It's All About Destiny ~ Privado [Flashback] [+18]

por **Lynae** Mar Mayo 22, 2018 12:10 pm

Recuerdo del primer mensaje :

Todo había empezado en el momento en el que me uní a aquel grupo que luchaba contra los Inquisidores para salvar a los que caían en sus trampas y en sus redes. Sabíamos que era peligroso pero cuando me metí, sinceramente, no pensé que fuera a dar todo un cambio tan drástico como había pasado y ahora éramos buscados.
Caminaba con una capucha puesta en mitad de la noche por las calles de París, sabía que los Inquisidores estaban buscándonos desde hacía un par de días, habían cogido a un miembro del "grupo" al que pertenecíamos dedicándonos a liberar a todos aquellos cambiantes, hechiceros y licántropos que caían en manos de la Inquisición porque sabíamos lo que hacían. No asegurábamos que Pierre aguantara demasiado y ya estábamos preparados para que alguien fuera a por nosotros, la inquisición tenía espías y soldados... sabía que pronto llegaría mi hora, pero si pensaban que no iba defenderme estaban muy equivocados.

Mientras caminaba por la calle estaba alerta de cualquier movimiento sospechoso que pudiera encontrarme, llevaba una daga en el cinto aunque con mi magia era más que suficiente para defenderme. Me paré en la entrada de un callejón y sin quitar la capucha me adentré para ir a la "base" secreta donde organizábamos las partidas de rescate. Centrada en mis pensamientos de pronto tuve como una especie de visión, una que me hizo pararme mientras a mis ojos llegaba las imágenes de un hombre encapuchado que caía del tejado... mis visiones a veces aparecían en momentos de máximo peligro, así que sin mediar palabra murmuré un pequeño hechizo para lanzar una bola de fuego que lancé contra el tejado mientras, tras lanzarla, creaba una barrera protectora mirando hacia arriba.

-Vamos, ¡sal de una vez! -Sabía que solo podría tratarse de una cosa; un inquisidor que fuera a por mí para atraparme. Sabía que Pierre no aguantaría los interrogatorios que hacían y acabaría delatándonos, de hecho, había tenido hacía un par de días unos sueños extraños pero no eran muy concretos y eran algo bastante confusos y vagos, por lo que desde aquel momento cuando salía a la calle lo hacía con cuidado pensando que podrían cogerme en algún momento... y parecía que este simplemente había golpeado mi puerta con la intención de capturarme con algo de suerte, sino que la primera intención era la de matarme.

por **Lynae** Mar Mayo 22, 2018 5:33 pm

Era consciente de como su rostro se iba transformando lentamente, cómo las muecas pasaban dejando paso a otro diferente en el tiempo que permaneció frente a mí, impasible, observándonos el uno al otro mientras yo pensaba que él debía de estar meditando mis palabras, si quisiera matarlo ¿por qué advertirle sobre el hecho de que era posible que si me atacaba él acabaría muerto? No le diría nada y dejaría que él mismo acabase con su vida, sin embargo me veo en la tesitura de que no puedo quedarme callada, no puedo dejar que me ataque y acabe con su vida y la incertidumbre de no saber por qué es algo que me estaba matando lentamente en mi interior, ¿qué tenía ese hombre, qué tenía Tohrment que me era imposible acabar con su vida como había hecho con el resto que había intentado matarme?

No lo sabía, no era capaz de saberlo pero algo en mi interior me decía que debía de hallar las respuestas a las preguntas, hallar el modo y la manera de saber qué ocurría porque no podía seguir con esa duda, aunque lo intentaría averiguar cuando no estuviera frente a mí porque me turbaba demasiado. Lancé un suspiro y cerré los ojos cuando dijo eso "nunca" a sabiendas de que, quisiera o no, uno de los dos no saldría con vida de aquel callejón aunque no sabía por qué ese pensamiento me ponía triste. Mi mano seguía extendida en su dirección y en el momento en que intentara atacarme una de las bolas reaccionaría como si fuera un "escudo", protegiéndome del golpe... uno que nunca vino, uno que se produjo porque algo lo lanzó hacia atrás aunque esa vez no había sido por mi magia.

-¿Qué...? -Pregunté observándolo a un par de metros de distancia, jadeando con sus manos en su abdomen y las bola en el mismo lugar sin moverse, ¿qué había pasado ahí? No había más tiempo para esperar, aproveché para dar media vuelta y alejarme de él aunque no di ni diez pasos cuando mi visión se nubló, intenté apoyarme en la pared y caí deslizándome por esta. Me desangraba por la herida en el abdomen- Tohrment…. no.... -perdí la consciencia, quise pedirle que no me matara y provocara su propia muerte pero ni siquiera me dio tiempo a decírselo.

por **Tohrment Fairchest** Mar Mayo 22, 2018 5:48 pm

¡Bruja de mierda! Sacude la cabeza para levantarse entendiendo por fin todo lo que está sucediendo cuando ella intenta escapar. No da muchos pasos antes de que la herida le cobre factura dejando su cuerpo inconsciente en la acera. De haber sido instantes antes, la habría matado sin pensarlo y de paso, condenaría a Sephirot y a él mismo. Se lleva una mano a la nuca acercándose poco a poco a ella teniendo consciencia de que su propio cuerpo está mejor ahora que ha decidido no matarla. ¿Qué hacer entonces? El dolor de su abdomen se vuelve significativo cuando observa la herida de la mujer. A él le duele exactamente ahí. Y sin comunicarse con Sephirot, entiende que su hermano ahora se está llevando una mano a ese lugar.

Están perdiendo la vida porque ella está muriendo. Menudo lío en el que está metido. Sacude la cabeza antes de acercarse para untar una pócima en la herida para contener la hemorragia, darle cierto consuelo y curar un poco su abertura controlando el flujo de la sangre para que no muera durante el tiempo que tarde en llevarla a su hogar. Una vez contenido todo, la toma en brazos con dirección a su casa. No la que comparte con Sephirot porque seguro que ya viene en camino, aunque quizá comprenda que, tras que la runa ha dejado de quemarle y sigue vivo, el peligro ha pasado. Más conociéndolo, es probable que olvide todo para asegurarse de que está bien. Mirando el hermoso rostro de la joven se pregunta cómo va a salir de ésto.

Han pasado seis horas cuando ella despierta, se encuentra en una enorme habitación de color blanco con molduras en azul oscuro. Está acostada en una cama con dosel, desnuda en su totalidad. Envuelta en mantas de algodón negras, los almohadones son de pluma de ganso. El lugar se respira a perfumes masculinos. Una sombra está al lado de ella, sentado, pensativo en tanto juguetea con sus manos. Tohrment por fin entiende qué le está sucediendo. Le dieron la orden de matarla y en lugar de eso, no sólo falló si no que le había llevado con él a su casa, no la que comparte con Sephirot, una más pequeña donde le gusta estar en soledad.

