AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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It's All About Destiny ~ Privado [Flashback] [+18]
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It's All About Destiny ~ Privado [Flashback] [+18]
Recuerdo del primer mensaje :
Todo había empezado en el momento en el que me uní a aquel grupo que luchaba contra los Inquisidores para salvar a los que caían en sus trampas y en sus redes. Sabíamos que era peligroso pero cuando me metí, sinceramente, no pensé que fuera a dar todo un cambio tan drástico como había pasado y ahora éramos buscados.
Caminaba con una capucha puesta en mitad de la noche por las calles de París, sabía que los Inquisidores estaban buscándonos desde hacía un par de días, habían cogido a un miembro del "grupo" al que pertenecíamos dedicándonos a liberar a todos aquellos cambiantes, hechiceros y licántropos que caían en manos de la Inquisición porque sabíamos lo que hacían. No asegurábamos que Pierre aguantara demasiado y ya estábamos preparados para que alguien fuera a por nosotros, la inquisición tenía espías y soldados... sabía que pronto llegaría mi hora, pero si pensaban que no iba defenderme estaban muy equivocados.
Mientras caminaba por la calle estaba alerta de cualquier movimiento sospechoso que pudiera encontrarme, llevaba una daga en el cinto aunque con mi magia era más que suficiente para defenderme. Me paré en la entrada de un callejón y sin quitar la capucha me adentré para ir a la "base" secreta donde organizábamos las partidas de rescate. Centrada en mis pensamientos de pronto tuve como una especie de visión, una que me hizo pararme mientras a mis ojos llegaba las imágenes de un hombre encapuchado que caía del tejado... mis visiones a veces aparecían en momentos de máximo peligro, así que sin mediar palabra murmuré un pequeño hechizo para lanzar una bola de fuego que lancé contra el tejado mientras, tras lanzarla, creaba una barrera protectora mirando hacia arriba.
-Vamos, ¡sal de una vez! -Sabía que solo podría tratarse de una cosa; un inquisidor que fuera a por mí para atraparme. Sabía que Pierre no aguantaría los interrogatorios que hacían y acabaría delatándonos, de hecho, había tenido hacía un par de días unos sueños extraños pero no eran muy concretos y eran algo bastante confusos y vagos, por lo que desde aquel momento cuando salía a la calle lo hacía con cuidado pensando que podrían cogerme en algún momento... y parecía que este simplemente había golpeado mi puerta con la intención de capturarme con algo de suerte, sino que la primera intención era la de matarme.
Todo había empezado en el momento en el que me uní a aquel grupo que luchaba contra los Inquisidores para salvar a los que caían en sus trampas y en sus redes. Sabíamos que era peligroso pero cuando me metí, sinceramente, no pensé que fuera a dar todo un cambio tan drástico como había pasado y ahora éramos buscados.
Caminaba con una capucha puesta en mitad de la noche por las calles de París, sabía que los Inquisidores estaban buscándonos desde hacía un par de días, habían cogido a un miembro del "grupo" al que pertenecíamos dedicándonos a liberar a todos aquellos cambiantes, hechiceros y licántropos que caían en manos de la Inquisición porque sabíamos lo que hacían. No asegurábamos que Pierre aguantara demasiado y ya estábamos preparados para que alguien fuera a por nosotros, la inquisición tenía espías y soldados... sabía que pronto llegaría mi hora, pero si pensaban que no iba defenderme estaban muy equivocados.
Mientras caminaba por la calle estaba alerta de cualquier movimiento sospechoso que pudiera encontrarme, llevaba una daga en el cinto aunque con mi magia era más que suficiente para defenderme. Me paré en la entrada de un callejón y sin quitar la capucha me adentré para ir a la "base" secreta donde organizábamos las partidas de rescate. Centrada en mis pensamientos de pronto tuve como una especie de visión, una que me hizo pararme mientras a mis ojos llegaba las imágenes de un hombre encapuchado que caía del tejado... mis visiones a veces aparecían en momentos de máximo peligro, así que sin mediar palabra murmuré un pequeño hechizo para lanzar una bola de fuego que lancé contra el tejado mientras, tras lanzarla, creaba una barrera protectora mirando hacia arriba.
-Vamos, ¡sal de una vez! -Sabía que solo podría tratarse de una cosa; un inquisidor que fuera a por mí para atraparme. Sabía que Pierre no aguantaría los interrogatorios que hacían y acabaría delatándonos, de hecho, había tenido hacía un par de días unos sueños extraños pero no eran muy concretos y eran algo bastante confusos y vagos, por lo que desde aquel momento cuando salía a la calle lo hacía con cuidado pensando que podrían cogerme en algún momento... y parecía que este simplemente había golpeado mi puerta con la intención de capturarme con algo de suerte, sino que la primera intención era la de matarme.
Última edición por Lynae el Mar Mayo 22, 2018 12:35 pm, editado 1 vez
Lynae- Hechicero Clase Alta
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Re: It's All About Destiny ~ Privado [Flashback] [+18]
Agachada frente a él espero las respuestas a mis preguntas para saber qué es lo que está pasando, por qué tengo la misma runa que él en mi omoplato aunque brille de un color dorado en vez de plateado como le pasa a él. Soy consciente de que tiene otra marca igual en la otra parte pero me interesa saber qué es lo que está pasando y por qué han aparecido ahora después de lo que hemos tenido, ¿hemos sido los causantes de que ambas marcas aparezcan? ¿Qué lo ha provocado? No dejo de pensar en lo sucedido para ver cómo se cubre el rostro con sus manos, ansío por respuestas pero dado el carácter que tiene el Inquisidor algo me dice que presionarlo para que me diga qué ocurre no es la manera más acertada de averiguar las cosas.
Son sus preguntas lo que hace que lo mire de forma fija, me pregunta de dónde viene mi poder porque queda más que claro que no es un poder normal y corriente, ambos hemos sido capaces de ver lo que ha ocurrido cuando él me ha atacado, el poder desatado, una pequeña parte de lo que llevo en mi interior y que surge cuando estoy en peligro para defenderme... algo que no controlo todavía y que aún me cuesta de controlar. Vuelve a preguntarme de una forma un tanto brusca el origen de mi poder pero no responde a mis preguntas, eso me hace fruncir el ceño porque si él no me contesta ¿por qué debo de hacerlo yo? Yo he preguntado primero, yo me he acercado primero y lo suyo es que si se quiere información primero se responda a las preguntas que le he hecho. Lanzo un suspiro y me levanto para darle la espalda, mi pelo cae libre por mi espalda como un manto dorado en lo que miro por la ventana hacia el exterior.
-Para saber información primero tienes que darla -digo sin dejar de mirar por la ventana, mis manos acarician mis brazos en lo que mis ojos se pierden en el exterior, ¿por qué debo de decirle y revelarle de dónde proceden realmente mis poderes? Hacerlo es exponerme más a ese hombre, hacerlo es contar una parte de mi pasado que solo mis padres saben, hacerlo es arriesgarme a que él investigue más y no me conviene que lo haga- ¿qué es todo esto? Yo también necesito respuestas igual que tú, y ahora no estás entre mis piernas para exigirme que te de las respuestas que tanto quieres oír.
Son sus preguntas lo que hace que lo mire de forma fija, me pregunta de dónde viene mi poder porque queda más que claro que no es un poder normal y corriente, ambos hemos sido capaces de ver lo que ha ocurrido cuando él me ha atacado, el poder desatado, una pequeña parte de lo que llevo en mi interior y que surge cuando estoy en peligro para defenderme... algo que no controlo todavía y que aún me cuesta de controlar. Vuelve a preguntarme de una forma un tanto brusca el origen de mi poder pero no responde a mis preguntas, eso me hace fruncir el ceño porque si él no me contesta ¿por qué debo de hacerlo yo? Yo he preguntado primero, yo me he acercado primero y lo suyo es que si se quiere información primero se responda a las preguntas que le he hecho. Lanzo un suspiro y me levanto para darle la espalda, mi pelo cae libre por mi espalda como un manto dorado en lo que miro por la ventana hacia el exterior.
-Para saber información primero tienes que darla -digo sin dejar de mirar por la ventana, mis manos acarician mis brazos en lo que mis ojos se pierden en el exterior, ¿por qué debo de decirle y revelarle de dónde proceden realmente mis poderes? Hacerlo es exponerme más a ese hombre, hacerlo es contar una parte de mi pasado que solo mis padres saben, hacerlo es arriesgarme a que él investigue más y no me conviene que lo haga- ¿qué es todo esto? Yo también necesito respuestas igual que tú, y ahora no estás entre mis piernas para exigirme que te de las respuestas que tanto quieres oír.
Lynae- Hechicero Clase Alta
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Re: It's All About Destiny ~ Privado [Flashback] [+18]
Se levanta al tiempo que su cuerpo está en tensión, ya tiene suficiente con lo que está pasando, con lo que ella está hablando y pidiendo. Se acaricia la nuca siendo que la mayor parte de las veces los Fairchest se olvidan de hacer cualquier ademán que pueda distinguirlos. Más esto es más tenso que nunca, lamiéndose los labios, la cabeza le punza, tiene una migraña enorme. Se dirige a la mesa más cercana para tomar el vaso y llenarlo de vino para darle un gran trago sin preocuparse por el efecto que pueda tener en su cuerpo, sólo quiere relajar sus músculos, su cabeza, sus pensamientos que cada vez toman giros más inesperados.
Cuando puede sentirse más relajado, toma los pantalones para ponérselos metiéndoselos por los pies para subirlos hasta su cintura abrochando el botón y subiendo la cremallera. Sintiéndose menos descubierto, menos vulnerable, podrá concentrarse. Hace una mueca pensativo, entornando los ojos antes de mirar de reojo a la mujer que sigue desnuda a su lado, hermosa y atractiva que le provoca un hueco en el estómago de deseo carnal - supongo que es justo - más no emite palabra que pueda ayudarla a saber lo que acontece - y por supuesto que puedo exigirte, porque seguro querrás que vuelva entre tus piernas - le observa por el rabillo del vaso antes de sonreír al ver la forma en que camina demostrando la dificultad y el trato rudo que el condenado tuviera con ella en la cama. Es tan divertido ver cómo intenta mantener el tipo, desearía si no fuera por la marca, volver a la cama para tener otro encuentro.
Viciado por ese pensamiento, se le acerca para sobarle el culo sin tapujos con la mano callosa en su tierna piel que provoca pensamientos más acordes a utilizar el sillón al lado dispuesto, que a contestarle, aún así le susurra a su oído - me parece que aún sigues muy mojada deseando que puedas tener otra vez mi verga en tus entrañas moviéndose - remueve la mano antes de palmear su glúteo con fuerza haciendo que se estremezca por el golpe antes de que de reojo pueda apreciar mejor la marca de su omóplato reflejada en el espejo de la habitación. Aspira aire con molestia, antes de beber del vaso con impaciencia y frustración. La runa es idéntica a la de Sephirot en todas sus líneas, brilla en dorado, esa es la parte que no comprende, la que no sabe qué significa. Deberá tomar de nueva cuenta el libro para leerlo y ver qué pasa.
Cuando puede sentirse más relajado, toma los pantalones para ponérselos metiéndoselos por los pies para subirlos hasta su cintura abrochando el botón y subiendo la cremallera. Sintiéndose menos descubierto, menos vulnerable, podrá concentrarse. Hace una mueca pensativo, entornando los ojos antes de mirar de reojo a la mujer que sigue desnuda a su lado, hermosa y atractiva que le provoca un hueco en el estómago de deseo carnal - supongo que es justo - más no emite palabra que pueda ayudarla a saber lo que acontece - y por supuesto que puedo exigirte, porque seguro querrás que vuelva entre tus piernas - le observa por el rabillo del vaso antes de sonreír al ver la forma en que camina demostrando la dificultad y el trato rudo que el condenado tuviera con ella en la cama. Es tan divertido ver cómo intenta mantener el tipo, desearía si no fuera por la marca, volver a la cama para tener otro encuentro.
Viciado por ese pensamiento, se le acerca para sobarle el culo sin tapujos con la mano callosa en su tierna piel que provoca pensamientos más acordes a utilizar el sillón al lado dispuesto, que a contestarle, aún así le susurra a su oído - me parece que aún sigues muy mojada deseando que puedas tener otra vez mi verga en tus entrañas moviéndose - remueve la mano antes de palmear su glúteo con fuerza haciendo que se estremezca por el golpe antes de que de reojo pueda apreciar mejor la marca de su omóplato reflejada en el espejo de la habitación. Aspira aire con molestia, antes de beber del vaso con impaciencia y frustración. La runa es idéntica a la de Sephirot en todas sus líneas, brilla en dorado, esa es la parte que no comprende, la que no sabe qué significa. Deberá tomar de nueva cuenta el libro para leerlo y ver qué pasa.
Tohrment Fairchest- Condenado/Hechicero/Clase Alta
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Re: It's All About Destiny ~ Privado [Flashback] [+18]
Sigo frente a la ventana pero no lo miro, espero a que decida responder a mis preguntas porque si él quiere que responda las suyas va a tener que ser el primero en hablar. Lo cierto es que no quiero contarle acerca de mi pasado y el motivo real por el que tengo mis poderes, por ese poder desmesurado en el que una profecía ha dicho que voy a morir ya que alguien los quiere. En un principio suponía que dicha persona era él ya que fue enviado para matarme, pero después de lo que había pasado ya no estoy tan segura de que dicho hombre se refiriese a él. Lo escucho moverse por el lugar y por el rabillo del ojo veo que se pone una copa, de pronto siento que mis labios están secos y que yo también necesito beber algo mas no le pido nada y me quedo como estoy. Siento sus pasos que se acerca a mí después de decir que es justo lo que le he pedido, pero es que realmente lo es ya que no puede pretender que le responda sin que él me diga algo de lo que yo le he preguntado. Giro la cabeza en su dirección cuando afirma que puede exigirme, porque está convencido de que lo quiero volver a tener entre mis piernas y aunque es cierto no se lo voy en esos momentos.
