AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Negocios y oscuridad (priv. Charles Moncrieff) ♦♦
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Negocios y oscuridad (priv. Charles Moncrieff) ♦♦
Recuerdo del primer mensaje :
Charles se marchó de esa manera atropellada, dejando a la licantropa algo contrariada y sin poder replicar nada, pero tampoco había por qué, fue entonces cuando meditó realmente lo que había pedido, se había precipitado, por suerte la salida precipitada de Charles fue un punto a favor, pero una vez que se pasó la luna llena, aquel hombre endemoniado que servía a Charles se puso serio, indicandole como se tenía que portar. Los siguientes dos meses habían sido infernales con ordenes de "sientate bien, ponte recta, no te encorbes, asi no se anda, asi no se come, asi no se bebe, eso no se hace, eso no se dice" la verdad es que le sorprendió que Alfred no saliera corriendo de las veces que pudo oir los gruñidos sobrenaturales, o los ojos amarillos de la loba fulminandole con la mirada y en una amplia indicación de que la loba perdia estribos.
Más había que admitir que era motivo para aplaudir a ese mayordomo que no huyera rapidamente cuando la loba empezaba a gruñir. Más mantubo la compostura y siguió aleccionando a la mujer a como debería presentarse, y lo fue consiguiendo poco a poco, aunque la bestia seguia escondida debajo de esa piel de chica que a veces parecía hasta dulce.
Más tres meses con Charles fuera y la loba se había hecho con el negocio y se podría encargar de los negocios y le había ido bastante bien, había celebrado alguna cacería que otra pero ahora le tocaba a ella moverse y tratar con uno de los clientes, era un hombre que rondaba los 40 años, grande, atractivo, y muy sadico, y había citado a Cinder para hablar de negocios en ese encuentro. Adenas se había vuelto especialmente insistente en quedar con la loba para dar detalles del negocio, asi que aprovechó el momento para huir de ese mayordomo que le recordaba más a un general que alguien que se supone que tiene la obligación de servirte, aunque claro, se sentía también bastante incomoda cuando la servían, no solo por las reprimendas que con los meses se fueron haciendo más leves, salvo cuando volvía de las lunas llenas que el mayordomo conoció rapidamente por que no molestarla cuando estaba tan alterada por la influencia de la dama de planta.
Ahora llegaba al negocio del hombre, que observó con cara agradada el aspecto que Cinder presentaba, tan acicalada pareciendo una dama mucho más de alta sociedad. -Buenos dias señor Chrestof, ¿como está?- Preguntó la loba sonriendo de manera sutil mientras se sentaba en el comercio del hombre, que poco tardó en descubrir el alto nivel de testosterona que desprendia desde que ella entró por la puerta. -Bien gracias madame, deseando hacer negocios con usted.- Dijo en un no muy sutil tono de coqueteo, mientras Cinder se limitaba a sonreir y jugar con un mechon de su pelo. -Usted dira que intenciones tienes..- Sonrió la loba, mientras el hombre se levantaba. -¿Por que no negociamos los precios en la terraza de la cafetería de enfrente?- Aseguró el hombre insistiendo para salir e ir a la terraza, la loba se sienta ahí pidiendo un café mientras tenía el hombre frente a ella. -Bien querida...supongo que podriamos llegar a un acuerdo.- Dijo sacando su sonrisa más seductora, Cinder enarcó la ceja observandole mientras ladeaba la cabeza notando como ligaba con ella sonriendo y dejando que lo hiciera. -Que linda sonrisa...desde luego tienen gustos para que sea usted quien atienda a los clientes...- Rió acariciando un mechon del oscuro pelo de la loba atreviendose incluso a poner la mano en la pierna de la licántropa, con ese aire coqueto que arrastraba el hombre.
Charles se marchó de esa manera atropellada, dejando a la licantropa algo contrariada y sin poder replicar nada, pero tampoco había por qué, fue entonces cuando meditó realmente lo que había pedido, se había precipitado, por suerte la salida precipitada de Charles fue un punto a favor, pero una vez que se pasó la luna llena, aquel hombre endemoniado que servía a Charles se puso serio, indicandole como se tenía que portar. Los siguientes dos meses habían sido infernales con ordenes de "sientate bien, ponte recta, no te encorbes, asi no se anda, asi no se come, asi no se bebe, eso no se hace, eso no se dice" la verdad es que le sorprendió que Alfred no saliera corriendo de las veces que pudo oir los gruñidos sobrenaturales, o los ojos amarillos de la loba fulminandole con la mirada y en una amplia indicación de que la loba perdia estribos.
Más había que admitir que era motivo para aplaudir a ese mayordomo que no huyera rapidamente cuando la loba empezaba a gruñir. Más mantubo la compostura y siguió aleccionando a la mujer a como debería presentarse, y lo fue consiguiendo poco a poco, aunque la bestia seguia escondida debajo de esa piel de chica que a veces parecía hasta dulce.
Más tres meses con Charles fuera y la loba se había hecho con el negocio y se podría encargar de los negocios y le había ido bastante bien, había celebrado alguna cacería que otra pero ahora le tocaba a ella moverse y tratar con uno de los clientes, era un hombre que rondaba los 40 años, grande, atractivo, y muy sadico, y había citado a Cinder para hablar de negocios en ese encuentro. Adenas se había vuelto especialmente insistente en quedar con la loba para dar detalles del negocio, asi que aprovechó el momento para huir de ese mayordomo que le recordaba más a un general que alguien que se supone que tiene la obligación de servirte, aunque claro, se sentía también bastante incomoda cuando la servían, no solo por las reprimendas que con los meses se fueron haciendo más leves, salvo cuando volvía de las lunas llenas que el mayordomo conoció rapidamente por que no molestarla cuando estaba tan alterada por la influencia de la dama de planta.
Ahora llegaba al negocio del hombre, que observó con cara agradada el aspecto que Cinder presentaba, tan acicalada pareciendo una dama mucho más de alta sociedad. -Buenos dias señor Chrestof, ¿como está?- Preguntó la loba sonriendo de manera sutil mientras se sentaba en el comercio del hombre, que poco tardó en descubrir el alto nivel de testosterona que desprendia desde que ella entró por la puerta. -Bien gracias madame, deseando hacer negocios con usted.- Dijo en un no muy sutil tono de coqueteo, mientras Cinder se limitaba a sonreir y jugar con un mechon de su pelo. -Usted dira que intenciones tienes..- Sonrió la loba, mientras el hombre se levantaba. -¿Por que no negociamos los precios en la terraza de la cafetería de enfrente?- Aseguró el hombre insistiendo para salir e ir a la terraza, la loba se sienta ahí pidiendo un café mientras tenía el hombre frente a ella. -Bien querida...supongo que podriamos llegar a un acuerdo.- Dijo sacando su sonrisa más seductora, Cinder enarcó la ceja observandole mientras ladeaba la cabeza notando como ligaba con ella sonriendo y dejando que lo hiciera. -Que linda sonrisa...desde luego tienen gustos para que sea usted quien atienda a los clientes...- Rió acariciando un mechon del oscuro pelo de la loba atreviendose incluso a poner la mano en la pierna de la licántropa, con ese aire coqueto que arrastraba el hombre.
Última edición por Cinder Grimm el Sáb Mayo 19, 2018 3:58 pm, editado 2 veces
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 160
Fecha de inscripción : 15/03/2018
Re: Negocios y oscuridad (priv. Charles Moncrieff) ♦♦
La loba no tardó en adivinar que había hecho el tonto pegandose en las peleas clandestinas para conseguir la vitae, igualmente podría venderla despues, eso no le preocupaba, más sí la visión que ofrecía Charles, Cinder le examinó como se había arreglado para salir, la licántropa le observa sin mediar palabra cuando este la mira curioso, sin duda no se ha dado cuenta o le importa bien poco como ayer dañó los sentimientos de la licana, como le dió igual haberla enojado, se estaba sintiendo estupida, como un perro al que le dan patadas y vuelve con su amo, no, ella no es un perro, es una loba, y eso parece que el inglés se le olvida.
No, ya la ha pateado suficiente en este tiempo y solo conseguido un par de caricias, eso no es lo que ella necesita, ni lo que busca, Cinder cuando observa al inglés a acercarse no es lo unico, como si fuera una bofetada en la cara la licana da un respingo percibiendo ese fuerte aroma a vampiresa en Charles, lo cual hace que en ella se dibuje una mueca de sorpresa, cuando esté la pregunta. -¡Oh! nada, venía a ver como te encontrabas querido..-El tono es cinico, más a pesar del desagradable aroma a vampiresa Cinder se acercó a Charles.
Estiró las manos y empezó a arreglarle las vestimentas asegurandose que fuera impoluto, mientras enarcaba una ceja estirando bien la chaqueta para que no tuviera arrugas. -Noto que anoche usted se lo pasó mejor que yo, aun puedo oler a la vampiresa con la que estuvo, apestas a ella.- Dijo con total naturalidad, pero sin ocultar su desagrado. -Y yo partiendome la cara con otro por unos viales, desde luego tiene razón peco de inocente, que tonta soy...pero no se preocupe.-Le observó mientras sonreía de medio lado de manera absolutamente forzada, el aroma a vampresa la tenía ciertamente enagenada, pero no por eso le iba a mentir a su socio. -Más vengo a informarle, mandé la carta a mi padre, queda ver la respuesta y saber como proceder como lo recomendó, tambien que voy a cerrar unos tratos con unos clientes muy prometedores...y como veo que no necesita ni requiere de mí me voy a tomar el día libre, lo necesito de verdad.- Asegurá la licana terminando de acicalar al inglés.
-Usted ayer parece que explotó de placer, y yo últimamente ando enormemente insatisfecha, quizá por eso mi humor es tan turbio, asi que pienso ponerle solución, necesito algo de calor y unos mordiscos incandescentes y fuertes....- Se mordió el labio inferior con deseo mientras observó a Charles, lo habría preferido a él, pero estaba dolida con él y el aroma a vampiresa la dañaba en profundidad, pero no dejaba de ser una mujer, una loba con sus instintos y estos estaban hoy por hoy insatisfechos, quizás desfogando dejaría de hacer tantas tonterías y se relajaría. -Si necesita algo, estaré en el lugar que me ofrecistes por que la pensión donde estaba no era practica para ti.- Dice no obstante, que esté enfada o dolida con él no va a impedir que si la necesita no pueda localizarla, se pone de puntillas para robarle un muy efimero besos en sus labios y darle unas muy suaves palmaditas en el pecho, para tomar distancia guiñandole un ojo y colocarse su cuidada melena negra bien detrás de sus orejas, mostrando elegancia en sus movimientos. No puede reclamarle estar con otra, esto era parte de lo que le advirtió cuando se conocieron, simplemente lo aceptó y la sinceridad era una buena base.
No, ya la ha pateado suficiente en este tiempo y solo conseguido un par de caricias, eso no es lo que ella necesita, ni lo que busca, Cinder cuando observa al inglés a acercarse no es lo unico, como si fuera una bofetada en la cara la licana da un respingo percibiendo ese fuerte aroma a vampiresa en Charles, lo cual hace que en ella se dibuje una mueca de sorpresa, cuando esté la pregunta. -¡Oh! nada, venía a ver como te encontrabas querido..-El tono es cinico, más a pesar del desagradable aroma a vampiresa Cinder se acercó a Charles.
Estiró las manos y empezó a arreglarle las vestimentas asegurandose que fuera impoluto, mientras enarcaba una ceja estirando bien la chaqueta para que no tuviera arrugas. -Noto que anoche usted se lo pasó mejor que yo, aun puedo oler a la vampiresa con la que estuvo, apestas a ella.- Dijo con total naturalidad, pero sin ocultar su desagrado. -Y yo partiendome la cara con otro por unos viales, desde luego tiene razón peco de inocente, que tonta soy...pero no se preocupe.-Le observó mientras sonreía de medio lado de manera absolutamente forzada, el aroma a vampresa la tenía ciertamente enagenada, pero no por eso le iba a mentir a su socio. -Más vengo a informarle, mandé la carta a mi padre, queda ver la respuesta y saber como proceder como lo recomendó, tambien que voy a cerrar unos tratos con unos clientes muy prometedores...y como veo que no necesita ni requiere de mí me voy a tomar el día libre, lo necesito de verdad.- Asegurá la licana terminando de acicalar al inglés.
-Usted ayer parece que explotó de placer, y yo últimamente ando enormemente insatisfecha, quizá por eso mi humor es tan turbio, asi que pienso ponerle solución, necesito algo de calor y unos mordiscos incandescentes y fuertes....- Se mordió el labio inferior con deseo mientras observó a Charles, lo habría preferido a él, pero estaba dolida con él y el aroma a vampiresa la dañaba en profundidad, pero no dejaba de ser una mujer, una loba con sus instintos y estos estaban hoy por hoy insatisfechos, quizás desfogando dejaría de hacer tantas tonterías y se relajaría. -Si necesita algo, estaré en el lugar que me ofrecistes por que la pensión donde estaba no era practica para ti.- Dice no obstante, que esté enfada o dolida con él no va a impedir que si la necesita no pueda localizarla, se pone de puntillas para robarle un muy efimero besos en sus labios y darle unas muy suaves palmaditas en el pecho, para tomar distancia guiñandole un ojo y colocarse su cuidada melena negra bien detrás de sus orejas, mostrando elegancia en sus movimientos. No puede reclamarle estar con otra, esto era parte de lo que le advirtió cuando se conocieron, simplemente lo aceptó y la sinceridad era una buena base.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 160
Fecha de inscripción : 15/03/2018
Re: Negocios y oscuridad (priv. Charles Moncrieff) ♦♦
Asiente con la cabeza escuchando la frase de la licántropa, extiende los brazos a los lados para que observe lo bien que está, eso sí, vendado para desviar miradas, incluso cabalgará sólo un poco a escondidas de todos para que sea inapreciable su pronta recuperación. Sonríe de lado - mucho mejor que estoy, gracias por la preocupación y por las atenciones -le guiña el ojo derecho al tiempo que va colocándose los guantes cortos de varón, blancos e impolutos como él mismo ahora con ese traje que le sienta de maravilla a su musculatura y su porte. Mirando de lado a la fémina que se ve bastante bien con el vestido - deberías usar colores menos oscuros, eso parece que viene directo de un funeral - hace la debida observación haciéndole notar lo que significa para algunos que venga vestida de negro.
Se acerca a él para arreglarle el traje o fingir hacerlo porque el inglés por supuesto que ya hizo los movimientos necesarios para estar perfecto, lo que le da cierta precaución son sus palabras. El típico gesto Moncrieff aparece en su rostro al tiempo que se separa un paso de ella para poner las manos en las caderas en franca rebeldía - ¿Por qué debería molestarte que haya ido con alguien? Creí que cada quién hacía su vida como mejor le convenía ¿No es así? -le acaricia el rostro un instante antes de dejar caer la mano - no te importan mis compañías. Con que siga en pie todo lo dicho entre nosotros ¿Qué más te da? Si bien te pedí algo, fui a conseguirlo de propia mano. Así lo necesitaba, la herida no sanó del todo y ahora estoy perfecto. ¿Te molesta que esté bien? - pregunta queriendo saber la respuesta.
Su provocación -porque así interpreta sus palabras- le obligan a arquear la siniestra ceja. Asiente con la cabeza antes de dejar las cosas claras - ya veo. Entiendo entonces la posición. Así entonces, no te pediré más tu ayuda y pido atentamente que no vayas a golpearte con alguien si alguna vez decides ayudarme a conseguir otro vial. Así no me echas en cara tus ayudas y olvido tu reproche. ¿Quieres que te pague tu enfrentamiento? Dime el precio y lo haré - dice con cierta molestia. Porque es cierto, si va a reprocharle las cosas, mejor que se aleje de él cuando esté en necesidad. Recuerda muy bien que él fue quien le ordenó traerle más viales desconociendo cómo es que los conseguía. Si por ello tiene que ir a golpearse, prefiere evitar que lo haga. No puede darse el lujo de perder una socia como ella. De ninguna manera esa socia.
Se encoge de hombros cuando le informa de la carta, de los clientes. La pequeña molestia que sentía cuando ella le dijo de cómo peca de inocente le incordió en demasía. - De acuerdo, como gustes. Puedes hacer lo que te venga en gana - porque a finales de cuentas es su socia y puede darse los lujos que quiera. Él seguirá cobrando la misma cantidad aunque ella consiga una menor en sus actividades. Para rematar, le restriega lo que la vitae le provocó el día anterior, le indica que va a ir a buscar a alguien para consolarse. Charles siente una pequeña herida abierta, celos puros y sencillos. Tan letales que podrían cortar a todo aquél que la tocara, más ya tiene suficiente por ese día de la fémina, así que se encoge de hombros - puedes ir a hacer lo que te plazca, ya lo acordamos. Puedes ir a revolcarte con quien lo desees, espero que tengas un resultado bastante satisfactorio y los orgasmos que tu cuerpo necesita - y sí, se sonríe.
