AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La lumière de l'aube (Wenkyel)
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La lumière de l'aube (Wenkyel)
Aquella clara noche, en aquel prado que lindaba con la amenazadora forma de los bosques del norte de la capital francesa, el ulular de las lechuzas y el lejano ladrido de los perros había sido sustituido por un silencio tan sepulcral como opresivo, un silencio no obstante cargado de un significado terrorífico y oscuro cuyo único testigo era la pálida y mortecina luz de la luna llena.
Con desenfrenado júbilo la monstruosa criatura sacó u hocico casi tan lleno de sangre como de dientes de una horrible herida en el costado de una gran res que no había tenido ninguna oportunidad de escapar del voraz predador encerrada como estaba en el pequeño corral de la granja donde se encontraba. Sus vacíos ojos contemplaban mudos el destino parecido que habían sufrido sus compañeras de corral, incapaces de escapar del cruel depredador dentro de aquel pequeño recinto. El sonido de las voraces mandíbulas desgarrando la carne, de las enormes zarpas de la bestia horadando la piel y el músculo y la pesada respiración de su dueño era lo único que alteraba los sonidos de aquella campiña parisina.
Los olores sin embargo… los olores mantenían al lobo embriagado y distraído. A través del profundo aroma metálico y húmedo de la sangre y las vísceras, podía oler el frío aroma del rocío humedeciendo el tierno pasto, el olor a madera mojada proveniente del bosque cercano, el dulce olor de las frutas y verduras de temporada madurando lentamente en las huertas aledañas… y por encima de todos, el agrio olor de la muerte y el estimulante aroma de la libertad.
Con pereza, el monstruo sacó la cabeza de la enorme herida, sacudiéndola para quitarse algunos rojizos restos del hocico y el dorado pelaje cuando casi por instinto levantó la mirada al cielo. Las pupilas del cánido se retrajeron debido a la creciente claridad del ambiente, una claridad demasiado cálida para provenir del pálido astro que esperaba encontrar. Clavando las garras en el cuerpo inerte de su presa con una más que evidente furia, levantó el hocico carmesí una última vez al cielo nocturno para emitir un largo y afligido aullido. Con un rápido movimiento, saltó con insultante facilidad la rústica pared de la granja, corriendo a una velocidad que parecería imposible de alcanzar para un animal de semejante tamaño. Las vacas que atemorizadas se mantenían en absoluta quietud en un extremo del corral al fin se empezaron a mover aliviadas, aunque aquella mañana, ningún labrador saldría de la pequeña cabaña del fondo para paliar su nerviosismo.
Cuando el suave pasto sobre el que volaban sus cuatro patas fue sustituido por una putrefacta capa de hojas y el irregular terreno que producían las raíces del bosque, el ritmo de la bestia fue disminuyendo, pese a la ansiedad que le envolvía por huir de los cálidos rayos que empezaban a acariciar las ramas más altas del bosque. Lentamente, su respiración fue haciéndose más pesada, mientras apenas podía mantener el equilibrio mientras su espalda empezaba a contraerse en un fuerte rictus de dolor, mientras sus zarpas se acortaban y el dorado vello se retraía por instantes. Cuando no pudo dar un paso más, una mano humana se asió como pudo a una prominente raíz mientras la cabeza de un desfallecido Bernard quedaba inerte sobre el dosel del bosque.
Solo entonces, un tímido jilguero se atrevió a cantar en una rama cercana el comienzo de un nuevo y soleado día de primavera.
Con desenfrenado júbilo la monstruosa criatura sacó u hocico casi tan lleno de sangre como de dientes de una horrible herida en el costado de una gran res que no había tenido ninguna oportunidad de escapar del voraz predador encerrada como estaba en el pequeño corral de la granja donde se encontraba. Sus vacíos ojos contemplaban mudos el destino parecido que habían sufrido sus compañeras de corral, incapaces de escapar del cruel depredador dentro de aquel pequeño recinto. El sonido de las voraces mandíbulas desgarrando la carne, de las enormes zarpas de la bestia horadando la piel y el músculo y la pesada respiración de su dueño era lo único que alteraba los sonidos de aquella campiña parisina.
Los olores sin embargo… los olores mantenían al lobo embriagado y distraído. A través del profundo aroma metálico y húmedo de la sangre y las vísceras, podía oler el frío aroma del rocío humedeciendo el tierno pasto, el olor a madera mojada proveniente del bosque cercano, el dulce olor de las frutas y verduras de temporada madurando lentamente en las huertas aledañas… y por encima de todos, el agrio olor de la muerte y el estimulante aroma de la libertad.
Con pereza, el monstruo sacó la cabeza de la enorme herida, sacudiéndola para quitarse algunos rojizos restos del hocico y el dorado pelaje cuando casi por instinto levantó la mirada al cielo. Las pupilas del cánido se retrajeron debido a la creciente claridad del ambiente, una claridad demasiado cálida para provenir del pálido astro que esperaba encontrar. Clavando las garras en el cuerpo inerte de su presa con una más que evidente furia, levantó el hocico carmesí una última vez al cielo nocturno para emitir un largo y afligido aullido. Con un rápido movimiento, saltó con insultante facilidad la rústica pared de la granja, corriendo a una velocidad que parecería imposible de alcanzar para un animal de semejante tamaño. Las vacas que atemorizadas se mantenían en absoluta quietud en un extremo del corral al fin se empezaron a mover aliviadas, aunque aquella mañana, ningún labrador saldría de la pequeña cabaña del fondo para paliar su nerviosismo.
Cuando el suave pasto sobre el que volaban sus cuatro patas fue sustituido por una putrefacta capa de hojas y el irregular terreno que producían las raíces del bosque, el ritmo de la bestia fue disminuyendo, pese a la ansiedad que le envolvía por huir de los cálidos rayos que empezaban a acariciar las ramas más altas del bosque. Lentamente, su respiración fue haciéndose más pesada, mientras apenas podía mantener el equilibrio mientras su espalda empezaba a contraerse en un fuerte rictus de dolor, mientras sus zarpas se acortaban y el dorado vello se retraía por instantes. Cuando no pudo dar un paso más, una mano humana se asió como pudo a una prominente raíz mientras la cabeza de un desfallecido Bernard quedaba inerte sobre el dosel del bosque.
Solo entonces, un tímido jilguero se atrevió a cantar en una rama cercana el comienzo de un nuevo y soleado día de primavera.
Última edición por Bernard Favre el Lun Abr 23, 2018 4:22 am, editado 1 vez
Bernard Favre- Licántropo Clase Media
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Re: La lumière de l'aube (Wenkyel)
La noche de luna llena había pasado, y quizás fuese una estupidez por parte de la bruja haber estado rondando en los lindes del bosque, tras escuchar los intensos aullidos que casi desquebrajaban el cielo, y bien sabía la bruja que no se trataban de aullidos normales, y corrietes, si no uno aullidos que ya habia escuchado antes y ciertamente la perturbaban no iba a negarlo, arrastrando pensamientos con ellos, el cielo empezaba a clarear, pero estaba buscando un ingrediente, una planta en particular, la necesitaba y era una extraña planta que parecía destacar con el brillo de la noche, eso obligó a la pelirroja a adentrarse más de lo deseado quizá, haciendo que su estomago se contrayera por el nerviosismo acarreado de la situación encontrada.
La bruja observó el cielo, que lentamente clareaba, pero aun mayormente oscurecido, todavía los hombres lobo no habrían cambiado bajo su bestial piel, pero aun asi parecía tener suerte, con las suficientes precauciones para no toparse con ninguno, el premió al fin se dió a conocer encontrando la planta que cortó y envolvió en seda, y lo guardó en su bolsa, mientras le pareció escuchar algún que otro aullido que la puso en alerta de que debía ser rapida en moverse de ahí.
Y eso hace, pone la marcha de vuelta a la civilización, o esa era la intención, cuando le pareció oir los aullidos del camino de vuelta, aunque no adivinaría si eran simples lobos o no, tragó saliva con dificultad, mientras quizá empezara a retroceder para buscar seguro hasta que el cielo clarease más, solo seria unos minutos y los licántropos se desvanecerse como una bola de nieve al sol, sabía que había una granja no muy lejos y tomo dirección a ella, pero para su respiro la luz del alba asomó lo suficiente para escuchar aquel aullido agonico, y ver esa sombra que se alejaba, la maldita curiosidad de la bruja algun día la pasaría factura y pueda que estuviera más cerca de lo que cree de hacerlo, pero tras oir ese aullido y el cielo claro le indicaba que el peligro había pasado, asi que no se demoró en ir a investigar al hombre o mujer que se ocultaba tras la bestia de rasgos lupinos.
Mientras se acercaba poco a poco al lugar donde juraría que vió la figura, y desde su posición empezó a vislumbrar lo que parecía ser un hombre, ella se acercó andando, con ese aire engreido que a veces se gastaba la pelirroja, observaba como el hombre había caido desfallecido presa de la noche que había tenido, aun con sangre en los labios de lo que podría haber sido una cacería en su forma bestial, Wenkyel se colocó bien la capucha mientras se inclinaba sobre él. -Despierta lobo, la luna está ya oculta...y miradas acusadoras podrían fijar su mirada en tí.- Dijo mientras le daba unos toques en la cara buscando espabilarlo.
No es que sintiera un gran apego por los licanos, pero ahora tenía a uno muy a su merced, y la bruja sonrió con oscuras intenciones, mientras le zarandeaba ligeramente para que espabilase, mientras llevaba una mano a su espalda, sin duda con intenciones sobre un posible desenlacé hostil, le miró ladeando la cabeza mientras entrecerraba los ojos pensativa, paciente, sin duda maquinando.
La bruja observó el cielo, que lentamente clareaba, pero aun mayormente oscurecido, todavía los hombres lobo no habrían cambiado bajo su bestial piel, pero aun asi parecía tener suerte, con las suficientes precauciones para no toparse con ninguno, el premió al fin se dió a conocer encontrando la planta que cortó y envolvió en seda, y lo guardó en su bolsa, mientras le pareció escuchar algún que otro aullido que la puso en alerta de que debía ser rapida en moverse de ahí.
Y eso hace, pone la marcha de vuelta a la civilización, o esa era la intención, cuando le pareció oir los aullidos del camino de vuelta, aunque no adivinaría si eran simples lobos o no, tragó saliva con dificultad, mientras quizá empezara a retroceder para buscar seguro hasta que el cielo clarease más, solo seria unos minutos y los licántropos se desvanecerse como una bola de nieve al sol, sabía que había una granja no muy lejos y tomo dirección a ella, pero para su respiro la luz del alba asomó lo suficiente para escuchar aquel aullido agonico, y ver esa sombra que se alejaba, la maldita curiosidad de la bruja algun día la pasaría factura y pueda que estuviera más cerca de lo que cree de hacerlo, pero tras oir ese aullido y el cielo claro le indicaba que el peligro había pasado, asi que no se demoró en ir a investigar al hombre o mujer que se ocultaba tras la bestia de rasgos lupinos.
Mientras se acercaba poco a poco al lugar donde juraría que vió la figura, y desde su posición empezó a vislumbrar lo que parecía ser un hombre, ella se acercó andando, con ese aire engreido que a veces se gastaba la pelirroja, observaba como el hombre había caido desfallecido presa de la noche que había tenido, aun con sangre en los labios de lo que podría haber sido una cacería en su forma bestial, Wenkyel se colocó bien la capucha mientras se inclinaba sobre él. -Despierta lobo, la luna está ya oculta...y miradas acusadoras podrían fijar su mirada en tí.- Dijo mientras le daba unos toques en la cara buscando espabilarlo.
No es que sintiera un gran apego por los licanos, pero ahora tenía a uno muy a su merced, y la bruja sonrió con oscuras intenciones, mientras le zarandeaba ligeramente para que espabilase, mientras llevaba una mano a su espalda, sin duda con intenciones sobre un posible desenlacé hostil, le miró ladeando la cabeza mientras entrecerraba los ojos pensativa, paciente, sin duda maquinando.
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
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Re: La lumière de l'aube (Wenkyel)
El ahora humano Bernard aún notaba con desgarradora claridad como la influencia de la salvaje bestia que habitaba en su interior iba siendo confinada de nuevo en un rincón de su mente, en contra de su voluntad, resistiéndose colérica a volver a ceder el control a la débil consciencia humana con la que debía compartir cuerpo, esperando una nueva oportunidad para volver a salir a la superficie.
Algo más que unos insistentes rayos de sol horadaban la pesada inconsciencia en la que había caído el licántropo, exhausto tras la transformación. Entre las brumas y retazos a los que se limitaba su percepción del mundo en aquel momento sus embotados sentidos empezaron a registrar de nuevo fragmentos de información coherente, el calor del sol en su espalda, el frío en su torso desnudo, el sabor del metal en la boca, el olor a madera húmeda y a tierra mojada… y el olor a humano. Aún incapaz de moverse aún aquel olor indicaba que algo iba verdaderamente mal dada su situación y cuando una voz femenina se abrió paso hasta aquel rincón de su mente donde dormitaba su consciencia, una oleada de fuerzas sacadas de su propia desesperación acabó por sacar al aturdido Bernard del letargo.
Desde el exterior, solo pudo verse como con un pequeño espasmo inicial, Bernard se incorporaba dando una gran y sonora bocanada de aire como aquel que lleva mucho tiempo bajo el agua. En un rápido movimiento reflejo, su mano diestra asió con fuerza la muñeca de la joven que se erguía ante él. Cuando la respiración empezó a normalizarse y los ojos se empezaron a acostumbrar a la creciente claridad del ambiente, pudo distinguir mejor las formas femeninas tras la capucha de su inesperada acompañante y sobre todo una mirada inquisitiva y , “lobo” le había llamado, por lo que no tenía ningún sentido intentar ocultar la ya de por si insostenible situación. Aunque si sus intenciones hubieran sido más siniestras, tal vez ya debería de haber acabado con él, ¿o habría avisado a alguien mientras estaba inconsciente? ¿Quién estaba en el bosque a esas horas? Y la peor pregunta de todas, la muchacha parecía estar bien pero ¿habría intentado hacerle daño?
Todos estos pensamientos solo hicieron que su cabeza volviera a dar vueltas, sobreviniéndole una arcada que le hizo recordar el metálico sabor que inundaba su boca, y la sanguinolenta costra que manchaba su boca y sus manos. Dudando, demasiado cansado para intentar defenderse en el caso de que la mujer tuviera malas intenciones, aflojó la presión sobre la muñeca contraria, del que se acababa de dar cuenta que seguía agarrado de una manera no muy tranquilizadora.
-La…- “lamento que tenga que verme en esta situación mademoiselle” fue su intención decirle a la extraña pelirroja, más lo único que pudo salir de sus labios fue una voz demasiado bronca para ser totalmente humana, acompañada de una tos igual de grave. Bajó la mirada al suelo intentando luchar contra las náuseas que parecían no querer remitir, antes de volver a mirar a la dama a los ojos con un aire cansado y abatido. –Lamento que tenga que verme en este estado mademoiselle- consiguió ahora articular, -Aunque espero que no haya tenido que verme en condiciones aún peores…- volvió a toser con el amargo aunque familiar sabor de la sangre en sus labios. –¿Sería mucho pedir algo de agua?-
Pese a la indefensión, algo en su instinto empezaba a activarse, enmascarado por las elegantes maneras de la joven y su perfecto olor a algún selecto perfume de vainilla que ya de por si poco pegaban en aquel ambiente, aún podía captar un olor más, un olor aún más fuera de lugar en aquel lugar, algo peligroso y artificial, negro y destructivo, un olor a pólvora que no podía acabar de enmascarar.
