no sabía si en le mío la podría ayudar.*
-Hemos venido a buscar a tu madre, necesito que atienda a mi prometida -recalqué para la tranquilidad de Thea -esta embarazada y ..no se..creo que no van bien las cosas -aseguré hundiendo mis ojos en los verdes de Oana.
-Encantada -dijo con una sonrisa afilada -¿te llamo Thea o prometida de Lobbo? -preguntó con esa ironía de la que gozaba -a mi me da igual una cosa que la otra la verdad -añadió dándonos la espalda antes de girar la cabeza para mirarnos por encima del hombro -pasar por favor, mi madre está asistiendo a una mujer que se ha roto el brazo, pero no tardará.
Oana se acercó al mueble bar mientras le pedía a la otra loba que tomara asiento en el sofá, me acercó una copa de bourbon y llevó sus labios a la otra con una divertida mueca -¿quieres agua prometida de Lobbo?*
Thea no estaba de humor y la paciencia que la solía caracterizar, brillaba por su ausencia. Pasó al interior de la cabaña pero no se sentó. Se quedó de pie observando el lugar mientras escuchaba las voces en la otra estancia. La anciana trataba a alguien que se quejaba.
La mirada de la morena se afiló ante los repetidos comentarios irónicos y estúpidos de la joven Oana. Porque ella era diplomática y no una salvaje como su prometido, pero de estar intercambiados los papeles, no tenía duda alguna que la de ojos verdes ya estaría con la yugular abierta y en el suelo un manto de sangre cubriría la tierra.
-Preferiría un poco de sangre.
Respondió con una sonrisa que dejaba en claro que se refería a la suya. Al final, por suerte para los tres presentes, apareció la madre de la insensata muchacha y se acercó a saludar a Lobbo con una afable mueca en el rostro.*
Mi sonrisa se ensanchó al ver a la anciana salir por la puerta, me acerqué a ella dejando caer mi frente contra la suya.
-Vieja -le dije mientras ella me abrazaba afectuosamente.
-¿Como esta tu padre Lobbo. Hace tiempo que el rey no me visita -se quejó la madre de Oana.
-Ya sabes como están las cosas la reina fue capturada y ahora muchas son las voces que se alzan en contra de la corona, ahora mas que nunca Damon necesita a sus amigos cerca y a la manada fuerte, los hechiceros no van a poner fáciles las cosas.
-Dile a Brianna que si me necesita para lo que sea, mientras mis piernas me aguanten estaré aquí para ella.
Asentí separándome un poco y tendí la mano hacia Thea para que se acercara a ambos.
-Ella es mi prometida, esta en estado y no se porque pero parece que el niño la consume, esta débil, vomita la mayor parte de los alimentos que ingiere y no se si podrá aguantar la luna que esta noche brillara solemne, podrías...
La anciana sonrío apartando unos mechones de pelo del rostro de Thea.
-No te preocupes, pasa y haré cuanto pueda por ti, si has aguantado al joven Landvik lo suficiente como para quedar en estado es porque eres fuerte o una necia -bromeó mientras yo rodaba los ojos riéndome.*
La morena aguardó en segundo plano mientras la anciana hablaba con Lobbo. Se la veía una mujer buena y fuerte y, desde luego, mucho más agradable que su hija. Thea se aproximó a ellos cuando su prometido la tomó de la mano y dejó que la señora le apartara el cabello de la cara.
-Creo que un poco de las dos cosas...
Respondió a su comentario y le dedicó una sonrisa. Observó de reojo al joven Landvik que rodaba los ojos y se le escapó la risa. La bruja la hizo pasar a la otra estancia, allí estarían los tres solos, pues la hija del comandante no tenía secretos para el alfa, no referentes al embarazo al menos.
La hembra se sentó en el catre y se apartó las pieles y subió las ropas antes de recostarse y dejar que la anciana la reconociera. Le tomó el pulso, la temperatura y palpó su vientre. Torció el gesto y se alejó a rebuscar en sus estantes algunas hierbas para preparar un ungüento, pero sin decirles aún nada.
La morena buscó a Lobbo con la mirada, no le había gustado la expresión del rostro de la vieja, ella también estaba preocupada.
-¿Qué ocurre?
Preguntó Thea y cuando la mujer regresó con un cuenco y una pasta, esta le hizo gestos para que se relajara y recostara mejor antes de cubrir la piel de su abdomen con lo que había traído.
-No puedo deciros nada aún, necesito hacer antes unas pruebas. Hay que esperar a ver cómo reacciona la magia a tu embarazo.*
Entramos los tres en la sala, mi esposa se recostó allí donde la anciana le indicó y pronto esta comenzó a inspeccionar a Thea con el gesto torcido, algo iba mal, mis sospechas eran ciertas peor de momento no nos decía nada.
Acaricié el rostro de mi prometida intentado disimular mi nerviosismo cuando vi a la vieja volver con un ungüento que al parecer aplicaría en ella.
-¿que pasa? -pedí información con el gesto sombrío -¿aguantará la próxima luna llena?
La anciana me pedía calma, que guardara silencio y que mantuviera mi impulsividad a raya, mas cuando mis ojos se tornaron ámbar es cuando dió un golpe en la mesa alzando hacia mi el dedo como una madre haría con su hijo.
-siéntate Lobbo, o sal fuera con Oana, porque necesito silencio.*
El macho estaba muy inquieto y no se aguantaba la lengua ni queriendo. La anciana le hizo callar y, a regañadientes, éste guardó silencio. Empezó a recitar palabras en un idioma olvidado mientras con dos dedos esparcía la pasta por el vientre de la morena, dibujando símbolos extraños, ascendiendo y bajando al pecho y las caderas de Thea. Después quedó en silencio con los ojos cerrados y puso una mano sobre la frente de la hembra. Pasaron un par de minutos y el ungüento fue absorbido por la dermis, haciendo que esta se oscureciera un poco.
Al despegar de nuevo los ojos la mujer, los orbes de la embarazada habían cambiado de color, ya no eran avellana ni tampoco ambarinos, se veían de un azul brillante, casi radiactivo.
-Hay magia dentro de ella, una muy poderosa. Si la afecta estando de tan poco, cuando pasen los meses, será peor.
La morena no respondía, estaba en una especie de trance y ni siquiera oía las palabras de la vieja bruja.