Esa es una sonrisa petulante, cínica y maliciosa a sabiendas que por más mordiscos que le den, por más heridas que tenga durante el acto sexual, no se compararán con lo que el inglés es capaz de ofrecerle con una simple sesión de dos horas en su habitación. Aunque ella deposita un suave beso en sus labios, él no lo corresponde, esta vez si quiere irse con otro en lugar de quedarse y pedirle lo que necesita, es libre de hacerlo. - Dudo que te necesite en esta ocasión, puedes tomarte el resto de la semana si quieres, tengo obligaciones que como Duque hay que cumplir. Eso incluye una fiesta de disfraces y una reunión con una baronesa. Así que me despido. Ten una buena semana, Cinder - inclina el sombrero tras colocarlo para sonreír de lado.
Avanza por la habitación, toma el pomo de la puerta volteando a mirarla - a diferencia de ti, no te reclamaré con quién o cómo estuviste. A diferencia de ti, puedo soportar que te acuestes con cualquier licántropo, cambiaformas, hechicero o lo que te venga en gana. Si quieres revolcarte con la servidumbre, hazlo querida. Sólo te pido que la próxima vez que huelas a la vampiresa en mis ropas, te calles la boca porque no me gustan las escenas de celos ni de territorios ni nada de eso. Olvidas que soy el Duque de Devonshire, no un lobo cualquiera a los que estás acostumbrada - cierra la frase al tiempo que lo hace con la puerta. Está molesto, está furioso más no le va a dar el gusto de demostrarlo. Así pues, la deja largarse con quien quiera a que se la follen como la puta que es. Como la perra en celo que necesita de un macho con una buena verga para que la haga aullar. Y Charles lo sabe. Sabe que a Cinder le costará encontrar a alguien que la haga gritar como él lo hizo en su mansión. Y si quiere abandonarla debido a sus estúpidos celos por haberse encontrado el inglés con Sabah, es su problema.
Ya verá cuando vuelva convertido en un vampiro lo que esa fémina hace. Porque sí, va a ser transformado en un Heraldo de la Muerte, como ella le llama porque si hubiera actuado diferente, quizá apreciaría lo que la licantropía podría ofrecerle, porque a pesar de lo mucho que Cinder se controle, Charles puede apreciar, con su buena visión de la etiqueta y las buenas formas, cómo su cuerpo se tensa, cómo sus ojos echan chispas y pareciera a punto de morderlo porque simple y sencillamente, fue a con Sabah a obtener algo de su vitae para seguir adelante. Ante todo, el inglés todavía sigue siendo independiente. Se cuida de no beber demasiado para seguir siendo humano. Ser un esclavo de sangre está fuera de toda aprobación. Él quiere ser su amo y señor. Sabe que en el momento en que le transformen, sentirá una devoción absoluta para su creadora, aún así, Sabah es una vampiresa de fiar. Conoce demasiado de ella para saber que es impensable que le traicione y por eso la ha elegido para dar el siguiente paso en su existencia. Para ser, como siempre quiso, un señor de la noche que controla su psique en todo momento y en todo lugar.
Se acerca a él para arreglarle el traje o fingir hacerlo porque el inglés por supuesto que ya hizo los movimientos necesarios para estar perfecto, lo que le da cierta precaución son sus palabras. El típico gesto Moncrieff aparece en su rostro al tiempo que se separa un paso de ella para poner las manos en las caderas en franca rebeldía - ¿Por qué debería molestarte que haya ido con alguien? Creí que cada quién hacía su vida como mejor le convenía ¿No es así? -le acaricia el rostro un instante antes de dejar caer la mano - no te importan mis compañías. Con que siga en pie todo lo dicho entre nosotros ¿Qué más te da? Si bien te pedí algo, fui a conseguirlo de propia mano. Así lo necesitaba, la herida no sanó del todo y ahora estoy perfecto. ¿Te molesta que esté bien? - pregunta queriendo saber la respuesta.
Su provocación -porque así interpreta sus palabras- le obligan a arquear la siniestra ceja. Asiente con la cabeza antes de dejar las cosas claras - ya veo. Entiendo entonces la posición. Así entonces, no te pediré más tu ayuda y pido atentamente que no vayas a golpearte con alguien si alguna vez decides ayudarme a conseguir otro vial. Así no me echas en cara tus ayudas y olvido tu reproche. ¿Quieres que te pague tu enfrentamiento? Dime el precio y lo haré - dice con cierta molestia. Porque es cierto, si va a reprocharle las cosas, mejor que se aleje de él cuando esté en necesidad. Recuerda muy bien que él fue quien le ordenó traerle más viales desconociendo cómo es que los conseguía. Si por ello tiene que ir a golpearse, prefiere evitar que lo haga. No puede darse el lujo de perder una socia como ella. De ninguna manera esa socia.
Se encoge de hombros cuando le informa de la carta, de los clientes. La pequeña molestia que sentía cuando ella le dijo de cómo peca de inocente le incordió en demasía. - De acuerdo, como gustes. Puedes hacer lo que te venga en gana - porque a finales de cuentas es su socia y puede darse los lujos que quiera. Él seguirá cobrando la misma cantidad aunque ella consiga una menor en sus actividades. Para rematar, le restriega lo que la vitae le provocó el día anterior, le indica que va a ir a buscar a alguien para consolarse. Charles siente una pequeña herida abierta, celos puros y sencillos. Tan letales que podrían cortar a todo aquél que la tocara, más ya tiene suficiente por ese día de la fémina, así que se encoge de hombros - puedes ir a hacer lo que te plazca, ya lo acordamos. Puedes ir a revolcarte con quien lo desees, espero que tengas un resultado bastante satisfactorio y los orgasmos que tu cuerpo necesita - y sí, se sonríe.
Esa es una sonrisa petulante, cínica y maliciosa a sabiendas que por más mordiscos que le den, por más heridas que tenga durante el acto sexual, no se compararán con lo que el inglés es capaz de ofrecerle con una simple sesión de dos horas en su habitación. Aunque ella deposita un suave beso en sus labios, él no lo corresponde, esta vez si quiere irse con otro en lugar de quedarse y pedirle lo que necesita, es libre de hacerlo. - Dudo que te necesite en esta ocasión, puedes tomarte el resto de la semana si quieres, tengo obligaciones que como Duque hay que cumplir. Eso incluye una fiesta de disfraces y una reunión con una baronesa. Así que me despido. Ten una buena semana, Cinder - inclina el sombrero tras colocarlo para sonreír de lado.
Avanza por la habitación, toma el pomo de la puerta volteando a mirarla - a diferencia de ti, no te reclamaré con quién o cómo estuviste. A diferencia de ti, puedo soportar que te acuestes con cualquier licántropo, cambiaformas, hechicero o lo que te venga en gana. Si quieres revolcarte con la servidumbre, hazlo querida. Sólo te pido que la próxima vez que huelas a la vampiresa en mis ropas, te calles la boca porque no me gustan las escenas de celos ni de territorios ni nada de eso. Olvidas que soy el Duque de Devonshire, no un lobo cualquiera a los que estás acostumbrada - cierra la frase al tiempo que lo hace con la puerta. Está molesto, está furioso más no le va a dar el gusto de demostrarlo. Así pues, la deja largarse con quien quiera a que se la follen como la puta que es. Como la perra en celo que necesita de un macho con una buena verga para que la haga aullar. Y Charles lo sabe. Sabe que a Cinder le costará encontrar a alguien que la haga gritar como él lo hizo en su mansión. Y si quiere abandonarla debido a sus estúpidos celos por haberse encontrado el inglés con Sabah, es su problema.
Ya verá cuando vuelva convertido en un vampiro lo que esa fémina hace. Porque sí, va a ser transformado en un Heraldo de la Muerte, como ella le llama porque si hubiera actuado diferente, quizá apreciaría lo que la licantropía podría ofrecerle, porque a pesar de lo mucho que Cinder se controle, Charles puede apreciar, con su buena visión de la etiqueta y las buenas formas, cómo su cuerpo se tensa, cómo sus ojos echan chispas y pareciera a punto de morderlo porque simple y sencillamente, fue a con Sabah a obtener algo de su vitae para seguir adelante. Ante todo, el inglés todavía sigue siendo independiente. Se cuida de no beber demasiado para seguir siendo humano. Ser un esclavo de sangre está fuera de toda aprobación. Él quiere ser su amo y señor. Sabe que en el momento en que le transformen, sentirá una devoción absoluta para su creadora, aún así, Sabah es una vampiresa de fiar. Conoce demasiado de ella para saber que es impensable que le traicione y por eso la ha elegido para dar el siguiente paso en su existencia. Para ser, como siempre quiso, un señor de la noche que controla su psique en todo momento y en todo lugar.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Fecha de inscripción : 28/03/2018
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Re: Negocios y oscuridad (priv. Charles Moncrieff) ♦♦
La perturbación se marcaba en el ambiente, gruñidos entre dos alfas parecía aquello, ella reclamó con fiereza, el respondió con agresividad, un duelo donde Cinder perdió aquella batalla claramente, gruñendo por frustración, enrabietada, pero había visto la reacción feroz del inglés con la insinuación, Charles lo que no sabía es que la licana solo se marcaba un farol, en realidad quitando algún tonteo esporadico no había yacido con otro, simplemente por que no había querido, y si le había dado rabía oler a la vampiresa, que el inglés jugase con una vampiresa no le resultaba agradable, le dolía, se mezclaba con su enemigo natural, no los odiaba especialmente, no tanto como a un inquisidor por ejemplo, pero no le gustaban. Las palabras del inglés antes de irse fueron dolorosas, ese desprecio, se cruzó de brazos y negó con la cabeza, había que mantener la cabeza fria, y no lo estaba haciendo asi, estaba dejando que la loba hablase todo el rato y Charles le había dado en la boca, una vez más, para variar, suspiró pesadamente, miró alrededor encontrandose sola ahí despues de que él se fuera, dió un resoplido y un gruñido antes de marcharse también.
Le daría unos dias, una semana, si tenía razón quizá la semana libre le vendría bien, ella no estaba acostumbrada a esto, clases de comportamiento social correcto, vestidos pastel, peinados complicados, palabras elegantes, lo de su padre, la nueva posición social de su socio, estaba siendo agotador. Quizá no debió haberse puesto tan agresiva, se pellizca el puente de la nariz, dejaría esa semana la mansión, necesitaba unas vacaciones, algo que la quitase todo este estres.
Se marchó del hotel, dejandole su espacio, estaba cabreado, y era culpa de ella, comportandose como una cretina, necesitaba algo que le subiera tanto la adrenalina para desfogar. Se acarició el cuello mientras en la mansión dejó constancia que estaría la semana fuera despues de atender a unos clientes, la reunión fue bastante bien, y volvió a la mansión para dejar el informe de los nuevos clientes apuntados, abrió una pequeña libreta que escondía entre objetos personales, donde hacía apuntes que creía que podrían gustarle a Charles aunque no había encontrado momento de enseñarselos, no eran tan importantes.
Al acabar de poner los asuntos en orden, respiró hondo para tomarse esos días libres, respirar hondo y volver con la mente despejada, él tenia razón, y ella la que estaba algo cegada. Salió en dirección al bosque, conocía una cabaña, la podía usar esos días, respirar aire puro y permitirse entrar en comunión con su lado lobo.
De camino a las afueras se paró en un local donde entró, lleno de relojes elegantes, personalmente los de cuco le encantaban, pediría uno para la mansión, aunque solo sea para desconcertar al inglés cuando lo viese ahí, sonrió divertida observandolo para despues mirar los relojes de bolsillo, había uno dorado muy bonito, se iba a fundir sus ahorros de un plumazo, pero era precioso, al abrirlo se veía los numeros y en el centro los complicados engranajes que se movían cuando cuerda le daban. Suspiró mirandolo y se lo pidió al dependiente a la vez de que lo envolvieran para regalo, seguramente Charles tendría uno mucho más bonito y mucho mejor, para eso era duque, más vió oportuno tener ese detalle con él.
Suspiró y tras envolverlo escribió una nota, y pagó para encargarse que esa misma tarde cuando él volviera se encontrará con la caja con el reloj en su interior y un sobre con una nota dentro que pone:
"Hasta una disculpa puede ser puntual, lo siento. Te quiero.
Cinder"
No sabe que hará Charles con ella, ni se le gustara el regalo, pero quiso hacerlo, y tras esa pequeña compra se dirigió a su ruta, una casa en mitad del campo, había oido que había nobles que tenían propiedades a las afueras para retiros y cazar, y eso era lo que iba a hacer, cazar.
Una semana despues:
Tras esos días de retiro en la que volvió a la mansión se bañó, acicaló y anunció al servicio de su regreso y de que fueran a la cabaña donde se alojó, pues afirmando que había sociavilizado con otros cazadores de alta clase había cobrado un par de presas, y sabía que Charles quería para vender las piezas cazadas. En realidad lo hizo sola, pero las apariencias son las apariencias. Miró su sus vestidos, los de colores oscuros le encantaban, pero parecía dar un aspecto lugubre. Desvió su mirada cogiendo un vestido elegante, de colores rosados y violaceos muy claros, adornó su complicado peinado con una flor decorativa para el tocado, rimel, sombra de ojos y carmín en sus labios.
Se puso en camino al hotel, indicando al carruaje el destino, miró el paisaje por la ventana mientras avanzaba, notablemente relajada. Respiró hondo esperando que el cochero indicara la llegada al lujoso hotel, donde se dirigió, esperaba llegar antes de que Charles hubiera decidido o asistiera a cualquier tipo de cita.
Se adentró hasta la lujosa habitación que habitaba el inglés, llamando delicadamente antes de entrar en esta. -Buenos días mi Lord, ¿como se encuentra hoy?.- Dijo de manera suave con una amplia y femenina sonrisa delicada. entrelazando los dedos a u espalda. -Espero que la semana fuera fructifera...¿alguna novedad?- Preguntó curiosa por si él quisiera compartir algo si asi lo deseaba. -Dicen que han abierto un buen restaurante...deberia ir a visitarlo, dicen que la comida es deliciosa.- Comentó distraidamente con tono afable, para despues girarse y buscarlo con la mirada. -Espero que llegará lo que te envié el otro día.
Le daría unos dias, una semana, si tenía razón quizá la semana libre le vendría bien, ella no estaba acostumbrada a esto, clases de comportamiento social correcto, vestidos pastel, peinados complicados, palabras elegantes, lo de su padre, la nueva posición social de su socio, estaba siendo agotador. Quizá no debió haberse puesto tan agresiva, se pellizca el puente de la nariz, dejaría esa semana la mansión, necesitaba unas vacaciones, algo que la quitase todo este estres.
Se marchó del hotel, dejandole su espacio, estaba cabreado, y era culpa de ella, comportandose como una cretina, necesitaba algo que le subiera tanto la adrenalina para desfogar. Se acarició el cuello mientras en la mansión dejó constancia que estaría la semana fuera despues de atender a unos clientes, la reunión fue bastante bien, y volvió a la mansión para dejar el informe de los nuevos clientes apuntados, abrió una pequeña libreta que escondía entre objetos personales, donde hacía apuntes que creía que podrían gustarle a Charles aunque no había encontrado momento de enseñarselos, no eran tan importantes.
Al acabar de poner los asuntos en orden, respiró hondo para tomarse esos días libres, respirar hondo y volver con la mente despejada, él tenia razón, y ella la que estaba algo cegada. Salió en dirección al bosque, conocía una cabaña, la podía usar esos días, respirar aire puro y permitirse entrar en comunión con su lado lobo.
De camino a las afueras se paró en un local donde entró, lleno de relojes elegantes, personalmente los de cuco le encantaban, pediría uno para la mansión, aunque solo sea para desconcertar al inglés cuando lo viese ahí, sonrió divertida observandolo para despues mirar los relojes de bolsillo, había uno dorado muy bonito, se iba a fundir sus ahorros de un plumazo, pero era precioso, al abrirlo se veía los numeros y en el centro los complicados engranajes que se movían cuando cuerda le daban. Suspiró mirandolo y se lo pidió al dependiente a la vez de que lo envolvieran para regalo, seguramente Charles tendría uno mucho más bonito y mucho mejor, para eso era duque, más vió oportuno tener ese detalle con él.
Suspiró y tras envolverlo escribió una nota, y pagó para encargarse que esa misma tarde cuando él volviera se encontrará con la caja con el reloj en su interior y un sobre con una nota dentro que pone:
"Hasta una disculpa puede ser puntual, lo siento. Te quiero.
Cinder"
No sabe que hará Charles con ella, ni se le gustara el regalo, pero quiso hacerlo, y tras esa pequeña compra se dirigió a su ruta, una casa en mitad del campo, había oido que había nobles que tenían propiedades a las afueras para retiros y cazar, y eso era lo que iba a hacer, cazar.
