It's All About Destiny ~ Privado [Flashback] [+18]

por **Lynae** Mar Mayo 22, 2018 12:10 pm

Todo había empezado en el momento en el que me uní a aquel grupo que luchaba contra los Inquisidores para salvar a los que caían en sus trampas y en sus redes. Sabíamos que era peligroso pero cuando me metí, sinceramente, no pensé que fuera a dar todo un cambio tan drástico como había pasado y ahora éramos buscados.
Caminaba con una capucha puesta en mitad de la noche por las calles de París, sabía que los Inquisidores estaban buscándonos desde hacía un par de días, habían cogido a un miembro del "grupo" al que pertenecíamos dedicándonos a liberar a todos aquellos cambiantes, hechiceros y licántropos que caían en manos de la Inquisición porque sabíamos lo que hacían. No asegurábamos que Pierre aguantara demasiado y ya estábamos preparados para que alguien fuera a por nosotros, la inquisición tenía espías y soldados... sabía que pronto llegaría mi hora, pero si pensaban que no iba defenderme estaban muy equivocados.

Mientras caminaba por la calle estaba alerta de cualquier movimiento sospechoso que pudiera encontrarme, llevaba una daga en el cinto aunque con mi magia era más que suficiente para defenderme. Me paré en la entrada de un callejón y sin quitar la capucha me adentré para ir a la "base" secreta donde organizábamos las partidas de rescate. Centrada en mis pensamientos de pronto tuve como una especie de visión, una que me hizo pararme mientras a mis ojos llegaba las imágenes de un hombre encapuchado que caía del tejado... mis visiones a veces aparecían en momentos de máximo peligro, así que sin mediar palabra murmuré un pequeño hechizo para lanzar una bola de fuego que lancé contra el tejado mientras, tras lanzarla, creaba una barrera protectora mirando hacia arriba.

-Vamos, ¡sal de una vez! -Sabía que solo podría tratarse de una cosa; un inquisidor que fuera a por mí para atraparme. Sabía que Pierre no aguantaría los interrogatorios que hacían y acabaría delatándonos, de hecho, había tenido hacía un par de días unos sueños extraños pero no eran muy concretos y eran algo bastante confusos y vagos, por lo que desde aquel momento cuando salía a la calle lo hacía con cuidado pensando que podrían cogerme en algún momento... y parecía que este simplemente había golpeado mi puerta con la intención de capturarme con algo de suerte, sino que la primera intención era la de matarme.

por **Tohrment Fairchest** Mar Mayo 22, 2018 12:13 pm

En los techos, Tohrment se agazapa mirando hacia la calle sin perder de vista la figura femenina que es su premio a conseguir. La última de sus misiones entregadas por la Inquisición para seguir teniendo su récord imbatible. Igual que el de Sephirot. Impecable, justo como les gusta, ser los mejores en todo. Incluso entre ellos en ocasiones se gastan malas bromas para ver quién tuvo una mejor actuación o bien, quién pudo hacerlo mejor al ponerse a prueba y comentar las circunstancias de sus propias misiones para que el otro piense y dé su veredicto. Así se ayudan mutuamente denotando aspectos que al otro se le pudieron haber pasado o bien, no pensaron en el momento preciso.

Una de sus falanges juguetea con el filo de la daga imbuída en plata pensando en la manera de atacarla. Viendo todos los posibles escenarios para no errar el tiro y asestar a continuación el golpe de gracia. De momento, entre tanta gente será imposible. Generaría un caos y podría aprovecharlo para escapar. Conociendo la psique humana, la mayor parte de los sujetos irían en direcciones tan dispares generando una desbandada propia de animales en riesgo de muerte propio más de la sabana cuando las leonas atacan a una manada de hervíboros generando tal persecución que sólo los rezagados son muertos. En este caso, supone que la mujer logrará escabullirse entre algunos haciendo más difícil su persecución.

Así que la mejor opción es continuar siguiéndola aprovechando su habilidad física para hacer algo que en el futuro se denominará Parkour y que Sephirot y él manejan a la perfección para este siglo. Caminando entre los techos denotando un perfecto equilibrio, saltando inclusive entre ellos acortando distancias y cayendo con maromas donde el punto de apoyo está en los hombros para contener el impacto y hacer más suave la caída evitando una contusión que pudiera dar cabida a perder un tiempo valioso. Así entonces, el Inquisidor sigue a su presa. Si los hombres escuchan a alguien caminando en sus techos, nadie dirá nada temerosos de que sea cualquier otra criatura sobrenatural que pueda hacerles daño, por ese lado, está cubierto.

Entre las calles y las casas, su presa va siendo guiada en cierta forma a un lugar donde la oscuridad prima. Es un lugar perfecto para bajar y hacer de esta misión, otro triunfo irrefutable. Llevará la cabeza de la hechicera como santo y seña de su éxito. Está tomando impulso para bajar del techo porque el anonimato de la calle es idóneo para atacar, cuando una bola de fuego emana de la fémina, acercándose peligrosamente a su persona. ¡Maldita hechicera que no duda en utilizar sus artes oscuras para atacar enfrente de una sociedad! Las venas del Condenado se tornan doradas bajo su propio traje cuando activa su poder de barrera para caer del techado cual ángel con la capa ondeando como si de alas se tratase, haciendo un par de giros en el aire de forma tal que no hay mayor resistencia qué absorber que la que soportan sus rodillas. El fuego le envuelve rodeando su aura como muestra de la firme barrera invocada hasta que el ígneo elemento desaparece denotando que el hechicero no tiene siquiera marca alguna por el ataque.