Algo más que unos insistentes rayos de sol horadaban la pesada inconsciencia en la que había caído el licántropo, exhausto tras la transformación. Entre las brumas y retazos a los que se limitaba su percepción del mundo en aquel momento sus embotados sentidos empezaron a registrar de nuevo fragmentos de información coherente, el calor del sol en su espalda, el frío en su torso desnudo, el sabor del metal en la boca, el olor a madera húmeda y a tierra mojada… y el olor a humano. Aún incapaz de moverse aún aquel olor indicaba que algo iba verdaderamente mal dada su situación y cuando una voz femenina se abrió paso hasta aquel rincón de su mente donde dormitaba su consciencia, una oleada de fuerzas sacadas de su propia desesperación acabó por sacar al aturdido Bernard del letargo.
Desde el exterior, solo pudo verse como con un pequeño espasmo inicial, Bernard se incorporaba dando una gran y sonora bocanada de aire como aquel que lleva mucho tiempo bajo el agua. En un rápido movimiento reflejo, su mano diestra asió con fuerza la muñeca de la joven que se erguía ante él. Cuando la respiración empezó a normalizarse y los ojos se empezaron a acostumbrar a la creciente claridad del ambiente, pudo distinguir mejor las formas femeninas tras la capucha de su inesperada acompañante y sobre todo una mirada inquisitiva y , “lobo” le había llamado, por lo que no tenía ningún sentido intentar ocultar la ya de por si insostenible situación. Aunque si sus intenciones hubieran sido más siniestras, tal vez ya debería de haber acabado con él, ¿o habría avisado a alguien mientras estaba inconsciente? ¿Quién estaba en el bosque a esas horas? Y la peor pregunta de todas, la muchacha parecía estar bien pero ¿habría intentado hacerle daño?
Todos estos pensamientos solo hicieron que su cabeza volviera a dar vueltas, sobreviniéndole una arcada que le hizo recordar el metálico sabor que inundaba su boca, y la sanguinolenta costra que manchaba su boca y sus manos. Dudando, demasiado cansado para intentar defenderse en el caso de que la mujer tuviera malas intenciones, aflojó la presión sobre la muñeca contraria, del que se acababa de dar cuenta que seguía agarrado de una manera no muy tranquilizadora.
-La…- “lamento que tenga que verme en esta situación mademoiselle” fue su intención decirle a la extraña pelirroja, más lo único que pudo salir de sus labios fue una voz demasiado bronca para ser totalmente humana, acompañada de una tos igual de grave. Bajó la mirada al suelo intentando luchar contra las náuseas que parecían no querer remitir, antes de volver a mirar a la dama a los ojos con un aire cansado y abatido. –Lamento que tenga que verme en este estado mademoiselle- consiguió ahora articular, -Aunque espero que no haya tenido que verme en condiciones aún peores…- volvió a toser con el amargo aunque familiar sabor de la sangre en sus labios. –¿Sería mucho pedir algo de agua?-
Pese a la indefensión, algo en su instinto empezaba a activarse, enmascarado por las elegantes maneras de la joven y su perfecto olor a algún selecto perfume de vainilla que ya de por si poco pegaban en aquel ambiente, aún podía captar un olor más, un olor aún más fuera de lugar en aquel lugar, algo peligroso y artificial, negro y destructivo, un olor a pólvora que no podía acabar de enmascarar.
Bernard Favre- Licántropo Clase Media
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Re: La lumière de l'aube (Wenkyel)
La bruja observaba con cierto descaro el desnudo cuerpo del licántropo que tenía tendido frente a ella, incluso enarcando una ceja por la visión, el hecho de que no le agraden mucho no significa que si el lobo es atractivo no le observe y se deleite con una buena vista, pero cuando derrepente agarró la muñeca de la bruja, cosa que hizo que la pelirroja diera un pequeño grito, acelerando el pulso notablemente y abriendo mucho sus claros ojos mirando al licántropo cuando este se movio aferrando su mano a la fina muñeca de la ahora asustada bruja que temblaba como una hoja, por el espasmo, aunque trató de poner compostura nuevamente al asunto, mientras le miraba, ladeó la cabeza entrecerrando los ojos, aun con el pulso acelerado por el susto primero, viendo el brillo de la bestia aun en su mirada, con esos espasmos por la recien conversión de bestia a humano, unos minutos antes y posiblemente habría visto una faceta muy distinta del ahora atractivo licano que estaba frente a ella como dios lo trajo al mundo, y había aprovechado antes del susto del agarrón el mirar el culo del hombre que había ahí tirado.
Los muy abiertos ojos observaba al licano que la tenía sujeta, pero a pesar de lo cruel que en un principio podía haber parecido frente a la adversión que sentía con los licanos, este pareció por su actitud aflojar un poco la postura de la bruja, le observó parecía quererle decir algo, lo que hizo que la pelirroja se mostrara notablemente recelosa, sin duda el hombre podría notarlo, la bruja sabía que aun estado humano seguían siendo mas fuerte, más veloces, con los sentidos mas agudizados, asi que tampoco quería darle muchas pistas del nerviosismo real que ella sentía en ese momento. Le miraba y lo que más le sorprendió de todo ello es que a pesar de su deplorable estado se esforzó en tener unos buenos modales, lo que hizo que la bruja aflojara mucho su postura en principio hostil contra él.
Ladeo la cabeza mirandole, mientras sonrie de medio lado nuevamente ante las primera frase, y volvió a desviar su mirada al cuerpo sin ropa, dejando escapar una sonrisilla algo sarcastica. -¿Condiciones peores? bueno, prefiero esta condición a la que tenías cubierta de pelo hace unos minutos.- Dijo con ese tono sarcastico, dejandole ver que durante unos segundos pudo adivinar la otra forma que tenía, pero sabía bien lo aturdidos que estaban los licantropos al despertar del cambio.
Igualmente atendió a la petición que pidió el hombre, se giró sobre su bolso donde guardaba diversos ingredientes, la planta cubierta de la tela, pero sobre todo bolsitas de polvora, y porcelana que usaba la pelirroja en su fabricación de explosivos, palpó con los dedos su petaca, la que siempre llevaba encima, con wiskhy de la destileria de la familia en irlanda, que rara vez compartía con otros, solo si tenía mucha confianza, y solo una vez con un lobo, siguió deslizando los dedos palpando la cantimplora con agua la cual sacó y se la tendió para que el licántropo saciara su necesidad, no importandole mucho que se terminase la cantimplora entera si asi lo necesitaba, más siguió con la mirada clavada en él. -Ten, limpiate la barbilla, tienes restos de sangre.- Dijo con cierto tono malicioso pasandole tambien un pañuelo.
Los muy abiertos ojos observaba al licano que la tenía sujeta, pero a pesar de lo cruel que en un principio podía haber parecido frente a la adversión que sentía con los licanos, este pareció por su actitud aflojar un poco la postura de la bruja, le observó parecía quererle decir algo, lo que hizo que la pelirroja se mostrara notablemente recelosa, sin duda el hombre podría notarlo, la bruja sabía que aun estado humano seguían siendo mas fuerte, más veloces, con los sentidos mas agudizados, asi que tampoco quería darle muchas pistas del nerviosismo real que ella sentía en ese momento. Le miraba y lo que más le sorprendió de todo ello es que a pesar de su deplorable estado se esforzó en tener unos buenos modales, lo que hizo que la bruja aflojara mucho su postura en principio hostil contra él.
Ladeo la cabeza mirandole, mientras sonrie de medio lado nuevamente ante las primera frase, y volvió a desviar su mirada al cuerpo sin ropa, dejando escapar una sonrisilla algo sarcastica. -¿Condiciones peores? bueno, prefiero esta condición a la que tenías cubierta de pelo hace unos minutos.- Dijo con ese tono sarcastico, dejandole ver que durante unos segundos pudo adivinar la otra forma que tenía, pero sabía bien lo aturdidos que estaban los licantropos al despertar del cambio.
Igualmente atendió a la petición que pidió el hombre, se giró sobre su bolso donde guardaba diversos ingredientes, la planta cubierta de la tela, pero sobre todo bolsitas de polvora, y porcelana que usaba la pelirroja en su fabricación de explosivos, palpó con los dedos su petaca, la que siempre llevaba encima, con wiskhy de la destileria de la familia en irlanda, que rara vez compartía con otros, solo si tenía mucha confianza, y solo una vez con un lobo, siguió deslizando los dedos palpando la cantimplora con agua la cual sacó y se la tendió para que el licántropo saciara su necesidad, no importandole mucho que se terminase la cantimplora entera si asi lo necesitaba, más siguió con la mirada clavada en él. -Ten, limpiate la barbilla, tienes restos de sangre.- Dijo con cierto tono malicioso pasandole tambien un pañuelo.
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/07/2017
Re: La lumière de l'aube (Wenkyel)
El dolor de cabeza iba poco a poco remitiendo incluso tras el penetrante chillido de la mujer, a medida que la sangre de la bestia perdía fuerza bajo los tenues rayos de sol de la mañana, aunque Bernard sabía que aquella pequeña tregua sería temporal, pues la Luna volvería a salir llena aquella noche y la fuerza del lobo se encontraba en su cénit. Aún en su forma humana notaba sus sentidos extremadamente sensibles, sus músculos aunque cansados y agarrotados henchidos de fuerza y el fuerte sabor a sangre de su boca no le desagradaba tanto como debería.
Su parte humana no obstante, se mantenía profundamente preocupada, pues en tantos años sufriendo aquella enfermedad ningún humano había presenciado el oscuro cambio que en él acontecía. Sus ojos, aún con cierto brillo amarillento, escrutaron la expresión de la joven. Parecía alerta, aunque entendía que era lo mínimo, y más si como acababa de confirmar lo había visto transformado, aunque no por ello le dolía menos al licántropo. Buscó temeroso en su expresión cualquier signo de que lo juzgara como el monstruo que llevaba toda su vida intentando no ser. Sin embargo poco más que desconfianza encontró en los gestos de la joven, lo que aún dejó más turbado al último de los Favre.
El gesto del hombre se ensombreció visiblemente mientras le pregunta –¿Le… le he hecho algo esta noche? No consigo recordar muy bien - continúa Bernand mientras el intentar bucear en recuerdos que no son del todo suyos vuelve a hacer que el dolor de cabeza le asalte hasta que tiene que agachar la cabeza mareado de nuevo. Tras recuperarse levemente lleva con manos temblorosas, aunque no sin cierta ansiedad, la cantimplora que le ofrecen hasta sus labios, de donde comienza a beber. Las prisas hacen que un pequeño hilo de agua caiga desde la comisura de sus labios, describiendo todo el arco de la mandíbula, bajando por su cuello, recordándole su desnudez ante una perfecta desconocida, otro de los problemas no calculados de sufrir un despertar acompañado.
Sensiblemente rojo de vergüenza le devuelve la cantimplora, que pesa sensiblemente menos a su dueña, mientras que utiliza un poco de agua para limpiarse los restos de sangre de la barba y de las uñas. Por unos instantes se queda mirando a la mujer en silencio, sin saber muy bien que hacer, al menos así, sentado con cuidado, puede disimular las partes más pudorosas de su anatomía con bastante efectividad. Echa un vistazo a alrededor y distingue el linde del bosque, su ropa no anda lejos, escondida en un tocón de roble, pero implicaría levantarse delante de aquella señorita como Dios lo trajo al mundo.
-¿Por qué me ayuda mademoiselle? Es la primera vez que alguien me ve afectado por- titubea levemente mientras respira, ordenando sus ideas ante una perfecta desconocido ante la que no tenía más remedio que confiar- por mi enfermedad- Siente que debe excusarse y tal vez la influencia de la luna lo hace ser más impulsivo de lo que sería en otra ocasión, por lo que continúa dándole algunas pinceladas de secretos que no había compartido con nadie desde aquella fatídica noche boreal en la que su hermano murió y el recibió en muchos sentidos, una penitencia aún peor que la muerte. – Lo más sensato hubiera sido avisar a algún cazador, o a la iglesia- para mientras el espíritu de la bestia se revuelve ante la idea, haciendo que el comerciante tenga que hacer un nuevo esfuerzo para mantener controlada su influencia. –Cualquier de ellos me mataría sin dudarlo y posiblemente tengan razones para ello, pero, en cambio, usted me ha despertado y dado de beber¿Por qué?-.
Su parte humana no obstante, se mantenía profundamente preocupada, pues en tantos años sufriendo aquella enfermedad ningún humano había presenciado el oscuro cambio que en él acontecía. Sus ojos, aún con cierto brillo amarillento, escrutaron la expresión de la joven. Parecía alerta, aunque entendía que era lo mínimo, y más si como acababa de confirmar lo había visto transformado, aunque no por ello le dolía menos al licántropo. Buscó temeroso en su expresión cualquier signo de que lo juzgara como el monstruo que llevaba toda su vida intentando no ser. Sin embargo poco más que desconfianza encontró en los gestos de la joven, lo que aún dejó más turbado al último de los Favre.
El gesto del hombre se ensombreció visiblemente mientras le pregunta –¿Le… le he hecho algo esta noche? No consigo recordar muy bien - continúa Bernand mientras el intentar bucear en recuerdos que no son del todo suyos vuelve a hacer que el dolor de cabeza le asalte hasta que tiene que agachar la cabeza mareado de nuevo. Tras recuperarse levemente lleva con manos temblorosas, aunque no sin cierta ansiedad, la cantimplora que le ofrecen hasta sus labios, de donde comienza a beber. Las prisas hacen que un pequeño hilo de agua caiga desde la comisura de sus labios, describiendo todo el arco de la mandíbula, bajando por su cuello, recordándole su desnudez ante una perfecta desconocida, otro de los problemas no calculados de sufrir un despertar acompañado.
Sensiblemente rojo de vergüenza le devuelve la cantimplora, que pesa sensiblemente menos a su dueña, mientras que utiliza un poco de agua para limpiarse los restos de sangre de la barba y de las uñas. Por unos instantes se queda mirando a la mujer en silencio, sin saber muy bien que hacer, al menos así, sentado con cuidado, puede disimular las partes más pudorosas de su anatomía con bastante efectividad. Echa un vistazo a alrededor y distingue el linde del bosque, su ropa no anda lejos, escondida en un tocón de roble, pero implicaría levantarse delante de aquella señorita como Dios lo trajo al mundo.
-¿Por qué me ayuda mademoiselle? Es la primera vez que alguien me ve afectado por- titubea levemente mientras respira, ordenando sus ideas ante una perfecta desconocido ante la que no tenía más remedio que confiar- por mi enfermedad- Siente que debe excusarse y tal vez la influencia de la luna lo hace ser más impulsivo de lo que sería en otra ocasión, por lo que continúa dándole algunas pinceladas de secretos que no había compartido con nadie desde aquella fatídica noche boreal en la que su hermano murió y el recibió en muchos sentidos, una penitencia aún peor que la muerte. – Lo más sensato hubiera sido avisar a algún cazador, o a la iglesia- para mientras el espíritu de la bestia se revuelve ante la idea, haciendo que el comerciante tenga que hacer un nuevo esfuerzo para mantener controlada su influencia. –Cualquier de ellos me mataría sin dudarlo y posiblemente tengan razones para ello, pero, en cambio, usted me ha despertado y dado de beber¿Por qué?-.
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Re: La lumière de l'aube (Wenkyel)
La bruja paseaba su mirada nuevamente por el cuerpo del licántropo que tenía frente a sus ojos, si bien era verdad que estaba siendo más amable de lo que acostumbraría a mirar a un licántropo, más enarcó la ceja cuando este pareció mostrar cierta preocupación por que esta le hubiera visto cuando estaba en su forma animal, ella negó con la cabeza ante las palabras del licano. -No, no me has hecho nada, pues te había divisado a lo lejos y tu a mi no me has visto.- Comentó con aire tranquilo mientras dejaba que el licántropo saciara la sed y se recompusieran un poco de lo ocurrido, Wenkyel en realidad sabía lo mucho que apalizaba a los lobos los cambios de forma y el estres fisico que el cambio de forma sometía a los de naturaleza lobuna, Wenkyel siguió las gotas de agua que recorrían la garganta y bajaban al cuello volviendo a alzar una ceja pero sin imutarse lo más minimo, salvo ligeros cambios de expresión que la bruja no podía ocultar.
