Night In Darkness {Jeroen}

por **Serena M. Gucci** Sáb Abr 28, 2018 5:54 pm

Noche de taberna ¿y porque no? Era una vampira y ahora viviría muchos siglos por eso, había que divertirme de la mejor manera posible, era libre. Cuando terminé de dar clases en el Colegio de France como profesora de historia, salí por la calada de la noche rumo a una taberna cercana. Al entrar vi que mucha gente se encontraba bailando, socializando, fumando, bebiendo y algunos estaban casi haciendo sexo sobre algunas mesas y inclusos contra la pared. Nada que nunca había visto antes y tampoco me importaba. Hice cuestión de dirigirme hasta la barra y observar el camarero y pedir -Por favor quiero una jarra de hidromiel de la más fuerte que tengan -el camarero me miró fijamente sorprendido con mi pedido. Yo alcé las cejas porque el chico parecía no reaccionar y estaba sedienta para beber tanto hidromiel como sangre, pero debería contenerme o me denunciaría como vampira ante todos y eso era lo que menos iba a querer, como ser cazada.

-Ehm…te he pedido 1 jarra de Hidromiel, ¿acaso estás sordo? -Sacudí mi mano frente a sus ojos y el chico rápidamente reaccionó asintiendo con la cabeza sin decir una única palabra para entonces servirme una jarra enorme de hidromiel. Le agradecí haciendo una reverencia con la cabeza y me alejé del bar empezando a caminar por el lugar curiosa. El lugar era enorme y acogedor me hacia sentir bien.

Al encontrar una mesa vacía en un lugar oscuro me limité solamente a sentarme en esa mesa vacía y contemplar cada movimiento de las personas. Estaba buscando mi próxima victima para alimentarme ya que era de lo que vivía. Sin sangre ya estaría muerta, pero tenía que ser una presa fácil que no diera mucho en las vistas. Seria, pero con una sonrisa en los labios fijé mis ojos azules en cada persona permaneciendo en silencio, en alerta y analizando.
Pero aquella noche estaba lejos de ser una noche cualquier. La noche solo ahora había empezado.

por **Jeroen Dijsselbloem** Mar Mayo 01, 2018 9:40 pm

Jerry dio un sorbo a su vaso de licor y acarició a la pequeña Lula detrás de las orejas. La gata permanecía tumbada en su regazo, completamente ajena a la decadencia que la rodeaba en aquella taberna de mala muerte... La gente decía que París era una ciudad sofisticada, pero había malas hierbas hasta en los mejores jardines.

El hechicero estaba acostumbrado, había crecido frecuentando lugares parecidos y solían estar frecuentados por personajes interesantes, posibles aliados, futuros amigos o alguien que necesitaba ayuda. No podía saberlo, no se quedaría en París mucho tiempo, pero no perdía nada por intentarlo. Además, el licor era decente.

Estaba sentada solo, cerca de la esquina, atento a las idas y venidas de los parroquianos. Se fijó en la chica cuando entró, aunque solo fue un momento, la vio acercarse a la barra y después apartó la vista para fijarse en alguien más. Parecía fuera de lugar, pero no le dio importancia hasta que Lula saltó como un resorte y se escabulló de su regazo, corriendo entre las mesas hasta perderse de vista.

Jerry maldijo para sí y se levantó despacio, sujetando su vaso con fuerza y abriéndose paso entre la gente, buscando a Lula con la mirada. El animal había cruzado el local para incordiar a la mujer misteriosa, ahora acompañada por una enorme jarra de hidromel. — Buenas noches, lo siento, pero... — Se acercó a ella, dejando su vaso aún medio lleno sobre la mesa. Su acento era terrible y su francés solo pasable, pero no le avergonzaba intentar hablarlo. — Ese gato es amigo mio. — Señaló a Lula, que aún incordiaba con sus monerías a la pobre mujer.

por **Serena M. Gucci** Vie Mayo 04, 2018 5:24 am

Me encontraba tranquila bebiendo hidromiel de modo a disfrazar mi verdadera persona, una vampira chupasangre. Pero mientras me encontraba analizando a las personas que se encontraban en aquella taberna en aquella noche, repentinamente fui sorprendida por una gata. Gata esa que al parecer parecía no intentar atacarme, lo que me sorprendió ya que a ellos no les gustaban de criaturas como yo o idénticas, pero esta parecía amigable. Hace años, pero largos años que no tocaba en una gata por lo que resolví acariciarla por algún tiempo. Pero de la nada apareció un hombre diciendo que aquella gata era su amiga y que lamentaba mucho.

Mi reacción fue normalísima. Cuando este se disculpó y reclamó a la gatita, yo simplemente le sonreí amablemente. Podría ser una vampira, pero muchos vampiros nunca llegaron a tener su personalidad intacta como yo. Seguía comportándome como una simple humana algo que ya no lo era infelizmente porque mi vida fue quitada por un vampiro sin cualquier permiso. Nadie tiene más razones para odiar a los vampiros que yo misma. -Buenas noches señor -dije con una voz dulce aun acariciando la gatita y ella parecía disfrutar y no querer alejarse de mi persona. -No lamente. La gatita y adorable y tiene suerte que amo gatos y animales -reí adorablemente para depositar un beso en la nuca de la gatita y entregar la gata a su supuesto dueño.
-Ahí la tiene. Debo decirle que es una gata muy bonita, ¿cómo se llama? -Pregunté con curiosidad mientras observaba a la gatita con un rostro tierno hasta que me acordé de que no me había presentado. Que falta de educación la mía.

-Oh lo siento mucho por mi falta de educación -Le extendí mi mano amigablemente- me llamo Serena Melanie Gucci, soy profesora de historia aquí en la ciudad. Encantada de conocerlo señor…?? -intenté saber su nombre para que no le estuviese tratando por señor a todo minuto.

por **Jeroen Dijsselbloem** Sáb Jun 02, 2018 1:24 pm

Jerry sujetó a la gata con un brazo y estrechó la mano de la mujer con el otro. El tacto de la dama era frío, una sensación a la que él estaba acostumbrado y que sabía disimular bastante bien. — Se llama Lula y suele ser así de amistosa, pensé que podría estar molestándola, pero me alegra ver que a usted le gustan los animales. Mademoiselle. ¿Le importa? — Señaló la silla, esperando permiso para sentarse frente a ella. — Aunque debo decir, perdone mi atrevimiento, que ella suele ser más cautelosa con la gente como usted. — Esperó que su tono de voz bastara para que ella entendiera a lo que se refería, pero Jeroen no quería problemas y menos en un local lleno de gente.

Se sentó al fin, dejando que Lula volviera a acomodarse en su regazo, su mano izquierda rascaba lentamente el lomo del animal, que ronroneaba del todo ajeno a lo que ocurría ahora a su alrededor. — Mi nombre es Jeroen Dijsselbloem, es neerlandés. Debe ser obvio que no soy de aquí, solo estoy de paso, para visitar a unos amigos. — Explicó como si se tratara de una conversación normal entre personas normales. — Voy a quedarme unos días aquí, me gusta esta ciudad, es muy bohemia. Soy pintor. — Sonrió, aunque ese solo era un hobbie, era una explicación mucho más sencilla que la verdadera explicación.

Con un rápido gesto, Jerry alargó la mano y apuró su vaso de licor.

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