Tras la función (priv. Loyd Granchester)

La grada lentamente se iba llenando, inicio de que la función iba a empezar, la cambiante en su camerino se maquillaba de esa manera llamativa haciendo aun más felina su mirada y recoger su melena en dos coleta una con lazo azul cielo y otro con lazo rosa clarito, ropas que enseñaban y eran brillantes de colores azul negro y fucsia, fue entonces cuando el capataz entró en el camerino de la cambiante colocandose a su espalda. -Bien jovencita, hoy hay gente importante en el publico, y por tu bien si quieres cobrar hoy má te vale que sea una función expectacular, ¿me has oido?- Gruñé y la toma de la coleta para obligarla a acercarsele. -Me has hecho perder dinero, ganatelo de nuevo.- Gruñe con enfado antes de soltarlo mientras la rubía sacude la cabeza y le malmira siguiendose pintando los labios mientras emitia un bufido y seguia con lo suyo para dar el show pintando la puntas de su melena rubia con tizas de colores para dar este tonos llamativos y bonitos.



Se preparaba sentandose sobre el trapecio, que mientras la musica sonaba este se empezaba a elevar, a cerca de unos 15 metros del suelo quizá algo más, ni cuerda ni red de seguridad, giraba y bailaba sobre el trapecio dando la sensación de que en mas de una vez estaba a punto de caerse, o manteniendose en el trapecio sujeta solo con los empeines del pie mientras colgada boca abajo estendia los brazos y miraba a la gente que abria la boca observandola, mientras el trapecio se balanceaba cual columpio, saltaba y giraba sobre si misma dando vueltas y enganchandose con una mano o a veces manteniendo de punto de apoyo la nuca y lo demás sin agarre, sin duda entre eso y las contorsiones se llevó el aplauso contundente del publico.
El numero no solo fue de trapecio, tambien bailó con varios aros entrelazando eso con la contursión y demas habilidades totalmente sobrehumanas, que para eso le daba la ventaja de ser cambiante, aunque a los ojos del publico solo era una talentosa circense, que hacía todos esos numeros sin perder ni un segundo una amplia sonrisa con la que observaba el publico, tras salir a saludar y reverenciar al agradecido publico, la sueca se solto la melena y salió a la parte de atras de la carpa.


Un merecido descanso tras el numero, se sentó en un banco de piedra mientras se sacaba un pequeño saquito con mandarinas en su interior, se acarició el hombro izquierdo donde se podía ver una cicatriz en forma de estrella si se fijaba uno lo suficiente, una herida que había curado horrorosamente lenta, pero no estaba segura si la cicatriz desapareceria del todo, pelaba la mandarina liberandola de la gruesa y rugosa piel, para llevarse el dulce gajo a la boca, mientras el potente aroema de esta le distraía de cualquier otro aroma que la avisase de cercanía, mientras su mirada se desviaba al cielo mientras entrecerraba los ojos dando a entender el estado de relajación en el que estaba ahora mism, mientras jugaba con su nuevo collar, se lo había dado el capataz para la funcion, era una cinta de terciopelo color burdeos, que tenía un bonito cascabel colgado, le daba un poco sensación de gato domestico pero a la vez la agradaba, el collar le quedaba de gargantilla, pero le daba cierta relajación tocar el cascabel con la punta del dedo.

La cambiante comía las dulces mandarinas distraidamente cuando derrepente se vió sorprendida por la visita inesperada de un pequeño niño, Yendra giró su azul mirada al muchacho reconociendole al instante, sorprendiendole su presencia, retiró la mandarina de su nariz para poder olfatear, mientras podía percibir el aroma del grandullón en el chavalin, lo que indicó que si consiguió salir con vida cuando los vampiros entraron, en parte fue un alivio, mientras apretó ligeramente los labios acordando aquel día, ella tuvo que quedar desnuda en el callejón hasta que pudo volver a transformarse, por suerte la inquisición no se le ocurrió comprobar a la cambiante hasta horas más tardes lo que le dió tiempo a poder recuperarse lo justo y suficiente para poder volver a cambiar, instintivamente se toco el hombro aun que esa cicatriz en forma de estrella que indicaba que no se terminaba de regenerar como debiera. Más sonrió ampliamente pellizcando la mejilla del chico, el maquillaje y los colores de su pelo pintado con tiza era logico que no reconociera a la cambiante.
-Hola pequeño Pierre, ¿no me recuerdas? tu amigo grandullón me salvo de esos horribles arañazos.- Le guiñá un ojo haciendo malabares con las mandarinas antes de darle una, mientras mira a todos lados buscando al destacable hombre de entre la multitud de gente. -Ven, vamos a buscar a tu amigo...estará preocupado.- Comenta con ese tono afable, no es que la cambiante fuera asi, pero el publico es el publico y un niño es un niño.