-Sin embargo, aguantará la luna llena, esta y las venideras, porque el bebé la necesita y es él el que la drena. Tu prometida es su escudo, su alimento y su cobijo, la protegerá.*
No me quedé convencido, pero replicar mas era absurdo ¿Magia? ¿decía que mi hijo era hechicero? en mi familia no existían magos de ningún tipo, así que deduje que seria por la parte de Thea por la que el don de la hechicería correría por sus venas.
-Drena su energía y a la vez protege su cuerpo porque ansia nacer, no acabo de entender -dije con la preocupación remarcada en mi entrecejo -¿que podemos hacer?
Busqué con la mirada a mi prometida de nuevo, esta se calzaba las prendas de ropa tan perdida como yo mismo lo estaba en esos momentos.
-Tu hermana es hechicera ¿cierto? -pregunté -hemos de volver al norte, tu madre sabrá como sobrellevar esto, en mi familia solo hay lobos, ademas ...
Thea se había acercado a mi posando su diestra en mis labios para que guardara silencio, no queria volver a su hogar y yo no sabía si en le mío la podría ayudar.*
Lobbo Landvik- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 178
Fecha de inscripción : 16/08/2016
Re: Let's play pretend! // Privado - Lobbo [+18]
Mientras el castaño discutía con la anciana sobre sus últimas palabras, Thea fue recuperando la conciencia y comenzó a colocarse bien la ropa. Sus ojos aún tenían un breve destello azulado titilando alrededor de las pupilas y su cabeza seguía ligeramente embotada. No se había enterado de lo ocurrido al final, pero las palabras de Lobbo le dejaron claro lo que habían hablado y se alzó, negando ante la idea de su prometido, silenciándole con un leve gesto al colocar su índice en los labios ajenos.
-No vamos a volver al norte. Estaré bien.
Pegó su frente a la del joven Landvik y dejó caer los párpados. Para cuando los despegó de nuevo, sus orbes volvían a ser oscuros como siempre.
-El bebé la protegerá.- Repitió la anciana, posando una mano sobre el hombro de cada uno de ellos y les dedicó una afable sonrisa. -Pero para el parto, deberíais buscar alguna hechicera poderosa que os ayude. La magia debe ser tratada con magia.
La morena asintió, dándole las gracias a la mujer y volvió a centrar su mirada en el macho.
-Enviaré una misiva a casa cuando lleguemos a Rumanía y le pediré a mi hermana, la mayor, que venga dentro de unos meses a vernos. Ella nos ayudará a encontrar a alguien que asista en el parto.
Comentó la hija de Ruran, intentando calmar a Lobbo que seguía con el ceño fruncido. Ella misma estaba preocupada, pero si lo mostraba abiertamente, sólo empeoraría la situación con el alfa.*
Con el ceño fruncido gruñí contra los labios de mi prometida, los embestí buscando calmarme y entre ellos colé mi lengua arrasando con su boca, gimiendo contra ella y luego simplemente me separé mostrando mi descontento para salir por la puerta dando un portazo.
Mil problemas podían surgir y un "el bebé la protegerá" ni de lejos me calmaba, peor parece que Thea había tomado su decisión y me gustara o no ya estábamos en Rumanía, estaba demasiado débil para un viaje de vuelta, así que ahora lo más sensato era volver a la profundidad del bosque para que la dama blanca nos convirtiera en sus hijos nuevamente.
La hija de la anciana me detuvo por la muñeca al verme salir tan airado, su oído había permitido escuchar toda la conversación.
-Necesitas un polvo -bromeó, desprendes un fuerte olor a necesidad.
Gruñí y esta soltó mi mano ladeando la sonrisa mientras se acercaba a la mesa del comedor y de un salto se sentaba en ella balanceando las piernas.
-Mi madre nunca se equivoca Lobbo, si mi madre dice que aguantará, lo hará, por débil y refinada que veas a la hembra que has elegido para procrear.
La puerta se abrió y Thea junto a la vieja salieron por ella.
-Tenemos que volver al bosque -le dije a Thea, no quiero correr riesgos*
La morena dejó que su prometido descargara parte de la frustración que llevaba encima en un beso que de lejos serviría para satisfacer a ninguno de los dos. Cuando Lobbo abandonó la estancia y la dejó a solas con la anciana, ésta se puso frente a ella y con ambas manos en sus hombros, buscó la mirada de Thea.
-El bebé que hay en tu interior tiene mucho poder. Un poder que te va a afectar durante los próximos meses, para bien y para mal. Te va a proteger, pero hasta que se acostumbre a ti y tú a él, vas a estar débil. No por ello correrá peligro tu vida, pero sí deberás ser más cauta de lo normal. Sé que Lobbo no lo querrá ver, porque está preocupado, por eso te lo digo a ti que te ves más sensata.
La hija del comandante arrugó la frente, porque sentía que con aquellas palabras le estaba ocultando un secreto más al joven Landvik y, esta vez, la idea no le gustaba. Se lo diría cuando se calmara. Asintió y ambas salieron, encontrándose a la joven Oana sobre la mesa en una posición que hizo que Thea mostrara los dientes, aunque reprimió el gruñido por respeto a la vieja.
-Sí, tenemos que irnos.
Se colocó junto al macho y le tomó de la mano para tirar de él hacia la puerta.
-Muchas gracias por todo, anciana.
No sabía su nombre y no quería quedarse más tiempo allí, así que con eso zanjaba el asunto y se despedía.
-La luna nos llama.*
Una vez en le exterior monté de un salto sobre el percherón, mi gesto estaba sombrío y mi ceño seguía igual de fruncido, estaba claro que nada de esto me gustaba lo más mínimo.
Llevé mi diestra a la de mi prometida y de un tirón la subí delante de mi cuerpo dejando que se acomodara en mi pecho.
El caballo empezó a ir al paso en cuanto mis talones golpearon con suavidad su vientre.
-¿Estas segura de lo que haces? -susurré meciendo su pelo con mi aliento.
El viento llevaba su parda melena a jugar con mi rostro, enredándola en la barba mas tupida de lo normal que ahora llevaba.
-La magia es peligrosa Thea ¿y si te pasa algo? tu padre puede acabar declarándome la guerra.
Tiré por ahí como si me importara lo mas mínimo lo que Ruran hiciera, pero como para ella era tan importante la paz quizás eso la llevara a recular y querer en cuanto recobrara fuerzas volver a tierras norteñas.
