Bad To The Bone ~ Privado

Recuerdo del primer mensaje :

Había llegado hacía un par de días a la ciudad de París aunque no era la primera vez que pisaba la capital francesa, había acudido en otras ocasiones a lo largo de mi vida cuando el entrenamiento había sido más intenso en la organización. Aunque yo normalmente residía en Egipto, lugar donde había otra de las bases que tenía la Organización alrededor del mundo, había viajado y visitado esas mismas bases alguna que otra vez por motivos de misiones principalmente aunque luego siempre volvía a Egipto porque las “raíces” siempre tiraban y yo me encontraba más cómoda allí. En esa ocasión había ido a París para cumplir con un encargo personal que me había pedido hacer Kenner, no era demasiado raro que me pidiera misiones y que me las encargara a mí dado que él había sido quien me había entrenado durante un tiempo, enseñándome parte de lo que sabía como mi maestro y mentor. Fue duro e implacable y eso formó el carácter frío y duro que ostentaba la mayor parte del tiempo, además de que el resto se encargaron de anular todo tipo de sentimientos que pudieran hacerme débil en algún momento durante una misión, anularon mis debilidades como por ejemplo la compasión, los escrúpulos e incluso también la empatía. Era la máquina perfecta de matar, silenciosa y ágil me camuflaba entre las sombras y mis aceros eran rápidos provocando una muerte “dulce” cuando así me apetecía que fuera, si se trataba de interrogar... bueno, podía decir que no era ni dulce ni rápido. No solo tenía el objetivo por el cual había sido llamada y solicitada mi presencia en París, sino que además tenía otros menesteres entre manos que corrían de mi cuenta y que no tenían tanta importancia como la misión principal, pero debía también de atenderlo porque eran misiones impuestas por la Organización. En otro momento incluso me habría negado a participar en dichas misiones puesto que ya tenía la mía, pero en esos momentos incluso hasta me convenía para ganar algo de dinero... no por nada era una mercenaria. Todo mercenario que se prestaba lo hacía casi todo por propios intereses, no nos importaba si era conseguir un objeto antiguo, una reliquia o causar la muerte puesto que también nos pagaban por matar. Pero mientras recopilaba información sobre la que más importaba podría pasar el rato haciendo otros “recados” que sin duda alguna me harían volver con mucho más dinero a Egipto, no es que no tuviera suficiente pero en París se pagaba más que allí por cada misión y cada encargo.

Había recibido alguna que otra información que quería constatar y constatar antes de ponerme en marcha, mientras tanto me encontraba en encontraba en la habitación que ocupaba donde tenía su sede la Organización, una bastante amplia donde pasaría allí el tiempo que estuviera en París y donde ya tenía todas las armas que había pedido guardadas en el armario. Como mercenarios que éramos no nos era tan complicado adquirir las armas porque nos movíamos mucho por el mercado negro, por lo que teníamos de todo tipo y de todos los lugares. Si sabías buscar en el lugar indicado podías encontrar de todo y si sabías como extorsionar sacarlo por un precio bastante módico y que no fuera desorbitado. Las armas, y las extranjeras sobre todo, eran las más caras porque costaban más de conseguir pero para gente como nosotros nos era mucho más fácil porque nos conocían en los bajos fondos de la ciudad. La Organización tenía, aunque no lo dijeran, influencias e incluso llegaba hasta altos cargos que en la sombra nos financiaban y apoyaban siempre porque les convenía que o bien matáramos a alguien o consiguiéramos algún objeto para dicha persona. Miré la habitación y mis ojos se pasearon por las tres Katanas que tenía colgadas en la pared, de diferentes colores, y mi dedo repasó la de una en concreto de funda negra con grabados en dorado, tenía el símbolo de un dragón y se sabía que había pertenecido a un importante samurái hacía muchos siglos, de todas las que tenía era la que más me gustaba sin duda alguna. Tras repasarla con mis dedos me acerqué al armario y lo abrí para coger un par de dagas que tenía guardadas, me gustaba comprobar su estado y limpiarlas incluso cuando iba a entrenar, estaba acostumbrada a hacerlo todos los días y aunque fuera de noche, tras pasar el día fuera buscando información, necesitaba descargar esa adrenalina que sentía mientras entrenaba. Sentada en el borde de la cama las limpié comprobando que estuvieran bien antes de bajar bajo, a una especie de sótano bastante grande y amplio donde estaba todo lo que se necesitaba para entrenar. Estaba hecho así porque algunos de los miembros eran vampiros, para que pudieran hacerlo sin temer por la luz del sol. No era la única que al parecer había decidido entrenar por esa noche ya que había un par de personas más, con una mirada sin decir mucho más me adentré hasta llegar casi al fondo para comenzar a entrenar, quizás luego pidiera un combate cuerpo a cuerpo para darle más emoción al asunto y que no todo fuera lanzar dagas y darle a un tocón de madera clavado en la pared, o a un saco para descargar los golpes. Las miradas no tardaron en desviarse en mi dirección mientras entrenaba, podía escuchar que hablaban entre ellos y llegué a escuchar que decían que “era la nueva”, algo que me hizo sonreír de lado divertida por ello. ¿Nueva? Llevaba toda mi vida en esa organización y seguramente más tiempo del que ellos pudieran siquiera llevar allí.


-Si tan nueva creéis que soy, ¿por qué no os acercáis y comprobamos a quién se le da mejor todo esto? –Dije tras lanzar una de las dagas que se clavó de forma contundente en el centro de la diana- a no ser, claro, que le tengáis miedo a la nueva –dije con total ironía haciendo en parte burla a sus palabras con una sonrisa ladina en mis labios, antes de lanzar la siguiente daga que impactó entre los pies de ambos hombres como reto por la puerta entró una mujer bastante joven, de piel pálida que me hizo saber enseguida que era una vampira. Por la descripción que me había dado Kenner sobre mi nueva “compañera”, algo que no me hacía especial gracia porque yo siempre trabajaba sola, podría jugar que era ella. Tampoco es que se le viera demasiado contenta con la decisión, y en cierto sentido yo tampoco lo estaba porque una compañera solo me retrasaría y solo podría trabajar la mitad del tiempo... para mí, en todos los sentidos, era como un lastre. Ni siquiera dije nada hacia ella, solo una simple mirada para luego centrarme en los dos hombres que se pensaban si aceptar el desafío o no.

Era demasiado fácil hacer que la vampira saltara cabreada por cada cosa que decía y que hacía, demasiado fácil enervarla como para ser una vampira que decía tener mil años... comenzaba a preguntarme si es que su paciencia se había perdido con el tiempo aunque tenía entendido que los vampiros aprendían con el tiempo y la paciencia era una de sus virtudes, bueno, o eso es lo que me habían dicho ya que disponían de todo el tiempo del mundo para hacer las cosas y no se medían por horas como los humanos que tenían una vida mucho más limitada que la suya en cuanto a tiempo se refería. Chasqueé la lengua negando con la cabeza porque me parecía que para tener mil años no parecía una vampira que hubiera visto demasiadas cosas, yo con muchísimos menos años que ella ya había presenciado más cosas que ella en un milenio entero... quizás fuera por mi profesión pero sabía que nos enfrentaríamos a cosas muchas peores que aquella bestia en lo que nos quedaba de recorrido, porque sabía que solo habíamos empezado y que si esto no había parecido tan sencillo lo demás debía de ser mucho más complicado. Pero yo no era una mujer que se echara atrás sino que, más bien, era una mujer que andaba hacia delante y que hacía las cosas sin importar lo duras y complicadas que fueran, para eso me habían entrenado durante todos aquellos años y no pensaba dar media vuelta incluso aunque tuviera a una vampira un tanto “asustadiza” por las cosas que de seguro veríamos a partir de abrir la puerta y encontrar los otros dos trozos. La miré, ladeando ligeramente mi rostro, cuando me gritó que me quedaría “sin habla” si yo viera las mismas cosas que ella había y que solo podría adivinar y solté una risa corta negando levemente por la cabeza, ¿se daba cuenta de que ella misma se contradecía con lo que decía? Ah, dejaría que creyera y dijera lo que quisiera mientras guardaba la llave para no perderla y volvíamos de nuevo hacia la habitación donde había salido aquel bicho. Sin duda alguna esa era la verdadera trampa y el olor seguía en el ambiente por estar aquellas “puertas” abiertas que daban al enorme pozo que parecía no tener fin si mirabas hacia abajo. Negué con la cabeza cuando llegamos a la otra parte e intentamos buscar la forma de utilizar la llave que habíamos encontrado y que el bicho había soltado, era más que evidente que alguien muy fuerte y poderoso no quería que nadie encontrara dichas piezas. Finalmente logramos encontrar el pequeño lugar donde meter la llave que accionó un pequeño mecanismo que hizo aparecer una puerta que llevaba a una sala circular en la que en el centro había un altar donde se encontraba la siguiente pieza, no había nada más así que nos adentramos para cogerla y la guardé para poder seguir con nuestro camino.