Sonrió ligeramente cuando observó como el hombre se ponía rojo al percatarse de que la pelirroja tenía la visión de él totalmente desnudo, incluso le hizo cierta gracia cuando se incorporaba tratando de mantener oculta a la vista de ella su anatomia masculina, mientras esta mantenía una sonrisilla de medio lado bastante poco pronunciada, mientras le inspeccionaba visualmente.
Más Wenkyel ladeó la cabeza frunciendo el ceño. -¿Prefiere que me de la vuelta para que no le siga observando? eres bastante timido ciertamente, me sorprende cuando deberías estar algo más euforico y desvergonzado, pero yo no sere quien juzgue tu comportamiento, solo avisame si quieres que me gire.- Aunque no estaba muy segura de ofrecer tan voluntariamente su espalda a un licantropo que estaba recien transformado en un humano y estaba aun la naturaleza animal a flor de piel, asi que preferiria tener una seguridad de que no se va a quedar sin yugular si le diera la espalda para que él se sintiera mas comodo, mientras con cierta inquietud deslizó su melena para dejarla caer por su hombro izquierdo mientras seguía mirando con atención al licantropo.
Sus palabras se le antojaron curiosas y le miro frunciendo el ceño, cuando este pareció sentir curiosidad por el hecho de que esta le ayudara, incluso ella tuvo que meditar sobre ese hecho, y miró con atención el rostro licano, aun sin decir nada, una costumbre que la hacia digna de su hermana, observa en silencio antes de dar una sentencia al hecho, era normal que él tuviera esas preguntas, pero tambien el hecho de por que hacía esas preguntas, aunque cabía la posibilidad de que por su estado de confusión no hubiera mirado el aura de la joven, pero finalmente se decidió a responder. - Llamar a un cazador o un inquisidor nunca ha sido una opción.- Gruñó ella finalmente, no queriendo dar mas explicación, más ladeó la cabeza teniendo en cuenta lo que antes había mencionado. -¿Acaso piensas que estás enfermo?- Preguntó de manera sumamente tajante.
Chasqueo la lengua, no había motivo para no ser sincera, y ciertamente pensaba que tal vez si pudiera ser buena gente, no había motivo para pensar lo contrario. -Bueno en realidad, bueno....me recuerdas a mi hermano mayor, un poco, en todo..- Dijo refiriendose tanto a fisico, como en naturaleza, dandole a conocer que si había tratado con licántropos, en ocasiones. - Pero mi hermano lo llama don...no maldición...-Afinó con esto ultimo. - No hay por que ser descortes.
Sonrió ligeramente cuando observó como el hombre se ponía rojo al percatarse de que la pelirroja tenía la visión de él totalmente desnudo, incluso le hizo cierta gracia cuando se incorporaba tratando de mantener oculta a la vista de ella su anatomia masculina, mientras esta mantenía una sonrisilla de medio lado bastante poco pronunciada, mientras le inspeccionaba visualmente.
Más Wenkyel ladeó la cabeza frunciendo el ceño. -¿Prefiere que me de la vuelta para que no le siga observando? eres bastante timido ciertamente, me sorprende cuando deberías estar algo más euforico y desvergonzado, pero yo no sere quien juzgue tu comportamiento, solo avisame si quieres que me gire.- Aunque no estaba muy segura de ofrecer tan voluntariamente su espalda a un licantropo que estaba recien transformado en un humano y estaba aun la naturaleza animal a flor de piel, asi que preferiria tener una seguridad de que no se va a quedar sin yugular si le diera la espalda para que él se sintiera mas comodo, mientras con cierta inquietud deslizó su melena para dejarla caer por su hombro izquierdo mientras seguía mirando con atención al licantropo.
Sus palabras se le antojaron curiosas y le miro frunciendo el ceño, cuando este pareció sentir curiosidad por el hecho de que esta le ayudara, incluso ella tuvo que meditar sobre ese hecho, y miró con atención el rostro licano, aun sin decir nada, una costumbre que la hacia digna de su hermana, observa en silencio antes de dar una sentencia al hecho, era normal que él tuviera esas preguntas, pero tambien el hecho de por que hacía esas preguntas, aunque cabía la posibilidad de que por su estado de confusión no hubiera mirado el aura de la joven, pero finalmente se decidió a responder. - Llamar a un cazador o un inquisidor nunca ha sido una opción.- Gruñó ella finalmente, no queriendo dar mas explicación, más ladeó la cabeza teniendo en cuenta lo que antes había mencionado. -¿Acaso piensas que estás enfermo?- Preguntó de manera sumamente tajante.
Chasqueo la lengua, no había motivo para no ser sincera, y ciertamente pensaba que tal vez si pudiera ser buena gente, no había motivo para pensar lo contrario. -Bueno en realidad, bueno....me recuerdas a mi hermano mayor, un poco, en todo..- Dijo refiriendose tanto a fisico, como en naturaleza, dandole a conocer que si había tratado con licántropos, en ocasiones. - Pero mi hermano lo llama don...no maldición...-Afinó con esto ultimo. - No hay por que ser descortes.
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
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Re: La lumière de l'aube (Wenkyel)
El licántropo inspecciona una vez más más a la extraña joven, parece que dice la verdad, no parece herida, ni muestra signo alguno de esfuerzo físico, interpreta entre las confusas brumas que forman su memoria cuando intenta recordar algo de su transformación que su yo animal no percibió a la joven, posiblemente porque coincidieron demasiado cerca de la salida del sol y el cambio tendría a su otro yo demasiado confuso o furioso, o ambas cosas. ¿De dónde provendría aquella sangre que ahora se limpiaba de la comisura de sus labios? También tenía sangre bajo las uñas, distinguible apenas entre el barro, quiso pensar como todas y cada una de las noches que aquel líquido carmesí fuera de un animal y no de un humano. Al menos el olor parecía a almizcle, bastante diferente del olor de una persona y más parecido al de las vacas o bisontes, pero la noche era larga y su olfato limitado.
La sonrisa de la extraña al mirarla ciertamente lo incomoda de sobremanera, haciéndole sentir expuesto a una completa extraña, cosa que el comentario posterior solo agrava, haciendo que al licántropo le quemen la punta de sus ahora humanas orejas. –Ni una ni la otra mademoiselle- explica en cierto grado molesto por el descaro de la dama. –No puedo estar eufórico ni desvergonzado por comportamientos o actos que escapan a mi control- No obstante interrumpió aquella explicación pues aquella joven parecía saber más de lo que parecía a simple vista, no solo no le daba miedo estar frente a un híbrido antinatural de bestia y humano si no que además parecía conocer su comportamiento habitual.
Se levantó al fin en una postura normal, ni la dama parecía escandalizada ni el mercader quería seguir desnudo en el suelo mucho más tiempo, sobre todo cuando creyó notar el acompasado ritmo de un cien pies en zonas complicadas de nombrar, por lo que intentando ser lo más natural posible se irguió buscando con la mirada el maldito tocón donde guardó su ropa de caza antes de transformarse. Aunque la sonrisa de la joven no ayudaba a tranquilizarlo. –No hace falta que se gire, pero me gustaría que nos dirigiéramos unos pasos hacia el norte, mi ropa no está lejos-
Comprendió la absurdez de su pregunta, momentos antes de que la pelirroja respondiera, a medida que iba volviendo a ser consciente de su cuerpo sus sentidos, tanto humanos como lupinos empezaban también a aclararse y en instantes, sus ojos, verdosos aún por la influencia de la bestia podían ver con claridad un olor tan sobrenatural como el suyo propio. –Eres una bruja- comentó mecánicamente tras la respuesta de la joven, sorprendido por la extrañeza del hallazgo –Perdone mademoiselle ¿Hechicera?¿Usuaria de… la magia? Lamento mi desconocimiento pero no he tenido el honor de tratar nunca con alguien como usted, aquellas que he olido otras veces son más ¿excéntricas?¿Independientes?-
La última revelación de la joven, tuvo un impacto tan grande en el lobo que empequeñeció de sobremanera el descubrimiento sobre la naturaleza mágica de la acompañante. Tragó saliva, de repente tremendamente cansado, tal vez por haber hallado aunque sea en tan extrañas circunstancias algo de comprensión a su afección. La sangre bestial de su interior se agitó de igual manera, buscando inconscientemente tal vez la compañía de uno de los suyos mas ¿Cómo podía alguien llamarlo un don? –¿Su hermano es un licántropo?- sabía que era una confesión extraña y delicada, a los portadores de la sangre de la bestia no le faltaban enemigos, tanto mortales como naturales, santos o profanos. –No he pretendido ser descortés mademoiselle y menos con alguien como yo- aún le costó decir la última parte de la frase –Pero no me imagino como podría ser esto una bendición- continuó de repente abatido-Las transformaciones, la influencia del lobo en todo momento, acechando, esperando que pierdas el autocontrol- Se paró para serenarse un instante, un sudor frío perlaba de repente su frente- Lo siento señorita, nunca había conocido a otro…como yo y son demasiadas preguntas.- Por un momento se preguntó si el siguiente mareo que le sobrevino fue debido a la transformación o a la mezcla de emociones en tan poco tiempo.
La sonrisa de la extraña al mirarla ciertamente lo incomoda de sobremanera, haciéndole sentir expuesto a una completa extraña, cosa que el comentario posterior solo agrava, haciendo que al licántropo le quemen la punta de sus ahora humanas orejas. –Ni una ni la otra mademoiselle- explica en cierto grado molesto por el descaro de la dama. –No puedo estar eufórico ni desvergonzado por comportamientos o actos que escapan a mi control- No obstante interrumpió aquella explicación pues aquella joven parecía saber más de lo que parecía a simple vista, no solo no le daba miedo estar frente a un híbrido antinatural de bestia y humano si no que además parecía conocer su comportamiento habitual.
Se levantó al fin en una postura normal, ni la dama parecía escandalizada ni el mercader quería seguir desnudo en el suelo mucho más tiempo, sobre todo cuando creyó notar el acompasado ritmo de un cien pies en zonas complicadas de nombrar, por lo que intentando ser lo más natural posible se irguió buscando con la mirada el maldito tocón donde guardó su ropa de caza antes de transformarse. Aunque la sonrisa de la joven no ayudaba a tranquilizarlo. –No hace falta que se gire, pero me gustaría que nos dirigiéramos unos pasos hacia el norte, mi ropa no está lejos-
Comprendió la absurdez de su pregunta, momentos antes de que la pelirroja respondiera, a medida que iba volviendo a ser consciente de su cuerpo sus sentidos, tanto humanos como lupinos empezaban también a aclararse y en instantes, sus ojos, verdosos aún por la influencia de la bestia podían ver con claridad un olor tan sobrenatural como el suyo propio. –Eres una bruja- comentó mecánicamente tras la respuesta de la joven, sorprendido por la extrañeza del hallazgo –Perdone mademoiselle ¿Hechicera?¿Usuaria de… la magia? Lamento mi desconocimiento pero no he tenido el honor de tratar nunca con alguien como usted, aquellas que he olido otras veces son más ¿excéntricas?¿Independientes?-
La última revelación de la joven, tuvo un impacto tan grande en el lobo que empequeñeció de sobremanera el descubrimiento sobre la naturaleza mágica de la acompañante. Tragó saliva, de repente tremendamente cansado, tal vez por haber hallado aunque sea en tan extrañas circunstancias algo de comprensión a su afección. La sangre bestial de su interior se agitó de igual manera, buscando inconscientemente tal vez la compañía de uno de los suyos mas ¿Cómo podía alguien llamarlo un don? –¿Su hermano es un licántropo?- sabía que era una confesión extraña y delicada, a los portadores de la sangre de la bestia no le faltaban enemigos, tanto mortales como naturales, santos o profanos. –No he pretendido ser descortés mademoiselle y menos con alguien como yo- aún le costó decir la última parte de la frase –Pero no me imagino como podría ser esto una bendición- continuó de repente abatido-Las transformaciones, la influencia del lobo en todo momento, acechando, esperando que pierdas el autocontrol- Se paró para serenarse un instante, un sudor frío perlaba de repente su frente- Lo siento señorita, nunca había conocido a otro…como yo y son demasiadas preguntas.- Por un momento se preguntó si el siguiente mareo que le sobrevino fue debido a la transformación o a la mezcla de emociones en tan poco tiempo.
Última edición por Bernard Favre el Vie Mayo 04, 2018 6:43 am, editado 1 vez
Bernard Favre- Licántropo Clase Media
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Re: La lumière de l'aube (Wenkyel)
Observaba cuan ruborizado estaba, no le era muy dificil adivinar que sentía vergüenza por haber despertado sin ropa frente a una joven que para nada se parecía encontrar en una situación que le era adversa, ella dejó escapar un suspiro escuchando las palabras del licano, mientras apretaba ligeramente los labios, ciertamente se mostraba pudoroso y civilizado, le sorprendió tratandose de un licano, reconocía que quizá la compañía de otros lobos exageradamente liberales con su naturaleza la había insensibilizado, pero comprendió lo que quiso decir, asi que simplemente movió la cabeza de manera afirmativa dejando que el hombre conservase su pudor, simplemente la joven suspiró de manera pesada mientras le mantenía la mirada.
Empezó a notar como el joven se percataba de lo mucho que parecía saber la pelirroja, asi que ella simplemente le mira mientras se le inundan la mente en recuerdos, aunque se atrevería a decir que los unicos licántropos en los que confiaria ciegamente sería de aquellos dos que contienen el apellido Enhydra, mientras seguía con sus claros ojos clavados en los ajenos observando su ruborización con cierta diversión.
Más no pudo evitar observarle de arriba a abajo cuando se levantó finalmente, más despues de observar al hombre totalmente desnudo la que se puso roja al más no poder fue la bruja que decidió abordar esa situación bajando la vista, mirando al suelo mientras avanzaban a buscar la ropa del hombre que había delante de ella. Finalmente el joven usando seguramente su naturaleza licántropo empezaba a despejarse tras la transformación y vió el aura de la pelirroja, empezando por llamarla bruja, cosa que le llamó la atención pues la primera palabra que salió de los labios del lobo fue la palabra "bruja", ella alzó la cabeza mirandole en silencio, simplemente volvió a bajar la vista al suelo mientras educadamente el joven parecía esforzarse por no ofenderla y comentar como eran las demas que había detectado. -Bueno, soy algo más "cercana" pero es justo que sepas mi naturaleza, soy bruja...seria el termino más correcto.- Sonrie de medio lado.- Danzas, ritos ocultos y bailes bastante...sugerentes a la luz de la luna...asi que si, bruja.- Comentó con un tono para quitar algo de hierro al asunto mientras seguía con la mirada fija en el suelo, dudaba que él hombre se pusiera a juzgar, aunque quien sabe, ella lo haría tal vez, solo por prejuicio.
El licantropo parecía tener algo de curiosidad por la revelación de Wenkyel sobre la naturaleza de su hermano, de hecho le sorprendió las palabras de él, aunque supuso que había licántropo de todo tipo, y que no siempre tenían que llevar su naturaleza de la misma forma. -Bueno mis dos hermanos mayores fueron mordidos por un licano, pero me recuerdas al mayor de todos...tienes cierto aire.- Comentó ligeramente timida por ello sin levantar la vista del suelo. -Y bueno, he conocido algunos más y se muestran orgullosos de su naturaleza, eres el primero que conozco que no está comodo..-Comentó con tranquilidad. - Quizá pueda ayudarte un poco con tus preguntas...dentro de lo que conozco, aunque no me tomes como una experta.- Sonrie de medio lado con ligereza mientras continuan sus ojos clavados en el suelo.
