Agua dulce (Raxa)

por **Ander Vlad** Dom Dic 12, 2010 6:29 am

Recuerdo del primer mensaje :

Caminaba por la orilla del lago. El frío era inaguantable pero yo podía soportarlo bastante bien porque mi temperatura corporal superaba a la de un humano. El agua estaba apunto de conjelarse a estas temperaturas. El lago estaba transparente y hermoso. La luna no brillaba mucho pero su reflejo rebotaba sobre el agua creando una sinfonía de colores mágica. Me senté en la orilla y me quité las botas de cuero para refrescarme los pies en el agua.
Detrás de mí apareció una chica caminando silenciosamente. Giré la cabeza para mirarla mejor. Me quedé ensimismado con el color de sus ojos... ¿marrón claro? era más bien un ámbar amarillento como los ojos de un gato en la noche.
-Buenos días- dije, sonriendo, como un cachorro de lobo.

por **Ander Vlad** Vie Ene 07, 2011 10:19 am

Escuché lo que me dijo la vampira, y cuando me acarició la mejilla, me puse tenso, pues los nervios habían sacudido ya mi interior. La miré mientras caminábamos y dejé un silencio entre sus palabras, pues no había prisa, ni era necesaria.
-Yo no exijo que me cuentes nada más, si no quieres, solo quiero que sepas que puedes contar conmigo cuando quieras- dije, sonriendo.
-Pese a que soy un lobo repugnante- dije, para romper un poco el hielo del momento. Sonreí al decir ésto. Me hizo gracia, auque parecía ridículo reirse de uno mismo. Yo nunca tenía problema en aceptar mis fallos, pues había sido educado en valores de respeto y humildad, ante todo.

por Invitado Vie Ene 07, 2011 1:14 pm

No sabía exactamente cómo Allan iba a tomarse sus palabras, pero en cuanto aquella propuesta de complicidad nació de su boca, Raxa no pudo evitar una carcajada. Espontánea y sincera, como hacía tiempo que no le salían. Desde hacía mucho, su sonrisa se había ido tornando ácida y sin calor. Pero aquella, era de lo más natural. Por un momento le agradeció a Allan aquella espontaneidad - No eres repugnante. Eres un lobo, pero no eres repugnante - argumentó la inmortal sinceramente.

Caminaron un rato más, hasta que ella por fin se atrevió a hacer algo que llevaba mucho sin hacer - Gracias, Allan - confesó - Hacía mucho que no me reía así - y le volvió a acariciar, pero esta vez la nariz en gesto maternal.

Raxa se sentía algo estúpida. Estaba siendo brusca y cariñosa al mismo tiempo, pero no sabía cómo reaccionar. Su idea era hablar con aquel chico un rato en compensación a su mal carácter del principio, pero ahora le costaba mantener esa idea. ¿Por qué se sentía maternal?

por **Ander Vlad** Miér Ene 12, 2011 10:38 am

La vampira me agradeció el hacerla reír. Me sentí importante en aquél momento. Sonreí. Entonces me acarició la nariz.. La miré. Quizás había sido un acto involuntario por su parte, a mi solía ocurrirme cuando saludaba a los muchachos harapientos que pedían en el mercado de París. No supe que decir. Pero... ¿realmente era encesario hablar en aquél instante? ¿Porqué sentimos la necesidad de romper silencios "incómodos"? Más bien, a mi no me pareció un silencio incómodo, y por ello no sentí la necesidad de soltar ningún comentario para acabar con él, así que seguí caminando, y respiré hondo, hasta que vi mi oportunidad de romper el silencio.
-No tienes porqué darme las gracias por hacerte reir- dije.
-El verdadero regalo es ver tu sonrisa, después de todo lo que ha ocurrido- Y allí estaba mi sinceridad. Por piropos más suabes que éste me había llevado bofetones de tantos tipos que podría componer una canción con ellos como notas.

por Invitado Miér Ene 12, 2011 1:30 pm

Un hermoso silencio rodeaba el ambiente. Se estaba a gusto y tranquilo. Raxa caminaba sin apenas percatarse de los pocos ruidos que se emitían desde identidad desconocida. Solamente le importaban aquel momento, y el muchacho. ¿Por qué se seguía mostrando amable con ella? ¿Qué le había llamado la atención de una vampiresa a la cual se suponía que debía matar? Igual era que las excepciones también existían dentro de lo sobrenatural… - No creo que sea tan bonita, Allan. Te recuerdo que hay cuatro cosas fuera de lo normal - rebatió la inmortal, no queriendo parecer fría, pero sí queriendo comprensión.

Mientras más caminaba, más se cercioraba de que se encontraba bien. Sonrió en silencio, sintiendo el fresco aire entrar en sus pulmones, aunque éstos ya no sirvieran para mucho. Recordó entonces aquellos fríos inviernos de su Finlandia natal, con tantos mantos blancos, tanta niebla, escarcha… y muñecos de nieve. Aún no había visto nevar en París. Aunque claro, ella acababa de llegar, como quien dice… - Todavía no sé por qué estás hablando conmigo - dijo dejando la pregunta en el aire. Solamente quería saber por qué.

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