AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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La mascara palida || Wenkyel Enhydra
2 participantes
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La mascara palida || Wenkyel Enhydra
La sala del teatro resuena mientras los espectadores se sientan en sus asientos y hablan entre susurros esperando que pasen los minutos previos al inicio de la obra. Una figura entra en uno de los palcos de la primera planta, una mascara oculta su rostro llamando la atención de las personas que lo ven. Las miradas de varios espectadores se centran en la figura cubierta totalmente de un ropaje negro que contrasta con el blanco pálido de su mascara bauta tradicional de la mascarada veneciana. Los susurros siguen a las miradas especulando sobre la identidad de la figura preguntándose si es alguien importante que prefiere quedar en el anonimato, o si es un loco intentando llamar la atención de una forma tan siniestra.
La figura toma asiento y apoya su bastón contra la baranda del palco mientras observa por primera vez la sala de la ciudad parisina. En la segunda planta de palcos se sientan las personas de interés de la ciudad, disfrutando de las mejores vistas del escenario y manteniéndose lo suficientemente lejos del pueblo como para sentirse identificados con ellos. La primera planta esta llena de individuos que se pueden permitir cierta privacidad, pero que no tienen el renombre de los de la segunda. Los palcos son más pequeños y sus comodidades escasas en comparación a las que ofrecen más arriba. En la planta baja en bancos de madera, a diferencia de las sillas individuales de los palcos, se sientan la gente que ha pagado por una entrada simple para disfrutar de la obra junto a sus seres queridos.
Luces se encienden en el escenario haciendo que este destaque sobre el resto, las miradas hacia el desconocido se giran para prestar atención a un hombre menudo que se acerca al público para presentar la obra, de su cuerpo surge una voz grave que sorprende a aquellos que es la primera vez que vienen a ver la obra – Hoy tenemos el honor de guiarles en un camino por el infierno de la mano de Dante – Deja un silencio dramático para mantener el interés del publico – la adaptación a teatro del la divina comedia: Inferno , damas y caballeros – tras acabar el discurso deja paso a los actores que interpretan con real maestría acto tras acto. Al finalizar estos hacen una reverencia y el publico aplaude , mientras las personas de la planta baja salen a la calle, los que se han podido permitir pagar un palco se dirigen a una sala donde pueden seguir su ocio antes de abandonar del todo el teatro.
La figura enmascarada se levanta de su asiento tras coger su bastón por el mango tallado en forma de calavera y sale de su palco, la mayor parte de la gente parece conocerse y su figura crea una sensación de inquietud y desconfianza entre algunos de los presentes mientras que otros sienten que solo es un capricho extravagante, sin saber que bajo la mascara y el ropaje se esconde un cuerpo maldito y retorcido que repugnaría hasta al mismísimo diablo.
La figura toma asiento y apoya su bastón contra la baranda del palco mientras observa por primera vez la sala de la ciudad parisina. En la segunda planta de palcos se sientan las personas de interés de la ciudad, disfrutando de las mejores vistas del escenario y manteniéndose lo suficientemente lejos del pueblo como para sentirse identificados con ellos. La primera planta esta llena de individuos que se pueden permitir cierta privacidad, pero que no tienen el renombre de los de la segunda. Los palcos son más pequeños y sus comodidades escasas en comparación a las que ofrecen más arriba. En la planta baja en bancos de madera, a diferencia de las sillas individuales de los palcos, se sientan la gente que ha pagado por una entrada simple para disfrutar de la obra junto a sus seres queridos.
Luces se encienden en el escenario haciendo que este destaque sobre el resto, las miradas hacia el desconocido se giran para prestar atención a un hombre menudo que se acerca al público para presentar la obra, de su cuerpo surge una voz grave que sorprende a aquellos que es la primera vez que vienen a ver la obra – Hoy tenemos el honor de guiarles en un camino por el infierno de la mano de Dante – Deja un silencio dramático para mantener el interés del publico – la adaptación a teatro del la divina comedia: Inferno , damas y caballeros – tras acabar el discurso deja paso a los actores que interpretan con real maestría acto tras acto. Al finalizar estos hacen una reverencia y el publico aplaude , mientras las personas de la planta baja salen a la calle, los que se han podido permitir pagar un palco se dirigen a una sala donde pueden seguir su ocio antes de abandonar del todo el teatro.
La figura enmascarada se levanta de su asiento tras coger su bastón por el mango tallado en forma de calavera y sale de su palco, la mayor parte de la gente parece conocerse y su figura crea una sensación de inquietud y desconfianza entre algunos de los presentes mientras que otros sienten que solo es un capricho extravagante, sin saber que bajo la mascara y el ropaje se esconde un cuerpo maldito y retorcido que repugnaría hasta al mismísimo diablo.
- Mascara Bauta:
Henrik Erdmann- Nosferatu Clase Media
- Mensajes : 14
Fecha de inscripción : 06/04/2018
Localización : Catacumbas de Paris
Re: La mascara palida || Wenkyel Enhydra
Sin duda esa noche había decidido visitar el teatro, un momento de relax para despertar su mente de los libros, y quizá disfrutar de alguna que otra distracción productiva, ir a ver el inferno de Dante desde luego le era algo atractivo, ella conocía logicamente la obra, pues e la había leido, entra tantas montañas de libros en los que se solía ocultar su hermana y ella, sin embargo su prima prefería otro tipo de lectura y entrenimiento, ¿que se podía esperar de su rota mente?. Suspiraba mientras esperaba entrar al teatro y dirigir a su palco, una buena visión, aunque el no ir acompañada también le resultó extraño a los allí presentes, y aunque algún que otro caballero se acercó con algún animo de ser su compañia la irlandesa declinaba las invitaciones de manera educada pero tajante.
Más sus capacidades como hechicera hicieron que al notar la presencia girase a observar la misteriosa persona que entraba vestida de negro y con una singular mascara veneciana, ladeó ligeramente la cabeza con curiosidad pues, el aura que desprendía era sumamente poderosa, más de la que jamas había notado nunca, pues su aura palida le hacía reconocer que se trataba de un vampiro, pero poco más podía adivinar por su habilidad, más se giró a observar la función cuando está empezó, se acarició la mandibuja distraidamente atenta a la obra.
La verdad es que hicieron una gran actuación, Wenkyel se unió a los aplausos con los restantes del publico, y abandonó a la zona de ocio, si bien conocia a muchos que estaban allí no de hablar personalmente con ellos, pero al ser alguien de clase alta se veia obligada a saber los nombres reseñables, no quiso hablar con nadie, más un nuevo escalofrio recorrió su espalda, ahí estaba de nuevo la presencia de aquel hombre, o vampiro como asi le percibía, dejó escapar un suspiro, y observó como los otros le miraban con desconfianza, recelo, parecía capaz de turbiar el ambiente, pero lejos de asustarla la osadia de la bruja hizo que le mirase con curiosidad latente.
Tardó un poco en decidirse a acercarse a él, algo titubeante en un principio, pero dejó esa actitud atras acabando en un paso firme para acercarse al enmascarado. Ladea la cabeza observandole. -Buenas noches...- Pronunció finalmente clavando sus claros ojos en él, inclinó la cabeza con una ligera reverencia. -¿Eres nuevo? nunca antes te había visto....aunque...¿cual es vuestro nombre si no es indiscrección?- A veces la pelirroja pecaba de atrevida muchas veces, ni siquiera reparó en ello, solo deseaba saciar la curiosidad sobre ese hombre que tenía frente a ella, jugaba con un mechon de su naranja cabellera, mientras ladeaba la cabeza, la bruja conocia bien la existencia de vampiros, pero este...se le escapaba, había algo que no le cuadraba, el aura era potente, más que la que jamas había visto en un vampiro.
Más sus capacidades como hechicera hicieron que al notar la presencia girase a observar la misteriosa persona que entraba vestida de negro y con una singular mascara veneciana, ladeó ligeramente la cabeza con curiosidad pues, el aura que desprendía era sumamente poderosa, más de la que jamas había notado nunca, pues su aura palida le hacía reconocer que se trataba de un vampiro, pero poco más podía adivinar por su habilidad, más se giró a observar la función cuando está empezó, se acarició la mandibuja distraidamente atenta a la obra.
La verdad es que hicieron una gran actuación, Wenkyel se unió a los aplausos con los restantes del publico, y abandonó a la zona de ocio, si bien conocia a muchos que estaban allí no de hablar personalmente con ellos, pero al ser alguien de clase alta se veia obligada a saber los nombres reseñables, no quiso hablar con nadie, más un nuevo escalofrio recorrió su espalda, ahí estaba de nuevo la presencia de aquel hombre, o vampiro como asi le percibía, dejó escapar un suspiro, y observó como los otros le miraban con desconfianza, recelo, parecía capaz de turbiar el ambiente, pero lejos de asustarla la osadia de la bruja hizo que le mirase con curiosidad latente.
Tardó un poco en decidirse a acercarse a él, algo titubeante en un principio, pero dejó esa actitud atras acabando en un paso firme para acercarse al enmascarado. Ladea la cabeza observandole. -Buenas noches...- Pronunció finalmente clavando sus claros ojos en él, inclinó la cabeza con una ligera reverencia. -¿Eres nuevo? nunca antes te había visto....aunque...¿cual es vuestro nombre si no es indiscrección?- A veces la pelirroja pecaba de atrevida muchas veces, ni siquiera reparó en ello, solo deseaba saciar la curiosidad sobre ese hombre que tenía frente a ella, jugaba con un mechon de su naranja cabellera, mientras ladeaba la cabeza, la bruja conocia bien la existencia de vampiros, pero este...se le escapaba, había algo que no le cuadraba, el aura era potente, más que la que jamas había visto en un vampiro.
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/07/2017
Re: La mascara palida || Wenkyel Enhydra
La sala se llena de personas bien vestidas frente a la extraña figura, un hueco le separa a él de cualquier persona, un espacio cedido por la desconfianza hacia su persona, un espacio para observar sus intenciones desde un lugar seguro analizando cada uno de sus movimientos como si en cualquier momento fuese a cometer un acto atroz. El enmascarado apoya sus manos, cubiertas por guantes negros, sobre el mango de hueso de bastón, dejando caer parte de su peso sobre este. Este cambio le permite dejar de cargar peso sobre la pierna que se llevo la peor parte cuando la maldición modificó su cuerpo en la aberración que es en la actualidad. Esta le dejo con la cojera que convive desde hace ya miles de años. El avance en bastones de la moderna sociedad había logrado que pudiese caminar sin atraer las miradas burlonas de personas detestables y la popularidad de estos en la actualidad crean una imagen de caballero y no de tullido como en el pasado.
Una joven rompe el espacio vacío al salir de entre la multitud en su dirección, algunas miradas se giran para ver el desenlace, el paso decidido de la joven se adentra en el aura perturbadora que desprende la figura y que ha mantenido al resto de las personas a raya sin hacer que esta dude, el "hombre", mas que hombre bestia, mira con sus ojos amarillentos inyectados en sangre a la bella figura que se acerca. Su color de pelo rojo lleno de vida da la sensación contraria que la que crean sus ropajes oscuros que ocultan su cuerpo deforma. Su piel pálida y perfecta refleja su vida como miembro de la clase alta.
La joven paró frente a la figura y tras un saludo inclina la cabeza haciendo una reverencia, esto toma por sorpresa al enmascarado, las últimas personas que habían hecho una reverencia dedicada hacia él habían muerto hacía ya varias décadas. "¿Eres nuevo?" pregunta a la criatura casi consiguiendo que esta rompa su silencio para escupir una carcajada , ¿nuevo? , no , es más antiguo que la ciudad que pisa , más antiguo que las naciones que reinan Europa en la actualidad , más antiguo que las lenguas que se hablan en las tierras que hoy habita, la criatura es de todo menos nueva, pero el silencio es lo único que deja salir de entre sus labios mientras la dama pregunta por su nombre.