Una semana despues:
Tras esos días de retiro en la que volvió a la mansión se bañó, acicaló y anunció al servicio de su regreso y de que fueran a la cabaña donde se alojó, pues afirmando que había sociavilizado con otros cazadores de alta clase había cobrado un par de presas, y sabía que Charles quería para vender las piezas cazadas. En realidad lo hizo sola, pero las apariencias son las apariencias. Miró su sus vestidos, los de colores oscuros le encantaban, pero parecía dar un aspecto lugubre. Desvió su mirada cogiendo un vestido elegante, de colores rosados y violaceos muy claros, adornó su complicado peinado con una flor decorativa para el tocado, rimel, sombra de ojos y carmín en sus labios.
Se puso en camino al hotel, indicando al carruaje el destino, miró el paisaje por la ventana mientras avanzaba, notablemente relajada. Respiró hondo esperando que el cochero indicara la llegada al lujoso hotel, donde se dirigió, esperaba llegar antes de que Charles hubiera decidido o asistiera a cualquier tipo de cita.
Se adentró hasta la lujosa habitación que habitaba el inglés, llamando delicadamente antes de entrar en esta. -Buenos días mi Lord, ¿como se encuentra hoy?.- Dijo de manera suave con una amplia y femenina sonrisa delicada. entrelazando los dedos a u espalda. -Espero que la semana fuera fructifera...¿alguna novedad?- Preguntó curiosa por si él quisiera compartir algo si asi lo deseaba. -Dicen que han abierto un buen restaurante...deberia ir a visitarlo, dicen que la comida es deliciosa.- Comentó distraidamente con tono afable, para despues girarse y buscarlo con la mirada. -Espero que llegará lo que te envié el otro día.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Re: Negocios y oscuridad (priv. Charles Moncrieff) ♦♦
Una semana después, sucedieron demasiadas cosas para el inglés que está ahora con dos féminas más en la vida que causan estragos. Una de ella que le ayudará a buscar a sus hermanos en su territorio y la otra, que en lugar de ayudar, complica más su existencia. ¿Cómo puede ser que se meta en tantos problemas con tan poco tiempo? Sólo quería tener una reunión con una Baronesa y asistir a una fiesta de disfraces cuando ahora debe ser un hermano mayor y cuidar de alguien que en primera, pareciera que en sus últimas ideas está el querer ser protegida y en segunda, debe buscar a Erik lo más pronto posible para que se haga cargo de sus responsabilidades de hermano mayor y proteger a esta joven que cada vez que pasa tiempo con ella, pareciera que es experta en meterse en problemas.
Luego entonces, cuando Cinder entra a la habitación, Charles está con un par de pajes enviando correspondencia, recibiendo otro tanto de sobres para leer en un sinfín de actividades que le mantienen la mente ocupada y, por lo mismo, su disgusto con la fémina se fue de paseo y puede que no regrese. La observa aún con un pergamino en la mano, con un ademán los pajes se retiran - ocupado, parece que es el santo y seña cuando dicen que van a ver al Duque de Devonshire "ah, pero lleva ésto", "pídele ésto, recuérdale ésto" - mueve la cabeza de derecha a izquierda en tanto observa el pergamino - dame un instante - recobra la línea de pensamiento para escribir con caligrafía pulida, refinada y muy firme el resto de la ordenanza, la firma dejando caer la cera para estampar el sello en ésta.
La envuelve en un lazo de color azul creando un moño para agitar la campanilla, de inmediato uno de los pajes que esperan afuera se introduce en la habitación, a quien le entrega la misiva - pide que la lleven personalmente a Lord Edmund Gladstone en Londres, Inglaterra. Que la reciba el padre de propia mano, que esperen ahí mismo la respuesta. No puede tardar más de una hora en la mansión Gladstone y que me telegrafié lo que conteste lo más pronto posible, tiene libertad para abrir la carta en el telégrafo, no antes - el hombre asiente para irse de ahí. Repitiendo poco a poco todas las instrucciones. En tanto, el inglés se queda pensativo mirando a su alrededor antes de dirigir sus ojos a la licántropa - de acuerdo, iré a ver qué tan bueno es. ¿Dónde está? Y no sé de qué me hablas, no me llegó nada tuyo - se encoge de hombros mirando su rostro extrañado.
Se dirige al escritorio para tomar asiento revisando los sobres que le falta por atender, niega con la cabeza. - ¿Qué me enviaste? En la correspondencia no está y terminé de atender todos los asuntos desde ayer - pregunta interesado apoyando la palma de la mano contra el escritorio - si ya estás aquí, dime, ¿Qué querías decirme? -porque él piensa que le mandó una carta y quizá se perdió en algún lado. Los obsequios que le han enviado están en la habitación contigua, todos acomodados para que él los vea, más ha estado con tantas ocupaciones que ni siquiera se fija en éstos. Ahí, entre algunas pequeñas cajas, está el regalo que Cinder le enviase.
Luego entonces, cuando Cinder entra a la habitación, Charles está con un par de pajes enviando correspondencia, recibiendo otro tanto de sobres para leer en un sinfín de actividades que le mantienen la mente ocupada y, por lo mismo, su disgusto con la fémina se fue de paseo y puede que no regrese. La observa aún con un pergamino en la mano, con un ademán los pajes se retiran - ocupado, parece que es el santo y seña cuando dicen que van a ver al Duque de Devonshire "ah, pero lleva ésto", "pídele ésto, recuérdale ésto" - mueve la cabeza de derecha a izquierda en tanto observa el pergamino - dame un instante - recobra la línea de pensamiento para escribir con caligrafía pulida, refinada y muy firme el resto de la ordenanza, la firma dejando caer la cera para estampar el sello en ésta.
La envuelve en un lazo de color azul creando un moño para agitar la campanilla, de inmediato uno de los pajes que esperan afuera se introduce en la habitación, a quien le entrega la misiva - pide que la lleven personalmente a Lord Edmund Gladstone en Londres, Inglaterra. Que la reciba el padre de propia mano, que esperen ahí mismo la respuesta. No puede tardar más de una hora en la mansión Gladstone y que me telegrafié lo que conteste lo más pronto posible, tiene libertad para abrir la carta en el telégrafo, no antes - el hombre asiente para irse de ahí. Repitiendo poco a poco todas las instrucciones. En tanto, el inglés se queda pensativo mirando a su alrededor antes de dirigir sus ojos a la licántropa - de acuerdo, iré a ver qué tan bueno es. ¿Dónde está? Y no sé de qué me hablas, no me llegó nada tuyo - se encoge de hombros mirando su rostro extrañado.
Se dirige al escritorio para tomar asiento revisando los sobres que le falta por atender, niega con la cabeza. - ¿Qué me enviaste? En la correspondencia no está y terminé de atender todos los asuntos desde ayer - pregunta interesado apoyando la palma de la mano contra el escritorio - si ya estás aquí, dime, ¿Qué querías decirme? -porque él piensa que le mandó una carta y quizá se perdió en algún lado. Los obsequios que le han enviado están en la habitación contigua, todos acomodados para que él los vea, más ha estado con tantas ocupaciones que ni siquiera se fija en éstos. Ahí, entre algunas pequeñas cajas, está el regalo que Cinder le enviase.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Negocios y oscuridad (priv. Charles Moncrieff) ♦♦
Cinder observaba como Charles parecía estar sumamente atareado con sus obligaciones, se hizo a un lado para no irrumpir en el paseo de los pajes que obedecian las peticiones del Duque, Cinder los seguía con la mirada pacientemente, dejandole acabar sus que haceres, mientras se cruzaba de brazos observando por la ventana, para que no se sintiese presionado o que la loba diera señal alguna de impaciencia, asi que respiró hondo mientras le observaba ladeando la cabeza, escuchando como daba unas concisas instrucciones a uno de los pajes, y como este se fue repitiendo lo que había dicho Charles para asegurarse no olvidar nada de lo mandado por el inglés. Despues de parecer acabar todo lo que le atareaba mencionó el restaurante que había dicho Cinder, la morena se giró a mirar distraidamente por la ventana. -Está en el centro, en la calle principal, la verdad que he oido hablar maravillas.- Comentó la licana observandole, aunque no pudo evitar dar una muestra de sorpresa cuando este afirmó que no había llegado de ella, lo que hizo que frunciera el ceño pensando en ir a cantarle las cuarente a los que debieron haberle traido el pequeño regalo.
La licántropa observó como Charles revisaba las cartas buscando por si se le había pasado por alto, lo cual hizo que Cinder enarcara una ceja y negara con la cabeza al comprender que Charles lo que creía era que Cinder le mandó una carta, se quedó sería unos instantes, y volvió a mirar al inglés mientras esbozó una suave sonrisa. -No, no era una carta...era un pequeño paquete, con un detalle dentro.- Comentó, mientras pensó en un principio con cierto fastidio que su regalo se había perdido, más solo dió una pequeña muestra de enfado por ello. -Pensé que sería correcto una disculpa por mi estupido comportamiento de la semana pasada. Asi que...lo siento.- Dijo en tono calmo mientras bajaba la mirada ligeramente, durante unos segundos, finalmente se acercó al duque observandole rozando ligeramente sus dedos con los ajenos. - Llevas un ritmo frenetico, saca tiempo para lo que hacen los hombres tu posición mientras no piedas tu fortuna jugandotelo a las cartas vendría bien un poco de ocio, o te saldran canas.- Aconseja ella mientras olfatea disimuladamente, hacía una semana que no olfateaba el aroma que desprendía el inglés y alzó la mano ignorando de intencionada forma cualquier otro olor que pudiera conservar Charles, para subir su mano y acariciar la barba de este, simplemente acariciando de esa forma el mentón de glacil forma, como una buena dama antes de girarse nuevamente.
Miró de reojo la correspondencía del inglés alzando ligeramente la ceja y ladeo la cabeza antes de mirar nuevamente a Charles. -Vaya...creo que tienes una invitación ahí para opera, nunca he tenido la oportunidad de ir a la opera, pero en los periodicos de la ciudad ponen por las nubes a la soprano...- Comenta de forma dejada, y se queda unos segundos pensativa y mira a Charles frunciendo el ceño. -Me gusta mucho la música.- Dijo como si fuera una novedad, más bien como confundida por ello. -El sonido de los violines es tan relajante...tan dulce...de hecho muchas melodias me calman mucho.- Le confiesa como si eso fuera sumamente extraño, al menos para ella lo era y el modo de vida que tenía antes de conocer a Charles no le había permitido conocer esa singularidad, despues miró nuevamente al inglés y se encogió de hombros. -Que curioso ¿verdad? supongo que eso que dicen de que "la música amansa a las fieras" tiene parte de razón despues de todo.- Se rie finalmente divertida antes de nuevamente entrelazar los dedos a su espalda, supuso que si Charles acudía a estos enventos sería en soledad o en compañías distinguidas, aun había que solucionar la toma de poder en Rumanía, tenía curiosidad por ver como acontecía el ir a ver a su padre despues de tanto tiempo, miró al inglés pensando nuevamente en el detalle que le consiguió a Charles. -Espero que cuando lo veas sea de tu agrado...
La licántropa observó como Charles revisaba las cartas buscando por si se le había pasado por alto, lo cual hizo que Cinder enarcara una ceja y negara con la cabeza al comprender que Charles lo que creía era que Cinder le mandó una carta, se quedó sería unos instantes, y volvió a mirar al inglés mientras esbozó una suave sonrisa. -No, no era una carta...era un pequeño paquete, con un detalle dentro.- Comentó, mientras pensó en un principio con cierto fastidio que su regalo se había perdido, más solo dió una pequeña muestra de enfado por ello. -Pensé que sería correcto una disculpa por mi estupido comportamiento de la semana pasada. Asi que...lo siento.- Dijo en tono calmo mientras bajaba la mirada ligeramente, durante unos segundos, finalmente se acercó al duque observandole rozando ligeramente sus dedos con los ajenos. - Llevas un ritmo frenetico, saca tiempo para lo que hacen los hombres tu posición mientras no piedas tu fortuna jugandotelo a las cartas vendría bien un poco de ocio, o te saldran canas.- Aconseja ella mientras olfatea disimuladamente, hacía una semana que no olfateaba el aroma que desprendía el inglés y alzó la mano ignorando de intencionada forma cualquier otro olor que pudiera conservar Charles, para subir su mano y acariciar la barba de este, simplemente acariciando de esa forma el mentón de glacil forma, como una buena dama antes de girarse nuevamente.
Miró de reojo la correspondencía del inglés alzando ligeramente la ceja y ladeo la cabeza antes de mirar nuevamente a Charles. -Vaya...creo que tienes una invitación ahí para opera, nunca he tenido la oportunidad de ir a la opera, pero en los periodicos de la ciudad ponen por las nubes a la soprano...- Comenta de forma dejada, y se queda unos segundos pensativa y mira a Charles frunciendo el ceño. -Me gusta mucho la música.- Dijo como si fuera una novedad, más bien como confundida por ello. -El sonido de los violines es tan relajante...tan dulce...de hecho muchas melodias me calman mucho.- Le confiesa como si eso fuera sumamente extraño, al menos para ella lo era y el modo de vida que tenía antes de conocer a Charles no le había permitido conocer esa singularidad, despues miró nuevamente al inglés y se encogió de hombros. -Que curioso ¿verdad? supongo que eso que dicen de que "la música amansa a las fieras" tiene parte de razón despues de todo.- Se rie finalmente divertida antes de nuevamente entrelazar los dedos a su espalda, supuso que si Charles acudía a estos enventos sería en soledad o en compañías distinguidas, aun había que solucionar la toma de poder en Rumanía, tenía curiosidad por ver como acontecía el ir a ver a su padre despues de tanto tiempo, miró al inglés pensando nuevamente en el detalle que le consiguió a Charles. -Espero que cuando lo veas sea de tu agrado...
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Re: Negocios y oscuridad (priv. Charles Moncrieff) ♦♦
Al parecer le ha sentado bien a Cinder la semana de vacaciones, toma nota al respecto para enviarla cada vez que vea que las cosas se salen de control. Toma nota del restaurante en el papiro al lado, donde tiene varios conceptos anotados cual lluvia de ideas para recordarse después - bien, lo tomaré en cuenta - sigue escuchando lo que tiene por comentar, hasta que le indica que era un paquete. ¿Es rubor lo que cubre el rostro y parte del cuello del varón? Eso pareciera porque su culpabilidad se denota en esa explosión de su traicionero cuerpo en tanto baja la cabeza pasando el músculo bucal por sus labios para lubricarlos. Tiene dos semanas que los obsequios son acumulados como si fueran granos de arena en un reloj, tarde que temprano tendrá que empezar a abrirlos.
Levantarse para dirigir sus pasos hacia la mesa de regalos se vería demasiado mal. ¿Verdad? Así que permanece en la silla pensando en qué será lo que le envió y para qué. Al escuchar su voz y la razón del obsequio, mueve la cabeza de diestra a siniestra un par de veces - ambos estábamos tensos, así que déjalo por la paz - concilia porque cierto es que le incordia estar de malas con ella. Aún recuerda que se fue a con otro, más en lugar de ello, espera divertido saber qué tal te fue - espero te haya ido bien y fueran placenteras tus horas fuera del trabajo - le restriega a sabiendas de lo que puede provocar en ella sin temer a su reacción. Porque es así, sabe bien que para superarlo habría de encontrarse a alguien más retorcido que el Duque.
Deja que le roce los dedos en tanto escucha sus palabras - me aburriría como siguiera tus consejos, me crecería la panza y tragaría como cerdo, prefiero seguir así. De todas formas el ritmo de trabajo bajó, he encontrado todo lo que necesitaba para acorrientar las finanzas y la contabilidad del ducado, estoy del otro lado, puedo darme al ocio en sus limitaciones, por supuesto - se recarga mejor en el asiento mirando con aprobación el atuendo de la fémina. Parece que va escuchando sus consejos, lo cual es fantástico, dejará de pelearse por todo y por nada como siga así. La cordialidad es la parte más fundamental de esta relación entre ambos, espera que ella lo entienda tarde que temprano.
Deja que le toque, el olor del humano está mezclado con uno femenino que predomina de no ser porque los del propio Duque están exentos de las hormonas propias del deseo sexual. Si está cerca de otra fémina, es una que no le causa interés carnal. Entrecierra los ojos disfrutando de su caricia hasta que desvía la atención de él a la correspondencia. La invitación a la ópera. Llena los pulmones de aire hinchando el pecho haciendo una mueca hasta que ella le aclara que le gusta ir. Se queda pensativo - cuando puedas salir conmigo con mayor soltura, te llevaré cada mes - promete sabiendo que cumplirá con la promesa. Es una noche cada treinta días, por lo que sería fácil deshacerse de sus ocupaciones - ¿Cómo va eso, por cierto? ¿Sabes si se entregó la carta? - quizá por la distancia todavía siga en camino a Rumania.