Se levantó y le tendió la mano para pasear, mientras se dedicaba a responder las preguntas del niño que insistía en saber como hacía esas acrobacias. -Pues entrenando mucho, y confiando en ti mismo, entrenamiento preseverancia y un poquito de talento, pero aparte tengo una ventaja...y como ves soy bajita.- Se rie de su propio comentario mientras pasea con el chico buscando al enorme hombre, aunque no cuesta encontrar su altura destacando sobre las demas cabezas, algunas de estas se giraban para observar a la llamativa mujer que minutos antes estaba colgada boca abajo sujeta por los pies de un trapecio a 15 metros del suelo, sobre sus cabezas con una sonrisa.-Quizá cuando crezcas un poco puedes entrenar para ser circense, siempre se cazan nuevos talentos todos los dias.- Sonrie ella mientras avanza entre la gente para ir en dirección donde había visto al hombre que buscaba con desesperación al pequeño que Yendra ahora llevababa de lamano de vuelta, se rió cuando Loyd se alejó de la gente para mirar hasta por los rincones, estaba totalmente histerico, no se imaginó nunca a alguien como él estar histerico.


Se colocó detras de él. -¿buscas a este ratón?- Dijo la voz de Yendra a la espalda de Loyd, esté se giró parecía tener cara de susto, la chica soltó al muchacho para que fuera devuelto con el hombre mientras aun tenía la mandarina en sus manos. -Se escapó para ver a la artista.- Dijo con ese deje de ego, aunque no tenía muchas ganas de ello en realidad, simplemente para dar la apariencia de tranquilidad y seguridad habitual en ella, instintivamente se acarició el hombro herido, de manera involuntariamente, mientras dejó escapar un suspiro. -bueno ya estais juntos, espero que os hayais divertido, os recomiendo las manzanas de caramelos del puesto del fondo, son las mejores. -Dijo con el tono más suave, bajo la cabeza y se giró para volver al recinto, se sentía algo extraña por una parte creía que la odiaba por lo que pasó cuando se conocieron, y por las expectativas que pareció tener de ella cuando le ayudó como si quisiera sacar tajada, por otro lado se sintió algo dejada atrás cuando nadie se preocupó en saber que fue de ella, aunque no le dió mayor importancia a eso ultimo, estaba acostumbrada a sobrevivir por su cuenta, suspiró para avanzar de vuelta.

Observó como el hombre abrazaba con adoración al jovencito que se había escapado, desde luego se veía que lo quería mucho, la cambiante observaba esto, daba cierta ternura la imagen, pero una vez la familia reunida ella estaba totalmente de más, de hecho se giraba para abandonar el lugar, pero la enorme mano detuvo la trayectoria haciendo que la cambiante tuviera que frenar el avance y se girase a observar como tenía la mano del hombre sujetandole y alzó la vista para observarle, se sorprendió que le diera las gracias no solo por lo de su adorado muchacho, si no por lo ocurrido tiempo atras, en aquella fatidica noche, ella miró al enorme hombre mientras dibujó una sonrisilla cuando el muchacho quiso escapar queriendo ver a los payasos y el enorme hombre no le dejó, la cambiante suspiró aun cogida por la muñeca. -Tranquilo, mis compañeros lo vigilarian.- afirma esta mientras observa como tiene a ambos bien sujetos, por esa enorme mano, aunque la cambiante se resigna mirandole finalmente.


El hombre la suelta finalmente para acomodar al chiquillo sobre sus hombros de manera mas segura para que no se escape, la cambiante les mira a ambos, y le sorprende que quiera hablar con ella, simplemente asiente con la cabeza acomodandose apoyandose en la pared para escucharle, frunciendo el ceño cuando apuntó que no consiguieron encontrarla, ella dejo escapar un sonido. -Me escondí para que ellos no me siguieran el rastro, estaba desnuda y me hirió no podía quedarme a la vista, pero da igual, soy experta en sobrevivir como puedes ver.- Una sonrisa dibujó en su rostro mientras respiraba hondo, realmente tampoco esperó que nadie volviera a buscarla, seguramente un vistazo por encima y se fueron, o eso creía la cambiante, pero cumplió el objetivo, conseguir salvarlo, como podía ver, estaba bien, y eso era lo que importaba realmente, las deudas estaban pagada.
Suspiró mientras negó con la cabeza. -Estoy bien, solo una herida que no se cura...pero recientemente he podido cicatrizar, pero no termina, y me duele...algo tenía ese maldito arma con el que me disparó el licantropo, de hecho me costó mucho cambiar de forma, me tiré un par de dias que transformarme era sumamente doloroso...pero ya ha pasado.- Comentó la cambiante mientra se encogía de hombros ligeramente.


