Memento mori. [Privado]

por **Léonard Astor Strauss** Vie Mayo 04, 2018 11:58 am

Era la época de la primavera, cielos despejados anunciaban poca probabilidad de lluvia, el aroma silvestre entre flores y musgo atenuaba el enjambre de insectos que me acompañaban, no era el mejor de todos los lugares en Paris pero debía estar ahí.

El cementerio de Montmartre, escenario de la mayoría de mis rituales, era casi como estar en casa de ser posible juraría que mis más cercanos amigos se encontraban ahí –¿no es así?- hable en voz alta en dirección a una de las tumbas, era el antiguo socio de mi abuelo, –¡No es así! entrometido bastardo- alce la pala que cargaba en hombros y golpee ridículamente su lapida mientras le hacía un guiño, me detuve un momento apoyándome en la dichosa pala para observar el lugar, aún era temprano el sol estaba en su cenit y con la llegada de los días más largos estaría un buen rato esperando, era insoportable; bostece y arquee mis ojos pensando en el trabajo que me esperaba, aplaste a unos cinco mosquitos con una sola bofetada en mi rostro –malditos insectos- sin importar mis quejas sabía que era el momento justo; después del ritual walpurgisnacht las energías de los aquelarres en toda Europa eran bendecidas, renovadas por así decirlo y yo debía preparar algunos elementos básicos en mi contienda.

Continúe la marcha luego de echar un vistazo a mi reloj de bolsillo, mientras caminaba lo guarde sin reparo y alce la pala de nuevo a mi hombro derecho, avanzando entre las tumbas, silbando de manera casual. Portaba ropas ligeras, una gabardina oscura y botas, era lo más apropiado para la faena. Un árbol frondoso y una tumba abandonada –perfecto- coloque la pala a un lado del árbol y aparte a patadas algunas rocas que me estorbaban para reposar a la sombra, me acomode estirando mis piernas, ate mi cabello y esperé la noche.

Me había quedado dormido, tenía pesadillas de los sucesos en mi vida, era seguro que al despertar estaría de mal humor.

por **Helli Von Goethe** Lun Mayo 14, 2018 2:13 pm

La ronda vespertina había comenzado antes de lo esperado, una presencia merodeaba el cementerio, bastante bulliciosa y no se molestaba en ocultar su aura. Me dirigí al sector de donde provenía mi inquieto visitante, al parecer por fin se había detenido, en el lugar del viejo árbol Cercis o mejor conocido como el árbol de judas que a pesar de su lindo follaje verde claro y las bellas flores de un colorido rosa, no era un buen lugar, muchas brujas lo frecuentaban por sus propiedades tanto curativas como simbólicas en los rituales.

En los últimos días saqueadores de tumbas y brujas eran los humanos que se reunían con los espíritus, la gente buena de Paris no quería saber de cementerios y muerte, las enfermedades y las historias con referencia a plagas los mantenían al margen de visitar a los muertos; sus preocupaciones eran lo menos importante en mi lista de prioridades existenciales pero una que otra visita ingenua me divertía en el ir y venir eterno de mi fantasmal esencia.

Flotaba sobre las tumbas profanadas tratando de imaginar los objetivos y motivos de aquellos robos, sin evitar pensar en mi cuerpo físico, un dolor recorrió mi ser, -mi cuerpo- susurre, -mis recuerdos- nuevamente sentí el dolor, era como si todo a tu alrededor colapsara, por un segundo todo se desmorona y se siente como rocas gigantes aplastándote…es la conciencia fundiéndose con el todo y reclamando tu retorno a la nada, es difícil mantenerse, es tormentoso recordar… anhelaba recordar.