Suspiro y mis ojos vuelven hacia el cristal de la ventana donde puedo ver el exterior, sigo esperando por unas respuestas que empiezo a entender que no voy a tener en lo que siento que se acerca hasta donde yo estoy, siento su presencia tras de mí y a través del cristal puedo ver su reflejo tras mi cuerpo, más alto que yo, más corpulento que yo en lo que me hace parecer pequeña y débil. Su mano va hacia mi nalga para sobarla y mis ojos suben a los suyos para mirarlo por el reflejo del cristal, su aliento caliente en mi oído y esas palabras que hace que apriete la mandíbula para recibir el azote en mi nalga, es lo que hace que termine por girarme y encararme a él ahora que lleva un pantalón puesto. Puede que haya sido virgen y él haya sido mi primer hombre en tomarme, pero eso no quiere decir que mi carácter se haya visto templado y que no me conteste y me evada las respuestas me cabrea.
-¿Igual que tú estás deseando colarte en mi interior para moverte y hacerme tuya? ¿Por qué me atacas de esa forma sin sentido? Te recuerdo que el que me hizo prometer que iba a ser tuya fuiste tú, ¿debo de entender por eso que una vez que me has probado quieres mucho más de mí? -Arqueo mi ceja y me cruzo de brazos- Quiero respuestas Tohrment, y dado que tú tienes dos marcas exactamente iguales a la que yo ahora tengo en mi omoplato me gustaría saber de qué va todo esto. Quid pro quo, tú quieres información y yo también así que como he preguntado primero vas a tener que decirme lo que quiero oír -yo sigo desnuda y es algo que no me importa, aun siento cierto dolor en mi sexo tras la actividad sexual pero después de que ha recorrido todo mi cuerpo no puedo sentir vergüenza, no cuando su lengua ha lamido cada parte de mi cuerpo y lo ha explorado de esa forma tan minuciosa.
Suspiro y mis ojos vuelven hacia el cristal de la ventana donde puedo ver el exterior, sigo esperando por unas respuestas que empiezo a entender que no voy a tener en lo que siento que se acerca hasta donde yo estoy, siento su presencia tras de mí y a través del cristal puedo ver su reflejo tras mi cuerpo, más alto que yo, más corpulento que yo en lo que me hace parecer pequeña y débil. Su mano va hacia mi nalga para sobarla y mis ojos suben a los suyos para mirarlo por el reflejo del cristal, su aliento caliente en mi oído y esas palabras que hace que apriete la mandíbula para recibir el azote en mi nalga, es lo que hace que termine por girarme y encararme a él ahora que lleva un pantalón puesto. Puede que haya sido virgen y él haya sido mi primer hombre en tomarme, pero eso no quiere decir que mi carácter se haya visto templado y que no me conteste y me evada las respuestas me cabrea.
-¿Igual que tú estás deseando colarte en mi interior para moverte y hacerme tuya? ¿Por qué me atacas de esa forma sin sentido? Te recuerdo que el que me hizo prometer que iba a ser tuya fuiste tú, ¿debo de entender por eso que una vez que me has probado quieres mucho más de mí? -Arqueo mi ceja y me cruzo de brazos- Quiero respuestas Tohrment, y dado que tú tienes dos marcas exactamente iguales a la que yo ahora tengo en mi omoplato me gustaría saber de qué va todo esto. Quid pro quo, tú quieres información y yo también así que como he preguntado primero vas a tener que decirme lo que quiero oír -yo sigo desnuda y es algo que no me importa, aun siento cierto dolor en mi sexo tras la actividad sexual pero después de que ha recorrido todo mi cuerpo no puedo sentir vergüenza, no cuando su lengua ha lamido cada parte de mi cuerpo y lo ha explorado de esa forma tan minuciosa.
Lynae- Hechicero Clase Alta
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Re: It's All About Destiny ~ Privado [Flashback] [+18]
Se queda en silencio mirando cómo ella le encara tras agarrar coraje después de que se ha consumado su relación en el lecho. ¿Relación? Tras la marca en su omóplato deberá decidir qué hacer con ella. Acariciando con la diestra su rostro en tanto sus ojos brillan de esa manera que le hace anhelar darle un par de golpes para que se rebaje ante su mirada. Su pulgar se desliza por esa epidermis sedosa en tanto la escucha sonriendo de lado - sí, deseo colarme en tu interior, moviéndome, haciéndote mía - susurra con palabras de poder, tomando su cintura para atraerla a su fornido cuerpo antes de sonreír con cierta maldad bajando la cabeza para arrebatarle un beso desquiciante, demandante, posesivo. Su mano baja apoderándose de su trasero antes de separarse con diversión.
Hasta que ella le dice sobre la promesa. Quién obligó a cuál. Brama de ira soltándola antes de dar un paso atrás pensando, rumiando, bufando. Tiene toda la razón, eso no significa que él esté contento por eso, le molesta la situación. Se aleja dirigiéndose a la mesa, tomando la jarra para servirse otro poco de vino hasta llenarlo a la mitad y dar un trago grande pensando - lo hice porque algo me impulsó, algo hizo que pronunciara esas palabras de poder - confiesa puesto que no es una excusa, es tan real como cruel. Porque de ser él, jamás habría enlazado su destino al de ella. Nunca, porque implicaría que su gemelo podría morir y él ama a Sephirot, lo ama porque es el único en su vida que es estable. Ni siquiera los otros dos miembros del equipo de su hermano que a pesar de estar tanto tiempo reunidos (casi diez años), pueden tener el lugar que el de su fratterno.
Escucha sus demandas, no tiene ganas de responder al resto de éstas en tanto aspira aire profundo dejando el vaso en la mesa, recordando que las ropas de la fémina están sucias y rotas. Así que se dirige a donde su camisa está en el piso, recogiéndola para lanzarla hacia donde está la mujer - vístete - porque por supuesto que le distrae, su cuerpo es perfecto para el suyo, encajan demasiado bien, no hay ningún hueso que le moleste cuando tiene que empezar el vaivén. Sus senos son ideales para sus manos, rodearlos con ellas es tan fácil como excitante. Y qué decir de ese culo del que quiere profanar su orificio hasta que ella entienda que sólo es suya. Se queda pensando por qué de todas las mujeres con las que tenía que pasar ésto, tendría que ser ésta, donde va a estar complicado ignorarla. Es su tacto, su olor, la visión de ella lo que le enloquece provocando que deseé más y más de ella.
Así que prefiere ignorar sus demandas, esas exigencias que le cabrean porque ninguna mujer puede exigir más de lo que Tohrment no le quiera dar - No diré nada, te plazca o no. Me parece que ni siquiera tú tienes la habilidad para hacerme hablar - se queda quieto mirando al frente en tanto la runa de Lynae deja de formarse en el omóplato dejando de doler. Sólo queda la sensación de hormigueo tan parecido a la que siente cuando observa que ella va abrochando la camisa ocultando su cuerpo. Aspira un poco lamiéndose los labios de puro anhelo. Por fin podría descansar y relajarse, aunque puede que con la presencia de esta fémina siga inquieto o quizá más como siga moviendo esas caderas con el contoneo propio de una puta.
Hasta que ella le dice sobre la promesa. Quién obligó a cuál. Brama de ira soltándola antes de dar un paso atrás pensando, rumiando, bufando. Tiene toda la razón, eso no significa que él esté contento por eso, le molesta la situación. Se aleja dirigiéndose a la mesa, tomando la jarra para servirse otro poco de vino hasta llenarlo a la mitad y dar un trago grande pensando - lo hice porque algo me impulsó, algo hizo que pronunciara esas palabras de poder - confiesa puesto que no es una excusa, es tan real como cruel. Porque de ser él, jamás habría enlazado su destino al de ella. Nunca, porque implicaría que su gemelo podría morir y él ama a Sephirot, lo ama porque es el único en su vida que es estable. Ni siquiera los otros dos miembros del equipo de su hermano que a pesar de estar tanto tiempo reunidos (casi diez años), pueden tener el lugar que el de su fratterno.
Escucha sus demandas, no tiene ganas de responder al resto de éstas en tanto aspira aire profundo dejando el vaso en la mesa, recordando que las ropas de la fémina están sucias y rotas. Así que se dirige a donde su camisa está en el piso, recogiéndola para lanzarla hacia donde está la mujer - vístete - porque por supuesto que le distrae, su cuerpo es perfecto para el suyo, encajan demasiado bien, no hay ningún hueso que le moleste cuando tiene que empezar el vaivén. Sus senos son ideales para sus manos, rodearlos con ellas es tan fácil como excitante. Y qué decir de ese culo del que quiere profanar su orificio hasta que ella entienda que sólo es suya. Se queda pensando por qué de todas las mujeres con las que tenía que pasar ésto, tendría que ser ésta, donde va a estar complicado ignorarla. Es su tacto, su olor, la visión de ella lo que le enloquece provocando que deseé más y más de ella.
Así que prefiere ignorar sus demandas, esas exigencias que le cabrean porque ninguna mujer puede exigir más de lo que Tohrment no le quiera dar - No diré nada, te plazca o no. Me parece que ni siquiera tú tienes la habilidad para hacerme hablar - se queda quieto mirando al frente en tanto la runa de Lynae deja de formarse en el omóplato dejando de doler. Sólo queda la sensación de hormigueo tan parecido a la que siente cuando observa que ella va abrochando la camisa ocultando su cuerpo. Aspira un poco lamiéndose los labios de puro anhelo. Por fin podría descansar y relajarse, aunque puede que con la presencia de esta fémina siga inquieto o quizá más como siga moviendo esas caderas con el contoneo propio de una puta.
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Re: It's All About Destiny ~ Privado [Flashback] [+18]
Frente a él siento sus ojos fijos en mi rostro, su mano se alza y su pulgar se desliza por mi piel en lo que veo su sonrisa pintada en sus labios que me hace pensar que va a seguir sin darme las respuestas que quiero y que necesito oír. Sus palabras reafirman las mías y sin pudor alguno reconoce que es cierto que quiere colarse en mi interior y hacerme suya, susurrándolo de una forma que hace que mi vello se erice y que me muerda el labio. Su brazo rodea mi cintura y me pega a su cuerpo, siento contra mi piel desnuda la suya, la forma en la que sus músculos bien definidos de su pecho y su vientre se pegan contra mi cuerpo, su cabeza se agacha y toma mis labios con los suyos en un beso rudo, demandante y posesivo que me hace subir mi mano por el mismo brazo que rodea mi cintura para sentir cada músculo bajo la yema de mis dedos. Es deseo, es pasión, es anhelo... es una mezcla de todo lo que hace que nos peguemos de esa forma y nos busquemos, muerdo su labio cuando su mano baja a mis nalgas para tomarlas con cierta posesión.
Pero son mis palabras lo que hace que se separa de mi y que gruña no conforme con lo que he dicho, lo veo que se toma otra copa de vino y lamo mis labios sintiendo el sabor de su beso en estos todavía. Mis ojos se clavan en él cuando afirma que algo hizo que pronunciara dichas palabras, no él, sino lo mismo que quizá había hecho que nuestras magias se encontraran y se enlazaran de esa forma. Pienso que es eso, precisamente, lo que nos tiene a ambos en esta tesitura en la que no entiendo muy bien del todo lo que ocurre, y es eso lo que hace que vuelva a exigirle por respuestas. Va hacia su ropa y me pregunto dónde está la mía porque no la veo en la habitación, me tira su camisa que estaba en el suelo y me pide que me vista, cojo la enorme camisa y lo miro con una ceja arqueada, esta tiene su olor y aunque no quiero al final cubro mi cuerpo con esta, pero es más grande que yo y me llega por la mitad de mis muslos, la dejo abierta de forma que cubra parcialmente mi pecho. Incluso así no me es complicado sentir el olor del Inquisidor envolviéndome, de una forma más notoria y palpable que las otra veces como si se hubiese quedado marcado a fuego en mi piel. Mi lengua lame mi labio inferior como si aun sintiese su sabor en estos.
-Sí vas a decir, quieres tú o no, porque no sé qué ha pasado aquí pero no soy idiota Tohrment, runas como estas son difíciles y complicadas de que aparezcan y si ambos llevamos la misma... -dejo las palabras en el aire, muerdo mi labio un poco porque que me diga que no tengo la habilidad para hacerlo hablar me ha dolido- ¿ah no? Yo creo que sí la tengo -digo en un tono seguro, me ha hecho prometerle que iba a ser suya, de nadie más, que él era mi dueño ¿eso no denotaba un dominio y posesión por mí cuerpo? Resté la distancia que nos separaba y mis manos subieron por su pecho desnudo en una lenta caricia- solo te pido que me des una explicación, ¿no crees que merezco saberlo cuando estoy implicada? -Pregunto, mis manos suben más hasta alcanzar su nuca, no sé de dónde nace pero me elevo de puntillas ya que él es más alto y mis labios rozan los suyos en una caricia tentadora, ¿desde cuando soy así? Pues desde que ese hombre despierta lo más oscuro, salvaje y sexual de mi interior- por favor -ruego sobre sus labios, mi lengua lame estos en una lenta pasada, mi aliento cálida sobre la zona húmeda, mi pierna se eleva por la suya y de un salto hago que su brazo rodee mi cintura para que no caiga. Le provoca mi cuerpo, me lo ha demostrado con su posesión e intento hacer gala de ello para que me responda en un intento porque ceda a mí, como yo he cedido antes a él.
Pero son mis palabras lo que hace que se separa de mi y que gruña no conforme con lo que he dicho, lo veo que se toma otra copa de vino y lamo mis labios sintiendo el sabor de su beso en estos todavía. Mis ojos se clavan en él cuando afirma que algo hizo que pronunciara dichas palabras, no él, sino lo mismo que quizá había hecho que nuestras magias se encontraran y se enlazaran de esa forma. Pienso que es eso, precisamente, lo que nos tiene a ambos en esta tesitura en la que no entiendo muy bien del todo lo que ocurre, y es eso lo que hace que vuelva a exigirle por respuestas. Va hacia su ropa y me pregunto dónde está la mía porque no la veo en la habitación, me tira su camisa que estaba en el suelo y me pide que me vista, cojo la enorme camisa y lo miro con una ceja arqueada, esta tiene su olor y aunque no quiero al final cubro mi cuerpo con esta, pero es más grande que yo y me llega por la mitad de mis muslos, la dejo abierta de forma que cubra parcialmente mi pecho. Incluso así no me es complicado sentir el olor del Inquisidor envolviéndome, de una forma más notoria y palpable que las otra veces como si se hubiese quedado marcado a fuego en mi piel. Mi lengua lame mi labio inferior como si aun sintiese su sabor en estos.