Le miró de arriba a abajo observando que él no parecía tener cicatrices le sorprendia que un humano se hubiera curado tan rapido, la sueca ladeó la cabeza observando esto. -Te ayudaron a curarte supongo, me alegro por ello señor "Grand".- Dijo imitando a como le llamaba el pequeño, mas volvió a sonreir cuando volvió a darle las gracias por haber encontrado al chico. -Es normal que se escabulla y mas en chicos...como él- Aseguró, podía oler la naturaleza del pequeño, pero aun era muy joven y ella no iba a dar pistas si no le pedian opinión, asi que simplemente suspiro observandole mientras hizo un pequeño truco dandole a Pierre una piruleta, antes de mirar alrededor. -Supongo que ya esta toda deuda pagada, y estamos en paz, no creo que esto te deba sebir preocupando a fin de cuenta, pero es bueno saber que das mas de dos frases grandullón.- Comentó la cambiante sonriendo risueñamente.

La cambiante observa al gran hombre con el pequeño que tenía para que no pudiera escaparse por los miles de estimulos que había a su alrededor, asi que vio comprensible que la pidiera que fueran a un sitio más intimo y solitario, la cambiante abrió los ojos con cierta sorpresa, la costumbre habían hecho que no se percatara de donde se encontraba, asi que cuando el pidió un sitio donde hablar a solas la rubia asintió con la cabeza. -Si, mi camerino anda cerca, allí no nos molestaran ni nos oiran.- Aseguró mientras se giró a mirar por donde se daba el camino hacía este, le soprende que muestre interes por la herida de ella pero es comprensible, esta asiente estando dispuesta a ceder a lo que pide, si bien ella se acaricia de vez en cuando su hombro de forma involuntaria pero este sigue dolorido, quizá sus conocimientos como medico puedan sacarla de algunas dudas, ademas eso podría dar información que eran esas balas tan extrañas que se gastaba aquel licántropo inquisidor, Yendra asintió con la cabeza.


Finalmente emprendió de guia para volver al camerino, dejandolos entrar para cerrar la puerta tras de si, asegurandose estar lejos de miradas indiscreta, mira al pequeño Pierre y le indica donde tiene los aros, las pelotitas, conos y demas cosas para que no se aburra y juegue todo lo que le dé en gana, por que está segura que el jovencito se aburriria, ella despues miró a Loyd y se sienta. -Fue una buena jugada lo de ese hechizo, tenerlo de nuevo por aqui sería un problema, pero no se por qué me dió la impresión de que te tenía algo personal contra tí, a mi apenas me hizo caso, asi que no se por qué tienes tan alto precio.- Comentó Yendra mientras le servía un té y al joven le dió un chocolate caliente, lo bueno del circo que parecía que habia muchas cosas dulces, pero un dia era un día, más Yendra le observó.
-Se que no pensabas lo que dijistes, que fue para desviar su atención, ese lobo es de lo más crueles que he visto, y conseguí algo de información de él, aunque...nada relevante, solo que es un miembro de inquisidores de elite o algo asi, bastante escalofriante.- Le informa la rubia, aunque por la deboción que dió caza al lobo casi parecía que alguna vez o algo le haya hecho Loyd a él.


Finalmente se sienta y se deshace de los ropajes superiores, sin preocuparse ni tener ningun tipo de pudor, es medico, no se va a asustar ni a entrar en tonterias, ella le enseña el hombro donde se vé la cicatriz estrellada blanquecina. -Ahí impacto la bala, y por alguna razón las venas de alrededor si te fijas están mas oscuras, solo he visto esto en venenos...- Comentó Yendra mientras se acariciaba asi misma la cicatriz que tenía un considerable relieve. -No podía mantener la transformación y me ardió el cuerpo por dentro, me costó sacar la bala, no solo me escocia al tocar la bala, si no toda la herida, la guardé, por que había algo raro, fue horrible, tardé mucho en curarme, eso no es normal, y transformarme tambien dolía, hasta tres dias mas tarde no pude.- Le confesó al enorme hombre mientras suspiró hechando la cabeza hacia atras, dejando que él palpase la herida si lo necesitaba, estaba bien tener un medico más especializado, ella se relajaba dejandose hacer por él y que viera como curarlo.