Una voz grave y áspera como una lija sale de su boca, retumbando en el espacio entre sus labios y su mascara, una voz cargada de dolor y desgracia que suele causar el malestar de las personas de bien, una voz nacida de la enfermedad y el rasgar de unas cuerdas vocales estropeadas pero que nunca llegaran a romperse del todo – Me llamo Henrik Erdmann – hace una pausa para respirar – Encantado de conocerla Señorita ... - Deja un silencio para que esta pueda responder intercambiando el silencio por su nombre.
Una joven rompe el espacio vacío al salir de entre la multitud en su dirección, algunas miradas se giran para ver el desenlace, el paso decidido de la joven se adentra en el aura perturbadora que desprende la figura y que ha mantenido al resto de las personas a raya sin hacer que esta dude, el "hombre", mas que hombre bestia, mira con sus ojos amarillentos inyectados en sangre a la bella figura que se acerca. Su color de pelo rojo lleno de vida da la sensación contraria que la que crean sus ropajes oscuros que ocultan su cuerpo deforma. Su piel pálida y perfecta refleja su vida como miembro de la clase alta.
La joven paró frente a la figura y tras un saludo inclina la cabeza haciendo una reverencia, esto toma por sorpresa al enmascarado, las últimas personas que habían hecho una reverencia dedicada hacia él habían muerto hacía ya varias décadas. "¿Eres nuevo?" pregunta a la criatura casi consiguiendo que esta rompa su silencio para escupir una carcajada , ¿nuevo? , no , es más antiguo que la ciudad que pisa , más antiguo que las naciones que reinan Europa en la actualidad , más antiguo que las lenguas que se hablan en las tierras que hoy habita, la criatura es de todo menos nueva, pero el silencio es lo único que deja salir de entre sus labios mientras la dama pregunta por su nombre.
Una voz grave y áspera como una lija sale de su boca, retumbando en el espacio entre sus labios y su mascara, una voz cargada de dolor y desgracia que suele causar el malestar de las personas de bien, una voz nacida de la enfermedad y el rasgar de unas cuerdas vocales estropeadas pero que nunca llegaran a romperse del todo – Me llamo Henrik Erdmann – hace una pausa para respirar – Encantado de conocerla Señorita ... - Deja un silencio para que esta pueda responder intercambiando el silencio por su nombre.
Henrik Erdmann- Nosferatu Clase Media
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Fecha de inscripción : 06/04/2018
Localización : Catacumbas de Paris
Re: La mascara palida || Wenkyel Enhydra
La chica deslizaba su vista de abajo a arriba, estudiando al sujeto que tenía delante, empezando a deslizar su mirada empezando por su calzado, hasta subir la vista lentamente hasta tener que elevar la mirada para hacer visión a la mascara que tanto cubria, entrecerrando los ojos, ladeando la cabeza, sus ojos claros se fijaban en los suyos, percibiendo ese matiz sobrenatural, se mordió el labio inferior pues tenía que contener su lengua, a veces demasiado afilada quizá, la gente les miraba, algo sorprendida de que aquella joven, hubiera salido de entre la gente para hablar con quien más nadie queria hacerlo, ella notaba los matices sobrenaturales por su condición de hechicera, pero los demas tambien podrían notar la energia oscura que transmitia, quizás ese aura tan tetrica era lo que llamaba curiosidad a la joven bruja.
Que no podía evitar ir hacia cualquier cosa que se le antojase ciertamente curiosa, y él era ahora mismo el foco de misterios que estaba deseando ser descubierto, dibujó una sonrisa amable incluso se podría decir, mientras esperaba ansiosamente que este finalmente revelase su identidad.
Más cuando habló sintió un escalofrio recorriendole la espalda, sin poderlo evitar, la voz era como salida del más lugubre lugar, una voz oscura, rasgada, grave, fria, incluso Wenkyel abrió mucho los ojos por ese timbre de voz tan tenebroso, más volvió a dibujar una sonrisa mirando al hombre. -Un placer Lord Erdman, yo soy Wenkyel Enhydra...-Volvió a reverenciar de forma algo más pronunciada, y miró alrededor, observando como los demás se apartaban más, aunque Wenkyel reaccionó solo encogiendose de hombros y volviendo a prestar atención colocandose a su lado. -¿Es Italiana?- Preguntó refiriendose a su mascara naturalmente, que no dejaba ver nada de su rostro. -Te da un aspecto muy tetrico...pero a la vez es elegante.- Dijo quizá en una charla vanal en darle conversación para mantenerle tal vez distraido, o al menos que bajase la guardia un poco para ir a las preguntas que realmente le interesaban. -¿Quiere una copa?- Ofreció la bruja acercandose a conseguir un par de copas, aunque supuso que no bebería si quería seguir ocultando su rostro.
Cuando el resto del personal dejó de observarles con curioidad, ganando la incomodidad y alejandose lo suficiente la pelirroja habló con la voz lo suficientemente baja como para que solo quien a su lado se encontraba escuchara. -Bien....Eres un vampiro ¿cierto? puedo percibir tu aura palida, aunque inusualmente intensa, y eso es lo que me da curiosidad....no temas, tengo familiares cainitas.- Aseguró la bruja, cuando hablaba de "cainita" se refería a vampiros, en su familia solía usar ese nombre para dirigirse a los vampiros de una forma más discreta tal vez y evitar usar la palabra "vampiro" una costumbre, pero supuso que su acompañante entendió esa referencia para llamarle no-muerto. Wenkyel mojó sus labios del afrutado vino que habñia elegido para ella mientras con la otra ofrecía el vino al vampiro esperando que declinara o cogiera la copa, aunque lo que realmente deseaba era que saciara su curioidad.
Que no podía evitar ir hacia cualquier cosa que se le antojase ciertamente curiosa, y él era ahora mismo el foco de misterios que estaba deseando ser descubierto, dibujó una sonrisa amable incluso se podría decir, mientras esperaba ansiosamente que este finalmente revelase su identidad.
Más cuando habló sintió un escalofrio recorriendole la espalda, sin poderlo evitar, la voz era como salida del más lugubre lugar, una voz oscura, rasgada, grave, fria, incluso Wenkyel abrió mucho los ojos por ese timbre de voz tan tenebroso, más volvió a dibujar una sonrisa mirando al hombre. -Un placer Lord Erdman, yo soy Wenkyel Enhydra...-Volvió a reverenciar de forma algo más pronunciada, y miró alrededor, observando como los demás se apartaban más, aunque Wenkyel reaccionó solo encogiendose de hombros y volviendo a prestar atención colocandose a su lado. -¿Es Italiana?- Preguntó refiriendose a su mascara naturalmente, que no dejaba ver nada de su rostro. -Te da un aspecto muy tetrico...pero a la vez es elegante.- Dijo quizá en una charla vanal en darle conversación para mantenerle tal vez distraido, o al menos que bajase la guardia un poco para ir a las preguntas que realmente le interesaban. -¿Quiere una copa?- Ofreció la bruja acercandose a conseguir un par de copas, aunque supuso que no bebería si quería seguir ocultando su rostro.
Cuando el resto del personal dejó de observarles con curioidad, ganando la incomodidad y alejandose lo suficiente la pelirroja habló con la voz lo suficientemente baja como para que solo quien a su lado se encontraba escuchara. -Bien....Eres un vampiro ¿cierto? puedo percibir tu aura palida, aunque inusualmente intensa, y eso es lo que me da curiosidad....no temas, tengo familiares cainitas.- Aseguró la bruja, cuando hablaba de "cainita" se refería a vampiros, en su familia solía usar ese nombre para dirigirse a los vampiros de una forma más discreta tal vez y evitar usar la palabra "vampiro" una costumbre, pero supuso que su acompañante entendió esa referencia para llamarle no-muerto. Wenkyel mojó sus labios del afrutado vino que habñia elegido para ella mientras con la otra ofrecía el vino al vampiro esperando que declinara o cogiera la copa, aunque lo que realmente deseaba era que saciara su curioidad.
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/07/2017
Re: La mascara palida || Wenkyel Enhydra
La joven parece no intimidarse ante el espantoso sonido que sale del ser con el que mantiene la conversación, ser cuyo físico no es lo único monstruoso que esconde ante los ojos de la joven. Ella parece no tener el sexto sentido que suele mantener a la gente lejos de los problemas y de los callejones llenos de sombras donde las bestias rondan. Wenkiel Enhydra, cada una de las letras de el nombre nada entre los pensamientos que divagan por su cerebro, entre el interés por sentir los placeres y entretenimientos humanos y los horrores propios de su naturaleza y las atrocidades cometidas en su longevidad.
Asiente respondiendo a la pregunta sobre el origen de su máscara, mascara que le trae recuerdos de los primeros carnavales en Venecia a los que decidió asistir , de la ciudad esplendida , del borboteo de la sangre de lujuriosos jóvenes que se desmadraban en los días de carnaval y cuyos cuerpos acabaron flotando por los canales de la ciudad. "Te da un aspecto muy tétrico...pero a la vez es elegante. " Una sonrisa perfila su cara tras la mascara, manteniéndose en silencio para evitar dejar salir a las pesadillas que le rondan su mente donde la mascara es lo menos perturbador de las imágenes casi oníricas que aparecen y se difuminan.
La ofrenda de la copa no pudo ser rechazada , no es propio de su forma de ser el rechazar las buenas intenciones de las personas con las que se cruza en la noche, pero por mucho que acepta la copa y la agarra en la mano derecha, tiene el sentimiento de que al final de la velada esta seguirá estando llena de su liquido color sangre que suelen disfrutar más los humanos que aquellos que prefieren una copa llena de sangre espesa. Los labios de la joven se vuelven a mover dejando escapar sus verdaderas intenciones para haberse acercado a él desde la multitud, la lectura de auras que le había llevado a la perdición a tantas personas por conocer la verdadera situación que les rodea. La mano del ser empieza a apretar la copa de cristal con fuerza haciendo que la integridad de esta llegue a peligrar , haciéndole sentir entre sus dedos la resistencia del cristal que poco a poco va cediendo para ser moldeado por su rabia. Un ruido se genera dentro de su cabeza por la acumulación de pensamientos, - ¿Quien te crees que eres para mirar mi alma? - es el que más se repite en su interior mientras se despierta entre los sentimientos durmientes una aversión y cólera que aumenta con cada palabra de la frase de la joven hasta que esta llega a mencionar "cainita".
Nada más mencionar la palabra la copa cediendo a la presión revienta en su guante produciendo un estruendo agudo que vuelve a levantar las miradas de los curiosos. Al parecer se había equivocado al pensar que la copa se mantendría llena hasta el final de la noche. Los cristales tintinean al chocar contra el suelo manchado de vino, por el cuero del guante resbalan las últimas gotas de vino que habían intentado escapar del inevitable destino de acabar en el suelo.
Los ojos del nosferatu se clavan con su brillo amarillo insano directamente en los ojos de Wenkyel a la vez que su boca deja paso a su voz enferma y seca. Las palabras salen como una advertencia hacia la joven recitando los primeros versos tallados a las puertas del infierno que el propio dante había cruzado en la obra que acababa de ser interpretada.
-Por mí, se llega a la ciudad doliente.