-Sí vas a decir, quieres tú o no, porque no sé qué ha pasado aquí pero no soy idiota Tohrment, runas como estas son difíciles y complicadas de que aparezcan y si ambos llevamos la misma... -dejo las palabras en el aire, muerdo mi labio un poco porque que me diga que no tengo la habilidad para hacerlo hablar me ha dolido- ¿ah no? Yo creo que sí la tengo -digo en un tono seguro, me ha hecho prometerle que iba a ser suya, de nadie más, que él era mi dueño ¿eso no denotaba un dominio y posesión por mí cuerpo? Resté la distancia que nos separaba y mis manos subieron por su pecho desnudo en una lenta caricia- solo te pido que me des una explicación, ¿no crees que merezco saberlo cuando estoy implicada? -Pregunto, mis manos suben más hasta alcanzar su nuca, no sé de dónde nace pero me elevo de puntillas ya que él es más alto y mis labios rozan los suyos en una caricia tentadora, ¿desde cuando soy así? Pues desde que ese hombre despierta lo más oscuro, salvaje y sexual de mi interior- por favor -ruego sobre sus labios, mi lengua lame estos en una lenta pasada, mi aliento cálida sobre la zona húmeda, mi pierna se eleva por la suya y de un salto hago que su brazo rodee mi cintura para que no caiga. Le provoca mi cuerpo, me lo ha demostrado con su posesión e intento hacer gala de ello para que me responda en un intento porque ceda a mí, como yo he cedido antes a él.
Lynae- Hechicero Clase Alta
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Re: It's All About Destiny ~ Privado [Flashback] [+18]
Remea en su mente las palabras de Lynae, es una fémina tan complicada que no entiende cómo fue a entrelazar su energía con la suya, golpea la pared con violencia dejando un hueco en tanto el puño se entumece por la fuerza utilizada antes de pasar esa misma mano por sus cortos cabellos sin encontrar la manera de decirle cuán importante es dicha runa y cuánto le pesa que haya aparecido en la hechicera, la carga que tiene bajo los hombros se deja sentir como si fuera una losa tan pesada que le impulsaría a ir de rodillas más conserva la vertical. Sus pasos se dirigen hacia una parte de su habitación sacando una caja para abrirla retirando un largo habano, lo va encendiendo con parsimonia de espaldas a ella, sin que pueda ver el semblante serio y preocupado del inquisidor. El humo se eleva al techo en tanto recarga el hombro en una de las paredes antes de voltear para observar a esa hereje que le encargaran matar y que no obstante desobedecer las órdenes, ahora tendría que proteger a capa y espada.
La vida de los tres es el alto costo por su fracaso. Con la diestra sujetando el habano, la siniestra libre pasa por sus mandíbulas acariciando la incipiente barba con movimientos nerviosos y tensos. Alza el mentón cuando mira que se le acerca para acariciar su tórax, sus párpados caen al tiempo que se deleita por esos roces de sus manos perfectas, aspira su aroma agachando la cabeza para ocultar el rostro en su cabello absorbiendo todo de ella. Mojando sus mejillas con la humedad de sus rizos provocado por el tremendo sexo compartido. La mano en la nuca exige algo que Tohrment está de acuerdo en brindar, sus bocas se unen, los pliegues de la del varón poseen y provocan los contrarios antes de que su lengua se sume a la contienda. Paladeado su saliva, su aroma y su sabor. Una pierna femenina solicita más del inquisidor que con gusto la toma por las nalgas para elevarla a su altura; sin descuidar el habano, la levanta hasta que sus ojos están a la misma altura, se recarga contra la pared para sujetarla mejor.
El beso se torna más pasional, el sabor del habano está en su boca en tanto el conquistador se torna conquistado, complacido por los actuares de la hechicera que busca sus respuestas, quizá no fuera la que toma dureza en el interior de los pantalones, esa rigidez por la actitud que está demostrando cuánto está dispuesto a responder a su llamado femenino. Mordisquea su labio inferior jalándolo hacia él en tanto uno solo de sus brazos es suficiente para mantener su constitución física en el aire. Gruñe cuando el beso se vuelve más pasional, gira para dejar la espalda de la fémina contra la pared en tanto sus caderas se mueven por inercia imitando el movimiento que hace unos instantes tuvieran en la cama. El habano sigue consumiéndose como él hace con su boca. Restriega bien las caderas antes de separar sus rostros observando sus ojos - magia arcana, es un hechizo tan poderoso que necesitó de un aquelarre de brujos para marcar mi espalda, te dije que mi magia provenía de los ángeles. ¿No es así? Igual que mi nombre me fue otorgado por ellos. Tohrment, dijeron. Te llamarás de ahora en adelante Tohrment - aspira su aroma.
Va separándose poco a poco de ella hasta que los pies femeninos tocan el suelo dejando en evidencia la diferencia de alturas entre ellos. El Inquisidor da una nueva calada al habano que ni siquiera perdió de la mano antes de mirarla con intensidad, eleva el rostro para que el humo salga por arriba de la cabeza femenina dejando a la vista su firme cuello y la manzana de Adán prominente, la causante de su voz ronca y viril. Su músculo bucal relame sus labios antes de volver a mirar sus ojos con curiosidad dando un par de pasos más hacia atrás llevando el habano a un cenicero cercano dando un golpe para dejar caer la ceniza. De un cajón de la mesa saca una de sus dagas y un objeto preparado para los efectos, algo que utilizaría para los Fairchest, más ahora es necesario que ella lo porte en tanto hace las pesquisas requeridas. Toma entre sus dedos la daga pinchando su dedo corazón de la siniestra mano dejando caer siete generosas gotas, después agarra dicho objeto acomodando el habano dentro del cenicero, para impregnar su artilugio con la ceniza y la sangre antes de susurrar palabras de poder, provocando que sus venas brillen de forma visible para la hechicera.
Un tono dorado envuelve toda la piel del inquisidor en tanto invoca una magia arcana antes de que la luz del lugar empiece a bajar de intensidad incrementándose en esa ceniza entre los dedos creando un fuego ardiente que no parece quemar. El hechicero susurra algo más, la luz parpadea dejando en oscuridad la habitación con esa flama brillante como único testigo antes de que todo vuelva a iluminarse más la flama continúa en su mano. Tras el intercambio mágico, Tohrment deja la llama en el cenicero dejando que se consuma y entonces, toma el objeto para dejarlo a un lado del cenicero. Voltea hacia la mujer para extender la mano, en cuanto ella la toma, la acerca al mueble para colocar en su cuello el regalo que ha preparado para ella - ocultará tu aura, tu apariencia, tu figura. Si alguien te busca con malas intenciones, no podrá verte. Verá todo aquello que la gema desee, más no a ti. Cada tres noches deberás fumar un habano, la primer ceniza será para dejar caer siete gotas de tu sangre en ella. Procura hacer como yo, consumir demasiado el habano o no tendrás suficiente ceniza. Rogarás al espíritu de la salamandra de fuego para que acepte tu sacrificio. Se comerá todo, inclusive el habano - le muestra que el cilindro que él dejó está por completo consumido como si lo hubiera fumado durante largos minutos y no después de los segundos tras haberlo dejado en el cenicero.
Comparte su conocimiento, el egoísmo de los hechiceros Fairchest es legendario. Eso denota cuán importante es la mujer para él, observa la joya en su cuello antes de bajar a morder ahí, donde su une con su hombro dejando una marca más que incluso no suelta hasta que sangre. Cuando la primer gota emana, toma el rubí para impregnarla con ella haciendo que se encienda en fuego un instante para apagarse después - está hecho, está completo - sentencia con arrogancia, demostrándole a la mujer cuán poderoso es, cuánto conocimiento tiene porque las salamandras de fuego son elementales que existieron antes del Diluvio. Que él conozca un hechizo para obtener su ayuda significa que sus palabras son ciertas. Su magia proviene de los mismos ángeles. Sólo ellos pueden atar a una salamandra para que les ayude.
La vida de los tres es el alto costo por su fracaso. Con la diestra sujetando el habano, la siniestra libre pasa por sus mandíbulas acariciando la incipiente barba con movimientos nerviosos y tensos. Alza el mentón cuando mira que se le acerca para acariciar su tórax, sus párpados caen al tiempo que se deleita por esos roces de sus manos perfectas, aspira su aroma agachando la cabeza para ocultar el rostro en su cabello absorbiendo todo de ella. Mojando sus mejillas con la humedad de sus rizos provocado por el tremendo sexo compartido. La mano en la nuca exige algo que Tohrment está de acuerdo en brindar, sus bocas se unen, los pliegues de la del varón poseen y provocan los contrarios antes de que su lengua se sume a la contienda. Paladeado su saliva, su aroma y su sabor. Una pierna femenina solicita más del inquisidor que con gusto la toma por las nalgas para elevarla a su altura; sin descuidar el habano, la levanta hasta que sus ojos están a la misma altura, se recarga contra la pared para sujetarla mejor.
El beso se torna más pasional, el sabor del habano está en su boca en tanto el conquistador se torna conquistado, complacido por los actuares de la hechicera que busca sus respuestas, quizá no fuera la que toma dureza en el interior de los pantalones, esa rigidez por la actitud que está demostrando cuánto está dispuesto a responder a su llamado femenino. Mordisquea su labio inferior jalándolo hacia él en tanto uno solo de sus brazos es suficiente para mantener su constitución física en el aire. Gruñe cuando el beso se vuelve más pasional, gira para dejar la espalda de la fémina contra la pared en tanto sus caderas se mueven por inercia imitando el movimiento que hace unos instantes tuvieran en la cama. El habano sigue consumiéndose como él hace con su boca. Restriega bien las caderas antes de separar sus rostros observando sus ojos - magia arcana, es un hechizo tan poderoso que necesitó de un aquelarre de brujos para marcar mi espalda, te dije que mi magia provenía de los ángeles. ¿No es así? Igual que mi nombre me fue otorgado por ellos. Tohrment, dijeron. Te llamarás de ahora en adelante Tohrment - aspira su aroma.
Va separándose poco a poco de ella hasta que los pies femeninos tocan el suelo dejando en evidencia la diferencia de alturas entre ellos. El Inquisidor da una nueva calada al habano que ni siquiera perdió de la mano antes de mirarla con intensidad, eleva el rostro para que el humo salga por arriba de la cabeza femenina dejando a la vista su firme cuello y la manzana de Adán prominente, la causante de su voz ronca y viril. Su músculo bucal relame sus labios antes de volver a mirar sus ojos con curiosidad dando un par de pasos más hacia atrás llevando el habano a un cenicero cercano dando un golpe para dejar caer la ceniza. De un cajón de la mesa saca una de sus dagas y un objeto preparado para los efectos, algo que utilizaría para los Fairchest, más ahora es necesario que ella lo porte en tanto hace las pesquisas requeridas. Toma entre sus dedos la daga pinchando su dedo corazón de la siniestra mano dejando caer siete generosas gotas, después agarra dicho objeto acomodando el habano dentro del cenicero, para impregnar su artilugio con la ceniza y la sangre antes de susurrar palabras de poder, provocando que sus venas brillen de forma visible para la hechicera.
Un tono dorado envuelve toda la piel del inquisidor en tanto invoca una magia arcana antes de que la luz del lugar empiece a bajar de intensidad incrementándose en esa ceniza entre los dedos creando un fuego ardiente que no parece quemar. El hechicero susurra algo más, la luz parpadea dejando en oscuridad la habitación con esa flama brillante como único testigo antes de que todo vuelva a iluminarse más la flama continúa en su mano. Tras el intercambio mágico, Tohrment deja la llama en el cenicero dejando que se consuma y entonces, toma el objeto para dejarlo a un lado del cenicero. Voltea hacia la mujer para extender la mano, en cuanto ella la toma, la acerca al mueble para colocar en su cuello el regalo que ha preparado para ella - ocultará tu aura, tu apariencia, tu figura. Si alguien te busca con malas intenciones, no podrá verte. Verá todo aquello que la gema desee, más no a ti. Cada tres noches deberás fumar un habano, la primer ceniza será para dejar caer siete gotas de tu sangre en ella. Procura hacer como yo, consumir demasiado el habano o no tendrás suficiente ceniza. Rogarás al espíritu de la salamandra de fuego para que acepte tu sacrificio. Se comerá todo, inclusive el habano - le muestra que el cilindro que él dejó está por completo consumido como si lo hubiera fumado durante largos minutos y no después de los segundos tras haberlo dejado en el cenicero.
Comparte su conocimiento, el egoísmo de los hechiceros Fairchest es legendario. Eso denota cuán importante es la mujer para él, observa la joya en su cuello antes de bajar a morder ahí, donde su une con su hombro dejando una marca más que incluso no suelta hasta que sangre. Cuando la primer gota emana, toma el rubí para impregnarla con ella haciendo que se encienda en fuego un instante para apagarse después - está hecho, está completo - sentencia con arrogancia, demostrándole a la mujer cuán poderoso es, cuánto conocimiento tiene porque las salamandras de fuego son elementales que existieron antes del Diluvio. Que él conozca un hechizo para obtener su ayuda significa que sus palabras son ciertas. Su magia proviene de los mismos ángeles. Sólo ellos pueden atar a una salamandra para que les ayude.
