Demonios y tierras (privado)

por **Wenkyel Enhydra** Sáb Abr 14, 2018 10:53 am

Carta con el sello con un dibujo de una hidra:

Estimado Lobbo Landvik:
Le informo que me encuentro en sus tierras por motivos de negocios que estoy llevando acabo junto con mi hermana.
Dichos negocios me han llevado a tus tierras, y necesitaría una audiencia con usted por temas de negocios y por que no decirlo, ver una cara conocida y amiga.
He escuchado algunas cosas acerca de su vida, pero seguramente sería más satisfactorio poder hablar con usted en persona y en un ambiente más relajado si podría ser, dado que me encuentro donde usted reside, le propongo que nos veamos en la taberna mas cercana al palacio y beber a lo que aquí llamais cerveza, por qué claramente el wiskhy que destila mi familia es superior, mientras nos ponemos un tanto al día y le informo de que me traigo entre manos y le pediré un poco de su apoyo para conseguirlo.
ATTE: Wenkybell Enhydra.

El viaje había sido largo, desde francia, pero su melliza necesitaba ayuda con unos asuntos de reliquias que estaba llevando, y pensó que la pelirroja al haber hecho amistad quizá se lo ponían más facil y encima amistad con un Landvik, su hermana era más avispada a la hora de conocer a la gente de importancia, de no haber coincidido con anterioridad seguramente la bruja seguiría en la ignorancia, por suerte enfrente de la taberna acordada para quedar con el licántropo había un sitio donde alojarse, ropa de repuesto, algunos libros y mapas, lo suficiente que necesitaba, revisó las cosas que dejar, y bajar con lo indispensable, unas monedas, su saquito de polvora, una esfera de porcelanda, un libro, y unos papeles.

luego se llevaría sus cosas de más valor cuando consiguiera el favor que le quería pedir al licántropo, había pasado algunos meses desde que se separaron, el siguiendo sus que haceres y ella consiguió investigar las ruinas y conseguir un libro viejo que rescató de entre las piedras, en un estado decrepito, pero ahora que lo pensaba mereció la pena inclusive, dejó escapar un suspiro antes de abandonar el sitio alquiló y pagó la noches contratadas, al menos un sitio donde dejar las cosas, se permitió pasear por el sitió para observar, incluso permitirse el lujo de observar algunos escaparates, antojandosele algunos colgantes, pero uno le llamo en atención, se le antojó una pulsera de cuero con una runa grabada, quizá se la comprara cuando se fuera de alli, sonrió ligeramente antes de proseguir su camino.

Entró en la taberna donde acordó el encuentro, llegó algo pronto, aunque ni siquiera estaba certera de que apareciera, si tenía asuntos importantes, pero preferiria no ir al palacio, apretó los labios algo inquieta, su percepción del aura la indicó que los dos hombres del fondo eran de naturaleza licántropa.
Sonrió de medio lado en un pasado estaría escesivamente tensa, pero en pocos meses había cogido seguridad, bastante. -Una cerveza.- Pidió la bruja mientras se sentaba en una mesa cerca de la chimenea, el tabernero la llevó la cerveza y ella se mojó los labios con ella primeramente relamiendo la espuma, y miraba las hipnotizantes llamas mientras esperaba a que el lobo apareciera.

por **Lobbo Landvik** Sáb Abr 14, 2018 11:42 am

La misiva había llegado un par de días antes de la fecha señalada, la taberna no estaba a gran distancia de palacio, en las afueras de mis tierras. En la fortaleza se había instaurado para Thea un toque de queda que debía cumplir, estaba siendo acosada por un omega, escurridizo como ninguno y al que le tenía muchas ganas, mas por desgracia, era tan cobarde como pesado y cuando mi aura entraba en el radio se sentía amenazado y escapaba raudo.
Algún día lo destrozaría entre mis fauces, mas mientras tanto, proteger a mi mujer embarazada era mi única prioridad.

Por eso un grupo de betas se encargaban de su seguridad, siempre estaba vigilada y solo cuando salía de mi mano podía prescindir de la guardia.
Mis hijos crecían sanos en su vientre, fuertes, aunque uno de ellos portaba un don difícil de comprender, Sirius había hecho lo posible por ayudar a Thea, peor para ella estaba siendo un embarazo duro y complicado.