Se talla el ojo diestro con la palma cuando vuelve a mencionar el dichoso paquete, su rostro forma el típico gesto Moncrieff antes de ponerse en pie para acercarse a la siguiente habitación mirando la mesa. No, todos los regalos que están sobre la mesa, en el piso, en algunos sillones. Exhala un sonido exasperado para voltear a mirarla - ¿Cuál de todos es el tuyo? Me parece que ahora que soy Duque muchos buscan congraciarse conmigo, tendré que catalogar y distribuir las tarjetas de agradecimiento ¿Querrías hacerte cargo? A menos que sea algo que realmente me interese, poca es la atención que les presto. Siempre quieren algo a cambio - su tono es arisco en tanto su culo se apoya en el reposabrazos de un sillón tomando una caja para abrirla. Su contenido son habanos de la mejor calidad, sonríe contento, sacando uno, pasando el largo por su nariz para aspirar el perfecto aroma - bien, como sigan así, me pensaré en darles algo - toma la tarjeta para leerla.
Asiente al saber de dónde proviene dejando dentro de la caja la mencionada tarjeta cuando Cinder le acerca el obsequio - nunca daría con él - confiesa haciendo espacio en el sillón para tomar asiento jalando la mano de la licántropa para sentarla sobre su regazo abriendo la caja frente a ella, con su peso sobre el suyo - veamos - saca el reloj mirándolo con curiosidad, tanteando el peso de éste antes de asentir - es muy bello, gracias - besa sus labios un instante sintiéndose relajado. El aroma de la otra fémina está sobre su cuello y su hombro, como si hubiera depositado la cabeza en éste. Estuvo muy temprano con Arden para asegurarse de que se acostaría tras una noche intensa de cacería al parecer. Incluso, se hizo cargo de algunas de sus heridas antes de ir al hotel para acicalarse y seguir el día. Por eso, la huella del olor de ésta en él. - Te lo agradeceré llevándote al restaurante, el martes de la próxima semana tengo libre. Por supuesto, si te viene bien - le mira a sus ojos sonriendo de lado, está más relajado, puede disfrutar de su compañía. De su fragancia refinada y del tacto de la tela que le envuelve.
Levantarse para dirigir sus pasos hacia la mesa de regalos se vería demasiado mal. ¿Verdad? Así que permanece en la silla pensando en qué será lo que le envió y para qué. Al escuchar su voz y la razón del obsequio, mueve la cabeza de diestra a siniestra un par de veces - ambos estábamos tensos, así que déjalo por la paz - concilia porque cierto es que le incordia estar de malas con ella. Aún recuerda que se fue a con otro, más en lugar de ello, espera divertido saber qué tal te fue - espero te haya ido bien y fueran placenteras tus horas fuera del trabajo - le restriega a sabiendas de lo que puede provocar en ella sin temer a su reacción. Porque es así, sabe bien que para superarlo habría de encontrarse a alguien más retorcido que el Duque.
Deja que le roce los dedos en tanto escucha sus palabras - me aburriría como siguiera tus consejos, me crecería la panza y tragaría como cerdo, prefiero seguir así. De todas formas el ritmo de trabajo bajó, he encontrado todo lo que necesitaba para acorrientar las finanzas y la contabilidad del ducado, estoy del otro lado, puedo darme al ocio en sus limitaciones, por supuesto - se recarga mejor en el asiento mirando con aprobación el atuendo de la fémina. Parece que va escuchando sus consejos, lo cual es fantástico, dejará de pelearse por todo y por nada como siga así. La cordialidad es la parte más fundamental de esta relación entre ambos, espera que ella lo entienda tarde que temprano.
Deja que le toque, el olor del humano está mezclado con uno femenino que predomina de no ser porque los del propio Duque están exentos de las hormonas propias del deseo sexual. Si está cerca de otra fémina, es una que no le causa interés carnal. Entrecierra los ojos disfrutando de su caricia hasta que desvía la atención de él a la correspondencia. La invitación a la ópera. Llena los pulmones de aire hinchando el pecho haciendo una mueca hasta que ella le aclara que le gusta ir. Se queda pensativo - cuando puedas salir conmigo con mayor soltura, te llevaré cada mes - promete sabiendo que cumplirá con la promesa. Es una noche cada treinta días, por lo que sería fácil deshacerse de sus ocupaciones - ¿Cómo va eso, por cierto? ¿Sabes si se entregó la carta? - quizá por la distancia todavía siga en camino a Rumania.
Se talla el ojo diestro con la palma cuando vuelve a mencionar el dichoso paquete, su rostro forma el típico gesto Moncrieff antes de ponerse en pie para acercarse a la siguiente habitación mirando la mesa. No, todos los regalos que están sobre la mesa, en el piso, en algunos sillones. Exhala un sonido exasperado para voltear a mirarla - ¿Cuál de todos es el tuyo? Me parece que ahora que soy Duque muchos buscan congraciarse conmigo, tendré que catalogar y distribuir las tarjetas de agradecimiento ¿Querrías hacerte cargo? A menos que sea algo que realmente me interese, poca es la atención que les presto. Siempre quieren algo a cambio - su tono es arisco en tanto su culo se apoya en el reposabrazos de un sillón tomando una caja para abrirla. Su contenido son habanos de la mejor calidad, sonríe contento, sacando uno, pasando el largo por su nariz para aspirar el perfecto aroma - bien, como sigan así, me pensaré en darles algo - toma la tarjeta para leerla.
Asiente al saber de dónde proviene dejando dentro de la caja la mencionada tarjeta cuando Cinder le acerca el obsequio - nunca daría con él - confiesa haciendo espacio en el sillón para tomar asiento jalando la mano de la licántropa para sentarla sobre su regazo abriendo la caja frente a ella, con su peso sobre el suyo - veamos - saca el reloj mirándolo con curiosidad, tanteando el peso de éste antes de asentir - es muy bello, gracias - besa sus labios un instante sintiéndose relajado. El aroma de la otra fémina está sobre su cuello y su hombro, como si hubiera depositado la cabeza en éste. Estuvo muy temprano con Arden para asegurarse de que se acostaría tras una noche intensa de cacería al parecer. Incluso, se hizo cargo de algunas de sus heridas antes de ir al hotel para acicalarse y seguir el día. Por eso, la huella del olor de ésta en él. - Te lo agradeceré llevándote al restaurante, el martes de la próxima semana tengo libre. Por supuesto, si te viene bien - le mira a sus ojos sonriendo de lado, está más relajado, puede disfrutar de su compañía. De su fragancia refinada y del tacto de la tela que le envuelve.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Negocios y oscuridad (priv. Charles Moncrieff) ♦♦
Cinder observaba a Charles, había sentido la necesidad de disculparse, simplemente lo creía así, mientras parece que el inglés lo entendió, y no...a él no le vió tenso precisamente, el olor que transmitia era otro, pero no va discutir por miniedades, más cuando restregó las palabras que ella le dijera con objetivo de buscar reacción de él hizo que Cinder arqueara la ceja, más no entró en provocación alguna, más bien negó con la cabeza. -Bueno, correr por el bosque siempre hace que una desfogar, y aullar un poco aunque no sea luna llena.- Comentó indicandole que finalmente no se había ido con nadie, más sonrió de manera divertida. -Aunque he de admitir que la forma en la que estaba me quitaría bastante glamour, asi que vamos a dejar algunos detalles al misterio para seguir siendo encantadora.- Dijo divertida la loba guiñandole un ojo con coqueteo antes de reirse finalmente, efectivamente en luna llena conseguía la forma licana, pero mientras tanto cuando tenía sobre excitación la forma de glabro podía aparecerse, y muy pocos la habían visto en esa forma se cuidaba muy mucho de no mostrarla, pero se rió al imaginarse la cara que pondría Charles si viera esa forma mas humana que bestia.
No pudo evitar dar una risotada cuando escuchó que si siguiera esos consejo se pondría gordo y perdería el atractivo, a lo que Cinder dió una risilla engreida. -Es cierto, asi eres mucho más apetecible duque.- Respondió con suma seguridad en sus palabras mientras seguía jugando con un mechon de su pelo, más la respuesta esperada llegó a sus oidos, no le era nada estraño ni ajeno que las palabras de que la sacaría a ver la opera o el teatro cuando pudiera salir con él, suave forma de decir que aun no estaba a la altura, y la importancia del que diran, má la licana no se mostró molesta por ello, sabía bien como funcionaba el ingles desde que alcanzó el cargo de noble. Simplemente meneo la cabeza.
-Aun no recibí noticias, espero que no tarden mucho más la verdad que la impaciencia me empieza a ganar batalla.- Responde finalmente aunque con cierto aire relajado, no quería ni alterarse ni transmitirle ese nerviosismo al duque que bastante tenía ya para ponerle también alterado un licántropo conde a kilometros de París.
Le acompaña para buscar el regalo cuando le recuerda, más pone cara de sorpresa al llegar a la siguiente habitación, si, muchos parecen querer lamerle los huevos ahora que es duque, y antes seguramente le habrían escupido a la cara, desde luego el interes de algunos era demasiado visible, había regalos de todo tipo, unos puros sin duda era algo acertado, Cinder enarcó la ceja antes de dar con su paquete y entregarselo, viendo con gratificación que el inglés apreció el regalo, siempre se imaginaba a los ingleses refinados con un reloj de bolsillo, quizá un cliché pero a ella pensó que le gustaría y a juzgar por su comportamiento no se vió decepcionada, y si que parecía gustarle.
Más estando sentada sobre su regazo al besarle el aroma que le llegó no era solo el de Charles, si no el de otra femeina, la cual olía estrañamente bien, no lo iba a negar, de hecho ella despues pasó su nariz cerca del cuello de Charles cogiendo mejor el aroma al hacerlo, incluso sonriendo maliciosa antes de alargar la lengua para dar una suave lamida en el cuello del hombre antes de mirar uno de los montones de regalos que tenía. -Me encantará ir a cenar con mi socio favorito.- Mientras seguía acariciando con su diesta la barbilla de Charles a traves de la barba.
-¡Oh-oh! Ese nombre me suena.- Dijo señalando uno de los regalos - Si, tienes un paquete de Lord Westenra...es inglés como tú, en el pasado he trabajado para él, y nada bueno me temo...he de advertirte, si te envia un regalo es que quiere algo de tí o algo que tengas tú, riquezas...tierras...es peligroso..contratada por él he matado a un par de hombres de familia adinerada. -Entrecierra los ojos con desconfianza. - Querrá hacer negocios contigo, sacarte algo que le interese, cuando le dejes de ser util o si no le das lo que quiere...seguramente te querra quitar del medio.- Mostró desagrado, había sido uno de sus clientes más no le gustaba, ese aire superior y tratarla como si solo fuera un florero o su unica utilidad fuera complacerle, menos mal que con lo que pagaba bien merecía soportarlo un rato. - He oido que una de las veces a un lord que no le dió lo que él quería le hundio en la miseria de la forma más cruel que se imagina uno, el hijo de su rival era...homosexual...y bueno, sacó a relucir eso y provocó que el muchacho se suicidase, el lord quedó tan hundido en la miseria que Lord Westenra solo tuvo que dar el golpe de gracia, asi que ten cuidado...-Comenta la morena mirando con recelo, claro que ahora Westenra no volverá a contratarla, pero seguro que ella no era el único contacto para eliminar gente que le incordie.
No pudo evitar dar una risotada cuando escuchó que si siguiera esos consejo se pondría gordo y perdería el atractivo, a lo que Cinder dió una risilla engreida. -Es cierto, asi eres mucho más apetecible duque.- Respondió con suma seguridad en sus palabras mientras seguía jugando con un mechon de su pelo, más la respuesta esperada llegó a sus oidos, no le era nada estraño ni ajeno que las palabras de que la sacaría a ver la opera o el teatro cuando pudiera salir con él, suave forma de decir que aun no estaba a la altura, y la importancia del que diran, má la licana no se mostró molesta por ello, sabía bien como funcionaba el ingles desde que alcanzó el cargo de noble. Simplemente meneo la cabeza.
-Aun no recibí noticias, espero que no tarden mucho más la verdad que la impaciencia me empieza a ganar batalla.- Responde finalmente aunque con cierto aire relajado, no quería ni alterarse ni transmitirle ese nerviosismo al duque que bastante tenía ya para ponerle también alterado un licántropo conde a kilometros de París.
Le acompaña para buscar el regalo cuando le recuerda, más pone cara de sorpresa al llegar a la siguiente habitación, si, muchos parecen querer lamerle los huevos ahora que es duque, y antes seguramente le habrían escupido a la cara, desde luego el interes de algunos era demasiado visible, había regalos de todo tipo, unos puros sin duda era algo acertado, Cinder enarcó la ceja antes de dar con su paquete y entregarselo, viendo con gratificación que el inglés apreció el regalo, siempre se imaginaba a los ingleses refinados con un reloj de bolsillo, quizá un cliché pero a ella pensó que le gustaría y a juzgar por su comportamiento no se vió decepcionada, y si que parecía gustarle.
Más estando sentada sobre su regazo al besarle el aroma que le llegó no era solo el de Charles, si no el de otra femeina, la cual olía estrañamente bien, no lo iba a negar, de hecho ella despues pasó su nariz cerca del cuello de Charles cogiendo mejor el aroma al hacerlo, incluso sonriendo maliciosa antes de alargar la lengua para dar una suave lamida en el cuello del hombre antes de mirar uno de los montones de regalos que tenía. -Me encantará ir a cenar con mi socio favorito.- Mientras seguía acariciando con su diesta la barbilla de Charles a traves de la barba.
-¡Oh-oh! Ese nombre me suena.- Dijo señalando uno de los regalos - Si, tienes un paquete de Lord Westenra...es inglés como tú, en el pasado he trabajado para él, y nada bueno me temo...he de advertirte, si te envia un regalo es que quiere algo de tí o algo que tengas tú, riquezas...tierras...es peligroso..contratada por él he matado a un par de hombres de familia adinerada. -Entrecierra los ojos con desconfianza. - Querrá hacer negocios contigo, sacarte algo que le interese, cuando le dejes de ser util o si no le das lo que quiere...seguramente te querra quitar del medio.- Mostró desagrado, había sido uno de sus clientes más no le gustaba, ese aire superior y tratarla como si solo fuera un florero o su unica utilidad fuera complacerle, menos mal que con lo que pagaba bien merecía soportarlo un rato. - He oido que una de las veces a un lord que no le dió lo que él quería le hundio en la miseria de la forma más cruel que se imagina uno, el hijo de su rival era...homosexual...y bueno, sacó a relucir eso y provocó que el muchacho se suicidase, el lord quedó tan hundido en la miseria que Lord Westenra solo tuvo que dar el golpe de gracia, asi que ten cuidado...-Comenta la morena mirando con recelo, claro que ahora Westenra no volverá a contratarla, pero seguro que ella no era el único contacto para eliminar gente que le incordie.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Re: Negocios y oscuridad (priv. Charles Moncrieff) ♦♦
¡Claro, claro! ¿Ahora piensa que le va a creer que no se fue con un tipo a revolcarse? La diferencia es que callará sus comentarios. Escucha lo que dice que estuvo haciendo, su respuesta es un movimiento de arriba a abajo en señal de aceptación, si ella quiere que le siga la corriente, lo hará sin problemas. En su trato, los celos, la posesividad, la territorialidad son impensables. El derecho no existe, así de sencillo y brutal. Por lo que ignora todos los detalles en tanto sigue atento a lo que tiene que decir. El guiño y la risa son observados por el Duque que calla con sonrisa ladeada. El coqueteo es aceptado, borrón y cuenta nueva dicen algunos. Además, está cansado de estar peleando con ella por todo y por nada. Porque sí, porque no y por si las dudas. Ya basta, ya fue suficiente.
Es lo de la carta lo que le cambia el sentido del pensamiento - tampoco se puede exigir demasiado, Cinder. Ni siquiera transcurrieron dos semanas, tardará su tiempo en llegar hasta Rumania y es impensable mandarla por telégrafo, cualquiera puede leer semejante mensaje y mejor dejarlo así - eso sería un escándalo mayúsculo. Armarse de paciencia es la mejor opción. Es un asunto delicado, dar un paso en falso sería mortal para cualquiera de los involucrados. Como el licántropo rumano se arrepienta de tener progenie, Cinder estará en peligro. Por más que le haya dicho que su padre estaba empeñado en su descendencia, le parece extraño que sólo la buscara una vez y tras morderla, se olvidara de ella. Eso no es normal para un lobo. Ha investigado al respecto, sabe que están a favor de la manada, mientras más fuerte sea ésta, mejor será la manera de atacar y defenderse.
Sentado con ella en su regazo, admirando su obsequio, asiente distraído por su lengua recorriendo su cuello. Cierra los ojos echando atrás la cabeza tomando unos instantes de relajación en su ajetreada vida. Una que está a punto de regularizarse, le faltan tres asuntos importantes a solucionar y tras ello, el ocio controlado. Es decir, ocupaciones básicas que puede limitar a horarios y el resto del tiempo será suyo para hacer lo que le plazca. Incluso ponerse gordo. - Dije a comer, a almorzar, no a cenar. A las dos ¿Te parece bien? - aclara porque lo que menos desea es que le altere sus horarios. Saca el reloj que está usando del bolsillo de la levita para desenganchar la larga cadena guardándolo en la caja para enganchar ahora el nuevo. Lo sopesa de nuevo observándolo con complacencia para meterlo en su sitio.