Tohrment Fairchest- Condenado/Hechicero/Clase Alta
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Re: It's All About Destiny ~ Privado [Flashback] [+18]
No sabía exactamente de dónde había sacado tanta confianza en mí misma pero lo cierto es que me había visto acercándome al Inquisidor con la intención de que me dijera lo que quería saber, que me dijera por qué motivo había aparecido una runa idéntica a las dos que él tenía en sus hombros y que quemaba a mi espalda, por qué había brillado con ese tono dorado mientras que a él le había aparecido en un tono plateado. Porque como le había dicho no era tonta y sabía que dichas runas no aparecían por qué si de la nada y que cuando lo hacían solía significar algo importante, además me había aparecido en el mismo lugar que donde la tenía él por lo que debería de ser importante. Sin embargo él estaba convencido de que no iba a decirme nada y por eso mismo había acortado la distancia con él cuando lo había visto encenderse un habano, el olor había inundado la habitación y había hecho que hiciera una mueca ya que no me gustaba del todo, lo había observado apoyarse contra la pared mientras parecía sumergido en sus propios pensamientos, pero si se pensaba que iba a quedarme callada y a dejarlo pasar estaba muy equivocado, porque fui acortando las distancias hasta pararme frente al Inquisidor quien ya había elevado sus ojos hacia mi persona viéndome acercarme hacia él de manera lenta, mi mano había recorrido su pecho en una lenta caricia y pude observar cómo sus ojos se cerraban por el contacto, estaba haciendo gala del dominio que había dejado por mi cuerpo y quería aprovecharlo para que viera que sí era capaz de hacerle hablar porque el que me dijera esas palabras, sinceramente, me habían dolido como si yo no pudiera hacer nada con él y sí pudiera. Le advertí de que sí hablaría mostrándome segura de sí misma, necesitaba saber qué era aquella runa y pensaba que no era una pregunta demasiado descabellada para que no me respondiera dado que yo también estaba implicada en aquello. Bajó su cabeza lo suficiente para dejarla sobre mi pelo aspirando mi aroma, mi mano creaba círculos y dibujos sin forma ni patrón por su pecho sintiendo sus músculos firmes bajo la yema de mis dedos, hasta que mi mano subió a su nuca y me elevé para rozar nuestros labios que acabó en un beso sintiendo como el inquisidor tomaba mi boca de forma que su lengua se adentró entre mis labios para batallar con la mía provocándome un jadeo, disfrutando de ese instante de poder que nacía de lo más profundo de mi interior y que era provocado por lo que ese hombre despertaba en mí; la parte más oscura, salvaje y sensual que poseía. Elevé una pierna rozándose con la suya hasta anclarla en su cadera y apenas un leve salto bastó para que el Inquisidor me tomara de las nalgas y me sostuviera entre sus brazos aunque su mano no dejó el habano en ningún momento. Sabía fuerte en aquel beso por lo que había fumado pero no me aparté porque el deseo estaba implícito cada vez que nos rozábamos, mis dedos se enredaron en su pelo para que no se apartara en tanto él se recargaba contra la pared sujetándome apenas con un brazo haciéndome ver que incluso así es capaz de sostenerme y no necesitaba de más.
El beso que había empezado algo calmo se tornó más pasional y salvaje conforme nos dejábamos llevar como si fuéramos incapaces de separarnos el uno del otro. Mordió mi labio inferior tirando de este y jadeé observándolo con la respiración agitada, cambió las tornas dejando mi espalda contra la pared y sus caderas se movieron de una forma pecaminosa y deliciosa provocando que arqueara mi cadera, mi intención había sido sonsacarle qué pasaba pero él me encendía por completo. Notaba su duro miembro rozando a través de la tela mi sexo desnudo ya que solo llevaba su camisa puesta, su nombre escapó de mis labios antes de que por fin me dijera lo que necesitaba saber, mis azules clavados en sus castaños al relatarme por qué tenía esa marca y que según él era cosa de ángeles, así también como el nombre otorgado. Su rostro se separó del mío hasta que deslizándome hacia abajo me dejó en el suelo en lo que tuve que elevar mi rostro para mirarlo bien ya que era más alto que yo, dio una calada del habano y tras tirar el humo por encima de mi cabeza se separó acercándose a la mesa donde había un cenicero, dejó caer la ceniza y lo vi abrir un cajón sin saber qué había sacado realmente. Curiosa por lo que hacía acorté la distancia aunque me quedé a un par de pasos tras su espalda pero desde una perspectiva que me permitía ver lo que ocurría; había sacado un colgante y una daga donde se pinchó en el dedo dejando caer unas gotas sobre la misma ceniza del habano, tomó el collar y tras mezclar la ceniza con la sangre la pasó por dicho objeto, luego empezó a murmurar unas palabras en lo que pude comprobar que su cuerpo brillaba de una tonalidad dorada, mis ojos recorrieron su cuerpo con los labios ligeramente abiertos observándolo. Brillaba como los mismísimos ángeles, con esa luz dorada divina que lejos de asustarme en él me parecía algo divino pero tremendamente bello y hermoso, dotándole de un aire diferente al Inquisidor que había visto de él hasta el momento. La habitación se iluminó en lo que él murmuraba las palabras y se fue apagando tenuemente donde en su palma apareció una llama que parecía no abrasarle ni quemarle producto de la ceniza y su sangre, no perdí detalle de lo que hizo hasta que se giró extendiendo su mano en mi dirección esperando que la tomara, lo hice en lo que tiró de mí dejándome frente al mueble colando el collar en mi cuello, apartó mi pelo y lo puso para que colgara y adornara mi piel.
-¿Qué es lo que significa esto? –Pregunté observando el objeto con la esfera rojiza, sobre una pluma de plata pensando que era un colgante bonito. Mis ojos se elevaron a los suyos cuando me dijo que era una medida de protección hacia mi persona y que cuando estuviera en problemas me ayudaría al menos ocultándome de aquel que quisiera hacerme daño. Eso me hizo preguntarme por qué lo estaba haciendo y me entregaba dicho colgante para mi protección, ¿por qué necesitaba protegerme? Sin embargo dejé que hablara y terminara de explicarme lo que debía de hacer cada tres días para que el efecto todavía durase, exactamente lo mismo que había hecho él. Vi el habano consumido por lo que él me había explicado en lo que mis dedos repasaban el orbe rojizo, su rostro se inclinó y su boca fue a mi hombro apartando su camisa para marcar sus dientes y morderme, aparté mi cuello para darle acceso hasta que siseé cuando sentí que me había hecho sangre, cuando sangré tomó el colgante y dejó que la gota fuera al rubí y se impregnara haciendo que ardiera... anunció que estaba hecho. Mis ojos observaron la joya y luego los elevé para mirarlo a él que seguía con ese porte altivo aunque sus ojos parecían denotar otra cosa, quise saber en qué estaría pensando en esos momentos a la par que tenía otras tantas preguntas que hacerle- ¿por qué haces esto Tohrment? ¿Por qué tener que protegerme de esta manera? –Tomo una gasa que dejó sobre el mordisco que me había hecho limpiando la sangre de mi cuerpo, apenas podía concebir lo que había pasado en aquellas horas desde que me había encontrado con el Inquisidor, de querer matarme había acabado tomándome en su cama y ahora se afanaba por protegerme- de querer matarme pasas a querer salvarme... ¿siempre has sido un hombre de extremos? –Comenté con una sonrisa ladeada acariciando todavía con mis dedos el colgante- sé que hay algo que no me estás contando y que estoy convencida tiene que ver con la runa y con el colgante –apoyé mis manos en el mueble y me subí sentándome sobre este, tomé sus manos y di un pequeño tirón para que se acercara a mí colándolo entre mis piernas donde mis dedos acariciaron su pecho, algunas cicatrices que tenía por su piel- así que... ¿tu poder proviene de verdad de los ángeles? ¿Por eso estás en la Inquisición? –No entendía cómo podía ser que fuera brujo, algo que ellos tildaban de algo negativo, y trabajara para ellos- ¿por eso tu piel brillaba de ese tono dorado cuando hacías el hechizo y cuando nos encontramos en el callejón? ¿Por eso mi runa brilla de forma dorada? –No entendía por qué seguía allí, por qué había sucedido todo aquello entre ambos cuando se suponía que era mi enemigo- ¿qué significa la runa exactamente? ¿Cuál es su función? –Sin embargo me era imposible alejarme de ese hombre y costaba hacerlo, no sabía qué había pasado exactamente además de pensar que algo en nuestras magias se había sincronizado para que aparecieran esas runas, aunque no era capaz de discernir en qué nos metía a ambos exactamente dicha aparición de la runa- Dime una cosa Tohrment, ¿en qué punto estamos ahora tú y yo? –Pude ver cómo sus ojos se clavaban en los míos quizás entendiendo “mal” mis palabras- Oh, no pienses que voy por el lado sentimental si es lo que te preocupa –dije pasando mi yema por su pecho donde estaba justamente su corazón- no soy estúpida y he podido sentir igual que tú has sentido lo que ha pasado con nuestras magias... la forma en la que se han unido –mordí mi labio- solo intento comprender en qué situación me encuentro con respecto a ti.
El beso que había empezado algo calmo se tornó más pasional y salvaje conforme nos dejábamos llevar como si fuéramos incapaces de separarnos el uno del otro. Mordió mi labio inferior tirando de este y jadeé observándolo con la respiración agitada, cambió las tornas dejando mi espalda contra la pared y sus caderas se movieron de una forma pecaminosa y deliciosa provocando que arqueara mi cadera, mi intención había sido sonsacarle qué pasaba pero él me encendía por completo. Notaba su duro miembro rozando a través de la tela mi sexo desnudo ya que solo llevaba su camisa puesta, su nombre escapó de mis labios antes de que por fin me dijera lo que necesitaba saber, mis azules clavados en sus castaños al relatarme por qué tenía esa marca y que según él era cosa de ángeles, así también como el nombre otorgado. Su rostro se separó del mío hasta que deslizándome hacia abajo me dejó en el suelo en lo que tuve que elevar mi rostro para mirarlo bien ya que era más alto que yo, dio una calada del habano y tras tirar el humo por encima de mi cabeza se separó acercándose a la mesa donde había un cenicero, dejó caer la ceniza y lo vi abrir un cajón sin saber qué había sacado realmente. Curiosa por lo que hacía acorté la distancia aunque me quedé a un par de pasos tras su espalda pero desde una perspectiva que me permitía ver lo que ocurría; había sacado un colgante y una daga donde se pinchó en el dedo dejando caer unas gotas sobre la misma ceniza del habano, tomó el collar y tras mezclar la ceniza con la sangre la pasó por dicho objeto, luego empezó a murmurar unas palabras en lo que pude comprobar que su cuerpo brillaba de una tonalidad dorada, mis ojos recorrieron su cuerpo con los labios ligeramente abiertos observándolo. Brillaba como los mismísimos ángeles, con esa luz dorada divina que lejos de asustarme en él me parecía algo divino pero tremendamente bello y hermoso, dotándole de un aire diferente al Inquisidor que había visto de él hasta el momento. La habitación se iluminó en lo que él murmuraba las palabras y se fue apagando tenuemente donde en su palma apareció una llama que parecía no abrasarle ni quemarle producto de la ceniza y su sangre, no perdí detalle de lo que hizo hasta que se giró extendiendo su mano en mi dirección esperando que la tomara, lo hice en lo que tiró de mí dejándome frente al mueble colando el collar en mi cuello, apartó mi pelo y lo puso para que colgara y adornara mi piel.
-¿Qué es lo que significa esto? –Pregunté observando el objeto con la esfera rojiza, sobre una pluma de plata pensando que era un colgante bonito. Mis ojos se elevaron a los suyos cuando me dijo que era una medida de protección hacia mi persona y que cuando estuviera en problemas me ayudaría al menos ocultándome de aquel que quisiera hacerme daño. Eso me hizo preguntarme por qué lo estaba haciendo y me entregaba dicho colgante para mi protección, ¿por qué necesitaba protegerme? Sin embargo dejé que hablara y terminara de explicarme lo que debía de hacer cada tres días para que el efecto todavía durase, exactamente lo mismo que había hecho él. Vi el habano consumido por lo que él me había explicado en lo que mis dedos repasaban el orbe rojizo, su rostro se inclinó y su boca fue a mi hombro apartando su camisa para marcar sus dientes y morderme, aparté mi cuello para darle acceso hasta que siseé cuando sentí que me había hecho sangre, cuando sangré tomó el colgante y dejó que la gota fuera al rubí y se impregnara haciendo que ardiera... anunció que estaba hecho. Mis ojos observaron la joya y luego los elevé para mirarlo a él que seguía con ese porte altivo aunque sus ojos parecían denotar otra cosa, quise saber en qué estaría pensando en esos momentos a la par que tenía otras tantas preguntas que hacerle- ¿por qué haces esto Tohrment? ¿Por qué tener que protegerme de esta manera? –Tomo una gasa que dejó sobre el mordisco que me había hecho limpiando la sangre de mi cuerpo, apenas podía concebir lo que había pasado en aquellas horas desde que me había encontrado con el Inquisidor, de querer matarme había acabado tomándome en su cama y ahora se afanaba por protegerme- de querer matarme pasas a querer salvarme... ¿siempre has sido un hombre de extremos? –Comenté con una sonrisa ladeada acariciando todavía con mis dedos el colgante- sé que hay algo que no me estás contando y que estoy convencida tiene que ver con la runa y con el colgante –apoyé mis manos en el mueble y me subí sentándome sobre este, tomé sus manos y di un pequeño tirón para que se acercara a mí colándolo entre mis piernas donde mis dedos acariciaron su pecho, algunas cicatrices que tenía por su piel- así que... ¿tu poder proviene de verdad de los ángeles? ¿Por eso estás en la Inquisición? –No entendía cómo podía ser que fuera brujo, algo que ellos tildaban de algo negativo, y trabajara para ellos- ¿por eso tu piel brillaba de ese tono dorado cuando hacías el hechizo y cuando nos encontramos en el callejón? ¿Por eso mi runa brilla de forma dorada? –No entendía por qué seguía allí, por qué había sucedido todo aquello entre ambos cuando se suponía que era mi enemigo- ¿qué significa la runa exactamente? ¿Cuál es su función? –Sin embargo me era imposible alejarme de ese hombre y costaba hacerlo, no sabía qué había pasado exactamente además de pensar que algo en nuestras magias se había sincronizado para que aparecieran esas runas, aunque no era capaz de discernir en qué nos metía a ambos exactamente dicha aparición de la runa- Dime una cosa Tohrment, ¿en qué punto estamos ahora tú y yo? –Pude ver cómo sus ojos se clavaban en los míos quizás entendiendo “mal” mis palabras- Oh, no pienses que voy por el lado sentimental si es lo que te preocupa –dije pasando mi yema por su pecho donde estaba justamente su corazón- no soy estúpida y he podido sentir igual que tú has sentido lo que ha pasado con nuestras magias... la forma en la que se han unido –mordí mi labio- solo intento comprender en qué situación me encuentro con respecto a ti.