Durante la primer hora, las manos le temblaban en tanto la desnudaba observando todo su cuerpo descubriendo una nueva ansiedad no por matarla, si no por poseerla, de tenerla bajo el cuerpo y ser partícipes de una unión más profunda. Ahora resulta que le gusta la mujer, le excita sobremanera, más le enloquece todo lo que hace por ella. La premisa de que está frito crece como nunca. Más ahora que la ansiedad se ha vuelto más sexual, más carnal. Por eso la tiene desnuda en su cama, esperando tener una oportunidad de compartir con ella el lecho entre acciones más apasionadas y satisfactorias.

por **Lynae** Miér Mayo 23, 2018 11:32 am

Había algo extraño que nos rodeaba a ambos y que no podía definir con exactitud, nuestras magias parecían haber chocado aunque no de la forma en la que mayormente pasaba, sino más bien de forma como si se hubieran encontrado... algo extraño había pasado cuando mi energía, mi poder salió para defenderme de su ataque que nos había cambiado a los dos. Yo no era demasiado dada a matar a nadie salvo cuando venían a por mí, entonces si tenía que matar para poder seguir con vida ni siquiera lo pensaba. Sin embargo, con Tohrment, era algo de lo más extraño porque la simple y sencilla idea de encontrarlo muerto me abrumaba demasiado, no me gustaba en absoluto y hacía que un dolor desconocido se instalara en mi pecho, un dolor que no entendía tampoco. ¿Quizás a causa de nuestras magias? No lo sabía pero era la primera vez que me pasaba algo así con alguien, esa reacción, la percepción de notar que algo en él era como si fuera la pieza de un puzle que me faltaba por completar.

Cuando abrí los ojos no logré discernir dónde me encontraba, una habitación blanca con molduras en azul oscuro, no reconozco la habitación y miré a mi alrededor para intentar ubicarme. Estoy tumbada en una cama con dosel, sábanas de un suave algodón negro y un perfume en el lugar que me hacía pensar que debía de ser la habitación de un hombre. Para cuando intenté incorporarme sentí un pinchazo en el lugar donde había sido herida, mi mano fue hacia el lugar dándome cuenta que.. ¿estaba desnuda? Miré a mi alrededor dándome cuenta de la sombra que había cerca, podía sentir su aura y sabía bien a quien pertenecía.

-Tohrment -su nombre salió como un susurro de mis labios mientras intentaba buscar sus ojos grises, preciosos, esos que me habían mirado de forma fija en el callejón y de los cuales había quedado prendida sin siquiera darme cuenta de cómo podría haber sido- ¿qué... qué ha ocurrido? ¿Dónde estoy? -Pregunté aún un tanto aturdida- mi herida... -dije en un murmullo cerrando unos segundos mis ojos para luego volver a abrirlos. No entendía muy bien qué había pasado, después de desmayarme en el callejón todo era demasiado confuso y sabía que él me mataría en ese momento me sorprendía encontrarme con vida todavía, ¿acaso su intención no había sido matarme desde el principio? ¿Por qué entonces me dejaba con vida y me llevaba para curarme? No entendía nada y cuanto más lo intentaba pensar más confuso me parecía, lo único que sabía con cierta "certeza" es que todo tenía que ver con nuestras magias, con ese momento donde mi poder estalló y algo cambió entre ambos hasta el punto de que ya no me mataba, sino que me curaba- Me has salvado... -mis ojos se clavaron en los suyos, mis palabras reflejaban el asombro que sentía en esos momentos y que me tenía desconcertada.

por **Tohrment Fairchest** Miér Mayo 23, 2018 6:27 pm

Cuando llegó a su casa, tuvo que desprenderse rápido de las armas, el cinturón y todo objeto que le estorbara para atenderla. Una vez que las pócimas empezaron a hacer sus efectos curando la herida, entonces se dedicó en mayor parte a desnudarse, meterse a la tina para darse una larga y caliente ducha intentando relajar su cuerpo procurando estar atento por si ella despertaba. De sólo pensar en su cuerpo desnudo, de lo que le hizo durante el tiempo que ella estuvo inconsciente, le hacen llevarse una mano a su sexo consolándose con esa vulgar acción de autocomplacerse hasta tener el único orgasmo que le arrancó un gemido profundo. Se quedó pensativo en todo lo sucedido hasta levantarse, secarse, ponerse los pantalones y dejar que la servidumbre limpiara la habitación en tanto él iba a la de la mujer, que en realidad, es la propia habitación de Tohrment.

No entiende por qué, más de sólo pensar en su cuerpo desnudo tirado en su cama, le satisface como nunca. Tomó una silla para colocarla al lado de ella cubierta por el dosel para asegurarse de que no huyera. En cuanto escucha que despierta, se incorpora cuando ella toma asiento en el colchón. Se acerca haciendo a un lado el dosel aún teniendo sólo los pantalones puestos. El tórax desnudo se muestra con orgullo denotando todos los músculos marcados con algunas cicatrices producto de sus propias batallas. Sube la primera pierna, la diestra, en el colchón para impulsarse y gatear acercándose a ella que está en el centro de la muy enorme cama, tal cual le gusta a Tohrment tener para cualquier eventualidad o bien, para compartirla con dos o tres mujeres según sus ansiedades sexuales.

Ante su pregunta, responde con voz calma - en mi casa - toma las mantas para hacerlas a un lado en un solo movimiento dejando a la vista su delgado, blanco y curvilíneo cuerpo para hincarse en el colchón revisando la herida, con los ojos fijos en ésta comprobando su estado actual. Sus falanges se mueven por la epidermis con tal suavidad que pareciera imposible que fuera el mismo que intentaba matarla hace seis horas atrás - te desmayaste y te traje acá - responde escueto en tanto siente que la herida está mejor. Es increíble cuán conectados están, es como si ella fuera su gemelo porque entiende en qué partes ha sanado y en cuáles no, sólo es necesario sentir su costado para asegurarse de ello.

por **Lynae** Jue Mayo 24, 2018 12:00 pm

Era innegable que me había llevado a su habitación o a lo que creía que era esta, en el ambiente se notaba el olor de un perfume masculino, la cama demasiado grande con sábanas negras que rozaban mi suave piel desnuda. Era consciente de que me había bañado porque mi piel estaba limpia, no había rastro de sangre en la herida cuando me di cuenta de que estaba desnuda, sorprendiéndome sobre todo porque estuviera viva ya que llegué a pensar que en aquel callejón se produciría mi muerte, que mi momento habría llegado y que el final de mi camino terminaba esa noche. Desde que supimos la profecía siempre había estado pendiente de ese momento, no con miedo, sino a la expectativa de que podría llegar en cualquier momento... pero no esperé que fuera a manos de un hombre tan hermoso como lo era él, alguien que me había dejado cautivada por completo.