-Es mas sensato buscar en el norte a una hechicera con poder para que alumbre a nuestro hijo, Rumania pasa por una situación complicada y la mayoría de los aquelarres no es que estén al favor de mi padre...*
Una vez subida al caballo con la ayuda de su prometido, la morena se acomodó como pudo contra el pecho ajeno. Podía escuchar los fuertes y violentos latidos del corazón de Lobbo hacer eco entre sus costillas y vibrar en su propia espalda.
-En la misiva explicaré la situación, no habrá ninguna guerra. Cuando lleguemos a la zona de las grutas, quiero descabalgar antes y hablar un momento contigo. Mirándonos a los ojos y no así, ni con más gente...
Posó ambas manos sobre las muñecas ajenas y acarició los antebrazos del macho con la yema de los dedos.
-Hace semanas que no estamos a solas y lo echo de menos.
No debía olvidar su papel de enamorada, por no hablar del instinto que tenía, pero que los mareos y náuseas habían opacado durante su viaje en barco. El estar débil tampoco había ayudado demasiado, pero como si de un chute de adrenalina, leve eso sí, se tratara, la charla con la anciana y el saber lo que ocurría con el bebé que crecía dentro, habían reavivado la llama de Thea.*
-No vamos a volver al norte. Estaré bien.
Pegó su frente a la del joven Landvik y dejó caer los párpados. Para cuando los despegó de nuevo, sus orbes volvían a ser oscuros como siempre.
-El bebé la protegerá.- Repitió la anciana, posando una mano sobre el hombro de cada uno de ellos y les dedicó una afable sonrisa. -Pero para el parto, deberíais buscar alguna hechicera poderosa que os ayude. La magia debe ser tratada con magia.
La morena asintió, dándole las gracias a la mujer y volvió a centrar su mirada en el macho.
-Enviaré una misiva a casa cuando lleguemos a Rumanía y le pediré a mi hermana, la mayor, que venga dentro de unos meses a vernos. Ella nos ayudará a encontrar a alguien que asista en el parto.
Comentó la hija de Ruran, intentando calmar a Lobbo que seguía con el ceño fruncido. Ella misma estaba preocupada, pero si lo mostraba abiertamente, sólo empeoraría la situación con el alfa.*
Con el ceño fruncido gruñí contra los labios de mi prometida, los embestí buscando calmarme y entre ellos colé mi lengua arrasando con su boca, gimiendo contra ella y luego simplemente me separé mostrando mi descontento para salir por la puerta dando un portazo.
Mil problemas podían surgir y un "el bebé la protegerá" ni de lejos me calmaba, peor parece que Thea había tomado su decisión y me gustara o no ya estábamos en Rumanía, estaba demasiado débil para un viaje de vuelta, así que ahora lo más sensato era volver a la profundidad del bosque para que la dama blanca nos convirtiera en sus hijos nuevamente.
La hija de la anciana me detuvo por la muñeca al verme salir tan airado, su oído había permitido escuchar toda la conversación.
-Necesitas un polvo -bromeó, desprendes un fuerte olor a necesidad.
Gruñí y esta soltó mi mano ladeando la sonrisa mientras se acercaba a la mesa del comedor y de un salto se sentaba en ella balanceando las piernas.
-Mi madre nunca se equivoca Lobbo, si mi madre dice que aguantará, lo hará, por débil y refinada que veas a la hembra que has elegido para procrear.
La puerta se abrió y Thea junto a la vieja salieron por ella.
-Tenemos que volver al bosque -le dije a Thea, no quiero correr riesgos*
La morena dejó que su prometido descargara parte de la frustración que llevaba encima en un beso que de lejos serviría para satisfacer a ninguno de los dos. Cuando Lobbo abandonó la estancia y la dejó a solas con la anciana, ésta se puso frente a ella y con ambas manos en sus hombros, buscó la mirada de Thea.
-El bebé que hay en tu interior tiene mucho poder. Un poder que te va a afectar durante los próximos meses, para bien y para mal. Te va a proteger, pero hasta que se acostumbre a ti y tú a él, vas a estar débil. No por ello correrá peligro tu vida, pero sí deberás ser más cauta de lo normal. Sé que Lobbo no lo querrá ver, porque está preocupado, por eso te lo digo a ti que te ves más sensata.
La hija del comandante arrugó la frente, porque sentía que con aquellas palabras le estaba ocultando un secreto más al joven Landvik y, esta vez, la idea no le gustaba. Se lo diría cuando se calmara. Asintió y ambas salieron, encontrándose a la joven Oana sobre la mesa en una posición que hizo que Thea mostrara los dientes, aunque reprimió el gruñido por respeto a la vieja.
-Sí, tenemos que irnos.
Se colocó junto al macho y le tomó de la mano para tirar de él hacia la puerta.
-Muchas gracias por todo, anciana.
No sabía su nombre y no quería quedarse más tiempo allí, así que con eso zanjaba el asunto y se despedía.
-La luna nos llama.*
Una vez en le exterior monté de un salto sobre el percherón, mi gesto estaba sombrío y mi ceño seguía igual de fruncido, estaba claro que nada de esto me gustaba lo más mínimo.
Llevé mi diestra a la de mi prometida y de un tirón la subí delante de mi cuerpo dejando que se acomodara en mi pecho.
El caballo empezó a ir al paso en cuanto mis talones golpearon con suavidad su vientre.
-¿Estas segura de lo que haces? -susurré meciendo su pelo con mi aliento.
El viento llevaba su parda melena a jugar con mi rostro, enredándola en la barba mas tupida de lo normal que ahora llevaba.
-La magia es peligrosa Thea ¿y si te pasa algo? tu padre puede acabar declarándome la guerra.
Tiré por ahí como si me importara lo mas mínimo lo que Ruran hiciera, pero como para ella era tan importante la paz quizás eso la llevara a recular y querer en cuanto recobrara fuerzas volver a tierras norteñas.
-Es mas sensato buscar en el norte a una hechicera con poder para que alumbre a nuestro hijo, Rumania pasa por una situación complicada y la mayoría de los aquelarres no es que estén al favor de mi padre...*
Una vez subida al caballo con la ayuda de su prometido, la morena se acomodó como pudo contra el pecho ajeno. Podía escuchar los fuertes y violentos latidos del corazón de Lobbo hacer eco entre sus costillas y vibrar en su propia espalda.
