Silencio costoso y doloroso || privado

por **Markus Rousseau M.** Miér Abr 25, 2018 11:36 pm

Una palabra, un gesto una sola mirada era lo que bastaba para que aquel que estaba como un simple sirviente se acercar a su congénere tomándola del hombro lentamente ante la admiración de aquel ser que simplemente sonrió alejándose de la mujer de cabellos de fuego -Siento llegar tarde, señorita Morel- la música se mantenía igual de festiva como en los carnavales venecianos que se disfrutaban bajo la mirada de aquellos dioses, en esta ocasión era bajo la mirada del hijo del diablo.

Sabía que sus dos primos arderían en furia, el mayor por ver a su esclava y la segunda porque no le notificaron, mientras que la última solo disfrutaría del tormento cual venenosa serpiente, y él estaría ahí ya no como un empleado si no como parte del círculo del terror, el diablo, el ángel, la serpiente y el silencio.

Salieron de ahí ambos primos directo al estudio, la mujer tenía una sonrisa donde los fieros caninos se mostraban, toda una loba en acción.

Las horas pasan y solo se puede oír las risas y la música. El hombre sale del estudio subiendo las escaleras. Esperando tras la puerta de aquella habitación en silencio. La mujer regresa a la fiesta a cerrar tratos para su familia y para ella. Es como si no hubiera pasado nada pero si ocurrió y siempre ocurría en aquella mansión del terror.

Una frase, una solo bastó para cambiar el rostro de aquel hombre que quedó de pie junto a la mujer de cabellos de fuego; la risa que soltó aquella mientras empujaba a quien se suponía era su empleado dejaba entrever que había entre los dos una relación estrecha. Y claro, dentro de aquella familia las relaciones eran complicadas y casi llegaban a rallar en lo insano e impropio, amor y odio, protección y deseos de destruir, verdades y mentiras. Cada uno por su lado y la vez juntos ¿Qué clase de vida familiar podría ser aquella?.

La palabra que profería la joven en cuanto a la retribución por el acto desinteresado de aquel que la miraba sin entender realmente, allá iba buscando entre sus recuerdos viejos y más frescos aquello a lo que se refería la doncella, más, solo pudo encontrar las palabras de su igual y familiar aunque desde otro punto de vista. Enarco una ceja realmente sin llegar a comprender el sentido de lo expresado anteriormente, trataba de ponerlas en un contexto más entendible, pero no lo logró al final.