Notó que el joven se mareaba y la joven se colocó a su lado he hizo que pasara su brazo sobre el hombro de la pelirroja para ser usada de apoyo y ayudarle a llegar hasta el tocón de madera que decía. -por cierto soy Wenkyel, pero me llaman Wenk...-Añadió finalmente mientras avanzó un poco más. -¿necesitas más descanso?- Dijo cediendo finalmente al recuerdo de su hermano que despertaba ese hombre y la hacia ser amable.
Empezó a notar como el joven se percataba de lo mucho que parecía saber la pelirroja, asi que ella simplemente le mira mientras se le inundan la mente en recuerdos, aunque se atrevería a decir que los unicos licántropos en los que confiaria ciegamente sería de aquellos dos que contienen el apellido Enhydra, mientras seguía con sus claros ojos clavados en los ajenos observando su ruborización con cierta diversión.
Más no pudo evitar observarle de arriba a abajo cuando se levantó finalmente, más despues de observar al hombre totalmente desnudo la que se puso roja al más no poder fue la bruja que decidió abordar esa situación bajando la vista, mirando al suelo mientras avanzaban a buscar la ropa del hombre que había delante de ella. Finalmente el joven usando seguramente su naturaleza licántropo empezaba a despejarse tras la transformación y vió el aura de la pelirroja, empezando por llamarla bruja, cosa que le llamó la atención pues la primera palabra que salió de los labios del lobo fue la palabra "bruja", ella alzó la cabeza mirandole en silencio, simplemente volvió a bajar la vista al suelo mientras educadamente el joven parecía esforzarse por no ofenderla y comentar como eran las demas que había detectado. -Bueno, soy algo más "cercana" pero es justo que sepas mi naturaleza, soy bruja...seria el termino más correcto.- Sonrie de medio lado.- Danzas, ritos ocultos y bailes bastante...sugerentes a la luz de la luna...asi que si, bruja.- Comentó con un tono para quitar algo de hierro al asunto mientras seguía con la mirada fija en el suelo, dudaba que él hombre se pusiera a juzgar, aunque quien sabe, ella lo haría tal vez, solo por prejuicio.
El licantropo parecía tener algo de curiosidad por la revelación de Wenkyel sobre la naturaleza de su hermano, de hecho le sorprendió las palabras de él, aunque supuso que había licántropo de todo tipo, y que no siempre tenían que llevar su naturaleza de la misma forma. -Bueno mis dos hermanos mayores fueron mordidos por un licano, pero me recuerdas al mayor de todos...tienes cierto aire.- Comentó ligeramente timida por ello sin levantar la vista del suelo. -Y bueno, he conocido algunos más y se muestran orgullosos de su naturaleza, eres el primero que conozco que no está comodo..-Comentó con tranquilidad. - Quizá pueda ayudarte un poco con tus preguntas...dentro de lo que conozco, aunque no me tomes como una experta.- Sonrie de medio lado con ligereza mientras continuan sus ojos clavados en el suelo.
Notó que el joven se mareaba y la joven se colocó a su lado he hizo que pasara su brazo sobre el hombro de la pelirroja para ser usada de apoyo y ayudarle a llegar hasta el tocón de madera que decía. -por cierto soy Wenkyel, pero me llaman Wenk...-Añadió finalmente mientras avanzó un poco más. -¿necesitas más descanso?- Dijo cediendo finalmente al recuerdo de su hermano que despertaba ese hombre y la hacia ser amable.
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
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Re: La lumière de l'aube (Wenkyel)
Aún quedaba una noche de Luna llega y aunque el espíritu del lobo se retiraba momentáneamente, bullía bajo la superficie humana del último de los Favre. Tal vez por eso encontraba especialmente agradable la caricia de la fina hierba en sus pies, la húmeda sensación del rocío del bosque y la cacofonía de sonidos que se filtraba a través de los altos troncos de los árboles junto a una fría brisa matinal que el incipiente sol aún intentaba calentar sin mucho éxito.
Tal vez por eso, conseguir que la media sonrisa de la mujer desapareciera al fin, junto con las curiosas miradas a su cuerpo bajo una delicada vergüenza es tomado como una victoria para el licántropo, que es ahora quien se permite una ligera sonrisa, sumado al alivio de saberse cerca de su ropa, pues por encima de todo, lo que más desea en aquel momento es alejarse de la bestia que fue momentos antes.
-Es la primera vez que me encuentro con una. Imagino que los tratos con el diablo, los gatos negros y los calderos son adornos de la iglesia. Esperaba que esos bailes en el bosque también fueran relatos para asustar a los niños- añade pensativo -¿Y la escoba? Era mi parte favorita de los cuentos de mi madre- Añade brevemente nostálgico y curioso, prefiriendo callarse el horrible aspecto que compartían todas las brujas de sus cuentos.
Al fin llegaron al maldito tocón, de donde sacó un zurrón de cuero muy basto y gastado. Su ropa estaba dentro, relativamente a salvo de las inclemencias del tiempo, por lo que no tardó en empezar a vestirse con una camisa que debió ser más blanca que ahora y otras prendas de caza que allí había escondido la noche anterior. Una vez vestido como… como una persona al menos, se sentó en el tocón con aire cansado. –Imagino que ahora le serán menos incómodas las presentaciones mademoiselle Wenkyel- Dice levantándose una vez se ha calzado las botas. –Me llamo Bernard Favre- responde a su vez a su muda pregunta de manera caballerosa mientras le da un breve beso en el dorso de la mano, tras una breve inclinación. La dama no parece especialmente interesada en los formalismos y la etiqueta pero el licántropo decide que la situación es tan extraña que necesita normalizarla un poco. –Me encuentro mejor mademoiselle, prefiero aprovechar mi tiempo como humano, durante estos días
es un lujo escaso-
Tras unos instantes mirando a la dama, reunió la suficiente valentía para afrontar tanto sus palabras como su ofrecimiento. –Verá, fui transformado hace muchos años, más de los que aparenta mi aspecto, por lo que imagino que esta…- “enfermedad” "afección" se contuvo a duras penas de decir otra vez –este estado- consigue aclarar –Alarga la vida de alguna forma. El caso es que nunca he encontrado a otro como yo, tristemente he tenido más tratos con vampiros, pero bastante poco amigables la verdad- añade con un brillo oscuro en sus ojos. –Lo poco que conozco viene de algunos libros, historias y leyendas, la mayoría se contradice, otras lo exageran y la mayoría de la gente simplemente intentaría matarme si supieran lo que soy, y la Iglesia intentaría matarme simplemente por intentar instruirme en estos temas-añade -Le agradecería mucho si pudieras ayudarme… -concluye viendo que sus palabras vuelve a atropellarse en su boca. Respira, una, dos y tres veces antes de preguntarle -¿Por qué tus hermanos lo ven cómo un don?- Es una intrigue que le reconcome, haciendo daño a su mente maltratada por una afección que ya duraba demasiado tiempo y no parecía remitir, sí no todo lo contrario.
Tal vez por eso, conseguir que la media sonrisa de la mujer desapareciera al fin, junto con las curiosas miradas a su cuerpo bajo una delicada vergüenza es tomado como una victoria para el licántropo, que es ahora quien se permite una ligera sonrisa, sumado al alivio de saberse cerca de su ropa, pues por encima de todo, lo que más desea en aquel momento es alejarse de la bestia que fue momentos antes.
-Es la primera vez que me encuentro con una. Imagino que los tratos con el diablo, los gatos negros y los calderos son adornos de la iglesia. Esperaba que esos bailes en el bosque también fueran relatos para asustar a los niños- añade pensativo -¿Y la escoba? Era mi parte favorita de los cuentos de mi madre- Añade brevemente nostálgico y curioso, prefiriendo callarse el horrible aspecto que compartían todas las brujas de sus cuentos.
Al fin llegaron al maldito tocón, de donde sacó un zurrón de cuero muy basto y gastado. Su ropa estaba dentro, relativamente a salvo de las inclemencias del tiempo, por lo que no tardó en empezar a vestirse con una camisa que debió ser más blanca que ahora y otras prendas de caza que allí había escondido la noche anterior. Una vez vestido como… como una persona al menos, se sentó en el tocón con aire cansado. –Imagino que ahora le serán menos incómodas las presentaciones mademoiselle Wenkyel- Dice levantándose una vez se ha calzado las botas. –Me llamo Bernard Favre- responde a su vez a su muda pregunta de manera caballerosa mientras le da un breve beso en el dorso de la mano, tras una breve inclinación. La dama no parece especialmente interesada en los formalismos y la etiqueta pero el licántropo decide que la situación es tan extraña que necesita normalizarla un poco. –Me encuentro mejor mademoiselle, prefiero aprovechar mi tiempo como humano, durante estos días
es un lujo escaso-
Tras unos instantes mirando a la dama, reunió la suficiente valentía para afrontar tanto sus palabras como su ofrecimiento. –Verá, fui transformado hace muchos años, más de los que aparenta mi aspecto, por lo que imagino que esta…- “enfermedad” "afección" se contuvo a duras penas de decir otra vez –este estado- consigue aclarar –Alarga la vida de alguna forma. El caso es que nunca he encontrado a otro como yo, tristemente he tenido más tratos con vampiros, pero bastante poco amigables la verdad- añade con un brillo oscuro en sus ojos. –Lo poco que conozco viene de algunos libros, historias y leyendas, la mayoría se contradice, otras lo exageran y la mayoría de la gente simplemente intentaría matarme si supieran lo que soy, y la Iglesia intentaría matarme simplemente por intentar instruirme en estos temas-añade -Le agradecería mucho si pudieras ayudarme… -concluye viendo que sus palabras vuelve a atropellarse en su boca. Respira, una, dos y tres veces antes de preguntarle -¿Por qué tus hermanos lo ven cómo un don?- Es una intrigue que le reconcome, haciendo daño a su mente maltratada por una afección que ya duraba demasiado tiempo y no parecía remitir, sí no todo lo contrario.
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Re: La lumière de l'aube (Wenkyel)
Ladeando la cabeza aun con la vista clavada en el suelo mientras escuchaba lo que había oido aquel licántropo sobre las brujas, incluso de cierta manera empezarón a divertirle, asi que no encontró mucho problema en responderle a las preguntas que el hombre decía comparando con los cuentos de brujas que seguramente le han dado en la niñez, la bruja esbozó una sonrisilla divertida sin levantar la vista del suelo. -Oh bueno....me gusta los gatos, los negros son muy elegantes, pero tambien me gustan los atigrados o con manchitas si responde eso a tu pregunta, eso va en el gusto como todo.- Se rió divertida dejando que el hombre la imaginase seguramente a la pelirroja con la casa llena de gatos de distintos colores, cosa que la divirtió de sobremanera.
-No tengo interes a priori en hablar con el principe de las tinieblas, y en cuanto a los calderos....los usamos como cualquier otra persona para cocinar...aunque no te voy a mentir, tenemos habilidad para mezclar ciertas hiervas y conseguir remedios distintos...pero no estamos planeando maldades dando vueltas a un cucharon frente a un caldero humeante mientras nos reimos con irritante voz.- Dijo imaginandose la tipica imagen de cuento infantil de brujas de piel verde, con nariz ganchuda y berrugas. -En cuanto a bailar a la luz de la luna desnuda no se si es un buen cuento que contar a los niños, habría mucho miron...no, es un ritual que algunas hacemos para ponernos algo en comunión con la naturaleza y los espiritus...bueno, no voy a dar mucho detalle sobre eso...y en cuanto a tu parte favorita nunca me he puesto a levitar sobre una escoba, la veo poco estable, y bastante molesta para poner todo el peso de tu cuerpo incandote el palo de madera...es un poco incomodo ¿no crees?- Se rie por sus propios comentarios.
Cuando llegarón al tocón la bruja se dio la vuelta aun algo ruborizada mientras esperaba a que este avisara de que ya estaba vestido para volver a mirarlo, con menos vergüenza que antes, le examinó nuevamente con la mirada aunque esta vez notablemente más tranquila. Más se mostró sorprendida que a pesar de revelar que era bruja la tratara como una dama, incluso correspondió la inclinación del hombre, para ella también inclina la cabeza a modo reverencia, mientras le observa, se le veía algo cansado, y miró el cielo claro la pelirroja. -Todavía te queda una noche más.- Comentó ella sin darle excesiva importancia a aquello. No era necesario inquietar al hombre contandole lo poco que faltaba para la siguiente luna, y que pensaría hacer este para solventar la siguiente noche, desde luego le encontraba incomodo con el asunto de su bestia interior.
La bruja escuchó lo que el hombre decía sin interrumpirle, también por saber como podía ayudarle, cuando mencionó los tratos con vampiros Wenkyel se puso algo colorada, ya que a ella por razones familiares le gustaban los vampiros, entrelazó los dedos a su espalda mientras observaba al lobo. -Le invitaría a descansar a mi casa, pero vivo con dos personas más, mi melliza y mi prima...no creo que te agrade mucho esta última, y con la luna acechante...sería demasiado intenso.- Comenta con voz suave mientras continua al lado del licano. Notaba que él licano estaba nervioso, asi que Wenkyel se quedó algo pensativa, pero finalmente decidió acariciarle con suavidad el brazo buscando que de esa forma se sintiera mucho más calmado, intentando asi transmitirle cierta tranquilidad y dejarle claro que no tenía por que preocuparse, al menos no con ella en ese momento.
-Bueno si, os manteneis jovenes más tiempo, incluso ahora eres más rapido, mas fuerte, más duro que una persona normal, tus heridas habras visto que sanan con rapidez...incluso ahora tienes tu parte animal latente...puedes oler cosas que yo no, y estoy segura que ahora escuchas hasta el sonido de un pajarito en un arbol lejano....son ventajas, deberías interpretarlas asi...lo que sé es que cada licántropo puede tener diferentes habilidades, sois curiosos, me lo pareceis.....-Comentó aunque frunció por unos segundos el ceño antes de girarse a mirarle. -Mis hermanos encuentran todo esto una bendición, claro que ellos formaron manada rapido, primero ellos dos, mi hermano mayor es muy dominante y se encabezo como alfa, asi lo llamarón, y mi otro hermano era más relajado en eso...es su segundo, su mano derecha, poco a poco se fueron juntando con otros de la especie....defienden su territorio..sus tierras, tienen bastante compenetración ciertamente...aunque tambien hay lobos solitarios, simplemente encontrar tu camino.
-No tengo interes a priori en hablar con el principe de las tinieblas, y en cuanto a los calderos....los usamos como cualquier otra persona para cocinar...aunque no te voy a mentir, tenemos habilidad para mezclar ciertas hiervas y conseguir remedios distintos...pero no estamos planeando maldades dando vueltas a un cucharon frente a un caldero humeante mientras nos reimos con irritante voz.- Dijo imaginandose la tipica imagen de cuento infantil de brujas de piel verde, con nariz ganchuda y berrugas. -En cuanto a bailar a la luz de la luna desnuda no se si es un buen cuento que contar a los niños, habría mucho miron...no, es un ritual que algunas hacemos para ponernos algo en comunión con la naturaleza y los espiritus...bueno, no voy a dar mucho detalle sobre eso...y en cuanto a tu parte favorita nunca me he puesto a levitar sobre una escoba, la veo poco estable, y bastante molesta para poner todo el peso de tu cuerpo incandote el palo de madera...es un poco incomodo ¿no crees?- Se rie por sus propios comentarios.