A simple vista no es que hubiera nada más que una puerta al fondo que, seguramente, diera con la siguiente parte del trayecto que deberíamos de hacer para encontrar la segunda pieza, solamente nos quedaban dos y suponía que las cosas se irían complicando a medida que fuéramos avanzando hacia la segunda pieza de aquella espada. La vampira había dicho que estaba preparada así que nos encaminamos hacia la puerta que abrimos, un oscuro y pequeño pasillo en el que tuvimos que encender una antorcha para poder ver en la oscuridad, al menos para que pudiera ver yo ya que ella tenía una visión más que perfecta por la noche. Nos adentramos por aquel estrecho y pequeño pasillo por el cual en las paredes había algún hueso que otro, pero nada como las anteriores veces, sino como si estuvieran repartidos por todo el lugar como si se hubieran quedado así cuando se hizo aquel pasillo. Este nos llevó hasta unas escaleras en espiral de caracol que descendían aún más hacía abajo, miré a la vampira y sonreí de lado mientras avanzábamos bajando por aquellas escaleras de caracol que no sabíamos hacia donde nos llevaban, pero que tras un minuto nos dimos cuenta de que llevaba a lo que parecía ser una construcción que había bajo tierra, lo que a todas parecía una pequeña “aldea”, por decirlo de alguna forma, un tanto derruida y que para llegar hasta el lugar tenías que cruzar un puente que no tenía demasiada pinta de que se sostuviera demasiado o que pudiera con el peso de las dos. La madera estaba algo carcomida y las cuerdas algo desgastadas por el paso del tiempo, bajo el puente una nada sobrecogedora que no parecía tener fin como si se llegara al mismísimo centro de la tierra, una muerte más que segura. No había mucha más opción que seguir adelante porque darnos la vuelta no es que fuera precisamente algo que, siquiera, se me pasara por la cabeza. Debíamos de cruzar por aquel puente a aquella “aldea”, que más bien parecía una ciudad pequeña un tanto en ruinas.


-Bien, solo tenemos un camino que tomar así que... –ni siquiera debía de pensarlo mucho más, puse el primer pie sobre la madera del puente viendo que parecía algo más estable de lo que a simple vista daba a entender, pero que igualmente no me fiaría- supongo que tú flotarás por todo el puente –no era una pregunta porque presentía que eso sería lo que hiciera. Con calma porque no quería movimientos bruscos, y con pasos firmes, fui avanzando por aquel puente poco a poco, si se caía esperaba que la vampira me cogiera y me llevara hasta la otra parte del puente, porque no me fiaba demasiado de su estabilidad. Para mí enorme sorpresa inicial conseguí llegar hasta el otro lado sin que se cayera el puente, la pequeña “ciudad” en ruinas se alzaba frente a nosotras donde no parecía que hubiera nada más en aquel lugar, avanzábamos por sus desiertas calles viendo las casas derruidas, lo más extraño de todo es que habían antorchas por todo el lugar encendidas con fuego azul que parecía obra de magia y, en el suelo, todo estaba cubierto por huesos y por esqueletos como si hubiera habido una guerra y ninguno de los bandos ganara- me pregunto qué pasó aquí –pero había algo que no me gustaba, algo que nos puso alertas cuando mi péndulo se iluminó tenuemente- vayamos con cuidado, por aquí hay magia rodeándonos y no sabemos qué puede ser esta vez.

Sin duda cada vez que avanzaban la cosa se volvía rocanbolesca, retorcida, e incluso le estaba empezando a sorprender de sobre manera el como demonios estaba todo esto debajo de una ciudad, la albina miraba las paredes que se ensanchaba dando lugar a que a medida que más profundizaba había cosas que Arikel le estaban extrañando y se le escapaba, entrecerraba sus celestes ojos mientras avanzaba junto a aquella cazadora que asaltaba tumbas, parecía que ella estaba algo más en esos temas que la vikinga. Observaba como el camino se abría ante ambas y la platina enarcaba una ceja observando el camino que había, sin duda esto podía parecer incluso otra dimensión, o esa es la sensación que daba, Arikel paseaba la vista sin dar mucho credito a lo que tenía en sus narices ciertamente, abria mucho los ojos.
Más lo que empezó a dislumbrar en la oscuridad es lo que se empezaba a ver, como una aldea ruinosa que había bajo tierra, sin duda eso dejo a la vampiresa totalmente absorta, por que de todo lo que pudiese encontrar en una tumba lo ultimo que se esperaría fuera una ciudadela debajo de la mismisima París.


-Ahmm....creo que me he perdido algo de esta misión, o es que no presté la suficiente atención, pero...¿eso de ahí de lante parecen viviendas? en ruinas...pero son viviendas ¿cierto?.- Preguntó la vampiresa a su compañera de pelo negro, sin duda tenía que serlo, pero para llegar había un puente que daría mala espina a más de uno, Rashido sugirió que Arikel levitara y le parecío una idea muy buena, pues ese estado no es que inspirase precisamente confianza para pasarlo a pie, aunque por lo que parecía Rashida se iba a arriesgar hacerlo, sin duda era algo valiente, pero estuvido, casí le parecería mejor que la cazadora se comiera su estupido orgullo y pidiera ayuda a la vampiresa con eso. Más el paso por el puente se podría decir que fue sorprendentemente bastante bien, asi que la noruega no objeto ni hizo ningún comentario de burla respecto a lo que habían pasado.


Observaba las ruinas que tenían delante y alzó la vista hacia el techo que se veía tan ocuro como una noche sin luna, antes e volver a desviar la mirada hacia alante observando que era lo que tenían en frente. La cazadora parece sentir curiosidad por lo acontecido en ese sitio y Arikel mentiria si dijera que no estaba tambien intrigada, a medida que se acercaba la vampiresa pasaba la mano por la piedra, bastante erosionada por el tiempo, la advertencía de Rashida no cayó en saco roto, pues Arikel esperaba que tuviera razón y estaban en un lugar notable de probabilidad de que hubiera magia, Arikel se cruzó de brazos revisando unas ruidas. -¿Crees que construyeron París encima? o quizá esto no sea lo que aprece....¿hemos pasado un velo magico o algo? igual esto es una especie de alucinación.- Comentó la vampiresa mientras avanzaba mirando alrededor, y empezaba a olfatear. -Huelo sangre...y reciente...es como si hubiera aqui alguien más.- Advierte la vampiresa, aunque no puede adivinar la naturaleza del intruso.

Era más que evidente que quien quisiera que hubiera cuidado y protegido los fragmentos de la espada había hecho un excelente y enorme trabajo, porque para nada lo que me esperaba encontrar en las catacumbas estaba siendo lo que en un principio imaginé que sería. Eso me hacía pensar que el artefacto en sí era mucho más importante y peligroso porque si se tomaban esas medidas de seguridad era porque era más de lo que se pudiera llegar a pensar o a imaginar en un principio. Por el momento teníamos el primer fragmento y nos quedaban dos más que encontrar, pero si alguien me hubiera preguntado cómo sería la siguiente parte desde luego que no me hubiera esperado encontrar tras aquellas escaleras de caracol descendentes que hubiera un puente, suspendido y colgado sobre un abismo que no parecía tener fin, en donde al otro lado parecía vislumbrarse una ciudad un tanto en ruinas como si llevara siglos, incluso milenios, en ruinas y deshabitadas. El puente no es que tuviera mejor aspecto, la madera estaba algo roída y hacia ruido cuando posabas el pie sobre la madera, sin embargo, no estaba en mi dar media vuelta y huir por lo que solo nos quedaba un camino que era atravesar el puente y descubrir qué había al otro lado de este, ver qué se trataba esa ciudad en ruinas para saber qué nueva sorpresa nos encontrábamos en el camino. Le pedí a la vampira que ya que tenía el poder de levitar ella cruzara el puente de esa forma, bastante era ya con que yo lo cruzara a pie pero sin duda alguna no iba a pedirle ayuda a nadie aunque mi vida dependiera de ello...era una mujer demasiado orgullosa y quizás eso había hecho que fuera tan dura como una roca, tan fría como un témpano de hielo. Mi sorpresa fue que el puente, pese al estado en el que se encontraba, soportó mi peso y el avance lento por el mismo mientras la vampira lo hacía levitando sobre este sin llegar a pisarlo lo que le aseguraba un pase garantizado. Pero las sorpresas no terminaban ahí, porque sin duda alguna la ciudad presentaba una vista un tanto tétrica y fantasmagórica, como si llevara eones la ciudad en ruinas y abandonada haciendo que nos preguntáramos si aquello sería real, si estaríamos en el mismo plano o hubiéramos pasado a una realidad alternativa, o a otro lugar... cualquiera de las opciones podría ser porque me extrañaba que hubiera una ciudad bajo el suelo de París, podría ser pero me parecía un tanto imposible así que la idea de estar en otra realidad alternativa, o incluso que fuera una ilusión era lo que más cobraba sentido.