-En la misiva explicaré la situación, no habrá ninguna guerra. Cuando lleguemos a la zona de las grutas, quiero descabalgar antes y hablar un momento contigo. Mirándonos a los ojos y no así, ni con más gente...
Posó ambas manos sobre las muñecas ajenas y acarició los antebrazos del macho con la yema de los dedos.
-Hace semanas que no estamos a solas y lo echo de menos.
No debía olvidar su papel de enamorada, por no hablar del instinto que tenía, pero que los mareos y náuseas habían opacado durante su viaje en barco. El estar débil tampoco había ayudado demasiado, pero como si de un chute de adrenalina, leve eso sí, se tratara, la charla con la anciana y el saber lo que ocurría con el bebé que crecía dentro, habían reavivado la llama de Thea.*
Theara Silje- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 02/03/2018
Re: Let's play pretend! // Privado - Lobbo [+18]
Thea pedía unos momentos a solas antes de que los haces plata rozaran nuestra piel convirtiéndola en un tupido pelaje y a nosotros en bestias.
Era cierto hacía tiempo que no teníamos intimidad de ningún tipo y su cansancio no ayudaba a que el humor entre ambos hubiera sido especialmente discernido.
-esta bien -dije tirando de las riendas para que el corcel bajara por un pequeño paso que había entre un par de zarzas hasta llegar a una explanada un poco mas grande, una gruta a sus espaldas de frente uno de los afluentes del río y un verde prado plagado de rojas amapolas, una imagen preciosa.
-¿déjame ayudarte?
Posé mis manos en su cintura de forma caballerosa y la dejé caer resbalando por el lomo hasta que sus pies tocaron el suelo dejando nuestros cuerpos prácticamente pegados.
-¿querías tiempo solos? -pregunté con picardía -¿para?
no pude evitar mantener aquella sonrisa traviesa.*
El escenario era idílico, de eso no cabía duda alguna. El percherón se detuvo tras una orden del macho y éste ayudó a su prometida a bajar del caballo. Se quedaron mirando fijamente a los ojos, sus alientos rozándose con cada sílaba del castaño y la cabeza de Thea iba ladeándose lentamente en un gesto muy lobuno hasta que la pregunta que le hizo Lobbo alcanzó sus oídos.
-¿Qué te parece si nos quedamos en silencio y no hacemos nada?
El tono que usó denotó ironía, pues ambos sabían perfectamente que ni de lejos aquel era el motivo por el que la morena había pedido estar a solas con el joven Landvik. Las manos de la mujer se posaron en los hombros ajenos y fueron descendiendo lentamente hasta llega a las muñecas. El roce no fue hecho por los dedos, sino por las afiladas y endurecidas uñas de la hembra.
-Echo de menos tus dientes marcando mi nuca, tus manos recorriendo mi cuerpo y tu lengua entrelazándose con la mía.
No era de ocultar las cosas innecesarias de esconder y sabía, además, que al alfa le encantaba que le hablara de aquella manera. Rozó la nariz foránea con la propia y con la lengua le acarició los labios, rozando con la punta de la sinhueso los dientes ajenos que asomaban por aquella sonrisa traviesa.*
Mis manos dibujaron su cuerpo casi al unísono que sus uñas delinearon cada parte de la musculatura de mis brazos.
Ojos que se tornaron tan amarillos como el mismo sol del verano, delataba que estaba hambriento, que llevaba demasiado sin hundirme en su cuerpo y eso me llevó a dejar un gruñido en sus labios cuando la sinhueso foránea perfiló mis labios.
De un tirón seco pegué su cuerpo al mío, mi hombría se había alzado endurecida como el mismo acero que a mi espalda rugía.
-Llevo con ganas de ti desde que partimos de tu hogar -aseguré mordiendo su inferior primero para después enterrar mi lengua entre sus labios con necesidad.
El beso se tornó húmedo, apasionado, nuestras leguas bailaron al son de los cuernos norteños cuando anunciaban la gesta mas épica de todos los tiempos.
Thea se pegaba a mi cuerpo casi arqueando la cintura, dejándose llevar por ese fuego que nos caracterizaba cuando nuestros cuerpos friccionaban, podía ser cierto que esto era un matrimonio de conveniencia, por tierras, pero no era menos cierto que jamás había tenido un sexo tan explosivo como me pasaba con Thea, quizás porque ambos éramos alfas o simplemente porque la química entre ambos nos hacía explotar sin mas.
Gruñí salvaje tirando de sus nalgas hasta alzarla, sus piernas se convirtieron en hiedra y nuestros sexos friccionaron atravesando de humedad las ropas de ambos*
Era cierto hacía tiempo que no teníamos intimidad de ningún tipo y su cansancio no ayudaba a que el humor entre ambos hubiera sido especialmente discernido.
-esta bien -dije tirando de las riendas para que el corcel bajara por un pequeño paso que había entre un par de zarzas hasta llegar a una explanada un poco mas grande, una gruta a sus espaldas de frente uno de los afluentes del río y un verde prado plagado de rojas amapolas, una imagen preciosa.
-¿déjame ayudarte?
Posé mis manos en su cintura de forma caballerosa y la dejé caer resbalando por el lomo hasta que sus pies tocaron el suelo dejando nuestros cuerpos prácticamente pegados.
-¿querías tiempo solos? -pregunté con picardía -¿para?
no pude evitar mantener aquella sonrisa traviesa.*
El escenario era idílico, de eso no cabía duda alguna. El percherón se detuvo tras una orden del macho y éste ayudó a su prometida a bajar del caballo. Se quedaron mirando fijamente a los ojos, sus alientos rozándose con cada sílaba del castaño y la cabeza de Thea iba ladeándose lentamente en un gesto muy lobuno hasta que la pregunta que le hizo Lobbo alcanzó sus oídos.
-¿Qué te parece si nos quedamos en silencio y no hacemos nada?
El tono que usó denotó ironía, pues ambos sabían perfectamente que ni de lejos aquel era el motivo por el que la morena había pedido estar a solas con el joven Landvik. Las manos de la mujer se posaron en los hombros ajenos y fueron descendiendo lentamente hasta llega a las muñecas. El roce no fue hecho por los dedos, sino por las afiladas y endurecidas uñas de la hembra.