La cambiante entrecerraba los azules ojos mirando los ajenos, tenía un color singular ahora que se fijaba, ella solo enarcó una ceja observando ese hecho para poner ya atención sus palabra, ya que empezó a echar algo de luz a su pasado, lo cual empezó a comprender un poco por lo que había pasado, aunque hubo un momento de distracción cuando vió pasar al niño, sobre todo por que se inclinó para mirarle ya que creyó haber visto una cola, aunque un poco de olfateo daba luz sobre el tema en cuestión sonrió de mendio lado por lo que percibió y volvió a girarse a prestar su completa atención a Loyd, ella suspiró más empezó a percibir el estado de animo de Loyd, pudo ver como su voz, su expresión se empezó a teñir de locura, eso hizo que la cambiante empezara a sentir ciertos escalofrios y el aroma que desprendia Loyd hizo que los instintos de Yendra se pusieran en alerta, teníendo que hacer un enorme esfuerzo para no bufar.
Incluso el niño se paró alterado, los dos sentían la insana locura que corroía al hombre, Yendra incluso se puso en guardia por si se viera en la obligación de lanzarse contra el inmenso hombre, ya que la hostilidad la percibía por medio del aura y el olfato animal que tenía la rubia.


También dió luz sobre el tema de por que tan amablemente los vampiros la ayudaron a ir a por él aunque despues no dieron con ella, cosa que Yendra guardaba cierto recelo a esa información, pero era por la costumbre que tenía la cambiante, era recelosa en realidad, le costaba confiar, pero eso podría ser parte de esa naturaleza felina, pero no iba a hacer leña del arbol caido, una ayuda por otra.
Sin duda eso era lo justo, cuando comentó lo que había pasado en la celda, si distrajo su atención para que no se percatara en ella, aunque Yendra no le costaba imaginarse que en realidad ese lobo inquisidor tenía más interes en él, dado que ella siempre había intentado pisar muy flojo en cuanto asuntos sobre el clero aunque la cambiante tenía secretos inconfesables, y alguno bastante picantes, todo había que decirlo, eso hizo que la cambiante dibujara una maliciosa sonrisa mientras se mordió el labio inferior con cierto deseo mientras se perdía en esos segundos en sus pensamientos.
Volviendo al tema no pudo evitar dar una pequeña risilla por lo que dijo el grandullón que le decía al licantropo, ella bien sabía lo poco que costaba sacar de quicio a un lobo y que se atreviera a decirle eso en plena tortura imaginar la cara del inquisidor le dió mucha risa.
Aunque por ese gesto se notó que el lobo sin duda se tomo la libertad de tomar cobro por las burlass que hizo acerca de impropias felaciones fuera de lugar, la cambiante ladeó la cabeza mirandole y alzó una ceja. -Las cicatrices son cosas bonitas que llevar con orgullo.- Comentó con notable aire distraido.


Dejó que la examinara mientras ella desviaba la mirada para observar en que andaba el cachorro mientras le examinaba, una vez se retiro sin poder dar un diagnostico claro, Yendra se encogió de hombros, ella veía la desnudez algo más natural, pero ella era pura lascivia e instinto animal, el de una gata sin duda, más se levantó y se cubrió el torso con un corsé bonito azul y purpura que llevaba cuando tenía que ser la sexy ayudante del mago, se acicaló notablemente coqueta delante del espejo antes de ir a buscar la bala para entregarsela a Loyd, era una bala hueca que todavía tenía resquicios de plata liquida que se había metido en el torrente sanguineo de la cambiante, ya lo estaba eliminado de su organismo, pero donde recibió el impacto de bala le costaba muchisimo recuperarse.
Más cuando este le pidió un trozo de su piel Yendra le observó con cara de ella se mostró algo recelosa, y le miró cruzandose de brazos, frunció el ceño y ladeo la cabeza emitiendo un gruñido sobrenatural para una joven, pero sin duda era un reconocido gruñido de tigre, más se sento. -Hazlo rapido.- Fue más bien una advertencia, tenía permiso, pero su lado animal hacia que los medicos no le agradasen, y menos si estaba conciente, aunque había cosas que mejor ocultar.
Ella le miró gelidamente con una inclinación para que cogiera de la zona cicatrizando, aun tierna la carne, más sensible de lo normal, desvió la vista ciertamente nerviosa, más entrelazó los dedos mientras emite un ligero gruñido.

La cambiante observaba al enorme hombre, sin duda son malas noticias, y ese arma es alarmante, pero ahora que lo pensaba la cambiante solo había visto ese arma en ese licántropo, por qué en un sobrenatural, él era un lobo, no necesita balas de plata para dañar de manera real a un sobrenatural, lo normal es que lo tuviera un inquisidor humano no solo un lobo, la curiosidad propia de un gato despertaba en la cambiante, que miraba a Loyd mientras se acariciaba la cicatriz recordando lo que dolió, mientras arrugaba la nariz molesta. Loyd llamó al pequeño que se lo subió a hombros, y se guardó la bala en el bolsillo dispuesto a irse, Yendra alzó la mirada e hizo un gesto de despedida mientras se quedó ahí en su camerino, pensativa, más la circense no iba a quedarse de brazos cruzados, e iba a enterarse de que iba todo eso. Ese maldito inquisidor, era absolutamente aterrador, y algo se traía con el enorme hombre.
La vuelta a casa o lo que ella llamaba casa adquerida por el circo fue larga, ya que Yendra decidió ir a curiosear, y sabía que en los bajos fondos siempre dan buena información y más si se sabe escuchar, y a la circense no es un mundo que sea desconocido, lo mismo que hace haciendose pasar por cautivadora dama de clase alta, sin duda esos juegos eran sus preferidos, aunque algún día lo pagaría caro.


