Bienvenue, mon frère || Fleur, Alain

por **Julie du Bouëxic de Guich** Miér Abr 04, 2018 1:45 am

Por fin llegó el día de la fiesta de presentación del nuevo miembro de la familia, Alain, el que había resultado ser un maldito, como Julie lo llamaba en secreto. El maldito esto, el maldito aquello. Sólo Fleur y Gertrude sabían de quién se trataba cuando hablaba de él. Se suponía que le debía respeto a su hermano y, por su propio bien, delante de él lo hacía. Pero, a escondidas, escupía en él y lo peor era que estaba amarrada a él de por vida por el lazo de sangre que los unía.

Julie estaba tan estresada por la situación, durante la cena previa al baile, encontró consuelo en el vino. No supo cómo ocurrió, sólo bebió un trago y sintió alivio, y luego otro trago y más alivio, y luego otro y otro, y luego Alain quiso detenerla y sin querer le volcó un pequeño chorro en el vestido color verde pastel, que quedó arruinado para siempre con una mancha violácea. A Julie no le importó, no en el momento, sólo le dio la risa floja y dijo:

—Ay, hermanito, ¡eres tan torpe!

Cuando empezó a sonar la música, fue la primera en levantarse para ir a bailar, aunque no tenía con quién. Monsieur Courtemanche estaba ahí, pero acompañado por su esposa, así que Julie no pudo hacer más que mirarlo disimuladamente desde lejos con un aire seductor que pasó desapercibido para todos, al menos en teoría. Era una maniobra arriesgada, pero Julie en ese momento no estaba pensando con claridad, sólo quería tener un poco de diversión. Agarró de la mano a Fleur:

—¡Ven aquí, hermanita! ¡No seas aburrida! —le dijo mientras jalaba de ella para llevarla a la pista de baile, o por lo menos para ponerla en pie y cuchichear, ante la mirada asesina de Alain que estaba muerto de vergüenza por el comportamiento de Julie. Ya lo pagaría más tarde, ella estaba convencida, pero en el momento no le puso la suficiente atención.

por **Fleur du Bouëxic de Guich** Miér Abr 04, 2018 2:26 am

Los días posteriores, se organizó una cena a cinco tiempos más que exquisita. Era la primera vez en mucho tiempo que los du Bouëxic de Guich la hacían de anfitriones; la tía Rossini se negaba a participar de ese tipo de comitivas y mucho menos organizar una, aunque si concedía permiso para que las mellizas fuesen a unas cuantas al año, mientras conservaran un bajo perfil antes de ser presentadas en sociedad oficialmente, lo cual ocurriría ese mismo año, poco antes de cumplir los dieciséis años. Los vestidos de ambas eran iguales, aunque el de Fleur era blanco con lazos rosas y punto fino color marfil; Gertrude las peinó con esmero y cuando estuvieron listas, bajaron junto a Alain para recibir a los invitados.

No hubo mayores contratiempos, Alain fue presentado como debía y poco a poco logró hacerse de un lugar entre los señores. Tanto Fleur como Marion no participaron de esas charlas, pues eran cosa de hombres. Las mellizas junto a las demás mujeres compartieron pláticas normales, moda, muebles, bordado. A la hora de la cena, no se pudo ignorar el hecho de que la menor de las mellizas bebía copa tras copa, tras copa de vino. A la hora del baile, fue peor. Fleur, arrastrada por Marion, trató de contenerla, temiendo más el enojo de Alain que las habladurías de sus amistades. —Por favor, Marion, compórtate...— Le pidió. No quería ni pensar en lo que podría suceder cuando estuvieran a solas, por eso, en cuanto la primera pieza de baile terminó, tomó a su hermana del brazo y la arrastró fuera del salón, disculpándose con los demás. A solas, le echó gotitas de agua helada en el rostro y fingiendo enojo, la reprendió. —Marion, por Dios, ¿qué conducta es esa? ¿Tienes idea de lo que Alain me ha... Nos hará?—, preguntó angustiada, pidiéndole a Gertrude algo para bajarle el mareo a su hermana.