Mis ojos recorrieron el cuerpo del Inquisidor no perdiendo detalle de su anatomía, en su pecho con sus músculos definidos, con esas cicatrices seguramente de otras misiones pasadas. No perdí detalle del movimiento de su cuerpo, de cómo se acercó subiéndose a la cama como un felino acechando a su presa, gateando para apartar las sábanas dejando mi cuerpo desnudo a su vista donde se podía ver la herida que me había hecho y que estaba limpia y curada, con unos puntos de sutura para que cerrara mucho mejor. Cuando dijo que estaba en su casa un escalofrío recorrió mi cuerpo, ¿su casa? Eso no me lo había esperado. Sus ojos fijos en mi herida repasándola en lo que me explicaba que me desmayé y me trajo a su casa, la cuestión era, ¿por qué?

-¿Por qué, Tohrment? ¿Por qué me has traído aquí y me has curado? -no sentía vergüenza de que me vea desnuda, sino algo completamente diferente que mantenía mis ojos fijos en él incapaz de apartar la mirada. Mis dedos quemaban por tocar su piel con mis yemas, por sentirlo bajo mi tacto y yo me preguntaba, ¿qué ocurría conmigo, qué estaba mal con todo aquello? Era mi enemigo y sin embargo no puedo verlo como tal, era como si algo invisible nos conectara aunque no era capaz de entenderlo y de comprenderlo todavía, pero sí era capaz de sentirlo sobre todo cuando acortó la distancia observando cómo sus dedos recorrían con suavidad mi piel inspeccionando la herida. ¿Por qué me dejaba y no me alejaba? No lo entendía tampoco, escapaba de mi total comprensión- ¿Por qué lo has hecho?

por **Tohrment Fairchest** Jue Mayo 24, 2018 12:07 pm

¿Cómo decirle que él mismo desconoce por qué le ha traído a su casa? ¿Por qué la ayuda? ¿Por qué la cura? Comentar todo lo que vio, el aura dorada alrededor de ella como si fuera su hermano Sephirot es realmente enloquecedor. Tiene que ir a consultar los libros de su madre para ver los efectos de su hechizo, quizá fuera una consecuencia de lo que hicieron. ¿Por qué ella? No parece tener la misma edad que ellos como para que sea un efecto colateral. Todo ésto cada vez es más extraño. ¿Por qué estarían conectados? Y que ella esté preguntando ayuda en nada a la poca paciencia del Inquisidor. Y no quiere que su gemelo esté entrometiéndose en ésto porque de saber que no hizo lo que le pidieron, todo lo contrario, ayudó a curarla, seguro le ganará que él le deteste.

Se pasa una mano por la nuca exasperado al tiempo que le responde brusco - A callar - más que una respuesta es una orden, acostumbrado que es a mandar. En tanto, se acomoda para con sus manos ir quitando el vendaje con cuidado y cierta habilidad denotando que sabe qué está haciendo. Cuando la herida está descubierta, revisa el proceso de cicatrización por si necesita ponerle otra porción del ungüento o bien, volverla a vendar en caso de que todo vaya conforme lo esperado. Puede que no tenga el mismo poder mágico de su madre para sanar, más ella siempre les enseñó a ambos gemelos a atenderse las heridas. En múltiples ocasiones tuvo que atender las heridas de otros compañeros y si bien Sephirot es el soldado, Tohrment le ha curado la mayor parte de las veces y también ha hecho lo propio puesto que ha sufrido las consecuencias de sus propios errores. Como las de esta noche.

Sus dedos se deslizan por la piel, revisan primero el color de la misma, sus falanges del dedo corazón y el pulgar, la aprietan una parte de la misma para comprobar que no esté supurando. Ni siquiera observa el cuerpo femenino, ya se hartó de él -al menos es lo que cree- durante los instantes posteriores a la curación donde le pasó el paño por todo su cuerpo para asearla. Incluso, aprovechó su pérdida de conciencia para probar algunos lugares con su propia boca deseoso de tenerla por completo y esa, será una historia que sólo compartirá con Sephirot porque si la enuncia en voz alta, seguro que esta mujer le dará un bofetón o intentará golpearle. De sólo pensar en el sabor de su piel, se relame los labios con ansiedad por más.

por **Lynae** Jue Mayo 24, 2018 12:43 pm

Fruncí el ceño cuando me mandó callar como si fuera quizás una criada o alguien inferior de rango que él, sabía que los Inquisidores tenían rangos y quizás ese hombre tuviera gente trabajando para él, de hecho, es que estaba casi segura de que así era. Mis ojos no perdieron detalle de sus manos en mi herida, siseé cuando la apretó mordiéndome el labio, pero si pensaba que iba a quedarme callada era evidente que no me conocía, porque no iba a quedarme callada como me había pedido y mucho menos sin saber a qué se debía el cambio que había hecho el Inquisidor, ¿por qué salvarme cuando en un principio quería matarme? No lo entendía y no lograba hacerlo, porque me resultaba un tanto imposible.

Contemplé cómo quitaba el vendaje con cierto cuidado como si no quisiera hacerme daño, irónico dado que hacía unas horas -o lo que yo creía que había pasado de tiempo- pretendía justo lo contrario; matarme. Sus dedos repasaron mi herida hasta que apretó ligeramente haciendo que siseara por el dolor que eso me produjo, sin embargo cuando sus dedos acariciaron mi piel con suavidad un escalofrío placentero recorrió mi piel haciendo que el vello se erizara allá donde sus dedos tocaban, mordí mi labio inferior dejando que me tocara sin saber porqué lo hacía, por qué lo dejaba en vez de apartarlo como realmente tendría que estar haciendo.

-A mí no me vas a mandar callar; ¿Por qué, Tohrment? -Volví a repetir consciente de que la primera vez no me había respondido, mi mano fue a su mentón y mis dedos lo alzaron para que sus ojos grises se anclaran a mis azules- de querer matarme pasas a querer salvarme... ¿por qué el cambio?, ¿qué es lo que te frena ahora para tratarme como lo estás haciendo? No entiendo absolutamente nada -reconocí esperando que me dijera una respuesta, porque el cambio no lo entendía ni mucho menos lo comprendía en absoluto... ¿estaba realmente ante el mismo hombre que me había intentado matar en el callejón?

por **Tohrment Fairchest** Jue Mayo 24, 2018 12:46 pm

Una vez seguro de que la herida marcha bien, intenta volver a cubrirla cuando ella le exige responder tomando su rostro para obligar que la mire y provocar que los ojos del hechicero estén fijos en su cara de ángel. Su mirada, en consecuencia, se vuelve más fría - porque quiero follarte antes de matarte - blasfema recordando que tras limpiar a la mujer por completo con paños húmedos, sufriendo el martirio de ver su cuerpo perfecto, cada una de sus curvas y su piel satinada, la acomodó en la cama con delicadeza. Iba a cubrirla con las mantas cuando tanta belleza le provocó un deseo mórbido, insano, cruel. Aprovechando la inconsciencia de la hechicera, sus manos recorrieron su rostro con total libertad, bajaron por sus hombros hacia su senos y fue ahí donde no pudo más que dejarse llevar.