Tohrment se planta en el piso incorporándose a continuación, utilizando todo su metro noventa y dos centímetros de estatura para causar un efecto psicológico de poderío, amedrentación y hacerla sentir una inferioridad corporal, todo al mismo tiempo. En su mano derecha una daga refulge en la oscuridad. En tanto que la siniestra va a su espalda para tomar la escopeta desenfundándola ante los ojos de la hechicera - Por mandato de su Santidad el Papa, yo, Tohrment Fairchest te ejecutaré a ti, Lynae, bruja y concubina de Satán - susurra antes de atacarla.

por **Lynae** Mar Mayo 22, 2018 12:33 pm

Sabía que estaba siendo seguida, o al menos, notaba un aura que rondaba cerca de donde yo estaba por eso supe que iban a atacarme en cuanto mi "visión" apareció para advertirle del peligro que corría en aquel momento. Tras lanzar la bola de fuego hacia el tejado, donde había notado que estaba el hombre que me perseguía, frente a mí cayó el hombre de una forma un tanto elegante, el fuego lo envolvía pero él también había creado una barrera poderosa que lo protegía de las llamas al mismo tiempo, miré en la dirección mientras el fuego poco a poco se extinguía y me di cuenta del aura fuerte y poderosa que manaba, supe que se trataba de un hechicero como yo y no había duda en que había sido enviado para capturarme igual que al resto del grupo... pero no pensaba caer tan fácilmente, lucharía con todo lo que tuviera.

-Por fin has dado la cara -murmuré aunque por el traje que llevaba era algo complicado verle el rostro- ¿ahora la iglesia manda a hechiceros a por una joven en mitad de un callejón? Si esa es la moralidad de la Iglesia os podéis ir todos al infierno, empezando por ti -más bien, yo lo mandaría al infierno. El hombre era alto, corpulento e imponía frente a mi figura algo más pequeña y más estilizada que la suya, pero no podía dejarme vencer por ello, tenía magia, tenía un poder latente en mi interior que salía en los momentos de mayor peligro. Observé la daga que llevaba en su mano derecha para luego fijarme en la escopeta que sacó de su espalda, mordí mi labio porque supe que no me capturaría sino que había venido a matarme. Fruncí el ceño por ello aumentando la protección de la barrera escuchando sus palabras.
-Vaya, menuda labor de información habéis llevado a cabo, ¿tanta molestia para una joven como yo? -¿Concubina de Satán? Como si él no fuera un hechicero también como lo era yo- vas a lamentar tus palabras, Tohrment Fairchest -ni siquiera había terminado de hablar cuando valiéndome de mis poderes hice que aunque no quisiera, lanzara la escopeta hacia el tejado mientras controlaba por ese momento sus movimientos, al menos me había librado de recibir un disparo

por **Tohrment Fairchest** Mar Mayo 22, 2018 12:38 pm

Bajo la capucha tiene todo el dominio visual necesario, su barrera le permite estar sin preocuparse de lo que pueda pasarle a sus espaldas. Además, antes de seguirla, se aseguró de que estaba solo. Es parte del entrenamiento que Sephirot y él han realizado durante mucho tiempo. Aún a pesar de la tela que le cubre parcialmente el rostro, se puede apreciar la sonrisa que él emite cuando ella le increpa y le manda al infierno. ¡Así le gustan las mujeres! Aguerridas y bocazas para callarlas con algún beso o inclusive, con su propio miembro bien metido hasta el fondo y esta dama tiene el cuerpo que a Tohrment le agrada tener en el lecho entre gemidos y suspiros en tanto las mancilla sin consideraciones.

Le amenaza, lo cual le excita en demasía. Justo cuando va a contestarle con un disparo, la escopeta es jalada por una fuerza mayor a la suya, la conoce bien porque él mismo la utiliza en sus persecuciones - DOMINACIÓN - se ríe cuando el puño por fin cede haciendo que el arma caiga lejos de él sin que pueda hacer nada por mantenerla en su mano. Bajo la capucha puede verse cómo sus blancos dientes se muestran en esa sonrisa que parece más una incitación a la ordalía que una mueca alegre. - Veamos quién es mejor - no hay nada que le guste más que medirse uno a uno con otro hechicero, su propio poder se refleja en la joven intentando que se hinque ante él, ha practicado tanto durante su período de entrenamiento en la Inquisición que ha superado muchos límites como el de mantener el hechizo y hablar en el proceso - la diferencia entre tú y yo, es que tú entremezclas tu rabia y odio intentando matarme o incapacitarme, en tanto que para mí sólo eres una misión más en la vida - aumenta la intensidad de su poder, ella podrá tener mucho porvenir, pero no tiene el entrenamiento de Tohr, ni siquiera su edad y por lo tanto, su experiencia.

por **Lynae** Mar Mayo 22, 2018 1:00 pm

No esperé que se riera cuando lancé la escopeta lejos de sus manos, podía ver su aura y algo me decía que ese hombre distaba mucho de ser como los demás, podía ver cierta oscuridad en su aura que me produjo un pequeño escalofrío. Se reía, se reía de mí y aunque apreté la mandíbula bajo la capucha que ocultaba también mi rostro supe que salir de esa situación sería complicada. Pude sentir la fuerza invisible que intentaba que mi cuerpo bajara para inclinarme ante él, que hincara la rodilla en el suelo mientras intentaba contrarrestar la fuerza de su hechizo, gruñí cuando vi que mis piernas comenzaban a flaquear cediendo ante la fuerza de su poder.

-Entonces será tú última misión -dije luchando contra la enorme fuerza que me empujaba a quedar arrodillada en el suelo, mi mano fue al cinto para sacar la daga y lanzarla en su dirección, en un intento de que parara aquel hechizo y conseguir algo de tiempo. El intento de lanzar la daga no sirvió de mucho, su poder es más fuerte que el mío e hizo que finalmente acabara arrodillada en el suelo pese a mí resistencia- Hijo de puta -gruñi viendo un destello dorado que manó de su cuerpo, mi cuerpo tembló sintiendo el colgante que manó un pequeño destellos hasta que un grito hizo que una honda de energía brotara de mi cuerpo haciendo que el de él retrocediera. La capucha dejó al descubierto mí rostro con la respiración acelerada. Algo me hacía pensar que ese hombre iba a sacar ese lado que tenía, esa energía que llevaba contenida en mi interior

por **Tohrment Fairchest** Mar Mayo 22, 2018 1:26 pm

Su risa se escucha por todo el lugar cuando amenaza que será su última misión. ¿Acaso está loca? Ni siquiera entiende la diferencia de poderes, que Tohrment ni siquiera se ha esforzado un ápice de su total capacidad. Tras su experiencia donde su hermano estuvo a punto de morir, ambos gemelos aumentaron en mucho su magia, el poder de ésta y las formas de utilizarla tan variadas. ¿Un obsequio quizá de algún ser de otro plano terrenal? De ser así, ambos hermanos lo agradecían cada noche en sus rezos. De no ser así, ¿Importaría? Lo más divertido es utilizar sus artes en pro de la Iglesia y sus santas ordenanzas. Una en la que no hay cabida en que esta hechicera siga viva.