Le atrapa la atención ¿Lord Westenra? Sus ojos cobalto se fijan en ella en tanto escucha sin perder una sola palabra. El típico gesto Moncrieff aparece en su rostro - con que un idiota. ¿Tienes pruebas de su participación? Podría voltear la situación. Pide que lo investiguen, que saquen sus trapitos sucios para dar la orden de captura. Fingiré atender sus peticiones en tanto haces eso. Seguro que tiene una larga y retorcida cola que pueda pisarse, de la cual jalar para cortar su cabeza. Sujetos así es de los que me cuido ahora ¿Entiendes por qué no es tan fácil encontrar alguien que me ayude? - su mente se sumerge en varias posibilidades. - Tengo que hacer algunas cosas todavía ¿Te parece si me ayudas a clasificar todo ésto? Los habanos, licores y objetos que puedan servirme de un lado. Del otro lo que carezca de importancia. Cuando termine y aunque tú tengas todavía qué hacer, te propongo irnos a cabalgar, necesito aire - besa su nariz dándole una palmada en el culo para incitarla a empezar.
Se incorpora ayudando a la fémina a hacerlo - a menos que tengas algo qué hacer, por supuesto - como que de pronto le surge esa idea. Como si se hubiera olvidado que Cinder también es su socia.
Es lo de la carta lo que le cambia el sentido del pensamiento - tampoco se puede exigir demasiado, Cinder. Ni siquiera transcurrieron dos semanas, tardará su tiempo en llegar hasta Rumania y es impensable mandarla por telégrafo, cualquiera puede leer semejante mensaje y mejor dejarlo así - eso sería un escándalo mayúsculo. Armarse de paciencia es la mejor opción. Es un asunto delicado, dar un paso en falso sería mortal para cualquiera de los involucrados. Como el licántropo rumano se arrepienta de tener progenie, Cinder estará en peligro. Por más que le haya dicho que su padre estaba empeñado en su descendencia, le parece extraño que sólo la buscara una vez y tras morderla, se olvidara de ella. Eso no es normal para un lobo. Ha investigado al respecto, sabe que están a favor de la manada, mientras más fuerte sea ésta, mejor será la manera de atacar y defenderse.
Sentado con ella en su regazo, admirando su obsequio, asiente distraído por su lengua recorriendo su cuello. Cierra los ojos echando atrás la cabeza tomando unos instantes de relajación en su ajetreada vida. Una que está a punto de regularizarse, le faltan tres asuntos importantes a solucionar y tras ello, el ocio controlado. Es decir, ocupaciones básicas que puede limitar a horarios y el resto del tiempo será suyo para hacer lo que le plazca. Incluso ponerse gordo. - Dije a comer, a almorzar, no a cenar. A las dos ¿Te parece bien? - aclara porque lo que menos desea es que le altere sus horarios. Saca el reloj que está usando del bolsillo de la levita para desenganchar la larga cadena guardándolo en la caja para enganchar ahora el nuevo. Lo sopesa de nuevo observándolo con complacencia para meterlo en su sitio.
Le atrapa la atención ¿Lord Westenra? Sus ojos cobalto se fijan en ella en tanto escucha sin perder una sola palabra. El típico gesto Moncrieff aparece en su rostro - con que un idiota. ¿Tienes pruebas de su participación? Podría voltear la situación. Pide que lo investiguen, que saquen sus trapitos sucios para dar la orden de captura. Fingiré atender sus peticiones en tanto haces eso. Seguro que tiene una larga y retorcida cola que pueda pisarse, de la cual jalar para cortar su cabeza. Sujetos así es de los que me cuido ahora ¿Entiendes por qué no es tan fácil encontrar alguien que me ayude? - su mente se sumerge en varias posibilidades. - Tengo que hacer algunas cosas todavía ¿Te parece si me ayudas a clasificar todo ésto? Los habanos, licores y objetos que puedan servirme de un lado. Del otro lo que carezca de importancia. Cuando termine y aunque tú tengas todavía qué hacer, te propongo irnos a cabalgar, necesito aire - besa su nariz dándole una palmada en el culo para incitarla a empezar.
Se incorpora ayudando a la fémina a hacerlo - a menos que tengas algo qué hacer, por supuesto - como que de pronto le surge esa idea. Como si se hubiera olvidado que Cinder también es su socia.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Negocios y oscuridad (priv. Charles Moncrieff) ♦♦
La licana asintió, con el tema de la carta tocaba guardar paciencia, tenía que controlar los nervios que ocasionaba tener la respuesta, había muchas posibilidades de reacción por parte de su padre, no todas buenas, también podría tener una reacción furiosa, esperaba que no, o si se mostraba disgustado habría que jugar las cartas que ya había jugado en otras ocasiones, tratar de ganarse su confianza de otras formas, Charles no lo sabía pero realmente Cinder estaba barajeando muchisimas posibilidades, pero Cinder no iba a dejar pasar la oportunidad, aunque eso significase mostrarle la tripa a su padre a modo sumisión, que sin duda eso era una de las cosas que exigiría.
Bien sabía que en rumanía había varias manadas de licanos, aunque eso se enteró despues de convertirse, y entre ellos se mostraban la sumisión de manera tan animal como cabía esperar, y generalmente se mostraba de esa forma hincando rodilla ante el otro licano reconociendo a este como alfa, y Cinder no descartaba esa posibilidad de tener que hacerlo.
Estaba dispuesta a soportar el dejarse ganar aunque su loba interior no le gustase la idea, pero el premio era la compañia de Charles, asi que valía la pena. Hasta ella le sorprendía lo que hacía por ese humano, pero tenía algo sumamente adictivo para ella, esa personalidad tan estraña, aunque quizá propia de alguien que no terminaba de estar sano mentalmente del todo. Psicotico tal vez sería la palabra que a veces definia al inglés, sin embargo la loba amplió una sonrisa observandole, no hacía falta por las señalas no fisicas que daba su cuerpo para mostrarse que no la terminaba de creer, se sorprendería el inglés las pocas veces que la licana le mentía pero no lo mencionó, no era necesario, solo suspiró. -Ansio ver que tiene que responder mi padre a eso.- Respondió al fin la licana devolviendo sus pensamientos al presente, paciencia, todo era cuestión de ello.
Centrandose nuevamente en él donde ella estaba sentada aun en su regazo olfateando suavemente su cuello notandole que ahora se encontraba relajado, y ese olor a otra dama que desprendía que era extrañamente agradable. Paseó su lengua por sus propios labios. -Es una buena hora.- Respondió en referente a la hora de ir a comer el proximo martes, mientras deslizaba sus manos dibujando la musculatura de Charles a traves de los ropajes del inglés.
Más para agrado de la licana prestó atención a lo que tenía que decirle de Lord Westenra, a la licántropa no le agradaba ese tipo y sabíendo que podría ponerse de proximo objetivo destruir al duque no le hacía la menor gracia, ella lo solucionaría de una forma sencilla, ahora que cada vez que el don de Gaia iba mejor, colarse en su mansión y deleitarse con la carne de él y de los suyos, pero eso llamaría a la inquisición a voces, y Cinder había hecho un gran trabajo esquivandolos durante tanto tiempo, quizá suerte o quizá que se supo cuidar de ellos lo suficiente para no llamar la atención. Miró a Charles escuchando las peticiones que tenía para ello despues de lo que le dijo de ese maldito Lord que había mandado regalo a Charles.
-Las pruebas que tengo es que mandó todo eso cuando me contrató para intimidar a uno de alta cuna, y al día siguiente salió en el periodico el suicidio del hijo de su rival. Y curiosamente a la semana siguiente su negoció se amplio absorviendo el negocio de su rival, es un estratega.- Advirtió Cinder pensativa, mordiendose el labio inferior con el ceño fruncido pensativa, asintió mirando a Charles, investigaría de manera minuciosa para darle un buen informe a Charles, mientras asentia cuando Charles aplicó que ese tipo de persona era de los que se cuidaba y con razón. Hora de buscar airearle las cosas. La licana sonrió con malicia y asintió a los pedidos de Charles, sintiendo ese pequeño a beso y ese azote como un motivo para aplicarse en lo que hacer. -Tranquilo, cuando acabes esto estara ya seleccionado, y mandaré que investiguen a Lord Westenra.
-Tranquilo, me dara tiempo a todo esto, un poco de organización y estó estara listo a la tarde.- Dice poneiendose manos a la obra pidiendo que vengan un par de sirvientes mientras ella dirigia que iba a que lado, por supuesto, licores, tabaco, y algunos obsequios de valor se quedaba, las baratijas aparentes eran descartadas.
Mientras pidió que a su vez trajera los archivos que tenían del negocio, e ir revisiandolo mientras los sirvientes colocaban las cosas que querría Charles y las que no, sin duda había ahora mucha lagarta detras de Charles, incluso algunas casadas.
Mientras Cinder arqueaba la ceja leyendo las presas que elegian los nuevos unidos al coto de caza. Sin duda algunas peticiones se estaban volviendo muy oscuras y Charles debía empezar a conocerlas para actuar en consecuencia o dar su opinión, clasificaba esos socios del coto que eran mas retorcidos, y trataba de tener todo acabado para cuando Charles volviese, despues a la noche buscaria más cosas entre Westenra y seguir buscando a los hermanos de Charles. Sin duda el trabajo se complicaba. -Vaya, vaya...algunos darían miedo si mostrasen su verdadera cara....Charles tiene que saber esto..- Comentaba para si misma pensativa, mientras de vez en cuando alzaba la vista mirando que todo estuviera correctamente solicitado. -Bien, quieron que lleven los licores a su sitio los de calidad...los otros se desechan, el vino a las bodega, los libros a la biblioteca, si alguno esta repetido o es demasiado simple sería bueno donarlos a la biblioteca, que se note que Lord Moncrieff es alguien altruista, Esos cuadros se guardan, aquellos dejarlos ahí debo consultar con el lord.- Dice dando instruciones de manera severa.
Bien sabía que en rumanía había varias manadas de licanos, aunque eso se enteró despues de convertirse, y entre ellos se mostraban la sumisión de manera tan animal como cabía esperar, y generalmente se mostraba de esa forma hincando rodilla ante el otro licano reconociendo a este como alfa, y Cinder no descartaba esa posibilidad de tener que hacerlo.
Estaba dispuesta a soportar el dejarse ganar aunque su loba interior no le gustase la idea, pero el premio era la compañia de Charles, asi que valía la pena. Hasta ella le sorprendía lo que hacía por ese humano, pero tenía algo sumamente adictivo para ella, esa personalidad tan estraña, aunque quizá propia de alguien que no terminaba de estar sano mentalmente del todo. Psicotico tal vez sería la palabra que a veces definia al inglés, sin embargo la loba amplió una sonrisa observandole, no hacía falta por las señalas no fisicas que daba su cuerpo para mostrarse que no la terminaba de creer, se sorprendería el inglés las pocas veces que la licana le mentía pero no lo mencionó, no era necesario, solo suspiró. -Ansio ver que tiene que responder mi padre a eso.- Respondió al fin la licana devolviendo sus pensamientos al presente, paciencia, todo era cuestión de ello.
Centrandose nuevamente en él donde ella estaba sentada aun en su regazo olfateando suavemente su cuello notandole que ahora se encontraba relajado, y ese olor a otra dama que desprendía que era extrañamente agradable. Paseó su lengua por sus propios labios. -Es una buena hora.- Respondió en referente a la hora de ir a comer el proximo martes, mientras deslizaba sus manos dibujando la musculatura de Charles a traves de los ropajes del inglés.
Más para agrado de la licana prestó atención a lo que tenía que decirle de Lord Westenra, a la licántropa no le agradaba ese tipo y sabíendo que podría ponerse de proximo objetivo destruir al duque no le hacía la menor gracia, ella lo solucionaría de una forma sencilla, ahora que cada vez que el don de Gaia iba mejor, colarse en su mansión y deleitarse con la carne de él y de los suyos, pero eso llamaría a la inquisición a voces, y Cinder había hecho un gran trabajo esquivandolos durante tanto tiempo, quizá suerte o quizá que se supo cuidar de ellos lo suficiente para no llamar la atención. Miró a Charles escuchando las peticiones que tenía para ello despues de lo que le dijo de ese maldito Lord que había mandado regalo a Charles.
-Las pruebas que tengo es que mandó todo eso cuando me contrató para intimidar a uno de alta cuna, y al día siguiente salió en el periodico el suicidio del hijo de su rival. Y curiosamente a la semana siguiente su negoció se amplio absorviendo el negocio de su rival, es un estratega.- Advirtió Cinder pensativa, mordiendose el labio inferior con el ceño fruncido pensativa, asintió mirando a Charles, investigaría de manera minuciosa para darle un buen informe a Charles, mientras asentia cuando Charles aplicó que ese tipo de persona era de los que se cuidaba y con razón. Hora de buscar airearle las cosas. La licana sonrió con malicia y asintió a los pedidos de Charles, sintiendo ese pequeño a beso y ese azote como un motivo para aplicarse en lo que hacer. -Tranquilo, cuando acabes esto estara ya seleccionado, y mandaré que investiguen a Lord Westenra.
-Tranquilo, me dara tiempo a todo esto, un poco de organización y estó estara listo a la tarde.- Dice poneiendose manos a la obra pidiendo que vengan un par de sirvientes mientras ella dirigia que iba a que lado, por supuesto, licores, tabaco, y algunos obsequios de valor se quedaba, las baratijas aparentes eran descartadas.
Mientras pidió que a su vez trajera los archivos que tenían del negocio, e ir revisiandolo mientras los sirvientes colocaban las cosas que querría Charles y las que no, sin duda había ahora mucha lagarta detras de Charles, incluso algunas casadas.
Mientras Cinder arqueaba la ceja leyendo las presas que elegian los nuevos unidos al coto de caza. Sin duda algunas peticiones se estaban volviendo muy oscuras y Charles debía empezar a conocerlas para actuar en consecuencia o dar su opinión, clasificaba esos socios del coto que eran mas retorcidos, y trataba de tener todo acabado para cuando Charles volviese, despues a la noche buscaria más cosas entre Westenra y seguir buscando a los hermanos de Charles. Sin duda el trabajo se complicaba. -Vaya, vaya...algunos darían miedo si mostrasen su verdadera cara....Charles tiene que saber esto..- Comentaba para si misma pensativa, mientras de vez en cuando alzaba la vista mirando que todo estuviera correctamente solicitado. -Bien, quieron que lleven los licores a su sitio los de calidad...los otros se desechan, el vino a las bodega, los libros a la biblioteca, si alguno esta repetido o es demasiado simple sería bueno donarlos a la biblioteca, que se note que Lord Moncrieff es alguien altruista, Esos cuadros se guardan, aquellos dejarlos ahí debo consultar con el lord.- Dice dando instruciones de manera severa.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Fecha de inscripción : 15/03/2018
Re: Negocios y oscuridad (priv. Charles Moncrieff) ♦♦
Si las circunstancias que envuelven a Lord Westenra son demasiado peculiares, su siguiente movimiento será aparentar que todo va bien para el sujeto, que es uno más de los tantos que hizo perder en sus jugarretas. Que quite sospechas de la astucia del León de Devonshire es la parte más importante. Que jugueteé con la idea de dominar su psique, que puede contrarrestar cualquier acción, la parte fundamental. Aparentar es en ocasiones lo más difícil porque para ello, todos los actos tienen que ser perfectos. Cuadrar el plan será justo la parte más delicada de todo y cuando sea así, en el instante en que las circunstancias empiecen a tomar forma como si fueran pequeñas piezas de un puzzle, hacer que encajen será la parte más fácil de todas. Si hay algo que distingue a Charles, es justo su forma de maniobrar con el tablero para que los peones vayan a por las piezas más álgidas.
Ser un desconocido dentro de la realeza da puntos a favor. Si investigase la clase de hombre que es, Lord Westenra se pensaría de provocar al León de Devonshire. Se abstendría dando media vuelta de inmediato para buscar presas y no depredadores. Entendería justo lo que muchos notan cuando es demasiado tarde. Que el inglés es capaz de arrancar de un solo bocado la cabeza y parte del tórax de aquéllos que se atreven siquiera a tocar lo que considera suyo. Su existencia es entonces la parte medular de todo ésto. ¿Acaso piensa ese idiota que es capaz siquiera de rasguñar lo que todo este tiempo estuvo resguardando? Le parece que si bien ha mandado cortar la cabeza de uno de los Lords, pareciera que estuvo obedeciendo las órdenes de la Corona y dio a entender que es incapaz de hacer un plan por sí mismo.