Bajó la cabeza con el fin de deslizar su boca por una de las cimas de sus senos que exigían un roce más cálido contra la helada epidermis, lo paladeó, lo mordisqueó, satisfaciendo su curiosidad de conocer su tacto, escuchando y sintiendo cómo ella gozaba aún inmersa en el profundo sueño. Cómo la complació yendo a la otra punta en tanto escuchaba sus gemidos dulces, en tanto sus manos se deslizaban por su cintura estrecha, por esas caderas redondeadas buscando con sus dedos entre sus rizos hasta encontrar su clítoris dando una parcial satisfacción a la mujer antes de deslizar sus yemas hasta su abertura vaginal, cuando intentó introducir el primero de sus dedos para masturbar a tan bella mujer, sintió una tela carnosa que lo impedía.

Virgen, ese conocimiento lo hizo gruñir haciendo que su miembro se hinchara de deseo exigiendo su liberación de esa prisión que eran sus pantalones. Así fue que al no tener suficiente con haber mancillado su virginal cuerpo entre caricias y succiones, abrió las piernas de la fémina apoyando éstas sobre sus hombros para colocarse en su vértice con anhelo de más, dejando que su lengua recorriera el interior de su cavidad vaginal hasta donde su himen lo permitiese, regodeándose de poder sabiendo que esa mujer podría ser suya si se lo proponía. Más la quería despierta, mirando cómo Tohrment la mancillaba. Por lo que se dedicó a complacer su ansia con besos por sus muslos, lamiendo la piel satisfecho por el olor de la misma mujer.

Ahora, en esta realidad, sus ojos se oscurecen de deseo ante las reacciones de la hechicera porque para el experto inquisidor, no pasa inadvertida la forma en que sus pupilas se dilatan de anhelo, cómo sus pezones vuelven a tornarse duros incitando a la decadencia del acto sexual, en tanto su piel se tiñe de un color carmesí en las zonas que ella no puede cubrir, es en este momento cuando su propia exigencia, su dominación y al mismo tiempo, su nuevo sentido de posesión que le exige tomar ese cuerpo para sí, emergen de forma contundente para que en la habitación sólo queden flotando las siguientes palabras: - porque quiero mancillar tu virginidad hasta que no sepas más que gemir para mí.

por **Lynae** Jue Mayo 24, 2018 12:58 pm

No me esperaba que contestara pero, mucho menos, esperaba que me contestara con aquellas palabras de forma ruda mientras sus ojos se clavaban en los míos. Mis labios entreabiertos por la revelación que no esperaba, una duda creciente en mi interior intentando dilucidar si sus palabras son verdaderas o falsas, si lo decía porque lo temiera o porque de verdad pensaba llevarlo a cabo. Pero fueron sus palabras, pasados unos segundos, las que hicieron que mi cuerpo se tensara sin poder evitarlo, ¿cómo sabía que era virgen? No pude evitar hacerme tal pregunta en lo que él me miraba como si esperara una reacción por mi parte, mis labios ligeramente separados y mi pecho subiendo y bajando con rapidez. Por mis raíces vikingas no es extraño ver a alguien desnudo, sin embargo jamás había hecho nada y el que él supiera que era virgen con tanta contundencia provocó que frunciera el ceño mirándolo a esos ojos grises que poseía y que ahora estaban anclados a mis azules.

-¿Cómo te atreves? ¿Quién te crees que eres para decidir a quién le entrego mi cuerpo y a quién no? -No pensaba afirmar, o desmentir, si era virgen o si no lo era porque lo veía más que innecesario, ¿quién se creía que era para decir tales cosas?- ¿sueles acostarte con todas las mujeres que te mandan matar? Pues yo no voy a ser una más de ellas... además, ¿a ti quién te ha dicho que sea virgen? Y de serlo ten por seguro que no dejaría que fueras tú quien la tomara, no soy ninguna puta que está aquí para tu placer Tohrment, si tengas ganas tienes, te recomiendo que visites los burdeles de la zona -estaba demasiado cabreada y enfadada por el hecho de que el inquisidor supiera algo tan privado e íntimo como eso, solo de pensar el cómo lo sabría me enfurecía mucho más, sentía hervir la sangre en mi interior de una forma bastante distinta a la que a él le hubiera gustado. Gruñí cerrando mis manos en sendos puños y la idea de pegarle, de darle una sonora bofetada bien con la mano abierta o con el puño cerrado es algo que recorre mi mente y de lo que estoy tentada a hacer. Alcé la mano la mano preparada y lista para darle ese guantazo por su osadía y por su atrevimiento, pero el tirón de mi costado hizo que parara y también el hecho de que su mano ya aferraba mi muñeca como si intuyera qué iba a hacerle- ¿gemir para ti? No haría nunca tal cosa ni aunque mi vida dependiera de ello -quería decirle que estaba enfermo, sin embargo, la idea de ese hombre desnudo sobre mi cuerpo dándome placer era algo que me mortificaba por el hecho de que todo mi cuerpo deseaba que lo hiciera, como si algo en mi interior me impulsara a dejarle hacer, a que me enseñara, a que me proporcionara un placer hasta el momento inexistente y desconocido para mí- atrévete y verás de lo que soy capaz de hacer y no pude terminar en el callejón-mi ceño fruncido y mis palabras, en una amenaza velada, era todo cuanto debía de saber para que supiera que no iba a dejarme hacer por mucho que mi cuerpo lo anhelara y lo deseara.

por **Tohrment Fairchest** Jue Mayo 24, 2018 2:26 pm

Tohrment tiene dos opciones para dar solución a la confrontación con esta mujer que tiene desnuda en su cama con expresión de capricho total. Si bien el Inquisidor reconoce que a él le encantan las féminas así: curvilíneas, con carácter, rebeldes, arrogantes, porque de esta manera es más excitante la cacería. Sobre todo, como la mujer que tiene ahora entre sábanas negras y el rubio cabello cayendo en sus espaldas, con esos ojos azules tan brillantes y vibrantes que le reta a seguir adelante con sus ansiedades sexuales; aún con todo ésto, su humor es más negro como para soportar tanta niñería. Que le exijan en su propia casa es suficiente irreverencia para que el Inquisidor pretenda darle un bofetón por insolente o bien, darle muerte de una vez por todas.