Apresure mi llegada haciendo uso de mis poderes, es algo insensato gastar energías dada la indiscreta aura del visitante pero no quería más retrasos divagando la mente. Al llegar me sorprendí de su rostro preocupado en sueños, afligido y atormentado, me acerque a él inclinando la mitad de mi cuerpo, la postura despreocupada no coincidía con su expresión, un mechón de su largo y rubio cabello resbalo con el viento, ladee mi cabeza y estire mi mano materializando todo mi cuerpo, ¿lo despertaría de su tormento o me uniría a él? De cualquier manera impertinente o no, que más podía perder, o eso pensaba mientras me arrodillaba a su lado para finalmente tocar su rostro –despierta, tienes una pesadilla- hable quedamente – todo está bien, despierta-

por **Léonard Astor Strauss** Mar Jun 12, 2018 2:33 pm

Sujete su mano antes de que lograra tocarme, estire mi cuerpo, fruncí el ceño vociferando -Recién nos encontramos ¿y ya crees conocerme?- arroje su mano con indiferencia, ate mi cabello y volví la mirada para examinarla, sonreí al darme cuenta de su esencia –Ah, pero que descortés de mi parte– me incorpore usando de bastón la pala, y salude con una burlona reverencia –Mi nombre es Léonard Astor Strauss– tome de nuevo su mano y la bese sin quitarle la mirada ni soltarla.

-¿Podría decirme en que puedo ayudarla mi estimada dama? No es necesario que oculte su… naturaleza- era realmente útil este encuentro, «¿podía tener más suerte?» me preguntaba. No parece ser un espectro antiguo y analizando su torpe forma de acercarse supongo apenas se da cuenta de la realidad en la que se encuentra.

-No creo en ideales ni en la humanidad, puedo intuir que usted tampoco– lance una afirmación esperando su reacción y sobre todo una señal de sus debilidades. No había olvidado mi objetivo principal, ella sin duda era un regalo para mis propósitos; sin embargo tenia prioridades, solté su mano lentamente y busque mi reloj de bolsillo –Es casi la hora ¿me acompaña? tengo amigos a los cuales no puedo dejar esperando- necesitaba unos minutos más… guarde mi reloj, por algunos segundos mi rostro mostró seriedad, alcé la pala y extendí mi mano para que ella me acompañara.

por **Helli Von Goethe** Jue Jun 14, 2018 2:18 pm

Sorprendida por haberme dejado llevar de su apariencia retrocedí; baje la guardia, me compadecí de su expresión concluyendo que sufría, fue solamente eso asevere.

«Su reacción tan contradictoria; en un instante se mostraba tan voluble, aun así atrayente y familiar» analizaba el momento, su actuar y su forma de hablar.

Ingenuamente planeaba que podría controlarlo y alimentarme de su energía tan peculiar.

Recientemente había descubierto mi nombre y era mi primera vez confirmando mi existencia frente a un vivo, aun que éste fuera tan descortés de presentarse a sí mismo sin la delicadeza de preguntarme. Quería retroceder y quitar mi mano de la suya pero simplemente no dejaba de verlo, ladeando mi cabeza le dije en voz dubitativa –mi nombre es Helli, no comprendo a que “naturaleza” se refiere Señor Astor Strauss– entorne mis ojos como si tratara de comprender un idioma antiguo, -Si a desconfianza se refiere, si en efecto desconfió de la humanidad, no podría hablar de ideales, eso es reservado para las discusiones de los caballeros- le respondí mientras me incorporaba sin la ayuda del poco o nada galante personaje, cosa que no me importaba en ese momento y lugar en particular pero era notorio; realmente sólo quería comprender la excentricidad con la que me había invitado a un paseo por un cementerio, sin suponer que me negaría o lo inusual que parecía, «En verdad sabe èl que …soy un fantasma» pensé, mientras extendía mi mano para aceptar la invitación.

No podía responder a su sonrisa, tampoco cuestionar su actuar, simplemente estaba intrigada y atraída por su aura; como si fuera una polilla volando hacia la luz de la vela.

por **Léonard Astor Strauss** Mar Jul 17, 2018 2:34 pm

Reía desvergonzadamente mientras avanzaba tirando de la infortunada alma que me acompañaba, la examine de arriba abajo, mirándola esquivo mientras apresuraba el paso.