Cuando llegarón al tocón la bruja se dio la vuelta aun algo ruborizada mientras esperaba a que este avisara de que ya estaba vestido para volver a mirarlo, con menos vergüenza que antes, le examinó nuevamente con la mirada aunque esta vez notablemente más tranquila. Más se mostró sorprendida que a pesar de revelar que era bruja la tratara como una dama, incluso correspondió la inclinación del hombre, para ella también inclina la cabeza a modo reverencia, mientras le observa, se le veía algo cansado, y miró el cielo claro la pelirroja. -Todavía te queda una noche más.- Comentó ella sin darle excesiva importancia a aquello. No era necesario inquietar al hombre contandole lo poco que faltaba para la siguiente luna, y que pensaría hacer este para solventar la siguiente noche, desde luego le encontraba incomodo con el asunto de su bestia interior.
La bruja escuchó lo que el hombre decía sin interrumpirle, también por saber como podía ayudarle, cuando mencionó los tratos con vampiros Wenkyel se puso algo colorada, ya que a ella por razones familiares le gustaban los vampiros, entrelazó los dedos a su espalda mientras observaba al lobo. -Le invitaría a descansar a mi casa, pero vivo con dos personas más, mi melliza y mi prima...no creo que te agrade mucho esta última, y con la luna acechante...sería demasiado intenso.- Comenta con voz suave mientras continua al lado del licano. Notaba que él licano estaba nervioso, asi que Wenkyel se quedó algo pensativa, pero finalmente decidió acariciarle con suavidad el brazo buscando que de esa forma se sintiera mucho más calmado, intentando asi transmitirle cierta tranquilidad y dejarle claro que no tenía por que preocuparse, al menos no con ella en ese momento.
-Bueno si, os manteneis jovenes más tiempo, incluso ahora eres más rapido, mas fuerte, más duro que una persona normal, tus heridas habras visto que sanan con rapidez...incluso ahora tienes tu parte animal latente...puedes oler cosas que yo no, y estoy segura que ahora escuchas hasta el sonido de un pajarito en un arbol lejano....son ventajas, deberías interpretarlas asi...lo que sé es que cada licántropo puede tener diferentes habilidades, sois curiosos, me lo pareceis.....-Comentó aunque frunció por unos segundos el ceño antes de girarse a mirarle. -Mis hermanos encuentran todo esto una bendición, claro que ellos formaron manada rapido, primero ellos dos, mi hermano mayor es muy dominante y se encabezo como alfa, asi lo llamarón, y mi otro hermano era más relajado en eso...es su segundo, su mano derecha, poco a poco se fueron juntando con otros de la especie....defienden su territorio..sus tierras, tienen bastante compenetración ciertamente...aunque tambien hay lobos solitarios, simplemente encontrar tu camino.
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
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Re: La lumière de l'aube (Wenkyel)
Le gustaría prestar más atención a la conversación con la bruja, pero aunque esta mantenía su vista baja, para evitar incomodar más al holandés, era verdaderamente complicado aparentar normalidad en aquella situación. Un paseo desnudo por el bosque tras dos noches transformado en una bestia, acompañado por una atractiva joven, que no solo no se había mostrado escandalizada, mostrando algo parecido a la comprensión, si no que había afirmado sin ningún tipo de vacilación que ella misma era un ser sobrenatural, una bruja nada menos. Mejor no pensarlo, pues un extraño vértigo subía desde su estómago si le dedicaba más atención de la debida. Nunca había sido dado a la bebida, pero aquello se le antojaba bastante a una de esas alucinaciones etílicas de su juventud, y sería bastante más llevadero durante una.
-¿Y alguno de ellos le cuenta cómo realizar sus hechizos mademoiselle? Siempre los vi animales inteligentes pero no hasta tales extremos- sonríe educado al darse cuenta de lo diferente que es la realidad de la versión de la versión popular. La mujer debe de ser una excelente conversadora para que el diálogo pueda fluir en tales circunstancias. –Y he de decirle que siempre he tenido en muy alta los peroles, mi abuelo cocinaba unos guisos de pescado increíbles en ellos- Se queda pensativo unos segundos –Tenía escoba un gato y una verruga en la barbilla pero nunca la consideré una bruja- Consigue mirarla a los ojos levemente, aunque el valiente gesto de confianza dura poco frente al pudor que siente el licántropo en aquella situación. –Así que los llamados aquelarres si existen- comenta pensativo antes de añadir –Aunque si le parece mademoiselle preferiría no hablar de gente desnuda en el bosque, aunque puedo prometerle que no pienso bailar- refunfuña volviendo a mirar al suelo -¿Y podéis volar de alguna otra manera?- Es demasiada la curiosidad del hombre como para que la vergüenza pueda evitar que continúe aquella conversación. –Lamento si mis preguntas la incomodan, pero es un tema de conversación bastante inusual-
-Ya estoy presentable mademoiselle- comenta algo más relajado cuando ha terminado de vestirse. –Todo lo presentable que puedo esta dadas las circunstancias- corrige rápidamente mientras se pasa una mano por la cara. –No se preocupe mademoiselle, aunque agradezco en demasía su gesto, no conozco a nadie dispuesto a tener bajo su techo a alguien tan peligroso. Lo último que querría sería ponerla en peligro- añade con voz grave.
Escucha las explicaciones con el rostro neutro y severo, no está de acuerdo en muchas cosas, pero necesita escuchar el modo de vida de otros licántropos, una parte de él, más oscura y primitiva también se revuelve en su interior, atenta a las palabras de aquella humana que huele tan raro. Escucha toda la explicación sin interrumpirla y cuando la dama se gira, apenas puede apartar la vista de su rostro para parpadear, concentrado. –Tiene razón en muchas cosas mademoiselle, todas esas ventajas que nombra las tengo descubiertas, llevo ya muchos años desde mi primera transformación, el problema es el precio, es demasiado alto. Nunca sabes si un pensamiento viene de ti o de la bestia que siempre te acecha desde el interior, el autocontrol para evitar su influencia es agotador y constante y en las noches como esta- Para levemente el relato para recuperar el aliento, ya que habla atropelladamente –Estoy cansado de pensar que puedo ser el culpable de cada muerte o desaparición en las afueras de París, demasiados inocentes- confiesa. –¿Usted podría ayudarme? Ha dicho que hace remedios, pociones con propiedades ¿Conoce alguna para mantener a raya a la bestia? ¿Cómo lo hacen sus hermanos?- Desvía la cabeza a sus pies intentando serenarse. Demasiados años de preguntas acumuladas para que una extraña las conteste todas.
-¿Y alguno de ellos le cuenta cómo realizar sus hechizos mademoiselle? Siempre los vi animales inteligentes pero no hasta tales extremos- sonríe educado al darse cuenta de lo diferente que es la realidad de la versión de la versión popular. La mujer debe de ser una excelente conversadora para que el diálogo pueda fluir en tales circunstancias. –Y he de decirle que siempre he tenido en muy alta los peroles, mi abuelo cocinaba unos guisos de pescado increíbles en ellos- Se queda pensativo unos segundos –Tenía escoba un gato y una verruga en la barbilla pero nunca la consideré una bruja- Consigue mirarla a los ojos levemente, aunque el valiente gesto de confianza dura poco frente al pudor que siente el licántropo en aquella situación. –Así que los llamados aquelarres si existen- comenta pensativo antes de añadir –Aunque si le parece mademoiselle preferiría no hablar de gente desnuda en el bosque, aunque puedo prometerle que no pienso bailar- refunfuña volviendo a mirar al suelo -¿Y podéis volar de alguna otra manera?- Es demasiada la curiosidad del hombre como para que la vergüenza pueda evitar que continúe aquella conversación. –Lamento si mis preguntas la incomodan, pero es un tema de conversación bastante inusual-
-Ya estoy presentable mademoiselle- comenta algo más relajado cuando ha terminado de vestirse. –Todo lo presentable que puedo esta dadas las circunstancias- corrige rápidamente mientras se pasa una mano por la cara. –No se preocupe mademoiselle, aunque agradezco en demasía su gesto, no conozco a nadie dispuesto a tener bajo su techo a alguien tan peligroso. Lo último que querría sería ponerla en peligro- añade con voz grave.
Escucha las explicaciones con el rostro neutro y severo, no está de acuerdo en muchas cosas, pero necesita escuchar el modo de vida de otros licántropos, una parte de él, más oscura y primitiva también se revuelve en su interior, atenta a las palabras de aquella humana que huele tan raro. Escucha toda la explicación sin interrumpirla y cuando la dama se gira, apenas puede apartar la vista de su rostro para parpadear, concentrado. –Tiene razón en muchas cosas mademoiselle, todas esas ventajas que nombra las tengo descubiertas, llevo ya muchos años desde mi primera transformación, el problema es el precio, es demasiado alto. Nunca sabes si un pensamiento viene de ti o de la bestia que siempre te acecha desde el interior, el autocontrol para evitar su influencia es agotador y constante y en las noches como esta- Para levemente el relato para recuperar el aliento, ya que habla atropelladamente –Estoy cansado de pensar que puedo ser el culpable de cada muerte o desaparición en las afueras de París, demasiados inocentes- confiesa. –¿Usted podría ayudarme? Ha dicho que hace remedios, pociones con propiedades ¿Conoce alguna para mantener a raya a la bestia? ¿Cómo lo hacen sus hermanos?- Desvía la cabeza a sus pies intentando serenarse. Demasiados años de preguntas acumuladas para que una extraña las conteste todas.
Bernard Favre- Licántropo Clase Media
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Re: La lumière de l'aube (Wenkyel)
La bruja escuchaba las palabras del lobo, mientras no podía evitar sonreir ampliamente por sus palabras, su inocencia le estaba resultando hasta encantadora la ingenuidad que envolvía a aquel licántropo, le sorprendia que lo fuera siendo lo que es, y al menos llevando tanto tiempo en esa forma, aunque imaginaba que pasaba algo similar parecido a lo que pasaba con el vampirismo, que algunos estaban orgullosos de su condición nueva, otros se lamentaban y pensaban que era un castigo divino por algo horrible que habían hecho, Wenkyel tenía el pensamiento de que toda condición tenía su ventaja aunque podía ser que es por como habían criado a la bruja. Sonreía mientras ladeaba la cabeza. -Los mitos sirven siempre de tapaderas y para despistar, o enseguida tendriamos un inquisidor pegado llevandonos a quemar....si supieran lo facil que es hacer un hechizo de enfriar las llamas buscarían nuevas formas...pero mejor no darles ideas.- Nego con la cabeza pensativa. - Esos inquisidores son muy crueles, aunque mi melliza tiene un don natural para torearlos, me tiene impresionada.- Confesó sonriendo ligeramente. -Y puedo levitar, pero no volar....- Contestó finalmente.
Hablar con el lobo le era mucho más comodo una vez que estaba al fin vestido, y no le importó seguir respondiendo sus preguntas, aunque no había podido evitar dejar escapar una risilla cuando dijo que la crearia problemas de entrar en su casa, la pelirroja se rió. -No, temo más lo que te pase a ti, mi prima es muy....juguetona....quizá no es la más cruel de las vampiresas, pero....no deja de ser relativamente joven en esa condición ya que la convirtieron hace 9 años...- Dijo revelando la condición de su prima, la mayor de las Enhydra en París, se encogió de hombros. -Mi hermana y yo somos brujas....digamos que naturalizo esta conversación...en mi familia hay mucho sobrenatural...como podrá comprobar.- Suspiró pesadamente aunque de forma relajada.
Mientras avanzaba junto al licano, sonrió de medio lado ya alzando la vista para observarle ya vestido, mucho más comoda la situación que una tan violenta como un hombre desnudo. Sin embargo se le ocurrió que igual sería divertido hacerle una demostración y empezó a pasar sus manos por su naranja caballera y esta cambio de color a gris y observó al lobo. -Tambien tengo mis pequeños trucos y sencillos hechizos divertidos.- Sonríe de manera tranquila mientras mira al licano esperando ver reacción antes de sacudir la cabeza y que volviese al pelirrojo.
Más la petición del hombre pidiendole un remedió le resulto algo curiosa. -Bueno...hay pociones que ciertamente podían relajarle...¿Que edad tiene en realidad? ya sabes...no la que estoy viendo claro está, quizá conozca una poción que lo pueda ayudar.- Si posea la suficiente edad quizá si pudiera ilustrarle pero para ella debía conocerlo un poco más a fondo, suspiró. -Mis hermanos al principio se encadenaban en el sotano con cadenas de plata para pasar la luna llena, despues con el tiempo empezarón a irse al bosque al centro, mientras intentaban controlar o mejor dicho compenetrarse con la bestia...la abrazan, la entienden....supongo que es algo complicado.- Comentó la bruja mientras quedaba pensativa y le observaba.
Hablar con el lobo le era mucho más comodo una vez que estaba al fin vestido, y no le importó seguir respondiendo sus preguntas, aunque no había podido evitar dejar escapar una risilla cuando dijo que la crearia problemas de entrar en su casa, la pelirroja se rió. -No, temo más lo que te pase a ti, mi prima es muy....juguetona....quizá no es la más cruel de las vampiresas, pero....no deja de ser relativamente joven en esa condición ya que la convirtieron hace 9 años...- Dijo revelando la condición de su prima, la mayor de las Enhydra en París, se encogió de hombros. -Mi hermana y yo somos brujas....digamos que naturalizo esta conversación...en mi familia hay mucho sobrenatural...como podrá comprobar.- Suspiró pesadamente aunque de forma relajada.
Mientras avanzaba junto al licano, sonrió de medio lado ya alzando la vista para observarle ya vestido, mucho más comoda la situación que una tan violenta como un hombre desnudo. Sin embargo se le ocurrió que igual sería divertido hacerle una demostración y empezó a pasar sus manos por su naranja caballera y esta cambio de color a gris y observó al lobo. -Tambien tengo mis pequeños trucos y sencillos hechizos divertidos.- Sonríe de manera tranquila mientras mira al licano esperando ver reacción antes de sacudir la cabeza y que volviese al pelirrojo.
Más la petición del hombre pidiendole un remedió le resulto algo curiosa. -Bueno...hay pociones que ciertamente podían relajarle...¿Que edad tiene en realidad? ya sabes...no la que estoy viendo claro está, quizá conozca una poción que lo pueda ayudar.- Si posea la suficiente edad quizá si pudiera ilustrarle pero para ella debía conocerlo un poco más a fondo, suspiró. -Mis hermanos al principio se encadenaban en el sotano con cadenas de plata para pasar la luna llena, despues con el tiempo empezarón a irse al bosque al centro, mientras intentaban controlar o mejor dicho compenetrarse con la bestia...la abrazan, la entienden....supongo que es algo complicado.- Comentó la bruja mientras quedaba pensativa y le observaba.
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
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Re: La lumière de l'aube (Wenkyel)
Escuchaba entre atento y divertido las explicaciones sobre la naturaleza de la joven. Pese a llevar tanto tiempo convertido en hombre lobo, la soledad a la que había sido sometido voluntaria e involuntariamente desde su transformación le habían hecho tener poco contacto con otros seres sobrenaturales, y los pocos que había tenido habían resultado en encuentros bastante hostiles cuando no violentos directamente. En parte sabía que era la propia naturaleza combativa y territorial que le consumía y anegaba cuando su sensible olfato captaba algún otro ser sobrenatural, unido a la poca predisposición de muchos de ellos a ponerse en contacto con un licántropo al que no conocían en absoluto.