Por mí se llega hasta el dolor postrero,
al rechinar, al llanto, al desespero. -
Asiente respondiendo a la pregunta sobre el origen de su máscara, mascara que le trae recuerdos de los primeros carnavales en Venecia a los que decidió asistir , de la ciudad esplendida , del borboteo de la sangre de lujuriosos jóvenes que se desmadraban en los días de carnaval y cuyos cuerpos acabaron flotando por los canales de la ciudad. "Te da un aspecto muy tétrico...pero a la vez es elegante. " Una sonrisa perfila su cara tras la mascara, manteniéndose en silencio para evitar dejar salir a las pesadillas que le rondan su mente donde la mascara es lo menos perturbador de las imágenes casi oníricas que aparecen y se difuminan.
La ofrenda de la copa no pudo ser rechazada , no es propio de su forma de ser el rechazar las buenas intenciones de las personas con las que se cruza en la noche, pero por mucho que acepta la copa y la agarra en la mano derecha, tiene el sentimiento de que al final de la velada esta seguirá estando llena de su liquido color sangre que suelen disfrutar más los humanos que aquellos que prefieren una copa llena de sangre espesa. Los labios de la joven se vuelven a mover dejando escapar sus verdaderas intenciones para haberse acercado a él desde la multitud, la lectura de auras que le había llevado a la perdición a tantas personas por conocer la verdadera situación que les rodea. La mano del ser empieza a apretar la copa de cristal con fuerza haciendo que la integridad de esta llegue a peligrar , haciéndole sentir entre sus dedos la resistencia del cristal que poco a poco va cediendo para ser moldeado por su rabia. Un ruido se genera dentro de su cabeza por la acumulación de pensamientos, - ¿Quien te crees que eres para mirar mi alma? - es el que más se repite en su interior mientras se despierta entre los sentimientos durmientes una aversión y cólera que aumenta con cada palabra de la frase de la joven hasta que esta llega a mencionar "cainita".
Nada más mencionar la palabra la copa cediendo a la presión revienta en su guante produciendo un estruendo agudo que vuelve a levantar las miradas de los curiosos. Al parecer se había equivocado al pensar que la copa se mantendría llena hasta el final de la noche. Los cristales tintinean al chocar contra el suelo manchado de vino, por el cuero del guante resbalan las últimas gotas de vino que habían intentado escapar del inevitable destino de acabar en el suelo.
Los ojos del nosferatu se clavan con su brillo amarillo insano directamente en los ojos de Wenkyel a la vez que su boca deja paso a su voz enferma y seca. Las palabras salen como una advertencia hacia la joven recitando los primeros versos tallados a las puertas del infierno que el propio dante había cruzado en la obra que acababa de ser interpretada.
-Por mí, se llega a la ciudad doliente.
Por mí se llega hasta el dolor postrero,
al rechinar, al llanto, al desespero. -
Henrik Erdmann- Nosferatu Clase Media
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Fecha de inscripción : 06/04/2018
Localización : Catacumbas de Paris
Re: La mascara palida || Wenkyel Enhydra
La bruja obervó gratamente que aceptaba su copa, en cierta forma eso la puso contenta, mientras ladeaba la cabeza mirandole, manteniendo esa sonrisa amable en los labios, le era totalmente un misterio quien era a quien se había acercado, con el que agradablemente conversaba, con el que parecía darle cierta cancha, pero cometió un error, quizá pecando de extrovertida, pecando de confiada, mucho tiempo viviendo con una vampiresa hacía que pensara que los demass hijos de la noche se regian por la misma raiz, y fue atrevida, aunque lo dijo en voz baja, para que solo aquel misterioso caballero la escuchara, no fue acertada en tanta confianza, no fue nada acertado ni bueno, y se dió cuenta bastante tarde. Abrió los ojos con un sobresalto cuando escuchó la copa romperse en las manos del misterioso hombre, fijó la mirada en los resquicios de vino que empapaban el negro guante del misterioso, ella levantó la vista frunciendo el ceño, e incluso retrocedió medio paso hacia atras, mirandole con cautela.
Posiblemente se ofendió de lo que escuchó ¿tal vez? no lo sabría decir, pues hasta ahora a un vampiro no le molestaba que lo llamasen en ello, pero quizá la palabra ofendió algo más alla de lo que la pelirroja realmente pudiera haberlo enfadado, más no fue la intención de ella.
Sus palabras volvieron a causar un escalofrio que recorrió su columna vertebral, notandose como se tensó, su voz le retumbaba en la cabeza, digna de pesadillas, quizá sintiendo algo de miedo, que naturalmente disimuló y solo frunció el ceño como respuesta, tuvo que desviar la mirada para buscar recobrar la compostura, suspiró pesadamente y volvió a fijar sus azules ojos en esos amarillos, apretó los labios. -Le he ofendido...creo...- Se atrevió a pronunciar. -Disculpame...-Le observó y bajo la mirada unos instantes pensativa, sacudiendo la cabeza, quizá tendría que acercarse de otra forma, y no de manera tan agresiva como era posible que aquel hombre la hubiera percivido, y aunque igual el hombre no lo sabía, las palabras retorcidas que salieron de detras de la mascara, Wenkyel las interpretó de incluso podrían ser posiblementes amenazantes.
Más volvió a dar un trago al vino que había en su copa aun, volviendo a una actitud relajada, para disimular y que los curiosos volvieran a dejar de prestarles atención. -Me gusta como va vestido.- Buscó alagarlo ahora, para calmar los animos, aunque Wenkyel sospechaba muy mucho de que posiblemente le desconcertase el alago o no entendiese el porqué de la insistencia, pero la bruja solo deseaba saciar la curiosidad latente que le preovocaba ese hombre, le volvió a sonreir ampliamente, aunque algo tensa pues le había conseguido intimidar. -Todos tenemos un secreto aqui...-Susurró mostrandole su copa de vino, la pelirroja susurro algo casi inaudible y el rojo vino empezó a hervir, ella musitó de nuevo volviendo al vino a su integridad, dandole una pista asi de como había notado su aura, más volvió a clavar su mirada en él. -¿Viene mucho al teatro?...el inferno de Dante siempre es una buena obra, yo suelo venir tambien mucho con mi prima cuando hacen algo de Shakespeare...a ella le encanta...yo soy mas de la divina comedia.- La charla era vanal, lo sabía pero aquel hombre parecía poco hablador, y buscaba la forma de relajarlo.
Posiblemente se ofendió de lo que escuchó ¿tal vez? no lo sabría decir, pues hasta ahora a un vampiro no le molestaba que lo llamasen en ello, pero quizá la palabra ofendió algo más alla de lo que la pelirroja realmente pudiera haberlo enfadado, más no fue la intención de ella.
Sus palabras volvieron a causar un escalofrio que recorrió su columna vertebral, notandose como se tensó, su voz le retumbaba en la cabeza, digna de pesadillas, quizá sintiendo algo de miedo, que naturalmente disimuló y solo frunció el ceño como respuesta, tuvo que desviar la mirada para buscar recobrar la compostura, suspiró pesadamente y volvió a fijar sus azules ojos en esos amarillos, apretó los labios. -Le he ofendido...creo...- Se atrevió a pronunciar. -Disculpame...-Le observó y bajo la mirada unos instantes pensativa, sacudiendo la cabeza, quizá tendría que acercarse de otra forma, y no de manera tan agresiva como era posible que aquel hombre la hubiera percivido, y aunque igual el hombre no lo sabía, las palabras retorcidas que salieron de detras de la mascara, Wenkyel las interpretó de incluso podrían ser posiblementes amenazantes.
Más volvió a dar un trago al vino que había en su copa aun, volviendo a una actitud relajada, para disimular y que los curiosos volvieran a dejar de prestarles atención. -Me gusta como va vestido.- Buscó alagarlo ahora, para calmar los animos, aunque Wenkyel sospechaba muy mucho de que posiblemente le desconcertase el alago o no entendiese el porqué de la insistencia, pero la bruja solo deseaba saciar la curiosidad latente que le preovocaba ese hombre, le volvió a sonreir ampliamente, aunque algo tensa pues le había conseguido intimidar. -Todos tenemos un secreto aqui...-Susurró mostrandole su copa de vino, la pelirroja susurro algo casi inaudible y el rojo vino empezó a hervir, ella musitó de nuevo volviendo al vino a su integridad, dandole una pista asi de como había notado su aura, más volvió a clavar su mirada en él. -¿Viene mucho al teatro?...el inferno de Dante siempre es una buena obra, yo suelo venir tambien mucho con mi prima cuando hacen algo de Shakespeare...a ella le encanta...yo soy mas de la divina comedia.- La charla era vanal, lo sabía pero aquel hombre parecía poco hablador, y buscaba la forma de relajarlo.
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
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Re: La mascara palida || Wenkyel Enhydra
Tras dedicar la advertencia hacia la joven , la oscura figura cierra su puño intentando contener sus pensamientos que le arrastran hacia las corrientes de destrucción en las que tanto se ha sumergido, la bestia de su interior no necesita una excusa para recorrer esos senderos, pero es consciente de que no es ni el lugar ni el momento adecuado para dejarse llevar por sus emociones. Hoy estaba disfrutando de los placeres humanos, su personalidad más retorcida debía mantenerse escondida, pero hasta en la tranquilidad de un establecimiento respetado como la del teatro le cuesta mantener sus impulsos más puros alejados de quienes le rodean. De vez en cuando parece ser capaz de llevar estos impulsos a un lugar secundario de su ser, pero aunque permanecen ocultos tras las maneras del hombre moderno, estas siguen ahí.
El que la joven retire su mirada hace sentir al nosferatu una forma de respeto, la sociedad suele criticar estos gestos tachándolo de falta de respeto o debilidad, pero el sentimiento de debilidad que realiza otra persona como consecuencia del miedo a su persona o a posibles represalias le hace sentir más vivo que nunca, como una droga que le recorre el cuerpo al causar temor al resto de seres racionales. Al volver a abrir el puño puede observar como varios cristales se mantienen enganchados a su guante, el dolor punzante que surge de su mano a la vez que sus emociones de aversión hacia la joven se disipan delatan que las partes del vaso han conseguido atravesar también su escamosa piel. En un movimiento calculado hace un gesto dando a entender que la ofensa ha sido perdonada y aprovechando la trayectoria de la mano durante el gesto acaba ocultando esta tras su espalda, evitando que la joven pueda ver las consecuencias que ha sufrido por haberse dejado llevar por sus emociones.
El silencio parece hacer que la joven continúe cargando con el hilo de la conversación, sus halagos son extrañamente recibidos por la criatura de la noche, raras veces le han hecho comentarios positivos al respecto o menciones de ningún tipo en relación a su vestimenta, también es cierto que raras veces alguien ha continuado la conversación después de que su figura insana hubiese mostrado algún signo de cólera, joven extraña la que se encuentra frente a él. - Wenkiel Enhydra – vuelve a surgir en su mente como si de un mantra se tratase, como un rastro al que seguir en una noche de caza, - Wenkiel Enhydra -, como una enfermedad que se propaga por su cabeza, una llama de vida que aun no sabe aun si desea apagar.
Todos tenemos un secreto aquí... Escucha el ser sin poder evitar sentirse un tanto escéptico, no era la primera vez que alguien lograba ver su aura, tampoco la primera que alguien decía tener secretos que al final no llegaban al valor de 5 francos, ni la primera vez que alguien decía ser especial sin saber a quien pertenecían los ojos amarillentos que le observaban, había visto tantas cosas que ya pocas habilidades producen el pensamiento de que alguien tiene algo que merezca la pena mencionar. El liquido de la copa empieza a hervir frente a sus ojos mientras susurra unas palabras que no logra distinguir, una bruja, descendiente de las supervivientes de la edad oscura, alguna vez tuvo que trabajar con el cuerpo de alguna en aquella época para hacerla confesar ante algún noble que le había pagado para ello. No lo hizo en el pasado por odio, eran negocios y ya había comprobado que ni con sus poderes él podía ser libre de los dolores y horrores que le causaba la maldición, pero aun así seguían pareciendole criaturas interesantes. Saltó la pregunta del teatro para hablar directamente con la hechicera volviendo a abrir su boca hablando entre susurros pero sin poder dejar atrás los horrores moldean su voz – He visto caer aquelarres con estos mismos ojos, las novias del diablo las llamaban, los mitos las tacharon de siervos solo por hacer su voluntad, que equivocado ha estado el hombre al señalar lo que no comprende.