por **Alain du Bouëxic de Guich** Miér Abr 04, 2018 9:32 pm

Alain podía ser buena persona cuando quería. Amable, caballeroso, educado. Así actuó aquella noche frente a los invitados, abriéndose paso en la sociedad parisina, particularmente en la masculina. Esto no quería decir que no estuviera vigilando a sus hermanas. De reojo las miraba de tanto en tanto, verificando que estuviesen lejos de los hombres, posibles pretendientes para las mellizas, cada día más hermosas. También que se estuvieran comportando, porque de Fleur no dudaba de que lo haría pero Marion se notaba que era un desastre, y en esa ocasión quedó claro cuando bebió de más y empezó a hablar estupideces y a actuar… borracha, pues. Todo el mundo se dio cuenta; él sintió mucha vergüenza, sobre todo cuando Monsieur Verdier comentó:

—Parece que su hermana menor está alegre, Monsieur.

Alain se tapó la cara por un instante, pidió disculpas por el comportamiento de Marion Julie y, excusándose de nuevo, se levantó detrás de las hermanas; las había visto juntas, Fleur llevaba a Marion a otra parte y Alain aprovechó esta oportunidad para ir a “hablar” con ambas. Finalmente las encontró en la cocina, vacía excepto por las mellizas, Fleur le estaba mojando la cara a Marion Julie, ¡vaya que le hacía falta! Alcanzó a escuchar el regaño que le daba ésta y, apareciendo de repente detrás de ellas, dijo:

—No, no tiene idea.

Sabiéndose a solas, agarró del cabello a Fleur y la apartó de su hermana. Entonces, se colocó en frente de Marion Julie y, como no podía marcarle la cara en este momento (o sospecharían), le dio un puñetazo en la barriga, haciéndola encogerse sobre sí misma. Luego, se volvió hacia Fleur:

—Desaparécela de la fiesta, excúsala con que está indispuesta. Hablarán de todas formas, pero es mejor así a que la vean así de ebria, quién sabe qué puede hacer. Qué vergüenza —dijo con desprecio mientras enfilaba hacia la salida de la cocina. Antes de irse, no obstante, añadió para Fleur—: Y tú mantente alejada de Monsieur Renard. Te pretende —advirtió.

por **Fleur du Bouëxic de Guich** Vie Abr 20, 2018 3:03 am

A Fleur se le bajó la sangre a los pies cuando la voz de Alain resonó en el lugar. Se puso pálida y el cuerpo comenzó a temblarle con violencia, antes de que pudiese voltear a verle, él ya le había tomado de los cabellos haciéndole mucho daño y su reacción natural fue llevar ambas manos hasta la contraria, quejándose. Fue apartada con violencia pero al mismo tiempo volvió hacia ellos, queriendo evitar que Alain dañara a Julie. —¡¿Qué haces, animal?!— Le reclamó, apartándolo mientras intentaba auxiliar a la pobre de Marion que se había quedado sin aire. —¡Por Dios, Alain!, ¿qué necesidad hay de tratarnos así?—, reclamó, sintiéndose tan triste e indefensa que comenzó a llorar junto a Marion, si bien, su tía no era una santa, jamás las trataría así.

Abrazó a Marion por la espalda y con dificultad la llevó hasta la habitación, cuidando de no pasar por los salones. Gertrie terminó por ayudarla y juntas acostaron a Marion. —No quiero volver a la fiesta—, sollozó, apretando la mano de Julie, pero sabía que si no bajaba, Alain era capaz de ir por ella y llevarla a la fuerza, ya había dejado bien demostrado que no temía lastimarlas y que poco le importaba su bienestar, ¿qué iban a hacer? Estaban completamente a su merced. Se quedó un rato más consolando a su hermana y después tuvo que armarse de valor para volver a la reunión. Antes de entrar al salón, se llevó las manos al vientre y pensó en cosas buenas, buscó en sus recuerdos algo que la hiciera sonreír y llegó hasta Gyuri, el gitano que la había besado. Se palpó los labios y suspiró, reviviendo aquella emoción que le hizo temblar las rodillas, sólo así pudo sentirse bien y volver, aparentando que nada había sucedido. Le preguntaron sobre Marion y la excusó de la mejor manera, "tiene fiebre, seguramente porque la tormenta de hace unos días la agarró en el jardín, ahora ya duerme tranquila..."

por **Julie du Bouëxic de Guich** Dom Abr 22, 2018 11:08 pm

Saltito tras saltito, la jovial Julie fue saliendo del salón arrastrada por su hermana hacia la cocina, donde le echó agua en el rostro. Ella soltó unos grititos, riendo porque las pequeñas gotas le hacían cosquillas en las pecas.