De eso se aprovechará. Así, en tanto sigue haciendo algunas labores propias de su cargo, permite que Cinder clasifique todos los regalos al tiempo que manda llamar a Alfred a puerta cerrada. En cuanto el maduro sirviente entra a su rango de vista, el inglés sonríe de lado - necesito los archivos de Lord Westenra, está tras mis pasos, quiero tener la oportunidad de cortar sus ansiedades y sus anhelos. Ha de pensar que por ser nuevo, carezco de los medios para defenderme, demostremos que se equivocó de presa - el sirviente asiente con la cabeza retirándose del lugar dejando a un Charles solo con sus pensamientos, tomando un habano para encenderle con una cerilla en tanto observa a través de la ventana el majestuoso escenario de la ciudad.
Cuando sus ocupaciones terminan, cercano al almuerzo, solicita la comida a la habitación, eligiendo de entre todos los platillos lo que le gustará a Cinder. Así, pueden comer juntos. Se lo va a intercambiar porque salir a cabalgar a estas horas sería una locura, tiene varias cosas por resolver antes de las cinco de la tarde y para ir a caballo hay que tener tiempo. Se levanta tras dar las indicaciones para salir de la habitación en pos de aquélla donde se encuentra la licántropa. Se recarga contra el marco de la puerta valorando sus instrucciones. Por curiosidad, detiene a uno de los pajes para revisar qué libro se está llevando. - Los licores a una caja, serán enviados al negocio, Cinder. Que los tengan los chicos que mejor se desempeñen. Los libros los juzgo yo, en cuanto los cuadros, todos van a mi mansión. Se embalan bien, se le indica a Alfred lo que son y que los almacene. Nunca sabes cuándo valdrán el quíntuple hasta que su autor no muera - susurra tranquilo antes de tomar una de las cajas mirando su contenido. Chocolate de calidad, sonríe complacido, cuando los pajes se alejan, le pone uno en la boca a la fémina.
Deja que lo muerda antes de entregar la caja en sus manos - pedí la comida a la habitación. Algunos de los manjares que te gustan están en el menú. Temo que la cabalgata tendrá que ser pospuesta para otro día. ¿Algo que te haya llamado la atención de todo ésto que me enviaron? Porque será tuyo - promete eligiendo un chocolate para morderlo masticando al tiempo que disfruta de su sabor. Son bastante buenos. Desliza el músculo bucal por sus labios para absorber los restos echando la última parte dentro de su boca para dar un beso suave a la fémina, acariciando su cintura, sus caderas. Abre un poco los labios dejando el resto del chocolate en el interior de su oquedad con cierta diversión, en tanto el beso se vuelve pasional, sujetando la nuca de la mujer profundizando. Se separa cuando le falta el aire, riendo relamiéndose los labios para quitar los restos de chocolate que compartió.
Escucha cómo tocan a la puerta - adelante - ordena mirando el servicio a habitación que va dejando todo en el pequeño comedor que posee el sitio. Se va acercando revisando con ojo crítico, cuando terminan, asiente mirando al único paje en el sitio - dales la propina, puedes retirarte a comer tus alimentos, puedo atenderme solo - al ver que se despide, toma la mano de Cinder para que tome asiento frente a él, elige los platillos que va a consumir hundiendo la cuchara en la sopa de cebolla para alimentarse con hambre. - ¿Te falta algo? - en caso de ser así, hará sonar la campana que tiene sobre la mesa para llamar la atención a aquéllos que están fuera.
Ser un desconocido dentro de la realeza da puntos a favor. Si investigase la clase de hombre que es, Lord Westenra se pensaría de provocar al León de Devonshire. Se abstendría dando media vuelta de inmediato para buscar presas y no depredadores. Entendería justo lo que muchos notan cuando es demasiado tarde. Que el inglés es capaz de arrancar de un solo bocado la cabeza y parte del tórax de aquéllos que se atreven siquiera a tocar lo que considera suyo. Su existencia es entonces la parte medular de todo ésto. ¿Acaso piensa ese idiota que es capaz siquiera de rasguñar lo que todo este tiempo estuvo resguardando? Le parece que si bien ha mandado cortar la cabeza de uno de los Lords, pareciera que estuvo obedeciendo las órdenes de la Corona y dio a entender que es incapaz de hacer un plan por sí mismo.
De eso se aprovechará. Así, en tanto sigue haciendo algunas labores propias de su cargo, permite que Cinder clasifique todos los regalos al tiempo que manda llamar a Alfred a puerta cerrada. En cuanto el maduro sirviente entra a su rango de vista, el inglés sonríe de lado - necesito los archivos de Lord Westenra, está tras mis pasos, quiero tener la oportunidad de cortar sus ansiedades y sus anhelos. Ha de pensar que por ser nuevo, carezco de los medios para defenderme, demostremos que se equivocó de presa - el sirviente asiente con la cabeza retirándose del lugar dejando a un Charles solo con sus pensamientos, tomando un habano para encenderle con una cerilla en tanto observa a través de la ventana el majestuoso escenario de la ciudad.
Cuando sus ocupaciones terminan, cercano al almuerzo, solicita la comida a la habitación, eligiendo de entre todos los platillos lo que le gustará a Cinder. Así, pueden comer juntos. Se lo va a intercambiar porque salir a cabalgar a estas horas sería una locura, tiene varias cosas por resolver antes de las cinco de la tarde y para ir a caballo hay que tener tiempo. Se levanta tras dar las indicaciones para salir de la habitación en pos de aquélla donde se encuentra la licántropa. Se recarga contra el marco de la puerta valorando sus instrucciones. Por curiosidad, detiene a uno de los pajes para revisar qué libro se está llevando. - Los licores a una caja, serán enviados al negocio, Cinder. Que los tengan los chicos que mejor se desempeñen. Los libros los juzgo yo, en cuanto los cuadros, todos van a mi mansión. Se embalan bien, se le indica a Alfred lo que son y que los almacene. Nunca sabes cuándo valdrán el quíntuple hasta que su autor no muera - susurra tranquilo antes de tomar una de las cajas mirando su contenido. Chocolate de calidad, sonríe complacido, cuando los pajes se alejan, le pone uno en la boca a la fémina.
Deja que lo muerda antes de entregar la caja en sus manos - pedí la comida a la habitación. Algunos de los manjares que te gustan están en el menú. Temo que la cabalgata tendrá que ser pospuesta para otro día. ¿Algo que te haya llamado la atención de todo ésto que me enviaron? Porque será tuyo - promete eligiendo un chocolate para morderlo masticando al tiempo que disfruta de su sabor. Son bastante buenos. Desliza el músculo bucal por sus labios para absorber los restos echando la última parte dentro de su boca para dar un beso suave a la fémina, acariciando su cintura, sus caderas. Abre un poco los labios dejando el resto del chocolate en el interior de su oquedad con cierta diversión, en tanto el beso se vuelve pasional, sujetando la nuca de la mujer profundizando. Se separa cuando le falta el aire, riendo relamiéndose los labios para quitar los restos de chocolate que compartió.
Escucha cómo tocan a la puerta - adelante - ordena mirando el servicio a habitación que va dejando todo en el pequeño comedor que posee el sitio. Se va acercando revisando con ojo crítico, cuando terminan, asiente mirando al único paje en el sitio - dales la propina, puedes retirarte a comer tus alimentos, puedo atenderme solo - al ver que se despide, toma la mano de Cinder para que tome asiento frente a él, elige los platillos que va a consumir hundiendo la cuchara en la sopa de cebolla para alimentarse con hambre. - ¿Te falta algo? - en caso de ser así, hará sonar la campana que tiene sobre la mesa para llamar la atención a aquéllos que están fuera.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Re: Negocios y oscuridad (priv. Charles Moncrieff) ♦♦
Sigue dirigiendo todo en tanto en cuanto esta ausente el inglés, mientras sigue revisando algunos archivos de los nuevos socios del "club de caza" como lo llama a veces Cinder, sonrie de medio lado antes de levantar la vista y seguir dirigiendo cuando nota como su socio se recuesta sobre el marco de la puerta re dirigiendo las instruciones que había dado erroneas la licana, ella se giró mirandole sonriente antes de acercarse a él. -Si, mucho mejor, algunos libros estan repetidos varios lores han tenido la misma idea parece ser, y pensé que puntuales donaciones harían que se llevasen algunos ya buena impresión.- Sonrie de manera amplia, pero no discute las ordenes del inglés, de hecho va hablar cuando su socio desliza suavemente un dulce chocolate a los labios de la licana que en ese acto muerde levemente con los labios la punta de las falanges del duque.
Le mira de manera lasciva, con deseo antes de distraerse con el delicioso sabor del chocolate, no habiendo degustado núnca antes un chocolate de tanta calidad, y tan delicioso como ese, mientras se relame observandole.Toma la caja de chocolates en sus manos mientras asiente de manera grata cuando le informa donde tendra la comida, mientras mira alrededor y despues sonrie negando con la cabeza. -Ahora mismo estoy servida.-Sonrió ella ladeando la cabeza mientras mordia el labio inferior.
Observa elevando una ceja como lascivo muerde una parte del chocolate dejando la otra a la vista de la loba que se muestra divertida y sorprendida. Más cuando siente que la rodea con las manos su pequeña cintura, ella desliza sus manos por los hombros ajenos mientras el suave chocolatado beso se empieza a hacer algo más pasional por segundos, al igual que él la toma de la nuca ella desliza su mano por la ajena acariciando el cuello de él, jugando con la lengua chocolateada del inglés, despertando en ella una necesidad de más de él, ganas de devorarlo con todas sus fuerzas, o al menos de lamer cada dibujo de musculatura de él, pegandose el cuerpo al ajeno sintiendo como el propio practicamente sube más de temperatura si eso cabe, separandose de él cuando a ambos les falta el aire en ese beso pasional.
El miembro del servicio entra colocando la comida antes de que Charles le pide que se retire de una manera bastante generosa, sin duda la lealtad de un servicio contento era bastante util, ella tomo su mano para sentarse, la sopa de cebolla olía que alimenta, asi como la carne, se le hacia la boca agua, con autentica finura ella comía degustando los sabrosos platos. Le mira con deseo desmedida mientras comen, mordiendose el labio inferior mientras ladea la cabeza, bebe un poco con sus ojos pardos fijos en los aceros de él.
-Como no hemos salido a cabalgar, podriamos cabalgar...de otra manera.- Dice con deseo en un descarado coqueteo en su plenitud, o hablando más bien el calor que había encendido con ese chocolateado beso pasional, mientras mantiene su mirada fija en él, comiendoselo con la vista que este presenta, mientras las pulsaciones se elevaban casi pareciendo que entraba en celo de la manera más animal, aunque solo era por el candor de sus propios del deseo que destilaba por él, terminó de comer limpiandose con la servilleta comprobando que estaba bien acicalada.
-Es muy cruel por tu parte teniendome tanto tiempo sin un poco más de "miel" por tu parte.- Dice con un tono coqueto, seductor, pero notandose que estaba de broma, mientras ella misma acaricia ligeramente su cuello notando las propias pulsaciones elevadas. -Seguro que tu también añoras rasgar mi piel sabiendo que con un poco de tregua me curaré rapidamente dispuesta a recibir más ¿ah?.- Se muerde el labio inferior con fuerza, mientras desliza sus manos por el contorno del vestido, remarcando su busto bajo los ropajes elegantes que ella llevaba. Ladea la cabeza dejando que su frondosa melena tapase uno de sus ojos, con una mirada picara que tenía clavada en él. -Te deseo..- Susurra con lascivia y morbo recordando el primer encuentro que tuvieron en esa habitación que escondia en su cuarto, deslizó suavemente su mano acariciando con la punta de sus dedos el brazo masculino, mientras en un sensual movimientos pasó con deseo la lengua por su labio superior levemente.
Le mira de manera lasciva, con deseo antes de distraerse con el delicioso sabor del chocolate, no habiendo degustado núnca antes un chocolate de tanta calidad, y tan delicioso como ese, mientras se relame observandole.Toma la caja de chocolates en sus manos mientras asiente de manera grata cuando le informa donde tendra la comida, mientras mira alrededor y despues sonrie negando con la cabeza. -Ahora mismo estoy servida.-Sonrió ella ladeando la cabeza mientras mordia el labio inferior.
Observa elevando una ceja como lascivo muerde una parte del chocolate dejando la otra a la vista de la loba que se muestra divertida y sorprendida. Más cuando siente que la rodea con las manos su pequeña cintura, ella desliza sus manos por los hombros ajenos mientras el suave chocolatado beso se empieza a hacer algo más pasional por segundos, al igual que él la toma de la nuca ella desliza su mano por la ajena acariciando el cuello de él, jugando con la lengua chocolateada del inglés, despertando en ella una necesidad de más de él, ganas de devorarlo con todas sus fuerzas, o al menos de lamer cada dibujo de musculatura de él, pegandose el cuerpo al ajeno sintiendo como el propio practicamente sube más de temperatura si eso cabe, separandose de él cuando a ambos les falta el aire en ese beso pasional.
El miembro del servicio entra colocando la comida antes de que Charles le pide que se retire de una manera bastante generosa, sin duda la lealtad de un servicio contento era bastante util, ella tomo su mano para sentarse, la sopa de cebolla olía que alimenta, asi como la carne, se le hacia la boca agua, con autentica finura ella comía degustando los sabrosos platos. Le mira con deseo desmedida mientras comen, mordiendose el labio inferior mientras ladea la cabeza, bebe un poco con sus ojos pardos fijos en los aceros de él.
-Como no hemos salido a cabalgar, podriamos cabalgar...de otra manera.- Dice con deseo en un descarado coqueteo en su plenitud, o hablando más bien el calor que había encendido con ese chocolateado beso pasional, mientras mantiene su mirada fija en él, comiendoselo con la vista que este presenta, mientras las pulsaciones se elevaban casi pareciendo que entraba en celo de la manera más animal, aunque solo era por el candor de sus propios del deseo que destilaba por él, terminó de comer limpiandose con la servilleta comprobando que estaba bien acicalada.
-Es muy cruel por tu parte teniendome tanto tiempo sin un poco más de "miel" por tu parte.- Dice con un tono coqueto, seductor, pero notandose que estaba de broma, mientras ella misma acaricia ligeramente su cuello notando las propias pulsaciones elevadas. -Seguro que tu también añoras rasgar mi piel sabiendo que con un poco de tregua me curaré rapidamente dispuesta a recibir más ¿ah?.- Se muerde el labio inferior con fuerza, mientras desliza sus manos por el contorno del vestido, remarcando su busto bajo los ropajes elegantes que ella llevaba. Ladea la cabeza dejando que su frondosa melena tapase uno de sus ojos, con una mirada picara que tenía clavada en él. -Te deseo..- Susurra con lascivia y morbo recordando el primer encuentro que tuvieron en esa habitación que escondia en su cuarto, deslizó suavemente su mano acariciando con la punta de sus dedos el brazo masculino, mientras en un sensual movimientos pasó con deseo la lengua por su labio superior levemente.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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Fecha de inscripción : 15/03/2018
Re: Negocios y oscuridad (priv. Charles Moncrieff) ♦♦
¿Cuánto pueden parecerse aquéllos que buscan complacerle para enviar regalos cuasi idénticos o bien, iguales? Quizá habla de la propia personalidad del León de Devonshire. ¿Tan poco interesante es? Si lo meditase, sabría que es por el hecho de que pocos le conocen. Es escaso el tiempo que transcurrió desde que le dieran el cargo de nobleza que seguro muchos ni siquiera saben cómo es físicamente. Ni sus pensamientos o su personalidad. Se acaricia la barba en tanto revisa los regalos que tiene por dos o hasta tres. Quizá debiera dar una fiesta. De sólo imaginar a todos aquéllos reunidos y él siendo el anfitrión sin poder escapar al momento de que la paciencia se agote, desecha la idea. Puede ser que su personalidad sea tal que si bien le gusta estar acompañado, cuando su cabeza dice que es suficiente, necesita soledad.
En tanto el silencio se instala en la mesa al degustar los alimentos, los pensamientos del inglés exploran posibilidades. Debiera hacer una fiesta, se insiste. A la sopa le siguen los cortes suculentos y jugosos. Está por la mitad del suyo cuando Cinder atrae su atención, una sonrisa torcida aparece en sus labios al tiempo que recarga la espalda en la silla tomando la copa de vino para dar un trago después de tragar. Sus orbes acerados no sueltan la presa, el símil ante éstos - ¿Yo? Bien pudiste pedírmelo la última vez, en lugar de ello te fuiste a con otro u otros. Lo interpreto como de que a diferencia de mí, tú estás bien atendida en otros lugares - deposita la copa en su sitio cortando otro trozo de la carne llevándolo a su boca para masticarlo en tanto saborea las especies y la sal en unión del zumo de la propia res.