Lynae- Hechicero Clase Alta
- Mensajes : 113
Fecha de inscripción : 19/05/2018
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: It's All About Destiny ~ Privado [Flashback] [+18]
El carácter de Lynae empieza a sacarlo de quicio, pregunta tras pregunta parece tener demasiadas energías para intentar conseguir respuestas en tanto el Fairchest, tras el hechizo de ocultación empieza a sentirse agotado. Con ganas de dormir hasta el siguiente día. Siente cómo el cuerpo empieza a sentirse pesado, los músculos se tensan y la cabeza empieza a doler. Debería deshacerse de la mujer de una vez por todas al menos por esa noche para descansar. - Porque tú lo dijiste, que tu magia iba a ser perseguida por no sé qué psicópata para matarte y absorberla, no me conviene que te encuentren y como eres demasiado débil para forjar una buena barrera, la hago en tu lugar, sólo manténla - le echa en cara su propia ineptitud como venganza a sus preguntas que le tienen la cabeza hecha un lío. Todo ésto es un gran problema, tiene que acudir de nuevo a la biblioteca de la Inquisición para buscar el libro en el que basaran su hechizo para ver las posibles alternativas y el por qué se unión con ella.
Eso sin contar con el hecho de que seguro su hermano viene en camino, le buscará en la casa principal y al no encontrarle sabrá que está acá. Está tan confundido con la Hechicera que se atrevió a quitarse el colgante de telepatía tras decirle un escueto "Estoy bien" para relajar sus ánimos porque ambas runas brillaron señalando el peligro mortal en que Tohrment estuvo. Su hermano va a pensar que mínimo, está herido, que está atendiendo sus lesiones, por lo que seguro querrá ver la magnitud de éstas y ayudarle con los hechizos de sanación. Se pasa la mano por la nuca exasperado con todo ésto. Si Sephirot llega antes de que pueda encontrar un sentido a la segunda marca, buscará matar a Lynae haciendo que todos se vayan al averno. El impulsivo carácter de su hermano a veces lo saca de quicio. Tan impulsivo como el del propio Torhment, tiene que reconocer.
¿Siempre ha sido un hombre de extremos? Sacude la cabeza de derecha a izquierda. Algo de lo que se vanagloria es de su mente pensante, una que se fue de vacaciones ahora mismo porque cada vez está haciendo cosas por instinto. Tener sexo con ella fue para mitigar la frustración de todo lo que le sucedió con la magia, su propia magia, rechazando que le asestara el golpe mortal. En la espalda están un par de marcas que reafirman ese acontecimiento. Lo remarcan como si quisieran que el Inquisidor tuviera en mente lo sucedido para que le sea una advertencia en futuras ocasiones.
Nota que se sienta en el escritorio, le toma las manos instando al hombre a que se acerque. ¿Acaso sabe qué visión tiene ahora con esa camisa sobre su cuerpo? ¿Cómo le provoca querer romperla para dejar a la vista sus curvas antes de volver a poseer ese centro de su femineidad? Empieza a tener un poder sobre el hechicero que él odiaría darle. Ninguna fémina tuvo tal beneficio. Tuvo que ser ésta de entre tantas víctimas la que le tuviera. Blasfema en su mente en tanto se posiciona en medio de los muslos de la mujer dejando que le acaricie el tórax, deseando que sea más osada para complacer sus propios instintos - los Fairchest somos una de las pocas familias que ha estado en la Inquisición por generaciones - admite algo que la mayoría conoce. Pretende darle tan poco como castigo a sus avances, a lo que le incitan.
Más preguntas y más preguntas, ¿Acaso es tan ingenua cree que le va a responder o es tan cabezota que es incapaz de aceptar su silencio? Ya compartió demasiado de sí con el hechizo de la salamandra. Que se conforme. Su mirada se observa irónica, cínica cuando le habla del punto en el que se encuentran. Por más que disimule, es esa mordida en su labio inferior la que denota que es también una ilusa como tantas mujeres que el Inquisidor ha tenido en su cama y bajo su cuerpo, todas quieren el final feliz con matrimonio e hijos. Tohrment es demasiado joven para sentar cabeza todavía.
Por eso es que ladea la cabeza para observarla con arrogancia antes de susurrar contra su boca agachándose para quedar a su altura - ¿Acaso crees que me voy a comprometer contigo, concubina del diablo? ¿Acaso crees que me eres tan importante como para desear un lazo contigo? Si mi magia está enloquecida, ese es problema de ella, por mí puede seguir estando, sólo te voy a dar algo, ese colgante y - con rapidez se desabrocha los pantalones en tanto sigue hablando, éstos caen a sus talones - esta verga que te encanta tener en tus entrañas - la empala de una, sin avisos, sin preparación, la hunde en su tierna carne al tiempo que gruñe por la satisfacción que siente al ser rodeado por sus paredes. - Como una puta te trataré, como una puta serás, mi puta personal - da varios golpes de cadera dejando que salga un poco para meterlo más profundo.
Toma sus manos para obligar a que su cuerpo quede horizontal con la mesa, en tanto sigue moviendo las caderas mirándola a los ojos - serás mi esclava sexual, Lynae. Es a lo único que puedes aspirar. Ni siquiera una runa vendrá a decirme qué hacer contigo. Serás mía el resto de tu vida, quien quiera tocarte tendrá la maldición de que te provocará mi recuerdo en cada caricia, en cada beso, con cada penetración. Ahí estaré, en tu mente, en tu cuerpo - sigue moviéndose cada vez más y más acelerado provocando, uniendo sus manos para sostenerlas con una sola de las de él para bajar por su rostro, por su seno izquierdo apretando el pezón antes de bajar a consumirlo, pellizcando con sus dientes, succionando en tanto esa mano libre se coloca en medio de sus cuerpos encontrando su clítoris para atormentarlo. Dando céntricas caricias sabiendo que eso la enciende.
Su miembro sigue bombeando su entrada sintiendo cómo está a punto, tan a punto, más lo saca antes de que llegue, la sienta con violencia para llevar ambas manos femeninas a su largo y que lo masturbe - ya sabes cómo es ésto, tu placer a cambio de tu rendición - sonríe con espesa arrogancia y cinismo - a finales de cuentas, ya sabes qué tan puta eres. Mi puta - le come la boca en tanto no espera que ella se satisfaga para empezar a eyacular mojando sus manos y parte de su vientre con su simiente. Rebajándola, humillándola.
Eso sin contar con el hecho de que seguro su hermano viene en camino, le buscará en la casa principal y al no encontrarle sabrá que está acá. Está tan confundido con la Hechicera que se atrevió a quitarse el colgante de telepatía tras decirle un escueto "Estoy bien" para relajar sus ánimos porque ambas runas brillaron señalando el peligro mortal en que Tohrment estuvo. Su hermano va a pensar que mínimo, está herido, que está atendiendo sus lesiones, por lo que seguro querrá ver la magnitud de éstas y ayudarle con los hechizos de sanación. Se pasa la mano por la nuca exasperado con todo ésto. Si Sephirot llega antes de que pueda encontrar un sentido a la segunda marca, buscará matar a Lynae haciendo que todos se vayan al averno. El impulsivo carácter de su hermano a veces lo saca de quicio. Tan impulsivo como el del propio Torhment, tiene que reconocer.
¿Siempre ha sido un hombre de extremos? Sacude la cabeza de derecha a izquierda. Algo de lo que se vanagloria es de su mente pensante, una que se fue de vacaciones ahora mismo porque cada vez está haciendo cosas por instinto. Tener sexo con ella fue para mitigar la frustración de todo lo que le sucedió con la magia, su propia magia, rechazando que le asestara el golpe mortal. En la espalda están un par de marcas que reafirman ese acontecimiento. Lo remarcan como si quisieran que el Inquisidor tuviera en mente lo sucedido para que le sea una advertencia en futuras ocasiones.
Nota que se sienta en el escritorio, le toma las manos instando al hombre a que se acerque. ¿Acaso sabe qué visión tiene ahora con esa camisa sobre su cuerpo? ¿Cómo le provoca querer romperla para dejar a la vista sus curvas antes de volver a poseer ese centro de su femineidad? Empieza a tener un poder sobre el hechicero que él odiaría darle. Ninguna fémina tuvo tal beneficio. Tuvo que ser ésta de entre tantas víctimas la que le tuviera. Blasfema en su mente en tanto se posiciona en medio de los muslos de la mujer dejando que le acaricie el tórax, deseando que sea más osada para complacer sus propios instintos - los Fairchest somos una de las pocas familias que ha estado en la Inquisición por generaciones - admite algo que la mayoría conoce. Pretende darle tan poco como castigo a sus avances, a lo que le incitan.
Más preguntas y más preguntas, ¿Acaso es tan ingenua cree que le va a responder o es tan cabezota que es incapaz de aceptar su silencio? Ya compartió demasiado de sí con el hechizo de la salamandra. Que se conforme. Su mirada se observa irónica, cínica cuando le habla del punto en el que se encuentran. Por más que disimule, es esa mordida en su labio inferior la que denota que es también una ilusa como tantas mujeres que el Inquisidor ha tenido en su cama y bajo su cuerpo, todas quieren el final feliz con matrimonio e hijos. Tohrment es demasiado joven para sentar cabeza todavía.
Por eso es que ladea la cabeza para observarla con arrogancia antes de susurrar contra su boca agachándose para quedar a su altura - ¿Acaso crees que me voy a comprometer contigo, concubina del diablo? ¿Acaso crees que me eres tan importante como para desear un lazo contigo? Si mi magia está enloquecida, ese es problema de ella, por mí puede seguir estando, sólo te voy a dar algo, ese colgante y - con rapidez se desabrocha los pantalones en tanto sigue hablando, éstos caen a sus talones - esta verga que te encanta tener en tus entrañas - la empala de una, sin avisos, sin preparación, la hunde en su tierna carne al tiempo que gruñe por la satisfacción que siente al ser rodeado por sus paredes. - Como una puta te trataré, como una puta serás, mi puta personal - da varios golpes de cadera dejando que salga un poco para meterlo más profundo.
Toma sus manos para obligar a que su cuerpo quede horizontal con la mesa, en tanto sigue moviendo las caderas mirándola a los ojos - serás mi esclava sexual, Lynae. Es a lo único que puedes aspirar. Ni siquiera una runa vendrá a decirme qué hacer contigo. Serás mía el resto de tu vida, quien quiera tocarte tendrá la maldición de que te provocará mi recuerdo en cada caricia, en cada beso, con cada penetración. Ahí estaré, en tu mente, en tu cuerpo - sigue moviéndose cada vez más y más acelerado provocando, uniendo sus manos para sostenerlas con una sola de las de él para bajar por su rostro, por su seno izquierdo apretando el pezón antes de bajar a consumirlo, pellizcando con sus dientes, succionando en tanto esa mano libre se coloca en medio de sus cuerpos encontrando su clítoris para atormentarlo. Dando céntricas caricias sabiendo que eso la enciende.
Su miembro sigue bombeando su entrada sintiendo cómo está a punto, tan a punto, más lo saca antes de que llegue, la sienta con violencia para llevar ambas manos femeninas a su largo y que lo masturbe - ya sabes cómo es ésto, tu placer a cambio de tu rendición - sonríe con espesa arrogancia y cinismo - a finales de cuentas, ya sabes qué tan puta eres. Mi puta - le come la boca en tanto no espera que ella se satisfaga para empezar a eyacular mojando sus manos y parte de su vientre con su simiente. Rebajándola, humillándola.
Tohrment Fairchest- Condenado/Hechicero/Clase Alta
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Re: It's All About Destiny ~ Privado [Flashback] [+18]
Si había algo que quizás podía no esperar del hechicera era precisamente respuestas, estaba siendo tan escueto en estas que realmente quería obligarlo a que me respondiera y me dijera de una buena vez qué demonios estaba pasando y por qué tenía la marca que había aparecido en mi omoplato exactamente igual que la suya, en el mismo sitio donde tenía sus dos marcas que parecían hechas en la misma vez aunque no entendía su significado... igual que no entendía el significado de la marca que llevaba en mi omoplato y su luz brillante que había emanado, lo que me hizo pensar que todo debía de estar conectado porque cuando hizo aquel hechizo con el colgante sus venas habían brillado de forma dorada como si su magia procediera de algo diferente a la mía, desde luego que diferente tenían que ser porque no eran para nada iguales ya que yo no brillaba con luz dorada, plateada sí pero jamás me había pasado. Recordé entonces también que en el callejón sus venas se habían iluminado del mismo color cuando lanzaba los hechizos, quería protegerse o atacarme lo que me hacía pensar que algo más tendría que pasar con su magia, quizás sí que fuera verdad que procediera de los ángeles como decía y que habían sido estos quienes le habían otorgado ese nombre. Me pregunté entonces cuál sería su nombre anterior aunque el que le habían dado le iba bastante acorde, al menos porque estaba siendo mi tormento en muchos más sentidos de los que me gustaría admitir. Quería respuestas y ya sabía que tenía una forma eficaz para que me contestara a lo que yo quería y pedía, él se pensaba que no pero realmente algo había brotado o despertado en mi interior que parecía haber estado escondido o durmiendo durante todo aquel tiempo hasta que tuvo que aparecer él en mi vida, sacar ese lado que tenía dentro y explotarlo de tal forma que me sentía segura cuando estaba cerca de él, quizás porque había mostrado una posesión declarada y eso me hacía saber que quería mi cuerpo y que con este podía sonsacarle las respuestas que necesitaba escuchar. ¿Por qué él? ¿Qué había sucedido con nuestras magias que se habían unido de esa forma? Sabía que la forma perfecta de sonsacarle las respuestas era mantenerlo cerca, mi toque parecía tener el mismo efecto que él tenía sobre mí aunque ninguno de los dos lo afirmáramos y por ello lo mantuve cerca de mi cuerpo, lo dejé entre mis piernas mientras mis dedos recorrían la suave y firme piel de su pecho notando cada uno de los músculos marcados y definidos que tenía, denotando que había trabajado y cuidado su cuerpo para dejarlo de esa forma, quizás porque como Inquisidor que era tendría que ir tras las presas y ser ágil por si se encontraba con vampiros. Eso me hizo acordarme de que no podía olvidar que a quien tenía enfrente era mi enemigo, aunque mi cuerpo se viera necesitado de él y de su toque y diezmara esos pensamientos sobre él, de haberme querido muerta habría aprovechado el momento en que caí inconsciente y sin embargo no era ese el caso.