Y por puro hedonismo, se atreve a retarla de nuevo - Oh por favor, hazlo realidad - susurra complacido por que lo intente, será una buena pelea y no una de tantas donde el triunfo es agridulce por la rapidez con la que el rival cae. Al mismo tiempo que le solicita que se afane, aplica un extra de su poder. Es cuando ve la mano femenina ir al cinto, por lo que lanza su propia daga diestra en tanto la aplasta aumentando la intensidad una décima de poder más haciendo que algunas de las venas de su rostro denoten cómo se van iluminando en un brillo dorado por tal despliegue de sus habilidades empeñado en lograr lo que prometió, tenerla de rodillas ante su amo y señor. Él.

Porque ninguna mujer como ésta va a derrotarlo jamás. Hacerlo significaría una vergüenza ante su hermano que no está dispuesto a pasar. Se asegurará de que esa linda cabeza sea desprendida de esos finos hombros o dejará de llamarse Tohrment. Va a dar un par de pasos al frente cuando siente una ola expansiva que lo obliga a perder lo que avanzó plantando los pies en el piso sintiendo cómo el impulso lo echa atrás sin perder la vertical. Al mismo tiempo, le arrebata la capucha obligándolo a hacer a un lado el rostro para evitar el aire lacerante directo a sus ojos. - Jueguitos - gruñe cuando todo pasa, da un par de pasos más observando a la mujer por completo, desde el cabello largo y rubio, los ojos tan azules, el rostro de ángel. Es muy diferente y contraria a Tohrment, cuya piel oscura a combinación de su cabello son propios de los latinos, su altura, su masculinidad es visible. - Tu magia no se compara con la mía - asevera en tanto va acortando la distancia.

por **Lynae** Mar Mayo 22, 2018 1:46 pm

Había algo que aquel hombre no entendía, ni entendería, salvo que me viera en un grave peligro y mi vida se viera entre la vida y la muerte, o ante un peligro tan grande que mis poderes hicieran su aparición como había pasado hacía un tiempo. Ese poder incontrolable que llevaba dentro y que me llevaba a "sellarlo" de alguna forma gracias al medallón que me había dado mi madre hacía tantos años, ni ella misma que también era hechicera comprendía lo que había pasado para que yo tuviera tanto poder, uno que muy pocas y escasas veces había utilizado porque no lo controlaba, a diferencia del resto de mis poderes que moldeaba como quería en el momento y forma que yo deseaba. Muchos opinaban al respecto sobre el poder de mi interior, unos decían que era una bendición mientras que otros afirmaban que era una maldición y que debía de estar "recluída" para no poder hacer daño a nadie... lo cierto es que no había pasado eso ninguna de las veces. Pero cuando mi vida corría peligro se activaba, como si algo impulsara dicho poder para que no me mataran, desde que descubrí lo que llevaba en mi interior siempre había sido "protegida", incluso mi padre que era un vikingo había consultado a los dioses y estos habían dicho como profecía que alguien me mataría para obtener mi poder, ese había sido el motivo por el que abandonamos el norte y volvimos a París. Y ahora después de tanto tiempo y tantos años mis poderes se activaban de nuevo, esta vez, para salvarme de un Inquisidor que quería matarme. Su rostro quedó al descubierto tras mi estallido de poder, un rostro moreno de facciones marcadas, unos ojos castaños que me contemplaban de forma fija. Maldición, era muy atractivo. No eran juegos, era mi poder que brotaba cuando estaba en peligro, un poder que alguien querría obtener.

-Yo de ti si no quieres morir me alejaría -mis manos temblaban ligeramente- no quiero tener que matarte -y es que no mentía en las palabras que decía mientras lo contemplaba tras haberse quedado su rostro al descubierto, no podía negar lo alto y corpulento que era así como el aura que desprendía y que me hacía ver lo poderoso que era. Chasqueé la lengua porque utilizar mis poderes no era algo que me gustara, pero tampoco pensaba morir esa noche así que no me quedaba más remedio porque me estaba obligando a ello, yo no era una mujer que mataba por placer o por unos ideales distintos... y él me iba a obligar a matarlo.

por **Tohrment Fairchest** Mar Mayo 22, 2018 1:51 pm

Avanza confiado ahora que al parecer ella ha dejado de utilizar sus trucos baratos. Sus pies dan paso a paso sin dudar, recorriendo la distancia entre ellos para alargar la mano con la intención de tomarla del estilizado cuello de cisne para levantarla, haciendo presión en las falanges y asfixiarla para que su rostro se torne azul, sus ojos pierdan el brillo al tiempo que el oxígeno le falte y así, pueda dejarla insconsciente para después rematarla con su daga. Está furioso porque una chiquilla le esté haciendo pasar todo ésto, que no pueda lograr su objetivo con facilidad y al mismo tiempo, hay algo dentro de su ser que le empieza a pedir con voz trémula que abandone su encomienda y se rinda. ¿Rendirse? ¡Jamás!.