Yo no distaba de sentirme igual de perdida que la vampira pero dudaba mucho, muchísimo, que estuviéramos en el mismo “plano” ya que daba por imposible porque no podría ser, sin embargo, ¿qué hacía esa ciudad en ruinas y dónde debía de encontrarse exactamente? Todo era demasiado sospechoso y peligroso como para no andarse con cuidado, miré también el lugar inspeccionando la zona sintiendo el péndulo que brillaba de forma tenue dándome a entender que había magia en aquel lugar, por lo que deberíamos de llevar cuidado con donde pisábamos o qué tocábamos. Dejé que la vampira investigara un poco el lugar aunque no debíamos de separarnos demasiado, después de lo que había pasado para conseguir el primer fragmento algo me decía que esto no sería fácil tampoco. Quizás sí que hubiera sido en otra época un lugar donde la gente viviera y estuviera viva pero en esos momentos lo cierto es que no debía de haber mucha vida en aquel lugar a excepción de ambas, o más bien, de mí ya que ella estaba muerta. Lancé un suspiro pasando mi dedo por las estructuras viendo que estaban muy desgastadas, cosa que había visto en civilizaciones antiguas como podía ser el mío en al antiguo Egipto, paredes desgastadas y erosionadas por el paso del tiempo, estatuas talladas y carcomidas por la erosión, pinturas desgastadas en donde apenas se distinguían bien las pinturas que habían... todo era demasiado extraño. Mordí mi labio comprobando que tuviera mis dagas guardadas en sus fundas porque no sabíamos a qué nos estaríamos enfrentando, la miré cuando dijo que olía sangre y enarqué una ceja porque me extrañaba muchísimo que hubiera alguien con vida en aquel lugar abandonado y perdido, pero sobre todo que dijera que era “reciente”, lo que me daba a entender el hecho de cómo había pasado la primera prueba sin matar a la bestia que nos había concedido el pase hacia la segunda fase.


-No estoy demasiado convencida de lo que huelas sea precisamente sangre de alguien reciente, o si es reciente, al menos que sea del mismo lugar donde hemos venido nosotras –la miré- piénsalo, para llegar hasta aquí hemos tenido que atravesar una prueba en la que había una bestia que tras matarla nos dio el pase que nos condujo hasta aquí, si fuera reciente, ¿cómo es que pasó la primera fase sin matar a la bestia? Eso sería un poco extraño, en cuanto al hecho de si se construyó París encima yo creo que más bien no fue así –la miré- se ha datado que en Egipto se han encontrado ciudades que fueron enterradas bajo la arena, la misma esfinge fue enterrada bajo la arena hasta siglos más tarde donde alguien la encontró, solamente la cabeza, hasta que comenzaron a excavar y encontrar el resto del cuerpo tallado. Sin embargo aquí es diferente, ¿se puede construir una ciudad encima de otra? Probablemente sí, pero lo que me hace pensar que en este caso no es así es que creo que es imposible que las catacumbas den para tanta profundidad... sería algo imposible. Creo que más bien hemos cruzado un “portal”, o como quieras llamarlo, que nos ha hecho llegar hasta este lugar. Es mi opinión al menos –hice una pequeña pausa- no estoy convencida de si será buena idea ir en esa dirección ero no tenemos más opción, así que vayamos –dije para hacerle un gesto y que fuera delante ya que ella podía oler mucho mejor que yo el rastro de sangre. Las antorchas iluminadas de un color azul como si fuera una llama diferente, el suelo lleno de esqueletos hasta que por fin encontramos el cuerpo de un humano apoyado contra una roca, el suelo manchado de sangre donde tenía una espada incrustada en su abdomen que era lo que le había quitado la vida. Pese a todo el cuerpo estaba un poco caliente por lo que nos daba a entender que sí era reciente- quizás la entrada de las catacumbas no sea la única que existe –dije mirándola a ella cuando sentimos un ruido, unos chasquidos, como si se rompieran unos huesos que sonaban por todo el lugar mientras el destello del péndulo brillaba con fuerza- esto me da mala espina –dije llevando mi mano hacia las dagas, pronto observamos como los esqueletos que había en el suelo comenzaron a levantarse, incluso los que estaban rotos sus partes se unían formando el esqueleto de nuevo portando espadas y hachas en sus manos, algunos incluso portaban escudos mientras como por arte de magia se alzaban con la intención de venir a por nosotras- los muertos se alzan para atacarnos y matarnos, esto cada vez se pone mejor -comenté en tono sarcástico- pero ya sabemos cómo murió, ¿alguna idea de lo que tenemos que hacer?

La vampiresa se mostraba recelosa, había muchas cosas que no cuadraban, y a medido que más se metían ahi menos encajaban las piezas, la albina entrecerraba los ojos mientras paseaba la vista de manera pensativa, cruzando los brazos mientras andaba lentamente, más enarcó la ceja girandose para mirar a la cazadora cuando esta puso en duda lo de la sangre, quizá tomando demasiado literal lo pronunciado por la vampiresa, que rapidamente negó con la cabeza por las palabras que la cazadora había pronunciado, mientras dejaba escapar un ligero bufido por lo que su nariz de vampiresa captaba. Ella seguía olfateando buscando la fuente causante de esto mientras miraba a todos lados antes de observar de nuevo a Rashida. -No digo que huelo que alguien ha sangrado recientemente aqui...no que sea sangre humana, como por ejemplo la tuya, mi olfato no llega a tanto desde esta distancia, sin tener más datos.- Aclara Arikel mientras sigue mirando a todos lados.

Se queda pensativa por las palabras de la chica, era certo ¿como demonios pasó para no despertar al guardian? quiza quien iba por delante era de naturaleza sobrenatural, o era especialista en esquivar a seres de esa indole, lo cual sigue siendo igual de extraordinario, Arikel no entiende como ha podido ser. -Igual podría conocer alguna forma de pasar sin despertar.- Era lo único que se le ocurria, otro sentido no tenía aunque tambien podía estar ahi sin salir, lo cual era igual de raro.


Suspiró pesadamente mientras seguía escuchando las lecciones de arquelogia que daba la joven cazadora, Arikel nunca se había puesto a pensar en esas cosas, la verdad es que ni siquiera había estado en egipto, un lugar tan arido no pensaba que le fuera a gustar nisiquiera, ella adoraba el frio, la lluvia, era más de su región, mas alzó la mirada pensativa, si es posible que la construyeran la ciudad ya debajo, pero, como hacerlo sin que nadie sepa de esto. -Y dime...¿Kenner sabe que esto estaba aqui abajo o lo has descubierto tú?- Preguntó queriendo saciar su curiosidad, queriendo saber como era que acababan de entrar en esta especie de submundo donde habían caido.
Más lo del portal tenía sentido, chasqueó la lengua mientras avanzaba junto a la morena mientras se mantenía bien alerta usando sus vampirizales sentidos. -Un portal, esto tiene que ser cosas de brujos entonces...no me gustan mucho, pero saben tan deliciosa su sangre.- Se permitió divagar un poco.