-Echo de menos tus dientes marcando mi nuca, tus manos recorriendo mi cuerpo y tu lengua entrelazándose con la mía.
No era de ocultar las cosas innecesarias de esconder y sabía, además, que al alfa le encantaba que le hablara de aquella manera. Rozó la nariz foránea con la propia y con la lengua le acarició los labios, rozando con la punta de la sinhueso los dientes ajenos que asomaban por aquella sonrisa traviesa.*
Mis manos dibujaron su cuerpo casi al unísono que sus uñas delinearon cada parte de la musculatura de mis brazos.
Ojos que se tornaron tan amarillos como el mismo sol del verano, delataba que estaba hambriento, que llevaba demasiado sin hundirme en su cuerpo y eso me llevó a dejar un gruñido en sus labios cuando la sinhueso foránea perfiló mis labios.
De un tirón seco pegué su cuerpo al mío, mi hombría se había alzado endurecida como el mismo acero que a mi espalda rugía.
-Llevo con ganas de ti desde que partimos de tu hogar -aseguré mordiendo su inferior primero para después enterrar mi lengua entre sus labios con necesidad.
El beso se tornó húmedo, apasionado, nuestras leguas bailaron al son de los cuernos norteños cuando anunciaban la gesta mas épica de todos los tiempos.
Thea se pegaba a mi cuerpo casi arqueando la cintura, dejándose llevar por ese fuego que nos caracterizaba cuando nuestros cuerpos friccionaban, podía ser cierto que esto era un matrimonio de conveniencia, por tierras, pero no era menos cierto que jamás había tenido un sexo tan explosivo como me pasaba con Thea, quizás porque ambos éramos alfas o simplemente porque la química entre ambos nos hacía explotar sin mas.
Gruñí salvaje tirando de sus nalgas hasta alzarla, sus piernas se convirtieron en hiedra y nuestros sexos friccionaron atravesando de humedad las ropas de ambos*
Lobbo Landvik- Licántropo Clase Alta
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Re: Let's play pretend! // Privado - Lobbo [+18]
La respuesta del castaño ya se la esperaba, además de porque la noche anterior, ebrio, se le había pegado a la espalda con una erección de mil demonios, sino porque veía el modo en que la miraba y era plenamente consciente de la excitación que suscitaba en el alfa. Nunca había sido una engreída ni se consideraba una mujer excepcional, pero cuando estaba con Lobbo se sentía poderosa y eso hacía que se viera a sí misma de un modo distinto al habitual. Él la hacía sentirse deseada y eso la excitaba.
-Lamento haberte hecho esperar.
Respondió en un murmuro contra los labios ajenos, aunque una sonrisa asomó brevemente antes de que diera comienzo el voraz beso. Enseguida se apegaron como si cualquier milímetro entre ellos les robara el aliento. Las piernas y brazos de Thea se enredaron alrededor del joven Landvik y de inmediato comenzó a morderle los belfos mientras las manos de ella intentaban, con cierta ansia, quitarle las pieles a su prometido.
Un gruñido gutural escapó de sus labios cuando los dorados ojos de la morena se clavaron en los ajenos. Le mostró los dientes ligeramente crecidos con aquellos colmillos gruesos y afilados.
-Te sobra ropa.
Sentenció y haciendo aumentar el tamaño y la resistencia de sus uñas, rasgó la tela que cubría el torso del castaño para dejarle parte al descubierto. No tuvo cuidado y cortó la piel foránea, aunque sanaría rápido, pero se encorvó a pasar la lengua por las heridas, lamiéndole la sangre.*
Las uñas de la hembra sajaron con saña las pieles que sobre mis hombros reposaban, la tela de la camisola quedó quebrada y en mi pecho la carnaza se abrió tiñendo mi piel de ríos escarlata.
Gruñí ante el salvaje gesto de mi hembra y eso bastó para que mis belfos colisionaran contra los ajenos, lengua que entró, llegó y venció, coroné su lengua de fuego enredándola con mi sierpe mojada.
Jadeamos salvajes, mordiéndonos los labios mientras ahora mi mano diestra hacía a un lado sus bragas con tanta rudeza que arranqué la tela.
-Ups -dije con una traviesa sonrisa pintada en mi cara.
Thea sonrió, de nuevo la complicidad entre los dos existía, cuando nuestros cuerpos colisionaban, cuando éramos amantes y lo demás quedaba relegado a la nada existía una magia difícil de describir y que jamás había sentido hasta encontrarla.
Sus caderas danzaban contra mi envergadura, sus labios abiertos acogían mi glande que resbalaba entre los fluidos de su centro cadencioso.
-Joder, estoy tan cachondo que creo podría correrme solo con tocarte -aseguré deslizando mis manos por cada borde y curva de su cuerpo.*
Al notar el tirón y el romperse de la tela, la morena sonrió ladina contra los labios ajenos, los cuales lamió, atrapó con los dientes y tiró de ellos varias veces. La pelvis de la hembra se movía con necesidad, notando como el glande se rozaba contra los labios de su sexo, húmedas ambas partes, ardientes. Gruñó cuando sus bocas se unieron de nuevo y con la lengua acarició el paladar del macho que marcaba la piel de su prometida con los dedos.
-Nada de correrse rápido... A menos que pretendas hacerlo varias veces.
Volvió a sonreír con sus orbes ambarinos e hizo descender la diestra por el centro del pecho del castaño, rozando con las uñas hasta colar la mano entre ambos cuerpos y con los dedos atrapó el grueso falo para guiarlo hasta que el capullo se abrió paso, penetrándola lenta y placenteramente. Un gutural gemido escapó de lo más profundo de la garganta de Thea que como si su vida dependiera de ello, besó vorazmente a Lobbo, robándole a éste el aliento.*
-Lamento haberte hecho esperar.
Respondió en un murmuro contra los labios ajenos, aunque una sonrisa asomó brevemente antes de que diera comienzo el voraz beso. Enseguida se apegaron como si cualquier milímetro entre ellos les robara el aliento. Las piernas y brazos de Thea se enredaron alrededor del joven Landvik y de inmediato comenzó a morderle los belfos mientras las manos de ella intentaban, con cierta ansia, quitarle las pieles a su prometido.
Un gruñido gutural escapó de sus labios cuando los dorados ojos de la morena se clavaron en los ajenos. Le mostró los dientes ligeramente crecidos con aquellos colmillos gruesos y afilados.