Los grises ojos del hechicero parecían forjados en frío metal cuando los posa en los orbes femeninos queriendo descuartizar ese fino rostro hasta desaparecer de ella la belleza que le llama tanto la atención - Cállate - exige mirándola fijo, recorriendo con la vista las bellas facciones al tiempo que baja la mirada por su cuello de cisne, blanco, impoluto, delgado y largo - si no fueras - susurra mirando su busto, el par de redondos senos que apenas se vislumbran bajo la tela haciendo notar que aún tiene la edad justa para que estén firmes y altos en su soberbia majestuosidad, apetitosos y seguramente dulces al contacto de sus labios - mi presa - sus ojos se plantan en su cintura estrecha, pensando por un instante que si la rodea con ambas manos, la abarcará toda sin que quede un solo centímetro que rodear de tan diminuta que es - podría pensar en darte algo de placer - se sonríe de lado bajando por sus caderas redondeadas en cuyo vértice se encuentra su sexo que al ser tocado estaría mojándose listo para ser atendido por su virilidad entrando y saliendo desenfrenada hasta arrancarle gemidos a esa boca femenina.

Se declara para este momento atrapado en la figura femenina deseando alargar el momento de cegarle la vida para tenerla abierta con ese par de piernas que ahora recorre con la vista que puede imaginar perfectamente alrededor de sus propias caderas en tanto la boca de ella en lugar de soltar improverbios inútiles, estaría gimiendo y rogando por más y más. Tal es el líbido que le desata, que el propio Inquisidor se siente tentado por probarla - antes de matarte - culmina la frase a sabiendas de que por un momento, en su mente, tuvo el sexo más desenfrenado y que ahora mismo daría parte de su poder sólo por probar los labios femeninos para acallarlos buscando un apasionado y enloquecido beso.

por **Lynae** Mar Mayo 22, 2018 2:28 pm

Sus pasos resonaban con fuerza en el callejón de forma lenta desatendiendo mis palabras, le había avisado que no quería matarlo y en vez de alejarse por el peligro que corría el hecho de acercarse a mí, daba sus pasos en mi dirección con la firme intención de atacarme. Como lo hiciera y mi vida corriera peligro mis poderes saldrían a relucir de nuevo, incontrolables, incapaz de saber qué ocurriría en aquel callejón y el resultado de aquel encuentro. Observé sus ojos ahora brillantes y algo más iluminados por la luz de la luna mientras acortba las distancias, ojos grises que se clavaban en mis azules donde podía ver el destello que desprendían, la firme intención de matarme en sus iris. Sin hacer nada quedándome quieta ante su cercanía y su presencia su mano firme tomó mi cuello con la intención de asfixiarme aunque, por el momento, solo sus dedos rodeaban mi cuello sin apretar mientras sentía el cálido tacto de sus yemas en mi piel, abrasándome aún sin hacerme nada. Sus ojos, de un gris brillante por los haces de la luna, resplandecían de un color grisáceo como el mismo metal, cautivándome sin que pudiera evitarlo quedándome atrapada en ellos, preguntándome qué tenía aquel hombre que mi sentido común me pedía que me alejara, mientras mi cuerpo actuando por otro lado muy diferente me pedía que me quedara. Sus ojos repasaron mi cuerpo en un examen que, de haber sido otro, habría acabado con una paliza por su atrevimiento ya que me sentí completamente desnuda en su escrutinio, en la forma en la que había tenido de mirarme... otro ni hubiera podido terminar de mirarme de esa forma ya que mi puño se hubiera estampado en su rostro. Me pidió que me callara y yo gruñí ante su orden frunciendo el ceño, mi mano fue a su muñeca para intentar apartarla.

-¿Y quién te ha dicho que yo quiera que me des placer? ¿Ahora dudas en matarme? Oh vaya, la "concubina de Satán" te ha dejado paralizado -y no por magia, porque él mismo ha querido quedarse parado frente a mí contemplándome de esa forma- la profecía decía que alguien me mataría para obtener mi poder, un hombre -mis ojos recorrieron aquel atractivo rostro hasta dejar mis azules en sus grises- no pensé que mi verdugo fuera un ángel caído -porque siempre había pensado que la profecía que le habían dicho a mis padres se cumpliría solamente si me quedaba en el norte, si alguien intentaba arrebatarme mi poder, alguien tan sumamente loco que lo utilizara para el mal, y sin embargo era en París donde parecía que mi verdugo aparecía para matarme. La pregunta que me hacía era por qué, teniéndolo tan cerca, no lo atacaba y me alejaba del lugar antes de que algo malo sucediera y comenzaran los problemas... porque algo me decía que junto a aquel hombre los problemas no harían más sino que empezar.

por **Tohrment Fairchest** Mar Mayo 22, 2018 2:32 pm

Se sonríe de lado con su palabrería. Quiere callarla de una vez por todas, se siente tan atraído a ella que es insufrible. Silencio, es lo que necesita para paliar su ansiedad, ese anhelo por probar sus labios hasta perderse en ellos y no saber mientras dure el contacto con su boca que tiene que matarla. Porque si por él fuera, la tendría en su lecho ahora mismo o bien, le subiría las enaguas para alcanzar su sexo antes de seguir peleando. ¿Por qué está desubicándose tanto? Es un misterio incluso para un entrenado guerrero como Tohrment, quien de momento bufa al sentir sus manos rasguñando las suyas en pos de su liberación.

Sus palabras le hacen reflexionar y contestarle con agresividad casi rayando en la ofensa a su persona y a sus propios motivos por quitarle la vida - ¿Por tu poder? ¡Tengo el mío! Y es mil veces más grande que el tuyo - blasfema, acorralado por sus palabras tan reales como de que es cierto que antes estaba ansioso sólo por verla morir, por medirse contra ella. Todo fue antes de que ese amuleto brillara y casi lo obligara a conocer el suelo con las espaldas. Desde que sus magias hicieron contacto la una contra la otra, su cuerpo enloqueció sin saber cómo controlarlo como ahora, puesto que es tal su ansiedad por ella que pierde la cordura por completo.