Más simplemente puso oidos en sitios que a gente que recibe la suma de dinero indicada suelta todo o mueve los hilos para saber lo que se pide, y lo que descubrió le pareció simplemente algo curioso pero seguramente Loyd ya lo sabría, pero eso eran detalles que a ella no se le habían dado, pero quizá eso esplicaba el arma posiblemente, aunque no habló de ella con nadie.

Dos días despues.

La cambiante había pasado dos días libres desde que vió al grandullón en los bajos barrios, divirtiendose en las peleas clandestinas, o simplemente jugando en algún burdel o seduciendo a gente rica que la viera adorable para que la invitaran a las fiestas con intenciones depravadas y ellas dejarlos sin blanca, un viejo juego, pero realmente util, la rubia volvió a su apartamento, para ponerse ropa comoda y coger algunos menesteres para empezar a entrenar el siguiente numero, jugando con el aro y practicando bailes durante una horas. Antes de volver al centro de París donde de vez en cuando ofrecía pequeños espectaculos con objetivo de publicidad al circo y sacarse un dinerito extra, aparte de los que sacaba por jugadas sucias.


En el dia no sale como estaba previsto, el día es frio y amenaza lluvia, lo cual hace que no transite mucha gente por las calles y las que pasa va demasiado aprisa buscando donde resguardarse, asi que la cambiante no insiste y piensa que quizá merezca más la pena volver al barrio bajo y sacar el sobre sueldo a golpes en las peleas, pero entonces se queda paralizada, en un momento que el viento sopla a favor un olor que ha olido ya antes la deja unos segundos paralizada.
Aprieta el paso para salir de la calle principal a toda prisa, atajando por uno de los callejones, queriendose marchar de ahí a toda velocidad, pero es entonces cuando al mirar para atras y ver que nadie la sigue, llegando a la salida del callejón se choca de bruces con alguien que la frena en seco, es grande, y ese maldito aroma, a incienso.


La cambiante se gira a mirarle y ve esos malditos ojos azules, el hombre de dos metros, más la cambiante mantiene una mirada desafiante, sin embargo para sorpresa de ella el enorme lobo se disculpa, la toma la diestra y se la besa para seguir su camino, esto hace pensar a la cambiante en una trampa, o peor, en algún tipo de juego donde este simplemente se metio por el callejón y desapareció, chasqueo la lengua con enfado y esta vez usando sus instintos animales para asegurarse de que no la siguiera fue a una taberna cerca de donde Loyd la salvó cuando se conocieron, quizá con la esperanza de volver a verlo y compartir alguna impresiones, entre ella, que un par de horas atras se hubiera chocado con ella y hubiera actuado como si no la conociera, había dos opciones, la primera era que no se acordara de ella de lo poco importante que le pareció, la segunda que la conociera y le diera igual.

-Disculpe señorita, quizás lo que servirmos aqui es demasiado fuerte para una jovencita.- La despertó la voz del tabernero, Yendra estaba de espaldas a él apoyada en la mesa pensativa, pero cuando despertó de sus pensamientos se giró a mirarle. -Oye capullo, quiero ron miel ahora...no soy ninguna niña.- Dijo girandose a él. -¡Ahora!.- Exigió y el tabernero se deshizo en disculpas sirviendole, a la cambiante la rabiaba que la confundieran con una niña por su maldita altura. Bufó y observó la entrada, como si esperara que el enorme hombre que era Loyd entrara por la puerta por casualidades, preferiria no ir donde Nona a buscarlo, solo por cautela.

La rubia esperaba, algo nerviosa, no dejaba de mirar con alerta haber quien era el que entraba allí, le había alterado el hecho de que el maldito licano cuando chocó con ella actuo como si no la conociera, como si ni siquiera la oliera, Yendra se habia metido en muchos retorcidos sitios, y ese juego se le antojaba algo conocido, sin duda con intención de algo más, la cambiante se mostraba recelosa, mientras esperaba su licor, tamborilea los dedos mientras entrecierra los ojos, cuando un aroma familiar inhunda sus fosas nasales, la cambiante mantiene su posición sin girarse, hasta que finalmente Loyd se sienta a su lado pidiendo una cerveza al tabernero que la confundió con una niña, Yendra mantiene el gesto serio mirandole cuando este pregunto como ha estado, ella le miró y meneo la cabeza con cara de pocos amigos. -He estado mejor...- Confiesa la cambiante gruñonamente, mientras observa como le sirven los tragos a ambos.