—¡A la mierda con Alain! —blasfemó como una señorita de su clase nunca debía hacer, pero estaban a solas, ¿verdad? Ya ni siquiera veía a Gertrude, había ido a hacer lo que Fleur le había pedido.

Pero quien llegó a cambio fue el mismo Alain. No supo si la oyó o no, pero de todas formas recibió aquel puñetazo que la hizo inclinarse sobre el vientre que Alain acababa de maltratar. Se quedó sin aire y por eso abrió la boca tanto como pudo, inhalando una y otra vez en desesperados intentos por respirar. Fleur trató de ayudarla, pero fue inútil, no sentiría alivio mientras la bestia estuviese todavía ahí con ellas. Se le escaparon algunas lágrimas y a Fleur también, afuera, empezó a lloviznar.

No pudo decir nada, ni siquiera cuando regresó Gertrude y preguntó, blanca como un papel por el susto, qué había ocurrido. La presencia de Alain debió responderle y por eso se la vio tan pálida, tan angustiada. Algo les había hecho a las niñas. Julie no tenía por qué callar, así que una vez estuvo a solas con Gertrude y Fleur, le contó a la primera entre llantos, mientras la llevaban con cuidado hacia la habitación para que descansara.

Luego de tocar la cama con la espalda, no supo en qué momento se durmió después de que Fleur partiera de vuelta hacia la fiesta, pero aún tenía la sensación de la mano de su hermana asiendo la propia.

por **Alain du Bouëxic de Guich** Dom Abr 22, 2018 11:25 pm

Sonrió mientras veía a las dos hermanas llorar por lo que había hecho.

—Basta, Fleur, se te va a correr el maquillaje —le dijo a la mayor, repentinamente serio—. No necesitamos más habladurías…

Fue en ese momento que escuchó pasos. Era Gertrude. Alain se retiró de la cocina haciéndole un gesto a Fleur que significaba nada más ni nada menos que “te estaré vigilando”. Entre líneas se podía leer: “haz lo que he dicho o tú y tu hermana la pasarán muy mal”. Supuso que la iban a llevar a la habitación. Él, mientras tanto, fue a disfrutar de lo que quedaba de la fiesta. Algún que otro hombre le preguntó por Marion, excepto por Renard que le preguntó por Fleur porque estaba enamorado de ella; Alain respondió por la primera lo mismo que le había dicho a la segunda que dijera si le preguntaban, y por Fleur en sí, no dijo nada porque no quería que Renard la ubicara. Claro que después ella regresó a la fiesta y fue inevitable que la viera, pero al menos Alain no le había dado la confianza ni mucho menos el permiso de acercarse.

Hacia el cierre de la fiesta, aún habiendo gente en el salón, Alain desapareció, siendo el primero en subir a las habitaciones excusándose con que estaba cansadísimo, lo cual no era verdad. En lugar de ir a su habitación, fue a la de Marion, abrió la puerta despacio y la vio allí, dormida con la boca abierta y babeando la almohada. Olía a alcohol dentro del cuarto, probablemente estuviera borracha todavía. Se acercó y, detrás de su espalda, Alain cerró la puerta despacio. Se sentó en la cama a un lado de Julie y le acarició el brazo y las curvas por encima de las sábanas. Luego la giró con cierta brusquedad, poniéndola así boca arriba.

—Fue muy malo lo que hiciste hoy… Te has portado muy mal, Marion Julie —le dijo mientras le aprisionaba las muñecas contra el colchón y él, con cautela, se le subía encima.

por **Fleur du Bouëxic de Guich** Mar Abr 24, 2018 10:40 pm

A Fleur le tocó dar por terminada la reunión. Uno a uno cada de los invitados fue despidiéndose, haciéndole participe de lo bien que la pasaron y extendiendo sus buenos deseos a los hermanos ausentes. Cansada y harta, además de preocupada, Fleur dispuso las últimas órdenes y subió las escaleras, pensando que encontraría a Marion dormida. Gertrude le interrumpió la llegada a la habitación de su melliza cuando le preguntó sobre qué hacer con las sobras de la cena, como siempre, debían ser entregadas a los esclavos.