-Abandoné mi negocio en Holanda porque la inquisición empezaba a seguirme demasiado de cerca la pista- responde lentamente. –Son eficaces y tienen muchos recursos, creo que la mayoría de nosotros estamos aquí sabiéndolos esquivar de una manera u otra- responde sombrío, mientras algunos flashes de memoria acuden a su cabeza, flashes en los que en su forma bestial debe hacer frente a algunas fuerzas de la inquisición, aunque el resultado y lo que ocurre en ellas es bastante incierto. –Me alegro que en su familia haya alguien con un don tan provechoso- sonríe cortésmente. –Y tiene razón mademoiselle, mejor no hacerles el trabajo, demasiado retorcidos son ya en lo que hacen como para darles facilidades.-
-Vampira…- musita levemente el licántropo mientras su yo animal se sacude levemente en su interior, respondiendo a la velada amenaza sobre él de uno de esos nauseabundos seres, menospreciando su capacidad para hacer frente a uno de ellos. –Mucho mejor entonces el no acercarme a su casa mademoiselle- responde pudiéndose controlar a duras penas –Sería… intenso- concede con una sonrisa furibunda y oscura, con la voz algo más ronca que en el resto de la conversación. –Hay que reconocer que es una familia peculiar- sonríe mientras piensa una manera de volver a un tema de conversación menos tenso para él, aunque la propia dama le quita peso a la conversación con una pequeña demostración de sus poderes, que hace que el licántropo se desconcentre, hacía muchos años que no trataba con hechiceros y ninguno le había mostrado nunca de manera visual sus poderes. Sonríe con asombro cuando la cabellera de la joven recupera su tono normal ¿O no sería el color natural de su pelo? Ahora era complicado saberlo.
Se pasa una mano por la cara con un gesto nervioso. El licántropo se siente realmente cansado de repente y la saliva se le espesa hasta dificultar que esta baje por su garganta cuando lo intenta. Se para unos instantes a coger aire, dispuesto a contarle cosas demasiado personales a una desconocida de manual. –Hace 22 años que me mordieron si no me fallan las cuentas, aunque a veces parecen dos y otras una eternidad- Responde despacio Bernard –En un bosque de Suecia. Un licántropo acabó con toda nuestra caravana de comercio y a mi me dejó inconsciente con un mordisco en el gemelo.- Relata con frases cortas, intentando no trabarse. -¿Es importante cuánto tiempo llevas conviviendo con la bestia?- pregunta intentando ganar algo de tiempo para seguir construyendo su relato. –Yo siempre me he ido al bosque, intentando estar lo más alejado posible de la civilización, tanto para evitar hacer daño a gente inocente como para evitar a la inquisición.- Termina con cierto esfuerzo antes de volver a preguntar con ansiedad -¿Podrías hacer algo? Con mi bestia interior es complicado hablar- reconoce con cierta aprensión mientras espera la respuesta de la bruja. Si hubiera una poción que acabara con las transformaciones o que redujera la influencia de la bestia sobre su yo humano al menos, pero ¿Hablar con ella, dialogar?¿Se podía dialogar con un animal salvaje? Desde luego nunca había intentado otra cosa que reprimirlo lo mejor que su voluntad le permitiera.
-Abandoné mi negocio en Holanda porque la inquisición empezaba a seguirme demasiado de cerca la pista- responde lentamente. –Son eficaces y tienen muchos recursos, creo que la mayoría de nosotros estamos aquí sabiéndolos esquivar de una manera u otra- responde sombrío, mientras algunos flashes de memoria acuden a su cabeza, flashes en los que en su forma bestial debe hacer frente a algunas fuerzas de la inquisición, aunque el resultado y lo que ocurre en ellas es bastante incierto. –Me alegro que en su familia haya alguien con un don tan provechoso- sonríe cortésmente. –Y tiene razón mademoiselle, mejor no hacerles el trabajo, demasiado retorcidos son ya en lo que hacen como para darles facilidades.-
-Vampira…- musita levemente el licántropo mientras su yo animal se sacude levemente en su interior, respondiendo a la velada amenaza sobre él de uno de esos nauseabundos seres, menospreciando su capacidad para hacer frente a uno de ellos. –Mucho mejor entonces el no acercarme a su casa mademoiselle- responde pudiéndose controlar a duras penas –Sería… intenso- concede con una sonrisa furibunda y oscura, con la voz algo más ronca que en el resto de la conversación. –Hay que reconocer que es una familia peculiar- sonríe mientras piensa una manera de volver a un tema de conversación menos tenso para él, aunque la propia dama le quita peso a la conversación con una pequeña demostración de sus poderes, que hace que el licántropo se desconcentre, hacía muchos años que no trataba con hechiceros y ninguno le había mostrado nunca de manera visual sus poderes. Sonríe con asombro cuando la cabellera de la joven recupera su tono normal ¿O no sería el color natural de su pelo? Ahora era complicado saberlo.
Se pasa una mano por la cara con un gesto nervioso. El licántropo se siente realmente cansado de repente y la saliva se le espesa hasta dificultar que esta baje por su garganta cuando lo intenta. Se para unos instantes a coger aire, dispuesto a contarle cosas demasiado personales a una desconocida de manual. –Hace 22 años que me mordieron si no me fallan las cuentas, aunque a veces parecen dos y otras una eternidad- Responde despacio Bernard –En un bosque de Suecia. Un licántropo acabó con toda nuestra caravana de comercio y a mi me dejó inconsciente con un mordisco en el gemelo.- Relata con frases cortas, intentando no trabarse. -¿Es importante cuánto tiempo llevas conviviendo con la bestia?- pregunta intentando ganar algo de tiempo para seguir construyendo su relato. –Yo siempre me he ido al bosque, intentando estar lo más alejado posible de la civilización, tanto para evitar hacer daño a gente inocente como para evitar a la inquisición.- Termina con cierto esfuerzo antes de volver a preguntar con ansiedad -¿Podrías hacer algo? Con mi bestia interior es complicado hablar- reconoce con cierta aprensión mientras espera la respuesta de la bruja. Si hubiera una poción que acabara con las transformaciones o que redujera la influencia de la bestia sobre su yo humano al menos, pero ¿Hablar con ella, dialogar?¿Se podía dialogar con un animal salvaje? Desde luego nunca había intentado otra cosa que reprimirlo lo mejor que su voluntad le permitiera.
Bernard Favre- Licántropo Clase Media
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Re: La lumière de l'aube (Wenkyel)
Observaba al licántropo, mientras le escucha, desde luego por lo que cuenta parece que nunca ha terminado de llevarse con el bien con su bestia interior, lo cierto es que sus hermanos solo llevaron mal los primeros meses, luego se abrazaron a su bestia interior como a una tabla de salvación, quizá el lobo que tenía frente a ella necesitaba más ayuda de lo que parecia. -Si, hay inquisidores demasiado...insistentes y eficaces...- Comentó con cierta desgana mientras negaba con la cabeza, la que tenía un don natural para torear a los inquisidores era su hermana, su aparente seriedad y el bien saber relucir la situación de los Enhydra hacía que los inquisidores no se fijaran en la familia Enhydra, que siempre había estado envuelta en mitos que no lo eran tanto como querian hacer creer, pero para la gente normal si lo era.
Asintió con la cabeza refirmando las palabras del hombre, mientras pensaba en ello, Wenkyel por suerte no había tenido casi trato con los inquisidores, y eso se había librado, aunque no por eso, estos le fuera a caer bien, ni mucho menos, sabía lo radicales que llegaban a ser algunos, o como otros en nombre de dios saciaba su sed de sangre con excusas baratas en nombre de Dios.
Gruñó ante ese pensamientos mientras negaba con la cabeza antes de mirar nuevamente a Bernard, más dibuja una ladina sonrisa mientras le escuchaba mascullar sobre la condición de inmortal que tenía su prima, era normal, su naturaleza le impedía que le gustasen los vampiros, Wenkyel se rió ampliamente. -En realidad mi prima no creo que te atacase salvo con preguntas sobre hombres lobo, serías como un juguete nuevo...aunque me divertiria verlo.- Confiesa la pelirroja, mientras se reía divertida, por lo que recíen comentó el licántropo, mientras en un movimiento de melena echó su pelo hacia atras. -Si, en mi familia hay mucho mito historico, bueno siempre pretendemos que parezcan mitos, en realidad si mi padre supiese que estoy paseando con un licántropo se atacaría de los nervios.- Comenta la pelirroja pensando en eso, no a sus padres no les gustan los licántropos, pero la lejania hace que la joven pueda ser más traviesa de lo que sería normalmente.
Escuchó la historia del licántropo mientras iban regresando a la civilización por asi decirlo, mientras se quedaba pensativa cuando preguntó por que le preguntaba por su edad, sin duda la mayoria de los lobos tienen unas primeras conversiones bastante caoticas peligrosas y dramaticas, a no ser que sean conversiones planeadas, que los lobos que conoció en el pasado asi eran, de conversión voluntaria y controlada, pero estaba claro que no era el caso del hombre que tenía al lado. -Bueno, cuando cumplis los cuarenta años reales, aunque aparenteis 20, teneis más voluntad, y podeis estar relativamente conscientes aun en la forma animal, aunque quizá pudiera darte alguna poción que te tranquilice para que consigas entrar en comunion con tu bestia ser uno los dos....sin duda...es algo arduo, pero se podría hacer...- Se frenó en seco y le miró fijamente. -¿Enserio aceptarias mi ayuda? me acabas de conocer....¿no me estaras engañando? los licántropos teneis la costumbre de tomarme el pelo.- Dijo mirandole con recelo mientras retrocedia ligeramente mirandole.
Asintió con la cabeza refirmando las palabras del hombre, mientras pensaba en ello, Wenkyel por suerte no había tenido casi trato con los inquisidores, y eso se había librado, aunque no por eso, estos le fuera a caer bien, ni mucho menos, sabía lo radicales que llegaban a ser algunos, o como otros en nombre de dios saciaba su sed de sangre con excusas baratas en nombre de Dios.
Gruñó ante ese pensamientos mientras negaba con la cabeza antes de mirar nuevamente a Bernard, más dibuja una ladina sonrisa mientras le escuchaba mascullar sobre la condición de inmortal que tenía su prima, era normal, su naturaleza le impedía que le gustasen los vampiros, Wenkyel se rió ampliamente. -En realidad mi prima no creo que te atacase salvo con preguntas sobre hombres lobo, serías como un juguete nuevo...aunque me divertiria verlo.- Confiesa la pelirroja, mientras se reía divertida, por lo que recíen comentó el licántropo, mientras en un movimiento de melena echó su pelo hacia atras. -Si, en mi familia hay mucho mito historico, bueno siempre pretendemos que parezcan mitos, en realidad si mi padre supiese que estoy paseando con un licántropo se atacaría de los nervios.- Comenta la pelirroja pensando en eso, no a sus padres no les gustan los licántropos, pero la lejania hace que la joven pueda ser más traviesa de lo que sería normalmente.
Escuchó la historia del licántropo mientras iban regresando a la civilización por asi decirlo, mientras se quedaba pensativa cuando preguntó por que le preguntaba por su edad, sin duda la mayoria de los lobos tienen unas primeras conversiones bastante caoticas peligrosas y dramaticas, a no ser que sean conversiones planeadas, que los lobos que conoció en el pasado asi eran, de conversión voluntaria y controlada, pero estaba claro que no era el caso del hombre que tenía al lado. -Bueno, cuando cumplis los cuarenta años reales, aunque aparenteis 20, teneis más voluntad, y podeis estar relativamente conscientes aun en la forma animal, aunque quizá pudiera darte alguna poción que te tranquilice para que consigas entrar en comunion con tu bestia ser uno los dos....sin duda...es algo arduo, pero se podría hacer...- Se frenó en seco y le miró fijamente. -¿Enserio aceptarias mi ayuda? me acabas de conocer....¿no me estaras engañando? los licántropos teneis la costumbre de tomarme el pelo.- Dijo mirandole con recelo mientras retrocedia ligeramente mirandole.
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
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Re: La lumière de l'aube (Wenkyel)
No podía negar que le había caído en gracia aquella dama, algo bastante complicado de cumplir para el asocial licántropo. Su relación con la gente no solía salir de lo puramente profesional, relaciones verdadera y estrictamente laborales que se regían por las normas sociales de la época, algo que se podía aprender y recitar como una mala poesía sin que nadie se sintiera herido o faltado al respeto. Las relaciones personales hacía no obstante muchos años que no se encontraban en unas de las prioridades en la vida del mercader. Primero el shock de la transformación lo hizo abandonar gran cantidad de relaciones, por miedo a hacerles daños, al rechazo o a que se dieran cuenta de algo y lo delataran a las autoridades, luego, tras varios años de soledad, simplemente se había acostumbrado tanto a ella que no estaba seguro de como volver a comportarse con la gente que de verdad llamaba su atención en un ámbito personal.
La bruja no obstante, se había saltado muchas de aquellas barreras con su descaro natural, su simpatía con el licántropo en el momento de mayor debilidad y aquella manera tan natural de trivializar una conversación tan bizarra. Se había convertido en unas pocas horas en su mejor contacto con el mundo sobrenatural en mucho tiempo, ya que de la trivial conversación había sacado varias informaciones interesantes que hubiera sido difícil encontrar de otra manera, o al menos de una fuente tan informada como una sobrenatural, familia de dos especies más para ser exactos..
-¿Son una de esas familias a las que parece que por algún motivo persiguen los seres sobrenaturales? Nunca di especial rédito a historias de ese tipo, ya veo que me equivocaba.-La conversación no obstante empieza a tensar al espíritu animal que aún es fuerte en él después de dos noches libre, ansiando la tercera tal vez antes de tiempo, espoleado por una conversación que engloba a sus enemigos naturales desde prácticamente su conversión. –No suena bien eso de ser el juguete de un vampiro mademoiselle- gruñe levemente mostrando su disconformidad. -Aunque me alegro que haya algunos sobrenaturales que puedan sobreponerse a su naturaleza- afirma con cierta envidia, dado que su espíritu animal era demasiado descontrolado como para intentar forzarlo a aquellas lides. –Aunque me temo que no sería demasiado divertido, mis modales serían del todo horribles ante una situación semejante y más aún hoy...- comenta con voz ronca intentando rebajar la tensión.
-Tengo 41 años- responde lentamente a la pelirroja mientras los pasos de ambos los van acercando de nuevo a la capital, de seguir en aquella dirección, empezará a arriesgarse a no estar lo suficientemente lejos de los núcleos de población cuando llegue la noche pero ¿Cómo dejar aquella conversación a medias tras esa revelación? Las palabras de la bruja son un bálsamo para un moribundo, tierra para un náufrago y agua para el sediento. La definición perfecta de un clavo ardiendo para el licántropo que podría abrazarla en aquel instante si su timidez no le bloqueara en el sitio. Al menos hasta que la cara de la bruja se contrae en una mueca de desprecio. –Tardaba en juzgarme mademoiselle, aunque entiendo que usted tampoco me conoce- suspira con paciencia. –Llevo muchos años intentando contener a la bestia, encadenarla y a la vista está de que no ha funcionado, tal vez intentando dialogar con ella, si es que se puede hacer algo así, funcione mejor. Me fio porque es la única que sabe mi situación desde que me convirtieron en esto, imagínese mis ganas de acabar con esta doble existencia.- responde aún acusando la repentina falta de confianza por su condición. –Lo que yo me preguntaría es por qué ayudaría usted a un completo desconocido como yo, ni siquiera hemos hablado de dinero.-
La bruja no obstante, se había saltado muchas de aquellas barreras con su descaro natural, su simpatía con el licántropo en el momento de mayor debilidad y aquella manera tan natural de trivializar una conversación tan bizarra. Se había convertido en unas pocas horas en su mejor contacto con el mundo sobrenatural en mucho tiempo, ya que de la trivial conversación había sacado varias informaciones interesantes que hubiera sido difícil encontrar de otra manera, o al menos de una fuente tan informada como una sobrenatural, familia de dos especies más para ser exactos..