-Te sobra ropa.
Sentenció y haciendo aumentar el tamaño y la resistencia de sus uñas, rasgó la tela que cubría el torso del castaño para dejarle parte al descubierto. No tuvo cuidado y cortó la piel foránea, aunque sanaría rápido, pero se encorvó a pasar la lengua por las heridas, lamiéndole la sangre.*
Las uñas de la hembra sajaron con saña las pieles que sobre mis hombros reposaban, la tela de la camisola quedó quebrada y en mi pecho la carnaza se abrió tiñendo mi piel de ríos escarlata.
Gruñí ante el salvaje gesto de mi hembra y eso bastó para que mis belfos colisionaran contra los ajenos, lengua que entró, llegó y venció, coroné su lengua de fuego enredándola con mi sierpe mojada.
Jadeamos salvajes, mordiéndonos los labios mientras ahora mi mano diestra hacía a un lado sus bragas con tanta rudeza que arranqué la tela.
-Ups -dije con una traviesa sonrisa pintada en mi cara.
Thea sonrió, de nuevo la complicidad entre los dos existía, cuando nuestros cuerpos colisionaban, cuando éramos amantes y lo demás quedaba relegado a la nada existía una magia difícil de describir y que jamás había sentido hasta encontrarla.
Sus caderas danzaban contra mi envergadura, sus labios abiertos acogían mi glande que resbalaba entre los fluidos de su centro cadencioso.
-Joder, estoy tan cachondo que creo podría correrme solo con tocarte -aseguré deslizando mis manos por cada borde y curva de su cuerpo.*
Al notar el tirón y el romperse de la tela, la morena sonrió ladina contra los labios ajenos, los cuales lamió, atrapó con los dientes y tiró de ellos varias veces. La pelvis de la hembra se movía con necesidad, notando como el glande se rozaba contra los labios de su sexo, húmedas ambas partes, ardientes. Gruñó cuando sus bocas se unieron de nuevo y con la lengua acarició el paladar del macho que marcaba la piel de su prometida con los dedos.
-Nada de correrse rápido... A menos que pretendas hacerlo varias veces.
Volvió a sonreír con sus orbes ambarinos e hizo descender la diestra por el centro del pecho del castaño, rozando con las uñas hasta colar la mano entre ambos cuerpos y con los dedos atrapó el grueso falo para guiarlo hasta que el capullo se abrió paso, penetrándola lenta y placenteramente. Un gutural gemido escapó de lo más profundo de la garganta de Thea que como si su vida dependiera de ello, besó vorazmente a Lobbo, robándole a éste el aliento.*
Theara Silje- Licántropo Clase Alta
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Re: Let's play pretend! // Privado - Lobbo [+18]
Un gruñido gutural escapó de mi garganta al notar como mi polla se abría paso entre sus paredes mojadas dilatándolas a mi paso. Con los labios entreabiertos y mis manos en su cintura sentí el cuerpo de la loba arquearse, sus dos senos quedaron alzados ofrecidos y sin pedir permiso mi boca engulló sus pezones que sobresalían de la camisa medio abierta por los tirones. Mamé de ellos jugando con mis dientes a darles caza, recorriéndolos a trazadas con mi lengua ávida de follármela.
Mis manos afianzadas en sus dos nalgas la movían con rudeza, metiéndome cada vez más dentro hasta que nada de mi verga quedó fuera, mis huevos duros empujaban en cada salvaje embestida que le ofrecía, nos mordimos los labios entre gruñidos, la bestia afloraba en el momento en el que el frenesí nos alcanzaba.
Azoté su trasero un par de veces enloquecido.
-Muévete- rugí sintiendo sus uñas hundirse en mi nuca y a ella como un péndulo sacársela y metérsela al completo.*
La morena ardía al completo, el lobo había encendido la llama y ahora Thea correspondía con pleno deseo a cada acometida de las caderas del macho. Ella era la que cabalgaba sobre la verga ajena, pero era el alfa el que la montaba a ella. Entre jadeos, los gruñidos animales se escurrían a través de los besos ansiosos, agresivos y necesitados.
Con la nalgada, la hija del comandante aulló y la maleza a su alrededor se removió, seguramente asustando alguna liebre o ardilla. La orden hizo que la hembra mostrara sus dientes, le recordaba a su prometido que ella también era una alfa y que si accedía, era porque quería, no porque él se lo mandara. Las uñas de ella se clavaron en la nuca foránea, marcándole como suyo, igual que él hacía cuando la mordía, aunque ahora hacía semanas que no dejaba en ella su seña.
El abrazo de las piernas de la morena se afianzó al comenzar a moverse con ímpetu y ganas, botando sobre el falo endurecido del joven Landvik que ardía de deseo por ella. Lo sentía, lo veía en cómo la miraba y tocaba, y eso la hacía sentir poderosa y salvaje al mismo tiempo. Ladeó la cabeza y le mordió la oreja, descendiendo por el cuello hasta el hombro. Al quedar con la cabeza algo gacha, se apartó la melena oscura a un lado y le mostró la nuca al macho.
-Muérdeme.*
Esta vez fui yo quien le mostró los colmillos lanzando un par de mordiscos que castañetearon cerca de su cuello, era un alfa, las órdenes las daba yo, aunque admitía una parte de su espíritu salvaje me ponía muy palote, tenía que quedar por encima, cubrirla y dejarle claro quien mandaba.
Mis colmillos esta vez acertaron en carnaza, sumisa me había mostrado la nuca y ahí dejé mi marca mientras mis caderas seguían empitonándola con fiereza.
Surqué su piel a lametones, deteniéndome para succionarla ligeramente hasta que aparecieron los moretones, rugí con los ojos amarillos radioactivo, acometiendo contra su cuerpo cada vez con más violencia. Pronto el tronco viejo de un castaño nos sirvió de lecho, su espalda contra este crujía por el esfuerzo de seguir el ritmo enardecido de un alfa que llevaba demasiado sin hacerlo.
Nos lamimos los belfos, jadeábamos contra la cavidad húmeda de nuestras bocas sin dejar de desafiarnos con aquellos sonidos guturales que de nuestras gargantas escapaban con cada nueva embestida.*
En cuanto los dientes del macho se hundieron en su piel, la morena aulló enardecida de placer. Tembló hasta los dedos de los pies, haciendo que por inercia y con salvajismo, las uñas de Thea se clavaran de nuevo en la nuca y el hombro de Lobbo. Jadeó al alzar la cabeza y clavar su ambarina mirada en los orbes ajenos que dorados como los suyos y de pupilas sumamente dilatadas, intentaban dominarla igual que lo hacía con todo su cuerpo.