La primer opción para terminar de una vez con todas con el deseo sexual que tiene por la fémina y de paso demostrarle que a personas como él no se les increpa y mucho menos se les habla como ella lo hace, sería mancillarla, tomar sus brazos atándolos aprovechando su debilidad, sujetar sus piernas a los costados para abrir su sexo y arremeter sin cuidado en su interior hasta que llore y grite rogando que la suelte. No sería la primera vez que uno de los Fairchest termina así una contienda. La segunda, es más difícil más no imposible. Es provocarla al grado tal que ella decida entregarse, gimiendo para él, removiéndose para él, abriendo sus piernas mojadas por la ansiedad y el deseo sexual para entregarse a su dueño que es Tohrment, por supuesto. No entiende por qué la segunda le parece mucho más satisfactoria y excitante que la primera. Después de meditarlo ignorando, por lo tanto, sus palabras. Apoya los glúteos contra la parte trasera de las piernas que están flexionadas atrás, coloca las manos en sus muslos mirándola en total silencio.

Es gracias a esa posición que gana el combate. En cuanto ella da muestras de querer abofetearlo, su siniestra es más rápida sujetando su muñeca para llevar su extremidad superior a la almohada quedando su palma junto al rostro femenino al tiempo que el hombre se ha inclinado sobre ella. La posición es perfecta. La diestra actúa antes que ella la vea. Se coloca en su nuca rodeándola, sujetándola. La otra, suelta la muñeca femenina para ladina y atrevida, sujetarse a la cintura para pegar su cuerpo al suyo antes de acortar la distancia entre sus rostros para darle semejante comida a esa boca con el hambre feroz que le suscita el aroma de la mujer, dejando absolutamente ni una sola parte de ésta sin explorar. Sus dientes, lengua y labios se dan un festín descomunal contra la boca de esa virginal mujer, en tanto deja de vez en cuando que sus gruñidos de satisfacción emerjan a sabiendas de lo que provocan en las féminas.

por **Lynae** Jue Mayo 24, 2018 3:03 pm

Si algo no esperaba en ese momento que hiciera ese hombre, tras mis palabras y después del encuentro que habíamos tenido donde ambos queríamos matarnos, era precisamente que se quedara sentado frente a mí sobre la cama con sus rodillas flexionadas observándome de esa manera. Porque no esperaba que se quedara callado frente a mis palabras, a la advertencia que le había hecho como se atreviera siquiera a tocarme, incluso aunque mi cuerpo lo deseara, tenía que luchar contra esa sensación que él me provocaba. Su opción más fácil, si lo quisiera, sería tomarme a la fuerza dada mi condición indefensa aunque mi magia, como anteriormente, ayudaría en algo o así lo esperaba. ¿Quién hubiera pensado que, tras sus intentos de matarme y sus formas rudas, se quedara escuchándome sin hacer nada?

Claro que, ¿quién me iba a decir que su mano atraparía mi nuca y a mí cintura, acercándome así restando las distancias? Había aferrado con fuerza mi muñeca parando así el golpe que, de no haberme tirado la herida, le habría dado en su rostro por su desfachatez. Sin embargo había dejado mi mano en la almohada reteniéndola en ese lugar, se había inclinado sobre mí y justo cuando pensé que actuaría en consecuencia por mi intento de golpearlo... me besó, sus labios acortaron la escasa distancia en una acción inesperada que no había previsto, porque lo último que pensé es que me callaría de esa forma con un beso. Un jadeo escapó de mis labios ante su beso, la forma que tenía de besarme como si quisiera hacerse el dueño de mis labios, mis manos se alzaron para tocar la piel de su pecho notando bajo mis yemas las cicatrices de esta.

-Tohrment -su nombre salió como un susurro en cuanto nos separamos para tomar aire, ¿qué me pasaba, qué había conmigo que no podía alejarlo aunque sabía que era lo correcto? Quería hacerlo y sin embargo encontraba que mis dedos fueron a su pelo, enredándose en sus hebras, no para alejarlo... sino para mantenerlo justo donde está y mis dientes puedan morder su labio inferior a placer. No sé qué me pasaba, ni qué me hacía actuar de esa manera pero no podía resistirme cuando sentía su calor contra mi cuerpo, en una necesidad tan abrumadora que era imposible pensar con claridad sobre lo que estaba haciendo.

por **Tohrment Fairchest** Jue Mayo 24, 2018 3:04 pm

En cuanto toma la boca de la mujer, vuelve a sentir cómo su magia responde a la de ella uniéndose de una manera inexplicable. La rodea, la envuelve de forma cálida. Muy diferente a como pasa con sus enemigos, más parecido a cuando la usa con Sephirot. ¿Por qué? El beso se profundiza aún más, busca su lengua, la atrapa con la suya disfrutando del sabor de su saliva, del aliento femenino antes de que un sonido de succión sea lo único que a sus oídos llegue en tanto cierra los ojos sintiendo la calidez de esa boca, de ese cuerpo bajo el suyo que se remueve, de esos brazos cuyas palmas recorren su pecho dejando rastros cual si de fuego se tratara de lo mucho que le incitan a seguir adelante, a continuar hasta terminar ésto con la unión total, donde sus sexos se encuentren y se complementen.

Si para ello debe hacer uso de sus artimañas en la cama para que ella esté más que dispuesta a entregarse, lo hará. Si para ello debe ser más astuto y enloquecer su cuerpo para que su mente deje de trabajar y sólo piense en abrirle las piernas, lo hará. Si para eso tiene que chuparla, succionarla y dedear su interior hasta que eyacule una y diez veces más, ¿Qué crees? Por supuesto que lo hará. En la vida hay algo que a Tohrment le provoca más que torturar, utilizar su magia al máximo y ser el mejor en la Inquisición ¿Y es? ¡Lo adivinaste! El sexo. En tanto mejor sea, entre más entregada esté la mujer, entre más gima y se retuerza de placer, el hechicero lo pasa mucho, mucho mejor.