Algo debía de haber cambiado para que el hechicero cambiara sus formas y de querer matarme pasara a querer protegerme, por lo que algo se me escapaba y necesitaba saberlo así que de alguna forma esperé a que contestara a alguna pregunta pero algo me decía que no sería el caso, porque se podía ver que era reservado y que incluso le había costado decirme lo de su magia, como si fuera algo que no dijera a nadie y fuera como un “secreto”. Enarqué una ceja cuando mencionó lo que ya le dije en el callejón; que alguien venía tras mi magia y que me mataría por conseguirla. Era totalmente cierto y aunque en ese momento pensé que aquel verdugo era el hombre que tenía frente a mí ahora, tras lo que había pasado, lo dudaba seriamente. Tohrment podría ser muchas cosas sin embargo mi verdugo no era una de ellas y jamás lo sería, no porque algo había pasado entre nosotros que parecíamos estar “enlazados”, o “unidos” por algo que se nos escapaba a nuestro entendimiento pero que quería saber. Son sus palabras las que me hacen apretar la mandíbula con fuerza ante el golpe bajo que me ha dado, ¿qué no soy capaz de mantener una barrera? Debería de recordarle que él salió despedido y volando por el callejón por mi magia, por esa misma “barrera” de la que ahora se burlaba abiertamente con la intención de hacerme un poco de daño, era un maldito imbécil que se creía por encima de todos y que me daba la sensación que miraba al resto por encima del hombro, ¿acaso no había quedado demostrado que no era mejor que yo, y que pareciera que estábamos en un empate? Que no se olvidar que mi magia le había plantado cara, sí, a la magia de un Fairchest tal y como él había clamado en el callejón. Mordí mi labio con fuerza y lo dejé pasar porque no quería un enfrentamiento de nuevo, quería respuestas y él no parecía muy dispuesto a darlas. Ante mi pregunta una escueta respuesta alegando que su familia llevaba generaciones en la Inquisición, con lo que negaba el hecho de que estuviera metido por lo de su magia aunque intuía que algo tenía que ver aunque no me lo dijera. Sin embargo también necesitaba saber en qué punto nos dejaba todo esto, no en el ámbito sentimental o emocional, pero se suponía era mi enemigo y ahora quería protegerme incluso dándome aquel colgante que debía de hacer aquel conjuro para que siguiera activo. Pero él no entendió mis palabras a pesar de que ya le había dejado claro que no era en el plano emocional, sino para saber qué pasaba ahora que parecíamos estar conectados con nuestras magias porque si yo lo había sentido él también, aparte de la runa que había aparecido como marca en mi espalda, ¿era tan raro que quisiera saber qué ocurría entonces? Pues al parecer para él sí, porque ladeó la cabeza y sonrió agachando su rostro para dejar sus labios sobre los míos asegurando que no quería nada conmigo, llamándome concubina del diablo como si yo hubiera querido algo con él con mis palabras. Aseguraba no querer lazo alguno conmigo y yo alcé mi rostro altivo dejándole ver que yo tampoco pretendía lo mismo para con él. Me aseguraba que solo me iba a dar dos cosas, una era ese colgante que tenía ahora en mi cuello, y la otra la pude intuir cuando escuché que desabrochaba su pantalón... lo que no esperé es que de un movimiento brusco se hundiera en mi interior de una, tomándome por completo de esa forma brusca que me hizo pegar un pequeño respingo y clavara mis uñas en su pecho ante el ardor que sentí por la súbita intrusión, aquello aún estaba reciente y algo dolía por la actividad sexual que habíamos tenido.
-¡Ah! –Gruñí con cierto dolor mordiéndome el labio con fuerza y apretando mis piernas entorno a su cintura frunciendo el ceño por sus palabras despectivas mientras se movía en mi interior, ¿de verdad se creía que dejaría que me tratara como una puta? Estaba muy equivocado, podría ser virgen pero mi carácter era uno forjado a fuego y que me tratara como una vulgar ramera no era algo que cualquier mujer que se preciara se dejara hacer. Sin embargo mi cuerpo reaccionó a cada embestida del hechicero encendiéndose, como si supiera tocar un botón en mi interior que me activara y me calentara sobre manera. Sus manos tomaron las mías, mi cuerpo quedó tendido sobre la mesa y arqueé mi espalda por la forma que tenía de moverse, gruñí sobre sus labios por lo que él quería, o esperaba que yo fuera como su vulgar ramera que estaba ahí para su placer cuándo y cómo él quisiera. Incluso fue capaz y tan engreído de decirme que aunque otro hombre me tocara jamás disfrutaría torturada por su recuerdo, era tan vanidoso que se pensaba que así sucedería como si fuera el único hombre capaz de darme el placer que necesitaba- igual que tú no encontrarás a otra que te haga sentir lo mismo que yo –contraataqué porque mi cuerpo lo provocaba, mi cuerpo lo enloquecía hasta el punto de que me había hecho jurar que sería solamente suya- intuyo que... a ninguna le habrás dicho que es “tuya”.... ¿me equivoco? –Sonreí de lado porque sabía que había acertado en el clavo- el gran Fairchest que no tiene más líos de cama.... enlazado al cuerpo de una mujer –mordí su labio con fuerza hasta que con una de sus enormes manos tomó las mías, las subió sobre mi cabeza y con su mano libre acarició mi rostro, bajó por mi pecho acariciándolo con sus dedos dibujando una línea por mi cuerpo mientras me embestía hasta que llegó a mí sexo, sus dedos acariciaron la zona más sensible provocando que arqueara mi espalda y gimiera por el placer que ese hombre me provocaba, ¿cómo es que lograba provocarme tanto con apenas tan poco? ¿Por qué mi cuerpo reaccionaba así al suyo? Sin embargo a pesar de que seguía embistiéndome de pronto paró de hacerlo sin previo aviso, sacó su miembro y su mano tiró de mí sentándome sobre la mesa, mi sexo ardía palpitando de pura necesidad frustrada frunciendo el ceño sin saber qué hacía, su mano guio la mía hasta que la llevó a su duro y caliente miembro para que lo recorriera con mis manos haciéndome ver que, si lo satisfago a él, a cambio como hizo antes haría lo mismo. Mi respiración agitada, mi pecho moviéndose con rapidez cuando su boca tomó la mía con rudeza restándome más la respiración, apenas se separó para de nuevo recalcarme con arrogancia que era suya, que era su puta cuando gruñí por ello justo cuando iba a separarme pero en ese momento sentí que gruñía él complacido y mi mano se manchaba de su simiente así como mi vientre en lo que él se corría y yo me quedaba con la frustración y mi sexo palpitando todavía, como si quisiera reafirmar sus palabras con aquel acto que fue más que suficiente, que rebasó mí límite y que me hizo actuar en contra de eso mismo porque yo no era la puta de nadie y mucho menos lo seguiría siendo de él, mi carácter rebelde y forjado a fuego salió en ese momento en que aparté mis manos de su miembro, me separé de su boca y mi pie subió a su pecho para empujarlo alejándolo de mí enfurecida, cabreada al máximo con aquel hombre por sus formas de ser y de actuar al denigrarme de esa forma, al tratarme como una puta que podía tomar para satisfacerse en cualquier momento. Mi mano, manchada de su simiente se movió rauda estampándose en su rostro sin previo aviso antes de volver a empujarlo de nuevo alejándolo unos cuantos pasos de distancia con las mejillas rojas del sexo y de la mala leche que llevaba encima, cabreada a más no poder- eres un hijo de puta –dije limpiándome las manos y el vientre con su propia camisa que me había dado mirándolo con fuego en los ojos- ¿crees de verdad que voy a estar como una vulgar ramera para satisfacer tus necesidades? Si quieres a una de verdad vete a un jodido burdel y paga por ella... de paso le dices eso de que es tuya y quizá te haga hasta buen precio –había tenido suficiente de ese hombre, de principio a fin, incluso tras la pequeña tregua que se había instalado entre ambos se había esfumado en esos momentos- ¿crees que soy tuya? ¡Po Odín que jamás seré tuya! No tendrás que preocuparte por eso –Exclamé bajándome de la mesa para comenzar a quitarme la camisa con rapidez bajo su mirada- no quiero nada de un Fairchest –dije lanzándola la camisa manchada de su simiente al limpiarme sin importarme quedarme desnuda- si por si acaso te quedaba alguna duda.... –dije llevando mi mano al colgante que él me había entregado donde parecía que el rubí quemaba bajo mi palma, de un tirón brusco lo arranqué dejándolo sobre la mesa con fuerza- no quiero nada que venga de ti –y sin decir mucho más me fui hasta la puerta dispuesta a irme, a alejarme de ese hombre porque ya había tenido suficiente de él y si algo no podía era que me trataran como un despojo, como si fuera una muñeca para jugar con ella cuando se estaba aburrido y tomarla cuando a los demás le vinieran en gana... por los dioses, ¡era mitad nórdica y eso en el norte era más que una ofensa! Debería de rebanarle la cabeza de haber tenido una espada cerca, con tener esa maldita marca era ya más que suficiente de lo que recordar de ese hombre.
Algo debía de haber cambiado para que el hechicero cambiara sus formas y de querer matarme pasara a querer protegerme, por lo que algo se me escapaba y necesitaba saberlo así que de alguna forma esperé a que contestara a alguna pregunta pero algo me decía que no sería el caso, porque se podía ver que era reservado y que incluso le había costado decirme lo de su magia, como si fuera algo que no dijera a nadie y fuera como un “secreto”. Enarqué una ceja cuando mencionó lo que ya le dije en el callejón; que alguien venía tras mi magia y que me mataría por conseguirla. Era totalmente cierto y aunque en ese momento pensé que aquel verdugo era el hombre que tenía frente a mí ahora, tras lo que había pasado, lo dudaba seriamente. Tohrment podría ser muchas cosas sin embargo mi verdugo no era una de ellas y jamás lo sería, no porque algo había pasado entre nosotros que parecíamos estar “enlazados”, o “unidos” por algo que se nos escapaba a nuestro entendimiento pero que quería saber. Son sus palabras las que me hacen apretar la mandíbula con fuerza ante el golpe bajo que me ha dado, ¿qué no soy capaz de mantener una barrera? Debería de recordarle que él salió despedido y volando por el callejón por mi magia, por esa misma “barrera” de la que ahora se burlaba abiertamente con la intención de hacerme un poco de daño, era un maldito imbécil que se creía por encima de todos y que me daba la sensación que miraba al resto por encima del hombro, ¿acaso no había quedado demostrado que no era mejor que yo, y que pareciera que estábamos en un empate? Que no se olvidar que mi magia le había plantado cara, sí, a la magia de un Fairchest tal y como él había clamado en el callejón. Mordí mi labio con fuerza y lo dejé pasar porque no quería un enfrentamiento de nuevo, quería respuestas y él no parecía muy dispuesto a darlas. Ante mi pregunta una escueta respuesta alegando que su familia llevaba generaciones en la Inquisición, con lo que negaba el hecho de que estuviera metido por lo de su magia aunque intuía que algo tenía que ver aunque no me lo dijera. Sin embargo también necesitaba saber en qué punto nos dejaba todo esto, no en el ámbito sentimental o emocional, pero se suponía era mi enemigo y ahora quería protegerme incluso dándome aquel colgante que debía de hacer aquel conjuro para que siguiera activo. Pero él no entendió mis palabras a pesar de que ya le había dejado claro que no era en el plano emocional, sino para saber qué pasaba ahora que parecíamos estar conectados con nuestras magias porque si yo lo había sentido él también, aparte de la runa que había aparecido como marca en mi espalda, ¿era tan raro que quisiera saber qué ocurría entonces? Pues al parecer para él sí, porque ladeó la cabeza y sonrió agachando su rostro para dejar sus labios sobre los míos asegurando que no quería nada conmigo, llamándome concubina del diablo como si yo hubiera querido algo con él con mis palabras. Aseguraba no querer lazo alguno conmigo y yo alcé mi rostro altivo dejándole ver que yo tampoco pretendía lo mismo para con él. Me aseguraba que solo me iba a dar dos cosas, una era ese colgante que tenía ahora en mi cuello, y la otra la pude intuir cuando escuché que desabrochaba su pantalón... lo que no esperé es que de un movimiento brusco se hundiera en mi interior de una, tomándome por completo de esa forma brusca que me hizo pegar un pequeño respingo y clavara mis uñas en su pecho ante el ardor que sentí por la súbita intrusión, aquello aún estaba reciente y algo dolía por la actividad sexual que habíamos tenido.