Estaba ensillado el caballo en los establos cunado ladeé la sonrisa escuchando los inconfundibles pasos de mi mujer.
-Buenas noches -susurré girándome para enfrentarla.
Sus movimientos, muy lobunos me asediaron hasta plantarse delante. Su vientre ya abultado acogía la diestra de mi esposa que con el ceño fruncido me miraba fijamente.
-He quedado con una vieja amiga, al parecer un trabajo la trae hasta nuestras tierras y necesitaba verme no se bien para que.

Me acerqué a ella despacio, no quería disgustarla así que rocé mi nariz con la suya acogiendo sus labios entre los míos.
-Volveré pronto, lo prometo – un mordisco bastó para que ella me mostrara su desaprobación, últimamente estaba mas territorial y celosa de lo normal y aunque en un principio el trato que nos llevó a desposarnos implicaba que yo podía tener mis relaciones fuera, eso no sucedía.
Thea era una hembra muy activa en la cama, sabía bien como atarme a ella y a su cuerpo, mi deseo por ella iba increscendo y cuando su cuerpo quedó pegado al mio mi sonrisa se tornó picara.
-¿quieres que follemos antes de que me vaya? -pregunté deslizando mi diestra por su trasero.

por **Theara Silje** Jue Abr 19, 2018 1:37 pm

Con el paso de las semanas, el embarazo se había ido complicando a una velocidad vertiginosa y, por si aquello no fuera suficiente, un omega despechado se había obsesionado con Thea y la acosaba con poemas, cartas y regalos cada vez más espeluznantes. La cosa estaba difícil, peligrosa más bien, y por ello habían impuesto a la morena un toque de queda que la hacía sentir inferior e indefensa. Y si bien al principio de la gestación el bebé, que resultaban ser dos, había estado drenando la energía de su madre, ahora parecía devolvérsela y multiplicada por cuatro.

Entró en las caballerizas con la diestra acariciando la zona baja del vientre, acunándolo, sujetándolo levemente. Los ojos de la hija de Ruran estaban clavados en la silueta del joven Landvik como si observaran una presa. Los orbes se veían dorados y refulgían cuando se plantó frente a él y éste le explicó por qué andaba ensillando a su corcel. -Yo te diré para qué, para lo mismo que te quieren casi todas y te han querido siempre.- Gruñó, dando un bocado al aire. Lobbo se empeñaba en que ella estaba muy irascible, que las hormonas la tenían alterada y que tenía celos infundados. Pero la hembra no era tonta y sabía que el alfa se había calzado a la mitad de las mujeres de aquellas tierras, sino a tres cuartas partes. Y estaba convencida que aquella supuesta amiga no era ninguna excepción. Él ahora le pertenecía y no le pensaba dejar marchar solo. Le pellizcó el dorso de la mano como castigo por sus tonterías, pero al mismo tiempo le mordisqueó el mentón, más por marcar territorio e impregnarle con su olor que como un gesto de cariño. Pero compensaba el repizco. -Voy a ir contigo.- Sentenció y se dio la vuelta para ir a buscar la montura para su caballo. Poco le importaba que él le rechistara, irían juntos o el macho no saldría de las cuadras.

Al final, el castaño accedió, sabiendo que en el estado en el que se encontraba ahora su mujer, no ganaría la pelea. Además, era mejor tenerla cerca y vigilada, pues aún con la escolta, no se fiaba de que estuviera bien protegida cuando él no estaba allí para corroborarlo. Así que mataría dos pájaros de un tiro, tendría contenta a Thea y al mismo tiempo, controlada.

por **Wenkyel Enhydra** Jue Abr 19, 2018 7:00 pm

Un sinuoso tarareo salía de los labios de la bruja, recordando una canción mientras esperaba, con paciencia mientras la cerveza iba desapareciendo de la jarra, por un momento perdiendo la esperanza de que el licántropo apareciera, cosa que no era del gusto que en ese momento se antojase a la hechicera, se acomodó alargando la espera mientras sacaba una esfera de porcelana, y empezaba a rellenarla de manera sumamente cuidadosa de polvora, hasta que él aura conocida fue percibida, pero no se dió la vuelta para encontrarse con el licántropo, primeramente siguió terminando de rellenar la bomba que estaba fabricando, donde pensaba meterse le iba hacer falta, ademas, siempre había adorado las explosiones, tras terminar su hacer y consciente de que probablemente el lobo ya la había localizado. -Llegas tarde...- Masculló percibiendo el segundo aura que le acompañaba.- ...mejor dicho, llegais tarde.- Sonrió de medio lado con cierta fribolidad mientras sus ojos se concentraban en cubrir bien la entrada de la esfera ceramica y poner la mecha antes de girarse a enfrentarlos.