El que la joven retire su mirada hace sentir al nosferatu una forma de respeto, la sociedad suele criticar estos gestos tachándolo de falta de respeto o debilidad, pero el sentimiento de debilidad que realiza otra persona como consecuencia del miedo a su persona o a posibles represalias le hace sentir más vivo que nunca, como una droga que le recorre el cuerpo al causar temor al resto de seres racionales. Al volver a abrir el puño puede observar como varios cristales se mantienen enganchados a su guante, el dolor punzante que surge de su mano a la vez que sus emociones de aversión hacia la joven se disipan delatan que las partes del vaso han conseguido atravesar también su escamosa piel. En un movimiento calculado hace un gesto dando a entender que la ofensa ha sido perdonada y aprovechando la trayectoria de la mano durante el gesto acaba ocultando esta tras su espalda, evitando que la joven pueda ver las consecuencias que ha sufrido por haberse dejado llevar por sus emociones.
El silencio parece hacer que la joven continúe cargando con el hilo de la conversación, sus halagos son extrañamente recibidos por la criatura de la noche, raras veces le han hecho comentarios positivos al respecto o menciones de ningún tipo en relación a su vestimenta, también es cierto que raras veces alguien ha continuado la conversación después de que su figura insana hubiese mostrado algún signo de cólera, joven extraña la que se encuentra frente a él. - Wenkiel Enhydra – vuelve a surgir en su mente como si de un mantra se tratase, como un rastro al que seguir en una noche de caza, - Wenkiel Enhydra -, como una enfermedad que se propaga por su cabeza, una llama de vida que aun no sabe aun si desea apagar.
Todos tenemos un secreto aquí... Escucha el ser sin poder evitar sentirse un tanto escéptico, no era la primera vez que alguien lograba ver su aura, tampoco la primera que alguien decía tener secretos que al final no llegaban al valor de 5 francos, ni la primera vez que alguien decía ser especial sin saber a quien pertenecían los ojos amarillentos que le observaban, había visto tantas cosas que ya pocas habilidades producen el pensamiento de que alguien tiene algo que merezca la pena mencionar. El liquido de la copa empieza a hervir frente a sus ojos mientras susurra unas palabras que no logra distinguir, una bruja, descendiente de las supervivientes de la edad oscura, alguna vez tuvo que trabajar con el cuerpo de alguna en aquella época para hacerla confesar ante algún noble que le había pagado para ello. No lo hizo en el pasado por odio, eran negocios y ya había comprobado que ni con sus poderes él podía ser libre de los dolores y horrores que le causaba la maldición, pero aun así seguían pareciendole criaturas interesantes. Saltó la pregunta del teatro para hablar directamente con la hechicera volviendo a abrir su boca hablando entre susurros pero sin poder dejar atrás los horrores moldean su voz – He visto caer aquelarres con estos mismos ojos, las novias del diablo las llamaban, los mitos las tacharon de siervos solo por hacer su voluntad, que equivocado ha estado el hombre al señalar lo que no comprende.
Henrik Erdmann- Nosferatu Clase Media
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Re: La mascara palida || Wenkyel Enhydra
La pelirroja no se ha fijado en los cortes que e habían hecho por el estallar la copa, pero se percató que la llevaba hacia su espalda, no le dió más revelancia, solo observaba esos ojos amarillos inyectados en sangre, un demonio la miraba escondido detras de la mascara, pero ella quería ver el rostro al demonio, logicamente no lo haría delante de tanta gente, claro que por momentos se estaban quedando solos, pues la gente se retiraba a sus casas, era tarde, pero para Wenkyel eso carecía de importancia, seguir las convenciones del resto no siempre era lo suyo, y vivir con una vampiresa, hacía que viera la nocturnidad distinta aparte de para dormir, sonrió sin embargo mirandole volviendo de sus propios pensamientos, percatandose como se vaciaba la sala, y como pronto los hecharian para cerrar, más ella quería seguir con aquella tenebrosa compañia, quizá Wenkyel ahora tenía más de bruja ingenua que de otra cosa, fascinada por los demonios que ocultaba la nocturnidad.
Apretó sus labios unos segundos, mientras ladeaba la cabeza notando como obvió hablar del teatro y decidió hablar de ella, asi que sencillamente la pelirroja no le negó saciar ciertamente su curiosidad, aunque su palabras le revelaba que como ella sospechó era vampiro, dejó escapar un suspiro lento, calmado, se mordió el labio inferior seguidamente mientras le miraba. -No se que tipo de brujas has vistos, supongo que somos las parias de la santidad....en mi familia hay brujos...supongo que quizá sea alguna descendiente.- Sonrió de relajada forma sin importar hablar de ello, con la suficiente voz baja, aunque no negaria el escalofrió que la invadia cada vez que ese hombre hablaba.- Aunque como buena bruja sigo buscando ese poder que me haga algo más, quizás una esperanza de libertad.- Sonaba algo soñadora tal vez con esas palabras, volvió a pasar la mirada por la sala, el vampiro tenía una mirada muy penetrante, y eso obligaba a la pelirroja a retirarla de vez en cuando.
-Aunque manejo varias disciplinas...me considero una piromante, adoro fuego...es tan excitante, tan caotico, tan peligroso, tan indomable a veces...- Sacudió la cabeza percatandose que se estaba emocionando un poco al hablar de su elemento favorito, pero despues volvió a sonreir dulcemente a aquel desconocido llamado Henrik Erdmann, quizá ahora había ofrecido al desconocido lo suficiente para que se sintiera más comodo para hablar de si mismo con la bruja.
-Entonces acerté al creer que es vampiro, no me mal interprete por favor, pero mis capacidades a veces se escapan a mi control, lo cual suelo mirar el aura de otro a veces inconscientemente, siento que eso le molestara, pero relajese, los cainitas me agradan, inclusive vivo con una...- Buscó consolar asi la posible hostilidad que le despertara a su acompañante, pensó en su prima Vampiresa, claro que ella lo era desde hacia nueve años nada menos, no hacia tanto que había dejado de ser neofita, pero al conocer a los vampiros practicamente desde que nacieron les daban ciertas ventajas, suspiró no queriendo meterse más en ese jardin hasta estar segura de que el enmascarado no se molestaba, bajó la mirada antes de observar a su alrededor. - Vaya, van a cerrar...quizá debieramos salir.- Comentó observando que prontamente cerrarian el teatro, ella se inclinó a recoger los restos de la copa de cristal para retirarlos del suelo, cortandose ligeramente en la palma de la mano, aunque no le dió importancia, pues, suspuso que si era antiguo no tendría problema para controlar su sed.
Apretó sus labios unos segundos, mientras ladeaba la cabeza notando como obvió hablar del teatro y decidió hablar de ella, asi que sencillamente la pelirroja no le negó saciar ciertamente su curiosidad, aunque su palabras le revelaba que como ella sospechó era vampiro, dejó escapar un suspiro lento, calmado, se mordió el labio inferior seguidamente mientras le miraba. -No se que tipo de brujas has vistos, supongo que somos las parias de la santidad....en mi familia hay brujos...supongo que quizá sea alguna descendiente.- Sonrió de relajada forma sin importar hablar de ello, con la suficiente voz baja, aunque no negaria el escalofrió que la invadia cada vez que ese hombre hablaba.- Aunque como buena bruja sigo buscando ese poder que me haga algo más, quizás una esperanza de libertad.- Sonaba algo soñadora tal vez con esas palabras, volvió a pasar la mirada por la sala, el vampiro tenía una mirada muy penetrante, y eso obligaba a la pelirroja a retirarla de vez en cuando.
-Aunque manejo varias disciplinas...me considero una piromante, adoro fuego...es tan excitante, tan caotico, tan peligroso, tan indomable a veces...- Sacudió la cabeza percatandose que se estaba emocionando un poco al hablar de su elemento favorito, pero despues volvió a sonreir dulcemente a aquel desconocido llamado Henrik Erdmann, quizá ahora había ofrecido al desconocido lo suficiente para que se sintiera más comodo para hablar de si mismo con la bruja.
-Entonces acerté al creer que es vampiro, no me mal interprete por favor, pero mis capacidades a veces se escapan a mi control, lo cual suelo mirar el aura de otro a veces inconscientemente, siento que eso le molestara, pero relajese, los cainitas me agradan, inclusive vivo con una...- Buscó consolar asi la posible hostilidad que le despertara a su acompañante, pensó en su prima Vampiresa, claro que ella lo era desde hacia nueve años nada menos, no hacia tanto que había dejado de ser neofita, pero al conocer a los vampiros practicamente desde que nacieron les daban ciertas ventajas, suspiró no queriendo meterse más en ese jardin hasta estar segura de que el enmascarado no se molestaba, bajó la mirada antes de observar a su alrededor. - Vaya, van a cerrar...quizá debieramos salir.- Comentó observando que prontamente cerrarian el teatro, ella se inclinó a recoger los restos de la copa de cristal para retirarlos del suelo, cortandose ligeramente en la palma de la mano, aunque no le dió importancia, pues, suspuso que si era antiguo no tendría problema para controlar su sed.
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 06/07/2017
Re: La mascara palida || Wenkyel Enhydra
Varias de las personas que hasta ahora habían estado en la barra empiezan a retirarse hasta la salida, uno de los individuos abre la puerta dejando entrar en la sa el viento frio que recorre la nocturna ciudad, desde la posición de la criatura solo puede ver oscuridad en el exterior dando la sensación de que todo aquel que cruza la puerta se sumerge en un nuevo plano que no puede vislumbrar. Aquellos que aun están en el interior de la sala empiezan a beber con más prisa para volver lo antes posible a la comodidad de sus hogares o para sumarse a los pecaminosos vicios que puede ofrecerles la ciudad. Aquellos que por el día van a la iglesia a condenar el pecaminoso camino del adulterio al llegar la oscuridad dejan su fachada en sus hogares y caen rendidos a los brazos de prostitutas o ante el humo de los fumaderos de opio. La bestia observa durante unos segundos la escena – Pobres aquellos que poseen el dinero para vicios, porque los tienen todos y aun así se creen corderos de dios – piensa para sus adentros.
La joven vuelve a hablar esta vez sin ninguna expresión de miedo, la idea de que ha visto caer a muchos como ella parece no haber causado una sensación de alarma en su interior. Es cierto que el hombre se equivocaba al señalar a aquellos capaces de acumular habilidades lejanas al conocimiento humano, pero sus manos nunca habían temblado al alterar el cuerpo de uno de los suyos con el fin de hacer su trabajo. La joven parece emocionarse al hablar sobre sus habilidades, palabra tras palabra como un libro abierto frente a un completo extraño del que ni siquiera conoce el rostro, frente a una criatura que sabe que por definición tiene las manos manchadas de sangre y que hasta ese momento no ha demostrado ningún aspecto para ser alguien de confianza, todo lo contrario, sus arrebatos de ira habían dejado claro lo peligroso que puede llevar a ser.