Así entonces, no duda en hacer más profunda la ansiedad de la hechicera que para él es una ramera más a la cual enloquecer. Su mano acaricia su cadera en descenso, buscando su muslo, en cuanto llega a la rodilla, la toma para alzarla y colocarla sobre la cadera masculina para acercar sus sexos aún más, acomodándose entre sus piernas para que pueda sentir la virilidad por debajo de sus pantalones, permite que le muerda el labio inferior denotando cuán excitada está con ese pequeño acto. Se sonríe con malicia antes de bajar de nuevo la cabeza alcanzando su boca devorando esos labios de miel, utilizando su lengua para entre lamidas y succiones, provocar los jadeos de la mujer en tanto presiona su cadera contra las de ella, imitando el movimiento que después practicarán sus sexos. Eso sí, no suelta la nuca para mantener quieta a la irreverente hechicera.

por **Lynae** Jue Mayo 24, 2018 3:23 pm

Mi respiración se aceleraba cuando sentí que sus manos pegan más mi cuerpo al suyo, me dejé llevar aun cuando sé que no debía porque es mi enemigo, ¿quién me decía que después no va a intentar matarme? Sin embargo una vocecilla pequeña en mi interior me respondió que, de haber querido matarme, lo hubiera hecho estando inconsciente. Podía sentir su cuerpo caliente sobre el mío de una forma deliciosa, se adueñó del beso y de mi boca como si fuera el único que pudiera hacer algo así, como si fuera el único al que se lo permitiera. Cerré los ojos y me dejé llevar por las sensaciones que me provocaba aquel hombre, por la forma en la que tenía de atraparme bajo su cuerpo, por la necesidad que imperaba en mi cuerpo deseándolo como no había deseado a nadie más. Era algo tan extraño lo que surgía cuando nos rozábamos, como si nuestras magias conectaran y dieran pequeños chispazos calientes y placenteros, era algo un tanto complicado de explicar pero era lo que sentía cuando me tocaba.

Dejé que su mano recorriera mi cadera y alzara mi pierna para rodear así su cadera, mi piel se erizaba con cada contacto ansiando por más, un jadeo volvió a escapar de mis labios cuando vuelve a besarme y no encontraba razón ni lógica para lo que me hacía sentir, para hacer que mi cuerpo ardiera ante sus caricias. Era la primera vez que un hombre me besaba de esa forma, la primera vez que un hombre me dejaba sin respiración con tan solo un beso. ¿Donde estaban esas ganas de matarlo? Ah, maldición, las había perdido en cuanto sus labios se adueñaron de los míos enloqueciéndome con tan poco, como si estuviéramos conectados de una manera que ni nosotros mismos lo sabíamos... algo que, de ser así, pensaba averiguar e indagar en cuanto ese hombre me dejara algo de cordura y de raciocinio.

Mi cuerpo se arqueó cuando sus caderas golpearon la mía, mi cabeza hacia atrás muestra el placer que eso me provocaba, sus labios volvieron a tomar posesión de los míos, mi mano recorrió su pecho y su espalda deslizando mis yemas hasta llegar a su pantalón, no puedo pensar con claridad cuando todo mi cuerpo me grita que siga, que no pare, quiero tenerlo desnudo frente a mí y admirar su cuerpo de puro pecado. Mis dedos de una forma un tanto torpe empiezan a desabrochar el pantalón que lleva, ansiaba sentirlo y verlo, tenerlo, por primera vez anhelo que alguien me toque y me tome como si no pueda escapar de esa sensación que él me provocaba.

por **Tohrment Fairchest** Jue Mayo 24, 2018 3:26 pm

Esa boca es adictiva, su sabor, su olor, la forma en que sus lenguas se encuentran sin dar tregua, donde no hay ganador o perdedor y si lo hay, en lo profundo de la conciencia del hechicero sabe que lo único importante es el placer que pueden darse mutuamente. Porque está histérico por poseer ese cuerpo de tentación, esa cara de ángel y el carácter tan fuerte hasta provocar una ansiedad imposible de ignorar por esa mujer, que sólo pueda él complacer sus más bajos instintos, sus deseos más secretos e íntimos. Eso requiere, hacerla tan suya que le sea imposible pensar en los besos de alguien más, en las caricias de otro, que le sea repugnante inclusive.

Deja que ella haga lo que le plazca cuando sus manos se vuelven inquietas buscando desprender al hombre de sus ropas. Él está ocupado en otros menesteres por lo que ni siquiera procura ayudarla, su boca continúa marcando con fuego su piel, obsequiando un reguero de besos por su rostro, por su cuello, bajando hacia sus hombros, lamiendo y mordiendo esa redonda articulación tórax-brazo en tanto mantiene una mano ahora en mitad de su espalda medio incorporándola y la otra se oculta en la parte baja de su cintura alzándola de los glúteos en tanto permite que le desabroche el botón, más antes de que pueda bajar la cremallera para darle liberación a ese pene que se ha tornado tan duro como el metal, sus labios vuelven a unirse a los de ella cuando termina de hacerlo, con una suavidad propia de quien lleva un objeto apreciado, dejando por fin su ser contra la cama.

Se vuelve más inquieto aún. Así que de sus manos toma la femenina, la lleva a ayudarle a bajar la cremallera, la otra toma la contraria para introducirla en el interior de sus pantalones donde pueda rodear su miembro sin que haya ninguna barrera. Jadea, un ronco sonido emana de sus labios antes de gruñir sin emitir palabra, sabe que si habla, ella podría arrepentirse. Le enseña a bajar sus pantalones sin soltar esa palma que le roza la piel más sensible para llevar un ritmo de arriba a abajo por todo el largo de su pene manteniendo cautiva a su presa, robando su inocencia al demostrar a la mujer cómo se da placer a un hombre. Lo que más puede encantar al hechicero, es la forma en que ella corresponde, tan activa, tan ansiosa, tan excitada. Y pronto comprobará qué tanto cuando baje la cabeza para lamer toda su intimidad sin tapujos ni contratiempos.

por **Lynae** Jue Mayo 24, 2018 4:19 pm

Mis manos empiezan a recorrer su cuerpo y esa piel tostada que está a mí completo alcance, disfruto con la sensación de mis yemas al sentir su piel bajo estas, al notar los músculos de su espalda cuando llevo allí mi mano, la otra está enredada en su pelo mientras pierdo el sentido en ese beso, me arqueo hacia él en busca de más contacto, de más roce, de más placer... de todo lo que él pueda darme en esos momentos. Cuando se separa es para dejar un reguero de besos por toda mi piel, encuentro que ladeo estiro la cabeza para darle más acceso mientras siento su lengua lamer mi piel, mi cuello, mi garganta, mis hombros donde deja besos y mordiscos, pequeñas estimulaciones que me ayudan a adentrarme más y a dejarme llevar en todo momento.

Mi respiración es rápida y agitada cuando él me ayuda a bajarle los pantalones no sin antes dejar mi espalda contra el colchón, sus manos me ayudan en mi torpe empeño por desnudarlo con mi pecho subiendo y bajando rozándose con el suyo. Dejo que me guíe hasta que noto su miembro contra mis dedos, estos se ciernen sobre su tronco que lo noto caliente y duro. Termino de quitarle los pantalones y lo dejo desnudo, mis ojos lo recorren en lo que él entre roncos jadeos me enseña, muerdo mi labio y mi mano adquiere poco a poco un ritmo en lo que me siento más cómoda, en lo que gano más confianza.