Notó el impacto del árbol contra su espalda, pero a camisa evitó que la corteza raspara con excesiva saña su piel, aunque no por ello dejó de sufrir los arañazos de ésta, pero lejos de hacer que ésta se quejara o le pidiera a su prometido que se detuviera, fue como si la despertaran aún más y exigieran la lujuria que en ella anidaba cada vez que el castaño le ponía las manos encima.
Las heridas sanaban rápido, volviéndose a abrir con cada empotrada. Mordió la mandíbula foránea, contorneándola, pasando por el mentón y ascendiendo hasta la oreja. Lamió la zona, sintiendo la áspera barba rascar sus papilas y se pasó la lengua por e labio inferior al observar a Lobbo con lascivia.
-Echaba de menos a mi macho alfa.
Comentó con la sonrisa ladina y claro tono de provocación.*
Gruñí contemplando sus orbes miel, sus dientes dibujaban mi mandíbula a mordiscos mientras gruñía ligeramente casi mas en un ronroneo sutil acompañado del incandescente movimiento de mi pelvis contra su centro.
Mi verga se adentraba en los confines con cada nueva embestida, sus tetas rebotaban contra mi pecho amañándolo con sus pezones endurecidos.
-Necesitaba colarme entre tus piernas -gruñí con la voz ronca, plagada de deseo - abre mas las piernas.
Una nueva estocada la metió hasta el fondo, mis huevos duros quedaban alzados y pronto fueron masajeados por la loba que completamente perdida en deseos había colado su mano y tocaba los fluidos que chapoteaban con cada movimiento.
-¿te gusta así loba? -pregunté imitando el gesto, su espalda crujía contra el tronco -duro.
La hembra se arqueó, mi boca surcó sus dos enormes pechos hinchados por el embarazo, succioné sus dos pezones como si mamara, jugando con mi lengua mientras los coronaba con mis dientes.
-Joder que perolas tienes -aseguré hablando contra su piel antes de volver a engullirlos de forma salvaje. *
Mis manos afianzadas en sus dos nalgas la movían con rudeza, metiéndome cada vez más dentro hasta que nada de mi verga quedó fuera, mis huevos duros empujaban en cada salvaje embestida que le ofrecía, nos mordimos los labios entre gruñidos, la bestia afloraba en el momento en el que el frenesí nos alcanzaba.
Azoté su trasero un par de veces enloquecido.
-Muévete- rugí sintiendo sus uñas hundirse en mi nuca y a ella como un péndulo sacársela y metérsela al completo.*
La morena ardía al completo, el lobo había encendido la llama y ahora Thea correspondía con pleno deseo a cada acometida de las caderas del macho. Ella era la que cabalgaba sobre la verga ajena, pero era el alfa el que la montaba a ella. Entre jadeos, los gruñidos animales se escurrían a través de los besos ansiosos, agresivos y necesitados.
Con la nalgada, la hija del comandante aulló y la maleza a su alrededor se removió, seguramente asustando alguna liebre o ardilla. La orden hizo que la hembra mostrara sus dientes, le recordaba a su prometido que ella también era una alfa y que si accedía, era porque quería, no porque él se lo mandara. Las uñas de ella se clavaron en la nuca foránea, marcándole como suyo, igual que él hacía cuando la mordía, aunque ahora hacía semanas que no dejaba en ella su seña.
El abrazo de las piernas de la morena se afianzó al comenzar a moverse con ímpetu y ganas, botando sobre el falo endurecido del joven Landvik que ardía de deseo por ella. Lo sentía, lo veía en cómo la miraba y tocaba, y eso la hacía sentir poderosa y salvaje al mismo tiempo. Ladeó la cabeza y le mordió la oreja, descendiendo por el cuello hasta el hombro. Al quedar con la cabeza algo gacha, se apartó la melena oscura a un lado y le mostró la nuca al macho.
-Muérdeme.*
Esta vez fui yo quien le mostró los colmillos lanzando un par de mordiscos que castañetearon cerca de su cuello, era un alfa, las órdenes las daba yo, aunque admitía una parte de su espíritu salvaje me ponía muy palote, tenía que quedar por encima, cubrirla y dejarle claro quien mandaba.
Mis colmillos esta vez acertaron en carnaza, sumisa me había mostrado la nuca y ahí dejé mi marca mientras mis caderas seguían empitonándola con fiereza.
Surqué su piel a lametones, deteniéndome para succionarla ligeramente hasta que aparecieron los moretones, rugí con los ojos amarillos radioactivo, acometiendo contra su cuerpo cada vez con más violencia. Pronto el tronco viejo de un castaño nos sirvió de lecho, su espalda contra este crujía por el esfuerzo de seguir el ritmo enardecido de un alfa que llevaba demasiado sin hacerlo.
Nos lamimos los belfos, jadeábamos contra la cavidad húmeda de nuestras bocas sin dejar de desafiarnos con aquellos sonidos guturales que de nuestras gargantas escapaban con cada nueva embestida.*
En cuanto los dientes del macho se hundieron en su piel, la morena aulló enardecida de placer. Tembló hasta los dedos de los pies, haciendo que por inercia y con salvajismo, las uñas de Thea se clavaran de nuevo en la nuca y el hombro de Lobbo. Jadeó al alzar la cabeza y clavar su ambarina mirada en los orbes ajenos que dorados como los suyos y de pupilas sumamente dilatadas, intentaban dominarla igual que lo hacía con todo su cuerpo.
Notó el impacto del árbol contra su espalda, pero a camisa evitó que la corteza raspara con excesiva saña su piel, aunque no por ello dejó de sufrir los arañazos de ésta, pero lejos de hacer que ésta se quejara o le pidiera a su prometido que se detuviera, fue como si la despertaran aún más y exigieran la lujuria que en ella anidaba cada vez que el castaño le ponía las manos encima.
Las heridas sanaban rápido, volviéndose a abrir con cada empotrada. Mordió la mandíbula foránea, contorneándola, pasando por el mentón y ascendiendo hasta la oreja. Lamió la zona, sintiendo la áspera barba rascar sus papilas y se pasó la lengua por e labio inferior al observar a Lobbo con lascivia.