En el camino se fue sacando los guantes y al llegar, encontró la puerta atrancada. Temió lo peor. Tocó la puerta con cierta fuerza y llamó a su hermana. —Marion, ¿estás bien?, abre la puerta, soy yo, anda que estoy muy cansada—, disimuló, mientras empujaba la puerta con fuerza. —Marion...— Advirtió, y se dispuso a abrir con su llave, la cual llevaba oculta debajo de la cauda del vestido. La clavó en la cerradura y abrió, encontrándose a Alain sobre Marion. —¿Qué estás haciendo?, ¡¿qué te pasa, Alain?!—, reclamó, aproximándose con rapidez para empujarlo, sin importarle que la golpeara.

por **Alain du Bouëxic de Guich** Mar Abr 24, 2018 11:02 pm

Así como Fleur no le permitió accionar a él, Alain no le permitió a Julie chillar ni nada por el estilo. Apenas escuchó que la hermana golpeaba la puerta y la llamaba desde afuera, le cubrió la boca con la mano mientras pensaba qué hacer. No podía salir de la habitación si no era por esa puerta, tampoco ganaría mucho si lo hacía porque Julie le contaría a Fleur acerca de esto de todas formas, estaba convencido, lo estuvo desde el primer minuto. Tampoco le importaba que lo hiciera, por eso entró en la habitación de todos modos; sabía que gozaba de una buena impunidad, que tenía a las mellizas bajo control o al menos eso quería creer.

Finalmente, su tiempo se acabó, Fleur abrió la puerta con su propia llave y lo vio en aquella comprometedora postura, pues no le había dado tiempo a terminar de acomodarse en otra. Alain la miró sin verdadera sorpresa. Salió de encima de Julie y recibió, divertido, los retos de Fleur. Incluso sonrió mientras le preguntaba qué le ocurría.

—A mí no me pasa nada. ¿Y a ti, querida Fleur? —dijo con sarcasmo, acercándose lo suficiente para poder acariciarle una mejilla. Al levantar la vista, vio a Gertrude parada en el corredor, pasos más atrás del marco de la puerta que Fleur había dejado abierta al entrar. No le temía a ella, por supuesto que no, pero le quitaba la inspiración—. ¿Y tú qué miras? Vete, vete —la echó como a un perro; después, miró a Fleur—. Me tengo que ir. Mi fiesta ha sido todo un éxito, más allá de que Marion casi la arruina. Estoy muy cansado. —Y, dándole un beso a Fleur en la mejilla, prácticamente en la comisura de los labios, se alejó, saliendo del cuarto.

por **Fleur du Bouëxic de Guich** Miér Abr 25, 2018 12:06 am

El cinismo de Alain rayó en lo absurdo. ¿Qué estaba haciendo sobre Julie? Tuvo un horrible pensamiento el cual la hizo sentir muy mal, demasiado incómoda en su propia piel y de nuevo, tuvo la necesidad de cubrirse el pecho, descubierto por el escote del vestido que llevaba. Frunció el ceño y miró a su hermana aterrada e intentó avanzar hacia ella, pero Alain, quién corría a Gertrie, se interpuso en su camino. —Alain, ¿qué estabas haciendo?—, preguntó en su inocencia, mientras quitaba el rostro pues al tacto, la mano del mayor de los hermanos era fría y un estremecimiento la hizo temblar.

Se limpió el beso en cuanto pudo escapar, pero la sensación quedó ahí. Cuando Alain se retiró, Gertrude volvió y cerró la puerta con llave tras ella, Julie estaba semi inconsciente y al parecer el mismo miedo le había bajado el mareo. Fleur la abrazó con fuerza, intentando reconfortarla mientras le acariciaba la espalda y le repetía una y otra vez que todo estaría bien, que se tranquilizara. —Tenemos que cambiar las cerraduras de las puertas y Gertrude, jamás dejes a Marion sola, por favor—, ordenó, preocupada.

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