-¡Ah! –Gruñí con cierto dolor mordiéndome el labio con fuerza y apretando mis piernas entorno a su cintura frunciendo el ceño por sus palabras despectivas mientras se movía en mi interior, ¿de verdad se creía que dejaría que me tratara como una puta? Estaba muy equivocado, podría ser virgen pero mi carácter era uno forjado a fuego y que me tratara como una vulgar ramera no era algo que cualquier mujer que se preciara se dejara hacer. Sin embargo mi cuerpo reaccionó a cada embestida del hechicero encendiéndose, como si supiera tocar un botón en mi interior que me activara y me calentara sobre manera. Sus manos tomaron las mías, mi cuerpo quedó tendido sobre la mesa y arqueé mi espalda por la forma que tenía de moverse, gruñí sobre sus labios por lo que él quería, o esperaba que yo fuera como su vulgar ramera que estaba ahí para su placer cuándo y cómo él quisiera. Incluso fue capaz y tan engreído de decirme que aunque otro hombre me tocara jamás disfrutaría torturada por su recuerdo, era tan vanidoso que se pensaba que así sucedería como si fuera el único hombre capaz de darme el placer que necesitaba- igual que tú no encontrarás a otra que te haga sentir lo mismo que yo –contraataqué porque mi cuerpo lo provocaba, mi cuerpo lo enloquecía hasta el punto de que me había hecho jurar que sería solamente suya- intuyo que... a ninguna le habrás dicho que es “tuya”.... ¿me equivoco? –Sonreí de lado porque sabía que había acertado en el clavo- el gran Fairchest que no tiene más líos de cama.... enlazado al cuerpo de una mujer –mordí su labio con fuerza hasta que con una de sus enormes manos tomó las mías, las subió sobre mi cabeza y con su mano libre acarició mi rostro, bajó por mi pecho acariciándolo con sus dedos dibujando una línea por mi cuerpo mientras me embestía hasta que llegó a mí sexo, sus dedos acariciaron la zona más sensible provocando que arqueara mi espalda y gimiera por el placer que ese hombre me provocaba, ¿cómo es que lograba provocarme tanto con apenas tan poco? ¿Por qué mi cuerpo reaccionaba así al suyo? Sin embargo a pesar de que seguía embistiéndome de pronto paró de hacerlo sin previo aviso, sacó su miembro y su mano tiró de mí sentándome sobre la mesa, mi sexo ardía palpitando de pura necesidad frustrada frunciendo el ceño sin saber qué hacía, su mano guio la mía hasta que la llevó a su duro y caliente miembro para que lo recorriera con mis manos haciéndome ver que, si lo satisfago a él, a cambio como hizo antes haría lo mismo. Mi respiración agitada, mi pecho moviéndose con rapidez cuando su boca tomó la mía con rudeza restándome más la respiración, apenas se separó para de nuevo recalcarme con arrogancia que era suya, que era su puta cuando gruñí por ello justo cuando iba a separarme pero en ese momento sentí que gruñía él complacido y mi mano se manchaba de su simiente así como mi vientre en lo que él se corría y yo me quedaba con la frustración y mi sexo palpitando todavía, como si quisiera reafirmar sus palabras con aquel acto que fue más que suficiente, que rebasó mí límite y que me hizo actuar en contra de eso mismo porque yo no era la puta de nadie y mucho menos lo seguiría siendo de él, mi carácter rebelde y forjado a fuego salió en ese momento en que aparté mis manos de su miembro, me separé de su boca y mi pie subió a su pecho para empujarlo alejándolo de mí enfurecida, cabreada al máximo con aquel hombre por sus formas de ser y de actuar al denigrarme de esa forma, al tratarme como una puta que podía tomar para satisfacerse en cualquier momento. Mi mano, manchada de su simiente se movió rauda estampándose en su rostro sin previo aviso antes de volver a empujarlo de nuevo alejándolo unos cuantos pasos de distancia con las mejillas rojas del sexo y de la mala leche que llevaba encima, cabreada a más no poder- eres un hijo de puta –dije limpiándome las manos y el vientre con su propia camisa que me había dado mirándolo con fuego en los ojos- ¿crees de verdad que voy a estar como una vulgar ramera para satisfacer tus necesidades? Si quieres a una de verdad vete a un jodido burdel y paga por ella... de paso le dices eso de que es tuya y quizá te haga hasta buen precio –había tenido suficiente de ese hombre, de principio a fin, incluso tras la pequeña tregua que se había instalado entre ambos se había esfumado en esos momentos- ¿crees que soy tuya? ¡Po Odín que jamás seré tuya! No tendrás que preocuparte por eso –Exclamé bajándome de la mesa para comenzar a quitarme la camisa con rapidez bajo su mirada- no quiero nada de un Fairchest –dije lanzándola la camisa manchada de su simiente al limpiarme sin importarme quedarme desnuda- si por si acaso te quedaba alguna duda.... –dije llevando mi mano al colgante que él me había entregado donde parecía que el rubí quemaba bajo mi palma, de un tirón brusco lo arranqué dejándolo sobre la mesa con fuerza- no quiero nada que venga de ti –y sin decir mucho más me fui hasta la puerta dispuesta a irme, a alejarme de ese hombre porque ya había tenido suficiente de él y si algo no podía era que me trataran como un despojo, como si fuera una muñeca para jugar con ella cuando se estaba aburrido y tomarla cuando a los demás le vinieran en gana... por los dioses, ¡era mitad nórdica y eso en el norte era más que una ofensa! Debería de rebanarle la cabeza de haber tenido una espada cerca, con tener esa maldita marca era ya más que suficiente de lo que recordar de ese hombre.
Lynae- Hechicero Clase Alta
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Re: It's All About Destiny ~ Privado [Flashback] [+18]
Si hiciera un resumen de todo lo que pasó desde que le asignaron la misión hasta este momento, podría reconocer cómo sus cambios de parecer han sido auspiciados y propiciados por su propia magia, no la común, la que tuviera durante su infancia. Si no por aquélla que le ofrecieran tras ese ritual que les envolviera tanto a su gemelo como a él, dando oportunidad para avanzar de una manera impresionante, firme y contundente por entre los hechiceros dándoles un lugar privilegiado entre ellos. ¿El costo? Sus propias vidas, sus almas entrelazadas por un hechizo en el que si uno muere, el otro lo hace de forma irremediable. Por ello tuvieron que entrenar, que aparentar, que confundir a todos haciéndoles creer que si matan a Tohrment, el otro morirá. Buscando entonces al hechicero correcto y al tener a dos Sephirot's dejándolos en estado de indefensión total.
Eso es lo que Tohrment aún piensa, con su mente trastocada. El ritual fue tan potente que incluso hay partes que fueron ocultadas a su consciente ¿Será Sephirot quien tenga las respuestas? Lo duda. Su madre podría dar respuestas a todo ésto, su fallecimiento hace años lo hace imposible. ¿Debería invocar su alma? Su espíritu muerto podría ser llamado por las artes oscuras de la nigromancia. Podría ser la opción, deberá hablar con su gemelo o quizá no. Como se entere de que pactó con esta hereje, no quiere pensar en ello. Decepcionar a su hermano sería lo peor que le pasaría. Por eso se fustiga para ser el mejor, para cumplir sus misiones, por el amor que le siente, que le tiene, que le profesa. Uno que es un pecado mortal, más él no puede más que sentir eso y más por su gemelo. La mitad de su alma. Se pasa la mano por el cabello en tanto sus caderas se mueven contra ella intentando obligarla a pensar en algo que no sea la marca en su omóplato.
Considera imposible que pueda entender lo que está pasando e inclusive, que encuentre el libro que pueda darle una conciencia superior de lo que hicieron. Hay tres ejemplares solamente en el mundo de los que tiene conciencia. Uno está desaparecido, el otro lo tienen los Fairchest. El tercero está en la Inquisición, como regalo de la familia al Santo Oficio. La provocación de la mujer al hacerle notar que será imposible que encuentre otra que le haga sentir tanto placer como ella, podría ser hilarante. ¿Por qué entonces algo en su interior le hace pensar que tiene toda la maldita y asquerosa razón? Su magia pareciera protegerla, dando una potencia a la suya. Dijo que alguien le mataría por ésta, ¿Sería antes o después de compartir la runa? Si a ellos les potenció todo el poder, ¿A ella también? ¿A eso se refería esa profecía de la que ella habla de que su magia será la que provoque su muerte? ¿Que necesitaba primero la unión del Fairchest con ella para que su verdugo aparezca? Tiene que buscar también eso.
Su nueva provocación es correspondida por la mueca más despectiva del gemelo - todas son mías. Absolutamente todas y lo saben, se comportan como tal porque mis marcas osn como cicatrices en su sexo, sólo mi hermano puede igualar el placer que les doy - su voz suena arrogante, cínica, perversa. Sabe bien que sus habilidades amatorias son poco igualadas, porque cada vez que una fémina piensa que puede conseguirlo, Tohrment le demuestra que pueda darle más y mucho más. Ni siquiera la mordida en su labio puede sacarlo de sus cavilaciones, del estado en el que se encuentra pensando en todo lo que está sucediendo y que en lugar de matarle, tiene que proteger a esa maldita bruja para que los Inquisidores sigan existiendo. Es una ironía, una absoluta y maldita ironía de la cual está empezando a cansarse y sólo han pasado minutos desde que se enlazó con ella.
La castiga dándole más y más placer, para enloquecer su cuerpo, su mente, para darle una sensación tan placentera que le calle la boca por instantes preciosos en los que pueda entender todo. Este esquema que se sale de los estándares normales. Más sale de ella, eyacula para rebajarla, para humillarla y lo que obtiene es una agresión de ella, una violencia tal que en lugar de aminorar su carácter le incita a dominarla, a someterla, a golpearla hasta que se calle la boca, baje la cabeza y reconozca la supremacía del Fairchest. Como si fuera una yegua desbocada y bruta. - ¿Para qué he de irme a un burdel si para eso te tengo a ti? - le restriega en la cara antes de sonreír con oscura maldad - y tú misma gritas y suplicas porque sea tu dueño, porque te folle, porque te la meta tan profundo hasta que tú misma eyacules, zorra - sigue su disputa, uno por intentar controlar todo, la otra por lo contrario. Está a punto de darle una bofetada cuando ella sale con una movida tal dejando el colgante en el escritorio para largarse desnuda.
Y Tohrment grita con furia, suelta toda la rabia que tiene en el pecho, le toma del brazo mirándola fijo, creciendo en altura, esta vez su magia brilla en su cuerpo cuando empieza a pronunciar las palabras que atarán la voluntad de esta hechicera de mierda - Harás lo que te ordeno sin réplica, sin duda, sin estupideces. Dije que te cuidarás, que te vas a llevar el colgante, lo cuidarás, lo vas a potenciar cada tercer noche como te indiqué, obedecerás estas palabras, VAS A CUIDARTE, VAS A USAR EL COLGANTE, VAS A POTENCIARLO HASTA QUE NOS VOLVAMOS A VER, VAS A VESTIRTE CON MIS ROPAS, TE IRÁS A TU CASA Y CUIDARÁS DE NO DAÑARTE HASTA QUE NOS VOLVAMOS A VER - si mis palabras te causan furor, verás que toda mi magia, todo un enorme brillo dorado que emana de mi ser, te cubre provocando que tu propia esencia cause corto circuito impidiendo que puedas hacer algo en mi contra. ¿Por qué? No lo sé, más lo aprovecho para que hagas justo lo que te pedí.
Si supiera que en realidad, mi magia está obligando a la tuya a hacer lo que pido sólo por el hecho de que estoy hechizando tu mente para protegerte, para cuidarte, para darte la fuerza que necesitas. Es entonces cómo tu magia caótica me ayuda haciendo que mis órdenes, mi Dominación se quede implantada en tu mente hasta que vuelvas a verme y eso será pronto, muy pronto, porque me haré cargo de que todo tenga respuestas en su momento. Porque me urge saber cómo deshacerme de ti. Cómo quitarte de nuestro camino porque no quiero que por ti, Sephirot muera.
Eso es lo que Tohrment aún piensa, con su mente trastocada. El ritual fue tan potente que incluso hay partes que fueron ocultadas a su consciente ¿Será Sephirot quien tenga las respuestas? Lo duda. Su madre podría dar respuestas a todo ésto, su fallecimiento hace años lo hace imposible. ¿Debería invocar su alma? Su espíritu muerto podría ser llamado por las artes oscuras de la nigromancia. Podría ser la opción, deberá hablar con su gemelo o quizá no. Como se entere de que pactó con esta hereje, no quiere pensar en ello. Decepcionar a su hermano sería lo peor que le pasaría. Por eso se fustiga para ser el mejor, para cumplir sus misiones, por el amor que le siente, que le tiene, que le profesa. Uno que es un pecado mortal, más él no puede más que sentir eso y más por su gemelo. La mitad de su alma. Se pasa la mano por el cabello en tanto sus caderas se mueven contra ella intentando obligarla a pensar en algo que no sea la marca en su omóplato.
Considera imposible que pueda entender lo que está pasando e inclusive, que encuentre el libro que pueda darle una conciencia superior de lo que hicieron. Hay tres ejemplares solamente en el mundo de los que tiene conciencia. Uno está desaparecido, el otro lo tienen los Fairchest. El tercero está en la Inquisición, como regalo de la familia al Santo Oficio. La provocación de la mujer al hacerle notar que será imposible que encuentre otra que le haga sentir tanto placer como ella, podría ser hilarante. ¿Por qué entonces algo en su interior le hace pensar que tiene toda la maldita y asquerosa razón? Su magia pareciera protegerla, dando una potencia a la suya. Dijo que alguien le mataría por ésta, ¿Sería antes o después de compartir la runa? Si a ellos les potenció todo el poder, ¿A ella también? ¿A eso se refería esa profecía de la que ella habla de que su magia será la que provoque su muerte? ¿Que necesitaba primero la unión del Fairchest con ella para que su verdugo aparezca? Tiene que buscar también eso.
Su nueva provocación es correspondida por la mueca más despectiva del gemelo - todas son mías. Absolutamente todas y lo saben, se comportan como tal porque mis marcas osn como cicatrices en su sexo, sólo mi hermano puede igualar el placer que les doy - su voz suena arrogante, cínica, perversa. Sabe bien que sus habilidades amatorias son poco igualadas, porque cada vez que una fémina piensa que puede conseguirlo, Tohrment le demuestra que pueda darle más y mucho más. Ni siquiera la mordida en su labio puede sacarlo de sus cavilaciones, del estado en el que se encuentra pensando en todo lo que está sucediendo y que en lugar de matarle, tiene que proteger a esa maldita bruja para que los Inquisidores sigan existiendo. Es una ironía, una absoluta y maldita ironía de la cual está empezando a cansarse y sólo han pasado minutos desde que se enlazó con ella.
La castiga dándole más y más placer, para enloquecer su cuerpo, su mente, para darle una sensación tan placentera que le calle la boca por instantes preciosos en los que pueda entender todo. Este esquema que se sale de los estándares normales. Más sale de ella, eyacula para rebajarla, para humillarla y lo que obtiene es una agresión de ella, una violencia tal que en lugar de aminorar su carácter le incita a dominarla, a someterla, a golpearla hasta que se calle la boca, baje la cabeza y reconozca la supremacía del Fairchest. Como si fuera una yegua desbocada y bruta. - ¿Para qué he de irme a un burdel si para eso te tengo a ti? - le restriega en la cara antes de sonreír con oscura maldad - y tú misma gritas y suplicas porque sea tu dueño, porque te folle, porque te la meta tan profundo hasta que tú misma eyacules, zorra - sigue su disputa, uno por intentar controlar todo, la otra por lo contrario. Está a punto de darle una bofetada cuando ella sale con una movida tal dejando el colgante en el escritorio para largarse desnuda.