Henrik no presta mucha atención a las palabras de la bruja desviando su atención a su cuerpo, pensamientos aún mas oscuros se empiezan a juntar en su cabeza mientras siente la necesidad de convertir a la bruja en su nuevo entretenimiento, su piel perfecta la convierte en un lienzo de un alto valor sobre el que poder realizar su obra, su melena, su rostro, todo lo que la convierte en una belleza al final de su trabajo habría desaparecido dejando su cuerpo como otra aberración más, como un monstruo destinado a ser encontrado por algún transeúnte que gritará de horror al ver las capacidades del monstruo para convertir el cuerpo de sus victimas en criaturas de pesadilla. Al escuchar que vuelve al tema de los vampiros lo tiene claro, su boca es lo que la hace especial.
Los últimos miembros de la sala están a punto de acabar con sus bebidas cuando Wenkyel propone salir al exterior, el ser tras la mascara asiente sabiendo que la joven se esta convirtiendo en su nueva obsesión, al intentar recoger un cristal, la mano de la joven dejando caer sangre sobre el suelo aumentando los deseos de el ser que por su edad sabe mantener cierto control sobre su hambre. Sabe que sueña con hacerle daño, con hacerle sufrir destrozando todo lo que le convierte en lo que es, sabe que sueña con poner decenas de clavos en su lengua como burla a su facilidad para hablar de algo que la criatura cree que no debe, pues siente que ella no ha sufrido el dolor de la conversión si el horror de la eternidad en un cuerpo eterno y por ello no merece ni saber de su existencia. Pero antes de cometer tales actos también quiere saber sobre su vida, quiere saber lo que puede destruir al acabar con su vida. Quien lloraría su perdida, quien se preguntaría que clase de mal es el que puede cometer un acto así, siendo la respuesta simple, el más puro.
Tras asentir ante la sugerencia de Wenkyel, la criatura se acerca a la puerta y la abre dejando pasar primero a la hechicera, la oscuridad envuelve a todo aquel que sale mientras que la luz de las farolas solo iluminan unas pequeñas porciones de la calzada de la ciudad, el frió se cuela en el interior de sus ropas solo para encontrarse con el frió que emite su cuerpo, la sangre sale de su mano dejando un rastro de gotas tras de sí mientras el bastón choca contra el suelo a su ritmo haciendo un ruido hueco. *TAK TAK TAK*
La joven vuelve a hablar esta vez sin ninguna expresión de miedo, la idea de que ha visto caer a muchos como ella parece no haber causado una sensación de alarma en su interior. Es cierto que el hombre se equivocaba al señalar a aquellos capaces de acumular habilidades lejanas al conocimiento humano, pero sus manos nunca habían temblado al alterar el cuerpo de uno de los suyos con el fin de hacer su trabajo. La joven parece emocionarse al hablar sobre sus habilidades, palabra tras palabra como un libro abierto frente a un completo extraño del que ni siquiera conoce el rostro, frente a una criatura que sabe que por definición tiene las manos manchadas de sangre y que hasta ese momento no ha demostrado ningún aspecto para ser alguien de confianza, todo lo contrario, sus arrebatos de ira habían dejado claro lo peligroso que puede llevar a ser.
Henrik no presta mucha atención a las palabras de la bruja desviando su atención a su cuerpo, pensamientos aún mas oscuros se empiezan a juntar en su cabeza mientras siente la necesidad de convertir a la bruja en su nuevo entretenimiento, su piel perfecta la convierte en un lienzo de un alto valor sobre el que poder realizar su obra, su melena, su rostro, todo lo que la convierte en una belleza al final de su trabajo habría desaparecido dejando su cuerpo como otra aberración más, como un monstruo destinado a ser encontrado por algún transeúnte que gritará de horror al ver las capacidades del monstruo para convertir el cuerpo de sus victimas en criaturas de pesadilla. Al escuchar que vuelve al tema de los vampiros lo tiene claro, su boca es lo que la hace especial.
Los últimos miembros de la sala están a punto de acabar con sus bebidas cuando Wenkyel propone salir al exterior, el ser tras la mascara asiente sabiendo que la joven se esta convirtiendo en su nueva obsesión, al intentar recoger un cristal, la mano de la joven dejando caer sangre sobre el suelo aumentando los deseos de el ser que por su edad sabe mantener cierto control sobre su hambre. Sabe que sueña con hacerle daño, con hacerle sufrir destrozando todo lo que le convierte en lo que es, sabe que sueña con poner decenas de clavos en su lengua como burla a su facilidad para hablar de algo que la criatura cree que no debe, pues siente que ella no ha sufrido el dolor de la conversión si el horror de la eternidad en un cuerpo eterno y por ello no merece ni saber de su existencia. Pero antes de cometer tales actos también quiere saber sobre su vida, quiere saber lo que puede destruir al acabar con su vida. Quien lloraría su perdida, quien se preguntaría que clase de mal es el que puede cometer un acto así, siendo la respuesta simple, el más puro.
Tras asentir ante la sugerencia de Wenkyel, la criatura se acerca a la puerta y la abre dejando pasar primero a la hechicera, la oscuridad envuelve a todo aquel que sale mientras que la luz de las farolas solo iluminan unas pequeñas porciones de la calzada de la ciudad, el frió se cuela en el interior de sus ropas solo para encontrarse con el frió que emite su cuerpo, la sangre sale de su mano dejando un rastro de gotas tras de sí mientras el bastón choca contra el suelo a su ritmo haciendo un ruido hueco. *TAK TAK TAK*
Última edición por Henrik Erdmann el Dom Mayo 13, 2018 1:10 pm, editado 1 vez
Henrik Erdmann- Nosferatu Clase Media
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Localización : Catacumbas de Paris
Re: La mascara palida || Wenkyel Enhydra
La bruja sigue su charla mientras anda junto al vampiro, que no se manifiesta, solo la observa, y al llevar la mascara a la mirada del otro no le hace dificil a la bruja adivinar que lo que observa es su cuerpo, aunque siendo un vampiro...duda mucho que lo unico que esté observando sean sus curvas, muy posiblemente se estará fijando en los latidos del corazón, la aceleración del pulso, recordaba como su prima Bloondy muchas veces se quedaba con la mirada fija en alguien, cualquiera pensaría que pudiera ser por que ese alguien le atrajera sexualmente, pero Wenkyel muchas veces había comprobado que eso estaba lejos de la realidad, pues muchas veces lo que estaba era mirando como bombeaba su corazón, olisqueando su sangre, escuchando el palpitar de sus venas, se quedaba ensismismada, y mucho se temía que ese vampiro pudiera estar en un pensamiento similar, la chica simplemente sonrió y no dijo nada. Sin embargo le sorprendió lo caballeroso del otro que la abrió permitiendo que pasara ella delante.
Callendo en lo que escocía la herida del corte por los critales, Wenkyel bajo la vista abriendo la palma, había apenas gente en la calle asi que no tuvo problema en sacar la lengua y lamer su propia sangre, notando el escozor del corte, al basar su magia en la magia negra, no tenía buenos hechizos de cura, pero era una herida que poco profunda y pronto sanaria, suspira mirando al vampiro que la observaba, ciertamente parecía ensimismado en sus pensamientos, o quizá le desagradó el hecho que ella recogiera su sangre con la lengua, se busco en el bolsillo un paño y envolvió la mano. -¿Me acompañareis a casa cual caballero acompaña a una dama para protegerla de posibles bandidos oscuros?- Esa frase se empezó a teñír de cierta sorna, mientras negaba con la cabeza. -Le invitaría a entrar en ella cuando llegaramos, pero no sería muy buena idea, mi prima se pone algo nerviosa con los desconocidos y mi melliza....bueno...le sometería a un interrogatorio seguramente...ademas...- Le miró de arriba a abajo.- Parece la muerte...- Comentó quizás dando luz obre algo de manera inconsciente.
El hombre no decía nada, solo se escuchaba el "tak, tak" de su baston, había poca luz en la calle, era tarde, apenas el lejano cantar de algun caballero ebrio abandonando la taberna, Wenkyel realentizó el paso, mientras empezaba a observar a su acompañante, sus alarmas le empezaban a pitar, no era algo normal, no...lo logicó es que charlaran con ella, o al menos solian hacer eso cuando Wenkyel decidia desplegar su lado amable. Realmente aunque no lo pareciera no era algo habitual en ella, normalmente la bruja solía ser más bien uraña, aunque si era cierto que era tan pasional como el elemento favorito.
-Bien...- Dijo de manera brusca, casi amenazante, sus alarmas pitaban mucho, no era normal que no pronunciara palabra, y sabía lo que eso podía significar, emitió un bufido y se freno observandole fijamente, frunciendo el ceño.- No se lo que tu retorcida mente planea, pero no te recomiendo tentar a la suerte.- Sus palabras fueron tajantes, lo siguiente que salio de sus labios fue latín, y una serpenteante chispa se enciende creando unas llamas en su mano, que tomaron la forma de una serpiente y se movia alrededor de su mano mientras miraba a Henrik. -Te aseguro que si te pones hostil la cosa podría de subir de temperatura, y no en el buen sentido querido, no me tientes a practicar la magia negra contigo.- Gruñó de manera tajente, se había alarmado, su pulso se aceleraba, y mostró una actitud muy feroz. -Te recomendaría que tirases de labia para no acabar en un entuerto...cainita..
Callendo en lo que escocía la herida del corte por los critales, Wenkyel bajo la vista abriendo la palma, había apenas gente en la calle asi que no tuvo problema en sacar la lengua y lamer su propia sangre, notando el escozor del corte, al basar su magia en la magia negra, no tenía buenos hechizos de cura, pero era una herida que poco profunda y pronto sanaria, suspira mirando al vampiro que la observaba, ciertamente parecía ensimismado en sus pensamientos, o quizá le desagradó el hecho que ella recogiera su sangre con la lengua, se busco en el bolsillo un paño y envolvió la mano. -¿Me acompañareis a casa cual caballero acompaña a una dama para protegerla de posibles bandidos oscuros?- Esa frase se empezó a teñír de cierta sorna, mientras negaba con la cabeza. -Le invitaría a entrar en ella cuando llegaramos, pero no sería muy buena idea, mi prima se pone algo nerviosa con los desconocidos y mi melliza....bueno...le sometería a un interrogatorio seguramente...ademas...- Le miró de arriba a abajo.- Parece la muerte...- Comentó quizás dando luz obre algo de manera inconsciente.
El hombre no decía nada, solo se escuchaba el "tak, tak" de su baston, había poca luz en la calle, era tarde, apenas el lejano cantar de algun caballero ebrio abandonando la taberna, Wenkyel realentizó el paso, mientras empezaba a observar a su acompañante, sus alarmas le empezaban a pitar, no era algo normal, no...lo logicó es que charlaran con ella, o al menos solian hacer eso cuando Wenkyel decidia desplegar su lado amable. Realmente aunque no lo pareciera no era algo habitual en ella, normalmente la bruja solía ser más bien uraña, aunque si era cierto que era tan pasional como el elemento favorito.
-Bien...- Dijo de manera brusca, casi amenazante, sus alarmas pitaban mucho, no era normal que no pronunciara palabra, y sabía lo que eso podía significar, emitió un bufido y se freno observandole fijamente, frunciendo el ceño.- No se lo que tu retorcida mente planea, pero no te recomiendo tentar a la suerte.- Sus palabras fueron tajantes, lo siguiente que salio de sus labios fue latín, y una serpenteante chispa se enciende creando unas llamas en su mano, que tomaron la forma de una serpiente y se movia alrededor de su mano mientras miraba a Henrik. -Te aseguro que si te pones hostil la cosa podría de subir de temperatura, y no en el buen sentido querido, no me tientes a practicar la magia negra contigo.- Gruñó de manera tajente, se había alarmado, su pulso se aceleraba, y mostró una actitud muy feroz. -Te recomendaría que tirases de labia para no acabar en un entuerto...cainita..