Sus movimientos bucales son lentos en tanto observa los actuares de la fémina que pretende seducirle. Su mirada baja a la comida antes de dejar los cubiertos en su lugar para apoyar los codos en los reposabrazos y unir sus dedos entrelazando las falanges. - Por supuesto que correspondo a ese deseo, Cinder. Más ya os dije que tengo ocupaciones, así que si la cabalgata equina tendrá que esperar, cuanto más la humana - en cierta forma es un castigo a la licántropa por haberlo dejado para ir a probar otra cama. Hacerla ansiar, desesperarse, frustrarla, todo es parte de su propio deseo por descontrolar a la poco paciente fémina. Ni siquiera sus movimientos le provocan cuando su mente está empecinada a que sufra lo que él cuando estuvo solo en su lecho pensando en que ella lo pasaba bien en brazos de otro. Y si no fue así, es su problema.
Da un último bocado antes de hacer a un lado el plato puesto que sin servidumbre, tiene que hacerse cargo por sí mismo. - Por cierto, te vi con las anotaciones. ¿Cómo va el negocio? ¿Cómo le encontraste tras tus pequeñas vacaciones? - indaga para cambiar de tema esperando que ella entienda que si le cierra la puerta es por sus propias actitudes fuera de lugar. No comentará que en la mesa, está mal visto que le seduzca porque de ser diferente la situación, él mismo estaría haciéndolo, paseando su mano por el muslo bajo el mantel, en tanto la mira comer esperando que deje todo de lado para que le correspondiera, besando su cuello o bien, mordisqueando para provocar sus instintos. Y sí, podría hacer a un lado todos los platos para recostarla sobre la superficie pulida, alzar sus enaguas hasta encontrar sus ropajes más íntimos para destrozar la tela, abrir la prisión de su sexo para hundirse en ella y retozar.
Todo eso y más podría hacer el Duque, de no ser porque está celoso por los libertinajes de la licántropa. Algo que evitará comentar. Con este desaire comprenderá que todo tiene sus consecuencias. Y su sexo sufrirá porque el León de Devonshire esta misma noche irá a con la vampiresa para satisfacer las suyas. Desea su vitae, anhela su piel fría y muerta tan contrastante con la de la licántropa, que aún y a pesar de eso, le satisface tanto. Satisfacer sus bajos instintos con la otra, será la guinda que decore este pastel de rechazo donde seguro que a Cinder le sabrá más que amargo. Que la próxima vez aprenda a pedir primero antes de restregar a otros.
En tanto el silencio se instala en la mesa al degustar los alimentos, los pensamientos del inglés exploran posibilidades. Debiera hacer una fiesta, se insiste. A la sopa le siguen los cortes suculentos y jugosos. Está por la mitad del suyo cuando Cinder atrae su atención, una sonrisa torcida aparece en sus labios al tiempo que recarga la espalda en la silla tomando la copa de vino para dar un trago después de tragar. Sus orbes acerados no sueltan la presa, el símil ante éstos - ¿Yo? Bien pudiste pedírmelo la última vez, en lugar de ello te fuiste a con otro u otros. Lo interpreto como de que a diferencia de mí, tú estás bien atendida en otros lugares - deposita la copa en su sitio cortando otro trozo de la carne llevándolo a su boca para masticarlo en tanto saborea las especies y la sal en unión del zumo de la propia res.
Sus movimientos bucales son lentos en tanto observa los actuares de la fémina que pretende seducirle. Su mirada baja a la comida antes de dejar los cubiertos en su lugar para apoyar los codos en los reposabrazos y unir sus dedos entrelazando las falanges. - Por supuesto que correspondo a ese deseo, Cinder. Más ya os dije que tengo ocupaciones, así que si la cabalgata equina tendrá que esperar, cuanto más la humana - en cierta forma es un castigo a la licántropa por haberlo dejado para ir a probar otra cama. Hacerla ansiar, desesperarse, frustrarla, todo es parte de su propio deseo por descontrolar a la poco paciente fémina. Ni siquiera sus movimientos le provocan cuando su mente está empecinada a que sufra lo que él cuando estuvo solo en su lecho pensando en que ella lo pasaba bien en brazos de otro. Y si no fue así, es su problema.
Da un último bocado antes de hacer a un lado el plato puesto que sin servidumbre, tiene que hacerse cargo por sí mismo. - Por cierto, te vi con las anotaciones. ¿Cómo va el negocio? ¿Cómo le encontraste tras tus pequeñas vacaciones? - indaga para cambiar de tema esperando que ella entienda que si le cierra la puerta es por sus propias actitudes fuera de lugar. No comentará que en la mesa, está mal visto que le seduzca porque de ser diferente la situación, él mismo estaría haciéndolo, paseando su mano por el muslo bajo el mantel, en tanto la mira comer esperando que deje todo de lado para que le correspondiera, besando su cuello o bien, mordisqueando para provocar sus instintos. Y sí, podría hacer a un lado todos los platos para recostarla sobre la superficie pulida, alzar sus enaguas hasta encontrar sus ropajes más íntimos para destrozar la tela, abrir la prisión de su sexo para hundirse en ella y retozar.
Todo eso y más podría hacer el Duque, de no ser porque está celoso por los libertinajes de la licántropa. Algo que evitará comentar. Con este desaire comprenderá que todo tiene sus consecuencias. Y su sexo sufrirá porque el León de Devonshire esta misma noche irá a con la vampiresa para satisfacer las suyas. Desea su vitae, anhela su piel fría y muerta tan contrastante con la de la licántropa, que aún y a pesar de eso, le satisface tanto. Satisfacer sus bajos instintos con la otra, será la guinda que decore este pastel de rechazo donde seguro que a Cinder le sabrá más que amargo. Que la próxima vez aprenda a pedir primero antes de restregar a otros.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
- Mensajes : 295
Fecha de inscripción : 28/03/2018
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Negocios y oscuridad (priv. Charles Moncrieff) ♦♦
Los coqueteos de la licántropa cayeron en saco roto, que cuanto más lanzada estaba se llevó el golpe en las narices, como si le tirasen un jarro de agua fria para enfriar sus bajos instintos que se enfriaban debido a las palabras que empezó a decir Charles, que provocó que la licántropa le observara, abriendo ligeramente la boca con cierta impresión por tan dura declaración, el rechazo estaba siendo totalmente ferreo, y no parecía que fuera a cambiar de opinión respecto a esa decisión, que sin duda buscaban castigar a la loba, que se quedaba fria escuchando las palabras de charle, con los ojos abiertos y la boca ligeramente abierta por la impresión de ese rechazo tan ferrimo que acababa de darle su socio a sus coqueteos.
La loba bajó la vista con bochorno por ese rechazo haciendo que sus mejillas se coloreasen de tremenda forma, haciendo que le ardieran las mejillas debido al rubor de estas, avergonzada en su totalidad por esa negativa tan contundente, no entendía nada, hacía unos minutos Charles parecía muy dispuesto, ¿por qué había cambiado de parecer? ¿por que le había dado ese tremendo frenazo? La loba agarró la copa para dar un trago al sentir que se le secaba hasta la boca.
El ego de la licana fue tocado en ese momento, igual que la seguridad en si misma tembló ante Charles, al igual que la autoestima cuando sus encantos fueron rechazados por el ingles, haciendo que arrugase las enaguas bajo sus manos con la cabeza baja, más no replicó nada, no hubo respuesta a ese rechazo, sin duda un castigo que la loba permitió, no iba a caer en lo de siempre, que era caer en provocaciones y buscar una venganza en la que intentar estar por encima y solo acabar con una separación y gruñidos de frustración, no, había aprendido, a palos, pero aprendía, asi que decidió comportarse como una señorita, y no responder su rechazo con hostilidad, o quizá metiendose con su hombria de haber sido en otro caso y otra situación
Alzó la vista cuando sintió que había recuperado la compostura, y observó a Charles seria cuando preguntó por los negocios que se traía antes revisando los informes y las fichas, más el rechazo aun la tenía algo distraida. -No Charles, no me fui con ninguno, estuve cazando en el bosque, sola, siendo lo que soy....- Dijo con tono apagado, pero tranquilo, emitiendo su suspiro y despues acariciando su sien buscando encontrar de nuevo la concentración en el cambio de tema. -Todo bastante ordenado, un pequeño descontrol, pero no me llevará mucho volver a arreglarlo, va a ver que cazar cosas más jugosas, hay unos cuantos dispuesto a pagar una cantidad escandalosa.- Comentó mientras recupera la compostura finalmente por completo.
-Y muchos tienen gustos escandalosamente caros, algunos quieren apostar durante las cacerias, como apostar sobre cuanto tardaran en cazar a la presa, cuanto en matarla, de cuantos tiros...de ahí quizá se pueda sacar algo.- Comentó pensativa esperando ver que tenía que decir Charles respecto a esa idea, si en las peleas clandestinas se hacia ¿por que no en un coto de caza?. -Aunque al parecer hubo un pequeño altercado, por poco la presa caza al cazador, fue algo comico, pero hubo que ponerse las medidas de segurida, se salvó bien la situación, pero es un fiera la "presa" que quisieron.- Asegura distraidamente, mientras chasquea la lengua pensativa. -Esta noche seguire con los deberes que me pidió, en lo de Westenra y en lo otro.- Dijo refiriendoe al tema de sus hermanos, no le dió más detalles para que no se llevara esperanzas hasta que estuviera totalmente segura.
Apretó los labios y miró a Charles, esperando a que él diera sus opiniones e impresiones, bajando aun ligeramente la cabeza a modo sumisión.
La loba bajó la vista con bochorno por ese rechazo haciendo que sus mejillas se coloreasen de tremenda forma, haciendo que le ardieran las mejillas debido al rubor de estas, avergonzada en su totalidad por esa negativa tan contundente, no entendía nada, hacía unos minutos Charles parecía muy dispuesto, ¿por qué había cambiado de parecer? ¿por que le había dado ese tremendo frenazo? La loba agarró la copa para dar un trago al sentir que se le secaba hasta la boca.
El ego de la licana fue tocado en ese momento, igual que la seguridad en si misma tembló ante Charles, al igual que la autoestima cuando sus encantos fueron rechazados por el ingles, haciendo que arrugase las enaguas bajo sus manos con la cabeza baja, más no replicó nada, no hubo respuesta a ese rechazo, sin duda un castigo que la loba permitió, no iba a caer en lo de siempre, que era caer en provocaciones y buscar una venganza en la que intentar estar por encima y solo acabar con una separación y gruñidos de frustración, no, había aprendido, a palos, pero aprendía, asi que decidió comportarse como una señorita, y no responder su rechazo con hostilidad, o quizá metiendose con su hombria de haber sido en otro caso y otra situación
Alzó la vista cuando sintió que había recuperado la compostura, y observó a Charles seria cuando preguntó por los negocios que se traía antes revisando los informes y las fichas, más el rechazo aun la tenía algo distraida. -No Charles, no me fui con ninguno, estuve cazando en el bosque, sola, siendo lo que soy....- Dijo con tono apagado, pero tranquilo, emitiendo su suspiro y despues acariciando su sien buscando encontrar de nuevo la concentración en el cambio de tema. -Todo bastante ordenado, un pequeño descontrol, pero no me llevará mucho volver a arreglarlo, va a ver que cazar cosas más jugosas, hay unos cuantos dispuesto a pagar una cantidad escandalosa.- Comentó mientras recupera la compostura finalmente por completo.
-Y muchos tienen gustos escandalosamente caros, algunos quieren apostar durante las cacerias, como apostar sobre cuanto tardaran en cazar a la presa, cuanto en matarla, de cuantos tiros...de ahí quizá se pueda sacar algo.- Comentó pensativa esperando ver que tenía que decir Charles respecto a esa idea, si en las peleas clandestinas se hacia ¿por que no en un coto de caza?. -Aunque al parecer hubo un pequeño altercado, por poco la presa caza al cazador, fue algo comico, pero hubo que ponerse las medidas de segurida, se salvó bien la situación, pero es un fiera la "presa" que quisieron.- Asegura distraidamente, mientras chasquea la lengua pensativa. -Esta noche seguire con los deberes que me pidió, en lo de Westenra y en lo otro.- Dijo refiriendoe al tema de sus hermanos, no le dió más detalles para que no se llevara esperanzas hasta que estuviera totalmente segura.
Apretó los labios y miró a Charles, esperando a que él diera sus opiniones e impresiones, bajando aun ligeramente la cabeza a modo sumisión.
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
- Mensajes : 160
Fecha de inscripción : 15/03/2018
Re: Negocios y oscuridad (priv. Charles Moncrieff) ♦♦
¿Que si notó cómo es que ella se sentía? Por supuesto. Siendo una persona como él, tan meticulosa en sus movimientos y comportamientos, el cuerpo humano tiene pocas ocasiones de ocultar a su vista lo que los demás expresan. Y en esta ocasión, Cinder pareciera estar gritando de una manera tan satisfactoria para el humano que podría sonreír si no fuera porque ella lo tomaría como una provocación. ¿Acaso no es así? Por supuesto, el León de Devonshire da pasos medidos a sabiendas de lo que logrará en su interlocutor. En este caso, una licántropa con un poder de destrucción que es vapuleada con sólo unas cuantas palabras y una negativa a su propuesta de cabalgar su pene hasta el hartazgo, donde la satisfacción que sintiera hace meses, fuera reproducida o inclusive, aumentada con creces. El inglés es capaz de eso y más, lo demostró en aquella ocasión y su mente es tan inventiva, que puede crear toda clase de placeres inimaginables para esta fémina.
Satisfacciones, caricias, torturas, con el único fin de que alcance orgasmo tras orgasmo hasta ser saciada. Si es cierto lo que dicen, la edad que aparentan los licántropos debe ser multiplicada por dos desde su mordida. Ella comentó que su padre la transformó desde su niñez, así que fácilmente puede tener su edad o superarla con creces. Si en todo ese tiempo nadie la complació como lo hiciera Charles, la tiene comiendo de la palma de su mano en esos menesteres. Se aprovecha de ello, la somete con ello. La mantiene ansiosa ¿Para qué? En realidad él necesita hundirse en la licántropa, es cierto que ansía todo lo que ella puede darle, ese poder de fustigar, castigar y herirla de formas insospechadas por la razón de que se regenerará y volverá a iniciar. Ese proceso lo mata de ansiedad, ¿Por qué entonces la rechaza? Por puta. Por herir en su orgullo al León de Devonshire.
Por largarse con otros hombres para tener lo que él le brindaría a manos llenas. Si lo considera tan estúpido como para restregarle en el rostro que irá a retozar con otros, es que no sabe lo que él hará en respuesta a sus afrentas. Y ahora está demostrando lo que provoca. Ninguno de sus signos de vergüenza o frustración son atendidos más que para regodearse en ellos. Es un psicópata, un enfermo que ansía causar dolor. Que se sabe señor y amo de muchos a su alrededor. ¿Acaso ella piensa que está fuera de su alcance? ¿Que por ser su socia, es inmune? Que aprenda su lugar. Que entienda lo que significa estar a su lado y lo que provoca una simple acción. Su aclaración cae en saco roto. El inglés alarga la mano para tomar la copa de vino, el beberla impide que pueda contestar a lo que su mente ya está analizando con detalle y celeridad. - Al causante de ese descontrol lo quiero en la siguiente cacería como presa. Así entenderán que deben ser precavidos en sus movimientos - sentencia con tono duro y firme. - ¿Y si sabías que hay un problema, qué haces aquí en lugar de estar en tu sitio arreglándolo? ¿Crees que por ser una socia estás fuera de las responsabilidades y de mi exigencia porque trabajes bien? Si te pago, es para que hagas lo que quiero, que es mantener mi negocio en buenas condiciones, Cinder - remarca con los ojos firmes en la fémina.
Juguetea con la copa mirando su contenido en silencio unos instantes - en lugar de estar aquí sentada, deberías mover tu culo para que todo vuelva a la normalidad. Quiero saber que ya lo arreglaste, poco me interesa que vengas a decirme que hubo un pequeño descontrol. Eso no existe en mi vocabulario cuando platico de mis inversiones y de mis movimientos, ¿Acaso no te lo demostré? ¿El cómo me desempeño en mis labores? Eso exijo. Porque si lo hago yo, que soy el jefe ¿Por qué los demás no, si para eso les contrato? Y tú, eres parte de ese personal, no por ser socia, te escapas - da otro trago terminando el contenido para que ella piense bien lo que acaba de decir.
Si el negocio es algo que mantuvo bajo control todo este tiempo, es por la mano inflexible que castiga a todo aquél que se atreve a desestabilizarlo. Para él, no hay excusas en el trabajo. Si paga como lo hace, lo mínimo que puede obtener es la concentración al ciento por ciento, quien carezca del entendimiento para hacerlo, será ejecutado. Así de fácil, así de sencillo. - No importan los gustos de los demás siempre y cuando paguen por ellos, Cinder. ¿Creíste que un negocio como el que inicié sería ordinario con tanto sobrenatural suelto en París? Si quieren matar al Papa, conseguiremos al Papa, inclusive. Para eso estamos, por eso forjé una reputación fuerte en Londres. Es innecesario que recalques algo que ya conocía ¿Acaso no recuerdas la jaula de plata? En cuanto supe de los licántropos, investigué e hice mis preparativos a sabiendas de que tarde que temprano, alguien querría cazar uno - demuestra con eso cómo piensa, cuáles son los alcances de esa mente inflexible.