Sus ojos se abren con cierta sorpresa cuando los muertos se manifiestan, fue en ese momento que a su vez la rubía dejó escapar una enorme risotada, mientras los señalaba. -Que increible....no-muertos....es curioso que a los vampiros nos llamen no muertos, yo creo que eso si es un no-muerto, mira se le ve él craneo.- Desenfundó su espada y en un glacil movimiento deshizo la cabeza del zombie, ella observó lo que ocurria tras eso.- Mira, la solución para todo, cabeza fuera.- Asegura mientras sin pensarselo se lanza como la vikinga que es, para ella son muy lentos, imagina que la cazadora no tendrá mayor problema, ya había mostrado su habilidad, asi que tampoco le daba para preocuparse, uno de los zombies consiguió rozar su mejilla.- Cuidado saben pelear, impresionante.- Dijo de forma absoluta.

Habíamos conseguido pasar el puente sin ningún imprevisto de por medio, o mejor dicho, yo lo había pasado ya que la vampira había levitado por este para evitar carga el peso de ambas y que pudiera ceder bajo nuestros pies porque por lo que parecía a simple vista aquello era una abismo del que apenas se atisbaba el final, y de estar, no sobreviviríamos a la caída. Aunque los pasos de la vampira eran más livianos que los míos mejor utilizar su habilidad para levitar que pasar ambas juntas y cayéramos ambas a aquella caída, la que más probabilidades tenía de sobrevivir era la vampira pero tampoco sabíamos con certeza si había final por lo que mejor no arriesgarnos. Cuando llegamos a la otra parte y nos acercamos a la ciudad en ruinas todo estaba tranquilo y calmo, algo que en el trabajo que tenía no era una muy buena señal porque solo podía suceder que la tormenta estaría próxima a desatarse en cuestión de minutos. Las llamas azules parecían arder con fuerza como si siempre estuvieran prendidas y no se apagaran nunca, apenas una pequeña neblina a ras de suelo era lo que había en aquella ciudad antigua y muy desgastada quizás por el paso del tiempo donde no había nadie, o donde no parecía haberlo. Sin embargo mi péndulo brillaba aunque de forma muy tenue y muy leve, señal de que había algo de magia en el lugar aunque era posible que fuera por las llamas azules. Cada vez tenía menos dudas de que todo aquello era obra sino de un hechicero, de un conjunto de ellos que querían proteger las piezas para que no las encontraran y eso solo hacía que obtuvieran mucho más valor del que creíamos a simple vista. Quizás fuera un artefacto mágico, se sabía de algunos de ellos que habían sido convertidos en diferentes fragmentos para que no pudieran ser utilizados, teniendo que encontrarlos todos como única forma de utilizarlos. Quizás es lo que pasaba con aquellos fragmentos y me hacía pensarlo el hecho de que cada vez la cosa se complicaba más para poder obtenerlo, en esos momentos no sabíamos dónde nos encontrábamos y lo que podría pasar en aquella ciudad en ruinas de la que me esperaba que pronto sucediera alguna cosa, porque todo tan tranquilo era extraño. Por las palabras de la vampira seguimos un rastro que nos llevó hasta un hombre que, apoyado contra un muro derribado y destruido yacía muerto con heridas de las que manaba sangre, la que ella había olido. El suelo estaba lleno de calaveras y de esqueletos así que no podíamos saber qué era lo que le había pasado aunque mi mayor pregunta era cómo había llegado hasta allí sin que aquella bestia en la anterior sala lo atrapara. La única solución que veía viable era que nos hubiéramos adentrado por un portal a un lugar lejano y extraño de las catacumbas francesas, era imposible que dicha ciudad estuviera bajo la ciudad y nadie se hubiera dado cuenta de ello ante tal magnitud... más bien lo veía cosa de algún portal que había tras pasar la sala y que nos había llevado directamente a aquel lugar. Sabía que algunas ciudades si tenían otra bajo el suelo, o que habían sido “enterradas” como había pasado con la Esfinge, sin embargo a tal profundidad y escala... me parecía bastante extraño.

Solo quedaba que hubiéramos cruzado un portal a otro lugar diferente y no tenía duda de ello, eso explicaba el por qué aquel hombre estaba allí, quizás la entrada a las catacumbas no era la única que existía y de ahí que hubiera pasado por aquella bestia que nos había dado la llave tras matarla para seguir avanzando. Fuera como fuese ya no lo sabríamos porque el hombre estaba muerte, fue entonces cuando oímos un ruido cerca nuestro que me hizo levantarme para mirar en todas direcciones, el lugar iluminado con aquella luz azul que desprendían las llamas, la neblina en el suelo que le daba un ambiente tétrico y a la par fantasmagórico al lugar hasta que finalmente pudimos ver lo que hacía ese ruido: los esqueletos. Estos se estaban levantando recomponiéndose aunque estuvieran sus trozos desperdigados por el lugar juntándose hasta formar la estructura de nuevo. Estaban armados con hachas, con espadas e incluso con escudos mientras se alzaban como si hubieran sido invocados de nuevo y ahora nos veíamos rodeados por estos que se alzaban para sumarse en número. Coincidía con la vampira que esos sí que eran unos no-muertos aunque los vampiros también lo eran, solo que conservaban su apariencia externa. Saqué las dagas que siempre llevaba en lo que la vampira sacaba la espada que guardaba en la funda de su espalda para enfrentarnos a ellos, no teníamos un plan y cada vez eran más los que se iban alzando y se acercaban a nosotras. Fue ella quien primero se atrevió a enfrentarse a uno de estos, su espada cercenó la cabeza haciendo que cayera al suelo sin “vida” mientras que los demás se acercaban igualmente. Eran algo lentos pero eso no significaba que no fueran peligrosos y la prueba era el reciente cadáver que había contra el muro derribado. No nos quedaba de otra, tendríamos que acabar con ellos para avanzar y continuar camino aunque fueran tantos, no podíamos parar ahora y huir no estaba entre mis planes. Comenzamos a pelear espalda con espalda para tenerla segura mientras íbamos matando conforme se iban acercando, ella más rápida conseguía matar a más que yo mientras se iban acercando con sus armas e incluso algunos con sus escudos. Sin embargo no todo parecía tan fácil como nos pensábamos porque, los primeros que habíamos “matado” volvieron a alzarse de nuevo en el suelo recolocando sus huesos formando una estructura, los esqueletos parecía que habían vuelto a la “vida” y eso suponía un enorme problema porque ¿cómo los matábamos entonces? Si los íbamos matando pero volvían a alzarse era el cuento sin fin, un bucle que estaríamos repitiendo hasta que nos cansáramos y al final muriéramos por las armas que portaban entre sus huesudos dedos.


-Esto no parece que tenga fin... debe de haber algo más que se nos escapa –dije mientras seguíamos luchando, deberíamos de encontrar la forma de pararlos y quedándonos allí quietas no íbamos a solucionarnos- tendremos que movernos, saltaremos por el muro y buscaremos una forma de parar esto o de salir porque creo que van a estar regenerándose cada cierto tiempo –que era lo que parecía que tardaban, los huesos parecían flotar en círculos hasta que se formaba el esqueleto por completo- Vamos a hacer una barrida y después saltamos el muro, ¿de acuerdo? –Dije dando una patada con fuerza al pecho de uno de los esqueletos, sus huesos se desperdigaron por el lugar cayendo al suelo por diferentes sitios- ¡Ahora! –Dije terminando de atacar a uno para aprovechar la ocasión e ir hacia el muro, de un salto logré agarrarme al borde roto para subir mientras que ella lo tenía más fácil por la agilidad que tenía, al menos el muro de la pared nos daría tiempo. Caí a su lado y la miré haciéndole una seña para buscar algo que pudiera servirnos en ese momento, mientras corríamos por el lugar sin saber muy bien a dónde nos dirigíamos mientras nos internábamos en aquella ciudad en ruinas fue que el péndulo comenzó a brillar con algo más de fuerza, hecho que provocó que me parara- espera... –dije llamando a la vampira para mirar el péndulo, reaccionaba ante la magia y comenzaba a brillar conforme íbamos andando- antes no brillaba tanto, quizá estemos cerca de algo, creo que no perdemos nada por echar un vistazo –dije para comenzar a andar observando el péndulo, era como una “brújula” porque cuando nos alejábamos de esa fuente de magia disminuía el brillo, por lo que solo teníamos que reconducir camino hasta que tras varias vueltas por distintas calles dimos con lo que parecía ser lo que manejaba a los esqueletos; llevaba una ropa negra algo raída por el tiempo, su figura apenas se veía tapada por esta pero llevaba un báculo del cual parecía surgir hechizos, o lo que creía que eran estos, que eran como círculos de color morado que lo rodeaban, brillaban tenuemente y los esqueletos que habían a su alrededor y en su otra mano portaba una linterna que aferraba entre sus dedos, la luz del interior de esta brillaba en un tono leve- ¡ahí! Creo que hay que matarlo para acabar con que los esqueletos se alcen de nuevo... es todo por culpa de un hechizo, él es quien hace que se alcen de nuevo –dije mientras el péndulo brillaba con fuerza haciéndome ver que aquello era lo que estábamos buscando, al menos, por el momento.