La mente de la cambiante va a toda velocidad, incluso mira con recelo al rededor mientras da un trago al alcohol que le pusieron en el vaso, echaba de menos las bebidas de su tierra natal, más volvió a fijar sus azules orbes en los pardos ajenos. -En realidad te andaba buscando.- Empezó a decir, dandole pistas o referencia a que tenía que ver con el anterior encuentro que tuvieron, aunque en el circo fue más relajada la cosa, salvo por los tintes de locura que parecía tener y ocultar Loyd por el pasado oscuro que había tenido realmente.
La cambiante se acariciaba la mandibula mientras buscaba la manera de empezar esa conversación, más frunció el ceño meneando la cabeza con disgusto. -Estube buscando información y la encontré, al parecer ese tipo de arma de momento solo lo tienen pocos...es todo lo que sé, o que yo sepa solo el licántropo que va tras de ti.- El tono de voz de la rubia era notablemente bajo, no quería a nadie fisgando en sus asuntos. -Descubrir que es un miembro de un escuadron de elite de inquisidores, siendo un total de cuatro...casi parecen jinetes del apocalipsis.- Comentó eso último con un tono jocoso y acido, encontrando la broma aunque no le entusiasmara esta en absoluto.


Observó a Loyd, dandole la sensación de que pedía algo más, asi que la cambiante se encogió de hombros como si no le importara nada y negó con la cabeza dejando escapar un pesado suspiro estresado. -Veras, antes me he cruzado con el susodicho, por un segundo pensé que me estaba siguiendo....-Empezó a decir, manteniendo ese tono de voz bajo que había mantenido desde el inicio de la conversación, se cruzó de piernas moviendo la que pasaba por encima de manera algo más inquietante. - La cosa es que le olí y al atajar por el callejón me topé de frente con él chocandome....lo más curioso de todo es que se disculpo y como un estupido y ridiculo caballero besó mi mano y se largó.- Arrugó la nariz acariciando la mano que fue testigo de ello como si quisiera limpiarla, y le miró enarcando una ceja. -Actuó como si no me conociera, asi que aunque he estado alerta por si me seguía, no he querido acercarme donde me curasteis para no revelar la posición, tenía la esperanza de que aparecieras por aqui, mi intuición femenina no me ha fallado.- Dió un tremendo trago bebiendoselo todo de golpe y dejando el vaso de golpe en la mesa mientras se sacudia, y despues miró a Loyd mientras se frotaba la frente demostrando asi la inquietud que la tigresa tenia.

La cambiante observa a loyd, mientras este parecía por lo menos sentir cierta curiosidad por el comportamiento o mejor dicho la respuesta que daba la cambiante, la cual mantenía una actitud seca, distante y recelosa. Miraba un mechón de su pelo el cual jugaba con la punta de sus dedos antes de mirarle nuevamente cuando pregunta y ella comparte en tanto en cuanto la información que ella estima oportuna, más pareció sorprenderle cuando la cambiante dió la información de cuatro, Yendra le observó y se encogió de hombros negando con la cabeza. -Eso he oido comentar a inquisidores...no es una información fiable, puede que el cuarto sea humano o cambiante, no lo sé.- Confesó Yendra, esa información lo había sacado a base de espiar a inquisidores, sabiendo en que tabernas había más posibilidades de que los inquisidores se dejaran caer de vez en cuando, sobre todo para ir a cenar y de más.

Le sorprendió de sobre manera que la vampiresa implacable a la que acudió pidiendo ayuda en un momento desesperado, la hubieran atrapado, y se preguntó si había tenido que ver aquel licano de ojos color cielo, negó con la cabeza a disgusto de lo que escuchaba, si la habían atrapado es que eran buenos, muy buenos. -Si se atreven con vampiros con esa potencia en el aura no son para tenerlos a broma.- Asegura cruzandose de brazos, mientras enarca la ceja y golpea su jarra vacia repetidas veces contra la mesa, antes de buscar al mesero y señalar la jarra vacia en indicación de más.