-¿Son una de esas familias a las que parece que por algún motivo persiguen los seres sobrenaturales? Nunca di especial rédito a historias de ese tipo, ya veo que me equivocaba.-La conversación no obstante empieza a tensar al espíritu animal que aún es fuerte en él después de dos noches libre, ansiando la tercera tal vez antes de tiempo, espoleado por una conversación que engloba a sus enemigos naturales desde prácticamente su conversión. –No suena bien eso de ser el juguete de un vampiro mademoiselle- gruñe levemente mostrando su disconformidad. -Aunque me alegro que haya algunos sobrenaturales que puedan sobreponerse a su naturaleza- afirma con cierta envidia, dado que su espíritu animal era demasiado descontrolado como para intentar forzarlo a aquellas lides. –Aunque me temo que no sería demasiado divertido, mis modales serían del todo horribles ante una situación semejante y más aún hoy...- comenta con voz ronca intentando rebajar la tensión.
-Tengo 41 años- responde lentamente a la pelirroja mientras los pasos de ambos los van acercando de nuevo a la capital, de seguir en aquella dirección, empezará a arriesgarse a no estar lo suficientemente lejos de los núcleos de población cuando llegue la noche pero ¿Cómo dejar aquella conversación a medias tras esa revelación? Las palabras de la bruja son un bálsamo para un moribundo, tierra para un náufrago y agua para el sediento. La definición perfecta de un clavo ardiendo para el licántropo que podría abrazarla en aquel instante si su timidez no le bloqueara en el sitio. Al menos hasta que la cara de la bruja se contrae en una mueca de desprecio. –Tardaba en juzgarme mademoiselle, aunque entiendo que usted tampoco me conoce- suspira con paciencia. –Llevo muchos años intentando contener a la bestia, encadenarla y a la vista está de que no ha funcionado, tal vez intentando dialogar con ella, si es que se puede hacer algo así, funcione mejor. Me fio porque es la única que sabe mi situación desde que me convirtieron en esto, imagínese mis ganas de acabar con esta doble existencia.- responde aún acusando la repentina falta de confianza por su condición. –Lo que yo me preguntaría es por qué ayudaría usted a un completo desconocido como yo, ni siquiera hemos hablado de dinero.-
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Re: La lumière de l'aube (Wenkyel)
Wenkyel observaba al licano, mientras enarcó una ceja son poder evitar dejar escapar una risilla por las palabras que el licántropos, era ironico que dijera eso, familia perseguida por sobrenaturales, no ese no era la realidad que se enfrentaban la familia, más bien es una familia con demasiado sobrenatural en sus filas, realmente lo excepcional era que alguien humano estuviera entre las filas, aunque los había, excepcionalmente, pero si que los había y eso decía grandes cosas de esos miembros, por que nadie se metia en la familia Enhydra sin saber realmente donde se metia, aunque quizá la manera de revelarse no siempre era lo mas ortodoxa, ademas a x edad estos miembros o al menos en su mayorioa pasaban a engrosar las filas vampiricas de los Enhydra, aunque ese si era un secreto guardado con celo y cuidado.
Quizá Wenkyel no fue muy clara explicandole como se tomaría su prima si lo conociera, más bien esta estallaría de pura curiosidad y de querer conocer más y más de él, esa maldita vampiresa era dos caras de una misma manera y era muy dificil adivinar que se le pasaba por la cabeza a la mujer de negros cabellos.
-No lo mal interpretes, es que...excentrica, pero con lo rara que es hasta habría posibilidad de que le cayeses bien.- Comenta la bruja de melena naranja, quizá por la necesidad emocional de proteger a los miembros de su familia, eran asi todo los miembros, incluso la vampiresa que parecia más despegada sus locuras se volvian feroces si notaban que dañaban a un miembro de su familia y eso wenkyel lo conocia bien.- Aquí ahora viene la pregunta estrella ¿odias a los vampiros por que crees que por naturaleza debes oidarlos o es algo más personal? los vampiros ciertamente pueden ser encantadores.- Confesó con cierta dejadez respecto a ese tema, sin duda la bruja conocía bien de lo que hablaba.
Más la cosas se enturbiaron notablemente, sobre todo cuando derrepente, la bruja se puso algo recelosa, y eso hizo que el licántropo se pusiera también un poco suceptibles, más las palabras del lobo también son duras y la bruja se detiene observandole de manera fija, penetrante, entrecerrando los ojos de color claros. Alegando que le estaba juzgando, no, ella no juzgaba a su bestia, juzgaba otra cosa. Más por un momento pudo notar una reacción magica, el licántropo pudo notar un cambio en el ambiente y una brisa que antes no estaba, si miraba las manos de la bruja podría apreciarse ciertas chispas de fuego, pero Wenkyel cambió prontamente sus demonios, quizá ya que había ahondado era momento de una explicación. -Lo siento, veras....me enamoré de un licántropo y este me dejó un mal sabor de boca, pues sentí que me utilizó, pero de errores se aprende, no todos teneis que ser igual de capuyos.- Comentó usando un bocabulario poco propio de una dama de alta cuna.- Disculpame, no manejo bien las emociones...ese es mi fallo, demasiado impulsiva diria yo, en fin....ya te dije por que te ayudo, eres muy parecido a mi hermano, y me da algo parecido a ¿ternura? no te ofendas hombreton...menudo brazo tienes.- Le golpea el brazo levemente mientras respira hondo.- Lo mejor para tí seria aceptar el lobo como parte de ti, te ayudaré.- Responde finalmente renaudando la marcha.
Quizá Wenkyel no fue muy clara explicandole como se tomaría su prima si lo conociera, más bien esta estallaría de pura curiosidad y de querer conocer más y más de él, esa maldita vampiresa era dos caras de una misma manera y era muy dificil adivinar que se le pasaba por la cabeza a la mujer de negros cabellos.
-No lo mal interpretes, es que...excentrica, pero con lo rara que es hasta habría posibilidad de que le cayeses bien.- Comenta la bruja de melena naranja, quizá por la necesidad emocional de proteger a los miembros de su familia, eran asi todo los miembros, incluso la vampiresa que parecia más despegada sus locuras se volvian feroces si notaban que dañaban a un miembro de su familia y eso wenkyel lo conocia bien.- Aquí ahora viene la pregunta estrella ¿odias a los vampiros por que crees que por naturaleza debes oidarlos o es algo más personal? los vampiros ciertamente pueden ser encantadores.- Confesó con cierta dejadez respecto a ese tema, sin duda la bruja conocía bien de lo que hablaba.
Más la cosas se enturbiaron notablemente, sobre todo cuando derrepente, la bruja se puso algo recelosa, y eso hizo que el licántropo se pusiera también un poco suceptibles, más las palabras del lobo también son duras y la bruja se detiene observandole de manera fija, penetrante, entrecerrando los ojos de color claros. Alegando que le estaba juzgando, no, ella no juzgaba a su bestia, juzgaba otra cosa. Más por un momento pudo notar una reacción magica, el licántropo pudo notar un cambio en el ambiente y una brisa que antes no estaba, si miraba las manos de la bruja podría apreciarse ciertas chispas de fuego, pero Wenkyel cambió prontamente sus demonios, quizá ya que había ahondado era momento de una explicación. -Lo siento, veras....me enamoré de un licántropo y este me dejó un mal sabor de boca, pues sentí que me utilizó, pero de errores se aprende, no todos teneis que ser igual de capuyos.- Comentó usando un bocabulario poco propio de una dama de alta cuna.- Disculpame, no manejo bien las emociones...ese es mi fallo, demasiado impulsiva diria yo, en fin....ya te dije por que te ayudo, eres muy parecido a mi hermano, y me da algo parecido a ¿ternura? no te ofendas hombreton...menudo brazo tienes.- Le golpea el brazo levemente mientras respira hondo.- Lo mejor para tí seria aceptar el lobo como parte de ti, te ayudaré.- Responde finalmente renaudando la marcha.
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
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Re: La lumière de l'aube (Wenkyel)
Bernard tuvo por un instante el lupino reflejo de mover las orejas ante la risa de ella, que hubiera enfatizado la curiosidad poco satisfecha por los comentarios de la bruja por primera vez, que se había limitado a soltar una tenue risita antes de seguir explicando cosas de su familia. Era normal, al fin y al cabo era un perfecto desconocido para ella y aunque mostrara tal naturalidad con respecto a su condición, era comprensible que esta no se extendiera al resto de su familia. Así mismo valoraba la sonrisa, mucho más amena y menos incómoda que un tenso silencio por el que no contestara a su pregunta. Admitía que era posiblemente la primera vez en su vida que le hablaban de un vampiro como un ser que podía ser divertido, curioso y digno del respeto y la confianza necesarios para mantener una conversación. Antes no se hubiera molestado en darle una oportunidad de tales acciones a ninguno, ni siquiera de compartir una mesa, mucho menos de trabar amistad con uno de esos seres de la noche.
Tal vez por eso la pregunta de la hechicera lo tomó tan de sorpresa. Nunca se había planteado si aquella animadversión por aquellos seres de la noche era simplemente una extensión de su cruzada personal contra el supuesto asesino de su madre o bien la sangre del lobo le hacía actuar de manera irracional. –Siempre he intentado mantenerme alejado del mundo de la noche- alega taciturno. –Un vampiro acabó con mi madre cuando aún vivía en Holanda, le chupó la sangre hasta matarla, pero puede que sí que el odio visceral por una raza entera venga más de la sangre del lobo que de mi propia psique- razona en voz alta con la hechicera. Sin saber porque se siente a gusto hablando con ella, es la primera vez en muchos años que puede hablar de su naturaleza sin sentirse coartado y asustado por las consecuencias, tal vez hubiera aprendido más de su naturaleza si no hubiera evitado a todos los seres sobrenaturales durante toda su enfermedad. –Si vuelvo a verla mademoiselle y en mejores circunstancias prometo darle una oportunidad a su prima sin que acabe siendo un horrible comensal- intenta sonreír aunque sus músculos están demasiado tensos para parecer todo lo amigable que pretendía, exteriorizando de alguna maneras sus propias dudas al respecto de aquella afirmación, más no podía hacer menos por el voto de confianza que aquella hechicera había depositado en él.
La conversación sin embargo degenera demasiado rápido para que las limitadas dotes sociales del licántropo puedan seguir ese ritmo vertiginoso y explosivo que prende rápidamente la corta mecha de su ayudante. Sus sensibilizados sentidos, captan rápidamente el olor a ozono que precede al súbito aumento de la temperatura alrededor de ella, así como el leve resplandor que surge de las manos de ella. Instintivamente, da un ligero paso hacia atrás, levantado el brazo diestro camino de la empuñadura de su rudimentaria escopeta de caza, mientras un ligero dolor de cabeza se instala en sus sienes a la vez que sus ojos se tiznan de un brillo verde poco natural. Antes de que aquello se volviera aún más tenso y poniendo todo su empeño y mantener la agresividad de su yo animal bajo control, si había alguien que se había merecido aquel esfuerzo era ella. En varios años, una auténtica desconocida lo había ayudado más que mucha gente que conocía. –No pretendía importunaros mademoiselle. Lamento mi reacción, me cogéis en un día verdaderamente horrible. Agradezco mucho todo su apoyo y comprensión- baja el tono levemente avergonzado, aceptando de buen grado el contacto de ella. –Gracias, llevo un mercado de pieles y hay días que uno debe hacer de mozo de almacén más que de vendedor- responde azorado. –Me da miedo señorita, temo que perder la disciplina le haga ser más fuerte, ganar más terreno, no quiero asesinar a más gente inocente por culpa de esta condición. Pero si piensa que ese es el remedio estaré encantado de escucharla y de aprender más sobre su hermano y como controló su transformación- respira algo atropelladamente, mirando la dirección que siguen los pasos de la dama. –Aunque no es un buen día para que me aleje más del bosque mademoiselle- susurra intentando no importunar los planes de la hechicera.
Tal vez por eso la pregunta de la hechicera lo tomó tan de sorpresa. Nunca se había planteado si aquella animadversión por aquellos seres de la noche era simplemente una extensión de su cruzada personal contra el supuesto asesino de su madre o bien la sangre del lobo le hacía actuar de manera irracional. –Siempre he intentado mantenerme alejado del mundo de la noche- alega taciturno. –Un vampiro acabó con mi madre cuando aún vivía en Holanda, le chupó la sangre hasta matarla, pero puede que sí que el odio visceral por una raza entera venga más de la sangre del lobo que de mi propia psique- razona en voz alta con la hechicera. Sin saber porque se siente a gusto hablando con ella, es la primera vez en muchos años que puede hablar de su naturaleza sin sentirse coartado y asustado por las consecuencias, tal vez hubiera aprendido más de su naturaleza si no hubiera evitado a todos los seres sobrenaturales durante toda su enfermedad. –Si vuelvo a verla mademoiselle y en mejores circunstancias prometo darle una oportunidad a su prima sin que acabe siendo un horrible comensal- intenta sonreír aunque sus músculos están demasiado tensos para parecer todo lo amigable que pretendía, exteriorizando de alguna maneras sus propias dudas al respecto de aquella afirmación, más no podía hacer menos por el voto de confianza que aquella hechicera había depositado en él.
La conversación sin embargo degenera demasiado rápido para que las limitadas dotes sociales del licántropo puedan seguir ese ritmo vertiginoso y explosivo que prende rápidamente la corta mecha de su ayudante. Sus sensibilizados sentidos, captan rápidamente el olor a ozono que precede al súbito aumento de la temperatura alrededor de ella, así como el leve resplandor que surge de las manos de ella. Instintivamente, da un ligero paso hacia atrás, levantado el brazo diestro camino de la empuñadura de su rudimentaria escopeta de caza, mientras un ligero dolor de cabeza se instala en sus sienes a la vez que sus ojos se tiznan de un brillo verde poco natural. Antes de que aquello se volviera aún más tenso y poniendo todo su empeño y mantener la agresividad de su yo animal bajo control, si había alguien que se había merecido aquel esfuerzo era ella. En varios años, una auténtica desconocida lo había ayudado más que mucha gente que conocía. –No pretendía importunaros mademoiselle. Lamento mi reacción, me cogéis en un día verdaderamente horrible. Agradezco mucho todo su apoyo y comprensión- baja el tono levemente avergonzado, aceptando de buen grado el contacto de ella. –Gracias, llevo un mercado de pieles y hay días que uno debe hacer de mozo de almacén más que de vendedor- responde azorado. –Me da miedo señorita, temo que perder la disciplina le haga ser más fuerte, ganar más terreno, no quiero asesinar a más gente inocente por culpa de esta condición. Pero si piensa que ese es el remedio estaré encantado de escucharla y de aprender más sobre su hermano y como controló su transformación- respira algo atropelladamente, mirando la dirección que siguen los pasos de la dama. –Aunque no es un buen día para que me aleje más del bosque mademoiselle- susurra intentando no importunar los planes de la hechicera.
Bernard Favre- Licántropo Clase Media
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Re: La lumière de l'aube (Wenkyel)
La bruja entendio la adversión del lobo por los vampiros, son razas enemigas ancestrales, y realmente quería leer más para poder tener cierta información más sobre más sobre los licántropos, y aunque al hombre en el fondo parecía haber sufrido mucho, entre encuentros con vampiros, quizá buscando mostrarle que no todos los vampiros son iguales la pelirroja abrió la boca. -Bueno, mi prima es una obsesa que piensa que un mortal no merece morir si es inocente, y la inocencia para ella es algo tan simple como que no intenten atacarla...es algo...estraño.- Comentó pensativa, quizá por la inmensa cantidad de vampiros que habia en su familia fue por lo que se animó a tratar de darle algo de luz sobre ese tema oscuro que tenía el licano, aunque ella entendía su senación, ella quitando a sus hermanos desconfiaba de los licanos, pero este se parecía a su hermano mayor en algunos rasgos, claro que su hermano mayor tenía un caracter feroz, dominante, terco, y mandón se podría decir.