Esta forma incontrolable de sentir, lo obliga a gruñir antes de estampar un beso en sus labios robándole los últimos alientos de forma apasionada, moviendo los pliegues de su boca, degustando su sabor, mordisqueando el labio inferior femenino, pegando las caderas a las suyas para dar un par de empujones más propios de ser prodigados en un lecho con los cuerpos desnudos en donde su miembro atraviese su vagina. En tanto el beso sigue, es su propio sentido de la responsabilidad el que actúa, puesto que atraviesa el abdomen femenino con la daga de su mano derecha sin mediar palabra, desgarrando vestimentas, piel y músculo. Justo cuando la sangre empieza a manar, apenas siente ese líquido caliente en su mano, termina el beso con los ojos fijos en ella mostrando su pasión al mismo tiempo que su rabia por cómo se siente para estos momentos respecto a la mujer - ¿Por qué matarte para tener tu magia si los mismos ángeles me dieron la mía?

por **Lynae** Mar Mayo 22, 2018 2:44 pm

No era demasiado consciente de lo que aquel hombre me provocaba o debía de provocarme realmente, se supone que era mi enemigo y en ese momento que podía matarlo lo que hacía era simplemente observarlo sin hacer absolutamente nada, ¿en qué momento había pasado de la "actividad" a la "pasividad"? No lo sabía realmente pero me pregunta qué tenía él para que me quedaba observándolo, como si fuera un ángel incapaz de poder apartar mi mirada de él. Su tacto cálido en mi piel me produjo un escalofrío que distaba mucho de ser algo negativo, mordí mi labio al haber sido incapaz de apartar mis orbes azules de sus labios por unos cuantos segundos, por el tiempo que había reinado el silencio entre ambos. Desde que mi energía había salido a flote algo extraño había ocurrido entre ambos, algo que no era capaz de darle sentido o explicación al menos por el momento. Alcé mis ojos para observarlo tras sus palabras para negar con la cabeza, era más que evidente que él no entendería el motivo, ni la razón, de mis palabras ni la veracidad que había tras todas y cada una de ellas.

-Porque el poder que ves en mí es apenas un pequeño porcentaje del poder que en realidad tengo -no sabía por qué se lo decía, pero es lo que estaba haciendo- ese estallido de energía era solo el comienzo al liberarse una porción de lo que guardo en mi interior -gracias al amuleto que llevaba colgando de mi cuello, aunque cuando mi vida corría peligro este se activaba sacando aquello que era necesario para permanecer con vida. Me vi acallada por sus labios que se estamparon en los míos, un jadeo murió en sus labios en mitad de aquel beso, de forma inevitable cerré los ojos y me dejé llevar y embriagar por aquel momento... hasta que sentí la daga atravesar mi abdomen, y de nuevo, otro estallido de energía hizo que me soltara impactando contra el Inquisidor alejándolo e interponiendo distancia. Llevé mi mano a la herida sabiendo que no tenía buena pinta y que debía de llegar para que me la curaran con magia- porque soy un recipiente, soy una vasija en forma humana que alberga un enorme poder en su interior... y aquel que desea tenerlo para sí mismo tendrá que matarme para obtenerlo -ya estaba escrito, ¿acaso se podía huir de un destino ya forjado?- pero mi poder es fuerte y poderoso y, como si estuviera anclado a mí no dejará que nada intente matarme o dañarme.

por **Tohrment Fairchest** Mar Mayo 22, 2018 3:05 pm

Acaba de terminar de decir las palabras cuando encaja más la daga en su interior para forjar la herida que será imposible de sanar cuando un brillo emerge de un amuleto que cuelga del femenino pecho y del mismo un golpe de aire es impulsado hacia atrás cayendo de espaldas, sintiendo los adoquines y algunas piedras en la espalda. Tras el golpe tan contundente a comparación del de la primera vez, se incorpora con las manos a los lados para levantar el tronco, sacudiendo la cabeza para recuperar la conciencia y dejar de ver luces y sobras del fuerte golpe que se dió. Parpadea con rabia en lo profundo de sus ojos, antes de levantarse con un exabrupto movimiento rápido.

Al recuperar la vertical, invoca todo su poder con la violencia propia de su mal genio desatado. El viento se levanta con intensidad, toda su piel empieza a cambiar tornándose sus venas doradas reflejadas en su rostro y cuello. El cielo se empieza a nublar de inmediato en correspondencia a ese violento exabrupto. - ¿Poder? Me importa un bledo tu poder. Sólo te quiero muerta - es la consecuencia de sentirse humillado tras ese golpe tan tremendo que jamás había sentido así. Se había creído que le lograría vencer, matarla y al mismo tiempo resultó que algo en su ser se está rebelando a esa idea, queriendo por todos los medios dar sentido a su vida. A esta situación que cada vez se torna más y más enigmática.

Si lo viera su hermano Sephirot, estaría riéndose a carcajadas. Eso le enfurece mucho más de lo que acostumbra. Aprieta los puños en tanto corrientes de viento le rodean con tal violencia que levantan la basura a su alrededor provocando que muchas personas miren al cielo donde las nubes se condensan queriendo formar el núcleo de un huracán, tal es la violencia desatada en el Fairchest y la forma que tiene de invocar su magia desenfrenada y sin control alguno que puede causar más estragos en él que en sus propios enemigos.

por **Lynae** Mar Mayo 22, 2018 3:29 pm

Su intención era claramente matare, era algo tan lógico como el hecho de sentir la daga atravesar mi cuerpo, sintiendo cómo el puñal se clavaba en mi carne desgarrándola, la herida me hizo gruñir de dolor mientras lo miraba a los ojos de manera fija, ¿por qué no había hecho nada para evitarlo? ¿Por qué no había parado sus intentos cuando sabía que su intención era matarme? Ah sí, por el maldito beso que me había dado y que me había dejado clavada en el sitio sin siquiera poder pensar en nada más que en sus labios, en la forma en la que me había besado, en el calor que había provocado todo mi cuerpo por ello incapaz de separarme, ¿qué andaba mal conmigo? ¡Debía de querer alejarlo, no querer acercarlo! Algo andaba mal, terriblemente mal en esos momentos y no por la herida de mi costado... sino porque algo me impulsaba hacia él en vez de alejarme. Mi poder había brotado de nuevo alejándolo por mí ya que fui incapaz de hacerlo, lo había mandado lejos para ver cómo caía de bruces al suelo y se levantaba mirándome con esos ojos grises, esa fuera asesina en su mirada... y lo sabía, algo andaba mal y o parábamos o uno de los dos no saldría con vida de allí.