La pelea contra los esqueletos era facil, incluso Arikel la encontraba divertida, se movía de un lado a otro decapitando a los esqueletos o simplemente desmontandolos a golpes, con ferocidad, más estos parecían que cada X se podían regenerar, lo cual eso le molestaba por que era estar perdiendo el tiempo a la vez que se daba de cabeza contra un muro, y eso a la vampiresa sencillamente le reventaba, daba de vez en cuando rugidos sobrenaturales buscando quizás que entendieran que ella era una no-muerta suprema en comparación con ellos, o quizá que hasta la rindieran una especie de pleitesía, naturalmente, estó no ocurrió y la vampiresa siguió peleando junto con Rashida para deshacerse de los esqueletos imperecederos.
La cazadora al igual que la vampiresa se percataron que esto no parecía terminar nunca lo cual frustraba mucho a la albina, que llevaba bastante mal el quedarse atascada en algo, a lo que emitia gruñidos de frustración y disgusto por esto, mientras sacudía la cabeza con los esqueletos, más la cazadora fue la primera en expresar que estaban en un bucle sin sentido, por que daba igual lo que ocurrieran, como piezas magicas de un puzzle se volvían a montar y volvían a alzarse para luchar nuevamente.


-Como sigamos asi acabaré enfrascada en una lucha eterna con los esqueletos hasta que suenen las trompetas del juicio final. ¡Mierda!.- Gruñó Arikal con frustración. Pues tanto la cazadora morena como ella habían entrado en ese sin sentido de pelea con los esqueletos, más no le faltaba razón a la cazadora, sin duda ahí había algo que se les escapaba y no sabía por donde empezar a mirar, más la idea que la propuso Rashida le pareció buena, una barrida, aunque eran muchos eran debiles, mucho tambien, pero a la larga su compañera era mortal y podría empezar a cansarse, y ella a tener sed, eso era un problema y más cuando Kenner la había mandado jugar limpio y no comerse a su cazadora, maldtio vampiro. Sacudió la cabeza dejando las quejas para otro momento y a la señal de la cazadora arremetió para barrer y librar el paso para seguir avanzando, despedazando bastantes esqueletos en ese proceso.


Avanzaron ambas corrieron para saltar el muro y seguir avanzando hacia dentro, quizá esos esqueletos eran estupido o esa era la sensación que le venía dando a la albina que corría mirando hacia atras, buscando captar algo que se le escapase o que le diese alguna pista para el entuerto, tenía que haberlo. Se frenó cuando la cazadora la avisó y Arikel volvió junto a ella. -¿Que pasa ahora?- Preguntó buscando ver otro enemigo, pero sin embargó reparó en el brillo que emitia el pendulo de la egipcia, Arikel entrecerró los ojos con curiosidad observando esto, eso significaba algo sin duda.
Sin duda ese pendulo parecía ser como una especie de brujula, ambas se movian por las calles de la subterranea ciudad observando como el brillo iba y venia para saber si andaban cerca de algo, y desde luego el resultando no decepciono, al aviso de la morena, la albina alzó la cabeza abriendo los ojos con sorpresa observando el baculo.


-Vaya, esto parece sacado de las leyendas de mi tierra.- Comentó mientras sintió cierta euforia, que la hizo dar unos cuantos saltos de entusiasmo mientras observaba a la criatura con el baculo. -Bien cazadora, si hay que matarlo, será un placer, acabemos con él de una jodida vez, tanto esqueleto me incomoda.- Gruñó Arikel para dar un rugido y apartando de un espadazo unos esqueletos que le molestaban saltó sobre el dueño del baculo, pero no iba a ser tan facil, este se movió y pareció que con el baculo repelió el ataque de la vampiresa que sintió un torrente de energia que la echó para atras aterrizando de nuevo junto a Rashida. -Vale, hay que usar la cabeza...¿cada una por un lado?- Preguntó dispuesta a volverlo a intentar, rugió mostrando los colmillos.

Yo también empezaba a cansarme de la situación actual que teníamos y del hecho de que parecía que nos habíamos quedado en un bucle con los esqueletos porque por mucho que los matáramos siempre volvían a aparecer regenerándose cada cierto tiempo, con lo cual eso retaba muchísimo nuestras opciones de poder salir vivas de aquel lugar o al menos mis posibilidades, porque mi aguante era menor que el de la vampira que no se cansaba tanto como lo hacía yo, sus energías duraban más y sobre todo no tenía que alimentarse tanto como lo tendría que hacer yo aunque el problema de la sangre sí parecía ser algo grave para ella allí abajo, al menos no tenía que preocuparse del sol porque donde estábamos era imposible que este llegara en algún momento. Cada vez me convencía más de que debíamos de estar en una realidad alterna y que tendríamos que haber cruzado un portal hacia otro lugar porque era imposible que eso estuviera bajo las catacumbas de la ciudad francesa, por el tamaño que este tenían era imposible y más con la profundidad que parecía tener... así que apostaba por el hecho de que seguramente fuera algo que nos hubiera llevado hasta allí, quizás algún portal que cruzáramos al atravesar la puerta para encontrar el siguiente fragmento y nos hubiera conducido hasta ese lugar. Esa opción francamente era la que más me cuadraba porque entonces no comprendía como el hombre que parecía haber llegado poco antes de nosotras había podido atravesar la primera fase, tendría que llegar desde otro lugar... o al menos era lo que quería pensar ya que era la opción más factible. Sin embargo teníamos que hacer algo con respecto a los esqueletos que cada vez se iban regenerando volviendo a aparecer de nuevo con lo cual no ganábamos nunca y nos sumíamos en un mismo bucle, así no íbamos a poder salir de allí y parecía que eso a la vampira tampoco es que le gustara en exceso. Mi idea de alejarnos de allí para encontrar una solución porque era evidente que allí pasaba algo ya que no era normal pareció que la vampira estaba de acuerdo con ella, así que con una barrida al mismo tiempo en el que tiramos los esqueletos hacia atrás ganando espacio corrimos ambas hacia el muro que teníamos detrás y lo saltamos para poner distancias... solo que no estaba convencida de que esos esqueletos hicieran lo necesario para seguirnos ya que sería su misión lo más seguro. Mientras tanto debíamos de encontrar la forma de parar aquello y continuar camino para salir de allí ya que la idea de morir en aquel lugar por unos esqueletos no es que me hiciera especial ilusión. Para ello comenzamos a recorrer el lugar para averiguar qué pasaba allí abajo y cómo parar todo aquello, por suerte para ambas mi péndulo que colgaba de mi cuello comenzó a iluminarse mientras pasábamos por una de las calles lo que me decía que había magia cerca y que quizás fuera la fuente de por qué los esqueletos se levantaban una y otra vez.