Su consciencia aun es la de un ser humano, seguramente luchando por entender su paso a la muerte o podría ser…-y Helli… ¿dime que recuerdas de tu vida? Te mencione que es inútil ocultarte, soy alguien que puede ver más allá de lo incuestionable, confía en mí, puedo ayudarte- di una zancada adelante y tome su barbilla por un instante. –Eres encantadora, pero algo lenta. Apresura el paso, tengo prisa-.

Estamos por llegar. El cementerio de Licántropos está cerca, puedo sentir esa peste desde aquí.

Necesitaba un ejército, uno muerto para el momento indicado. También necesitaba pensar en un una forma para adueñarme de la inusual dama; llegamos al lugar y me volví hacia ella, esperaba poner atención a sus palabras, era difícil y bastante aburrido, no me interesaba realmente pero pretendía entretenerla hasta recitar el hechizo…parecía tan inocente y perturbada, sonreí sin pretenderlo.

Recordé que portaba un viejo espejo, eso funcionaria, me dedicaría a ello antes de que fuera la hora, miraba sus labios solamente para saber en qué momento debía asentir, ladeaba la cabeza acompasando sus palabras, me acerque a ella como si la entendiese, clave la pala en el suelo y la tome por la cintura atrayendo su cuerpo hacia mí, comencé susurrándole al oído:

-«Tempus fugit, sicut nubes, quasi naves, velut umbra» (El tiempo se escapa como una nube, como las naves, como una sombra)- , continúe hablando, buscaba ver sus ojos y mi mano derecha jugaba con su cabello, ella se había percatado de lo que sucedía pero era demasiado tarde, continúe -«iubet enim ut captivus in testamento meo: Speculum» (Ordena a éstos como cautivo en el acuerdo conmigo, Espejo)- estaba hecho, la empuje a un lado y coloque frente a ella el viejo y pequeño espejo. -–Eres mía, querida-.

Di un pequeño suspiro extasiado, era tan interesante dominar a un nuevo espíritu y más aun a una que por mucho era tan joven e inexperta. –Nos vamos a divertir tanto tú y yo- reí desquiciadamente empuñando el espejo, elevando mi vista al cielo. –Pues bien, vamos, debemos recolectar pedazos de cuerpos corrompidos- alce el espejo y me vi reflejado, mientras el espíritu de mi querida dama forcejeaba contra la superficie, le ofrecí un guiño, se miraba hermosa.

por **Helli Von Goethe** Miér Ago 08, 2018 2:03 pm

Él dio un paso delante de mí y de manera inesperada tomó mi barbilla en su mano forzándome a mirarlo a los ojos; no podía rechazarlo, todo cuanto decía era mi realidad, desvíe la mirada y luego sentí como me arrastraba, sin embargo era yo quien quería seguirlo.

- ¿Cómo es que usted sabe sobre mí y mis perturbaciones? He pasado cuestionándome lo sucedido y mucho tiempo aceptando mi estado… y usted… simplemente lo sabe y lo pregunta con tanta naturalidad-- no tenía nada, ni una emoción aprendida, apenas reconocía el poder para materializarme y mantener la corporeidad. «Tal vez podía confiar en él, me siento sola y confundida, sin saber nada más que mi nombre» pensaba en si alguna vez había confiado, una extraña sensación me invadió, como si me estremeciera.

Se detuvo de improvisto, anunciando un cementerio de Licántropos, seguida de esas palabras un extraño pensamiento surgió «Debo escapar», fue demasiado tarde, jamás tuvo contratiempo ni su estado sufrió detrimento alguno, el artificio de sus palabras había concluido en mi presión y ruina, aunque no sabía con exactitud cuál era mi condena tenía la certeza de estar a su merced.

Necesito liberarme, con desesperación golpeó la superficie de mi prisión y durante un rato todo lo que él decía era un murmullo abrumador.

Esgrimir excusas a mí misma, en aquel momento, resultaba patético; pero que más podía hacer, maldecirme por haber confiado en él, solamente eso.

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