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
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Re: La mascara palida || Wenkyel Enhydra
La idea que propone la joven hechicera sorprende a la figura, la gente ya en este punto solía buscar una excusa para desaparecer de la vista del depredador que vigila cada movimiento tras la mascara. La figura asiente sin mencionar nada, no es una persona de demasiadas palabras, por lo menos no una que suele decir más de un par de frases agradables sin tener que hacer un esfuerzo para maldecir al resto de individuos y su efímera existencia que nubla sus pensamientos entre ideas de un futuro que nunca llega a ser real. Si algo enseña la inmortalidad a los seres que la sufren es de dejar el futuro para el futuro , porque nunca se sabe en que momento de la vida de una persona, el mal puede entrar en la puerta para llevarse todo lo que ama. Las pulsaciones de la joven empiezan a acelerar tras el comentario de que su acompañante parece la muerte, parece haberse dado cuenta de que a lo mejor no es solo en apariencia en lo que se parece a la muerte , el señor de la guadaña tiene agentes en cada esquina esperando a segar la vida de otro individuo , más en una ciudad como esta , más a una dama tan hermosa y llena de vida.
‘No se lo que tu retorcida mente planea’ menciona sin faltarle razón , no se lo puede imaginar , como mucho puede hacerse una idea de algún punto del plan, sus alertas se activa, sabe que algo no va bien pero no llega a comprender hasta que nivel las cosas están mal en la mente de su acompañante, ya que por mucho que mantenga relación con otros vampiros, lo que define a la bestia vestida de negro no es su sed de sangre insaciable, si no un alma forjada con dolor y con ganas de destruir todo a su paso que ha sido diseñada y moldeada a lo largo de más de 7000 años , la perversión de todas las civilizaciones acumuladas en una figura, las historias de monstruo que se lleva a los niños de sus camas y las sombrias figuras que iniciaron tales cuentos de horror, todo dentro de un cuerpo.
La hechicera no duda en amenazar a la sombra que hasta ahora no ha dirigido una palabra para agradar a la joven, sabe que tiene poder y tiene la creencia de que mostrando sus cartas puede disuadir cualquier idea nauseabunda que recorra la mente del nosferatu, pero las ganas de hacer algo es lo único que puede variar a lo largo del tiempo , las ideas son tan eternas como su vida , como un virus que se extiende y nunca abandona a su huésped inmortal. La amenaza de la joven continua mientras las llamas de una serpiente de fuego recorre su brazo dejando ver sus capacidades como complemento a sus argumentos. ‘Te recomendaría que tirases de labia para no acabar en un entuerto… cainita..’ acaba mencionando.
La última amenaza hace que algo muy diferente a la magia arda en su interior , no es solo las palabras, es la insolencia demostrada por lo que considera un muñeco de trapo lo que le lleva al limite, el control sobre sus actos desaparecen junto con su escasa paciencia, la bestia deja caer parte del cuerpo velozmente sobre la hechicera agarrando con su mano izquierda parte de su vestido mientras que con la derecha retira la mascara dejando ver bajo la única luz de la serpiente de fuego su rostro marcado por la maldición que le marchita. Los dientes puntiagudos brillan mientras los ojos amarillos bañados con venas rojas penetran en la hechicera haciendo contacto directo. La voz nauseabunda del individuo vuelve a hacer presencia esta vez diciendo las palabras sin tanta pausa y calma como en las anteriores ocasiones – Cuida tus palabras , sucia bruja insolente, ¿creías que parecía la muerte? Dime ahora que es lo que parezco, porque tu pareces una mortal con la lengua venenosa que tanto caracteriza a los de tu estirpe – Tras decir estas palabras la criatura suelta a la joven e intenta caminar hacia atrás , para volver a la oscuridad a la que pertenece mientras realiza un sonido parecido al que hacen las serpientes con su lengua.
‘No se lo que tu retorcida mente planea’ menciona sin faltarle razón , no se lo puede imaginar , como mucho puede hacerse una idea de algún punto del plan, sus alertas se activa, sabe que algo no va bien pero no llega a comprender hasta que nivel las cosas están mal en la mente de su acompañante, ya que por mucho que mantenga relación con otros vampiros, lo que define a la bestia vestida de negro no es su sed de sangre insaciable, si no un alma forjada con dolor y con ganas de destruir todo a su paso que ha sido diseñada y moldeada a lo largo de más de 7000 años , la perversión de todas las civilizaciones acumuladas en una figura, las historias de monstruo que se lleva a los niños de sus camas y las sombrias figuras que iniciaron tales cuentos de horror, todo dentro de un cuerpo.
La hechicera no duda en amenazar a la sombra que hasta ahora no ha dirigido una palabra para agradar a la joven, sabe que tiene poder y tiene la creencia de que mostrando sus cartas puede disuadir cualquier idea nauseabunda que recorra la mente del nosferatu, pero las ganas de hacer algo es lo único que puede variar a lo largo del tiempo , las ideas son tan eternas como su vida , como un virus que se extiende y nunca abandona a su huésped inmortal. La amenaza de la joven continua mientras las llamas de una serpiente de fuego recorre su brazo dejando ver sus capacidades como complemento a sus argumentos. ‘Te recomendaría que tirases de labia para no acabar en un entuerto… cainita..’ acaba mencionando.
La última amenaza hace que algo muy diferente a la magia arda en su interior , no es solo las palabras, es la insolencia demostrada por lo que considera un muñeco de trapo lo que le lleva al limite, el control sobre sus actos desaparecen junto con su escasa paciencia, la bestia deja caer parte del cuerpo velozmente sobre la hechicera agarrando con su mano izquierda parte de su vestido mientras que con la derecha retira la mascara dejando ver bajo la única luz de la serpiente de fuego su rostro marcado por la maldición que le marchita. Los dientes puntiagudos brillan mientras los ojos amarillos bañados con venas rojas penetran en la hechicera haciendo contacto directo. La voz nauseabunda del individuo vuelve a hacer presencia esta vez diciendo las palabras sin tanta pausa y calma como en las anteriores ocasiones – Cuida tus palabras , sucia bruja insolente, ¿creías que parecía la muerte? Dime ahora que es lo que parezco, porque tu pareces una mortal con la lengua venenosa que tanto caracteriza a los de tu estirpe – Tras decir estas palabras la criatura suelta a la joven e intenta caminar hacia atrás , para volver a la oscuridad a la que pertenece mientras realiza un sonido parecido al que hacen las serpientes con su lengua.
Henrik Erdmann- Nosferatu Clase Media
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Re: La mascara palida || Wenkyel Enhydra
La bruja había lanzado al fin la amenaza, las alarmas de su instinto habían sonado, señalando así el peligro que corría, pero quizás un poco de fuego solía disuadir a los vampiros, pero la ignorancia de quien tenía al lado realmente la había provocado a errar, pero la bruja quizá no sabía hasta que punto, por lo general a ella los vampiros le agradaba, y había dos tipos de ellos muy peligrosos, los embaucadores, que trataban de cegarte con sus encantos para que ofrecieras tu sangre practicamente de forma voluntaría y que él predador decidiera que hacer contigo mientras estabas en sus manos, o los que no hablaban, esos eran como bestias agazapadas esperando que la presa estuviera lo suficientemente despistada para desatar el horror, y a Wenkyel empezó a antojarsele que su acompañante era de los segundos, por que era extraño que hubiera decidido ser un caballero a pesar de parecer tener muy poco interes en ella.
La serpiente de fuego danzaba entre las manos de la bruja mientras le miraba le fulminaba con la mirada, pero el horror se desató cuando el individuo perdió la paciencia con la bruja debido a sus palabras, y no era para menos, ya que Wenkyel se notó excesivamente bravucona quizá, mientras le miraba de esa forma altiva que a veces se gastaban todos los miembros del clan Enhydra, incluso por la acción de la magía hacía qe el aura de la bruja fuera más notable, pero lo que fue notable era la paciencia ausente del caballero misterioso, la muerte como le llamó la bruja previamente, entonces en apenas un parpadeó que no le dió tiempo a deshacer o atacar con el fuego tenía al caballero encima, agarrandola bruscamente de las ropas para que no se alejara, escuchando los hilos rasgados e incluso notando las uñas de este arañando su piel tras las telas, fijo su mirada en él dejando escapar un corto grito cuando vió el rostro sin mascara, el horror y el terror la invadió mientras escuchaba la voz que más terror causaba si cabía en la joven bruja, que notaba como su corazón se aceleró a marchas forzadas, mientras a la chica practicamente le faltaba el aire.
La chica emitió un sollozo de terror cuando este la soltó, la bruja cayó al suelo temblando como una hoja, tratando de encontrar de nuevo su voz, y su seguridad, que había perdido ante la visión, escuchandole sisear como una serpiente, mientras la suya de fuego se había desvanecido. -un....un...nosferatu....- Conocía a la criatura, jamás había visto una, solo leido sobre ellas, la chica retrocedió gateando por el suelo hasta chocar su espalda contra la pared del callejón, mirando aterrada la oscuridad donde dislumbraba su figura. -Disculpeme mi Lord....no adivinaba su naturaleza.- Dijo en un notable tono suave y aterrado, habíendo bajado sus humos por completo por la presencia de la bestía lo ultimo que deseaba era enfadarlo, pues bien sabía el poder que estos tenía y su magia no iba a salvarla si el nosferatu decidia atacar, mejor tenerle contento, agradado inclusive.
La serpiente de fuego danzaba entre las manos de la bruja mientras le miraba le fulminaba con la mirada, pero el horror se desató cuando el individuo perdió la paciencia con la bruja debido a sus palabras, y no era para menos, ya que Wenkyel se notó excesivamente bravucona quizá, mientras le miraba de esa forma altiva que a veces se gastaban todos los miembros del clan Enhydra, incluso por la acción de la magía hacía qe el aura de la bruja fuera más notable, pero lo que fue notable era la paciencia ausente del caballero misterioso, la muerte como le llamó la bruja previamente, entonces en apenas un parpadeó que no le dió tiempo a deshacer o atacar con el fuego tenía al caballero encima, agarrandola bruscamente de las ropas para que no se alejara, escuchando los hilos rasgados e incluso notando las uñas de este arañando su piel tras las telas, fijo su mirada en él dejando escapar un corto grito cuando vió el rostro sin mascara, el horror y el terror la invadió mientras escuchaba la voz que más terror causaba si cabía en la joven bruja, que notaba como su corazón se aceleró a marchas forzadas, mientras a la chica practicamente le faltaba el aire.
La chica emitió un sollozo de terror cuando este la soltó, la bruja cayó al suelo temblando como una hoja, tratando de encontrar de nuevo su voz, y su seguridad, que había perdido ante la visión, escuchandole sisear como una serpiente, mientras la suya de fuego se había desvanecido. -un....un...nosferatu....- Conocía a la criatura, jamás había visto una, solo leido sobre ellas, la chica retrocedió gateando por el suelo hasta chocar su espalda contra la pared del callejón, mirando aterrada la oscuridad donde dislumbraba su figura. -Disculpeme mi Lord....no adivinaba su naturaleza.- Dijo en un notable tono suave y aterrado, habíendo bajado sus humos por completo por la presencia de la bestía lo ultimo que deseaba era enfadarlo, pues bien sabía el poder que estos tenía y su magia no iba a salvarla si el nosferatu decidia atacar, mejor tenerle contento, agradado inclusive.