Guiadas por el péndulo que se iluminaba más o menos según por donde pasáramos recorrimos las calles abandonadas y en ruinas de la ciudad en la que estábamos, los esqueletos parecía que nos estaban buscando también porque podíamos oír los crujidos de los huesos cuando corrían pasando entre las calles para acercarse a nosotras y terminar con lo que habían empezado, con lo que era su cometido. Mientras el péndulo nos guiaba como si fuera una brújula por las calles de la ciudad iluminadas por las farolas donde una llama azulada daba un aspecto algo más tétrico de lo normal parecimos encontrar el lugar exacto de dónde provenía toda la fuente de la magia para encontrarnos lo que parecía un brujo, o una especie de este pero algo bastante diferente y extraño que nada tenía que ver con la forma de un humano. En su mano portaba un báculo de donde parecía que salían esferas negras que lo rodeaban como si fuera un escudo protector, o quizás es que era parte del hechizo que hacía que los esqueletos volvieran a salir una y otra vez. Y como para variar tenía a la vampira que parecía emocionada porque ella encontraba cierta similitud de aquel ser con leyendas y mitos de su cultura vikinga como si eso la hiciera sentir en casa. Enarqué una ceja mirándola porque yo no pensaba que fuera tan fácil matar al enemigo y que sería algo más complicado de lo normal, cuando habían muchos es que eran más débiles y por ello necesitaban el ataque conjunto, cuando se era uno solo entonces ahí teníamos el primer problema de la noche porque sería fuerte y no sería tan fácil como aparentaba en un principio. La vampira no haciendo gala de una paciencia que ya debería de tener por ser una milenaria, se lanzó apartando unos esqueletos que parecía estaban como barrera antes de llegar al nigromante corriendo hacia este, vi como saltó hacia el nigromante con su espada para atacarlo sin embargo este a una velocidad rápida también para lo que aparentaba se movió esquivando el golpe, con su báculo cuando impactó parando el golpe de la vampira hasta yo pude sentir el estallido de energía que la mandó volando de vuelta hacia donde yo estaba, mientras la miraba con una sonrisa ladeada en lo que ella no parecía muy contenta y mostraba sus colmillos dispuesta a matar al nigromante, lo cierto es que yo también quería matarlo pero todo había que hacerlo con cabeza. Primero estudiar al enemigo y luego ver sus movimientos y sus pasos para saber por dónde atacaría.


-Coincido contigo en hacer un ataque conjunto, aunque me parece que no va a ser tan fácil como nos pensamos colmillitos –murmuré sacando las dagas que tenía y, sobre todo, empuñando en mi mano derecha esa daga imbuida en magia arcana que intuía que nos sería de utilidad también en ese combate- parece que sea lento pero ya hemos visto que lento no es que sea precisamente, y me preocupa especialmente los poderes que pueda tener ese báculo además de que los esqueletos vuelvan a aparecer... desde aquí he notado el estallido de energía y me temo que guarda más trucos bajo su manga. Pero sí, hagamos un ataque conjunto aunque sería mejor llevarlo a una zona donde no nos molesten estos esqueletos que tiene como protección –miré el lugar viendo que en una de las paredes de los muros había un hueco lo suficientemente grande para que los esqueletos cupieran perfectamente- intentemos llevar los esqueletos hacia allí y empujarlos, parece que detrás no hay nada así que quizás esos ya no vuelvan. Luego nos encargaremos del nigromante aprovechando que está solo para acabar con él –sin embargo pensaba que no nos dejaría acabar con los esqueletos y que nos atacaría por lo que había que estar atentas- ¿lista? ¡Vamos! –Dije para salir las dos y empezar a atacar con rapidez a los esqueletos haciendo que retrocedieran hasta el hueco que habíamos dicho y que conforme nos acercábamos parecía que efectivamente no había nada salvo el vacío por lo que ya no volverían. En esas estábamos cuando me aparté por el golpe de uno de los esqueletos que intentaba atacarme por el costado, me agaché rodando por el suelo al tiempo para ver como una de las bolas negras se acercaba en mi dirección pudiendo esquivar a tiempo pero que impactó en uno de los esqueletos que venía en mi dirección haciendo que desapareciera, se convirtiera en polvo en apenas unos segundos y sus restos quedaran en el suelo- Colmillitos, lleva cuidado con esas esferas negras que lanza –le advertí en lo que terminábamos de tirar a los esqueletos limpiando la zona y dándome cuenta de que el pequeño montoncito de polvo seguía ahí todavía como recordatorio. Ahora estábamos en un duelo algo más equilibrado sin tanto esqueleto de por medio para poder atacarlo- ¿alguna idea? –Pregunté en lo que ambas rodeábamos por diferentes lados al nigromante que no parecía demasiado contento con que hubiéramos eliminado los esqueletos y creó más bolas negras que quedaron por encima de su cuerpo creando un semicírculo encima de él, brillaban y parecía incluso que las esferas negras giraban sobre sí mismas- mucho cuidado con eso, si nos toca una podemos darnos por muertas.

El sitio sin duda era una espectacular caja de sorpresas, sin duda la vampiresa no se esperaba que bajo la ciudad Parisina hubiera otra ciudad oculta, y sin duda esto era todo oscuridad, todo una voragine de esqueletos y muerte, no es que eso a ella le hiciera una especial molestia, ni siquiera le afectaba para elevar ni siquiera un misero escalofrio, no, aunque nunca haya visto esqueletos andar no podía sorprenderla, ella murió y esta viva, anda, habla, se mueve, era demasiado estupido pensar en supremacia, si ella existia estaba claro que su naturaleza estaba compartida con otras miles de criaturas de la noche, no solo hombres lobo, cambiantes y hechiceros, claro que no, tenía que haber más, mucho más y esto era la prueba clara de ello, no había duda, y ahora los estaba haciendo frente junto a una cazadora, sin duda alguna la vampiresa cada vez se salía más de lo que jamas pensó.
Pero estar frente a esos esqueletos, ahora era el momento de mover ficha de otra manera, esos esqueletos no hacían más que levantarse, daba igual cuantas veces les hiciera frente, y lo habiles que fueran las vampiresa y la cazadora, que se los quitaban de encima, pero eso era como un circulo vicioso que sin fin, no hacía más que levantarlos ese maldito baculo.


Miró a Rashida mientras la escuchaba, si es posible que ese baculo no solo levantara esa caterba de esqueletos, seguramente había algo más, eso estaba claro. -No pondran toda esta protección para ser derrotada tan facilmente, sospecho que esto habría sido más facil con un hechicero, al menos no habría que acercarse tan directamente, yo me espero cualuier cosa.- Aseguró la albina mientras entrecerraba los rojizos ojos que ahora tenía encendidos por su condición de vampiresa activada por decirlo de alguna forma, más se compenetro de escelente forma para buscar avanzar, sobre todo con la idea que manifestó la morena, lanzarlos por un acantilado los mataría al tocar fondo, pero cuando revivan tendrían que volver a trepar y con suerte, eso les llevaría bastante tiempo en realidad.


Encima había que andarse con ojo con los orbes, la vampiresa se mostraba algo extresada por todo esto, miraba a Rashida, cuando esta preguntó por el siguiente paso a tener en cuenta, posiblemente como dijo la cazadora tocarlas podría suponer las muerte, mientras esta retrocedía bufando, entonces frunció el ceño. -Esta claro que acercarse nosotras a esa cosa no es una opción y si...- chasquea la lengua, y mira el baculo. - ¿Tienes un revolver o una bayesta? la solución puede ser derribarlo asi, sin acercarnos, quizá asi no despertemos a ningun monstruo come seres como nosotras.- Gruñe la albina mientras observa el baculo, y busca algun arma que se le haya podido caer a los esqueletos.