Y Tohrment grita con furia, suelta toda la rabia que tiene en el pecho, le toma del brazo mirándola fijo, creciendo en altura, esta vez su magia brilla en su cuerpo cuando empieza a pronunciar las palabras que atarán la voluntad de esta hechicera de mierda - Harás lo que te ordeno sin réplica, sin duda, sin estupideces. Dije que te cuidarás, que te vas a llevar el colgante, lo cuidarás, lo vas a potenciar cada tercer noche como te indiqué, obedecerás estas palabras, VAS A CUIDARTE, VAS A USAR EL COLGANTE, VAS A POTENCIARLO HASTA QUE NOS VOLVAMOS A VER, VAS A VESTIRTE CON MIS ROPAS, TE IRÁS A TU CASA Y CUIDARÁS DE NO DAÑARTE HASTA QUE NOS VOLVAMOS A VER - si mis palabras te causan furor, verás que toda mi magia, todo un enorme brillo dorado que emana de mi ser, te cubre provocando que tu propia esencia cause corto circuito impidiendo que puedas hacer algo en mi contra. ¿Por qué? No lo sé, más lo aprovecho para que hagas justo lo que te pedí.
Si supiera que en realidad, mi magia está obligando a la tuya a hacer lo que pido sólo por el hecho de que estoy hechizando tu mente para protegerte, para cuidarte, para darte la fuerza que necesitas. Es entonces cómo tu magia caótica me ayuda haciendo que mis órdenes, mi Dominación se quede implantada en tu mente hasta que vuelvas a verme y eso será pronto, muy pronto, porque me haré cargo de que todo tenga respuestas en su momento. Porque me urge saber cómo deshacerme de ti. Cómo quitarte de nuestro camino porque no quiero que por ti, Sephirot muera.
Tohrment Fairchest- Condenado/Hechicero/Clase Alta
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Re: It's All About Destiny ~ Privado [Flashback] [+18]
No sabía cómo habían podido cambiar tanto las torna en apenas unas horas y todo en una misma noche, de querer matarme ese hombre había pasado a tomarme como suya marcándome de una forma que difícilmente sería de olvidar, todo había que decirlo, dejando una marca y una huella con esa forma que había tenido de tomarme que no sería superable por muchos hombres, claro que eso no era algo que diría en voz alta porque no quería aumentar más el ego que me traía y que parecía consumirlo por completo. Lo cierto es que ese hombre había sido el primero en tocar mi cuerpo, en convertirme en una mujer y lo que habíamos hecho en esa cama sería algo completamente difícil de olvidar por mi parte porque me había vuelto loca, me había hecho como una especie de adicta por su tacto y por su piel, por sus caderas golpeando las mías tomándome con rudeza hasta hacerme alcanzar el orgasmo. ¿En qué momento eso había sucedido que ni cuenta me había dado? Si tenía que explicar lo sucedido en esa noche me costaría bastante porque no sabía siquiera ni por dónde empezar, ¿por la magia de ambos que se había unido? ¿Por la marca invisible que había dejado en mi cuerpo y en mi piel? ¿Por el hecho en que pensar en alejarme era algo que me jodía aunque no sabía un motivo en concreto? Esa noche habían pasado demasiadas cosas como para entenderlas y las explicaciones que él me había dado, las vanas y escuetas, no habían servido de nada. Necesitaba saber qué era la marca en mi omoplato y por qué se encendía con esa luz dorada igual que se habían encendido sus venas cuando utilizaba la magia, no sabía por qué pero ahora la magia de ambos se había fundido en una solo y eso podía notarlo aun cuando ninguno de los dos la estábamos utilizando, podía ver un pequeño matiz que había cambiado en su aura y me pregunté si él en la mía podría ver ese mismo matiz que yo distinguía también y que antes no había visto, sino que daba la sensación que había aparecido después de lo que había pasado entre nosotros con la magia. Aunque no le hacía falta de esta para causar estragos en mi cuerpo, porque sabía qué punto tocar para hacerme sucumbir frente a él y que mi cuerpo ardiera de deseo y de necesidad porque me tomara y me hiciera suya. Sin embargo, lo que no pensaba consentir por mucho que abrumara mi cuerpo y mi mente era que me tratara como una vulgar puta que estaba por y para su placer, que podía tomarme cuando le viniera en gana sin tener en cuenta lo que yo quería como si fuera ya mi dueño, como si siempre lo hubiera sido... que no se equivocara; yo no era de nadie y era mi propia dueña le gustara o no, que le hubiera entregado mi virginidad no significara que fuera suya por completo porque no pensaba consentirlo. No me gustaba la forma en la que me trataba, como una vulgar y sucia ramera, cuando había sido él quien había anhelado tocar mi cuerpo y tomarme sin que yo hiciera nada por provocarlo. No pensaba consentir que eso siguiera y por eso mismo, cuando él acabó alcanzando el orgasmo como si así diera por finalizada aquello mi mano se estampó en su rostro, me limpié en su camisa y se la tiré haciéndole ver que no quería nada que tuviera con ver él o con su familia.
Por eso mismo para darle veracidad a mis palabras mientras él me miraba con los ojos prendidos por la furia de mis palabras y quizás por el propio guantazo que le había dado, me quité el colgante de mi cuello que me había entregado para protegerme. Menuda ironía, el que había sido enviado para matarme ahora quería protegerme a toda costa de los peligros que pudiera encontrarme en el camino. Pues bien, que viera que no quería nada de él y mucho menos volvería a caer en sus brazos aunque supiera que borrar su huella sería complicado, pero nada era imposible en esta vida. Me daba igual estar desnuda y salir así porque lo único que quería era alejarme de aquel hombre, poner distancia y no volver a verlo en lo que me restara de vida para hacerle ver que nada de lo que me había dicho importaba i le iba a seguir el juego. Escuché el gruñido, el grito más bien, que brotó de sus labios en lo que yo me acercaba a la puerta dispuesta a marcharme incluso desnuda de allí, sin embargo su mano tomó con fuerza mi muñeca y paró todo avance, intenté soltarme en lo que él tiraba para que quedara de cara a él pero tenía mucha más fuerza que yo, mucho más alto y corpulento que yo haciéndome sentir pequeña aunque seguramente esa fuera su intención. Gruñí revolviéndome de su agarre que mantenía firme en mi muñeca cuando vi que su cuerpo volvía a brillar de nuevo señal de que iba a utilizar su magia, lo siguiente que pasó fue que mis orbes azules quedaron anclados en sus orbes castaños sin poder despejarlos bajo ningún concepto. Sus palabras parecían taladrar mi mente y quedarse impregnadas y grabadas en mi mente, todas y cada una de ellas sin que pudiera hacer nada por evitarlo, su magia fluía por la habitación y la mía propició que sus palabras y la dominación que ejercía se llevaran a cabo y se quedara guardado, casi grabado e impregnado sin poder evitar no hacerle caso. Para cuanto terminó todo lo que podía pensar era en que debía de cuidarme, debía de cada tres días realizar dicho ritual con el collar para que siguiera funcionando y me protegiera. También que cogiera sus ropas y me vistiera para no estar desnuda como si no tuviera voluntad propia, así que fue exactamente lo que pasó; me acerqué hasta la ropa del hechicero bajo su mirada y me vestí con su ropa que me quedaba más grande de lo normal porque su constitución difería mucho de la mía. Cubrí mi desnudez con su ropa, tomé el colgante colocándolo de nuevo en lo que mis ojos, al terminar, se alzaron para observar al hechicero quien parecía complacido por lo que veía y que me hizo ladear la cabeza ligeramente. Mi cuerpo funcionaba con las órdenes que él me había dado sin que pudiera evitarlo, de hecho, ni siquiera me daba cuenta de que lo hacía por ese mismo motivo hasta que una vez vestida y con el colgante en mi cuello donde él mismo lo había dejado me dirigí hacia la puerta, mi mano en la manivela pero antes incluso de abrirla me giré para contemplarlo. Su torso desnudo y perlado en sudor brillando con la luz de las velas y de la lumbre, sus ojos fijos en mi persona y su mandíbula apretada como si estuviera enfadado aunque no podía discernir el motivo con exactitud.
-Hasta que volvamos a vernos, Tohrment –dije recorriéndolo con mis ojos, el cuerpo de aquel inquisidor que había tenido bajo el mío propio, encima del mío tomándome de todas las formas volviéndome loca, ese cuerpo hecho pecado en el que me había arrastrado a la condenación más absoluto y me había hecho caer en la tentación del demonio. Antes de irme acorté la distancia con él, mi mano subió por su pecho sintiendo sus músculos definidos bajo la yema de mis dedos, su cálida piel que se contraía bajo mi toque y que eso me hizo sonreír para dejar mi mano en su nuca, su pelo estaba mojado por lo que habíamos hecho y elevé mi rostro para rozar mis labios con los suyos dejando que mi respiración diera contra estos- cuídate –fue lo único que dije antes de dejar un pequeño beso, morder su labio y alejarme de él, de su cuerpo, de la turbación que me provocaba para salir por la puerta alejándome de aquella mansión donde me había llevado donde sobre un espectro negro como la misma noche me esperaba preparado para salir de allí y poner rumbo a casa. Lo que ninguno sabía era cuánto iba a cambiarnos esa noche a ambos y las consecuencias que eso traería, porque el destino era cruel y caprichoso al mismo tiempo y la partida que nos tenía preparada apenas acababa de empezar.
Por eso mismo para darle veracidad a mis palabras mientras él me miraba con los ojos prendidos por la furia de mis palabras y quizás por el propio guantazo que le había dado, me quité el colgante de mi cuello que me había entregado para protegerme. Menuda ironía, el que había sido enviado para matarme ahora quería protegerme a toda costa de los peligros que pudiera encontrarme en el camino. Pues bien, que viera que no quería nada de él y mucho menos volvería a caer en sus brazos aunque supiera que borrar su huella sería complicado, pero nada era imposible en esta vida. Me daba igual estar desnuda y salir así porque lo único que quería era alejarme de aquel hombre, poner distancia y no volver a verlo en lo que me restara de vida para hacerle ver que nada de lo que me había dicho importaba i le iba a seguir el juego. Escuché el gruñido, el grito más bien, que brotó de sus labios en lo que yo me acercaba a la puerta dispuesta a marcharme incluso desnuda de allí, sin embargo su mano tomó con fuerza mi muñeca y paró todo avance, intenté soltarme en lo que él tiraba para que quedara de cara a él pero tenía mucha más fuerza que yo, mucho más alto y corpulento que yo haciéndome sentir pequeña aunque seguramente esa fuera su intención. Gruñí revolviéndome de su agarre que mantenía firme en mi muñeca cuando vi que su cuerpo volvía a brillar de nuevo señal de que iba a utilizar su magia, lo siguiente que pasó fue que mis orbes azules quedaron anclados en sus orbes castaños sin poder despejarlos bajo ningún concepto. Sus palabras parecían taladrar mi mente y quedarse impregnadas y grabadas en mi mente, todas y cada una de ellas sin que pudiera hacer nada por evitarlo, su magia fluía por la habitación y la mía propició que sus palabras y la dominación que ejercía se llevaran a cabo y se quedara guardado, casi grabado e impregnado sin poder evitar no hacerle caso. Para cuanto terminó todo lo que podía pensar era en que debía de cuidarme, debía de cada tres días realizar dicho ritual con el collar para que siguiera funcionando y me protegiera. También que cogiera sus ropas y me vistiera para no estar desnuda como si no tuviera voluntad propia, así que fue exactamente lo que pasó; me acerqué hasta la ropa del hechicero bajo su mirada y me vestí con su ropa que me quedaba más grande de lo normal porque su constitución difería mucho de la mía. Cubrí mi desnudez con su ropa, tomé el colgante colocándolo de nuevo en lo que mis ojos, al terminar, se alzaron para observar al hechicero quien parecía complacido por lo que veía y que me hizo ladear la cabeza ligeramente. Mi cuerpo funcionaba con las órdenes que él me había dado sin que pudiera evitarlo, de hecho, ni siquiera me daba cuenta de que lo hacía por ese mismo motivo hasta que una vez vestida y con el colgante en mi cuello donde él mismo lo había dejado me dirigí hacia la puerta, mi mano en la manivela pero antes incluso de abrirla me giré para contemplarlo. Su torso desnudo y perlado en sudor brillando con la luz de las velas y de la lumbre, sus ojos fijos en mi persona y su mandíbula apretada como si estuviera enfadado aunque no podía discernir el motivo con exactitud.
-Hasta que volvamos a vernos, Tohrment –dije recorriéndolo con mis ojos, el cuerpo de aquel inquisidor que había tenido bajo el mío propio, encima del mío tomándome de todas las formas volviéndome loca, ese cuerpo hecho pecado en el que me había arrastrado a la condenación más absoluto y me había hecho caer en la tentación del demonio. Antes de irme acorté la distancia con él, mi mano subió por su pecho sintiendo sus músculos definidos bajo la yema de mis dedos, su cálida piel que se contraía bajo mi toque y que eso me hizo sonreír para dejar mi mano en su nuca, su pelo estaba mojado por lo que habíamos hecho y elevé mi rostro para rozar mis labios con los suyos dejando que mi respiración diera contra estos- cuídate –fue lo único que dije antes de dejar un pequeño beso, morder su labio y alejarme de él, de su cuerpo, de la turbación que me provocaba para salir por la puerta alejándome de aquella mansión donde me había llevado donde sobre un espectro negro como la misma noche me esperaba preparado para salir de allí y poner rumbo a casa. Lo que ninguno sabía era cuánto iba a cambiarnos esa noche a ambos y las consecuencias que eso traería, porque el destino era cruel y caprichoso al mismo tiempo y la partida que nos tenía preparada apenas acababa de empezar.
Lynae- Hechicero Clase Alta
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