-Eso es lo que dicen todos... -dije mientras el amuleto brillaba y yo cerraba los ojos notando el poder que fluía por mis venas, pocas veces había utilizado tanto poder pero él era un duro contrincante y adversario y tendría que gastar más energía, más de la que nunca hubiera utilizado antes. Un aire frío, casi congelado, movió mis cabellos recorriendo aquel callejón descendiendo la temperatura de una forma un tanto extraña. El poder que albergaba en mi interior no era bueno, era oscuro y peligroso, murmurando unas palabras en un idioma antiguo brotaron unas bolas negras de mis manos que se quedaron haciendo un arco tras mi espalda, para cuando abrí mis ojos estos habían adquirido un tono azul más oscuro de lo normal- no eres el primero que intenta matarme, todos han perecido en el intento -no podía dejar que me matara y no podía perder tiempo, la sangre manaba de la herida y eso me iría debilitando, lancé la primera bola negra hacia su dirección en lo que giraba y comenzaba a correr poniendo distancia. No me educaron para huir, pero herida acabaría siendo una presa fácil para ese Inquisidor, ese ángel caído que habían enviado para matarme.

por **Tohrment Fairchest** Mar Mayo 22, 2018 3:33 pm

El poder de la mujer va creciendo, debería irse de ahí para buscar otra oportunidad y dar el golpe de gracia en un momento más seguro. Quizá debiera ir por Sephirot para platicar y ver la estrategia para contraatacar. Más los hubieras no existen, es impensable para el Fairchest huir de esta contienda. Jamás lo hizo antes, no va a empezar ahora. El frío que emana del cuerpo del Hechicero no se compara con el que ella está invocando. Más gélido, la temperatura es menor y la humedad mil veces peor haciendo que los miembros se resientan buscando un incremento de calor de forma urgente. Se planta terco y obstinado como es. No se le da bien la derrota y a manos de una mujer, mucho menos.

Está a punto de atacarla, invocando parte de su poder para que las nubes se cierren y los rayos puedan acudir a su llamado cuando algo en su interior se lo impide. ¿Por qué? Es incomprensible para él en tanto el primer ataque de la fémina en forma de una esfera de oscuridad le golpea con fuerza haciéndolo caer de espaldas de nuevo, haciéndose en dicha caída un corte en el pómulo y el cuerpo siendo recorrido por la electricidad que le impide incorporarse durante unos segundos preciosos. Gruñe poniendo las manos en el piso intentando levantarse hincándose para dar el empujón y recuperar la vertical. No entiende por qué con esa mujer está mordiendo el polvo a cada rato. Es la tercera vez. Intenta invocar la electricidad en su cuerpo y en lugar de ayudarle, siente cómo le lastima. ¿Por qué?

No lo comprende, su propia magia le está jugando una pésima jugada como si de alguna manera impidiera que la atacara. Atrás de él, escucha que ella intenta escapar, debe detenerla, no puede dar ni siquiera un paso, mucho menos alzar una mano para lanzar uno de sus poderes y poseer su cuerpo controlando sus movimientos, en lugar de eso, otra descarga de electricidad se lo impide obligándolo a caer de nuevo de rodillas. Su propio ser se lo impide, su sangre está en ebullición haciéndole doler la cabeza a tal grado que la siente estallar. ¿Por qué? ¿POR QUÉ?

por **Lynae** Mar Mayo 22, 2018 4:18 pm

El primer ataque hace su efecto y detiene al inquisidor que pensaba abalanzarse sobre mí, aún quedan cuatro bolas más de energía para utilizar en caso de que decida atacarme mientras yo emprendo mi huida con la intención de llegar hasta el lugar donde se reúnen todos, un lugar un tanto escondido y secreto del que nadie salvo sus integrantes conocen la existencia. Era consciente de que debía de escapar, de que la sangre manaba y si no la curaba corría el enorme y grave riesgo de acabar muerta bajo sus manos... y aunque lo sabía, que debía de matarlo, algo en mi interior me pedía que no lo hiciera. ¿Por qué? ¿Por qué si él había sido enviado para matarme? De forma inconsciente recordé su beso, sus labios sobre los míos, el calor que abrasó mi cuerpo y la forma en la que me hizo arder.

Aproveché para moverme ahora que él quedaba más rezagado, sabía que debía de darme prisa por la herida que tenía en el abdomen y de la cual podía sentir la sangra manar constantemente, un hilo de sangre que manchaba mi ropa y que caía en gotas al suelo dejando un rastro de mi huida pero, ¿acaso podía hacer algo más en ese momento? Necesitaba alejarme de él y sobre todo curar la herida, sabía que mi magia por muy fuerte y poderosa que fuera no me curaría porque no estaba "diseñada" para eso, sino para herir, hacer daño y matar. Yo lo tenía como mecanismo de defensa pero sabía que no podría hacer nada con la herida, solamente llegando a la base podrían curarme, quizás hasta camuflar mi rastro porque había gente que podía borrar todo rastro de magia del lugar y el inquisidor no sabría dónde me había metido... al menos ese era mi pensamiento en esos momentos; alejarme y sobrevivir a toda costa. ¿Qué me decía que si caía inconsciente frente a él no intentaría acabar con mi vida?