Mis labios sobre los suyos, su respiración cálida impactando contra estos, muerdo su inferior y encuentro que me gusta escuchar sus jadeos, la forma en la que su respiración se acelera. Tomo sus labios para besarlo sin necesidad de que él me ayude, mi cuerpo se arquea hacia él por inercia, noto que arde bajo el suyo mientras muevo mis manos hacia arriba y hacia abajo, rotando mi muñeca notando lo mojado que tiene su tronco. Mis labios bajan por su cuello en un recorrido lento en los que mi lengua y mis dientes marcan su cuello sin dejar de darle placer. No entiendo por qué no puedo parar pero no quiero, algo me incita a que siga haciéndolo y no quiero parar, quiero llegar hasta el final y ese mismo pensamiento me sorprende.

por **Tohrment Fairchest** Jue Mayo 24, 2018 4:54 pm

Su orgullo de hombre está satisfecho admirando el rostro femenino, la sorpresa del mismo es fascinante, la manera en que sus ojos le observan inocentes, rompiendo su castidad con una sola mirada fija en su virilidad inhiesta dispuesta a realizar la labor que se le ha encomendado. Escucha cómo respira de esa manera tan agitada por la situación que cada vez se torna más favorable para el Inquisidor en cuanto a que sus deseos se harán realidad. No recuerda cuándo fue la última vez que estuvo tan erecto, con toda la piel estirada y la punta segregando líquido preseminal con sólo una mirada de la mujer en ésta. Ladino, la observa complacido, saber que está rompiendo con toda la inocencia de ella le puede. Se reconoce morboso al gustarle la manera en que las vírgenes le observan desnudo.

Eso, aunado a las sensaciones que ella provoca con sus manos, le hace arquear el cuello cerrando los ojos para disfrutar mejor de sus atenciones. Su cuerpo firme, atlético, está abierto a cualquier deseo que ella quiera cumplir. Para eso está, para colmar su curiosidad y después de ello, tomar entre sus manos su vagina para provocar el primer orgasmo en forma de una eyaculación que ella compare con la necesidad de comer, de beber, de ir al baño. Tan simple, como urgente. Que sólo desee estar con él va a ser trabajo de Tohrment. Llevarla hasta las cotas más altas y que le deje una marca imposible de borrar, su labor de hoy. Y se sabe capaz de eso y más. Está confiado en todo su pasado, en todas las experiencias del antaño que le llevan hasta hoy, para hacer de ella su esclava sexual, atenta a sus deseos, demandas y exigencias. Será único para la hechicera mientras que la joven no podrá ser más que una más en la larga lista de vírgenes que han pasado por la cama del Inquisidor.

En tanto ella aprende por vez primera cómo complacer a un hombre, lo que significa tener a uno desnudo, tocar un falo erecto, listo para ella, mojarse las manos en su líquido, Tohrment la mira con arrogancia. Porque sabe lo que siente, lo que piensa, lo que necesita. Por pura satisfacción, toma su nuca sintiendo sus besos y el anhelo por tocarlo, por saborear su piel, instándola a continuar en un camino hacia el sur hasta que el rostro femenino llegue a su pubis, ahí donde su miembro casi toca mojando su mejilla con libidinoso placer, de forma vulgar y soez, es ahí donde le sonríe - sigue - pareciera ronronear del morbo que le provoca su inocencia contrastada con la brutal acción de casi meterle a la boca sin compasión su miembro bien erecto - baja y tócame con tus labios, bésalo y dame mi placer como lo haré contigo - promete con oscura resolución. Porque sabe que él sí le dará todo el placer que ella necesita en tanto que la joven, con su sola actitud, está dándole la más grande satisfacción de todas.

por **Lynae** Jue Mayo 24, 2018 5:17 pm

Mis labios recorren su cuello, mi lengua lame su piel y mis dientes dejan una marca que desaparece a los pocos segundos solo para repetir la operación de nuevo, mis manos se mueven sobre su tronco y ya ha dejado de guiarme en cuanto he encontrado un ritmo con el que me siento cómoda y soy capaz de otorgarle placer. Su mano, en mi nuca, me insta a ir hacia abajo en donde mis labios dejan un recorrido por su piel incluso sobre algunas cicatrices de su pecho. Escucho sus palabras y sé lo que me pide, ese ronroneo hace que me muerda el labio, esa prometa que hace que mi sexo arda y se moje por lo placentero que suenan sus palabras. No sé, él es consciente de ello pero no le impide el pedírmelo.

Mis manos abandonan su tronco, mis palmas presionan su pecho para tumbarlo en la cama, mi pelo rubio cae por mis hombros rozando su pecho, muerdo mi labio y comienzo un descenso subida sobre su cuerpo en el que mis labios y mis dedos recorren su pecho, los músculos marcados y definidos, las cicatrices que tiene. Es cuando llego a su miembro que me encuentro indecisa, mis ojos suben a los suyos por un breve momento en el que no sé exactamente cómo debo de proceder.

-Yo no.... no sé... -murmuro cuando mi mano toma su tronco, es vergonzoso admitirlo pero sin embargo me armo de valor e inclino mi rostro, mi lengua lame el tronco mientras mis dedos lo siguen aferrando, recorro cada uno de los lados hasta llegar al glande, inspiro y termino por abrir mi boca introduciéndolo poco a poco, acostumbrándome a la sensación, consciente de que va a tener que decirme cómo lo quiere porque me siento perdida, y admitirlo me produce vergüenza

por **Tohrment Fairchest** Jue Mayo 24, 2018 5:18 pm

Es perfecta en sus andares, en sus movimientos y constantes caricias, en su cuerpo curvilíneo, incitando a tocarlo, en sus ojos sorprendidos por el pedimento. No, la exigencia de que le haga sexo oral para así, introducirla en una vorágine de lujuria y locura por igual. Se sonríe dejándola hacer, que le empuje denotando sus ansias, que sea virgen y pura no evita que sea una gran puta como ahora está demostrando. Se recuesta en la cama colocando un brazo tras su cabeza para mirarla mejor. Para tener ese espectáculo de la virgen boca comiéndole el pene como si fuera una zorra vulgar y común como las que ella nombrase cuando intentaba mandarlo al diablo. ¿No que tan pura? No es más que otra puta. Goza disfrutando de la vista de quien se dice virgen está siendo mancillada desde sus cimientos convirtiéndose en la puta más deliciosa que le ha tocado cazar. De momento, va a desfogar sus ansias en ella, va a hacerle y ella corresponderá sin duda alguna. Sólo de pensar en lo apretado de su sexo cuando lo atraviese hace que genere mayor ansias de tenerla y por ende, otra gota de líquido pre seminal corona su glande.