Observó nuevamente a Loyd, dejo escapar el aire entre sus labios mientras observa como ponen algo para picar, que Yendra indica cierta curiosidad por el bocado, mientras que su acompañante come y saca un puro que hace que Yendra le mire de medio lado con las jarras ya llenas por el mesero, dando un trago largo a su jarra. Más cuando Loyd comenta si no la reconoció Yendra y lo raro que era la cambiante negó nuevamente. -Dudo mucho que no me reconociera, por favor...¡esto no es facil de olvidar!. - Se señalo su propio cuerpo con soberbia y egocentrismo. -No, lo que yo digo que actuó como si no me conociera, se que lo hizo y se que algo trama, lo que me pregunto es por que esa actitud, lo cual por alguna razón no le merecía la pena detenerme o no se que demonios le ronda esa sadica mente enfermiza.- Comenta ella centrandose en el punto que realmente le preocupa

Ese maldito cabrón licano trama algo, eso seguro, ¿que gana fingiendo no conocerse? pues eso se le escapa a la sueca, que por un segundo entrecierra los ojos pensativa, quizá lo que gane es una sensación de desconcierto, o tal vez falsa sensación de seguridad, la cambiante se encuentra muy perdida con esa última información, más la enorme mano de Loyd la saca de sus pensamientos, y baja la vista a observar como la toca el brazo, y alza una ceja con cierta tensión, si bien ya había tenido contacto fisico con él cuando le ayudó a escapar de los inquisidores y cuando se dejó examinar por él ahora que estaba en plena forma el contacto se le antojó más extraño, sobre todo por que él no era de los que dan muestras de afecto y una falta de costumbre de recibirlas, más lo que escucha despues no es que le entusiasmase, aunque al menos seguían al licano y no a ella, pero ya le habían dado el chivatazo de que ella se encontraba ahi.

Más el hombre captó en su totalidad la atención de Yendra que alzó sus claros ojos a observarlo cuando Loyd dió luz sobre los planes que tenía y que necesitaban gente con urgencia para ello, Yendra le observó. - Puedes contar conmigo para eso, he tenido unos cuantos encontronazos con la iglesia, no todos necesariamente malos, pero despues de lo de ese inquisidor quizás sea momento de hacerles comer mierda y metersela nosotros. - Habló en ese tono soez poco digno de una dama, pero ahora no estaba fingiendo ser una dulce damisela. - Asi que habra que mover rapido el culo por que te aseguro que esas armas...si que duelen y mucho....- Se acaricia el hombro en recuerdo del tremendo dolor que recibió.

La maniobra estaba puesta en marcha, había que actuar en manada, y con un cebo, asaltó a medio camino a la cambiante con toda intención de chocarse con ella, marcandola con ese beso en la mano, asi el cebo sabía detras de quien tenía que ir, de la joven cambiante, siendo un humano no sospecharía de él, y le diria a otro para indicar donde estaban, un autentico juego de despiste, una vez el cebo vuelve y le preguntan da instruciones de donde estan, pero el licano no es tonto, y mira a 12 de sus hombres. -Bien lobos, toca cazar.- dijo en un tono de voz suave mientras los demas asintieron con sonrisas lupinas, Septimus destelleo sus ojos de ese color naranja y los demas hicieron lo mismo durante unos segundos, antes de ir en grupo, se juntarón en camino a donde indicó el cebo, haciendose pasar por un grupo de amigos, o eso era lo que querían aparentar.
Aunque los collares con cruces y demás indumentaria que desvelaban lo que en realidad eran, y eran soldados de la inquisición se había ocupado de cambiarlas por ropas más normales y corrientes, parecíendo más bien unos humanos que habían salido a divertirse con motivos de alguna celebración. La verdad que Tohrment hizo un gran trabajo con esas pociones que disimulaban su olor, camuflando por completo el olor de la santa sede y sobre todo el olor a licántropo.


Llegagan al lugar de donde se encontraba la taberna, olfateó el aire, si ahí olia el meloso olor de la cambiante y el que considera su presa. Sonrie cinicamente, esperan para atar cabos, comprovando que ninguno de ellos era reconocido como un inquisidor, mientras entran en la posada uno tras otro mientras Septimus espera para entrar el ultimo mientras se enciende un cigarrillo, tirando el fosforo al suelo antes de internase tras el ultimo de sus hombres. Expulsa el humo por la nariz mientras sonrie de medio lado de forma egocentrica.
-Cervezas para todos.- Dice de manera socarrona, mientras echa el humo, para despues girarse al captar un aroma muy conocido para él, gira a mirar a Lucinde con el ceño fruncido extrañandose de que demonios hace ella allí, pero no dice nada, solo se sienta en una de las mesas mientras sus hombres se van desplegando por la taberna mientras miran a la cambiante y al hombre, ladeando la cabeza, para despues girar en un total disimulo para mirar a sus hombres. -Salud...-Dice con ese tono cinico.