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
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Re: La mascara palida || Wenkyel Enhydra
Desde la oscuridad sus ojos amarillos aun brillan reflejando la luz de las farolas de gas , como es reflejada por las superficies lisas y metálicas. La mirada punzante aún clavada en la joven hechicera que parecía haberse quedado paralizada ante el breve ataque que había sufrido por su parte. La mirada de la bestia mira a los alrededores buscando ver si alguien más ha visto lo ocurrido, si alguien más ha podido observar los estragos que la maldición nosferatu había dejado en su cuerpo a lo largo de los siglos, pero en la calle no se podía ver ni un alma. No se ve ni un carruaje pasar por la zona , ni una ventana curiosa observando el conflicto que se acababa de dar frente a su fachada.
Instintivamente guarda su cara de la vista bajo la mascara veneciana , el horror queda sepultado otra vez bajo la imagen misteriosa del caballero más propio de una novela romántica que de una de terror. La voz de la chica sale de su figura pidiendo perdón por su falta de respeto , por su descuido frente a una figura como la suya. Por unos momentos se le pasa por la cabeza la idea de acabar con el juego que se había planteado en ese mismo instante, de tomar su vida en un impulso y deshacerse del cuerpo en el rio sena , como una cualquiera que se ha ahogado o que ha buscado acabar con su miseria, pero sabe que si lo hace se va a acabar arrepintiendo. Demasiado especial para acabar como cualquiera canturrea en su cabeza mientras contiene sus ganas de destruir su belleza bajo la luz de la farola , pues sabe que si lo hace rápido en los próximos días se lo va a recriminar a si mismo. Podría haber hecho esto o lo otro , no quería inundar su cabeza con remordimientos , no por haberla matado , si no por no haberlo hecho disfrutando lo suficiente.
En su interior busca la calma y fije haberse tranquilizado, por lo menos en apariencia debía cambiar si quería arreglar la situación con la hechicera, aunque como habían acabado las cosas dudaba que el empezar desde cero fuere una situación posible, no después de un ataque como el anterior. Volviendo a su tono anterior , vomitivo pero no agresivo, se dispuso a decir unas palabras - Discúlpeme a mi señorita Wenkyel, discúlpeme por haber sucumbido a los instintos de los de mi especie que a veces son tan difíciles de controlar, y disculpe mis palabras, es cierto que he conocido a brujas con lengua de serpiente en el pasado , pero el pasado no tiene cabida en los tiempos modernos. – Sale de entre las sombras con su figura de caballero ya repuesta , con el sonido del bastón como metrónomo que marca el ritmo de su marcha y se acerca lentamente hacia la figura pálida de la hechicera, en un gesto gentil le ofrece la mano dejando ver los cristales brillando bajo el fuego de la lampara de gas , cristales que en los últimos momentos había olvidado que seguían introducidos en la carne y cuyo dolor había desaparecido bajo los efectos de su ira. - Si aun desea que le acompañe hasta su hogar-
Instintivamente guarda su cara de la vista bajo la mascara veneciana , el horror queda sepultado otra vez bajo la imagen misteriosa del caballero más propio de una novela romántica que de una de terror. La voz de la chica sale de su figura pidiendo perdón por su falta de respeto , por su descuido frente a una figura como la suya. Por unos momentos se le pasa por la cabeza la idea de acabar con el juego que se había planteado en ese mismo instante, de tomar su vida en un impulso y deshacerse del cuerpo en el rio sena , como una cualquiera que se ha ahogado o que ha buscado acabar con su miseria, pero sabe que si lo hace se va a acabar arrepintiendo. Demasiado especial para acabar como cualquiera canturrea en su cabeza mientras contiene sus ganas de destruir su belleza bajo la luz de la farola , pues sabe que si lo hace rápido en los próximos días se lo va a recriminar a si mismo. Podría haber hecho esto o lo otro , no quería inundar su cabeza con remordimientos , no por haberla matado , si no por no haberlo hecho disfrutando lo suficiente.
En su interior busca la calma y fije haberse tranquilizado, por lo menos en apariencia debía cambiar si quería arreglar la situación con la hechicera, aunque como habían acabado las cosas dudaba que el empezar desde cero fuere una situación posible, no después de un ataque como el anterior. Volviendo a su tono anterior , vomitivo pero no agresivo, se dispuso a decir unas palabras - Discúlpeme a mi señorita Wenkyel, discúlpeme por haber sucumbido a los instintos de los de mi especie que a veces son tan difíciles de controlar, y disculpe mis palabras, es cierto que he conocido a brujas con lengua de serpiente en el pasado , pero el pasado no tiene cabida en los tiempos modernos. – Sale de entre las sombras con su figura de caballero ya repuesta , con el sonido del bastón como metrónomo que marca el ritmo de su marcha y se acerca lentamente hacia la figura pálida de la hechicera, en un gesto gentil le ofrece la mano dejando ver los cristales brillando bajo el fuego de la lampara de gas , cristales que en los últimos momentos había olvidado que seguían introducidos en la carne y cuyo dolor había desaparecido bajo los efectos de su ira. - Si aun desea que le acompañe hasta su hogar-
Henrik Erdmann- Nosferatu Clase Media
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Re: La mascara palida || Wenkyel Enhydra
La chica miraba aterradamente hacia la oscuridad donde se había resguardado ella, esos ojos amarillos, ella seguía encogida mirando con el pulso acelerado y teniendo que abrir la boca para que pase más aire a sus pulmones, debido a la alteración, aun encogida contra la pared y agachada en el suelo al haberse caido de la impresión, le miraba como volvía a salir de la oscuridad ya con la mascara veneciana puesta de nuevo, como si el monstruo se hubiera evaporado y el caballero estuviera en su lugar, pero la bruja había visto las orejas al lobo, ella sabía que los nosferatu era de las criaturas más temibles del mundo, su poder no creía que fuera util contra alguien como él, pero no había que buscar una confrontación, el plan de agradarlo había que mantenerlo vigente todo lo que fuera posible, ella tragaba saliva costosamente mirando su oscura figura nuevamente, como los escalofrios le eran violentos, al escuchar esa aterradora voz que le resonaba en lo mas profundo de su mente.
Él se disculpó por su agresivo arranque, lo que la dejó algo sorprendida, no le cuadraba que ese arranque de ira se le calmase tanto, pero a lo mejor a pesar de su ser quizá y solo quizá no había solo oscuridad y nada más, a lo mejor había algo más y la bruja quería averiguarlo, pero ahora tenía mucha desconfianza, algo en ella le alertaba que esta vez había que andar de puntillas a su alrededor.
-La culpa fue mia, me puse un poco cretina.- Aseguró la bruja con un hilo de voz mientras se mantenía en esa baja posición al estar en el suelo aun encogida, temblando involuntariamente, mientras la figura volvía a estar junto a ella y alargó la mano buscando ayudarla a ponerse en pie mientras ofrecía acompañarla, si no le atacaba él, dudaba que cualquie vandalo saliera bien parado de un asalto, tuvo que humedecer sus labios con la lengua propia por el nerviosismo que había pasado. -Supongo que si.- Respondió a la compañia hasta su mansión, mientras observó como la mano se acercaba a ella, tendiendosela, ella la sujetó para levantarse del suelo pinchandose un poco y apartó la mano fijandose en los cristales. -oh...está herido..- Musita la pelirroja mientras sujeta ligeramente la mano del nosferatu y con delicadeza saca los cristales que ve que había incrustrados, recogiendo los cristales en un paño de seda que guardó y miró el guante. -Pensé que los vampiros os curabais practicamente instantaneamente. Eso hace mi prima cuando es herida.- Comenta con modo suave.
Mientras se dispone a seguir andando acompañada de la criatura retorcida. Mientras avanzaban por las solitarias calles, la chica ahora iba más cauta, más cabizbaja, buscando no levantar la minima provocación, de hecho quizá su curiosidad le habían hecho dar un paso muy temerario cuando guardó los cristales con restos de sangre del vampiro, más quizá en un gesto mas involuntario que tal vez más tarde se daría cuenta de lo hecho y las ideas cruzase su cerebro, pero ahora no era momento, quizá era más conveniente seguir teniendo a ese vampiro sosegado, tranquilo.
-No sabía que había gente como usted en París.- Comenta con esa voz suave, sumisa, aterrada incluso, mientras su vista se mantiene al frente intentando volver a tener esa seguridad que había tenido antes, más simplemente suspiró. -Mi hogar queda ya más cerca...- Mirá alrededor por los callejones que cruzan.- Seran tiempos modernos pero el poder está el conocimiento antiguo...-Suspira mientras siguen avanzando calle abajo, a apenas dos manzanas de llegar a la mansión Enhydra escucha ruido en uno de los callejones. -Pueden ser maleantes.- Advierte la bruja. -Deberiamos apretar algo el paso.- Esta segura de que él sabe encargarse de ellos, igual que ella, pero ahora lo que teme es el humor retorcido que esconde aquella mascara.
Él se disculpó por su agresivo arranque, lo que la dejó algo sorprendida, no le cuadraba que ese arranque de ira se le calmase tanto, pero a lo mejor a pesar de su ser quizá y solo quizá no había solo oscuridad y nada más, a lo mejor había algo más y la bruja quería averiguarlo, pero ahora tenía mucha desconfianza, algo en ella le alertaba que esta vez había que andar de puntillas a su alrededor.
-La culpa fue mia, me puse un poco cretina.- Aseguró la bruja con un hilo de voz mientras se mantenía en esa baja posición al estar en el suelo aun encogida, temblando involuntariamente, mientras la figura volvía a estar junto a ella y alargó la mano buscando ayudarla a ponerse en pie mientras ofrecía acompañarla, si no le atacaba él, dudaba que cualquie vandalo saliera bien parado de un asalto, tuvo que humedecer sus labios con la lengua propia por el nerviosismo que había pasado. -Supongo que si.- Respondió a la compañia hasta su mansión, mientras observó como la mano se acercaba a ella, tendiendosela, ella la sujetó para levantarse del suelo pinchandose un poco y apartó la mano fijandose en los cristales. -oh...está herido..- Musita la pelirroja mientras sujeta ligeramente la mano del nosferatu y con delicadeza saca los cristales que ve que había incrustrados, recogiendo los cristales en un paño de seda que guardó y miró el guante. -Pensé que los vampiros os curabais practicamente instantaneamente. Eso hace mi prima cuando es herida.- Comenta con modo suave.
Mientras se dispone a seguir andando acompañada de la criatura retorcida. Mientras avanzaban por las solitarias calles, la chica ahora iba más cauta, más cabizbaja, buscando no levantar la minima provocación, de hecho quizá su curiosidad le habían hecho dar un paso muy temerario cuando guardó los cristales con restos de sangre del vampiro, más quizá en un gesto mas involuntario que tal vez más tarde se daría cuenta de lo hecho y las ideas cruzase su cerebro, pero ahora no era momento, quizá era más conveniente seguir teniendo a ese vampiro sosegado, tranquilo.
-No sabía que había gente como usted en París.- Comenta con esa voz suave, sumisa, aterrada incluso, mientras su vista se mantiene al frente intentando volver a tener esa seguridad que había tenido antes, más simplemente suspiró. -Mi hogar queda ya más cerca...- Mirá alrededor por los callejones que cruzan.- Seran tiempos modernos pero el poder está el conocimiento antiguo...-Suspira mientras siguen avanzando calle abajo, a apenas dos manzanas de llegar a la mansión Enhydra escucha ruido en uno de los callejones. -Pueden ser maleantes.- Advierte la bruja. -Deberiamos apretar algo el paso.- Esta segura de que él sabe encargarse de ellos, igual que ella, pero ahora lo que teme es el humor retorcido que esconde aquella mascara.