Empezaba a cansarme de la situación que estábamos atravesando la vampira y yo, estaba convencida de que Kenner no tenía ni idea de a lo que nos íbamos a enfrentar cuando nos pidió que fuéramos a por aquel objeto tan misterioso, uno que parecía cada vez más complicado de conseguir ya que todo incrementaba el nivel de dificultad conforme parecía que nos acercábamos a cada uno de los trozos que debíamos de conseguir para reunir los tres y formar aquella espada. De saber él la importancia, y los peligros que nos enfrentaríamos, habría dicho algo al respecto y no se hubiera callado... lo que me hacía pensar que ni él mismo sabía de la magnitud o el alcance de dicho objeto, debía de ser algo muy importante para que estuviera tan fuertemente protegido de esa manera, allí abajo donde parecía que estábamos en una realidad paralela la situación se nos iba un poco de las manos, por no decir bastante, y en la que teníamos que superar una prueba que aunque parecía fácil no era ni de lejos algo como eso porque cada vez parecía complicarse más y más por momentos. La ciudad que antes había parecido estar desierta ahora sin duda alguna pareció cobrar “vida” con aquellos esqueletos que se habían alzado del suelo, incluso algunos volviéndose a formar de nuevo al estar los trozos repartidos por el lugar, con espadas y escudos con la intención de matarnos y solo nos quedó la opción de huir aunque no me gustara porque estábamos siendo rodeadas y aunque matáramos a aquellos esqueletos estos parecían volver a la vida de nuevo, volver a juntar sus huesos como si no hubiera pasado nada. Era un bucle que parecía no tener fin pero que acabaría con nosotras pues nos iríamos cansando, consumiendo nuestra energías hasta acabar muertas... podría ser que yo muriera antes, pero la vampira por falta de alimento también sucumbiría tarde o temprano. Por suerte el lugar pareció que nos daba una opción para escapar, aunque yo odiaba huir de una pelea o una batalla, y tras unas breves palabras con la vampira sobre mi plan arremetimos contra los esqueletos y saltamos un muro que nos dio algo de respiro y de ventaja con aquellos esqueletos, si una cosa tenía clara era que ahí había magia de por medio... es más, mi péndulo conforme nos alejábamos del lugar comenzó a brillar aunque a veces su luz parpadeaba y disminuía como si nos estuviéramos alejando de la fuente de magia. No dudé siquiera en seguir el ritmo que marcaba el péndulo, como si fuera una brújula, que nos guiaba por el camino a seguir hasta que por fin dimos con la fuente de “poder” que hacía que los esqueletos volvieran a levantarse de nuevo y no murieran como debería de pasar. Al parecer era un nigromante, un tanto extraño, quien alzaba a los muertos mediante un báculo que parecía ser la fuente de todo su poder y que deberíamos de destruir para acabar con aquel bucle infinito porque los esqueletos seguían alzándose. Ni siquiera lo dudamos ninguna de las dos cuando decidimos atacar al nigromante, nuestro error fue creer que iba a ser algo fácil y pronto nos dimos cuenta de que habíamos errado completamente al pensar que sería algo sencillo... porque el nigromante parecía tener muchos ases bajo la manga que no dudó en utilizar contra nosotras para matarnos como seguramente estuviera deseando.

Sin embargo había algo extraño en todo aquello, ¿un nigromante como prueba para pasar? Ahí debía de estar ocurriendo algo más que se nos escapaba a ambas de las manos porque podría ser poderoso con ese báculo que portaba y que estaba demostrando, porque esas esferas negras que conjuró no parecían tener buena pinta, comprobado había quedado cuando una de esas esferas impactó a uno de los esqueletos cuando me giré para que impactara en este en lugar de darme a mí y vi cómo se reducía a polvo sin que volviera a alzarse de nuevo como había pasado con los demás. Esas esferas negras eran una magia muy poderosa y peligrosa que debíamos de evitar a toda costa, el problema es que el nigromante no paraba de conjurar esqueletos que venían de todos lados, ideamos un plan para que los esqueletos cayeran por una pared que daba directamente al vacío de donde no podrían volver jamás por mucho que se volvieran a juntar sus huesos, y ahora quedábamos en una batalla algo más igualada para nosotras contra aquel nigromante que aunque su apariencia era bastante simple pero oscura, era más peligroso de lo que parecía a simple vista. Un simple roce de una de esas esferas y podíamos darnos por muertas porque al esqueleto lo había reducido a polvo sin que pudiera volver a aparecer de nuevo, nosotras encontraríamos la muerte sin duda alguna. Miré a la vampira cuando me preguntó si tenía un revólver o una ballesta, enarqué una ceja porque de llevar una ballesta se vería en mi espalda y no era el caso, no solía utilizar demasiado armas de fuego aunque sí que era cierto que prefería más el combate cuerpo a cuerpo y contra los licántropos especialmente las balas de plata eran lo mejor que funcionaba al menos para equilibrar un poco las cosas y que el combate no estuviera tanto a su favor. Miré de nuevo al báculo que portaba el nigromante y consideraba que acercarnos no era una opción porque no sabríamos qué podía pasar, sin embargo sí encontraba factible el que se pudiera quitar a distancia para así igualar un poco el combate y que no nos resultara tan complicado. Chasqueé la lengua porque allí no tenía nada que pudiéramos utilizar para quitarle el báculo, un revólver habría venido bien pero no era dada a las armas de fuego y no llevaba nada así encima... hasta que recordé que sí tenía algo que podría funcionar, aunque no fuera precisamente ninguna de las dos cosas que me había pedido la vampira. Me había traído el látigo, una de las armas que casi siempre solía utilizar en las misiones y que llevaba guardado en el lateral de mi cinturón, no era lo mismo que lo que ella me había pedido pero sí podía cumplir un papel parecido y podría ayudarnos en esa situación en la que necesitábamos destruir el báculo, o al menos quitárselo, pero sin acercarnos demasiado no fuera que utilizara alguna magia extraña que desconocíamos y pudiéramos morir por ello.


-No llevo nada de eso, pero tengo algo que nos puede ayudar como si lo tuviéramos –dije llevando mi mano al lateral del cinturón cogiendo el látigo que tenía guardado- el único problema es que el alcance no es el mismo que los otros y tendré que acercarme algo más para poder alcanzarlo, por lo que vas a tener que cubrirme las espaldas colmillitos –sonreí de lado por ello- intentaremos atacarlo de diferentes flancos, que se vaya centrando en una y en otra y así para cuando yo utilice el látigo su atención se vea centrada en ti –la miré con una leve sonrisa- no me mires así vampira, tú velocidad es mucho mayor a la mía y es más fácil que esquives tú sus hechizos que yo. Así que venga, vamos a intentar atacarlo o más bien llamar su atención desde lejos para que se vaya centrando cada vez en una y así podamos quitarle el báculo, el ataque directo queda descartado. Pongámonos en marcha, me he cansado de esta maldita ciudad de los muertos –dije aferrando el látigo en mi mano y caminando hacia el lado opuesto y contrario donde se encontraba ella, dividiéndonos para que así el nigromante tuviera que dividir su atención al estar ahora solamente él contra nosotras. El problema era que no podíamos atacarlo directamente, dudaba de que no tuviera más hechizos peligrosos y no quería medirme en las distancias cortas, y la vampira tampoco se atrevería a atacarlo directamente. Las esferas seguían formando un semicírculo sobre su cabeza como si esperaran el momento adecuado para atacarnos, para lanzarse contra nosotras y así eliminarnos. Empezábamos a distraer al nigromante que no parecía tener muy claro en quien centrar la atención de las dos, la vampira tenía que hacer un poco de cebo para que yo pudiera acercarme lo suficiente como para que el látigo llegara aferrar el báculo. Cuando vi mi oportunidad no dudé en acortar distancias y acercarme, un par de pasos en su dirección y una de esas esferas se activó moviéndose como si esperara el acercamiento o reaccionara de esa forma, lo esquivé rodando por el suelo a duras penas y enseguida usé el látigo que se enroscó en el báculo, sonreí cuando vi que ya lo tenía y tiré con fuerza para quitárselo al nigromante y así poder romperlo. Ni siquiera había podido tenerlo entre mis manos para romperlo cuando sentí que me asfixiaba, como el aire no pasaba por mis pulmones y algo hacía que me quedara sin aire. El nigromante al parecer se había cabreado de que le quitara el báculo, había elevado su brazo en mi dirección y como si me alzara una fuerza invisible me había elevado un poco del suelo, sentía como si alguien presionara mi garganta sin dejarme respirar, no había nadie frente a mí, atravesaba el aire dando patadas y por más que intentaba liberarme de lo que me estuviera agarrando me era totalmente imposible.

La situación se ponia fea por segundos, Arikel juraba que iba a matar a Kenner cuando salieran de ahí, o por lo menos lo torturaría obligandolo a soportar sus gritos y quejas, algo que sacaba de quició al antiguo y Arikel lo sabía, aunque para ella era algo normal sacar de quicio a los que la rodeaban cuando se lo proponia, ventaja de mantener la adolescencia eterna con la que fue otorgada en el momento que fue abrazada, quizá su Sire tenía algún fetiche con ello, Arikel sacudió la cabeza, no es momento para andarse con esas estupideces, estaba junto a una cazadora metida hasta la cintura en lios, y había que manejar la situación. Empezaba antojarsele cierta urgencia en terminar allí, sabia que más criaturas oscuras compartían la noche, era algo logico, si existían los vampiros, ¿por que no iba a existir los fantasmas, momias, zombies y esqueletos andantes? y lo que estaban presenciando era la mayor prueva de ello, más había algo aqui que no le terminaba de encajar, todas estas criaturas que esten debajo de la ciudad aquí ocultas, la vikinga entrecerró los ojos pensativa.
Había que derribar eso, de manera que no vienieran más de esos malditos esqueletos de los que ellas dos llevaban derribando durante largo rato que parecía que no se acababan jamás, e incluso para la vampiresa empezaba a ser tedioso, agotador, esos eran invocados y acabar con todos los muertos de ahí llevaría más de una semana sin descanso alguno.