En tanto su juego soez y lascivo continúa, la mujer lleva sus manos y su boca al pene que ahora parece ser su dios falso, con el tacto oral y el de sus falanges, hacen maravillas en su carne dura y sensible. Arquea el cuerpo elevando la cadera como constancia de lo que le agrada, desvirgar a tan altiva mujer va a ser una de sus mejores proezas a contar con sus amigos. Una de sus manos sujeta las mantas cuando mira su cara de ángel lamer su tronco, aferrándose a su lanza como si fuera su tabla de salvación, como si fuera la puta más puta de toda la zona roja. Esa lengua rosada emerge recorriendo la piel que luego se incrustará en sus carnes calientes y mojadas. Deja la mejor parte para al final, cuando introduce su miembro en su boca provocando otro gruñido más gutural. La virgen se ha tornado la puta de Roma. Del romano más caliente que jamás haya conocido. Será divertido ver cómo su reputación se hace añicos cuando abra la boca en la taberna.

Por eso no la toca, que se acostumbre sola, que vaya experimentando porque así la está mancillando sin que ella lo comprenda. Cuando le mate, irá al infierno donde llegará al salón de la lujuria y será quemada una y otra vez. Su "yo no... no sé" le hace reír divertido - claro que sabes, vas bien - susurra bajo, en tanto sus ojos la recorren con lascivia y el morbo desatado. Su perra, su zorra, su puta. Todo eso es tan intenso que no se detiene a comprender de dónde sale tanta posesividad - sólo déjate llevar, mételo bien profundo, como si tu boca no tuviera fondo, eso me encanta - le conmina en tanto lo rojo de sus mejillas le provoca hilaridad. Claro, muy virginal, muy pura y resulta toda una puta en su primer intento. ¿Dónde estaba eso de que se fuera a la zona roja? En lo roja que seguro está su vagina chorreando líquido ansiando que la folle hasta el hartazgo. ¡Seguro!

por **Lynae** Jue Mayo 24, 2018 5:29 pm

Mis ojos suben a los suyos cuando su miembro está dentro de mi boca, no estoy muy convencida del ritmo que debo de tomar en esos momentos, ¿uno rápido, uno lento? Con la manos él me ha guiado, y pienso que quizás quiera el mismo ritmo que he ido adquiriendo con mis manos. Lo veo recostado en la cama con un brazo tras su cabeza, sus ojos fijos en lo que hago, su cadera se arquea sorprendiéndome en ese momento. Admito que me gusta ver que disfruta, que lo que le hago le gusta y escuchar sus jadeos y gruñidos hacen que un escalofrío placentero recorra mi cuerpo. Espero a que me marque el ritmo y sin embargo esa vez me deja hacer a mí, ¿voy bien? es lo que más me pregunto en cada momento porque no tengo la más remota idea.

Sus ojos están fijos en lo que le hago y eso hasta me produce placer, no sé por qué he obedecido en cierto modo lo que me ha pedido, otro se hubiera llevado un buen puñetazo en su rostro y con él no me importa, incluso hasta lo estoy deseando. No niego que al principio es algo extraño, que no me acostumbro pero verlo disfrutar con mi boca, con mis manos y lo que le hago es incentivo suficiente... de pronto encuentro que eso también me excita y que anhelo porque me de placer y cumpla esa morbos promesa. Sus palabras me reconocen que voy bien, lo miro cuando me dice que me deje llevar y que lo meta todo en mi boca, ¿tengo que meterlo todo? ¿De verdad siquiera va a caber? Apenas me acostumbro a un poco, ¿cómo voy a hacer que mi boca no tiene fondo? De alguna forma sé que espera que lo haga, y lo intento de forma lenta, cuando me acostumbro un poco la introduzco más en mi boca pero sin embargo encuentro que, llegado un tope, siento arcadas y la respiración se hace más complicada, lo que me lleva a apartar mi boca para respirar y toser evitando la arcada.

-No puedo... -murmuro con los ojos brillantes, con las lágrimas en el borde de estas porque sé que no soy capaz de hacerlo, lo he intentado y no he sido capaz- me cuesta tenerla toda... dentro -porque lo he intentado y no he sido capaz, ¿cómo espera que lo haga cuando es mi primera vez? A muchas le cuesta incluso con experiencia, ¿cómo piensa que en mi primera vez voy a poder? Lo he intentado pero me es imposible, es demasiado por el momento.

por **Tohrment Fairchest** Jue Mayo 24, 2018 6:03 pm

Se sonríe admirando cómo está intentando tragársela toda a sabiendas de que no va a poder. Es un bastardo desgraciado porque debería decírselo y en lugar de ello sigue admirando el empeño que pone. Por un momento su perversidad aumenta, quisiera destrozar su maldito orgullo, hacerlo pedazos para en el futuro tener armas con las cuales hacer que su rostro suba de tonalidad de su blanca tez a un rojo furia como algunas féminas lo han hecho cuando les ha recordado que tan damas no son cuando en la cama son más putas que aquéllas que tanto critican - ¿No? Ufff, con lo que me gusta eso - es un cabronazo porque parece insatisfecho por la situación, decepcionado por su forma de negarse a darle lo que él quiere - bueno, pues qué se le va a hacer. Dices que te indique cómo y cuando lo hago no puedes. Te rindes demasiado fácil - le echa en cara con saña, con una rabia aparente, antes de incorporarse para tomar su nuca plantando tremendo beso hasta que, en el instante en que la suelta, saber que la dejó sin aliento.

Es el momento de convertir a la joven en su esclava sexual. Se sonríe con morbo y lujuria, tomando su cintura para acercar su cuerpo de diosa hasta él, obligando a que abra las piernas quedando cerca de su boca la vagina de la mujer. Está tan mojada, tan lubricada que se le hace agua la boca de saber que va a probarla y eso hace, permite que su músculo bucal sea el que repase primero los labios externos. Sus ojos siguen fijos en ella, admirando su obra, la que fuera una casta y virginal mujer se convertiría en la más grande puta que exigiría que la penetrase a gritos. Sólo ese pensamiento morboso es suficiente para que su lengua le golpeé su clítoris rítmico, primero lento, dando una pasada suave sabiendo que respingará por las sensaciones y el pensamiento de que esto no debiera ser, más su cuerpo sabe qué quiere, qué necesita, qué anhela y eso es que el mástil de Tohrment le atraviese de cabo a rabo.

Y cuando ella salta con la primera caricia sobre su parte más sensible, la mantiene quieta con las manos bien puestas en su pequeña cintura, baja un poco las palmas para rodear esas caderas redondas antes de obligarla a arquear más el cuerpo para pasear la lengua desde su orificio vaginal hasta el clítoris llevando a su cavidad bucal un olor acre que le hace regodearse al saber que, conforme siga así, ella empezará a gemir más y más. Succiona sus labios externos, pasa a los internos entre lamidas, pequeñas succiones provocando que siga lubricándose sin que pueda evitarlo. Cada movimiento de su cadera es acompañado por una caricia más atrevida, más osada. Una gota sale de su vagina, como una lágrima a lo que fuera su virginidad que la lasciva lengua del inquisidor degusta introduciendo un poco su punta en ella como si de un corto pene se tratara.

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