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
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Re: La mascara palida || Wenkyel Enhydra
La herida de su mano aumenta el dolor a la misma velocidad que su ira desaparece, escondiéndose bajo mil capas de mascaras que normalmente mantiene selladas, como cámaras que guardan algo preciado en su interior, conteniendo su ser verdadero, evitando que salga a la primera. La bestia no sabía si era cosa de esa noche, su estado de animo no solía ser tan irritable como el de aquella noche, aunque las insolencias eran pagadas igualmente de una forma mucho más quirúrgica , expresiva pero sin llegar a ser impulsiva. Cuando la joven vuelve a hablar, sus ojos se desvían hacia los cristales dándose cuenta que ha mostrado su error a la hechicera, un error que podría haber solucionado en cualquier momento pero que había mantenido inconscientemente para disfrutar del dolor propio. En la mente del nosferatu resuenan unas palabras que escuchó en un pasado lejano No se puede conocer ni disfrutar de dar placer al resto si uno mismo no lo ha probado en sus pieles, la persona que lo dijo ni se imaginaba que sus palabras serían transformadas por una bestia para justificar el sentir dolor con el fin de disfrutar de cada momento en el que se lo ejerce al resto.
-Solo tengo que concentrarme, no es como si mi vida estuviese en peligro- responde la criatura ante la aparente preocupación de la joven. Tras decir estas palabras, la joven se acerca a retirar los cristales, que van saliendo de la carne vieja y con aspecto de ultratumba haciendo un sonido viscoso y desagradable al moverse hacia el exterior. Antes de que los cristales desaparezcan de la vista del nosferatu, las heridas ya han cerrado sin requerir de un gran esfuerzo, en peores situaciones se había visto en el pasado, pero aun con toda esa regeneración, lo único que no podía regenerar de forma física era su aspecto.
Tras el grotesco espectáculo que había protagonizado, la figura oscura continúa su camino junto a la joven, la bestia siente que la actitud de la joven ha cambiado a una más sumisa, al cabo de unos minutos su voz vuelve a aparecer , más suave y frágil , con menos energía que sus anteriores intervenciones "No sabía que había gente como usted en París" comenta intentando no cometer ningún fallo que vuelva a despertar el odio de su acompañante. El nosferatu duda de la existencia de otro de su estirpe en la ciudad, pero poco ha investigado la ciudad como para estar seguro. Hay nosferatu que se ocultan sin llamar tanto la atención usando mascaras y vestimentas oscuras y en lugares más extraños se ha cruzado con seres como él, aunque nunca había hablado con otro, ni siquiera con el desgraciado que le convirtió en lo que hoy en día es.
La joven hechicera menciona que su hogar se encuentra cerca y continua hablando sin que su acompañante le preste demasiada atención, sus sentidos se encuentran centrados en los seres que se ocultan entre los callejones, los desesperados, los estúpidos capaces de atacar a alguien como él sin saber a lo que realmente se enfrentan. La parte más instintiva de su interior le pide sangre, pero después del encuentro con la joven otra parte prefería no dejarse llevar y evitar acabar con ella por accidente, al fin y al cabo en su mente, la hechicera se ha vuelto un juguete que vive horrorizado de lo que el nosferatu puede llegar a ser , y los juguetes hay que cuidarlos para que sigan entreteniendo, por lo menos mientras que estos resultan entretenidos.
La figura da la razón a la joven inclinando su cabeza sin decir una palabra y acelera el paso junto a ella esperando que sea lo suficiente como para evitar cualquier problema. El resto lo deja en manos del azar, en manos del dios que permite que seres como él merodeen por la noche.
-Solo tengo que concentrarme, no es como si mi vida estuviese en peligro- responde la criatura ante la aparente preocupación de la joven. Tras decir estas palabras, la joven se acerca a retirar los cristales, que van saliendo de la carne vieja y con aspecto de ultratumba haciendo un sonido viscoso y desagradable al moverse hacia el exterior. Antes de que los cristales desaparezcan de la vista del nosferatu, las heridas ya han cerrado sin requerir de un gran esfuerzo, en peores situaciones se había visto en el pasado, pero aun con toda esa regeneración, lo único que no podía regenerar de forma física era su aspecto.
Tras el grotesco espectáculo que había protagonizado, la figura oscura continúa su camino junto a la joven, la bestia siente que la actitud de la joven ha cambiado a una más sumisa, al cabo de unos minutos su voz vuelve a aparecer , más suave y frágil , con menos energía que sus anteriores intervenciones "No sabía que había gente como usted en París" comenta intentando no cometer ningún fallo que vuelva a despertar el odio de su acompañante. El nosferatu duda de la existencia de otro de su estirpe en la ciudad, pero poco ha investigado la ciudad como para estar seguro. Hay nosferatu que se ocultan sin llamar tanto la atención usando mascaras y vestimentas oscuras y en lugares más extraños se ha cruzado con seres como él, aunque nunca había hablado con otro, ni siquiera con el desgraciado que le convirtió en lo que hoy en día es.
La joven hechicera menciona que su hogar se encuentra cerca y continua hablando sin que su acompañante le preste demasiada atención, sus sentidos se encuentran centrados en los seres que se ocultan entre los callejones, los desesperados, los estúpidos capaces de atacar a alguien como él sin saber a lo que realmente se enfrentan. La parte más instintiva de su interior le pide sangre, pero después del encuentro con la joven otra parte prefería no dejarse llevar y evitar acabar con ella por accidente, al fin y al cabo en su mente, la hechicera se ha vuelto un juguete que vive horrorizado de lo que el nosferatu puede llegar a ser , y los juguetes hay que cuidarlos para que sigan entreteniendo, por lo menos mientras que estos resultan entretenidos.
La figura da la razón a la joven inclinando su cabeza sin decir una palabra y acelera el paso junto a ella esperando que sea lo suficiente como para evitar cualquier problema. El resto lo deja en manos del azar, en manos del dios que permite que seres como él merodeen por la noche.
Henrik Erdmann- Nosferatu Clase Media
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Re: La mascara palida || Wenkyel Enhydra
El paso es apretado, mientras la bruja tiene la sensación de que su acompañante con ese silencio trama maliciosas cosas tras la mascara veneciana. La mente de la bruja empezaba a tener escabrosas ideas que creía que el nosferatu ocultaba tras su silencio, más esta vez Wenkyel decidiera pecar de precavida que lanzarse nuevamente en sacar a pasear su afilada lengua y volver a enfadarlo, no parecía tener sentido del humor alguno, y ser bastante poco permisivo, asi que en los siguientes pasos fue un absoluto silencio mientras mentalmente se desvíaba del presente para que paseara en las viejas historias que conocia de vampiro, ademas de no haberse guardado los cristales por despiste, si no que tenía intención de usar su magia para investigar la sangre del antiguo que tenía la caballerosidad de acompañarla hasta la mansión Enhydra, más empezó a oir pasos a la espalda de ellos, desperatandola de sus pensamiento.
La bruja frunció al ceño esperando que el maleante no se le ocurriera pararlos y al ver que en un principio ambos estaban optando por ignorar su presencia, pero al oir que el que se acercaba apretaba el paso hizo que la pelirroja cerrara los ojos y dibujara en su rostro una sonrisa maliciosa de medio lado, estaban solos no habría motivo por que ocultar nada a nadie.
-La bolsa o la vida.- Dijo el intruso colocandose frente a ellos sacando una enorme navaja que brillaba por la luz de la luna, cosa que hizo que la pelirroja mostrara primero una expresión de sorpresa por lo estuvo a punto de soltar una tremenda carcajada, sin duda ese hombre era sumamente estupido y desde ya podría asegurar que no volvería a casa, sin embargo entrecerró los ojos y se llevó las manos a la espalda mordiendose el labio inferior con sumo deseo, miró de reojo al nosferatu. -Lord Henrik igual la noche puede ser más prometedora a fin de cuentas...a mi personalmente me gustaría achicharrarlo.- Comenta la pelirroja con desdén, mientras en el rostro del maleante se puede observar un profundo desconcierto en el comportamiento de la joven que habla con su acompañante como si no le preocupara.
Eso sin duda molestaba de sobre manera al asaltante más Wenkyel se tomó una libertad quizá demasiado excesiva cuando paseó su palida mano por el hombro del nosferatu mientras se inclinaba para colocarse donde estaría su oido. -¿Como te alimentas tú? seguro que estás con sed, no creo que una copa de antes te sea tan suculento.- Si, la bruja intentaba incitar al nosferatu para que despedazase a aquel hombre, quizá un impulso sadico o por la curiosidad de ver que tan poderoso era aquel hijo de la noche.
El maleante gruño agitando la navaja intentando volver a llamar la atención, Wenkyel sonriendo maliciosamente se retiró unos pasos por detras del nosferatu y ladeo la cabeza. -Solo soy una damisela en apuros.- dijo con ese tono de sorna que pronunció, para despues colocar las manos a su espalda en caso de necesitar de su brujeria, sobre todo mostró cierta sorpresa cuando el hombre intentó avalanzarse sobre ellos buscando a dar quizás la cuchillada mortal y robarles, pero Wenkyel sabía bien que eso no iba a ocurrir, se rió nuevamente mientras observaba al vampiro.
La bruja frunció al ceño esperando que el maleante no se le ocurriera pararlos y al ver que en un principio ambos estaban optando por ignorar su presencia, pero al oir que el que se acercaba apretaba el paso hizo que la pelirroja cerrara los ojos y dibujara en su rostro una sonrisa maliciosa de medio lado, estaban solos no habría motivo por que ocultar nada a nadie.
-La bolsa o la vida.- Dijo el intruso colocandose frente a ellos sacando una enorme navaja que brillaba por la luz de la luna, cosa que hizo que la pelirroja mostrara primero una expresión de sorpresa por lo estuvo a punto de soltar una tremenda carcajada, sin duda ese hombre era sumamente estupido y desde ya podría asegurar que no volvería a casa, sin embargo entrecerró los ojos y se llevó las manos a la espalda mordiendose el labio inferior con sumo deseo, miró de reojo al nosferatu. -Lord Henrik igual la noche puede ser más prometedora a fin de cuentas...a mi personalmente me gustaría achicharrarlo.- Comenta la pelirroja con desdén, mientras en el rostro del maleante se puede observar un profundo desconcierto en el comportamiento de la joven que habla con su acompañante como si no le preocupara.
Eso sin duda molestaba de sobre manera al asaltante más Wenkyel se tomó una libertad quizá demasiado excesiva cuando paseó su palida mano por el hombro del nosferatu mientras se inclinaba para colocarse donde estaría su oido. -¿Como te alimentas tú? seguro que estás con sed, no creo que una copa de antes te sea tan suculento.- Si, la bruja intentaba incitar al nosferatu para que despedazase a aquel hombre, quizá un impulso sadico o por la curiosidad de ver que tan poderoso era aquel hijo de la noche.
El maleante gruño agitando la navaja intentando volver a llamar la atención, Wenkyel sonriendo maliciosamente se retiró unos pasos por detras del nosferatu y ladeo la cabeza. -Solo soy una damisela en apuros.- dijo con ese tono de sorna que pronunció, para despues colocar las manos a su espalda en caso de necesitar de su brujeria, sobre todo mostró cierta sorpresa cuando el hombre intentó avalanzarse sobre ellos buscando a dar quizás la cuchillada mortal y robarles, pero Wenkyel sabía bien que eso no iba a ocurrir, se rió nuevamente mientras observaba al vampiro.
Wenkyel Enhydra- Hechicero Clase Alta
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