-Veo que lo que me dijo mi hermana era cierto...enhorabuena.- Dijo fijandose en la loba que le acompañaba, podía percibir por su aura el recelo y como le marcaba, a lo que la bruja solo enarcó una ceja, y señalo la mesa. -¿me acompañais?- Dijo pidiendo que se sentaran frente a ella, mientras Wenkyel decidió terminar casi de golpe con la segunda cerveza, mientras empezaba a soltar pergaminos por encima de la mesa, concretamente un mapa.- ¿Como estás?- Preguntó a Lobbo manteniendo una sonrisilla altiva, mientras comprobaba que era el mapa que quería, observo a la loba. -Soy Wenkybell Enhydra, pero me llaman Wenkyel.- Apuntó mirandola, pues lo correcto era presentarse, observó como dejaba claro que Lobbo la pertenecía una loba territorial sin duda alguna, la bruja puso un gesto primeramente de desdén para despues volver a sonreir de esa forma fria. -Tranquila, no debes preocuparte por mí, no me voy a meter donde no me llaman.- Aclaró viendo si eso relajaba la postura de ella mientras volvía a girar su vista al licántropo.-Bien, quería verte por que estas tierras bueno..son tuyas, asi que aqui traigo la autorización del Louvre ya que mi investigación es en su nombre.

La bruja busca en su bolso la autorizacion del Louvre que pasa al licántropo, aunque bien consciente que a este se la sopla bastante, pero hay que ir directos al grano. -Bien quería verte por que la investigación es relativamente cerca de aquí, pero está lo que creo es tu manada por la zona, y no creo que mi presencia no les llame a interes. Sabes lo nerviosa que me pone que me rodeen los lobos, asi que si fueras tan amable de retirar a tus hombres para que no me respiren en la nuca mientras trabajo sería de agradecer.- Dijo con un cierto aire jocoso mientras señalaba en el mapa donde pensaba encontrarse. -Si te place cuando termine de investigar no tengo incomeniente en explicarte lo que estoy haciendo...- Comentá aunque tenga serias dudas de que a Lobbo le importe nada, pero por lo general cualquier escusa le solía valer para beber, mientras empieza a enrollar el pergamino de forma rapida y guardarse lo sacado y observando a la pareja cruzandose de brazos.
-

por **Lobbo Landvik** Lun Abr 23, 2018 4:31 am

Tomamos asiento en la mesa frente a la hechicera, el intercambio de miradas no tardó en producirse, tampoco las felicitaciones por parte de esta.
-Gracias -aseguré ladeando la sonrisa.
No era mi intención incomodar a ninguna de las dos mujeres, así que me limité a prestar atención a esos documentos que la bruja me acercaba.
-No puedo hacer a un lado a mis lobos, protegen la frontera y como sabes el norte sta en guerra, peor sellaré tu salvoconducto para que no seas molestada, aunque si vigilada, en mis manos esta la vida de mucha gente y aunque sabes perfectamente que confió en ti, no puedo dejar que actúes libremente en mis tierras.

Mis orbes pardos se hundieron en los suyos gatunos, sabía sobradamente que no era eso lo que ella buscaba, odiaba a los lobos y creo que tras nuestro encuentro mas si cabía.
-Es mi ultima palabra -sentencie esperando que no me replicara porque no cedería un ápice en la seguridad de mi gente.

Mi mujer estaba en estado, no permitiría ni de lejos que Randulf o cualquier mal se adentrara en el bosque, tenia demasiado que perder y poco que ganar. Ladeé la sonrisa colocando mi mano en el vientre de mi esposa.
-Lo siento Wenky, sabes que te tengo aprecio, pero ahora mismo la seguridad impera. Has de pasarme un informe al final de la jornada, prometo que mis lobos mantendrán un perímetro de seguridad y no te molestaran, pero si haces algo raro, te aseguro que yo mimo me personaré allí y te sacaré de mis tierras ¿de acuerdo?

Extendí la mano para que esta la pudiera estrechar y así zanjar el tema que la había llevado hasta mi.
-No es necesario que te diga que nada puede salir de estas tierras sin mi autorización.
Miré a mi mujer, ambo eramos alfas y esperaba que compartiera mi criterio.

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