-No Lynae, no puedes caer... -me lo repetí a mi misma apoyándome contra la pared, con la frente perlada en sudor y mi respiración errática, perdía demasiada sangre de la herida y mis fuerzas lo hacían de igual forma. Ya incluso comenzaba hasta a ver borroso mientras hacía un alto en el camino y recostaba parte de mi cuerpo ladeado contra la pared mientras me daba fuerzas y ánimo a mi misma, no podía fallar y caer ante aquel inquisidor y dejar que todo se cumpliera.

por **Tohrment Fairchest** Mar Mayo 22, 2018 4:44 pm

Por un pequeño instante, echa atrás la cabeza intentando controlar todo su ser, olvidándose de la mujer y parece que su mente puede recobrar la movilidad de su cuerpo sin que las descargas de energía le impidan hacer ningún movimiento. Aún de rodillas, golpea con fuerza el pavimento a puño cerrado. Su diestra se lastima en el exabrupto violento que es la muestra de todo lo que siente, de la desesperación y la oscuridad por una respuesta que no llega. ¿Por qué? Se pregunta hasta el cansancio. ¿Por qué no puede matarla? ¿Por qué su propio cuerpo le impide levantarse? ¿Por qué no es permitido alzar una mano en su contra? Y la más urgente de todas ¿Por qué sigue queriendo mantener el contacto de sus labios contra los suyos? Está podrido, está metido en una vorágine de total locura donde no hay una salida plausible y comprensible. Jadea antes de emitir un grito que resuena por todo el lugar.

Cuando por fin se puede incorporar, se queda mirando al frente sin entender una sola cosa más allá del hecho de que ha escapado. Se acerca con rabia a la acera golpeando la pared de enfrente con el puño antes lastimado para mirar su cuerpo sin comprender qué le hizo. Quizá la primera bola de energía negra fuera para paralizarlo si no, ¿Qué otra razón tendría para no poder levantarse ni querer atacarla? ¿Acaso esa bola era la que había hecho corto circuito en su magia? Parecía que en lugar de querer atacarla, quería fusionarse con la suya. Como si fueran ambas de una misma esencia y quisieran complementarse. Gruñe de rabia antes de empezar una loca carrera tras ella. No puede ir muy lejos.

Se queda quieto en la esquina mirando el suelo con rapidez distinguiendo las marcas de sangre en los adoquines para seguirla como si este líquido fuesen sus migas de pan en pos de lo más preciado para él. La presa única que se le ha escapado de las manos sin comprender cómo es que lo hizo. Le tiene que sacar a punta de golpes la confesión del cómo lo logró para no volver a caer en el mismo truco por segunda o tercera vez. Quizá la siguiente no sea tan benevolente para el Inquisidor y si él muere, Sephirot también. Da diez pasos antes de gemir sintiendo cómo su runa arde como nunca, le empieza a quemar de a poco para después, alargar el dolor por todo su ser obligándolo a irse de bruces contra el pavimento sintiendo cómo sus rodillas absorben el impacto de tan violento ataque. Se lleva su mano al tatuaje gimiendo de dolor. Sacude la cabeza. Más vale que la mate de una vez, se levanta de nuevo, terco como es, cabezota e impulsivo para perseguirla con la daga en la mano. Esta vez no fallará.

por **Lynae** Mar Mayo 22, 2018 4:55 pm

Debía de seguir adelante pese a que las fuerzas me abandonaran, al final de aquel callejón era donde se encontraba la entrada secreta y sin embargo me parecía que estaba a miles de kilómetros. Podía sentir el aura del hechicero cerca, apenas me había alejado un poco pero su aura la sentía y algo me hacía pensar que no se daría por vencido hasta atraparme. Cerré los ojos intentando juntar fuerzas para seguir andando pero la visión se me nublaba, me costaba andar y supe que como cayera al suelo todo habría acabado y él me daría muerte. Me puse en marcha pero cuando lo sentí cerca me giré extendiendo un brazo en su dirección dispuesta a atacarlo si era necesario. No era capaz de comprender por qué, cuando lo tenía frente a mí, no había podido atacarle... ¿qué era esa extraña conexión que había sentido cuando se desplegó mi magia por primera vez? No sabía muy bien lo que había pasado pero solamente podía pensar en el hecho de que por alguna extraña razón me había sido imposible matarlo, aun cuando trataba de pensarlo nada venía a mi mente que me diera una respuesta exacta. Más bien era como si de alguna forma su magia y la mía se hubieran ¿complementado? No sabía por qué pero me parecía que lo sentía así de esa forma, como si... no lo entendía bien, pero como si algo faltara en mi magia, como una pieza pequeña, que se complementaba con la magia del inquisidor, ¿cómo podía ser eso posible? Debía de estar loca por la pérdida de sangre, no había otra explicación posible para eso. Cuando lo sentí más cerca me paré, al fin y al cabo me atraparía igualmente y no entendía la razón pero quería hacer que parara y viera las cosas con perspectiva.

-¡Vete! -Pedí respirando con rapidez- no tiene por qué morir nadie, no quiero matarte... un ángel tan bello como tú no merece morir por mí mano -porque sabía cómo podría morir si me seguía atacando, y es que en verdad no quería matarlo aunque todavía no sabía bien por qué no podía hacerlo cuando él parecía dispuesto a que era lo único que haría.

por **Tohrment Fairchest** Mar Mayo 22, 2018 5:00 pm

Por fin la mujer está a la vista sólo es cuestión de dar los últimos pasos a la carrera para alcanzarla. Corre a todo lo que sus largas piernas dan en un splint único que permite que logre llegar hasta ella para tocarla con la daga pretendiendo hundirla entre sus homóplatos para darle fin a esta locura donde el Inquisidor lleva todas las de perder al parecer cuando ella extiende una mano. Es inexplicable cómo al mismo tiempo que lo hace, su cuerpo sufre otra maldita descarga de electricidad que le hace flaquear las piernas en tanto su runa brilla esta vez informándole a su gemelo a cientos de kilómetros a la distancia lo que le está sucediendo.

