Mascarada [priv. The phantom]

por **Malorie Bellerose** Dom Mar 04, 2018 1:15 pm

Todos los días la misma rutina, la misma desesperanza y el mismo camino. No parecía que fuera a cambiar, era casi imposible a sus ojos que las cosas mejoraran, solo empeorarían al momento de casarse y lo único bueno que veía de esa situación era que tal vez de esa manera podría ser libre de su institutriz, pero no estaba lista para casarse y ser madre, tristemente el querer alejarla de lo que amaba no impidió que se enamorara de otras cosas, no la dejaban hacer otra cosa que leer para pasar las tardes o bordar, pero entre los libros que su tía no había requisado se encontraban muchas historias de amor que jamás podría vivir, en el castillo no existía tal cosa, solo el poder.

Ni siquiera tenía mucho tiempo para hacer aliados en el castillo, estaba como una reclusa en su cuarto. Pero de vez en cuando sus conocidas en el castillo la ayudaban a ser libre por un momento, ellas estaban casadas ya por lo que eran libres de viajar cuando sus esposos se iban o salían a cazar, parecía una vida divertida y en realidad la promiscuidad recorría todo pasillo del castillo pero se halaba siempre a puertas adentro, sus amigas le comentaban lo bien que se podía pasar en fiestas y eventos de alta alcurnia, pero Malorie no estaba casada por lo que no tenía tales libertades actualmente, a pesar de tener 18 años aún era como una niña.

Pero esa noche sabía que tenía una oportunidad que no podía perder, habría una mascarada en el teatro, celebrando el aniversario de su construcción. Una mascarada… nadie tendría porque reconocerla, aunque realmente nunca era una problema, siempre el pueblo sabía de sus soberanos por nombres no por verlos realmente. Tenía un hermoso vestido para la noche, hecho a su medida, era un regalo de su primo, un vestido enorme y de las mejores telas, con adornos color hueso, era el tono que casi siempre adornaba su pequeño y pálido cuerpo.

Al caer la noche su habitación quedo bajo llave, su institutriz estaba de viaje en quién sabe dónde y el más hermoso carruaje llevo a las 3 chicas adornadas en hermosas telas y joyas al teatro, el corazón de Malorie no podía latir con mayor fuerza, le emocionaba el simple hecho de poder encontrarse nuevamente con sonidos que hicieran temblar su interior. Antes de bajar del carruaje las 3 chicas se colocaron sus máscaras, la de Malorie tenía tonalidades suaves y adornos perlados, iba con guantes de encaje y sin duda parecía una muñeca de pequeña cintura y ojos angelicales.

La noche pasaba en calma, chicos atractivos y atentos llamaron la atención de sus amigas las cuales no dudaron en ir a bailar con ellos, por su lado… llegaba a dar vergüenza que no supiera realmente bailar muy bien, la practica hacía al Maestro pero su tutora no la dejaba bailar con hombres. Acabo por buscar un lugar más tranquilo, amaba la música y lo alegre de toda la escena, siguió dulces sonidos y sin notarlo ya se había alejado de todos. Las decoraciones del teatro eran hermosas, la suela de sus zapatos hacían eco cada vez que pisaba mientras iba más y más lejos, la verdad era que inconscientemente estaba buscando el escenario que pocas veces había logrado ver. Era un lugar sin duda hermoso, recordaba que visitaba el teatro constantemente con su madre cuando era pequeña, pero cuando ella falleció solo logro ir cuando era invitada por otros nobles.

Miro a su alrededor esperando que no hubiera nadie, el sonido de la música donde todos estaban disfrutando se volvió lejano, cerró la puerta tras ella y más que emocionaba apresuro el paso para quedar de frente con el escenario, era enorme y con las piernas temblando piso las escaleras para subir, no sabía porque tenía tanto miedo si llegaban a verla no tendría que dar muchas explicaciones, el dinero lo solucionaba todo y no le faltaba. Camino con calma hasta que encontró un piano y sintió como le picaba todo el cuerpo, se apresuró a presionar las blancas teclas sin recordar muy bien cómo era la melodía que le había enseñado su madre - Ah! C'est la voix du bien aimé! À son appel mon coeur c'est ranimé! – susurraba mientras intentaba hacer calzar la melodía en sus palabras, su voz era débil y tímida, tenía una dulce voz, pero sin duda le avergonzaba el cantar - Au milieu de vos éclats de rire, Démons qui m'entourez, J'ai reconnu sa voix! …