Más en el transcurso de los siguientes minutos fue cuando la furia de la bruja por el comntario estalló, y como piezas de domino empujadas y cayendo una tras otras la bruja adquirió un comportamiento hostil, la rabia oculta en el corazón de la bruja hace que repentinamente su mecha se prenda, las chispas de fuego bailen por sus dedos, pero tan pronto como vino la bruja calmó su tempestad de fuego y se disculpó por haberse puesto tan furiosa sin él tener culpa, más mientras pedía perdon se había percatado del brillo verde de los ojos del lobo y como amagó coger el arma, la bruja retrocedió también algo alarmada aunque ella misma había forzado ese pequeño encontronazo, bajó la cabeza, sabía el comportamiento licano bien, asi que alzó la manos a modo rendición.
Le sorprendió que a pesar de ser ella la que se comporto como una bestia desbocada, se sintió algo avergonzaba por su comportamiento, y escuchó a lo que él se dedicaba, lo que la hizo arquear las cejas. -oh pieles...podría hacer una a mi medida para un abrigo...a veces hago viajes a sitios frios y vendria bien buen abrigo.- Comentó la bruja para tratar de quitar hierro al asunto que había pasado antes.
-En cuanto a su problema...leeré más mientras tanto tengo lo que le dije, algunos mejunjes que puedo preparar para calmar a la bestia, y demás, más puedo darle más detalles...asi que le animo a preguntar todo lo que quiera, es lo menos que puedo hacer por comportarme como una niña tonta...- Se disculpó una vez más tratando de animar al hombre a que le dijera lo que se le pasaba por la cabeza, quizá dandole más pistas para entender su naturaleza, y de paso ella podría intentar conocer más sobre los lobos, tener información extra no vendria mal, todo esto bajo su consentimiento, asi que se frenó y le miro. -Uhm...un trato...usted me deja estudiarle...y yo te doy todo lo que se para ayudarte...¿te parece bien?.- Le preguntó, no iba a hacerlo a sus espaldas aunque si fuera otro quizás lo habría hecho, pero él se había ganado su simpatia, y más siendo tan caballeroso a pesar de su furia.
Más en el transcurso de los siguientes minutos fue cuando la furia de la bruja por el comntario estalló, y como piezas de domino empujadas y cayendo una tras otras la bruja adquirió un comportamiento hostil, la rabia oculta en el corazón de la bruja hace que repentinamente su mecha se prenda, las chispas de fuego bailen por sus dedos, pero tan pronto como vino la bruja calmó su tempestad de fuego y se disculpó por haberse puesto tan furiosa sin él tener culpa, más mientras pedía perdon se había percatado del brillo verde de los ojos del lobo y como amagó coger el arma, la bruja retrocedió también algo alarmada aunque ella misma había forzado ese pequeño encontronazo, bajó la cabeza, sabía el comportamiento licano bien, asi que alzó la manos a modo rendición.
Le sorprendió que a pesar de ser ella la que se comporto como una bestia desbocada, se sintió algo avergonzaba por su comportamiento, y escuchó a lo que él se dedicaba, lo que la hizo arquear las cejas. -oh pieles...podría hacer una a mi medida para un abrigo...a veces hago viajes a sitios frios y vendria bien buen abrigo.- Comentó la bruja para tratar de quitar hierro al asunto que había pasado antes.
-En cuanto a su problema...leeré más mientras tanto tengo lo que le dije, algunos mejunjes que puedo preparar para calmar a la bestia, y demás, más puedo darle más detalles...asi que le animo a preguntar todo lo que quiera, es lo menos que puedo hacer por comportarme como una niña tonta...- Se disculpó una vez más tratando de animar al hombre a que le dijera lo que se le pasaba por la cabeza, quizá dandole más pistas para entender su naturaleza, y de paso ella podría intentar conocer más sobre los lobos, tener información extra no vendria mal, todo esto bajo su consentimiento, asi que se frenó y le miro. -Uhm...un trato...usted me deja estudiarle...y yo te doy todo lo que se para ayudarte...¿te parece bien?.- Le preguntó, no iba a hacerlo a sus espaldas aunque si fuera otro quizás lo habría hecho, pero él se había ganado su simpatia, y más siendo tan caballeroso a pesar de su furia.
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
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Re: La lumière de l'aube (Wenkyel)
No es un tema cómodo para un licántropo hablar de los vampiros, ya es un tema que despierta sus bajos instintos y un odio primigenio e inconsciente en ellos que proliferaba con facilidad en las conversaciones. Cuando encima esa conversación deriva en un intento de explicar las bondades de tan nauseabunda raza, el comerciante tiene que utilizar cada gramo de autocontrol que la bestia le permite reunir un día tan señalado para ella como el presente para evitar que aquella ferocidad, aquella rabia contenida explote contra la bruja, de momento es el único ser que ha mostrado algo de comprensión por su enfermedad, de manera casi altruista y lo que en aquel momento parecía ser un clavo ardiendo para el último de los Favre, una tabla carcomida y a la deriva para el náufrago, no parecía una buena idea buscar una confrontación tan abierta y tan pronto. Esos pensamientos racionales fueron el puente para que un cansado Bernard aguantara aquella animadversión en gran parte instintiva antes de contestar –Es complicado imaginar a una vampira de esas características señorita, y sumamente intrigante, aún así el problema acabaría siendo mi rabia animal contra la especie en general, tal vez pueda mejorarla con el tiempo, a la vez que voy controlando más mi lado feral.- responde de la manera más tranquila y correcta que puede dado al cansancio y a la rabia acumulada.
Cuando el olor a ozono se hizo patente en el aire debido a la magia de la humana, la reacción del licántropo fue instintiva y brusca. Si la bruja hubiera tardado unos segundos más en recuperar la calma la situación hubiera ganado violencia por instantes, pues el lobo no relajó sus músculos y volvió a su intranquilo letargo hasta que las manos de la hechicera abandonaron aquella amenazadora pose, alzándose en señal de rendición. En ese momento, los hombros del licántropo vuelven a hundirse, relajándose y alejando la mano del pomo de su arma. –Lo lamento mademoiselle, le aseguro que me ha conocido en el peor día posible, no era mi intención molestarla en absoluto y mucho menos hacerla pensar que necesita defenderse de mi- responde con tristeza en la voz, pensando que su exagerada reacción es fruto del miedo que podría sentir por su forma licántropa.
El cambio de tema no obstante es bien aceptado y se fuerza a sonreír cortésmente a la joven con una sonrisa tímida –Le aseguro que no encontrará mejores pieles en toda la capital milady- ríe algo más relajado al utilizar su típica frase gancho en el mercado –Tengo un envío de borrego español que es exactamente lo que describes añadido a un virginal y suave tono blanco.-
La mira pensativo, evaluando las palabas de la pelirroja con cuidado, hacer de conejillo de indias para un hechicero no parecía ser la opción más sensata, ya había oído rumores de extraños experimentos en Europa central y algo que le recordara remotamente a las palabras experimentación, estudio o ciencia bastaban para causarle escalofríos. Aún así, para el licántropo seguía siendo la única ayuda viable que había recibido y un mayor nivel d conocimientos por la hechicera a su entender repercutiría en una mejor y más personal ayuda por su parte. Con un suspiro de resignación detiene el paso para clavar sus ojos en los de la joven. –Está bien ¿qué quieres saber?- pregunta con toda la tranquilidad que puede, -Tal vez le interese saber cómo fui infectado- susurra carraspeando un poco para recuperar el tono de voz, empezando a contarle a la dama la horrible noche de su transformación, como perdió a casi toda su familia con cierto aire monónoto, ocultando bajo aquella aparente frialdad los dolorosos sentimientos que despiertan aún esos sentimientos aunque curiosamente para Bernard bastante menos de lo que recordaba después de años sin hablar de aquel tema con nadie.
Cuando el olor a ozono se hizo patente en el aire debido a la magia de la humana, la reacción del licántropo fue instintiva y brusca. Si la bruja hubiera tardado unos segundos más en recuperar la calma la situación hubiera ganado violencia por instantes, pues el lobo no relajó sus músculos y volvió a su intranquilo letargo hasta que las manos de la hechicera abandonaron aquella amenazadora pose, alzándose en señal de rendición. En ese momento, los hombros del licántropo vuelven a hundirse, relajándose y alejando la mano del pomo de su arma. –Lo lamento mademoiselle, le aseguro que me ha conocido en el peor día posible, no era mi intención molestarla en absoluto y mucho menos hacerla pensar que necesita defenderse de mi- responde con tristeza en la voz, pensando que su exagerada reacción es fruto del miedo que podría sentir por su forma licántropa.
El cambio de tema no obstante es bien aceptado y se fuerza a sonreír cortésmente a la joven con una sonrisa tímida –Le aseguro que no encontrará mejores pieles en toda la capital milady- ríe algo más relajado al utilizar su típica frase gancho en el mercado –Tengo un envío de borrego español que es exactamente lo que describes añadido a un virginal y suave tono blanco.-
La mira pensativo, evaluando las palabas de la pelirroja con cuidado, hacer de conejillo de indias para un hechicero no parecía ser la opción más sensata, ya había oído rumores de extraños experimentos en Europa central y algo que le recordara remotamente a las palabras experimentación, estudio o ciencia bastaban para causarle escalofríos. Aún así, para el licántropo seguía siendo la única ayuda viable que había recibido y un mayor nivel d conocimientos por la hechicera a su entender repercutiría en una mejor y más personal ayuda por su parte. Con un suspiro de resignación detiene el paso para clavar sus ojos en los de la joven. –Está bien ¿qué quieres saber?- pregunta con toda la tranquilidad que puede, -Tal vez le interese saber cómo fui infectado- susurra carraspeando un poco para recuperar el tono de voz, empezando a contarle a la dama la horrible noche de su transformación, como perdió a casi toda su familia con cierto aire monónoto, ocultando bajo aquella aparente frialdad los dolorosos sentimientos que despiertan aún esos sentimientos aunque curiosamente para Bernard bastante menos de lo que recordaba después de años sin hablar de aquel tema con nadie.
Bernard Favre- Licántropo Clase Media
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Re: La lumière de l'aube (Wenkyel)
La pelirroja bruja observaba con cierta forma minuciosa, intentando detectar cualquier tipo lenguaje corporal, en lobos había que observar mucho eso, era lo que le daría pistas si se estaba enojando o no, aunque la bruja también era sobradamente irascible, era sumamente facil hacerla explotar, y ese hombre lo había comprovado ya, cuando ella había encendido las chispas en sus manos, dispuestas a dar más de un fogonazo si la situación lo había llamado a ello, pero el lobo parecía alguíen más sensato, sin duda, aunque estar con un licántropo tras la luna sabía sobradamente que a ellos también les descompensaba emocionalmente. Más el lobo tenía razón, su prima era de una manera muy peculiar, muy diferente para como solían ser los demas vampiros, lo que hizo que la bruja también comprendiera la actitud reaccia del licano.
-Ciertamente es un enemigo ancestral, pero se de lobos que si hablan con vampiros, todo es depende de cuan doblegada o como tengas de integrada la bestia en ti.- Susurró la bruja, no iba a convencerlo, no era necesario, no lo veía preparado para algo como ese, sin duda iba a necesitar conocer mucho a la bestia para saberlo.
Sin duda el olor que desprendía la bruja cuando se alteraba afectaban al licántropo, llamandole a señal de estar en alerta, más este no se echó hacía atras, los muy claros ojos de Wenkyel viajaban por el cuerpo del licántropo para observar como agarraba el arma, Wenkyel arrugó la nariz con alteración y retrocedió unos pasos intimidada por la reacción del licántropo.
Sabia que gestos hacer para calmar a las bestias, que señales él interpretaría como rendición y como buscar su calma, más su disculpas hizo que a la joven le despertara cierta ternura, sintiendo compasión por él, realmente se parecía mucho a uno de sus hermanos lobos, asi que simplemente negó con la cabeza observandole, pero fue acertado el cambio de conversación para que él hablase de las pieles, y de esa manera relajase toda la situación formada, dibujando una semi sonrisa.
Más el hecho de que él aceptase ser parte de su investigación a la joven le agradó notablemente, sonriendo de amplia forma, sonrió la bruja mientras ladeaba la cabeza, mientras asentia. -Si cuentame tu transformación...pero no solo eso.- Asegura Wenkyel mientras se muerde el labio inferior pensativa. -Y dime ¿tu lado animal nunca te ha atraido? osea...los impusolso que este os suele llevar, mis hermanos aceptaron la bestia, dejando que esta se uniera a ellos...Pero supongo que tú pensamiento te hace estar atormentado...realmente hay muchos que sacan rendimiento a esa posición que les dá la licantropia...miralo de esta forma...- Le observa de arriba a abajo. -Eres más fuerte, más rapido, y con mejores sentidos que cualquier persona...deberias expandir tu mente...el conocimiento es poder...-Dijo mientras divisiaba las casas al acercarse a la civilización, la joven se colocó bien la capucha mientras miraba al licántropo esperando la respuesta que este le pudiera dar frente a lo que ella decía, se quedó pensativa y le miró. -En realidad...hay una forma convencional de mantener a la bestia, pero requiere mucha confianza y vulnerabilidad...y no creo que estemos en ese punto.
-Ciertamente es un enemigo ancestral, pero se de lobos que si hablan con vampiros, todo es depende de cuan doblegada o como tengas de integrada la bestia en ti.- Susurró la bruja, no iba a convencerlo, no era necesario, no lo veía preparado para algo como ese, sin duda iba a necesitar conocer mucho a la bestia para saberlo.
Sin duda el olor que desprendía la bruja cuando se alteraba afectaban al licántropo, llamandole a señal de estar en alerta, más este no se echó hacía atras, los muy claros ojos de Wenkyel viajaban por el cuerpo del licántropo para observar como agarraba el arma, Wenkyel arrugó la nariz con alteración y retrocedió unos pasos intimidada por la reacción del licántropo.
Sabia que gestos hacer para calmar a las bestias, que señales él interpretaría como rendición y como buscar su calma, más su disculpas hizo que a la joven le despertara cierta ternura, sintiendo compasión por él, realmente se parecía mucho a uno de sus hermanos lobos, asi que simplemente negó con la cabeza observandole, pero fue acertado el cambio de conversación para que él hablase de las pieles, y de esa manera relajase toda la situación formada, dibujando una semi sonrisa.
Más el hecho de que él aceptase ser parte de su investigación a la joven le agradó notablemente, sonriendo de amplia forma, sonrió la bruja mientras ladeaba la cabeza, mientras asentia. -Si cuentame tu transformación...pero no solo eso.- Asegura Wenkyel mientras se muerde el labio inferior pensativa. -Y dime ¿tu lado animal nunca te ha atraido? osea...los impusolso que este os suele llevar, mis hermanos aceptaron la bestia, dejando que esta se uniera a ellos...Pero supongo que tú pensamiento te hace estar atormentado...realmente hay muchos que sacan rendimiento a esa posición que les dá la licantropia...miralo de esta forma...- Le observa de arriba a abajo. -Eres más fuerte, más rapido, y con mejores sentidos que cualquier persona...deberias expandir tu mente...el conocimiento es poder...-Dijo mientras divisiaba las casas al acercarse a la civilización, la joven se colocó bien la capucha mientras miraba al licántropo esperando la respuesta que este le pudiera dar frente a lo que ella decía, se quedó pensativa y le miró. -En realidad...hay una forma convencional de mantener a la bestia, pero requiere mucha confianza y vulnerabilidad...y no creo que estemos en ese punto.
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
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