Logró correr hacia ella, intentaría por última vez asesinarla, hasta que no estuvo casi a su lado, las piernas le funcionan bien, los brazos por igual, más su mano extendido a él, hace que su marca le duela, ¿Tan en peligro de muerte está Tohrment si la ataca? escucha sus palabras sin comprender del todo a sabiendas de que ese simple hecho, el que su marca esté doliéndole implicará que Sephirot sentirá su propio riesgo de muerte. ¿Qué pensará su hermano? ¿Acaso tendrá miedo de morir como el propio Tohrment ahora sabiendo todo lo que implica para él, para su gemelo, para sus existencias? Quisiera tener una respuesta a todo ésto, tener a su hermano cerca para preguntarle y en lugar de activar su amuleto para hablar con él, se mantiene estático en tanto la mira cómo está desfalleciendo y sabe que sólo es cuestión de alargar el brazo para dar por finiquitada esta tortura. ¿Por qué entonces no puede hacerlo?

Debería ir a la Inquisición para buscar entre los antiguos tomos las respuestas a sus preguntas más no entiende por qué el pensar en alejarse de ella le deja tan mal sabor de boca. Está tan desquiciado, él no es así. Él es rudo, agresivo, violento, todo un energúmeno cuando sale a alguna misión. Y el poder que ostenta se está debilitando a pasos agigantados sólo al mirar esos ojos debilitados por el dolor y la pérdida de sangre. Por inercia, su brazo va bajando al tiempo que su cuerpo se mantiene tan tranquilo como siempre y su runa deja de quemarle. Si no la ataca, todo vuelve a la normalidad. Si la ataca, toda su magia se vuelve en su contra. Está harto de esta situación.

por **Lynae** Mar Mayo 22, 2018 5:16 pm

No supe por qué pero cuando extendí mi mano se quedó parado, quieto, sus ojos fijos en los míos mientras intentaba mantener el aguante para no desfallecer frente a él o simplemente acabaría matándome. Por suerte aunque no sé como no me atacaba y eso me dio algo de respiro, mis ojos de un azul más oscuro se clavaron en sus grises sin entender qué hacía parado, ¿por qué no me atacaba? Era algo imposible de comprender y algo que no entendía, me resultaba demasiado extraño que las ansias y las ganas verdaderas, sus claras intenciones que había mostrado para matarme se vieran mermadas en ese momento. ¿Acaso creería mis palabras? Dudaba muchísimo que creyera lo que le había dicho y más bien sentía que debía de ser algo con nuestras magias, con la que yo encerraba en mi interior y ese extraño destello dorado que manaba de su piel cuando iba a atacarlo como si fuera un acto de defensa, ¿qué poder guardaría él en su interior? Me había dicho que los "ángeles" le habían otorgado un poder pero en ese momento pensé que lo decía como un "justiciero", como un poder "divino" por pertenecer a la Iglesia, sin embargo en ese momento no entendía si se refería a eso o en cambio a otra cosa muy diferente.

-Márchate Tohrment, hoy no va a morir ninguno de los dos... no si puede evitarlo -o al menos quería creer que ninguna íbamos a morir, pero debía de darme prisa en curar mi herida pero por otro lado no podía marcharme sin más, ¿qué andaba mal conmigo que no podía hacer lo que se supone que debía de hacer? Salvar mi vida, intentar que la profecía no se cumpliera y sin embargo allí estaba, parada frente a él como un imposible porque ¿acaso cambiaría él de opinión? Lo dudaba muchísimo- dime no que volverás a intentarlo, solo encontrarás dolor y muerte si lo intentas... -necesitaba aguantar tanto como pudiera, pero sentía que mis piernas comenzaban a fallarme y que mis fuerzas lo hacían mermándose conforme la sangre seguía manando de la herida, debilitándome... apenas me costaba mantenerme en pie y o finalizaba aquel encuentro o mi vida acabaría en aquel callejón, menuda forma de morir había elegido el destino para mí.

por **Tohrment Fairchest** Mar Mayo 22, 2018 5:23 pm

Es ese contacto visual lo que le termina por enloquecer. ¡No puede matarla! No importa lo que haga, algo se lo impide. ¡Basta de tonterías! Él jamás ha tenido una misión tan complicada y al mismo tiempo tan fácil. Sólo debe hundir la daga para matarla ahí mismo y por más que procura levantar la mano ésta le pesa como si tuviera atadas mil toneladas a la muñeca. Está fúrico por todo, por ella, por él, por Sephirot que seguro le reclamará, por la Inquisición que le verá de mala manera. Por todos, por nada, porque sí, porque no y por las dudas, tambíén está enojado. Está su mente sumida en tan insana situación que ni siquiera puede pensar correctamente. Se restriega el rostro con una de las manos en un mohín que jamás hubiera permitido de no ser porque está ya histérico.

Y ella vuelve a abrir la boca, amenazándolo de que morirá si sigue empeñado en dañarla. ¿Acaso es que puede saber lo que le está sucediendo y por eso fustiga su alma atormentada? Un bramido surge desde su mismo interior - ¡¡¡NUNCA!!! - utiliza toda su fuerza de voluntad para acercarse y darle de una vez por todas un buen golpe con la intención de matarla ahí mismo, la runa le quema como nunca, siente cómo le detienen con miles de brazos impidiendo su avance. Es como si todo el universo comploteara en su contra para hacerlo fallar en esta empresa. Está harto de todo. Absolutamente harto.

Levanta el brazo para dar el golpe final, más al dejarlo caer, algo en ella le rebota hacia atrás. Lynae puede sentir que no ha hecho nada, ni siquiera su magia. Más el Inquisidor está dos metros atrás, con las manos en su abdomen jadeando, intentando controlar algo que es visible, por fin puede verlo. Es su propia magia la que está ocupándose de alejarlo. La que le indica de una vez por todas que no es buena idea matarla porque también estaría matando algo de él con ese acto. Puede verlo ahora en sus ojos grisáceos la imagen de ella está envuelta como la de Sephirot hace años. El brillo dorado de su aura le hace saber por fin el por qué de esta locura. Ella es parte de él. Esa hechicera es su complemento. Está frito.

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