Frunce los labios con los últimos datos - me parece bien, llama al resto de los clientes para hacerles notar esta nueva modalidad, de todas maneras tendrás que ser muy cuidadosa porque también lo que quiero es dar el anonimato. Primero pregunta al cliente que caza si no le importa que alguien más lo vea, después vienen las invitaciones. Como el que pague el espectáculo se niegue, no te atrevas a contradecir o a presionar, no eres nadie para convencerlo de lo contrario. ¿Entendido? - porque es así. Prefiere perder los beneficios de las apuestas si a cambio de ello sigue teniendo a sus inversores satisfechos. Muchos querrán su anonimato temiendo a que alguien los denuncie. Por eso es que los espectáculos son individuales. Y de ser grupales, es porque todos aceptan que pueden ser reconocidos. - ¿Cómico? Disto de pensar así. Si el cazador se convierte en la presa, tiene que entrenar si es alguien de valía y si no, se le mete en el siguiente espectáculo por inepto. Así los demás sabrán a qué atenerse. El trabajo se hace bien o no se hace, ¿Ya quedó claro o tengo que volver a repetirlo? - su voz se torna más oscura.
Alargar el momento hace que el León ruja de coraje - como tienes trabajo por hacer, que al menos ya escuché cuatro detalles por arreglar, deberás marcharte. ¿Y así querías retozar, Cinder? Trabaja primero, después obtienes los beneficios - sacude la cabeza con molestia. - Siento que estoy rodeado de ineptos, procura quedar fuera de ese grupo, ya sabes cómo me las gasto - se pone en pie para acercarse a la licántropa, poniendo el culo en el borde de la mesa cruzándose de brazos al tiempo que la observa - Vamos a dejar claro algo, ya que estoy dando cátedra de cómo tienen que ser las cosas. ¿No te fuiste con nadie? Disculparás que no te lo crea. Si fuera así, ¿Para qué decirlo? ¿Para qué alardear de lo que no se hará? ¿Acaso crees que provocas mis celos con tus palabras, Cinder? Lo que incitas es asco porque si fue cierto y retozaste con otro, no quiero lo que otro chupó o la leche que escurre de tus piernas. Y si no fue cierto, que sólo lo dijiste porque te nació de pronto. ¿Por qué? ¿Acaso eres tan rastrera? ¿Provocas mi disgusto para después arrepentirte y no hacer lo que dijiste? ¿Qué clase de mujer eres? ¿Es que acaso no puedo confiar en ti? ¿En que me dices la verdad? ¿Tengo que estar cuidándome de qué es cierto y qué no? Si tenemos ya estas fallas y ni siquiera llevamos seis meses juntos, me parece que tendré que buscar a otra socia - mira al frente pensativo.
Decidirá, por supuesto - debes retirarte, quiero que al anochecer hayas arreglado todo lo que te dije. No vas a hacerlo hasta el anochecer, Cinder. Te di órdenes, así que las ejecutas de una vez. Deja de perder el tiempo, no te pago para que lo hagas - la observa con molestia y frialdad en los acerados ojos. Porque ésto, son negocios, lo demás, es oscuridad.
Satisfacciones, caricias, torturas, con el único fin de que alcance orgasmo tras orgasmo hasta ser saciada. Si es cierto lo que dicen, la edad que aparentan los licántropos debe ser multiplicada por dos desde su mordida. Ella comentó que su padre la transformó desde su niñez, así que fácilmente puede tener su edad o superarla con creces. Si en todo ese tiempo nadie la complació como lo hiciera Charles, la tiene comiendo de la palma de su mano en esos menesteres. Se aprovecha de ello, la somete con ello. La mantiene ansiosa ¿Para qué? En realidad él necesita hundirse en la licántropa, es cierto que ansía todo lo que ella puede darle, ese poder de fustigar, castigar y herirla de formas insospechadas por la razón de que se regenerará y volverá a iniciar. Ese proceso lo mata de ansiedad, ¿Por qué entonces la rechaza? Por puta. Por herir en su orgullo al León de Devonshire.
Por largarse con otros hombres para tener lo que él le brindaría a manos llenas. Si lo considera tan estúpido como para restregarle en el rostro que irá a retozar con otros, es que no sabe lo que él hará en respuesta a sus afrentas. Y ahora está demostrando lo que provoca. Ninguno de sus signos de vergüenza o frustración son atendidos más que para regodearse en ellos. Es un psicópata, un enfermo que ansía causar dolor. Que se sabe señor y amo de muchos a su alrededor. ¿Acaso ella piensa que está fuera de su alcance? ¿Que por ser su socia, es inmune? Que aprenda su lugar. Que entienda lo que significa estar a su lado y lo que provoca una simple acción. Su aclaración cae en saco roto. El inglés alarga la mano para tomar la copa de vino, el beberla impide que pueda contestar a lo que su mente ya está analizando con detalle y celeridad. - Al causante de ese descontrol lo quiero en la siguiente cacería como presa. Así entenderán que deben ser precavidos en sus movimientos - sentencia con tono duro y firme. - ¿Y si sabías que hay un problema, qué haces aquí en lugar de estar en tu sitio arreglándolo? ¿Crees que por ser una socia estás fuera de las responsabilidades y de mi exigencia porque trabajes bien? Si te pago, es para que hagas lo que quiero, que es mantener mi negocio en buenas condiciones, Cinder - remarca con los ojos firmes en la fémina.
Juguetea con la copa mirando su contenido en silencio unos instantes - en lugar de estar aquí sentada, deberías mover tu culo para que todo vuelva a la normalidad. Quiero saber que ya lo arreglaste, poco me interesa que vengas a decirme que hubo un pequeño descontrol. Eso no existe en mi vocabulario cuando platico de mis inversiones y de mis movimientos, ¿Acaso no te lo demostré? ¿El cómo me desempeño en mis labores? Eso exijo. Porque si lo hago yo, que soy el jefe ¿Por qué los demás no, si para eso les contrato? Y tú, eres parte de ese personal, no por ser socia, te escapas - da otro trago terminando el contenido para que ella piense bien lo que acaba de decir.
Si el negocio es algo que mantuvo bajo control todo este tiempo, es por la mano inflexible que castiga a todo aquél que se atreve a desestabilizarlo. Para él, no hay excusas en el trabajo. Si paga como lo hace, lo mínimo que puede obtener es la concentración al ciento por ciento, quien carezca del entendimiento para hacerlo, será ejecutado. Así de fácil, así de sencillo. - No importan los gustos de los demás siempre y cuando paguen por ellos, Cinder. ¿Creíste que un negocio como el que inicié sería ordinario con tanto sobrenatural suelto en París? Si quieren matar al Papa, conseguiremos al Papa, inclusive. Para eso estamos, por eso forjé una reputación fuerte en Londres. Es innecesario que recalques algo que ya conocía ¿Acaso no recuerdas la jaula de plata? En cuanto supe de los licántropos, investigué e hice mis preparativos a sabiendas de que tarde que temprano, alguien querría cazar uno - demuestra con eso cómo piensa, cuáles son los alcances de esa mente inflexible.
Frunce los labios con los últimos datos - me parece bien, llama al resto de los clientes para hacerles notar esta nueva modalidad, de todas maneras tendrás que ser muy cuidadosa porque también lo que quiero es dar el anonimato. Primero pregunta al cliente que caza si no le importa que alguien más lo vea, después vienen las invitaciones. Como el que pague el espectáculo se niegue, no te atrevas a contradecir o a presionar, no eres nadie para convencerlo de lo contrario. ¿Entendido? - porque es así. Prefiere perder los beneficios de las apuestas si a cambio de ello sigue teniendo a sus inversores satisfechos. Muchos querrán su anonimato temiendo a que alguien los denuncie. Por eso es que los espectáculos son individuales. Y de ser grupales, es porque todos aceptan que pueden ser reconocidos. - ¿Cómico? Disto de pensar así. Si el cazador se convierte en la presa, tiene que entrenar si es alguien de valía y si no, se le mete en el siguiente espectáculo por inepto. Así los demás sabrán a qué atenerse. El trabajo se hace bien o no se hace, ¿Ya quedó claro o tengo que volver a repetirlo? - su voz se torna más oscura.
Alargar el momento hace que el León ruja de coraje - como tienes trabajo por hacer, que al menos ya escuché cuatro detalles por arreglar, deberás marcharte. ¿Y así querías retozar, Cinder? Trabaja primero, después obtienes los beneficios - sacude la cabeza con molestia. - Siento que estoy rodeado de ineptos, procura quedar fuera de ese grupo, ya sabes cómo me las gasto - se pone en pie para acercarse a la licántropa, poniendo el culo en el borde de la mesa cruzándose de brazos al tiempo que la observa - Vamos a dejar claro algo, ya que estoy dando cátedra de cómo tienen que ser las cosas. ¿No te fuiste con nadie? Disculparás que no te lo crea. Si fuera así, ¿Para qué decirlo? ¿Para qué alardear de lo que no se hará? ¿Acaso crees que provocas mis celos con tus palabras, Cinder? Lo que incitas es asco porque si fue cierto y retozaste con otro, no quiero lo que otro chupó o la leche que escurre de tus piernas. Y si no fue cierto, que sólo lo dijiste porque te nació de pronto. ¿Por qué? ¿Acaso eres tan rastrera? ¿Provocas mi disgusto para después arrepentirte y no hacer lo que dijiste? ¿Qué clase de mujer eres? ¿Es que acaso no puedo confiar en ti? ¿En que me dices la verdad? ¿Tengo que estar cuidándome de qué es cierto y qué no? Si tenemos ya estas fallas y ni siquiera llevamos seis meses juntos, me parece que tendré que buscar a otra socia - mira al frente pensativo.
Decidirá, por supuesto - debes retirarte, quiero que al anochecer hayas arreglado todo lo que te dije. No vas a hacerlo hasta el anochecer, Cinder. Te di órdenes, así que las ejecutas de una vez. Deja de perder el tiempo, no te pago para que lo hagas - la observa con molestia y frialdad en los acerados ojos. Porque ésto, son negocios, lo demás, es oscuridad.
Charles Moncrieff- Esclavo de Sangre/Realeza
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Fecha de inscripción : 28/03/2018
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Re: Negocios y oscuridad (priv. Charles Moncrieff) ♦♦
Cinder observaba al inglés, pudiendo notar por el aroma que este emitia que se crecía al ver el estado animico de la licántropa, eso no le gustó mucho pero no protestó, miró al inglés que como un león sobre la presa se lanzó a reclamar a Cinder, despues de haber dejado debilitado su ego, ahora venía el ataque fuerte por parte de él, que no dió tregua a nada, dando las indicaciones que quería que le pasara al causante del descontrol en cuanto a la presa, Cinder le miraba sin pronunciar palabra, manteniendose a la tormenta en la que se había convertido Charles, ella se mantenía en esa posición semi inclinada, con la cabeza baja dejando que Charles descargase su ira sobre ella. Reclamando y restregando cual era el lugar de ella, que no había una posición en la que ella se librase como el resto del personal, aunque ella ya lo sabía en realidad, pero su actitud más desenfadada respecto a las cosas se estaba cobrando su cabeza por ello. En una voragine de frustración, humillación y ansiedad que le estaba causando sin compasión alguna contra ella.
No había piedad de ningun sitio, y Cinder se limitaba a aceptar los gruñidos del despiadado león que parecía en cierto modo disfrutar de ver en que estado estaba quedando la licántropa, en otro tiempo no habiendo admitido ni medio grito de esto, y ahora vejada sin miramiento por parte de él.
Aunque en realidad ella no dijo que no hubiera puesto medidas al percancer, asi lo interpretó Charles y no pensaba discutirselo, no en ese estado, simplemente lo aceptaba, remarcó más de que aquel que los inversores quieran aquel que tendran, eso lo sabía bien y no había resultado problema ninguno en conseguir la caza en especial que tenían en mente los que pagaban por esto.
Hubo cierto respiro cuando pareció acceder a las ideas de la apuesta, Cinder tenía alguna idea de como llevarlos con mayor exito haciendo que desvelarse unos a otros no fuera ni una opción ni fuera rentable, pero para eso necesitaria un momento en el que Charles no estuviera en masacre contra ella, que le miraba con ese rostro serio, sumiso, sin recriminar ni defenderse.
Pero lo peor es la última parte, los reclamos enfurecidos del león reclamando todo, todo lo que se suponía disculpado o que ella creía asi, más lo que terminó de destrozar a la licántropa que retiró la visión bajandola roja al más no poder, hiriendole de verdad fue cuando comentó el asco que le despertaba el pensar que otro le había tocado, o la reclamación de haberse tirado un farol, más la ultima parte termina de romper a la licántropa cuando añade de que deberá buscar otra socia. -No volverá a pasar mi lord.- Dice con un hilo de voz y los ojos brillando cual vidrio.
Se inclinó antes de retirarse, ocultando su rostro tras la melena para una vez fuera de su vista limpiar las lagrimas, antes de recobrar la compostura y empezar a dar instrucciones, respecto a los negocios, siendo menos flexible que nunca, y como quien metió la pata tampoco era nadie reseñable siguió el consejo de Charles a lo que hacer con él. Suspiró mientras otro de los hombres le pasaba las peticiones de los que querían como presas, Cinder echó un vistazo a quienes quería encontrando un nombre que conocia de antaño. -Este lo cazaré yo misma.- Comenta Cinder, mientras sigue revisando dando el visto bueno.
La noche había caido cuando Cinder tenía ya todo el día no habiendo hecho absolutamente ninguna pausa ni ningún descanso, pero el negocio ya estaba revisado, y mandado para que Charles los viera los inversores y lo pedido. Ella miró al que se había planeado cazar ella misma, un viejo conocido, era cuestión de tiempo que acabara asi, y tenía cuentas que saldar, por eso ella misma quiso ir a por él.
Terminó agotada, pero al fin todo el trabajo hecho con perección, como le gustaba al duque, solo quedaba ver cuando querían al susodicho para cazarlo. Mientras solo quedaba esperar a que el duque la requiera.
Tema finalizado
No había piedad de ningun sitio, y Cinder se limitaba a aceptar los gruñidos del despiadado león que parecía en cierto modo disfrutar de ver en que estado estaba quedando la licántropa, en otro tiempo no habiendo admitido ni medio grito de esto, y ahora vejada sin miramiento por parte de él.
Aunque en realidad ella no dijo que no hubiera puesto medidas al percancer, asi lo interpretó Charles y no pensaba discutirselo, no en ese estado, simplemente lo aceptaba, remarcó más de que aquel que los inversores quieran aquel que tendran, eso lo sabía bien y no había resultado problema ninguno en conseguir la caza en especial que tenían en mente los que pagaban por esto.
Hubo cierto respiro cuando pareció acceder a las ideas de la apuesta, Cinder tenía alguna idea de como llevarlos con mayor exito haciendo que desvelarse unos a otros no fuera ni una opción ni fuera rentable, pero para eso necesitaria un momento en el que Charles no estuviera en masacre contra ella, que le miraba con ese rostro serio, sumiso, sin recriminar ni defenderse.
Pero lo peor es la última parte, los reclamos enfurecidos del león reclamando todo, todo lo que se suponía disculpado o que ella creía asi, más lo que terminó de destrozar a la licántropa que retiró la visión bajandola roja al más no poder, hiriendole de verdad fue cuando comentó el asco que le despertaba el pensar que otro le había tocado, o la reclamación de haberse tirado un farol, más la ultima parte termina de romper a la licántropa cuando añade de que deberá buscar otra socia. -No volverá a pasar mi lord.- Dice con un hilo de voz y los ojos brillando cual vidrio.
Se inclinó antes de retirarse, ocultando su rostro tras la melena para una vez fuera de su vista limpiar las lagrimas, antes de recobrar la compostura y empezar a dar instrucciones, respecto a los negocios, siendo menos flexible que nunca, y como quien metió la pata tampoco era nadie reseñable siguió el consejo de Charles a lo que hacer con él. Suspiró mientras otro de los hombres le pasaba las peticiones de los que querían como presas, Cinder echó un vistazo a quienes quería encontrando un nombre que conocia de antaño. -Este lo cazaré yo misma.- Comenta Cinder, mientras sigue revisando dando el visto bueno.
La noche había caido cuando Cinder tenía ya todo el día no habiendo hecho absolutamente ninguna pausa ni ningún descanso, pero el negocio ya estaba revisado, y mandado para que Charles los viera los inversores y lo pedido. Ella miró al que se había planeado cazar ella misma, un viejo conocido, era cuestión de tiempo que acabara asi, y tenía cuentas que saldar, por eso ella misma quiso ir a por él.
Terminó agotada, pero al fin todo el trabajo hecho con perección, como le gustaba al duque, solo quedaba ver cuando querían al susodicho para cazarlo. Mientras solo quedaba esperar a que el duque la requiera.
Tema finalizado
Cinder Grimm- Licántropo/Realeza
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