Miró a la cazadora cuando esta aseguró que no tenía revolver, Arikel alzó una ceja. -¿Enserio? ¿una cazadora sin armas?- Dijo en principio, más porducto de la impaciencia por desacerse de los enemigos que de por qué de verdad pensara si estaba mal o bien ello, más la solución del latigo tambien podía funcionar, aunque no tenía tan largo alcance como el que le habría gustado tener a la vampiresa, pero era mejor que nada, ya que el objetivo era derribar el baculo, que era lo que provocaba que los esqueletos no cesaran, y era el camino rapido para acabar con este ataque que por minutos se tercía pesadilla.


Arikel gruñía frustrada mientras la escuchaba, ¿cubrirla? ella podría llegar rapidamente a él, pero sí, si tenía buen manejo merecería la pena. -No falles cazadorcita...o no habrá forma de salir de aqui.- Asintió finalmente dispuesta a cubrir a la cazadora, desenvainó sus espadas haciendolas girar con habilidad. -Vamos...no te duermas en los laureles mortal.- Rugió euforica la vampiresa, que se dejó ver para que se convirtiera en el objetivo de los hechizos, usaba su velocidad sobrenatural para fintear, arrastrando las espadas para crear chispas y dar giros quitandose de en medio a quien se le cruzara, una vez siendo el blanco fijo ya tenía la cazadora via libre, más Arikel solo rezaba a sus dioses para que se diera prisa por salir y mostrar cuan buena era con el latigo.
Arikel seguía gritando cuando se fijó lo cerca que estuvo Rashida de hacerse con el baculo, pero el hechicero había dejado de atacar a Arikel y como cuando atrapó el baculo con el latigo, al tirar el hechicero muerto ese le había atrapado con un hechizo de estrangulación, la vampiresa hizo brillar sus ojos, aprovechando que su atención ahora era ahogar a la cazadora, se acercó a velocidad sobrenatural. -Eh bicho...¡mira!.- La voz de Arikel fue oscura, rota de la demencia y satisfacción, con su espada golpeó el baculo para hacerlos trizas esperando que tras eso soltara a la mortal, tenía que volver con vida o sería ella la que tuviera problemas, destrozó el baculo y miró a Rashida rapidamente.

El plan parecía sencillo a simple vista ya que lo único que teníamos que hacer era acercarnos al nigromante, quitarle el báculo y sus hechizos que lanzaba y que como ya había comprobado con un esqueleto incluso hasta a estos los reducía en polvo y cenizas, para poder vencerlo. A distancia era más complicado atacarle y el hecho de no llevar armas de fuego fue algo que al parecer a la vampira le hizo especial gracia, sin embargo para lo que yo hacía de normalidad no necesitaba dichas armas de fuego y me manejaba demasiado bien con mis dagas, la daga imbuida en magia arcana que tenía y en el péndulo imbuido, también, con la misma magia que la daga. No necesitaba de armas de fuego porque aunque de vez en cuando sí salía a cazar algún sobrenatural mi trabajo era un tanto más diferente que eso. Utilizaba ballestas, utilizaba látigos... sin embargo las pistolas y los trabucos era algo que no me hacía especial gracia por lo que rara vez solía llevar uno encima. Quizás en esa ocasión nos hubiera venido bastante bien porque desde la lejanía habría bastado con disparar para romper el báculo, aunque algo me decía que no era tan frágil como parecía sino que más bien era como el centro de poder de aquel nigromante. En cualquier caso no contesté a la vampira ya que el objetivo estaba claro, ella podía esquivar mejor los ataques de aquel ser y yo mientras aprovecharía para acercarme e intentar arrebatarle con el látigo el báculo. Su rapidez era mayor que la mía y precisamente aquellas esferas negras que lanzaba no es que fueran despacio ni mucho menos, me había librado de una porque un esqueleto para atacarme se había interpuesto en el camino, pero sin embargo eso solo había sido suerte y ya había comprobado el poder que tenían dichas esferas. Así que con el plan trazado y mientras más esqueletos parecían llegar, a pesar de todos los que habíamos tirado para que no volvieran a revivir como hacían por el poder del báculo, me fui acercando de manera sigilosa mientras ahora se centraba en la vampira quien, con su espada, luchaba dándome y concediéndome esos segundos que serían vitales para poder acabar con el ser, conseguir la segunda pieza y largarnos de allí porque me había cansado de aquella ciudad en ruinas y llenas de esqueletos.

Sin embargo no todo fue como lo planeamos porque cuando el látigo había alcanado el báculo, el nigromante, se dio cuenta de ello y de un tirón hizo que el látigo soltara el objeto, su brazo se alzó en mi dirección y yo sentí como algo invisible no solo me alzaba del suelo, sino que una mano invisible me estrangulaba. Por más que me movía, por más que daba patadas no lograba que me soltara y fue entonces mientras me iba quedando sin aire que la vampira tuvo que actuar para que no me matara. Se acercó hasta el nigromante ahora que su atención estaba puesta en mí y con su espada dio un potente golpe con la fuerza que ella tenía logrando que el báculo se rompiera. Un pequeño estallido de poder explosionó como una onda en donde los esqueletos roto ya el báculo volvieron a caer al suelo en trozos, sin “vida”, sin poder juntarse de nuevo como habían hecho dejando el lugar lleno de huesos y de calaveras por todos lados. Así mismo también caí al suelo donde tosí recuperando aire llevando una mano a mi garganta, estaba cabreada por lo que había hecho ese malnacido que ahora sin su báculo, sin su poder, no podría hacer nada contra ninguna de las dos. Me levanté aún con un par de lágrimas en los ojos que enseguida limpié dejando que el dolor inicial pasara, no permitiría que la vampira me viera débil porque eso era algo que odiaba por encima de todo centrando mi mirada en el hechicero que, por descontado, estaba más que muerto. Volví a tomar el látigo y lo lancé en su dirección, ahora indefenso de magia este se cernió en su cuello y tiré para que lo apresara y lo estrangulara igual que había hecho conmigo.


-Vas a lamentar haberte metido con ambas –ahora ya no suponía tanto peligro, mis ojos se alzaron hacia la vampira y sonreí ladina- ¿quieres que te ceda los honores? –Dije mientras el nigromante caía de rodillas y yo dejaba tenso el látigo para que no se moviera- es tan fácil que incluso resulta aburrido –dije chasqueando la lengua consciente de que con su báculo podría habernos matado, y que ahora apenas era una amenaza destruida su fuente de poder- pero no podemos dejarlo, no después de todo –saqué la daga imbuida en magia arcana que tenía y se la lancé logrando que se clavara en su pecho y que gritara de dolor- todo tuyo, colmillitos –dije sabiendo que no se escaparía para soltar el látigo y dejar que la vampira, conforme ella quisiera, terminara de matarlo mientras recogía el látigo y lo guardaba en su lugar porque la mayor amenaza había pasado. Cuando terminó me acerqué el nigromante y recogí la daga limpiándola de la sangre, guardándola para futuras ocasiones mientras miraba el lugar y todos los esqueletos que había en el suelo- me pregunto si todos estos serán de los que han intentado llegar hasta aquí para conseguir la pieza que falta –porque era lo más probable, cuanto más grande fuera el grosso de los esqueletos más imposible sería de obtener la pieza- la pregunta es, ¿ahora qué? –Sin embargo como si alguien me hubiera escuchado, de aquella ciudad en ruinas iluminada por farolillos con fuego de color azul, de una de las torres que había en la ciudad se iluminó una de las ventanas como si nos indicara que era ahí donde debíamos de ir- bueno, algo me dice que eso no se ha encendido ni iluminado por casualidad –las casualidades no existían, eso lo tenía claro- bien, vayamos a ver qué es lo que hay. Algo me dice que puede ser que nos encontremos con algo, o simplemente esté allí el fragmento que hemos venido a buscar y que por lo tanto solo quedaría uno –la miré- ¿vamos? Cuanto antes nos movamos antes podremos volver –y hablaría seriamente con Kenner, ¿en qué clase de loca misión nos había hecho embarcar? El vampiro iba a escucharme seriamente y de nada le servirían sus trucos para intentar disuadirme.