-Bien bien bien...13 Jarras es el numero magico, deprisa..- La voz profunda de Septimus resuena por la taberna mientras los hombres observan identificando las auras, el licántropo da otra calada al cigarro mientras observa de reojo a la rubia y despues a la taberna. -Vamos amigos...continuar bebiendo, no hay por qué alterarse.- Se rie divertido por el revuelo de la situación, unos cuandos hombres se sientan con él mientras que los demas se colocan por parejas habblando entre ellos como si estuvieran fuera de servicio y no de caza. Sin revuelo, no van a dar un paso en falso, todo ataque debe ser autorizado por el inquisidor de mas rango y por supuesto por su alfa de la manada.
Septimus se muestra relajado, no van a salir de ahí si él no lo deja asi, pero con su rubia preferida ahí se ha llevado una señora sorpresa, pero no se va a precipitar, pero ahora si que tiene a la presa, llevaba dias siguiendolo y llegando a lugares donde él ni estaban ni recordaban haberle visto anteriormente, dió otra calada al cigarro y se inclinó a hablar con otro miembro de su manada, siguiendo queriendo dar la imagen de solo unos amigos de celebración despues de un triunfo fingido, con sus aspectos ligeramente cambiandos. Había que mantener la fachada de grupo de descerebrados de fiesta.

Los enigmas en respecto a la estrategia que puedan tener los inquisidores son abrumadoras, no dando pies ni cabeza a ello, lo cual la hizo fruncir el ceño, mientras observaba al grande hombre que tenía a su lado, mientras este hablaba. Que investigaria y mandaria buscar más piezas que encajasen en los planes de los inquisidores y destapar esa mascara que llevaban, Yendra asintió con la cabeza a las palabras de Loyd. La cambiante olfatea a la rubia que acaba de entrar en la taberna y que capta por completo la atención de Loyd, Yendra hace un gesto a modo saludo a la mujer para despues observar nuevamente las reacciones quimicas de Loyd al ver a la muchacha que acababa de hacer incursión al parecer buscando a un medico por un problema familiar con una tia que parecía estar enferma.
La chica parecía estar algo apurada por su situación, más la platina desvió la mirada para observar a su enorme acompañante que era quien tenía los conocimientos medicos que sin duda requeriria la chica, más Yendra olfateaba a la joven, aunque el olor de Loyd le indicó cierta atracción hacia esa bonita chica. En otra situación incluso Yendra habría tenido la desfachatez de coquetear con ella, pero ahora no estaba de humor.


Mientras observaba como Loyd parecía estudiar el bonito rostro de la joven Yendra segua dandole vueltas al encuentro del inquisidor, preocupandole aun esa reacción, esa caballerosidad, no recuerda cuando fue la ultima vez que un inquisidor fue tan atento, bueno si, recuerda hace bastante tiempo, un inquisidor que la quiso utilizar, y empezó a bajar su postura hacia ella acabando los dos enredados entre sabanas y besos, aunque no pasó de eso, solo una noche donde hubo una pequeña busqueda de afecto por parte de ambos, le recordaba, era tosco, grande, fuerte y le encantaban las rubias. Sonrió de medio lado recordando al español inquisidor, dejando escapar un suspiro, quizás de los pocos que pudieron ver más alla de la cambiante, y viniendo de un inquisidor más merito, pero fue un caso excepcional, un dia, un amigo en común con su cazadora favorita, pero solo eso, y ya pasó el tiempo sin volverlo a ver.

ladeo la sonrisa sumida en los pensamientos del pasado antes de observar nuevamente a Loyd que la miró de manera que le indicó que contaba con su alerta, asi que la rubia se centró rapidamente mientras asentía de manera casi imperceptible mirando a la nueva chica que había con ellos ahora.


La cambiante empezó a percibir el olor de un grupo de hombres fuera de la taberna, giró la vista hacia la puerta cerca de un minuto antes de que un grupo que parecía estar de celebración entrara en la taberna. -Vaya...que jolgorio.- Dijo con cierto desdén para Loyd, mientras seguía con la mirada a los hombres, su olor no desvelaba nada reseñable, asi que no se puso en mayor alerta salvo la incomodidad de tanta gente en la taberna y se lo hizo saber a Loyd con una mirada, más por el contrario que los 13 hombres, la chica desprendia un olor de confianza, lo cual eran cosas muy dispares, simplemente se limito a observar a los hombres con dejadez mientras Loyd atendía a la rubia, más frunció el ceño mirando a uno de los hombres que estaba en la esquina poniendose ligaramente nervioso cuando ella le observó, y aunque podía confundirse por la timidez de un hombre, Yendra estaba algo alarmada, aunque no sabía por qué, pero Loyd si se fijaba podría notarlo, aunque tal vez no la conociera tanto como para eso, la cambiante dió un trago a su wiskhy buscando algo de calma.