-Echaba de menos a mi macho alfa.
Comentó con la sonrisa ladina y claro tono de provocación.*
Gruñí contemplando sus orbes miel, sus dientes dibujaban mi mandíbula a mordiscos mientras gruñía ligeramente casi mas en un ronroneo sutil acompañado del incandescente movimiento de mi pelvis contra su centro.
Mi verga se adentraba en los confines con cada nueva embestida, sus tetas rebotaban contra mi pecho amañándolo con sus pezones endurecidos.
-Necesitaba colarme entre tus piernas -gruñí con la voz ronca, plagada de deseo - abre mas las piernas.
Una nueva estocada la metió hasta el fondo, mis huevos duros quedaban alzados y pronto fueron masajeados por la loba que completamente perdida en deseos había colado su mano y tocaba los fluidos que chapoteaban con cada movimiento.
-¿te gusta así loba? -pregunté imitando el gesto, su espalda crujía contra el tronco -duro.
La hembra se arqueó, mi boca surcó sus dos enormes pechos hinchados por el embarazo, succioné sus dos pezones como si mamara, jugando con mi lengua mientras los coronaba con mis dientes.
-Joder que perolas tienes -aseguré hablando contra su piel antes de volver a engullirlos de forma salvaje. *
Lobbo Landvik- Licántropo Clase Alta
- Mensajes : 178
Fecha de inscripción : 16/08/2016
Re: Let's play pretend! // Privado - Lobbo [+18]
-Si abro más las piernas, más te vale sujetarme bien...
Comentó en un tono hasta jocoso, aferrándose mejor con ambas manos en los hombros ajenos antes de flexionar las piernas hacia arriba, pero sin llegar a soltarse de la cintura del castaño, sólo dándole mayor acceso y movilidad para que sus arremetidas fueran más bruscas y vigorosas.
Para no golpearse la cabeza con cada golpe de caderas del macho, Thea se inclinaba ligeramente hacia delante y mientras Lobbo se entretenía con sus endurecidos pezones, ella le lamía y mordisqueaba la oreja y la curvatura del cuello.
Sus manos se fueron deslizando hacia la espalda, apretando con los dedos en los omóplatos y también con las uñas, que casi con desespero rasgaban la piel del joven Landvik. El olor de su sangre excitaba más a la hembra que al ir cerrando el abrazo se iba acercando más hacia las marcas para lamerlas entre jadeos.
La verga endurecida del alfa se deslizaba con completa facilidad por lo empapada que ella se encontraba y en cuanto logró aferrarse mejor con la diestra, coló la zurda entre ambos cuerpos y con los dedos envolvió los testículos de Lobbo, masajeándolos.*
Llevé mis dedos a sus labios, mi picara sonrisa denotaba mis intenciones y sin mas los introduje entre sus belfos llenándolos de saliva.
La giré con rudeza, sus pechos acariciaron la corteza y en gemido gutural escapó de mi hembra cuando paseé mi punta por su coño ascendiendo hacia su culo.
Sus ojos me buscaron por encima del hombro encendidos de deseo, con los labios entreabiertos gimiendo.
Devolví mi polla a su lugar en una embestida brutal, mi pelvis chocó un par de veces contra sus nalgas mientras su espalda se arqueaba y sus crecidas uñas se afianzaban al tronco para no ceder con aquellos movimientos tan violentos.
Mis dedos bañados se aproximaron a su recto, moví uno en su agujero introduciéndolo muy despacio, deleitándome con esa imagen demencial de su ano dilatándose.
Mi segundo dedo se unió a la oscura fiesta y pronto moví sendos dentro de su culo con rudos movimientos.
-Uffffff -susurré contra la piel de su espalda, mordiéndola, marcándola con mis dientes crecidos, la luna empezaba a hacer estragos en mi y perdido en aquellas sensaciones cada vez los dos estábamos más enardecidos.*
En cuanto la dejó en el suelo y la obligó a dar la vuelta, pudo leer las intenciones de Lobbo en sus acciones, en la postura de su cuerpo, en la mirada que portaba. Se sujetó con ambas manos al árbol y sin que el macho tuviera que decírselo, ya colocó las piernas ligeramente separadas y el culo en pompa hacia fuera. Ambos estaban sumamente excitados y Thea no se contenía en tal estado.
Giró la cabeza buscando la mirada dorada de su prometido y se mordió el labio inferior al soltar un leve sollozo de impaciencia, de súplica. Ansiaba tenerle dentro de nuevo y movió las caderas para dejar claro lo que quería.
Contuvo la respiración por un instante, creyendo que la embestiría por culo, pero el joven Landvik tuvo un cambio de planes en el último segundo y volvió a penetrarla por el coño. Un gemido escapó de los belfos de la morena cuando los dedos empapados en su propia saliva le dilataron el esfínter, colándose en su recto. Gruñó con desesperó y tras morderse ella misma el hombro y lamerlo, como si con ello pretendiera curar las heridas que se ababa de infligir ella sola, le mostró los crecidos caninos a Lobbo.
-Métemela por el culo de una vez.*
Le di un azote que marcó su piel de un rojo intenso, mis ojos amarillearon de forma intensa y dos bocados al aire acallaron su impertinencia, no me gustaban sus órdenes, aunque en el fondo creo me excitaban cuando en el terreno sexual las hacía con impaciencia.
Seguí sacudiendo mis dedos en su recto, cada vez más fuerte, porque no consentiría que se alzara como la alfa por encima de mi criterio, pero cuando excitado por completo sentí iba a correrme la saqué de su empapado laberinto pese a su gruñido de importancia y resignación.
De nuevo los mordiscos de uno y otro retumbaron en el aire.
La giré nuevamente como si fuera una muñeca de trapo destinada a complacerme y de un tirón la subí hasta arriba de mis hombros.
Mi boca lamió su coño, perdí en ella mi lengua, mordí su clítoris mientras mi futura esposa se volvía completamente loca enredando sus dedos a mi pelo, gimiendo y arqueándose.
-me gusta follarte.
Como un niño quería probarlo todo, penetrarla sin parar, no sabía cuando podría volver a tomarla y no quería correrme ya.*
Theara Silje- Licántropo Clase Alta
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Fecha de inscripción : 02/03/2018
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